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La III Ruta de Escaparates Culturales: El Centro de Arte, bajo el título ‘Retazos del Pasado’ fusiona el arte de Adrián Ferreras con los pinceles y el barro con las figuras de Sucesores de Angel Martínez, de la mano de Vicente Rodríguez, que estará funcionando hasta el 6 de enero de 2015, siendo una iniciativa del Centro Comercial Abierto.

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Pinttorama expuesto en el escaparate de Frenchie

Ambos artistas viven la pasión por el Costumbrismo. Tanto Vicente Rodríguez como Adrián Ferreras comparten una paleta de colores que se combina de forma exquisita, creando con sus obras, distintas pero conectadas, una sublime simbiosis que han denominado Pinttoramas, de la que ambos se muestran satisfechos por el resultado obtenido, que está a la vista de todos.

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Vicente Rodríguez.

Estas rutas culturales son exposiciones monotemáticas en las que las piezas que las componen son expuestas en 25 establecimientos públicos, asociados al Centro Comercial Abierto tanto en escaparates comerciales como en espacios públicos y  locales de hostelería, que ha sido co patrocinada por el Ayuntamiento.

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Adrián Ferreras.

Ferreras ha animado a los porteños a visitar los diferentes escaparates incluidos en la exposición, señalando que “una obra de arte no existe si no hay espectadores.Cada pintura ha creado una escena que cuenta una historia, que será personalizada por cada persona que la observe”. El pintor también ha incidido en que el conjunto resultante ha sido cuidado con esmero, “desde la pintura seleccionada, la elección de las figuras de barro, hasta crear una base muy trabajada para contextualizar la escena. Óleo y barro, sin dejar de ser cada uno lo que es, se han unido para recrear y llevarnos a viajar, a modo de retazos, a lo más profundo de nuestras raíces, a un costumbrismo andaluz, donde el sabor y el saber de un pueblo como el nuestro se ven reflejados en cada uno de estos Pinttoramas”.

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Pinttorama expuesto en Tejidos 'Casa Muro'.

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Pinttorama expuesto en el escaparate de 'Opticalia'.

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Pinttorama expuesto en Tejidos 'Casa Pedro'.

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Pinttorama expuesto en la taberna 'Ancalagüela'.

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Pinttorama expuesto en Boutique 'Zacatín'.

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Pinttorama expuesto en 'Multiópitcas Díaz'.

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Pinttorama expuesto en Ferretería 'Suimbasa'.

...continúa leyendo "2.332. PINTTORAMAS DE LA NAVIDAD"

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De izquierda a derecha, Aitana, Amaya y Ramón de los Reyes junto a la esposa y madre de la familia, Ana Gómez Santiago.

Ramón de los Reyes Amaya, guitarrista de 38 años, es descendiente del  Viejo Agujeta –Manuel de los Santos Gallardo-- y de la Familia Amaya (Negros de Ronda). Es el cabeza de una familia de artistas que ahora vive inmersa en el flamenco como medio de vida. Ramón, es electricista de alta tensión,  aunque ahora se encuentra en paro: su empresa, Eléctrica del Norte (Elecnor) con sede en Bilbao, no es ajena a la crisis económica y está prescindiendo de profesionales como Ramón. Pero el flamenco, algo que ha mamado en casa, ha venido a resolver , junto a su familia, la ocupación principal de nuestros protagonistas, que viven en la plaza de San Juan.

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Cristian, Aitana, Ana y Ramón a la sonanta, actuando en el tablao del bodegón de la plaza de Toros, 'Puerta 56'. /Foto: Adrian Morillo

Ana Gómez Santiago, es su mujer, cantaora de 36 años, que aunque nacida en Cádiz por mor de que entonces los niños de El Puerto nacían en la capital, lleva el nombre de su Ciudad con orgullo y es nieta de el Gitano Rubio, natural de Madrid. Y lo pone de manifiesto cantando coplas con letras de El Puerto que se pierden en tiempos remotos. Y  junto a Ramón y Ana, sus hijas. Aitana, bailaora de 18 años que estudia 1º de psicología y ha actuado ya en Suiza y Japón, (de ella escribiremos otra nótula en Gente del Puerto) y la pequeña Amaya de 10 años que estudia 3º de piano en el conservatorio y actúa cantando y bailando en los escenarios. A ellos se suma un primo de Aitana y Amaya: Cristian de los Reyes, bailaor.

