Saltar al contenido

«Este hombre del casino provinciano/ que vio a Carancha recibir un día»

Antonio Machado,

En el inicio del retrato satírico de un señorito andaluz ‘Del pasado efímero’.

Toreaba ‘Cara’ en nuestra Plaza. Habría la natural expectación en la ciudad, animada como siempre con la presencia de tantos forasteros que aunque nunca dejan de acudir a la tradicional llamada de los toros en El Puerto. Faltaba poco para la hora de comenzar el espectáculo, y ya el cordón de la multitud se deslizaba en animados comentarios por la calle Santa Lucía, camino del bizarro coso taurino, cuando el coche de la cuadrilla de José Sánchez del Campo, que había desviado ligeramente su itinerario, camino de la Plaza, se detenía de pronto  ante la fachada de una noble casa de la calle de las Cruces. Vivía allí D. Agustín del Toro, un ilustre y conocido portuense, a la sazón Teniente de Alcalde de su municipio, y que en funciones de tal debía presidir la corrida de aquella tarde.

«--Venía, D. Agustín, a pedirle a usted un favor…» --comenzó, grave y azorado el maestro, con esa timidez que los toreros tienen siempre delante de las personas de consideración. El caballero le infundió ánimos con una sonrisa de amabilidad. «--Tu dirás…». Y ‘Cara-Ancha’, mal que bien, se expresó: el caso era que el hombre deseaba lucirse aquella tarde ante los espectadores portuenses. Quizás --repetimos que ignoramos fecha y circunstancia-- la espinilla de alguna actuación reciente, no de su completo agrado; tal vez el deseo de afianzar su cartel en El Puerto, Plaza reconocida como de prestigio por toda la torería contemporánea; o acaso la intención de levantar su nombre en aquella competencia que durante tanto tiempo la afición trataba de establecer nada menos con con ‘Lagartijo’.

Lo que fuera. Pero ‘Cara-Ancha’ quería lucirse en aquella tarde torera del Puerto. Y, con todos los respetos, venía a pedirle el Sr. Presidente que, si a bien lo tenía, abreviase en lo posible el tercio de varas, para que el toro llegase enterito y con bríos a la faena de muerte. Ahí era nada: lidiar uno de aquellos bisontes de entonces, con seis años bien cumplidos y muchas arrobas de peso, sin que los piqueros detuvieran apenas con su vara el empuje y la fuerza del animal.

Sonrió D. Agustín del Toro. Y despidió al espada con nuevas palabras amables y la promesa de acceder con gusto a su petición. En efecto. Cuando ya en el transcurso de la corrida llegó el momento esperado por el matador, se oyó, ante el asombro de toda la Plaza, el agudo toque de clarín que señalaba el cambio a la suerte de banderillas. Se armó la marimorena. El público, indignado, protestaba del pronto cambio de suerte e increpaba con furia a la presidencia. Y entre el clamor colectivo que pedía: «¡Caballos, más caballos!», se escuchaban individuales y airadas voces que dirigían recuerdos nada expresivos para los antepasados, vivos y difuntos, de la ilustre presidencia.

Pero nada alteró el estado de las cosas. Se pusieron los tres reglamentarios pares de banderillas, si bien en medio d e una auténtica tempestad de protestas, que poco a poco, y por el natural cansancio, iba bajando de tono. Después sonó de nuevo el clarín, y José Sánchez del Campo, tras el brindis de ritual, se dirigió hacia la fiera, aún con el último eco de las protestas sonando en los tendidos, y realizó tal faena de muleta, culminara con una gran estocada recibiendo, que los espectadores se olvidaron por completo del reciente escándalo y trocaron las ya acalladas voces iracundas por la más firme y unánime salva de aplausos. ‘Cara-Ancha’ había logrado sus propósitos.

Grabado de 'Cara-Ancha' en plena faena.

Poco después, y cuando el público se dispersaba, abandonado ya el resonare coso, y con el comentario de la gran faena de ‘Cara-Anda’ como tema principal y casi único de sus conversaciones, la calesa de los toreros se detenía de nuevo ante la residencia de don Agustín del Toro. Descendió el espada y penetró en la casas, siendo en seguida recibido por su dueño. «--Don Agustín…»-- y de nuevo le dio las gracias, esta vez con una mayor y lógica expresividad. Y con ella, sus excusas. Puesto que por complacer su petición se había levantado aquel alboroto y el presidente se había visto obligado a escuchar los piropos de la enfurecida multitud.

Quitó importancia don Agustín a la cosa. Y llano y natural, introdujo a su visitante, a través del jardín, en la grata penumbra de la bodega. Charlaron cordialmente, y probaron distintas muestras de los ricos caldos que en ella, silenciosamente, se iban haciendo año tras año, con el incomparable saber hacer de la madre naturaleza. Así iba transcurriendo los minutos, cuando el Sr. Presidente notó que el torero parecía ocultar algo entre los pliegues del capotillo de paseo que, según tradición de entonces --y ello además, parece ser la justificación lógica de esta prenda-- llevaba echado sobre los hombros. /'Cara-Ancha' se retiró del toreo en 1894. En la localidad sevillana de Aznalcázar, se dedicó la vida pública ocupando la  alcaldía durante varios años, donde murió el 31 de marzo de 1925.

«--¿Que llevas ahí?»-- no pudo evitar la pregunta. Y ‘Cara-Ancha’, con una amplia sonrisa de hombre bueno y tímido, abrió el vuelo del capote mientras decía: «--Por tocar a banderillas antes de tiempo ha tenido usted, D. Agustín, el sofoco de esta tarde. Yo, en agradecimiento, le traigo esto como recuerdo». Y le mostraba el palo forrado de rizados papelillos, manchado con sangre aún fresca del morrillo del toro. Celebró D. Agustín el obsequio. Y ya con la banderilla en su mano siguieron coloquialmente sobre diversos puntos. Hasta que al ir a venenciar de nuevo sobre unas copas, el anfitrión se quedó un momento indeciso con las banderilla en la mano, sin saber, de momento, donde soltarla.

La banderilla que clavó 'Cara-Ancha' en el techo de la bodega de D. Agustín del Toro, más tarde de la firma Cuvillo y Cía. /Foto: Rasero.

«--Deme usted, D. Agustín --dijo sonriente el matador-- que aquí hay un precioso sitio para ella». Y tomándola de la mano del otro, báscula fuertemente su brazo y la lanzó con fuerza al techo de la bodega, donde quedó fuertemente clavada por su arponcito, en una de las vigas de la escuadra de la techumbre. Tiempo ha pasado desde entonces. Las personas y las cosas se han ido sucediendo en el transcurso evolutivo de los tiempos. Pero el techo de aquella bodega --que luego sería de la firma Cuvillo y Compañía-- seguía clavada [hace 43 años cuando se escribe este artículo] desafiando a la ley de la gravedad y al paso de los años, la banderilla de José Sánchez del Campo ‘Cara-Ancha’. (Texto: Manuel Martínez Alfonso).

11

Vicente González Lechuga nace a las 7 de la mañana en la calle Javier de Burgos, junto al Bar Manolo, el 7 de agosto de 1941, en plena posguerra, hijo mayor con su hermano José Ignacio, del matrimonio formado por los portuenses Vicente González Bruzón y Francisca Lechuga Camacho. Con muy pocos años la familia se fue a vivir a la calle Larga, 57 (antiguo) y a principio de la década de los cincuenta a Larga, 43 (hoy 39), hasta que se casó. Estudió en Inglaterra, trabajó en empresas del Grupo Rumasa y se jubiló en el Servicio de Recaudación de la Diputación Provincial. Fue miembro de la ejecutiva local de Alianza Popular.

Vicente, con sombrero de paja en la playa de La Puntilla, con su madre. La vestida de negro es su tata, Curra Herrera Morón, en julio de 1942.

Desde muy pequeño participó de una vida muy familiar ya que, debido al trabajo de su padre que tenía que viajar mucho, convivió mucho tiempo de su niñez con sus abuelos maternos, ya que los paternos  murieron muy jóvenes, e incluso al paterno ni lo conoció. Su abuelo le sacaba mucho a pasear, dándole largas caminatas desde su casa en Larga 57 hasta la de sus primos en Luna 15, los Valimaña Lechuga, Ignacio y Fosco, que además de primos, se podrían considerar como amigos y les llevaba hacia La Victoria, vía del tren de Rota, por aquél camino de los Enamorados, La Puntilla, ... hasta llegar a casa de sus primos.

Vicente, en 1944, en un coche de caballos, con su madre, su abuela Milagros Bruzón, su tata Milagros y su hermano José Ignacio. 1944.

Como casi todos los niños de aquella fecha el coleccionar cromos fue una de sus aficiones de pequeño, tanto de futbol, como de las películas infantiles de entonces, como Blanca Nieves, Pinocho, etc. Así como los cromos que traían las chocolatines de Nestlé. La que más recuerda fue una colección que salió de Editorial Bruguera que se llamaba “Historia de la Navegación” y que la conservó hasta muy de mayor.

En el Colegio de José María Gago, en la calle Larga, donde hoy está Hacienda. 1950.

ESTUDIOS, ESCUELAS Y COLEGIOS.
Con 2 o 3 años fue al Colegio de Alfonso Cárdenas Felices en la Calle Luna, luego al  de las Hermanas de la Caridad (Asilo de Huérfanas) en la calle Cielo hasta que hizo la primera comunión en 1949, pasando al colegio de José María Gago Puerto, en la Calle Larga donde hoy está la Delegación de Hacienda, cambiando de domicilio este colegio en el curso 1950-51 a donde estuvo telégrafos en la calle Ganado 12, que tomara nueva denominación: Colegio-Academia ‘Nuestra Señora de la Merced’, dado que Gago y su mujer eran de Jerez. Allí estudió hasta Ingreso, cuyo examen pasó en Jerez, en el Colegio San Ignacio, pues en aquella fecha había que ir a dicha ciudad a examinarse. El bachillerato lo inició en el Colegio San José y San Estanislao (Pescadería)  el primer curso, pasando luego interno al Colegio de San Juan Bautista de los Hermanos Marianistas en Jerez en la calle Marqués de Casa Arizón, donde estuvo hasta terminar 4º y Reválida.

La familia González Lechuga.

Muchos de sus amigos de la adolescencia han fallecido como Juan Lerdo, Benito Gago, Guillermo Benvenuty, Juan Luis Bermúdez, Agustín Niño, Rafael de los Santos, Agustín Merello del Cuvillo, así como compañeros de colegio muy queridos por él, José Badillo, Bartolomé Lliteras, un primo de Rafael de los Santos, que ahora no recuerda su nombre y algunos más. Además de estos son amigos Jesús Jiménez Alcazar (traumatólogo en Sevilla); Fernando León García (especialista en aparato digestivo en Córdoba); Alfonso del Cuvillo Jiménez (oncólogo en Sevilla); Juan Osborne Tosar (Ingeniero Técnico Naval), Antonio Lebrón Iturriaga (de este no ha vuelto saber de él ya que se fue de El Puerto y no han tenido contacto ninguno de la reunión, que al menos sepa él), Fernando Bootello Reyes (Igneniero Técnico Industrial), entre otros.

En la Plaza de Isaac Peral, de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: Vicente González, Juan Morató Payares, Fernando Bootello Reyes, Rafael de los Santos Rodríguez, Fernando Arjona González,  Enrique Esteban Poullet,  Agustín Niño Garrido y Francisco Javier Benjumeda Abreu.14 de abril de 1960.

ESTUDIANTE EN INGLATERRA.
Una vez terminó este periodo y al no querer seguir estudiando le instaron a estudiar inglés, siendo sus profesores Juan de Dios Franco, Francisco Pacheco, ambos de El Puerto y Gonzalo Marín de Jerez. En el curso 1959-60, cuando su padre trabajaba en Jerez como gerente de Williams y Humbert Ltd, se puso en contacto con unos de los ejecutivos de la bodega en Londres, marchando a estudiar el idioma a Inglaterra, donde estuvo desde septiembre hasta mayo de dichos años, en el Coombe House School, (Coombe Lane, New Malden, Surrey).

Vicente, el segundo por la derecha, sentado, miembro del equipo de Rugby del Coombe House School (Inglaterra). El entrenador erra Mr. Cherry quien, a su vez era su profesor de lengua inglesa en el Colegio.

En Londres, el día de la boda de la princesa Margarita de Inglaterra.

Allí estuvo viviendo con la familia Davidson, en la misma ciudad en 285 South Lane, coincidiendo en la misma con un estudiante finés llamado Peter Schoemaker. En el colegio coincidió con compañeros de varios países tales como Kuwait, Japón, Gales y Chile. Durante su estancia en Inglaterra, practicó además del fútbol y el tenis, el rugby deporte que allí era muy popular.

La bodeguita de González Rico, en la calle Misericordia, hoy adaptada en un bloque de viviendas propiedad de Basteiro Hermanos, S.L.

LA BODEGUITA: GONZÁLEZ RICO.
Desde muy pequeño, ayudaba en el negocio de su familia, durante los periodos de vacaciones, bien a cobrar facturas --que era lo que menos le gustaba--, hasta repartir vino a los distintos clientes que tenían. Recuerda que uno de los repartos que más le gustaba hacer era el de servir el vino al Tabernón de Sánchez en la calle Ganado de José Sánchez Aguilar, y posteriormente de sus hijos Antonio y Francisco, el Bar La Viña, de Antonio Aguilar Gutiérrez, porque después de terminar la descarga, los dueños le invitaban a un ‘carajillo’ (moscatel blanco con gaseosa). También era muy buen cliente José Fernández Rodríguez ‘Joselito’ del Bar Jamón en la calle Capillera, así como Tadeo Sánchez, y otros.

También iba al Penal de El Puerto, a suministrar vino para el economato que los reclusos tenían  dentro, y recuerda que cuando el camión llegaba a la puerta del recinto penitenciario, se les montaba un funcionario de prisiones y les acompañaba hasta el último patio y los mismos reclusos eran los que descargaban la mercancía.  Una vez que se dejó de vendimiar en la bodega de la Plaza Juan de la Cosa o Bizcocheros --en la actualidad propiedad de Bodegas Caballero y conocida como ‘la Bodega del Castillo’-- se empezó a hacer la vendimia en la Finca ‘La Josefa’ propiedad de sus tíos Matilde Gómez López y José González Bruzón, y por los años sesenta del siglo pasado, ayudaba a su tío en ella tanto pesando la uvas que los distintos proveedores llevaban como en las labores de bodega.

Acompañando a unos ingleses en una visita en Williams & Humbert, Ltd. 1961.

WILLIAMS & HUMBERT  Y RUMASA.
A su regreso de Inglaterra entró como meritorio en las Bodegas de Williams & Humbert Ltd., sin cobrar durante el periodo de aprendizaje que duró tres meses. En septiembre de 1960 se incorporó en la plantilla como auxiliar administrativo, en el departamento de extranjero, con el sueldo mínimo de aquella fecha: 1800 pesetas mensuales. Estando en dicho departamento ayudaba también en el de Relaciones Públicas, acompañando visitas, a los pocos años ascenderá a Oficial segunda. En 1972 dicha bodega fue adquirida por el grupo Rumasa y en 1977, le propusieron el cargo de Jefe de Compras, cargo que ejerció hasta 1979.

En el escritorio de la Bodega Williams & Humbert, Ltd. en 1965.

En este año le ofrecieron la jefatura del Departamento de Extranjero de Bodegas Misa, también del mismo Grupo, que posteriormente se uniría en lo que fue Bodegas Internacionales, conformada por las bodegas Hijos de Jiménez Varela, Bertola, Pemartín, Otaolarruchi, etc., estando allí hasta 1985, cuando vino la privatización de Rumasa. Recuerda a amigos de trabajo como Antonio Soto de la Calle y su hermano Juan, Manuel Amador Márquez, Bartolomé Morión Vega y otros tantos, que al mismo tiempo eran compañeros del equipo de futbol del Dry Sack C.F. del que formaba parte Vicente.

Con su mujer, Carlota Benjumeda, delante de la Torrre de Belem (Portugal). 1988.

RECAUDACIÓN.
En 1990, tras aprobar sendos exámenes, entrará a formar parte de la plantilla de la Diputación de Cádiz, en la Oficina de Recaudación, donde estuvo hasta su jubilación en 2006. En este periodo, empezó a trabajar es las oficinas que Recaudación tenía junto al Ayuntamiento en la plaza del Polvorista, hasta 1994, año en el que el Ayuntamiento crea su propio servicio de Recaudación y más adelante la empresa municipal SERECOP. Una vez cerrada la oficina de El Puerto, en 1995 lo destinaron a Benalup-Casas Viejas, donde estuvo, la mayor parte del tiempo sólo. Después de mucho solicitar un traslado más cerca de su ciudad natal, no será hasta 1999 cuando lo destinaron a Puerto Real, donde estuvo hasta el día de su jubilación.

Los hijos de Vicente y Carlota, María del Carmen, Vicente, Carlota y Fernando en 1992.

LA FAMILIA.
Contrajo matrimonio con Carlota Benjumeda Abreu el 16 de Octubre de 1967 en la Iglesia de San Joaquín, actuando de celebrante José María Rivas Rodríguez, gran amigo de la familia. Tienen cuatro hijos: Vicente, Carlota, Fernando y María del Carmen. Cuando se casó se fue a vivir a Jerez a la Barriada de ICOVESA, hoy calle Bulería, dado que en El Puerto no había entonces muchas construcciones y por su trabajo, que era de mañana y tarde. En 1971 volvería a vivir en El Puerto, donde actualmente reside.

Tuvo dos grandes amigos médicos ya fallecidos: Juan Fabra Fornos, médico de su familia desde soltero y el ginecólogo Francisco Viseras Alcolea, con quien alumbró sus cuatro hijos su mujer Carlota.

Los González. Imagen tomada en la casa de la Hermandad de Pilas, en la Aldea del Rocío, con motivo de la boda de su sobrina Inmaculada. De arriba hacía abajo: Rafael González Herrero; Rafael Sánchez González; Fernando Arjona González; Vicente González Lechuga; José Antonio González Herrero; Antonio Sánchez González; Antonio González Herrero; José Ignacio González Nieto; Manuel González Herrero; Milagros González Herrero; Agustín Fernández González; José María Arjona González; Vicente González Martín; Miguel Rodríguez González; José Ignacio González Lechuga. 17 de junio de 2006.

LOS DEPORTES.
El fútbol fue uno de sus deportes favoritos, practicándolo prácticamente toda su vida, en aquel desaparecido Campo de la Gimnástica, Escuelitas SAFA, Santa Fe en Jerez, etc., hasta 1985, ya que cuando estaba trabajando en la bodega se hacían campeonatos vinícolas, y siendo socio del Racing desde muy pequeño, yendo a múltiples desplazamientos, algunos de mas de 800 km., ida y vuelta en un día, por ejemplo a Jaen, Granada, Huelva, etc más los comprovincianos, Algeciras, La Línea Jerez, ….

El que más recuerda fue un desplazamiento que hizo a Cartagena, que aquel año era entrenador del Racing Isidro Sánchez, padre de Quique. Precisamente, él fue el técnico del Valencia cuando dicho conjunto jugó ante el Racing la eliminatoria de 1/16 de final de la Copa del Rey en la temporada 2006/2007, de camino que iba para ver a unos amigos en Barcelona, con tan mala suerte que el arbitro del encuentro no se presentó y tuvo que aplazarse el partido para el día siguiente --que por cierto llovió de forma torrencial-- y perdió el Racing por 4 a 0.

Equipo del Dry Sack. En esta ocasión jugaron contra el “Don Zoilo”, en el jerezano Campo de Deportes de Santa Fe, del Colegio de los Hermanos Marianistas de “El Pilar”. De izquierda a derecha:? Vicente González de portero; Juan Luís Rosado, que jugó en el Jerez Industrial y además fue entrenador de futbol; desconocido; Azurmendi; desconocido; Juan Luís Bretón Abrisqueta, gerente de Williams & Humbert  al que todos les llamaban jugando “Don Luís”. Agachados: Manuel Amador Márquez; Gutiérrez; desconocido; Asencio; Manuel Muñoz Cortijo. 25 de junio de 1972.

