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franciscolopezcamacho_PUERTOSANTAMARIAEl pasado 24 de septiembre, día de Ntra.Sra. de la Merced, se cumplió aniversario del nacimiento --1899-- de Francisco López Camacho, el cual tuvo lugar en la portuense calle de las Cruces. D. Francisco vivió siempre en El Puerto de Santa María, cuyo espíritu heredó y transmitió. Fue hijo de Francisco López González, carpintero en la calle Vicario, y de Josefa Camacho Blandino, inteligentísima y sufrida mujer, de profesión “sus labores”, fenomenalmente cumplidas. Vivió en la mencionada calle Cruces, luego en la de Nevería hasta su casamiento, en cuyo momento mudó a Vergel 8, y finalmente a Luna en donde falleció, en 1991. Casó con Luisa Ruiz Magaña con la que tuvo tres hijos: José (ver nótula núm. 1.733 en GdP) catedrático que fue en el Instituto Santo Domingo, Francisco y Luís.

Dotado de privilegiados dotes humanas y espirituales, estudió únicamente en la Escuela --llamada Escuela Portuense-- de Ricardo Alcon hasta los 14 años, edad en la que su padre consideró que ya estaba en la de trabajar. Así pasó a desempeñar puesto de meritorio, como se llamaba entonces, en el escritorio de las bodegas de José Luís de la Cuesta, en cuyo servicio, transmitido luego a las Bodegas Caballero, estuvo durante casi alrededor de 80 años seguidos. Allí alcanzó puestos de la mayor responsabilidad y confianza familiar, siendo, por ejemplo, Apoderado de la firma. Realizó el Servicio Militar en las Oficinas de la Capitanía Marítima General de San Fernando.

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En esta imagen, directivos del Tiro de Pichón en 1916. De izquierda a derecha, José Luis de la Cuesta Aldaz, bodeguero que había sido alcalde de El Puerto, Eduardo Guerrero de la Escosura, Registrador de El Puerto, Roberto Pitman, bodeguero, Fernando Terry, bodeguero y Juan Osborne Guezala, bodeguero. /Foto: Colección Vicente González Lechuga.

Alternó su devoción a la familia con la persistencia en el afecto, algunas veces no muy cercano, de buenos amigos, entre los que pueden recordarse a Salvador Acosta, Antonio Ortega Infante, Isidro Obregón, Pedro el de Telégrafos, Paco Martínez –-que fue vecino suyo en la Calle Nevería y por quién realizó una arriesgada intervención, salvándolo de un irreparable peligro inminente--, los Cossi, Luís y Emilio Bootello, Paco Veneroni, Luís García de Leaníz, Paco García Payares, Manolo Nieto, Manolo Valero, etc. Como anécdota sobre éste, recordar que cuando Manolo –-viajante-- estaba de vacaciones, esperaba en el cierro de su casa de la Calle Pozuelo, a que sobre las dos de tarde pasase su amigo Paco camino de la Bodega a la suya, para tener un rato de amigable conversación.

 

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En la imagen, en el coche de caballo de Emilio Bootello junto a su mujer, Luisa Ruiz Magaña, en la Feria de Ganado de 1946.

También, durante su ejercicio profesional en Caballero hizo entrañables amigos que le distinguían con admiración y consideración, entre los que no puedo dejar de nombrar a dos: Juan Simó Mateos –-hermano por cierto de Manolo que capitaneó al Betis Balompié durante muchos años,-- y a Gumersindo Vázquez, de Sevilla, que para testimoniar su afecto, tuvo efectivas atenciones con uno de sus hijos.

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La bodega de San Bartolomé, en la calle del mismo nombre esquina y vuelta con Palacios, de José de la Cuesta que luego pasaría a ser propiedad de Bodegas Caballero.

EL GOOGLE DE LA ÉPOCA.
Dotado de privilegiada memoria, en aquellos tiempos por supuesto que mucho antes el Internet y del Google, se sabía de memoria, prodigiosamente, todos los pueblos de España, con nombres y direcciones de los clientes a los que los Representantes y Viajantes de las Bodegas Caballero, demandaban en el envío de una o dos cajas de productos. Recordaba especialmente a los eran malos pagadores.

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Publicidad de Bodegas Caballero en 1946.

UNA MENTE PRIVILEGIADA.
Con la familia Caballero, para cuyas Bodegas trabajó, sostuvo toda su vida una inquebrantable adhesión y afecto, especialmente hacia D. Luís Caballero Nogueras --alcalde que fue de la Ciudad entre 1952 y 1958-- y hacia su hermana Dª Regla. La Bodega a la que también conocíamos en casa como su fuese cosa nuestra, fue, después de la familia propia, el gran norte de su vida. A ella y a la educación universitaria de sus hijos, dedicó toda su ejemplar sabiduría. Al propio tiempo, su espectacular inteligencia hizo que alcanzara una enorme cultura derivada de sus propios instintos. Gustaba de la lectura y todos los domingos los pasaba embebido en la de buena literatura gracias a la que le procuraba, por ejemplo, la colección Novelas y Cuentos de la que era impenitente lector. Conocía –-él, que había dejado de ir a la Escuela a temprana edad-- por haberlos leído, a todos los literatos importantes de su época. Dicho prematuro abandono de la Escuela no fue óbice para que adquiriera, al amparo de su fenomenal inteligente memoria, una cultura no acorde con dicho prematuro alejamiento de la infantil educación. Hasta, en la Bodega, atendía suficientemente, sin haber estudiado académicamente nunca el idioma, la correspondencia de los clientes extranjeros. Otra vez hay que decirlo: un prodigio del que pudieron dar testimonio los que lo conocieron.

decanocaballeroguardia 1957_puerosantamariaFALLIDO TRASLADO A SANTANDER.
Como hemos dicho, vivió siempre en El Puerto, en el ejercicio de su dedicación a Bodegas Caballero, y a su propia familia, con vida económicamente sacrificada, cuya bonhomía y claro horizonte de su destino, le compensaba dichos sacrificios. Tuvo una pasajera tentación de traslado a Santander, en un proyecto presentado por un buen amigo dotado, tal vez, de fantasía. Lo abortó lo que creyó práctico su buen sentido común. Este sentido lo desarrolló en el seno de su familia y en una especie de agradecida dedicación profesional a lo que hoy puede tal vez llamarse “a la japonesa”, a “su Bodega”, que naturalmente que no era suya. Ello le permitió con esfuerzo continuado, tenaz e impensable en estos tiempos, con la fundamental colaboración de su esposa, conseguir su mayor aspiración: que sus tres hijos fuesen universitarios. Eso en aquellos tiempos, en los que la Universidad era meta para pudientes pero que para él –-meritorio a los 14 años en un Escritorio-- constituyó la suya, prevalente sobre cualquier otra aspiración.

