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José Ignacio Fernández Varela nace el 11 de Abril de 1.949, año en que se crea la OTAN, la República Democrática de Alemania y se proclama la República Popular China.  En El Puerto el Castillo de San Marcos, Monumento Nacional, disfrutaría de la protección de la declaración genérica por Decreto de 22 de abril de 1949, así como la Torre de Santa Catalina. Se crea el Club Náutico.

Sus padres eran Rafael Fernández Rodríguez, natural de El Puerto y Georgina Varela Moreno, nacida en Sevilla, aunque vivió la mayor parte de su vida en nuestra  Ciudad. Ocupa el cuarto lugar del total de cinco hijos de la familia, tras sus dos hermanos mayores Jorge y Rafael y su hermana Clara Mª, siendo el menor Agustín, profesor de inglés y director que fue del Instituto Pedro Muñoz Seca..

Vivió siempre en la casa familiar de la Calle San Bartolomé en la que también vivieron su abuelo materno, sus tíos y primos. Estudia en los colegios de las Carmelitas y la Divina Pastora la enseñanza primaria y el bachillerato laboral elemental en el Instituto Laboral de El Puerto.

Casa familiar de los Fernández Varela, en San Bartolomé, núm. 6 actual.

EL QUE SE CAYÓ DEL BALCÓN.
La anécdota más significativa que recuerda de su infancia es que, cada vez que iba de paseo por el parque de Calderón con sus hermanos y primos ya que en la casa de la calle San Bartolomé vivía con sus hermanos y sus doce primos de la familia Renedo Varela y le decían a la cuidadora que los llevaba --la tata Carmela--: “--¿Éste es el que se cayó del balcón?”.

José Ignacio, con sus hermanos y la Tata Carmela, en el Paseo de la Victoria.

Y es que, con un año, se metió entre los barrotes del balcón del entresuelo (el piso donde vivía, a 4 metros de altura sobre el patio) y cayó de cabeza encima de una maceta que su madre tenía preparada para sembrar una palmera.

Con sus hermanos y primos --los Renedo Varela--, en 1953, el día de San Francisco, día de la onomástica de su abuelo materno, en la imágen, el único que conoció: Francisco Varela Ortega.

AMIGOS DE INFANCIA Y ADOLESCENCIA.
Recuerda a sus amigos de infancia: Guillermo Fernández  y Guillermo Rascón (primos segundos), a sus doce primos hermanos (Renedo) y a sus amigos de la adolescencia; del Instituto: a Cayetano Gómez Jiménez, José Felipe González Gómez, y Mariano Cantera;

De izquierda a derecha, Agustín y Clara, hermanos de José Ignacio que aparece a la derecha, en una típica imagen retrato de colegio.

De los amigos de la Universidad Laboral de Córdoba recuerda a José Mª Delgado Márquez; del verano, a  los vecinos del chalet de su padre en el pago La Valenciana (los hermanos Moreno Zamorano y Moreno Basallote, y a Norberto Jiménez, después director del Club Náutico). Recuerda los campeonatos de bolos Palma, en la bolera del Mesón del Montañés (de Isidro) donde su hermano Agustín era el campeón y ocupaban puestos destacados Ángel María Moreno Zamorano y José Manuel Moreno Basallote. De todos ellos recuerda muy especialmente, a su amigo Manuel Moreno Zamorano, con el que sigue sintiéndose muy unido.

Delante del Paraninfo de la Universidad de Córdoba, abajo a la izquierda, José Ignacio y a su derecha José María Delgado, también de El Puerto, técnico de la Empresa Municipal de Aguas.

ESTUDIOS EN CÓRDOBA Y MADRID.
En los años 1964-1966 obtiene beca para realizar el bachillerato laboral superior en la Universidad Laboral de Córdoba. Su marcha de El Puerto a los quince años se produce como se ha dicho por motivos de estudio primero y de trabajo después, por lo que suele decir con frecuencia: “--Me fui de mi casa para estudiar y trabajar, y todavía no he vuelto”.

A la izquierda, en su habitación de la Universidad Laboral de Alcalá de Henares, donde residía mientras estudiaba la carrera de ingeniería en Madrid.

Durante los años 1966-1971 estudia el curso Selectivo de Ciencias en la Facultad Complutense de Madrid e Ingeniería Técnica de Obras Públicas en la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica de Obras Públicas de Madrid, en la especialidad de Hidráulica e Hidrología.

CENTRO DE ESTUDIOS HIDROGRÁFICOS.
En febrero de 1972 ingresa en el Centro de Estudios Hidrográficos (CEH) del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) del Ministerio de Obras Públicas en Madrid, en el equipo redactor del proyecto del trasvase del Ebro entre los años 1972 y 1980

José Ignacio se casa en la iglesia de San Dionisio en Jerez de la Frontera el 3 de junio de 1972 con Francisca Orellana Ferral, natural de dicha ciudad, con la que tiene tres hijos: María Elena (1973), José Ignacio (1976) y Cristina (1978).

GUAYAQUIL (ECUADOR).
Desde 1980 hasta 1984 formará parte del equipo redactor del proyecto de trasvase de la península de Santa Elena en Ecuador (años 80-84), residiendo varios meses durante ese periodo en Guayaquil.

En Ecuador, en el río Guayas, pescando un bagre, un pez que hace un buen caldo. Solo con un sedal con anzuelo.

En Ecuador, subiendo al segundo pico más alto de América, tras el Aconcagua. La imagen está tomada a unos 5100 metros de altura que es donde se encuentra el refugio que aparece a la izquierda.

En Ecuador, en la ciudad de Riobamba, a la que fueron unos días antes de subir a la montaña para acostumbrarse al 'soroche', el mal de altura, una aclimatación necesaria. Estas fotos de Ecuador son de 1982.

De vuelta a España, Fernando permanece como funcionario en la administración central en Madrid hasta 1984. En dicho año, solicita traslado a Sevilla en la primera oferta pública de empleo para los funcionarios que deciden prestar servicios en Comunidades Autónomas.

AGENCIA ANDALUZA DEL AGUA.
Desde 1984 hasta la fecha presente ha permanecido siempre vinculado a los diferentes Organismos que la Administración de la Junta de Andalucía ha creado para gestionar las Obras Hidráulicas, pasando por la Dirección General de Obras Hidráulicas, Secretaría General de Aguas, Giasa, Egmasa, Dirección General de la Cuenca Atlántica --en Jerez año 2009-- y finalmente en la Dirección General de Infraestructuras y Explotación de la Agencia Andaluza del Agua destino último que posee en la actualidad en el Servicio de Inspección y Seguridad de Presas (Sevilla).

Barcas. (Foto: Aojnauj).

DEVOTO DE EL PUERTO.
Siempre ha sentido por su ciudad una adoración total. Por eso, su mayor ilusión  ha sido y es escaparse al Puerto en todas las ocasiones posibles --fines de semana, puentes y vacaciones, tanto desde Madrid como desde Sevilla-- y tener una casa propia en El Puerto, cosa que logra.

Finalmente destaca que la felicidad que ha sentido siempre al hablar de El Puerto y al proclamar sus grandezas a todas las personas de su entorno, ha debido de notársele tanto, que varios amigos de Madrid y de Sevilla, con los que juega al mus en verano, tienen en el Puerto su segunda residencia.

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El navegante porteño Victor Unzueta Melgarejo, afincado en la isla de Mallorca, nació el 6 de febrero de 1962 por lo que cumple 49 años en pocos días. Es el cuarto hermano de los cinco que tuvo el matrimonio formado por Victor Unzueta Gabiola (El Puerto 10.01.1921) y de Sofía Melgarejo Osborne (Madrid 22.02.1927): Amparo Patrocinio, Fernanda, Victor,  Guadalupe y Cristina. De pequeño vivió en la casa de siempre , Larga, 130 esquina con Santo Domingo, núm. 8, donde la familia tenía una tienda de muebles clásicos. Estudió en el Colegio San Luis Gonzaga y el Instituto Pedro Muñoz Seca.

1962.
El año de su nacimiento era alcalde de la Ciudad Luis Portillo Ruiz.  Se inauguraban las viviendas de La Pescadería, reciente y parcialmente derrumbadas para recuperar la Plaza del Carmen. Rafael Alberti publica ‘Poemas Escénicos’ primera serie. Manuel Martínez Alfonso publica su libro «El Puerto de Santa María en la Literatura Española». Se rueda en El Puerto la película ‘La Becerrada’ con Fernando Fernán Gómez; la Plaza de Toros y el Vapor, espacios inmortalizados.

La Estación de Ferrocarril, en junio de 1962. (Foto: Archivo Municipal).

Se inauguraba el Hotel Meliá ‘El Caballo Blanco’. El ayuntamiento concede la Medalla de Oro de la Ciudad al dictador y Jefe del Estado, Francisco Franco. Empieza a realizar su labor docente el Colegio La Salle que, en septiembre, inaugura el Curso 1962/63. Nacen el investigador Bernardo Rodriguez Caparrini, el compositor carnavalesco Luis Galán y la actriz Montse Torrent.

DE TAL PALO…
Fue su padre, Victor Unzueta Gabiola, uno de los fundadores del Real Club Náutico de El Puerto de Santa María quien introdujo a Epi desde muy joven en el arte de la navegación a vela. Con solo siete años ya navegaga en el ‘Pinky II’I por aguas del río Guadalete y hoy, 48 años después, tanto su afición como su profesión, siguen siendo su vida.

Su padre,  abogado, ganó con mayoría minoritaria las primeras elecciones a los ayuntamientos democráticos en 1979, siendo alcaldable por UCD, aunque nunca gobernaría, merced a los pactos de los partidos de izquierdas que dieron la victoria a Antonio Álvarez Herrera, del PC, con quien mantuvo una cordial relación mientras permaneció en la corporación municipal.

Epi estuvo haciendo el servicio militar en el buque escuela de la Armada Española.

JUAN SEBASTIÁN ELCANO
Con el crucero de Instrucción ‘Juan Sebastián Elcano’, entre los años 1982 y 1983, Victor decidió dejar el tiralíneas, abandonando los estudios de arquitectura para dedicar su vida a la mar.

Con el 'Galicia Pescanova' en el año 2003. También ganaron la Vuelta a Europa y la Fastnet.

Empezó en el mundo de la vela de crucero en Galicia con el ‘Vento’ con el que cosechó numerosos triunfos tales como la ‘Vuelta a España’, la ‘Semana Kiel’, la ‘Admirals Cup’ y Campeonatos del Mundo de ‘One Toner’.

Ola Proa en la Copa América.

COPA AMÉRICA Y EL REY.
Mas adelante se involucró a fondo en la ‘Copa América’, cosechando cuatro ediciones, tres con el equipo español y una con el italiano de ‘Prada’. Durante esos veinte años de ‘Copa América’, navegó en el ‘Bribón’ con S.M. el Rey Juan Carlos, y en el ‘CAM’ con S.A.R. el Príncipe Felipe, con el que ganó el Campeonato del Mundo de 50 piés.

LA VUELTA AL MUNDO.
La primera vez que circundó el mundo por mar fue con los ‘Gallegos’. La segunda vuelta la realizó con un gran amigo de El Puerto: Javier Soto Díez, que aunque nacido en Jerez, también es y se siente portuense; esta fue sin lugar a dudas una vuelta muy enriquecedora pues circunnavegaron el globo durante tres años, viviendo todo tipo de situaciones y anécdotas, algunas de verdadero peligro. En otra ocasión con el ‘Galicia 93 Pescanova’ con el mejor resultado --hasta el momento-- en este tipo de regatas, quedando en tercera posición.

En las Islas Salomón --Santa Ana-- en el continente de Oceanía, durante la Vuelta al Mundo en 1997. Epi sostiene una cámara que grababa el periplo.

Durante las Vuelta al Mundo, en Las Molucas, en  1998. Las Islas Molucas es un archipiélago también conocido como Islas de las Especias, perteneciente a Indonesia

La vida laboral de Victor ha tenido un elemento que ha jugado a su favor, y es que su trabajo coincide con su afición: el mundo del mar. Dedicado al deporte de vela profesionalmente y a la construcción de embarcaciones de regata, en la actualidad sigue navegando en otra de sus pasiones, la Vela Clásica.

(En la imagen de la izquierda, Epi en Borneo, durante la Vuetla al Mundo, en 1998).

VELA CLÁSICA DE ÉPOCA.
Victor dirige actualmente una empresa de barcos clásicos reconstruidos con la mayor exquisitez, que es la pionera en el Mediterráneo y que se dedica a charters, poniendo al alcance de todos la posibilidad de disfrutar del arte de la navegación en unos barcos ciertamente impresionantes y de gran valor histórico. La flota la componen: ‘Rafael Verdera’, ‘Kilena of Corsica’ ‘Ifarra’, ‘Freya’, ‘Dinghies’ y el ‘So Fong’ que es el barco que patronea en la actualidad.

Algunos barcos de la flota de la empresa 'Vela Clásica de Época'.