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Aitana y Cristian, bailando ante un grupo de Agentes de Viajes, en el bodegón de la Plaza de Toros 'Puerta 56', el pasado mes de noviembre. /Foto: Adrián Morillo

Si bien el grupo está constituido desde hace 14 años, es ahora, de un año a esta parte cuando está surgiendo con fuerza y con más actuaciones que nunca. Estas Navidades les hemos visto en muchas zambombas, pero también en fiestas flamencas, bodas, ferias, reuniones familiares, … Actúan con asiduidad en el tablao de El Rincón del Jamón y la Paletilla y en la Plaza de Toros, en el bodegón Puerta 56, con actuaciones para vecinos  y turistas.

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La familia de los Reyes, --al cante Amaya-- durante una Zambomba celebrada hace unos días en la calle Misericordia organizada por la 'Bodeguilla del Bar Jamón' y el Bar 'Er Beti'.

Han actuado en la VII Festival Internacional de la Alhambra en Granada, la II Semana Internacional de Flamenco y en la XX Edición de Noches de la Plazuela en Jerez, o en las IX Jornadas de Ayer, Hoy y Mañana del Flamenco en Cádiz, entre otros festivales. El resurgir de esta familia de flamencos va a compás de su buen hacer y su bonhomía.

Excelente trabajo del actor y director Gabriel Piñero, colaborador de Radio Puerto, que nos ofrece una imagen diferente –por positiva-- de El Puerto de Santa María. 3,35 minutos de pura delicia.

El corto musical, elaborado en los primeros días de diciembre bajo la dirección, guion y fotografía De Gabriel Piñero y con la producción de Alba de la Cruz, cuenta con la colaboración actoral de Alejo Malia y Paula Piñero, que visitan un Puerto diferente al que nuestros ojos están acostumbrados a ver, reduciendo al blanco y negro la explosión de vida que recogen las imágenes. La banda sonora, de Charlie Winston – 9 YR Old Friend.

La película de Piñero viene a corroborar las palabras de Mar Rascón Sánchez, una de las organizadoras del Festival de Cortos ‘Shorty Week’: “Muchos dicen que El Puerto esta muerto, pero hay personas que deciden quedarse y emprender en la ciudad, un ejemplo son los organizadores de Monkey Week, o las personas que sacan adelante sus negocios, o personas que abren tiendas o servicios online, o los organizadores de Cataideas, los que realizan talleres, exponen sus fotografías, trabajos, los poetas que recitan, los encargados de hacernos llegar un cine en vose, etc...  ¿Por que no se les da voz a esas personas en lugar de a los que solo dicen que El Puerto esta muerto?”

Que Gente de El Puerto como Mar Rascón, Gabriel Piñero, Alejo Malia, Tali Carreto, Mikel Gil, Sergio Pérez, Irene Berbel,  los hermanos Cesar y Jesús Guisado, Migue Moreno, Jesús Pecho, Alba de la Cruz, Carlos Millán Ortolá, David Mendez, Eva Baro, Adrián Morillo, Juanjo Castillo, Mauri Buhigas, los hermanos Manuel y Fran Mesa Delgado y tantos y tantos otros que trabajan por El Puerto en positivo, hacen que en un día como hoy pensemos que con emprendedores como ellos, nos ha tocado ya  la lotería.

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Aspecto anterior de la calle Santa María desembocando a la plaza de Juan Gavala. Albergó, en el último tercio del siglo XX la Ferretería Zaragoza y el Bazar Plastimar. Actualmente existe un solar en dicha esquina, una vez derribado el edificio de la izquierda.

Estas foto plumillas, originales del investigador Antonio Gutiérrez Ruiz  y comentadas por él, recogen, a excepción de la última, imágenes que no pueden verse en la actualidad tal como figuran en ellas, siendo realizadas en diferentes épocas.

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Anterior estación de ferrocarril y los muelles de carga de mercancías. Todo ha desaparecido, dando paso a una moderna estación.

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Hace unos años que se acabó de derribar esta capillita existente en el Camino Viejo de Rota, ya ruinosa en la época en la que se realizó la fotografía y que muchos portuenses tuvieron uso de razón de su existencia, por ser uno de los accesos al recinto ferial de Las Banderas.

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En el lugar donde estaba la Fábrica de Hielo, en el antiguo muelle pesquero de esta margen del Guadalete,  se hizo este moderno edificio para bar discoteca que ya ha desaparecido, igualmente, dando paso a otro negocio de hostelería.

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Aspecto que presentaba esta parte de la iglesia de San Francisco, en la calle del mismo nombre, cercada de tapias y sin la garita-campanario que fue añadida por el párroco del templo hace una década.

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Este encuadre fotográfico aún puede realizarse en las lindes del terreno de la feria, suponemos que por poco tiempo.

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Los trabajadores de la empresa municipal de Suelo y Vivienda (SUVIPUERTO) quizás estén pasando las Navidades más amargas de sus vidas como colectivo. O no, si sus acciones tienen como resultado que las familias que dependen con su salario de la empresa municipal, no cierre al finalizar el año.

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El colectivo de trabajadores de SUVIPUERTO, caracterizados de figuras de un Belen, ante la fachada principal del Ayuntamiento.

Los trabajadores andan en busca de soluciones para que la empresa sea viable y, a las propuestas de expertos, de la dirección política y de los propios trabajadores, suman una que demuestra que SUVIPUERTO no está muerto, con un Belén Viviente.

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Cantando Villancicos ante la entrada lateral de las oficinas municipales.

Así, caracterizados de las diferentes figuras de un Nacimiento, quisieron llamar la atención de los porteños y los medios de comunicación, manifestándose el pasado jueves de esta guisa ante la Casa Consistorial,  cantando Villancicos alusivos a su precaria situación.

VILLANCICO

(Con música de La Chocolatera).

El cierre de Suvipuerto, rin, rin,
yo me remendaba yo me remendé
yo me eché un remiendo yo me lo quité,
nos deja a todos afuera.

venimos aquí a cantarle rin, rin
yo me remendaba yo me remendé
yo me eché un remiendo yo me lo quité,
la murga a su presidenta

Mariola, Mariola, párate un momento,
piensa en las familias que viven de esto.

tabernasybaresconsolera2_puertosantamariaMañana sábado, 20 de diciembre, en las Bodegas Mora de Osborne (calle Los Moros nº 7) y a las 12 horas, se presentará la segunda edición del libro Tabernas y bares con solera. Una historia de la hostelería en El Puerto de Santa María, obra del historiador jerezano afincado en nuestra ciudad Enrique Pérez Fernández.

La primera edición del libro salió a la luz hace quince años, en diciembre de 1999, editada por la Asociación de Hosteleros Portuenses (Hospor) que presidía Juan Franco del Valle. Presentada en el mismo marco bodeguero que lo acogerá mañana, se editaron 1.000 ejemplares, que se agotaron en 2-3 meses. /En la imagen de la izquierda, imagen de la segunda edición de Tabernas y Bares con Solera, ampliada.

Al paso de estos años, el autor ha realizado una revisión y ampliación del texto e imágenes. En su origen, el libro nació de una serie de 11 artículos que Enrique publicó en la sección dominical Puerto Escondido del Diario de Cádiz en 1994-1995.

En las 336 páginas que conforman la renovada publicación, se hace memoria de más de 500 establecimientos hosteleros que existieron entre el siglo XVIII y los años 70 del XX. Las 47 fotografías que ilustraban la primera edición han pasado en la segunda a 217, todas en blanco y negro y en su mayor parte antiguas.

tabernaybaresconsolera1_puertosantamariaEn sus 14 capítulos se hace un recorrido por las calles portuenses tras las huellas de los viejos establecimientos, desglosándose en algunos la historia de los más emblemáticos: La Burra, el Bar Vicente, el restaurante La Fuentecilla, la Tienda de Rueda… /En la imagen de la izquierda, portada de la primera edición de Tabernas y Bares con Solera.

Especial relevancia en la historia hostelera de nuestra ciudad tuvieron las ‘tiendas de montañeses’ que en elevado número se establecieron a partir de mediados del siglo XVIII, regidas por montañeses procedentes, principalmente, de los valles de Herrerías, Cabuérniga y Valdáliga. La obra se cierra con un capítulo dedicado a las ventas y ventorrillos que en los últimos siglos se apostaron en los caminos y a las afueras de la población. El autor aúna en el libro el rigor histórico con la divulgación de carácter eminentemente popular.

La edición ha corrido a cargo de la editorial portuense El Boletín que dirige Eduardo Albaladejo Manzanares. Tras la presentación se podrá adquirir el libro. Nos piden el autor y el editor que hagamos llegar su invitación a acudir al acto a todos los lectores de Gente del Puerto. Mañana, a las 12 del mediodía, es la cita.

enriqueperezfernandez__puertosantamariaDel autor ha escrito el colaborador de Gente del Puerto, Luis Suárez Ávila: “Enrique Pérez Fernández (Jerez, 1962), entrañable amigo, historiador tenaz y enjundioso, revividor de situaciones y espacios, regenerador de muchas nostalgias propias y ajenas y, pese a su juventud, autor de muchos artículos, ponencias, comunicaciones y libros que tienen el denominador común de ser imprescindibles. Cada tema que toca Enrique lo ha hallado virgen. Tiene esa virtud y esa agudeza. Que haya salido con tanto éxito de su producción sobre los bares y las tabernas, levantando un monumento a la historia pequeña industrial, comercial y consuetudinaria...”

En la imagen de la izquierda, Enrique Pérez Fernández.

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Antonio Muñoz Cuenca /Foto: 11500.

Tal vez porque nació en plena guerra civil y en la calle Santa Clara, esa delgada línea roja que, en cuesta arriba desde Cielos al cementerio, comunicaba El Puerto de los vivos con el de los muertos (morirse entonces era "irse pa Santa Clara"). Tal vez por eso, porque la parca era una vecina mayor más, enjuta y de lutos rigurosos, como tantas del barrio, el niño Antonio supo desde chico que la vida iba en serio. "En El Puerto había entonces cientos de muertos vivos… En La Placilla, en el mercado de abastos, la gente se arrastraba por el suelo pidiendo", tiene escrito en su libro Paisajes y Paisanajes.

Muñoli pertenece a una generación a la que no le cabía el hambre en la boca, hombres y mujeres que crecieron con el porvenir torcido y el estómago agilao. Asegura que se alimentaba de flores y que "consumía mucho paisaje", que es la forma poética que tiene de decir que pasaba más tiempo en la calle que los chinos pelúos. Aquellas tardes pardas y frías de la posguerra las consumió pegado a una farola, escuchando a los chavales más mayores contar historias populares de palacios encantados y arboledas perdidas en la bruma amarilla del tiempo. Confiesa que, pese a todo, fue un niño feliz.

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Eduardo Albaladejo, editor de El Boletín, se dirige a los asistentes en el Centro Cívico durante la presentación el pasado octubre del libro de Muñoli, quien es flanqueado, también por Dora Nidia Quevedo, representante de la Federación Local de Asociaciones de Vecinos. /Foto: El Puerto Actualidad.

Tal vez por eso, y tal vez también porque los jesuitas le enseñaron que ser buen cristiano es no resignarse a que cuando uno muera el mundo siga como si uno no hubiera vivido, el caso es que este hombre no ha parado, como un sereno amable e ilustrado, de encender las luces de las farolas de la razón, la cultura y la buena vecindad. Muñoli ha dado letra y orgullo cívico a los de abajo, a aquellos que, como él, se ganan a diario su culpa o su inocencia con el sudor de su frente. Y lo ha hecho aquí, rescatando del olvido la intrahistoria más humilde y decente de esta vieja ciudad nuestra de marineros en tierra y arrumbadores sin botas. Antonio Muñoz Cuenca es El Puerto y El Puerto es Antonio Muñoz Cuenca.

El niño moreno de Santa Clara presentó el pasado mes de octubre un nuevo libro, Relatos Portuenses, un homenaje entrañable a sus hijos literarios más raros, anónimos y libres, nuestros clásicos populares de toda la vida de Dios y de Menesteo. Un autorretrato colectivo muy recomendable para conciencias adormiladas y memorias agilás. /Texto: Pepe Mendoza.

relatosportuenses_2_puertosantamariaLas ilustraciones del libro son obra de Fran Mesa.

Del libro ha escrito el periodista Enrique Alcina: “El salto la patata, el Pelete, el Caraba, la biblia en verso imperfecto. Muñoli escribe entonces como se habla, emulando sin pretenderlo a Fernando Quiñones o Tom Wolfe, y firma un documental sentimental en primera persona del singular y del plural, del acabose y con los principios intactos. Antonio, concejal primero de calidad suprema, subraya la lucha del abolengo de sal y urgencias. Cuenta lo que nunca ocurrió, cuando El Puerto estuvo a punto de convertirse, o no, en antepuerto de Sevilla. Y navega por paisajes de supervivencia y juegos, escenas sencillas de la vida y muertes anunciadas. Muñoli rememora la época triunfal de El Correa, barquito de vapor muy anterior al ya recordado Adriano el vilipendiado. Llanto por la flota pesquera, rabia por las horas muertas de los marineros en tierra, gritos en el cielo y rentoys a cara de perro. El autor desmelena el viento caprichoso y deja “fiao” un apunte fino, un detalle con clase, un borbotón a golpe de sol. Narra amores civilizados, trinca el tren en marcha, como la máquina 3303 que tiraba del expreso Cádiz- Madrid y frena en seco a lo justo, con el tiempo justo para empezar de nuevo a escudriñar entre lo incierto y fijar posturas. Muñoli, concejal primero de cajitas de música, ministro de exteriores del orfeón portuense, Lennon sin Mc Cartney, Leibber sin Stoller, León sin Quiroga, valiente sin dudas.”

Ver más de Antonio Muñoz Cuenca en Gente del Puerto:
MUÑOLI. El portuensismo erudito y su amor a El Puerto.
MUÑOLIS GIRL’S. Las 3 hijas del profesor Muñoz Cuenca.
Cuaderno de Antonio Muñoz Cuenca.

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La Asociación Cultural Puertoguía ha editado un nuevo libro de la serie 'Mansiones y Linajes de El Puerto de Santa María', del que es autor, como de todos los anteriores, Antonio Gutiérrez Ruiz. Se trata del volumen VI, con el título de: 'Cuatro rosas de piedra' que, manteniendo la misma línea y estilo de los otros volúmenes, reseña la historia de la casa número 76 actual de calle Larga, casas principales de la familia Fleming, de origen irlandés, en el siglo XVIII, y primera fábrica eléctrica a fines del XIX.

Esta saga familiar de los Fleming portuenses fue fundada por John Fleming y Elena Geynan que se establecieron en El Puerto abriendo una casa de comercio en la que participarán posteriormente todos sus hijos, bajo la dirección del mayor de ellos, Domingo Fleming, fundador de un Mayorazgo familiar. Se incluyen en las 280 páginas y 61.282 palabras que componen el texto, semblanzas biográficas de todos y cada uno de los hermanos y un seguimiento de los descendientes de Antonio Fleming Geynan, que se ordenó presbítero cuando enviudó, originando dos ramas perfectamente definidas y diferenciadas, la de los Fleming alicantinos y la portuense. No es habitual conseguir ensamblar miembros contemporáneos de un mismo apellido con sus orígenes, alejado en este caso más de tres siglos, detallando todas y cada una de las generaciones que le precedieron. En este trabajo de intensa investigación, el autor lo ha conseguido, desarrollando además algunas biografías cargadas de interés humano, en algunos casos, emociones que intenta trasladar a los lectores en su relato de la historia familiar de este 'linaje', principales moradores de la 'mansión' protagonista.

 

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En un segundo capítulo relaciona y da a conocer a los que fueron propietarios de dos casas situadas en la esquina de las calles Descalzos y Diego Niño, que se fusionarán posteriormente con la casa de los Fleming, personajes de apellidos conocidos en la localidad como son los Barreda, Ruiz-Tagle, Febrés, y otros, haciendo una sinopsis de su evolución como casa habitación hasta que fue adquirida por la compañía que la transformó en una fábrica eléctrica, junto con la casa y jardines de los Fleming.

 

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Y, finalmente, en un tercer capítulo aborda el nacimiento del alumbrado eléctrico en El Puerto, una breve reseña de los comienzos y trayectoria de “Electra Peral Portuense” y de su absorción por la que fuera su competencia, la Compañía de Gas Lebón, cerrándose así el ciclo histórico de este amplio inmueble con fachadas a las calles Larga y Diego Niño y todo el lateral en calle Descalzos, en el tramo entre las dos anteriormente citadas.

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Copia de comienzos del s. XVI de la Carta-puebla que Alfonso X otorgó a nuestra ciudad. Archivo Municipal. / Foto, Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

Hoy, 16 de diciembre de 2014, El Puerto de Santa María cumple 733 años. Tal día como hoy de 1281, Alfonso X (ver nótula núm. 1.000 en Gente del Puerto) otorgó, rubricada en Sevilla, la carta-puebla fundacional de la ciudad que hoy habitamos, su ‘partida de nacimiento’; de la que el rey en ella decía: “…el Puerto que llaman de Santa María, que solía haber nombre Alcanatín en tiempo de moros, que es entre Xerés y la ciudad de Cádis, y tiene de la una parte la Grand Mar que cerca todo el mundo y que llaman Océano, y el gran río de Guadalquivir, y de la otra el mar Mediterráneo y el río de Guadalete, que son dos aguas dulces por donde vienen grandes navíos, es lugar más conveniente que otros que nosotros sepamos ni de que oyésemos hablar para hacer noble ciudad. Toda una declaración de principios del monarca a un lugar que bien conoció y por el que sintió verdadero afecto. Fue la última carta-puebla que en vida firmó.

islacartare8_2_puertosantamariaEn el gráfico de la izquierda, localizaciones de las 13 alquerías andalusíes en el término portuense. En verde, la aldea de Al-Qanatir.

La definitiva conquista y repoblación alfonsí de las aldeas andalusíes que poblaron las tierras del actual término portuense, que fueron parte de Cádiz hasta 1272 y de las que hicimos memoria en anteriores entregas (ver nótulas 2.294 y 2.308 en Gente del Puerto), se llevó a cabo en 1264, salvo las casas y solares de Al-Qanatir, que serían repartidas en 1268 a 300 repobladores. Pero al paso de nueve años, en septiembre de 1277, la recién poblada villa de Santa María del Puerto fue atacada y asolada por huestes benimerines procedentes del norte de África, al mando de Abu Yusuf Yaqub, hijo del emir meriní.

Tras la desolación, el rey decidió en 1281 avivar en la carta-puebla una nueva repoblación y marcar las bases económicas para el desarrollo de la villa, otorgando concesiones y privilegios a quienes se asentaran en su solar –extranjeros incluidos- y eximiéndoles del pago de impuestos. También se fijó su gobierno bajo la autoridad de alcaldes de la villa y del mar y un juez, se marcó su término municipal –grosso modo el actual- y, entre otras reglas, para el correcto abastecimiento de la población se establecieron mercados los miércoles y sábados y ferias a celebrar al comienzo de la Cuaresma y en octubre.

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Alfonso X el Sabio representado en las Cantigas de Santa María, en su corte.

Otros privilegios otorgaría el monarca en marzo de 1283 –un año antes de fallecer-, con el Guadalete como principal activo del porvenir de la población:Por hacer bien y merced a los pobladores del Puerto de Santa María, y porque se pueble mejor el lugar, tengo por bien que todos los bajeles cargados que pasaren por el río de Guadalete para ir a Xerés que se descargue y el tercio, también de vianda como de madera o de otras cosas que ellos mester hubieren”; “mando a todos los marineros mercaderes que por í pasaren que descarguen y el tercio de lo que llevaren en sus bajeles, y que lo vendan y también de vianda como de las otras cosas.

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Figuración de un barco del siglo XIII en las Cantigas.

Ciertamente, en el río y por el mar le llegó al Gran Puerto de Santa María –como Alfonso X también tituló a la población- el esplendor comercial que conoció la villa durante toda la Baja Edad Media y la Edad Moderna. Pero los pilares de su desarrollo –el aceite, trigo y vino de su fértil campiña, las vías comerciales abiertas y conocidas de antiguo, los avezados marineros, pescadores y carpinteros de ribera, la imprescindible sal de sus inmensas salinas, la piedra de las canteras de San Cristóbal, el agua de los manantiales de La Piedad…- se cimentaron mucho tiempo atrás.

LA ANDALUSÍ AL-QANATIR

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Inscripciones islámicas sobre mármol de Al-Qanatir.

Fue Santa María del Puerto heredera de la alquería andalusí que ya en el siglo X, en tiempos del próspero califato de Córdoba (929-1031), se había establecido en la ribera del wadi Lakka, dependiente en su fiscalidad y administración de Saris (Jerez), la capital de la cora de Sidonia hasta la conquista castellana. A su vez, Al-Qanatir fue sucesora del Portus Gaditanus que Balbo el Menor fundó a fines del siglo I a.C. y del Portum tardorromano y bizantino (ver nótula núm. 2.000 de Gente del Puerto). Su ubicación a orilla del Guadalete y de la bahía de Cádiz, estratégico puerto de comunicación entre continentes, propició que Al-Qanatir fuera la única alquería de las trece que existieron en el término portuense que ha perdurado hasta nuestros días.

Del urbanismo de la alquería andalusí destacaremos aquí y ahora dos elementos arquitectónicos: su muralla y la mezquita, de las que a continuación haremos memoria.

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La cimentación de la muralla excavada en Ricardo Alcón en 1993. /Museo Municipal.

LA MURALLA ALMOHADE.

En 1993, el Museo Municipal excavó en linde a la calle Ricardo Alcón (hoy Centro de Salud ‘Federico Rubio’) un tramo de la cimentación de la muralla (14 m de largo por 2’5 m de anchura) que circundó Al-Qanatir, y a ella adosada al exterior una torre defensiva (4’5 m x 2’5 m). La muralla, construida en sus paramentos con piedra arenisca y ostionera y al interior de mortero de cal y arena con guijarros y fragmentos de ladrillos, ha de datarse, según informaron arqueólogos medievalistas, en algún momento del periodo en que los almohades dominaron al-Andalus durante cuatro décadas (1172-1212), coetánea a la Giralda de Sevilla.

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Dibujo de planta de la cimentación de la muralla excavada en Ricardo Alcón en 1993 y su planta en dibujo. / Museo Municipal.

Este lienzo exhumado y otros eran conocidos de antiguo. De hecho, en el Libro del Repartimiento alfonsí (1268) se mencionan –con la voz de pared y paredes- en varias partidas del reparto, mencionándose el frente de la muralla donde se excavó en éstas: Comiença otra tabla de fuera del valladar e de la cárcava, del majuelo de Pero Ganzana fasta el cabo [extremo, esquina] de las paredes.”; otra tabla “cerca la noria en los espinos, de los solares que están en las espaldas de la casa de Pero Ganzana, la carrera del pozo en medio, de parte de Xerez, en el prado, como van al pozo hasta la pared que está levantada.”; y “Copo la punta entre las dos carreras en cabo del valladar del majuelo de Pero Ganzana con el corral y el figar, que está de fuera del valladar, y con los dos de dentro de las paredes sobre sí, que son cuatro solares para cuatro moradores, para hacer casas

Esa cárcava citada era el curso de agua que documentos de comienzos de la Edad Moderna llamaban arroyo de la Zangarriana, que transcurría –y aún transcurre en el subsuelo- desde su nacimiento en la finca El Caracol del cerro de la Belleza, a cuyo pie se asienta la ciudad. Y es preciso el documento alfonsí, porque una cárcava más que un arroyo debió ser el aspecto que presentaría su cauce en tiempos de fuertes lluvias, un torrente de agua bajando por la hoy calle Ganado para desaguar, por la plaza de la Herrería, en el Guadalete. Esta vía fluvial –una frontera natural- determinó el trazado urbano –su límite norte– de las villas andalusí y cristiana, y también la del Puerto Gaditano. En 1735 se procedió a canalizar su curso bajo tierra en la obra, reformada en varias ocasiones, que llamaron Caño de la Villa.

islacartare9_8_puertosantamariaEn la imagen de la izquierda, el Caño de la Villa, antiguo curso del arroyo de la Zangarriana, cuando apareció al hacerse obras en los 60 frente a la plaza de la Herrería. / Foto, Archivo Municipal.

La presencia de la muralla medieval en Ricardo Alcón –la antigua calle del Muro y de la Tripería (por el Matadero público que aquí existió hasta 1699, con acceso desde Ganado)- se puede rastrear en el Archivo Municipal. Así, el Cabildo acordó en 1641 “reparar el muro de la calle de la Tripería” (empleándose en ello diez carretadas de cantillos, nueve de ripios, arena y ocho cahíces de cal). Y en 1698, un vecino adquirió al municipio el solar para edificar en él: “se aplican 200 reales que dio Juan Rendón, por un pedazo de sitio y muralla propio de la ciudad en la calle de la Tripería, linde de sus casas.” Lienzo de muralla que aún era visible en 1764, según anotó el historiador Anselmo Ruiz de Cortázar, y subsistía en 1880, en testimonio de Joaquín Medinilla: “todavía se conservan restos de estas murallas en la calle Jesús de los Milagros casa sin número junto al uno [frente a la plaza de la Herrería], y en la del Correo, antes Muro, en la casa donde están los graneros del señor Camacho”; inmueble éste, más abajo del tramo excavado, entre Nevería y Larga, donde ciertamente se conserva en 2’5 metros de altura el lienzo de la muralla, como muy probablemente suceda en otros inmuebles en todo el perímetro de su recorrido, enmascarados bajo la cal y los repellados de las fachadas.

Es singular la mención en el Libro del reparto en dos partidas a cruces dispuestas en las paredes de la muralla: otra tabla como van al Pozo Santo, hay calle hasta la pared, que está la cruz en el canto (en un ángulo o esquina de la muralla); “…hasta la plazuela otra, donde está una cruz en la pared”. Cruces que parecen marcar la sacralización, desde los primeros momentos de la ocupación cristiana de Al-Qanatir, de una construcción –el cerco de la villa- levantada por moros.

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Reconstrucción ideal de Santa María del Puerto a fines del siglo XIII, con el recorrido de la cerca y el arroyo de la Zangarriana (que en castellano viejo es decir de la Tristeza o, en su acepción andaluza, de la Borrachera).

...continúa leyendo "2.324. DE AL-QANATIR AL PUERTO. 733 Aniversario de la Fundación de El Gran Puerto de Santa María. Isla Cartare (VIII)."

Mañana martes 16 de diciembre se cumplen 112 años del nacimiento del poeta portuense, el poeta más universal que ha tenido El Puerto de Santa María, perteneciente a la Generación del 27. Desaparecido en 1999, hace 15 años, la fundación que lleva su nombre encara un año más ante un futuro incierto, cuando su obra empieza a ser la gran desconocida para las nuevas generaciones de hispanohablantes. 

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Regreso de Alberti a España en 1977. /Foto: Iberia.

El marinero en tierra es desconocido para las nuevas generaciones. El miembro más longevo de la generación del 27, que unida por el culteranismo de Góngora agrupó a Jorge Guillén, Pedro Salinas, García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre..., corre el riesgo de perderse en la bruma de la historia. Cuando en las clases de literatura se da este increíblemente fértil movimiento, en los libros de texto no aparecen los poemas de Rafael Alberti. Uno de los mejores poetas de la Edad de Plata de la literatura española no tiene quien lo estudie.

«La mayoría de los escritores vivos o sus herederos dan permiso para que sus escritos aparezcan en los libros de texto», explica Tálida Ruiz del Árbol, catedrática de Lengua Española con decenios de experiencia en la enseñanza en institutos, «y hay otros autores, como Alberti, que exigen cobrar, así que en el 90% de los manuales no aparecen fragmentos de sus obras». Ruiz del Árbol cuenta que en las clases se pueden repartir fotocopias o poner proyecciones con breves poemas del autor, pero que no pueden enviar a una web con textos completos, en parte «porque no existen, ya que también tendrían que pasar por caja».

Estas dificultades hacen que en el intenso currículum que deben impartir los profesores de literatura cada curso Alberti vaya apareciendo menos. En su contra juega además su propia y fructífera generación. «Tienes tantos y tan buenos, como Salinas, Aleixandre, Lorca...», cuenta. «Sí que se explica sobre él, pero no se da tanto y, además, en la antologías, que es al final lo que los alumnos tienen en casa, tampoco aparece». Poco a poco, el marinero en tierra no tiene quien lo estudie.

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Rafael Alberti, acompañado de su esposa María Asunción Mateo, llega a la Biblioteca de Temas Gaditanos para entregar el XI Premio Nacional de Poesía Unicaja que lleva su nombre, concedido a la escritora Guadalupe Grandes por su obra “El libro de Lilit”. 18 de septiembre de 1996./ Foto: Jaro Muñoz.

Con la ley en la mano, todo lo que ocurre con el legado de Alberti es perfectamente legal. Tras una ardua batalla judicial entre su viuda, María Asunción Mateo, y su hija, Aitana, la justicia dictaminó que la primera tenía razón. Ahora, los derechos sobre sus textos los gestiona la agencia Carmen Balcells; los musicales y teatrales, Monge y Bofeta Asociados Musicales; y los de voz, imagen y obra gráfica, la sociedad limitada Alba de Alhelí. Esta, cuyos apoderados son la propia Mateo, su hija Marta, de un matrimonio anterior, y el abogado especialista en derechos de autor Santiago Mediano, es la depositaria y a donde van los beneficios generados.

«En España los derechos pertenecen a los herederos durante 70 años tras el fallecimiento del autor, 80 en caso de que ese plazo no se hubiera cumplido antes de la modificación de la ley [en 1987]», explica Javier de la Cueva, abogado especialista en este campo, «aunque esto varía según el país y la legislación». La propiedad intelectual establece que el autor tiene cuatro derechos de explotación. Él o sus herederos deciden quién puede copiar, transformar, difundir y distribuir, para lo que debe otorgar su consentimiento. «A no ser que la propia ley establezca una excepción», advierte.

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Entrega de los Premios Nacionales Unicaja de artículos periodísticos “José María Pemán” y de poesía “Rafael Alberti” en el salón de actos de esta entidad bancaria. En la imagen, el presidente de Unicaja, Braulio Medel (izda.); el alcalde de Cádiz, Carlos Díaz (2º izda.); el premio de poesía “Alberti”, José María García López (2º dcha.); y el premio periodístico “Pemán”, Luis García Berlanga (dcha.). Sentado, el poeta Rafael Alberti. 15 de enero de 1993. /Foto: A. Movellán

Una de ellas es la educativa. «Se puede poner un poema de Rafael Alberti en los libros de texto, pero el problema no es si tienes derecho o no», razona, «es si me van a demandar o no ya que a nadie le gustan los pleitos». Las editoriales, ante la posibilidad de una demanda, de tener que defenderse ante el juez y encima que este les dé la razón, deciden «pasar de Alberti». «De esta manera, la mal llamada protección de los derechos de autor se queda en un ocultamiento de la historia, ya que un autor que pretende que sus derechos sean imposibles de usar lo que logra es ser ignorado por la cultura».

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