caballero_moscatel_ojodegallo_puertosantamariaLa Calle Cruces en donde nació, la de Nevería en donde vivió hasta su matrimonio y la de Luna, fueron sus hogares, además, por supuesto la casa del Parque, quiero decir Vergel del Conde, en donde se cumplieron sus esperanzas y sus sueños de marido enamorado. En el Parque tuvo su primer hogar matrimonial, en los bajos del número 8, propiedad de sus vecinas las Srtas. de Bish. En el Alto, entonces llamado Principal, vivía D. Plácido Navas, Médico Director del Hospital Municipal de San Juan de Dios, con su hija Carmela. En tiempos de la Guerra, allí se albergó su otra hija, María Teresa, casada con el General Alba, que huyeron de Madrid previendo lo que les venía encima el año 1936. Cuando retornaron a la Capital, murió D. Plácido y Carmela cambió de domicilio, los López-Ruiz se mudaron al Principal de dicha casa. El Bajo lo ocupó entonces la familia compuesta por Emiliano Cristóbal –Director Técnico de la Fábrica de Productos Químicos Haupold- su esposa Rosario Doblado –sevillana, de gran corazón- y sus hijos Emiliano, Julio y Milagros. En dicho Principal vivió el matrimonio López-Ruiz hasta los años sesenta, cuando la casa fue adquirida por Paco Velarde, y tuvieron que abandonarla, con gran sentimiento. De allí se mudaron la casa de Luna 47, gracias a la comprensión de la familia Caballero, especialmente D. Antonio, que le facilitó un hogar. Porque llegó el caso en que D. Francisco, después de tantos años de trabajos y sacrificios, se encontró sin hogar y sin posibilidades. Sin duda Dios le ayudó a través de la citada mano.
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En 1963, en el Hotel Meliá Caballo Blanco, con su esposa, Luisa Ruiz Magaña y con el presidente de Bodegas Caballero y ex alcalde de la Ciudad, Luis Caballero Noguera (con chaqueta blanca), en un acto de homenaje a nuestro protagonista.

Cumplió su destino de hombre ejemplar, con portuensismo siempre a flor de piel, correspondido con un hogar feliz y el amor de su esposa, a la que adoró. Precisamente por eso, sus últimos seis años pusieron a prueba su hombría: la soledad de su viudedad fueron testimonio del suplicio que supuso la misma y que superó con la Esperanza y la entereza con que vivió siempre. Por la ejemplaridad de su vida, creo que es preciso, humanamente saludable y de estricta justicia, recordarla. A Dios gracias, y bendito sea. /Texto: José López Ruiz.

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De izquierda a derecha, Juan Devesa Sánchez, capitán de barco de pesca; María José García Fariñas, con el puro José Fernández Sánchez, propietario del Restaurante Bar Jamón; exportador de pescados conocido como ‘el Portugués’, que vivía en la calle San Francisco; Ricardo, el difunto marido de Fina Devesa. La imagen está tomada en 1972, durante una celebración familiar en el Real Club Náutico. /Foto: Carretero (Jerez).

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Hace 25 años, los medios de comunicación nacionales se hacían eco del conflicto existente entre la dirección del Casino Bahía Cádiz y los trabajadores del mismo, en torno al reparto de unos 28,5 millones de pesetas provenientes de las propinas de los clientes. Esta es la crónica que Enrique Chueca realizaba para el periódico El País, publicada en mayo de 1989.

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En la imagen, ruleta americana, en una imagen publicitaria en la que aparecen los trabajadores del Casino Bahía de Cádiz: croupier, Milagros Ojeda; jefe de mesa, Antonio Rodríguez; jugadores, Mariló Enriquez, Miki Duro, Leonor, Antonio Ojeda y José conocido como 'el Colega'.

"LAS MIGAJAS SABROSAS DE LA SUERTE.
El reparto de unos 28,5 millones de pesetas procedentes de las propinas de los clientes del casino Bahía de Cádiz, ubicado en las proximidades de El Puerto de Santa María, ha provocado un radical enfrentamiento entre la dirección y los empleados de la referida casa de juego. Desde la inauguración de este casino, en 1979, la empresa se queda con la mayor parte de las propinas recaudadas, lo que constituye, según los trabajadores, un hecho sin precedentes en otras actividades similares o en la hostelería, donde este tipo de donaciones del cliente pasan íntegras al bolsillo del trabajador.

La dirección del casino gaditano en cambio, es de la opinión de que la propina de los jugadores es "atípica" y la considera fruto del azar.La pugna que mantienen los empleados y la dirección del casino Bahía de Cádiz por el reparto de las propinas resulta especialmente problemática al desconocerse por qué y a quién entrega el jugador su donativo. Los empleados se atribuyen el papel de protagonistas destacados en la recolección de los regalos con que suelen primarse las demostraciones de afecto y atención. La empresa resta importancia al quehacer del asalariado e insiste en que dar propina es una de las muchas costumbres del jugador. Y además la legislación está de su lado.

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Curso de Ruleta Francesa en el que aparecen empleados del Casino Bahía de Cádiz. Croupier izquierdo: Ramón Cordero. Croupier derecho: Antonio Jiménez.. Bout de table: desconocido. Jugadores simulados de izquierda a derecha: Tito , Pedro (casado con Magdalena), Jorge Isorna, Jose Antonio Moreno Zamorano, Santi Martínez, Paco Corbeto (concejal que fue en el Ayuntamiento de Rota). 

El croupier Gonzalo Ganaza, un portuense de 33 años de edad, sostiene que el trabajador es quien realmente se esfuerza por conseguir las propinas. "Si alguien no da, nos buscamos la vida para que dé", afirma. Invitar a una copa al cliente remiso puede hacer milagros en algunas ocasiones. También existen otras armas más sutiles. Javier Dandy, jefe de mesa del casino, también de 33 años, comenta las habilidades de algunos de sus colegas, como la croupier Antonia, que con su "gracia y salero" favorece la acción generosa.

La empresa Casino Bahía de Cádiz, representada por su director comercial, Luis José Esteban Solinis, discrepa de las afirmaciones de los empleados. "La donación de propinas en los casi nos es una tradición que hay que agradecer a los franceses", comenta con ironía. Esteban Solinis insiste en que la propina de los jugadores es "atípica", pues, según él, responde a impulsos provocados por la fortuna. "El empleado tiene una participación cierta, pero no es decisiva. Lo decisivo es que haya habido una apuesta ganadora”.

casino_pedritoruiz_puertosantamaria1.717 MILLONES EN OCHO AÑOS.
Sin embargo, y frente a las disquisiciones antes citadas, los empleados se afanan por destacar que cuando se habla de propina se habla también de muchos millones. Según datos oficiales, desde 1980 a 1988 los jugadores del casino Bahía de Cádiz dejaron por este concepto un total de 1.717 millones de pesetas, de los que 1.143 millones (66,55%) pasaron a las arcas empresariales y 574 millones (33,45%) fueron repartidos entre los empleados, que ahora exigen otro reparto, esta vez "justo y equitativo". Los trabajadores de la plantilla, 170 en total, iniciaron el pasado miércoles una huelga cuatro días a la que le seguirán otras si la dirección no accede a darles el 50% de la recaudación [paros los días pares y una huelga de 15 días en agosto]. La empresa llega hasta el 44%.El reparto de las propinas está contemplado en el Reglamento de Casinos de Juego de la Comunidad Autónoma de Andalucía, al igual que en otras regiones. Este reglamento deja perfectamente establecido que la recaudación de las propinas es una opción de la empresa. El reglamento también regula que la masa global de las propinas, con depósito en una caja especial, "se repartirá una parte entre los empleados en función de la actividad que cada uno desarrolle y otra para atender los costes de personal y servicios sociales en favor de los clientes". /En la imagen de la izquierda, publicidad de una actuación de Pedro Ruiz y el Show América, en el ciclo de Noche de Estrellas, bajo cuyo paraguas pasaron primeras estrellas europeas por el escenario de la Sala de Fiestas.

Luis José Esteban Solinis admite que sufragar los gastos generales de una empresa -plantilla de personal, mantenimiento y actividades comerciales- con algo tan versátil como las propinas es tan "ilógico como ilógicas son las elevadas cargas impositivas que soportan los casinos". A los 1.299 millones recaudados por juego en 1988, dice Esteban, se aplicó una tasa media impositiva del 44%, de tal forma que los ingresos por este concepto fueron de 715 millones, "cifra inferior a los gastos generales de la empresa". Durante ese mismo período, los ingresos por propinas alcanzaron un total de 285,8 millones de pesetas, cantidad que tras el correspondiente reparto supuso 180 millones para el casino y casi 106 millones para los empleados". /Texto: Enrique Chueca.

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Juan Ramón Jiménez Mantecón, en un grupo de alumnos durante su etapa de estudios en el Colegio San Luis Gonzaga (1893-1896)

En 1881 nació Juan Ramón Jiménez Mantecón en Moguer (Huelva). Como ya había sucedido con su hermano Eustaquio, Juan Ramón es matriculado en el colegio de jesuitas de San Luis Gonzaga de El Puerto de Santa María en 1893, para estudiar el Bachillerato. Durante los cuatro años en que permanece en esta Ciudad, su vida transcurre entre las paredes del colegio y las excursiones a las que le llevaba el centro. Allí se forma e inculcan en el adolescente Juan Ramón los valores jesuitas de austeridad y estudio.

En el Puerto fue compañero de clase del poeta Fernando Villalón con quien compartió numerosas bromas y travesuras propias de niños. Juan Ramón sacaba buenas notas pero se aburría mucho en las clases y dibujaba en los libros y en los cuadernos. En clase de Retórica y Poética lo que más le gustaba, según le dijo a Juan Guerrero Ruiz, eran los romances de Góngora que utilizaban como ejemplos. (Juan Ramón de viva voz. Madrid: Ínsula, 1961, pág. 68). En 1896 obtiene el grado de bachiller e ingresa en la Universidad de Sevilla, donde inicia los estudios de Derecho.

Más de Juan Ramón Jiménez en Gente del Puerto.
Nótula 1.569. JUAN RAMÓN JIMÉNEZ. Con mi mitad allí.

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Un nuevo establecimiento de alimentación ha abierto sus puertas en el centro histórico, en la calle Vicario, a la altura de la plaza Juan Gavala: ‘El Colmao de Loren’, un almacén especializado en productos onubenses, que viene a enriquecer la oferta alimenticia del entorno del Mercado de Abastos, y que sin duda contribuirá a dinamizar con sus propuestas, el paso de viandantes por esta zona de El Puerto. El sueño cumplido de Lorenza Roca, su propietaria, “abrir un Despacho de Vinos y de Productos Artesanos, donde todos se sientan a gusto, de forma especial, las mujeres’.

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Vinos de la denominación de origen del Condado de Huelva, vinos a granel, vinagres, ...

DESPENSA DE EUROPA.
‘El Colmao de Loren’, ofrece una amplia gama de productos con Denominación de Origen de Huelva, pudiéndose encontrar productos de alta gama: jamón y productos derivados del cerdo ibérico pero también de consumo diario relacionados con la comida tradicional onubenses (vinos, garbanzos, conservas, ...), uvas y berries, el aceite, los cítricos, salazones y conservas, así como vinos y vinagres de la Denominación de Origen Condado de Huelva, y otros de la tierra que se pueden comprar a granel.La uva más utilizada para la elaboración de estos caldos es la Blanca Zalema, junto a la Palomino, Listán, Garrido Fino y Moscatel. Lorenza presume de que la provincia de Huelva se haya ganado a pulso el calificativo de ‘Despensa de Europa’.

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Ignacio Caraballo, presidente de la Diputación de Huelva, en una reciente visita El Colmao, única empresa de fuera de Huelva adherida a la campaña 'Que sea de Huelva'.

‘QUE SEA DE HUELVA’.
Recientemente ha visitado el establecimiento el presidente de la Diputación de Huelva, Ignacio Caraballo, haciéndole entrega a Lorenza Roca del distintivo que, desde el escaparate del establecimiento, acredita el origen y la calidad de los productos a la venta, exclusivos de la provincia de Huelva, sumándose a la campaña ‘Que sea de Huelva’, puesta en marcha por dicho organismo provincial para promocionar los productos de la vecina provincia. Es el único establecimiento fuera de su provincia de origen, que participa en la promoción. La empresaria, que ha agradecido a la Diputación esta campaña “de nuestra excelente gastronomía”, explica que entre los productos que más interés despiertan sus clientes se encuentran el vino de naranja del Condado y la paletilla ibérica de bellota.

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Participantes en el Concurso de Tortillas celebrado el pasado 20 de septiembre.

ACTIVIDADES DE GASTRONOMÍA TRADICIONAL.
Además, la propietaria está llevando r a cabo actividades relacionadas con la gastronomía tradicional, tales como catas, concursos gastronómicos o jornadas, como el Concurso de Tortillas celebrado el pasado 20 de septiembre, ambientando la calle Vicario y el entorno de la tienda.

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El resultado,  a la vista, solo puede ser calificado de suculento. Y de ahí para arriba...

manuelperezpichaco_montero_puertosantamariaManuel Pérez Pichaco, conocido como Manolo Montero nacido en 1920, era natural del municipio serrano de Prado del Rey, desde donde se desplazaba a diario para proveerse de pescado que comercializaba en los municipios de la Sierra de Cádiz, hasta, hasta que se estableció en nuestra Ciudad con su familia, a finales de la década de los 30 del siglo pasado. Industrial mayorista de pescado y mariscos, además de armador de Pesca. Casado en El Puerto con Isabel Pérez --vivió primero en la plaza de Colón, junto al desaparecido cine del mismo nombre y, posteriormente, en la calle Federico Rubio-- tuvo dos hijas: Remedios y Ana María. Sus hermanos Diego y Pepe, trabajaron también en el negocio de la exportación de productos de la mar.

PESQUEROS.
Tuvo barcos en sociedad con Antonio Crespo Blanquer, conocido por Toni Pala, a quienes la fortuna les sonrió a medias, ya que si bien las tres embarcaciones dieron buenos dividendos a sus armadores, estas tuvieron la mala fortuna de  naufragar. Fueron tres pesqueros: "Torre Pajarete”, que naufragó 40 millas mar adentro frente a las costas de Agadir (Marruecos), "Montero Hermanos" y "Terol Casanova". El pesquero "Hermanos Montero" se hundió en junio de 1977. En este caso, ya era de otro armador, de Lepe (Huelva). Lo vendieron Montero y Toni Pala antes de comprar el "Terol Casanova", que desgracidamente también naufragó. Este último se hundió en las costas de Marruecos próximo a las Islas Canarias el Jueves Santo de 1984. La tripulación fue puesta a salvo por el pesquero de esta base "Giner y Garcia" de Antenor Barcía González y Emilio Soler Perez, llevándola al de Arrecife donde los pescadores fueron atendidos en la Casa del Mar. Afortunadamente, en ninguno de los tres casos hubo que lamentar desgracias personales. Tuvo también una sociedad empresarial dedicada a los textiles.

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En el Salón de Plenos del Ayuntamiento. De izquierda a derecha, Jaime Fernández Criado, Secretario General; Fernando T. de Terry, alcalde; y los concejales Diego Mora, Manuel Rebollo, Manuel Camacho, Eligio Pastor y Manuel Pérez Pichaco. /Foto: Archivo Municipal.

CONCEJAL.
Fue elegido concejal del ayuntamiento por el tercio de cabezas de familia, en 1973, ocupando la alcaldía Fernando T. de Terry Galarza, siendo delegado de Patrimonio Municipal, Expropiaciones, de Valdelagrana y de la Junta Pro-Vivienda.

IMPULSOR DE LA SALA DE SEGUNDAS VENTAS.
Montero fue impulsor en esta ciudad de la Sala de Segundas Ventas de Pescados, hoy Mercado de Mayoristas, siendo la única Lonja de Pescados de España que tiene a escasos metros una Sala de Mayoristas. Las gestiones se iniciaron en tiempos del ingeniero de la Junta de Obras del Puerto, José Antonio Español Caparros (ver nótula núm. 1.892 en GdP)

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En la antigua Lonja de Pescados, grupo de exportadores y minoristas de pescados y mariscos ante un lance de chocos. De izquierda a derecha:  Solamente distinguimos a Manuel Pérez Pichaco --Manolo Montero-- y Gravan al principio de la fotografía, al final de la misma Manuel Espinosa Morales, hermano de Eugenio del Restaurante “El Guadalete”; en el centro minoristas de Jerez, San Fernando y Cádiz.

lonja_activaLa familia Montero abastecía la Lonja de pescado azul, es decir, caballas, sardinas, boquerones, que no pescaba la flota de este puerto. Esto comenzó a mediados de lo años 60 del siglo pasado y en la Lonja de Pescados de esta margen del río, --la derecha--. En un principio se vendía el pescado azul de la familia Montero en las puertas del Garaje Aduana y Bar Guadalete. También la firma de Fermín Romero Abuelita comenzó a traer pescado azul. Existieron controversias con el Ingeniero Español Caparrós a cuenta de las tasas que tenía que pagar por el pescado la familia Montero y Abuelita. Una vez solventadas éstas, el pescado comenzó a venderse dentro de la Lonja. /En la fotografía de la izquierda, una ambientada imagen de la antigua Lonja del Pescado, en la margen derecha del Guadalete.

Esta práctica no fue bien vista por los pescadores. Ya con el traslado de la Lonja de Pescados a la Otra Banda la actividad tomo proporciones mayores y comenzaron, tanto la familia Montero como otros vendedores,  a traer por vía terrestre no solamente pescado azul, sino de otras variedades que, según armadores y pescadores, sí creaba competencia desleal con los extraídos del mar y que llegaban a través de las embarcaciones a este puerto pesquero.

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De izquierda a derecha, Manuel Martínez Alfonso, José Alvarez Sevilla ‘Gavina’, Manuel Pérez Pichaco (Montero), Antonio Cólogan Osborne, desconocido, Comandante Jefe del Puesto de la Guardia Civil, José Nowel del Río segundo comandante de la Ayudantía de Marina de El Puerto, el Administrador de Aduanas, el ingeniero de Obras del Puerto José Antonio Español Caparrós y Manuel Sañé, Comandante de Ayudantía de Marina. Misa celebrada en la Lonja del Pescado con motivo de la festividad de la Virgen del Carmen. Año 1974.

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Barcos junto al cantil del muelle en la margen derecha: Playa de Valdelagrana, Nuevo Moruno luego Portus, Nuevo Río Guadalete y desconocido.

Lo cierto es que, lo que comenzó con cuatro camiones hoy es un Mercado de Mayoristas de Pescados con mayor capacidad de venta que la propia Lonja, como consecuencia de la perdida de la flota arrastre de este puerto. De las 132 embarcaciones de base de los años 70 del siglo pasado escasamente diez barcos de base subastan en la actualidad y otras tantas que vienen de los puertos de las costas onubenses.

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Esperando a Manolo Montero, en el restaurante 'El Resbaladero', a mediados de la década de los 70 del siglo pasado. De izquierda a derecha, su compañero en la Corporación Municipal, Manuel Camacho Aguilar, de Hierros Osca; Maximino Sordo Díaz, propietario del restaurante 'el Resbaladero'; de pie, Manuel Gutiérrez, Manolito ‘el Cochino’ (ver nótula núm. 284 en Gente del Puerto); Nicanor Gómez Recalde, de Ultramarinos ‘Los Caballos’ y Antonio Crespo Blanquer, de los alicantinos llegados a esta tierra, natural de Calpe, conocido por Toni Pala, excelente patrón de pesca y socio en las embarcaciones de nuestro protagonista.

Montero era muy amigo de Maximino Sordo del restaurante ‘El Resbaladero’, donde tenía establecido su paradero, celebrando allí distintas reuniones en su salones con los distintos estamentos sociales de la época. Manolo fue un hombre afectivo y cordial, muy participativo y querido por sus compañeros.

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fernandocañasgarcia_puertosantamariaEl músico percusionista Fernando Cañas García, de 39 años, con más de 20 de experiencia musical y 5 de docente --era un gran batería--, había grabado recientemente con Pepe Delgado, el otro componente del power duo, Fino Winos, su primer trabajo: Harder than a goat’s knee” (Más difícil que la rodilla de una cabra). Ha sido crítico musical y columnista en la revista Freek! Magazine y estrecho colaborador del Monkey Week Festival, a quien se le dedicará la edición del Festival este año.

Era hijo del aficionado taurino Fernando Cañas Bejarano y sobrino del novillero José Cañas 'Cañitas' (ver nótula núm. 1.838 en Gente del Puerto), ambos ya desaparecidos. Su abuelo, Fernando Cañas González, estuvo vinculado con el mundo de la mar, siendo pescador y un prestigioso mecánico motorista en barcos con base en el muelle pesquero de El Puerto. Curiosamente, tanto su padre como su abuelo, vivieron en la calle Luna, en la casa que habitó Joaquín Barba Rocafull (ver nótula núm. 217 en Gente del Puerto), quien fuera director de la Banda Municipal de Música, entre 1916 y 1949, en tres periodos diferentes.

ENTRE LA ARQUEOLOGÍA Y LA HOSTELERÍA.
Licenciado en Historia, Arqueología e Historia Antigua por la Universidad de Cádiz en 1996, se formó en la Fundación Andaluza ‘Fondo de Formación y Empleo’ (Faffe), como Técnico Medio en Prevención de Riesgos Laborales en 2010 y, previamente realizó un curso de Alemán en 2009.

De joven se buscó la vida trabajando en la hostelería para pagarse sus estudios y perfeccionar el inglés en Essex (Reino Unido) en la cadena de restauración Wimpy en 1996 y en Dublin (Irlanda) en el St. John of God Hospital, durante 1999 y 2000. Luego hizo incursiones en el mundo de la arqueología, trabajando como técnico arqueólogo en Tarragona para la Universidad Rovira i Virgili entre 2005 y 2006, y en las empresas y gabinetes de arqueología Arqueoterra, Figlina y Ánfora, entre 2007 y 2010, en Sevilla, San Fernando y Huelva.

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Hace 9 años, Manuel de Arcos, Lolo Ortega, Pepe Delgado, Manuel Márquez, Fernando Cañas y Michael Lindner, en la presentación de SESION #1 en Sevilla, en abril de 2005.

Ha sido profesor de percusión (batería) en Ferdidrumming, empresa local radicada en la calle San Bartolomé, con varios años de experiencia en la impartición de clases y cursos de batería a particulares y entidades, para todas las edades, niveles y estilos, así como en la asociación cultural Musicarte y monitor en talleres musicales de batería de los Ayuntamiento de Cádiz y El Puerto, e impartiendo talleres musicales de Cajón Flamenco, entre los años 2007 a 2013, compaginándolo con los contratos interinos de su especialidad académica: la arqueología. En la actualidad trabajaba en El Centro Inglés.

LA MÚSICA.
De pequeño, Fernando improvisaba una batería con cajas de zapatos y botes vacíos. Y desde muy joven consumía todos los discos que podía conseguir, quedando ojiplático al descubrir el primer album de Led Zeppelin y uno con grabaciones piratas de Jimmy Hendrix, en el cual casi todos los temas eran estándares de blues. Desde la guardería haría pronto migas con Pepe Delgado (ver nótula núm. 669 en GdP), su socio en el dúo musical Fino Winos. Previamente había formado parte de los grupos Filmore Jivé, Furia, tocando blues con Pepe Delgado y La Reunión de Blues, rock con Perro Peligro, soul con The Vip Soul Band ... Fue batería entre 2000 y 2002 con Sr. Chinarro: ‘La primera ópera envasada al vacío‘ y en ‘Cobre cuanto antes’. Diferentes estilos en diferentes formaciones: Latino, Gospel/Soul/Espiritual, Jazz/Blues/R&B, Rock, Pop, Heavy, Reggae...

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Pepe Delgado y Fernando Cañas, en una imagen promocional de su trabajo de inminente aparición:“Harder than a goat’s knee” (Más difícil que la rodilla de una cabra). /Foto: Pablo Bernardo.

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En en el espacio digital MySpace, hacen esta curiosa definición del grupo: “Fino Winos, (traducción literal: Borrachos / Alcohólicos de Fino, el vino de su tierra natal) es un Power Dúo formado por Pepe Delgado y Fernando Cañas para estrenar con atronadora fuerza la 1ª edición del Festival Monkey Week (2009), y entre  cuyas intenciones están las de girar mundialmente,  pervertir musicalmente a la audiencia, y romper las caderas del público mezclando el ritmo arrastrado del blues  con la energía salvaje del punk y pinceladas  armónicas del jazz a un volumen ensordecedor.

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Fernando Cañas y Pepe Delgado en el Festival de Verano gaditano Lolatown.

El formato dúo les da rienda suelta para alternar en su repertorio clásicos del blues corrompidos por la energía desbocada, como Spoonful (Howlin’ Wolf) o Sloppy Drunk (Sonny Boy Williamson I), con  temas propios igualmente demoledores que les convertirán en los próximos supermillonarios del blues punk europeo : Honky Bitch, Psycho – mother blues o We Care a Fuck about your Opinion, recogidos en sus dos demos hasta la fecha: Dirtiest (2009)  y  Wino Pride (2010)”.

Para Fernando Cañas, "lo que queríamos con Fino Winos es despojarnos de ese clasicismo bluesero y explorar su lado más crudo. Nosotros nunca tenemos suficiente si hay feeling. Fino Winos es un proyecto con el que descargamos energía a raudales utilizando el blues como lenguaje, desnudándolo y pervirtiéndolo".

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Fernando, con The Vip Soul Band, el 14 de febrero de 2014, en Babaloo.

El músico indie Goli Super Summer se refería ayer así a Fernando: “Lo conocí hace años con un grupazo que me encantaba: Fillmore Jive. Fue en un concurso de Rock en la sala La Mosca de Chiclana, eran mediados de los 90, llevaba el pelo muy corto y tenía aspecto anglosajón y una forma muy personal y peculiar de tocar la batería. Los llevé en un par de ocasiones a tocar a Jerez. Pepe Delgado, José Ramón Vaca completaban la formación a la guitarra y al bajo. Di la lata hace unos cuantos años para que se reuniesen de nuevo para dar al menos un nuevo concierto no siendo esto posible. Fiel escudero de Pepe Delgado a la batería. Fué el primer batería de Furia junto con Daniel Rejano Sentís que tocaba la guitarra. Y en Mayo de este año me invitaron a tocar con ellos en Jerez en el Speed Fest y rockanroleamos el "Aint no grave can,t hold my body down",antes y luego nos bebimos unas cuantas cervezas, lo pasamos bien. Nur Wong era su compañera al frente de Perro Peligro donde también tocó la batería.

Podría poner un video con Furia, la foto del concierto de Mayo con ellos, pero me sale poner el lado mas punk y salvaje cuando me invitaron a subir con ellos, Fino Winos, en el Freek Fest de hace dos años sin ensayar el Maggie Mcgill de los Doors… Lo siento mucho, muchísimo, por él y también sobre todo por sus amigos mas cercanos como Pepe Delgado, Dani Rejano, Marsupial Sin Causa, Tali, Jesu, Cesar…”

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Foto: Pablo Bernardo.

IN MEMORIAM.
El de ayer fue un día con uno de los peores desayunos en los ambientes musicales de El Puerto y, por mor de las redes sociales, también en el panorama de música Indie nacional. Aunque ya se sabía desde la tarde del lunes que Fernando, su cuerpo inanimado, había aparecido en el muelle del Vapor, flotando en las aguas del río Guadalete, el Río del Olvido, tan portuense... era icinerado en la tarde de ayer. In memoriam.

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fino_osborneEl Restaurante Guadalete acogió, mediados los años sesenta del siglo pasado a “La Peña Amigos del Fino Quinta”, siendo sus promotores Ángel Alonso Alejo, exportador de pescados y mariscos padre de los Alonso Gómez; Juan Crespo Rodríguez, también exportador de pescados; Cristóbal Romero Raposo y José Fernández Bernal, Pepe ‘Chiquete’, subastadores  de pescados y mariscos, unidos todos con el patriarca del Guadalete Eugenio Espinosa Morales y sus hijos Juan y Eugenio Espinosa Palacios, teniendo una estrecha colaboración con ellos la Firma Osborne, especialmente su departamento de publicidad, cuando la firma vinatera se implicaba en la Ciudad y estaba presente en multitud de eventos de la vida local, devolviendo de alguna manera a El Puerto lo que los trabajadores de El Puerto le dieron para que la entidad vitivinícola llegara a  ser una de las bodegas líderes del Marco del Jerez

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Instantánea tomada el 28 de enero de 1966, en el Restaurante Guadalete, con motivo del homenaje ofrecido por la Peña Amigos del Fino Quinta a Pilar Osborne Fernández, con motivo de su nombramiento como Fallera Mayor de la Falla Cuba-Puerto Rico, de Valencia.

Fila superior, de izquierda a derecha: Manuel Gatica Rivas; Julio Flores (chofer de Juan Crespo); Fila del centro: Luis Callealta Sánchez; José Simeón Caro; Milagros Roselló Tarrío; Tomás Osborne MacPherson; Pilar Osborne Fernández, José Cuevas Flores, Francisca Zamacola, José Luis Gómez Bermudez, del departamento de Publicidad de Bodegas Osborne, Juan Espinosa Palacios, Manuel Espinosa Morales, Cristobal Romero Raposo; Juan Crespo Rodríguez, Angel Alonso Alejo --Padre de los Alonso Gomez--, Juan José García Cressi; Milagros Palacios Álvarez y Eugenio Espinosa Morales. Sentados: Santiago Masa Redondo, Comandante de la Guardia Civil, desconocido, Luis Fisteni, Teniente de la Guardia Civil, Miguel Pacheco Felices, José Fernández Bernal "Chiquete”. En primer término a la izquierda, José Antonio Osborne Vázquez.

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Los anteriores, reunidos en torno a las viandas del restaurante Guadalete y Fino Quinta de Osborne.

Durante años y en la Feria de El Puerto y Jerez sería el recordado Juan Espinosa Palacios quien acogería a la “Peña los amigos del Fino Quinta” en la caseta de ‘Ostras del Sur’, con su compadre y amigo Carmelo (el taxista que acompañaba a Manuel Gutiérrez, ‘Manolito el Cochino’ a Madrid, un hombre legal ya jubilosamente jubilado, de confianza, amigo también de Luis Fernández Chulian, también exportador de pescados y mariscos) y un portugués que se llamaba José Manuel Seixas Dos Anjos; era grande también este  portugués porteño de toda la vida que nos dejó hace algunos años.

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Los camareros que servían a la reunión, a la izquierda Mancera y a ña derecha Gabriel Simeón Caro, hermano de Pepe Simeón.

Juani ‘el de Guadebro’ se reunía con buena gente… Y se fue también a la Feria del Campo, a Madrid, llevando los productos de la zona, ostiones y Fino Quinta. Eran famosos los concursos de apertura y presentación de ostiones, que él preparaba y conocía como nadie. Una Peña no al uso que con exquisiteces del mar y Fino Quinta celebraban sus acontecimientos más importantes, aprovechando también la situación de bonanza de los años setenta que vivió el sector pesquero.

magnificos_finoquinta_puertosantamariaEste cartel, presidía los encuentros de la Peña:

Los magníficos de Fino Quinta
saludan a Osborne y Cª
Si el médico le diagnostica
que alta tienes la tesión, bebe
Fino Quinta
y te pondrás “mejón”.

Fotos: Colección Pepa Alonso.

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En la imagen, Fernando Camacho Arana (ver nótula núm. 1.851 en GdP)

Dedicado al tapatólogo Gabriel Alconchel, gran higuista.

'--A los reondos y durse' cantaban los hombres rústicos por las calles. Conducían unas “amotos” (moto rústica) más viejas que el taparrabos de Tarzán. En la parte de atrás portaban dos peazos de cerones de esparto donde iba el preciado fruto. Todos estaban morenos, no precisamente los pobres míos de ir a la playa y se tapaban con gorrillas, preferiblemente de acuadritos. Recuerdo que en el barrio la gente salía con los platos en la mano para que el hombre rústico les sirviera la “ocena”, unidad de medida por la que se vendían los higos.

No sabía muy bien si su nombre eran higos chumbos o chungos, porque los pobres míos eran de segunda división. Mientras sus primas hermanas las brevas, de suave frescor, y los higos negros, se lucían en las fruterías de tronío con el pomposo nombre de frutas de temporada, el se paseaba en serones por las calles, muertecito de calor y además con un abrigo de púas.

Siempre que mi madre salía a comprar la ocena, me enrolaba en la expedición para disfrutar de la ceremonia del pelado de los higos. Me llamaban la atención las peazos de manos de los hombres rústicos, capaces de derribar hasta un hipopótamo de una sola cachetá y como eran inmunes a clavarse las puyas… aunque yo creo que éstas, cuando impactaban en su piel, hasta rebotaban de lo hartas que estaban esas manos de coger higos, tagarninas, aceitunas y todo lo que se pudiera por el campo. Una vez uno relataba, mientras manejaba con destreza la navaja con la que pelaba los higos,  que una pitonisa intentó leerle las líneas de las manos y le dijo, chiquillo tu más que líneas lo que tienes aquí es la autopista Cádiz Sevilla de lo ancha que es.

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En la imagen, Juan Guerrero Villegas 'el Rifle'.

Enrolarse en la expedición tenía como premio que me comía el higo de regalo que daban por la ocena en una demostración más de que el tres por dos no lo inventaron los chichinabos del Carrefú. Ya no se ven los hombres rústicos por las calles, por lo menos por los pueblos por donde me muevo, pero los higos no han dejado su carácter de segundones. No se venden en los puestos de las plazas, sino en los exteriores, casi clandestinos, en bolsitas transparentes, que sustituyen a los platos de duralex de cuando había que llevar el envase puesto.

Pero los higos “chungos” siguen teniendo el encanto de lo salvaje, de todo lo que se come a chupetones, el encanto de que el caldo que sueltan te llegue hasta el codo. Deben de estar fresquitos y no comerte más de seis porque si te pasas te puede dar un tralará de cuarto baño.

Permitemé una solo pregunta ¿tú de que eres de los verdes o de los coloraos de final de temporada? Y segunda pregunta ¿es tapatológicamente correcto comérselos en una mousse con crujiente de sus pepitas?. /Una reflexión tapatológica de Pepe Monforte.

Más sobre higos chumbos en Gente del Puerto.
Nótula núm. 376 de Luis Suárez Ávila.
Nótula núm. 1.788 de Alberto Boutellier Caparrós.

Según el conocimiento que se tiene al día de hoy, los primeros pobladores que se establecieron en tierras portuenses lo hicieron durante la I fase del Neolítico, hace unos 6.000 años (datado por Carbono 14), en un paraje inmediato al mar y próximo al arroyo Salado de Rota, en el pago de Cantarranas (carretera El Puerto-Rota).

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El territorio de Isla Cartare con los asentamientos más antiguos del entorno del Salado de Rota, con dataciones por radiocarbono.

La presencia humana en nuestro término es muy anterior, constatada en las excavaciones que se realizaron a fines de los 70 y comienzos de los 80 en plena costa, en El Aculadero, donde se localizó –según las últimas revisiones del material- un taller lítico de pescadores y mariscadores del Paleolítico, activo hace unos 110.000 años; pero la primera comunidad que tuvo el fin expreso de arraigarse y crear una pequeña sociedad tribal con intereses comunes y compartidos, esa fue la que se asentó en Cantarranas, probablemente procedente de algún punto –al aire libre o en cuevas- de las sierras gaditanas.

CANTARRANAS Y LA VIÑA
El yacimiento de Cantarranas lo descubrimos –junto a nuestro amigo José Ignacio Delgado ‘Nani’ y en nombre del recién fundado Museo Municipal dirigido por Francisco Giles- en 1982, cuando se desmontaban –para la construcción y las fábricas de botellas- las grandes dunas eólicas de hasta 6 metros de altura que cubrían el paleosuelo de arcillas rojas y margas sobre las que se asentó la población neolítica.

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Algunos de los silos y otras estructuras excavadas en Cantarranas. / Foto, Museo Municipal.

Por vía de urgencia, el Museo realizó una primera campaña de excavación en 1982-83, a la que siguieron otras en 1985 –dirigida por Diego Ruiz Mata- y 1986 –a cargo de José Ángel Ruiz Fernández.

En conjunto, en un espacio de unos 6.000 m2 se detectaron los fondos de algunas cabañas del poblado (circulares y ovales, que tendrían paredes de adobe y cubierta vegetal), un extenso taller lítico (3.000 m2) lindero al hábitat, donde facturaban las herramientas precisas para la actividad agrícola (María Valverde estudió cerca de 9.000 objetos, tallados en sílex, principalmente, y en cuarcita), y numerosos silos –12 se excavaron, todos con perfil acampanado- para el almacenamiento de los excedentes de cereales, que fue la base, junto a la actividad ganadera y los recursos pesqueros y marisqueros, de la subsistencia económica del poblado. Y también la de su continuidad y su desarrollo espacial. 

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Vasos del llamado ‘silo de Enrique’ de Cantarranas y elementos líticos de piedra pulimentada y sílex. / Foto, Museo Municipal.

A comienzos de la Edad del Cobre  (o Calcolítico) –hace unos 5.000 años-, la población de Cantarranas creció para ocupar en toda su extensión (5.000 m2) un cerro (45 m) inmediato a la línea de costa y cerca de la desembocadura del Salado, La Viña, a un kilómetro del hábitat neolítico originario.

En 1984, al comenzarse a urbanizar el cerro –hoy Poblado Naval-, se realizó una primera excavación por la Delegación Provincial de Cultura dirigida por Lorenzo Perdigones y otras en 1986-1987 por nuestro amigo –arriba citado- Pepe Ruiz.

Los trabajos dieron por resultado la localización de unos 200 silos, cuyos materiales ofrecieron el mismo horizonte cultural de Cantarranas en su etapa final de la transición al Cobre Inicial, hacia los años 3000-2500 antes de nuestra era.

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Silo de La Viña que contenían vasijas cerámicas. / Foto, Museo Municipal.

Pero no se ocupó La Viña para ser habitada –no se detectó ninguna huella de cabañas-, sino exclusivamente para almacenar los excedentes agrícolas. El hábitat, probablemente, se encontraría más al oeste, junto a la boca del Salado, por el espacio que ocuparía la aldea andalusí de Casarejos. Y también, en casos puntuales, varios silos fueron reutilizados para acoger enterramientos de inhumación individuales y colectivos, en los que se exhumó un rico material cerámico depositado como ofrenda.

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Enterramiento de la Edad del Cobre de La Viña descubierta en la campaña de 1987. / Foto, José A. Ruiz Fernández. 

Enterramientos que eran contemporáneos a los que se descubrieron, al otro margen del arroyo Salado, al construirse en los años 50 la Base Naval: la necrópolis de ‘cuevas artificiales’ que dio a conocer Berdichewsky; cronológicamente vinculados al hábitat localizado al interior del Salado en el yacimiento de Casa Cortázar, también en término roteño.

Así pues, según los estudios de los yacimientos referidos, a uno y otro lado del arroyo Salado existió un importante núcleo poblacional –inicialmente establecido en Cantarranas en pleno Neolítico- que perduró hasta su transición al Calcolítico, cuando durante algún momento impreciso de la primera mitad del tercer milenio a.C. el poblado de Cantarranas-La Viña fue abandonado. Acaso su espacio y su entorno, después de ser habitado y explotado agrícolamente durante más de un milenio, estaba bien amortizado y fue preciso ocupar nuevas tierras en un tiempo nuevo.

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El yacimiento arqueológico de Cantarranas en 1982, cuando lo descubrieron José Ignacio Delgado y Juan José López. / Foto, Museo Municipal.

EN LA LAGUNA DEL GALLO
El Calcolítico se desarrollará en las tierras de nuestro término municipal en dos áreas: en la Sierra de San Cristóbal –al menos en los poblados de Las Beatillas y La Dehesa (éste, el origen del hábitat del Castillo de Doña Blanca), de los que escribiremos en otra entrega- y en el área de influencia del arroyo Salado de Rota y sus afluentes (ver nótula 2.231), de cuyo poblamiento haremos breve memoria a continuación.

Diez kilómetros tierras adentro del arroyo Salado –la columna fluvial que vertebra la campiña portuense- se encuentra la hoy desecada Laguna del Gallo y su marisma, que antes de que las tierras linderas invadieran, por la reciente acción del hombre, buena parte de su terreno, ocupaba una extensión de 120 a 150 hectáreas; espacio lacustre que se alimentaba, abriéndose camino entre las ‘tierras negras’ bajas, por el arroyo del Gallo, que también vertía sus aguas al Salado.

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Cuando las lluvias son abundantes, aún se puede entrever las dimensiones de la laguna del Gallo, como en esta imagen tomada en 1996 desde Las Animas. / Foto, Juan José López Amador.

El entorno de la laguna está rodeado por cerros de albarizas con cota máxima de 90 metros, que si hoy son terrenos desnudos dedicados –desde hace dos mil años- a la roturación agraria intensiva, en la Prehistoria reciente su espacio lo ocupaba un bosque abierto de alcornoques, encinas, coscojas, sabinas, pinos piñoneros…, envueltos con arbustos de jarales, torviscos, brezos…

Según los resultados de nuestras prospecciones, desde su primera ocupación hacia mediados del III milenio a.C., el entorno de la laguna del Gallo mantuvo una población continuada –con algunas fluctuaciones espaciales- durante 2.300 años, hasta el fin del periodo turdetano, a fines del siglo II a.C., cuando Roma impuso otra organización espacial del territorio, explotándose las tierras de la campiña a gran escala desde villae rústicas (antecedentes de los actuales cortijos), desapareciendo los antiguos núcleos de población. 

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Vista de la cara suroeste de Campín desde la laguna del Gallo. / Foto, J.J.L.A.

No sería hasta la época andalusí, entre los siglos X al XIII, cuando el entorno de la Laguna del Gallo volvió a poblarse con aldeas, en número de cinco: CampixGrañina, FinojeraPoblanina Fontanina. Con la conquista cristiana de la región mediado el siglo XIII, el modelo volverá a ser el romano, dividiéndose el espacio en latifundios en manos de una elite económica y social; distribución que se ha mantenido, en buena parte, hasta nuestros días

EL CÍRCULO Y LOS ÍDOLOS DE CAMPÍN BAJO
islacartare_3_9_puertosantamariaSegún indican los materiales culturales prospectados, fue al noroeste de la laguna del Gallo, a media ladera de un cerro, en las tierras de Campín Bajo, donde se estableció durante la Edad del Cobre una importante población –continuadora de la de Cantarranas-La Viña-, el núcleo que vertebró –también con la actividad agropecuaria como base de su desarrollo- el entorno de la laguna, donde se emplazaron otros asentamientos coetáneos de menor entidad y seguramente de él dependientes, arqueológicamente detectados en Venta Alta y, al mismo pie de la laguna, en Pocito Chico. Otro lo localizamos más al sur, en Vaina, junto al curso del Salado (ver primer plano adjunto).  /En la imagen de la izquierda, detalle del vuelo aéreo de 1979 en las tierras de Campín Bajo, donde se aprecia la huella de una gran estructura circular con dos arroyos que la rodean. 

islacartare_3_10_puertosantamariaEn 1984, el geógrafo del Ayuntamiento José Luis Martín informó al Museo de la existencia de una extraña estructura soterrada en las tierras de Campín, según observó en algunas fotografías aéreas entonces tomadas. Ciertamente, según cotejamos con otros vuelos aéreos, bajo tierra parece existir un recinto circular de 120 metros de diámetro (algo mayor que la Plaza de Toros de El Puerto) con la apariencia de ser un poblado cercado o fortificado, que tiene una amplia abertura en el flanco sureste junto al que discurre el curso de dos arroyos –hoy desecados y derivados del arroyo de Campín- y percibiéndose al interior de la estructura anillos perimetrales menores, derrumbes y construcciones de incierto origen.

