Saltar al contenido

2

Francisco de Paula Gil de Partearroyo y Arena era hijo de Joaquín Gil de Partearroyo, III Marqués del Castillo de San Felipe, bodeguero y mesonero, arrendatario de la antigua y prestigiosa taberna mesón ‘El Toro’ situada en las proximidades de la Aduana Vieja, y de Victoria de la Arena Vigo, ambos naturales y vecinos de Villanueva de Mena (Burgos), villa en la que habían contraído matrimonio en 1845, avecindándose posteriormente en nuestra ciudad, en la que nacieron otros dos hijos, hermanos de Francisco de Paula. Joaquina, mayor que él y otro varón que falleció en edad párvula.

El padre murió el 30 de julio de 1855 y la madre el 13 de marzo de 1864. Los bienes de la testamentaría fueron: buenos vinos y vasijas depositadas en la bodega de la casa nº 4 de calle Santo Domingo, inmueble de propiedad y residencia familiar, así como una participación en la hacienda de viñas denominada ‘La Palma’.

Luis Suárez Ávila, delante la vivienda y bufete de abogado, donde viviera el Marqués del Castillo de San Felipe.

Francisco Nicolau, letrado que tenía su bufete en el número 19 de la calle San Juan, --en el mismo domicilio donde actualmente lo tiene el también abogado, erudito escritor y colaborador de GdP, Luis Suárez Ávila--, se ocuparía en calidad de tutor legal de nuestro protagonista de la administración de los bienes heredados. Nicolau se casó con la hermana de Francisco de Paula y se fue a vivir con ellos donde, influido por el entorno, el futuro Marqués del Castillo de San Felipe, estudió leyes, casándose al terminar la carrera (1872 o 1873) con una gaditana, doña Josefa Martínez de Azpillaga y Aguirre, dos años mayor que él. El nuevo matrimonio se instaló frente a la casa de su hermana. Adquirió una enorme casona, esquina de San Juan y vuelta con Cruces, casa que pasando los años sería el domicilio de la familia Terry Cuvillo. En 1886 creemos que falleció su esposa, Josefa Martínez, aunque es un dato que no hemos podido verificar documentalmente.

...continúa leyendo "1.271. FRANCISCO GIL DE PARTEARROYO Y ARENA. Alcalde de El Puerto en 1900. IV Marqués del Castillo de San Felipe."

El fundador de El Gran Puerto de Santa María, el rey Alfonso X, ‘el Sabio’, ver nótula núm. 1.000 en Gente del Puerto, tendrá su primera serie en televisión, producida por Boomerang para Antena 3 Televisión.

Juan Diego y Patricia Vico --Alfonso X y su esposa Violante-- en la serie que se estrenará el martes 10 de enero de 2012.

Su estreno será el próximo martes, ambientada en el siglo XIII.  El actor Juan Diego, quien tantas veces ha estado en El Puerto, dará vida a Alfonso X el Sabio en 'Toledo', una ficción que regresa a la Edad Media, gira en torno a la ciudad de las tres culturas y trata temas tan universales como el amor, el odio, el poder o la paz.

Entradilla de la serie Toledo.

Alfonso X el Sabio, «un hombre culto, adelantado al Renacimiento y distanciado de la Iglesia, aunque no de Dios, intentará, desde la cultura, que tres religiones confluyan, convivan y se entiendan en sus miserias y sus necesidades», ha explicado Juan Diego en el rodaje del cuarto episodio. Para lograr la paz, contará con el apoyo de su esposa Violante (Patricia Vico) y la ayuda de su fiel vasallo Rodrigo (Eduard Farelo), muy amigo de Abraham (Álex Angulo), líder de la comunidad judía que cuidó con Elvira (Petra Martínez) a sus hijos, Martín (Maxi Iglesias) y Blanca (Beatriz Vallhonrat) mientras él luchaba contra los musulmanes.

...continúa leyendo "1.253. JUAN DIEGO SERÁ ALFONSO X. En la serie ‘Toledo’ de Antena 3."

El diputado por Burgos, Francisco Mateo Aguiriano y Gómez, Obispo de Calahorra y la Calzada, fue un destacado diputado absolutista partidario de que sólo unas Cortes que comprendieran la reunión de los tres estados, serían las únicas capacitadas para dictar las leyes. Muy remiso a admitir el principio de soberanía nacional, defendió constantemente los intereses del Papa frente a la potestad de los obispos, exponiendo la necesidad de un Concilio Nacional, dado que consideraba como una verdadera corrupción de costumbres la situación por la que atravesaba el clero. Partidario de la Inquisición como valladar contra herejes y masones , mantuvo la tesis de que, gracias a ella se habían evitado muchos más conflictos mayores en España.

Murió en El Puerto de Santa María, el 9 de septiembre de 1813. Según su partida de defunción, se le celebró "un funeral con la suntuosidad correspondiente y asistencia de las Reverendísimas Comunidades y del Ilustre Ayuntamiento Constitucional, dándole sepultura en el panteón de la capilla de Nº Padre San Pedro Apóstol". (Texto: José María García León).

...continúa leyendo "1.246. FRANCISCO AGUIRIANO Y GÓMEZ. Constituyente de 1812 en El Puerto."

