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Este es un viejo dicho portuense que estuvo en uso, aunque en sus últimos estertores, hasta los años 60 del pasado siglo. Supimos de él por un testimonio de Antonio Alcalá Galiano (1789-1865), el viejo liberal romántico gaditano que en su Recuerdos de un anciano (1864, nota 5 del capítulo IX) dejó escrito: “Palmar llaman en Andalucía a ciertos terrenos incultos que allí abundan, y deben su nombre a estar llenos de palmas enanas que no sé cómo deben llamarse, pues aunque soy en extremo aficionado a árboles, plantas y flores, ni sé de ello lo que sabe no ya un botánico, sino acaso el jardinero u hortelano más tosco y rudo. Este Palmar del Puerto, teatro de la hazaña de O’Donnell y Saarsfield [en 1819, ver nótula 1435 en GdP], tiene cierta fama. Cuando en los pueblos de la Andalucía baja, vecinos a la costa, se habla de una persona de mucha edad, y quiere ponderarse su vejez, es común decir de ella que tiene más años que el Palmar del Puerto.”  /En la imagen, Antonio Alcalá Galiano, retrtado por Vicente Esquivel.

Este paraje, el Palmar de la Victoria (del convento de la Victoria), situado a la salida de El Puerto a ambos márgenes de la avenida de Jerez, hoy está plenamente urbanizado, perdido en su naturaleza. Desde mediados del siglo XIII, tras la conquista alfonsí de la aldea andalusí de Al-Qanatir, fueron terrenos baldíos de los Propios de la ciudad, y en las zonas inmediatas a los meandros de la madre vieja del Guadalete, de fértiles huertas durante el Medioevo y la Edad Moderna, alimentadas también por dos arroyos (uno de ellos el que en el siglo XVIII llamaban arroyo de la Vidriera).

Aquí se levantó en el XVI una fuente que sería reparada o reconstruida a mediados del XVII, correspondiente a la conducción de aguas que desde La Piedad suministraba a El Puerto. Huertas del Palmar a las que acudió varias jornadas, para solazarse y cazar pájaros, Felipe V y la familia Real en el verano de 1729, recién incorporada la ciudad a la Corona.

El Palmar hacia fines del S. XVII: fuente de la conducción de La Piedad y meandro de la Cantera del Palmar. (Detalle de acuarela del Archivo Ducal de Medinaceli).

A la izquierda del camino de Jerez (en el acceso a un conocido centro comercial) se habilitó en 1861 un cementerio protestante, que fue salvajemente arrasado en 1990. En su entorno se celebraron las Ferias de Ganados entre 1871-1916 y 1945-1965 (nótula 276 en GdP), y al margen derecho (bodega El Tiro) se estableció durante el último tercio del XIX un hipódromo y en 1912 el Tiro de Pichón, activo hasta 1964 (nótula 1087 en GdP).    

Tiene más años que el Palmar del Puerto…, decía Alcalá Galiano. Viejo dicho cuyo origen puede tener, a nuestro juicio, dos significados. El más explícito, que haga referencia a la antigüedad del terreno como parte de los Propios de la ciudad desde el siglo XIII. Pero extraña que esta circunstancia, aplicable a otros espacios del término, diese  nacimiento al dicho. ¿Por qué no más antiguo que las playas del Puerto, o que el Egido del Puerto, o que el Castillo de San Marcos...? Marcar como rasgo de vetustez  la antigüedad de un espacio geográfico en concreto parece un argumento poco consistente. Su origen debe ser otro, aunque en tiempos de Alcalá Galiano probablemente ya se hubiese olvidado. Más lógico parece relacionar la sentencia con una obra artificial de origen remoto o incierto.

¿Pero qué pudo existir de antiguo en El Palmar para que diese origen al dicho? La respuesta la encontramos mientras elaborábamos nuestro libro El Puerto Gaditano de Balbo (ed. El Boletín, 2013 ver nótula núm. 1623 en GdP).

En un folleto editado en Jerez en 1648 (Discurso demostrable en desengaño de las causas que dieron motivo a abrir la comunicación de el Salado al río Guadalete) leímos una relación donde se nombraban los bajos (la colmatación y elevación del fondo de un río –o del mar- que impide o dificulta la navegación) que por entonces tenía la madre vieja del Guadalete entre El Portal y El Puerto y que tanto, hasta hacerla imposible, dificultaban la navegación: El Granadillo, Puerto Franco, La Isleta, Sidueña o La Cantera Vieja, El Carrizal, La Esparraguera, La Cantera del Palmar, Las Salinas y el del Puerto.

La Cantera del Palmar…, de la que dice el folleto: “El séptimo bajo es la cantera del palmar, es bajo de piedra viva en partes, y en partes de montones de piedras, y dura por tradición la memoria que estas piedras las juntaron los antiguos Romanos y Turdetanos, para hacer arrecife aquel paraje”. Es tan explícita y contundente la mención a la antigüedad de las piedras, que damos por bueno su encuadre cronológico: estamos ante una obra de romanos en el curso de la madre viejadel Guadalete a la altura del bajo de la Cantera del Palmar. Pero su origen y función es asunto difícil de solventar, por lo que nos limitaremos a puntualizar algunas cuestiones:

-La mención del lugar como cantera no hace referencia a una cantera natural de extracción de piedra,  porque  en  El Palmar nunca hubo piedra natural que extraer, sino que alude a un espacio donde el hombre acumuló muchas piedras para un determinado fin. Es el mismo caso que el cuarto bajo citado, Sidueña o Cantera Vieja, que nombra a los cimientos de las ciudades que conforman el yacimiento arqueológico del Castillo de Doña Blanca, cantera antrópica que otros documentos también llaman, ubicándola en relación a las canteras-cuevas de la Sierra de San Cristóbal, la cantera de abajo.

Fotografía aérea del año 1956. Hemos señalado la zona donde estaría la Cantera del Palmar, así como marcado con puntos el antiguo recorrido de la Madre Vieja del Guadalete.

-La estructura se formó con piedra viva –mezclada con tierra o aluviones- y con acúmulos de piedras superpuestas sin trabazón. Y dice el texto que la obra se hizo para hacer arrecife aquel paraje. Aquí ha de entenderse arrecife como sinónimo de bajo marino o fluvial, es decir, la disposición artificial de un entramado de piedras que cubre el nivel de las aguas.

-El propósito de la obra lo desconocemos, pero cabe pensar, al menos, en tres finalidades. Pudiera ser un dique de contención –los aggeres romanos- ante las avenidas del río; pero de ser así, ¿para qué en este lugar?, distante del núcleo central del Portus Gaditanus en el entorno del Castillo de San Marcos. Otra posibilidad es que se tratara de una obra de canalización vinculada directamente a la formación artificial de la actual desembocadura del Guadalete por Balbo el Menor hacia el año 19 antes de nuestra era, de lo que tratamos en el libro referido. De ser así, dos posibilidades contemplamos: Si, como creemos, en época romana la madre vieja del Guadalete pasaba a espalda del Coto de la Isleta por terrenos de marisma y caños, durante las crecidas y las avenidas el ímpetu de las aguas debió de ser considerable, por lo que tal vez fuera precisa una pantalla artificial que disminuyese la fuerza del caudal. O quizás la estructura fuese una cortadura del río que desviara el curso natural hasta unirse a la boca abierta por Balbo o al principal emisario del Guadalete, que hace dos mil años era el San Pedro, que desembocaba en las inmediaciones de Puerto Real. La tercera finalidad que planteamos

Plano de 1750 Servicio Geográfico del Ejercito.

–y es la que intuimos como la cierta- es que la estructura pétrea correspondiera a un dique dispuesto desde tierra firme hasta el curso del río para servir de embarcadero. Siendo así, se trataría de un muelle anterior al habilitado por Balbo, utilizado en los comienzos de la romanización –principios del siglo II a fines del I a.C.- por los asentamientos rurales y alfares próximos para el embarque de la producción agrícola de la campiña frontera. Invita a esta hipótesis su ubicación en una ensenada natural a espalda de la barra del Coto de la Isleta, entorno que hace dos milenios debía estar surcado, junto al curso de la madre vieja del Guadalete, por caños mareales abiertos en las marismas, como los hoy existentes junto al curso del San Pedro. (En las inmediaciones del convento de la Victoria se exhumaron numerosas ánforas republicanas, algunas depositadas en el Museo Municipal.)

Así pues, el origen del viejo dicho que nos transmitió el gaditano Antonio Alcalá Galiano habría que vincularlo, a nuestro juicio, a una obra antrópica, probablemente la aludida en 1648: “...y dura por tradición la memoria que estas piedras las juntaron los antiguos Romanos y Turdetanos, para hacer arrecife aquel paraje”. Seguramente, el embarcadero republicano que existió antes de que Lucio Cornelio Balbo, el Menor, fundara el Portus Gaditanus, que es decir El Puerto de Santa María. (Texto: Enrique Pérez Fernández – Juan José López Amador)

El declive de las comunicaciones masivas y el triunfo de las tecnologías de comunicación de persona en persona han provocado una explosión de información que crece de manera vertiginosa y fragmenta la opinión pública. Comunicar hoy es propagar. Las espirales irracionales, los rumores en cadena y los pronósticos impulsivos terminan por hacer mella en la confianza de clientes, socios, expertos, líderes de opinión y medios de comunicación. El libro ‘La estrategia del pingüino’ de Antonio Nóñez  le revela las claves de la comunicación de persona en persona. Su lectura le permitirá influir en cómo los demás perciben sus mensajes y, lo más importante, en cómo estos los transmiten a su red de personas de confianza.
 

«¡Atención! ¡Atención! —graznó con un tono nasal y trompeteante el sistema de megafonía— Se ha perdido un crío. Tiene seis años, es moreno y lleva un traje de baño azul marino. Responde al nombre de Antoñito. Se ruega a quien lo encuentre que lo traiga a la caseta de la Cruz Roja sita en esta playa".

España. Años setenta. Agosto. Como cada domingo de verano, casi toda la colonia de vecinos del pueblo, compuesta por 150.000 especimenes, habíamos emprendido nuestra migración hacia las playas de la costa de Cádiz. Durante el verano gaditano de Jerez de la Frontera, la temperatura acaricia sádicamente los cuarenta grados centígrados.

La playa favorita de mi familia era la de Valdelagrana, en El Puerto de Santa María. Hacia las once de la mañana toda la colonia se agolpaba en los accesos a la playa y arrastrábamos nuestros pies en procesión torpe y bamboleante hacia la orilla del mar.
Cada grupo familiar avanzábamos en fila india sobre una arena blanca y fina que nos abrasaba las plantas de los pies y nos apresurábamos a conquistar unos metros de playa. Como prueba fehaciente de la conquista territorial, el macho más adulto de la familia tomaba el parasol familiar y lo hendía cual espada artúrica en la arena. A continuación desplegábamos mesas, sillas, abuelos y suegras. Era imperativo colocar al cobijo del parasol una pieza indispensable para sobrevivir a un severo día de playa andaluz: la nevera portátil.

Cada nevera contenía prácticamente lo mismo. Todas y cada una de ellas serían destapadas gregariamente a la misma hora, perfumando la playa con el aroma del aceite de oliva. Nuestra dieta veraniega se componía de chacina y queso como aperitivo, tortilla de patata española y una sandía o un melón de postre. Todo ello regado con cerveza o tinto con gaseosa y deglutido en parloteante comunidad alrededor de las dos de la tarde.

Una vez afianzado el estandarte familiar yo me iba a la orilla del mar a retozar con los polluelos de la familia vecina. Mi padre y mi abuelo desplegaban las páginas de Diario de Jerez. Mi madre y mi abuela formaban un corro de sillas plegables junto a las hembras de las familias colindantes. Charlarían todo el día mientras observaban a los miles de bañistas que paseaban por la orilla.

En la playa me comportaba como un auténtico pájaro bobo. De poco servían las advertencias de los adultos sobre la distancia máxima a la que podía alejarme durante mis juegos. Era inútil saber que si me perdía me castigarían con la tortura de permanecer una hora quieto bajo el parasol, viendo jugar a los demás críos. Excitado por las olas y los partidos de fútbol sobre la arena dura de la orilla, me iba alejando poco a poco hasta perderme. Entonces era cuando algún familiar se acercaba al puesto de la Cruz Roja del Mar y pedía a la locutora que anunciase mi pérdida. El sistema de megafonía, omnipresente a lo largo y ancho de toda la playa, se ponía en marcha. En escasos segundos algún adulto me identificaba y me llevaba de la mano, o de la oreja, a la caseta de madera de la Cruz Roja, donde me esperaba alguien de mi familia.

La megafonía gozaba de una eficacia asombrosa como medio de comunicación, pese a que interrumpía brutal y constantemente la paz del día de playa de toda la colonia a la pura fuerza de los decibelios. Nada más oír el «¡Atención!, ¡Atención!» de la locutora, mi padre y mi abuelo sacaban sus cabezas del periódico local y el corro de hembras enmudecía. Los futboleros retiraban el pequeño transistor de radio de la oreja y las hembras que hacían crucigramas levantaban el bolígrafo del papel. Tras escuchar el mensaje atentamente, escrutaban a su alrededor durante unos instantes para ver si encontraban cerca al polluelo perdido que reclamaba la megafonía. Solo después de hacerlo volvían a sus distracciones. El sistema de megafonía inspiraba confianza y proporcionaba seguridad. Mis camaradas más traviesos se perdieron y fueron recuperados puntualmente varias veces  a lo largo de muchos domingos de playa durante toda su infancia.

El Papi en la desaparecida frutería de 'El Lati' en La Placilla.

El sistema de megafonía no emitía sus frecuentes alaridos solo para reclamar polluelos perdidos. También interrumpía con su tono impersonal para alertar sobre el estado de la mar o dar consejos para un baño saludable. A veces anunciaba temas tan prosaicos como eventos locales, bailes o conciertos veraniegos. Este medio de comunicación masivo no solo era capaz de captar la atención y detener durante minutos la vida de la colonia veraneante, sino que además sus mensajes gozaban de total credibilidad. Las madres prohibían terminantemente el baño a los críos —si así lo recomendaba la megafonía— y si la megafonía anunciaba que el baile comenzaba a las siete y media, a las siete y media en punto estábamos todos vestidos de domingo con el pie ensayando la primera pieza.

Un único medio de comunicación masivo, impersonal y casi anónimo, era capaz de captar la atención, paralizar a placer e influir en la manera de saborear el verano de miles de individuos. Y siguiendo sus consejos, todos los veraneantes terminábamos disfrutándolo de la misma forma y al mismo tiempo.

No obstante, en la playa de Valdelagrana había un segundo sistema de comunicación que superaba en eficacia, credibilidad y confianza a la megafonía. Se trataba del pregón playero —a voz en grito— del “Papi”, cuyo timbre podía distinguirse entre la algarabía retozona de la playa.

Vista aérea de Valdelagrana. Foto Rafa.

«¡Qué alegría de verano! ¡Qué alegría! PaaaaaaaaPiiiiiiiiii, Papi, el famosooooo, el más queridooooo, el famoso de la playa de… errrr… —aquí el Papi titubeaba unos microsegundos— ¡Valdelagrana! Compre las papas más ricas de toda Valdelagrana. ¡Qué alegría de verano, qué alegría!"

Rafael Pérez Sánchez, alias  El Papi, natural de El Puerto de Santa María, era vendedor ambulante. A diario recorría 15 km de playa, vistiendo pantalón y camisa de un algodón blanco inmaculado. Completaba su atuendo una gorra pasada de moda —grande y abullonada como las de los vendedores de prensa del Nueva York de los años veinte— , también de color blanco.

...continúa leyendo "1.690. EL PAPI. Ejemplo en el libro de comunicación: ‘La Estrategia del Pingüino’."

Si yo nací
en un pobre pesebre,
hoy miro al Vaticano y en nada se parece.
Si, si yo nací
sin lujos ni riquezas,
en qué te has convertido
yo pregunto a mi Iglesia.

Yo jamás le dije a Pedro,
al confiarle la primera piedra,
que gastara en oro para el templo
la limosna de tantas ofrendas.

Yo no pedí ni mármol ni escultores
para levantar mi casa aquí en la tierra
y me sobran cuadros y pintores
si no acaba el hambre y la miseria.

Que mal que me expliqué,
que llevas dos mil años
solo acumulando dinero y poder.

La Iglesia que yo quiero
no es un gran monumento,
está en los misioneros
y en los comedores para los hambrientos.

La iglesia que yo quiero
no está en los cardenales,
está en todos los curas
que le dan ayuda a tantos inmigrantes.

Yo soy, yo soy el del pesebre
y a los mercaderes los eché del templo.
Si a la tierra yo volviera un día,
arrasaría... ¡con el Vaticano entero!

La comparsa "Los Majaras" participó en los Carnavales 2012 con una serie de coplas bajo el nombre "Llámame Jesús". Las letras son de Antonio Rivas y la música de Pepe Martínez.

La poesía es un género minoritario de primera necesidad general. En la práctica la paradoja se salva mediante el recurso a sucedáneos y sustitutivos, algunos, a veces, de calidad. La juventud ha sido siempre una frenética devoradora de lírica y lo sigue siendo, sólo que principalmente a través de las letras de las canciones pop, quizá ahora más que antes. Seguir ese hilo musical nos llevaría lejos, pero sirve de ejemplo y de introducción, pues algo parecido ocurre con el tema de esta nótula.