Como anécdota recuerda que en un partido de los campeonatos vinícolas les tocó jugar contra Palomino y Vergara, y tenían un delantero centro muy joven y muy grande que le decían “Mazinger Z”, y cada vez que se escapaba de la defensa, como él era el portero le parecía aun más grande. Mucho más tarde resultó ser el famoso cantante Bertín Osborne.

También hubo una época, cuando se hizo socio del Club Náutico, del cual formó parte de una de las juntas, practicaba el tenis bien en el mismo club o en casas de amigos que tenían pistas. Entre ellos los campeonatos que organizaban los Basallote en La Ponderosa, o bien en casa de los Cuvillo en la Calle Santa Lucía, cuya pista estaba donde hoy Mercadona, y alguna que otra vez en la casa de los Osborne Lena, en la finca ‘Wenceslao’.

Foto tomada en la puerta del Cine Macario por la Calle Luna. De izquierda a derecha: Fosco Valimaña Lechuga; María Isabel Domínguez de los Reyes; Macario Valimaña Lechuga; Carlota Benjumeda; Vicente González y Antonio Almagro Buhigas. Carnaval 1983.

LA FOTOGRAFÍA.
Desde muy joven e influenciado por su padre es muy aficionado a la fotografía siendo su primera cámara una “Micro” que se compró en Tánger.

En 1993, en el Museo de Cera de Londres, en un descanso cámara en mano.

Desde 2004, aproximadamente, y empujado por su amigo Indalecio Rábago --cabeza de lista de Alianza Popular en las elecciones municipales de 1987-- se compró un ordenador, y empezó a hacer sus pinitos informáticos, y en el trabajo los compañeros le llamaban el abuelo informático, más tarde se compró un escáner y se puso a escanear las fotos que tenía tanto de él como de su padre, y cuando se le acabaron se propuso recuperar fotos antiguas y gracias a la ayuda de sus amigos Miguel Sánchez Lobato, Luis Serrano Romero y Francisco Mata se fue haciendo de una colección de fotos antiguas. Recuerda que un día se encontró con José María Morillo, antes de empezar gentedelpuerto.com, y le preguntó si «--tenía fotos de cuando su padre se dedicaba a hacer obras de teatro y organizar las cabalgatas de reyes». Al poco tiempo le llamó y le facilitó las mismas y le propuso colaborar con él en una página que tenía en mente: Gente del Puerto, de la que es el Jefe de Fotografía, aportando, localizando y escaneando muchas de las imágenes que aparecen en esta página.

Carlota y Vicente, en Moscú, de viaje el pasado año 2010.

Otras de sus aficiones son los viajes, y si es conduciendo mejor, y el buen comer. A lo largo de su vida ha hecho infinidad de viajes: a Inglaterra, Checoslovaquia, Budapest, Viena, Portugal, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, Tánger, Rusia, Turquía, cruceros por el Báltico, Fiordos Noruegos y por el Mediterráneo. Y por supuesto la península ibérica, conociéndola casi toda.

1

Amontillado Fino Luna, plantilla publicidad original de 1921, El Puerto de Santa María.

Primera platilla original  del año 1921, (medidas 43 X 21cm). Plantilla Madre de Publicidad, que  es como se llamaba a la Plantilla Muestra, la primera en la que se trabajaba. Hecha artesanalmente en papel acartonado que servía para hacer todas las demás, lo mismo en papel que en madera o hierro. Servían para marcar su impronta en sacos, cajas, botas, cubas y otros elementos para identificar la marca, en las que se embalaban y enviaban las mercancías. Son un referente de muchas industrias andaluzas del primer tercio del siglo XX. Hasta el momento desconocemos que bodega local criaba, ensoleraba y comercializaba este vino fino con tendencia a amontillado.

El amontillado es un vino generoso que se encuentra entre el fino y el oloroso. Su nombre proviene de la región vitivinícola de Montilla (Córdoba), y se dice de los vinos finos que toman mas cuerpo y recuerdan a los vinos de Montilla. Para su crianza se parte del vino fino, pero se deja que la levadura, que determina el gusto, se muera. Por eso, el vino se hace más oscuro, con un gusto diferente, dejando de ser ‘fino’, algo así como un ‘fino pasado’, sin llegar a ser comparable con la ‘manzanilla pasada’.  Aunque en la actualidad se produce este vino de forma intencionada, a veces ocurre sin pretenderlo.

16

Efectivos municipales tras el incendio. /Foto: J.M.Serrano.

Hoy se cumplen 23 años de la tragedia. A las 14:20 de la tarde de aquel fatídico miércoles se producía una gran explosión que se escuchó en todo El Puerto, dando pie al pavoroso incendio que consumió un millón y medio de litros de alcohol almacenados en la empresa Alcoholera de El Puerto, S.A., propiedad del empresario granadino afincado en Jerez, Luis Javier Sánchez Navajas. La factoría llevaba un mes sin producir debido a las vacaciones estivales de los trabajadores, acogidos del Convenio de la Vid, y se estaba preparando para su puesta en funcionamiento, ese mismo día, a las seis de la tarde. Una semana antes se había producido un conato de incendio. ...continúa leyendo "1.116. LA EXPLOSIÓN DE ALCOHOLERA DEL PUERTO. 24 agosto 1988."

1

Esta es la historia de un porteño que vivió entre los ríos Besaya y Guadalete, del que hoy se cumplen 110 años de su muerte.

Domingo José Morante de Lamadrid y López Seco se instala en El Puerto de Santa María posiblemente entre 1850 y 1853, con treinta y pocos años de edad, procedente de una parroquia cántabra llamada Cañeda, cerca de Reinosa, (Cantabria), estableciéndose como comerciante con  una tienda de género de mercadería en uno de los lugares mas céntricos de la población, la calle Larga, concretamente en los bajos de la casa número 139 antiguo, invirtiendo probablemente su herencia legítima paterna y sus propios ahorros en dicho negocio.

Demostrando prudencia, José Morante, en previsión de que los negocios no marchasen como esperaba, había dejado algunas propiedades rústicas en su tierra natal, propiedades a las que solo visitaría de nuevo en alguna escapada que hizo a su terruño en los años venideros, antes de entrar en achaques.

Sobre sus primeros pasos en El Puerto de Santa María no sabemos mucho, aparte lo indicado y la información que nos facilita él mismo en un testamento que realizó el 4 de Septiembre de 1854 en la notaría portuense de don José Miguel Pau. En esa fecha declara tener 33 años, estar soltero y tener por bienes “un establecimiento de género de mercadería en la calle Larga de esta ciudad, unas tierras de labor en su país de origen –Cantabria- y las ropas de su uso”. En las disposiciones, mandaba se distribuyesen cinco mil reales de limosna a los pobres necesitados el mismo día de su entierro y, en otra manda aparte, legaba algunos bienes a su tío materno Juan Antonio López Seco y a su hermano Manuel, designando por única y universal heredera a su madre, doña Maria López. /Emilia Seytre Enriquez de Guzman, esposa de nuestro protagonista

Afortunadamente este documento no tuvo efectividad, puesto que el Sr. Morante prolongaría algunos años más su vida, cruzando, incluso, la imaginable línea que separa el siglo XIX del XX, estableciéndose de forma total en El Puerto y encabezando una larga genealogía de sucesores portuenses que entroncaron con significadas sagas locales.

Volviendo al momento de la vida de Domingo José Morante, que se hace llamar e incluso firma como José solamente, hemos visto como en los días postreros del verano de 1854 establece su voluntad en previsión de un fatal desenlace. Aunque el negocio le absorbe gran parte de su tiempo, cultiva buenas amistades, integrándose plenamente en la sociedad local. Deducimos que Juan Bautista Marichalar y Antonio Honorato Seytre, ambas personas nombradas sus albaceas en el testamento antes citado fuesen dos buenos amigos. El primero, conocido industrial y comerciante, “especulador de vinos”, es decir, exportador y vendedor a mayoristas, con una fábrica de aguardiente en la Ribera del Río y un talante liberal que le llevaría a formar parte, años después, del primer Ayuntamiento Revolucionario Provisional tras la insurrección militar de 1868, la  denominada popularmente “La Gloriosa”.

La calle Larga, una imagen insólita de la misma, casi sin tráfico.

Estaba casado con una dama integrante de la selecta sociedad local de la época: Concepción Winthuysen Martínez-Baños, matrimonio que no tuvo descendencia. Y el segundo, de nacionalidad francesa, del comercio como él, que desde hacia varios años se había trasladado a El Puerto desde Cádiz, donde residió anteriormente.  Debió frecuentar la casa de su amigo, situada en el número 92 antiguo de la Calle Larga, en la acera par actual, entre las calles Espíritu Santo y de la Plata, que había enviudado y vivía con su única hija Emilia. Podemos imaginarnos a los tres, paseando una soleada mañana dominical por el frondoso y romántico Paseo de la Victoria, a escasos metros de la casa de don Antonio Honorato, aledaño al monasterio del mismo nombre,  deshabitado en esos años, abandonado por los franciscanos Mínimos que durante más de tres siglos lo tuvieron como residencia conventual. Emilia, recién cumplidos los diecisiete años, escuchaba embelesada las narraciones que hacía de su lejana tierra natal el amigo de su padre.

MATRIMONIO.

Esta admiración de la joven adolescente hacia el comerciante montañés debió ser reciproca y si a ello añadimos la complicidad paterna y la falta de prejuicios por la diferencia de edad, en pocos meses se concertó el compromiso y, finalmente la boda, que tuvo lugar en la Iglesia Mayor Prioral el día de Nochebuena del mismo año en que había formalizado sus últimas voluntades, en 1854.

Tienda en el crucero de las calles Larga (número 139 antiguo) y Luna, situada a la izquierda.

José Morante aportó al matrimonio un capital de cien mil reales, valor estimado del género que tenía en existencia en esa fecha en la tienda de mercadería que regentaba y de la que era dueño. Estaba situada en pleno centro, próxima al crucero de las dos calles principales y céntricas del casco urbano: Larga y Luna, popularmente conocida como “Las Cuatro Esquinas”.

La novia, hija de Antonio Honorato Seytre Charreron y de Josefa Enríquez de Guzmán, llevó una dote de 200.000 reales, cantidad correspondiente a su legítima materna que fueron invertidos en su totalidad por el joven matrimonio en la adquisición de una viña nombrada “La Panameña” en el termino de Jerez de la Frontera por la que pagaron 170.000 reales y en la propiedad de la mitad del palco número 19 del Teatro Principal de Cádiz.

Los primeros años de casado el matrimonio se instaló en la casa que tenía arrendada su suegro, propiedad de la familia Oyarzabal. Un par de años después nacería el primer hijo, una niña, a la que bautizaron imponiéndole el nombre de la abuela materna: Maria Josefa, y pocos días antes de dar a luz al segundo, al que nuevamente impusieron el nombre del otro abuelo: Antonio Honorato, falleció su padre, que solo que contaba 54 años de edad. Finalizaba el mes de enero de 1858.

La calle Nevería, en el primer cuarto del siglo pasado.

Tras el fallecimiento de don Antonio Honorato Seytre los Morante Sytre se trasladaron de forma provisional hasta encontrar una casa en la que instalarse definitivamente,  que pudiesen adquirir en propiedad y estuviese cercana a la tienda de mercadería. El nuevo hogar lo instalaron en la calle Nevería, en el piso principal de la casa número 3, realquilados por una joven viuda, natural de Gibraltar, llamada Dolores Ginés Ruiz, casa situada a una manzana de distancia del lugar de trabajo del cabeza de familia. En este año de 1859 se incorporó a la unidad familiar la madre de don José, contando asimismo con tres personas de servicio. Allí nacieron, en 1861: Lorenzo y en la primavera de 1863 una niña a la que impusieron el nombre de Emilia.

Por esas fechas José Morante había ya comprado un espléndido inmueble, situado en otra de las arterias mas céntricas y comerciales de la ciudad, la calle Luna, a menos de cincuenta metros de su tienda de tejidos. a las hermanas María del Carmen y Trinidad Ortiz Veristani, que vemos en la imagen de la izquierda.

Cuando los negocios funcionaban y la mejora económica de la familia era una realidad palpable, un grave contratiempo vino a enturbiar la buena racha familiar. Emilia I –así la llamaremos para distinguirla de otra de igual nombre que nacería posteriormente- murió de neumonitis el día 9 de julio de 1863, cuando contaba tan solo tres meses de vida.    Meses después nacería un nuevo hijo, en este caso varón, que ocuparía el 4º lugar entre los hijos vivos, al que bautizaron como Emilio. Y detrás de este, escalonados en el tiempo, muchos más hasta completar once hijos de los cuales solamente seis de ellos traspasaron la barrera de la infancia y llegaron vivos a edad adulta. Fueron, por este orden: María Josefa, Antonio Honorato, Lorenzo, Emilio, Emilia y María del Carmen Morante Seytre.

Consolidado el negocio, José Morante y su familia gozarán de una desahogada posición económica y él, aparte de sus ganancias como comerciante con el legado económico de su buen amigo y padre político se convierte en pequeño propietario, pues a la reciente adquisición del inmueble en calle Luna hay que añadir las posesiones agrícolas antes citadas,   y otro inmueble en calle Cantarería número 2,  casa de una sola planta, con 224 metros cuadrados de superficie, comprada conjuntamente con un almacén-bodega en calle Santa Clara, esquina y vuelta a la de Cantarería, es  decir, lindera con la antes citada, en donde iría almacenando –cultivando, es la palabra adecuada- diversos caldos hasta lograr con los años una excelente bodega, con productos reputados y apreciados entre sus contemporáneos.

Calle Cantarería, bodega que, junto a la esquina con Santa Clara perteneció a Morante.

Ambos inmuebles fueron adquiridos conjuntamente a don Faustino González Barbadillo.  Con ellos y en ellos, aparte de incrementar su patrimonio familiar, José Morante encontraría en este nuevo negocio de crianza y tráfico de vinos, especialmente en su vejez, una fórmula perfecta, todo un estímulo para sobrellevar la soledad de su viudedad y sus últimos años de vida.

Volviendo a la secuencia de su vida, habíamos dejado al matrimonio pendientes de trasladarse a la casa de Luna 32, una casa  que había reformado a su gusto, remodelando la fachada. el Maestro Pablo José Arduña.  La espléndida mansión ocupaba una superficie total de 306 metros cuadrados con un total de 26 habitaciones o dependencias, distribuidas 8 de ellas en el piso bajo y el denominado “entresuelo”, entre el bajo y la primera planta o principal que tenía 9 habituaciones, al igual que la segunda, así como una amplia “azotea” es decir, terraza y cubierta al mismo tiempo, donde tender y ventilar las ropas, cortinajes, etc.. y en donde figuraba una zona cubierta para instalar los lavaderos y el cuarto donde hacer la colada, tan en boga en la época.

La calle Luna, a la derecha, la tienda de Morante y más arriba su vivienda, en el número 32 antiguo.

En 1869 estaban instalados en ella, posiblemente desde hacía varios años, el matrimonio, cuatro hijos y su madre, doña María López Seco, que en esa fecha contaba 69 años de edad, que se había trasladado en la década anterior desde Cañeda, de donde era natural y donde residía hasta entonces, para incorporarse al núcleo familiar.  Le acompañaban en estos años tres sirvientes cántabros de bastante edad, de los de entonces, es decir de los que durante toda su vida, desde la juventud hasta la senectud que ahora empezaban a desarrollar habían estado al servicio de la familia y en él continuaban hasta la muerte, bien del que servían, o la suya propia, integrándose en el “cuerpo de casa” –así denominaban al servicio interno- que completaba una joven doncella de la localidad. /Imagen de la vivienda que adquirió, reedificó y ocupó en la calle Luna, junto a calzados Noel.

Así fueron transcurriendo los años, los lustros, las décadas, desarrollando una vida laboriosa y familiar, entregado en cuerpo y alma a sus negocios y aficiones, viendo crecer a sus hijos, a los que proporcionó  una esmerada educación. Dos de los varones siguieron la carrera militar y el tercero y mas pequeño de ellos le ayudo y acompañó en la tienda de tejidos. Algunos se casaron, comenzaron a florecer los nietos y celebró con felicidad sus bodas de plata matrimoniales. Sería esta la  primera generación portuense de los Morante Seytre. /La nieta de Morante, María Febrés Morante, con  los Ruiz Golluri, en la casa de la calle Cielos.

Por todo lo indicado, el fallecimiento de su esposa supuso un fuerte golpe, algo más que la perdida de un ser querido. Perdía una buena amiga y confidente, una solícita  compañera y una fiel y cariñosa esposa, especialmente en esos años últimos en los que la mayoría de los hijos se habían emancipado. El luctuoso hecho tuvo lugar el 7 de Agosto de 1888 cuando, apenas había rebasado doña Emilia el medio siglo de existencia.  Durante muchos años, puntualmente, el viudo y los hijos organizaran cultos en el aniversario de su muerte,  evidenciado que permanecía vivo su recuerdo.

En la bodega de su propiedad de calle Santa Clara almacenaba medio millar de botas de selectos productos, cuya valoración suponía el 45% del importe de los bienes, 120.000 pesetas. La especialidad de este buen viticultor, pues cultivaba en viñas propias la uva, viñas –dicho sea de paso- situadas en el lugar mas estimado de la zona Jerez, Marchanudo, en terrenos albarizos, ideales para el cultivo de la variedad utilizada en los mas selectos vinos. En su hacienda realizaba las faenas de vendimia y en su bodega transformaba el mosto en vino, siendo su especialidad un “Amontillado”, vino muy hecho, sin marca, criado en siete soleras o añadas, proceso que garantizaba, sin duda, un producto exquisito. De este rico caldo, tenía el Sr. Morante, en 1888, nada menos que 353 botas, es decir, más de 175.000 litros de dicho producto. En el resto de vasijas almacenaba “Palo Cortado”, “Oloroso”, “Pedro Ximenez” y otros vinos de varias clases ocupando tres docenas de botas, así como 22 botas de vinagre, una de aguardiente y 65 de vinos bastos y ácidos. Solo tenemos referencia de dos marcas propias, aunque no se embotellaban como tal, pues su venta era por arrobas, medida que tiene 16 litros. Se llamaban “Canilla y Perruno” y “Perruno Chico” y en esa fecha tenía siete y seis botas en existencia, respectivamente.

Mapa de la 'España del Caciquismo'.

José Morante también hizo sus pinitos en política en edad jubilar. Hemos encontrado referencias en la prensa local que así lo indica, siendo citado entre la docena de vocales –ocupando el primer lugar- que componían el comité local del partido Liberal Conservador, en el año 1894, que presidía don Francisco Miranda Hontoria, Capitán de Fragata retirado. Figuraban en dicho comité comerciantes y bodegueros como él, tales como Carlos Hernández Carrera y Felix Gonzalez Urruela, así como un paisano que años después alcanzaría notoriedad en la gestión municipal: Severiano Ruiz Calderón, perpetuándose su memoria al rotular con su apellido el principal paseo y parque público de la localidad, el denominado “Parque de Calderón” que discurre paralelo al río.

José Morante formó parte de los '12 Magníficos', encabezados por Tomás Osborne, creadores de la sociedad de la Plaza de Toros.

Es bastante probable que don José participara en este comité conservador más por compromiso social que por vocación, aunque el ideario del partido se ajustaba a sus convicciones, talante y comportamiento, no era del tipo de personas que le gustase figurar por figurar.  Un hecho que confirmaría esta suposición ocurrió en la primavera de 1895. Reunido el comité para decidir la candidatura del partido a las próximas elecciones municipales, asistieron tan solo la mitad de los componentes. Hubo dos propuestas o listas; una, encabezada por Alfredo Figueroa,  a propuesta  del presidente y la otra candidatura,  propuesta por el Sr. Ruiz Calderón, encabezada por Domingo José Morante. Sometidas a votación hubo empate a cuatro votos, decidiendo dos votos por correo, tal como hoy lo conocemos, definidos como “representaciones por escrito” en la prensa de la época, precisamente uno de ellos de José Morante, que votó a favor de la candidatura presidencial, auto eliminándose.

