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Nació en El Puerto el 2 de diciembre de 1891, siete años antes de los  tristes sucesos para España de 1898 frente a Cuba, Filipinas y los EEUU. Hijo de Rafael Pineda y de María Asunción Gutiérrez,  nació en la calle Luna, siendo el mayor de cinco hermanos (Pedro, José, María Asunción, Carmen y María Dolores, falleciendo un hermano mayor, Rafael). En el Instituto Padre Luis Coloma de Jerez hará el examen de ingreso en 1901.

A continuación cursará primero y segundo en el colegio  de Manuel Ruiz Catelín en nuestra Ciudad . Tercero lo estudiará en los Jesuitas,  donde será contemporáneo de Rafael Alberti Pedro Muñoz Seca y Juan Ramón Jiménez y Fernando Villalón, entre otros interesantes protagonistas del mundo de las letras del siglo XX. El curso de cuarto lo estudiará en Algeciras y vuelta a El Puerto, donde se formará en los valores de austeridad y estudio de dicha orden, obteniendo el Bachillerato, tras examinarse en el ya citado Instituto jerezano Padre Luis Coloma, el 16 de junio de 1908.

Los hermanos Pedro y José Pineda, posando en el patio de San Luis Gonzaga. Tercera fila superior, segundo y tercero por la izquierda.

TRASLADO A MADRID.
Ese año, la familia, huérfana de padre, se trasladará a Madrid y Pedro, aunque con inquietudes por una carrera que no estaba entonces prestigiada y un oficio que no sería oficial hasta 1915,  se matriculará en varias academias preparatorias para el ingreso en la Escuela de Ingenieros de Caminos, en la Escuela Central de Artes Industriales e Industrias y, como alumno ‘por libre’ en diversas asignaturas de la carrera de Exactas. Ya en el último curso se decanta esencialmente por su vocación: las matemáticas, obteniendo la licenciatura en 1915 año en el que inicia los estudios de Doctorado que culminará con sobresalientes.  El ambiente que existía para las matemáticas había cambiado a mejor en el país, gracias al apoyo de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, además de haberse creado, en 1911, la Sociedad Matemática Española, en la que ingresaría Pedro Pineda. Había nacido un nuevo oficio, el de Matemático.

Memoria  premiada en 1924 por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y publicada en el año de 1930

En el que sería conocido más tarde como Laboratorio y Seminario Matemático de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) Pedro Pineda se incorporará integrado en el Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales. Simultáneamente y, desde un año antes, es decir en 1914 empezaría a impartir clases en academias particulares, sobre Geometría Descriptiva, Análisis Matemático y Cálculo Infinitesimal.

BECADO EN BASILEA Y ZURICH.
El panorama científico está cambiando en España como se ha dicho y, becado por la JAE pide ampliar estudios en Basilea y Zurich, durante algunos periodos de 1916 y 1917, no sin terminar antes su tesis doctoral calificada como sobresaliente «Representaciones conformes según el método de Bieberbach».

(En la imagen de la izquierda, suelto de ABC, en el que se señala que Pedro Pineda obtuvo el premio otorgado por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en el concurso ordinario de 1924).

CÁTEDRO EN ZARAGOZA.
En 1917 el matemático accede, como  auxiliar interino, a la Facultad de Ciencias de Madrid, a la par que continúa investigando en el Laboratorio y Seminario Matemático perteneciente a la JAE, mientras preparaba oposiciones para la Cátedra de Geometría Descriptiva en la Facultad de Ciencias (Exactas) de la Universidad de Zaragoza, lo que consigue al año siguiente, es decir en 1918, con 26 años. En 1919 será nombrado Secretario de la Facultad y, ese mismo año concursará, en el mismo recinto universitario a cátedro de Elementos de Cálculo Infinitesimal simultaneándolo con la opción a catedrático de Cosmografía en Madrid, sin conseguir ninguna de las dos. En Zaragoza, pues se va especializando en lo suyo: la geometría, mientras mantendrá una fuerte relación con sus colegas madrileños, publicando en revistas y glosarios.

ALBERT EINSTEIN.
En 1923 visita Madrid, Barcelona y Zaragoza Albert Einstein, en su gira mundial, como referente científico con su Teoría de la Relatividad. El hecho de dominar el idioma alemán de forma fluida hizo que fuera el interlocutor de la Facultad con el científico, relación que se trasladaría al plano de lo personal ya que Einstein visitaría al científico portuense en su casa zaragozana.

ESPASA
Por encargo de la Enciclopedia Espasa participará en aquella importante empresa editorial, cultural y científica, redactando las voces ‘superficie’ y ‘volúmen’ de dicha obra. Para Pineda, “el capítulo más extenso de la Geometríaa es, sin duda, el que se refiere a superficies”, dado que “en el estudio de éstas y los fundamentos para hacerlo está comprendida toda la Geometríaa y gran parte del Análisis”. Esta densa contribución que algunos han considerado casi como un manual de la materia, con 46  páginas  a dos columnas, se divide en 7 partes, completadas con un Índice de Superficies y la bibliografía específica.

VUELTA A MADRID
En 1932 Pineda optará a la Cátedra de Geometría Diferencial en Madrid, compaginándolo al principio con una extensa labor de publicaciones, año en el que una nueva revista verá la luz: Matemática Elemental. En 1933 obtendrá por oposición la Cátedra en la Unviersidad Central de Madrid y, al año siguiente será designado profesor del Laboratorio y Seminario Matemático de la JAE y en 1935 nombrado subdirector de la Revista Matemática Hispano Americana (RMHA) (En la iamgen de la izquierda, voz 'Volúmen', del tomo 69 --curioso número para un matemático-- de la Enciclopedia Espasa. Año 1930).

GUERRA CIVIL.
La guerra truncará la actividad cientíica y docente, trasladandose a Valencia como Catedrático de su Universidad, mientras intentaba continuar en los esfuerzos de orden intelectual, llegando a dar clases, a petición propia en el Instituto de Bachillerato ‘Blasco Ibáñez’ de Valencia, en 1938. Regresará a Madrid en 1939 y, aunque el Servicio de Inteligencia Militar y Policía le consideraban ‘neutro aunque tirando a las izquierdas’, fue rehabilitado sin recibir sanción, en noviembre de dicho año.

MUTUALIDAD DE CATEDRÁTICOS.
Fue uno de los impulsores de la Mutualidad de Catedráticos, después de la contienda, de la que llegaría a ser su Secretario y que jugaría un papel destacado en la defensa de los intereses de los profesores depurados por el franquismo.

ACADÉMICO Y CONDECORADO.
En 1950 recibió el reconocimiento de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, siendo elegido a propuesta de cuatro académicos de prestigio constrastado, aunque no llegaría a ocupar el sillón por renuncia expresa, tras dilaciones varias que duraron 16 años, por lo que en 1966 se sustanció la aceptación de aquella renuncia.

Cinco años antes obtendría la Gran Cruz de Alonso X ‘el Sabio, poco antes de jubilarse. Pedro Pineda, alejado del mundo académico y de las publicaciones científicas, por la enfermedad que le aquejaba, fallecería en Madrid el 7 de enero de 1983, con 92 años.

En la caricatura de la izquierda, aparecida en la Revista Atenea. El poema que acompaña a la ilustración, en su primera estrofa dice. 'Hombre que empieza por 'pi'/ debe ser algo enigmático:/ en efecto, es matemático/ de lo mejor que yo ví.

(Textos: Extracto del artículo publicado en la Gaceta de la Sociedad Médica Española, por Francisco A. González Redondo y Lourdes de Vicente Laseca. Fotos: Familia Pineda).

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Las bodegas de El Puerto, Sanlúcar y Jerez reúnen un nutrido grupo de capataces concienzudos y dedicados, mayores y más jóvenes, algunos casi retirados, que son  un pozo de conocimientos acumulados, donde beber de su maestría.

De izquierda a derecha, Antonio Morión Monge, Capataz de Williams & Humbert Ltd., de Jerez;  José Lobato Peralta,  Capataz de Fernando A. de Terry, padre de Mari Carmen Lobato, casada con Javier Benjumeda; Luis Moreno Paz, Capataz de Fernando A. de Terry  padre de Juan Luis y Tatín Moreno; y Manuel Camacho Cala, Capataz de Osborne y Cía., hermano de Milagros, la segunda mujer de Pepe Romero Zarazaga, de Romerijo. A estos capataces de la fotografía les dieron un homenaje en una Fiesta de la Vendimia de Jerez, en la década de los sesenta del siglo pasado.

En la imagen de la izquierda, un joven José Antonio Gómez Sánchez, Capataz General de Bodegas Osborne, en una instantánea tomada 24 de marzo de 1939.