Los pregones de Semana Santa, que tanta expectación despiertan y tanto fervor entre el público asistente, son otra muestra de la insospechada e irrefrenable afición a la poesía —que salta donde menos se la espera. Aunque no todos son poéticos, el pregón ortodoxo de Semana Santa incluye la recitación emocionada de algunos poemas del pregonero. Son los momentos más esperados y aplaudidos. Un pregón, en general, es el anuncio solemne de un acontecimiento. En principio, poco tendría que ver con la poesía. Sin embargo, cuando de la Semana Santa se trata, parece que pregón y poesía están obligados a matrimoniarse. ¿La causa? La intensidad de los sentimientos que suscita la Pasión. El pregón perfecto sería entonces el que armonice poesía, espiritualidad y sentimiento (siempre que la exaltación de éste no llegue al grito).

Carlos Murciano, en su pregón en el Insituto Santo Domingo, en 1973.

De hecho, la lista de poetas y escritores que han sido pregoneros abruma: José María Pemán, Joaquín Romero Murube, Carlos Murciano pregonó en El Puerto en 1973, José Luis Tejada… También tenemos a los especialistas del género, como Francisco Montero Galvache que pregonó en El Puerto en 1960, o Antonio Rodríguez Buzón, que el 11 de marzo de 1956 salió a hombros del teatro San Fernando de Sevilla por un mítico pregón. Hay un precedente poético: Federico García Lorca había salido a hombros de un recital.

Francisco Montero Galvache, en su pregón en el Teatro Principal, en 1960.

La influencia lorquiana es un denominador común de los pregoneros. José Luis Tejada, un poeta de ascendiente albertiano y lopesco, empezaba, sin embargo, su romance al Nazareno del Pregón de Semana Santa de El Puerto de Santa María en 1959 así, cantando por Federico:

Las tres de la madrugada desde la torre cayeron
como tres gotas redondas y cuajadas de silencio.
Callaron los azahares la música de sus sueños;
quedó el aroma en los aires mudo y quieto...

Pero quizá donde los pregoneros alcancen una inspiración más auténtica sea en los poemas breves de raigambre flamenca, parientes de la saeta. Y ahí José Luis Tejada tenía que descollar necesariamente, él, autor de Cuidemos este son, un libro imprescindible de poesía flamenca. Del mismo pregón suyo del Puerto de Santa María, este poema del Cristo de la Vera Cruz. Es un monólogo dramático:

¿Dudas? Pero ven aquí:
Si lo más hice por ti, que fue morir por salvarte,
¿cómo no he de perdonarte? …
Que has escupido hacia arriba y me has salpicado? y qué!
De tres clavos me colgué puesta a secar tu saliva,
yo soy fuente de agua viva, acércate y lávate.
[…]
Tú a pecar, yo a perdonar.
Tú a las malas, yo a los buenos,
veremos quién va a ganar.
Te di mi pecho y mi hogar,
lo demás ya es lo de menos.

/Texto. S.C.

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El paso del misterio de la Veracruz, por Palacios esquina con Micaela Aramburu, en 1936.

Tal día litúrgico como hoy de hace 100 años, miércoles santo pero 19 de marzo de 1913, coincidió la festividad del Santo Patriarca San José, creando una especie de incompatibilidad litúrgica. A través de la Revista Portuense, en su número del 15 de febrero de ese año podemos enterarnos como se solucionó el problema: «…el miércoles santo ha sido siempre día de rigurosa abstinencia y está consagrado por la Liturgia a la conmemoración de la Pasión del Señor, excluyendo cualquier otro rezo. Por tanto se traslada la fiesta (de San José) en cuanto a la solemnidad interna, al primer día hábil después de la octava de Pascua de Resurrección, dispensándose del ayuno riguroso y equiparando el día a un domingo de Cuaresma, con la sola limitación de no comer carne o pescado en una sola comida».

La iniciativa personal de un devoto, empeñado en sacar en procesión «la venerada imagen del Cristo de la vera-Cruz», se vio recompensada, después de realizar junto con varios directivos y hermanos «una colecta que, a la hora presente, va respondiendo a los fines que se desea». Así declaraban en el periódico dos semanas antes de la fecha habitual de su salida, confirmando la misma, los responsables de la hermandad. Y esta, efectivamente, se produjo a las doce en punto de la noche del jueves santo «y esto constituyó tal atracción para las gentes que antes de la hora señalada para la salida no se podía dar un paso en las esquinas de la capilla de la Sangre», y al decir esquinas, en plural, se refieren a la esquina de la capilla, propiamente dicha, formada por las calles José Navarrete (Palacios) y Castelar (Nevería y a la esquina de Castelar y Cánovas del Castillo (Luna) por donde pasaría tras la salida, camino de la calle Sagasta (Ganado), girando al llegar a ésta dirección de Larga por la que continúa en sentido ascendente hacia Luna hasta desembocar en el Vergel del Conde, continuando hasta la plaza del Castillo que rodeaban entrando por Santo Domingo, doblando por San Bartolomé y, nuévamente, por Palacio hasta desembocar en la plaza Alfonso XII: No nos consta se realizase a esa hora de la madrugada Estación en la Prioral, debiendo continuar por la calle Luna, doblando en Nevería a su templo, donde se recogió a las tres y cuarto de la madrugada del viernes. Aunque en la procesión figuraban los guiones de las tres hermandades existentes: Humildad, Veracruz y Soledad, que abrían la marcha, solo acompañaban a los hermanos de la Veracruz, nazarenos de la Soledad, constando la procesión de dos pasos: el de la Cruz y el del Calvario.

El paso del misterio por Micaela Aramburu, con unas palmeras que estaban empezando a tomar forma. Año 1930.

Continúan proclamándose edictos municipales que propician un respeto hacia las conmemoraciones religiosas de esas fechas y para favorecer la mayor religiosidad y compostura de los ciudadanos en general, especialmente en las vías públicas, haciendo hincapié en que no se cometan irreverencias ni escándalos, se regula el horario de cierre de los establecimientos y se dictan normas para el tráfico rodado.

El paso del misterio por Micaela Aramburu, con unas palmeras en todo su esplendor. Imagen que difícilmente volveremos a ver repetirse, dado el ocaso de las datileras. Primero saños del siglo XX.

La participación en la semana santa de la Archicofradía del Santísimo Sacramento era notable en esa época, especialmente en los Divinos Oficios, que se celebraban en el primer templo, la Iglesia Mayor Prioral. Aprovechando la solemnidad de los cultos en estas fechas, con idea de dar un mayor realce a la admisión o ingreso de nuevos miembros en la Archicofradía, se hico coincidir con la procesión claustral del Santísimo que se realizaba al final del oficio de Tinieblas del miércoles santo, después de entonarse el «Miserere» por los sochantres. En esta ocasión los nuevos socios --así les nombra el redactor que realiza la reseña del acto-- fueron Francisco Muñoz Seca y Ramón Jiménez Mateos, los cuales, con veladores encendidos, se unieron a las filas de archicofrades que acompañaban «al Sr. Cura Propio, revestido de lujoso pluvial blanco, bordado en oro» portador de la custodia con S.D.M., trasladada desde el altar mayor, donde había estado expuesto, hasta la capilla del Sagrario, circunvalando el templo, dándose por terminado el acto al quedar depositada la misma en el Sagrario. (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

La parroquia de San Lorenzo de Valladolid acoge un montaje único en España elaborado por la Asociación Belenista Castellana, realizado por un porteño afincado en Valladolid hace ya unos años: Manuel Bononato, quien fuera presidente de la Asociación de Vecinos Los Frailes. Eran célebres los belenes costumbristas que instalaba tanto en su casa como en la sede vcinal con figuras de Ángel Martínez, en la década de los ochenta del siglo pasado. En la capital castellana viene instalando, en la sede de la Diputación, un Belén Bíblico Monumental desde hace mas de 15 años, el último con 250 figuras en 36 metros cuadrados.

«--Hay ciudades -como Jerez, el Puerto de Santa María o Barcelona- donde son habituales las representaciones de la Semana Santa a través de dioramas. Pero un montaje como este solo se puede contemplar en Valladolid», explica Manuel Bononato, el maestro belenista encargado de elaborar 'La Pasión del Señor', un espectacular montaje de 25 metros cuadrados que reproduce, en la iglesia de San Lorenzo, 17 escenas representativas de la Semana Santa.