13

Martín Delgado Mariscal es un profesor extremeño que lleva muchos años en la docencia en El Puerto de Santa María. Seguidor del Camino Neocatecumenal, ha sido presidente de la Comisión del Cincuentenario del Colegio La Salle, con cuya institución ha estado vinculado desde 1954 de diversas maneras.

Tiempo escolar en Huerta de Ánimas.

Martín nació en 1944 en Huertas de Ánimas, una aldea o arrabal de Trujillo, situada a 1 kilómetro de dicha población perteneciente a la provincia de Cáceres. Es el mayor de tres hermanos del matrimonio formado por Atilano y Emilia. De pequeño, además de en su pueblo natal, vivió en Tielmes de Tajuña (Madrid). Martín se formó en los centros de La Salle de Griñón (Madrid) y Granada

De izquierda a derecha, Martín, su madre Emilia con su hijo Juan Luis en brazos, el abuelo Tomás Mariscal (Mariquito) y Agustina Mariscal Moreno, en 1959.

El año de su nacimiento era alcalde de El Puerto, Ignacio Osborne Vázquez. Rafael Alberti publicaba ‘El Adefesio’ y ‘Pleamar’. Nacían también, ese año, el abogado Luis Suárez Ávila, el actor aficionado Federico Arjona Acá, el político popular Aurelio Sánchez Ramos, el músico del grupo de rock andaluz, Juan José Palacios Orihuela, ‘el Tete’, el abogado y escritor Luis Alba Medinilla. En a parroquia de San Joaquín era colocado, en su fachada, un azulejo del Cristo de la Flagelación. Miguel del Pino confirmaba su alternativa en el mundo del toro.

El equipo de profesores en La Salle. Fila superior Hno. Taudiano Prieto Palacios, Eusebio Espinar, Sánchez Romate, Hno. Jose María Martín,  Martín Delgado,  Juan Bautista Moragues. Agachados, José Luis Corbacho Gallart, el Hermano Segismundo, Vicente Juan Selma, el Hermano Gonzalo y Hno. Jose Navarro. Imbatibles.

...continúa leyendo "1.245. MARTÍN DELGADO MARISCAL. Maestro."

Nos complace anunciarles la edición del III volumen de la serie que venimos publicando: “Mansiones y Linajes de El Puerto de Santa María”, que ya está en las librerías locales. Simultáneamente,  junto con este III volumen, se distribuirán algunos ejemplares del I que estaba agotado y aún queda una pequeña existencia del II, para aquellos que estén interesados en adquirir los tres volúmenes publicados hasta la fecha.

Acompañamos a esta su presentación en sociedad de 'El Huerto de los Jazmines' un diseño de su portada.  Resumiendo su contenido en las 256 páginas de que consta este III volumen (100 más que el I) hemos desarrollado cronológicamente las diversas etapas por las que ha atravesado durante dos centurias y cuarto (1743-1967) en los últimos tres siglos este espacio urbano, la manzana que contiene las instalaciones de la antigua Bodegas Terry y la casa familiar, actual Hotel Duques de Medinaceli.

Grabado de la Quinta.

...continúa leyendo "1.243. EL HUERTO DE LOS JAZMINES. Nuevo libro."

2

María Luisa Cárave García nació el 19 de octubre de 1940 en la calle Pozuelo, 47, donde vivió toda su vida. Segunda hija del matrimonio formado por Juan Cárave Carrasco --fundador de la desaparecida Droguería Cárave de la calle Ganado, junto a la Divina Pastora-- y María García Escazúa, ambos de El Puerto. Milagros, Juan y Mari son sus otros hermanos. A los 7 años se quedó huérfana de padre, quien fallecería en 1947, con apenas 35 años, no así su madre que nos dejó hace ahora tres años. Luisa fallecía el 26 de diciembre de 2010, hace hoy un año.

Estudió en el Colegio de las Esclavas. Pronto empezaría a trabajar, primero en la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) en la calle Larga, junto a Las Novedades y luego en Gráficas Andaluzas, primero en la calle Alquiladores y posteriormente en el número 27 de la calle Larga, a donde se trasladó la empresa, precisamente donde se alojara el Duque de Angulema, durante la ocupación francesa de 1823 al frente de los ‘Cien Mil Hijos de San Luis’; también en 1832 fue casa del prolongado veraneo del infante Francisco de Paula Antonio y su familia. Trabajaría, pues María Luisa, en una casa que había sido alojamiento de gente muy principal, vecinos de El Puerto por un tiempo.

María Luisa, tercera por la derecha, en la Feria de Primavera de 1968. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

Paseaba por todos los rincones de la Ciudad que recorría de punta a punta. Prueba de su interés por la vida y su tesón fue que, cumplidos ya los 65 años, asistía a la Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’ para recibir clases de pinturas, llegando incluso a exponer sus creaciones, con gran éxito. Fue militante del Partido Popular, en cuyas listas electorales figuró no en puestos de salida aunque si testimoniaba con su presencia la pertenencia al mismo. Perteneció a la Archicofradía y Esclavitud de los Milagros y era, también, hermana de la cofradía del Resucitado.

...continúa leyendo "1.240. MARÍA LUISA CÁRAVE GARCÍA. Cooperante."

3

A la misteriosa desaparición de buena parte de su legado se une ahora la batalla legal por la residencia romana del poeta, que el viernes hubiera cumplido 109 años. Solía decir que escribía para dejar una estela. También ha dejado un oscuro laberinto. Lo contaba ayer, en su edición sabatina, el escritor Benjamín Prados, en el periódico de El País.

Trece de julio de 1990. Roma y El Puerto de Santa María. Mientras en la capital de Italia un camión atraviesa la ciudad lleno de cuadros, dibujos y serigrafías de Picasso, Miró o Tàpies y de cartas y libros firmados por Neruda o Pasolini, en el hermoso municipio de la bahía de Cádiz un coche nupcial empieza a rodar lentamente hacia los juzgados. El primero ha salido del número 88 de la Via Garibaldi, en el barrio del Trastevere, un antiguo convento de color naranja convertido en casa de vecinos, y el segundo de una casa llamada Ora Marítima, construida muy cerca del océano, en la urbanización Las Viñas. Las dos viviendas tienen en común al poeta Rafael Alberti y se diferencian en que una la compartió con quien fue su mujer durante casi 60 años, la escritora María Teresa León, y en la otra va a instalarse con la que está a punto de ser su nueva esposa, una profesora 44 años más joven que él, llamada María Asunción Mateo. Aunque, en realidad, hay otra diferencia importante: la casa junto al río Tíber donde pasó los últimos 14 años de su exilio, era suya y de León; pero la que está en su localidad natal pertenece al Ayuntamiento, que se la ha cedido para que pueda cerrar allí, tranquilamente, el formidable círculo de su vida.

Hoy, 21 años más tarde y a los 12 de haber fallecido Alberti, el chalet Ora Marítima sigue en manos de su viuda; la mayoría de las obras de arte y manuscritos que salieron de Roma para ser conservados y expuestos en una fundación que iba a abrirse en Cádiz se trasladó en medio de un enorme escándalo a El Puerto de Santa María y al final fue disuelta, por falta de fondos, en 2010, han desaparecido; y el piso de Via Garibaldi, donde continúa viviendo su novia de los años setenta, la bióloga catalana Beatriz Amposta, con la que inició una relación cuando María Teresa ya estaba enferma de alzheimer, arrastra una deuda de más de 60.000 euros que los administradores de la finca se disponen a cobrar exigiendo que los herederos se hagan cargo de ella o que la propiedad sea embargada y se subaste. /En la imagen, la primera mujer del poeta, María Teresa León.

LITIGIOS
Dos despachos de abogados de Madrid están a punto de emprender una batalla legal en la que se verán implicados la hija del poeta, Aitana Alberti León; los descendientes de sus dos hermanos por parte de madre, Gonzalo y Enrique de Sebastián; su viuda y su antigua compañera sentimental e inquilina del inmueble, Beatriz Amposta, a la que el autor de Roma, peligro para caminantes escribió un libro titulado Amor en vilo que, hasta el día de hoy, continúa inédito. Rafael Alberti solía repetir que él escribía para dejar una estela; pero como se ve, lo que ha dejado es un oscuro laberinto.

Fachada del número 88 de Via Garibaldi, en Roma, donde vivió el poeta. /Foto: J.M.M.

VIA GARIBALDI
La casa de Via Garibaldi era, efectivamente, el hogar donde Rafael Alberti y María Teresa León habían pasado gran parte de su destierro en Italia, un país al que llegaron después de vivir 24 años en Buenos Aires, tras el golpe de Estado de 1936; y era también una especie de santuario por lo civil al que peregrinaban escritores y políticos antifranquistas ansiosos de conocer a aquella pareja mítica que simbolizaba tantas cosas: la Generación del 27, la República, la Guerra Civil, el éxodo de los derrotados, el Partido Comunista… Por añadidura, no era raro que quienes franqueaban aquella puerta se encontrasen en el interior con Pasolini, Fellini, Vittorio Gassman o cualquiera de los españoles que se dejaban caer por esa ciudad a la que, según sostenía el mismo Alberti, sus compatriotas solo iban por dos motivos: a ver al Papa o a verlo a él.

En Italia, los Alberti habían vivido en Milán y en otra casa en Roma, pero cuando el poeta recibió el Premio Lenin de la Paz, en 1965, utilizaron el dinero del galardón para comprar el piso de Via Garibaldi, que todos los que conocieron definen como un auténtico museo: "Las habitaciones estaban repletas de cuadros de Picasso, Miró, Guinovart, Quatrucci…", contaba en 1976 el pintor y crítico Francisco Arniz Sanz en el libro Aproximación a Rafael Alberti y María Teresa León. Y no solo eso, porque también había muchísimas obras propias, como recuerda la sobrina del escritor, Teresa Sánchez Alberti, que fue la encargada, junto con el director del Patronato de Cultura de la Diputación de Cádiz, el vicepresidente de la Fundación Rafael Alberti y la abogada Cristina Almeida, de ir a retirar los materiales de la casa del Trastevere para que fueran llevados a Cádiz: "Había infinidad de cosas, por ejemplo, muchísimas litografías de mi tío, a veces tiradas enteras, que en algunos casos, al parecer, se vendieron más tarde a la propia Fundación al triple de lo que valían; y cosas inéditas por todas partes, apuntes, esbozos, cuadernos escritos de puño y letra por él y por María Teresa…".

Alberti con parte de las cajas de su legado, en la casa de la calle Santo Domingo. /Foto: Fito Carreto.

EL LEGADO: CAJAS DE PROBLEMAS.
Tras quince días de trabajo, el legado quedó embalado en 386 cajas de cartón. Y cuando el tesoro llegó a la capital andaluza y empezó a hacerse su inventario en un almacén de la calle del Rosario, se pudo comprobar que, sobre todo, esas cajas estaban llenas de problemas.

El lunes 16 de julio, tres días después de su boda con María Asunción, ese legado, que fue tasado por los especialistas en unos dos mil millones de pesetas, fue presentado por el autor de Marinero en tierra y su nueva mujer a la prensa. Fue la última vez que se les vio sonreír, porque a partir de ese instante todo fueron conflictos, malas noticias y sorpresas desagradables.

María Asunción Mateo y su marido, Rafael Alberti, en 1994, cinco años antes de la muerte del poeta. /Foto: Pablo Juliá.

LA SEGUNDA BODA.
Nada más casarse, Alberti se alejó de muchas de las personas a las que quería. Sus memorias, La arboleda perdida, fueron censuradas, como puede comprobarse comparando las primeras ediciones de su segundo tomo y las últimas, y desaparecieron de sus páginas sus amigos más cercanos y en ocasiones hasta su hija Aitana y su sobrina Teresa, que era quien lo había cuidado desde su retorno a España, quien se ocupaba de casi todos sus asuntos domésticos y en cuya casa vivió mientras se recuperaba del accidente de coche que tuvo en 1987. "La boda la organizaron mientras yo estaba en Italia ocupándome de su patrimonio", asegura Teresa. "Yo me enteré de que se había casado por los periódicos. Nada más regresar a mi casa, lo telefoneé y me dijo: 'No quiero que vengas'. Y al día siguiente, llamaron a mi puerta y cuando abrí era un notario que venía a exigirme que le devolviese los poderes que me había dado mi tío para que me ocupase de sus asuntos".

Interior de la que ha sido Fundación Alberti en El Puerto.

LA FUNDACIÓN, A EL PUERTO.
Alberti y su esposa, María Asunción Mateo, que no ha querido participar en este reportaje, empezaron a presentar una queja tras otra en la Diputación de Cádiz, un día porque las tareas de clasificación iban despacio; otro porque el almacén de la calle del Rosario no reunía las condiciones necesarias; o porque se habían mezclado obras de arte con objetos personales que no tenían por qué estar incluidos en la donación. El resultado fue que los políticos que gobernaban la institución accedieron a disolver la Fundación Rafael Alberti y poner en manos de la pareja todo aquello que había llegado a Cádiz por deseo del autor de Cal y canto y pagado con dinero público. El matrimonio anunció entonces que se abriría una nueva Fundación en El Puerto de Santa María, en una casa en la que el escritor vivió de niño, y que en ella, como aún puede leerse en su página web oficial, estarían "depositados no solo los recuerdos de la infancia del universal poeta, sino también la donación que junto a su primera esposa, María Teresa León, hizo en 1978 a su ciudad natal".

Eso nunca fue cierto, porque la gran mayoría de las obras que fueron sacadas de Via Garibaldi nunca han vuelto a salir a la luz y, desde luego, jamás han sido vistas en las salas de ese centro al que el escritor José Manuel Caballero Bonald, falseando una vocal, solía referirse como "la fundición." /En la imagen de la izquierda, Caballero Bonald.

OCHO TESTAMENTOS.
A partir de entonces, Alberti no volvió a publicar más libros de poemas. Sí redactó, en cambio, varios testamentos: firmó uno el 9 de mayo de 1991; otro, 24 horas después; uno más al año siguiente, el 10 de octubre; otros dos el 11 de junio de 1993 y el 25 de mayo de 1995; y finalmente, tres más, el 27 de febrero, el 3 de abril y el 10 de diciembre de 1996. En el definitivo no le dejaba prácticamente nada a su hija Aitana, mientras que a su viuda le otorgaba "todo el contenido de las casas donde han residido" y "el ejercicio de los derechos de explotación de toda su obra, tanto literaria como pictórica, en toda la amplitud prevista por la Ley de Propiedad Intelectual"; y a los dos hijos de esta, los derechos de autor de sus libros más señalados, para él Marinero en tierra, Ora marítima, Baladas y canciones del Paraná y Los ocho nombres de Picasso y para ella La arboleda perdida, Sobre los ángeles, A la pintura y Retornos de lo vivo lejano. De la casa de Via Garibaldi no se decía nada, pero ese silencio tiene una explicación: Alberti no quería dejar desamparada a Beatriz Amposta, y aunque primero le ofreció, como recuerda Teresa Sánchez, vender ese inmueble y comprarle un apartamento, más tarde le mandó un documento en el que la autorizaba a vivir en la casa del Trastevere y la nombraba propietaria del libro que había escrito para ella, Amor en vilo. Todo ello parece combinar mal con las acusaciones a Amposta de tener ocupada su casa, no permitirle entrar en ella y haberle robado un cuadro de Motherwell y una cerámica de Picasso, que están publicadas en un dudoso tercer tomo de La arboleda perdida del que su editor, Mario Muchnik, afirma tener mil pruebas que demuestran, como mínimo, que Alberti no fue su único autor.

BEATRIZ AMPOSTA.
"Rafael y yo mantuvimos una amistad muy intensa tras romper nuestra relación sentimental, que acabó en 1981, tras regresar de un viaje a Nueva York en el que, por cierto, escribió un poema en el que vaticina el derrumbe de las Torres Gemelas", dice Beatriz Amposta; "él me telefoneaba prácticamente todos los días, hasta que hubo una última conversación en la que me dijo: 'No puedo llamarte más, me lo han prohibido'. Cuando se contó que había venido a Roma y que yo no le había dejado entrar en su casa, ¡resulta que estábamos juntos en el Hotel d'Inghilterra! Si yo dejé mi casa en piazza Santa María y me vine a vivir a Via Garibaldi fue porque él me lo pidió, me dijo que le estaban expoliando y me suplicó que me encargara de cuidar sus cosas. Así lo hice, hasta que él mandó a su sobrina Tere a buscarlas. Después, su viuda me llamó para amenazarme, para decirme que me iban a desahuciar y que me preparase, porque la apoyaban Felipe González y el Rey… He estado quince años luchando en los tribunales, que me han dado la razón uno tras otro, porque yo estoy aquí legalmente y tengo mis derechos. Y en cuanto a los famosos 60.000 euros, en Roma como en todas partes las derramas las tienen que pagar los propietarios, no los inquilinos. Si Rafael me hubiera pedido que me marchara, yo le habría dicho: dame tres meses para buscar otro lugar. Pero él no hizo nada de eso, sino todo lo contrario. Y finalmente, en cuanto a la comunidad de vecinos de esta casa, resumo quiénes son recordando que cuando yo le propuse al Ayuntamiento de Roma que se pusiera en la fachada una placa que recordase que aquí había vivido Rafael Alberti, se opusieron".

Aitana Alberti, la hija del poeta.

AITANA ALBERTI.
Aitana Alberti, que vive desde hace décadas en Cuba, cree que la situación no puede tardar en resolverse: "Han pasado 11 años desde su muerte, y es el momento de que se liquide de una vez por todas la sociedad de bienes gananciales que unía el patrimonio común de mis padres. Y esa casa tendrá que pasar a manos de sus herederos. A mí, en cualquier caso, lo que me gustaría es que en Via Garibaldi se abriera alguna clase de centro de estudios del exilio. Esa casa fue un punto de encuentro de todos los antifranquistas, una especie de isla a salvo de la dictadura terrible que había en España, y por ella pasaron los intelectuales más importantes del siglo XX. Creo que son dos razones de peso para ser conservada".

ESTUDIO LEGAL PÉREZ-ALHAMA.
Las palabras destino y sentido son la misma con las letras en un orden diferente. Ahora, dos bufetes de Madrid, Écija Abogados y el Estudio Legal Pérez-Alhama, tratan de volverlas a convertir en una sola para que la casa de Rafael Alberti y María Teresa León no llegue en ruinas al futuro. No será fácil. El abogado Juan José Pérez Calvo, del Estudio Legal Pérez-Alhama, a quien los administradores de Via Garibaldi han pedido que localice a los herederos del inmueble, del cual en el registro solo constan como propietarios el poeta y su esposa, fallecidos, respectivamente, en 1999 y 1988, y que les reclame la deuda, dice que esta se debe "a que no se ha pagado ninguna de las cuotas mensuales desde 1990, ni tampoco el tanto por ciento que le corresponde a ese piso por las reparaciones y restauraciones que se han llevado a cabo en estos años, muchas de ellas impuestas por el Ayuntamiento de Roma. Y si nadie paga, el embargo se pondrá en marcha".

Patio interior del edificio de Via Garibaldi, 88, en Roma. /Foto: J.M.M.

ÉCIJA ABOGADOS.
Otro despacho de Madrid, Écija Abogados, representa a Aitana Alberti y también trata de solucionar el asunto de la casa del Trastevere: "Nosotros pusimos una demanda en Cádiz, donde murió Alberti, y cuando la jueza que la tramitaba se inhibió de ella porque, según dijo, 'el caso le venía grande', pusimos otra en Majadahonda (Madrid), donde falleció María Teresa León, para solicitar que se haga un inventario de los bienes del matrimonio y que se liquide la sociedad de gananciales. En lo que respecta a Via Garibaldi, 88, al ser un bien tangible, las cuentas están muy claras: a Aitana Alberti le corresponde un 66% de la propiedad; a los descendientes de los otros dos hijos de su madre, que viven una en París y el otro en Burgos, un 12% a cada uno; y a la viuda de Alberti, un 10%. Eso es inamovible. En cuanto a Beatriz Amposta, reside allí porque Alberti la autorizó a ello". ¿Entonces? "Bueno, pues entonces habrá que llegar a un acuerdo económico entre las partes", dice Juan José Pérez Calvo, "y si no se alcanza, emprender un litigio. Y en cualquier caso, alguien va a tener que pagar la deuda, o al final la casa será subastada". El horizonte se está poniendo negro sobre la casa de color naranja, cuyo precio de mercado ronda el millón doscientos mil euros. En 1988, a Alberti le pagaron por sus obras completas poco más de seis mil.

Hay demasiadas manos tendidas y una sola llave. El poema sobre las Torres Gemelas al que se refería Beatriz Amposta se publicó en el libro Versos sueltos de cada día y dice, entre otras cosas: "Aquí no baja el viento, / se queda aquí en las torres, / en las largas alturas, / que un día caerán, / batidas, arrasadas de su propia ufanía". Ojalá que esos versos sean menos clarividentes que su autor, que este 16 de diciembre hubiera cumplido 109 años, y no adivinen hoy el futuro de su casa de Roma como él adivinó entonces el de los rascacielos de Nueva York.

LA OTRAS JOYAS DEL POETA.
El legado de Rafael Alberti incluía “obras de Picasso, Miró, Antonio Saura o Tàpies” y otros que citaba el inventario que se hizo de los bienes al llegar estos a Cádiz, donde se recogen obras de “Siqueiros, José Caballero, Hernández Mompó, Kokochinsky, Lucio Muñoz o Viola; dibujos de Vázquez Díaz; grabados de Manuel Ángeles Ortiz, Miró, Genovés o Guinovart; cuartillas con poemas, dedicatorias, cartas y telegramas…”, aparte de obras del propio Alberti y cartas y libros firmados por Pablo Neruda, Louis Aragon, Juan Ramón Jiménez, Paul Éluard, José Bergamín o Pier Paolo Pasolini.  (Texto: Benjamín Prados).

3

Óleo sobre tela (3760x32o0 cms. obra de José María Rodríguez Losada. (Año 1852) situado arriba y delante de la capilla de la Patrona, en la Iglesia Mayor.  Representa una idealización de Alfonso X recibiendo del alguacil moro de Jerez las llaves de la aldea de Alcanate. Al fondo el Castillo de San Marcos y, sobre la torre del homenaje, aparición de la Virgen de los Milagros, escudo de la Ciudad. Fue restaurado, de forma altruista, por la Academia de Bellas Artes a finales de 2010.

Crónica periodística que realiza desde Sevilla, transportada en el tiempo 730 años, el periodista porteño Francisco Andrés Gallardo, quien relata en tiempo real para los lectores de Gente del Puerto, la fundación oficial de El Puerto de Santa María.

1281
< Sevilla. 16 de diciembre.
#El  monarca castellano concede para la  antigua aldea musulmana de Alcanate la concesión como ciudad del Grand Puerto  de Santa María. #El  repartimiento de tierras entre sus pobladores se había hecho en años anteriores. Con la  nueva carta se establecen privilegios e instituciones.

Este martes 16 de diciembre pasará a la historia  de la  Bahía de Cádiz como el  nacimiento de una localidad que será foco para el  fomento económico de la  comarca y que dio sus primeros pasos en 1268. El  Rey de Castilla don Alfonso ha firmado en la  ciudad de Sevilla la  concesión de la  Carta Puebla por la  que otorga privilegios a los  habitantes del Grand Puerto  de Santa María, a orillas del río Guadalete y donde se le  apareció la  Señora Madre de Dios al monarca. /En la imagen, Privilegio rodado concediendo carta puebala a nuestra ciudad. Traslado hecho en el siglo XVI. Archivo Municipal.

En un lugar ‘tan boo’, como llegó a definir el  rey el  emplazamiento, ya se erige una mezquita fortaleza y al menos unas cincuenta viviendas rodeadas por una muralla que contribuye a la  defensa de posibles amenazas de tropas benimerines, ocupando unas cinco hectáreas. Más de cuarenta testigos, nobles y obispos del reino,y ante los  notarios de Andalucía y León, han rubricado este documento por el  que podría producirse la  última fundación del rey, algo enfermo y que tras treinta años de conquistas hasta llegar al Estrecho de Gibraltar ha deseado reforzar los  territorios logrados en la  frontera del sur, con incentivos para su repoblación.

«Don Alfonso quiere que el  Grand Puerto  de Santa María sea una ciudad modelo, próspera y de atracción para comerciantes venidos de todas partes», explicaba Diego López de Uceda, adelantado de Guipúzcoa, firmante de la  carta fundacional, en un encuentro al finalizar el  acto protocolario. En el  privilegio, Alfonso X ha establecido para la  guarecida ciudad que se asentará frente a la  costa de Cádiz que sus habitantes estarán exentos de pagar los  impuestos de diezmo y de portazgo (transporte) cuando trasladen sus mercancías por el  resto del reino, lo  que supondrá evidentes beneficios para los  portuenses.  /En la imagen, vista interior del cordobán situado en la mezquita-fortaleza del Catillo de San Marcos.

Para judíos y moros residentes en la  ciudad se establecen concesiones menores, pero interesantes. El  rey también ha renunciado al cobro de la  quinta parte de las  mercancías que se obtengan en conquistas y saqueos en territorio enemigo, que es uno de los  ingresos más sustanciosos que percibe la  Corona en tiempos de guerra. Los  pescadores también están exentos de impuestos para su actividad mientras sus capturas sean vendidas en el  término del municipio, fomentando la  creación de una entidad que podría convertirse en cofradía del gremio.

«Para estimular el  tejido comercial de la  floreciente zona, Su Majestad ha contemplado la  creación de dos mercados semanales, uno los  miércoles y otro los  sábados, en sitios distintos», detalló el  infante don Manuel, hermano del Rey. Dichos mercados podrían ubicarse en la  plaza del Pozo Santo, donde se apareció la  milagrosa talla de la  Virgen María o en las  calles de la  ribera del río.