«Una frase habitual entre los obreros que llegaban a encargado de departamento era, medio en broma, la de que "ya podían ir a trabajar vestidos con una chaqueta". Pero ni eso ni la habilidad con la venencia son garantía de buen criterio en la selección y valoración de los vinos. La selección no ha estado nunca en manos de cualquiera, sino en la de los máximos responsables de las casas vinateras. Hay que tener ciertas cualidades para ello. Lo más difícil es la selección de los vinos y conservar el patrón sensorial de cada tipo de vino. Siempre serán necesarios, la venencia, la copa, la tiza y la presencia e intervención del capataz. Todo vino es un producto de la intervención humana, y cuanto más cercana y exigente sea ésta, mejor será el vino». (Rafael García. Capataz de Bodega).

Diego Suárez García, ‘Cantero’, nacido en la calle Lechería, 5 (calle Cervantes) el 20 de septiembre de 1944, bautizado en la Iglesia de San Joaquín. Tiene pues 66 años y presume de tener 16 hijos: 11 de su primera mujer y 5 de la segunda, que le han dado algo más de 30 nietos. ‘Cantero’ trabajó como eventual en las Bodegas Terry y Osborne “pero allí se ganaba poco dinero” y cuando comprobó con 21 años que por un día de estiba en los muelles cobraría 18.000 pesetas de los años sesenta del siglo pasado, su vida profesional discurriría ya como trabajado portuario, donde ha permanecido por espacio de 44 años hasta su jubilación.

Es asiduo visitante del tabanco El Bodegón, en la calle Pagador, que regenta Hector Cárdenas,  (ver nótula 816 en GdP) donde ya es conocido por lo singular del Ajo Caliente que prepara y donde, también, cantiñea algo de flamenco los fines de semana.

La casa donde nació y vivió Diego era la casa de ‘la Tormenta’, donde también vivía Cándida ‘la Negra’, (ver nótula núm. 214  en GdP) y un poco más arriba los Villar. De Cándida recuerda cuando él contaba apenas 7 años y, accidentalmente, se prendió la ropa lo que le produjo daños que la llevaron a la muerte. Era 1951. El abuelo de Diego, Eduardo de los Reyes y Reyes, la cubrió con un chaquetón pero poco pudo hacer. En un coche de caballos de Ariza la condujeron al desaparecido Hospital San Juan de Dios, donde fallecería a los pocos días, con 110 años.

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Leonardo Algaba Gómez –Leo Algaba-- nació en Rota el dos de Marzo de 1964. Hijo de padre tangerino y madre melillense, es el menor de cuatro hermanos. Dos hermanas tangerinas: Irene, desaparecida las navidades de 2007 y Alicia, establecida en EEUU desde hace años. Y su hermano Jose Luis, jerezano, y la persona que más ha influido en su vida, al donarle un riñón y regalarle un nuevo futuro.

De niño se, crió en la calle Constitución de Rota. Ubicada en un paraíso para los juegos de un niño, justo enfrente del Castillo de Luna, y a menos de cien metros del muelle de pescadores  y de la playa de la Costilla. En esta casa compartió juegos y travesuras con los hijos de Antonio Balsa y Laura Cirrito, (los padres de uno de los famosos integrantes del ‘Cuarteto de Rota’), a la sazón sus padrinos. Con cinco años ingresó en Los Salesianos, un colegio “gracias al cual dejé de ir a misa para siempre”. A los siete, su hermano mayor y él se trasladaron al colegio público Pedro Antonio de Alarcón. Estudio en el instituto de Rota y en el Columela de Cádiz.

En 1964, Rafael Alberti publica ‘La Lozana Andaluza’. Salvador Dalí diseña para bodegas Osborne, la botella del brandy Conde de Osborne.  El Ayuntamiento vende a Dipuación 300.000 metros de terrenos para la construcción de un camping en la urbanización Valdelagrana. Fallece el historiador Hipólito Sancho de Sopranis. Manuel Delgado Villegas ‘el Arropiero’ comete un nuevo delito de asesinato en la laya de Llorach, el Garraf. El Hotel Meliá El Caballo Blanco se anunciaba en ABC en junio de 1964.

El pequeño Leo, en un triciclo, fotografiado con su familia.

DERECHO Y OBJETOR.
Posteriormente estudió Derecho de una manera muy peculiar: matriculándose de una o dos asignaturas y esquivando así el servicio militar obligatorio. Esta situación se acabó con la prestación de un servicio para la Cruz Roja local cómo objetor de conciencia. Asamblea local de la que guarda un gran recuerdo, entonces presidida por la recordada Tina Aguinaco.

A punto de cumplir los dieciocho, en un arrebato propio de la edad se independizó. gracias al apoyo, en un principio, de su hermana mayor, Irene. Vivió unos meses en la calle Ruíz de Alda, en Cádiz y, posteriormente ya por su cuenta, en la plaza Falla, justo encima del bar Falla. En estos dos años en Cádiz trabajo cómo vendedor en el mercadillo de la plaza de las flores, y en el de la barriada de La Paz, aprobó el COU y comenzó a tomarse en serio los estudios de piano.

ESTUDIOS DE PIANO Y ESCRITOR.
Vivió experiencias de todo tipo, como el osado viaje en vespa para ver a Chick Corea en San Sebastian. Viajo a Francia, a la que volvería varias veces, a Italia, Portugal... Entretanto iba y venía a El Puerto, donde trabajo un año en una empresa de servicios, User. Con veintitrés años se fué a Madrid a estudiar piano con su tio Frenky Díaz, arreglista y por entonces pianista de Televisión española. Tras un año en la capital del Reino regresó a El Puerto. Emprendió junto a dos socias la aventura de montar una guardería en la carretera de Fuenterrabía y, tras un par de años, la traspasó y se dedicó a la literatura. Escribió dos novelas, ‘El Perfil de la Traición’, ambientada en la Reconquista, y ¡Ay Cascorro! recreando una historia de amor en el Madrid de bares, clubs de jazz y museos. La poca repercusión de estas obras en los concursos más remunerados de la fauna literaria, volvió a empujarle hacia la expresión musical.

Amante de los animales, con su gat, en una fotografía retrospectiva.

EL MUNDO DE LA TELEVISIÓN.
La aventura televisiva la inicio de un modo casual, reconvertido desde una productora audiovisual. Una producción para Canal Sur TV se anuló por una ley que decía que las producciones externas lo serían en caso de no tener presupuestos aprobados la Junta de Andalucía. Este fue el caso en el año 1994: se produjo una votación en el Parlamento andaluz en la cual fueron rechazados los presupuestos presentados por el PSOE, los votos en contra de IU y PP lo hicieron posible. Fue la famosa ‘pinza política’ entre la izquierda y la derecha. Aquella situación solo dejaba una salida. Al estar ya los estudios montados en una casa palacio en Larga, 19, estimaron factible salir directamente cómo televisión local.

ANTENA BAHÍA TV.
Leo Algaba fue el responsable del departamento creativo, bandas sonoras y guiones de la nueva televisión “craso error” afirma él. Maribel Barrientos y Rafael Tardío, llevarían los informativos, Inés Navarro, se ocupó de la producción, Cristobal, Muñoz, de los decorados, Fernando Duran, debates y entrevistas y Juan A. Pérez y Emilio Arjona, grabación y edición. Así se inició Antena Bahía T.V. con el imprescindible apoyo financiero de Leonardo Algaba Ucada, padre de Leo.

Dos años tardaría en arrancar este proyecto plural. Leo recuerda “las trabas y advertencias y veladas amenazas; unas elecciones locales en 1995, un alcalde, condenado años después por prevaricación, el poder del hermano del concejal de Urbanismo, gerente de Telepuerto, la televisión oficial de régimen que estableció I.P. en aquellos años en El Puerto. Con decir que el repetidor recibió la autorización para enganchar la luz del entonces concejal de Urbanismo de Jerez, Antonio Lopéz, creo que dibujo suficientemente el panorama en el que salimos’. Ver nótula núm. 581 de Tele Puerto en GdP.

Por fin el 27 de abril de 1996, Antena Bahía T.V comenzó su emisión ininterrumpida hasta el 31 de marzo de 2010, fecha en la que vivimos el apagón analógico y se pasó a la Televisión Digital Terrestre (TDT), que acabaría reconvertida en Antena Visión. La mera supervivencia de Antena Bahía TV en sus primeros tiempos ya fue un éxito. Superada esta fase inicial, y ya integrada en el tejido social portuense, consiguió convertirse en un referente informativo para muchos portuenses.

Entrevistando a la que fuera ministra de Igualdad, Bibiana Aido.

LOS PROFESIONALES.
Durante estos años Antena Bahía se transformó en una cantera de jóvenes profesionales de los medios audiovisuales: Atanasio Domínguez, Mar Barrera (hoy en A3 TV), Fernando Duran, nótula 227 en GdP, Emilio Arjona, Jose A. Pérez y colaboradores cómo el desaparecido Paco Soto, nótula 668 en GdP, Faelo Esteban Poullet con nótula núm. 266 en GdPJesús Almendros nótula 671 en GdP y Antonio Ahucha, con programas dedicados al Cine.

Los conductores del programa de Cine de Antena Bahía.

Antonio Cardenás, sentando cátedra con su ‘Solo Flamenco’, Jesús Mª Serrano, con su ‘Imágenes al Viento’, Isa Lora, con nótula 105 en GdP, con su profundo interés social en sus programas, Juana, seria en sus informativos y dicharachera con los más pequeños, al igual que Adelaida Ruiz y sus simpáticos programas de calle y sus cuadrados informativos. Jesús y Paco con sus programas sobre gastronomía en El Puerto y la Bahía de Cádiz y Jerez,

Paco y Jesús, del programa promocional de gastronomía.

Todas ellos apoyados en la parte técnica por profesionales de la talla de Antonio Mora, Maribel, J. Antonio Segura, Nono Moreno o Arturo Burgueño. Juan José Forte y sus Noticias Locales se encargaron de hacer los últimos informativos de la tele coincidentes con uno de los programas más innovadores que se han producido para una televisión local, Lolo ‘el Fantasma’ y sus original ‘Supervivencia Freaky Night Chou’. En Internet se encuentran muchos de estos trabajos de la última fase de este medio. Sólo en el caso de Lolo ‘el Fantasma’ y su peculiar programa tendrán alguna continuidad en Internet.

Promocional Freaky Night Chou

EL PIANO.
Leo siempre ha afirmado que el piano le reconcilia consigo mismo. La música siempre ha sido su pasión. Fue en parte ella la que le relacionó con el proyecto que cuajó en Antena Bahía TV y ha sido ella la que le procura en estos momentos una profesión: la de compositor y concertista de piano.

MESCOLANZAS: JAZZ, CLÁSICO, FLAMENCO.
Con bastantes antecedentes musicales en su familia, hermano, tíos y primos, no extraña su formación autodidacta. Una formación que, no obstante, le ha llevado a integrarse en un circuito de música clásica armado de sus propias composiciones. Entre estas destacan: Azul, Tu piel de seda, Son mestizo, Arena y Bruma, La sombra, Calle Cerrada y tantas otras. Enrique Alcina Echeverría, gran musicólogo, le ha comparado con algún que otro pianista americano por la mescolanza de sus influencias tanto de jazz, cómo clásicas o flamencas. En la actualidad y tras tres años alejado de los escenarios por una grave enfermedad y siete operaciones de las que ha salido indemne y con un riñón nuevo, se ha acercado al flamenco. Con Manuel de Pura, enorme guitarrista flamenco y la percusión de José Carrasco, ha vestido sus temas del color propio de esta tierra.

NUEVO DISCO: ‘COMPADRES’.
Tras  un verano de 2010 cargado de actuaciones, en los que ha ofrecido parte de este nuevo trabajo con músicos flamencos ha grabado en el estudio de Sonido Peralta nueve temas en un álbum que saldrá a la calle con el titulo de ‘Compadres’. En el mismo cuenta con la presencia de su hermano Selu Algaba, al bajo, de el propio productor del álbum, Viktor Goltz, y los ya mencionados Manuel de Pura y José Carrasco.

Ha tocado desde que reinició su carrera musical en todo tipo de lugares, desde cotos cerrados del rock y del pop a auditorios más específicos para su música. Ha conseguido iniciar de nuevo la aventura del escenario, con anécdotas cómo la acaecida en algún concierto en el  que su piano clavinova perdió la sensibilidad del volumen. Cosas del directo que, aún siendo de esta naturaleza, echaba de menos.

Actuando en la cafetería-pub Milord

Ansioso por recorrer con su música nuevos territorios y nuevos públicos, asegura que “esta tierra es en sí misma fuente de la que extraer un alma propia y singular aunque   en la actualidad no ofrece perspectivas para los artistas que ella misma pare”. Y se lamenta, “La falta de apoyo que reciben los responsables de locales que pretenden apoyar a la música en directo. Después esos mismos políticos que crean las prohibiciones se llenan de gloria organizando festivales a bombo y platillo propagandístico. Festivales snobs en los que se echa de menos la música”.

Una composición para un corto, un proyecto con varios músicos, con especial mención a su hermano y benefactor, el bajista Selu Algaba, un concierto en Murcia y otro en Alicante, así cómo su idea de trasladarse a Sevilla, Barcelona o Madrid, ocupan, junto a sus horas diarias de piano, sus quehaceres y pensamientos presentes.

AFICIONES.
Entre sus aficiones se encuentra en lugar destacado la literatura, con especial mención de la novela histórica y las biografías. Gran deportista en su juventud, practicó más de diez años la vela, desde el optimist a la tabla de windsurf, pasando por el steel. Se ha prometido tras superar su enfermedad, volver a ponerse en forma. Aunque asegura que aún no se ha decidido por ninguna especialidad.

Entre sus viajes más recordados se encuentran varios. El primero que hizó a Marruecos, y uno inolvidable que le transportó a Boston. De los muchos viajes que de niño hizo con sus padres, destaca uno en el que el epílogo lo vivió en la tribuna del Camp Nou junto a su hermano y padres. Sentados junto Ladislao Kubale y disfrutando un triunfo del Barcelona pr 3 a 1 contra el Real Madrid.

Nunca se casó. Amó en varias ocasiones, “y lo seguiré haciendo en el futuro”, afirma mientras recuerda con nostalgia a la desaparecida periodista Isabel Barrientos, como la mujer de su vida, que aparece en la imagen de la izquierda junto a Leo, en un viaje que hicieron a Boston (EEUU).

Actuación con piano en un establecimiento hostelero.

Falsarius Cherf, el cocinero que ejecuta sus platos de presunta alta cocina con latas y congelados acaba de sacar a la calle su tercer libro “Cocina sin humos” en el que presenta 34 nuevas recetas creadas por el personaje y que vuelve a emplear la misma técnica, narraciones con mucho humor de recetas muy sencillas pero que, con un toque de glamour, intentan “dar el pego” y ser más de lo que son.

Falsarius Chef es una creación de la editorial de El Puerto de Santa María, Compañía Oriental de la Tinta formada por el periodista Nacho Moreno Cuñat y la escritora Paloma Puya. El nuevo volumen de Falsarius, el tercero ya de la colección, mas uno de postres, recoge un total de 34 recetas con títulos como hamburguesa pija o con fusión de marisco y cuenta con fotografías de los platos realizadas por el propio cocinero Falsarius Chef, aunque de una forma muy original ya que combina el humor con la practicidad de las recetas, todas muy fáciles de hacer y con productos que siempre están a mano, según resalta Nacho Moreno, representante de esta editorial y «portavoz oficial», según relata, de Falsarius Chef.

El libro ya se encuentra en las librerías.

Es difícil aguantar la risa cuando se habla con Moreno. Se le nota que sabe de cocina lo mismo o más que Falsarius y que comparte con él un exhaustivo conocimiento del laterio español, desde las míticas fabadas de Litoral hasta las milagrosas, aunque todavía no valoradas en su justa medida, patatas cocidas de tarro con las que el misterioso chef prepara unas apetitosas papas aliñás cuyo secreto está en cocer las papas, liberadas de su caldo de conserva, un par de minutos en agua hirviendo. Con ello el chef señala que se logra eliminar el principal problema de las conservas que es la «laticidad», fenómeno que define al sabor a lata de las conservas. Nacho Moreno reside en El Puerto de Santa María desde hace 5 años. Es el guionista de la famosa pareja de humoristas gráficos Ricardo y Nacho cuya tira cómica sale a diario en el periódico El Mundo.

Ahora Moreno señala, con sorna, que ha adquirido un doble y difícil papel el de editor y también el de «portavoz oficial» de Falsarius que no concede entrevistas y que prefiere mantenerse en el anonimato. Su salida por la puerta de atrás de los fogones de míticos cocineros con los que ha colaborado, sería fundamental en su vida ya que se colocó como reponedor de supermercado, lo que le permitió introducirse… en el apasionante mundo de las latas. Esto conllevaría luego a su gran aportación al mundo de la gastronomía: la cocina de supermercado

En este vídeo pueden ver a Falsarius haciendo la presentación de su nuevo libro.

Moreno resalta que en su libro, cuando se cita una lata, se pone la marca y el peso porque «de lo que se trata es de solucionar la papeleta a alguien que tiene poco más de 10 minutos para hacer una comida al menos presentable». Destaca, además, que Falsarius «es un gran investigador de la cocina de supermercado y todos los trucos que utiliza se deben a su experiencia y maestría en el manejo de las conservas»(Texto: Pepe Monforte).

Más de Falsarius Chef en GdP.
346. FALSARIUS CHEF. Cocina para impostores.
529. FALSARIUS CHEF. Nuevo libro de Postres.

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José Luis García Ruiz, hijo del porteño Victoriano García Linares y de la jerezana Victoria Ruiz Flores, nació en Jerez, el 24 de abril de 1947, pues su madre fue desde El Puerto a dar a luz a casa de su abuela, como era costumbre por entonces. Aquel año, mientras le cuidaba una tía abuela en la casa de la Plaza de la Herrería y sus padres estaban en el Cinema España, ‘vivió’ la Explosión de Cádiz. Tiene otra hermana menor, Mariví, que vive en Cádiz. Está casado y tiene tres hijos. Y una carrera profesional de lo mas variada, que hace que nos sintamos orgullosos de tener un paisano de su capacidad y su valía, como podrán comprobar.

Su padre, Victoriano García Linares, era natural de El Puerto, pero hijo de santanderino de La Montaña (Cabanzón). Así que José Luis está emparentado con varias y conocidas familias de montañeses en El Puerto: los Sordo, Rábago, Gutiérrez, etc. Su abuela paterna, Efigenia Linares, murió teniendo Victoriano semanas de vida. Fue criado por su tía Nieves Linares, de los propietarios del Rancho Linares –frente al Parque Acuático—y el Bar Los Pepes.

Su madre, Victoria Ruiz Flores, era natural de Jerez. Los abuelos de José Luis se instalaron en la casa de la Plaza de la Herrería del siglo XVIII que todavía subsiste  reformada, esquina a la calle Ribera del Río –en la actualidad hay una pizzería--, propiedad de su bisabuela materna que instaló en aquel edificio una sucursal del negocio de fabricación de fundas de paja para botellas, explotado por su abuelo materno. Los abuelos maternos volverían a Jerez a hacerse cargo del negocio principal al inicio de los años cuarenta del siglo pasado.

LA CALLE SAN JUAN.
De pequeño vivió en la casa número 5 de la calle San Juan esquina a Postigo. En ella su abuelo, Luis García Caso abrió un almacén de Ultramarinos complementado con mayoreo de todo lo necesario para sus clientes. Fue, al parecer, un negocio boyante pues en él se surtían la gente de campo –los mayetos—que cultivaban múltiples huertos que ocupaban los terrenos que fueron expropiados para lo que luego fue la Base Naval de Rota, en su parte del término de El Puerto. Allí tenían crédito indefinido, hasta la recogida de las cosechas. Con dicha expropiación el negocio empezó un lento pero continuado declive. Desapareció al inicio de la década de los ochenta. Su padre vendió el inmueble –está previsto que en esa esquina junto con la finca colindante de Postigo se construya la plaza José Morillo León—y se marcharon a vivir a Jerez, a poca distancia de la casa de José Luis, hasta el fallecimiento de ambos.

Con sus padres, en la azotea de la casa de la calle San juan, al fondo podemos ver la calle  San Juan esquina con Meleros. En esa casa vivía la familia Barbudo. Eran cuatro hermanas, Marina, Juani, Cecilia e Isabel y un hermano, José Juan --Pepe Barbudo--. En su casa pasó nuestro protagonista muchas horas; se iba muchas tardes porque D. Arturo padre tenía la colección completa del Coyote y otros libros interesantísimos y José Luis era ya, desde los seis años, un lector empedernido.

Hoy lunes 29 de noviembre ha comenzado la demolición de la casa de la calle San Juan, 5,  esquina con Postigo, la que fuera vivienda de José Luis. Tras la demolición ha quedado este solar.

PORTUENSE TRUNCADO.
Su condición de portuense se frustró como consecuencia de una enfermedad de su madre. Así pasó a vivir con unos tíos jerezanos que no tenían hijos y que en la práctica le prohijaron. Por eso anduvo desde los cuatro a los nueve años en un movimiento permanente entre Jerez y el Puerto, que se decantó finalmente por Jerez cuando realizó el ingreso en el Colegio de los Marianistas  en el que  ya continuaría hasta los diecisiete. Pero cada verano, hasta los catorce años en que empezaron a mandarle al extranjero por aquello de los idiomas, volvía puntualmente a El Puerto con sus padres.

Fotografía en el colegio de la calle Luna, de los 6 a los 8 años. El colegio de la calle Luna, sucursal infantil del de la Pescadería y el cariño de la señorita Adela. Al año siguiente, el respeto imponente que causaba D. Ciro Morata Torres, hombre admirable hecho a si mismo que pasó de guardia civil a practicante, a costa de sacrificios y esfuerzos…

IMÁGENES DE LA INFANCIA.
Recuerda José Luis “las primeras imágenes son infantiles, algo imprecisas, de contornos vaporosos, casi misteriosos. Aquella casa de la calle San Juan, esquina a Postigo, con su patio de losas de tarifa y aquella sillita con que me cruzaban la calle para recibir mis primeras letras de las hijas de Don Antonio Cosmen en el bajo de su casa. Aquellas monjas del asilito de la calle Cielo, con sus tocas almidonadas…  Las ululantes lechuzas de la Prioral que escuchaba despavorido por las noches…  La inmensidad de la playa de la Puntilla, con el Himalaya de los montes de arena que la separaban de la selva inabarcable que eran los pinares de San Antón… (En la imagen de la izquierda, con su hermana Mariví, en la playa de La Puntilla).

Los azules coches Bootello… La barbería de Rojita en la calle Luna donde me cortaron por vez primera unos casi tirabuzones rubios que yo tenía….La misteriosa casa de la plaza de la Herrería, propiedad de mi bisabuela jerezana, alquilada por cuartos a una multitud de  pescadores alicantinos y en la que se había refugiado  la Yaya, que era una tía de mi madre, jacarandosa y aflamencada, indistinguible, en mi penumbra evocadora, de las conocidas fotos de Estrellita Castro, y llena de las historias mágicas derivadas de una existencia aventurera vivida hasta la última peseta y la última copa. y en cuya compañía, según me contaron años mas tarde, viví con pocos meses la explosión de Cádiz, mientras mis padres estaban en el Cinema España…”

Luis Suárez Ávila ha escirto del que fuera su vecino José Luis: "Me traslada a nuestras infancias felices, en nuestras casas, la tuya el número 5 y, la mía en el número 19, de la calle San Juan de El Puerto de Santa María, y  a un día de Reyes, en que te pusieron a ti una moto,  casi de verdad, con su faro y su piloto que se encendían, y hacía, al darle a los pedales, un  ruido como de fingido motor. A mí se me iban los ojos detrás de esa moto, porque a mí me habían puesto Sus Majestades de Oriente un caballo de cartón, enorme, con una de las manos levantadas, tordo habado, con su montura vaquera, obra de Brotóns, el artesano de Jerez.    Y envidiar la moto de José Luis, no sé si fue una temprana opción por la vanguardia  frente a lo caduco; por la modernidad frente a  la tradición. O, a lo mejor, simple arrebato, curiosidad y capricho por lo apetecible en aquel momento. Más bien esto último". (En la imagen de la izquierda, con la recordada moto roja y su hermana Mariví, en el Parque Calderón).

"Y luego, --continúan los recuerdos de nuestro protagonista-- los mejores meses de Agosto de mi vida, pues aquí los pasé todos los años siguientes hasta que cumplí los catorce, y que vieron mi tránsito de la infancia a la adolescencia en un decurso de recuerdos que empieza con aquellas jornadas temporalmente infinitas de playa y, sin solución de continuidad, parque --Calderón, claro está, ¿cuál otro podría ser?--. Y la torta del Canal y el cruce de éste hasta la terra incognita del otro lado; y el Castillito; y las excursiones a la punta La Colorá; y  los cines de verano --Macario, Colón, España, mucho más tarde creo recordar que el Avenida--. Y el Bar Central, su ensaladilla y las copitas de Padre Lerchundi, el primer vino que probé en mi vida… "

LAS NIÑAS DE EL PUERTO.
Y a vueltas con sus recuerdos de aquellos años, José Luis rememora "Decurso  que continua sobre todo con el recuerdo de  la efervescencia hormonal de aquella edad y el descubrimiento de aquellas niñas de El Puerto tan rematadamente guapas que hacían verdad la copla del arropiero tantas veces cantada, con aquella su americana blancuzca doblada sobre el brazo que sostenía el canasto de las arropías: “Tres cosas hay en el Puerto que no las tiene la Habana: Las bodegas de Terry y Osborne,  mujeres muy guapas muy guapas y el tío de la americana….lan laralan lanlana”

“Esas niñas de El Puerto y algunas veraneantes que, es otra evocación que me viene, solían ser casi siempre parejas o tríos de hermanas: Las Insua, las Merchante, las León, las Gay, las Bellvis… aunque os confieso que yo bebía los vientos por Mery Nuchera y como un flash irresistible se me viene a la mente el temblor con que, sentado a su vera,  vi una película inolvidable, aunque no recuerde cual era, en el Cinema España”.

De izquierda a derecha, fila superior: Mery Nuchera, Celia Insúa, Lalo Muñoz, Ana María Insúa. Elisa Muñoz Manzanera. Fila inferior: José Luis García Ruiz, Aldo –italiano con familia en El Puerto–, José Luis Calle, periodista de ABC con casa, todavía, en El Puerto, Juanele y Jose Miguel Merchante. Verano de 1960. (Foto Aguilar. Colección: Celia Insúa Lavín).

LOS AMIGOS.
“Y de aquella época también quiero evocar a los amigos de El Puerto. En primer lugar los clanes familiares que compartían con nosotros la franja de la Puntilla en que se ponían concordadas las casetas: Los Py, más que amigos familia, los González Herrero, los Thuilliers, los Paullada Porras… Y a continuación los amigos coetáneos: los Suárez, Luis, Juan, Jesús, y su batería de primos; los Merchante –Manuel Jesús, José Miguel, Fernando, Javier, y su otra batería de primos sevillanos, creo recordar que Cobos de apellido; los Gutiérrez Colosía, los Rodríguez Rendón –Paco y Pepe- y otros apellidos que me vienen a la mente como Rábago, Peralta, González Muñoz… En fin, tantos y tantos…”

PERIODISMO EN MADRID.
José Luis marcharía a Madrid para estudiar en la Escuela Oficial de Periodismo, en unos convulsos años universitario, reflejo del mayo francés. Y se incorporará con su correspondiente titulación, como redactor y miembro del Consejo de Redacción de la revista “Cuadernos para el Diálogo”, bajo la dirección de Joaquín Ruiz Jiménez, revista que en los setenta de siglo pasado se erigió en un foro de sectores democráticos. Ruiz Giménez, democristriano, se convertiría en el primer Defensor del Pueblo de la nueva era democrática. José Luis permanecerá en 'Cuadernos' entre 1968 y 1972, con el paréntesis del Servicio Militar. (En la imagen de la izquierda, Joaquín Ruiz Giménez, fallecido en 2009).

MILITAR DE DOS ARMAS.
Nuestro protagonista estuvo como aspirante a Alferez de Infantería en el Campamento de Montejaque (Málaga) y también en la Marina. Y es que es de los pocos españoles, además del Rey, que pueden presumir de haber vestido distintos uniformes militares. La explicación no es otra que la de ser un represaliado –modestísimo, según él-- en el Franquismo y su condición de agitador en la Universidad de Madrid, exagerada por el Servicio de Información Militar,  dio lugar a su expulsión de las Milicias Universitarias y reenvío a la Marina. Tras pasar por el Cuartel de Instrucción de San Fernando pasó el resto del servicio militar en El Ferrol. Afortunadamente ello ocurrió cuando acababa de terminar ya en la Universidad, así que no le causaron grandes perjuicios. (En la imagen, José Luis, vistiendo uniforme de dos armas: tierra y mar).

EL MUNDO DEL DERECHO.
También obtendrá su Licenciatura en Derecho, emprendiendo su devenir  como abogado en ejercicio del Ilustre Colegio de Madrid y como socio en el Bufete Peces-Barba y Asociados, “como una premonición de tu devoción por el estudio del Derecho Constitucional, al lado de quien, con los años, sería uno de los padres de nuestra Constitución vigente” como afirma el letrado y paisano de la calle San Juan, Luis Suárez. Luego, el doctorado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, su incorporación a la Universidad como Profesor Adjunto por oposición, mas tarde en excedencia, de Derecho Político, y su vuelta al sur, a la ciudad donde vivió su adolescencia:  Jerez, en la que se implica en la aventura docente del Colegio Universitario y la Facultad de Derecho de la Universidad de Cádiz, también en Jerez. (En la imagen de la izquierda, Gregorio Peces-Barba).

CATEDRÁTICO DE DERECHO CONSTITUCIONAL.
Acaso de su etapa con Peces Barba le viniera la inspiración para animarse a estudiar y obtener con brillantez la Cátedra de Derecho Constitucional en la Universidad que compatibilizará con diversas ocupaciones en el mundo de la empresa y, más adelante con la Dirección del Departamento de Disciplinas Jurídicas de la Universidad de Cádiz.

José Luis García Ruiz con Luis Caballero Florido.

En el Palacio de la Moncloa, en 1988, entrevistándose con el presidente del Gobierno, Felipe González, en calidad de presidente de FEDEJEREZ.

LA EMPRESA Y LAS ORGANIZACIONES EMPRESARIALES.
Se incorpora al mundo de la empresa en 1974 como Director General de las Bodegas Sánchez Romate, S.A. y Viñas, S.A. puestos que desempeñará hasta el año 1986. Al año siguiente, en 1987 y hasta 1996 ocupará dado su prestigio en alza, la presidencia de la Federación de Bodegas del Marco de Jerez (FEDEJEREZ); la Vicepresidencia de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), y una Vocalía de la Junta Directiva de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Además en 1992 será el presidente de la Comisión de Negociación Colectiva de la CEOE.

El 12 de abril de 2002, S.A.R. don Felipe de Borbón, firmando una bota en la Bodega de San Ginés, en presencia de García Ruiz.

José Luis, acompañando al entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, en una visita a la sede del Consejo Regulador del Sherry.

PRESIDENTE DEL CONSEJO REGULADOR DEL SHERRY.
En 1997 ocupará la Presidencia del Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla de Sanlúcar y Vinagre de Jerez, así como miembro del Consejo Social de la Universidad de Cádiz y de la Fundación Universidad-Empresa, puestos en los que permanece hasta el año 2003.

Tomando posesión por cuarta y última vez en el Consejo Económico y Social del Estado.

MIEMBRO DEL CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL DEL ESTADO.
Ha sido  miembro del Consejo Económico y Social del Estado desde 1991 a 2009, y es miembro, actualmente, del Consejo Consultivo de la Junta de Andalucía, del Consejo Andaluz de Universidades, del Consejo Asesor de Diario de Jerez y es además asesor del Grupo Editorial Joly, que publica nueve periódicos en Andalucía.

PUBLICACIONES.
Es autor de los libros “Desarrollo Político y Constitución Española”, “El Recurso de Amparo en el Derecho Español”, “El Derecho Propio de Andalucía”, “El Consejo Económico y Social” e “Introducción al Derecho Constitucional” y de más de cuarenta trabajos de su especialidad publicados en revistas científicas o en libros colectivos.

Durante su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes, de izquierda a derecha, José Luis García Ruiz, Luis Suárez Ávial, María del Carmen Cebrián y José Luis Lojo. Mayo 2010.

ACADÉMICO DE SANTA CECILIA.
Es el último académico hasta la fecha elegido por la Academia de Bellas Artes, en sesión celebrada el 21 de enero de este año, tomando posesión en el Castillo de San Marcos el pasado 28 de mayo de 2010, con el discurso de ingreso: “Un problema secular en España: la cuestión territorial”. En los prolegómenos de su intervención afirmaba: “Para mi este acto y este marco significan mucho más que una satisfacción académica porque constituyen más que cualquier otra cosa, un reencuentro. Pero no es un reencuentro cualquiera sino uno muy especial porque está impregnado de un sin fin de evocaciones que, como en una situación de duermevela, han ido viniendo a mi mente haciendo renacer un cúmulo de imágenes, aparentemente olvidadas pero que estaban en mi subconsciente, de aquellos tiempos discontinuos en que fui tan feliz en este Puerto de Santa María al que ahora formalmente retorno. Tiempos eternos de la infancia y la adolescencia, tan diferentes de los fugaces y efímeros que enmarcan la madurez”. Fue contestado por el letrado, académico y colaborador de Gente del Puerto, Luis Suárez Ávila. Pertenece además, como Académico de número, a la Real Hispanoamericana y al Ateneo de Cádiz.

Casado con María Antonia Prado Peinado, periodista y abogado y desde hace muchos años, letrada de carrera en el Ayuntamiento de Jerez. En la imagen, con sus tres hijos, de mayor a menor Luis, Andres y Jaime en el año 2000, día de la graduación del pequeño.

Hablando sobre el vino del Marco del Jerez en la web Biografía Moderna del Vino de Jerez, un docuweb en torno al Jerez y su mundo, impecable sitio en internet de Antonio Lobo.

8

‘Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo’ Antonio Porchia

El tiempo pasa inexorablemente, el pasado, presente y futuro está a pesar del largo tiempo transcurrido y por transcurrir, unido, parece fue ayer, pero hemos pasado rápidamente a un mundo de tecnologías que han eliminado imágenes en nuestras vidas que por suerte seguimos teniendo en la memoria, y de eso se trata este escrito, de recordar aquellas figuras hoy obsoletas.

Capilla de la Sangre, en la calle Palacios esquina con Nevería, (frente al Bar Apolo y la Óptica, más tarde aquí estuvo el Bar La Mina) desde donde está tomada la foto que presenta un precioso empredado de la calle, con aceras de doble losa de Tarifa.

Ya no tropiezas en una calle empedrada cual calzada romana que un empedrador se esmeraba en nivelar, ni calles llenas de chinos no con tiendas de todo a cien como ahora, sino calles llenas de chinos pelúos que fueron poco a poco sustituidas por esos adoquineros que rellenaban de tierra, que con una cuerda marcaban la línea y que colocaban poco a poco esos pesados adoquines dejando un dedo de espacio para rellenar más tarde con cemento y que reinauguraban como un avance y minimizaban el traqueteo de las carretas, haciendo un poco más felices a los carreteros, a los ciclistas de ruedas macizas y los dueños de los primeros seiscientos.

Los arrieros enfilaban a primera hora sus burros  al servicio del calero hasta la playa a por arena en viaje de vuelta a la calería por la calle Santa Lucía. Cerones a rebosar, borricos adornados por el diseño de los guarnicioneros y con las espuertas de esparto a lomos para aprovechar el viaje de cada borrico que fueron habilidosamente creadas por los esparteros.

Empezaba el día y los barrenderos comenzaban su faena cargando las espuertas de goma con aquellas dos medias paletas metalicas y aquél escobón de palo largo y grueso con el ramillete de esparto que planeaba constantemente sobre las aceras arrastrando las colillas de los celtas y los peninsulares. Por delante el varillero que había acudido a la llamada de los vecinos porque las pozas estaban atascadas y había que retirar la arena.

La mañana era en el pueblo medidor de vida, de actividad comercial, el sillero con su manojo grande de enea arreglando las sillas que los taberneros tenían desfondadas y obligaban a sus clientes a tener que sentarse sobre el palo haciendo equilibrios mientras se echaban al gaznate de un tirón el vaso de vino blanco. El zapatero remendón dejaba su canto para ver pasar a las muchachas zurcidoras que con esas habilidosas manos arreglaban las carreras de aquellas medias que vendía bajo precio el estraperlista como de calidad y traídas del extranjero y que mostraba a sus clientas con el mayor de los misterios.

Pepín el barbero colocaba sus paños blancos sobre las estanterías de cristales a la espera del primer cliente, Pepe el tendero de Ultramarinos Genaro apuntaba ya en el papel de estraza las primeras cuentas y las pinchaba en aquél alambre en el que contabilizaba los “mandáos fiáos”. El carbonero de la calle Nevería con la boina calada hasta las cejas y la cara ennegrecida preparaba el picón para las anafes, el ditero con su gordo cuaderno en el sobaco y sobre el brazo prendas de vestir empezaba su recorrido diario para apuntar con un lápiz grueso que mojaba con saliva los a cuentas de sus clientes antes que llegaran los cobradores de los bancos y de las tiendas. El dulcero sacaba a pasear aquellas sultanas de coco y “güevo”. El lechero, el mielero y el recovero se hacían los amos de las casapuertas. El matarife se encaminaba al matadero con su atillo de cuchillos afilados, el picapedrero y el cantero se enfilaban hacía la sierra de San Cristobal, El Puerto era un clamor de prosperidad. Los tejadores no paraban de faena que tenían,  e iban de la mano de los desollinadores con aquellas escobas larguísimas de caña llevándose todo el negro hollín de aquellas chimeneas cocinas. Y al quite de ellos el “encalaó” con su cubo de cal viva y sus escobillas para acicalar las casas y dejarlas listas para el verano.

El herrero de las Siete Esquinas adornaba sus cierros y balcones compitiendo en el martilleo con los toneleros, y los arrumbadores movían las botas y toneles por la calle Valdés de una bodega a otra. El hielero en su carricoche le hacía competencia desleal al heladero, que pedaleaba incansable, vendiendo junto con el hielo aquellas botellas de gaseosa “La  Revoltosa” fresquita que competían con La Casera para apoderarse del mercado.

Las calles principales eran un hervidero de gente moviendo el comercio, con su bata gris o marrón claro en algunos casos con una larga hilera de botones, el recadero iba de un lugar a otro llevando y trayendo paquetes y recados,  el cuchillero pregonaba sus navajas de Albacete, el paragüero ofrecía sus varillas y sus arreglos, el alfarero paseaba a lomo de su mulo sus cántaras y vasijas de barro, la entrada al Mercado de Abastos era una exposición mostrada sobre atillos a partir carillo de chucherías de Severo,, el buhonero esparcía sus peines, botones y baratijas,  más allá el alpargatero mostraba orgulloso los últimos diseños, el marroquinero mostraba sus artículos de piel o imitación generalmente, carteras, bolsas de todos los colores, billeteras, tejedores que vendían sus sábanas de lino y gruesos “jerseis” de lana con muchos coloridos.

La gente prosperaba, arrinconaban  los pantalones con parches en el culo, había futuro, se creaban empleos para toda la vida, el cobrador del tranvía iba como un almirante engalanado, el prestamista se apoyaba en su bastón y asomaba el pico de un pañuelo blanco en el bolsillo superior izquierdo de su chaqueta y aguardaba impasible a la espera de recuperar su dinero, el alguacil del ayuntamiento llevaba presto para ejecutar en su carpetilla  los mandatos del alcalde andando más que un peón caminero.

Los niños cantábamos el Cara al Sol al entrar cada mañana al colegio, nos “endiñaban” nuestra dosis de leche en polvo y de aquel queso amarillento que se pegaba al cielo de la boca y nos íbamos cantando “Paloma si vas al monte....”. Jugábamos en las calles Palacios y San Bartolomé al atardecer mientras las golondrinas y vencejos revoloteaban y de forma acompasada se oía el cacharrareo del latero, del hojalatero que te hacía un cazito con una lata de leche condensada, a Dª Virginia, profesora de piano vecina de mi abuela y de Manolo Martínez Alfonso, y de los Govantes, siempre de negro y de roete con su do re mí, al piano.

El campanero se volvía loco tirando de una y otra soga para hacer sonar las campanas para el rosario. Apenas éramos interrumpidos en nuestros saltos de las “papas cocías”, en nuestra pelota al ruedo, la lleva, lleva... cuando pasaba el colchonero que ofrecía sus servicios de vareo de la lana o  la borra de los menos pudientes despelmazándola con gran habilidad para poder ser usado el colchón como el primer día, el afilador que hacía sonar su chiflo con su música tan característica, que cuando era requerido le ponía aquella correa ancha de cuero a la rueda de madera que elevaba sobre un caballete y que con un motor hacía girar para afilar los cuchillos y las tijeras produciendo aquellas chispas que salían despedidas con fuerza y  nos hacían soñar en dragones. Antonio el barquillero con su canasto de mimbre repleto de barquillos y con su reolina para probar suerte. El arropiero que iba camino del parque Calderón para apostarse en la entrada con sus arropías de color rosa y pegajosas.

Un parque que se llenaba de gentío paseando a las fresquitas oliendo a papas fritas y buñuelos, a pescaíto frito y viendo de reojillo esas gambas y langostinos de Romerijo que eran entonces para unos pocos, las tajaítas en la puerta del bar La Marea, los ostiones. Los americanos en el Santa María, caballitos de sube y baja, niños llorando y riendo en el carro de “las patás”; el cerillero que se acerca para ofrecer esa cajillas de cerillas finas que dejaron olvidados a los encendedores de mechas largas amarillas veteadas de negro.

El limpiabotas con su caja y su silloncito de madera con un acolchado filiteado y que se anuncia con su “limpiaaaa", y atento a todo el fotógrafo con aquella caja roja llena de fotos en sus laterales puesta sobre un alto trípode y dejando caer por un lado aquella larga manga negra. Casa Flores, Los Portales, Las Rejas, Ceballos no eran lo que es y siguen en el presente. Y como si formara parte del parque, un Tonino esperando le llamaran maricón para asomar por la manga su muñon; a mí me conocía: decía "--Tú eres el hijo de Milagros": el Chumi con dos barcas por zapatos, el Guarigua al que le cantabamos "Ya se murió Guarigua, Dios lo perdone, se lo ha llevao volando, los cigarrones"; el Baba con sus pellizcos, La Guachi con su canasta de mariscos y cantando, cuando estaba agustito "Terry, Terry, Terry, el de la maya dorada", el Papi patatas fritas de noche, pescado de día, iglesia y procesiones a la sombra de D. Manuel Salido, el Tagarnina y su radio de deportes solo del Racing, de aquél de la fábrica de Vipa en la que veíamos a un Manolo de Central, a Fenoy de lateral o a un Ricardo pañuelo en la frente... goleando al Jeré, Luichi con sus devaneos, bailoteo de muñeca y respuesta para todo, un Ratón de gorra y bastón ataviado de pañuelo al cuello, y es que el Parque Calderón era la artería nocturna de El Puerto.

De izquierda a derecha, Tonino, El Chumi, El Papi, El Tagasnina. (Fotos: Miguel Sánchez Lobato).

Ya se acercaba la noche lo indicaba el mamporrero de los caballos cartujanos de Terry que charlaba animadamente con el herrador a la salida del trabajo. El acomodador del Teatro Principal de Nuchera llevaba la linterna en la mano porque ya empezaba la función. En El Puerto ciudad próspera ya no teníamos serenos y perdimos el canto de las horas en punto y sin novedad, tampoco fareros, dejamos de tener esos barqueros que nos cruzaban el río Guadalete desde la playa de la Puntilla a la de Valdelagrana y viceversa en la desembocadura del río y cerca de la torta en la que jugábamos al fútbol cuando bajaba la marea, mientras la virgen del Carmen atenta era saludada por los barcos en sus idas y venida a la mar. Un río que desde el vapor nos dejaba ver en su ribera al cordelero trenzando cuerdas de cáñamo y esparto girando la manivela hasta montar una única y gruesa maroma. Un poco más allá los rederos con su agujas de madera arreglan las artes, reparan las redes de pesca a la vuelta de los barcos de faenar, ajustan las relingas de flotadores y plomos. Montones de trasmallos y algunas nasas, pollos de pelea en sus jaulas  de madera, gallinas inglesas picoteando restos de pescado seco.

Redero en la Avda. de la Bajamar, donde hoy se encuentrar el último aparcamiento, frente a La Nueva Dorada. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

Las gaviotas acompañan  con su vuelo majestuoso al vapor desde la barra hasta puerto, cierras los ojos para soñar despierto recibiendo en tu cara los rayos del sol humedecidos con la brisa marina y me transporto a aquellos días en que viví en Campo Lugar un pueblito de Cáceres en dónde conocí al pregonero que haciendo sonar su trompetilla  “turú, turú, de parte, del señor alcalde, se hace saber...." y nos hacía saber todo lo que acontecía a la vez que como hombre anuncio nos indicaba las mejores ofertas de sandías y melones y a quién la chiquillería, al menos mis hermanos y yo no habituados, les seguíamos como su cuadrilla particular.

Allí había bastante menos ajetreo que en El Puerto, gallinas y cerdos por las calles paseando libremente, mulos y cerones, el trillero, el talabartero, dedicado a sus menesteres, el aguador con su cisterna tirada por un borrico y que proveía llenando las cántaras de los vecinos, amaneceres para otras profesiones distintas, segadores, resineros, hacheros, recolectores, porqueros, mesegueros, capadores, molinero, albarquero, curtidores, bataneros y aquellas señoras lavanderas que con un rosquete sobre su cabeza soportaba cestas de ropas camino del río...  la sirena del Adriano II llamó de nuevo mi atención, ya estaba atracando y preparando un nuevo viaje a Cádiz. (En la imagen, Francisco Gómez Badillo cabo primera de la guardia urbana dirigiendo el tráfico en un pedestal con sombrilla en la Plaza de las Galeras, en 1960).

Espero que con esta narrativa haya traído recuerdos, que no es sino una forma de homenajear, y aunque uno no sea un juglar ni un contador de historias,  ni un bufón más bien un cagajonero de la vida, sea yo mi propio verdugo y que como un praegustador pruebe yo mismo a modo de veneno mis propios devaneos con el recuerdo. (Texto: Manolo Cruz Vélez).

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José María García de Paredes y Barreda nació en Sevilla en  1924 y falleció en Madrid, en 1990 con 66 años. Fue un reconocido arquitecto del pasado siglo, oriundo de El Puerto. Su madre, Elena Barreda Scandella, natural de El Puerto al igual que sus abuelos maternos: Eusebio Barreda Martínez y Angela Scandella Beretta.

En una entrevista que le hizo Rocío García con motivo de la inauguración del Auditorio Nacional, de cuyo proyecto era el autor (“El País” de 21-10-1988), él decía que había nacido en una familia de “marinos de guerra”. Sin embargo, su padre José María García de Paredes e Iraola, alcalde de Ronda durante la contienda civil, pertenecía al arma de Artillería. Y aunque, por parte de su abuelo  paterno, Manuel García de Paredes Jácome, que residía en Chiclana, tenía alguna vinculación con marinos de guerra, pues era cuñado de Juan Cervera, está claro que este ilustre sevillano, se refería a su familia materna, los Barreda y Scandella, que tuvieron varios miembros  en las filas de la Armada, algunos con una destacada hoja de servicio.

FAMILIA DE EL PUERTO.
Su madre, portuense de nacimiento, fue Elena Barreda Scandella, hija de los también porteños Eusebio Barreda Martínez y Angela Scandella Beretta.  Dos de los tres hermanos de su abuela,  sus tíos abuelos maternos Agustín y Pablo Scandella sirvieron en la Armada. El primero, ingeniero militar, miembro del comité español que firmó en París la paz con EE.UU. y, posteriormente, asesor militar de la marina rusa, así como asesor de Anglada en la construcción del primer automóvil fabricado en España. Y su hermano Pablo, que fallecería poco después de terminada las guerras coloniales en la casa donde vivía la familia, en calle San Bartolomé, hundió el navío que mandaba para no entregarlo a la marina estadounidense, en una de los últimas incidencias bélicas de la Guerra de Cuba.

FAMILIA DE CRÍSPULO MARTÍNEZ.
El abuelo, Eusebio Barreda Martínez, era hijo de Emilio Barrera Pérez, capitán de fragata de la Real Armada y portuense de cuna, de ascendencia onubense pues su padre, José Antonio Barreda Ortiz de Zarate, que ejercía como cosechero, había nacido en Huelva y de Elena Martínez Picard, hija de Críspulo Martínez (ver nótula 311 en GdP). La familia vivía en el número 12 de la calle Nevería desde 1862, fecha en la que contrajeron matrimonio. También el hermano pequeño del bisabuelo materno paterno, Emilio Barreda, igualmente nacido en esta ciudad, llamado Justino, domiciliado en calle Descalzos nº 16 de casado y que murió sin descendencia, alcanzó el grado de Jefe de Armada con menos de 50 años.

Los estudios superiores  de nuestro protagonista, José María García de Paredes, Ciencias Exactas, los realizó en Sevilla enre 1941 y 1943. En 1950 obtiene la licenciatura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la capital de España. Entre 1950 y 1952 realizará diversos viajes de perfeccionamiento y estudio por diversos países europeos: Italia, Alemania, Inglaterra, Francia y Países Nórdicos. Obtuvo el gran premio de Roma en 1955, donde permaneció pensionado por espacio de tres años: entre 1956, fecha de su casamiento y 1958.

SE CASA CON LA SOBRINA DE FALLA.
En 1956, el 14 de junio, se casa en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de San Fernando (Cádiz) –y no en 1957 como figura en algunas biografías del personaje—con María Isabel de Falla, sobrina y ahijada del insigne músico gaditano, Manuel de Falla y una de las impulsoras de su legado (Isabel de Falla, en la imagen de la izquierda, en la actualidad). Actuó como padrino de la ceremonia, que ofició el Padre José Manuel Aguilar, un tío de la novia, Pedro Mathéu y Montalbo y la madre del novio, Elena Barreda Scandella, viuda de García de Paredes. Su tío, Eusebio Barreda Scandella, otro marino de guerra, capitán de corbeta fue testigo del acontecimiento, así como otro de excepción: Don José María Pemán.

Ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1986, con el discurso Paseo por la arquitectura de la música. Estaba en posesión del Premio Nacional de Arquitectura, recibido ex aequo junto a Rafael de la Hoz, por el Colegio Mayor Universitario de Santo Tomás de Aquino (Aquinas) de Madrid.

Auditorio Manuel de Falla. Granada. 1974.


Auditorio Nacional de Música. Madrid. 1982.

Palacio de la Música. Valencia. 1987.

EL ARQUITECTO DE LO SAGRADO Y LO PROFANO.
García de Paredes es reconocido, especialmente, por sus proyectos de grandes auditorios en nuestro país. Su obra es un compendio entre lo material y lo abstracto, lo antiguo y lo moderno, imprescindible para comprender la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX. Ya se ha señalado el Colegio Mayor Aquinas (1953), en colaboración con Rafael de La Hoz; la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Fuencisla (1961) en el Poblado de Almendrales (Madrid); la Iglesia y Convento de Santa María de Belén (1961) en Málaga: el ‘carmen’ Rodríguez Acosta (1964) en Granada; el Centro Manuel de Falla (1974) también en Granada o el Auditorio Nacional de Música (1982) de Madrid.

Parroquia de Ntra. Sra. de la Fuencisla. Poblado de los Almendrales (Madrid). 1961.

EL LEGADO DEL ARQUITECTO.
En 2005, sus herederos hicieron donación de sus archivos de arquitecto a la Fundación Cultural COAM (Colegio de Arquitectos de Madrid), en un gesto de preservación del patrimonio documental de arquitectura y urbanismo. En aquel acto se recibieron, también, los legados de otros insignes arquitectos: Francisco de Asís Cabrero Torres-Quevedo, Luis Cubillo de Arteaga, Javier Feduchi Benlliure y José Luis Fernández del Amo Moreno.  (Texto: Antonio Gutiérrrez Ruiz. A.C. Puertoguía y José María Morillo).

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2010 se confirma como el gran año de Angel León. Su restaurante A Poniente, situado en pleno casco antiguo del El Puerto de Santa Maria ha logrado atraer al público, ha conseguido el aplauso unánime de los críticos y su figura como estrella de la cocina se confirma hasta el punto de que hoy, en la primera crónica de urgencia que hace el crítico Carlos Maribona, de ABC, sobre las estrellas Michelín, hechas públicas a primeras horas de la noche de hoy en San Sebastián, ya señala que en poco tiempo puede caer la segunda, todo un piropo de parte de uno de los críticos gastronómicos más influyentes de España

Angel León, establecido en El Puerto de Santa María, aficionado a la pesca, una faceta que ha heredado de su padre el Dr. León, 32 años, formado gastronomicamente en la Taberna del Alabardero de Sevilla y luego en los fogones de El Faro de El Puerto, con Fernando Córdoba, por el que confiesa sentir gran admiración, se convierte en el primer cocinero de la Bahía de Cádiz que logra una estrella Michelín, logro que ahora sólo había conseguido en la provincia el restaurante Los Remos de San Roque, en el Campo de Gibraltar con Alejandro Fernández y Nati Mateos.

Con la estrella Michelín se reconoce el novedoso trabajo de investigación realizado por el cocinero gaditano que ha demostrado las posibilidades de los pescados modestos con los que cocina habitualmente logrando platos de gran calidad. Paralelamente también ha realizado inventos revolucionarios, como una salsa con placton marino, la barbacoa con huesos de aceituna o su último paso adelante, las chacinas realizadas con lisas de estero. Varios de sus inventos, en colaboración con la Universidad de Cádiz, son comercializados incluso por una filial de Ferrá Adriá.

La estrella confirma además la pujanza de la nueva generación de cocineros y profesionales de sala gaditanos ya que el resto del equipo de A Poniente, el jefe de cocina Juan Fernández, y el somelier y jefe de sala, Juan Henestrosa, son también gaditanos y formados en la Escuela de Hostelería de Cádiz. (Texto: Pepe Monforte).

LA GUÍA MICHELÍN.

La Guía  asigna de una a tres "estrellas de la buena mesa" a los establecimientos que, en referencia a distintos parámetros fijados por su inspección colegiada, destacan en calidad, creatividad y esmero de sus platos.

Actualmente hay 110 restaurantes con  una estrella Michelín En España, de ellos sólo siete están en Andalucía, la mayoría en la provincia de Málaga. En el caso de que el próximo año Aponiente consiga la preciada estrella convertiría a la provincia de Cádiz es miembro del selecto club de las estrellas Michelín, lo que supondría una importante promoción para la gastronomía gaditana, muy apreciada tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, pero que todavía no ha recibido ningún galardón de este tipo.

I+D+G: (INVESTIGACIÓN+DESARROLLO+GASTRONOMÍA)

Ángel León es un ferviente defensor de la cocina típica gaditana, ya que todos sus platos están inspirados en la cocina tradicional de la provincia, por lo que el pescado y los productos del mar en general tienen un gran protagonismo. Pero si importante es la cocina tradicional igual de importante es la innovación y la investigación. Ángel León colabora con las Universidades de Cádiz y de Castilla La Mancha en la investigación de nuevos recursos a los que les da un uso gastronómico y luego ofrece en Aponiente. Así por ejemplo ha comenzado a trabajar con el fitoplacton marino, la extracción del sabor del mar más puro que existe y que nunca había sido utilizado con fines culinarios.

El aceite de oliva, imprescindible en los fogones de Ángel León.

En 2008 descubrió las posibilidades de los pescados llamados “descartes”, especies que son capturadas en la mar pero no llegan a puerto al no reconocérsele valor en los mercados por desconocimiento del público.

El humor vítreo de los peces como emulsionante natural, las escamas de pescado como espesante natural, la flor del velo del vino generoso como complemento gastronómico, o los huesos de aceituna como combustible ecológico son otras de sus aportaciones.

Ángel León obtuvo en la VI edición de Madrid Fusión el premio a la innovación y a la tecnología con su Clarimax, una máquina para desgrasar y clarificar caldos usando algas marinas.

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pedro_munoz_seca_puerto_santa_mariaDon Pedro Muñoz Seca o tío Perico, como cariñosamente lo llamamos en casa. A este familiar que tanto admiro y al que como un  héroe tengo, quisiera rendirle un pequeño y humilde homenaje.

Desde que tengo uso de razón le conozco. Recuerdo una vieja fotografía suya adornada por un gran marco de madera tallada y muy antiguo que presidía la entrada de la casa de mis abuelos maternos, y cómo siempre me distraía unos instantes observándola, pero a la vez dudando si el que estaba siendo observado era yo por él.

Me imponía mucho respeto su gran bigote, aunque me resultaba simpático por la dulzura y serenidad de su rostro. A veces me daba la sensación de estar a punto de escucharle hablar. Ahora, recordando esto, me resulta un poco pueril, aunque no deja de ser algo que sentía con tan solo seis o siete años de edad.

Por aquel entonces, hace ya un tiempo considerable, lo único que sabía de él era su nombre, el parentesco que nos unía ( soy uno de sus sobrinos biznietos) y que fue escritor. Además, he de decir que todo esto sumado a la antigüedad de la foto y a ese marco que resultaba imponente a los ojos de un crío tan pequeño lo convertía en algo misterioso; al menos así lo percibía yo.

Hoy en día, no solo conozco su nombre, sino también su vida y aquellas obras que voy encontrando en viejas librerías donde se dejan ver, ya que, tristemente, poco se encuentra de él en las que tenemos mas a mano...

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Placa situada en la casa de la calle Nevería donde vivió, colocada en 1920, en presencia del homenajeado. Hasta hace escasas fechas estuvo situada en la planta baja una exposición permanente sobre su vida y obra.

Actualmente, al mirar esa añosa foto a la que hacía referencia al principio, no siento como si me quisiera hablar, sino cómo me dice tantas y tantas cosas; todas de aprender.
Es una pena lo que pudieron hacer e hicieron con este gran hombre que lo único de lo que se le podía acusar era de provocar la carcajada a una España que no estaba precisamente para risas y a la cual don Pedro amaba “ porque le gustaba todo lo elemental de ella: los toros, y la zarzuela; la oficina, el paseo, el café, la capa...y las décimas del dos de Mayo, y la Marcha Real...y, hasta, un poco, la Marcha de Cádiz.”

Para concluir, quisiera recordar unos versos que mi tío Augusto le dedicó en el homenaje en su memoria en Junio de 1950.

A Pedro Muñoz Seca
(por Augusto Haupold Gay)

Dios le puso la vida a su albedrío.
Para nacer, porque mejor naciera,
entre todos los pueblos la escogiera
la estirpe clara de este pueblo mío.

Y aprendiz de la música del río
al saltar, brincador, en la escollera
tomó de él la gracia salinera
y botó al mar a su genial navío.

El Puerto fue su vela. El cristianismo
la rosa de los vientos preferida.
Y la sonrisa, el mástil de la suerte.

Olvidado - por todos – de sí mismo,
pensó un día en la gloria de su vida
y le añadió la gloria de su muerte.

Y aquí finaliza este pequeño homenaje a esta gran persona, a mi tío Perico, a mi héroe.

Por  JUAN M. RODRÍGUEZ GAY-PALACIOS
“juan de winthuyssen”

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