Y todas ellas, inscritas en una escenografía muy similar a la que se utiliza para los belenes navideños. «--Ese tipo de montajes son muy habituales en los misterios y nacimientos, pero no se suelen emplear para la Semana Santa», explica el autor de una instalación que este año incorpora nuevas figuras (del taller madrileño de José Luis Mallo Lebrija) e iluminación. Destaca, por ejemplo, el alumbrado de noche que acompaña a las escenas de la oración del huerto y el beso de Judas. /Representación del monte Gólgota.

Y el visitante también puede entretenerse en los candiles de la lámpara que ilumina la última cena o en las brasas de los pebeteros caídos cuando se rompe el velo en el templo. Los apasionados por los detalles pueden degustar la perspectiva de las calles de Jerusalén a las que llega Jesús en la borriquilla, entretenerse en buscar la figura de Judas junto a la soga para ahorcarse o afinar la vista para encontrar, detrás de Pilatos, el arca de la alianza y un cesto con frutas.

Sendas imágenes de la Pasión según Bononato.

Todo está mimado hasta el último detalle, con el uso de corcho de bormizo (alcornoque) para ambientar el montaje y la utilización de árboles naturales en el tramo dedicado al huerto de los olivos. «--Por ejemplo, los troncos son cepas», explica Bononato, quien durante el último año ha trabajado para dar un nuevo enfoque a un proyecto que nació hace diez años y que podrá contemplarse hasta mediados de abril.

Bononato durante la inauguración de un Belén dedicado a los mercados, ambientado en Segovia, donde podemos divisar una representación del famoso acueducto. Le acompañan la presidenta de la Asociación de Belenistas de Castilla y León y el presidente de la Diputación de Valladolid.

Para ello, hay que recorrer el montaje con la mirada de derecha a izquierda, con la sucesión de escenas como la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, la última cena, la oración del huerto, la desesperación de Judas, el prendimiento, Jesús ante Pilatos, la flagelación, la coronación de espinas, Jesús con la cruz a cuestas, la verónica, el velo del templo se rasgó por el medio, Jesús camino del calvario, el descendimiento, Jesús entre los ladrones, la Piedad, Jesús en la cruz y el santo sepulcro. Esta última está representada en la roca excavada bajo el monte y tendrá una nueva versión a partir del Sábado Santo, según ha desvelado el maestro Bononato, quien destaca, por el valor de las figuras, la escena del traslado hacia el calvario. «El montaje al completo está basado en los detalles que ofrecen las escrituras», destacan tanto el autor del montaje como el párroco de San Lorenzo. (Texto: Victor M. Vela).

En el tercer capítulo de la aclamada serie británica ’Llama a la comadrona! (Call the midwife)’, que se puede seguir actualmente por la cadena de TV Telecinco, y que recrea el Londres de los años `50, es una botella jerez un elemento primordial en el argumento de la historia que se cuenta en el episodio.

La enfermera Jenny (Jessica Raine) trabará amistad con un anciano veterano de guerra al que cuida y con el que comparte unas copas de jerez cada vez que lo visita en su casa.

Lo curioso es que la botella ostenta en su etiqueta la referencia al amontillado El Cid, de las bodegas Osborne de El Puerto de Santa María.

En la escena final Jenny compartirá con su novio Jimmy (George Ramsford), unas copas de jerez que el mismo Joe le habia dejado como regalo poco antes de fallecer. (Texto: José Luis Jiménez).

Observamos que, si bien la serie está ambientada en los años cincuenta del siglo pasado, usan en la serie una caja relativamente reciente, con el logotipo de el toro.

CATA.
«Es de esos vinos que hacen el silencio en la mesa, y le obliga a enfrentarse a uno con más sentidos de los que dispone. El color entre ámbar y caoba presagia lo que efectivamente viene después. Hay notas de madera vieja, de avellanas, de naranja amarga, un toque sutil de algarrobas, y de caramelo (azúcar quemado). Todo viene envuelto con gran armonía y equilibrio. En boca entra dulce, pero pronto pasa a tener una amargosidad residual francamente estimulante. Larguísimo. Extraordinario» (Texto: Iñaki Blasco).

Con anterioridad este vino generoso, ‘El Cid’, era comercializado por la bodega de el Grupo Osborne, Duff Gordon. Hoy lo llaman ‘El Cid de Consejeros’, tiene muy poca comercialización siendo considerado un vino exclusivo para los Consejeros de la firma propietaria.

El capítulo completo se puede ver aquí.

Cuando se habla en Semana Santa del estilo Calleja, el nombre de un portuense con más de 100 obras realizadas en la ciudad, sale en la conversación: concibe, diseña, dirige y hasta manufactura todos los aspectos artísticos de una cofradía.

--¿Qué le parece que el Consejo de Hermandades y Cofradías no ha haya dicho nada sobre el baile de números que supone que la Cuaresma empezara el miércoles de ceniza 12 y el Carnaval acabara el día 17 de febrero?. --Es una batalla perdida. Aquí no existe fuerza suficiente para cortar eso.

--Vd. lo mismo diseña un cartel cuaresmal, borda un manto, crea un estilo de vestimenta propio, imagina unos candelabros, esboza unas andas... ¿Domina todos los palos, no? --Si señor, pero todo lo domino con buen conocimiento de causa.

--¿Se podría decir que Vd. entrega una cofradía llave en mano, es decir, puesta en la calle, con cirios, música, penitentes, flores y joyas de los titulares? --Además con la ventaja de aguantar los caprichos de solo una persona. Lo normal es que este trabajo lo realicen varias.

Con el pregonero de la Semana Santa de este año, Lorenzo Salmerón, en representación del Consejo de Hermandades y Cofradias de Ronda, entregándole un detalle a David en agradecimiento por su colaboración desinteresada tras su conferencia sobre el arte de vestir a María celebrado en la población malagueña.

--Hay quien dice de Vd. que es el Paco Rabanne de la Semana Santa, triunfando en Sevilla, trabajando para Málaga y otras poblaciones. ¿Existe el estilo Calleja?. --Cuando diferencian tus trabajos, montajes, etc. de los demás, supongo que se va uno haciendo con un estilo propio.

El vestidor de Maria Santísima de la Amargura, David Calleja Ruiz , junto a Francisco Javier Ramirez Lopez , Presidente Virgen de la Salud de Jedula, Pablo Herrera García , Presidente de la Caridad de Santa Cruz Ronda, en la fila de atrás, Jose Manuel Castilla, Presidente del Consejo Local de Hermandades, Rogelio Curiel, Hermano Mayor de la Hdad de Nuestro Padre Jesus de la Paz y Gracia y Esperanza de Coria del Rio y Juan Manuel Lopez, Capataz de la Esperanza de Triana, acompañandonos en Traslado de Maria Santísima de la Amargura al Convento del Espiritu Santo

--Cuénteme un cuento en dos frases. --Érase una vez un artista que, para su reposo, tenía un hipódromo para rodearse de amigos oyendo la mejor música en una noche azul. U.e.i.

--¿Qué le parece que los curas estén empezando a practicar el “outing”, es decir, a salir del armario?. --Las tendencias sexuales no se escogen, las da la vida. El jurar un voto de castidad si, si te tiene la libertad de escogerlo.

A la izquierda, convocatoria de cultos para la Virgen de la Amargura de El Puerto. A la derecha, diseño del faldón de la túnica, llevando a juego el pecho y las bocamangas, del Santísimo Cristo de la Rendeción de Jerez de la Frontera, ambos trabajos de David Calleja.

--¿Con que obra de producción propia ha caído en el pecado del orgullo?. --Soy orgulloso. Pero destacaría Convocatoria del Rosario, de Sevilla, el Palio del Buen Fin, de Cádiz, o los Faroles del Cautivo, en El Puerto de Santa María.

Hebreo, obra escultórica de Ángel Pantoja vestido por David Calleja.

--Dicen que Vd. es uno de los artífices del renacer de la Semana Santa portuense. Defiéndase. --Tengo más de 100 obras solo en El Puerto, sin contar mis aportaciones en altares de cultos, variedades florales, … ¿algo habré aportado, no?.

--¿Para usted la Semana Santa es catequesis, tradición o contradicción?. --La tradición es lo que permanece imperecedero en el tiempo. (Texto: José María Morillo).

El «oscuro laberinto» con el que escritor Benjamín Prado se refiere al legado de su amigo y poeta Rafael Alberti sigue sin encontrar luz, a pesar del comunicado de rectificación que emitió la Fundación encargada de velar por ese patrimonio.

En la imagen, Rafael Alberti, Asunción Mateo y Luis Caballero en la bodega del Castillo de San Marcos, antes de los Hermanos Gonzalez Bruzon y posteriormente de sus herederos. / Foto: Fito Carreto.

El artículo que el autor de 'Mala gente que camina' publicó  en el periódico 'El País' con motivo del 109 aniversario del nacimiento del portuense sirvió para poner de manifiesto los graves problemas que, desde mucho antes de la muerte de Alberti, han rodeado la conservación y puesta en valor de los tesoros artísticos cedidos en vida «al pueblo de Cádiz».