Coincidiendo con su viudedad comenzaron a agravarse los achaques propios de la edad, a pesar de ser de una fuerte constitución, sin duda. A fines de 1894 fue operado en su propio domicilio por los doctores Isorna y Moresco, prestigiosos galenos gaditanos que se desplazaron en tren desde la capital para una intervención que debemos suponer leve, tal vez de las vías respiratorias altas, intervención que fue calificada como exitosa por la prensa local que se hizo eco de la misma.  Apenas un año después conocemos por el mismo medio que había sufrido y superado una grave dolencia, y en Noviembre de 1900, ya octogenario, nuevamente fue operado por el doctor Isorna, en esta ocasión auxiliado por un equipo de cuatro facultativos, extirpándole un epitelioma en la comisura del labio.

Vista desde el Restaurant de La Puntilla, a cargo del Hotel París, en 1910. /Colección Thomas IEFC

Cuidado por su hija menor Maria del Carmen, con la que pasaba temporadas en la casa que tenía en las viñas, especialmente los meses de verano y las convalecencias de las operaciones, respirando el benéfico aire campestre, transcurrió el último tramo de su vida. Convertida en crónica su enfermedad desde hacía varios años, en los primeros meses de 1901 esta se agravó, entregando finalmente su alma a Dios el miércoles, 14 de Agosto de ese año, hoy hace 110 años, después de recibir los Santos Sacramentos y la Bendición de Su Santidad, según se indicaba en la esquela mortuoria publicada en la “Revista Portuense”..

Emilia Morante, hija de nuestro protagonista, con su segundo marido, Joaquín Ruiz López (alcalde de El Puerto entre 1904 y 1905 y entre 1907 y 1909), en la Quinta de los Ruiz, luego de Terry, hoy Hotel Duques de Medinaceli.

Tal como indicamos en el enunciado del capítulo, el río de la vida de este emigrante montañés, como señaló Jorge Manrique, llegó al mar. En su dilatado curso, abundaron las aguas mansas y fértiles, que fueron bien aprovechadas en laboriosas norias y productivos regadíos, dejando abonada sus orillas con el limo de su ejemplo.  (Textos: Antonio Gutiérrez Ruiz. A. C. Puertoguía). (Fotos: Magdalena Rodríguez Lara y Archivo GdP).

14

Las Bodegas Jiménez Varela abarcan un conjunto de cascos bodegueros que fueron el fruto de la unión de edificios de obra nueva, el llamado escritorio, las oficinas centrales de las bodegas Varela, construido en 1872 y reformado en 1913; como de otros que ya estaban construidos, con anterioridad y que habían pertenecido a otras firmas bodegueras, las bodegas de Haro construidas en 1848.


Patio del trabajadero de las Bodegas Jiménez Varela.


El mismo patio, hoy convertido en dependencias del Hotel Bodega Real.

El núcleo de bodegas o zona industrial donde se ubicaba surgió en el primer tercio del siglo XIX, (el casco de bodega de la Sagrada Familia se construye en 1829), abarcaba el espacio comprendido entre las calles Pozos Dulces, Espíritu Santo, Albareda y Avenida de la Estación y Larga. Una zona de cierta tradición industrial que ya  en el siglo XVIII contaba con fábricas de estampados, curtidos,  molinos de aceite, así como otras relacionadas directamente con las faenas y las necesidades de la actividad marinera.

Camino de Urdax, actual Avda. de la Estación, donde se encontraban las Bodegas Sagrada Familia en la actualidad reconvertidas en viviendas. A la izquierda el Paseo de la Victoria y al fondo la Estación de Ferrocarril.

DEL COMERCIO CON AMÉRICA AL MERCADO EUROPEO.
El Siglo XIX fue un periodo caracterizado por el gran número de cambios que se produjeron en las sociedades de una manera continua e incesante. Cambios a todos los niveles: políticos, sociales y económicos. Estos últimos en El Puerto de Santa María,  como en gran parte de los pueblos de la Bahía, hicieron que se buscaran nuevas salidas o que se potenciaran actividades que ya eran importantes como la crianza y la exportación del vino fino. Se sustituyó la tradicional relación comercial con el continente americano por la potenciación de la ventas en el mercado europeo y muy especialmente en el inglés del vino de El Puerto.  Esto hizo que la imagen de la ciudad se viera transformada en algunas zonas por la instalación de naves bodegueras que acabarían por configurar el paisaje urbano de El Puerto.

Interior de uno de los cascos bodegueros. /Foto: CMPH.

CATEDRAL DEL VINO.
Estas bodegas de la calle Albareda, antes Victoria porque emboca hacia el monasterio del mismo nombre, son también un testimonio importante de una de las claves de la crianza biológica del vino fino: la proximidad al río Guadalete.  El río es uno de los condicionantes principales para obtener un buen caldo, las brisas del Guadalete controlaban el proceso de crianza aportando y manteniendo los grados de temperatura y humedad necesario para la obtención de un producto de calidad. Para ello era también imprescindible una arquitectura, en cierta medida biológica, que permitiera aprovechar las bonanzas climáticas de la zona: el casco bodeguero. Éste ha recibido todo tipos de apelativos, pero quizás el que más se le aproxima es el de catedral para alguno de ellos, que le viene dado por la esbeltez conseguida por el empleo de pilares y arcos de piedra de gran altura y tamaños en su construcción.

De izquierda a derecha, Ernesto Jiménez González, uno de los cuatro hijos varones del fundador de la firma Jiménez Varela, casado con Rafaela Sancho Mateos; Ernesto Jiménez Sáncho, hijo del anterior junto al hijo del fotógrafo Justino Castroverde, que aparece a la derecha de la imagen, tomada en los tendidos de la Plaza de Toros. En la segunda fila, en el centro, Mariano Cantera Molares /Foto: Colección de Rafael Ceballos Jiménez.

En la imagen superior, personal del escritorio de Hijos de Jiménez Varela. De izquierda a derecha, Arias, desconocido, José Lojo Espinosa, José Luis González Obregón capataz de la bodega, Juan Manuel Brea Vila, Luque que era suegro de Vera Palmer, Bernardo Zayas, Francisco Martín Repollet, Felix Ochoa 'Ochíta' primo del pintor y el niño Manolo Fernández Lores, hermano de Francisco el del Bar 'Paquito'. Sentados, de izquierda a derecha, Victor Unzueta Gabiola, Guillero Siloniz, Victor Unzueta padre, González Bruzón, dos desconocidos y Victor Moriñas. /Foto: Pantoja.

En la imagen de la izquierda, publicidad del Cacao Varela.

LOS JIMÉNEZ VARELA.
La familia Jiménez Varela fue muy laboriosa, y prueba de ello fueron las industrias vinateras que crearon y los afamados productos que en ella se fabricaron: el Brandy Viejísimo Varela, Cacao Varela, Oloroso Los 46, o el Amontillado Fino Jardín, bajo la firma comercial de Hijos de Jiménez Varela. También existe una relación familiar de los Jiménez Varela, pues un familiar de éstos fue el hombre de confianza de Isaac Peral, cuando botó en El Puerto, en la desembocadura del río Guadalete, el prototipo del que fue el primer submarino.

Publicidad del Champagne en una revista local portuense.

Parte de la desaparecida plantilla de Hijos de Jiménez Varela. Detrás, de izquierda a derecha, José Pérez Camacho; Estanislao Jiménez González-Nandín, Joaquín Jiménez Sancho y un argentino. Delante de ellos, en pie, Benito Moriña, Francisco Martín Repollet, Artiza, José Luis González Obregón. Agachados, Rafael Valiente Moreno, Miguel Ferrer García, Luis Jiménez González-Nandín, José Herrera Raposo, arriba de él Francisco Ariza Zarzuela y a la derecha, movido, Manuel Buhigas. /Foto: Colección Vicente González Lechuga.

HIERRO DE LA PALMA.
También se dedicaron a la cría de caballos, llegando a ser propietarios del Hierro de la Palma, ganadería creada por los señores Artalaya y Azpillaga, a principios del siglo XIX, y que luego fuera propiedad del Marqués del Castillo de San Felipe. El Hierro de la Palma figuraba en la etiqueta de los productos de Hijos de Jiménez Varela.

Productos de Hijos de Jiménez Varela, entre ellos el Amontillado Fino Jardín. /Foto: CMPH.

Cacao Varela, Champán Continental, reclamos publicitarios, que han sido recuperados para la colección de Antonio García, de quien es la fotografía.

Publicidad del año 927

AMONTILLADO FINO JARDÍN.
Que si bien se comercializaba como Fino, se aproximaba más a un vino  Amontillado. El amontillado es un vino dulce y generoso de uva Palomino, de color pajizo, ribeteado en metálico y destellos violáceos, de aspecto lagrimoso, brillante y transparente. Al olfato ofrece un olor a bodega, intenso y punzante; y al paladearlo saboreamos un vino redondo, seco, ahumado y con recuerdos de yodo. Hace un perfecto maridaje con el jamón ibérico o un queso curado de pasta dura y de gran potencia.

Es un vino perfecto para beber como aperitivo, o a media tarde, aunque los devotos del Vino Amontillado dicen que «sirve para compartir y departir a cualquier hora». La temperatura ideal para degustarlo es entre 10º y 14º, siempre en relación con la temperatura del ambiente. /En la imagen, un aprendiz, de nombre José Raposo Rasuelo,  jarreando sobre la canoa y la bota de Jiménez Varela.

Los vinos amontillados proceden de los Vinos Finos, el Vino por excelencia de El Puerto de Santa María, cuyo color ha evolucionado y llega a alcanzar entre 18º y 19º. Es un vino generoso (aquel que alcanza una graduación entre 15º y 23º), obtenido mediante soleras y criaderas, sistema de crianza que se aplica en la zona vinícola que ampara el Consejo Regulador del Jerez-Xérès-Sherry, a la que pertenecen los vinos y brandies de El Puerto de Santa María.

RELATO EL BARRIL DE AMONTILLADO.

El relato de Edgar Allan Poe, The Cask of Amontillado, adaptado al cómic por Archie Goodwin y Reed Crandall en Creepy N6 (Warren, 1966), de la mano de Golden Age Comic Book Stories

Interesante el cuento de terror del siglo XIX, obra del bostoniano Edgar Allan Poe «El Barril de Amontillado» (The Cask of Amontillado), usando como excusa la del conocedor de estos vinos generosos para contar el relato corto. (Fuentes: Centro Municipal de Patrimonio Histórico. Archivo de Antonio Gutiérrez Ruiz y otros)

4

Palacio de Valdeavellano. Ribera del Río, 47.

Hoy hace 82 años que, en una especie de exilio urbano, alejado de las alcobas de su casona de la Ribera del Rio, 47 --el conocido como Palacio de Valdeavellano-- donde vivió más de tres cuartos de siglo, exhaló su último suspiro don Manuel Gª de Valdeavellano y Larraondo, el día en que se celebraba la festividad de la Virgen del Carmen del año 1929. Tenía 89 años y un merecido prestigio de hombre sensato y honesto, liberal, tan humano como religioso, especialmente popular por su asistencia a los entierros de personas de cualquier clase y condición a los que solía acompañar mientras tuvo fuerzas para ello hasta su última morada, caritativo hábito, respetuoso rito para con amigos y desconocidos, a los que consideraba su prójimo. Había sido el primer alcalde de El Puerto al proclamarse la I República.

Montenegro de Cameros, pequeño municipio de la provincia de Soria, de donde procedía y nació el padre de nuestro protagonista, Casimiro Gª de Valdeavellano y García Gastón.

Hijo de Casimiro Gª de Valdeavellano y García Gastón y de Dolores Larraondo, nació en 1840 en Cádiz, adonde llegó su padre procedente de la provincia de Soria (Montenegro de Cameros), por mediación de su hermano arcediano titular del cabildo eclesiástico de la catedral de Cádiz. Tuvo otro hermano menor, Francisco Javier. En 1842 la familia se trasladó a vivir a El Puerto, a la casa de su propiedad --dote de la familia materna-- en la Ribera del Río, 47. El cabeza de familia se dedicaba al comercio y a la elaboración y envejecimiento de vinos en las bodegas, también de la dote de su mujer, que tenían en Puerto Escondido con entrada por calle Mayorga, señalada con el nº 3 antiguo y 6 moderno que lindaban con otras bodegas propiedad de Angel Aramburu. /En la imagen, ilustración de Miguel Ángel Pantoja, que recrea la época a la que se refiere esta nótula.

VIDA PÚBLICA MUNICIPAL.
Apuntamos ahora la activa y dilatada participación en la vida pública de la ciudad del primogénito y protagonista de esta nótula, Manuel, a través de diversos cargos ejercidos en el consistorio municipal. Formó parte de numerosas comisiones, ocupándose de asuntos delicados que requerían de su talante conciliador, su experiencia y el infatigable espíritu de servicio que poseía y siempre mantuvo. Por ejemplo, en 1891, formó parte de la comisión municipal encargada de inventariar el hospital municipal y redactar un nuevo reglamento, mejorando sus instalaciones y servicios ó, encabezando una comisión de vecinos que se entrevistó con el gobernador de la provincia sobre el problema de la retirada de la guarnición militar del penal, en 1905, ó presidiendo la Junta Local de Enseñanza, el sorteo de mozos, etc… siendo uno de los pocos ediles que asistían a la mayoría de las sesiones municipales ya fuesen ordinarias, plenarias o extraordinarias. Las citas a su persona en la Revista Portuense era casi diaria.

Fábrica de Gas Lebón, a la altura de donde hoy se encuentran las viviendas que ocupan el que fuera el antiguo campo de fútbol del Racing Club Portuense, frente a la Comisaría de Policía.

«O PAGAN, O SE APAGA».
De la Revista Portuense, en su edición del 12-5-1905 extraemos una anécdota definitoria en cierto modo de su personalidad, ingenua e ingeniosa. Se había suscitado un problema con la compañía de Gas Lebón que era la que se ocupaba del alumbrado público. Existían varios retrasos en los pagos concertados, algunos de ellos con escasas posibilidades de cobrarlos, según entendía la empresa suministradora de energía, que tomó unilateralmente la decisión de no encender algunas  farolas del alumbrado público para compensar el débito. (Esta fórmula: “O pagan, o se apaga” puede que  la inventaran ellos pero el caso es que, actualmente, si no pagas el recibo te cortan el suministro, que es lo mismo, con la diferencia de que la energía lunar aún no se ha desarrollado lo suficiente como para sustituir a la eléctrica, de la que dependemos para todo). Don Manuel pidió la palabra en la reunión municipal donde se trataba este asunto y con la mayor seriedad propuso que, siendo razonable la medida adoptada por Gas Lebón, la anulación anunciada de las luces se produjese tan solo… ¡ en las noches de luna llena! para así minimizar el perjuicio a los ciudadanos.

De todos estos cargos desempeñados, el más importante y significativo fue el de alcalde, puesto que ocupó en 1873, elegido por sufragio en las elecciones convocadas por la I República.

ADVENIMIENTO DE LA I REPÚBLICA.
Cuando se recibe en El Puerto la noticia de la proclamación de la República el 11 de febrero, tras la renuncia del rey, D. Amadeo, se reúne en la mañana del día 12 la Corporación Municipal para tener conocimiento y constancia oficial de dicha proclamación. En consecuencia se redacta el siguiente texto: «Enterado el Ayuntamiento con la mayor satisfacción de este fausto acontecimiento que abre un porvenir de gloria y bienestar a nuestra querida Patria y que ardientemente deseaba el sentimiento público». Se acuerda publicarlo y enviarlo por telegrama al gobierno de la nación. Se trata pues, de una manifestación oficial de agrado y simpatía con el nuevo régimen político establecido por la Asamblea Nacional en Madrid. /Ilustración de la revistilla 'La Casa de las Dunas', en la que aparece Amadeo de Saboya, 'el rey efímero'.

LIMOSNAS PARA LAS CLASES POBRES.
Uno de los catorce miembros que componían en esa fecha la Corporación constituida en 1872, presidida por un militar retirado, el coronel D. Jose Maria Viaña, era Manuel Gª Valdeavellano y, conociéndolo, quizás fuese él también el que propusiera a sus compañeros el reparto de 2.000 limosnas en forma de bolsa de comida destinada a las clases pobres (media hogaza de pan, media libra de carne, una onza de tocino y un cuarto de garbanzos), con cargo al capítulo de imprevistos, formando parte de un pequeño programa elaborado sobre la marcha para celebrar el acontecimiento, tal fue el repique de campanas de  iglesias y conventos, la retirada del retrato de Don Amadeo de organismos y edificios públicos y la colaboración en el engalanamiento, exorno e iluminación de las casas de vecinos que quisieran adherirse o solidarizarse con la República, además de rotular efímeramente diversas calles con personajes republicanos, calles que volverían a su denominación tradicional poco tiempo después.  /En la imagen, escudo del Ayuntamiento en 1873.

ALCADE EN LA I REPÚBLICA.
En las elecciones municipales que se celebraron los días 5 y 6 de abril, al no participar los partidos monárquicos, que se abstuvieron, ganó con comodidad la candidatura democrática republicana, siendo votado don Manuel, considerado políticamente como liberal moderado para presidir el primer ayuntamiento republicano elegido por sufragio, elecciones cuestionadas por algunos historiadores  dada la escasa participación de votantes,  inferior al 30 por ciento. /En la ilustración de la izquierda, alegoría de la I República Española.

PRINCIPALES LOGROS.
Señalaremos algunas de las decisiones e iniciativas bajo su presidencia: el deslinde y amojonamiento de los términos vecinos de Jerez, Puerto Real, Rota y Sanlúcar; el comienzo de las obras de canalización del Guadalete y el proyecto para construir una dársena de carga y descarga. Preocupado tanto por la higiene y la salud pública como por la decencia y la buena educación mandó colocar diversos mingitorios públicos para varones en aquellos lugares donde era más ostensible –por el olor, mas que nada- tan extendida práctica.

EL ÓBITO, EN LA REVISTA PORTUENSE.
Su desaparición no pasó desapercibida, Reproducimos algunos párrafos de la semblanza publicada en la Revista Portuense del 17 de julio de 1929, dando cuenta de su fallecimiento. “El Puerto debe hoy estar de luto. Ayer tarde, confortado con los auxilios de la religión y tras una larga dolencia ha dejado de existir un amado convecino, el anciano señor don Manuel Garcia de Valdeavellano y Larraondo, persona dignísima que disfrutó de la estima y consideración de varias generaciones de portuenses…/… Persona en extremo piadosa, mientras pudo hacerlo, fue fiel cumplidor del precepto cristiano concebido en las Obras de Misericordia: dar sepultura a los muertos, acompañando el entierro de cuantos fallecían en la ciudad…/… No habrá hoy casa en la ciudad donde, al saberse la muerte de tan respetable y digno señor, no se muevan los labios en una oración por su alma, al par que sea comentado su fallecimiento con frases de condolencia. Descanse en la paz del Señor y sirvan estos renglones de lenitivo al justo dolor que embarga hoy a su distinguida familia.”  /En la imagen de la izquierda, vista del Palacio de Valdeavellano que da al Parque Ruiz-Calderón. Con los toldos, el actuar Bar Casa Paco 'Ceballos'.

Curioso anagrama en hierro con las iniciales del marido de Dolores Valdeavellano Tejera, JACM, es decir Juan Antonio Martínez Colom, que figura en uno de los balcones del edificio denominado Palacio de Valdeavellano.

En su testamento nombraba como única y universal heredera a su sobrina Encarnación Gª Valdeavellano Tejera, prohibiendo expresamente la intervención de la autoridad judicial y el cuestionamiento de su libre decisión por cualquier causa o motivo, la cual aceptaría el legado testamentario en 1930 y, formando parte del mismo, la parte segregada, deslindada y pactada del inmueble de Ribera 47, es decir el entresuelo y el piso bajo, excepto el bodegón denominado “carbonera” que transmitió a sus hijos. (Textos: Antonio Gutiérrez Ruiz. - A.C. Puertoguía).

