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Antonio Collantes Ramos, con nótula numero 303 en Gente del Puerto,  conoció La  Placilla en todo su apogeo, a mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado. Estuvo de aprendiz de peluquero, con 9 años, en la barbería de Manolo Cordones, frente al puesto de Agustín Vela. Conocía a todo el mundo y le llamaban el Oliver Twist pues era un niño pequeño que hacía los mandados de todos, de toda la Placilla: el Tobalo, el Peca, Juan el de Tejidos las 3B, el tío de Manuel Gutiérrez 'el Cochino' (nótula núm. 284), su benefactor que fue quien le compró su primer par de zapatos, ... Recordemos la aquella Placilla de los últimos años de la década de 1950.

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El puesto de Agustín Vela, al aire libre, pero protegido por toldos. (Foto Familia Vela)

Empezando por la calle Luna, en la pared de la derecha, nos encontrábamos con el Carrillo de Severo, (nótula núm. 104), a continuación estaba la entrada de artistas del Teatro Principal, (años mas tarde Kiliki montaría un bazar juguetería al aire libre delante de aquella fachada), luego estaba la frutería verdulería de 'La Bigotona' y a continuación la alpargatería 'La Jerezana'.

aceitunero__puertosantamariaLe seguía la antigua pescadería de los hermanos Gago, cuyos descendientes tienen el Bar 'El Nuevo Pescaíto' detrás de la Clínica Santa María de El Puerto. A continuación venía el Restaurante Económico 'La Placilla, de Manuel González Ceballos y aquella cafetera de agua caliente... cuyos primos regentaban el restaurante del Hostal Loreto. Hoy se encuentra otro establecimiento con el nombre de 'La Placilla', una tienda de electrodomésticos. Luis el de 'la Liebre' en una accesoria de la casa donde Agustín Vela (nótula núm. 326) tenía primero, su puesto y años mas tarde, una tienda de frutas. A continuación venía Juan, el de lo Tejidos Las Tres B (Bueno, Bonito y Barato); le seguía Encarna, 'la de la sangre con tomate' en un local ancho, profundo y oscuro donde se comía un guiso de sangre que 'quitaba como tó el sentío'. La tienda donde se vendía huevos y queso, y donde trabajaba Luis el de los Huevos (nótula núm. 203), que cantaba aquella copla de "Yo soy Luis el de los huevos, parezco una pescailla, pero cantando y bailando, valgo más que toa Sevilla". (En la imagen, Antonio 'el Aceitunero', delante de Casa Plácido, de la que era repartidor Luis 'el de los Huevos'. Foto Carlos Pumar Algaba).

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El almacén de Nicanor Gómez, esquina de La Placilla con Ricardo Alcón.

Doblando la esquina con la antigua calle Correo, hoy Ricardo Alcón, nos encontrábamos con una bodega de los Gil de Reboleño, donde Antonio Gil de Reboleño, en la actualidad prestigioso farmacéutico, ayudaba despachando vinos  a los hermanos Victoriano y Pepe, ambos porteros que fueron del R.C. Portuense. Enfrente la Tienda del Caracol, de vinos y tapas y a su lado el refino de Luis el de los Muertos (nótula núm. 150). A continuación y haciendo esquina el Almacén y Bazar de los Nicanor (nótula núm. 080), donde Lalo lucía una de las mejores y ceñidas cinturas de El Puerto, talle 34. Seguía la carnicería de Insúa, el Bar Rábago, y al fondo, en la calle Ganado, La Pastora (entonces de los Gómez, hoy de los Ojeda), la panadería donde se vendían avellanas tostadas, suspiros y aquellos panes blancos que quitaron tanta hambre... Allí trabajaba Ricardito.

Romualdo__2_puertosantamariaPero volvamos otra vez a la calle Luna. Iniciemos de nuevo el recorrido, esta vez desde la acera de enfrente al Teatro Principal y al carrillo de Severo. En la esquina con Luna el almacén de ultramarinos de los hermanos Genaro, donde hoy se encuentra una tienda de Telefónica. A continuación venía la ZapatEría Heredia y junto a ésta, años mas tarde, pondría Juanito Malete una frutería. Le seguía el Cafetín, de Angel Sordo y su hijo Maximino (nótula núm. 003), haciendo esquina con la calle Santa María. En la otra esquina de Santa María con La Placilla estaba el almacén de Leopoldo Castiñeira Gómez, el cual le preparaba a Antonio bocadillos de recortes de chorizo. Luego se econtraba la Barbería de Manuel Cordones. A esa casa, con entrada por la calle Santa María se iría a vivir la familia Saura, quien formara la conocida sociedad de trasnportes Alemán y Saura. En esa casa, igualmente, Carmelo Ciria Pino, instalaría la primera emisora por cable que los comerciantes del centro de El Puerto ofrecieron a sus clientes. Un amplificador, un micrófono, un tocadiscos y unos altavoces amenizaban las compras en La PLacilla a finales de los cicuenta. La Bota de Oro, zapatería aun existente en la calle Luna arriba, patrocinaba el concurso "Es Vd. la madrina de sus pasos" en "Las Mañanas de la Plaza", regalándose un par de zapatos a los ganadores. (En la imagen, Romualdo, mandadero y aguador. Foto Arturo Palomino).

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Un billete 'full' de 7.500 pesetas, con la imagen de José Sánchez Sousa, de la charcutería confitería Los Dos Pepes, nombre puesto en referencia a él y a su hijo Pepe. Realmente era un participación de un billete de lotería, con una fotografía del Bar Vicente, que antes de pasar a su actual propietario era regentado por el propio Sánchez Sousa.

laplacilla_losleones_puertosantamariaLuego vendría la tienda de Los Dos Pepes, el de los picos brasileños, extravagante personaje que bien merece nótula aparte. Baste recordar que viajaba en su Mini, con un maniquí sentado al lado en el asiento del copiloto y que editaba billetes de 500 pesetas con su efigie, que luego sería la Confitería La Perla. En la Casa de los Leones, hoy apartamentos turísticos, vivía la famlia de los Rodríguez Ceballos, propietarios del 'Bar Casa Paco Ceballos' el de las populares 'pavías rebozadas' y el "Bar Liba" al frente de cuyos establecimientos se encuentran en la actualidad Baldomero e Ignacio Rodríguez Sánchez, en el primero y Paco en el segundo.  Y cerrando el recorrido el Bar Vicente (nótula núm. 014) haciendo esquina con la calle Sierpes. Allí eran famosas las tertulias con Rafael Moreno Porto, 'el Lengue', Don Buenaventura,  Ramón Insúa, el tío de Manuel Gutiérrez Morillo, el Calé, Anzonini, el Chano y junto a otros cantaores, que con la fresquita se reunían a tomar café y a ver pasar a la gente que desfilaba por los ambientes de la Plaza. (En la imagen superior, una señora vendiendo frutas y hortalizas en la casapuerta de la Casa de los Leones. En la imagen inferior, los puestos al aire libre de la calle Sierpes).

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En el centro de La Placilla y adosado a algunas paredes, se instalaban puestos desmontables o no. El de Sal de Diego, los dos Aceituneros, el puesto de Bollos de Miguel Salguero (nótula num. 350), que saldría ardiendo, el puesto de charcutería instalado por el de los picos brasileños, montado por todo lo grande para la época... el puesto de ”quita y pon” de vajillas de cerámica de Domingo Ajenjo y el de verduras y hortalizas de María y el “Toto”,  el carrillo de Carmelita “La Rubia”. En la esquina de la calle Santa María se intalaba, cada 15 días, un camión con charlatanes de feria que vendían por lotes: 3 mantas, 2 sábanas, 1 peine y 1 bote de algo... También por esa esquina se hacían las descargas rápidas de los camiones con fruta y verduras de extraperlo procedentes del campo, es decir que no habían pasado por el puesto de Consumo y no habían pagado los arbitrios o impuestos correspondientes al Ayuntamiento.

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La churreria de Miguel Salguero, en un puesto de madera que salio ardiendo.

Y la picaresca de la época. En la España de entonces algunos ciudadanos aprovechaban las aglomeraciones en las tiendas, a veces con la complicidad del tendero, para 'rozarse', si no algo más, con alguna clienta inocente. En cierta ocasión una de las agredidas lo denunció ante la autoridad de La Placilla y, el guardia Salas destinado allí, aplicó la justicia sobre la marcha y además del guantazo que se llevó el agresor, propietario de una tienda, se lo llevó detenido dejando el negocio sin dependiente, ante la burla y el escarnio de su parroquia. También, en alguna tienda que por respeto a los herederos no mentamos, se organizaban improvisadas “Casas de Trato” para alivio del entorno de los amigos del dueño y clientes fijos, que tenían un triste plus en aquella época de penurias y pobreza.

jula_jula_puertosantamariaPERSONAJES POPULARES.

Muchos personajes populares (nótula núm. 144) deambulaban por La Placilla y La Plaza o Mercado, buscándose la vida. Romualdo ('Remujardo'), Joselito 'el Caca', mandadero al que los chiquillos mortificaban con sus bromas; Kiko 'el Betunero', Dominguito, el hermano de Antoñita, la novia víctima de 'El Arropiero'. 'Coquinete' un señorito venido a menos, sin oficio ni dinero que todos los días bajaba a afeitarse, limpiarse los zapatos, fumarse un puro o tomarse una copa de vino fino en 'La Perdiz' y todo sin costarle un duro, 'de gañote',  gracias a la bondad de sus 'patrocinadores': el barbero, el dueño del bar, un cliente que le pagaba el betunero y otro la copa de vino; el caso es que vivía como pudiente, sin trabajar. Otro personaje, 'Caneco', que siempre hablaba con su media lengua, de su hijo. Y Javier Julo Julo, o 'el Mula', personaje pintoresco, aficionado al vino tinto, que cada vez que era convidado soltaba la siguiente retahila: "--Me cago en los sentimientos católicos de las tuberías del Valdepeñas". (En la imagen, el Julo Julo, en una bodega de los Gil de Reboleño, posando en plan caricato ante la camara. Foto AGRI)

La plaza, el Mercado, era otro territorio, otro ámbito, otra gente...

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fernandomonguiobecher_puertosantamariaDe padre catalán -de ascendencia italiana- y madre austríaca, Fernando Monguió Becher (Madrid-1917 El Puerto de Santa María-1995) nació la víspera de Reyes, viviendo sus primeros años en Austria con su madre, Agnes Becher Seite, en la ciudad Waltersdorf an der March, fronteriza con Eslovaquia, donde realizaría sus estudios primarios. Regresa con su madre a España en 1927 y entonces aprende el castellano.

El año del nacimiento de Fernando es previo a la I Guerra Mundial. Se publica “Platero y Yo” de Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado sus “Poesías Completas”. En Berlín se crea UFA (Universo Film AG), la famosa empresa cinematográfica. Ese año nace el economista y escritor español, José Luis Sampedro, el novelista británico Anthony Burgess y el mejicano Juan Rulfo, así como el que llegaría a presidente norteamericano John F. Kennedy e Indira Ghandi, --ambos asesinados en el ejercicio de sus cargos--, los actores Fernando Rey y Robert Mitchum. En 1917 recibe el Premio Nobel de la Paz el Comité Internacional de la Cruz Roja. Difícil lo tendría en los años venideros.

Estudia el bachillerato bilingüe en Madrid, en el Colegio Alemán, en alemán y español, trabajando como aprendiz en la sucursal del Banco Dresnerbank y luego en el Banco Germánico de la América del Sur. Previsor, sus ahorros los dedica a viajar y perfeccionar los idiomas, recorriendo Europa en unos años sumamente complicados: Alemania, Francia y la otrora española Filipinas, entre otros lugares del mundo que recorrió, gracias a sus conocimientos de sus lenguas maternas: alemán, español, además del inglés y francés y algo de italiano.

teatrodelacomedia_madridCON PRIMO DE RIVERA.
Desde muy joven se introduce en los ambientes políticos de la época.  Durante la II República se afilia al grupo político monárquico del Dr. Albiñana. Ello le permite entrar en contacto con el entorno de José Antonio Primo de Rivera y asistió al Teatro de la Comedia el 29 de octubre de 1933, formando con 19 años, parte de la guardia de vigilancia durante el acto allí celebrado que dio lugar a la fundación de la Falange Española, poco después. En 1934 es nombrado Jefe de la 3ª Falange de la 3ª Centuria de la FE de las JONS. Igualmente, en octubre de 1934 resulta elegido presidente del Sindicato de Empleados de Oficinas y al mes siguiente, en noviembre empieza la carrera de Derecho en la Universidad Central de Madrid. (En la imagen, vista del escenario con la mesa de oradores, en el Teatro de la Comedia).

Fue detenido -por tercera vez- el 22 de mayo de 1936 por custodiar en su casa unas armas que le había confiado la Falange, en aquel convulso Madrid de la preguerra incivil y encarcelado en la Modelo. Tres meses mas tarde, la cárcel es asaltada por los milicianos y se producen sacas de diversos grupos entre los que se encuentra Fernando Monguió, conocido entonces por Fernando Becher (su apellido materno).

fernandomonguio_carne_puertosantamariaMONGUIÓ, FUSILADO.
El 22 de agosto de 1936 ocurre la tragedia y tal y como cuenta Diario de Cádiz en un artículo publicado en noviembre de 1998: «En la madrugada del mencionado día junto a sus compañeros de celda fue dispuesto en el patio de la prisión para ser fusilado. Los siete impactos de bala que recibió le alcanzaron en brazos y piernas, mientras que varios cadáveres lo cubrían. La suerte le acompaño además cuando al guardián que efectuaba los tiros de gracia se le encasquilló la pistola. Pocas horas después, Agnes Becher, se personaba en la prisión para solicitar el cadáver de su hijo, aludiendo además a la doble nacionalidad de la familia. Fernando Monguió seguía vivo y se restableció de las heridas. [...] El nombre de Monguió permaneció en la relación del “Monumento de los Caídos” en Madrid, pese a que residía plácidamente junto a su mujer y diez hijos en El Puerto.» (En la imagen, el carné de falangista de Fernando Monguió).

Monguió inició, herido, un nuevo periplo por Europa, aquella Europa que conocía de su etapa de estudiantil. Fue atendido de sus heridas en la Embajada de Austria donde le facilitan un pasaporte de ese país. El 25 de agosto volaría hacia Alicante y de ahí a Lisboa. En septiembre llegaría a Hamburgo, saliendo de Altemberg (Alemania) de dicho país en dirección, de nuevo a Lisboa. Luego vendría Salamanca, Burgos...

fernandomonguio_teruelPRESO DE LOS REBELDES O “NACIONALES”.
Continúa Diario de Cádiz «Fernando Monguió también conoció la cárcel de bando nacional durante la Guerra Civil. Tras la muerte de Primo de Rivera apoyo a Hedilla en la negativa de fusionar Falange con los Tradicionalistas, como era el deseo de Franco, lo que le supuso unas semanas en prisión. Su valía como soldado y sus conocimientos de alemán le permitieron cobrar pronto la libertad, para incorporarse como instructor en las academias de militares de Avila y Miranda del Ebro. Recibió varias condecoraciones por su labor en la guerra y fue herido en la toma de Teruel.» Entre otras: la Medalla de Sufrimientos por la Patria, Medalla del Mérito Militar, Medalla de Campaña, Cruz Roja del Mérito Militar y Cruz de Guerra, además de la Medalla de la Vieja Guardia con Cinta del Yugo y las Flechas y Pasador de dos Flechas Blancas. (En la imagen, en el frente de Teruel).

SU VIDA PROFESIONAL Y EL PUERTO.
Finalizada la contienda, concluye la carrera de Derecho en 1943, renunciando a los “exámenes patrióticos”, aquellos en los que se aprobaba a los universitarios más por los servicios prestados en trincheras que por sus conocimientos. Oposita al Cuerpo de Corredores de Comercio y, en 1945 obtiene plaza en Santa Cruz de Tenerife. Se casa con la jerezana María del Carmen Vecino, con quien tendría  10 hijos, el mas pequeño de los cuales, Darío, se ha dedicado a estudiar y divulgar la vida de su padre. Luego pide traslado a la península para cambiar de clima y es destinado a Arcos de la Frontera, de allí a Sanlúcar en 1951 y 10 años después a El Puerto, el 5 de enero de 1961, donde ejercería su profesión hasta 1987, año de su jubilación y donde pasaría la mitad de su vida. Permanecería jubilosamente jubilado y con una importante actividad intelectual hasta el final de sus días, acaecido el 29 de octubre de 1995, con casi 79 años