Enumeró muchos de estos enigmas Prado en su texto, y en una conversación con  no dudó ni un ápice en volverlos a repetir, por más que la nota firmada por el secretario de la Fundación tratará de matizar esas afirmaciones. El embrollo más notorio es la supuesta desaparición de buena parte de los fondos legados. «Las joyas del poeta» de las que habla Prado, a saber, los Picasso, Miró, Tàpies, Saura, Caballero, Genovés, Quatrucci o Guinovart, no están «desaparecidas», sino «custodiadas con las medidas de conservación y seguridad adecuadas, y han sido expuestas de forma temporal siguiendo recomendaciones de especialistas en conservación de obras de arte», según reza el comunicado de la Fundación.

Repuesta insuficiente según Prado. «¿Dónde están? Que lo saquen mañana, si están será para algo, no para guardarlos. Lo que está invisible no existe», contraataca el escritor, empeñado en poner más «a la vista, más presente», el legado bibliográfico y artístico del autor de 'Marinero en tierra'. Un patrimonio que en los últimos años ha sufrido tantos vaivenes que han acabado por deslucirlo y casi olvidarlo. Como la propia figura de Rafael Alberti. Ese es el principal caballo de batalla de Prado, el único motivo por el que escribió el artículo de 'El País' y, por desgracia, una realidad palpable. Solo hace falta retrotraerse a la semana pasada, a las actividades preparadas por el Ayuntamiento de El Puerto para celebrar el cumpleaños de Alberti. Acto al que por no ir figura literaria destacada alguna, no fue ni la viuda del poeta, María Asunción Mateo.

Precisamente, el comunicado remitido también hace referencia al papel de Mateo en la Fundación. Según el documento, ni ésta está totalmente disuelta, sino inmersa en «un proceso de extinción para transformarla en una nueva entidad», ni mucho menos inició esta refundación por falta de fondos como alude Prado en su artículo, sino por la decisión personal de Asunción Mateo de «renunciar al cargo de presidenta de la misma, tras estar al frente de la entidad durante 17 años de forma no remunerada», rectifica el comunicado. Un documento que, por otra parte, reconoce la disminución del número de actividades organizadas por la Fundación y la repercusión mediáticas de las mismas, un hecho que justifica por «la drástica reducción de las subvenciones procedentes de los organismos patrocinadores, unido a la crisis económica general». «Cuando baja el agua bajan todos los barcos», entiende Prado que, en cualquier caso, denuncia que esta Fundación «nunca ha sido lo que debería ser».

«Lo único que quiero es que Alberti vuelva a ser el poeta querido de la calle, por desgracia está casi desaparecido, quiero que ocupe el lugar que merece en el mundo de las letras y que su legado, ausente, censurado o manipulado, esté por fin expuesto a todos los gaditanos y a los españoles», sentenció. (Texto: R. Vázquez. Foto: Fito Carreto)

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Rafael Pérez Sánchez, alias el Papi, natural de El Puerto de Santa María, era vendedor ambulante. A diario recorría quince kilómetros de playa, vistiendo pantalón y camisa de un algodón blanco inmaculado. Completaba su atuendo una gorra pasada de moda --grande y abollonada como la de los vendedores de prensa de Nueva York de los años veinte--, también de color blanco. Su capacidad de comunicación personal y su empatía con los clientes eran excepcionales. (Texto: A. Núñez. Foto: Fito Carreto).

'El Papi', en la barbería. Vemos reflejado en el espejo a 'el Chigüi'.

Organizado por un movimiento ciudadano de El Puerto, que asustados por la “paupérrima” situación por la que atraviesa la ciudad --antaño una de las mas dinámicas de la provincia-- y que si no está muerta ya le falta un cuarto de hora. Este movimiento sin ningún ánimo de lucro, ni de intereses políticos; “esto lo pagamos a escote entre todos y como veis ni un político presente” declaraba Nicolas Terry, uno de los promotores de esta idea. En referencia a la filosofía y pretensiones de este colectivo de ciudadanos, Terry lo define así “solo pretende agradecer a los emprendedores que han apostado y apuestan por el Puerto, su dedicación y su compromiso, a pesar de que en mis 62 años de vida jamás había visto al Puerto tan mal. La apuesta continuada de estos valientes tiene y debe ser reconocida por todos los hombre y mujeres del Puerto”.

Para este primer “encuentro – homenaje”, que se celebro en la viña Belludo Bajo, cedida para la ocasión por los hermanos Jesus y Angel  Carrero, el homenajeado fue el cocinero jerezano, pero asentado en El Puerto, Angel Leon, donde su restaurante “A Poniente” luce por segundo año consecutivo su prestigiosa estrella Michelin.

A la llegada de Ángel León, uno de los organizadores, Nicolás Terry 'le explica lo que hay'. Objetivo de sorpresa conseguido: la cara de Ángel León lo dice todo.

Pero tal como declaro Terry en sus palabras al homenajeado: “esta vez te a tocado a ti Angel, pero esto continuará muy pronto, ya que tenemos que celebrar como se merece unas bodas de plata, y no solo nos vamos a centrar en la gente de aquí, sino también en los portuenses que se han tenido que ir a otras ciudades y desde ellas trabajan y engrandecen la marca El Puerto de Santa María, con su trabajo y sus dineros”.

Los dos chef Angel y Alejo con sus tres estrellas Firestone y cuatro Pirelli, ¡que pedazo de arte hay en este Puerto!

Gastronómicamente la batuta la llevo Manolo Alejo con sus 3 estrellas Firestone y cuatro Pirelli, se encargo que de los fogones saliera una rica sopa de tomate y una esplendida berza de tagarninas y cardillos, con un aperitivo de chacinas y chicharrones de “Manolo Ortega”, un jamón gentileza de “5J”, con Salva a los mandos del cuchillo (desplazado ex profeso desde su Jabugo natal), y como no podía ser menos aderezado con  un extraordinario pan, con picos y regañá incluidos, de la panadería “Horno de las Cañas”. Todo un menú de contrastes con el habitual que ofrece el denominado “chef del mar”, como genialmente lo definió Pedro Ingelmo en su crónica del evento firmada en los Diario de Cadiz y de Jerez.


Una foto de grupo con el homenajeado.

Especial mención a los postres, donde no faltaron las típicas “Tejas del Puerto” y sobre todo una sorprendente versión de un “patio de los de toda la vida”, donde las macetas, todas decoradas a modo de geranios y claveles, eran comestibles (magdalenitas), y que fue realizado ex profeso para la ocasión por la “Asociación de Amigos de los Patios Portuenses” que promueve con la vitalidad que le caracteriza Nani Poullet.


De izquierda a derecha, Iván Llanza (Osborne) – Jose Manuel y Gonzalo Córdoba (Ventorrillo El Chato y El Faro del Puerto) – Manolo Alejo – Angel Leon – Jesus Carrero (Viña Belludo bajo) – Bernardino Rodriguez de Quiros (Director General Sanchez Romero 5J) – Angel Carrero (Viña Belludo bajo) – Falsarius – Jose Maria Godinez (CCA El Puerto) – Rafael Osborne (Osborne)

Los caldos de jerez tanto “finos” como “viejos”, fueron aportación de “Osborne”, que extendió la misma a sus vino de rioja, “Viña Monty”, y de ribera “Señorío del Cid” . También la gama de orujos y licores que fabrica la emblemática marca portuense estuvo representada en el evento. Para la ocasión y para reafirmar y prestigiar “lo nuestro”, lo “portuense” y lo “del marco” el whisky brilló esta vez por su ausencia, siendo este sustituido por un esplendido brandy  “Conde de Osborne”, Solera Gran Reserva.

...continúa leyendo "1.681. HOMENAJE A ÁNGEL LEÓN. Estrella Michelín."

Patio de la calle Luna, esquina con Santa María, frente a la zapatería 'La Bota de Oro', restaurado y convertido en casa de apartamentos.

Patio de la calle Jesús de los Milagros.

Patio de la calle Larga, Casa de Oneto. (ver nótula núm. 879 en GdP)

Patio de la calle Santo Domingo, propiedad de la familia Thuillier (ver nótula núm. 147 en GdP), antes de su remozamiento.

Patio de la calle Pagador, convertido en casa de vecindad.

Patio de la Casa Palacio Reynoso-Mendoza, sede del actual Ayuntamiento que es el único edificio público, siendo los anteriores de propiedad privada. Fotoplumilla. /Fotografías de Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía.