8

Ángel Medinilla Medinilla, segundo hijo del matrimonio formado por Ángel Medinilla Ducrós y Milagros Medinilla Martínez-Santizo, nació el 24 de diciembre de 1916, en la calle San Sebastián. Fueron ilustres antepasados suyos Manuel Medinilla Zamorano (1820-1870), médico; Joaquín Medinilla Bela (1839-1926), médico; y Ángel Medinilla Bela, Juez de Primera Instancia, los tres investigaron y dejaron escritos sobre diferentes temas portuenses, algo que acaso influiría desde muy joven en nuestro protagonista, inoculándole su interés y afición por las cosas de El Puerto. /En la imagen, Ángel Medinilla en 1988, un año antes de su fallecimiento.

1916.
En 1916 era alcalde de El Puerto Ramón Varela Campos. El cardenal Enrique Almaraz, acompañado de los prelados Obispo de Badajoz, P. Cervera barbado Obispo de Fessea (Marruecos español durante las colonias) y el Obispo de San Luis de Potosí (Méjico), presidió la Coronación Canónica  de la Virgen de los Milagros.

Ángel Medinilla, flanqueado por Socorro y María Luisa, en la Playa de La Puntilla, a principio de la década de los años 30 del siglo pasado.

Antonio Machado visita El Puerto para asistir a la boda de su hermano Francisco, que trabajaba en nuestra Ciudad como funcionario de prisiones. El letrista  sevillano Rafael de León Arias de Saavedra, ingresó ese año en el internado del Colegio de los Jesuitas, año en el que Rafael Alberti es expulsado de dicho centro de enseñanza, sin haber acabado el bachillerato. Joaquín Barba Rocafull se hace cargo por primera vez de la Banda Municipal de Música, sustituyendo a Pedro García y García Cacho que la había dirigido de forma interina.

El 6 de agosto de ese año, con toros de Benjumea mano a mano en la Plaza de Toros de los espadas Vicente Pastor y Rafael Gómez ‘el Gallo’. En septiembre el día 3, toros de la Vda. de Concha y Sierra, para Joselito y Belmonte, que ya habían toreado el 26 de marzo, con Toros de Santa Coloma, en idéntico mano a mano. Nace José González Gutiérrrez, ‘Pepe Guindate’.

Ángel Medinilla, en la Plaza de Toros.

COLEGIO.
Ángel estudió en el Colegio de las Carmelitas hasta que hizo la Primera Comunión.  Su principal afición, desde muy joven, fue la fotografía, dándose la circunstancia que su tía se casó con el conocido fotógrafo local, Justino Castroverde. Muy aficionado al dibujo, asistió a clases en la Academia de Bellas Artes, por espacio de dos años. Pero no solo la fotografía captaba su atención, sino también la historia, el arte y cuanto se refería a El Puerto y sus costumbres.

MUNDO DEL TRABAJO.
Desde muy pequeño, hasta su jubilación, trabajó en Bodegas Osborne, hasta su jubilación; incluso, una vez jubilado continuó como secretario particular de Antonio Osborne Vázquez. Persona muy activa, tuvo varios empleos simultáneos para sacar adelante a su familia, consiguiendo así dar carrera universitaria a sus cuatro hijos. Hizo el servicio militar en Sierra Nevada.

El matrimonio formado por Carmen Cantera y Ángel Medinilla, en 1944, día de su boda.

Se casó con Carmen Cantera Mesa con la que tuvieron cuatro hijos: María del Carmen, (médico siquiatra), Ángel (profesor e historiador), José María y Mariano. Era un lector empedernido aficionado, también, a la tauromaquia y, aunque su vocación frustrada fue la Medicina --acaso influido por sus ancestros--, las circunstancias familiares del momento no propiciaron que consiguiera su objetivo. Falleció el 13 de abril de 1989.

La familia al completo, el día de las Bodas de Plata. De izquierda a derecha, José María, María del Carmen, Mariano y Ángel y los padres. 1969.

LA FOTOGRAFÍA.
En torno al año 1930 consigue su primera cámara fotográfica; será a partir de entonces cuando reflejará en sus instantáneas, diferentes vistas de paisajes, lugares y personas de El Puerto, dejando un legado que comprende los años 1932 y 1947.

Precisamente su hija María del Carmen organizó dicho material fotográfico que, en el año 2004, formó parte de una exposición auspiciada por el Centro Municipal de Patrimonio Histórico en la que la propia María del Carmen ejerció de Comisaria de la Muestra, con la coordinación de José Ignacio Delgado Poullet (nótula núm. 621 en GdP) y Miguel Ángel Caballero Sánchez, con la colaboración de Miguel Sánchez Lobato (nótula núm. 048 en GdP), en el tratamiento y digitalización fotográfica.

/A la izquierda, cartel de la Exposición realizada en el año 2004.

Desde El Puente de San Alejandro. /Autor: A. Medinilla Medinilla.

Solar donde se construyó el escritorio de Bodegas Osborne. /Autor: A. Medinilla Medinilla.


Avda. de la Bajamar, el edificio más alejada del espectador es la Casa de la Aduana, antigua Real Fábrica de Arguardientes y Licores. /Autor: A. Medinilla Medinilla.


2

Reproducimos aquí la crónica de la visita a un nuevo restaurante en El Puerto,  ‘La Proa de Puerto Sherry’, inaugurado el pasado 17 de mayo, propiedad de Gabriel González Górdon, director de Vistahermosa Club de Golf y Enrique Fernández de Bobadilla, ex director de explotación del puerto deportivo, con nótula núm. 772 en GdP. Su autor, Emilio López Asencio, es el presidente de un nuevo Club Gastronómico, reflejado en el blog ‘Le dijo la sartén al cazo’, formado por sibaritas o gente de buen comer y mejor beber y como afirman con mucho sentido del humor ‘un blog gastronómico y enobebeológico y vitofílico del hedonismo practicante’. Ensaladas varias, pescados de mercado, parrilla de carnes, pastas y arroces, tapas, medias raciones y raciones: cocina a la medida para los tiempos que corren, conforman la carta.

EL RESTAURANTE.
«El día acompañaba, viernes 10 de junio, con lo que conlleva, sol espléndido, fantástica aunque, insisto, recortada compañía, el lujo de vistas que tiene la zona pese a los esqueletos inmobiliarios y la intriga y las expectativas puestas en conocer un sitio nuevo...pero nuevo, nuevo, del paquete, vamos. El local, nacido el 17 de mayo, está dividido en tres zonas, una terraza, un porche de madera y una parte interior con abundante luz natural gracias a unos ventanales que dan a los pantalanes, donde además se encuentran las dos zonas exteriores. La decoración, pues marinera obviamente.

La terraza de La Proa, con vistas a la Marina: pantalanes y barcos a escasos metros de los comensales.

La pérgola para fumadores, de madera --¿a que les recuerda?-- de La Proa, donde se celebró la comida relatada en esta crónica.

Nos decantamos, cual vino con tendencia al poso, por la zona intermedia, el porche de madera, donde fuimos cordialmente recibidos por uno de los socios propietarios, quien nos sirvió una primera espumosa helada, acompañada de una piriñaca, picadillo y/o pipirrana con langostinos que degustamos en la barra bajo las pérgolas.

El plato 'Pargo a la Proa' que se apellida con el nombre del restaurante.

PARGO AL ESTILO ‘LA PROA’.
Tras refrescarnos los gaznates procedimos a sentarnos a la mesa donde nos dispusimos a dar buena cuenta de algunos platillos selectos. El principal, como es costumbre de la presidencia, estaba ya encargado (¿Democracia Real? ¿15-M?...¡no gracias!) Se trataba de un Pargo al Estilo de La Proa, se que estoy empezando por el medio pero...me ha salido así...bueno, el plato en cuestión estaba muy bueno, el pargo, cocinado en su punto, estaba fresco y sabroso...o eso intuimos, porque dicho esto hay que decir también que el guiso estaba preparado con una elaborada salsa entre cuyos ingredientes contaba con un buen chorro de nata que nos resultó sin duda excesivo e innecesario dado el buen material que cubría y encubría, incluyendo unas buenas almejas. Los caldos, sabiamente elegidos por nuestro particular enólogo, catador, guíapeñínconpatas, D. Guillermo Yañez de los Yáñez de toda la vida, fueron dos botellas de tinto de Toro, que pese a la puntuación no muy alta de la Guía Peñín supieron a gloria, los vinos son "asín"

Tartar de atún sobre lecho de aguacates y filas láminas de manzana. Tienen también una excelente hamburguesa de atún.

Las migas de rabo de buey, un espectáculo organoléptico.

ENTRE EL TARTAR Y LAS MIGAS.
Parece que he empezado por lo ¿"peor"? Las entradas fueron paradójicamente, la guinda del pastel, esto de empezar la casa por el tejado es lo que tiene. Tartar de Atún, con aguacate y finas láminas de manzana, sin palabras. Migas de Rabo de Buey con patatas bastón, una delicia. Por último, un Solomillo Ibérico al Oloroso de auténtico lujo. Todo perfectamente acompañado de "Viñas del Vero" helado.

POSTRES.

Cojo la pértiga y salto. Los postres. Entre los comensales había de todo, de los que siempre piden , de los que nunca, de los que a veces y de los que se comen hasta el postre de el de al lado, menos mal que yo estaba enfrente. Surtido casero de brownie con nueces, pastel de queso y tarta de tres chocolates. El que nunca come postre disfrutó cual corto de talla, de los demás ni hablamos.

En el interior del restaurante 'La Proa'.

Por último copa y puro, pese a cierto casi imperdonable olvido, D. Javier, esos Montecristo tienen nombre y apellido... Almuerzo redondo. Respecto al precio, correcto, teniendo en cuenta la calidad y elaboración de las viandas, los vinos, postres y copas. A Enrique le deseamos buena suerte en esta singladura. Eso sí, que no decaiga.

Algunos de los asistentes al espectáculo pantagruélico de 'La Proa', con Enrique Fernández de Bobadilla.

En la imagen, el galeón Andalucía y la nao Victoria, en el puerto deportivo. /Foto: AGR.

Mención especial a nuestro camarero, viejo conocido de otras reuniones en otros lugares y momentos y al que hay que reconocerle su profesionalidad y buen hacer. Tras la humareda, paseo por Puerto Sherry con parada para observar la Nao Victoria y el Galeón Andalucía, el resto es otra historia y debe ser contada en otro momento. Disfrutad con el reportaje gráfico a cargo de D. Abelardo, de los Ferrer de El Puerto».

Reservas: 956871341

3

Juan Ignacio Varela Gilabert, nació en El Puerto de Santa María el 10 de Agosto de 1924 y falleció en Cádiz el 16 de Enero de 1997. Fue concejal del ayuntamiento de El Puerto en la década de los sesenta del siglo pasado y, a finales de la misma, en junio de 1969, fue nombrado Jefe Local del Movimiento, representando al anterior régimen político en la Ciudad.

1924.
El año de su nacimiento, se cierra el Colegio de los Jesuitas por diversas causas: disminución de jesuitas, disminución de alumnos y sobre todo la necesidad de utilizar el edificio como Noviciado de la nueva Provincia Jesuítica de Andalucía. Muñoz Seca estrena “Los sabios”,  “La raya negra”, “La muerte del dragón”, “La mujer de nieve”, “Los chatos” y “La buena suerte”.  Ese año era alcalde de la Ciudad Sebastián Péndola y Soto, médico de profesión, pero en abril será sustituido por el bodeguero Alfonso Sancho y Mateo. En la Iglesia Mayor Prioral se instalará un arco luminoso en la Puerta del Sol, formado por tiras de madera y bombillas eléctricas. La iniciativa partió del Dr. Francisco Muñoz Seca, para dar mayor realce a las salidas procesionales. La Banda de Música del Maestro Rocafull volvería a ofrecer sus conciertos. Nacen también ese año, en la calle Larga el escultor Fernando Jesús y en Sevilla, el sacerdote jesuita considerado portuense Luis Conradi Toro.

De Juanín Varela o de Juan Ig. como a él le gustaba escribir se refería así en 1962 Manuel Martínez Alfonso: “No podía haber nacido más que en El Puerto. Y en efecto, así ocurrió el hehco un día del año 24. Aquí estudió por libre el bachillerato, con exámenes en Jerez de la Frontera. Su actividad literaria ha sido más para sí mismo que para los demás; un desahogo poético, sin afán ninguno de notoriedad. […] Ha publicado algunas cosas en la revita ‘Cauce’ por los años 44 y 45. Charlas –eso que tan bien sabe hacer—ha dado sobre poesía popular andaluza en RNE en Madrid. Y recitales poéticos de su propia obra en esta misma emisora, en el Aula Manuel Machado, donde fue presentado por Josita Hernán”. /En la imagen, Manuel Martínez Alfonso en 1962.

Publicista, conferenciante, pregonero y poeta fue nombrado académico de la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia de El Puerto de Santa María en Mayo de 1985. Académico de número de la de Ciencias, Artes y Letras de San Dionisio, de Jerez de la Frontera, miembro de número del Ateneo Literario, Artístico y Científico de Cádiz.

En la imagen de la izquierda, el poeta arcense Julio Mariscal de Montes, con quien colaboró en varias ocasiones.

Académico de número de la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz, así como miembro del Instituto de España y de la Asamblea Literaria – fundada por Jorge Juan de Cádiz, en 1777 y nuevamente reestructurada – y del Instituto Español Sanmartiniano – filial de Cádiz. Escribió en alguna que otra ocasión con el poeta arcense Julio Mariscal de Montes, de cuyo libro de poemas, inédito, ‘El mar, la caracola y más siglo XIX’ (1947), extraemos el siguiente poema:

LEVANTE
Hay un viento marinero
Que cuando sopla de tierra
Le pone espuelas al viento.
Levante por estribor,
Y un puerto blanco y lejano
Rondándome el corazón.
¡Ay su galope salado
en mi frente sin confines
llena de sombras y barcos!

Juan Ignacio Varela, a la izquierda de la imagen, atendiendo a una visita en Bodegas Terry de cuyo departamento de publicidad y RRPP llegaría a ser responsable.

VIDA LABORAL.
Trabajó en Bodegas Fernando A. de Terry S.A. donde fue responsable del Departamento de Publicidad y RRPP, a donde llegó de la mano del ex alcalde Miguel Castro Merello procedente de la compañía de seguros L'Assicuratrice Italiana en la que fué Inspector Regional de Ventas.    También  en la Caja de Ahorros de Cádiz, hoy incorporada en Unicaja, en El Puerto; en Ubrique fue delegado de la misma,   jubilándose en el departamento de la Obra Social y Cultura de dicha entidad bancaria.

Ha pronunciado numerosos pregones, charlas y conferencias, así como recitales de su obra poética y cuenta en su haber con varios premios literarios. Pregonero de las Semanas Santas de Cádiz, San Fernando, Alcalá de Guadaira (Sevilla), Rota, El Puerto de Santa María (su tierra natal, tres veces), Barbate (dos veces) y de Cádiz en la Casa de Cádiz en Barcelona.

Juan Ignacio Varela Gilabert pregonando la Semana Santa en El Puerto en el año 1970. Instituto Santo Domingo. (Pregonó en tres ocasiones: 1964, 1970 y 1976).

Mantenedor de los VI Juegos Florales de la Serranía Gaditana (Ubrique, donde trabajó en la antes mencionada Caja de Ahorros), y del 1º de las Peñas Gaditanas (Ubrique); del Carmen y la Sal (San Fernando); Fiestas Típicas de Bornos (dos veces) y Fiestas de Chiclana de la Frontera. Premio a la poesía de tema libre por su poema “Sonetos del Buen Amor” en los Juegos Florales de las Fiestas de la Hispanidad del año 1960.

Escenario del Teatro Principal durante los Juegos Florales de las Fiestas de la Hispanidad en 1962. /Foto: Rasero.

Primer Accesit sobre “Décimas del Río Guadalete”, bajo el lema “Guad” en los Juegos Florales de las Fiestas de la Hispanidad de El Puerto  del año 1962. Pregonero en Rota de San Isidro y el Rosario; Primer pregón del Carmen en Prado del Rey; en El Puerto de Santa María dio los primeros pregones del Carmen, Navidad con Amos, del Vino; el 2º del Carnaval. Pregones del Rocío en su Ciudad natal, Puerto Real y Sanlucar de Barrameda, así como del Rosario, en la Casa de Cádiz en Barcelona.

En la caseta del Olivo, recibiendo una distinción en presencia de Luis Ortega, Enrique Pedregal, Luis Suárez Ávila, Manuel Martínez Alfonso, Venancio González y Paco del Castillo.

Ha pronunciado numerosas conferencias sobre los más variados temas y recitales de su obra poética en distintos municipios andaluces, Madrid y Sevilla.

Durante su etapa municipal --fue concejal y Jefe Local del Movimiento-- acompañando al Gobernador Civil Julio Rico de Sanz que aparece en el centro de la imagen con pañuelo blanco en la chaqueta; a su izquierda el concejal Fernando Arjona y a la izquierda de éste, el Comisario de Policía. Al fondo de la imagen distinguimos al clero local, Anastasio Pérez de Andrés, capellán de la Ciudad, Manuel Salido Gutiérrez, Párroco de la Prioral y Arcipreste, Carlos Román Ruiloba, coadjutor, un poco mas abajo su hermano, el también sacerdote, Manuel Román Ruiloba. En el centro de la imagen, con chaqueta blanca, Juan Ignacio Varela, detrás el alcalde de Cádiz y Jefe Provincial del Movimiento, Jerónimo Almagro Montes de Oca.  A la derecha, en primer término Juan Martín Vélez y detrás Péculo. El comandante de la Policía Municipal, Manuel López, aparece de uniforme blanco. 15 de julio de 1969.

PREMIOS LITERARIOS.
Entre los premios literarios, además de los antes citados, figuran los de Nacional de Poesía “Rodríguez de Valcárcel”; Nacional de Poesía “Jerez” en la Fiesta de la Vendimia del Sherry; Flores Naturales  de Alcalá de Guadaira (Sevilla) y La Palma del  Condado  (Huelva) en las Juntas Literarias celebradas en esas Ciudades. Premios de Poesía “Madrigal” de Puerto Real; “Virgen del Rosario” de Rota; “Alfajoa de Oro” de Cádiz; y “Exaltación del Guadalquivir” de Sanlucar de Barrameda; entre otros premios de charlas, pregones, conferencias, etc.

PUBLICACIONES.
Fue colaborador de varias publicaciones, como en ABC de Sevilla, Diario de Cádiz y Confederación Española de Cajas de Ahorro, así como de emisoras de radio.  Posee el Nacional de Artículos Periodísticos “Jerez”, por una colección de artículos sobre el Vino de Jerez,  publicados en ABC de Sevilla; el de artículos sobre la Coronación de Nuestra Señora de los Milagros, de El Puerto de Santa María; “Medusa”, de cuentos, y primero y segundo, también de cuentos, del Concurso Comarcal de la Sierra Gaditana.

Tiene publicados el discurso de los VI Juegos Florales de la Sierra (Publicaciones de la Caja de Ahorros de Cádiz; “Navidad con Amor” y “Muñoz Seca a través de una amistad familiar” por la Fundación Municipal de Cultura de El Puerto de Santa María y varias de sus poesías en publicaciones del Ministerio de Cultura y otros.

9

En la anterior nótula dedicada a este portuense de nacimiento, se informaba que vino al mundo la víspera del día de la Patrona, Ntra. Sra. de los Milagros, del año 1940, siendo sus padres Luis Ceballos Fernández de Córdoba y Magdalena Jiménez Sancho, haciéndose asimismo referencia a su parentesco con la familia bodeguera local de Jiménez Varela. En el extenso texto de la nótula se refieren numerosas facetas biográficas de su actividad profesional como ingeniero de montes y de la vocacional como "Mago Fauco". En esta segunda nótula, inspirada en las fotos que ha tenido la gentileza de remitir Rafael Ceballos a GdP, vamos a dar a conocer algunos datos de sus ascendientes maternos de los que, las tres generaciones anteriores: madre, abuelo y bisabuelo, nacieron y vivieron gran parte de su existencia en suelo portuense. Precisamente se publicó esa nótula en el 85 Aniversario de la Boda de sus padres.

Antigua fotografía de los números 7 y 9 de la calle Larga.

La casa en la que nació Fauco --mellizo y sietemesino--, el número 7 moderno de la calle Larga, cuyo interior  contiene un bello patio porticado, fue labrada en el siglo XVIII por un cargador gaditano de origen irlandés llamado Tomas Patricio Rian Harold, casado con Margarita Therry Macnamara, que la utilizó inicialmente como villa de recreo para pasar temporadas, pues estaba rodeada de huertas y naranjales. Algunos de sus descendientes vivieron en ella hasta el primer tercio del siglo XIX, pasando después la propiedad a manos de la familia Vergés López, cuyos herederos la arrendaban. Entre los inquilinos que tenemos detectados, citaremos a la familia Gª Polavieja Escribano, en el último cuarto del XIX y la familia Jiménez Sancho pasada la primera década del XX. Esta última la componian el matrimonio formado por Ernesto Jiménez González, (3º hijo de Ramón Jiménez Varela y Amalia González Urruela) y Rafaela Sancho Mateo y sus seis hijos: Ramón, Joaquín, María Josefa, Magdalena, Mercedes y Ernesto Jiménez Sancho, todos ellos  censados en dicho domicilio en los padrones municipales de 1920. Así pues, la madre de Rafael dio a luz en la casa en la que había vivido de soltera, en la que había pasado parte de su infancia y juventud, rodeada, además de sus tíos y numerosos primos que vivían todos ellos en la misma calle, entre la esquina de Espíritu Santo y la Plaza de los Jazmines.

Casa número 7 de la calle Larga, en la actualidad.

En la fotografía antigua, además de la casa natal de Rafael Ceballos, pueden observarse  la casa anterior, de una sola planta, que correspondería al nº 9. La que antecede y no se muestra en la foto antigua sería el nº 11, actualmente escoltada de andamios, a la que nos referimos en la nótula 756. /En la imagen inferior, lamentable estado en el que se encuentra el número 9 de la calle Larga, el número 11, escoltado de andamios, a continuación lleva cerca de 15 años en esa lamentable situación. Algún día contaremos la historia y quienes están detrás de ese lamentable estado que presenta lo que queda de inmueble.

Ambas mansiones formaban una sola y, en la fecha que estamos refiriendo -1920- era su propietaria y vivía en ella la familia Jiménez Guernica, que la integraban Eugenia Guernica Siloniz, viuda del hermano mayor de Ernesto, Ramón Jiménez González y sus cinco hijos: Amalia, Eduardo, Concepción, Pedro y Eugenia Jiménez Guernica. Y en el nº 9, en cuyo dintel pende una lápida de mármol, la única hembra de los Jiménez González, Amalia, viuda de Iribarren y su hija   Amalia Iribarren Jiménez. Los dos hijos varones, Ramón y Juan estaban en esa fecha en academias militares y la lápida que aludimos se colocaría años después en memoria de uno de ellos, Juan Iribarren, oficial del ejército de África, caído en la guerra con las cabilas marroquíes. Frente a ellos, en el nº 14 y 16 de esa misma calle, José, el hermano que le antecedía, casado con Nicolasa Loma Lavaggi y una extensa prole de diez hijos, los Jiménez Loma.

TOMA DE DICHOS.
Magdalena Jiménez Sancho celebró su primera comunión en la capilla del colegio de las Carmelitas, junto con otras nueve alumnas, en una estación del año que hoy es inusual: el 22 de noviembre de 1910 y celebró sus esponsales, una costumbre que precedía a la boda, equivalente a la denominada “toma de dichos” el 22 de mayo de 1926. El párroco de la cercana iglesia de San Joaquín, que se llamaba Salvador Martín, se desplazó al domicilio de la novia y le tomó la promesa matrimonial, levantando acta, en la que firmaron como testigos dos amigos de la familia: Emilio Morante y José Portillo. A su vez, el prometido hizo lo mismo en la parroquia de la villa de Coca, provincia de Segovia, en donde residía y trabajaba, ejerciendo de director de la fábrica que en dicha villa tenía  la “ Unión Resinera Española” (LURE).

La pareja nupcial, el 31 de mayo de 1926, hace 85 años. /Foto: González Ragel.

ESPONSALES.
Una vez identificados los progenitores, especialmente Magdalena Jiménez, nieta del creador del emporio bodeguero, pasemos a contarles la ceremonia nupcial, toda una boda de rumbo, con los pelos y señales con los que nos lo cuentan sus contemporáneos, en la crónica de sociedad de la Revista Portuense. Hacía unos meses que se había casado su hermana María Josefa, concretamente en septiembre de 1925, con José Arvilla Hernández, ingeniero industrial, quien llegaría a ser Director General de CAMPSA. Su hermano Joaquín había sido el padrino, ante la falta del padre y ahora también daría el brazo a Magdalena para conducirla al altar de la Patrona, donde se oficiaría la ceremonia a las doce de la mañana del 31 de mayo de 1926.  Para llegar hasta aquí, culminando el noviazgo y el paso previo de petición de mano, Magdalena y Luis tuvieron que conocerse y enamorarse y el primero de estos supuestos tuvo lugar en Madrid, en la casa del ingeniero agrónomo portuense Wistremundo Loma Lavaggi, cuya esposa era María Luisa Fernández de Córdoba. El tío de Magdalena, José Jimenez, estaba casado con una hermana de Wistremundo, Nicolasa Loma y, posiblemente, acompañando a algunas de sus primas Jimenez Loma, que eran nada menos que siete, pasaría una temporada en la capital del reino, coincidiendo con el hermano de la señora de la casa y… Cupido hizo el resto.

Invitados a la ceremonia nupcial. / Foto: González Ragel.

La boda se celebró con la iglesia a rebosar, llena de invitados y curiosos, la novia hizo la entrada en el templo a la hora en punto, cuando en el campanario se inició un sonoro revuelo. Vestía un rico traje “George” bordado en cristal blanco, sujetando el velo a su cabeza una diadema rusa de azahar. Como anticipamos, entró del brazo de su hermano y padrino de bodas, Joaquín Jiménez, sosteniéndole los extremos del manto sus primitos Isabelita y Juan Luis Jiménez Tamplin. El novio daba el brazo a su madre y madrina, la Sra, Viuda de Ceballos, siguiéndoles la madre de la novia, Rafaela Sancho, viuda de Jiménez a quien daba el brazo el conde de Gondomar, mientras interpretaba al órgano la tradicional marcha nupcial de Medhelsón el profesor La Rubiera.

Rafaela Sancho Mateo y tres de sus hijas:  María, Magdalena y Mercedes. La primera abuela y la última madre, espectivamente de Rafael Ceballos Jiménez. La fotografía está tomada en la Plaza de los Jazmines.

Bendijo la unión el arcipreste, doctor Núñez Galván. A la salida de la comitiva se interpretó la “Marcha Festiva” de Jauregui, trasladándose los invitados –que pasaban del centenar- a la casa de la novia donde Pepe Caballero, un prestigioso cocinero jerezano, había preparado el siguiente menú: de entremeses, jamón dulce, anchoas y olivas; consomé royal; huevos a la bohemia, en salsa Riche y los entrantes: filete de pescado a la Orly; suprema de pechuga y turnedós de ternera a la polonesa. Postres: helados, crema a la neva, frutas al kök, bizcocho de bodas y café. Vinos: Fino Javelín, Rioja Cepa Borgoña, Oloroso los 45, Pedro Ximenez Los 10, Moscatel XXX, Champan Continental, Coñac Varela y Crema Cacao Pico (el único superviviente 85 años después).

Anuncio del 'Gran Champagne Continental' de Hijos de Jiménez Varela.

El reportaje fotográfico lo realizaron los fotógrafos jerezanos Javier González y Alberto del Castillo, tras lo cual marcharon el automóvil hacia Algeciras, desde donde proseguirían viaje a diversas poblaciones del norte de África y después a otras capitales españolas y del extranjero, fijando su residencia en Coca (Segovia).

Castillo de Coca (Segovia).

Luis Ceballos Fernández de Córdoba, que había nacido en San Lorenzo de El Escorial en 1896 falleció en Madrid en 1967 y su esposa, la portuense Magdalena Jiménez Sancho, murió a los 89 años de edad en Pozuelo de Alarcón, en 1991. Ella y su marido tenían  tratamiento de Excelentísimos Señores. Está enterrada en la cripta de la catedral de Nuestra Señora de la Almudena.  (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía)

El Domingo de Ramos de 1877, recibió El Puerto de Santa María la visita de Alfonso XII (1857-1885). El joven monarca de 19 años llegó a la estación a las 10:30 de la mañana desde Cádiz. Lo que sigue es una crónica del acontecimiento acaecido el 25 de marzo de 1877, a través de lo publicado entonces por los periódicos El Comercio y Diario de Cádiz. /En la imagen de la izquierda, Alfonso Francisco Fernando Pío Juan de María de la Concepción Gregorio Pelayo de Borbón y Borbón que reinó, tras la restauración borbónica hasta su muerte prematura con 27 años, víctima de la tuberculosis,  como Alfonso XII entre 1874-1885, con el sobrenombre de ‘el Pacificador’.

El rey entró en la Bahía a bordo de la fragata Vitoria de la escuadra real, el 22 de marzo de 1877. Un mes antes había salido por tren desde Madrid  para embarcarse en Cartagena, recalando la flota en Alicante, Valencia, Tarragona,  Barcelona, Islas Baleares, Almería, Málaga y Cádiz.

La fragata Vitoria, botada en 1865. tenía 90 metros de eslora, que funcionaba a carbón con una dotación de 600 hombres. Tenía 30 cañones lisos de 68 libras (20 cms.) y coraza de planchas de hierro de unos dos metros bajo la flotación hasta la altura de la cubierta alta.

Ante la llegada del monarca, en sesión celebrada el 19 de marzo en las Casas Consistoriales de la calle Santo Domingo (actual Instituto de E.S), había acordado el Ayuntamiento librar "diez mil pesetas para sufragar los gastos que se originen", así como distribuir 500 hogazas de pan para que "las clases más necesitadas participen del júbilo de que se halla poseída la Municipalidad por tan fausto acontecimiento". La Corporación promete asimismo un rancho extraordinario a los presos y a los enfermos del hospital. De igual modo, se socorre a los conventos y al Asilo de Huérfanas con 40 pesetas cada uno. La comisión que organizó la recepción del rey la formaban los concejales de la Comisión de Fiestas, Sres. García Encinas, Barra y Carrera, a la que se agregan los ediles de la Portilla, García Alonso y Pacheco, y como vecinos colaboradores Manuel Rodríguez, Roldán, Carlos Cuvillo, Joaquín Rodríguez Guerra, Juan de Benito y Manuel Pico.

Estación de Ferrocarril en el último tercio del siglo XIX.

Aquella mañana, D. Alfonso descendió del tren en El Puerto con uniforme de capitán General del Ejercito. Le acompañaban, entre otras personalidades, el Presidente del Consejo de Ministros (D. Antonio Cánovas del Castillo), el ministro de Estado (D. Manuel Silvela), el Capitán General de Andalucía, los Gobernadores Civil y Militar de la provincia  y el Sr. de la Viesca, alcalde de Cádiz. En la engalanada estación esperaban el Excmo. Ayuntamiento en pleno bajo mazas, el diputado provincial D. Francisco Nicolau y numerosos vecinos. Le da la bienvenida en nombre de los aproximadamente 22.000 habitantes del municipio, el alcalde accidental D. José de Pazos, que lo era por renuncia del titular  Sr. Gil de Partearroyo, Marqués del Castillo de San Felipe.

Así describía Diario de Cádiz (26-3-1877) las primeras etapas de la visita: "Su Majestad entró en El Puerto en un hermoso carruaje con cuatro caballos castaños, dirigiéndose la comitiva por la plaza de los Jazmines a la C/ Larga, donde había un bonito arco de triunfo; siguió por la C/ de Luna a la Iglesia Mayor Prioral, donde se entonó el "Te-Deum", visitando S. M. a la patrona de la ciudad Ntra. Sra. de los Milagros. Después, siguiendo el camino de la C/ de Palacio, pasando por otro arco construido con vasijería de los envases de vino, que se hallaba colocado entre las calles de San Bartolomé y de Moros. Muchos edificios particulares de la población se hallaban engalanados, distinguiéndose también el Casino, la casa de la Compañía de aguas y el Club de regatas." Los arcos mencionados habían sido diseñados por el maestro mayor de obras, D. Miguel Palacios. El Casino aludido podría ser "El Primitivo" o el "Casino Nuevo", ambos en la C/ Luna. La "Compañía de Abastecimiento de Aguas a Cádlz" tenía sus oficinas en la C/ Larga n° 74, siendo Ingeniero de la misma D. Arturo Wright, quien, además, presidía el "Club de Regatas".

"Pero lo más notable" -escribe El Comercio (27-3-1877)- "era la animación del pueblo, el panorama que formaban tantas mujeres hermosas, ocupando apiñadamente los balcones, agitando con Indecible entusiasmo sus pañuelos, cubriendo de flores y palomas el carruaje del Rey".

El episodio central de la jornada lo constituyó sin duda la visita que hizo Alfonso XII a las bodegas del filántropo gaditano y diputado a Cortes D. José Moreno de Mora Vitón (1825-1908), situadas en la C/ de los Moros (actual bodega 'Mora' de Osborne): "El regio viajero visitó la bodega del Sr. Mora, enterándose minuciosamente de cuanto atañe a la industria vinícola, y haciendo al dueño de la casa preguntas muy oportunas referentes a ella." (Diario de Cádiz)

Bodegas Osborne, en calle Fernán Caballero, a la derecha el actual Teatro Municipal Muñoz Seca se atisba en la esquina.

Recibió el Sr. Moreno de Mora a D. Alfonso a la entrada de la bodega, dirigiéndole breves palabras y terminando con tres vivas al rey, repetidos por los trabajadores. Comienza la visita por la "Bodega Vieja", de vinos añejos, y de allí va a la de "San José", donde inspecciona los lagares, calderas y útiles de vendimia. Después de examinar los jardines y el almijar donde se asolean las uvas, recorre S.M. la tonelería, en cuyo centro había "un primoroso templete de elegantes proporciones que se había formado con duelas, ordenadas de manera que producían una ilusión completa." (El Comercio) Pasó por último Alfonso XII al salón de muestras y al escritorio, firmando en el álbum de visitas de la Casa.

Finalizada la visita, el rey "se dignó aceptar el almuerzo que le fue ofrecido por el Sr. Moreno de Mora en el elegante comedor de su elegantísima casa [C/ de los Moros, 7], y honró a la distinguida esposa de nuestro diputado [Dña. Micaela Aramburu] llevándola del brazo a la mesa y sentándola a su derecha. Sentábanse a la mesa unas 30 personas más, habiendo tenido el Sr. Moreno de Mora la delicada consideración de permanecer de pie atendiendo respetuosa y dignamente a S. M." (El Comercio).

Patio central del Colegio San Luis Gonzaga.

Antes de dejar El Puerto, estuvo Alfonso XII "algunos momentos" en el colegio de San Luis Gonzaga. Allí sería cumplimentado por el rector, P. José María Vélez. La visita del monarca al internado jesuita, aunque breve, prueba el prestigio de un centro docente reabierto sólo un año y medio antes, habiendo sido suprimida la Compañía de Jesús durante la Revolución de 1868. En el curso 1876-77 había en el colegio 184 alumnos (54 externos y 130 internos). Es posible que D. Alfonso hubiese podido saludar ese día al alumno Salvador Bermúdez de Castro O'Lawlor, que llegaría a ministro de Estado durante el reinado de Alfonso XIII.

Se trató de una estancia de unas 4 horas, opinando Diario de Cádiz que "Su Majestad y la regia comitiva abandonaron la ciudad del Guadalete muy satisfechos del recibimiento que habían tenido". Tras visitar Jerez, Sevilla, Granada y Córdoba, llegó finalmente D. Alfonso a Madrid el 5 de abril de 1877. (Texto: Bernardo Rodríguez Caparrini).

7

Pulsar sobre la imagen para ampliar.
De izquierda a derecha, sentados, Isabel, Teresa, Mari Pepa, Javier, la madre Carmen, Rafael, la hija de Helga y Juan, Maite Gargallo y Helga Müller (esposa de Juan). De pie, María Lobo (esposa de Enrique), Mari Carmen, Juanito (hijo de Juan y Helga), Pepe, Juan, Chema Martínez, Milagros y Enrique. Fotografía tomada en el domicilio familiar de la calle Larga en 1991, con motivo del 80 cumpleaños de la matriarca de los Esteban Poullet: María del Carmen Poullet Vargas, (1911-2006), que todavía viviría sus buenos 15 años.

Faelo, Mimi, Mari Carmen, Maripe, Pepe, Enrique, la desaparecida Conchita, Tere, Javier, conocido como Bini, Luis, Juan e Isabel: seis varones y seis hembras, se quedaron huérfanos, también de madre --María del Carmen Poullet Vargas-- en 2006, en este Puerto en el que, de acuerdo con el orden biológico, se nos están yendo tantos y tan buenos referentes. Su padre, José Esteban Pérez, falleció en 1973.

Los Esteban Poullet –aunque asociados al mundo de los productos de enología- han destacado siempre por algún aspecto relacionado con el mundo de las artes, don que debe venirles de su tío abuelo Antonio Poullet, quien fuera profesor en la Academia de las Bellas Artes de Santa Cecilia. La Fábrica de Productos Enológicos estuvo funcionando en el número 15 de la calle Larga, junto a la vivienda, desde 1905 hasta que, a finales del siglo XX, tuvo que cerrar víctima de la enésima revonversión del sector vitivinícola de la zona. /En la imagen de la izquierda, capilla de casa de los Esteban Poullet, en la calle Larga.

Así, Faelo se ha relacionado con la literatura y las composiciones escultóricas y de pintura. Pepe, gran aficionado a la egiptología y los viajes, ha sido uno de los grandes contadores de las cosas de Egipto cuando aquí se consumían menos paseos por el mundo. Luis, el hombre de los inventos del Laboratorio de ‘Touston’, donde con técnicas de artesano construía sus propios instrumentos, para probar algo más que el poderoso influjo de la Luna. Juan, cantautor, quien anduvo por Barcelona de compañero de su paisano Javier Ruibal, y donde conoció a tantos de aquella farándula en la que él no se veía.

Pulsar sobre la imagen para ampliar.
Portaretrato de Carey. De izquierda a derecha, Rafael, Milagros, María del Carmen, Mari Pepa, Pepe, Enrique, Conchita, María Teresa, Javier, Luis, Juan Manuel e Isabel.

La casa de los Poullet, la de toda la vida desde 1921 hasta 1999, la de la calle Larga número 13, ha sido escenario de muchos encuentros literarios. Ha visto el paso de muchos poetas, escritores y artistas: Fernando Quiñónes, Pilar Paz Pasamar, Pepe Belmonte, Julio Rivera, Dolors Alberols, ... Eran las celebradas Tertulias de ‘El Ermitaño’, en la década de los ochenta, durante aquellas noches de verano, en un jardín clásico, donde la magia de la noche envolvía a los asistentes.

Precisamente en esa década de los ochenta del siglo pasado, los Esteban Poullet celebraron los 200 años de la llegada del primer Poullet a estas tierras, con un macroencuentro familiar en el que recordaron a su ancestro Claudio, quien proveniente de cierto municipio francés fronterizo con España, acá que se vino alistado en las tropas de los ‘Cien Mil Hijos de San Luís’. Si, aquellos que al mando del Duque de Angulema vinieron a liberar al malajoso rey del paletó, Fernando VII, y que parece lanzara una maldición a la Ciudad donde abolió la Constitución de ‘La Pepa’.


Fotografía de Carnet de Familia Numerosa en dos imágenes. Parte 1 de 2. (Año 1955). Fila superior: Isabel, Carmen Poullet Vargas, Conchita, José Esteban Pérez, Tere. Debajo: Luis, Javier y Juan.


Fotografía de Carnet de Familia Numerosa en dos imágenes. Parte 2 de 2. (Año 1955). Fila superior, de izquierda a derecha: Mari Pepa, Mari Carmen, Rafael, Milagros. Debajo, Pepe y Enrique.

Mientras que los Esteban Poullet siguen tomando el pulso a El Puerto desde el número 13 –otra vez- de la céntrica calle Misericordia esquina y vuelta con Luna (en medio habitaron una vivienda en la calle Jesús de los Milagros y un piso en la calle Larga frente a su antigua vivienda), razones de trabajo o de familia hace que Pepe y Tere se encuentren en Madrid, e Isabel en Vitoria. Pero en cuanto pueden se les ve por las calles de El Puerto recuperar el sol y la sal de la Bahía de Cádiz que por allí escasea, y por los que tienen que venir a repostar con cierta frecuencia a este Puerto que les vio crecer y sentir, con todas las claves de portuensismo que no es que hayan desaparecido, sino que parece que ya no se lleva hacer gala de las mismas.

Los Poullet, por el contrario, clásicos y modernos a un tiempo, son el ejemplo de aquel  portuense de procedencia extranjera, que escoge instalarse en un nuevo territorio, lucha por engrandecerlo y deja en sus descendientes una gran semilla: aman a su ciudad y sin embargo tienen al mundo por frontera. Y es que, como ellos, se puede ser portuense y universal, tal y como nos enseñaron nuestros más preclaros paisanos. Y ahí están, viéndonos y siendo vistos, como una seña de identidad más de El Puerto.

23

Fernando Gago García nace el 18 de abril de 1941 en la calle Larga, núm. 3, segundo hijo de Manuel Gago Vélez y Milagros García Rodríguez, siendo sus otros hermanos, Manuel, Benito e Ignacio.

1941.
En 1941 es alcalde de El Puerto un militar que ocupaba el despacho del palacio Municipal desde diciembre de 1939: Manuel Barba Ordóñez. Le relevó en septiembre de 1941 José María Pastor Moreno, por poco tiempo ya que al mes siguiente, en octubre tomará posesión de la alcaldía Fernando C. de Terry y del Cuvillo. El arqueólogo alemán Adolf Schulten visitó el Yacimiento de Doña Blanca, y pensó que podría tratarse del ‘Puerto de Menesteo’; no será hasta 38 años después, 1979, que empezarán las excavaciones sistemáticas dirigidas por el Catedrático Diego Ruiz Mata.

Hipólito Sancho de Sopranis publica su libro «Historia del Puerto de Santa María desde su incorporación a los dominios cristianos en 1257 hasta 1800». Rafael Alberti publica «Entre el clavel y la espada», naciendo su hija Aitana en Puerto de Santa María de los Buenos Aires (Argentina). El Padre Guerrero y el Padre Jorge Loring ingresan en el noviciado de la Compañía de Jesús de El Puerto. /Fernando Gago en versión niño, en la Playa de la Puntilla.

ESTUDIOS.
Estudió en el Colegio de la Divina Pastora, en la calle Luna arriba de Ultramarinos La Giralda, donde coincidió con otro ex alcalde: Hernán Díaz Cortés, con el crítico taurino Luis Ortega, el diácono Felipe Bononato Saez o el chef Eugenio Espinosa, entre otros. Jugaba de pequeño en el jardín de su casa y en el Paseo de la Victoria.

En el Colegio de la Pescadería, durante el curso 1950/51.

De ahí pasa al Colegio de la Pescadería (San José y San Estanislao) donde tendrá entre los compañeros de clase a Chemari Gutiérrez Colosía, Toni Redondo del Río, José Luis Gutiérrez, Fali Gómez Giménez, o Pepe Pineda Martí. De ahí pasaría por el Colegio de San Estanislao de El Palo (Málaga), como seminarista de la Compañía de Jesús, donde repetirá 3º de bachiller y, al no perseverar, los jesuitas le aconsejaron que volviera a El Puerto, “con mucho cuidadito”. Terminó el bachillerato en el colegio de Ntra. Sra. de la Merced, con Antonio García Flores --director y propietario-- recordando a un buen profesor de matemáticas, Eloy del Valle Bonichi, que era capitán de artillería.

Estamos en el Curso 1950-51 de Ingreso a Bachiller; las profesoras a izquierda y derecha de la fotografía son las señoritas Milagros Gilabert y Paca Aquino Arnosa (+). En la fila superior, de izquierda a derecha: Juan Niño Garrido, Luis Bustos (+), José Zamorano Franco, Antonio Ramírez Ariza, Francisco Llorca, Mauricio Ferrugías Carvajal, Paco Espinar Galán, Luis Jiménez González-Nandín, Rafael Felices Morro (+) y José María Martínez Govantes. En la fila de enmedio, de izquierda a derecha: Miguel Cacchetta de la Ruibiera, José Pineda Martí, José María Gutiérrez Colosía, Aguilar, Manuel de la Torre, Pedro Ruíz Chinea, Rafael Gómez Giménez (+), Francisco Javier Jiménez, Alejandro Zamacola Monís (+) Antonio Florido, Antonio Manuel Arredondo del Río y Fernando Gago García. En la fila de abajo, de izquierda a derecha: Laureano Quesada, Vicente Peris Tey, Marcelo Florido, Paco López-Cepero Pérez (+), Eduardo Cuvillo Jiménez, José Luis Moresco Suárez, Miguel Rascón Roselló, José Antonio Romero Haupold, Juan José Sánchez Sánchez, Manuel Carrasco Ariza y Manuel Morro Jarque. Sentados en el suelo, de izquierda a derecha: Antonio Lara, Fernandito Arjona González, Manolito Sánchez, Eduardo Benjumeda Osborne, Guillermo Benvenuty Díaz (+), Manuel Jesús Merchante Gutiérrez, Maximino Sordo Alonso (+) y Jesús Casado González. (Laboratorio Fotográfico E. Utrilla. Valencia. Colección F.G.G.)

Fernando Gago, en el centro de la imagen, vestido de capuchino con la Asociación Piadosa del Cristo del Amor.

ACCIÓN CATÓLICA.
Cuando las congregaciones marianas pertenecientes a la Compañía de Jesús desaparecen en El Puerto, sus miembros se integraron en las juventudes masculinas de Acción Católica, donde continuaron su formación cristiana y las acciones denominadas entonces ‘de caridad’ y que hoy serían denominada ‘de solidaridad’. Se instaló un comedor de Acción Católica, organizado por Luis Fernández Sanz-Blanco y atendido por chicas de El Puerto que colaboraban en la cocina; sería el equivalente actual a la asociación ‘Sol y Vida’. También tenían la parte lúdica: se organizaban fiestas y actuaciones en las que Fernando solía hacer de presentador. Hacían teatro y aprendían de Joaquín Sancho, José Ortega Infante, José Lucas Morillo León, fundamentalmente.

Fernando Gago siempre afirma que él hace Teatro desde hace mucho tiempo. Enla imagen, de finales de la década de los cincuenta del siglo pasado, durante la represntación de El Rey Negro, de Pedro Muñoz Seca, aparece Fernando a la izquierda, junto a Merche Valiñana, Pepe Morillo, con bigote y Angelines Ayuso a la derecha.

TEATRO.
José Luis Tejada Peluffo dirigió la cátedra de Arte Dramático en la Academia de Bellas Artes donde aprendían declamación y Fernando, junto a Lola Alba que recitaba muy bien, eran sus alumnos predilectos. Representaban obras de Muñoz Seca, los Hermanos Álvarez Quintero que representaban en el Teatro Principal. Y mas adelante, de José María Pemán ‘El Divino Impaciente’ o zarzuela ‘La del manojo de rosas’ con Merche Valimaña ‘La Macaria, Rafael Felices, Julio Fuentes y Angelines Ayuso entre otros, acompañados por la Banda de Música del Maestro Dueñas. Todo lo que hacían o representaban era a beneficio de algo. Otra representación fue ‘El Tenorio Futbolista’ una parodia de la obra de Zorrilla, escrita por Manolo Barrios y Rafael Salvatierra, de Radio Sevilla SER.

Se lo pasaban de aquella manera --muy bien, por supuesto-- con muchísimo sentido del humor y ‘gamberradas para tirarse al suelo’.

Fernando Gago, en el centro de la imagen revestido de ceremonial e incesario en mano, durante una liturgia en presencia del cardenal de Sevilla, José María Bueno Monreal, en la Iglesia de las Capuchinas, hoy Auditorio Municipal.

SEMINARISTA Y MAESTRO INCONCLUSO.
Inicia estudios de Magisterio por libre y de lo libre que estaba no los concluye y su padre, que era responsable de Economato en Bodegas Terry lo pone a trabajar, con 20 años --1961-- en la bodega, donde desarrollará toda su vida laboral, y donde conocería diferentes propiedades de la firma: los Terry Merello, Patrimonio del Estado, Serra Santamans, Harvey, Allied Lyons y Domecq, no cogiéndole el cambio a Beam Global. En Terry empezó como administrativo en el Departamento de Embarques y se prejubiló como Apoderado y Director de Relaciones Públicas.

Fernando, con generosas patillas, rodeado de dos bellas señoritas durante la presentación de un acto en el Club Náutico.

EN EL EJÉRCITO DEL NORTE DE ÁFRICA.
En 1962 se incorpora a filas en la Caja de Reclutas nº 18 de Cádiz, siendo destinado al Ejército del Norte de África, Regimiento Mixto de Artilleros norte 8, de guarnición en el Monte Hacho (Ceuta) --”es que decir que fui destinado a Ceuta tiene muy poco glamour” afirma-- donde presta juramento de fidelidad a la bandera, juramento que renovará, años después, en la jura de bandera de su hijo Fernando en el Cuartel de Instrucción de Marina de San Fernando.

Durante un acto en Bodegas Terry, en presencia de Eustasio Torrecillas.

DE NUEVO EN TERRY.
Como ‘Terry le va’ (Vd. si que sabe), se reincorpora a la bodega y se incorpora al nuevo departamento de Publicidad y Relaciones Públicas que había creado Juan Ig. Varela Gilabert, quien lo reclama y con quien permanecerá por espacio de 11 años, entre 1963 y 1974.

Con Bo Dereck, en 1982, durante una visita a Bodegas Terry.

Con Margit Kocksis, la mujer que montaba el caballo blanco de Terry.

AMÉRICA Y CANADÁ.
Con la marcha de Juan Ignacio, el Departamento de Publicidad lo asume el Director de Marketing, Antonio Leal Jiménez y Fernando se hace cargo del de RR.PP. En 1979 nuestro protagonista es nombrado Director de Ventas para EEUU y Canadá, por espacio de tres años, viajando con profusión al continente americano. Era alcalde Antonio Álvarez Herrera, quien lo nombró miembro de la Comisión Organizadora del Centenario de la Plaza de Toros que sería al año siguiente: 1880.


PRESIDENTE DE LA PLAZA DE TOROS.
Ha sido presidente de la Plaza de Toros de El Puerto en dos periodos: 1992-1998 y 2000-2005. Durante ese tiempo ha presidido los festejos durante las temporadas taurinas bien en solitario, bien compartida la presidencia de los festejos de forma alterna con: Rafael Gómez Ojeda, Juan Gómez Fernández e Ignacio García de Quirós Pacheco. El resto del tiempo, hasta la fecha, salvo los brevísimos periodos en los que no fue edil, fue concejal delegado de Plaza de Toros.

Con su mujer, María Isabel Peña y Pedro Pacheco, ex alcalde de Jerez, en los tendidos de la Plaza de Toros de El Puerto.

LA FAMILIA.

En 1968 se casó con la sevillana Felisa Leyras Toral, de origen vallisoletano, con la que tendrá cuatro hijos: Fernando, Felisa, Verónica e Irene. Fernando está casado en segundas nupcias con María Isabel Peña García. Le gusta decir, con el sentido del humor que le caracteriza “--Eres mas torpe que un hombre casado y yo me he casado dos veces”.

Candidatura socialista a las elecciones municipales de 1991, en las escaleras de acceso a la Planta Noble del Palacio Municipal, en la que Fernando Gago accede como independiente.

20 AÑOS EN POLÍTICA: 1991-2011.
En 1987 entró como Consejero Técnico del concejal socialista Miguel Marroquín Travieso, en el desaparecido Patronato Municipal de Turismo, lo que le supuso un inicio de relaciones con el PSOE de El Puerto. Cuatro años más tarde fue llamado por integrantes de la candidatura socialista, yendo como independiente en las municipales de 1991, con Manuel Torres Ramírez como alcaldable. Durante sus 10 años y medio como Concejal de Turismo, se siente especialmente satisfecho de haber modernizado la comunicación en este área: El Puerto en GPS, en guías para teléfonos móviles, diversos portales de Internet; haber puesto las bases para que el Monasterio de la Victoria sea un centro de actividades culturales, empresariales y congresuales; haber dignificado la Real Plaza de Toros y haber puesto las bases para que en El Puerto se pudiera celebrar, en 2005, el XVIII Congreso de OPC España, actividad que siempre le preocupó durante el ejercicio de su cargo.

Saludando al Conde de Barcelona al que ofrece productos de las bodegas de El Puerto.

PERIODO 1991-1995.
En ese mandato 1991-1995 formará parte de la Corporación Municipal primero en la oposición durante los seis primeros meses y luego gracias al pacto de gobierno con Independientes Portuenses, asume las concejalías de Presidencia y Turismo,. En el último año de dicho mandato se rompe el pacto de gobierno con los independientes, pero Fernando empieza a colaborar con el gobierno de IP, dimitiendo como concejal meses antes de finalizar el periodo para el que resultó elegido.

Rafael Alberti resultaría nombrado alcalde honorario y perpetuo de El Puerto en un pleno solemne celebrado en el Monasterio de la Victoria. El mismo día se le haría entrega del Premio a la Promoción Turística de la Ciudad. En la imagen, la corporación municipal con el poeta.

PERIODO 1995-1999.
En el periodo 1995-1999 sale elegido en las urnas de nuevo como concejal, --iba en el puesto número 11-- pero bajo la siglas de Independientes Portuenses que alcanzará mayoría absoluta con 16 concejales, asumiendo como concejal y teniente de alcalde las responsabilidades de Presidencia y Relaciones Institucionales, así como la Plaza de Toros. Compatibilizaba la política con su trabajo en Bodegas Terry en unos años en los que tenía que viajar mucho. Gago tuvo que escuchar de todo por el cambio de grupo político (de independiente con los socialistas a independientes portuenses), algo que el resolvía afirmando que “mis decisiones estaban tomadas en aras a poner mis conocimientos y esfuerzos a disposición de los intereses de El Puerto”.

Recibiendo a S.M. el Rey, en presencia del entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, en la corrida regia que se celebró en la Plaza de Toros.

PERIODO 1999-2003.
En este periodo se quedó fuera de la Corporación Municipal durante seis meses. Iba de nuevo en el puesto número 11, pero los independientes sufrieron un descalabro perdiendo la mayoría absoluta y gobernando en solitario, acosados por la oposición. Tras la dimisión de la concejala Elena Galván Pantoja, en Enero de 2000 asumirá de nuevo las competencias en Turismo, Relaciones Institucionales y Presidencia, además de Fiestas, Plaza de Toros y Policía Local --dado el carácter conciliador de nuestro protagonista, recibió el encargo de la alcaldía de pacificar el ambiente en la Policía, alborotado en aquellas fechas por diversas circunstancias--. Nunca daría instrucciones directas a los guardias municipales, siempre lo haría a través del Jefe Local.

Recibiendo en audiencia al porteño Juan Gómez Benítez, a la sazón presidente de los Enólogos de España, en el despacho de la alcaldía.

PERIODO 2003-2007.
Se reeditará de nuevo el pacto IP-PSOE, y las concejalías de Fiestas, Plaza de Toros, Relaciones Institucionales y Presidencia. Tras la dimisión de Enrique Moresco de sus responsabilidades en Educación y Cultura, asume las concejalías de Eduación y Cultura.

Recién proclamado alcalde, con la vara de mando y el collar.

EL ALCALDE DEL COLLAR: 2006-2007.
El 2 de agosto de 2006 resulta elegido alcalde de su Ciudad, tras ser inhabilitado para cargo público su antecesor, por un delito de prevaricación. En la toma de posesión, ya roto el pacto de gobierno con el PSOE, se le impondrá un collar de regidor con escudos y leones. Meses después con la oposición interna y múltiples desaires del ex alcalde de la Ciudad y presidente de su partido asume la candidatura de Independientes Portuenses a las elecciones municipales. El 27 de mayo de 2007 su lista sufrió un fuerte revés en las elecciones municipales, con 4 concejales de un total de 25. Permanecería en el cargo hasta junio de 2007, apenas 10 meses de alcalde de la Ciudad. /En la imagen de la izquierda, con el bastón de mando recien elegido alcalde en 2006.

PERIODO 2007-2011. NO ADSCRITO.
En agosto de 2007 comunica públicamente que, tras el maltrato continuado y mantenido en el tiempo recibido por la cúpula de su partido, se considera libre de adoptar la medida política que mejor estime por conveniente, argumentando que la decisión que tome en un futuro será en aras a salvaguardar los intereses de El Puerto de Santa María. En septiembre de ese mismo año, anuncia su marcha de Independientes Portuenses, y en octubre de 2007, formaliza pacto de gobierno con el tripartito Partido Popular, Partido Andalucista y el mismo concejal no adscrito. Por Decreto de Alcaldía de 11 de octubre de 2007 asume la Segunda Tenencia de Alcaldía, y las responsabilidades en materia de Turismo, Promoción de la Ciudad, Plaza de Toros, Monasterio de la Victoria y Relaciones Institucionales. /En la imagen logotipo de la campaña con el que concurrió a las elecciones municipales de 2007

Con Patricia Ybarra, su predecesora y sucesora en la concejalía de Turismo y el alcalde de la Ciudad, Enrique Moresco, durante la firma del pacto en octubre de 2007.

MESA NACIONAL ANTITRANSFUGUISMO.
Con motivo de su abandono de IP y el pacto de gobierno firmado con el PP, la Mesa Nacional Antitranfuguismo lo declaró tránsfuga en 2008, algo que Gago nunca aceptaría, llegando a afirmar que la resolución de este ente “es papel mojado que no sirve ni para limpiarse los esfínteres”. En su descargo Gago argumentó la indefensión sufrida en este asunto donde “se dictaron unas resoluciones sin oír al afectado, es decir a mí, ni preguntar las causas que me llevaron a tomar la decisión, primero de abandonar IP y luego de firmar el pacto de gobierno con el PP, en aras de los intereses de la Ciudad. No podía dejar El Puerto a la deriva, sin mayoría de gobierno.”

DIMISIÓN.
Por segunda vez en su vida política, Gago formaliza su renuncia al acta de concejal. Lo hacía media hora antes de iniciarse el Pleno de la Corporación Municipal que tenía como único punto del orden del día la aprobación provisional del PGOU. El jueves 31 de marzo de 2011 presentará su dimisión como concejal, teniente de alcalde y todos los cargos que venía ostentando desde octubre de 2007. Desavenencias con el tratamiento que el equipo de gobierno daba a sendos proyectos turístico/inmobiliarios (2 hoteles de 4 Estrellas, en los que se incluían viviendas de renta libre, protección oficial, zona comercial y ajardinada en Pinar del Conde y El Cerrillo) y que Gago consideraba de interés laboral, económico y social, le llevaron a tomar dicha decisión, a dos meses de finalizar el mandato. Ya ha preparado la documentación de su jubilación, pues el 18 de este mes cumple 70 años.

ELOGIO DE LA TRAICIÓN.
Sostienen los franceses Denis Jeambar e Ives Rocaufe, jefe de redacción de Point y profesor de filosofía y ciencias políticas de la Universidad de Poitiers, en su libro 'El Elogio de la Traición', dando un paseo por la historia que para Sófocles ‘la traición y la negación son el meollo del arte político’ y para Maquiavelo ‘los príncipes que han sido grandes no se han esforzado en cumplir su palabra’. Ejemplos en España, como los de S.M. el rey Juan Carlos I traicionando los Principios Fundamentales del Movimiento, o Felipe González, renegando del marxismo o el cambio de postura con el Referéndum de la OTAN, son algunos ejemplos de los cambios de postura y de partido en política en nuestro país: Adolfo Suárez, Fernández Ordóñez, Eduardo Serra, Santiago Carrillo, Rosa Aguilar y tantos y tantos otros, no hacen sino explicar estas actitudes. “Para que la sociedad avance, hay que practicar la traición, cuando el compromiso va en contra de las convicciones del líder”, viene a ser el corolario. Tiene su debate y, además, tiene su recorrido a lo largo de la historia.