"Queremos que nuestros clientes puedan participar activamente, si así lo desean y dependiendo de la experiencia de cada uno, en la navegación, en las maniobras o en las tareas de a bordo, para experimentar la vida marinera característica de los barcos de vela clásicos. Por citar algunos ejemplos, las maniobras de izar, arriar, rizar, echar el bote al agua o fondear, se llevan a cabo, dependiendo de cada embarcación, con los métodos tradicionales anteriores a la modernización de la práctica de la vela, lo que proporciona una experiencia exclusiva, tanto si quiere participar como marinero como si tan sólo quiere relajarse y disfrutar del espectáculo", afirman.

Sus hermanas Lupe y Fernanda. Tiene otro hermana que también vive en las islas, Secretaria Judicial de un Juzgado en Manacor

Su mujer Elena y su hija Alejandra.

EL ‘SO FONG’.
Antonia Justicia nos habla así del ‘So Fong’, «Lleva 73 años surcando los mares y la mayoría de las veces por el placer de su propietario, pero en las páginas de su historia están escritos los más de dos años que fue requerido por el Gobierno de Estados Unidos para hacer de guardacostas durante la segunda Guerra Mundial, o los más de diez años que estuvo retenido en Vietnam al ser considerado como barco espía. Es el 'So Fong', una embarcación de época de 41,4 metros de eslora diseñado Sparkman & Stephens y construido en 1937 en Hong Kong. Una maravilla de la náutica, actualmente propiedad de la empresa Vela Clásica de Época, que participó el pasado julio de 2010  en la tercera edición de la regata Puig Vela Clásica Barcelona.

El 'So Fong' patroneado por Epi Unzueta, al que se puede adivinar al timón.

El 'So Fong' era la primera vez que participaba en la regata catalana y lo hacía de la mano de su actual patrón, Víctor Unzueta, más conocido en el mundillo como Epi. Aunque no es la embarcación más antigua de la empresa, cuando habla de ella le sale el orgullo de padre. «--Es una maravilla, hasta tiene chimenea», explica el patrón, cuya empresa ha llevado a cabo la reconstrucción íntegra del barco, desde los intrincados ornamentos originarios de Hong Kong hasta los detalles en bronce. Junto al So Fong, la empresa de Unzueta también llevó a Barcelona el Rafael Verdera, un paquebote de 1841, uno de los más antiguos que se conservan, que en sus años de esplendor hacía el cabotaje entre Barcelona e Ibiza transportando sal»

Hay muchas maneras de ver El Puerto. Hay quien ve su vida marítima. Quien se fija en sus bodegas y en el flamenco. Quien alaba su oferta gastronómica. Quien disfruta en sus peluquerías y en su comercio popular. Museos, fundaciones, restos arqueológicos, Academias, Centros Comerciales, instalaciones deportivas, playas, bosques urbanos, iglesias, procesiones, salas de fiestas, sexshops,... todo lo que puede ser deseado para disfrutar desde cualquier punto de vista puede ser encontrado en algún lugar de El Puerto. En la imagen de la izquierda un gorrión  (Passerdomesticus).

Pero casi todo eso no tiene más mérito que el darse con ello de bruces. Encontrarlo no es difícil pues las oficinas de turismo, pública y de los hoteles, te lo ofrecerán todo perfectamente envuelto en papel de regalo. Hay otras formas de ver El Puerto, una de las cuales es husmear la fauna silvestre que ha entrado por las rendijas de las puertas que la civilización y el progreso han dejado entreabiertas. No hablamos sólo de lagartijas, moscas, mariposas o cucarachas. Hoy vamos a presentar algo de la fauna urbana ornítica de especies silvestres.

En las dunas de San Antón, ayer por la tarde revolvía por entre las ramas de los pinos, una pareja de carboneros comunes (Parus major). Alborotaban con sus cantos y reclamos y se colgaban, en posturas inverosímiles, de las puntas más leves del enramado. A los pies de algunos pinos de esas mismas dunas, quedan los restos de las egagrópilas que regurgita el cárabo común (Strix aluco), después de haber digerido sus presas. Restos de lagartijas, avecillas, insectos, ratones domésticos y ratones de campo entrelazan sus restos en esos bolos de material no aprovechable por el ave. (En la imagen Carbonero Común, Parus Major)

Los cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) están este año completamente aislados y despistados. Parece ser que la Junta de Andalucía, anteponiendo los intereses particulares de los acuicultores a los generales del resto de la sociedad, ha autorizado recientemente su eliminación. Escopeteros apostados en los alrededores de zonas húmedas disparan a todo cormorán que se acerca por allí.

Cormorán grande (Phalacrocorax carbo).

No sé si hay periodo de veda o si, simplemente, disparan en todo momento sobre ellos. El resultado es que solitarios cormoranes se ven, nerviosos y perseguidos, en las playas urbanas de El Puerto, como el que había el día de la Inmaculada en la de La Calita, o el solitario y vigilante que, en este caso en Sanlúcar de Barrameda, intentaba pescar en las aguas del Guadalquivir. Se hace extraño ver a estas grandes aves negras volando aterrorizadas sobre las calles de El Puerto para amerizar a pocos metros de la orilla, en las agitadas aguas de La Puntilla, por ejemplo.

Avión roquer0 (Ptyonoprogne rupestris).

Está resultando muy curioso ver todos los días a una pareja de aviones roqueros (Ptyonoprogne rupestris) cazando entre los edificios de la calle Aitana. Supongo que están de paso, aunque la estación va avanzando, y parecen haber sustituido los barrancos pétreos en los que viven naturalmente por las paredes del edificio Pizarro o el Balboa, cuyas fachadas dan a esa calle.

Aguililla calzada (Hieraaetus pennatus) morfo claro. (Foto: Rafa Muñoz).

A veces la observación del cielo entre calles, nos depara piezas de mucho mayor tamaño como esta aguililla calzada (Hieraaetus pennatus) que cruzaba rauda el cielo de Sanlúcar de Barrameda el pasado día 8 de diciembre. Perfectamente visible, claramente diferenciada de las gaviotas, volaba desde los árboles de Doñana hacia el interior de los campos de cultivo que rodean Sanlúcar en dirección a El Puerto, dejándose ver por quienes paseábamos por el nuevo paseo marítimo de Sanlúcar (y mirábamos al cielo). Porque esa es otra.

Estas aves no salen en las guías turísticas. Para ver estas aves hay que tener la curiosidad de mirar. Si no perdemos el gusto por escrutar la naturaleza, incluso en pleno ambiente urbano, podremos ver limícolas como el correlimos común (Calidris alpina), que en Cádiz llaman "vetyven", o el andarríos chico (Actitis hypoleucos) buscando su diario sustento entre las piedras y los restos que el temporal ha arrojado a la playa de La Puntilla -la más urbana de las playas de El Puerto- como los que vimos nosotros el pasado día 9. Aquí comparten espacio y alimento con las gaviotas sombría (Larus fuscus), patiamarilla (Larus michaellis) o la reidora (Chroicocephalus ridibundus) que presenta su escueto auricular negro de invierno, en sustitución a su capirote oscuro del verano. (En la imagen de la izquierda Cárabo (Strix aluco), cuyas egagrópilas se pueden encontrar a los pies de los pinos que utiliza como posaderos en las Dunas de San Antón).

Cigüeña blanca (Ciconia ciconia), sobre el campanil del ábside de la Iglesia Mayor Prioral, fachada de la calle San Juan.

A los gorriones (Passerdomesticus) y a las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia), que se asoman al diario acontecer de las gentes de El Puerto desde las torres de la iglesia Mayor Prioral en la Plaza de España, enseguida podremos añadir cernícalos vulgares (Falco tinnunculus), los mirlos (Turdus merula) de los parques; las currucas cabecinegras (Sylvia melanocephala) de los jardines privados de las urbanizaciones, o los estorninos pintos (Sturnus vulgaris) y negros (Sturnus unicolor) que silban y chistan desde lo más alto de sus oteaderos.

Cotorras argentinas (Myiopsitta monachus), en vuelo.

Incluso las ruidosas cotorras de Kramer (Psittacula krameri), o quizás sean argentinas (Myiopsitta monachus), se dejan ver y oir mientras se dirigen a sus dormideros entre palmeras. En otras épocas se unen a la comunidad ornítica los vencejos (Apus apus), aviones comunes (Delichon urbica), las golondrinas (Hirundo rustica) o los abejarucos (Merops apiaster), cuyas voces llenarán los atardeceres veraniegos.

Las ciudades tienen muchas puertas abiertas al campo por las que se cuelan entre nosotros aves totalmente silvestres. Hacen su vida tranquilas entre nosotros. Sólo esperan que las dejemos en paz. Pero a cambio nos ofrecen la posibilidad, siempre satisfactoria, de su observación. Únicamente hace falta mirar un poco hacia el cielo. (Textos: Antón Sáenz de Santa María).

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