 

 

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Luis Caballero Florido nació en El Puerto de Santa María en 1934, hijo del que fuera alcalde de la Ciudad Luis Caballero Noguera entre los años 1952 y 1958. Procede de dos familias bodegueras de Chipiona y El Puerto de Santa María y a nivel de quinta generación era la cabeza visible --presidente de honor del Grupo Caballero-- de uno de los grupos familiares independientes más importantes del Marco de Jerez, en cuya capital del vino residía. /Foto: Pantoja.

El año del nacimiento de nuestro protagonista, 1934, el Ayuntamiento estuvo presidido ese año por tres alcaldes, desde junio del año anterior hasta marzo, por Francisco Cossi Ochoa; de marzo a Octubre, por Francisco Tomeu Navarro y, desde octubre hasta enero de 1936 por José Luis Macías Caro, padre de Luis Macías Rubio. Se crea el ‘Pósito Marítimo y de Pescadores’, siendo su primer presidente José Poquet Cabrera, entidad antecesora de la Cofradía de Pescadores.

Hipólito Sancho publica «La Iglesia Prioral del Puerto de Santa María y Antón Martín Calafate». Pedro Muñoz Seca estrena «Mi chica», «¡No hay no!», «La Eme», «El Escándalo» y «El Ex». Alberti publicará, ese año, ‘Bazar de la Providencia’ y ‘La farsa de los Reyes Magos, dos farsas revolucionarias’ y funda junto a su esposa, María Teresa León, la revista revolucionaria ‘Octubre’ e iniciará una gira por diversos países americanos.  Agrupaciones carnavalescas de El Puerto participan en el Carnaval de Isla Cristina (Huelva). La vía pecuaria ‘Colada del Cementerio’ fue deslindada y amojonada los días 14 y 15 de marzo de 1934. El Maestro Dueñas es destinado a hacer el servicio militar en El Puerto. Nacían, también en 1934, Juan Muñoz Aparicio, Jefe de Taquillas de la Plaza de Toros. Ana Delgado Ramos, camaronera en la Plaza de Abastos y Roberto Carmé Ramírez, almacenero. /En la imagen de la izquierda, caricatura de Pedro Muñoz Seca.

Luis Caballero, en los inicios de su actividad profesional en la bodega.

Nuestro protagonista era Doctor en Derecho por la Universidad de Granada, dejó la carrera diplomática en 1963 para dedicarse íntegramente al negocio familiar. Asumió la presidencia del Grupo Caballero al fallecimiento de su padre en 1974, permaneciendo hasta 2008, siendo nombrado en junio de ese mismo año, presidente de honor del grupo. Casado con Elma González-Gordon Ruiz,  era padre de tres hijos: Luis, Elma y Fernando

Sus aficiones favoritas eran la caza, la navegación a vela y la naturaleza. Antonio Benjumeda, ganador de la Copa Caballero del Tiro de Pichón porteño, con Luis Cabellero Florido, haciéndole entrega del Trofeo. (Foto 27 de junio de 1969).

Entre otros reconocimientos, fue nombrado Empresario del Año de El Puerto de Santa María en 1996. Fue primer premio Familia-Empresa de la Cátedra de Empresa Familiar del Instituto Internacional San Telmo (IESE) en el año 2000; y caballero del Vino en Londres; Medalla de Oro a la Difusión de la Cultura Vitivinícola, concedida por la Federación Española de Asociaciones de Enólogos en 2010.

En el Palacio de la Moncloa, en 1988, aparece Luis Caballero acompañando al también porteño José Luis García Ruiz, entrevistándose con el presidente del Gobierno, Felipe González, en calidad de miembro de FEDEJEREZ.

Luis Caballero fue distinguido con la Medalla de Oro a la difusión de la cultura vitivinícola por la Federación Española de Asociaciones de Enólogos, por sus aportaciones a los sistemas de crianza del vino de Jerez. Técnicamente ha hecho interesantes aportaciones a los sistemas de crianza del vino de Jerez, y reestructuración de viñedos de Jerez en diversas varietales de uva tinta, especialmente tempranillo y syrah con grandes resultados.

Luis Caballero, la ceramista Pepita Lena y el que fuera obispo de Jerez, Juan del Río, en los jardines del Castillo de San Marcos.

En el aspecto empresarial supo profesionalizar la dirección ejecutiva de su grupo, dentro del contexto de empresa familiar. Fue el gran valedor e impulsor del Ponche Caballero, liderando una política competitiva en el mercado de licores y espirituosos, llegando a ocupar el liderazgo absoluto de la marca Ponche Caballero como número 1 de España. Durante sus 34 años de presidencia, el grupo se expande por el sector de los vinos con la compra de Lustau en Jerez e importantes inversiones en otras denominaciones de origen, entre las que destacan Bodegas Viña Herminia, en Rioja; Marqués de Irún, en Rueda. Además, la bodega adquiere Golden State Wine, en California, y compra  cuatro de las marcas de vinos de Domecq.

En la actualidad, Luis Caballero ocupaba los cargos de presidente de honor del Grupo de empresas Luis Caballero; miembro del Consejo Regulador del «Jerez-Xérès-Sherry»; de la comisión ejecutiva de la Federación de Bodegas del Marco de Jerez, Fedejerez; del consejo regional del Banco Español de Crédito de Andalucía y presidente de la Cátedra Alfonso X el Sabio. Fue impulsor del Ciclo de Música 'Castillo de San Marcos'.

Sus actividades personales, con independencia del sector de «wines & spirits», se centraban en la explotación de 2.000 hectáreas de «cork-forest» y ganadería ecológica. Fue socio fundador y copropietario del Hotel Meliá Caballo Blanco, inaugurado en 1962 (ver nótula núm. 1.389 en GdP), a través de la empresa MOTANSA, sociedad propietaria del establecimiento hasta su venta por parte de la cadena Meliá en septiembre de 2006.

A nivel individual, con una facturación anual de 4 millones de euros y 40 puestos de trabajo fijos, era propietario de otras empresas: Metalcover, Santa Victoria, S.A; Inmobiliaria y transformaciones agrícolas, Tajorromero, S.L.; Explotación ganadera, Pronasa, S.L. y Recursos medioambientales

Fue accionista de MOTANSA, la empresa propietaria de Hotel Meliá Caballo Blanco.

El alcalde de la Ciudad, Enrique Moresco, ha destacado la incesante colaboración de Luis Caballero con El Puerto de Santa María en cada ocasión que le ha sido requerido. “Cada vez que se le pedía colaboración a Luis Caballero, El Puerto siempre recibía un sí rotundo de quien tanto ha querido a esta ciudad, de quien tanto le ha dado y de quien tanto la ha promocionado por todo el mundo”, añade Enrique Moresco, quien recuerda la multitud de actos municipales, públicos, privados, de colectivos, de carácter nacional e internacional que han albergado las instalaciones del Grupo Caballero, más todas aquellas que han contado con el importante patrocinio de la empresa liderada por Luis Caballero durante tantos años. “Gestos que ha sabido impregnar siempre a su familia y que han continuado una vez que Luis Caballero dejó la presidencia de la empresa familiar”.

Con el que fuera presidente del Consejo Regulador del Sherry, el también porteño José Luís García Ruiz.

Luis Caballero Florido nos dejaba ayer lunes en Sevilla a la edad de 78 años, víctima de una neumonía que lo ha mantenido hospitalizado dos semanas  --había superado hacía unos años un cáncer de pulmón--. Será enterrado hoy martes en Jerez de la Frontera, ciudad en la que residía. La semana próxima, en fecha aún por concretar se celebrará un funeral en la iglesia de San Francisco, frente a la bodega a la que acudió durante 34 años, como presidente del Grupo Caballero.

... He soñado que las calles se llenaban de señales de prohibido circular a los coches, que las calzadas se convertían en un Peatón-Vao y las aceras para los coches (con sus papeleras, farolas, árboles, marquesinas, cubos de basura y demás tropiezos a esquivar que obligan a ir mirando al suelo en un ejercicio agotador).

La calle Fernán Caballero. Año 2010. /Foto: Eduardo Ruigomez

Los coches patinaban por las aceras de adoquines deslizantes, mientras los peatones pisaban el asfalto de la calzada central con la tracción de un elefante.

Mi sueño no es un hecho real, simplemente un u-turn de 180 grados, un grito digno de Prufrock que aspire a volver del revés en 60 segundos viejos hábitos. (Texto: Eduardo Ruigomez).

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Recuerdo que fue allá sobre mediados de la década de los años sesenta, cuando los poetas Fernando Quiñones y José Manuel Caballero Bonald -éste, reciente premio Cervantes de las Letras Españolas -, que todo el mundo sabe eran como uña y cante, acometieron juntos la más que ardua tarea de grabar un álbum de varios discos microsurcos, con cantes de viejas voces flamencas de las menos conocidas, pero que guardaban todavía vetustas reliquias de cante de aquellos que ya si apenas se conocían y estaban dados por más que perdidos, desde hacía tiempo.

Y así, como caballeros andantes, salieron a la aventura, emprendiendo caminos por los pueblos de Sevilla, Cádiz y otras provincias andaluzas, en busca de aquellos privilegiados poseedores de tesoros musicales de nuestra tierra, que conservaban todavía, desde sabe Dios cuando, en sus venerables gargantas. La idea era poder realizar el más exhaustivo archivo del cante flamenco, grabando en patios de vecindad, tabernas y ventas de caminos.

Acompañados por un equipo móvil de una importante casa discográfica, Caballero Bonald y Fernando Quiñones llegaron hasta Jerez y El Puerto de Santa María, donde este cronista, por pura amistad, había quedado en echarles una mano, buscándole cantaores prácticamente inéditos, y desconocidos de los grandes públicos, que accedieran a cantar para ser grabados para la posteridad, en aquella antología, donde se deseaba que la pureza fuera la materia prima de unos discos que hoy son considerados auténticas y valiosísimas joyas. /Caballlero Bonald y Fernando Quiñones.

El grueso de las grabaciones se harían en El Puerto, donde yo había logrado reunir a un pequeño pero selecto grupo de intérpretes, en la casa de una vieja gitana, conocida como Jeroma la del Planchero, que cantaba de lo más antiguo; y allí llevamos también a Tío José el Negro del Puerto, a Tío Alonso el del Cepillo, y a Tío Borrico de Jerez, sobradamente conocidos estos tres de los buenos aficionados de la provincia gaditana. Especialmente, el primero de ellos, por sus arcaicos romances; y los otros dos por sus soleares, seguiriyas y demás cantes de la más pura y rancia escuela.

A la grabación, "in situ" de estos viejos maestros, quisieron unirse, en calidad de invitados, como amigos nuestros (Quiñones, Caballero Bonald y de la Plata), el poeta de El Puerto, José Luis Tejada, y el escritor, actor y recitador gaditano, Joaquín Piserra Tello de Meneses, con su mujer la periodista Celia Rivera, directora del periódico La Voz de la Bahía, de El Puerto, fundado por Fernando Portillo.

Y la verdad es que, en casa de la tía Jeroma, pasamos todos una jornada realmente inolvidable, asistiendo a la grabación de los cantes de aquellas gargantas flamencas, de las que alguien dijo que debían de estar en un museo.

Ver aquél plantel de viejas figuras, sentadas alrededor de la mesa de Tía Jeroma, haciendo sus cantes, entre copa y copa de fino portuense, abierta la sala a un patio de olorosas macetas de variada floristería y canarios emulando a los viejos ruiseñores del cante, convertidos por un día en oficiantes de una ancestral ceremonia, que levantaba el vello con sus arcaicas melodías, era verdaderamente impresionante. Aquellas reliquias octogenarias evocaban a sus ancestros, removiendo y sacando hacia fuera lo mismo que habían cantado durante dos o más siglos sus propios antepasados, en interminables fiestas exultantes de corridos, tangos, bulerías, martinetes y tonás.

Tío Alonso el del Cepillo, Jeroma la del Planchero y su  hija, en una grabación de 1973, de la serie de TVE 'Rito y Geografía del Cante'

Piserra y su mujer estaban entusiasmados por asistir a una velada de ese tipo; José Luis Tejada, poeta enamorado del cante, estaba admirado, escuchando ensimismado a sus venerables paisanos; mientras que Fernando Quiñones y José Manuel Caballero Bonald, director éste de la grabación, no cabían en sí de gozo por la insólita reunión de viejas y jondas voces, tan difícil de poder reunir, fuera de los escenarios y estudios discográficos, en apenas unos pocos metros cuadrados de una humilde casa de vecinos de El Puerto de Santa María.

Un fantástico logro que después repercutiría, felizmente, en el resultado final de la colección antológica que los dos poetas se habían propuesto conseguir, para la posteridad de la historia del cante flamenco y que alcanzaría a ser entonces catalogada, como una de las más importantes de todas las que se hayan podido llevar a cabo en la historia de las grabaciones discográficas del cante flamenco. (Texto: Juan de la Plata).

(viene de la nótula núm. 1.675)

SEDE EN LA PLAZA DE TOROS.
En agosto de 1.960, el ayuntamiento encarga a los talleres a las escuelas de la Sagrada Familia la construcción de dos puertas de las mismas características y dimensiones que las existentes en la plaza de toros por un importe de 19.800 pesetas cada una, para colocarlas en dos de los bodegones de la misma 48 y 49, y pasar el servicio contra incendios a la plaza de toros, mas concretamente a los bodegones nº 47-48 y 49, junto a las cuadras de caballos, hoy solamente queda al exterior el nº 49.

En noviembre de 1.960 el ayuntamiento aprueba de urgencia por un importe de 45.949 pesetas con 78 céntimos unas obras de adaptación de la carpintería de la plaza de toros, la cual estaba en la entrada principal a la derecha, para acondicionarla como vivienda del conserje de la misma, Francisco Vaca, y dejando las dependencias que este ocupaba, que eran en la puerta principal a la izquierda, al chofer de bomberos José Ortega y a su numerosa familia.

Camión Hispano Suiza.

A principios de 1.961 José pasa a vivir en las dependencias de la plaza de toros, pues el solar de la antigua pescadería se vende para construir las viviendas de La Pescadería --en proceso actual de derribo--, y el Parque de Bomberos pasa a instalase en los bodegones antes mencionados.

El camión Hispano Suiza que tantos servicios le hizo a la Ciudad, y en las que tantas horas de trabajo pasó José, fue sacado a subasta en 1961, siendo alcalde Luis Portillo Ruiz (ver nótula núm. 966 en GdP) y adquirido por la empresa propietaria del parador de Fuentebravía por 36.000 pesetas para el riego de sus instalaciones interiores.

VIVIENDAS EN PRECARIO.
Por aquel entonces todos los bodegones restantes de la Plaza de Toros estaban ocupados por familias sin recursos evacuados de las cuevas de la sierra de San Cristobal por unas inundaciones que hubo, donde mal vivían compartimentándolos con tablones de maderas. En la Plaza nació el popular personaje ‘Luichi’, Luis Pinto Corzo (ver nótula núm. 103 en GdP). Solamente existían 3 grifos de agua potable en la Plaza de Toros, y uno de ellos estaba en el Parque de Bomberos, por lo que siempre estaba lleno de chiquillos y personas para pedir agua para cocinar o lavarse, y José nunca se los negaba. Después, la mayoría de estas personas fueron enviadas a una barriada que se construyo en las afueras de El Puerto denominada Barriada de la Coronación, también conocida como Vietnam, por lo alejado del centro, siendo la actual Barriada de El Juncal. /En la imagen, viviendas en la Plaza de Toros. Foto Rafa.

La Barriada de la Coronación. /Foto Rasero.

UNA GRANJA EN LOS BODEGONES.
Al quedar libres los bodegones de la Plaza de Toros y vista la necesidad que se pasaba en aquel entonces, y dado que en el Ayuntamiento el salario era corto, y tenia que alimentar a su amplia familia, José decidió criar algunos pollos, conejos y cochinos en uno de los bodegones, aunque después les daba pena sacrificarlos y le encargaba ese cometido a algún conocido.

En la fotografía vemos a Pepe 'el Bombero' en la plaza de Toros, con un nutrido grupo de amistades.

Ya entonces, además de José y su hijo mayor José Ortega Valenzuela, entran a formar parte de la plantilla de bomberos su otro hijo Jesús Ortega, Juan Rizo, Juan Galán, Felipe Márquez, , los cuales los vemos es esta foto encima del camión en los bodegones de la plaza de toros, y un joven voluntario llamado Carlos Acal Salado, el cual gracias a su valor en la actuación en un incendio de una vivienda en la calle Larga esquina con Santo Domingo, se le reconoció su mérito y paso a formar parte de la plantilla poco después.

...continúa leyendo "1.676. JOSÉ ORTEGA DOMÍNGUEZ. Pepe ‘el Bombero’. (Y II)"

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Hoy se le rinde homenaje público de reconocimiento, 40 años después del accidente en el que falleció en acto de servicio, a José Ortega Domínguez. Esta es su vida y la del Servicio Municipal de Bomberos, durante más de 20 años: entre los inicios de la década de los cincuenta y setenta del siglo pasado. Esta es la historia de Pepe ‘el Bombero’.

José Ortega Domínguez nace en El Puerto de Santa Maria el 17 de Mayo de 1918 en la calle Cervantes, hijo de Diego Ortega y Manuela Domínguez, es el mayor de una familia de ocho hermanos. La vida de José esta marcada desde muy joven por las penurias de la época, naciendo cuando su padre estaba en el servicio militar, pues según consta, Diego ingresa el 3 de enero de 1.918 en el arsenal de la Carraca hasta 1.922, y los jornales de aquel entonces no daban para poder mantener a una familia por muy corta que fuera.

Cuando José apenas tuvo uso de razón comienza a trabajar cargando camiones de carbón en varias de las carbonerías que por entonces existían en El Puerto, y ya ahí dejo entrever que su mayor ilusión era ser algún día conductor de camiones. Aprendió a conducir en un taxi propiedad de Manuel Rebollo Laynez (ver nótula núm. 1.351 en GdP), que era primo de su madre, y sabiendo la ilusión que tenia José por conducir, se lo prestaba cuando este terminaba su jornada laboral.

Aquí vemos a José frente al taxi de su primo Rebollo.

En cierta ocasión, José,  al no estar muy ducho en la conducción y mientras estaba practicando con el taxi, choco de frente contra a una pared, dañando toda la parte frontal del taxi. Muy apurado y creyendo que ahí se acababan todas sus aspiraciones a ser conductor fue a contárselo a Rebollo, y este, al contrario de recriminarlo, le animó diciéndole que las cosas se aprendían a base de errores, por lo que siguió practicando con el taxi.

Cuando José cumplió los 18 años, tuvo que ingresar en el servicio militar. A los pocos meses de su reemplazo estallo la Guerra Civil y fue destinado al cuartel militar de Peñarroya en Córdoba, y ahí fue donde, y debido a la necesidad que tenia el ejercito de personas que tuviesen idea de conducir vehículos para el transporte de materiales y armamento, José se apuntó voluntario, y comenzó a conducir camiones de mayor tonelaje.

UNA MISIÓN EN LA GUERRA.
Bien entrada la guerra le encomendaron el transporte de material militar a un destino que no hemos podido determinar, pero le dijeron que no fuese por carreteras convencionales, sino por caminos y veredas rurales para evitar que fuese interceptado por el enemigo y decomisado el material, además de ser fusilado al momento. Tenía que hacerlo de noche y con las luces apagadas para evitar ser descubierto por el enemigo, mientras de día tenía que buscar un lugar boscoso para ocultar el camión para no ser descubierto. Debido a lo dificultoso de la misión, José se perdió mas de una vez por los montes y tardó varios meses en llegar a su destino. Mientras tanto, sus superiores, al ver que no daba señales de vida lo dieron por capturado por el enemigo, y posiblemente fusilado en cualquier cuneta, por lo que le transmitieron esa noticia a sus familiares, y en El Puerto se hicieron eco de la desgracia de esa familia, pues José ya era bastante conocido en nuestra Ciudad. Si embargo, su madre nunca perdió la esperanza e hizo una promesa… se pondría un hábito de por vida si su hijo aparecía vivo. Como así fué, y hasta su muerte, Manuela estuvo vestida de negro, como la vemos aquí junto a su hijo en un viaje a Sevilla años después.

Isabel Valenzuela, la mujer de Pepe,junto al vehiculo de transporte del ayuntamiento un Opel Blitz.

LA BODA.
El 19 de Septiembre de 1.940,José se casa con Isabel Valenzuela Rodríguez, una guapa mujer natural de Jerez de la Frontera, con la que tendría un total de 11 hijos, a la que vemos aquí junto al vehículo de transporte del ayuntamiento Opel Blitz. Fijan la residencia familiar en una casa de vecinos en la calle Jesús Nazareno 3, hoy número 8.

CONSUMISTA.
La primera noticia que tenemos de José Ortega como trabajador del Ayuntamiento es del 25 de Septiembre de 1942 en el que se realiza un examen para una plaza de funcionario: vigilante del Servicio de Recaudación --antiguamente llamado Consumista--. José Ortega aprueba esa plaza de funcionario, seguramente estaría trabajando en alguna de las casetas de fielato como la que vemos en la foto que estaban repartidas por las diferentes entradas de El Puerto antiguo, para control recaudatorio y sanitario de la mercancía que entraba en la ciudad. El 3 de Octubre de 1.942 toma posesión del cargo sustituyendo a José Mª. Martínez Montenegro, que hasta entonces cubría dicha plaza como interino. En 1.944 es ascendido a auxiliar del servicio recaudatorio, renunciado a la plaza en el Servicio de Recaudación en 1946. /En la imagen, caseta de Consumista.

CONDUCTOR.
En Diciembre de 1.948 obtiene la plaza de conductor de camiones municipales, en propiedad,  en sustitución del anterior conductor --Barcala--, pero solicita que se le reconozca una antigüedad en el puesto desde el 10 de Junio de 1.946, a lo que el Ayuntamiento accede.  De ahí la renuncia de José a la plaza del Servicio de Recaudación, pues según la documentación existente, ya estaba trabajando como conductor del Ayuntamiento en esas fechas, pero no le fue reconocido hasta que el no lo solicitó mas de dos años después.

Camión de la marca Hispano Suiza, el cual  podemos ver en esta foto detrás de José de pie a la izquierda y Manuel navarro agachado a la izquierda, ambos con boina entre otros como su hermano Diego Ortega Domínguez, de pie segundo por la derecha

...continúa leyendo "1.675. JOSÉ ORTEGA DOMÍNGUEZ. Pepe ‘el Bombero’. (I)"

Los dibujos que presentamos son de Inma Serrano, una profesora sevillana residente en Algodonales que ya ha estado en El Puerto de Santa María  en varias ocasiones recogiendo sus impresiones de la Ciudad y convirtiéndolas en dibujos. Es una Urban Sketchers (USK).

Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, en las que obtiene las especialidades de Pintura (1996) y Grabado (2000). Actualmente trabaja como profesora de Dibujo en el Instituto de Enseñanza Secundaria Fuente Alta de Algodonales (Cádiz) en el que imparte las asignaturas de Educación Plástica, Taller Artístico y Dibujo Técnico en Secundaria y Bachillerato.

Urban Sketchers (USK) es una comunidad global de dibujantes, tanto profesionales como aficionados, que fomenta la práctica del dibujo realizado in situ, en observación directa de la vida urbana y haciendo cuadernos con ellos.

Interior del Bar Vicente. 1.

Interior del Bar Vicente 2.

Miles de dibujantes urbanos (urban sketchers) en ciudades de los cinco continentes se identifican con los principios de la comunidad, nacida en Internet en el año 2007, que se especifican en un manifiesto de ocho puntos traducido a más de 12 lenguas.
Con el lema "Mostramos el mundo, dibujo a dibujo," éstos dibujantes urbanos comparten sus trabajos en Internet a través de blogs y redes sociales.

Plaza de la Iglesia.

...continúa leyendo "1.674. INMA SERRANO. Urban Skectchers (USK)."

Heladería histórica de El Puerto de Santa María. Enrique Soler Mira llegó en 1940 desde Jijona, la capital del turrón para establecerse en Jerez; más tarde su hijo, llamado también Enrique abrió en El Puerto un obrador donde fabricaba los afamados turrones y helados . Hoy es su sobrino nieto, Javier Barbacho el Maestro Heladero que se ocupa de elaborar los productos. Pero... ¿quien no se acuerda de los carritos de helados circulantes por las calles y las playas de El Puerto, en el fútbol, en los toros...?

Actualmente, sus especialidades más famosas son el helado de turrón y el de tutifruti, dos grandes clásicos, aunque van incorporando nuevas especialidades como un helado de tarta de San Marcos, la última incorporación.  También tienen horchata natural y tartas.

Cuentan también con un pequeño despacho en la cercana plaza de la Herrería. En diciembre elaboran también su propia versión del turrón de Jijona, que es muy afamado y buscado por los entendidos.

Si bien siempre han estado en la calle Misericordia, donde se encuentra la factoría de tan deliciosos manjares, también tuvieron durante años abierto, durante los meses de verano, un punto de venta en la calle Larga cuando ésta era la arteria principal del paseo portuense.  Abre desde principios de marzo hasta finales de octubre. Todos los días de 12 del mediodía hasta por la noche. En diciembre abre también para vender sus famosos turrones.

En los años cincuenta y sesenta, para  llegar hasta los últimos rincones, sacó  a la calle un buen número de carrillos de mano, con recipientes para helados de vainilla, horchatas, polos de varios gustos y la fresca granizada. Los trabajadores de estos carrillos y los de los kioscos eran algunos procedentes del reino de Valencia, Castellón y Alicante. Soler también estaba presente en los toros, en el fútbol y en las playas. Había valencianos que también vendían, en estos sitios, helados de Soler, los que ofrecían al público llevándolos a hombros, en unos grandes garrafones.

Actualmente las especialidades de Soler son el helado de Turrón, helado de tutifruti  y en diciembre el turrón de Jijona. 

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