Resumen de la dimisión en Noticias Locales.

La rueda de prensa completa donde explica su dimisión, en Espacio Digital Cádiz. En el más puro estilo Fernando Gago, haciendo uso de su retranca y sentido del humor.

4

Francisco Artola Beuzón nació en El Puerto de Santa María el 4 de Marzo de 1927. La rebelión fascista de 1936 le dejó sin padre, un carpintero socialista que murió fusilado. Siendo un niño comenzó a trabajar en distintos oficios hasta que a los 18 años entró en una bodega como arrumbador. Unió su vida a la de Lola Ibáñez en 1954. Militante del Partido Comunista de España desde 1958 ha desarrollado una importante labor sindical y política , sobre todo durante la dictadura. Su trabajo político le llevó a la cárcel durante varios años.

Jueces del Tribunal de Orden Público, en Madrid, finales de la década de los sesenta del siglo pasado.

En 1970 fue detenido junto con unos cincuenta militantes de todo el Marco de Jerez de los que acabaron ingresando en prisión cinco: Paco de las Flores, Paco Artola, Paco Cabral, Emilio Chulián y  Manuel Romero Pazos con su hermano Juan. El proceso lo dirigió el tristemente célebre TOP (Tribunal de Orden Público) que aplicaba la ley 45/1959 de Orden público. Fue presidente del Foro de la Memoria Histórica de El Puerto. Y personaje protagonista de un libro parar enseñar español a los noruegos.

Dolores Ibáñez Serero, ‘Lola’, nació en El Puerto el 18 de Febrero de 1927. Trabajó desde muy pequeña para ayudar a sacar adelante a su familia, su madre y dos hermanas. Trabajó en la fábrica de fundas de garrafas que hubo en el Molino y limpió los suelos para otros. Limpiando una de esas casas conoció a Paco que pasaba cada día por la puerta camino de la bodega y allí tenía su paradita para querer y mirar.Por amor, acompañó a Paco en la vida y durante su militancia comunista de 50 años y llegado el momento lo siguió por las diferentes cárceles --Cádiz, Carabanchel, Jaén, …-- donde él cumplió tres años de cárcel; en ella confiaban las familiares de los presos para llevar sus peticiones a los carceleros.

Lola mantenía el contacto de los presos con las organizaciones solidarias del exterior. Sus hijos recuerdan como les aliviaba la ausencia diciéndoles que su padre estaba en la mili. A Lola la recordamos todos y todas trabajando siempre, de pie en la sede, en la calle, en las manifestaciones y cuando las piernas ya no la dejaron, batiendo huevos o pelando patatas en la trastienda de la caseta de la feria, sentada si, pero siempre en su trinchera discreta. Muchos y muchas no sabíamos hasta hoy ni sus apellidos pero hemos aprendido de ella la fuerza del amor y la solidaridad y el ejemplo del trabajo tesonero. Murió en 2009. (Texto: Juan Rincón).

LA VIDA DE PACO CONTADA POR ÉL MISMO.
"Me llamo Francisco Artola Beuzón estoy consumiendo el ultimo tercio de mi vida. Nací en el Puerto de Santa Maria, miembro de una familia modesta, mi padre carpintero, mi madre trabajadora domestica cuando era soltera (antes muchacha de servicios).

Soy el mayor de tres hijos, dos varones y una hembra, esta la mas pequeña. Mi hermana murió muy joven afectada de tuberculosis, por falta de medios económicos no se curó, pues aunque de estraperlo, en el mercado negro se podía adquirir la estreptomicina que a tantas personas salvó en aquella época.
Esto añadió a mi madre uno mas de sus grandes sufrimientos, pues cuando yo tenía nueve años, estalló la Guerra Civil de 1936, a mi padre en Septiembre de ese mismo año lo asesinaron por sus ideas socialistas de Carlos Marx y de Pablo Iglesias, que aun viven, digo la vigencia de su filosofía, aunque sus congéneres actuales traten de enterrarlos en lo mas profundo del globo terráqueo.

A mi madre también la asesinaron, solo que lentamente, pues una vez viuda con tres hijos de corta edad, no tuvo más remedio que ponerse a trabajar de lo que sabia hacer. Hasta para eso le pusieron condiciones.

Mi hermana no estaba bautizada por voluntad de mis padres, aunque mi padre era agnóstico, mi madre creyente y la época fue en plena vigencia de la República, acordaron que fuera ella la que cuando tuviera criterio propio tomara la determinación que más le apeteciera.

Paco Artola y su mujer, Lola Ibáñez, con su hija, en una foto familiar.

Hubo que bautizarla con cuatro años de edad, por imposición, si no era así, no admitían a mi madre en ninguna casa de lavandera. Entre las ricas del Puerto y algunas correveydiles formaban unas conferencias religiosas donde vigilaban las conductas de las personas. Todo menos persuadir a la propia Iglesia de que no apoyaran a quien faltaba al quinto mandamiento de la Ley de Dios, según la Iglesia Católica y única en aquellos tiempos. No quiero contar todas las penalidades que mi madre tuvo que soportar a lo largo de toda su vida, seria largo y muy triste.

Mi padre, profesional de la carpintería, hombre de carácter mas bien serio pero muy bueno, no lo digo yo, se lo he escuchado a muchas personas que habían tenido trato con el, incluidos algunos adversarios políticos, pues lo recordaban como una gran persona. Puedo contar muchas cosas que ningunas serian agradables y por lo tanto sigo con mi vida, aunque palparan como los acontecimientos me marcaron.

ABANDONO DEL COLEGIO.
Salí del colegio con apenas diez años, estaba en un colegio de los llamados de pago, no porque mis padres pudieran pagar, fue por parentesco entre el maestro D. Alfonso Cárdenas y mi madre que eran primos hermanos y por esa razón no le cobraba sus honorarios. Este colegio estaba considerado como uno de los mejores del Puerto, pues a el afluían los niños de clase media y clase media alta.

Escuela de Alfonso Cárdenas, en la calle Luna, frente al desaparecido Teatro Principal, hoy convertida en una entidad bancaria.

Dejé de ir al colegio porque como mi madre se tenia que ir a trabajar desde las nueve de la mañana hasta muy tarde, de noche, nosotros no teníamos quien nos cuidara ni obligara a nada, yo hice mi primera robona, la verdad es que me gusto ese régimen de libertad que experimentaba, sin darme cuenta que estropeaba mi vida para el futuro.

No muy convencido volví al colegio. El nuevo régimen obligo a todos los colegios laicos a dar el catecismo y otras obligaciones religiosas, pues en este colegio en ese aspecto lo único que se daba era Historia Sagrada como asignatura. Varios niños condiscípulos míos iban con indumentarias de flechas falangistas y ornamentadas con muñequeras y cintos cubiertos con balas y balines de fusil o pistola. Estos niños por lo visto escuchaban en sus casas las tropelías que hacían los fascistas y en el colegio las repetían con regocijo delante de mí. D. Alfonso con mucho sigilo pudo prohibir aquellos signos exteriores, pues el también tenia miedo.

Con su mujer, en una playa portuense.

PRIMEROS TRABAJOS.
Trabajé en muchas actividades distintas, cuando esto sucedía mi madre se ponía contenta, lo que no quería era que vendiera periódicos por las calles, que también los vendí, recogí maletas en la estación de ferrocarril y transporte canastas al hombro desde el palenque donde se subastaban los productos del campo a los puestos de fruta y verduras.

Mi primer trabajo donde estaba recogido un porrón de horas, era en una bodeguita pequeña que había en la Plaza Peral donde me aprovecharon bastante, pues aparte de las horas establecidas, tenía que hacer mandados para la casa, hasta que me aburrí y me fui.

DE AYUDANTE DE COCHERO.
Para no entrar en detalles después de la bodega trabajé en un Hotel de mandadero y friega platos, con un coche de caballo, de ayudante. El cochero era un sevillano que acababa de salir del Penal por delito común, un granuja, me llevaba en el pescante del milord no porque le hiciera falta, sino porque eran los tiempos de la Guerra Civil y El Puerto fue deposito de italianos que venían muchos de ellos obligados, para apoyar a los franquistas. Estos cuando pagaban el servicio le daban propina para el picolini, que era yo y el picolini no veía ni un céntimo.

TORTAS CALLEALTA Y ENOLOGÍA POULLET.
Trabaje en un obrador de tortas de polvo, merengues y bollos de leche que los hacia muy ricos Pepe Callealta. En una fabrica de productos químicos y otras materias relacionadas con el vino, su propietario era D. Rafael Poullet, su fabrica era pequeña, pero él un gran emprendedor.

POSGUERRA.
Todo esto dentro del periodo bélico español. A partir de la posguerra nuestra trabaje en una fabrica de mosaicos, de ayudante de estraperlista, en una granja de conejos, en un chalet de cochero, en este trabajo me despidieron por ladrón, pues había una cocinera de un pueblo de la sierra, creo que del Gastor que tenía al marido enfermo y preso en el Penal del Puerto por sus ideas políticas, como es natural necesitaba ayuda y mi madre también. Pues bien yo cogía parte del pienso del que les echaban a las bestias, lo metía en una talega y lo vendía, mitad para la cocinera y mitad para mi madre, esta situación duró poco, pronto me cogieron y me pusieron de patitas en la calle.

Rondaría los catorce años cuando trabajé en una granja, esta de gallinas ponedoras, para ayudar a las muchachas a la limpieza, retirar el estiércol, traer los huevos al Puerto y llevar los componentes de los piensos al campo.

Con su desaparecida compañera, Lola, en una foto para el recuerdo.

Por aquella época yo era una espindarga, solo tenia pescuezo. Cuando intentaba ligar con algunas de las compañeras, que todas me gustaban, (aunque tenía alguna predilección por alguna) me rechazaban, diciendo que era un niño muy largo. En cambio cuando se arrimaba algún camperito con traje a la medida y mascota lo aceptaban, pues estos, con el estraperlo estaban riquitos y los demás no nos comíamos una rosca. En este trabajo me cambiaron de gallinero a cochero. Trabaje la temporada de verano y me auto despedí como en otros trabajos, por incompatibilidad con los que mandaban, o por no transigir con las imposiciones agotadoras en el trabajo.

BODEGAS GONZALEZ BYASS.
La racha de muchos embarques de coñac para la Guerra Mundial, absorbió mucho personal para los embotellados y yo encajé en uno donde me dejaron parado por falta de trabajo. A partir de ahí alterne embotellado con peón de albañil y algunas paradas por medio, hasta que por fin en Octubre de 1945 me colocaron en la bodega de González Byass en El Puerto. Donde salvando los dos años de servicio militar y cerca de tres que me tuvieron secuestrado por antifranquista, fue mi lugar de trabajo hasta mi jubilación.

Un gerente de González Byass D. Rafael Fernández de Haro que vivía en una casa anexa a las bodegas del Puerto, decía de mí que era una lástima no haber estudiado alguna carrera técnica, pues creía que yo tenía aptitudes para ello. Con mi situación de huérfano todo lo más que hubiera sacado era el bachillerato, pues una carrera era del todo imposible y menos con mí lastre, pues el mecenazgo solo lo ejercían los pudientes para la carrera de cura.

EL PARTIDO COMUNISTA.
De joven por influencia quizás de lo que fue mi padre, estuve buscando al Partido Socialista en la clandestinidad, jamás di con el, en cambio no tuve que hacer muchos esfuerzos para contactar con el Partido Comunista de España, en el cual sigo militando y me siento muy honrado, pese a que le auguren un porvenir poco atractivo. Milito en el, desde Marzo de 1958. Antes había colaborado en recogidas de ayudas a los presos políticos y otros cometidos antifranquistas.

Por aquella época el Partido Comunista en la clandestinidad, a través de Radio España Independencia Estación Pirenaica. Hizo un llamamiento al pueblo español invitándoles a una jornada de reconciliación entre los españoles. Este llamamiento me hizo reflexionar y me afilié al partido, yo creo que mas por luchar contra el régimen franquista que por ideología.

En el transcurso del año 67 o 68 un amigo me presentó a un falangista antifranquista, este hombre aunque muy mayor, cuando estoy escribiendo esta líneas aun vive. El no me conocía físicamente pero si la existencia de la familia de Francisco Artola Velázquez, mi padre. Nada mas dirigirme la palabra, me dijo, «--Cuanto daño le hemos causado a sus familias ¿Vd. Que opina?» A mí en esos momentos se me arremolinaron todas las canalladas que había soportado, tanto nosotros como muchas familias, las cuales fueron sutilmente perseguidas por el régimen establecido. Me acordé de la jornada de reconciliación y le contesté:  «--Mire Vd., yo no puedo olvidar pero no pienso vivir toda mi vida odiando». «--No esperaba menos de un Artola», me dijo.

Alguien se preguntará ¿Cómo habiendo militado tanto tiempo en un partido y asumiendo cargo en el, no figure en las instituciones? Jamás lo he deseado, pienso que otras personas podrían ser más competentes que yo, además tengo un falso complejo del ridículo y huyo de lo público, el cual tal vez me traicione.

LA FAMILIA.
Dejando esa parte de mi vida y sus implicaciones políticas, hay otras mas alegres de reflejar en esta modesta presentación. Se trata de mi compañera y mis hijos. Vivimos una larga etapa de novios, nueve años, pues no había forma de unirnos por escasos ingresos los míos y nulos los de ella. No quiero contar las vicisitudes que pasamos los dos, esto seria motivo de otro capitulo y no es mi intención.

Con Lola, su mujer, en unos Carnavales.

La verdad es que dentro de nuestras carencias económicas, hemos sido y aun somos muy felices en nuestro matrimonio. Fruto de nuestra pareja tenemos dos hijos, una hembra y un varón, la hembra nos ha dado tres nietas y el varón dos nietos, esta descendencia nos han transmitido un extremado cariño, el cual nos ha servido de estimulo para vivir.

De izquierda a derecha, Paco Artola, Manuel Moro y Carmelo Ciria, durante el Primer Encuentro Provincial Republicano celebrado en las Dunas de San Antón el 10 de octubre de 2009.

Tal vez haya pasado por mi vida la oportunidad de vivir un poco mas desahogado económicamente, pero tengo un hondo sentido de la colectividad y si hubo ocasión no supe atraparla habiendo perjudicado a mi familia, a la cual públicamente pido perdón".  (Texto: Paco Artola Beuzón. 14 de febrero de 2008).

18

Juan Muñoz, en las antiguas puertas de Taquilla de la Plaza de Toros. (Foto: Fito Carreto).

Juan  Muñoz Aparicio nació en 1934 en la calle Nevería, 32 --en el lugar que luego estaría ocupado por una fonda--, primer hijo del matrimonio formado por Juan Muñoz Villanueva (+1939) y Luisa Aparicio García (+2000). Su otro hermano, Manolo, con nótula núm. 803 en GdP y su primo el cura Juan Carreto, con nótula núm. 904 en GdP, huérfano de madre al fallecer ésta en el parto sería, prácticamente, el tercer hermano. Falleció el año 2005.

En la imagen, el Batallón Infantil, en formación por las calles de El Puerto en 1934, el año del nacimiento de Juan.

En 1934, el Ayuntamiento estuvo presidido ese año por tres alcaldes, desde junio del año anterior hasta marzo, por Francisco Cossi Ochoa; de marzo a Octubre, por Francisco Tomeu Navarro y, desde octubre hasta enero de 1936 por José Luis Macías Caro, padre de Luis Macías Rubio. El Consistorio, creemos que en el último trimestre del año, acordó que fueran días festivos locales, las festividades religiosas del Corpus, la Virgen del Carmen y la Virgen de los Milagros. Rafael Alberti funda junto a su esposa, María Teresa León, la revista revolucionaria ‘Octubre’ e iniciará una gira por diversos países americanos. Alberti publicará, ese año, ‘Bazar de la Provindencia’ y ‘La farsa de los Reyes Magos, dos farsas revolucionarias’. Agrupaciones carnavalescas de El Puerto participan en el Carnaval de Isla Cristina (Huelva).

El Teatro Principal, cerró sus puertas durante la Semana Santa, de 1934 reabriéndolas el sábado de Gloria, con la película ‘Melodías de Arrabal’, en la que intervenía Carlos Gardel junto a Imperio Argentina.

Manolín y Juan Muñoz Aparicio, en una foto oficial del Colegio de Alfonso Cárdenas.

Pero volviendo a nuestro protagonista, Juan se quedó huérfano de padre muy pronto, con apenas cinco años por lo que su madre, Luisa ‘la del Cosario’, viuda a los 33 años y con otros familiares a su cargo, fue la que sacó adelante a esta familia numerosa y ya, monoparental. Juan vivió una infancia difícil en plena Guerra Civil y posguerra.

El colegio de Alfonso Cárdenas, en la calle Luna, frente al dessaparecido Teatro Principal.

Estudió en el colegio ‘privado’ de Alfonso Cárdenas, en la calle Luna, cursando a continuación Comercio, estudios que abandona pronto para incorporarse al mundo laboral, algo que será una constante para el resto de su vida.

Empezó muy pronto, en el Cosario --mezcla de agencia de transportes, mensajería y gestoría--, situado en la esquina de Nevería con Palacios, frente al Bar Apolo. El Cosario Vda. de Juan Muñoz  desaparecería en 1971, con la llegada de las modernas agencias de transportes. Allí laboraban hasta los domingos.

| Antonio Gil y Juan Muñoz en el escritorio de Conservas Sur.

CINCO TRABAJOS A LA VEZ.
Juan llegaría a estar trabajando hasta en cinco sitios simultáneamente: a las seis de la mañana entraba  en una bodega. A las ocho, en la desaparecida fábrica de Conservas Sur. A las dieciséis en los desaparecidos Tejidos López, en calle Nevería. A las dieciocho, como representante de Conservas Sur, en Jerez. Y, además, era Subjefe de Taquillas en la Plaza de Toros, bajo las órdenes de Juan Martín Vélez y con Antonio Gil como compañero.

La fábrica de Conservas Sur, con nótula núm. 333 en GdP, recordaba Juan, eran una fábrica de ‘delicatessen’, productos tales como la mermelada de naranja agria de los árboles de las calles de El Puerto, se vendía en el Corte Inglés y en Inglaterra y en Alemania las sardinas en aceite sin piel ni espinas. La Salsa India, o la de Tomate, hubieran triunfado hoy ante los paladares más exigentes.

De pie, de izquierda a derecha, José Arjona González, Juan Muñoz Aparicio, María Isabel Morató Payares, Guillermo Romero Rivas, Francisco Bollullos García, Manuel García Sánchez y Jesús Ruiz. Agachado, desconocido y Antonio Gil González.

PRIMERAS VACACIONES, EN LA MILI.
Las vacaciones las disfrutó, por primera vez, durante el Servicio Militar, con 19 años, en el buque escuela de la Armada Española, Juan Sebastián Elcano, como marinero de reemplazo. Allí engordó 10 kilos durante nueve meses, los que duraron el viaje de instrucción de los guardamarinas. Y las siguientes vacaciones, 21 años después, cuando entró a trabajar en la desaparecida Caja de Ahorros de Cádiz --hoy integrada en Unicaja-- lo que le permitió prescindir de otros trabajos complemenarios. Y es que Juan, si pensaba que más cornadas daba el hambre, nunca permitió, a fuer de trabajar y trabajar,  que le cogiera ese toro.