En este lugar localizamos un ídolo cilíndrico de mármol (20 cm de altura), que aunque presenta la superficie muy desgastada, conserva en la parte trasera el peinado en zigzag propio de estos símbolos religiosos de la Edad del Cobre que se han hallado en algunos asentamientos de Isla Cartare: en las marismas bajas del Guadalquivir –Lebrija, Trebujena y Sanlúcar- y en Torrecera (Jerez), en el curso medio del Guadalete. /En las imágenes superior e inferior, a la izquierda, Idolo cilindro y  Estatua-menhir (‘la dama del Gallo) procedentes del entorno de Campín Bajo. / Fotos, J.J.L.A.

islacartare_3_11_puertosantamariaY abajo de Campín, junto a la laguna del Gallo y al yacimiento de Pocito Chico, en 1999 descubrimos en superficie, extraída por el arado, una pieza cilíndrica (30 cm de grosor) de mármol, fracturada, con una figuración antropomorfa femenina –la dama del Gallo la llamamos-- al modo de un ídolo cilíndrico pero de gran tamaño, similar al de una ‘estatua-menhir’. Tiene un rostro estilizado conseguido por pulimento y la cabellera tallada a golpes. La pieza conserva 1 metro de altura, encontrándose rota a la altura de una hendidura que recorre su perímetro y parece dividirla en dos mitades, por lo que en su origen tendría al menos 2 m de altura. Cronológicamente, ambos ídolos podrían fecharse –grosso modo- a mediados del III milenio a.C., en los inicios de la ocupación de Campín Bajo durante la Edad del Cobre. 

HUELLAS DEL MEGALITISMO 
Estos ídolos son manifestaciones ideológico-religiosas de una sociedad desarrollada y jerarquizada, asociados a monumentos megalíticos, habitualmente a enterramientos colectivos en dólmenes. En el espacio que media entre las desembocaduras del Guadalquivir y el Guadalete sólo se han excavado dos, el sanluqueño dolmen de Hidalgo que en 1959 exhumó Juan de Mata Carriazo y en Rota el dolmen de Munive, pero su presencia en Isla Cartare sería un elemento habitual de su paisaje.

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Francisco Giles, entonces Director del Museo Municipal, y el profesor de la Universidad de Cádiz José Antonio Ruiz ante una estela en Venta Alta (hoy desaparecida), probablemente asociada a un dolmen existente en el lugar. / Foto, J.J.L.A.

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Rodrigo de Balbín –uno de los grandes especialistas de Europa en megalitismo y arte paleolítico- inspeccionando en Venta Alta la estela anterior. / Foto, J.J.L.A.

Elementos que formaron parte de dólmenes del Cobre son las cuatro estelas –de arenisca de la Sierra de San Cristóbal- que hallamos en el entorno de Campín y la laguna del Gallo: en Pocito Chico, una con la figuración de un guerrero, una gran cazoleta y otros elementos simbólicos (expuesta en el Museo, sede del Hospitalito), y otra con grabados esquemáticos y huellas de uso de pulimentar piedra; en Venta Alta, con un puñal islacartare_14_puertosantamariagrabado, asociada a un amontonamiento de grandes piedras soterradas que podrían corresponder a un dolmen; y una cuarta estela –hoy desaparecida- en un camino que pasa por Campín, de cuyas cercanías debía de proceder.

Como ésta de Campín, son abundantes las lajas de piedra que hemos encontrado (y seguirán apareciendo) en la campiña portuense, extraídas durante las labores agrícolas y que secularmente han servido y sirven para marcar los lindes de las fincas y las mojoneras de los términos municipales. Fracturadas por los agricultores para facilitar su transporte y su ubicación, al menos algunas son ortostatos, las piedras verticales con las que se erigían los dólmenes y otros monumentos funerarios. /En la imagen de la izquierda, estela junto al camino de Campín que sube de Pocito Chico a Grañina. 1999. / Foto, J.J.L.A.

EN LA EDAD DEL BRONCE
Decíamos que la población que se asentó durante la Edad del Cobre en el entorno de la laguna del Gallo perduró en el tiempo. Cerámicas del Horizonte cultural Campaniforme, que marca el comienzo del Bronce (hacia 1900/1800-1500/1400 a.C.), las hallamos en Campín Bajo, Venta Alta y Cortijo de los Santos Reyes; y en lugar más retirado, junto a la laguna Salada, en El Barranco. La distribución espacial de estos cuatro asentamientos –distantes entre punto y punto unos 3 km- parece indicar la existencia de una vía de comunicación con el extremo occidental de la Sierra de San Cristóbal, también habitada en este periodo.

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Área de influencia del Salado con los yacimientos con hallazgos Campaniformes, Cogotas I y Bronce Final I.

Otra vía de comunicación, fluvial, pudo existir durante el Cobre y el Bronce (y posteriormente) a través del arroyo Salado de Rota y sus afluentes para enlazar con los esteros de las marismas del Guadalquivir, como apuntamos –recogiendo antiguos testimonios historiográficos- en la nótula 2.217. De cualquier modo, los contactos, fuesen los que fuesen, entre los asentamientos de la laguna del Gallo y los de las marismas del Guadalquivir –especialmente con la población de Mesas de Asta- debieron de ser constantes en el transcurso de la Prehistoria reciente.

La continuidad del poblamiento en torno a la laguna del Gallo durante el oscuro periodo del Bronce Tardío también está atestiguada en los materiales cerámicos prospectados, que vienen a decir que –como ocurrió en toda la Baja Andalucía- se produjo una disminución de la población, abandonándose algunos asentamientos y concentrándose los grupos humanos en los hábitats más pujantes, con más recursos. En nuestra zona, así parece que ocurrió en Campín Bajo, que durante las últimas centurias del II milenio a.C. parece de nuevo presentarse como la población única o más importante de la campiña portuense a comienzos del Bronce Final.

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Dibujos de materiales cerámicos de Campín Bajo: a la izquierda, Campaniformes y del Bronce; a la derecha, Campaniformes, Bronce y Cogotas I.

Un nuevo tiempo surgirá a partir del siglo XIII a.C., acaso con el aporte de gente procedentes de la Meseta, originarios de la cuenca del río Duero; grupos ganaderos trashumantes que se asentarán en nuestras tierras –como lo hicieron en gran parte de la Península Ibérica- y dejarán su impronta –reconocible por la arqueología- en las cerámicas del Horizonte Cogotas I, que en nuestras prospecciones encontramos, exclusivamente, en Campín Bajo y en Venta Alta, con datación final para este periodo en el siglo X a.C. También se hallan en Mesas de Asta.

Por entonces se estaba fraguando en un alto grado de civilización la cultura indígena que posteriormente los griegos llamarán Tartessos, cuyas huellas se hallan en el entorno de la laguna del Gallo en seis asentamientos que localizamos en nuestras prospecciones –siempre con nuestros amigos José Antonio y Nani- de los años 80.

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Vista desde Pocito Chico hacia Campín Bajo. La ganadería fue una de las bases económicas de los poblados del entorno de la laguna del Gallo. / Foto, J.J.L.A

De esos poblados tartesios escribiremos en una próxima entrega, y también del tiempo en que navegantes fenicios, procedentes de algunas colonias del Mediterráneo, pisaron, por vez primera en el siglo IX a.C., los cerros de la laguna del Gallo y que con los indígenas tartesios entablaron fructíferos contactos comerciales.

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Hacha de bronce del yacimiento de Venta Alta. / Foto, J.J.L.A.

De ello escribiremos después de que en la próxima nótula lo hagamos –con la firma de José Antonio  Ruiz, su director-  de las excavaciones arqueológicas que se realizaron a fines de los años 90 en Pocito Chico con los hallazgos de vestigios de poblados de la Edad del Cobre y del Bronce, a orilla de la laguna del Gallo. Al sur de Isla Cartare. / Texto: Enrique Pérez Fernández y Juan José López Amador.

Más de Isla Cartare en Gente del Puerto:
2.217. Isla Cartare. Un recorrido por la historia del término municipal. (I)
2.231. El arrollo de Salado de Rota y la Aldea de Casarejos. Isla Cartare (II).

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