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Foto: Julián Santiago.

Muchas cosas le debo en mi vida a don Antonio Machado, pero quizás la más sorprendente y luminosa sea el haber conocido en el pueblo jienense de Baeza, durante un homenaje dedicado a él, a una joven escritora y profesora de literatura, María Asunción Mateo, de la que, desde entonces, ya no me he separado.Hace de esto casi 11 años, y esa aparición imprevista, que, al igual que aquella otra ("Cuando tú apareciste, / penaba yo en la entraña más profunda / de una cueva sin aire y sin salida"), también debía estar escrita, cambió nuevamente el inquieto rumbo de mi vida. Ignoro todavía cómo dentro de mi vertiginoso vivir los encuentros con ella fueron multiplicándose hasta convertirse en imprescindibles, alimentados por sus relampagueantes y acelerados viajes desde Valencia y por ese hilo mágico del teléfono que día y noche nos mantenía unidos.

Todo sucedía en la más secreta complicidad en mi antiguo apartamento, desde aquel piso 17 que parecía aislarnos de todo y acercarnos más a esa constelación de la que ella, seguramente, procedía. Hasta que un accidente de tráfico obligó al viejo marinero incansable a anclar durante un tiempo su barca y la desconocida profesora tuvo que afrontar la difícil situación de pasar del cómodo anonimato de las aulas al comentario de nuestra relación en las páginas de los periódicos.

Como buen andaluz tengo algo de supersticioso, sobre todo si se rompe un espejo en mi presencia, y, sin embargo, un martes y 13 de julio, antes de que las calles de El Puerto recobrasen del todo su inigualable luz, María Asunción por una puerta y yo por otra nos reunimos ante una jueza que, como suele decirse en estos casos, nos casó "en la más estricta intimidad". Ni fotógrafos ni periodistas. Mi mujer logró con su extremada prudencia que nadie se enterara de la decisión que habíamos tomado de una forma tan rápida como natural.

A los pocos minutos de finalizar la ceremonia y sin saber cómo, la noticia se propagó a través de muchas emisoras de radio, incluso en elTelediario: "El poeta Rafael Alberti, de 87 años, se ha casado esta mañana en El Puerto de Santa María con la profesora valenciana María Asunción Mateo, divorciada y especialista en su obra". Ni qué contar la que se organizó y la de gente que aún no parece haber perdonado nuestro secreto. Los fotógrafos pasaron la noche en el vestíbulo del hotel Puerto Bahía, en donde nos encontrábamos, en busca de una exclusiva, oh sorpresa, millonaria. No se nos ocurrió movernos de la habitación y dejamos incomunicados los teléfonos. Cuando amaneció, todo parecía haberse contagiado de la serenidad que tenía el mar de mi bahía frente a nosotros. La boda del nonagenario poeta, del único superviviente de la generación del 27, parecía, afortunadamente, ya no ser noticia.

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Foto: Miguel Ángel Paradela.

A la salida del juzgado, acompañados de unos ámigos, fuimos a desayunar chocolate con churros al bar La Aurora, en la plaza Mayor, en donde se encuentra la Prioral, a la que de niño acudía casi a diario con mi madre para rezar en la capilla de Santo Tomás de Villanueva. Esa misma plaza que yo cruza ba corriendo por las mañanas para ir al colegio de San Luis Gonzaga. Cuántos recuerdos se agolparon de pronto en mí: las dunas calientes y deslumbradoras, mis visitas por las azoteas a Milagritos Sancho, el afectuoso padre Lirola, las onzas de chocolate de Paca Moy... Y como un extraño milagro, en medio de la calle apareció una anciana a saludarnos, mientras sonriendo me ofrecía una naranja: -Don Rafael, soy la nieta de Paca Moy, la que cuidaba de usted cuando chico...". La emoción fue grande al encontrarme, ya casi al: final de mi vida y a punto de comenzar otra totalmente rejuvenecedora, a aquella viejecita idéntica a la bondadosa mujer que me vio nacer, la misma que sacudía de mi cama la arena delatora de mis rabonas escolares, la cómplice silenciosa de tantas travesuras infantiles para salvarme de severos castigos...

¿Qué hubiera pensado Paca Moy al ver esa mañana a su Cuco, como entonces me llamaba, con el pelo más blanco que el suyo, apoyado en un bastón y del brazo de una atrayente mujer que podría ser mi hija o mi nieta con la que había acabado de casarme?