En el desaparecido campo de fútbol ‘Eduardo Dato’. de pie de izquierda a derecha, José Arjona González, Manuel Jurado (trabajaba en la Cruz Campo), Joaquín Camacho Gordillo, Agustín Fernández González, Juan Garcelá, José Antonio Lojo Rodríguez, Manuel García Sánchez, Guillermo Romero Rivas, Antonio Gil González. Agachados: Manuel Jarque "Chicharito", Fernando Arjona González, Carlos Quiñonero Anguiano, Carlos Quevedo Janina, Juan Muñoz Aparicio, desconocido, desconocido.  Delante: José Lucas Morillo León, recién salido de una enfermedad por eso no jugó, recibiendo un homenaje de sus compañeros y amigos. (Foto: Fariñas).

Una prolífica vida laboral en la que fue cosechando amistades y conocimientos para sacar adelante, también, a la que sería su abundante prole. Casado con Carmen Rivas Acal, tuvo siete hijos y un agregado viviendo con ellos --siempre le gustaron mucho los niños-- a los que podía ver poco, pero a los que su mujer supo dar una sabia educación para que todos salieran adelante, además de los nueve nietos que les dieron.

De izquierda a derecha, Ramón Bayo, Juan Muñoz, José Luis Tejada, José Antonio Lojo, Andrés Perles y Francisco M. Arniz. Precisamente se trata de la inaguuración de la Exposición de Pinturas de Arniz, en la Caja de Ahorros de Cádiz de la Plaza del Polvorista. (Foto: Colección Francisco M. Arniz Sanz).

En el Salón de Plenos del antiguo Ayuntamiento, en un homenaje a José Luis Feria Fernández, José Luis Galloso, econ motivo de su triunfo en Madrid, como novillero, cuando cortó 4 orejas saliendo por la Puerta Grande. De pié, de izquierda a derecha, José Pérez Lechuga, propietario del Bar 'El Niño' en calle Zarza, Antonio Fernández Galloso, Francisco Ragel, puede ser Juan Luís de los Ríos, José Luís Galloso", Mateo Navarro y Juan Sánchez, picadores y Leopoldo López León, banderillero, formaban parte de la cuadrilla de Galloso y Soriano. Agachados: Antonio Gil González, Juan Muñoz Aparicio y con gafas, Jesús Vela Morillo. 1 de junio de 1971. (Foto: Rafa).

JEFE DE TAQUILLAS.
De su etapa de Jefe de Taquillas de la Plaza de Toros , en la que fue auxiliado por algunos de sus hijos, guardaba muy buenos recuerdos, y otros no tanto, que se fueron con él para siempre a la tumba, como a Juan le gustaba decir. Y muchas amistades. Entre las anécdotas vividas, nos recordaba lo   rumboso que era Manuel Benítez ‘el Cordobés’, el desapego al dinero que siempre tuvo para con  los más necesitados. Atendía con generosidad a quienes buscaban su ayuda, e incluso a quienes no se la pedían.

Con su mujer, Carmen, en los tendidos d ela Plaza. (Foto: Garpre).

Y otra anécdota vivida junto a Luis Miguel Dominguín. En la década de los sesenta, la esposa de cierto Gobernador Civil le pidió al maestro , mediante recadero, que le firmara un abanico, a lo que este se negó debido al estado de trance torero en el que se encontraba, con el castizo «--Que se meta el abanico en el c***» . Y ni lo firmó, ni fue puesto a disposición de la autoridad tampoco, aunque por mediación de la Vda. de Miguel Castro Merello, lo firmó 15 días más tarde en otra visita a El Puerto.

HOMENAJE PÓSTUMO.
Juan desaparecería prematuramente el 28 de marzo del año 2005. Ese año, en la corrida a caballos de la Feria de Primavera, se guardó un emotivo minuto de silencio, en memoria y recuerdo de quien, durante 57 años trabajó en las taquillas de la Plaza de Toros, los últimos como Jefe de Taquillas, con las diferentes empresas que regentaron el coso taurino.

Descubrimiento del azulejo en el homenaje póstumo a Juan Muñoz, en las taquillas de la Plaza de Toros.

Unos meses después, el 8 de agosto, Juan Muñoz Aparicio recibiría un homenaje póstumo en el bodegón que alberga las taquillas de la Plaza. Fue descubierta una placa realizada en azulejos por Pepita Lena Terry, ante la presencia de su viuda e hijos, los presidentes de la Plaza de entonces, Fernando Gago e Ignacio García de Quirós, y diversos oficios auxiliares de la la Fiesta: veterinarios, médicos, personal de puertas, etc…

Azulejo situado en el bodegón de taquillas de la Plaza de Toros.

SEGUIDILLAS DE LA PLAZA REAL DE TOROS
DE EL PUERTO DE SANTA MARIA

A la buena memoria de Juan Muñoz Aparicio, taquillero mayor de la Plaza Real.
por Luis Suárez Ávila.

¡Toros en El Puerto!
trenes, vapores,
faluchos de la hora,
los breacks, los coches;
y los piqueros,
en caballos cruzados
van caballeros.
Van caballeros,
y en manolas de mulas,
van los toreros.

¡Toros en El Puerto!
Suenan clarines,
que no los tocan hombres:
son serafines.
Arce y Viñas:
¡Que despejen la plaza!
¡Salgan cuadrillas!
¡Salgan cuadrillas!
y detrás, Atalaya
con sus mulillas.

¡Toros en El Puerto!
Arena de oro,
regada con la sangre
de tantos toros.
De toros, toros,
que lidiaron El Lavi
y Paco de Oro.
¡Vaya toreros!
Mazantini y Redondo
y El Chiclanero.

¡Toros en El Puerto!
grita el gentío.
Que torean Guerrita
y Lagartijo.
Toros de Ortega:
seis en un mano a mano
y uno, de prueba.
Seis, de Gallardo,
con un toro de prueba,
en mano a mano.

En una cena en el campo de fútbol en el estadio José del Cuvillo. En primer término podemos ver a Fernando Arjona Cia. 24 de agosto de 1973. (Foto: Rafa).

Juan se lamentaba, en los últimos años de su vida, que en la sociedad actual hubiera «menos altruismo y mas agresividad, menos gente sana. Pero gracias a Dios también hay buena gente que son la esperanza de que el mundo no acaba».

1

Aunque la palabra «portón» está definida por la Real Academia de la Lengua como puerta principal de una casa, o la puerta que separa el zaguán del resto de la casa conocida como ‘puerta de la calle’, aparte de puerta de toriles que da a la Plaza, que es otra acepción, en El Puerto llamamos así, especialmente, a las puertas de acceso de bodegas y cocheras y cualquier otro almacén o accesoria, que es una habitación que tiene entrada distinta y uso separado, del resto del edificio principal.

Presentamos en esta primera entrega, siete imágenes originales de Antonio Gutiérrez Ruiz.

Calle Santa Lucía. Antigua cochera.


Plaza de Juan de la Cosa o Bizcocheros. Bodega del Castillo de
San Marcos, propiedad de Bodegas Caballero, antes de
González Rico Hermanos.


Calle Durango. Accesoria.

Bodegas José de la Cuesta (Caballero. Calle San Bartolomé.


Calle La Palma. Bodegas Osborne.

Otro portón de Osborne, puede que por Valdés o Comedias, ¿o
quizás La Palma o Los Moros? El lector nos dirá...

Portón de la casa natal de Ángel Urzáiz, en el número 6 de la calle del mismo nombre nombre.

Esta casa fue labrada en los primeros años del siglo XIX en una parcela segregada de la finca colindante de calle Larga por Joseph Bellido, Factor de las Reales Provisiones y Víveres de la ciudad de Cádiz y Comisionado de Guerra de los Reales Ejércitos. A destacar de ella, aparte su armonía y belleza arquitectónica, que fue cuna de Ángel Urzaiz. Al que ostentó en varias ocasiones la cartera ministerial, lo parió entre esos muros doña María Dolores de la Cuesta Núñez, una joven viguesa, en 1856. Y la Corporación Municipal, sesenta años después, en 1916, coincidiendo con el nombramiento de este portuense de nacimiento Ministro de Hacienda, acordó poner su nombre a la calle donde está ubicada la casa, antes denominada Curtidores, Sarmiento, Puerto Chico y de la Plata. En 1930, al reestructurarse el callejero se ratificó esta denominación que continúa vigente.  El actual propietario es Mr. Thorpe quien la adquirió a la familia Osborne Tosar. Precisamente de estos últimos, los Tosar, fue sede de las oficinas de la empresa vinícola, sala de degustación y despacho al detall de sus productos y gabinete para reuniones y negocios. (Textos: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puerto Guía).


5

Tolkien huía de la alegoría. Por eso el cristianismo de ‘El Señor de los Anillos’ no hay que buscarlo tanto en sus tramas ni en los personajes, aunque se puede rastrear, sino en el vuelo de la visión y en el temple moral. Gracias a la exhaustiva investigación de José Manuel Ferrández Bru, que adelanta en su blog, www.josemanuelferrandez.com, y que desarrolla en el libro inédito ‘La conexión española de J. R. R. Tolkien’, vemos cómo el catolicismo también se encuentra (y cuánto) en la biografía del autor y en las circunstancias que hicieron posible su escritura. Con un papel esencial protagonizado, además, por un portuense.

UN PORTUENSE EN LA CORTE DEL SEÑOR DE LOS ANILLOS
Se trata de Francis Xavier Morgan y Osborne, nacido en el Puerto de Santa María en 1857, hijo de Francis, galés de nación y anglicano de fe, y de la española María Manuela Osborne. Marchó a estudiar a la Escuela del Oratorio de Birmingham, bajo la supervisión directa, nada menos, que del recientemente beatificado John Henry Newman. En 1880, el joven Morgan viaja a Roma y es recibido en audiencia por León XIII. Tres años después, en 1883 se ordena sacerdote dentro de la comunidad del Oratorio (donde lleva una vida nada ociosa de servicio a la parroquia y a la propia comunidad oratoriana, pues desempeña diversos cargos en ella). Muchos veranos, Father Morgan vuelve al Puerto de Santa María a descansar con sus hermanos, primos y sobrinos, que lo conocen con el nombre de “Tío Curro”.

La familia Morgan Osborne, de izquierda a derecha, María Manuela Osborne, Francis, Isabel y Tomás Morgan Osborne, Francis Morgan padre y Augusto Morgan Osborne. Año aproximado 1865. (Foto: Archivo Osborne).

TÍO CURRO, EL CURA QUE CUIDÓ AL JOVEN TOLKIEN.
Los hechos principales de la biografía de J.R.R. (John Ronald Reuel) Tolkien son mucho más conocidos. Nació en Bloemfontein, Sudáfrica, 3 de enero de 1892, en el seno de una familia inglesa de confesión bautista. Muere pronto el padre y en 1900 la madre, con sus dos hijos, se convierte al catolicismo, enfrentándose a su familia. Quedan en una condición económica muy delicada. Y en ese momento, aparece el padre Morgan, que, ejerciendo de párroco, los apoya moral y económicamente. Muere la madre, agotada y enferma, cuatro años más tarde. Tolkien consideró siempre que había sido una auténtica mártir por su fe. En su testamento, nombró tutor de sus dos hijos a Fr. Morgan. (En la imagen, un joven J.R.R. Tolkien).

SUBVENCIONÓ A TOLKIEN
El sacerdote asumió el encargo con celo. Animó a Ronald a continuar sus estudios en la prestigiosa King Edward’s School y, luego, en Oxford. Fr. Morgan administraba los bienes de sus pupilos, pero viendo que no bastaban, incrementaba discretamente la asignación con el dinero que le correspondía del próspero negocio bodeguero de su familia portuense. Todavía hoy los descendientes de Tolkien reconocen con agradecimiento que pudiese estudiar gracias “al dinero español del vino de jerez”.

‘NAFFARIN’, BASADO EN NUESTRO IDIOMA.
Tampoco descuidó la formación humana. Tolkien deseo aprender el español como homenaje a su tutor, para lo que usaba los libros en nuestra lengua que Morgan guardaba en su abarrotada habitación. Ese conocimiento le sirvió a Tolkien de niño para crear, jugando, el “Naffarin”, basado en nuestro idioma.

Luego, cuando en la adolescencia se enamoró perdidamente de Edith Mary Bratt, el tutor prohibió el contacto hasta la mayoría de edad. Tolkien obedeció. Hasta el mismo día que cumplió 21 años: entonces escribió a Edith, y retomaron su noviazgo. Fueron padres de cuatro hijos y, lejos de guardar rencor a Fr. Morgan, lo recibieron en su familia con cariño. Incluso pensaron que aquella dura prueba convirtió un momentáneo amor juvenil en un maduro amor conyugal. Que el sacerdote veía en Tolkien a un hijo lo demuestra el hecho de que le dejase en herencia un valioso reloj que él había heredado de su padre.

FERNÁN CABALLERO.
El ascendiente del sacerdote español fue más allá de lo crematístico. La influencia de JH Newman, insuperable prosista, le llegó a Tolkien a través de Fr. Morgan. José Manuel Ferrández Bru ha detectado, incluso, una muy probable deuda literaria de una adivinanza de Tolkien en El hobbit con una de Fernán Caballero, seudónimo de Cecilia Böhl de Faber (1796-1877), tía abuela del sacerdote. Eso testimonia una estrecha comunicación intelectual entre tutor y pupilo.

EL JEREZ, LA TINTA Y LOS ELFOS.
Las relaciones del vino de jerez con las letras son estrechas, y aún más con las letras inglesas. Es como si sus escritores hubiesen acatado con gusto el consejo shakespeariano: “Si mil hijos tuviera, el primer principio humano que les enseñaría sería abjurar de toda bebida insípida y dedicarse al vino de jerez”.

John Ruskin llegó a afirmar: “Considero justo y tolerable beber jerez desde que sale el sol hasta que se pone… Nelson el marino y Wellington el militar fueron grandes devotos del jerez…”

Una nueva página de esa vieja relación es la que escriben a la par el padre Francis Xavier Morgan Osborne y JRR Tolkien. El dinero proveniente de las bodegas pagó los sofisticados estudios que permitieron construir el complejo mundo de ‘El Señor de los Anillos’. En las bodegas del marco de jerez se dice que el incomparable aroma que produce la evaporación del vino es la parte de los ángeles. También era, y no lo sabíamos hasta ahora, la parte de los elfos. (Texto: Enrique García-Máiquez).

Francis Xavier y su hermano Augusto, mediados los años 20 del siglo pasado. (Foto: Archivo Osborne).

Casa de Augusto Morgan y Osborne, en la calle Nevería.

EL RELOJ QUE HEREDÓ TOLKIEN.
José Manuel Ferrández Bru, en su obra inédita que se encuentra en periodo de análisis por diversas editoriales, ‘La conexión española de J. R. R. Tolkien’ --a la que hacía referencia al principio de esta nótula de Enrique García-Máiquez-- escribe en el capítulo ‘Los último años’: «A la muerte de su hermano Augusto [Morgan Osborne] se complicó especialmente un asunto relativo a su herencia. Se trataba del la forma de hacer llegar su reloj (un reloj detradición familiar) a su hermano en Inglaterra. En esa época estaba muy restringida la posibilidad de sacarbienes o valores de España, de forma que la única manera de trasladar un objeto de valor como el reseñado, era llevándolo encima como si se tratara de una pertenencia personal. Francis Morgan escribió lo siguiente a su sobrino Antonio en una carta de mayo de 1933: "Es mucha bondad de tu parte tomar tanta molestia en cuanto al reloj y la cadena. Si de alguna manera pudieran ser traídos a Londres, algún amigo mío me los traería aquí. Esto podría hacerse muy fácilmente puesto que muchos amigos míos, y de los Padres, vienen de Londres aquí".


J.R.R. (John Ronald Reuel) Tolkien

Mientras se resolvía el tema del reloj, en las cartas que cruzaba Antonio Osborne con su tío en Birmingham, éste le comunicaba su idea de ir a Inglaterra puesto que ya "tenía casi convencidos a sus padres". Pero finalmente su deseo parece que no se hizo realidad y el enviado de la familia fue otro sobrino, el hijo de Rafael Osborne Guezala: Rafael Osborne MacPherson. Rafaelito, que es como se le conocía por entonces, fue el encargado de hacerle llegar el reloj junto con el crucifijo que había pertenecido a su hermana Isabel.

Firmas de nuestro protagonista español, como Francis Morgan y el familiar 'Tío Curro'. (Ilustración: Archivo José Manuel Ferrández).

A la muerte de Francis Morgan este reloj fue heredado por el mayor de sus protegidos, J.R.R. Tolkien, quien lo conservó en su estudio durante toda su vida y en más de una ocasión fue capaz de repararlo a pesar de la antigüedad de su maquinaria. La familia Tolkien llamaba al reloj ‘el flip-flap’ porque indicaba la hora girando las figuras como si fueran las páginas de un libro mientras emitía un leve ruido zumbante. Tras la muerte de Tolkien, el reloj fue heredado a su vez por su hijo mayor John, quien falleció en 2003, sin que se sepa cual fue el destino del reloj». (En la imagen, Tío Curro, ya de mayor).

Alzado de la fachada Este de la bodega de Ramón García Gastón y Angel María de Castrisiones, hoy bodegas Colosía la parte izquierda y una distribuidora alimentaria, la parte derecha.

Dibujo de alzado de la fachada Este de las Bodegas Colosía, levantado en la década de 1830.

En paralelo y perpendicular a la margen derecha del río Guadalete, en las inmediaciones de la que era entonces su desembocadura a la Bahía de Cádiz y en las cercanías de donde se encontraba la antigua ermita de Guía, se extiende el más singular de los ensanches urbanos de nuestro país: el polígono industrial bodeguero del Campo de Guía,

Su interés radica en su impronta en la trama urbana de El Puerto y en el hecho de ser el único ensanche industrial bodeguero planificado en España en el primer tercio del siglo XIX, en la transición del Antiguo Régimen al liberalismo. El planeamiento, que fue obra de los insignes arquitectos Torcuato-José Benjumeda y Juan Daura y contó con la aprobación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1835, se desarrolló en medio de conflictos de intereses públicos y privados e interparticulares.

Se trató de la segunda etapa de auge constructivo bodeguero en la zona (la primera tuvo lugar durante el último tercio del siglo XVIII), tras las guerras finiseculares y la de la Independencia y después de la emancipación de las colonias españolas en América Precisamente, parte de los capitales invertidos en este polígono bodeguero lo eran de indianos repatriados y de comerciantes de la zona que tuvieron que reorientar sus actividades económicas. Y entonces la vinatería ofrecía enormes expectativas de negocio. (Puerta de acceso a la actual Bodega de San José, en la Plaza Elías Ahuja).

El ensanche del Campo de Guía de El Puerto constituye un paisaje industrial urbano peculiar: lo forman grandes "bodegas catedrales" y amplios trabajaderos de tonelería, Las bodegas son de cubiertas a dos aguas, fachadas con ventanas a la máxima altura posible (excepto en los escritorios) y portadas neoclásicas rematadas en frontones triangulares. Los trabajaderos de tonelería son de menor altura, con ventanas simuladas con o sin ellas y sólo están cubiertos parcialmente Estas líneas arquitectónicas presentan varios colores: el blanco de los muros; las tonalidades ocres de las tejas y sillares y la calamocha de cornisas, recercados de frontones, vanos y zócalos; y el verde carruaje de persianas, rejerías y portones. (Portada ornamentla el el ensanche bodeguero de Campo de Guía.

A través de ventanas y puertas, el paisaje urbano se prolonga hacia los techos de las naves de bodegas y, sobre todo, a los almizcates y bellos patios interiores de bodegas y trabajaderos de tonelería. Desde las altura, de azoteas cercanas se disfruta de otras perspectivas sorprendentes.

Antiguas Bodegas Duff Gordon, germen de la bodega Osborne, a cuyo grupo perteneció, hoy desamortizada como bodega aunqueno en su totalidad pues existen botas en su interior, siendo un lugar para eventos y celebraciones, --la Bodega San José--, perteneciente al Grupo Los Jándalos, que gestiona el empresario Santiago Cobo Cobo.

El ensanche bodeguero del Campo de Guía es uno de los conjuntos constructivos de mayor "personalidad" de los que conforman la fisonomía urbana de El Puerto de Santa María y constituye un paisaje industrial único en su género, que hay que saber remodelar para seguir "reno-conser-vándolo". (Texto: Javier Maldonado Rosso. Director del Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies