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enriqueochoa_catalogo_puertosantamariaEl pasado viernes, la Academia de Bellas Artes, rendía homenaje al pintor de El Puerto, Enrique Ochoa, con la inauguración de una pequeña muestra de la inmensa creación artística del pintor de la música, recogida en esta exposición, procedente de diversos coleccionistas  Se trata de la primera gran muestra organizada en su ciudad natal desde su fallecimiento en 1978, excepción  hecha de la Exposición que se celebró en el Palacio de Oneto en 1988, con ilustraciones que habían servido para la editorial Araluce. Una muestra en la que se pueden contemplar más de 40 obras de diferentes etapas y técnicas (ilustraciones, retratos al óleo, pasteles, acuarelas), de este portuense universal, contemporáneo y amigo de Picasso, García Lorca, Alberti, Rubén Darío o Andrés Segovia -entre otros-.  Se puede contemplar hasta el 14 de noviembre de 2010 en la Sala de Exposiciones de la calle Luna, 17, frente a la Oficina de Turismo.

Enrique Estévez Ochoa nació el 27 de abril de 1891, a las tres de la mañana, según la partida de nacimiento y, a las ocho, según la partida de bautismo, en la calle Neverías, nº 26, de la ciudad gaditana de El Puerto de Santa María.

padresenriqueochoa_puertosantamariaSus padres: Francisco Estévez Fernández, Teniente de Infantería, y María Milagros Ochoa Ríos, ambos naturales de El Puerto de Santa María, habían contraído matrimonio en la Iglesia Parroquial de la Encarnación de la población sevillana de Constantina, correspondiente al partido judicial de Cazalla, el diecisiete de abril de 1890, celebrando la ceremonia el hermano de la contrayente don Francisco de Paula Ochoa Ríos. Enrique fue bautizado por su tío materno, el presbítero, don Francisco de Paula Ochoa Ríos, en la Iglesia Mayor Prioral, de El Puerto, el día cuatro de mayo de 1891. Se le impusieron los nombres de Enrique Toribio, el primer nombre en recuerdo de su difunto abuelo paterno y, el segundo, por ser el día de su nacimiento la festividad de San Toribio de Mogrovejo. Fueron sus padrinos: su tío Juan Ochoa Ríos y, su mujer, Milagros Pacheco Rueda.

La familia Estévez Ochoa se encontraba a comienzos de 1891, es decir el año del nacimiento del futuro pintor, en La Palma, en Huelva, ya que el Teniente Estévez estaba destinado en el Regimiento de Infantería de Reserva La Palma n° 20, siendo destinado a El Puerto de finales de Enero de ese año, por lo que la madre debió llegar a nuestra ciudad embarazada de seis meses de su hijo Enrique, que habría sido gestado en tierras onubenses.  Fue Enrique el mayor de los dos hijos que tuvo el matrimonio, ya que cuatro años después del nacimiento del pintor, el 28 de mayo de 1895, nació en Huelva, su hermana María Felisa, bautizada con el mismo nombre de una de sus bisabuelas materna, coincidiendo en el santoral el día de su nacimiento con San Félix.

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Vapor Magallanes.

Las insurrecciones que se estaban produciendo en las Islas Filipinas, motivó a su padre que, como hemos indicado era militar, a embarcar voluntario, en compañía de su mujer y de sus dos hijos de corta edad, en el vapor “Magallanes”, con uno de los batallones que, partiendo de Cádiz, el 18 de diciembre de 1896, es enviado al archipiélago filipino.

[Su madre fallecería en la Batalla de Cavite contra los EEUU y su padre, a su regreso a España] Ante esta situación y dado que no vivían sus progenitores, se hace cargo de él su madre política: Francisca Ríos, viuda de Ochoa, que era quién, también, se había hecho cargo de los niños. [...] Según el propio Enrique Ochoa, él marchó a Toledo, a la Academia María Cristina, para la formación de los huérfanos de militares, cuando contaba con ocho años, lo que debió ocurrir hacia finales de 1899. Y, a su hermana, de cuatro años, la envían a Aranjuez, a otro colegio para huérfanas de militares, que llevaba también el nombre de María Cristina.

[...] En esta Academia tendría por compañero, entre otros, al que luego sería su amigo, Francisco Rodríguez Hinojosa que, siendo Teniente Coronel, participó en la gestión del depósito, a la Guardia Civil, del lienzo “Defensa del Santuario de la Virgen de la Cabeza”. También fue compañero suyo el que luego sería famoso general republicano Rojo, que también era huérfano de padre y madre.

enriqueochoa_joven_retratoOtro compañero en el Colegio María Cristina, paisano de la gaditana Algeciras, también huérfano de militar, y que luego sería un importante pintor: Rafael Argelés Escriche (1894-1979), coincidiría con el artista portuense, estableciéndose entre ambos una gran amistad. De esta época se conserva un retrato a carbón que el joven Argelés realizó del también joven Ochoa.

Ambos artistas hicieron sus pinitos pictóricos de la mano del artista turolense de Cella, aunque residente en la imperial Toledo, Ricardo Arredondo y Calmache (1850-1912).

Con la mayoría de edad, el joven Enrique, que había realizado varios cursos como cadete, ya tiene claro que prefiere los pinceles a las armas y, finalmente, gracias a las influencias de la obra del pintor cretense: “desde mi niñez se apoderó de mí el espíritu de las pinturas del Greco”, se decide a ser pintor. Constantes visitas a los museos toledanos, para admirar a las obras de El Greco y con la ayuda de las descripciones de Cossío.

En 1907 viaja de Toledo hacia Andalucía, instalándose en Sevilla, por un período que abarcará siete años. Allí comienza a estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes. Siete años deambulando por la capital hispalense: “…su primera juventud, solo, en Sevilla —la Florencia española—, lejos del calor hogareño, sin pensiones, sin lienzos, sin libros apenas; empleando buena parte de su ingenio en persuadir a los mercaderes de que le diesen, bajo su palabra de artista, colores y tablas…”. [...] El 2 de abril de 1911 se inaugura la Exposición de Bellas Artes de Sevilla, en la Casa Lonja, y donde Enrique Estévez Ochoa —entonces firmaba con los dos apellidos— participó con un óleo, que llevaba por título “Impresión”.

ochoa_elecciondeneneEn 1914 se instala en la capital de España, donde comienza ilustrando la revista “Por esos Mundos”, en su primera época, cuando la dirigía Perojo. Su primera exposición individual tuvo lugar en Madrid, entre finales 1914 y principios de 1915, en uno de los Salones de Turismo Hispano Americano.  Dicha exposición pasó desapercibida para el gran público, debido sin duda a la mala organización: salón de los más pequeños y peor alumbrados, faltas de reclamo, ni siquiera catálogos. Sin  embargo se llegó a hacer eco de ella, nada más y nada menos, que José Francés, uno de los mejores y más afamados críticos de la época, y que más tarde se convertiría en su compadre. (En la imagen 'La elección de Nené,' 2ª. B y N 1.795, 11 de octubre de 1925. Aguada, lápiz negro y gouache. sobre cartulina, cartulina impresa, cartón fino coloreado. 29,8 3 18,4 cm, 30,2 3 18,8 cm, 34,7 3 26,0 cm. Colección ABC).

En esta primera exposición aparecían obras tales como: “La joven del lirio”, “Carmen”, “Luis Alonso”, “Magdalena”, “El Rubio”, “Una gitana”, “Retrato del escultor Cluny”, “El hombre del jardín”, “Diego”, “Curro Flores”, un “Retrato de la señorita de Olmedilla” así como una “Apunte para el retrato de Pedro Marón”.

Desde septiembre de 1914, en que marchó de Sevilla a la capital de España, vivió la vida bohemia, aliado de personajes como Andrés Segovia (1891-1982), de quién llegó a pintar un retrato por aquella época, Emilio Carrere (1881-1947), famoso por su bohemia y por ser el cantor de los bajos fondos madrileños, el escritor sevillano Rafael Lasso de la Vega (1890-1960), el poeta Pedro Luís de Gálvez. Participo en algunas tertulias donde asistía el dramaturgo don Jacinto Benavente  (1966-1954).

ochoa_retrato_dama_madridMuchos de estos personajes fueron compañeros suyos en la revista “La Esfera”. También por estas fechas entabla amistad con Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), del que ilustró su obra ‘La Roja’, Mauricio Bacarisse (1895-1931), al que ilustraría su libro ‘El esfuerzo’ (1917), convertido hoy en una joya bibliográfica, y José Bergamín (1895-1983), en el Café Pombo, el famoso Café fundado por el autor de ‘Las Greguerías’ e inmortalizado por José Gutiérrez Solana (1886-1945). (En la imagen, dama de la alta burguesía madrileña en el estudio de Ochoa. Madrid, 1920).

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La mañana, la tarde y la noche. Ilustración para revista 1920. Sanguina sobre papel. Colección Alfonso Jiménez.

En sus primeros tiempos en la capital de España se dedicó a pintar retratos, entre los que cabe destacarse el de la emperatriz granadina Eugenia de Montijo, en los últimos años de la vida de ésta. Este retrato desapareció del Palacio de Liria, propiedad de los Duques de Alba, durante la guerra civil española, estando actualmente en paradero desconocido.

ochoaymujer_puertosantamariaContrajo matrimonio con Julia Puertas González (Granada 4/4/1894 Madrid-1974), el 14 de julio de 1919, en la Parroquia de San Antonio de la Florida, de Madrid, donde se encuentran los magníficos frescos de Goya, y donde, precisamente, en noviembre de ese mismo año de la boda, fueron trasladados los restos del pintor aragonés, aunque, como ya es sabido, a falta de la cabeza. Celebró la ceremonia el reverendo Ramón Gómez de las Barreras, y fueron los padrinos de la boda: Federico Airoz Álvarez y Gloria Ramírez Puertas. El joven matrimonio viajó de luna de miel a El Puerto de Santa María, donde se encontraban el día 18, y donde permanecieron durante todo el verano. Enrique Ochoa aprovechó para pintar algunos retratos, entre ellos alguno para una importante familia roteña.  Fruto de este matrimonio nacieron tres hijos, de los cuales, los dos primeros fallecieron a corta edad, sobreviviendo sólo el tercero: José, que nació en Madrid el 5-12-1921, y falleció en la misma ciudad en el 25 de septiembre del año 2000. (Boda de Enrique Ochoa y Julia Puertas. 14 de julio de 1919).

prosasprofanas_1920Este matrimonio duraría pocos años, pues cuando Enrique Ochoa marchó a Barcelona, a mediados de los años veinte, con motivo de una de sus exposiciones, decidió quedarse allí. Y, desde entonces, se unió sentimentalmente a su alumna, la pintora bilbilitana, Carmen Osés Hidalgo. Con Carmen vivió, pintó y viajó por el mundo hasta la muerte de ésta acaecida en 1961. Enrique Ochoa llegó a pintar un soberbio retrato al óleo de Carmen, hoy en la colección del nieto del pintor. (En la imagen, libro de Ruben Darío 'Prosas Profanas', de 1920, con ilustraciones de Enrique Ochoa).

A finales de los años veinte, Enrique Ochoa ya viaja a Mallorca, y se instala en Pollensa, en una casita al final de la escalinata del Calvario, donde vivía y pintaba. Unos años antes, también el poeta nicaragüense Rubén Darío, llegó a Pollensa, y se hospedó en la fonda del Loro.

Hemos de recordar que ya Ochoa había trabado amistad con el poeta y que, años después, tendría ocasión de ilustrar sus obras completas en la editorial Mundo Latino. Desde su primera exposición de 1914, hasta estallar la guerra civil, Ochoa llegó a realizar una veintena de exposiciones en: El Puerto de Santa María, Sevilla, Barcelona, Mallorca, París, Milán… Además de concurrir a otros certámenes y exposiciones colectivas, como los Salones de Humoristas, la Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, los Salones de Otoño… Según cuenta el propio Ochoa, él marcha de Barcelona a Mallorca, en el último barco que zarpó antes de estallar la guerra civil, por lo que debió ser en la primera quincena de julio de 1936.

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Federico García Lorca vistop por Enrique Ochoa. Granada. 1933. Óleo sobre lienzo. 64x74 cm. Colección Estévez-Téllez.

enriqueochoa01SANTUARIO DE SANTA MARÍA DE LA CABEZA.

Poco después de los acontecimientos de Guernica, estaban sucediendo hechos igualmente dramáticos en Sierra Morena. En dos cumbres, en tomo al Santuario de Santa María de la Cabeza, llevaban nueve meses resistiendo, estando a favor del Alzamiento, un total de 250 guardias civiles, con sus familias, un centenar de falangistas y unos setecientos civiles, miembros de la derecha de Andujar. Pese a que las fuerzas de Queipo de Llano se encontraban relativamente cerca, estaban en Porcuna desde el 1 de enero de 1937, los nacionales no hicieron ningún esfuerzo por liberar a la guarnición. (En la imagen, 'La mujer y las telas'. B y N 1.729, 6 de julio de 1924. Gouache, grafito, toques de color y rótulo a tinta sobre cartulina, cartulina coloreada. Colección ABC).

A principios de abril el bando republicano, decidió combatir aquella isla de resistencia en medio de la zona republicana y, para ello, envió una gran fuerza al mando del coronel García Vallejo.
Al frente de la guarnición del bando nacional estaba el comandante Nofuentes, que prefería rendirse, y fue depuesto del mando. Su lugar lo ocupó el capitán de la guardia civil Santiago Cortés. Franco dio permiso a Cortés para rendirse si la resistencia se hacía imposible, pero éste dijo a sus hombres: “La guardia civil y la falange mueren, pero no se rinden”. Pese a que las mujeres y los niños tenían garantizada la evacuación, los hombres de Cortés decidieron resistir. Y el 11 de mayo, el ejercito de la República, que lo componían unos veinte mil hombres, irrumpió en el santuario.

enriqueochoa02El santuario fue incendiado. Los combatientes hechos prisioneros, y el capitán Cortés, que había resultado herido, murió en el hospital, llevándose a la tumba el lugar donde había enterrado la efigie de la Virgen de la Cabeza. (En la imagen, 'Capricho oriental'. B y N 1.422, 18 de agosto de 1918. Pastel y tinta sobre cartón. 35,9 x 25,9 cm. Colección ABC).

Fuerte impacto debió producir este suceso en el pintor de El Puerto, hombre sensible, donde los haya y que, además, conocía como nadie, el dolor de la guerra. Creemos que, Enrique Ochoa, debió ver cierto paralelismo entre este episodio de nuestra guerra civil y el que, treinta y nueve años antes, había vivido en sus carnes, cuando “los últimos de Filipinas”, junto a sus padres y hermana se vio sitiado en Manila, por la tropas norteamericanas y los tagalos. Y, curiosamente,  este episodio fue coincidente hasta en la fecha: el 1 de mayo. Por otra parte, hemos de indicar que en las islas Filipinas se le tiene una gran devoción a Nuestra Señora de la Cabeza, por lo que cabe pensar que este hecho debió percibido el pintor en su estancia en el archipiélago, y sin duda, también le influyó en su determinación de pintar el cuadro.

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Defensa del Santuario de la Virgen de la Cabeza. 1937.

Después de meditado mucho, y de hacer no pocos bocetos, se decidió a pintar un cuadro, de grandes dimensiones, aproximadamente las mismas que el Guernica picassiano. Este cuadro fue expuesto en Milán, en la Galería Pesaro, en 1938.

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El cuadro de la 'Defensa...', en la ubicación que tuvo en la Academia de Bellas Artes, entro otros cuadros de la donación, que en la actualidad se exponen en la muestra de Ochoa 2010.

Años después, en 1948, este cuadro entró a formar parte de la donación de sus obras a su ciudad natal. Y, en El Puerto estuvo, hasta 1956, en que el Ayuntamiento, lo cedió en depósito, a la Dirección General de la Guardia Civil, que aún lo mantiene en sus instalaciones. Confiamos que cuando nuestra ciudad cuente, al fin, con un Museo de Bellas Artes, esta obra pueda volver aquí, para que pueda ser contemplada por los paisanos del pintor que la plasmó, y pueda ayudar a comprender, a las generaciones venideras, lo que otro pintor, aragonés universal, bautizó como “los desastres de la guerra”.

Como dato curioso hemos de señalar que, el 9 de septiembre, día en que fueron depositados los restos mortales del pintor Enrique Ochoa en el cementerio portuense, era la festividad de Ntra. Sra. de la Cabeza.

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Aquel 6 de marzo de 1948, en la donación que Ochoa realizó a la Academia en un acto multitudinario, se encontraban en la presidencia, el presidente de Bellas Artes, Ramón García-Llano, su pareja Carmen Oses, Eduardo Ciria Pérez alcalde de la Ciudad, Enrique Estevez Ochoa y el Teniente Coronel de la Guardia Civil y amigo de juventud del pintor, Enrique Rodríguez de Hinojosa.

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Estudio del pintor en Palma de Mallorca, calle Apuntadores, 45. Año 1949.

Las “Imágenes Internas” son una parte de la obra ochoadiana, de un simbolismo alegórico, que nuestro artista crea una vez concluida la Guerra Civil, a finales de los años treinta y comienzos de los cuarenta, en que una intensa vida interior, de recogimiento, solo acompañado por la música, y la pintura, dan como resultado unas expresiones plásticas, basadas en cuatro pilares o temas fundamentales: la religiosidad, San Francisco de Asís, el amor, y la música. Religiosidad: ‘Hacia la luz’, ‘Camino celeste’, ‘Ángeles en adoración’, ‘Tránsito de luz’, ‘Floración espiritual’, ‘Elevación’, ‘Evocación’, ‘Éxtasis’, ‘Paisaje angélico’.

ochoa_sanfrancisco_puertosantamariaSAN FRANCISCO.

Otro apartado dedicado a San Francisco, una devoción constante en toda su obra, es posible que en recuerdo de Francisco Estévez, su malogrado padre, con obras tales como: ‘La llama blanca de Asís’, ‘Imagen franciscana’, ‘San Francisco de Asís’, ‘Monjes’… El amor: ‘El amigo y el amado’, ‘Primera sensación de amor’, ‘Almas iluminadas de amor’, ‘Amor es unión de almas’, ‘Tu pintas con el alma de la amada’, ‘El árbol del amor’, ‘El mito amatorio’, ‘Se aman en su mundo interior’… Y en otro apartado la música: ‘Momento musical’, ‘Sinfonía eterna’, ‘Soledad sonora’, ‘Lírica de las emociones’, ‘Chopin y la inspiración’, ‘Solo en el silencio oímos la sinfonía interior’, ‘Ritmo’…

De 1940 a 1948 es la etapa en la que, Enrique Ochoa, se recluye en la celda número 4, de la Cartuja de Valldemosa, donde se conserva esa reliquia única del amado ‘Pleyel’ de Chopin, que fue donde se originó la ‘Plástica Musical’, a raíz de sus estudios, que derivarían de las ‘Imágenes Internas’, y que ya serían una constante en su obra hasta su muerte.

evitaperonEn abril de 1949 se embarca en Cádiz, rumbo a Buenos Aires, acompañado de su pareja Carmen Osés. Tenía el encargo de entregar a la esposa del Presidente argentino, doña Eva Duarte, un cuadro que la hermandad de la Macarena le había encargado para que se le regalase a dicha señora. Se trataba de un tríptico de ‘La Anunciación’.

Eva Perón, quedó tan complacida que, quiso corresponder a la hermandad sevillana, y encargó a Enrique Ochoa, pintase un cuadro de ‘Nuestra Señora venerada Virgen de Luján’, Patrona de la Argentina para regalarlo a la hermandad de la Macarena. El propio maestro Ochoa fue el portador del cuadro, desde Buenos Aires hasta Sevilla. (En la imagen de la izquierda, Eva Perón).

Durante algunos años vivió en Barcelona, en Ibiza y también en Canarias, pero siempre tuvo un pie en Mallorca, la isla maravillosa, con la que mantuvo un idilio desde su primer viaje. Dirigió el Museo Menestralía, de Campanet. Fue nombrado ‘Académico’ de la de San Sebastián, en Palma de Mallorca en 1960, sustituyendo al fallecido pintor Anglada Camarasa, junto al poeta Guillermo Colom y al pintor Juan Pizá. Llegó a ser nombrado Vicepresidente de dicha Academia.

Contaba 75 años cuando concurre al XXXVII Salón de Otoño madrileño, en su edición de 1966, y en la que se le dedicó una de las salas especiales, la sala XV, en su honor, con 28 obras, obteniendo ‘Primera Medalla’ por la obra “Concierto n°. 1” (Tchaikovsky). El ‘Premio Jesús Aramburu’, por la obra “Autorretrato”. Y en el mismo certamen es merecedor, también, del ‘Premio Casa Calles’, consistente en el trofeo ‘Paleta de Oro’, por la obra inspirada en el final del mismo “Concierto n° 1”.

ochoa_autorretrato_1944HIJO PREDILECTO DE EL PUERTO.

Por acuerdo de Pleno del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, de 2 de septiembre de 1967, ratificando lo acordado en la Comisión Permanente de 19 de julio de ese mismo año, Enrique Estévez Ochoa, fue nombrado ‘Hijo Predilecto’ de su ciudad natal. (En la imagen de la izquierda, autorretrato de 1944).

En diciembre de 1968, y en el Palacio del Retiro, se celebró el trigésimo noveno Salón de Otoño. Enrique Ochoa expuso junto a Francisco Llorens, José Cruz Herrera, Enrique Segura, Alfonso Grosso, Josefina de Lanceiro, Francisco Soria Aedo, José Bardasano, Julio Moisés, Eduardo Chicharro Agueras, Luís Brihuega y Agustín Segura, en las salas IX y XI, llamadas de maestros.

Asimismo, en la sala XII, se exponían dibujos de maestros, además de algunos de los ya citados, junto a Ochoa, otros como José Pérezgil, Isabel Guerra y Francisca Rubio. En esta ocasión le otorgan a Ochoa la ‘Medalla de Honor’, por su obra: “San Francisco, el pobrecito”.

En el XL Salón de Otoño de Madrid, celebrado en el Palacio de Velázquez, en 1969, un jurado especial compuesto por: el Marqués de Lozoya, don José Cruz Herrera, don Agustín Segura, don Mohamed Sabry y don José Prados López, acordaron por unanimidad, conceder el ‘Premio Extraordinario Princesa Sofía’, al pintor portuense.

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Cerca de la Parroquia de la Milagrosa, del poeta García Lorca al que pintó, de su amigo Juan Lara, 'Pintor Enrique Ochoa' es una de las calles de circunda al Colegio Luisa de Marillac.

CALLE ENRIQUE OCHOA.

Con 84 años sería cuando Enrique Ochoa lograría alcanzar una de sus mayores ilusiones, tener una calle con su nombre en su ciudad natal. Esto ocurría en 1975:  “Mi premio mayor, aunque soy ciudadano del mundo, porque he recorrido todo y en todas partes tengo amigos, es el de saber que he nacido en El Puerto de Santa María y que ya, en vida, tengo una calle con mi nombre allí”.

juanlaramisrecuerdos_puertosantamariaDESCANSAR PARA SIEMPRE EN EL PUERTO.

Desde hacía bastante tiempo, el pintor había solicitado, como su última voluntad, un pequeño nicho donde reposar cuando falleciera, y que le fuera sufragado por el Ayuntamiento. Incluso llegó a dejarle el “encargo” al pintor Juan Lara, que nos lo cuenta en “Mis Recuerdos”: “Tengo un largo archivo epistolar suyo, e incluso en cierta ocasión me encargó que, si moría antes que yo, me ocupase de que lo trajesen al Puerto”.

La burocracia municipal hizo que la solución a esta petición se fuera demorando, de ahí que el hijo de Enrique Ochoa se viera obligado a escribir al Ayuntamiento portuense. Carta que fue leída en  la Comisión Municipal Permanente del 23 de agosto de 1978:  “…dando cuenta de que su padre se encuentra  internado en la Cruz Roja de Palma de Mallorca, aquejado  de fractura de cuello de fémur, con escasas posibilidades de  recuperación, y que su mayor ilusión es que, en caso  de fallecimiento, sus restos descansen en esta ciudad.  La Permanente Municipal, haciéndose eco del sentir  de tan preclaro hijo del Puerto de Santa María, acuerda,  por unanimidad, conceder a perpetuidad libre de derechos,  el nicho subterráneo n° 6, situado en el patio 2° derecha,  Sección San Canuto, del Cementerio Católico de esta población”.

y es curioso como resistió hasta que le fue finalmente concedido su deseo, pues tan sólo transcurrieron catorce días desde este acuerdo municipal hasta su fallecimiento. Parece ser que diría, ya puedo morir tranquilo, pues mis restos ya pueden reposar, en mi pueblo, junto a los de mis mayores.  Se conserva un escrito autógrafo, a modo de poema, del propio Ochoa, que es un canto a El Puerto de Santa María y en el que queda constancia de su deseo:

…Que orgullo es para mí,
Es el haber nacido,
en El Puerto de Santa María.
Como pájaro errante,
Con mis vuelos de artista
No sé donde caeré un día,
pero montaña,
cielo o mar,
sólo le pido a Dios
que reposen mis restos
en El Puerto de Santa María.

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Manuel de Falla “Danza de fuego”. 1974. Óleo sobre lienzo. 100 x 90 cm. Colección particular.

El miércoles 6 de septiembre de 1978 fallece, por insuficiencia cardiaca, según certifica el doctor don Gonzalo Aguiló Mercader, Enrique Estévez Ochoa, o ‘Enrique Ochoa’, para la historia de la pintura española, en su casa, en el número 13-1°, de la calle Apuntadores, de Palma de Mallorca, aunque el testimonio de su nieta nos dice que falleció en la Clínica de la Cruz Roja, siendo trasladado su féretro, por vía aérea, hasta su ciudad natal, El Puerto de Santa María, donde
sería enterrado el día 9 de Septiembre, curiosamente, festividad de Santa María de la Cabeza, recordemos que él fue el autor del lienzo, en el que se plasmaba un episodio de nuestra guerra civil, en el santuario que está bajo la advocación de esa Virgen; y, un día después, de la celebración anual de la patrona de nuestra ciudad, Nuestra Señora de los Milagros.

enriqueestevezochoa_puertosantamariaYa son uno los azules
del Puerto y de Valldemosa.
Su sol azul para oir
El alma de Enrique Ochoa.

Estos versos de Montero Galvache sirvieron para despedir la necrológica del poeta en el ‘Diario de Cádiz’. No sabemos si fue premeditado o si fue el destino quien quiso que así fuese, pero lo cierto es que vino a morir, como su madre, en una isla, la de Palma, en la que vivió más de media vida, y donde hizo lo mejor de su obra. Si su madre murió con cuarenta y dos años y su padre con cuarenta y cinco, Enrique Ochoa murió con 87 años, justo la suma de ambos.

Dilatada vida e ingente obra las que nos legó Enrique Ochoa, trabajador incansable, artista prolífico, y merecedor de una monografía que recoja todo su quehacer para que las nuevas generaciones conozcan la obra de este “alumbrado multicolorista de El Puerto”. (Texto: Francisco M. Arniz Sanz). (Imagen: Enrique Ochoa en una fotografía de los últimos años de su vida).

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Junto a la Plaza de Toros, en la recién peatonalizada calle Pagador, se ha establecido un nuevo establecimiento de hostelería en El Puerto: una tasca-bodega a la manera antigua. Allí se bebe vino de El Puerto y la zona; ahora también tienen el mosto sacado con los primeros fríos. Además el vino se puede conseguir a granel para el consumos casero, en un espacio y ambiente cargado de simbología porteña:  unas paredes repletas de carteles y fotografías taurinas de mucho tiempo atrás y botellas de vinos y brandies de El Puerto de todas sus bodegas –algunas desaparecidas-- y de diferentes épocas. Aunque están abiertos desde finales de julio, parece que llevan establecido en el mismo lugar toda la vida.

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antoniofernandezsevilla_puertosantamariaJuan Antonio Fernández Sevilla nació el 24 de diciembre de 1929 en el número 135 de la emblemática calle Larga, aunque se crió y vivió su infancia en la cercana calle de Alquiladores.
En el taller de pintura de su padre, realizó sus primeros dibujos y, a la vista de las cualidades que despuntaba, le inscribieron en la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia de nuestra Ciudad, bajo la tutela del pintor y escultor Juan José Bottaro, permaneciendo en ella hasta que se traslada a Madrid, donde fija definitivamente su residencia.

Ya residiendo en Madrid, inicia estudios en la Escuela Central de Artes y Oficios, obteniendo el curso 1945-46, último de esta etapa, el Premio Extraordinario de Dibujo Artístico de dicha institución. Su siguiente etapa formativa comienza cuando sus padres solicitan y obtienen del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto una beca que amplíe sus estudios de Bellas Artes, beca que posibilita su ingreso en la Academia de San Fernando, dirigida, en aquella época, por el que fuera su gran maestro el artista Eugenio Lafuente. Durante su estancia en la mencionada Academia, gana diversos premios: el ‘Carmen del Río’ de pintura en 1947, y el de dibujo en 1949; y el ‘Molina Higueras’ de pintura, de la Fundación Madrigal en 1950.

En este periodo de su existencia, mientras realizaba sus estudios y completaba su formación, trabajó en la restauración de los cuadros de la catedral de Sigüenza (1947), bajo la dirección de su maestro Lafuente.

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En la imagen, la Catedral de Sigüenza, donde trabajó junto a su mentor, Lafuente.

A la muerte de éste continuó con la labor iniciada, estableciendo Estudio en el  madrileño Paseo de Recoletos, número 7, donde prosiguió perfeccionando los conocimientos ya adquiridos, y muy especialmente en restauración. Conocimientos que acrecentó al obtener una beca de la Fundación Juan March y marchar a Italia al Instituto Centrale del Restauro di Roma (1961-1963), centro donde la técnica de restauración de cuadros había alcanzado, y mantiene, un alto nivel de perfección.

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Avenida Antonio Fernández Sevilla, entre Rotonda del Magisterio y Plaza de la Noria.

Fernández Sevilla siguió de cerca estas labores trasladando a España los procedimientos más importantes y actualizados, pasando a desarrollar su labor en el Instituto Central de Restauración, recién creado por aquel entonces, realizando al mismo tiempo trabajos de restauración para la conocida Galería Linares, y para diversos particulares.

En 1970 comenzó a transmitir los muchos conocimientos adquiridos, impartiendo clases de dibujo en diferentes institutos de bachillerato madrileños, siendo nombrado el mayo de 1975 Jefe de Restauración del Museo del Prado, cargo que ejerció hasta su jubilación.

feria_1993_puertosantamariaEl ayuntamiento de El Puerto, su ciudad natal, en sesión plenaria acordó en 1979 rotular con su nombre la avenida que comunica la Plaza de la Noria con la Rotonda del Magisterio. Años más tarde, en 1993, realizó el cartel de la Feria de El Puerto por expreso deseo del Ayuntamiento.
Toda su trayectoria profesional de restaurador fue unida a la pintura, destacando siempre en su obra los bodegones y las naturalezas muertas a las que aplicó una técnica ampliamente adquirida. Nunca llegó a exponer sus pinturas aunque estuvo a punto de hacerlo en los años 90. Sus cuadros se hallan en diversas colecciones particulares de Alemania, Francia, Estados Unidos y Uruguay, así como en varias ciudades españolas.

Siempre se sintió portuense y vinculado a la Academia de Bellas Artes de su ciudad, manifestándose de esta manera en una entrevista que le hicieron en 1961: “—Mi orgullo es ser portuense y gaditano, y mi deseo que nuestra Academia de Bellas Artes Santa Cecilia siga dando pintores y artistas que honren a su patria chica”.

La muerte de su esposa en el año 1986 le marcó profundamente hasta el fin de sus días, luctuoso  hecho que tuvo lugar el 26 de diciembre de 2000. (Texto: Vicente Reyes Fernández. Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia).

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pepevalientemoreno_puertosantamariaPepe Valiente Moreno es un huérfano de la guerra. Hijo del tonelero Rafael Valiente y de Josefa Moreno, es el tercero de cinco hermanos, nacido en Sanlúcar  de Barrameda, el 23 de abril de 1923, aunque muy pronto se vinieron a vivir a El Puerto, primero en la calle Bolos 3 y luego en Cruces 73, durante ocho años. (En la imagen, Pepe Valiente, con una fotografía detrás, de su padre, asesinado en los primeros días de la Guerra Civil).

EN 1923 Pedro Muñoz Seca estrenaba Las Hijas del Rey Leal, Equilibrios, El filón, Las cosas de Gómez, De lo vivo a lo pintado, El Rey Nuevo, y El Vaticinio o S.S.S. El 23 de abril de 1923, el ABC recogía la proclamación de los 145 candidatos a diputados a Cortes por el artículo 29, siendo por El Puerto de Santa María, José Morote, Adicto. También estaban los Conservadores, Mauristas, Ciervistas, Regionalistas, Republicanos, Socialistas, Integristas e Independientes. En 1923 Rafael Alberti empieza a trabajar en los primeros poemas de Marinero en Tierra.

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En la Escuela de D. Juan Pinto Salas, en 1929.

Junto a su hermano Rafael Valiente, con nótula núm. 102 en Gente del Puerto, con 6 y cuatro años respectivamente, lo inscribieron en la escuela de Juan Pinto Salas, en la calle Meleros. Recuerda Pepe que en el recreo con el desayuno, el maestro decía aquello de: «Cada cual se come lo suyo y Dios lo de todos», además, por allí aparecía Paco ‘el de los Bollos’ quien portando una garrafa de helado y una ruleta o reolina invitaba probar suerte y era verdad que siempre tocaba el barquillo con helado de vainilla.

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En la Escuela Nacional de Niños de Bellas Artes, en Santo Domingo. El profesor era D. Antonio de la Torre. Pepe es el primero por la izquierda, de la segunda fila desde el suelo.

El edificio de Bellas Artes, antes de su destino como ‘Escuela Nacional de Niños Nº 5’, fue convento de Santo Domingo, luego Casa Consistorial, y depués además de Escuela, Bellas Artes e Insituto de Enseñanza, en sus diferentes modalidades. Recuerda a diferentes profesores de aquella Escuela: doña Juanita y doña Librada Mingorance, don Guillermo Beltrán, don Juan Wenceslá, doña Carmen Campos Panisse esposa de don Manuel Álvaro Bonet, destinado en el grupo escolar de La Aurora, don Salvador Adame y don Antonio de la Torre. Allí transcurrieron sus seis años de escolaridad.

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Fuerzas de Carabineros entrando en El Puerto en 1936. (Foto: Kiko Sánchez Pérez).

Su padre, Rafael Valiente Pérez, tonelero de profesión como ya se ha indicado, era una persona de fuerte carácter, implicado en movimientos reivindicativos, que sufrió cárcel durante la II República y que vivió periodos de paro forzado. Militante de UGT sufrió en sus carnes la represión de las derechas durante los primeros días de la rebelión del 18 de julio. Previamente su madre sería detenida y ‘paseada’ presionando para que dijera donde se encontraba su padre.

pepevaliente__libro_puertosantamariaLO CONTADO POR UN NIÑO DE LA GUERRA.
Así recuerda Pepe Valiente aquellos días, en su libro «Lo contado por un niño de la guerra», Serie Vivencias y Saberes, nº 2, editado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de El Puerto en 2006. «En los primeros momentos del llamado ‘Movimiento Liberador de españa’, como producto fabricado por un fracasado golpe de Estado, se inventa o se provoca la Guerra Civil; los piquetes de activistas voluntarios son compuestos por falangistas (señoritos y fieles seguidores), Guardias Civiles y Carabineros, todos traidores e la República (los leales son rápidamente fusilados. Hablo de El Puerto de Santa María. Patrullan por las calles de El Puerto haciendo exhibición de fusiles, pistolas y porras y encarándose sus componentes, con todo el que se considere. […] Desde los coches bastaba con divisar a un posible competidor de profesión o rival en el galanteo a una pretérita novia, o a alguna joven hacia la que abrigó rencor al sentirse rechazado ante un antiguo intento de ligue, para que este esforzado patriota decidiera realizar un servicio a la Patria, con la consiguiente detención del presunto o presunta rojo/a; acto que culminará con el purgante de aceite de ricino en el mejor de los casos, o el rapado de pelo al cero a la hembra en su caso. En ocasiones ambos procedimientos coincidían en una misma persona: ítem mas: el aceite de ricino migado con un trozo de pan acompañado del ‘no va más’ de mezclar el pelo procedente del rapado con la dosis del ricino. Mi hermana Ana de 16 años de edad, se libró de protagonizar uno de estos casos gracias a la intervención de un comandante del ejército propietario de la vivienda que teníamos en alquiler. Delito de mi hermana: ser hija de un republicano encarcelado; ¿Para que mas?»

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El testamento de su padre, sacado de la cárcel en un papel doblado dentro de una pieza de pan, poco antes de su asesinato.

EL ASESINATO DE SU PADRE.
Ciertamente la Guerra Civil le dejaría marcado con el asesinato de su padre, que regresaría a la casa de la calle Cruces, aquella noche sería detenido por un piquete que de madrugada se lo llevó a la cárcel, previamente al ‘paseo’ mortal que recibiría días después. Años más tarde Pepe tendría información de quien detuvo a su madre, de quien pudo dar el tiro de gracia a su padre, de todos aquellos que jugaron un papel importante en la represión en El Puerto. Sus nombres no los ha querido publicar en el libro, a pesar de haberlos oído pavonearse en algunos de los casos de represión que vivió El Puerto.

los_nacionales_puertosantamaria"Aquí, en nuestro Puerto, nunca se ha comentado, ni referido. Ni mucho menos se ha publicado una crónica de lo acaecido durante los primeros momentos del fracasado Golpe de Estado, convertido luego en Guerra Civil, llamado al final 'Movimiento de Liberación de España' o algo así. En resumen: la Rebelión Fascista protagonizada por militares de la que hoy todos son desertores y a la que nadie apoyó al parecer. En otros muchos lugares han salido a la luz los sucesos acaecidos en aquellos momentos, siquiera sea con el propósito de comparar los tantos de culpas de ambos bandos: vencedores y vencidos; y de esta forma tratat y hasta conseguir con su manipulación por parte de quienes impunemente pudieron hacerlo, justificar sus atrocidades. No es mi intención hacerlo desde mi orilla, por innecesario y por intempestivo". De su libro 'Lo contado por un niño de la guerra'. (En la imagen, cartel del Ministerio de Propaganda del gobierno de la República).

Pepe ya estaba en Sanlúcar cuando ocurre lo de su padre con unos familiares donde permanecería hasta 1937, de allí volvería a una nueva vivienda en la calle Pagador, 35, frente a un acuartelamiento de legionarios Camisas Negras italianos, con los que haría de escribiente, sin saber italiano.

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Homenaje a las tropas italianas acuarteladas en El  Puerto. El público en la Plaza de Isaac Peral.

bozaletes_puertosantamariaEL MUNDO LABORAL.
Sus comienzos con el mundo del trabajo empezarán en julio de 1937, como aprendiz de barbero en la situada en la esquina de Cruces y Postigo, aunque por poco tiempo. Luego entraría en la Fábrica de Productos Enológicos de Rafael Poullet, donde se fabricaban la mecha de azufre o pajuela, el lacre, almíbar, bozaletes para botellas de cava, entre otros productos que se fabricaban en la calle Larga.

Al año, por mediación del Martín García-Lago y de la Herrán, gestor Teniente de Alcalde, consigue entrar en el Ayuntamiento como botones-recadero, tras unas pruebas que le realiza el entonces secretario general Federico A. Sánchez-Pece del Puerto, siendo alcalde Antonio Rives Brest (el que le daría el nombre a la marca de Destilerías Rives). Allí permanecerá hasta la jubilación, con 65 años, durante el mandato de Juan Manuel Torres Ramírez.

En ese periodo conocerá de todo, bajo los diferentes mandatos en dictadura y democracia de 18 alcaldes. En su primer año como funcionario se sucede el hundimiento del Crucero Baleares donde perecen varios hijos de El Puerto. En el ayuntamiento recibe el final de la guerra y conoce la dureza de la posguerra, pero contento con poder tener un trabajo donde algunos le miraran con escepticismo ‘al hijo del rojo’. Corridas patrióticas, incluso una que no se celebró y eso que la promovía el General Queipo de Llano, actos de nacional catolicismo, con procesiones y presencia constante de la Iglesia Católica, acaso como desagravio a lo que sufrieron sus integrantes durante la contienda, pero ahora posicionada claramente con el poder. Los moros corriendo la pólvora en la Plaza de Toros. Desfiles de los italianos, de la Legión, de los flechas navales, de…

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Las ventanas de la parte superior derecha del edificio municipal fue la vivienda que ocuparía Pepe Valiente con su familia.

Pepe se casa con la arqueña Juliana Candón Pérez en 1957 con la que tendrá cinco hijos: Marina, David, Moisés, Abraham y Rebeca. Al igual que su hoy desparecido hermano Juan Valiente --el hijo póstumo de su padre que nacería cuatro meses después de asesinado éste-- quien además de ser también funcionario municipal pondría a sus hijos nombres bíblicos.

Con su familia, ocuparía la vivienda que existía en la parte superior derecha de la Casa Consistorial en la Plaza de Isaac Peral, un pisito pequeño desde el que se divisaba el caso antiguo de El Puerto.  En la actualidad habita en una vivienda de los funcionarios municipales existentes entre la Casa de la Cultura y la Avenida de Andalucía.

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Carné de la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, expedido en 1963.

LA FALANGE ENTRA EN PEPE.
El tiempo pasa y Pepe Valiente sigue prosperando en el Ayuntamiento, donde desempeñará diferentes funciones. A principio de la década de los sesenta del siglo pasado tiene oportunidad de ascender en el escalafón municipal, ya era ordenanza y necesitaba hacer unas oposiciones internas. Para ello, le exigen, de forma sutil en la documentación a presentar el ‘certificado de adhesión al Movimiento expedido por la Jefatura donde esté inscrito como militante’. O sea, que se tenía que hacer falangista, y Pepe solicitó su carné para poder seguir avanzando en el mundo profesional, como tantos en aquella época. Estamos en el año 1963.

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Pegada de carteles en las primeras elecciones democráticas para los Ayuntamiento en 1979, con la imagen de Pepe Valiente, Paco Lara, Estaban Caamaño o María Angeles Fernández Cortabarría, en la esquina de la calle Valdés con Menesteo.

TENIENTE DE ALCALDE DE URBANISMO.
Con la llegada de la democracia, militante del PSOE, iría en las primeras listas municipales que encabezaba Esteban Caamaño Bernal, junto a Francisco Lara Fernández, María Ángeles Fernández Cortabarría y Alfonso Sevillano Garcia. Merced al pacto de las izquierdas, gobernarían junto al Partido Comunista y el Partido Socialista de Andalucía.

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De izquierda a derecha, Pepe Valiente, el periodista y archivero municipal, José Ignacio Buhigas Cabrera, desconocido, José María Simón Castilla, Teniente de Alcalde y Concejal de Cultura, Francisco Lara Fernaández, concejal socialista, el periodista Agustín Merello y el poeta Rafael Alberti, en el Salón de Plenos de la Plaza del Polvorista.

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Con Santiago Carrillo Solares a las puertas del Ayuntamiento.

Pepe Valiente pediría una excedencia especial del Ayuntamiento y ostentaría la responsabilidad de Teniente de Alcalde de Urbanismo, empero, dimitiría a los dos años y medio, «aquello no era lo mío» afirma, y se reintegró en su puesto como Jefe de Subalternos del Ayuntamiento, categoría profesional con la que se jubiló en 1988.

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De izquierda a derecha, Elias Py, desconocido, Rafael Valiente Moreno, desconocido, Esteban Caamaño Bernal, Ramón Rubial Cavia, Tina Aguinaco, Pepe Valiente, Pablo Expósito, Milagros Sanz Ganaza, desconocida, Fernando Mena, y Rogelio, ante el desamortizado Penal, donde estuviera preso Rubial.

PINTURA.
Aficionado al dibujo y la pintura desde pequeño, ha participado en diferentes exposiciones colectivas en El Puerto, en el Auditorio Municipal ‘Las Capuchinas’, en el antiguo Hospital Municipal y en la Bodega Alvareda; sus obras son en óleo y acrílico sobre lienzo. Pintaría también el primer cartel del Carnaval de El Puerto tras su recuperación y algún encargo de Rota. Buen rotulista, muchos diplomas de los que salían de la Casa Consistorial llevan el estilo inconfundible de este ‘niño huérfano de la guerra’.

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dionisio_perez_gutierrez_puertosantamariaEl periodista Dionisio Pérez, hijo del maestro Rafael Pérez Cruces, natural de Campillos (Málaga) y de Francisca Gutiérrez Álvarez, natural de Grazalema, donde nació en 1871, pasaría a vivir desde muy temprano en nuestra Ciudad: El Puerto de Santa María, hasta el punto que el propio Dionisio se consideraba hijo de El Puerto, donde residió con sus padres y hermanos. Fallecereía repentinamente en Madrid en 1935, llevándose una frustración este escritor y político, fue  diputado a Cortes: no conseguiría ingresar en la Real Academia de la Lengua Española. Obtuvo el Primer Premio de Periodismo 'Mariano de Cavia' insituido por ABC en 1929.

Los estudios los realizó en el Colegio de los Jesuitas, manifestándose desde sus inicios como un aventajado alumno  y muy inteligente. Siendo muy joven colaboró en el Diario de Cádiz y llegó a fundar la Revista Portuense (1889), y dirigir una publicación con el título La Dinastía, una hoja “febril y violenta, con la pretensión de combatir el caciquismo de El Puerto de Santa María”. Llevó adelante diferentes y sensacionalistas campañas contra el caciquismo imperante en la época en la provincia. Parocinó la candidatura política de Isaac Peral y se distinguió como orador político ardoroso y violento, hasta el punto de ser procesado.

En la fotografía de debajo, en el Colegio San Luis Gonzaga1. Juan Ramón Jiménez; 2. Pedro Muñoz Seca; 3. Fernando Villalón; 4. Dionisio Pérez.  Al lado de Villalón, a la derecha de la Virgen,  Francisco Ciria y Vergara de la Concha. En la fila de abajo, segundo por la derecha,  Juan Ávila González. (Foto Colección LSA).

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En 1891 se trasladó a Madrid. fue redactor de los más importantes periódicos de aquella época. Su labor periodística era inmensa. Hizo célebres, además de su nombre, sus seudónimos «Mínimo Español», «Amadeo de Castro» y «Martín Ávila» en El País, Heraldo de Madrid, El Globo, El Correo o La Iberia y  en las revistas de Prensa Gráfica y en las columnas de El Sol y La Voz.

ABC recogía en una hagiografía de la época: "Sus ideas republicanas le llevaron una larga etapa a El País, donde compartía con Ricardo Fuente la orientación del periódico. Pasó luego al Heraldo de Madrid, en la gran época del Heraldo, y fue el articulista predilecto de Canalejas. Madrugadores ambos, se reunían, a las seis de la mañana, y Canalejas le sugería el artículo, que luego iba a manos de Augusto Figueroa, único enterado de quién era el autor de las cuartillas. Aún le quedaba tiempo para sus colaboraciones de provincias y para aportar su ayuda a Mencheta. Como antes, y como siempre, en aquellos tiempos Dionisio Pérez trabajaba doce horas diarias. Del Heraldo pasó, con Figueroa, al Diario Universal. Poco después le llamaba a su lado Gasset, confiándole el primer puesto que había dejado vacante el insigne Troyano.

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DIPUTADO AL CONGRESO
Conservaba como reliquia de su mocedad la fobia contra la política caciquil El Puerto de SAnta María. Canalejas quiso satisfacerle con la mejor ocasión de desquite y le proporcionó el acta por aquel distrito. Su gestión fue tan popular y tan certera que en las Cortes siguientes obtenía la reelección, sin que él la trabajase ni la solicitara. Pero los bastidores de la política le habían decepcionado; comprendió que aisladamente nunca conseguiría emancipar a su tierra de la influencia de los primates de Madrid y renunció el acta. Ya no volvió a poner, un pie en el Congreso; para él fue la política en lo sucesivo una abstracción romántica. Su ilusión era la República federal y se afilió al partido de los sucesores de Pi, bien que platónicamente, sin exhibiciones ni apetencias."

Al mismo tiempo su capacidad de trabajo se desbordaba hacia Ultramar. Mandaba colaboraciones especiales a El País, de la Habana, y a El Diario Español de Buenos Aires., donde los porteños acogían con veneración su escritos. Siempre sus campañas aparecieron animadas por un fervoroso espíritu liberal al viejo uso. Su ofensiva contra la usura y su apología de Bolívar le situaron en el plano más destacado de la consideración pública.

lajuncalera_puertosantamariaAl mismo tiempo realizaba una brillante obra puramente literaria, entre la que figuran libros de valor tan estimable como la novela La Juncalera, con personajes y ambiente porteño. (En la imagen reproducción de la portada de "La Juncalera". Edición facsímil de la obra editada en Barcelona en 1902. Colección Biblioteca de novelistas del siglo XX. Estudio crítico de Manuel Pacheco. Academia de BB. AA. Santa Cecilia. Imprenta Bollullo. El Puerto de Santa María, 2006).

Otra novela fue 'Jesús' y el tomo de crónicas de viajes 'Por esas tierras'. En la última época publicó la novela El cendal de la vida, Guía del buen comer, Daniel Vierge, el príncipe y el renovador de la ilustración moderna, La Dictadura a través de las notas oficiosas y El enigma de Joaquín Costa.

Durante el año 1928 realizó una excursión por tierras cubanas, donde en conferencias y artículos desarrolló una meritorio labor de exaltación de los valores de España.

En 1930 fue propuesto para ocupar el sillón vacante en la Academia de la Lengua por la muerte de otro insigne periodista, «Andrenio». Cuando numerosos periódicos de provincias, en cuyas columnas diariamente colaboraba Dionisio Pérez, preparaban un homenaje en su honor, le ha sorprendido la muerte el 23 febrero de 1935.

PROLÍFICO AUTOR
En muchas ocasiones, cmo ya se ha señalado, Dionisio Pérez firmaría además con estos otros pseudónimos: Pedro Recio de Tirteafuera, ,Martín de Ávila, y Post-Thebussem, este último para sus obras de tema gastronómico, en homenaje y reconocimiento al gran polígrafo y gastrónomo Mariano Pardo de Figueroa, conocido por Doctor Thebussem, dando muestra del enorme ingenio y capacidad de trabajo que poseía. Los libros de Dionisio Pérez sobre cocina han sido reeditados y se pueden incluso comprar en la página Derecoquinaria.

cocinaclasicaespanolaPRESIDENTE DE LOS COCINEROS CATALANES.
También realizó la edición de El Libro de Guisados de Ruperto de Nola (siglo XV-XVI) en cuya introducción y anotaciones demuestra los enormes conocimientos que poseía en dicha materia. Fue publicada en 1929 en la Colección Los Clásicos Olvidados a requerimiento de su director,  Pedro Sáinz Rodríguez. Su relación con la gastronomía y cocinas españolas le procuraron no pocas relaciones y distinciones. Entre todas la que más apreciaba, además del homenaje que recibió junto a Teodoro Bardají y Alberto Insúa por el Sindicato Libre Profesional de Cocineros de Madrid, era la de Presidente Honorario de la Asociación Profesional de Cocineros de Cataluña. Algunas de sus numerosas colaboraciones de tema gastronómico o alimentario dieron lugar a una obra de carácter póstumo, La cocina clásica española (1936), editada por su viuda con la colaboración y prólogo de su amigo el novelista y también columnista Alberto Insúa, reeditada por La Val de Onsera.

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En la imagen, acto celebrado el 30 de abril de 1929 en el Hotel Florida (Madrid) con motivo de la entrega un homenaje  a Teodoro Bardají -recibe el cuadro en su derecha-, a Alberto Insúa, y a Dionisio Pérez quien aparece en el centro de la imagen con sus características gafas oscuras-. Dicho acto estaba promovido por el Sindicato Libre Profesional de Cocineros de Madrid.

Para otro estudioso de su obra, José María Pisa: «Fue un notable periodista, político (en dos ocasiones diputado) y escritor que probó diferentes géneros. Como periodista de información y opinión destacó pronto, y se hizo un hueco importante en Madrid. Como gastrónomo también sobresalió como pocos de su tiempo, pero el valor de sus escritos y de sus opiniones se fundaban en el reconocimiento que como periodista y escritor había adquirido, de modo que sus crónicas gastronómicas, sus artículos de fondo, sus ediciones de libros complementaban su labor de escritor y periodista en los diferentes medios para los que trabajó. Hay que tener en cuenta que sus crónicas se reproducían en muchos periódicos españoles y en los más importantes de Hispanoamérica, donde era muy conocido. Como ocurre hoy, sus “padrinos” no consiguieron que llegara a ocupar el deseado sillón en la Academia Española de Lengua. La “ suerte” declinó la balanza hacia otros con mejores apoyos.»

guiadelbuencomerespanolGUÍA DEL BUEN COMER ESPAÑOL.
En 1929, editada por el recién creado Patronato Nacional de Turismo, dio a la luz una obra, fruto de un laborioso trabajo de campo, a través de numerosos amigos periodistas, cocineros, o secretarios de ayuntamiento, etc. bajo el título ‘Guía del buen comer español: inventario y loa de la cocina clásica de España y sus regiones’, verdadero retrato de la España gastronómica, donde capítulo a capítulo, encabezados por las diferentes regiones españolas resume con pluma fina y cuidada lo mejor de la gastronomía de cada región, cuya suma constituye la gran cocina española. El índice de la obra no puede ser más completo: La cocina nacional española. La cocina arábigo-española. La cocina post-colombina. La cocina española moderna. La cocina extremeña. La cocina andaluza. Las cocinas de Sevilla y Huelva. La cocina gaditana. Las cocinas de Málaga y Granada. Las cocinas de Córdoba, Jaén y Almería. La cocina levantina. La cocina catalana. La cocina aragonesa. La cocina navarra. Las cocinas vasca y santanderina. La cocina leonesa. La cocina asturiana. La cocina gallega. Las cocinas de Castilla la Vieja. El garbanzo en el meridiano de Madrid. En un lugar de La Mancha. Las cocinas balear y canaria. (En la web de Re Coquinaria se encuentra una edicción facsímil).

LUTO Y DOLOR.
El diario 'El Sol' de Madrid, relata una última crónica de Dionisio Pérez, en su edición del 24 de febrero de 1935, con moivo de su fallecimiento: "Acaba de realizar el tránsito definitivo el que fue ilustre periodista D. Dionisio Pérez. Su cuerpo, en el que hace unos momentos alentaba el calor de la vida, aparece rígido y frío en la estancia, sobre el lecho familiar. Le rodean sus deudos afligidos, sus amigos íntimos y algún admirador a cuyos oídos ha llegado la triste noticia. —Alguna vez –nos informa uno de sus hijos– nos habló de la muerte. «Moriré, nos decía, sin ruidos ni molestias para nadie. Un día moriré trabajando.»
La predicción se ha cumplido. Ayer se levantó a la hora acostumbrada: las dos y media de la madrugada. Aquí en este despacho, modesto y casi pobre, se puso a trabajar. En el fondo, la estantería repleta de libros, en cuyo entrepaño más alto un busto de Galdós modelado por Victorio Macho sonríe con su sonrisa de hombre bueno y comprensivo. Montones de periódicos sobre estantes y mesas, dos máquinas de escribir. Los libros todos que rodean a D. Dionisio son de consulta.
dionisioperez_mortaja_puertosantamariaDesde primeras horas de la madrugada hasta las dos de la tarde el veterano periodista trabaja. Escribe con una letra clara y en tinta roja cuartillas y cuartillas. Su secretario nos dice. —Venía a escribir todos los días de cincuenta a sesenta cuartillas. Artículos para los periódicos de provincias; sus famosas «Informaciones comentadas», donde un espíritu eternamente joven se desbordaba en generosidades y exaltaciones de hombre que busca el bien de su patria.
Acababa de publicar la biografía de Isaac Peral. Una gran ilusión le embargaba: preparaba los materiales para ponerse a escribir la biografía de D. Benito Pérez Galdós. Sobre una mesa, un montón de ejemplares de su último libro, con las páginas húmedas aun de tinta de imprenta. —De este libro se mostraba muy satisfecho D. Dionisio. Pero lo que le entusiasmaba era la idea del otro libro sobre Galdós. Fueron grandes y entrañables amigos. Don Dionisio adoraba la genial obra galdosiana.

EL TRÁNSITO.
En la tarde de ayer, D. Dionisio Pérez cambió un poco el programa de su vida diaria. Las tardes las dedicaba a la peregrinación por las librerías, a visitar a algún amigo, a pasear. Pero en la tarde de ayer hubo de asistir a un bautizo. No era un hombre religioso, más si comprensivo y tolerante. Con su espíritu se apaga una antorcha más de aquel liberalismo generoso de los hombres preclaros del siglo XIX. Asistió al acto mencionado y se sintió repentinamente enfermo. Se dirigió a su casa. Y allí murió víctima de la acción fulminante de una angina de pecho. Momentos después la noticia de su óbito llegaba a los centros periodísticos. Luto y dolor."

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LA REVISTA PORTUENSE.
La Revista Portuense nace en 1889. Se le ha considerado de línea editorial conservadora, en su primera época liberal, acorde con la mentalidad de la clase media española y portuense de la época. En el Archivo Municipal se conservan las ediciones desde 1891 a 1938. Fue donada por Francisco Pérez Pastor en 1973 a la Biblioteca Pública. Ha sido digitalizada recientemente.

El 28 de octubre de 1889 se dio conocimiento a la alcaldía de la publicación de un periódico llamado Revista Portuense, que había de ver la luz los días 1, 8, 15 y 23 de cada mes, por lo tanto, tendría una periodicidad semanal, al principio. Se imprimiría en el almacén de los señores Pérez Hermanos, en calle Larga 116. Su fundador fue Dionisio Pérez Gutiérrez, que tenía entonces 18 años. Su interés por el periodismo le hizo ser redactor de Diario de Cádiz ese mismo año. El 23 de septiembre de 1890, casi un año después del nacimiento de la Revista, ésta se convierte de semanario en diario.

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La fotografía tiene 103 años. En ella aparece la redacción de la Revista Portuense, sentados de izquierda a derecha: Mariano López Muñoz, andalucista y socio fundador de Racing Club Portuense; Luís Pérez Gutiérrez, propietario de la publicación; Manolo Soto, Javier Caballero, Antonio Peñasco y de pie junto a éste, el comediógrafo Pedro Muñoz Seca. (La foto es del año 1907 y pertenece a la Colección Pérez Pastor).

Pocos años estuvo al frente de la revista pues en seguida marchó a Madrid. Desde 1891 ya estaba publicando artículos en El Heraldo, El País, La Iberia, Diario Español, El Correo u otros periódicos nacionales, muchos de esos artículos eran enviados a Revista Portuense y publicados en ella. Otros directores de Revista Portuense fueron: José Mª Moreno en 1890, en diciembre de este año toma el relevo Carlos Hernández hasta el 4 de febrero de 1891, le sucede entonces hasta el 17 de octubre de 1891 Manuel García Ramírez, le sigue José Carrajal García hasta el 18 de enero de 1893, fecha en que ocupará el cargo Luis Pérez Gutiérrez. Más tarde, ya en 1936 su director fue Francisco Pérez Pastor.

En 1891, en el primer número lleva la cabecera de Revista Portuense con la leyenda ‘Periódico Independiente y de intereses materiales y especiales’. En 1897 cambia a ‘Diario de la Mañana. Extensa Información Telegráfica’, con la variante de ‘Información Local y Telegráfica’ al inicio del siglo XX. En 1908 la leyenda del encabezamiento definía a la Revista Portuense como ‘Perioódico Político y Literario’, cambiando 3 años mas tarde, en 1911 a ‘Periódico Literario y de Intereses Generales’ para, definitivamente adoptar el escueto ‘Periódico de la Mañana’ a partir de la década de los años veinte del siglo pasado.

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En la imagen aparece Dionisio Pérez a la derecha, con sus gafas oscuras, con Alfredo Hornedo Suárez, personaje singular, dueño y director del diario El País de La Habana, a quien Dionisio Pérez reclamaba habitualmente sus honorarios, y que dada su súbita muerte dejó una importante cuenta por satisfacer el tal empresario. Dionisio Pérez viajó a La Habana, pero también se vieron en París, donde les obsequió con una comida en la que degustaron una garbure, según cuenta, con alguna retranca, en la Guía del Buen Comer Español. (Texto de la fotografía: José María Pisa).

Su periodicidad al principio era semanal, después diaria, excepto los lunes. En 1938 tuvo un periodo  trimestral. La tirada en sus inicios era de 200 ejemplares. Su precio de 10 céntimos ejemplar, suscripción al mes de 2 pesetas hasta 1920; 2,50 desde 1920 hasta 1938. Número de páginas, primero dos, luego cuatro. Su tamaño variaría con el tiempo. Cuando fue semanario: menor a 42 cms., después 42 cms. y de 48 a 50 cms. según las épocas. Las cabeceras también variaron según las circunstancias políticas. Ha tenido cuatro y cinco columnas.

Caricatura+tovarEn ella colaboraron importantes firmas como el propio Dionisio Pérez, José Navarrete, Pedro Muñoz Seca, Mariano López Muñoz, Rafael Alberti, Francisco Hohenleiter, Luis Suárez Rodríguez, Augusto Haupold, Hipólito Sancho Mayi, Blas Infante, Francisco y Luis Pérez Pastor, Luis de Lassaletta, etc.

El día 17 de abril de 1936, tras ser asaltada la redacción del periódico el día anterior, la revista interrumpió su edición. El 8 de septiembre del mismo año, festividad de la patrona, se reanudará la publicación. En 1938 cierran definitivamente los talleres y deja de publicarse. (En la ilustración, caricatura de Dionisio Pérez, realizada por Tovar).

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José Luis Galloso, Fernando T. de Terry, oyendo el acta del homenaje por boca del secretario del Ayuntamiento.

A primero de junio de 1971, año de la alternativa del diestro José Luis Galloso, el ayuntamiento le tributó un homenaje en la Casa Consistorial. Ese año, el 18 de julio tomaría la alternativa de manos de Antonio Bienvenida en la Plaza Real ante un fiero oponente: “Inclusero”. De testigo, Sebastián Palomo Linares, cortándole a los toros del lote de Heredero de Carlos Núñez dos orejas y rabo a cada uno. Al año siguiente confirma en Madrid la alternativa, siendo su padrino Paco Camino y de testigo actuó Curro Rivera.

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Con un grupo de amigos relacionados con el mundo del toro: De pie, de izquierda a derecha, el propietario el Bar ‘El Niño, en la calle zarza; su tío Antonio Fernández Galloso, Francisco Ragel, ¿Juan Luis de los Ríos?, José Luis Feria Fernández ‘Galloso’, 3 miembros, posiblemente, de la cuadrilla del diestro y Soriano. Agachados, Antonio Gil González, Juan Muñoz Aparicio y Jesús Vela.

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En la imagen, de izquierda a derecha, el presidente del desaparecido Club Taurino del Parque, Victor García a la sazón Comisario Jefe de Policía, Galloso, Fernando T. de Terry alcalde, desconocido, Antonio Rosales ‘don Puyazo’, el secretario del Ayuntamiento, Enrique Barrilaro y Antonio Fernández Galloso.

Más información en la nótula 368 de Galloso en Gente del Puerto

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Meses antes de realizarse las obras de remodelación de las instalaciones industriales de la Compañía Lebón en sus locales de calle Diego Niño y Descalzos [que luego pertenecerían a la Fábrica de la Luz, o Electra Peral Portuense, hoy Caja Inmaculada] tuvo lugar un trágico accidente en la primitiva fábrica de gas de la compañía en el Campo de Guía,  en el que se vieron implicados cinco operarios de la misma, afectados todos ellos por inhalación de hidrógeno sulfurado según el diagnóstico oficial facilitado por el equipo médico que atendió a los accidentados, compuesto por los doctores Plácido Navas, Adolfo Barra, Luis Rouselet y Luis Lorite, este último médico forense

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Fábrica de Gas Lebón, donde hoy está ubicado el Polideportivo Cubierto.

placido_navas_psmEn la imagen el doctor Plácido Navas.

El accidente laboral se produjo el sábado 8 de febrero de 1919 en el interior de un profundo pozo situado entre los dos gasómetros existentes, que contenía en su fondo las válvulas de las cañerías de gas. Cada semana una cuadrilla formada por media docena de hombres procedía al achique del agua que se filtraba del cercano río, bajando uno de ellos hasta el piso encharcado y desde allí, situándose los demás de forma intercalada en la escala metálica adosada al muro, mediante esta cadena humana, eliminaban el agua acumulada en la lenta filtración. Esta operación, realizada puntualmente cada sábado, venía realizándose, prácticamente, desde la construcción de la fábrica, sin ningún incidente. Sin embargo, en esta ocasión, una concentración de hidrógeno sulfurado, formando una “bolsa” en el fondo de la oquedad, propició el desmayo inicial del obrero que bajó al fondo. En los primeros tramos de la escala estaba el encargado, José Péculo, que acudió en ayuda del accidentado, sufriendo el mismo efecto y así, sucesivamente, los otros tres compañeros que se encontraban situados en la escala, acumulándose en el fondo los cuerpos de cinco personas en pocos minutos. Los accidentados fueron: José Péculo Aparicio, de 55 años, casado y con 8 hijos; Joaquín Delgado Benítez, de 38 años, casado, con 5 hijos.; Manuel Moreno Paz, de 25 años, soltero; Manuel Naviero Delgado, de 28 años, casado, con 1 hijo y Manuel Garay Trinidad, de 30 años, casado, con 1 hijo.

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La Fábrica de Productos Químicos de Haupold estaba cerca y acudieron a auxiliarles.

El último miembro de la cuadrilla, que se ocupaba de vaciar los cubos, pudo dar aviso al encargado de la fábrica, Manuel Garcia Bastardin y este, a su vez, solicitar el auxilio de sus vecinos de la cercana fábrica de productos químicos Haupold.  Acudieron Augusto Haupold y su cuñado, Antonio Ordóñez, que era médico, organizándose la operación de salvamento y primeros auxilios de los accidentados.  Se pidió un voluntario para bajar al pozo, ofreciéndose uno de los obreros, Manuel Flores Lainez, al que ataron de una cuerda previsoramente. Descendió y se consiguió rescatar con su eficaz ayuda, uno a uno y con gran dificultad dado los rudimentarios medios con que contaban, a todos los accidentados, a los que se les practicaron la respiración artificial, logrando reanimar a cuatro de ellos, que fueron trasladados por la Cruz Roja al hospital municipal. El quinto accidentado, de mayor edad, José Péculo Aparicio, cuando fue rescatado era ya cadáver. El juez, Don Fernando Badía, ordenó el levantamiento del cadáver y autorizo el traslado del cuerpo a su domicilio –vivía muy cerca de la Electra Peral, en el nº 85 de calle Larga- para ser velado por la familia, señalando la obligada autopsia para la mañana siguiente, previa al entierro.

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Electra Peral Portuense, por su fachada de la calle Larga.

José Péculo era el empleado de mayor antigüedad en la empresa, --35 años de servicio-- en la que gozaba no solo de la confianza y estima de sus patronos que le habían distinguido con el premio “Constancia y Trabajo”, instituido por Lebón y Cia. entre sus empleados y obreros a nivel nacional tambien del respeto y aprecio de los demás componentes, sus compañeros de trabajo y sus conciudadanos en general, tal como refleja en su crónica del suceso la “Revista Portuense” que lo menciona “como modelo de laboriosidad y honradez”.

severiano_ruizcalderon_puertosantamariaFue él quien, en representación de la compañía Lebón, firmó las escrituras de compra de los solares en donde ahora se levanta la Sala Cultural de CAI, adquiridos en subasta pública, mientras que el otro firmante, el de la parte vendedora, sería otro ilustre personaje local, el alcalde del momento, Severiano Ruiz Calderón, cuyo nombre se ha perpetuado en el palmeral junto al río, el paseo y parque público que lleva su apellido y que aparece en la imagen de la izquierda.

El sepelio, al que acudieron numerosas personas, estuvo presidido por el alcalde la ciudad, Ernesto S. Piury, el Gerente de Lebón y Cia en Cádiz, el ingeniero Gatell Lomaña, Jefe de Personal de la empresa y el director de la misma, Manuel Ordóñez Garabito, aficionado a la fotografía, de quien en breve esperamos publicar una nótula. (Texto: Antonio Gutiérrez, A.C. Puertoguía).

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El Hermano Ignacio Javier, --en el mundo José Antonio Orbegozo Aizpuru-- con la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X 'el Sabio'.

Esta tarde a las 20:30 horas se celebra en el Monasterio de la Victoria,  el acto inaugural entre otros de los muchos programados, para conmemorar los 50 años de la llegada de los Hermanos de La Salle a El Puerto de Santa María. Este tipo de realidades concretas no son posibles sin el esfuerzo y la aportación de una serie de personas, que confluyen en un momento concreto de la historia de los pueblos dándole empellones hacia adelante.

Una de esas personas fue José Antonio Orbegozo Aizpuru, el Hermano Ignacio Javier, natural de Azpeitia (Guipúzcoa). Nació el 5 de agosto de 1878 y falleció en Griñón (Madrid) el 16 de diciembre de 1968. Tenía 90 años de edad, de los cuales, 73 de vida religiosa en la Congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle.

monasterio_bujedoA la edad de 16 años ingresa en el Noviciado Menor de la Casa de Formación que los Hermanos de La Salle tienen en Bujedo (Burgos). Ese mismo año toma el hábito y al siguiente, comienza sus estudios para graduarse como Maestro Nacional. (En la imagen de la izquierda, el Monasterio de Bujedo).

Es en 1912 cuando hace su primera incursión por tierras del sur, concretamente en la ciudad de Melilla. Y desde el año 1926 hasta finales de la década de los sesenta vuelca todo su esfuerzo en la provincia de Cádiz. Recorrió las Comunidades de Cádiz-Viña en dos ocasiones,  logrando reconstruirlas tras ser reducidas a cenizas en 1936; San Fernando  también en dos ocasiones; Jerez La Salle y Jerez Sagrado Corazón; Puerto Real y El Puerto de Santa María.

Resaltan los que le trataron que probablemente una de sus cualidades más sobresalientes fuera su total dedicación a la escuela. En su casi media lengua de vasco andaluzado solía decir: «--A mi entender, Hermano de las Escuelas Cristianas quiere decir que está para dar escuela y casi para nada más». Con esta máxima como referencia fija su cuartel de operaciones en las cercanías de El Puerto. Ya sea en Jerez, ya en Puerto Real, todos los días irá y volverá para estudiar aquella nueva fundación de la que había oído años atrás.

EL GERMEN DEL COLEGIO: DOÑA NATALIA.
Fue en 1911 cuando doña Natalia Pajares de Salgueiro, dejaba en su testamento, al morir, una cierta suma de dinero para la fundación de una escuela de carácter benéfico regentada por los Hermanos de las Escuelas Cristianas. El Hermano Seridón Isidoro, visitador de la Congregación, había estudiado el alcance de la manda testamentaria y estimándola insuficiente para abrir un centro de tres unidades al menos, espera a que otra oportunidad ofrezca posibilidades de llevar a efecto los deseos de la piadosa donante.

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Fachada lateral y frontal del Colegio San Luis Gonzaga, cuyas aulas fueron ofrecidas por la orden a La Salle.

Esta dificultad parecía que iba a superarse cuando los Padres Jesuitas ofrecieron un inmueble para habitación de los Hermanos; aulas por tiempo ilimitado en su Colegio de San Luis Gonzaga, y una cierta cantidad para gastos de instalación y complemento de la pensión anual de cada religioso. Pero, antes de entrar en vigor este convenio se cerró el Colegio para convertirse en Noviciado y las cosas quedaron como en un principio.

hermano_ig_javier_orbegozoCONDE DE OSBORNE.
Posteriormente el Conde de Osborne se adhirió al proyecto de doña Natalia y compró un terreno para  construir el edificio; pero, aun así, no bastaba. Fue el Hermano Ignacio el encargado de llevar a buen término los deseos de doña Natalia Pajares. Visto el estado del proyecto y el alcance del mismo, él, que nunca fue partidario de hacer las cosas a medias, ni realizar planes pequeños sin perspectiva de futuro ambicioso, concibió la idea de interesar a otras personas para dar a la obra la importancia requerida para una ciudad como El Puerto de Santa María.

Con la experiencia de Cádiz, comenzó nuevamente a peregrinar de puerta en puerta exponiendo el sueño de la creación de un importante centro escolar donde los niños más necesitados de la población pudieran recibir cristiana y gratuita educación.

(En la imagen de la izquierda, el hermano Ignacio, con un encargado de obra, durante una de sus constantes visitas de seguimiento a las mismas).

TERCERA CONFUNDADORA: ISABEL MERELLO.
Pronto esta idea encontró acogida en Doña. Isabel Merello, Viuda de F. Terry, que prometía ayuda si las escuelas se edificaban cerca de sus bodegas, donde estaba la barriada más populosa y necesitada de la población. Puesta de acuerdo con el Conde de Osborne, ambos se convierten en cierto modo cofundadores con doña Natalia, primera inspiradora de la benéfica Institución. El Hermano Ignacio logró también que el Ayuntamiento considerase la obra como de gran interés para la ciudad comprometiéndose a colaborar en su realización. Se vende el terreno adquirido por el Conde  y se compra otro mucho más extenso, cercano a las Bodegas Terry.

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En primer término, Isabel Merello Vda. de Terry, el cardenal arzobispo de Sevilla, José María Bueno Monreal, el Hermano Ignacio Javier, Luis Portillo Ruiz alcalde de El Puerto y el Conde de Osborne, durante la inauguración oficial del centro el 15 de diciembre de 1963. (Foto Rafa).

En diciembre de 1958 comienzan las obras. El 10 de abril del año siguiente  bendice la primera piedra el  Cardenal de Sevilla, Dr. Bueno Monreal; y apenas año y medio después, el 16 de octubre de 1960, ya estaba dispuesto para entrar en funciones el edificio de 4 plantas, 17 aulas, salón de actos y demás dependencias y servicios que requiere un Grupo Escolar completo. Aquel día, el Hno. Ignacio debió entonar con inmenso gozo el ‘Nunc dimittis’ del anciano Simeón.

hermano_ignacio_puertosantamariaLas calles de la ciudad cien veces recorridas a sus 80 años saben mucho de sus andanzas y fatigas, prodigiosamente superadas merced a su tesón y a su fortaleza física. «--Hay que trabajar a la velocidad de la luz», repetía «que la urgencia de hacer el bien no admite demora». Sus últimos recuerdos de El Puerto se confunden con el rumor del estudio en las clases y la algazara de los niños en los patios de juego de su Colegio. Ya estamos celebrando los 50 años de su fundación. (Texto: Manolo Morillo).

bartolomelaurel_puertosantamaria(1593-1627, martir franciscano beatificado el 7 de julio de 1867, fiesta: 17 de agosto).

Su nombre era Bartolomé Díaz y su apodo ‘Laurel’. Por ello no podemos saber cuál de los varios niños de idéntico nombre que se butizan en la Iglesia Mayor Prioral de El Puerto de Santa María es el mártir Laurel. Probablemente es el niño que nace el 19 de enero de 1593 (L.IV, fol. 125). Marcha a Méjico, como uno más de los innumerables españoles que emigran a las Indias, siendo niño, y por ello se le ha tenido y tiene por mejicano. Pero también, a raíz de su beatificación, la archidiócesis de Sevilla lo incluyó en el santoral propio.

Como consta en el libro de profesiones del convento de la ciudad mejicana de Morelia, hoy Valladolid, el joven Bartolomé Díaz, llamado también Laurel, profesó la  orden franciscana el 18 de octubre de 1617. Tenía 24 años y su profesión fue como hermano lego. Enseguida se ofreció para marchar a las misiones del Extremo Oriente, pero su ofrecimiento tardó unos años en ser aceptado. Por fin, en 1619, fue enviado a Filipinas, en cuyas islas estaría hasta 1623. Vivió en el convento de su orden en Manila, que tenía anejo un hospital donde se daba acogida a comerciantes y marineros japoneses. Destinado al hospital, aprovechó su trato con los mismos para aprender la lengua japonesa y para perfeccionar sus conocimientos de medicina.

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Cuadro de la Inmaculada Concepción, en la Capilla del Mercado Central, procedente del destruido Convento de Los Descalzos (con cuyas piedras se construiría el citado Mercado), que exisiía en la actual Plaza de Isaac Peral. A la derecha de la imagen, según Luis Suárez, aparece representado Bartolomé Díaz Laurel o Laural, aunque existen discrepancias al respecto. En la imagen superior izquierda, detalle del cuadro.

Se le asignó al beato Francisco de Santa María como enfermero y catequista, con el que trabaría sólida amistad espiritual y con el que sufriría el martirio. Pese a la rígida prohibición imperial de que los misioneros arribasen en Japón, los dos misioneros se lanzaron a la aventura. Lograron desembarcar en una playa cercana a Nagasaki. Su misión era itinerante: visitar las comunidades cristianas más desasistidas de atención misionera.

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Firma de Bartolomé Diaz Laurel o Laural.

[Ambos religiosos andarían por lugares secundarios, escondiéndose, realizando su labor, uniéndoseles un joven que también sería martirizado: el beato Antonio de San Francisco]

Como guía y vanguardia del sacerdote, Bartolomé realizó una intensa labor. Programaba las visitas a los pueblos y comunidades, llevaba sobre sus hombros el saco de los enseres litúrgicos y preparaba a los cristianos para la recepción de los sacramentos. Ejerció como enfermero. Visitaba las chozas con gran constancia llevando catecismos y medicinas. Preparó a numerosos niños a recibir su primera comunión.

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Cuadro que se conserva en la caja de escaleras de la zona de Sacristía y Curato de la Iglesia Mayor Prioral. Procede, posiblemente del desamortizado Convento de los Descalzos. Puede ser del Martirio de Japón, o como sostiene el investigador Antonio Gutiérrez, del martirio de San Pablo Miki y demás compañeros mártires, tamién en Japón en 1597.

DETENCIÓN Y MARTIRIO.
La detención de los misioneros se produjo durante una misa en casa de un cristiano con un grupo de fieles y todos fueron cogidos presos. Un apóstata los delató. Llevados a la cárcel allí continuaron su ministerio. Condenados a muerte, fueron llevados a Nagasaki, donde una parte del grupo fue martirizado por degollación y otra por cremación a fuego lento. Bartolomé fue uno de los quemados vivos. Era el 17 de agosto de 1627.

pionono_papa_de_romaImagen del Papa Pío IX, quien el 7 de julio de 1867 beatificaría a los 206 Mártires del Japón, entre el que se encontraba Bartolomé. Curioso este Papa, Pio IX quien promulgó, además, el dogma jesuítico de la ‘infalibilidad papal’, aceptando la declaración de los jesuitas de que el papa era el ‘rey del mundo’; también redactó el famoso "Syllabus errorum” condenando los principios democráticos de las naciones. Y en su honor, también y por haber instituido en 1858 el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, un pastelero de Santa Fé (Granada), decidió homenajear al pontífice bautizando con el nombre de ‘pionono’ (en italiano Pio IX) a un bizcocho cilíndrico de masa esponjosa que rellenó de dulce manjar y cubrió con crema en forma de tiara papal. Por último, hemos de señalar que este peculiar pontífice  padecía una supuesta epilepsia parcial compleja, según revela un interesante artículo de Sirven JI,  Drazkowski JF,  Noe KH. Seizures Among Public Figures: Lessons Learned From the Epilepsy of Pope Pius IX. Mayo Clinic Proceedings 2007;  82 (12): 1535-1540

BEATIFICACIÓN MASIVA: 206 MÁRTIRES.
Bartolomé fue beatificado con gran grupo de Mártires de Japón, cuya causa encabezaron Alfonso Mena y Alonso Navarrete. Los beatificados fueron 206. Decretada por Pío IX por breve del 7 de mayo de 1867, se celebró el 7 de julio del mismo año, centenario del martirio de los apóstoles Pedro y Pablo. Su memoria fue incluida en el propio de los santos del arzobispado de Sevilla e igualmente en el de la diócesis de Asidonia-Jerez, cuando se constituyó este obispado en 1980, dado que El Puerto de Santa María pertenece al obispado jerezano. Su memoria se celebra el 17 de agosto. (Texto: José Luis Repetto Betes).

Fuentes: ALONSO MORGADO A., Santoral hispalense. Sevilla 1867; ARZOBISPADO HISPALENSE, Officia Propia Archidiocesis Hispalensis, Sevilla 1942; MORAN J.M., Relación de la vida y gloriosa muerte de ciento diez santos…, Madrid 1867; REPETTO BETES J.L., Andalucía, tierra de santos. CSIC, Jerez de la Frontera.

bsartolome_laurel_toluca¿NATURAL DE ACAPULCO?
En Acapulco (Méjico), defienden que el Beato es natural de aquella población, y que nació en el vecindario y Puerto de Acapulco, pomposamente llamado ‘Ciudad de los Reyes’, en 1599. Tiene un culto bastante consolidado y sus promotores han publicado libros, realizado documentales y fomentado su nacimiento acapulcano. El 18 de agosto de 1989, el arzobispo de Acapulco, Rafael Bello Ruiz, lo proclamó patrón del catecismo. En 1992 le dedica una iglesia en el centro histórico, en el barrio de Petaquillas donde, anualmente celebran su fiesta. Imágenes del beato se conservan en la Casa Diocesana de Acapulco y otras que tienen culto en las iglesias de Petaquillas y en la del barrio de Unidad. (Imagen del Beato Fray Bartolomé Dias-Laurel (nombre oficial en Méjico), que recibe culto en la catedral de Toluca, estado de México).

SIN PRUEBAS DE SU ORÍGEN PORTEÑO.
El investigador Antonio Gutiérrez mantiene sus dudas en tanto que considera que no está suficientemente probada su naturaleza portuense. ¿Pudiera ser hijo de un emigrante de El Puerto? No encontró ninguna referencia  bautismal cierta ni de él ni de su padre en la Prioral, único templo allá por la fecha del nacimiento del Beato, tan solo una cita en un boletín del Obispado, basado en revistas de misiones que, al parecer, no estaban suficientemente documentadas.

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Imagen del Nomenclator de la Ciudad, aprobado en sesión plenaria del Ayuntamiento el 15 de agosto de 1936. Como se puede apreciar en la línea segunda, la calle que se llamó durante un tiempo durante la república Bartolomé Laural, con 'a', retornando al antiguo de San Bartolomé después de la rebelión miliar del 18 de julio que dió origen a la Guerra Incivil.

ANCESTRO DE LOS DÍAZ CORTÉS.
Incluso existe una leyenda urbana, al atribuir el parentesco del mártir como ancestro de la conocida familia porteña de los Díaz Cortés,  como descendientes de Beato Bartolomé Laurel o Laural por la rama materna. Quizás fuera un mito familiar. Existe también la creencia de que el abuelo de los Díaz Cortés, de ideas políticas republicanas pero casado con una señora de fuerte convicciones religiosas, por complacer a su esposa, consiguió cambiar el nombre de la calle donde vivían, arriba del Cafetín, y ponerle San Bartolomé, en un periodo en el que estuvo como teniente de alcalde en el Ayuntamiento.

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fernandozamacolaabrisqueta_puertosantamaria_«Como Fernando Zamacola, hemos de ser en todo, los camaradas de la Falange. Ni vacilación ni desesperanza. Acción, Acción, Acción. Nada de pausas ni de rodeos con esa santa intransigencia de la verdad; adelante y arriba; elevación y progreso, no el progreso demócrata a que apestaban las promesas políticas, no el progreso material y grosero, solamente, sino el avance en espiritualidad, en poesía, en inmaterialidad; cualidades que tienen los gestos de los hombres de la Falange». Ramón Grosso. ‘Aguilas’ diario gaditano en su número extraordinario de 19 de julio de 1937.

Los hermanos Fernando, Domingo y Alejandro Zamacola Abrisqueta habían nacido en Galicia, Fernando en Cariño y sus dos hermanos menores en Coruña. El cabeza de familia, Domingo Zamacola Arancheta, se había establecido en El Puerto de Santa María, donde se ganaba la vida como contratista de material de cantería para la compañía Obrascon. De los tres hijos era Fernando quien tenía un pasado más turbio, pues la policía lo tenía fichado como autor de un atraco a mano armada, en 1935 había estado arrestado por borrachera, escándalo público y estafa y en febrero de 1936 fue denunciado por agredir a un guardia municipal que iba de paisano.

cnt_jovenpagÉl mismo reconocía haberse afiliado a la CNT en 1932; decía que tuvo que hacerlo para poder trabajar y ayudar a su padre en la empresa de transporte, pero que rompió el carné “en vista de las canalladas y atropellos que cometía dicha organización”. Según la policía del Puerto, se afilió a Falange al ver que los obreros “abusaban de su padre como patrono”. La consecuencia de abandonar la CNT fue el boicot por parte del sindicato para impedirle trabajar y –según sus propias palabras– “por defender el partido Nacional Sindicalista llegaron hasta a condenarlo sin pruebas e inicuamente a veintiocho meses y veintiún días por supuesta tenencia de armas”.

Sobre su conversión al falangismo decía que al conocer y estudiar la doctrina de José Antonio se convenció de que era la única verdadera y por eso decidió afiliarse y se entregó a la organización “en cuerpo y alma”. Alejandro perteneció al Partido Comunista y había sido detenido con motivo de una huelga en solidaridad con los arrumbadores de Jerez. Él decía que pasó a la Falange en 1934, pero según la policía se le vio con un grupo comunista que apoyaba la candidatura del Frente Popular y su integración en el partido fascista debió ser hacia el mes de abril de 1936. Domingo no estuvo en ninguna organización política antes de Falange y el único antecedente que constaba a la policía es que fue detenido en junio de 1936 por pegar carteles del partido en la plaza de toros; en julio, cuando se produjo el golpe, era jefe local del Puerto de Santa María y estaba detenido en el penal.

regulares_morosEl Puerto cayó en manos de los sublevados. Una sección de Regulares mandada por el teniente Pérez Calvo desembarcó el 19 de julio en un remolcador procedente de Cádiz e inmediatamente ocupó el Ayuntamiento. Detuvieron a los miembros de la corporación municipal, requisaron armas y luego se dirigieron a la Prisión Central para liberar a los detenidos de derechas. El capitán que mandaba las fuerzas de infantería que custodiaban la cárcel no opuso resistencia y rápidamente salieron Fernando, Domingo Zamacola, Luis Benvenuty y otros falangistas que estaban detenidos. Uno de los que salió con ellos y se convirtió en estrecho colaborador de Fernando en la organización de la centuria falangista era el cartero Manuel Almendro López; había sido expedientado varias veces en el trabajo, se le acusaba de apropiarse de fondos de la asociación benéfica Conferencias de San Vicente de Paúl y antes de afiliarse a Falange había pertenecido al partido monárquico Renovación Española; cuando salió del penal el 19 de julio iba como jefe de escuadra al mando del primer contingente de falangistas portuenses armados.(En la imagen, moros del ejército de Franco).

PENAL_2_puertosantamariaDurante aquel encarcelamiento en vísperas de la sublevación, Fernando Zamacola conoció en el penal a Rafael Antequera Martínez, un sevillano que había pertenecido a la CNT y que estaba detenido por hacer sin billete la travesía de Tánger a Cádiz; gestionó su liberación, se afilió a Falange y terminó convirtiéndose en uno de sus hombres de confianza. En torno a estos individuos y otros como Ramiro Blanco, antiguo ex militante de la CNT que según los informes policiales había robado fondos del sindicato en Badalona, los de un sindicato de marineros en Barbate y también los de la “Sociedad Filarmónica” portuense, se fue formando la Centuria de los Leones de Rota. En ella se mezclaron gente “de orden”, arribistas, matones y  ex militantes de organizaciones de izquierdas que voluntariamente se pusieron el salvavidas azul o que fueron obligados a alistarse, como tantos otros casos de lealtad geográfica. Marcharon al frente y en los pueblos de la sierra por donde pasaron todavía se recuerdan los excesos que cometieron, dejando a su paso un rastro de sangre y muerte. (En la imagen, interior de la Prisión Central de El Puerto, en la que estuvieron presos Zamacola y otros falangistas portuenses, que sería luego una de las más mortírferas prisiones del franquismo).

Fernando Zamacola no tardó en convertirse en el héroe de Grazalema, donde parte de la columna rebelde del comandante Salvador Arizón quedó cercada el 13 de septiembre de 1936. Él logró romper el cerco la noche del 14 al 15 y entrar con un convoy de municiones. Recibió recompensas militares por su actuación en Grazalema y en Casares (Málaga) el 9 de octubre. El 20 de febrero de 1937 Franco le concedió la Medalla Militar individual y el 6 marzo obtuvo el empleo de alférez honorario del arma de Infantería “por su brillante comportamiento en las acciones de guerra en que ha tomado parte”. Además el teniente coronel Manuel Coco lo propuso para la Cruz Laureada de San Fernando, la más preciada condecoración del Ejército español, por su intervención en la conquista de Estepona (Málaga) el 14 de enero de 1937.  Mientras el Comandante Gallo instruía el expediente, la prensa falangista daba publicidad a la propuesta de Coco de otorgar la Laureada para Zamacola, pero el instructor concluyó la información con un dictamen desfavorable.

cruzlaureadasanfernandoEn el expediente de la Laureada no constan las razones por las que el comandante Gallo informó negativamente, pero pudo interferir una denuncia que dio pie a la apertura de otro expediente informativo –esta vez de carácter judicial militar– que afectaba a Fernando Zamacola. Había llegado directamente al Cuartel del Generalísimo y en ella se exponía la irregular situación en la que se encontraba la Falange del Puerto de Santa María, controlada por los Zamacola y su camarilla que, con actitudes propias de una banda de matones, se habían hecho dueños de la ciudad. También salpicó, entre otros, al jefe local y al que había sido comandante militar de la plaza en 1936.  Entre los nueve investigados, podemos conocer el delicado informe sobre Fernando Zamacola.

PULSAR PARA VER EL INFORME

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Tropas italianas acuarteladas en El Puerto, recibiendo un homenaje en la Plaza de Isaac Peral el 1 de octubre de 1938.

Con informes como éste se iniciaba cada uno de los nueves expedientes que la Auditoría ordenó instruir separadamente y presentarlos luego unidos con cuerda floja. Al de Fernando Zamacola se añadió a continuación un certificado de las referencias a su conducta que constaban en la denuncia sobre el ex comandante militar del Puerto. Tales eran el hecho de haber sacado de la cárcel a gente como Rafael Antequera, uno llamado Paco y otro apodado El Portugués, a quienes se presentaba como pistoleros que estaban imponiendo una política de terror en El Puerto. De Antequera se decía que como jefe de centuria tenía una actitud brutal con sus subordinados, que en diciembre de 1936 envió al frente un contingente de falangistas sin prendas de abrigo mientras en el cuartel se despilfarraba el dinero en comilonas y que todo eso estaba provocando que las personas de orden que iniciaron la Falange hubiesen empezado a retirarse de la organización o a solicitar cambios de destino para no seguir bajo las órdenes de individuos como aquéllos.

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Estatutos de la Falange Española Tradicionalista.

También se decía que unos prisioneros que supuestamente había tomado el enemigo a la centuria en Villaharta, en el frente de Córdoba, no fueron tales, sino que hubo una deserción de los izquierdistas que formaban parte de ella. Y por si todo eso fuera poco, se rumoreaba que los Zamacola habían reunido una fortuna de unas 350.000 pesetas que habían obtenido en muchos casos sacando a la gente de noche y con fusiles y que Fernando había gastado cantidades desorbitadas alojando a su novia durante varios meses en un hotel de la ciudad.

Luego se fueron incorporando los informes sobre sus antecedentes y conducta solicitados por el comandante Chacón al Ayuntamiento, Policía Gubernativa y Guardia Civil del Puerto de Santa María, las declaraciones del propio Zamacola, de Rafael Antequera, de los dueños de los hoteles en los que podía haber estado alojada la novia de Fernando, del jefe provincial de Falange y certificados de las entidades bancarias de la ciudad sobre la existencia de cuentas a su nombre.

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Textos de homenaje a Zamacola, ilustrados con dibujos de Julio Pérez Palacios.

Las indagaciones del instructor dejaron en claro, por ejemplo, que en los bancos de El Puerto de Santa María no había cuentas a nombre de Fernando Zamacola y que no era su novia, sino la de Domingo, quien había estado viviendo en el hotel Vista Alegre, en la foto de abajo a la izquierda.

hotelvistalegre_puertosantamariaPero estoy convencido de que el instructor no se empleó a fondo para aclarar las acusaciones más graves que pesaban sobre él. No tiene sentido que le preguntase a él directamente si en los pueblos por los que pasó su centuria oyó decir que preferían a los rojos antes que a ellos, si había permitido el ingreso de pistoleros en su organización, si tuvo algún altercado con el comandante militar de la plaza, si se había manifestado contrario a la unificación o si hubo deserciones en su centuria, a todo lo cual respondió negativamente, cuando lo que tendría que haber hecho es solicitar informes sobre todo ello a las autoridades locales del Puerto, de los pueblos en los que actuó la centuria, a los mandos militares y al jefe provincial de Falange.

[Tras aquella denuncia se inició  una investigación de la que se dedujeron diferentes informes, tanto los del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María como los de la Policía de la Ciudad. En 1937 la Policía de El Puerto elabora un informe sobre Domingo Zamacola al que  acusa, entre otros cargos de secuestro y violación de las mujer de Daniel Ortega Martinez, con nótula núm. 734 en Gente del Puerto y también de extorsión a diferentes industriales de la localidad]

danielortegamartinez_puertodesantamaria“En cuanto a su actuación, [Domingo] era el Jefe Local de Falange en el momento de iniciarse el Movimiento, aunque estaba en la cárcel de donde fue liberado al llegar las fuerzas del Ejército. Es del dominio público que hallándose en los pueblos de la sierra, al principio del Movimiento, cometió muchas inmoralidades por ser juerguista y gastador. (Daniel Ortega  Martínez en la imagen de la izquierda):
En esta ciudad, en El Puerto, siendo Jefe de Milicias, sacó de la cárcel a Luisa Rendón Martel, la mujer del diputado comunista Daniel Ortega Martínez, y la llevó a su domicilio, teniéndola allí hasta que la misma madre del Domingo fue a la Comandancia Militar a suplicar que sacasen de su casa a dicha mujer.
Durante su actuación como jefe de Falange en esta ciudad, también se sabe que amenazó a varios industriales para que entregasen fuertes sumas de dinero, siendo algunos de ellos don Daniel Martínez, don Luis Suárez..., a los cuales amenazó, y ellos pueden aportar detalles directamente. A otro industrial, don José Dosal, también le exigió una fuerte suma, llegando a ponerle el cañón de la pistola en el pecho para obligarle.
En general, se comenta mucho que este individuo frecuenta mucho los cabarets y las casas de lenocinio, haciendo buen gasto sin que se le conozca propiedad ninguna...”

bandera_falangeEl Juez Instructor que llevaba a cabo la investigación la paralizó durante tres años, tras los cuales, el Auditor decide darle carpetazo al asunto, aduciendo que los cargos no estaban suficientemente probados. Así no se aireaban los trapos sucios. No es frecuente encontrar pruebas documentales de la violencia y excesos cometidos por las fuerzas sublevadas y las bandas de falangistas. Cuando los autores de los crímenes eran los rojos, la Justicia Militar se empleaba a fondo para castigar a los culpables, pero en el caso contrario se miraba para otro lado. Sin embargo hay excepciones, y una de ellas es el expediente abierto en 1940 contra el que había sido comandante de Puesto de la Guardia Civil de Benamahoma en 1936. A los falangistas no volvieron a molestarlos.  Al fin y al cabo no habían hecho más que cumplir con su deber: obedecer las órdenes de sus jefes y fusilar a quienes les mandaron. Algunos todavía hablaban abiertamente de todo aquello, pero otros preferían olvidar y echar tierra sobre lo que vieron y lo que hicieron. (A la izquierda, bandera de la Falange Española).

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Esquela de Fernando Zamacola publicada el 16 de junio de 1938 en la Revista Portuense.

Fernando Zamacola falleció en Los Blázquez (Córdoba), siendo alférez de Regulares, el 14 de junio de 1938. La Jefatura Provincial de Propaganda de Sevilla le tributó un homenaje desde Radio Sevilla y posteriormente publicó el folleto “Fernando Zamacola ¡Presente!” (Ediciones de la Jefatura Provincial de Propaganda de FET-JONS de Sevilla, 1938) con textos del jefe gaditano Joaquín Bernal (“Fernando Zamacola ¡Presente!”), Diego Romero (“No lloréis”), Julio Estefanía (“Romance de fernando_zamacola_puertosantamariaZamacola”) y Fernando Bruner Prieto (“Elogio de Fernando Zamacola”), ilustrado con ocho grabados en boj de Julio Pérez Palacios, como el que aparece en la imagen de la izquierda. El jefe de los Leones de Rota continuó siendo “el heroico falangista Fernando Zamacola”, a pesar de todo, para los vencedores.

Esa imagen del héroe, del noble, del poeta... se cae completamente por tierra cuando se aborda a la figura de este personaje con un criterio objetivo, con un criterio historiográfico; manejando, no la leyenda ni la propaganda, sino lo que nos dice la documentación que creemos que puede ser la más objetiva. Y es la documentación creada por la propia Administración franquista... se trata de una investigación que se hace desde el propio régimen sobre quiénes son sus servidores. La información encontrada procede de la propia documentación generada por la administración franquista y por el aparato jurídico militar de los golpistas sublevados en julio de 1936. (Texto: Fernando Romero Romero).

fernandoromeroromero_villamartinFernando Romero Romero es  miembro del Grupo de Investigación Patrimonio Documental y Bibliográfico de Andalucía y América, así como de la Asociación Memoria Histórica y Justicia de Andalucía y del equipo técnico del proyecto 'Todos los Nombres'.

Fuentes: Fernando Romero Romero: “Represión por la Justicia Militar: Rota, 1937-1942”, en  M. Rodríguez Izquierdo y P. P. Santamaría Curtido (Coords.): Memoria rota. República, Guerra Civil y represión en Rota. Ayuntamiento de Rota, 2009, pp. 381-434.

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