El retorno a mis nunca cortadas raíces, a mi Puerto de Menesteos, a mi río del Olvido, a mis araucarias, a mis retamas blancas y amarillas, dejando atrás unos últimos años de desorientada soledad y angustiosa incertidumbre, se lo debo a una casual y misteriosa aparición que mi generoso destino, a pesar de los mayores desastres, siempre me ha ofrecido y que, como un último premio, ha puesto un nuevo y cálido resplandor al final de mi camino: "Para algo llegaste, Altair, descendiste / de tu constelación en pleno día. / Nunca bajó una estrella / a enramarse del sol de los olivos, / ni la cal de los pueblos / pasó del blanco puro a ser más blanca / ni el viento de esa noche / a prolongar su canto más allá de la aurora. / Nunca se vio una estrella a pie por los caminos, / ni pararse de pronto, detenerse, / señalando, prendiendo, iluminando / algo que no esperaba. / Para algo Altair descendió desgajándose de su constelación aquella noche". /Texto: Rafael Alberti. 27 Octubre 1992.

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A principios de mayo de 1959, el poeta santanderino Gerardo Diego, perteneciente a la Generación del 27 al igual que nuestro paisano Rafael Alberti, asistió a unas Jornadas Literarias que se celebraron en Cádiz. Aquella visita dio para un libro: ‘El Jándalo (Sevilla y Cádiz)’, escrita aquel mismo año y que resultaría galardonada con el premio de poesía Ciudad de Sevilla de 1959. Sobre aquel viaje a Sevilla, Cádiz y su provincia, explicaría 15 años mas tarde:Con estas nuevas impresiones se me ocurrieron varias canciones, algunas escritas o cantiñeadas por mí durante el viaje o pocos días después; otras, algún tiempo más tarde, para completar con recuerdos siempre frescos las gratísimas vistas y sorpresas jornadilleras”. [en referencia a las mencionadas Jornadas Literarias gaditanas de 1959].

Y continúa: “En la mejor compañía imaginable de poetas, artistas, novelistas y periodistas –dice Gerardo Diego rememorando aquella visita–, recorrí no pocos pueblos, preciosísimos todos y muchos nuevos para mí: paisajes impresionantes de mar, valle y montaña”. Algunos años después, Gerardo Diego tuvo la oportunidad de leerle a  Rafael Alberti su libro El Jándalo en su casa bonaerense, y un poema que le dedica en el capítulo Cancionero Gaditano, que reproducimos:

¡Puerto de Santa María
el Puerto de Rafael!
Todo pregunta por él:
si volvía.
Castillo. Vuelos al sol.
Entre almenas
resbalaba por la piedra
–¡qué maravilla!–
la sombra de la cigüeña.
Agüero, dime que sí.

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El volumen fue publicado en la colección Palabra y Tiempo de la editorial Taurus, a los cinco años de resultar premiado en Sevilla, en 1964 y reeditado con posterioridad por la desaparecida Caja de Ahorros de Cádiz, hoy integrada en Unicaja.

Sobre el palabro ‘jándalo’ el escritor sanluqueño José Carlos García Rodríguez recuerda que “En Cantabria, un jándalo es la persona que ha emigrado a Andalucía (Jandalusía) y regresa a su tierra. [De hecho, el portuense grupo hotelero ‘Los Jándalos’ que administra el santanderino Santiago Cobo –esposo de la también cántabra Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz y ex concejala de El Puerto--, es un homenaje a los hombres de su patria chica que han emigrado a estas tierras, también conocidos en El Puerto como montañeses y que, en la actualidad, conforman una importante colonia desde el repoblamiento de Alfonso X ‘El Sabio’]. Una de las Escenas montañesas de José María de Pereda también se titula 'El Jándalo'. Gerardo Diego visitó Cádiz y Sevilla muchas veces. Estas ciudades ejercían una atracción sobre él, quizá la misma que habían sentido tantos antepasados suyos que se habían asentado en estas tierras. Al principio de El Jándalo (libro que dedica a Joaquín Romero Murube y a José María Pemán) Gerardo Diego recoge esta frase de Fernando Villalón: “El mundo se divide en dos partes: Sevilla y Cádiz”.

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Alfonso Carrillo Álamo, nace en Villanueva del Arzobispo (Jaén), reside en El Puerto de Santa María donde desarrolla su vida profesional en la docencia –es logopeda en el Equipo de Orientación Educativa de un centro escolar público-- que compatibiliza con su dedicación a la pintura.

Casi toda su obra se combina entra  las técnicas del óleo y la acuarela . Su estilo es figurativo y los motivos y composiciones son de lo mas variado , fundamentalmente , paisaje urbano , marinas, bodegones , retratos….

A continuación, exponemos siete marinas sobre el río Guadalete.

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Ha realizado numerosas exposiciones tanto de forma colectiva como individual en localidades como las dos ciudades claves en su vida: El Puerto de Santa María y Villanueva del Arzobispo --ciudades en las que ha donado obras de su producción--, además de Jerez, Cádiz, Puerto Real, Sanlucar de Barrameda  y Bornos, entre otras.

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Exposiciones colectivas:  Artistas Portuenses, 1980. V Salón Andaluz de Pintura, 1983. VI Salón Andaluz de Pintura, 1984. II Certamen de Pintura Santa Cecilia, 1983. VII Certamen de Pintura Santa Cecilia, 1988. Colectiva Artistas Portuenses, 1992-1995. Profesores Artistas, 2002, 2003 y 2004-05-06.

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Exposiciones Individuales: Caja de Ahorros de Jerez, 1983-1984. Puerto Real, 1983. Artistas Plásticos Gaditanos, 1984. Bodega Exposición del Dry-Sack, Jerez, 1986. Salón Restaurante “Los Portales”, 1987. Patio del Hospital Municipal de El Puerto de Santa María, 1984 a 1990. Salón Asociación de Vecinos de Valdelagrana, 1990. Hotel Monasterio San Miguel, 1996 y 1996. Caja de Ahorros San Fernando Sevilla-Jerez, 1994. Caja de Ahorros San Fernando Sevilla-Jerez, 1997. La Caja de Pandora, 1997. Centro Cultural Municipal “Alfonso X El Sabio”, 1999.

Toreros de provincias es el resultado de una investigación de carácter documental y antropológico realizado durante el verano de 2011 alrededor del mundo taurino de El Puerto de Santa María.

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En la placilla de toros del Pago de la Arrejaná. De izquierda a derecha, Antonio Andrades Arana 'Carambito' (ver nótula núm. 1.388 en GdP), Francisco Rodríguez Mateo 'El Pajarito', Miguel y Benito López-Cepero Panadero, propietarios de la Venta El Cepo (ver nótula núm. 183 en GdP), picador y niño desconocidos y, a la derecha, Diego Simón Montes, 'El Bimbo'. Agosto de 2011.

Las imágenes que componen el trabajo se centran en toreros de provincias, figuras que desarrollan el rito de la tauromaquia fuera de las plazas de toros oficiales. Son toreros que fueron muy comunes en la España del siglo pasado pero que con el progresivo desinterés de la sociedad española por las corridas de toros han ido desapareciendo. En la actualidad es una práctica cultural marginal.

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Diego Simón Montes, 'El Bimbo', ajustando la taleguilla. Nótula núm. 358 en GdP.

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Francisco Rodríguez Mateo, 'El Pajarito', rezando ante un improvisado altar, antes de la corrida. Nótula núm. 365 en GdP.

Las fotografías que componen el trabajo corresponden a los momentos en los que los matadores se están vistiendo de luces. Reflejan la transformación que se produce de persona a torero, donde se puede apreciar la importancia que tiene para estos individuos ejercer su labor tauromáquica. Son fotografías crípticas ya que no atestiguan la faena que se llevará a cabo. /Texto y Fotos:  Adrián Morillo. 

Más información: www.adrianmorillo.com

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Santo Tomás de Villanueva, en su hornacina de la Prioral. /Foto: Curro Orgambides.

Rafael Alberti, en La Arboleda Perdida, rememoraba a un santo limosnero cuya imagen  podemos ver en la Iglesia Mayor Prioral, el obispo Santo Tomás de Villanueva:

alberti-90_puertosantamaria«Recuerdo, por visitarla casi todas las tardes, la de Santo Tomás de Villanueva. A ella llegábamos, a través de naves misteriosas, coincidiendo casi siempre con el instante en que el campanero —un hombre amarillento con cara de verdugo guillotinado—, en un ángulo oscuro de la iglesia, manejaba como cuerdas de horca las crujientes de las campanas que hasta la mar durmiéndose mandaban su quejido por las almas en pena. Delante de la verja cerrada del santo, de pie y ambos con la mano en súplica de limosna, mi madre me hacía repetir una oración, de la que hoy sólo recuerdo su principio y los versos finales:

Santo Tomás de Villanueva, 
santo querido de Dios,
esa bolsa que en tus manos tienes 

el Señor te la envió
para socorrer a tu bienhechor. 

Ése soy yo...

Lo que sigue, nunca he logrado reconstruirlo. Pero, en cambio, su precioso final, lleno de finura y de gracia, siempre me ha resonado en el oído, abriéndomelo desde entonces, y sin yo saberlo hasta más tarde, a esa ventana por donde lo popular andaluz, sobre todo, había de entrárseme tan de lleno:

...y por esas olitas de la mar 
que van y vienen,
lléname mi casa 
de salud y bienes».

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La imagen del obispo sin mitra, pero con solideo. /Foto: F.A.Gallardo.

Lo cierto es que, la oración completa que pronunciaban ante el santo las familias con la mano extendida cuando los negocios no iban muy boyantes, al completo, e intentando mejorar la memoria de Alberti, reza así:

Santo Tomás de Villanueva,
Obispo de Casasanta,
una limosna te pido
que me hace mucha falta.
Por tu padre,
por tu madre,
por las olitas del mar
que van y vienen,
que se me llene la casa
de salud y bienes.
Por la Santísima Trinidad,
que en mi casa no falte pan.
Y de una limosna que das todos los días
que la última no sea la mía.
Y, tú, que eres tan bueno
y tan querido de Dios,
sácame de esta aflicción.

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Esta oración impresa era de Aurora Gutiérrez Rodríguez-Madrazo --abuela del colaborador de GdP, Luis Suárez Ávila-- y era muy común rezarla a Santo Tomás de Villanueva, en la Prioral. /Ilustración: Colección L.S.A.

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Quiero hablar de algo que me ronda la cabeza desde hace tiempo, y es lo siguiente: ¿por qué nos vamos fuera a disfrutar y no lo hacemos aquí? Parco soy en palabras, y tal vez no sepa explicarme de la mejor manera.

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Calle Vicario. /Foto: Cristóbal Trujillo.

Disculpen ustedes si a alguien molesté, no era mi intención, solo pretendía exponer unos hechos que son claros para mí y utilizo este  medio… y aun más, si con estas palabras se sienten aludidos, que se lleven un buen “tirón de orejas”, emocionales, pero “tirón de orejas”.

Al hecho voy. No he dejado de leer y mirar como por diferentes medios hacemos honor patriótico de que somos de El Puerto, mi Puerto, Portuense. Criticamos que no se toman en cuenta a los comercios en El Puerto.

Criticamos a nuestras autoridades que no hacen o hacen mal su trabajo de fomentar la ciudad de El Puerto. Sí, pero si queremos comprar algo ¿cuántos de nosotros cogemos nuestro coche y a poco más de 11 km. lo solucionamos? No estoy en contra de las grandes superficies, no estoy en contra que visitemos otros pueblos de los alrededores, pero comprenderéis que en eso de “hacer las compras en mi barrio” no somos muy buenos que digamos.

Me río de los que en su muro de Facebook, en redes sociales, no dejaron de poner el disco de “compra en tu barrio”. Las colas de salida y entrada a nuestra ciudad han demostrado cuánto hacemos por nuestra ciudad. Vacaciones fuera de nuestra ciudad, mientras otros se llevan meses pensando solo en venirse aquí.

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Por los soportales. /Foto: Cristóbal Trujillo.

Sinceramente, ¿qué encontramos en otros grandes Centros Comerciales que no tengamos en nuestra ciudad? ¿Bares? ¿Decoración? ¿Ropa? ¿Herramientas? ¿Informática?… etc., etc., etc. Mientras todo esto sucede, pequeños comercios de nuestra ciudad echan el cierre, comercios de nuestra misma barriada, comercios de nuestro centro.

Aun más, conozco no pocos que cogen su vehículo y echan la mañana en otros pueblos de alrededores para comprar pescado o carne, alegando que es más barato. El tiempo y el dinero de la gasolina nunca lo sumamos a ese “baraterismo”.

Así somos, y por esta razón de ser nos iremos siempre de vacaciones a conocer islas paradisíacas, sin conocer la Playa de La Muralla; esta gente no conoce la playa de Valdelagrana o La Calita. ¡Mejor! más a gusto estamos. Conozco algunos que se van a playas como las de Costa Ballena para no pagar los impuestos por aparcamiento, como si fuese gratis estacionar allí.

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Al final, todos a la Ermita de Santa Clara, arriba.

De El Puerto, sí. Portuense, también, pero sinceramente, muchos de estos, con la boca muy pequeña. Discúlpenme si moleste a alguien, no era mi intención. /Texto: Javier Fernández.

 

Vídeo aéreo de El Puerto de Santa María, realizado por la empresa CadizMedia, formada por la gaditana María de la Orden y el porteño Alfonso Carrillo. Ha sido grabado y editado íntegramente por estos socios que ofrecen una peculiar visión de la Ciudad en movimiento, obteniendo las imágenes aéreas con un drone (vehículo aéreo no tripulado) que lleva incorporada una cámara con ojo de pez, así como otras vistas y tomas muy singulares. La banda sonora es el tema musical de Philippe Rey, titulado ‘Born to conquer’ (Nacido para conquistar).

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vapores3_1_puertosantamariaLos tres Adriano que surcaron la bahía entre El Puerto y Cádiz durante 81 años (1930-2011) para siempre irán asociados a la figura de José Fernández Sanjuán, Pepe ‘el del Vapor’. Y es de justicia, porque en su prolongadísimo día a día –-donde se conforman las pequeñas-grandes historias de la cotidianidad--  fue un ejemplo de vocación y entrega a un oficio y a una sociedad.

Pero su figura y la historia de los Adriano no puede entenderse sin la de otro personaje,  su tío Antonio Fernández, quien diseñó, financió y puso a navegar a los dos primeros Adriano. Con la intención  de recuperarlo del olvido, esbozaré en esta página la vida de este singular y brillante gallego. /En la imagen de la izquierda, Antonio Fernández diseñando ¿alguno de los Adriano?

EN LA EXPOSICIÓN IBEROAMERICANA DE SEVILLA.

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Nuestro protagonista, Antonio Fernández Fernández, al que apodaban ‘el Adriano’, el nombre de su padre, arribó a Sevilla en octubre de 1929, cuando tenía 64 años. Desde mayo venía celebrándose en la ciudad  -tras una larga espera de veinte años desde que se concibió el proyecto- la Exposición Iberoamericana, donde se dieron cita, además de las regiones españolas y las provincias andaluzas y Portugal, algunos de los países de la otra orilla para mostrar sus culturas, sus realidades, sus avances.

Antonio llegó al Guadalquivir navegando desde la ría de Ferrol en su barco Adriano I, que desde que lo construyó en 1927 cubría, sólo los veranos y con miras turísticas, la línea Ferrol-La Coruña, tripulado por su hermano José como patrón y tres hijos de éste, Eduardo, Andrés y, de maquinista, José (nuestro ‘Pepe el del Vapor’, cuando llegó a Sevilla, un joven de 20 años). En aguas gallegas, tras salir de la ría de Ferrol y cruzar mar abierto, el Adriano viraba hacia La Coruña pasando por el castillo de San Antón, la Torre de Hércules y La Marola (marejada en gallego), un islote peligroso por sus bajos al que sólo se podía acercar con buen mar. Un dicho gallego lo dice: ‘Quen pasou A Marola, pasou a mar toda’; ‘Quien pasa La Marola, pasa la mar toda’.

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Entrada a la ría de Ferrol, protegida por los castillos de San Felipe y La Palma. Al fondo, Barallobre.  

En la larga travesía a Sevilla (613 millas) acompañaron a Antonio su hermano José, su sobrino Pepe ‘el del Vapor’ y un maquinista (que al poco tiempo, de regreso a su tierra, al entrar en la ría de Ferrol naufragó y pereció ahogado).

vapores_3_4_puertosantamariaEl motivo de la venida al Guadalquivir, participar en el acontecimiento alquilando la motonave a grupos de turistas que quisieran navegar entre Sevilla y Sanlúcar; como ya lo hizo otro Adriano a partir de 1840 con sus “hermanos” los vapores Trajano y Teodosio (los nombres de los tres emperadores romanos nacidos en Hispania). /En la imagen de la izquierda, José Fernández Fernández, el primer patrón del Adriano I, en 1955, a bordo del Adriano II.

En El Puerto hacía tres meses que se fue a pique, al explotar la caldera, el vapor Cádiz cuando estaba atracado al muelle del Vapor, que también quedó destruido. Sus propietarios, los ‘Herederos de Antonio Millán’, después de haber estado a cargo de la familia la explotación de la línea El Puerto-Cádiz durante 57 años, decidieron no continuar con las travesías con otro vapor de su flota y, al paso de unos meses, renunciaron a la concesión municipal del muelle (cuya reversión se cumpliría en 1950), “en atención –le decían en una carta al alcalde- al cariño que tanto nuestro padre como nosotros hemos profesado siempre al Puerto”.

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El Adriano I en el Guadalquivir, en 1929.

En noviembre, José María Millán marchó a Sevilla y contactó con Antonio Fernández. Le contó lo de la explosión del Cádiz y su intención de no emplear otro barco en la travesía. Y le ofreció que se hiciera cargo del servicio el Adriano I  a condición de que la familia Millán siguiera siendo la consignataria de la línea, con base en El Puerto. Y Antonio Fernández, ‘el Adriano’, aceptó la propuesta. Lo que iba a ser un periplo de ida y vuelta a la ría de Ferrol cambió, porque el Adriano I  nunca más volvería a navegar en aguas gallegas. Se hizo andaluz.

EL POLIZÓN QUE TRIUNFÓ. 
Antonio Fernández había nacido en 1866 en la parroquia coruñesa de San Pedro de Eume, en el concejo de As Pontes de García Rodríguez, en un paraje envuelto por las hermosas Fragas del río Eume. Aquí, con su familia, dedicada a las labores del campo, pasó sus primeros años hasta que en 1882, al cumplir los 16 y buscando nuevos horizontes de vida y futuro, como tantos otros gallegos, decidió emigrar a tierras americanas. Marchó de polizón en un carguero a Cuba, sólo con el bagaje de su corta experiencia como aprendiz de carpintero. Pero también le acompañaba una recia personalidad, una inteligencia natural y muchas ganas de abrirse camino. Y bien que lo consiguió.

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La ciudad cubana de Cienfuegos, la Perla del Sur. Plaza de José Martí.

Se asentó en Cienfuegos, el activo puerto comercial situado a orilla de la bahía de Jagua o de Cienfuegos, en el mar de las Antillas. Comenzó a trabajar en el sector del ferrocarril, y después en el de la construcción, donde encontró su sitio y su porvenir. Pese a su escasa preparación técnica y cultural, su tesón y talento natural lo convirtieron en un apreciado contratista y constructor, alcanzando al paso de pocos años una holgada posición económica. Lo suficientemente sólida como para decidir, en 1900, cuando tenía 34 años, en una Cuba recién independizada de España, regresar, a los dieciocho años de su partida, a su Galicia natal, convertido en indiano. Motivos de salud, una frágil salud de hierro que siempre acompañó a Antonio, también le inclinó a saltar de nuevo el charco.

DE VUELTA A CASA.

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El astillero de Antonio Fernández (segundo por la izquierda) en Maniños, donde nacieron los Adriano I y II.Cuando Antonio Fernández volvió a España no se asentó en las tierras interiores de su Eume natal, sino en la margen izquierda de la ría de Ferrol, en la parroquia de Barallobre. Sus años vividos en la bahía de Cienfuegos le habían apegado más al mar que a la tierra. En Barallobre instaló, en memoria de sus primeros años de aprendiz, una carpintería, y en la inmediata playa de Maniños un pequeño astillero, donde se construyeron, en 1927 y 1932, los dos primeros Adriano. En ambos negocios y quehaceres pasó el resto de su vida, diseñando y trazando planos, incluidos los de los Adriano, porque Antonio era más que apañado y habilidoso para todo lo que se proponía.

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El Monumento al Caminante Desconocido, un “capricho” de ‘el Adriano’.

Aún hoy la huella de este gallego bajito, enjuto y todo nervio, perdura en Barallobre:  en el ‘Monumento al Caminante Desconocido’ que de su bolsillo construyó en 1934 a las afueras de la población, consistente en una biblioteca al aire libre rodeada de un jardín con los nombres de destacados personajes gallegos en el respaldo de los bancos (que en 1984, con motivo de la reurbanización del entorno, reubicaron junto a la carretera de Perlío a Maniños).

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El Cine Adriano en Barallobre, en 1960.

O en el imponente Cine Adriano que construyó en 1947. Pero la más destacada huella de Antonio en su tierra es la casa de estilo colonial que para habitarla diseñó y construyó entre 1918 y 1921, con la ayuda de sus tres hermanos: Perla del Sur la llamó, como era y es conocida Cienfuegos, la hermosa ciudad cubana que le dio todo.

vapores_3_10_puertosantamariaPERLA DEL SUR.
Esta singular construcción,  hoy más conocida como la ‘casa del Adriano’ y ‘casa de la maleta’, se levanta en la ladera de una colina que desde Barallobre domina, en una vista impresionante, la ría de Ferrol. Es una vivienda realmente peculiar, en la que Antonio Fernández dio rienda suelta a su ingenio y experiencia como constructor, resultando una casa a modo de palacete con planta de flecha biselada formada por ocho fachadas, en el que se entremezclan diversos estilos –propio del eclecticismo imperante en la época- pasados por el tamiz de ‘el Adriano’. /En la imagen de la izquierda, la Perla del Sur, la casa de ‘el Adriano’ en Barallobre.

En la siguiente foto reproducimos una imagen, de cuando aún la Perla del Sur no estaba concluida, del centenario tejo –el árbol sagrado celta- que plantó junto a la casa, en el que aparece la familia de Antonio –él en la cúspide- sobre tres plataformas de hormigón dispuestas entre la podada copa. Las cosas de ‘el Adriano’…

vapores_3_12_puertosantamariaDe tan singular arquitectura destaca el mirador que levantó sobre la terraza, dando vista a la ría y asentado sobre ocho columnas a modo de un templete circular en las que descansa una cúpula nervada (muy similar al del Palacio de Ferrer, al fondo de la foto de Cienfuegos adjunta), y rematando el conjunto, la estatua de un hombre, el propio Antonio Fernández, que simboliza el regreso del indiano, portando una gabardina bajo el brazo, a sus pies una maleta (de aquí el nombre con el que es conocida la casa), y levantando con el otro brazo un faro, que de noche emitía destellos, símbolo del éxito alcanzado y guía para quienes siguieran el camino que él emprendió en su juventud. /En la imagen de la izquierda, el cenador del centenario tejo con la familia de ‘el Adriano’

Del interior de la casa resaltaría las cinco placas de mármol que Antonio dispuso en 1925 en las paredes de una de las estancias, que recogen otras tantas reflexiones filosóficas con estos encabezamientos: LA PATRIA, LO PASADO, EL PRESENTE, EL PORVENIR y QUEDA DISPUESTO. De la lectura de los textos deduzco, junto al testimonio que me contó un familiar, que Antonio fue un hombre comprometido con su tiempo, universalista, con conciencia de clase, defensor de los derechos de los trabajadores, solidario con sus semejantes, a quienes ayudó en no pocas ocasiones, republicano cuando llegó la República, multado por las autoridades franquistas cuando llegó el Movimiento...; más allá de ideologías, diría yo que un humanista librepensador. Y muy peculiar. Su lema, también grabado en la casa, era El trabajo es mi Dios y el mundo mi tumba. Falleció en 1946, sin tiempo para haber construido el tercero de los Adriano.

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La figura de Antonio Fernández dominando la ría de Ferrol desde el mirador de su casa.

DEL GUADALQUIVIR AL GUADALETE.
Antonio nunca olvidó, por todo lo que le dio, a Cuba. Así que cuando se enteró de que iba a estar presente con un pabellón en la Exposición Iberoamericana, decidió, después de 29 años alejado de la isla, reencontrarse con ella en Sevilla y organizar el periplo turístico con miras económicas que llevaría al Adriano I al Guadalquivir y, tras el evento sevillano y el acuerdo con José María Millán, a la bahía de Cádiz, en un viaje sin retorno.

No puedo precisar cuándo llegó el Adriano I al Guadalete. Siempre se ha dicho y escrito que en el mismo año 29, pero la documentación que poseo no lo corrobora. En cualquier caso, no fue hasta el 15 de junio de 1930 cuando por primera vez comenzó a anunciarse en la Revista Portuense el nuevo servicio de pasajeros entre El Puerto y Cádiz, seis días antes de que en Sevilla concluyera la Exposición Iberoamericana.

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El Adriano I (1927-1955) en el Guadalete, frente al Parque Calderón y la Casa de Rivas (hoy Romerijo).

Vivía entonces El Puerto buenos tiempos para el tráfico de barcos en el río y la bahía. En mayo del 29 se constituyó  la ‘Comisión Administrativa del Puerto del Guadalete’, dirigida por el ingeniero Ignacio Merello Llasera (tío de Rafael Alberti). Hasta los primeros años 30 la Comisión promovió, entre otras obras, el dragado del río, la apertura de un nuevo canal en su embocadura, la construcción de un nuevo muelle del Vapor, la de un transbordador aéreo de sal para transportarla desde la salina de La Tapa a las bodegas de los barcos (desmantelado a fines de los años 60), y una fábrica de cementos Portland. Con tales acciones creció considerablemente el tráfico marítimo de mercancías, permitiendo la entrada en la ría del Guadalete de buques de hasta 1.700 toneladas. La guerra civil y los primeros años de la posguerra paralizaron las expectativas nacidas durante la dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República.

En 1930, las condiciones estaban dispuestas para que comenzara a navegar entre El Puerto y Cádiz el Adriano I, el que construyó un singular gallego en un pequeño astillero de la ría de Ferrol. Todo un personaje. (Texto: Enrique Pérez Fernández) Continuará

Más Capítulode de  Los Adriano: Historia de una tradición.
Capítulo 1. Los vapores (1840-1929). Nótula 1.986
Capítulo 2. Los faluchos. Nótula 1.993.

 

 

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rutadelatapaeroticacartelPuertosantamaria30 establecimientos ofrecerán tapas, menús, pasteles y cócteles con títulos tan sugerentes como “flamenquín enamoraso”, “menage a trois” u “orgía de mejillones”. Ofrecemos la lista completa de tapas y sus precios “completamente desnudos”

¿Se puede ver erotismo en el lomo en manteca?, pues sí y hasta se puede hacer con él “una cama redonda”. Así, al menos se llama el plato creado especialmente para la ruta de la tapa erótica por la Bodeguilla del Bar Jamón. Tan sugerente (o pecaminoso si lo lee el Obispo de la Diócesis o Gallardón…que es casi lo mismo) título corresponde a un timbal que lleva lomo en orza (una variante del lomo en manteca hecha con aceite), tomate, tortilla o queso de cabra.

La Ruta de la Tapa Erótica comienza hoy uno de febrero y terminará el 28, ocupará completamente el mes en el que se celebra el Día de los Enamorados, pero también las fiestas de Carnaval y lo cierto es que esta ruta reúne en si misma todos los toques.

barjamon_tapaerotica_puertosantamariaDesde la poesía aflechada de los enamoramientos (como la costilla de Adán con hierbas del Paraíso que propone el restaurante Los Portales) hasta el sutil humor de las chirigotas como el “vis a vis” que ha inventado La Venta El Cepo, un establecimiento situado junto a la cárcel de Puerto 1 y 2 y cuyo título corresponde a un lomo de anchoa y otro de boquerón, cara a cara, rociados de aceite y colocados sobre una cama de mullido pan de pueblo (se podría imaginar un mejor sitio para un tiki taka en condiciones que una telera de pan cateto de Alcalá tan gigantesca que te sumerjas en el miajón en el momento del quieto ahí). /En la imagen de la izquierda, una de las propuesta de la bodeguilla del Bar Jamón: 'Cama Redonda'.

No falta tampoco, tratándose de fechas de Carnaval, el humor “cuartetero” en alguna de las tapas. Así El Nuevo Echaté payá, un pequeño local situado en la avenida de la Bajamar y que tiene unos boquerones en adobo casi de orgasmo gastronómico, ha creado para la ocasión la tapa: “Paté de conejo con mayonesa de nabos”. También “directo” el humor de la tapa “Mira como tengo el mejillón” de El Colmao o el “Te lo como tó” de La Venencia. La sutil frase se corresponde a una combinación entre bacalao, albóndigas de marisco y sorbete.

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Se expusieron 15 propuestas de las mas de 30 que se pueden encontrar en la Ruta.

La ruta, organizada por la delegación de Turismo del Ayuntamiento de El Puerto en colaboración con los hosteleros, recoge varias propuestas. Por un lado hay tapas, cada una con un precio diferente propuesta por cada bar, pero también hay menús completos con temática erótica. Aquí llama la atención el elaborado por el restaurante El Arriate, un sitio, sin duda alguna, perfecto para una cita romántica, con un patio de esos con fuente y plantas que invitan a la conversación en susurro. El cocinero David Méndez lleva platos como “fresas picantes, hierbas y requesón”, “huevos, huevas, leche de coco, limón”, “Pichón, cacao, polenta y remolacha” y de postre “volcán de chocolate y frutas del bosque”. El precio, aunque quede feo hablar de estas cosas, es 55 euros por pareja.

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'Pasión de pescado para él', del Bar La Herrería. (bacalao con salsa de coquinas)

Hablar de erotismo sin hablar de postre es imposible y por eso también hay varias propuestas en este campo, tanto de bares como de pastelerías. Así la Bodeguilla del Bar Jamón propone un «menage a trois»… lo aclaro, (tranquilidad por favor). Se trata de un plato de fresas y mousses de chocolate negro y blanco… no hay concupiscencia. Momentos Pastelería, la innovadora confitería abierta el pasado año, ha elaborado un dulce de frambuesas y limón y no falta la «Carmela de Pasión»  el histórico bollo con nombre de mujer de la pastelería de La Merced, un clásico de El Puerto de Santa María.

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Romerijo presenta 'La más picante', (vieira a la plancha sobre patata cocida con aceite de oliva y pimentón).

Los cócteles terminan la propuesta con la participación, entre otros, de uno de los locales más famosos en la provincia por este producto, la cafetería Milord con “James Bond 0069?.

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Momentos pastelería presenta el 'Pastel de los Enamorados: Afrodita' (pastel de fresa y limón).

Pulsando sobre el botón de foursquare, se puede acceder a la Ruta de la Tapa en dicha red social y hacer cheking en la lista, caso de estar suscrito a la mencionada red. Pulsando en el recuadro de las tapas se puede ver el listado completo de propuestas, las direcciones de los establecimientos y los precios…pulsa porque vas a pasar un buen rato. /Texto: Pepe Monforte.

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Jully Caldas, la productora de espectáculos eróticos y promotora de la Muestra 'Eros Love' que se celebrará el fin de semana de los Enamorados, el 14 de febrero en el Hotel Monasterio, estuvo presente en la presentación de la Ruta de la Tapa, grabando para su canal erótico. También se anunció a los medios de comunicación la Exposición Copulativa, retrospectiva de Alonso Santiago sobre temática erótica, que se expondrá en la Galería Milagros Delicado. El fin de semana de los enamorados El Puerto contará con una amplia oferta hotelera y hostelera, para aquellas parejas que quieren celebrar o renovar su compromiso.

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