Según la  documentación a la  que ha tenido acceso este medio la  nueva población podrá contar asimismo con dos ferias anuales para el  encuentro de comerciantes de toda Castilla y de los  reinos vecinos, que contarán con la  protección de las  fuerzas del propio Rey. /En la imagen vista parcial perteneciente al retablo barroco del siglo XVII, de la escuela de Pedro Duque Cornejo en el que se representa, en la cúspide del mismo, la aparición de la Virgen al rey Sabio. Capilla de la Virgen de los Milagros. Iglesia Mayor Prioral.

Durante los  diez años anteriores el  Grand Puerto  de Santa María dependía de la  localidad gaditana, cuya repoblación ha sido por ahora un fracaso, convirtiéndose en ciudad independiente que además de su centro neurálgico cuenta con las  alquerías (aldeas) de Grañina, Finojera, Campix, Poblanina, Fontanina, Villarana, Bayna, Bollullos, Casarejos, Marchar Garsul y Marchar Tamarit, pobladas por campesinos en los  últimos lustros. /Portada del CD 'Cantigas de Santa María de El Puerto', versión de Eduardo Paniagua. Dentro de las cantigas, destacan estas  de Santa María del Puerto, reflejo de una de las devociones marianas más personales de Alfonso X. Las Cantigas nos han llegado en una serie de códices preciosos en los que los poemas se acompañan de su música y se ilustran con centenares de viñetas que constituyen todo un friso de la sociedad, de las costumbres y de la vida real de la España (entonces Castilla) de la segunda mitad del siglo XIII.

La  ciudad asume las  normas forales de Sevilla, como concejo con autogobierno, por lo  que sus vecinos podrán elegir los  alcaldes de tierra y del mar así como del juez que deba impartir las  leyes en el  nuevo término municipal, según la  concesión del rey. (Texto: Francisco Andrés Gallardo. Enviado especial a 1281).

Más información:
1.000. ALFONSO X. Rey de Castilla y León. (1252-1284). Fundador de El Gran Puerto de Santa María.

13

«En el siglo XIX, los lugares que tradicionalmente acogieron el tranquilo deambular de los portuenses –aparte de algunas áreas de ocio, como las caminatas que solían hacerse por el Camino Viejo de Rota al molino Platero, o en 'la Otra Banda' al pinar del Coto de la Isleta– fueron, a partir del siglo XVIII, el paseo del Vergel del Conde, ampliado en 1895 con la creación del Parque Calderón, y el paseo de la Victoria, y desde 1889 la plaza Isaac Peral. Hasta principios de nuestro siglo, fueron tiempos en que río y ciudad, fundidos, conformaban un mismo paisaje, materializándose el hecho de ‘vivir cara al río’: A un lado la ciudad, al otro el Guadalete, y en medio el vergel del Conde y su prolongación del parque Calderón.


El Cantil del Muelle y el Parque Calderón en 1870, sin urbanizar, ‘un sitio intransitable e inmundo’.

EL PARQUE CALDERÓN.
La muralla de encauzamiento del río entre la plaza de la Herrería y el puente San Alejandro, comenzaba a levantar en 1873, no se culminaría hasta 1884. Pero a los diez años, en septiembre de 1894, ante el mal estado que presentaba la nueva muralla y la más antigua –de 1735- frontera al paseo del Vergel, el maestro de obras del municipio, Miguel Palacios, requirió al Ayuntamiento la necesidad de su inmediata reparación. El proyecto formado por Palacios incluyó la rehabilitación del terreno ganado al río en la década de los 70, «un sitio intransitable e inmundo», al decir de entonces. Buena ocasión se presentaba para que el aspecto de la ribera entre el Vergel y el puente ofreciera una imagen más digna para un lugar tan señalado y principal de la población.

El Cantil del Muelle y el Parque Calderón, delimitado por unas rejas, a principios del siglo XX. La actividad portuaria, separada de la zona de ocio.

La Corporación surgida tras las elecciones municipales de junio de 1895, presidida por el conservador Severiano Ruiz Calderón, sería la encargada de ejecutar las obras de la ampliación del paseo, iniciadas en julio y concluidas, en su mayor parte, en febrero de 1896, mientras la reforma del muelle se prolongó algunos años más.

ACTOS FESTIVOS.
Desde la fundación del Parque Ruiz Calderón, al igual que desde 1846 venía ocurriendo en el Vergel, el ayuntamiento organizó, entre el 24 de junio, festividad de San Juan, y el 14 de agosto, víspera de la Feria de la Victoria, numerosos actos festivos y lúdicos en ambos paseos con el principal fin de atraer la llegada de turistas. Por citar algunos de los mas señalados de una extensa lista, mencionaremos las veladas marítimas, los teatros y cines de verano, los conciertos de la Banda Municipal, las barracas de la feria, las tómbolas y rifas, las casetas de baile, las regatas y cucañas marítimas frente al Parque, los fuegos artificiales... Y con ello, los establecimientos de bebidas, que en su tiempo fueron toda una institución, como la Caseta de Martínez, la de Pedro Morro o la de Luis Bononato, los kioscos de Pasage, de “el Chico”, de Murga, el Puesto de Fernando, El Parque, El Recreo, y otros tantos que el paso del tiempo dejó en el olvido» (Texto: Enrique Pérez Fernández).


El fotógrafo Cuellar --que no se llamaba Cuellar- delante del Bar Santa María.

REMODELACIÓN.
En 1996 se conmemoraba el centenario de la inauguración del Parque de Ruiz Calderón, que se abría como espacio de esparcimiento de aquellos portuenses en febrero de 1896 ejecutado bajo el mandato de la corporación presidida por el conservador Severiano Ruiz Calderón. La Tertulia ‘Un alto en el Camino’ reunía en torno a su mesa a uno de los coautores técnicos que ejecutó la remodelación de dicho Parque descendiente, precisamente, de aquel alcalde, el arquitecto Ramón Pico Valimaña.

‘NO HAY DIRECTRICES POLÍTICAS EN LA REMODELACIÓN DEL PARQUE’.
El proyecto no dejaba indiferentes a ningún porteño y al mismo asistieron, además de los habituales contertulios, los también arquitectos Alfonso Rodríguez Serrano, Jorge Gutiérrez Colosía y Rafael de los Santos.

Tertulia de 'Un Alto en el Camino', en 1996. /Foto: Andrés Mora.

Pico Valimaña exponía aquel 1996 un resumen del proyecto, desglosando las actuaciones que se pensaban acometer en el Parque, Pozos Dulces y calles de la Ribera. Reiteraba que el Ayuntamiento le solicitó un diseño sencillo y práctico, retirando el epíteto faraónico. «--Se me ofreció la idea para desarrollarla sin cortapisas, sin directrices políticas alguna, un nuevo parque moderno, imaginativo, abierto a la Ciudad y al río», recogía en su crónica de Diario de Cádiz el periodista Francisco A. Gallardo, que incluso recibió el guiño de «que rozara lo utópico». Un proyecto englobado en la remodelación de la Ciudad y en toda la bajamar del Guadalete.

El Parque, ya con la remodelación, con el palmeral intacto. /Foto: Jorge Roa.

PROPUESTAS.
Los contertulios hicieron sus propuestas: se rechazó por falta de espacio, la ubicación de un anfiteatro, un recinto al aire libre para espectáculos. Sin embargo se insistió en la colocación de un templete de música, que inicialmente no se encontraba previsto, como otras mejoras en las que trabajaron los arquitectos redactores, como la habilitación de un espacio para contenedores o varios servicios públicos; la instalación de una carpa desmontable era rebatida por los hosteleros presentes y ninguna objeción al aparcamiento subterráneo de la plaza del Pescador.

Pico defendía la carretera que se ubicaría en el cantil del río porque confiaba en que, debido a los cambios viarios de la localidad y de los distintos aparcamientos, no crearían un tráfico denso, recordando que la acera inmediata al río sería ampliada a 12 metros, como el Paseo José Luis Tejada, durante la revisión del proyecto.

«El paisaje del Parque Calderón está cambiado; las palmeras se han transformado en un Parthenón de desmochadas columnas, cuyos capiteles han sido pasto de un invasor incontrolado que amenaza con convertirlo en un parque amputado» (Alberto Boutellier Caparrós). /Foto: Pepe Hidra.

LA REALIDAD.
La realidad ha sido otra, no es necesario comentarla, basta por pasear por este más que centenario lugar de encuentro de los porteños. Unido a ese presente que es hoy el Parque, el desastre en el palmeral por culpa del ya tristemente famoso picudo rojo, o la desaparición del Carrusel de los Caballitos --ojo podrían volver si encuentran algún tipo de ayuda para su restauración-- las cunitas y los tradicionales puestos, han conformado un espacio público que no es una de las mejores imágenes de la Ciudad, en pleno conjunto histórico.

1

La historia de Isabel Oreni Mayi, fallecida ayer a la edad de 81 años, es representativa de tantas mujeres que apoyaron a sus maridos en la conquista de las libertades democráticas. Esa libertad de la que hoy gozamos y que nadie regaló. Isabel como otras mujeres de activistas políticos durante la dictadura se señaló ¡y como!, sufrió privaciones y una situación de miedo prolongada en el tiempo. Miedo por ellas mismas y por sus maridos, quienes, valientes, luchaban por una libertad a la que España le era ajena. La mujer del primer alcalde del actual periodo constitucional, Antonio Álvarez Herrera es figura principal en la vida de éste, matrimonio que supo inculcar una serie de altos valores en sus hijos, María Antonia, Fernando y Agustín. En 2006, poco antes del fallecimiento de Antonio Álvarez, tuve la oportunidad de asistir a la entrevista que le hizo para Diario de Cádiz Francisco Andrés Gallardo.

Cuando Antonio recordaba junto a su Isabel como aguantaban las torturas, los suplicios a los que eran sometidos en los calabozos de la prevención del antiguo Ayuntamiento que está siendo restaurado, hubo un momento que no se describir. Recordaban como se daban fuerzas, ya detenidos, cantando ‘La Internacional’. Antonio empezó a entonarla, con un nudo en la garganta, su mujer le siguió, rompiendo a llorar,… recordando. Se hizo el silencio. Y un trozo de la historia de El Puerto se vivió en aquellas cuatro paredes del partidito de la calle San Juán, de alquiler, donde el alcalde Álvarez percibió los últimos latidos de la Ciudad. Recordando. Como hoy recordamos a esa mujer valiente, representante de otras tantas que apoyaron a sus maridos en la lucha por la libertad.

Isabel Oreni en el Bar Vicente. En primer término, Antonio, informándose. (Foto: Colección Bar Vicente).

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies