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Acerca de Gente del Puerto

Gentes y Habitantes de El Puerto de Santa María (España). Caras conocidas, caras anónimas, la savia del Rey Sabio.

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La sonrisa se le hace más grande cuando habla de su padre. Pepe Garrido atiende la barra y está atento a lo que sale de la cocina a sus 59 años. Tiene tiempo para bromear con los clientes: “bueno estos más que clientes son amigos” comenta mientras se apoya con las dos manos en el mostrador, una postura de veterano de la hostelería para combatir el cansancio de tantas horas en pie. Siempre viste delantal verde en honor al equipo de sus amores El Betis un nombre que puso el fundador del bar pero que su padre Manuel Garrido mantuvo a pesar de ser sevillista confeso.

manuelgarridopatino_puertosantamariaEr Beti cumplió el pasado 20 de junio 50 años de existencia. Fue en esa misma fecha pero de 1959 cuando Manuel Garrido Patino (en la imagen de la izquierda) le entregaba a Antonio Ferrer, el propietario del local, los 13.000 duros (65.000 pesetas o 389,54 euros) por las que le traspasaba el establecimiento. Manuel las había conseguido al vender el camión con el que trabajaba de transportista. Pero con 13.000 duros pagaba un sueño porque desde pequeño decía que quería ser tabernero y lo consiguió a los 38 años tras ahorrar y pasar por varios trabajos. Er Beti se había abierto dos años antes como un despacho de vinos y Manuel Garrido conservó la actividad hasta que poco a poco fue introduciendo novedades para conseguir que un despacho donde triunfaba “la media chica” de vino (un vaso pequeño) se convirtiera en uno de los templos del tapeo portuense.

El bar se mantiene intacto al paso de los años. Muchas de las tapas de la carta llevan 35 años sirviéndose en el local y muy pocas se han incorporado con el paso de los años, su famoso paté de cabracho y poco más. Pero por mantenerse intactos se mantienen hasta los platos. Algunas de las tapas llegan todavía a la barra, en el local no hay mesas, en unos pequeños platos de forma ovalada de loza blanca, ya casi perdidos en la hostelería y que ya conservan, tan sólo algunos clásicos, como Er Beti.

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'Er Beti', antes de su penúltima remodelación. Detrás del mostrador, Manuel Garrido Patino, a la derecha, el propietario de la Boutique Jarbu. Año 1975.

Pepe Garrido señala que no le cuesta trabajo encontrar los platos, que los encuentra “aunque la última vez compre mil, para que no me falten porque me gusta mantenerlos”. Las tapas de Er Beti parecen sacadas de otra época: plato de loza blanca, tenedor que se sirve apoyado sobre el plato y coronando la maravilla una rodaja de pan, lo justo para acompañar. Lo compra del de barra, del de toda la vida en la panadería de Roque. Pero para este hombre nada parece difícil. Cuenta como si nada que en muchas ocasiones llega al establecimiento a las seis y media o las siete de la mañana, sobre todo los fines de semana cuando hay más trabajo y es que los guisos de la casa requieren tiempo y todos tienen su secreto “pero yo los cuento, no pasa nada”.

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El 'Bar Er Beti' en la actualidad. (Foto Antonio Vázquez).

El menudo, por ejemplo, no lleva aceite, se guisa con manteca colorá “porque asi no se pone lamioso” señala Pepe. Garbanzos remojaos y el menudo comprado entero en la carnicería de Ortega, en la plaza. El mismo se encarga de partirlo y quitarle la pequeña suciedad que trae “porque hoy en día ya viene muy limpio, la verdad”. Luego taquitos de chorizo y de jamón, la hierbabuena, algo de verdura y fuego lento, mucho fuego lento como con la carne en tomate, la carne en salsa, las albóndigas  o los higaditos de pollo, cuatro de las tapas de siempre en el local.

manuelloregarrido_puertosantamariaPepe Garrido Prado llegó ya mayor al establecimiento, allá por 1985, cuatro años antes de que su padre se jubilara. Antes había trabajado en un taller de reparación de radios, había estudiado para arreglar radios y televisores y, finalmente, trabajó en una tapicería pero su padre decidió que, al ser el mayor de la familia, debía ser el que se hiciera cargo de su bien más preciado el Bar Er Beti. Ahora ya se ha incorporado la tercera generación de la familia y Manuel Lores Garrido, hijo de la hermana de Pepe, está ya tras la barra. (En la imagen de la izquierda, Manuel Lores, hijo de Manuel Lores Camacho, el ya desaparecido cuñado de Pepe Garrido)

Este tabernero siente verdadera devoción por su padre. Destaca como fue incorporando las tapas en el bar poco a poco. Primero puso unas conservas. Se las traía de El Rey de Oros de Barbate y de la marca “Conservas Sur”, con nótula propia en Gente del Puerto. Luego allá por el año 1966 o 67 se trajo una plancha y puso como primera tapa caliente del local unos filetitos de hígado. Luego su mujer, Emilia Prado, le fue enseñando todos los secretos de la cocina y le fue enseñando a hacer los guisos que luego triunfarían en el establecimiento. Primero se los traían desde su propia casa y luego ya pusieron una pequeña cocina para hacerlos.

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En la imagen, de izquierda a derecha, Eduardo 'el Holandés', Manuel Lores Camacho, casado con la hermana de Pepe -hoy fallecido- padre de Manolo que en la actualidad es socio con su tío Pepe en el negocio y el profesional de la hostelería Carlos Ramírez. Año 1982.

Así empezaron a surgir platos de “museo” como la carne mechá de Er Beti. No hay ningún tipo de adorno para servirla. Una loncha, eso sí generosa, y dos rodajas de pan. Ni salsa, ni espumas, ni crujientes, ni nada que se le parezca. La receta la aprendió Pepe de su padre que, asimismo, la aprendió de su mujer Emilia Prado. Pepe resalta que el secreto está en utilizar cabeza de lomo, una carne más jugosa que el lomo, y cocerla con ajo cebolla y manteca.

Pepe Garrido señala que su voluntad es seguir manteniendo intacta “la carta de tapas y seguir sirviéndolas así en pequeñas porciones y a precios que no llegan a los dos euros”. No trabaja nada de pescado, a excepción del paté de cabracho. Considera que es complicado hacerlo y que hay muchos establecimientos en El Puerto que lo hacen muy bien. Destaca que ve con alegría “como los clientes quieren volver a los guisos de siempre, a la cuchara” y comprueba que cada día son más los jóvenes que se acercan hasta el bar para probar estos platos que ya no encuentran y que quieren conocer. El menudo se mantiene durante todo el año, aunque fuera, en agosto, se superen los 30 grados a la sombra. La gente lo pide...y yo creo que hasta se le quita la caló.

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En la imagen, Manuel Garrido Patino ofreció un homenaje a Galloso que era entonces becerrista. De izquierda a derecha Jaime Osborne, Manuel Garrido Patino imponiéndole la insignia de oro del Bar Er Beti a José Luis Galloso y Prieto, a la sazón presidente del Club Taurino que existía en el Parque Calderón. Año 1967.

GUISOS DE MUSEO.
Er Beti es casi un museo gastronómico en El Puerto de Santa María. No sólo es de los pocos que conserva ya los platos ovalados de loza blanca, platos de concha o rabaneras como se le conoce en el sector, para servir las tapas, sino que en su barra es posible encontrar todavía guisos casi perdidos, que ya muy pocas manos saben hacer con maestría.
En Er Beti es posible encontrar la lengua en salsa, un plato de esos que exige limpieza escrupulosa y tratamiento “de no perderle la vista al guiso ni un minuto” señala Pepe Garrido. La carne en tomate o en salsa o el rabo de toro comparten espectáculo con otro plato cada día menos presente en las mesas como los higaditos de pollo, otro plato que se sirve desde hace 35 años en el local.
Los fines de semana Pepe Garrido también prepara ajo caliente y no falta en su carta la recurrente ensaladilla o las albóndigas.

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Pepe Garrido y algunas de sus tapas: de izquierda a derecha: carne mechada, ajo caliente y sangre encebollá. (Foto: Antonio Vázquez).

Pero una de las tapas que bordan es casi una reliquia gastronómica que ya se prepara en muy pocos sitios: la sangre encebollá. El responsable de Er Beti señala que la clave está en dejar reposar la morcilla de sangre ya cortada en rodajas 4 o 5 horas con un poco de sal. Luego freirla en el mismo aceite donde se han frito las cebollas del encebollado y poco más, porque el plato no lleva más ingredientes: aceite de oliva, cebolla, morcilla de sangre y sal.
«Hace poco», cuenta Pepe Garrido, «me vino un matrimonio, entre disgustado y a la vez orgulloso. Se habían ido a Sanlúcar a tapear con su hijo. Se sentaron en un sitio a tomar algo y el niño empezó a protestar. La protesta pasó a llanto y luego a llanto insoportable. Al final tuvieron que ir a Er Beti porque el niño quería carne mechá y no había manera de convencerlo de que comiera otra cosa.» Er Beti es ya casi un museo gastronómico donde encontrar guisos de toda la vida, afortunadamente el museo está más vivo que nunca.

LA RECETA: SANGRE ENCEBOLLÁ.
Ingredientes para cuatro personas:

  • 1 kilo de morcilla de sangre.
  • 4 cebollas.
  • Medio litro de aceite de oliva.
  • Sal.

sangre_encebolla_puertosantamariaElaboración:
Cortar la morcilla de sangre en rodajas. Ponerle sal y dejarla reposar una hora. Poner el aceite a calentar en un perol y añadir la cebolla partida en tiras. Hacerla a fuego lento hasta que quede tierna. Apartarla y sacar del aceite. Freir la sangre en el mismo aceite en que se ha hecho la cebolla. Ir sacándola y mezclarla con la cebolla. Añadir un poco de aceite de la fritura y servir caliente acompañada con pan. (Foto: Antonio Vázquez).

Esta receta pertenece al bar Er Beti. Es una de sus tapas más conocidas y se mantiene en la carta desde hace más de 35 años. Fue creada por Manuel Garrido Patino que la aprendió a hacer de su mujer Emilia Prado. Luego su hijo y actual propietario del establecimiento Pepe Garrido Prado es el que la realiza actualmente respetando la fórmula de su familia. (Textos: Pepe Monforte).

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En la imagen tomada delante del Bar Santa María, en el Parque Calderón y de izquierda a derecha, Leopoldo Jiménez Ruiz “Polo”, Jaimen Gutiérrez Perea, Miguel Roselló Tarrio, Vicente Gutiérrez de la Rosa, Toto Zaragoza y su hermano Pepín Zaragoza. Década de los sesenta del siglo pasado. (Foto Cuellar. Colección VGR)

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La calle Luna y la Ribera del Marisco, a la derecha el Parque Calderón sin el Kiosko del Bar Santa María. (Foto Colección Mata)

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El mismo sitio, en 2002, con la instalación del Kiosko. (Foto Mata).

"En noviembre de 1948, Angel Lozano García, una vez que finalizó el contrato de arrendamiento que tenía suscrito con Guillero Rivas, propietario del Bar Buenavista, solicitó al Ayuntamiento construir en un terreno de 68 metros cuadrados situado dentro del Parque Calderón y esquina a la Plaza de las Galeras, un nuevo bar. Y así fue. Con un bello y acertado diseño de Francisco Ameneiro, el arquitecto Fernando de la Cuadra concluyó la obra a mediados de 1949" Enrique Pérez Fernández. Bares y Tabernas con Solera.

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munozcuenca__puertosantamariaRamón Vinagre, El Gordo Aguilar, Güelfo el del Teatro, Manolo Puerto, El Maestro Pinto, el Mamarrosca, El Gamba, El Maestro Dueñas, Paco Problema, Joselito Verde, Los Bolleros, El Tani Gómez, El Tarro, El Tapia, El Talega, El Natarlo, Macario y Nuchera:

¡Macario, enciende la luz
que me mareo, eo, eo!
-- -- --
¡Nuchera estafaó
dame los seis reales
que en Macario se está mejor!

El Lupo, El Peloti, El Betove, El Chicharito, El Raci. ¡Raci Club, Raci Club, Portuense! El Zepelín, Él Vitoria, La Exportación C.F.,  El Santo Tomás, El S. Javier, Ojito el  portero. ¡Juga al furbo a 22 pejetas! El Pedrusco, El Barquío, El Cabeza, El Colorao, El Nene, El Poniqui, El Mati, El Carlos, El Laine y el Chiquete. Los Luises, Los Estanislaos, Los Berchmans, Las Congregantas Hijas de Santa Margarita, Los Javieres, Los Javierines, La Acción Católica, Los Novicios.

Tres torditos vienen ahí,
la caldera está jirviendo
y la tordita sin vení.

El cura Bicicleta, El padre Torre, D. Antonio Cía, D. Manuel Salido, El padre Urmeneta, el padre Simonet, Antoñito el Sacristán.

¡Monaguillo toca las campanas
¡Padre cura, no me da la gana!
¡Padre cura mi marido,
Me quiere pisar el pie.
Déjalo que te lo pise
si te da bien de comé.

El ‘frente-uventudes’, La ‘Falage’, El Cabo Penita, El Partecrisma, El Comandante los Guardias. ¡Agua, agua! Y Dolores la estraperlista, “Dos cigarritos den ca Dolore”. La Venta de Pichiriqui. La calle Postigo la de las niñas. Y la calle de la Victoria de Idem, y Sevillita el barbero, el bizco, el barbero, La Barbería de Natera y el Bar Cádiz, El Pobre Pepe, Los Tres Reyes. Y Don Puyazo, Radio Juventud de Cádiz, La Valenciana Sanlúcar-Cádiz, El ferrobús, el tren de Rota.

Cuesta arriba
cuesta abajo
¡Que fatiga!
¡Que trabajo!
-- -- --
El campo de mi tío Andrao
entras por la puerta
y sales por el vallao.

elhabladeelpuerto __puertosantamaria

Y la carne de toro, la cola de carne ¡A gorda el vagón piñone! ¡Cuatro a la peseta curruco! El pan de arró, el carbón de coq, las papas al escándalo, los higos de Lepe, el arroz con gambas, las arcatufas, la jarampa, el ‘anguao’, la carná, el Pulpurruquero, El Cositagüena, el Güevo Gordo, El Cota,

¡El Cota, el Cota
tiene la picha rota!

El Cavete, el Tronqui, El Bobo, los vallaos, los higos coloraos ‘omá estoy atascao’. ‘Hoy he comido poleás’. El Tagarnina, El Morrito, El Tero, El Melo, Y Don Justino Castroverde, las señoritas Puente, D. Servando, D. Felipe Lamadrid, el practicante y los comedores de Auxilio Social y “Haga frío o calor la Venta El Corneta es la siempre la mejor” y sopa de fideíto con culata y ‘el pescado en sobreúsa’.

Y el juego de ‘serío sincerra, parió mi perra’ y ‘el salto a la pared’ y ‘el puazo’ y ‘el mocho y la biyarda’ y ‘nicle, nacle y colate’ y el juego de ‘Juanillo el mismo’ y ‘Mariquilla está mala’. Y me he tomado dos Oka y media botellita de rebujao y ‘niño, tómate un candié’ y ‘un ortavo de manteca con azientos’.

Y ni coca-colas, ni hamburguesas, ni whisky, ni pelotazos, ni chupitos, ni donuts, ni bolycaos, ni pizzas, ni sándwiches, ni mayonesas, ni cubatas, ni bimbos, ni comidas-basura, ni pubs, ni puñetas. Y mi generación, que sostiene a tanto joven que come y bebe estas cosas, es parte sustancial y dignísima de la Antropología Portuense por ser más austera, ingerir lo auténtico aunque fuera escaso y ser más responsable. Estos jóvenes de ahora, en una mayoría importante, no sabemos que serían bebiendo y comiendo esas porquerías que les hacen ser tan violentos, vocingleros, enguarradores  y maleducados. (Textos: Antonio Muñoz Cuenca).

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joselopeznavarrete_tiriri_puertosantamariaJosé López Navarrete, “el Tiriri” nació en nuestra Ciudad el 1 de abril de 1918. Hijo de Antonio y Milagros, fue bautizado como José Joaquín de la Santa Trinidad. Su madre, Milagros, fallece en 1922, cuando José tiene 4 años, quedando solo con su hermano mayor, Antonio, y su padre, del que tampoco disfrutaría muchos años, ya que al poco tiempo falleció, quedando los niños al cuidado de su tía, Carmelita General, y de Ana, que en el futuro sería su suegra. (En la imagen, Tiriri, en una instantánea de finales de la década de los sesenta del siglo pasado).

Su vida infantil y juvenil resultó ser muy breve. A la edad de 5 años ya merodeaba por el muelle pesquero, y a los 7 años se empezó a fraguar su futuro entorno a la pesca, donde se buscaría la vida. Todo esto lo compaginaba con unos estudios que le proporcionaron saber leer, tener una estupenda escritura y los conocimientos que le facilitaron obtener un nombramiento profesional. Creemos que no fue hasta los 12 años de edad cuando embarca como marinero, pero será cuatro años después cuando consta por primera vez en la cartilla de embarque.

LA PRIMERA CARTILLA DE EMBARQUE.
La vida laboral de José está bastante bien documentada, al menos con respecto a su relación con el mar. Por las cartillas de embarque sabemos los nombres de los barcos y la fecha que estuvo embarcado. En la primera de estas cartillas sabemos que la obtuvo en 1932, con la edad de 14 años, aunque no consta su primer embarque hasta 1934, cuando ya había cumplido los 16.

lopeznavarrete_tiriri_2_puertosantamariaRespecto a la relación laboral que mantiene en las embarcaciones, sabemos que son generalmente cortas, cambiando constantemente de barco. Repite en varios de ellos muchos años después, incluso en algún barco se enrola 22 años después de haberlo hecho la primera vez, como es el caso del “Victoria”, pero no el único de los 85 barcos en los que estuvo embarcado. (En la imagen 'Tiriri' a comienzos de la década de 1940).

LA GUERRA CIVIL.
Durante la Guerra Civil Española, y más concretamente el 24 de octubre de 1936, José desembarca, según consta en una nota de la 1ª cartilla, “Por ser delegado de La Naval” -aun no sabemos a que se refiere esta nota. Es enviado al frente de guerra, donde resulta herido en la sien izquierda -le roza una bala- y en la pierna, donde le hieren restos de metralla. Permanece en el frente hasta el 1 de enero del año 1938, cuando por su quinta, “ingresa en la situación activa de la Armada”, como también consta en la 1ª y 2ª cartilla (imagen inferior).

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Sabemos que realizó la instrucción militar, al menos durante siete meses, en el Buque Escuela Juan Sebastián Elcano, aunque desgraciadamente no hemos localizado documentación alguna ya que, al parecer, parte del archivo histórico de este buque se perdió en un incendio.

DE VUELTA A LA VIDA CIVIL.

De nuevo vuelve a aparecer José, en un asiento en la cartilla 1ª, el 12 de septiembre de 1938, como Marinero, aunque no había acabado la guerra. José ya no está en ella desde primeros de este mismo año. A partir de entonces, parece que comienza su formación, lo que mejorará sensiblemente en su nivel laboral. Durante su embarque en el “Natividad”, que se produce por primera vez el 15 de junio de 1939, la plaza que ocupa es de marinero, pasando rápidamente a Ayudante Motorista.

lopeznavarrete_tiriri4_puertosantamaria85 BARCOS Y 136 EMBARQUES.
Según consta en los registros de las cartillas, fueron 136 las ocasiones en las que embarcó, y otras tantas las que desembarcó y, como se ha comentado anteriormente, fueron 85 los barcos en los que realizó su labor el “Tiriri”,  siendo muy distintas las plazas que ocupa. Los motivos en los cambios de embarcaciones son muy diferentes, pero en su mayoría lo fueron por su propia voluntad. Lo cierto es que no estuvo mucho tiempo en un mismo barco, aunque en el “Paco Nuis” estuvo de 2º Mecánico casi dos años seguidos, del 9 de mayo de 1951 al 16 de marzo de 1953. Durante la construcción de la base Hispano-Americana de Rota, José probó a trabajar cerca de tierra, y estuvo contratado para labores realizadas con maquinaria pesada. No tenemos constancia de cuándo y de cuánto tiempo duró esta aventura, pero no debió ser mucho. Según los datos de embarque y la época de construcción de la base, debió tener lugar entre finales de 1957 y principios de 1958, periodo de 5 meses en los que no estuvo embarcado. (En el cuadro adjunto, relación de oficios desempeñados y motivos por los que desembarcó).

milagrosamadorperez_puertosantamariaLA FAMILIA DE JOSÉ
Se casó “el Tiriri” cuando tenía 22 años, el día 13 de febrero de 1941, con Milagros Amador Pérez, natural de El Puerto de Santa María. Tenía Milagros 20 años (fotografía de la izquierda a principios de 1940). A partir de entonces, las vecinas conocían a Milagros por “La Pescadera”, ya que la parte del rancho que le pertenecía al “Tiriri” como marinero, no sólo servía para mejorar algunas comidas durante unos días, si no que además, la parte que no se podía conservar se la daba a los vecinos.

Tuvo siete hijos con Milagros. El último, José Joaquín, en 1959. Ninguno quiso o pudo ser marinero. Antonio, el mayor de los varones, hizo el intento en el verano de 1961, en un barco que pescaba durante 3 o 4 días, el “Paquita Marti”, con tan mala fortuna que en el primer viaje, a la vuelta, el barco embarrancó en la Bahía de Cádiz, y más concretamente a la entrada del río Guadalete, donde se formaba una barra. Una fuerte “levantera” los condujo hasta allí, lo que motivó una rápida intervención de barcos de Obras de Puerto dirigidos por el ingeniero, no produciéndose ninguna baja. Antonio, que con 11 años iba de forma ilegal, pues había que tener 14 años para poder embarcar, se salvó de cometer infracción alguna. Su sueldo consistió en un Cuartón, un cuarto de la parte de un marinero. De vuelta a su casa, no volvería a salir nunca más a la mar, aunque continuó ayudando en algunas faenas en el muelle.

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Pescado seco.

No fue fácil la vida de este marino. Durante muchos años, excepto los tres últimos, ya estando enfermo, tenía una dependencia absoluta del alcohol. La economía funcionaba gracias a que antes de partir a alta mar, a echar el turno, los armadores ofrecían a los contratados la posibilidad de recibir un anticipo, que se le restaba del sueldo al cobrarlo, acción que se llamaba safar. En la parte del pescado capturado que pertenecía al marinero, entraba alguna de la pesca que durante el periodo de embarque realizaba el propio pescador, para uso propio, y que durante la travesía secaba al sol o salaba. Así hemos podido comer salado o seco, atún, bonito, pulpo, safio, marrajo, tapaculo y voladores (en la imagen inferior). Cuando era una cantidad importante, se colgaban con los alfileres de los tendederos del patio, al que llamábamos corral.

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El corral donde se ponían a secar los pescados, colgados en los tendederos.

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Viviendas de la Barriada del 18 de Julio, construida en las huertas próximas a la Plaza de Toros.

EL CORRAL.
El corral era el patio que pertenecía a la casa que el Ayuntamiento, a través del Estado, construyó en las huertas próximas a la Plaza de Toros de El Puerto de Santa María; casa que en principio (1956) alquilaron y después vendieron al matrimonio López, que lo había solicitado desde hacía bastante tiempo. Al barrio le llamaron “18 de julio”, y en la calle D nº 11 vivían José, Milagros y su familia. Casas adosadas, amplias y de una sola planta, patio, tres habitaciones, cocina, cuarto de baño y salón. Un palacio respecto a los cuartos que tenían alquilados en una casa de vecinos en la Plaza Juan de Austria “Casa la Lenga”. Situada en una esquina del barrio, la casa del “18 de julio” lindaba con el campo, aunque con el tiempo quedó inmersa en el entramado urbano, y cuando los vecinos de más edad la abandonaron, incluida la familia del “Tiriri”, el barrio pasó sus peores momentos, siendo derribado y construido uno nuevo.

huesodecorvina_puertosantamariaAMULETOS DE CORVINA.

Uno de los ritos o creencias marineras de José consistía en llevar en los bolsillos de los pantalones unos huesecillos que, misteriosamente, le quitaba, según el marinero, el dolor de cabeza que tenía a menudo. Con el tiempo, hemos estudiado estos huesos que pertenecen a otolitos que lleva en la cabeza la corvina, un pez muy relacionado con el Golfo de Cádiz. Esta tradición de llevar amuletos es muy antigua; en excavaciones de tumbas gaditanas de época fenicia han aparecido los restos óseos del difunto, con un hueso de corvina alrededor. (En la imagen, un otolito o hueso de corvina, engarzado para colgante con la Cruz de Caravaca).

gaviota_argentea_puertosantamariaUNA GAVIOTA POR MASCOTA.
La historia que vamos a contar, si uno en persona no lo hubiese vivido, seguro que sería difícil de creer. José López Navarrete “Tiriri” había criado una gaviota Argentea -no sabemos bien si desde que era una cría o que se enredó en algún arte del barco- a la que llamó “Juanillo”. La cuestión es que el pájaro seguía al “Tiriri” allá donde éste iba, incluido los viajes a las áreas pesqueras, la más sonada, la del "Moro", zona geográfica que comprende la banda atlántica de Marruecos y el norte de las islas Canarias.
Aquél pájaro, “Juanillo”, comía junto a José, y en su mismo plato. Lo curioso era ver cómo el animal, cuando escuchaba a Milagros poner los platos, era el primero en acudir a la mesa. No se dejaba tocar por nadie excepto por José. Le seguía por el pasillo o la calle andando tras él, igual que un perrito. Muchas de las veces se posaba en los hombros del marinero y, cuando alguien se acercaba, echaba a volar. Cuando el marino entraba en las tascas o bares, se quedaba fuera, sobre una cornisa, para seguirlo de nuevo a la salida.

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Pesquero entrando en la Bahía de Cádiz.

HUNDIMIENTO DEL “JOSÉ MIGUEL PERLES”
Hay una historia real que trata de la relación entre el marinero y el ave. El día 10 de mayo de 1969, el barco pesquero “José Miguel Perles” se hunde en las aguas de La Guera, en la Guinea Española. Durante algunos días los familiares no tienen claro qué ha ocurrido con la tripulación. Durante esos días la gaviota “Juanillo” apareció por los techos y el patio de la casa de José y Milagros. En cuanto la vio, Milagros supo que a su marido no le había ocurrido nada. Efectivamente, al poco tiempo se le comunicó la localización de su marido y, en pocos días, José estaba en su casa. Desgraciadamente “Juanillo” murió atropellado por uno de los pocos vehículos que había en la ciudad. Le atropelló en una calle junto al muelle pesquero de entonces, cuando seguía al “Tiriri”. En los años finales de su vida crió otro pájaro, en este caso un canario, al  que llamó “El Cordobés”.

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Tiriri y un amigo de la familia, en una instantánea tomada a principio de los 70 del siglo pasado.

ÚLTIMA ANOTACIÓN EN SU CARTILLA.
Sin duda la anotación más importante en la vida de José fue la del 3 de abril de 1974: En la 4ª cartilla consta cómo es desembarcado en Tarifa (Cádiz) por enfermedad. Ésta sería la ultima anotación, pues no volvería a embarcar. Una enfermedad que le duró hasta su fallecimiento, el 11 de enero de 1977. Casi tres años que pasó en tierra junto a su familia, el mayor periodo junto a ellos. Hoy sus cenizas descansan, junto a las de su esposa, en las aguas que tanto adoró: la Bahía de Cádiz.

VIDA DE UN MARINERO.
Excepción hecha de los grandes personajes de la Historia, la mayoría de los relatos de vidas que son contadas nos llegan a través de la documentación  escrita, generalmente generada según el poder adquisitivo del que ha disfrutado en vida y que queda reflejada en los archivos. Rastrear la vida de alguien que sólo ha desempeñado su oficio, sin hechos destacables ni posesiones resulta algo más complicado, aunque no imposible. En el caso de un marinero, sí se acumula suficiente información como para saber muchas cosas de su vida, y ello gracias a los registros del Instituto Social de la Marina y de la Marina Mercante, entre otros. (Textos: Juan José López Amador).

willydelpozo_puertodesantamariaJosé Wilfredo del Pozo Alarcón --Willy del Pozo-- nació en Ayacucho (Perú) el 2 de abril de 1970. Es escritor y editor que firma sus obras, además, con los seudónimos de Karl Oharak y Abril Alonso. Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Cádiz es autor de libros de relatos y diversos poemarios: “Hablando al amor” (El Puerto de Santa María, 1992), “El retorno del poeta” (Cádiz, 1997), “Pinceladas líricas" (El Puerto de Santa María, 1998) –con la participación pictórica del artista italiano Francesco Policastro–, “La revelación de la palabra”, (Lima, 1999) –con la participación del fotógrafo extremeño José Luis Medina– y el libro de relatos eróticos “Trilogías” (relatos al desnudo) (Cádiz, 1996).

Funda en 1993 El Puerto, junto a los escritores porteños Jonathan B.C. Crazy y Andrés Hernández, la Asociación Cultural “Altazor” de la cual fue Presidente hasta mayo de 1997 y director de la revista literaria del mismo nombre hasta setiembre de 1995. En ella participan autores tales como el dramaturgo Juan García Larrondo, con nótula núm. 82 en Gente del Puerto y poetas como Julio Rivera Cross o Andrés Hernández.  En mayo de 1997 regresa a sus territorios natales, donde se integra de pleno al mundo intelectual huamanguino.

ediciones_altazorEn diciembre de 1998 retorna a España y crea la revista cultural “Gimnasio de musas” 0 “El colibrí lírico” o “El acné de Narciso” o “La inocente hecatombe”, que sirve como un enlace de comunicación entre El Puerto de Santa María y Ayacucho. Fue Presidente de la Asociación de Escritores de Ayacucho (AEDA) (2000-2002) y director de la revista Tikanka, y portavoz de dicha institución. Es director de Ediciones Altazor con sede en Lima (Perú) donde promociona a autores peruanos. El pasado mes de agosto presentó en Perú varios libros de cuentos para niños, bajo uno de sus seudónimos “Abril Alonso”

GIARDINO

Sentí que el amor era
como un jardín en primavera
sucumbí a la tentación
de podar sus flores
de abrir sus pétalos al sol
y en un momento indeciso
vendí mi cuerpo
a una rosa que no era mía.

(De Pinceladas líricas)

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En los años 50 yo tenía ocho o nueve años y mi abuelo tres burros y un arriero llamado el Paquiro, el cual llevaba los burros a la playa para cargarlos de arena, la cual se vendía a la calería. Todas las semanas mi abuelo le vendía unos cuantos metros cúbicos de arena y la calería la vendía para la construcción. Yo aprovechaba todas las coyunturas posibles para irme a la playa con los burros y el Paquiro.
De los tres burros que iban a la playa el de delante se llamaba Liviano, era el más listo, el más ligerillo, el más vivaracho y el más apuesto, ¡lo que sabía Liviano!. Lo que me quería a mi y yo a él. Cuando veníamos de la playa cargados de arena yo me ponía delante de él y este dejaba caer sus hocicos sobre mi hombro, a la altura de mi oreja, para que yo escuchara sus resoplidos y entre los dos les marcábamos el paso a los demás.? A la ida para la playa, Liviano iba descargado y sin peso, pero como yo lo quería tanto, cogido del bozal le llevaba andando. Pero cuando llevábamos un buen trecho yo me cansaba y entonces le decía a Paquiro que me montase en el lomo de Liviano. Cuando Liviano sentía que yo estaba sentado sobre él se le cambiaban los andares. Del paso monótono y cansino pasaba a un braceo chulesco y altanero, engallaba el pescuezo, estiraba las orejas y levantaba el rabo para tirarse dos pedos trompeteros y a renglón seguido sonaba la voz del Paquiro: «--¡Liviano, con las pamplinas!». Estos actos estaban marcados como un reloj. Montarme yo, los dos pedos de Liviano y la voz del Paquiro. Estábamos tan acostumbrados a esta trilogía que una vez me monté sin llamar a nadie, sonaron los pedos de Liviano y al no escuchar la voz del Paquiro, los dos volvimos la cabeza extrañados buscando al arriero y él venía distraído con el último burro.
Un día por el callejón estrechito de Jesús Cautivo, íbamos mi abuelo y yo camino a casa, él iba hablando fuerte y no sé si lo hacía para que yo me enterara o estaba pensando en voz alta: «--A Liviano voy a tener que venderlo. El señorito Don Juan se ha enamorado de él y se lo voy a tener que vender. Le he dicho que no lo vendo y él me ha contestado que le ponga precio, que me lo puede pagar como un borrico, como un potro o como un pura sangre inglés. Así es que no voy a tener mas remedio que vendérselo. Aunque por otro lado estoy contento porque sé que estará en buenas manos, Don Juan le cuidará como es costumbre en él».
A los dos o tres días por la mañana me dijo mi abuelo que me arreglara para ir al trato con Liviano. Yo mas que arreglarme me peiné el flequillo, y los dos juntos nos fuimos para la posada de la fruta que está enfrente de mi casa, junto a la barbería y la tienda Rueda.

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Parroquianos en la tienda de Rueda, con nótula propia en Gente del Puerto núm. 308.

Sacamos a Liviano de la cuadra y nos pusimos en la puerta de la tienda Rueda donde nos estaba esperando Don Juan. Los dos hombres se saludan, charlan, miran el borrico y se meten dentro de la tienda, se beben una chiquita (copa de vino) y salen para ver el borrico. Don Juan se acerca al cuello, lo palmea y le toca el pelo. Mi abuelo se queda en los cuartos traseros acariciándole la culata. Don Juan dice un precio y mi abuelo otro. Los dos hombres se meten en la tienda y otra chiquita. Al rato salen los dos más contentos y sonrientes. Don Juan para la cara del burro y mi abuelo para la culata. Don Juan le abre la boca a Liviano y le mira los dientes. Como ha quedado contento con lo que ha visto le da una palmadita en el cuello. Mi abuelo sin moverse de la culata no hace mas que acariciarle los cuartos traseros y tiene su explicación.

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Arrieros con sus burros en la Playa de La Puntilla.

Todos los meses viene a El Puerto un pelador de borricos y los pela a todos menos a Liviano. A este lo pela mi abuelo, él tiene unas tijerillas de pelar muy buenas por lo suave que es para adaptarse a lo que él quiere. Mi abuelo después de pelar a Liviano se esmera en hacerle unos dibujos arabescos en la culata, imitando a los mosaicos de la fábrica Pitman de Sevilla, formando unos cuadrados y círculos concéntricos los cuales dan vistosidad y es pura artesanía, de lo cual él se siente muy ufano.? Don Juan dejó de mirarle la boca y los dientes a Liviano y se fue junto a mi abuelo, los dos miraron los dibujos arabescos y hablaron de dinero. uno sube a más lo que ofrece y el otro baja a menos lo que pide, acercándose los dos al precio deseado.? «--¡Pero mire usted Don Juan, si es dócil y obediente como un perro faldero!», dijo esto mi abuelo dándole una palmada en los cuartos traseros levantándole el jopo y metiéndole la mano por los corbejones para tocarle la barriga.?Yo tenía la mano puesta en los hocicos de Liviano y cuando vi la operación de mi abuelo levantándole el rabo, me eché a temblar pensando: aquí se acabó el trato. Liviano se pegará sus dos pedos trompeteros y se quedará solo, de aquí nos vamos a tener que ir los tres. Pero no, Liviano era andaluz y filósofo como Séneca, así que adormeció su instinto burriquil para fortalecer su postura ferial.
Los dos hombres quedaron contentos. Subieron la oferta y bajaron el precio para llegar al acuerdo. Cuando el precio y la oferta coincidieron, los dos hombres alargaron el brazo y se estrecharon la mano, el trato estaba cerrado. Ese apretón de manos es un cheque al portador, vale más y es más serio que la firma del Banco de España, la honra de los dos hombres está sellada en sus manos.? Don Juan recoge el burro, mi abuelo y yo en la puerta de Rueda vemos como los dos se van alejando. Mi abuelo feliz por el precio alcanzado. Don Juan contento por la joya comprada.

salvadorcortes_chigui_2_puertosantamariaPero el más feliz es Liviano, pavoneándose como una bailarina de cabaret. Camina en busca de nuevas aventuras, con el cambio de vida alcanzará nuevos horizontes.? Cuando se han alejado un trecho, Don Juan se para y le dice a mi abuelo: "--Diego …". Mi abuelo le responde. En ese momento vuelve la cabeza Liviano y me mira, yo le miro a él y los dos salimos llorando. (Textos: Salvador Cortés  Nuñez “El Chigüi). Nótula propia núm 307. en Gente del Puerto.

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lalotetejadapeluffo_puertosantamariaLalo Tejada era entrañable. Lalo Tejada Peluffo, amiga de mi madre desde el colegio, hermana mayor de José Luis y madre de mi amigo de la niñez y de toda la vida, Juan Luis Bermúdez Tejada, –emulando a mi padre, que a nosotros y a nuestros amigos, los domingos, nos ponía a hacer comentarios de texto–, quiso aumentar nuestros conocimientos de francés. Y, en su casa de la “Granja de San Javier” y, luego, en la calle Cervantes, 1, nos daba clase. En el Colegio de San Estanislao, donde estábamos, el profesor de francés era Don Áureo Sanz Hernangil, al que Lalo le tenía cierta manía, porque, sostenía que Don Áureo tenía la pronunciación “du Midi”, vamos, “del Sur”, que era incorrecta; que había que tener la pronunciación de las personas distinguidas de París. Lalo, empeñada en que hasta respiráramos en francés, nos regaló a José Mari García Máiquez, a su hijo y a mí, unos misales de Lefebre, en latín-francés. El mío, lo conservo.?De los comentarios de texto que nos ponía mi padre recuerdo que, un día, leyó unos versos del Poema del Mío Cid entre los que estaban estos:

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Estas palabras dichas, la tienda es cogida.
Mío Çid e sus conpañas cavalgan tan aina.
La cara de su caballo tornó a Santa María,
Alçó su mano diestra, la cara se santigua.

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En la imagen, Lalote Bermúdez Tejada y Lalo Tejada Peluffo, hija y madre, respectivamente.

Mi padre había explicado los versos en castellano moderno para que los comprendiéramos. Pero, de pronto, se masticó la tragedia: “Lalote,  (hija de Lalo Tejada) –le preguntó mi padre– "¿--quién se santigua?”" Y Lalote le respondió: “--El caballo”. Mi padre perdió los papeles: “--Lalote, hija, ¿tú has visto alguna vez a un caballo santiguarse?” Y Lalote, por no dar su brazo a torcer, dijo: “--Don Luis, en la Granja de mi abuelo Félix, El Pili (el guarda) tiene un caballo que levanta las manos y, además, se arrodilla, porque es muy devoto”. Aquello terminó como la comedia de Ubrique.: “ --¡¡¡Lalo, Lalo, mira lo que dice tu hija…!!!” Pero Lalo, para colmo, le dijo que era verdad, que El Pili, en la Granja, tenía un caballo que levantaba las manos haciendo el paso español y que lo había enseñado a arrodillarse. (Textos: Luis Suárez Ávila).

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victormartinezguerra_c_puertosantamaria| Texto: José María Morillo

Víctor Manuel Martínez Guerra nace en Benalup-Casas Viejas, en 1954, el 2 de noviembre, aunque lleva más de la mitad de su vida en El Puerto: desde 1978. Hijo de José Martínez Becerra, extremeño destinado en Benalup como médico durante más de 40 años y de Manuela Guerra, es el quinto de cinco hermanos: Maripe, Joaquín, Francisco José y Manuel Jesús. Estudió en la Escuela Pública, recibiendo en casa clases particulares de su progenitor. Estudia por libre el bachiller en Medina y en Cádiz, y el superior en los Institutos Claret de Sevilla y San Felipe Neri, en Cádiz.

Aunque quiso estudiar Medicina, su padre no lo dejó por lo que, siguiendo otros antecedentes familiares estudia Farmacia, primero en Cádiz y los cuatro años restantes en Granada, obteniendo la licenciatura en 1977. El Centro e Salud de su ciudad natal, lleva el nombre de su progenitor. Nuestro boticario ha sido Rey Mago de El Puerto en la Cabalgata de SS. MM. los Reyes de 1992. habiendo estado muy vinculado con el Racing Club Portuense del que fue, durante mucho tiempo, su Relaciones Públicas. De lo que no le gusta hablar, pero es algo que se sabe, es de su intensa labor benefactora que hace para con diversas familias de la localidad, a las que atiende sus necesidades más perentorias.

Víctor Manuel, que presume de haberse llevado bien con todos los alcaldes de la Ciudad, con los que ha tenido relación por su cargo de Farmacéutico Titular de El Puerto durante 11 años, nos confiesa que mantiene una relación de amistad con su paisano, el actual presidente de la Diputación de Cádiz, Francisco González Cabaña. Ha sido pregonero de la Semana Cultural de su ciudad natal, Benalup. Además era íntimo del desaparecido político socialista, Alfonso Perales, a quien recientemente se le ha dedicado una Fundación para perpetuar su memoria.

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| Instantánea tomada en el vomitorio del Estadio José del Cuvillo. Aparecen, entre aficionados y directivos de la entidad rojiblanca, de izquierda a derecha, Manuel Gómez Barrera, Manolin el del bar “La Lucha”; el pequeño, Antonio Miranda Alonso; Antonio Miranda García, por detras Francisco Ferrer Palacios; Bartolome Dominguez Sánchez; Víctor Martinez Guerra; el chiquillo, hijo de Bartolome Dominguez; Antonio Carbonell López; El ayudante de “Chicharito”, “Pimpollo”; Joaquin Roso Morro; Manuel Gutierrez Morillo, Manolito “El Cochino”; su hijo, Manuel Gutierrez Castro.  | 10 junio 1982. | Fotografía Rafael Pérez ‘Rafa’. Colección ACL.

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| De izquierda a derecha, Luis García Áspera, del Asador de Castilla; el diestro José Luis Galloso, el cantaor Rancapino; Juan Lara Izquierdo, el pintor de la luz; Pansequito y Paco Betoldo, en un homenaje que Victor -sentado- ofreció a los artistas de El Puerto.

Recuerda Victor que, en plena juventud, ya era un emprendedor organizando una empresa de distribución que le proporcionó interesantes beneficios con apenas 20 años. Hace las milicias universitarias con 23 años en el Hospital de San Carlos de San Fernando, precisamente en el Laboratorio, con el Director-Coronel Médico Carrero, padre de uno de los integrantes del grupo Costus, con nótula 340 en Gente del Puerto. Carrero tenía su Laboratorio de Análisis Clínicos frente al Parque Calderón, junto a la Naviera Portillo, donde hoy se encuentra la Oficina del Usuario de la Seguridad Social.

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| La familia de Victor, su mujer Serafina Pulido, sus hijos Victor y María y el propio boticario en un crucero por el Mediterráneo en el año 2002.

FARMACIA Y LABORATORIOS EN EL PUERTO

Terminado el Servicio Militar abre la Oficina de Farmacia en el número 35 de la calle Valdés, botica que ha ido ampliando y mejorando, con multitud de adelantos técnicos. Tres años mas tarde, en 1981 es nombrado Farmacéutico Titular (lo que antes era el Inspector Municipal Farmacéutico), desempeñando dicho cargo hasta 1992 en el que, desbordado de trabajo con otras ocupaciones del mundo de la salud y la sanidad, presenta su dimisión. En 1986, especializado en Análisis Clínicos, abre su primer Laboratorio en la calle Alquiladores trasladándose dos años más tarde a la calle Larga. En 1997 lo complementa con un Laboratorio de Salud Pública, uno de los primero en la provincia tanto por ser pionero, por los medios que cuenta, como por el volumen de trabajo. En dicho laboratorio se analizan aguas y alimentos y se asesora a empresas. En el año 2005 abandona la gestión de los laboratorios de análisis.  Podemos añadir que, hablando de Aguas, ha prestado sus servicios, en régimen de colaborador especial, con la Diputación de Cádiz en los análisis de agua de los acuíferos porteños.

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Adaptándose a la legislación laboral que se promulga en España, en 1992 entra como socio accionista de la primera empresa del sector en España para la prevención de riesgos laborales: CPR. Y otra aventura empresarial le estimula: junto con Francisco Zalba adquiere la Clínica Costa Oeste, en la que trabajan en la actualidad más de 40 especialistas médicos, atendiendo a pacientes en general y concertados con compañías sanitarias aseguradoras.

Nuestro farmacéutico fue nombrado Vocal del Centro de Análisis Clínico Oficial (COF), dinamizando y promocionando cursos formativos y consolidando las relaciones con las Mutuas de Seguros.

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| Inauguración de Radio Puerto FM, en septiembre de 1999.

RADIO PUERTO, FM

En 1999 funda junto con Manuel Borne --y con la ayuda de algunos colaboradores-- la sociedad Radio Puerto Fenicia Menestea, sociedad que gestionaría Radio Puerto F.M., emisora de corte local que informa de la vida de la Ciudad en sus diferentes facetas, con programas informativos, de entretenimiento, culturales y deportivos. Un hito de esta empresa es la creación de los Premios Taurinos “Paco Flores”, en homenaje al restaurador local desaparecido, propietario del Restaurante Casa Flores.

premiopacoflores_puertosantamariaPREMIOS TAURINO "PACO FLORES"

El pasado enero, José María Dolls Samper, para el arte Manzanares, y Fernando Domecq Argüeso, en representación de "Ganadería Marqués de Domecq, recogieron los trofeos taurinos instituidos por Radio Puerto en memoria del recordado hostelero y aficionado portuense Francisco Flores Herrera, en mérito a la mejor faena y al mejor toro del abono taurino portuense 2008. La entrega se verificó en el curso de un espléndido almuerzo celebrado en el restaurante "La Viña" del Hotel Bodega Real, del Grupo Flores, enmarcándose el acto en el décimo aniversario de la emisora portuense organizadora del evento. Precisamente fueron los responsables del programa taurino d Radio Puerto, Manuel Herrera y Álvaro González, los presentadores del acto de entrega, al que no asistió Pepín Liria, acreedor del premio al detalle para el recuerdo, quedando igualmente sin entregar el premio al mejor novillero ya que el jurado de este trofeo acordó dejarlo desierto. | En la imagen Víctor Martínez Guerra, consejero delegado de Radio Puerto, Enrique Moresco y Pepe Flores, con los premiados.

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| En la imagen superior, Ana Benítez en su domicilio, recibiendo la visita del que fuera Obispo de Jerez-Asidonia, Juan del Río.

Ana Benítez Sánchez vino al mundo en un ya lejano 17 de Abril de 1918 en la cercana ciudad de Arcos de la Frontera. Su niñez se vio afectada por las difíciles circunstancias que atravesaba la convulsa España de aquella época, marcada por la decadencia general del país y por la guerra colonial en el Norte de África que desembocaron en la dictadura de Primo de Rivera en al año 1923. A pesar de ello siempre recordaba con dulzura en su paso por el colegio a Doña María su adorada maestra y sus clases de geografía en las que les hizo aprender todos los ríos y afluentes de España y que ya anciana seguía recordando sin falta. También recordaba los cuentos y canciones del colegio como “Tarara Andino/ hermoso pescado/ pequeño vecino” y también “El aire libre es mi elemento/ y lo respiro con fruición”. La temprana muerte de su padre cuando sólo tenía 11 años la obligó a vivir 3 años en Sevilla con una tía de la que siempre guardó un excelente recuerdo y después con 14 años seguir la senda que antes habían seguido sus hermanas Antonia y María y venir a trabajar a El Puerto de Santa María en el servicio de los Condes de Osborne en su finca El Pinar. 

...continúa leyendo "417. Ana Benítez Sánchez. Bondad y dulzura."

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diegohermosilla_puertosantamariaEl torero de la calle Valdés se ha hecho profesional en los ruedos navarros. Mañana domingo la afición de El Puerto cuenta ya con un nuevo profesional, Diego Hermosilla, un novillero de 26 años, portuense de pura cepa de la calle Valdés. Un torero víctima de la falta de oportunidades para los novilleros de nuestro rincón, que ha tenido que forjarse en Navarra y que se presentó en la Plaza Real con la ilusión de que su nombre llegue muy lejos con la vitola de un triunfo entre sus paisanos.

"Debuté en Chipiona sin caballos en 1995, alternando con Alejandro Morilla" recuerda, "me apunté en la escuela de Jerez y estuve allí tres años pero como no había oportunidades, me apunté a un Bolsín Taurino en Navarra". Le fue bien, "tuve suerte, pasé a la final en Tudela y gané el certamen".
El director de la escuela taurina de Tudela vio madera en aquel chaval que tuvo que irse de una tierra de toreros para encontrar oportunidades a mil kilómetros: "me propuso el apoderamiento y allí me quedé tres temporadas, sumé 27 novilladas sin caballos triunfando en todas, la única que se me resistió fue Tafalla".

Hermosilla se fue haciendo un nombre en las plazas del Reino de Navarra: "debuté con caballos en Navas de San Juan el 28 de julio de 2007, corté una oreja y di la vuelta al ruedo con una novillada de Apolinar Soriano".

Sumó su quinta novillada en su Plaza Real en la que ha toreado tres veces sin caballos. Ha participado en tres ocasiones en el certamen "El Puerto busca un torero" y fue una vez finalista, precisamente con el también portuense Alejandro Morilla.

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Ganado del Reyno de Navarra.


Diego Hermosilla volvió al coso portuense, presentándose con caballos ante sus paisanos, tras una seria preparación preparación campera con El Juli, en su finca de Cintruénigo, "Santa Lucía": "mantengo mucha ilusión y ganas de que vean mi manera de torear, despacio y encajando los riñones, a lo clásico, cuando embiste la novillada, triunfemos y que el público se lo pase bien". Hay que estar muy atentos a Hermosilla. (Textos: Francisco Orgambides).

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