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Juan Melgarejo Osborne nace en Madrid en el número 34 de la calle Fortuny, el 6 de septiembre de 1923, quinto hijo de los 15 que tuvo el matrimonio formado por Rafael Melgarejo Tordesillas, duque de San Fernando de Quiroga y Amparo Osborne Vázquez. Fueron alcaldes de El Puerto ese año, desde el 31 de enero Luis Portillo de Pineda y desde el 1 de octubre hasta el 29 de abril del año siguiente, Sebastián Péndola y Soto.

«En 1927 la Revista Portuense publica un editorial titulado ‘Protesta’ realizada ‘por la ausencia casi absoluta de concejales en los Divinos Oficios’, extendiéndose el articulista en diversas consideraciones que justifican el título del editorial, indicando ser comprensivo con la actitud de aquellos munícipes que no comulgan con los principios y doctrina de la religión católica, encontrando incomprensible e injustificable, sin embargo, la actitud de aquellos otros que se enorgullecen llamándose católicos, volviendo la espalda a lo que considera inexcusables deberes con el pretexto de que quien preside la Corporación no pertenece a su bandería política, actitud ‘a todas luces censurable y digno, como lo ha sido ahora, de la protesta unánime de El Puerto de Santa María’» Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía.

LA GUERRA CIVIL.
Su padre, de origen manchego, murió asesinado el 8 de septiembre de 1936, cuando  Juan Melgarejo contaba con apenas trece años recién cumplidos. Su madre se hizo cargo de los once hijos menores, dado que los dos mayores, Rafael y Jaime, estaban en el frente de guerra y los pequeños Enrique y Amparo, murieron siendo pequeños. Tras conseguir llegar a Villanueva de los Infantes (Ciudad Real),  cruzaron la península hasta Valencia donde, tras una intensa labor diplomática con la embajada inglesa y, dado que los Osborne eran de origen inglés:  el abuelo de Juan, Roberto Osborne Guezala (copropietario de Bodegas Osborne y fundador de La Cruz del Campo, hijo de Tomás Osborne Bölh de Faber) pudieron tomar un barco inglés con destino a Gibraltar. Allí serían recogidos por los hermanos de Amparo Osborne para dirigirse a Sevilla, donde residirían hasta finalizar la contienda civil. (En la imagen de la izquierda, Roberto Osborne Guezala).

Plaza de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real).

POSGUERRA.
Finalizada la guerra, la familia Melgarejo Osborne anduvo repartida entre Madrid, La Mancha y Andalucía. En la capital de España se quedaría la mayoría de los hermanos Melgarejo Osborne, junto a su madre. En La Mancha tenían fincas heredadas de su padre, que fueron repartidas entre los hermanos, dedicándose éstos a su exploación. Juan junto a sus hermanos Carlos y Sofía, se trasladaron a Sevilla. Carlos marcharía a vivir con su tío Juan Vázquez y Sofía y Juan a casa de su abuelo, Roberto Osborne Guezala.

EL PUERTO.
Los viajes de Sevilla a El Puerto eran habituales. En la capital andaluza tenían el negocio familiar, La Cruz del Campo, así como a parte de la familia materna. En nuestra Ciudad, además de contar con numerosa familia, dado que el resto de los primos Osborne se habían asentado en El Puerto en torno a las Bodegas Osborne, su abuelo Roberto tenía una finca, Vistahermosa, con la casa de verano, conocida como la Casa Grande.

Salida de la ceremonia de boda, celebrada en la Prioral en septiembre de 1952

Juan contrajo matrimonio en la Iglesia Mayor Prioral el 30 de septiembre de 1952 con casándose con su prima Magdalena Osborne Jiménez. Curiosamente sus hijos: Juan, María Magdalena (Malen), Aurora, María Victoria (Mavi) y Patricio (Patri), llevarían los mismos apellidos que él.

Sus hijos. Juan, María Magdalena, Aurora, María Victoria y Patricio.

Tras una corta estancia en La Mancha, el matrimonio se traslada definitivamente a El Puerto de Santa María, viviendo primero en la calle Santa Lucía, luego en Crevillet y más tarde en Vistahermosa, dedicándose a negocios agrícolas para, mas tarde diversificarse en otros de orden turístico, automoción y representaciones bodegueras y la cerveza de la familia: La Cruz del Campo.

Publicidad en ABC en los años sesenta del siglo pasado.

EL CANGREJO ROJO.
Nuestro protagonista participó activamente en 1963 junto al belga Rudolf van Moerkerke y José Luis Ybarra en la creación de ‘El Cangrejo Rojo’, Club de Vacaciones pionero en la atracción de turistas belgas a nuestra Ciudad que más tarde pasaría a manos de una sociedad holandesa. Los primeros extranjeros los trajo el touroperador belga Sunair y el inglés Lon Poly; los intentos con el touroperador alemán Hetzel Reisen no cuajan --por la proximidad de la Base de Rota y los muelles industriales en el arco de la Bahía-- que marchan a Matalascañas (Huelva). Más tarde el Club se especializaría en turismo francés, cambiando de denominación hasta tres veces: Club Mediterráneo, Club Aquarius y Club Med. Este club que como se puede apreciera tuvo una gran importancia en el desarrollo del turismo internacional al inicio de la década de los sesenta del siglo pasado, motivó a  que Juan se decidiera por aprender francés.

Zona de piscinas, solarium y bungalows al principio del Cangrejo Rojo.

Como anécdota, siempre contaba que, para lo que mas le sirvió fue para ayudar a unos turistas franceses que buscaban el ‘Club Mediterránee’ y le preguntaron a un camarero de la Confitería ‘La Perlita’ del Centro Comercial Vistahermosa. Resultó que aquel camarero le indicó a los turistas como llegar a la Base de Rota suponiendo que serían americanos. Juan, que estaba allí merendando con sus nietos, se levantó de un salto de la silla para poner en práctica lo que aprendió en aquellos cursos de idiomas y así pudo ayudar a aquellos turistas despistados e indicarles que tomasen la Avenida Eduardo y Felipe Osborne, dirección al Club Med y no la carretera de Rota.

Vista aérea actual del que fuera Club Mediterráneo. (Foto: Jorge Roa).

Vista de Vistahermosa y Fuerte Ciudad, las murallas y el Cuartel de la Guardia Civil existente el 19 de junio de 1970, fecha de la instantánea.

VISTAHERMOSA.
Juan Melgarejo dedicó toda su vida, desde el inicio de Vistahermosa, para conseguir impulsar esta idea y llegar a  hacer realidad su sueño y el de los suyos. Fue su madre, Amparo Osborne, la que le propuso ‘hacer algo’ en Vistahermosa. Esta finca había sido repartida entre varios de los hermanos Osborne Vázquez, quedándose Amparo con la finca ‘La Misericordia’ y varias parcelas; Roberto con ‘Los Arcos’; y Eduardo y Felipe con la Casa Grande y otros terrenos adyacentes. Fueron éstos los que, junto a su sobrino Juan, decidieron crear la mejor Urbanización de España. Y lo consiguieron: en 1985, la revista ‘Ciudadano’ elegían a Vistahermosa (tramo de la playa de Santa Catalina), como ‘la más elegante de España’ dada la urbanización que la sustentaba.

Eduardo y Felipe Osborne Vázquez, con cuyos nombres está rotulada la avenida de acceso principal a la Urbanización Vistahermosa.

Tras comprar algunas fincas colindantes, se comenzó a construir el Club ‘El Buzo’ y dos bloques de apartamentos. Comenzaron a vender parcelas y los nuevos propietarios comenzaron a construir las primeras casas. Y, lo que en un principio fue una urbanización donde la mayoría de sus vecinos eran familiares y amigos de la familia Osborne, llegaría a ser una de las mejores urbanizaciones de España, por su privilegiada y estratégica situación, belleza y servicios, conocida en todo el país, que sirve como referencia como lugar agradable y completo para vivir.

Club El Buzo, cesped de piscinas. 18 de agosto de 1971. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

No es de extrañar que las grandes compañías extranjeras de automoción y recambios, instaladas en la Bahía de Cádiz, contemplaban entre los valores para instalarse en esta zona, la existencia de una urbanización como la de Vistahermosa, como lugar de residencia para sus directivos que buscaban viviendas de alto nivel en una zona exclusiva como la que nos referimos. Luego vendría en 1975, Vistahermosa Club de Golf. Tras abandonar los negocios agrícolas, nuestro protagonista ocuparía, durante muchos años, la presidencia del Club y de la Comunidad de Propietarios.

En una comida con trabajadores del Depósito de Cruzcampo en El Puerto, a la derecha en primer término, Péculo y a continuación Martínez de Murga.

La gestión de Vistahermosa la compaginaría con algunos negocios de coches: concesionario de Wolsvagen en el desaparecido taller de Gomanos, a la entrada de Pozos Dulces donde se asoció con su primo el Conde de Osborne, Tomás Osborne Vázquez, así como la distribución de La Cruz del Campo y los productos de Osborne en nuestra Ciudad, en el conocido ‘Depósito de la Cruz Campo’ que actualmente continúan regentando sus hijos bajo la firma de ‘Herederos de Juan Melgarejo Osborne’.

De izquierda a derecha, Alfonso X, 'el Sabio'; Sancho IV, 'el Bravo'; Fernando IV, 'el Emplazado'; Alfonso XI, 'el Justiciero' y Pedro I, 'el Cruel', ancestros de Juan Melgarejo.

GENEALOGÍA.
Juan Melgarejo Osborne tiene línea directa de descendencia del rey Alfonso X ‘el Sabio’, fundador de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad y Gran Puerto de Santa María, en el año 1281 de la era cristiana (1319 de la era española), municipio del  que sería alcalde entre 1969 y 1971.

01. Alfonso X ‘el Sabio’, rey de Castilla y León oo Violante de Aragón
02. Sancho IV ‘el Bravo’, rey de Castilla y León oo María de Molina
03. Fernando IV ‘el Emplazado’, rey de Castilla oo Constanza de Portugal
04. Alfonso XI ‘el Justiciero’, rey de Castilla oo María de Portugal
05. Pedro I ‘el Cruel’, rey de Castilla oo Isabel de Sandoval
06. Diego de Castilla y Sandoval oo Isabel de Salazar
07. Pedro de Castilla y Salazar ‘el Viejo’ oo Beatriz de Fonseca y Ulloa
08. Pedro de Castilla y Fonseca con Juana de Portugal, reina de Castilla
09. Andrés de Castilla y Portugal ‘el Apostólico’ oo Mencía (o María) Quiñones
10. Alonso Castilla-Portugal y Quiñones oo Juana de Mendoza y Laguna.
11. Apóstol Castilla-Portugal y Mendoza oo Francisca de Zúñiga y Valdés.
12. Melchor Castilla-Portugal y Zúñiga oo Antonia Guerrero.
13. Juan Antonio Castilla-Portugal y Guerrero oo María López de Villaseñor.
14. José Castilla-Portugal y Villaseñor oo Juana Álvarez.
15. José Enrique Castilla-Portugal y Álvarez oo Carmen Baíllo y Cevallos.
16. Nicolás Melgarejo Melgarejo oo Micalea Castilla Portugal y Baíllo.
17. José María Melgarejo y Enseña oo Rosario Melgarejo y Castilla-Portugal.
18. Nicolás Melgarejo Melgarejo oo Sofía de Tordesillas y Fernández-Casariego.
19. Rafael Melgarejo Tordesillas oo Amparo Osborne Vázquez.
20. Juan Melgarejo Osborne oo Magdalena Osborne Jiménez.

Busto de Alfonso X 'el Sabio', obra del escultor Javier Tejada, que se exhibe delante de una de las fachadas del Castillo de San Marcos. (Foto: J.M.M.)

ALCALDE, DESCENDIENTE DEL REY.
El destino quiso que Juan fuera, a sus 46 años, alcalde de una Ciudad que fue reconquistada siete siglos atrás por su antepasado Alfonso X el Sabio. Veinte generaciones separan a Juan Melgarejo del rey Sabio. Del rey al alcalde, 688 años después,

El 25 de junio de 1969, --faltaba poco para que el hombre pisara por primera vez la Luna--, Juan Melgarejo Osborne tomaba posesión como alcalde de El Puerto de Santa María, tras jurar su cargo en el Salón de Plenos ante el gobernador civil, Julio Rico de Sanz.

El gobernador civil, Julio Rico de Sanz, le hace entrega del bastón de mando al ya nuevo alcalde, Juan Melgarejo Osborne. (Foto: Juman. Archivo Municipal).

A las seis de la tarde se formaba la presidencia del acto, con el gobernador civil al frente, al que acompañaban el almirante jefe de la Base Naval de Rota, Manuel González Ramos-Izquierdo;  presidente de la Diputación Provincial, Fernando Portillo Sharfhausen; alcalde de Cádiz, Jerónimo Almagro Montes de Oca; Ayudante de Marina, Cayetano Román Andrade; procuradores en Cortes, Baldomero García García y José Martínez Romero; delegado provincial del Ministerio de Vivienda, Moisés Arrimadas Esteban; comisario jefe de Policía de la Ciudad, Victor López Sainz y el teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, Teodoro Castro Cano.

Entre el público asistente a la toma de posesión, vemos en primera fila, de izquierda a derecha al corresponsal de prensa Manuel Carrasco de la Bandera, desconocido, el corredor de comercio Fernando Monguió Becher, el fotógrafo Monclova, el ordennza municipal y camarógrafo José Valiente Moreno, Joaquín Calero Muñoz, y desconocidos. Detrás, al centro, vemos al capellán de la Ciudad, Anastasio Pérez de Andrés y al que, al final de la década de los setenta, sería alcalde, Javier Merello Gaztelu. (Foto: Juman. Archivo Municipal).

Otras representaciones fueron el presidente de la Audiencia Provincial, Rafael Cano Gardoqui; arcipreste de la Ciudad, Manuel Salido Gutiérrez; juez de Instrucción de El Puerto, Conrado Gallardo Roch; el delegado provincial de Obras Públicas, Carmelo de Cirión Eucarina; el Delegado de Educación y Ciencia, Antonio Palomo Ruiz; Delegado del Instituto Social de la Marina, Gerardo Harguindey Baoet; los alcaldes de Puerto Real y Chipiona, Alfonso López Martínez y Cesar Florido Cotro; Primer Teniente de Alcalde del ayuntamiento de Jerez, Javier López de Carrizosa Eizaguirre, en representación del alcalde ausente en Madrid.

En una visita a un taller de Imprenta, Juan Melgarejo Osborne, Francisco Javier Merello Gaztelu, concejal, y Vaca.

En su discurso de toma de posesión, lanzaba este mensaje a la ciudadanía: «También fuera de esta Casa Consistorial, fuera de esas autoridades y jerarquías a las que he aludido, quiero, aprovechando esta pública ocasión para demandar, como demando muy de veras a todos los portuenses, sin excluir a ninguno, a fin de que no oculten sus opiniones ni sus pareceres ante los problemas municipales, exponiéndolos con toda sinceridad seguros de que las puertas del despacho de la Alcaldía estarán siempre abiertas para quienes con el corazón en la mano, sin dobleces ni reservas de pensamientos, vengan a prestar, como un miembro más de la gran familia portuense, todo cuanto crean es lo mejor para el bien de todos, dejando a un lado la crítica oculta y demoledora y acogiéndose a una crítica abierta y constructiva que siempre será de agradecer».

Visita del Gobernador Civil de la Provincia al Hospital Municipal de San Juan de Dios, donde se inauguró la Sala de Maternidad. En primera fila, de izquierda a derecha, Juan Melgarejo Osborne, alcalde de la Ciudad; Luis Nozal López, Gobernador Civil y una Hermana de la Caridad desconocida; detrás, a la izquierda, Fernando Arjona Cía, concejal del Ayuntamiento y el médico José Joaquín Muñoz Bela; a la izquierda hermana desconocida, un médico desconocido, Ponce, y detrás Rábago, Juan de la Lastra, Carlos del Poyo y otros señores entre los que se encuentra el ginecólogo Francisco Viseras Alcolea. 27 de julio de 1970. (Foto: Juman. Archivo Municipal).

En la puesta de la primera piedra de una promoción de pisos del Patronato de la Vivienda. Le acompaña el ex alcalde Luis Caballero, el comisario Victor López Sainz y el concejal Manuel Rebollo Lainez. (Foto: Archivo Municipal).

Pedía a Dios y a la Virgen, «Nos de a todos y en todo momento la serenidad y la claridad de juicios, el sentido de la justicia, el conocimiento del deber, la conciencia de la responsabilidad, la fuerza ante la contingencia, la dureza cuando el bien común la reclame, la blandura cuando la caridad la imponga, el equilibrio en las decisiones, el sacrificio de unos pocos si para el bien de todos es necesario y, sobre todo y mas que nada, un sentimiento profundo de hermandad, de solera cristiana que nos permita saltar todas las barreras de los convencionalismos y de los intereses creados, para estar prestos y ligeros a cumplir con el deber de cada día, de cada hora y de cada minuto».

Entrega de Premios en la Feria de Primavera. De izquierda a derecha, el almirante Javier Elizalde, Juan Melgarejo, Juan Ignacio Varela Gilabert, el comisario Victor López Sainz, dos desconocidos y Juan de la Lastra y Terry. Detrás de pie, Rafael Morrito, al micrófono conduciendo el acto. 11 de mayo de 1970. (Foto: Archivo Municipal).

Melgarejo no ocupó la Jefatura Local del Movimiento que, en un acto posterior  juraría el porteño y también concejal, Juan Ignacio Varela Gilabert. Durante su mandato en la Alcaldía siempre recordaría la, --para aquel tiempo de escasez económica de los ayuntamientos-- , hazaña de restaurar la Plaza de Toros, cuando El Puerto era un clamor y deseaba ver triunfar al torero José Luis Galloso en su plaza. Aquella espera, recordaba nuestro protagonista, mereció la pena y aquella obra no solo de restauración sino también de consolidación, fue un premio para una ciudad por él tan querida.

En la Cruz Roja, durante la clausura de un Curso. De izquierda a derecha, Victor López Saiz, comisario de Policía; José Joaquín Muñoz Bela, médico y presidente de la Asamblea Local de dicho organismo humanitario; Juan Melgarejo; Cayetano Román Andrade, Ayudante de Marina;  Cristina Cologan Ponte Sra. de Ignacio Osborne Vázquez y Matilde Manzanera, Sra de Muñoz Bela. (Foto: Archivo Municipal).

Antes de ser alcalde fue concejal del ayuntamiento y teniente de alcalde, tomando posesión el 5 de febrero de 1961, con Luis Portillo Ruiz al que sustituyó y que no estuvo en su toma de posesión por prescripción facultativa al encontrarse enfermo. El Puerto tenía en el año 1970 la mitad de la población actual: 42.111 habitantes.

Juan Melgarejo, a la izquierda, acompañando al alcalde de la Ciudad, entonces Luis Portillo Ruiz, en una audiencia concedida por el anterior Jefe de Estado, el general Francisco Franco.

PORTUENSE HASTA EL FINAL.
Javier Oña Sevilla fue el médico que le atendió hasta su último aliento. Si bien le sugirieron se desplazara a un centro especializado para que le atendieran de ‘esa’ traicionera enfermedad, no quiso oír hablar de ello. Su médico fue Javier Oña y su Ciudad, El Puerto. Murió el 6 de octubre de 1994.

Juan Melgarejo y Magdalena Osborne con parte de sus nietos. De izquierda a derecha,  Mauricio Grandes Melgarejo, Jesus Grandes Melgarejo, Pablo Grandes Melgarejo, Juan Melgarejo Osborne, Alejandra Estevez Melgarejo, Juan Manuel Melgarejo Molina, Magdalena Osborne Jimenez,  Paula Melgarejo Molina.

Juan Melgarejo Osborne, fue un amante de su familia, un hombre valiente y un caballero, que no dudaba en hacer frente a cualquier injusticia, viniera de donde viniera. Generoso, buen amigo, colaborador de muchas causas, muchas de ellas en silencio, fiel a sus principios, amaba a El Puerto por encima de muchas cosas y, su peculiar carcajada hacía que, hasta el rostro más serio tuviera que sonreír.

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“Arco de la Santísima Trinidad y Ermita de los Caminantes”. Óleo sobre tabla. 50×70 cms. Anónimo. Donado por Valerio Marín a la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia. Aquí se construirá el monumento al Sagrado Corazón.

El año 1927 se inició con un acontecimiento social y religioso de gran transcendencia: la bendición del monumento al Sagrado Corazón, instalado en la entrada principal de la Ciudad, en el vértice de un triángulo imaginario que forman las calles Cielos y Larga, punto de nacimiento de ambas calles, dos de las principales arterias del casco histórico de nuestra ciudad.

Corazón de Jesús entronizado. Acto de recepción en el Salón de Plenos del Ayuntamiento al Gobernador Civil, Santiago Guillén Moreno. Lo recibe la Corporación Municipal bajo mazas, en presencia de clarineros, maceros y guardia de gala. En la presidencia el alcalde de la Ciudad, Luis Portillo Ruiz. Año 1962. (Foto: Juman. Archivo Municipal).

Previamente, se había celebrado la solemne ‘entronización’ de la imagen del Corazón de Jesús en el edificio de la Casa Consistorial, es decir la colocación de una efigie con esta advocación en lugar destacado y preferente del ayuntamiento el día 1 de enero, imagen que actualmente se encuentra en el patio de acceso a la iglesia de San Francisco.

La Plaza de los Jazmines, sin el monumento. A la izquierda, la Capilla de los Caminantes, en la esquina del Paseo de la Victoria. (Foto Colección: Mata).

La Plaza de los Jazmines, con arbolado en el lugar del monumento. (Foto: Colección Mata).

El monumento al Corazón de Jesús, con las palmeras washintonias recién plantadas, conservando aún las rejas que protegian el monumento. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

La base del monumento se ampliaba con una breve escalinata cuadrada en cuyo perímetro se extendía una reja de hierro, artísticamente forjada y actualmente desmantelada, completando el exorno urbanístico del rincón unas incipientes palmeras, algunas de las cuales  --83 años después-- han caído o se encuentran gravemente enfermas y otras se mecen como guiones que escoltan, esbeltos y majestuosos, ese símbolo local de la religiosidad de otras generaciones que nos precedieron.

Día de la inauguración, con procesión extraordinaria de la Patrona. (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

Y el día 2 de este mismo mes se organizó una procesión extraordinaria con la imagen de la Patrona al lugar donde el Apostolado de la Oración había levantado un hermoso monumento de mármol blanco de los denominados ‘Triunfos’ compuesto por una amplia base rectangular sobre la que se elevan cuatro pilastras o columnatas unidas entre sí que sustentan la imagen del Sagrado Corazón, en actitud bendicente.

El acto fue multitudinario y brillante a pesar de la ausencia de diversas autoridades invitadas. El obispo de Cádiz, Marcelo, excusó su asistencia alegando estar delicado de salud y los alcaldes de las ciudades vecinas de Jerez, Rota y Puerto Real que habían sido invitados, igualmente, declinaron su asistencia, enviando un representante el de Puerto Real, tan solo. El pueblo si que asistió, llenando las azoteas y los balcones de las casas colindantes, y todo el perímetro de la antigua plaza de los Jazmines, rotulada en esa fecha con el nombre del escritor nacido en El Puerto, Javier de Burgos. (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

Agustín Vela Mariscal y Carmela Durán, ante el monumento del Sagrado Corazón, en la Plaza de los Jazmines, camino de la Feria y Velada  situada en el Paseo de la Victoria, con parte de los hijos, a principio de la década de los sesenta del siglo pasado. (Foto: Colección María Jesús Vela).

El mamotreto existente -Edificio Carabela- en el lugar donde estuvo la Casa de Martínez de Pinillos. Inexplicablemente se autorizó en 1989. La foto es en la actualidad. (Foto Vicente Utrera – Alberto Trigueros).

1

Como un día más; como todos los días, el Adriano III levantó amarras y zarpó rumbo a Cádiz a las 9,30 horas de la mañana de ese martes 4 de enero de 1966 envuelto en una espesa niebla que envolvía a toda la bahía. El periódico La Voz de la Bahía, hace hoy 45 años, recogía el suceso acaecido el martes 4 de enero. Cuando montados sobre la nave algunos pasajeros se dieron cuenta que en ella iba un ciudadano considerado gafe, cuyo apellido era de los primeros de la guía telefónica, comentaron entre sí: "--Aquí va a pasar algo malo". Y pasó.

Recién estrenado el año 1966, mientras que en el resto del mundo se hablaba de la muerte de Ernesto “Che” Guevara, se consagraba el primer obispo negro en Estado Unidos y se comprobaba la eficacia de un nuevo microscopio para incorporarlo al equipo de los primeros astronautas en alcanzar la  Luna, en El Puerto la preocupación era otra. El martes 4 de enero una densa y pertinaz niebla se apoderó de la ciudad y del resto de la bahía.

El ministro de Justicia, Antonio María de Oriol y Urquijo, con el tiempo veraneante en El Puerto, de visita oficial a la Ciudad, es recibido en la puerta del Ayuntamiento sito en la Plaza de Isaac Peral, a principios de 1966. (Foto: Archivo Municipal).

LA CIUDAD A PRINCIPIOS DE 1966.
Por aquellos días el Ayuntamiento andaba a la gresca con los propietarios de unos kioscos instalados en la Plaza del Polvorista, a los que con la excusa de la remodelación de la plaza se les dio ultimátum para desmantelar sus negocios. El buque “Ciudad de Sevilla” entró en el puerto para su desguazado, y la Academia de Bellas Artes ultimaba los preparativos para la cabalgata de Reyes Magos del día siguiente. Mientras, las fuerzas vivas de la localidad reclamaban por la falta de un servicio médico de urgencia, por la acometida de un nuevo alumbrado público más decente del que sufrían, y por el corte del tránsito rodado  en el Puente de San Alejandro, principal vía de acceso a la ciudad.

Los hermanos Fernández San Juan, Pepe y Juan, alternaban los viajes de las motonaves Adriano II y III desde El Puerto a la capital, cruzando la bahía, con la regularidad propia de un servicio marítimo de pasajeros heredado del de la ría de El Ferrol, y pariente directo del vapor que surcó el Guadalquivir río arriba en busca de la Exposición Universal de 1929 celebrada en Sevilla. (En la imagen, Juan Fernández Sanjuán, en 1991).

AQUEL 4 DE ENERO.
Como como todos los días, como un día más, el Adriano III levantó amarras y zarpó rumbo a Cádiz a las 9,30 horas de la mañana de ese martes 4 de enero de 1966 envuelto en una espesa niebla, con la confianza de su bien ganada experiencia navegando por aguas amigas, la certidumbre de su llegada a buen puerto, y las expertas manos de su patrón “Pepe el del Vapor”, que al llegar a la barra del río Guadalete ya en el viaje de vuelta, no tardó en darse cuenta de la gravedad de la situación -dada la nula visibilidad-, teniendo que parar máquinas, echar ancla y disponerse a una tensa espera con la mar en calma chicha.

El Adriano III, atracado en el muelle de San Ignacio, en una noche de niebla como aquella de hace 45 años.

ALARMA EN EL MUELLE.
Las voces de alarma en el muelle portuense empezaron a oírse pasadas las 11,30 horas de la mañana a la vista de la tardanza de la popular motonave. Se comunicaron los hechos a la Comandancia de Marina, a la Costera, a los prácticos de Cádiz y por medio de la radiotelefonía se supo de su situación gracias al pesquero “Mari Perles”, que esa misma noche embarrancó en el mismo sitio con una carga de 900 cajas de pescado, y que logró ponerse a flote por sus propios medios.

16 HORAS EN LA BAHÍA.
El pasaje, que se aproximaba a unas treinta personas, incluidos dos niños, en un principio no tomó en consideración la maniobra de parada, ya que esperaban que la cosa no llegaría a mayores y el vaporcito retomaría nada más disipada la niebla el rumbo hacia El Puerto.

Jamás pensaron que el asunto se convertiría en una odisea de 16 horas de espera, avituallados exclusivamente con un panecillo de un pasajero y otro del patrón, que cedieron a los más pequeños. Entre los pasajeros se encontraban Manuel Suano Navarro, conocido popularmente como “El Chico”, a la sazón mandadero del vapor, que junto con Narciso Casas Rodríguez, embarcado para ir a vender a Cádiz las angulas que cogía en el río Guadalete a su paso por La Cartuja, no pararon de dar ánimos a una pareja de recién casados que pasaron su noche de novios en medio de la bahía. (En la imagen de la izquierda, Manuel Suano Navarro, 'el Chico').

Transporte de guerra TA-11 que guió al Adriano III aquella madrugada

EL RESCATE.
Sobre las 3 de la mañana una embarcación TA-11 del transporte de guerra guió con potentes focos hacia el puerto gaditano al Adriano III, que una vez desvanecida la niebla al medio día del miércoles 5 de enero, víspera de Reyes, emprendió la anhelada singladura de regreso a El Puerto.

En la imagen de la izquierda, Pepe Fernández Sanjuan, 'Pepe el del Vapor'.

Entre las personas que acudieron al muelle a recibir al hoy símbolo y emblema de la ciudad, se encontraba el Sr. Martínez Morató Patrón Mayor de la Cofradía Sindical de Pescadores, que días antes junto con otras personalidades del mundo de la mar había agasajado a los hijos de los pescadores con el aguinaldo típico de las fechas. En esta ocasión su aguinaldo fue ni más ni menos que dar un fuerte abrazo a José Fernández San Juan, y felicitarle por la serenidad mostrada a la hora de gestionar la situación planteada por la niebla, y haber conseguido que tanto el Adriano como sus pasajeros ocasionales terminaran felizmente su viaje más largo.  (Texto:  Manolo Morillo).

Más información en Gente del Puerto:
359. EL VAPOR DE EL PUERTO
412. A BORDO DEL VAPOR ADRIANO II
512. FIN DE AÑO CON EL VAPOR.
557. EL VAPOR ADRIANO.
662. LA BECERRADA.

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Manuel Toimil Castro nació en Orense el 12 de septiembre 1933 y fallecía el pasado 15 de diciembre de 2010, a la edad de 77 años. Hijo de Luis y de Remedios, tuvo dos hermanos mas. Su madre, maestra de Escuela, fue destinada al municipio gallego de Cerdedo (Pontevedra), el municipio menos poblado y extenso de la comarca de Terra de Montes, donde se crió nuestro protagonista. Allí viviría en la Casa Escuela que dirigió su madre, Remedios Castro.

Casa Escuela en Cerdedo (Pontevedra), donde vivió Manolo Toimil en su infancia.

El año de su nacimiento, 1933,  fue un año convulso en nuestra Ciudad, en cuyo gobierno se situaron alcaldes del Frente Popular. Francisco Tomeu Navarro ocupaba la alcaldía, siendo relevado el 21 de junio de ese año por Francisco Cossi Ochoa, quien con el tiempo se convertiría en el último presidente de Diputación, asesinado por los rebeldes en la sublevación del 18 de julio de 1936, que daría paso a la Guerra Civil. Entre Cossi y Tomeu, estuvieron alternandose, entre 1931 y 1934 el sillón de Primer Edil.

Enrique Cossi Ochoa, alcalde de El Puerto en 1933, en la imagen de la izquierda.

En 1933, al igual que el año anterior, no salieron las cofradías de penitencia a procesionar por las calles de El Puerto, aunque como contrapartida religiosa, salieron Via Crucis, se organizaron triduos y quinarios, sermones y horas santas. «En la Iglesia Mayor Prioral se celebró la víspera de la Epifanía un triduo-rogativa a Ntra. Sra. de los Milagros, costeado por los labradores locales. Por carnavales, efectuaron ‘Luises’ y ‘Estanislaos’ un acto de ‘Desagravio a S.D.M’, En abril tuvo lugar el acostumbrado octavario al ‘Bendito Patriarca San José’ y la no menos tradicional novena a la Patrona, organizada por la Esclavitud. En el mes de junio el Apostolado de la Oración organizó triduo al Corazón de Jesús y la Hermandad de Clérigos celebró su anual Función. Mensualmente se celebran los denominados ‘Jueves Eucarísticos’ y la ‘Hora Santa’ así como las Vigilias de la Adoración Nocturna como último de estos cultos especiales o extraordinarios, días después de la solemne y popular ‘Misa del Gallo’». (Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

BRASIL Y ALEMANIA
Manolo, perteneciente al reemplazo de 1954, sería declarado ‘Excluido Total’ y así conseguiría librarse del Servicio Militar obligatorio (La fotografía de la izquierda, pertenece a dicho certificado).

Llegaría a estudiar tres carreras: Maestro, Ayudante Técnico Sanitario y Fisioterapeuta. Las tres las ejercería en El Puerto de Santa María, pero antes estaría emigrado, como buen gallego, en sitios tan diferentes como Brasil y Alemania. En Brasil, concretamente en la moderna capital de Brasilia, se ocuparía de los intereses españoles como Encargado Interino del Viceconsulado Honorario de España. En Alemania, trabajaría para ‘A Chímica Bayer’ a partir de 1966.

LLEGADA A EL PUERTO: MAESTRO.
Llegó a El Puerto en 1970, con 37 años, deslumbrado por las excelencias que de aquí le contaba José María García Picher, un maestro gallego –de Vigo—que ejerció durante cuatro años en el Colegio de Manuel Siurot, perteneciente a la Junta de Protección de Menores, que lo reclamaría como maestro. Si bien su plaza la obtuvo en Écija, solo llegaría a tomar posesión y cese en dicha localidad sevillana incorporándose en El Puerto, en el Colegio Manuel Siurot, donde acabaría siendo Director del Centro. 

Manuel Siurot Rodríguez,  (La Palma del Condado, Huelva, 1 diciembre 1872 / Sevilla, 27 de febrero de 1940), fue un abogado, juez municipal y magistrado suplente, que ocupa un lugar en la historia de España como pedagogo, y es considerado “apóstol de la infancia”, a la que dedicó su vida hasta el punto de rechazar cargos nacionales en el Ministerio de Instrucción Pública y en la Asamblea Nacional e incluso el de inspector general de Enseñanza Primaria de la República Argentina, para atender a los niños pobres andaluces. (En la imagen, Manuel Siurot Rodríguez).

DE NUEVO BRASIL.
Dado que había sido emigrante en Brasil, pudo optar, 14 años después,  a dar clases en dicho país como maestro de un colegio de español para españoles, el Miguel de Cervantes permaneciendo por espacio de seis años en Sao Paulo, entre 1984 y 1990, el máximo permitido, para este tipo de actividad en el extranjero. (La fotografía está tomada en Brasil en 1985).

En Brasil coincidió con el periodista Juan Manuel Pedreño  que se encontraba de viaje  y, con el que le unía una gran amistad por su oficio en SER Cádiz. “—Le conseguimos una entrevista con el Conrinthians, dado que el club estaba muy relacionado con el Instituto Cervantes. Allí le llamaban el equipo de los españoles. De aquella reunión salió que dicho equipo viniera a jugar al Trofeo Carranza”. (En la imagen de la izquierda, Juan Manuel Pedreño, en una fotografía tomada en 2008).

Durante aquella etapa brasileña gestionó que los viajes de estudios de los alumnos españoles residentes en Sao Paulo, en su periplo por España, hicieran escala en El Puerto. Tanto interés puso que el ayuntamiento de la Ciudad, presidido por el socialista Juan Manuel Torres Ramírez, con nótula num. 827 en Gente del Puerto, le reconoció su trabajo y le propuso y así lo acordó el Pleno de la Corporación, concederle la Medalla de Oro de la Ciudad. (En la imagen de la izquierda, Juan Manuel Torrres Ramírez).

Manolo Toimil, en Brasil, en un complejo de ocio.

REGRESO A EL PUERTO.
A su vuelta en 1990 a España y a El Puerto, retornaría al centro Manuel Siurot, ya Colegio Público y, pasaría de forma transitoria por el Colegio José Luis Poullet para finalizar su etapa de enseñante en el Colegio Las Banderas, donde ejercería, también, como Director, hasta el curso 1993/94.

ATS. CONSULTORIOS Y LAS PLAYAS.
Como ATS –o Practicante-- gestionaría a principio de la década de los setenta un Consultorio en Crevillet. Y en Valdelagrana, a la vuelta y hasta su jubilación, otro Consultorio. De fisioterapeuta, colaboraría también con una parafarmacia en Valdelagrana.

Manolo Toimil, a la derecha de la imagen, en el módulo de playas, durante la inauguración de la Temporada de Playas 1974. Aparece el personal de vigilancia y las azafatas, la segunda por la derecha, Laly Fernández Fernández, se convertiría en su segunda mujer. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

Sería también ATS en las Playas de El Puerto, especialmente en La Puntilla, durante los veranos y, dada su dedicación y profesionalidad, coordinaría dicho servicios en todas las playas donde se prestaban, en coordinación con el Ayuntamiento y Cruz Roja, entre 1971 y 1981.

RACING CLUB PORTUENSE.
Manolo Toimil sería, durante 21 años en total, fisioterapeuta del Racing Club Portuense, con una paréntesis de seis en la década de los ochenta: el tiempo que estuvo viviendo en Sao Paulo (Brasil), trabajando en un colegio público para españoles. En la temporada 1978/79 entró a formar parte de la Junta Directiva del equipo de fútbol para, con posterioridad, ejercer su especialidad de fisioterapeuta, sustituyendo al inefable y recordado practicante Felipe Lamadrid, hasta su abrupta salida en el año 2005, siendo presidente Manuel Lores.

Imagen tomada en 1978, de pié de izquierda a derecha, Alfonso Carreto Martín-Arroyo, Adolfo Ortega García, José García Sanz, desconocido, Francisco Ferrer Palacios, presidente del Club, Francisco Javier Merello Gaztelu, alcalde de El Puerto, Manuel Toimil Castro, Fernando Camacho Villegas, Manuel Pérez Blanco y Bartolomé Domínguez Sánchez. Agachados, Paco Díaz Trillo, Daniel Otero Rascón, Antonio Miranda García, Manuel Ahumada Vázquez, Antonio Guerrero Aldana, conocido como 'Enero' y Gandulla. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

Aquella directiva en la que se integró Toimil, estuvo presidida por Francisco Ferrer Palacios, compuesta además por José Marchena Rodríguez (+), Joaquín Rosso Morro (+), Rafael Gómez Jiménez ‘Fali’ (+), Antonio Guerrero Aldana ‘Enero del agua’ (+), Francisco Ferrer Palacios (Presidente), Antonio Miranda García (Secretario General), Adolfo Ortega García, Alfonso Carreto Martín-Arroyo, Daniel Otero Rascón, Francisco Ferrete Marroquín, Fernando Camacho Villegas, Manuel Pérez-Blanco Muñoz, Víctor Martínez Guerra, Bartolomé Domínguez Sánchez, Antonio Carbonell López. Siendo los entrenadores:, Adolfo Bolea, Manolo de la Torre y Pedro González Carnero, conocido popularmente como ‘Pedrito’. Secretario Técnico: Ventura Martínez (+). Masajista: Manuel Jarque Martínez (+). Manolo Toimil fue directivo junto a estos compañeros y actuaba de manera altruista como ATS y fisioterapeuta del conjunto rojiblanco en aquellas temporadas. Esta composición funcionó en las temporadas 1978/79, 79/80, 80/81, 81/82 y 82/83.

Durante la presentación de uno de los Trofeos 'Ciudad de El Puerto'.

Manolo Toimil se sentía especialmente satisfecho y presumía de ello, de que el equipo de sus amores fuese uno de los primeros clubes de su categoría en contar don un fisioterapeuta. Y era célebre por sus masajes.

En el Racing viviría tanto momentos de gloria como de sinsabores, por los triunfos o derrotas del equipo: en el campo era muy pasional. Gran amigo del árbitro internacional Joaquín Ramos Marco pero no fue óbice por los colores del Racing de echarle en cara un penalti que no pito en la copa del Rey en el partido que jugaron en el José del Cuvillo el Atlético de Madrid y RC Portuense. Con plena intensidad recordaba los años dorados de Segunda B, en aquella temporada en la que a punto se estuvo de jugar la liguilla de ascenso a Segunda. «--Por aquel entonces no había mecenas y teníamos que buscar dinero en los comercios y bodegas. Los directivos trabajaban hechos una piña, aprovechando los escasos recursos que teníamos».

Alfonso Carreto Martín-Arroyo, delegado de campo, Manuel Lores, presidente de la entidad y Manolo Toimil, en una foto de archivo.

EL CESE.
Aunque nunca mostró en público acritud por su cese, lamentó que la directiva del Racing, presidido por Manuel Lores, prescindiera de sus servicios como fisioterapeuta, sin dar explicaciones y sin motivo aparente. Es más dos días antes, en una convivencia racinguista le habían confirmado que contaban con él, pero, sorpresivamente, lo dejaron en la estacada. Fue un final en el Racing del que Manolo no era merecedor, como afirman la mayoría de aficionados que le conocían, reconocían y querían y que le afectó anímicamente: se vino abajo por la forma, o por mejor decir, la falta de ellas.

En el jerezano estadio de Chapín, acompañando en el banquillo al entonces entrenador del Racing Antonio Flor, a principio de la década de los noventa del siglo pasado.

ONCE PORTUENSE.
Además, también tuvo a su cargo la atención médica del equipo de voléibol ONCE Portuense, surgido en el Colegio José Luis Poullet, mítico militante de la División de Honor allá por la década de los ochenta del siglo pasado. En una competición en la ciudad portuguesa de Oporto –a la que El Puerto le ha dedicado su feria el pasado año—actuó como fisioterapeuta para todos los clubs.

MILITANCIA POLÍTICA ANDALUCISTA.
«--Nunca antes había estado afiliado y en el PA he encontrado un grupo humano fantástico que me ha convencido para trabajar por El Puerto», afirmaba en marzo de 1999 a Diario de Cádiz. Se había comprometido a ir en las listas del Partido Andalucista que en aquella ocasión lideraba el conocido empresario Juan Vaca.  No obtuvo acta de concejal --iba en el puesto número cinco-- pero se implicó bastante en actividades de Bienestar Social y el Deporte, materias que conocía sobradamente, además de Playas y el Sector Pesquero.

Aquella lista para los comicios locales de 1999, en la que los independientes perdieron la mayoría absoluta, estuvo compuesta en sus primeros seis puestos (en la imagen superior) por, en primer lugar el empresario que creó en El Puerto ‘Los Ángeles Nocturnos', Juan Vaca Ramos; José Antonio Martínez Español, Sebastián Rodríguez Sucino (Chano); Antonio Jesús Ruiz Aguilar, entonces responsable de Juventudes Andalucistas, Manolo Toimil Castro y Milagros García Sánchez.

Con sus hijas Paloma y Pilar, a la izquierda y derecha, respectivamente, en Sao Paulo,  a finales de la década de los ochenta del siglo pasado.

LA FAMILIA.
Estuvo casado en dos ocasiones, la primera con la brasileña Dalma Riobranco, con la que tuvo dos hijas, Paloma y Piola (Pilar) y en segundas nupcias con la porteña, amor de juventud,  Lali Fernández y Fernández, hija de Antonio Fernández Bernal, de la familia de los ‘Chiquetes’ de la Casa de la Aduana, cuya hermana Maruchi es viuda de Juani Espinosa, propietario que fuera del Bar Guadebro, con nótula núm. 321 en GdP.

Manolo y Laly, se casaron el 19 de mayo de 2007 en el Auditorio Municipal de 'Las Capuchinas', oficiando el entonces alcalde de la Ciudad, Fernando Gago García. Actuaron como testigos José Ramón Campos Ramos y María Remedios Toimil Castro.

La directiva del Racing, emitió un comunicado de pésame y condolencia a la familia de este insigne racinguista al día siguiente de su fallecimiento en la pagina web del club. Y en el siguiente partido se guardó un minuto de silencio por su fallecimiento.

Manolo Toimil era una persona que sabía relatar, narrar, contar historias y anécdotas, muy sociable y afable, como ya se ha señalado, siendo muy querido, no solo por la familia racinguista, sino por todo aquel con el que se relacionaba, dado su carácter amable, servicial y colaborador, simpático y abierto.

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Primera Cabalgata de Reyes Magos. Plaza de Toros. Carrozas. Año 1928.

Reyes Magos en el Asilo de Huérfanas, de la calle Cielos. Leyendo la misiva, Vicente González Lechuga (Melchor), a su derecha Felipe Bononato Saez (Baltasar) y a su izquierda Basallote (Gaspar). Junto al árbol y detrás de la columna, Manuel Camacho Cala, capataz de Osborne. Detrás de Melchor, con gafas y un niño sentados, Francisca Lechuga Camacho y el niño es Carlos Benjumeda Arrobas. Subido en una silla a la derecha hay un niño con gafas, Antonio Benjumeda Arrobas, a su lado detrás, Vicente González Bruzón. Mientras Melchor leía el mensaje real, Carlos Benjumeda decía «--Este rey tiene la misma voz que tío Vicente». Año 1965.

Factura emitida por el Almacén de Juguetería y Bisutería ‘El 95’ de Jerez, por valor de 22.754,65 pesetas, enviado mediante la agencia de transportes porteña’Vda. de Requejo’, girada a la Comisión Cabalgata Reyes Magos, con sede en la Academia de Bellas Artes. Entre el diverso material se encontraban: arcos y flechas, trompetas doradas, recogedores y escobas, pelotas de plástico con red, cajas de juego de café, pistolas, sombreros cowboy, pistoleras, estuches colegial, muñecas pillinas, raquetas largas, cajas de lotería, juegos reunidos, corazas pretorianas y de Carlo Magno. Y como obsequio enviaron: tubos de polvos pica pica, cajas de bolsas fétidas, botes de fluido glacial y cajas de cerillas explosivas. 22 de noviembre de 1966.

Un año se produjo un lapso en la Cabalgata de Reyes, que no se organizó ni por la Academia de Bellas Artes ni por el Ayuntamiento. Quizás pertenezcan estos reyes ‘oficiosos’ a ese momento. ¿Quizás a finales de los sesenta del siglo pasado? La ilusión, a pesar de todo, continuaba…

Reyes Magos en el desaparecido campo de fútbol 'Eduardo Dato'. Fernando Gago , que actuó como presentador, sostiene el micrófono a SS.MM. 5 de eneero de 1971

El diestro José Luis Galloso, rey Melchor en la Cabalgata. Año 1973. (Foto Rafa. Archivo Municipal).

El cartero real, encarnado por Javier Thuillier, con sus correspondientes pajes, encarnados por Juan Caamaño y Ángel Lara, en una abarrotada Plaza de Toros. En el burladero podemos observar al médico de la plaza y presidente de la Asamblea Local de la Cruz Roja, Joaquín Muñoz Bela. La instantánea es del 29 de diciembre de 1974 (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

Los Reyes Magos de Oriente, en la Adoración al Niño en la fachada de la Iglesia Mayor Prioral. De izquierda a derecha, Felipe Bononato Saez (Gaspar), el guardia municipal Carrasco, José María Morillo Sánchez (un joven rey Baltasar con apenas 17 años), Luis Suárez Ávila (Melchor), José Lucas Morillo León, y el arcipreste de la ciudad, Manuel Salido Gutiérrez. (Foto Rafa. Colección Felipe Bononato).

Los Reyes Magos del año 1977. ¿Algún lector nos puede indicar sus nombres? (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

De izquierda a derecha, Rafael Corzo Gamaza (Gaspar); Francisco Sordo de la Torre (Melchor); y Juan Diaz Sara (Baltasar), los tres pertenecientes a la Hermandad del Dolor y Sacrificio. Detrás de Gaspar,  Rafael Sevilla López y sentados Juan Manuel Martín Vélez y Enrique Pedregal Valenzuela. Desconocemos el nombre de la Pastora Mayor de la Navidad con Amor que aparece sentada a la derecha. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

Interior del Castillo de San Marcos. Melchor será encarnado por el desaparecido empresario Pepe Besteiro, su mujer Mercedes, su nieto Francisco y Milagroas, la mujer de Manuel Ganaza. Le acompañan, también, los hermanos González Lechuga, y sus respectivas cónyuges, . Año 1995.

Imagen de la Primera Cena de los Reyes Magos, celebrada en la Bodega San José. Por cierto que para este primer trimestre de 2011 la Asociación de los Reyes Magos retoma su programa habitual de actividades, tras el paréntesis de estas Navidades. Año 2009.

Etiqueta de Coñac [sic] Reyes Magos. ‘Melchor’. Bodegas Sánchez-Cossío. (Colección JMM).

Etiqueta de Jerez Reyes Magos. ‘Gaspar’. Amontillado Fino. Bodegas Sánchez-Cossío. (Colección JMM).

Etiqueta de Coñac [sic] Reyes Magos. ‘Baltasar’. Bodegas Sánchez-Cossío. (Colección JMM).


SS. MM los Reyes Magos de El Puerto en GdP

157. Noche de Reyes.
500. Los Reyes Magos. Entrega de Coronas 20089/2010
518. Los Reyes Magos de El Puerto (II)
886. Los Reyes Magos de El Puerto (III)

En 1968 se fletó el pesquero ‘Nuevo Chelito’. Podemos ver en dicha celebración, de izquierda a derecha a Carmen Velázquez Rodríguez, a María de los Ángeles Velázquez Rodríguez, Vda. de Antonio Salvatierra, el joven Pedro Salvatierra Velázquez; con la cabeza vuelta, Maria del Carmen Perles Velázquez; Maruja Guardiola y Sebastián Lloret Galiana, esposo de la anterior; y los niños Pedro Blanquer Velázquez y Juan José Perles Velázquez.

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Dieciséis de noviembre de 1936. Los Junkers alemanes de la Legión Cóndor se ceban con Madrid. Las bombas alcanzan al Museo del Prado. El presidente de la República, Manuel Azaña, decide que ha llegado el momento de completar la evacuación de la obra iniciada tímidamente bajo la dirección de Rafael Alberti. Puede haber más repúblicas o incluso regresar la Monarquía, pero un tesoro como éste sólo hay uno. A los pocos días comienza el largo viaje que acabaría con la llegada a Ginebra en febrero de 1939 de más de 20.000 obras maestras. Esta formidable aventura, que contó con involuntarios protagonistas de la talla de Rembrandt, Velázquez, Goya, Tiziano, Rubens o El Greco, podría haber sido escrita por el mejor guionista de la más insuperable película de suspense.(En la imagen, el poeta, que contanba entonces con 34 años).

Documento de Audio de RNE, incluye voz de Rafael Alberti relatando los hechos.

El vídeo es un fragmento del documental "Las Cajas Españolas" que recoge estos acontecimientos, dirigido por Alberto Porlán en 2004

Pese a haber transcurrido más de setenta años de aquello, lo ocurrido con los fondos del Prado durante la guerra ha sido poco tratado por los historiadores. Como en un extraño pacto de silencio de todas las partes implicadas. Salvo el historiador Arturo Colorado Castellary (Huelva, 1950) que ha reconstruído el relato en Éxodo y exilio del arte. La odisea del Museo del Prado durante la Guerra Civil (Ed. Cátedra), al tiempo que un documental, Salvemos el Prado, realizado por Alfonso Arteseros, añade luz sobre el periodo con declaraciones de testigos y protagonistas de la aventura.

La historia, desde luego, cuenta con todos los ingredientes. Un total de 71 camiones trasladaron a Valencia las joyas del Prado (a las que se sumaron otras de El Escorial, la Academia de San Fernando, el Palacio Real o el palacio de Liria). De ahí, a Barcelona y Figueras. Al fin, el tesoro quedó a salvo al otro lado de la frontera junto con los miles de españoles ateridos por el frío y confundidos por el hambre en 1939, en aquel despiadado invierno del exilio.

El destino de los cuadros corrió paralelo al del Gobierno de la II República. Y siempre estuvo bajo control directo del presidente. "Debajo de nuestro comedor estaban los Velázquez", escribe Azaña en el castillo de Peralada ya en los días finales de la caída de la Cataluña republicana. "Cada vez que bombardeaban en las cercanías me desesperaba. Temí que mi destino me hubiera traído a ver el museo hecho una hoguera. Era más de cuanto podía soportarse".

AGOSTO DE 1936.
Todo había empezado en realidad en agosto de 1936, cuando el Museo del Prado hubo de cerrar sus puertas al público. Las obras más importantes fueron descolgadas. Cubiertas con mantas y plásticos, ocuparon la parte baja del edificio, junto a otras requisadas por la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico, que presidía Timoteo Pérez Rubio, protagonista también inesperado de la operación de salvamento del museo.

Salas bombardeadas del Museo del Prado en noviembre de 1936.

Alfonso Pérez Sánchez, que fue director del Prado durante ocho años, se pregunta en el prólogo del libro sobre la necesidad de la operación vista con la perspectiva del tiempo. Su respuesta es contundente. Los bombazos caídos sobre el palacio de Villanueva en los primeros días de la guerra ya justificarían la decisión. Aunque ésta tuviese que tomarse en medio de unas condiciones que la desaconsejaban. Y contra la propaganda fascista, que extendió la idea de que si los cuadros salían sería para ser cambiados por armamento. Pérez Sánchez concluye que el viaje no sólo fue imprescindible, sino que todos los españoles tienen una deuda moral pendiente con los responsables de la operación.

La precaria salida de las primeras obras, organizada por Rafael Alberti, prosiguió con las máximas garantías posibles entre abril y mayo de 1937. Las bombas que alcanzaron el Prado en noviembre de 1936 habían sonado a estruendoso ultimátum.

El transportista Macarrón se encargó del embalaje de miles de piezas, recubiertas con cartón impermeable y empaquetadas a bordo de camiones que viajaban a 15 kilómetros por hora. En Valencia, las obras se instalan en las Torres de Serrano, una auténtica fortaleza. A finales de 1937, el avance de las tropas nacionales fuerza a un nuevo traslado.

Torres del Serrano en Valencia.

El Gobierno se muda a Barcelona y Azaña decide que la caravana artística le acompañe a Cataluña. El castillo de Peralada, a 10 kilómetros de la frontera, y la mina de talco de La Vajol son los últimos escondrijos para el tesoro.

En febrero de 1939 Cataluña está a punto de caer ante el empuje de la Legión Cóndor, por lo que hay que organizar la salida bajo la protección de los países democráticos. El pintor catalán José María Sert se pone a ello. El 2 de febrero se firma el Acuerdo de Figueras. En Francia, las obras son trasladadas en tren. Cuando, tras su entrada en Ginebra el 13 de febrero de 1939, los operarios que abrieron las 572 cajas del tesoro, custodiadas en el palacio de la Sociedad de las Naciones, respiraron aliviados. Los 45 velázquez, 138 goyas, 43 grecos seguían allí con el resto del tesoro.

Al poco de comenzar la guerra, el Gobierno de la República nombró al pintor y cartelista valenciano Josep Renau director general de Bellas Artes. Al frente del Museo del Prado colocaron a un ya célebre Pablo Picasso. Rafael Alberti quedó al cargo del Museo Romántico. Pero el verdadero protagonista de esta historia fue el pintor Timoteo Pérez Rubio, elegido para presidir la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico. (En la imagen de la izquierda, Timoteo Pérez Rubio).

De los tres nombramientos, este último fue, en realidad, el más importante. Renau tuvo una actuación relevante durante la etapa en la que las obras estuvieron en Valencia, pero la relación de Picasso con el museo fue inexistente. Desde París animó a Pérez Rubio a usar su nombre como aval para las gestiones internacionales que hubiera que emprender. "Puedes hacer ver que somos amigos desde la infancia. O hermanos. Lo que quieras. Utilízame para lo que consideres necesario".

Pérez Rubio, casado con la escritora Rosa Chacel, se preparaba para partir de veraneo cuando estalló la guerra. Conducía un coche rumbo a la sierra para alquilar unas habitaciones en El Paular, en busca de nuevos paisajes, cuando les interceptaron el paso. La guerra había estallado y Pérez Rubio, sin adscripción política, se ofreció para lo que fuera. Sin él, el largo viaje del Prado no hubiera sido posible. Como dijo su mujer, Rosa Chacel, "hizo la guerra defendiendo el tesoro artístico español". (En la imagen de la izquierda, Rosa Chacel).

Ante el creciente ritmo de bombardeo, el día 3 de diciembre la escritora comunista María Teresa León (compañera de Rafael Alberti) es designada responsable de la evacuación a Valencia de las obras. Para ello se presenta en el museo, junto con Rafael Alberti, para acelerar los transportes de obras a Valencia.

El día 10 gestiona un convoy que transporta el cuadro de Las Meninas. Al llegar al puente de Arganda, está a punto de producirse un desastre: la estructura superior del puente es inferior a la altura de la carga de los camiones. Se detecta a tiempo pero han de descargarse y pasar la carga a mano al otro lado del puente. No resulta fácil, ya que algunas de las cajas son tan altas y pesadas que, incluso con la ayuda de rodillos, se necesita la fuerza de varios hombres.

Desde su casa de Madrid, María Teresa León y Rafael Alberti (en la imagen superior) siguen sobre al mapa todo el camino del convoy durante la noche. Los miembros de la expedición tienen orden de llamar desde cada población importante por la que pasen. Finalmente, a la 7 de la mañana los cuadros llegan a Valencia. La experiencia angustiosa del convoy disuade a la pareja de seguir al frente de tal responsabilidad.

Por ello, será la Junta de Defensa del Tesoro quien se encargue a partir de ese momento. Ante el gran número de piezas a trasladar se considera la posibilidad de desmontar las telas de sus bastidores y enrollarlas en cilindros, pero el riesgo que representaría para las capas de pintura hace desestimar la idea.

Finalmente se decide construir una resistente caja de madera para cada pieza, protegiendo la superficie pintada con guata y cartón y encajando el cuadro a la caja mediante almohadillas. Para evitar los golpes al cerrar la caja, las tapas se atornillan. También se aplicará a las cajas una capa de barniz de receta propia con altas propiedades ignífugas.

Conseguir los camiones de transporte tampoco será fácil. Las necesidades de la guerra imperan y los camiones son imprescindibles para el frente. Una vez logrados se cargan las cajas con el eje mayor en el sentido de la marcha y se cubren con telas embreadas. Algunas cajas son tan grandes que requieren del montaje de estructuras de madera sobre la caja del camión para afianzarlas con seguridad.

El camino tampoco es fácil. El estado de las carreteras, ya malo antes de la guerra, es ahora peor. El tráfico de vehículos pesados, la falta de mantenimiento, los ataques de la aviación y la artillería las han convertido en una dura prueba para un transporte tan sensible. ?Por el camino nadie puede estar seguro de que no serán atacados por francotiradores o aviones, ni de la disponibilidad de mecánicos, repuestos o gasolina. Por otro lado, cada pueblo, partido o sindicato tiene sus propios controles de carretera, cosa que ralentiza enormemente la circulación de los convoyes del tesoro artístico. Los controles son improvisados, por lo que varían de un día a otro. Por otro lado, los milicianos que los controlan, muchas veces no saben leer pero reconocen las fotografías y los emblemas políticos. No obstante el acompañamiento del convoy por parte de militares de la república acostumbra a facilitar las cosas.

De todos modos, el tiempo es importante, pero se sabe de entrada que el camino será largo. No en vano se ha fijado como velocidad máxima la de 15 Km/h por motivos técnicos y de seguridad, por lo que cada envío tarda unas 24 horas en llegar a Valencia.

En Valencia la Iglesia del Patriarca es uno de los lugares escogidos para almacenar las obras. El otro edificio seleccionado es las Torres de Serranos. Un edificio de origen gótico que constituía una de las puertas de la muralla de la ciudad. Las Torres se consideran tan apropiadas que se decide almacenar en ellas lo más selecto del tesoro.

Para adecuarlo a tal fin, se construye, bajo la dirección del arquitecto del Prado José Lino Bahamonde, una bóveda de hormigón armado de 90 cm de grosor sobre el suelo del primer piso destinada a evitar que las obras de arte, alojadas en el piso más bajo, sufrieran daños en caso de bombardeo y derrumbe del edificio. Sobre esta bóveda se acumuló un metro de cáscara de arroz (destinada a actuar como amortiguador) y, sobre ella, un metro y medio de tierra. En el segundo piso se acumuló otro metro y medio de tierra y la terraza fue cubierta con sacos terreros. Finalmente, y para evitar posibles daños por metralla, las caja fueron protegidas con muretes de cemento perforados para aliviar la presión de una eventual onda expansiva. Además, se instaló un sistema automático de control de la humedad y de la temperatura.

La concentración del tesoro en Valencia obliga a reorganizar las operaciones. Así, se crea la Junta Central con sede en Valencia y Juntas Delegadas en cada provincia. Como presidente de la Junta Central se nombra a Timoteo Pérez Rubio, quien ocupará el cargo hasta más allá del final de la Guerra Civil. José María Giner Pantoja será su mano derecha.

Mientras, la Junta delegada de Madrid prosigue con su labor de recuperación de obras de arte con el depósito de San Francisco el Grande a rebosar. Al Museo Arqueológico llegan sin cesar nuevos materiales a la par que va creando de la nada a su propio equipo. Desde conductores a restauradores, pasando por personal de oficina, cada uno de ellos se convierte en un experto en su campo. No en vano, nadie ha colaborado antes en un proyecto de tales características.

Al frente de la Junta delegada se pone Roberto Fernández Balbuena que incorpora al equipo al erudito Manuel Gómez Moreno y a sus hijas María Elena y Natividad.

Desde Valencia, la Junta Central sigue pidiendo obras a Madrid a un ritmo que la Junta delegada no puede mantener. Los cuidados en la construcción de las cajas y su transporte así lo requieren. Además, hay algunas obras cuyo estado desaconseja el traslado pero el Gobierno considera que corren más peligro en Madrid y se ordena su traslado.

En Marzo de 1937 Sánchez Cantón encuentra una bomba en el techo del Prado pero no lo comunica a las autoridades para evitar que ordenen la evacuación total y definitiva del Museo.

Protección en el Museo del Prado.

Durante los preparativos de la Exposición universal de 1937 de París, se decide enviar 150 obras maestras para que sean expuestas. Esta idea provoca un debate entre el Gobierno que finalmente decide que ningún cuadro saldrá de España pese a que todo está organizado y Pérez Rubio y sus ayudantes llevan semanas seleccionando las obras y la mejor ruta.

Esta situación alimenta el rumor de que un aparte del tesoro se encuentra ya en Francia. En este sentido, Sir Frederic G. Kenyon, ex-director del British Museum escribe una carta en el diario The Times, redundando en esta idea y preguntándose por qué el Gobierno de la República no informa de las medidas adoptadas para la protección de tesoro artístico. El Gobierno republicano recoge el guante a través de Pablo de Azcárate, su embajador en Londres, quien publica otra carta en The Times invitando a Kenyon a trasladarse a España y comprobar el estado de las obras.

En agosto, Kenyon se traslada a España y es recibido por Pérez Rubio y Giner, e inicia su visita por la iglesia de San Francisco el Grande acompañado de James Gow Mann, director de la Wallace Collection. Vienen de Cataluña y, lo que han visto allí, ha empezado a cambiar su punto de vista.

Sir Frederic G. Kenyon, ex-director del British Museum, fotografiándose delante del cuadro de Las Meninas, imagen que apareció en The Times.

En Valencia, visitan las nuevas instalaciones de las Torres de Serranos, donde se han reunido ya los 500 mejores cuadros del Prado. Para que comprueben que las cajas contienen lo que indican sus etiquetas, les ofrecen escoger los cuadros que deseen para que sean desembalados y llevados a su presencia. Uno de ellos es Las Meninas, sobre el que corrían toda clase de rumores. Una vez examinado, se fotografían junto a él.

La visita es plenamente satisfactoria y, a su regreso a Londres, ambos escriben elogiosos artículos sobre los esfuerzos y resultados de la Junta en unos momentos tan difíciles.

En el otoño de 1937 la situación en Madrid es desesperada. El general Miaja telefonea a Fernández Balbuena para confirmarle que debe desalojar el depósito de San Francisco el Grande o arriesgarse a que sus hombres luchen entre las obras de arte. Fernández Balbuena, que convalece en su casa por cansancio y desnutrición, pone en marcha a su equipo. Se trata de más de 50.000 objetos de todo tipo que se han acumulado durante más de un año. El ritmo es frenético por parte de todos los miembros del personal. Se consigue evacuar una media de mil objetos diarios. Los cuadros se trasladan al Museo del Prado, ahora vacío, que se vuelve a llenar con 15.000 obras menores.

El resto de objetos, excepto los muebles, se trasladan al Museo Arqueológico, sede de la Junta delegada, abarrotando todo el espacio disponible. Durante el traslado, se produce un choque de carácter político: el subsecretario de Bellas Artes, Wenceslao Roces, que no había sido avisado del traslado ordena detenerlo e impone a los miembros de la Junta un compromiso político que muchos no subscriben. Esto provoca que la junta pierda a 12 de sus miembros. La desconfianza y las sospechas de complot o traición reinan en la República. Roces designa a dos agentes del SIM, Ceferino Colinas y Marcos Iturburuaga, para que controlen la actividad de la Junta. A partir de ese momento, ambos harán mucho más que vigilar.

Como ya se ha señalado la Segunda República decidió crear la Junta Central del Tesoro Artístico con el fin de poner a salvo en el Museo del Prado las principales obras de arte de diversos museos e instituciones de Madrid. Pese a ello, la agónica situación de la capital provocó la toma de una decisión complicada: la evacuación de las principales obras de arte con el fin de preservarlas de los bombardeos. Así, tan sólo unos días antes de que el Museo del Prado fuera bombardeado el 16 de Noviembre de 1936, se inició un viaje hacia Valencia, y de allí a Ginebra, con más de 20.000 obras, entre las que se encontraban cuadros de Goya, Velazquez o El Greco.

Un viaje sin precedentes que marcó un antes y un después en la salvaguarda del arte en caso de conflicto, puesto que el traslado supuso un cambio en la normativa internacional y, desde entonces, se aconseja la evacuación de las obras de arte en el desarrollo de conflictos bélicos.

Timoteo Pérez Ruibio y el Delegado Británico del Comité Internacional para el Salvamento de las Obras de Arte Españolas en Ginebra, recepcionando las obras de arte el 13 de febrero de 1939.

Tras miles de vicisitudes en el camino, las obras llegaron a Figueras en 1939. La zona estaba sufriendo continuos bombardeos. La neutralidad internacional provocó la creación, al margen de los gobiernos y de la Sociedad de Naciones, de un Comité Internacional para el Salvamento de las Obras de Arte Españolas formado por personajes anónimos amantes del arte y los principales museos del mundo, que consiguieron la financiación necesaria para que las obras cruzaran los Pirineos.
Tras toda esta odisea, las obras evacuadas desde Madrid llegaron a Ginebra el 13 de febrero de 1939 , donde las esperaban desde días antes Timoteo Pérez Rubio, junto con el Delegado británico del Comité Internacional.

Al llegar fueron trasladadas al Palacio de las Naciones y desde allí se transportaron al Museo de Arte e Historia, pero previamente, el 3 de febrero de 1939 se había firmado con la Segunda República el Acuerdo de Figueres, que garantizaban que todas las obras pertenecían al pueblo español y que debían regresar al país al finalizar la contienda.

Estación del Norte, a su llegada de regreso a Madrid, finalizada la contienda.


Los cuadros, transportados en caminones suizos, desde la Estación del Norte al Museo del Prado.

Y así se hizo. Una vez finalizada la Guerra, los cuadros regresaron en tren, llegando a la Estación del Norte, en Madrid el 9 de septiembre de 1939, procedentes de Ginebra y desde allí se transportaron de nuevo en camiones suizos hasta el Museo del Prado. (Texto: El Greco).

Rodríguez Zapatero durante su intervención en la Sala Velázquez del Museo del Prado, con el cuadro de "Las Meninas" al fondo. (Foto: EFE).

Hace un año, en enero de 2010, el gobierno de España saldaba una deuda histórica con los museos de la Europa democrática que formaron parte del Comité Inter nacional para el Salvamento de los Tesoros de Arte Españoles al concederles la Medalla de la Orden de las Artes y las Letras. La entrega institucional de estas distinciones contó con la presencia del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y se materializó en una de las estancias más nobles del Museo del Prado -la Sala Velázquez-, con el cuadro de "Las Meninas" como testigo de excepción.

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Reunión de un grupo de empresarios del gremio de la hostelería portuense, allá por 1960, fecha estimada de la instantánea, en una visita a la Fábrica de Cervezas La Cruz del Campo, en Sevilla.  De izquierda a derecha,  José Fernández Rodríguez, que en febrero cumplirá 87 años (Bar Jamón en calle Capillera), Francisco Sánchez Ruiz, hoy tiene 79 años (Cervecería Sánchez en calle Ganado), Luis Bustos (+) (cantina de la Estación de FFCC), Andrés González Mateos (+) (Bar Andrés en calle San Juan), José Luis Palomo Abadía, (taberna Casa Palomo, en calle Durango 22),  fallecido en enero de 2000; Antonio Sucino Barrera (+), Juan Espinosa Palacios (+) (Bar Guadebro) y Antonio Sánchez Ruiz (+) (hermano de Francisco).

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Fue en 1967 cuando a un grupo de portuenses se les vino a la idea colaborar en algo que diera otro talante, otra imagen a la celebración ambiental y pública de la Navidad. No existía por aquella época un ambiente precisamente navideño por las calles de El Puerto, ni tampoco en sus actos públicos. La Navidad en las calles de nuestra ciudad pasaba casi desapercibida. Con el ánimo de revitalizarla nació la campaña “Navidad con amor”. Su desarrollo se expuso al municipio y hubo visto bueno inicial de la alcaldía que entonces ocupaba don Luis Portillo Ruíz, que aparece en la imagen de la izquierda.

Con no pocos esfuerzos, los organizadores lograron un reconocible apoyo de determinados comercios para poner algunos exornos en las principales calles del centro histórico. Los exornos del primer año fueron muy tímidos en cuanto a esa ascua de luz navideña que la campaña logró en años sucesivos. Las calles con esta iniciativa lograron tener iluminación y adornos especiales, incluso con su mezcla correspondiente de propaganda comercial, algo sin precedentes en la historia de El Puerto. Hace 43 años los portuenses pudieron disfrutar por primera vez de la iluminación extraordinaria de sus calles más importantes por Navidad.

Los primeros alumbrados extraordinarios de Navidad con Amor. Calle Luna arriba, a la derech 'La Bota de Oro'.

Pero cuando la ilusión de cristalizar la idea ya estaba en marcha, surgió el inconveniente. Del Ayuntamiento llegó una contraorden: “que se retirasen los exornos de las calles, y que se volviese a exponer antes de seguir adelante un nuevo planteamiento”. Para salvar la iniciativa fue persona clave con su implicación desde el primer momento el teniente de alcalde delegado de fiestas Juan Melgarejo Osborne, quien con su empeño personal logró que la primera campaña de “Navidad con Amor” siguiera adelante.

Juan Melgarejo Osborne, alcalde de la Ciudad en 1970, en la entrega de premios en la Gala del Teatro Principal de ese año, junto al Teniente de Alcalde de Fiestas, Francisco Javier Merello Gaztelu. A la derecha, sosteniendo los Trofeos (unos bambis de alpaca plateada servidos por Joyería Díaz), el ordenanza Juan Valiente Moreno.

La Gala de Navidad, protagonizada por niños, que se celebraba en el Teatro Principal los días 25 de cada año, mientras duró la Campaña. La primera gala fue presentada por Pilarín Merello Peñalver, Amparo Unzueta Melgarejo y Aurora Melgarejo.

El acto central de la campaña giraba en torno a la ‘Gala Infantil’  benéfica en el Teatro Principal que, con la complicidad expresa del profesorado de los colegios de la época lograron la participación de infinidad de coros de chiquillos; sus villancicos y sus voces blancas contribuyeron al éxito popular de aquella primera experiencia solidaria en días tan señalados. El local de más capacidad de la ciudad abarrotado hasta el gallinero de un público expectante para contemplar a niños, entre los que muchos de ellos tenían las más cortas edades. El Puerto entero se volcó con esta primera edición y sucesivas campañas y galas de “Navidad con amor”.

De izquierda a derecha, Fernando T. de Terry, alcalde de la Ciudad; Francisco Javier Merello Gaztelu, Teniente de Alcalde Delegado de Fiestas, José María Morillo,  --que recitó unos versos de José Luis Tejada en representación del Instituto Técnico-- y Antonio Romero Castro, Jefe del Negociado de Fiestas del Ayuntamiento. 25 de diciembre de 1971.

Tal fue la singularidad de la iniciativa que llegó a tener especial eco en distintos medios de información a escala nacional, e incluso en el quinto aniversario Televisión Española dio cobertura a los actos. La campaña, por la calidad de las interpretaciones de los niños mereció ese mismo año el premio “Paz en la Tierra”, concedido por el Ministerio de Información y Turismo siendo su titular Alfredo Sánchez Bella, y alcalde la ciudad Fernando T. de Terry Galarza.

La Pastora Mayor que en 1971 recayó en la hija de un marinero con serios problemas de salud y empleo, y la corte de pastorcillas y pastorcillos, en la puerta del antiguo Ayuntamiento en la Plaza de Isaac Peral.

La Pastora Mayor fue una designación que no se incorporó hasta el tercer año de la campaña. Es decir 1969. Las distintas proclamaciones se realizaron en el salón de plenos del Ayuntamiento. La idea surgió con el propósito de ofrecer a una niña de familia trabajadora la alegría navideña de unos días inolvidables. La primera Pastora Mayor era hija de un obrero del municipio; la segunda de una viuda de modesta condición económica; la tercera de un marinero; la cuarta fue una niña del Asilo de Huérfanas, y así sucesivamente…

Otros actos paralelos a la Gala Infantil fueron las visitas a los ancianos de las Hermanitas de los Pobres, o la ofrenda oficial en fin de año ante el Belén de la plaza del Polvorista, así como concursos de redacción y dibujos de temas navideños. Una fiesta-cena benéfica ayudaba con su recaudación a las familias más necesitadas, origen y fin por sí mismo de toda la campaña.

Martínez Alfonso, en la entrega de premios de la Gala del año 1973. A su derecha, Enrique Pedregal Valenzuela.

La Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia organizaba todos los años la cabalgata de Reyes Magos, pero al llegar el X aniversario de “Navidad con Amor” cedió los bártulos a la Comisión Organizadora sin menoscabo de su continuada colaboración.

Siendo alcalde de la ciudad Manuel Martínez Alfonso, el poeta y escritor portuense Juan Ignacio Varela Gilabert dio el primer “Pregón de la Navidad con Amor” en un acto celebrado en la Casa de la Cultura el día 16 de diciembre de 1976. Para este primer pregón también se barajaron los nombres de José Luis Tejada y Montero Galvache.

Curiosamente esa Navidad y debido a la falta de presupuesto municipal se redujo considerablemente el alumbrado extraordinario, si bien se compensó en parte con la incorporación de un equipo de ambientación musical navideña.

Por aquella época existían serias discrepancias entre los regidores de la ciudad y la representación eclesiástica del municipio que, a través del asesor religioso de la Comisión Organizadora y en escrito dirigido a la misma, les conminaba sobre la organización de los actos relativos a la Navidad dentro del primer templo de la ciudad “como criterio que tiene la Iglesia para tenerlo en cuenta”.

La Navidad con Amor, al principio de los ayuntamientos democráticos. La instantánea en el Teatro Principal en 1979. El macero Camacho, los ordenanzas municipales Ullén y Polanco, el Teniente de Alcalde Delegado de Fiestas, Manuel Espinar Galán, el miembro de la Comisión de Navidad con Amor, Enrique Pedregal Valenzuela, el alcalde de la Ciudad, Antonio Álvarez Herrera y el miembro de la Comisión, Miguel Lobato Quintero. Año 1979.

El devenir de los tiempos, la propia inercia de la sociedad y la desaparición del añorado Teatro Principal fruto de la barbarie especulativa e incendiaria de unos desalmados, propició el desvanecimiento paulatino de la “Navidad con Amor” a comienzos de la década de los 80 del siglo pasado.

El coro de niñas del Maestro Dueñas, dirigido por él que aparece a la izquierda de la imagen junto a Antonio Romero Castro --Jefe del Negociado de Fiestas del Ayuntamiento-- y a la directora del Asilo de Ancianos, en la visita y ofrenda que hacían durante la Campaña. Año 1972.

Todavía perduran y resuenan en la memoria de varias generaciones de porteños, los sones y cantares cultivados por la sabiduría musical del Maestro Dueñas.

"Un saludo cariñoso
a la Pastora Mayor
por estar representando
la Navidad con Amor"

(Texto: Manolo Morillo. Fotos: Rafa. Archivo Municipal).


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Los pisos de la Pescadería, todavía en pié, en su fachada a la Avda. Micaela Aramburu. (Foto: Fariñas. Archivo Municipal).

Casi 50 años después de su inauguración, el 25 de julio de 1962, se han empezado a derribar los dos bloques menores del Grupo de Pescadería desalojados durante el verano pasado, construidos en el antiguo solar de la Plaza de la Pescadería. La demolición de los dos bloques con fachada a la avenida de la Bajamar esquina y vuelta  con Domingo Veneroni y Compositor Javier Caballero, que albergaban un total de 16 viviendas. En 2006, la desaparecida Cofradía de Pescadores tuvo igual fin. En el futuro, desde la recuperada Plaza, se construirá una pasarela peatonal y de servicios que comunique ambas márgenes del río Guadalete.

Acto inaugural de las viviendas el 25 de julio de 1962. En la presidencia, el alcalde de la Ciudad --a la izquierda del Arcipreste, Don Manuel Salido Gutiérrez, párroco de la Prioral. Le acompañan también los hermanos Manuel (izda.) y Carlos (dcha.) Román Ruiloba, présbíteros coadjutores de la Prioral y a la izquierda de Carlos, Anastasio Pérez Andrés, Pbr. capellán del Penal y del Hospital Municipal. (Foto: Fariñas. Archivo Municipal).

La corporación y otras fuerzas vivas de la época, en la tribuna instalada en el patio interior formado por los bloques de viviendas. (Foto: Fariñas. Archivo Municipal).

La Cofradía de Pescadores, demolida el pasado año de 2006, también se engalanó para la fiesta de inauguración. Vemos al fotógrafo de las anteriores imágenes, Fariñas, inmortalizado por su compañero, el también fotógrafo, Rafa. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

En 1962 era alcalde de la Ciudad Luis Portillo Ruiz. Se inauguraba el Hotel Meliá ‘El Caballo Blanco’. Rafael Alberti publicaba ‘Poemas Escénicos’ primera serie.
El ayuntamiento concedía la Medalla de Oro de la Ciudad al dictador y Jefe del Estado, Francisco Franco. Nacían el investigador Bernardo Rodriguez Caparrini, el compositor carnavalesco Luis Galán Pérez y la actriz Montse Torrent, entre otros.

La Plaza de la Pescadería, al fondo el Resbaladero y el Castillo de San Marcos. A la izquerida, la Real Fábrica de Arguardientes y Licores, luego Casa de la Aduana. En el agua, un barco a vapor. (Grabado del Siglo XIX. Plaza de la Pescadería. Cahpuy).

«El 19 de abril de 1939 se crea el Instituto Nacional de la Vivienda dependiente primero de la Organización Sindical y posteriormente (2 de enero de 1942) del Ministerio de Trabajo. Su dirección en un primer momento recae en la persona de Federico Mayo. La misma ley de abril de 1939 crea la figura de "vivienda protegida". Según esta Ley el INV es el único organismo capacitado para aprobar los proyectos de construcción de "vivienda protegida" y para lo referente a todo tipo de normas. Su función principal era diseñar un plan nacional de vivienda protegida para todo el Estado, de donde nacen los Planes Nacionales de Vivienda». (Jesús López Díaz).

Almacenes existentes frente al Resbaladero, en cuyo lugar se construyeron los pisos. Albergaron durante un tiempo el Parque de Bomberos de la Ciudad. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

La Plaza de la Pescadería con los almacenes al fondo. vista del desaparecido muelle de madera existente. A la izquierda la Casa de la Aduana (que había sido Real Fábrica de Arguardientes y Licores). (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

La Plaza de la Pescadería, desde la Otra Banda. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

Estas viviendas fueron cosntruidas en la Plaza de la Pescadería, derrumbando para ello unos almacenes existentes desde al menos, el siglo XIX. Hubo un intento de construir pisos en la Plaza del Polvorista, pero la fuerte oposición, a mediados de los sesenta de Manuel Martínez Alfonso y otros, impidió que ocurriera lo mismo que con la Plaza de la Pescadería, llamada en otros tiempos Plaza de la Virgen del Carmen.

La Plaza de la Pescadería, al fondo la Casa de la Aduana. En esta plaza se solían instalar los Circos cuando visitaban la Ciudad. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

La Plaza de la Pescadería en 1890. A la derecha, los almacenes frente al Restaurante El Resbaladero. En el centro de la imagen, la fuente del Convento de Santo Domingo, que permanecería mcuhos años en los jardines de la Estación de FFCC y que, desde que se encuentra reubicada en el Parque Calderón ha sufrido todo tipo de actos vandálicos. (Foto: Colección Antonio Leveque).

VUELTA A LA CORDURA (Por Luis Suárez Ávila).

"El urbanismo de El Puerto, logrado a base de siglos, ha tenido sus peores enemigos en el siglo XX y lo que va del XXI. A mí, al menos, eso me parece. Ahora que se están derribando los bloques de viviendas construidos indebidamente en un espacio público, la Plaza de la Pescadería, me vienen a la memoria las acciones de quienes éramos muy jóvenes en 1962 para impedirlo. Recuerdo que, en tiempos de Luis Portillo como alcalde, este quiso construir la Plaza del Polvorista y recuerdo también las protestas en la entonces Voz de la Bahía, incluso con un artículo y un dibujo-propuesta de Faelo Esteban Poullet, en que figuraba, en el centro de la Plaza del Polvorista un monumento ecuestre de Felipe V, muy bien concebido, como todo lo que hace Faelo.

Derrumbando... 1 (Foto: Vicente González Lechuga)

La Plaza de la Pescadería, llamada luego Plaza de la Virgen del Carmen, fue, durante nuestra niñez, solar de juegos, como que allí estaba nuestro Colegio, el de San José y San Estanislao, conocido por "el de la Pescadería". En esa plaza corríamos, hacíamos gymkanas en bicicleta, jugábamos a los bolis, consumíamos las chucherías que comprábamos en el puesto de La sargenta, y, en fin, fue un espacio muy querido por toda mi generación. Se trataba de una plaza con mucha historia. En ella estaba la casa de la Aduana, que había sido Real Fábrica de Licores, con su fachada neoclásica, y su templete con la maquinaria del reloj y su esfera; su escalera imperial, y sus amplios bodegones, donde estuvo "La Lucha", con su estanco, y Ezequiel y su mujer ofrecían buenos guisos marineros; "El Resbaladero", con la historia de Primo Díaz y el Saboné y, luego de Maximino, famoso en toda Andalucía, que se ponía de bote en bote los días de toros.

Derrumbando... 2 (Foto: Antonio Gutiérrez Ruiz).

En la fachada opuesta, la casa de Anelo, con el surtidor, por la calle de la Bajamar, con aquel aparato de manubrio, al que había que darle al contrario para que saliera la gasolina. Y, en el muelle pesquero infinidad de barcos, cientos, atracados de cuatro en cuatro o de cinco en cinco, las redes puestas a secar, con olor a mar y a brea; los hiladores, los Camacho, con aquellos utensilios para torcer el cáñamo que me parecían más bien instrumentos de la Inquisición, tal como me los había descrito Lola Blandino. O la nave, que fue lonja del pescado, donde se guardaba el coche del agua, un hispanosuiza que conducía Antonio Espino Pino. En fin, que vuelven las aguas a sus cauces y las perspectivas antiguas vuelven a ser iguales. Todo es un vaivén, sin criterio, en esto del urbanismo de nuestra ciudad. Pero esta vuelta a la cordura, bienvenida sea."

La plaza, tras el derrumbe del 21 de diciembre de 2010. (Foto: Vicente González Lechuga)

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Fila superior, de izquierda a derecha: Mari Luz Gallo, Lucía Guerra, Mariló King, Encarni Cubero, Milagros. Fila de en medio: Milagros Arjona, Paqui Patrón, Inma Parrado, Montse Guerra y Lourdes Marín. Fila inferior: Carmen Gil, Inma Gómez, Mercedes y Remedios Peña Cabrera. (Foto: Padre Martínez. Colección: Remedios Peña).

Fotografía está tomada hace 23 años en las escaleras de azulejos verdes, un día de mayo de 1987, a las alumnas de 5ª de Jardín de Infancia. Era la primera promoción de Técnicos Superiores de Jardín de Infancia que salían de las Escuelas Profesionales Sagrada Familia (SAFA) aunque, en la fotografía, falta la mitad de la clase ya que ese día estaban de prácticas en la Guardería Municipal en la calle Micaela Aramburu, cuya directora de prácticas entonces y actual directora del Centro es Inmaculada Paramio. Empezaron Formación Profesional del Primer Ciclo (2 años) en 1982; luego pasaron a Formación Profesional de Segundo Ciclo (3 años), sumándose las alumnas procedentes de Enfermería, estudios que quitaron ese año y que, años mas tarde, volverían a ofertar.

La propietaria de la foto del recuerdo, Remedios Peña, rememora a profesores como el ya desaparecido Padre Martínez, S.J., que daba clases de religión y fue el autor de la fotografía; José Peinado Matiola que daba clases de matemáticas junto a Herrador, Rafael, de Historia, … Era director del centro en aquellas fechas Antonio Ariza Albaiceta.

De izquierda a derecha, Antonio Ariza Albaiceta, el Padre Martínez, S.J. y José Peinado Matiola.

Como mantiene una de las protagonistas de la fotografía se llevaba el pelo cardado, que consiste en una técnica usada en peluquería para dar volumen artificialmente al cabello. Es un peinado batido que consiste en cepillar el pelo estirándolo todo hacia atrás y peinándolo en dirección contraria para dar un efecto de cabellera espesa y abundante. Algunas de las chicas, además de El Puerto, procedían de Rota y Chiclana.

Hace 108 años, durante la tormentosa madrugada del 16 de diciembre, en El Puerto de Santa María, nace Rafael Alberti, el poeta considerado como uno de los principales autores de la literatura del siglo XX y uno de los principales pilares de la literatura española. Un portuense que llevó Cádiz y El Puerto por todo el mundo. Unos días más tarde, con apenas siete días de vida, el pequeño Rafael Alberti Merello ya fue noticia. Diario de Cádiz publicó el 23 de diciembre de 1902 el bautizo del portuense en la iglesia de la Prioral. Sin duda, una primicia mundial, y una premonición del brillante futuro que le esperaba, y del que este periódico ha sido testigo desde su nacimiento hasta su muerte, en 1999.

Según recoge la hemeroteca del Diario, ese mismo día también fue bautizado en la iglesia de la Prioral el hijo de Eduardo Tejada, "que pusieron de nombre al pequeñuelo José Luis y fueron sus padrinos, sus hermanos Amalia y Eduardo", señaló este periódico hace 105 años. Las noticias portuenses que aparecieron en el Diario ese 23 de diciembre se completaban con el fallecimiento del farmacéutico José García Vergara, persona muy estimada en El Puerto. Asimismo, contaba la representación de una comedia en el teatro Principal. "Muy animado estuvo el teatro Principal, viéndose en los palcos a las distinguidas familias de Cuesta y Aldau, Arsilla, Puente y Portillo. El libre cambio fue la comedia que hizo reír al respetable muchísimo durante toda la representación. Hizo su debut en esta obra la actriz Castro, muy conocida del público portuense por haber actuado como tiple en el teatro de verano que el señor Chaves instaló en la calle Misericordia. Distinguiéndose en la interpretación de la obra la expresada actriz, las señoras Santiago y Mora, así como los señores Correjel, González, Oliver y Zavala".

Rafael Alberti fue descendiente de familias de estirpe italiana (ver nótula 688 en Gente del Puerto) y el quinto hijo de los seis que tuvieron Agustín Alberti y María Merello. Precisamente estos días la Fundación que lleva su nombre ha celebrado por todo lo alto en su sede de la calle Santo Domingo el 105 aniversario de su nacimiento. Quién hubiera dicho en aquel diciembre de 1902 que ese niño iba a ser con los años una de las principales figuras de la cultura española. (Texto: Diego Joly Palomino).

LA ARBOLEDA PERDIDA.
Leemos en las primeras páginas de La Arboleda Perdida:
«En la ciudad gaditana del Puerto de Santa María, a la derecha de un camino, […] había un melancólico lugar de retamas blancas y amarillas llamado la Arboleda Perdida.
Todo era allí como un recuerdo […]. Todo sonaba allí a pasado, a viejo bosque sucedido. Hasta la luz caía como una memoria de la luz, y nuestros juegos infantiles, durante las rabonas escolares, también sonaban a perdidos en aquella arboleda.
Ahora, según me voy adentrando, haciéndome cada vez más chico, más alejado punto por esa vía que va a dar al final, a ese «golfo de sombras» que me espera tan sólo para cerrarse, oigo detrás de mí los pasos, el avance callado, la inflexible invasión de aquella como recordada arboleda perdida de mis años»
. Rafael Alberti. (Retrato de Hernán Cortés).

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¿Nadie se ha acordado que, tal día como hoy, el 16 de diciembre de 1281, martes, Alfonso X 'el Sabio' rey de Castilla, condeció a la antigua aldea musulmana de al-Kanate, los privilegios de su fundación como ciudad con el nombre de El Gran Puerto de Santa María? El repartimiento de tierras entre sus pobladores se había hecho en años anteriores. Con la nueva Carta Puebla se establecieron privilegios e instituciones. Más de 40 testigos, nobles y obispos del reino y ante los notarios de Andalucía y León, rubricaron el documento. Ya vamos por 729 años...

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(continuación)

«Durante la Guerra Mundial he sido el dibujante de la Casa Americana en Madrid, desde donde he ilustrado artículos para la prensa. En el año 1940 me llamaron para ilustrar la Revista literaria "Novelas y Cuentos", y he sido su dibujante portadista durante 17 años.

Y quedé como nos dejó Franco a todos los madrileños, porque el dinero de la Republica quedó sin valor. Guardando colas para recoger una lata de sardinas y mis hermanas en las colas de Auxilio Social para coger en una cacerola el rancho que nos daban, y así muchos días, por la mañana y por la tarde.

A los amigos que venían de zona Franquista, a esos había que huirles, no se sabía nunca como iban a reaccionar, y a los que les había cogido aquí pero se habían acomodado enseguida, te decían que te escondieras y que ya te avisarían cuando el pastel fuera repartido por si quedaban migajas o te metían en la cárcel.

Portadas de novelas y cuentos, que estaría realizando por espacio de 17 años.

Así y todo había que trabajar y buscar por donde fuera. Un día me avisaron de la Cámara de Comercio Alemana, que en aquellos días ya estallada la Segunda Guerra Mundial, victoriosas sus armas y amigos de Franco, era lo mas ambicionado por todos.

Y empezaron a darme trabajo. Cuando esto se supo, me pusieron una denuncia a la Embajada, con el deseo de que me hubieran detenido y haberse quedado con el trabajo, porque en la denuncia ya se ofrecían a cubrir mi puesto. Esto en aquellos días era muy peligroso. Pero esta denuncia cayó en manos de D. Juan Frank, alemán, Director de la Cámara, que me llamó y me dijo: --¡Ud. Tiene muchos enemigos! Pero nosotros no nos dirigimos a nadie sin antes tener todos los informes. Sabemos de Ud., tanto como Ud., y además sabemos que es Ud., honrado. Me preguntó que documentación tenía. Yo le enseñé la que teníamos todos en aquella fecha, un papel en el que constaba como que era prisionero de guerra, con la clave E, clave que nadie sabía el significado. Me dió un puro, creo como desagravio, y me mandó a su abogado. El abogado me dijo que estaba clasificado como indiferente, que volviera a mi trabajo que ellos se ocuparían de todo. Esto se supo y a partir de entonces me dejaron tranquilo. Luego supe que el que me puso la denuncia estaba en un Organismo Oficial y lo echaron a la calle.

Yo cobraba de los alemanes por trabajos hechos. No tenía sueldo de ninguna clase. ??Mediada la Guerra Mundial me ofrecieron una colocación con sueldo en la Embajada de los Estados Unidos y fui a comunicárselo a los alemanes. Ellos comprendieron que esto significaba una seguridad. Yo ya estaba casado y tenía una hija, y me autorizaron, agradeciéndome los servicios prestados. Aún después de terminada la Guerra, varios años he recibido por Navidad felicitaciones de D. Juan Frank. Y pasé a pertenecer a la Sección de Prensa de la "Casa Americana", desde donde he ilustrado artículos para toda la prensa con el seudónimo   de "Tete". Cuando llego Truman a la Presidencia de los EEUU empezó reduciendo gastos, y el mío tenía que ser insoportable para el país americano y fui uno de los primeros despedidos. (En la imagen de la izquierda, cartel de la Feria de El Puerto del año 1953, realizado por Manolo Prieto).

Estuve dando tumbos hasta que me avisaron de "Publicidad Azor" en donde he sido Director Artístico y Jefe de Estudio durante 17 años, y allí hubiera seguido si otro americano no me hace la puñeta.

En 1954 Manolo Prieto crea en "Publicidad Azor", de donde es Director Artístico y Jefe de Estudio, la famosa valla publicitaria para la empresa Osborne, "El toro de las carreteras", valla que no es aceptada con mucho entusiasmo por el cliente, pero que acabará convirtiéndose en icono para   la sociedad española llegando incluso a traspasar su fama las fronteras españolas.

Cuando llegó Kennedy, el Mundo entero padeció el sarampión de la juventud, y en España el sarampión y la tos ferina. Todo aquel que no fuera con el pecho sacado y no se subiera la escalera a la pata coja, había que echarlo a la cuneta. Llegó el dinamismo ¡No había tiempo que perder!.Se necesitaban en todas partes hombres "con 20 años" y mucha experiencia. A mí me cogió con 50, no había más remedio que sucumbir, y me echaron.

Uno de los 90 toros existentes en las carreteras españolas.

Y otra vez a empezar, y era la tercera. Esta vez me costó mas trabajo, por mi edad el clima era contrario, y por lo que era, por mis éxitos y por el puesto que ocupaba en la profesión, puesto jerárquico, había muchas envidias solapadas. Este final que yo no esperaba me desmoralizó y baje la guardia y todos a una como manadas de lobos, se cebaron conmigo. En esta fecha, también terminó mi colaboración como dibujante de "Novelas y Cuentos", después de 17 años ininterrumpidos. (En la imagen de la izquierda, autorretrato de Manolo Prieto).

Reaccioné y gracias a mis hijas que me ayudaron a mantenerme a flote, mandé a todos a hacer puñetas y viré en redondo, empecé una nueva profesión, donde los principios no han sido fáciles porque los escultores me recibieron con recelo y se cerraron como almejas. Ellos también sabían que yo en cualquier especialidad en el Arte fuera lo que fuera, tenía lo importante, la materia prima, solamente necesitaba el oficio y eso era lo que me negaron, pero yo con constancia me lo he inventado, y aquí estoy. Hoy soy profesional de la medalla, con piezas en Museos y premios en Concursos Nacionales e Internacionales, y considerado como escultor de medallas de primera clase».

"En el Museo Municipal de El Puerto de Santa María encontramos una colección de monedas así como una selección de dibujos preparatorios. Esta obra es testigo de la madurez intelectual, la destreza técnica y la seguridad y determinación del artista por adentrarse en referencias universales que traspasan las de la propia Literatura. “Eva y la manzana”, “El campo”, “Casada infiel”, “Abelardo y Eloísa” y “El manantial de la doncella” son los títulos de estas medallas de la que vemos  el anverso y el reverso. En esta última, la cual aparece en la fotografía, el artista va más allá de la referencia literaria  acercándose al mito del amor. La escena encuadrada muy cuidadosamente en el paisaje presenta a los personajes por un lado de la medalla, por el otro el amor, el deseo, “El manantial de la Doncella”, lo tituló él" (Lola Caballero, Restauradora de Obras de Arte).

Manolo Prieto escribió esta autobiografía a los 66 años de edad. Una lástima que dejara 12 años de su vida sin relatar, pero quizás esta autobiografía sea la que más nos acerca a sus sentimientos y a su modo de ver la vida. Falleció el día 5 de mayo de 1991 a los 78 años de edad. Durante este tiempo siguió con su faceta de escultor de medallas, cosechando éxitos, tanto nacionales como internacionales, que le alzaron como uno de los más prestigiosos medallistas españoles del siglo XX, exponiéndose sus creaciones en las más importantes ferias internacionales de la FIDEM (Federación Internacional de la Medalla).

Calle Manuel Prieto, por el Paseo de los Enamorados.

En 1980 el Ayuntamiento de El Puerto le rinde homenaje poniendo su nombre a una calle En 1986 es nombrado académico de la Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’, lugar donde comenzaron sus primeros pasos como artista. Su discurso de ingreso, en 1987,  versó sobre "El cartel, arte y ciencia y lo que sé de su historia", siendo contestado por el académico Juan Ignacio Varela Gilabert.

Al año siguiente, en 1988, se inaugura una Exposición antológica de Manolo Prieto bajo el nombre "50 años de bocetos de carteles y medallas" en el Palacio de Oneto de nuestra Ciudad, y para la que el artista portuense realiza un autorretrato como cartel anunciador de la Exposición. Manolo Prieto hace donación de las obras expuestas al Museo Municipal de la ciudad. Coincidiendo con la exposición se celebra un curso sobre realización de medallas impartido por Manolo Prieto. Esta es la última visita del artista a su ciudad natal.

Hasta días antes de su fallecimiento estuvo trabajando en la colección de medallas sobre las   Comunidades Autónomas de España. Nunca aceptó que un artista se pudiera jubilar, ya que según su pensamiento, un artista siempre debe estar ideando y creando nuevas obras que ofrecer. (Textos: Fundación Manolo Prieto)

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Me nacieron en El Puerto de Santa María (Cádiz) un día 16 de Junio de 1912. Mi madre me contaba que en aquel momento pasaba por la esquina de mi casa una Procesión, a la que tan dadas son aquellas tierras de María Santísima. Único sobrino varón entre muchas tías, me despertaron un mal genio fenomenal, yo creo que debido al mucho besuqueo. Mis primeros recuerdos son los de limpiarme la cara con un manotazo cada vez que me llenaban de besos los carrillos. (Manolo Prieto en la capilla del Castillo de San Marcos, el día de su ingreso como académico de la de Bellas Artes Santa Cecilia, en 1987. Foto: Academia de Bellas Artes).

Parece ser que fui un niño normal hasta los 3 años, que me dio el sarampión y de él salí con un asma bronquial que me cambio en un enfermito que me ahogaba constantemente al menor esfuerzo. El no poder jugar como los otros niños me hizo observador y medidor, dos cualidades básicas para que surja un artista. Recuerdo mis dibujos infantiles como los de todos los niños, y cómo descubrí un día que las patas de un burrito no eran todo seguidas sino que al final había un volumen de distinta calidad, las pezuñas, y que había que destacar.

Otro día descubrí la forma de que el burrito estando de perfil volviera la cabeza para mirar de frente. Todos estos recuerdos son de antes de ir a la Escuela de Párvulos, supongo que a los 4 años. Me llevaron a los Párvulos y estuve hasta los 7 años. Recuerdo en aquellos años, el sarampión, la tos ferina y unas anginas tremendas. Recuerdo también empezar mis escritos a lápiz con el año 1916, y recuerdo las canciones de columpio que me cantaba mi madre.

A partir   de los 7 años en que me llevó mi padre a una escuela de maestros, creo que recorrí todas las escuelas del pueblo, porque como siempre estuve malo, no sé si eran los maestros los que no me querían o que a mi padre le deba vergüenza llevarme al cabo de dos meses de faltas. Yo creo que todo el tiempo sumado hasta que mi padre me quitó y me puso a trabajar, no suman un año.

He sido aprendiz de carpintero, aprendiz de relojero y chico de tienda de comestibles en la tienda de mi padre. De la carpintería salí porque el trabajo era muy fuerte para mí por mi enfermedad, y de la   relojería porque le hice una caricatura al maestro y éste me llevó a mi padre y le dijo que no fuera más porque tenía la certeza de que yo no sería nunca relojero ni artista. Y me quede en la tienda ayudando a mi padre. (Caricatura realizada con 16 años).

Por aquel entonces apareció en el pueblo un caricaturista, hijo del Puerto, [Carlos García Gil], que empezó a hacer caricaturas en el periódico local de señores conocidos. Tenía yo entonces 16 años, y esto fue para mí como un latigazo. Terminada su colaboración porque había terminado con los señores, yo me presente en el periódico con una colección de tipos muy populares, y con una innovación, mis tipos se publicaban y se harían sin poner quienes eran, los lectores tenían que adivinarlos, y fue un verdadero éxito. Se escribió de mí en el periódico y me hice popular. Ingrese en la Escuela de Bellas Artes local, donde me enseñaron a conocer los colores, porque otra cosa no podían enseñarme por su carácter particular. (En la imagen de la izquierda, carnet de la Academia de Bellas Artes).

(En la imagen de la izquierda, pintando en una calle de El Puerto, con el caballete. Realiza su primera Exposición en solitario, titulada "Manolo Prieto y los patios andaluces", donde vende sus primeros cuadros.?La crítica empieza a mostrar interés por el artista Manolo Prieto, así en la Revista Portuense del 27 de Agosto aparece un artículo firmado por Gilberto Savile bajo el título "Manolo Prieto y los patios andaluces"Año 1929).

Como mi asma no iba mejor, mi padre me dejó dos años para ver si sin obligaciones me podía mejorar, o porque como yo escuche alguna vez, por el poco cuidado que ponían en hablar delante de mí los mayores, de que quizás yo no podría superar el desarrollo y moriría. ¡Cuantas veces he llorado cuando nadie me veía mirándome en el espejo y viéndome como me ahogaba!. Mi abuelo que me quería mucho me compró una bicicleta, y creo que ha sido la alegría más grande de mi vida. Pues bien, esta bicicleta la vendí y me compré colores e hice dos Exposiciones.

En la fotografía, tomada en 1930 en el patio del convento Santo Domingo, sede entonces de la Academia de Bellas Artes, Juan José Bottaro Pálmer, en el centro, debajo del busto de Goya, que descansa sobre un capitel corintio. En la fila del suelo, el tercero por la izquierda es Manolo Prieto. A la derecha del capitel, en la fila quinta desde el suelo, Juan Ávila. En la cuarta fila desde el suelo, el tercero por la derecha es Felipe Lamadrid. En la fila tercera desde el suelo, primero  por la derecha, el escultor José Ovando Merino. En la fila segunda desde el suelo, el segundo por la izquierda, Manuel Lojo Espinosa, a continuación, de negro, el pintor Juan Lara Izquierdo y el quinto por la izquierda, José Antonio Lojo Espinosa; en la misma fila, tercero por la derecha, Francisco Moresco Farfán. En la fila del suelo, cuarto por la izquierda, Manuel García, padre de Manolo García Campos. (Foto Colección LSA).

Con el producto de estas exposiciones, le pedí a mi padre venirme a Madrid, y lo hice el 22 de Octubre de 1930, tenía 18 años. Madrid fue mi salvación, porque aunque de una forma paulatina, Madrid me ha curado, su altura topográfica, su aire seco o no sé qué hizo el milagro. Los médicos que visité en Madrid cuando pude pagarlos me diagnosticaron Asma Climática producida por la proximidad de la costa. Los Ataques fueron cada vez mas espaciados y mi organismo se fue fortaleciendo, hasta el punto de que hoy a mis 66 años es solo un recuerdo.

Me vine a Madrid a esperar una beca que se había pedido para mí a la Diputación de Cádiz. Ingresé en la escuela de San Fernando, y como la beca no llegó, me tuve que salir y ponerme a trabajar. Trabajé de escenográfo e ilustré en la novela "La Farsa", y en el año 1932 me coloque en una casa de Publicidad y pude traer a mis padres y hermanas a Madrid.

Con mis padres conmigo y por mi culpa, me eché la obligación de sacarlos adelante y he trabajado para ellos hasta que los mantuve a flote. He trabajado doce horas diarias y noches enteras. He fabricado y pintado muñecos que mi padre vendía en los mercados. He sabido de un traje único que había que conservar y de unos zapatos rotos que no podían sustituirse. He conocido Noches Buenas que no fueron buenas. Empecé a presentarme en los Concursos de Carteles, y el año 1935 obtuve mí primer galardón, dos primeros premios.

Y estalló la guerra. Por mi profesión de dibujante, en ella no hice más que dibujar y procurar protegerme y proteger a los míos. Cuando estalló la guerra yo trabajaba en una Agencia de Publicidad. En ésta como en los demás sitios de trabajo en Madrid, quedó sólo gente mayor y las mujeres, y no todas.

Yo pasé a trabajar para la Guerra en el "Altavoz del Frente" como dibujante de propaganda. Cuando el Gobierno de la Republica marchó a Valencia, el Organismo al que yo pertenecía marcho con él. Como el asma que yo padecía aún no estaba dominada, el puerto de mar empezó a dañarme, y pensando en mis padres y hermanas que dejé en Madrid, solicité el traslado, que solamente se podía conseguir presentándome voluntario en las fuerzas que defendían Madrid, y en las que yo podía conseguir un trato especial porque el que las mandaba era el General Modesto, para mí y para mi familia Juan Guilloto, paisano, vecino de casa y amigo. Ingresé en el Comisariado del 5º Cuerpo del Ejercito como dibujante.  (En la ilutración: «¡Miliciano! En tus manos está el destino de España y de la República Democrática. Antes morir que retroceder». Autor: Manolo Prieto. Ministerio de Instrucción Pública - Dirección General de Bellas Artes).

Un día fui trasladado a la 46 División, 209 Brigada, con el empleo de Sargento de Zapadores. Este ascenso y este puesto fueron para justificar mi puesto (que siguió siendo de dibujante) y darme un mando para que la gente me obedeciera en mi cometido. En la 46 División hacíamos un periódico para la tropa, en la que yo era su Director Artístico y dibujante y Antonio Aparicio, poeta sevillano su Director Jefe, y teníamos a nuestro mando todo el personal de la imprenta, también militar. Cuando la batalla del Ebro, mi unidad estaba luchando allí y desde aquí les llevábamos el periódico al frente.

En la imagen cartel litografiado original de Manolo Prieto. Imprensa S. Durá (socializada).  50,5x70 cms.Valencia. 1938. (Archivo General de la Guerra Civil Española de Salamanca).

Lo que voy a contar pudo haber cambiado totalmente mi vida. El periódico había que llevarlo aquel día. Todo estaba listo para partir. Yo estaba enamoriscado con una novia y necesitaba no salir. Convencí a un compañero para que cambiara conmigo, él salió y yo me quede. Pues bien, aquella noche quedó cortado el frente y mi unidad con el que llevaba los periódicos, al otro lado. Si yo hubiera sido el desplazado, mi suerte habría sido la de otros amigos y compañeros que estaban en situación como la mía. Primero salvar la vida, luego el campo de concentración francés, y el paso a México reclamado por los intelectuales mexicanos.

En la imagen cartel litografiado original de Manolo Prieto. Imprensa S. Durá (socializada).  50,5x70 cms.Valencia. 1938. (Archivo General de la Guerra Civil Española de Salamanca).

Con todos los desconectados se hizo un acuartelamiento y empezó a formarse una Brigada, que en cuanto estuviera lista saldría para el frente. Yo me encontré con un problema tremendo, había perdido a mis jefes que eran los que conocían mi labor, y para y porque yo era Sargento de Armas. Pero para mis nuevos jefes yo era eso, un Sargento con todas sus consecuencias. Tuve más miedo a mi situación que ir al frente. Entonces decidí presentarme a reconocimiento y alegué mi asma, que aunque estaba mejor aún la padecía, y me dieron un mes de permiso. Cuando volví pasado el mes, ya la Brigada se había marchado al frente. En el nuevo reconocimiento me dieron otro mes y cuando me dieron el tercer permiso, me licenciaron.

Rafael Alberti y Miguel Hernández, a quienes conocería Manolo Prieto. También a la mujer del primero, María Teresa León.

Ingresé en la "Delegación de Propaganda y Prensa del Ministerio de Turismo", donde se hizo la mejor propaganda de Guerra, comentada inclusive en la zona Franquista, y en este sitio y trabajo me sorprendió el final. Durante esta ultima etapa fui también dibujante político del Periódico " El Sol". A Alberti lo conocí en una comida. Iba con su mujer María Teresa León, también estaba Miguel Hernández y una periodista, creo que chilena, que nos leyó las manos a Miguel y a mí. (Textos: Fundación Manolo Prieto) (Ilustraciones del libro: Facetas artísticas de Manolo Prieto. Fernando Pérez Mulet Ed.) (continuará)


15

Remigio Andújar Gómez nació en Sevilla el el 1 de abril del año 1917, hijo de padres sevillanos, Remigio Andújar de las Doblas y de Concha Gómez. Este año se cumplen 25 desde que muriera aquejado de una enfermedad, con apenas 68 años. El matrimonio se divorció y Remigio recibió la educación, interno, en un convento de Lora del Río (Sevilla), de donde saldría para hacer el Servicio Militar, primero cuatro años, durante la Guerra Civil y luego otros tantos dada su profesión de electricista. Y es que, durante la guerra no estuvo en el frente, sino en tareas de reconstrucción por mor de su trabajo.

ELECTRA PERAL PORTUENSE.
Remigio llegará a El Puerto con su madre y un hermano, José, rehaciendo ésta su vida familiar al formalizar su unión con un vecino de El Puerto, Castillo, con quien tendrá dos hijos mas y por tanto, hermanos de madre de Remigio: Juan y Manuel. En El Puerto, Remigio entrará a trabajar en ‘la fábrica de la luz’, en Electra Peral Portuense, que con el tiempo sería absorbida por la Compañía Sevillana de Electricidad, hoy Endesa. Las fuentes consultadas de la familia afirman que Remigio ya vino a El Puerto trabajando para esta empresa desde Sevilla donde se colocó como electricista en la Compañía, permaneciendo en diversos cometidos por espacio de cerca de cuarenta años.

En la imagen, a la izquierda, la Electra Peral Portuense, a la derecha, el Hostal España. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

Y es que Remigio, persona instruida, lo mismo leía contadores, que hacía instalaciones, era cobrador, o redactaba cartas en la oficina, lo que le supuso su promoción a administrativo, dada su formación. Atrás quedaron los tiempos en que leía los contadores de la luz de los campos del término municipal portuense sin más medio de transporte que una bicicleta. Pero aún, como electricista, se buscaría la vida por las tardes haciendo instalaciones eléctricas.

Cuenta un buen amigo y compañero suyo de la Banda de Música, Calixto García Rodríguez, que cuando a Remigio le tocaba guardia en la Electra Peral Portuense y había que encender y apagar el alumbrado extraordinario del centro --sendos tramos de las calles Larga y Luna-- lo acompañaba por la noche con una pértiga ya que había que conmutar este grupo de farolas de forma manual, encontrándose muchas veces en el recorrido con el sereno Sala.

FAMILIA NUMEROSÍSIMA: 11 HIJOS.
Y es que nuestro protagonista, casado con la también sevillana Gracia de la Rosa Valverde, nacida en mayo de  1919 y fallecida el 9 de septiembre de 1994. Tuvo una larga descendencia: 11 hijos: Manuel (+), Pepe que trabaja en Endesa y llegó a acompañar a su padre tocando también ‘la caja’, Remigio trabajador jubilado de APEMSA, Antonio trabajador en la clínica Santa María del Puerto, Miguel (+), Fernando, Juan (que toca el saxofón alto en la Banda de Música), Concha, Pedro,  Pilar y Jesús Andrés. Vivirían, primero en la calle Lechería –actual Cervantes—y luego en una casa de la Barriada de la Playa. Las patatas había que comprarlas por sacos, para alimentar a la prole. Su mujer, a la que conoció en Sevilla, era trabajadora  de  la Pirotécnica Militar, una fábrica de munición en la que, un desgraciado accidente hizo que perdiera un ojo.

En la Asamblea Local de la Cruz Roja. Sentados, de izquierda a derecha: desconocido, Miguel Bru, Remigio Andújar, Revuelta y Balbuena. De pie, de izquierda a derecha, Zampaña, Virués, y Vicente García Díaz con el casco blanco. 8 de diciembre de 1970. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

CRUZ ROJA.
Remigio era voluntario en la Cruz Roja, en la que pasaría por diferentes empleos: cabo, sargento, brigada, jubilándose como Teniente. Eran los tiempos que había que recaudar fondos con las almohadillas en la Plaza de Toros o el campo de Fútbol, pero también los tiempos en que había que actuar ante situaciones difíciles. Durante la Explosión de Cádiz en 1947 permanecería por espacio de más de una semana  colaborando en las tareas de auxilio en la capital gaditana. Sus compañeros de siempre: Ramón Clavijo, Revuelta, Balbuena, Julián Hernando, ‘Sanani’ cuñado de Revuelta…

El 1 de enero de 1967, recibiendo un nuevo equipo para ambulancia, la furgo CA-53595, en las puertas del Ayuntamiento. A la izquierda Remigio Andújar junto a 'Sanani'. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

Allí viviría una desagradable experiencia cuando fue detenido por la Policía, junto a un agente municipal y otro paisano, a los que detuvieron acusados de actividades sediciosas contra el régimen de la época, algo que se demostró incierto, siendo todos restituidos en sus empleos. Con una mobylette campera, hacía las rondas a los distintos puestos de socorro instalados en las carreteras de acceso a El Puerto en el cruce de las carreteras de El Puerto-Sanlúcar y Rota-Jerez, donde una tienda de campaña, equipo de curas y cuatro camilleros eran destinados  a lo que llamaban ‘el desierto’, pues casi nunca pasaba nada. Donde si había trabajo era en los Puestos de Socorro de las Playas de La Puntilla, Valdelagrana y Fuenterrabía donde, además, contaban con la colaboración de aquellos recordados practicantes (ATS), Bernal, Chamorro y Lamadrid.

La Banda de Rocafull, a las puertas del Ayuntamiento de la Plaza de Isaac Peral.

LA MÚSICA.
Remigio actuaba en la Banda Municipal de Música, primero con el maestro Rocafull (nótula núm. 217 en GdP) entrando en la academia de aprendizaje en 1942, en la que fué Casa del Pósito y la Alhondiga --luego conocida por la Casa de los Millones--, en cuyo solar, en unos de los laterales del castillo se encuentra el busto de Juan de la Cosa y una reproducción del mapa mundi de Juan de la Cosa en azulejos, enmarcado en la fachada del desparecido edificio. A principio de la década de los 40 del siglo pasado en los bajos estaban las cuadras de los burros de la municipalidad, y en el piso superior, a través de unas escaleras en muy mal estado, se accedía al cuarto de ensayo del Maestro bajo la dirección de José Joaquín Barba Rocafull.

La banda, con Remigio, conocerá diferentes emplazamientos para sus ensayos. Tras la Casa de los Millones vendría el hoy desparecido Colegio de la Plaza del Polvorista, el Instituto Santo Domingo, Bellas Artes en sus dos emplazamientos, el antiguo y el actual, el Mercado del Ejido de San Juan, la Casa del Pueblo --los actuales sindicatos-- donde vivía Manolo ‘el Tuba’, en la OJE --actual sede de Deportes--, en el Monasterio de la Victoria cuando fue sede de la Policía Local, en la Casa de la Cultura en ambas plantas, estando en la actualidad en el Polígono Industrial de la Autovía de Jerez.

La Banda de Música, dirigida por el Maestro Dueñas, en 1963, a las puertas del Ayuntamiento. De izquierda a derecha, fila superior, Rafael Portela (saxofón alto), Joaquín Morro (trompeta), Francisco Cachetta Guiofré (clarinete principal) (*), Eduardo (bombardino), Calixto Garcia Rodríguez (tenor), Manuel Gallardo Reinado (trombón), Francisco Güelfo (clarinete), José Sánchez (clarinete), Vicente González Sucino (fliscorno, bombardino), Ángel Delgado Herrera (trompeta segunda), José Luis Ramos Añino (clarinete), Antonio Ramos Añino (saxofón alto), Enrique Morro (fliscorno primera), Manuel Jiménez García (tuba primera). Fila inferior, Antonio Bernal (platillero) el niño Vicente García Díaz (clarinete), Juan García Sánchez (bombo), Francisco Dueñas Piñero (director), Remigio Andújar Gómez (caja) y Fernando Güelfo (clarinete y trompeta). La identificación ha sido realizada por Vicente García Díaz.

(*) Perteneciente al destacamento de italianos que estuvo alojado en El Puerto durante la Guerra Civil, se quiedó a vivir en nuestra Ciudad.

De a la Banda se hará cargo a partir de 1952 por espacio de 30 años el maestro Dueñas , hasta  1982.  (nótula núm. 197 en GdP) con quien continuará y, tras la desaparición de éste, con Miguel Leveque a la batuta. Procesiones, conciertos al aire libre, actos oficiales, desplazamientos a otras poblaciones, lo que sin duda ayudó a la economía de una casa con tantas bocas que alimentar, junto a su afición por la música. Tocaba un instrumento de percusión: la caja, si bien antes lo intentó con otros de viento; era el encargado que los instrumentos de percusión funcionasen y costeaba, de su propio bolsillo, los parches y arreglos que compraba en Establecimientos Parodi, en Cádiz.

En una orquestina, vemos a Remigio Andújar a la batería flanqueado por dos camareros. De pie de izquierda a derecha, Calixto García Rodríguezc, con el clarinete con un brazo sobre Antonio de 'Caza y Pesca', Miguel 'el gitano' con trompeta y Juan García Sánchez con el saxofón. (Fotografía: Colección Vicente García Díaz).

Además, Remigio, junto a otros amigos en otros grupos musicales, orquestinas más informales,  que actuaban en la Feria y Salas de Fiestas de El Puerto, tales como Jalisco y el Picnic, y otras de la zona, junto a Miguel Pacheco Felices, conocido como ‘el Gitano’ o ‘Gaona’, Enrique Galán González --que luego sería director de la Banda Municipal de Música de Rota--, Joaquín Morro Romero ‘el Tajaíta’, Calixto García Rodríguez y otros.

En esta imagen, vemos la Banda de Música dirigida por Miguel Leveque, en un homenaje organizado por la ciudadanía a la Policía Municipal, siendo Rafael Gómez Ojeda alcalde. En primer término Miguel Leveque. En las primeras filas, Vicente García Díaz, platillero, Bernal, con al Bombo y Remigio Andújar, con la caja. (Foto: Archivo Municipal).

LOS TRAJES DE REMIGIO.
Era un comentario generalizado que Remigio gastaba poco en ropa de calle y tenía su explicación: y es que siempre iba de uniforme. Entre semana usaba el de la Compañía Sevillana de Electricidad y los fines de semana alternaba entre el de sargento o brigada de la Cruz Roja y el uniforme de la Agrupación Musical Portuense, luego Banda de Música ‘Maestro Dueñas’. En el anecdotario extenso que se cuenta sobre nuestro protagonista están las bromas que le gastaban los compañeros ya que, entre semana iba a cobrar o a leer el contador  ‘varias veces’ a algunas bodegas y, por supuesto a libar de sus caldos. «--Niño, que voy a leer el contador en la Bodega de Terry». Y se escuchaba una voz: «--Otra vez, Remigio?».

Remigio Andújar, en el puesto de socorro de la Feria de Crevillet --una caseta de playa adaptada--, flanqueado por Vicente García, con uniforme de la Banda de Música y el Cabo Zampaña, con Uniforme de la Cruz Roja. Y es que una responabilidad llamaba a la otra.

COLECCIONISTA DE MINIATURAS.
Remigio, con aquellas gafas de miopía acusada, con su sempiterno cigarrillo alojado en la comisura de los labios (más tarde se aficionaría a los puros), era un coleccionista de miniaturas: soldados clásicos, marinos, legionarios, músicos, … Encargaba los moldes a los representantes que, una vez al año venían por El Puerto y el fundía el plomo, los adaptaba, fabricaba los instrumentos en miniatura, los pintaba… al año, cuando volvía el representante, a cambio de aquellos moldes recibían algunas obras de la producción de nuestro protagonista.

Tuvo una importante colección de figuras de nacimiento de Ángel Martínez, (izquierda) el imaginero de la Navidad por excelencia de El Puerto, hoy felizmente rescatado por Sucesores de A.M.  y el espíritu emprendedor de Vicente Rodríguez (ver nótula núm. 236 en GdP). escaparatismo-decorados/ Con aquellas figuras montaba impresionantes Nacimientos en algunas casas adineradas de El Puerto en la época. Y también llegó a poseer una considerable colección de figuritas de Antonia ‘la de los muñequitos”, También hacía pasos de Semana Santa en miniatura y penitentes de plomo que se podían adquirir en la Papelería Perez Pastor en la calle Larga o en Casa Cortés, en la calle Luna.

UN HOMBRE CULTO.
Vivió una infancia dura, que le marcaría a lo largo de toda su existencia. La familia del padre, con posibles, le hizo acreedor de alguna herencia, como una fábrica de conservas en Algeciras y otra de textiles en Málaga, que no sabemos como se substanció. Fue una persona culta, ‘de manos delicadas como decía su mujer’, que lo mismo leía el contador de la luz, que interpretaba  una pieza con la Banda del Maestro Dueñas, que evacuaba a un lesionado en el campo de fútbol. Murió con 68 años, el 29 de agosto de 1985. Se sintió indispuesto durante el acompañamiento musical que la Banda de Música porteña hacía a la Hermandad chiclanera del Cristo de la Piedra. Tras un periodo en hospitales y en su casa, Remigio tocaría pronto la caja en el más allá con esa sonrisa socarrona y esa bondad que eran características de su bonhomía. (Texto: José María Morillo).

22

El Banco Hispano Americano ha tenido una larga trayectoria en El Puerto desde que abriera como agencia hasta su implantación definitiva --y final, al incorporarse a una rueda de fusiones-- en la esquina de la casa de la calle Larga con Luna, con la nueva obra de aquella casa que tenía un tacón y que, con la reedificada albergando en sus bajos el citado banco.

A la izquierda, colegio de las Esclavas. A la derecha, a media calle, el tacón que desparecería con la construcción de la nueva sede del Banco Hispano Americano.

Este banco fue fundado en 1901 con el capital que algunos emigrantes y sus descendientes españoles habían amasado en tierras americanas y que, a su regreso tras los desastres de 1898 harían tomar conciencia a España cual era su papel entonces, en la historia y en el mundo.

En 1991 se crea el Banco Central Hispano, fruto de la fusión de los bancos Central e Hispano-Americano. Ocho años más tarde, en 1999 el Banco Central Hispano se fusiona con el Banco Santander, creando el Grupo Santander o Banco Santander Central Hispano, con el que permanece en la actualidad.

Despedida de Manuel Torres Vallejo, director entonces del Banco Hispano Americano, en el Hotel Loreto,  julio de 1947. De izquierda a derecha, fila inferior, Ramón Matiola Gutiérrez, desconocido, José Fernández García, José Sánchez Sánchez, José Luis Mesa González, Manuel Romero Rivas y Luis Pérez Sánchez; fila siguiente, José Luis Delgado Forjas, Antonio León Amo director, el homenajeado Manuel Torres Vallejo, José María Ruibal de Flores Jimenez, padre del cantautor Javier Ruibal y José Benítez Retamar; fila siguiente, Manuel Álvarez, Antonio García Brotons, Juan de Dios Mesa González, Juan Díaz Gómez, Antonio Ortega García, Juan Roselló Castell, Emilio Terol Escribano, José Roque Morales Augusto, Francisco Pérez Vázquez, Francisco González Rivera, Manuel Álvaro Campo y desconocido; fila superior, Antonio Castillo Padial, dos desconocidos, Manuel Torres hijo del recipiendario del homenaje por jubilación Torres, José Rodríguez López, Francisco Guerrero García, Andrés Jiménez Rodríguez, dos desconocidos, Santiago Castilla Robredo, Eduardo Cossi Aboza, Guillermo Jiménez Rodríguez, Fernando Polanco Sierpes, José Luis Gallardo Poullet y Eduardo Zamorano Lechuga.

Fila superior, de izquierda a derecha, Ramón Matiola Gutiérrez, José Fernández Gutiérrez, Antonio Ortega García, Juan Neva García, José Luis Gallardo Poullet, Juan de Dios Mesa González, Antonio Fajardo Díez, José Luis Mesa González, Francisco González Rivera, Juan Roselló Castell, Agustín Silonez Villaverde director de la entidad, José Sánchez Sánchez, Domingo Roa Duvige, Eduardo Cossi Aboza, Fernando Polanco Sierpes, y Juan Gallardo Poullet; fila del centro, Guillermo Jiménez Rodríguez, Emilio Ramírez Bermejo, Francisco Pérez Vázquez y Andrés Díaz Gómez; fila siguiente, Santiago Castilla Robredo, Manuel Romero Rivas, Manuel Alvaro Campo, Manuel Monje Alonso, José Rodríguez López, Plácido Romero Rivas y Francisco Guerrero García; fila inferior, Antonio García Brotons, Guillermo Jiménez Rodríguez y Antonio Barragán Rodríguez.

Esta otra imagen, ya a color, está tomada durante el homenaje por jubilación a Santiago Castilla Robredo y José Luis Gallardo Poullet. Fila superior, Alejandro Rodríguez Morillón, Juan Neva García, Andrés Díaz Gómez, Andrés Jiménez Rodríguez, José Luis Mesa González, Manuel Monje Alonso, Juan Gallardo Poullet y Ramírez; fila del centro, Ramón Matiola Gutiérrez, Guillermo Jiménez Rodríguez, Manuel Romero Rivas, desconocido de Jerez, que estaba en ventanilla, Santiago Castilla Robredo, Antonio Barragán, José Luis Gallardo Poullet, Juan Roselló Castell, Francisco González Rivera, José Fernández Gutiérrez, Luis Pérez Sánchez y Antonio García Brotons; agachados, Juan de Dios Mesa González, Juan Ruiz-Herrera Gallego, Antonio Matiola Mayorga, Domingo Monge Reinado, Manuel Gómez de ventanilla natural de Jerez, Manuel Álvaro y Antonio Perez Parralo.

(Imágenes pertenecientes a la Colección de Vicente González Lechuga).

3

No fueron solamente Ángel Martínez, ni su sobrina Carmela los que hicieron figuritas de Nacimiento en El Puerto, aunque es lo cierto que Angelito y Carmela fueron los más notables y famosos en toda España.

Sin embargo, esta Navidad debo traer aquí el nombre de otra artesana que, aunque natural de Ubrique, floreció en El Puerto, en los años cuarenta y cincuenta. Se trata de Juana López Ruiz, conocida por “Antonia, la de los Muñequitos”. Casada con Juan García Laynez, de Rota, ella trabajó en el Hospital de San Juan de Dios, como limpiadora, cocinera y él de enfermero. Vivieron en la calle de las Cruces, enfrente de Purullena, en la casa que fue de Bononato el de los pies grandes, y allí comenzaron a crear muñequitos de Nacimiento populares, con la ayuda, a veces, de un hermano de Juana, Alfonso López Ruiz. Luego pasaron a vivir a la “Casa de Aguado” en la Plaza del Polvorista, donde y que sea por muchos años, ha vivido hasta hace un par de meses el hijo de Antonia y de Juan, Manolín.

(En la imagen de la izquierda fotografía de Juana 'o Antonia' facilitada por la familia.)

En esa casa vivió “Antoñita, la de los muñequitos” y hasta hace un par de meses ha seguido viviendo su hijo Manolín.

Con el barro que sacaba de una cantera, en el camino de “Las Boneas” –”Las Monedas”–, en un barrero que era de la Viuda de Terry, a la que, anualmente, Antonia, pedía un papelito, para que el guarda no se metiera con ella, tenía ya la materia prima. El resto era dar forma a la arcilla, blanquecina y albariza. No tenía moldes, ni modelos. Lo suyo era la inspiración, movida por los dedos, de la que salían amagos de la Virgen, de San José , del Niño, de los pastores, de las ovejas, de las cabritas, de los camellos con los Reyes, de ángeles, de Herodes y sus soldados romanos… todos cocidos rudimentariamente en un bidón lleno de serrín, y, finalmente, decorados con unas pinturillas que Antonia compraba en casa del Cárave. El resultado era de lo más “naïf” y tierno que pueda pensarse. Y de lo más primitivo. Estaban –sin saberlo ella–, umbilicalmente entroncados con el arte ibérico, o con el púnico, como si el tiempo y los milenios no hubieran pasado.

Remigio Andújar, el de la Electra Peral, el del tambor de la banda de Dueñas, el de la Cruz Roja, llegó a tener un completísimo Nacimiento con figuritas de Antonia y todos los años lo colocaba –distinto– en su casa. Muchos clientes hubo en Rota, en Jerez, en Puerto Real, en Cádiz… Pero, pasada la Navidad, Antonia, o Juana, se dedicaba a crear figuras de toreros, de picadores, de toros, de alguacilillos, de mulillas, con la misma ingenua gracia. (En la imagen de la izquierda, Remigio Andújar).

Los puntos de venta fijos estuvieron en la Zapatería del Tito, en casa de “La Trabuca”, en la calle Ganado, frente a “Rueda”, y el marido de Antonia, Juan, tenía puesto ambulante que situaba, en la misma puerta del Bar Rábago, en La Pacilla.

Yo, cuando vi la exposición de “i Fenici”, en el Palazzo Grassi, en Venecia, el año 1988, me acordé, asombrado, de Antonia y me vino a la cabeza aquello de Juan Ramón Jiménez, tajante: “No existe arte popular, sino tradición popular del arte” (Texto: Luis Suárez Ávila).

2

En El Puerto de Santa María, en la desaparecida avenida de Rodrigáñez, núm. 6 y al final del Paseo de la Victoria se encontraba la Huerta de Tía Pilar, junto al Penal de la Victoria (Monasterio de la Victoria).”[…] la puerta de entrada al Penal será inmediata la entrada del recreo de don Miguel Palacios”. (Revista Portuense, 4 de mayo de 1918).

Elena de Winthuyssen con su nuera, Antonia Muñoz Seca en la Huerta.

Ya se acabaron los momentos en los que se la mencionaba en el periódico de la época por ser el sitio escogido para ciertas celebraciones familiares y que en aquellos años eran de interés y uno de los objetivos en la sección de sociedad; o tan solo por ser la casa de mis tatarabuelos don Miguel Palacios y Guillén y doña Elena de Winthuyssen y Urruela, tan queridos y respetados ambos en esta ciudad.

De fachada larga y lindante con el penal, al entrar había que bajar un par de escalones y ya una vez dentro, mirando a la izquierda, se encontraban los dormitorios y a la derecha el comedor y demás habitaciones, todas ellas con ventanas al exterior. Quizá lo más atractivo, además de un piano muy antiguo, fuese esa interminable galería con esas cristaleras por las que parecía que el mismísimo sol entraba inundándolo todo de luz; y esos cuadros, retratos de ilustres antepasados nuestros que la adornaban y que casi parecía que custodiaban la finca por la seriedad y rotundidad de sus semblantes.

Plano Geométrico realizado por Miguel Palacios y Guillén en 1865 y redibujado por él mismo para una guía geográfica hacia 1889.

Al salir al jardín se podía apreciar una pequeña huerta donde tía Pilar y tío Antonio, los dos únicos hermanos solteros de los seis que eran, sembraban y recogían para su propio consumo; también una pequeña gruta con su fuente  de agua, obra de tío Miguel, en la que más de una vez y según me confesó mi tío abuelo Jesús Palacios, se metía de pequeño a escondidas, supongo, de tía Pilar. Árboles frutales, palmeras, granados y demás hacían de ese pequeño jardín todo un espléndido paraíso de ensueño, donde no les faltaba la distracción a esas generaciones de niños anteriores a la mía y que ya de mayores, nos han contado lo que yo, en este preciso momento, comparto con vosotros.

Recuerda mi madre, como aun siendo muy pequeños, una tarde de invierno de esas Navidades que pasaban en El Puerto en casa de Tita (María Teresa Muñoz Seca) en la calle Nevería, decidieron ir a dar un paseo, evidentemente acompañados por una muchacha que los cuidaba y no les quitaba ojo en ningún momento; la ‘vueltecita’  terminó en el Paseo de la Victoria, teniendo mi madre y sus hermanos la buena idea de ir, ya que estaban tan cerca, a visitar en la huerta a tía Pilar y a tío Antonio, ya bastante viejecitos. Pero olvidaron algo importante, pedir permiso a la pobre chica y  coincidiendo con un descuido de ésta, los críos se esfumaron. Cual sería su impresión viéndose completamente sola y sin la menor idea de donde se habían metido. (En la imagen de la izquierda, cuadro de D. Juan de Winthuyssen y Gallo (1689-1751), Teniente Coronel del Ejército, casado con Dª Estefanía Tisyo y Salas, padres de Francisco Javier Whintuyssen y Tisyo, Jefe de Escuadra de la Armada Española. Cuadro existente en la Huerta).

Lo pasaron de maravilla hasta que ya de vuelta a casa de Tita la que les esperaba y lo que se encontraron es imaginable. Dicen que aún tienen la imagen de esa jovencita llorando desconsoladamente y la preocupación de todos a flor de piel. De ahí la oportuna bronca.

Para terminar, me gustaría mostrar un artículo que se publicó en la “Revista Portuense” con motivo del bautismo de mi tío abuelo don Manuel Palacios Muñoz-Seca, donde se hace mención de la huerta y una foto del evento.

DE SOCIEDAD
UN BAUTISMO
El domingo a las dos de la tarde se
verificó en la Iglesia Mayor Prioral,
con gran pompa y solemnidad el acto
de administrar el Sacramento del Bau-
tismo, al primer hijo de los señores de
Palacios ( D. Manuel ).
La capilla bautismal estaba ador-
nada profusamente con luces y flores
y el órgano acompañó con sus vi-
brantes ecos la sagrada ceremonia, en
la que ofició el señor curade la Igle-
sia auxiliar de San Joaquín D. Barto-
lomé Carro, quien impuso al recién
nacido los nombres de Manuel, María
del Perpetuo Socorro, Ignacio, Mi-
guel, José, Carlos de la Santísima Tri-
nidad.
Fueron sus padrinos y lo tuvieron
en sus brazos, sus abuelos paternos
don Miguel Palacios Guillén y doña
Elena Winthuyssen y Urruela.
Terminado el bautismo y siguiendo
tradicional costumbre, fue llevado el
recién nacido en brazos de la madrina
al camarín de la Santísima Virgen de
los Milagros, poniéndolo bajo su man-
to por breves instantes.
Al acto concurrieron las señoras de
Muñoz Seca ( D. Francisco), Bela Ne-
rini  (D. Luis ) y D.ª Pastora Winthuy-
ssen Vda. De Gonzalez.
Srtas de Haros, Palacios, Jiménez
Mateos, Jiménez González, Muñoz
Seca, Vergara, Polavieja, Ramos Iz-
quierdo y Loma.
Sres. D. Francisco Muñoz Seca,
D. Antonio y Pedro Palacios, D. Fran-
cisco Fernández Tejada, D. Felipe Ri-
gozzi, D. Luis Pérez, D. Luis Bela Ne-
rini, D. Pedro Luis Lassaletta, don
Joaquín Escudero, D. José Jiménez
González, cura de la Iglesia Mayor
Prioral D. Ramón López Arenas y don
Hugo Richter.

Grupo de señoras posando para la foto, en el jardín de la Huerta.

De la Iglesia se trasladaron en ca-
rruaje los invitados y familia, a la
pintoresca huerta de los Sres. de Pa-
lacios ( D. Miguel ), donde se pasó un
rato agradabilísimo.
Los Sres. de Palacios ( D. Miguel ) y
Don Manuel Palacios, colmaron de
atenciones a sus invitados, obsequián-
doles con rico vino de Jerez, del Mar-
qués de Bonanza, pastas y dulces.
Después el Sr. Palacios ( D. Manuel ),
aficionado a la fotografía, hizo en el
jardín dos grupos, uno de las señoras
y otro de los caballeros. Y por último
se hizo música un rato al piano, pro-
longándose la reunión hasta última
hora de la tarde.

Martes 12 de Noviembre de 1907
Revista Portuense

Juan Manuel Rodríguez Gay-Palacios
Juan de Winthuyssen

4

Tomás de Vargas Suárez,  cantaor gitano, más conocido en la historia del cante como Tomás ‘El Nitri’, también recordado por ‘El Nitre’ o ‘El Mandanga’, nació en El Puerto de Santa María en el año de 1850. Sobrino de Francisco Ortega ‘El Fillo’, Juan ‘Encueros’ y Curro ‘Pabla’. Envuelto en la leyenda, la vida de este intérprete está inmersa en una serie de contradicciones, partiendo de su lugar de nacimiento, aunque exista una partida de bautismo hallada en la Iglesia Prioral de El Puerto, pues existen opiniones dispares que lo consideran indistintamente natural de Cádiz, Arcos de la Frontera, Jerez de la Frontera y Puerto Real, lo cual ha producido polémicas entre los investigadores. No obstante, Demófilo, en su obra Colección de Cantes Flamencos, aparecida en 1881, lo califica de portuense, en virtud de la información que le proporcionó el cantaor jerezano ‘Juanelo’. En cuanto a su muerte, la tradición oral igualmente se contradice, unos sostienen que murió joven todavía y tuberculoso y otros, lo niegan. Igualmente es motivo de distintos pareceres, las circunstancias que rodearon el otorgamiento en su favor, y por vez primera, del trofeo La Llave de Oro del Cante.

LLAVE DE ORO DEL CANTE.
En torno a este acontecimiento, la versión más divulgada es que la recibió en 1868, [hay quien afirma que fue en 1862, dato tampoco constrastado] en el Café Sin Techo de Málaga, en medio de la euforia de un grupo de aficionados, recibiéndola de manos de Manuel Pérez de Guzmán y el general Sánchez Mira; existiendo otra versión en torno al hecho, ubicándolo en Jerez de la Frontera, durante una fiesta de cabales. Al cabo del tiempo y las investigaciones la duda persiste y no se tienen pruebas claras al respecto.

Lo que parece cierto es que vivió de joven en Cádiz. pues su familia, y él mismo, aparece en padrones de la capital de su provincia; y también que vivió en Alcalá de Guadaira y otras localidades sevillanas y en Málaga, en una especie de errancia consecutiva. Aurelio de Cádiz, en una de las curiosidades que narró a José Blas Vega, sitúa a ‘El Nitri’ cantando con la guitarra de Patiño en el colmao gaditano La Concha, al referirse a Andrés ‘El Loro’, quien también participó en la reunión. Igualmente, Aurelio de Cádiz recordaba que la letra de siguiriya que dice:
Pobrecito Ponce
que en Lima murió
cómo llamaba a Cristina murió
y no la vió.

referida al torero casado con Cristina Ortega, hermana de ‘El Cuco’, era original de ‘El Nitri’, amigo de Ponce.
La pastora divina
venga en mi compañía,
que me veo sin calor de nadie
y en tierra mu extraña

Juan Talega, en una entrevista de prensa, aseguró que ‘El Nitri’ vivió tres años en Alcalá de Guadaira, en casa de su familia. Al decir de Antonio Mairena, una sobrina del ‘Tío Maero’, que tenía noventa años, le relató que la fiesta en la que entregaron la Llave de Oro del Cante a ‘El Nitri’, estuvo organizada por los jerezanos Manuel Molina y Juan Junquera. En el número 75 de ‘La Ilustración Ibérica’  (Barcelona. 7-6-1884) puede leerse: «Caoba hizo el elogio dc su pariente, su tío Tomás, El Nitrí,- ¡Ese si que sabía cantar por tó lo alto! EI pobre espichó en Cádiz. Era mu bebedor y mu juerguista». Por lo que se deduciría que El Nitri murió hacia los treinta años de edad, aunque todo lo relacionado con ‘El Nitri’  son conjeturas, dada la falta de datos concretos, al no aparecer su nombre en ningún programa ni reseña de la época. (En la imagen de la izquierda, Juan Talega).

FRANCISCO ORTEGA ‘EL FILLO’.
Por circunstancias desconocídas. Tomás ‘El Nitri’ vivió desde niño con su tío Francisco Ortega  'El FilIo' que era muv amante de los niños. A ello alude la letra de la famosa soleá atribuida a ‘La Andonda’:

La Andonda le dijo al Fillo:
¡Anda y vete gallo ronco a cantarle a los chiquillos!

(En la imagen de la izqierda, en el centro, El Fillo junto al Planeta, a la guitarra, obra del portuense Francisco Lameyer. Es una de las  escenas Andaluzas de 'El Solitario'. Información falicitada por Francisco M. Arniz Sanz).

Los chiquillos que alude la copla bien pudieran ser ‘El Nitri’ y Silverio, pues, también el popular cantaor sevillano fue iniciado desde su infancia por los dramáticos cantes de ‘El FilIo’. Núñez de Prado, escritor jerezano melodramático y tremebundo, más atento a la anécdota y a la noticia tremebunda que al arte, nos legó hacia el 1909 un retrato arbitrario de el gran Tomás ‘El Nitri’ al que presenta como un caso de timidez erótica parangonable al de un Amiel. Algo así como un Amiel gitano. La especie difundida por Núñez de Prado es en absoluto falsa porque todo el mundo sabe que Tomás ‘El Nitri’ se había juntado a la mujer de su tío, ‘La Andonda’, muerto éste, que era mucho mayor que ella. Lo que está fuera de toda duda es que ‘El Nitri’ gozó toda su vida de fama de raro. Al parecer, ‘EI Nitri’, de quién se cuentan las más estrafalarias anécdotas, algunas de difícil credibilidad, solamente cantaba en reuniones de amigos y familiares y nunca en competencia con otros cantaores profesionales.

Por encima de todo esto está que Tomás cantó inimitablemente una siguiriya, que fue la que mas inmortalizó:
Por aquella ventana
que al campo salía,
le daba voces a la mare e mi arma
y no me respondía.

SILVERIO FRANCONETTI
Sin embargo algunas de sus extravagancias sólo en apariencia lo son. Por ejemplo aquella tan conocida de no cantar delante de Silverio Franconetti. Según parece Silverio se fue al otro mundo con las ganas de oírlo. La actitud incomprensible de ‘El Nitri’ se ha interpretado de diverso modo. Para los partidarios de Silverio la explicacion estaría en el complejo de inferioridad de ‘El Nitri’. En cambio, para los partidarios de ‘El Nitri’, el motivo sería mucho más profundo. Las relaciones casi familiares de Silverio con ‘El Fillo’ y sus parientes rompiéronse de súbito y por causas desconocidas o muy oscuras por lo menos, Silverio emigró a América, donde residió varios años. A su vuelta, ‘El FilIo’ había muerto. Es posible que una tragedia familiar fuese la vuelta del precipitado viaje de Silverio

Mientras duró su estancia en América, Tomás ‘El Nitri’ permaneció al lado de su tío ‘El FilIo’, del que heredó toda la tradición cantaora de la primera mitad del siglo XIX y todos los cantes de ‘El Fillo’. Silverio tenía un enorme interés en oír a ‘El Nitri’ porque era la única forma de refrescar la memoria de los cantes de ‘El Fillo’, su maestro. Y por eso precisamente ‘El Nitri’ no quería cantar delante de él. Entre ‘El Nitri’ y Silverio hubo además radicales diferencias artísticas. ‘El Nitri’ ha pasado a la historia como prototipo de cantaor especialista: su especialidad ya se saben: las siguiriyas y las tonás. Silverio, al contrario, se acreditó ante todo como ejemplo de cantaor enciclopédico, como Miguel Cruz Macaca y como Dolores ‘La Parrala’ entre sus contemporáneos; como Chacón y ‘La Niña de los Peines’ en nuestro tiempo. El arte de Tomás ‘El Nitri’ tuvo su fundamento en los cantes del ‘FilIo’, lo que vale tanto como decir Triana. Seguramente mejoró los cantes de su tío, que conocemos a través suya y de Silverio. De la rica variedad de siguiriyas de Tomás ‘El Nitri’ sólo tres o cuatro han llegado hasta nosotros. Son de impresionante sencillez y grandeza.

Inauguración de la primera sede de la Tertulia Flamenca Tomás 'El Nitri' en El Puerto, el 24 de abril de 1973. De izquierda a derecha, su primer presidente, Francisco Varo Marchán 'Cuqui', el alcalde, Fernando T. de Terry Galarza, el guitarrista Manolo Sanlúcar, desconocido y el guitarrista Antonio Núñez.

Imagen de los asistentes al acto inagural de la Tertulia Flamenca Tomás 'El Nitri', entre otros, vemos a Eusebio Espinar, Juan Martín Vélez, Navarrito, Fernando T. de Terry, Manolo Sanlúcar, Francisco Varo Marchán, Antonio Núñez, Antonio Oviedo González, ...

Otras siguiriyas asignadas por la tradición oral a El Nitri, son las siguientes:
«Oleaítas e la ma furiosa
que fuertes venés
y a la probe mare de mi alma
no me la traé»
. Y
«Arbolito der campo
riega el rocío
como yo riego las pieras de tu calle
con el llanto mío».

(Textos: José María Ruiz Fuentes. Extracto del Diccionario del Flamenco de José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz. Editorial Cinterco. 1985).

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