fernandomonguio_libro_puertosantamariaACTIVIDAD INTELECTUAL.
Monguió se distinguió, complementariamente a su labor como corredor de comercio, abogado y procurador de los tribunales, por sus trabajos de investigación histórica y sus artículos periodísticos. Se diplomó en Genelogía, Heráldica y Nobiliaria por un instituto perteneciente al CSIC. Fue miembro de la Academia de San Romualdo de San Fernando, del Centro de Estudios Históricos de Jerez, del que llegaría a ser su vicepresidente. Perteneció al Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas. Fue Caballero de de la Orden Hospitalaria de Cádiz y miembro de la Cofradía Nobiliaria de Caballeros de San Ildefonso y San Atilano, de Zamora. Hacía maquetas de barcos, pintaba, ...

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De izquierda a derecha, José Antonio Ayuso, Matías el practicante, padre del anterior y Fernando Torrent. Sentados, de izquierda a derecha: Antonia Romero Torrado, hermana de Carmela, la mujer de Matías; a continuación las hermanas Ortíz: Mercedes, Charo -esposa de Cayetano “Tani” Velez- y Pepita. A continuación, Carmela con su hija Mamen vestida de gitana, sentada en su regazo, Pepita Sosa, esposa de Fernando Torrent, con su hijo Fernando, también sentado y la última Pepuchi Torrent Sosa. Fotografía tomada en una caseta de Feria a principio de la década de los sesenta del siglo pasado.

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PLAZA DE TOROS
del PUERTO DE SANTA MARÍA
30 DE MAYO DE 1944

Festividad de San Fernando, Patrón del Arma de Ingenieros.
A las siete en punto de la tarde, con
permiso de la autoridad competente y si el miedo no
lo impide, se lidiarán y serán muertas a estoque (o a
ráfaga de ametralladora) dos erales de la ganadería de
Don Luis Caballero
de esta localidad por los Oficiales de Ingenieros
Rafael Beltrán Moragues (a) Niño de Inca,
Miguel Herrería Casuso (a) Niño de la Montaña

Con sus correspondientes familias, formada la del primero por José Luis Benjumeda Molleda (a) Gachólitro. Moncho Herrerías (a) Porterito. Ricardo Velarde (a) Ojos Cariñosos y dos soldados más, cuyos nombres se mantienen en el incógnito a petición propia, y la del segundo por Antonio Vela (a) Doctor Jeringa. Roberto Jiménez Tamplin (a) Garlopin. Francisco Maqueda (a) Niño de la Comisión y dos Soldados Ingenieros, de los que no se publican sus nombres por prescripción facultativa y por no alarmar a sus familiares.
Actuará de Director de Lidia el conocido matador de toros Pepe Gallardo, tan querido por la afición (que será el que tendrá que cargar con el muerto).
Sobresaliente: Alfonso Peralta (a) Barriguita.
Puntillero: Pedro González (a) Calé.
Pedirá la llave, montado en precioso corcel enjaezado a la andaluza, el distinguido joven de esta localidad José Osborne Vázquez.
El palco presidencial lo ocuparán distinguidas señoritas, acompañadas de una respetable dama de la localidad.

NOTA. A petición de los diestros, se efectuará en las puertas de la Plaza un registro a los concurrentes, por si fueran portadores de tomates, patatas y objetos propios del caso.
Si ‘por causa ajenas a la voluntad de los matadores’ (vulgo mieditis) no pudieran pasarportar las eralas, lo intentarán los componentes de las cuadrillas y el sobresaliente, y si esta decisión no diera resultado positivo, la Compañía de Ametralladoras del 2º Batallón del Regimiento de Infantería de Soria, nún. 109 entraría en acción; y si esto tampoco diera resultado se ha previsto que el 2º Grupo de Artillería despliegue sus baterías y efectúe fuego concentrado sobre el enemigo (las eralas), y si esto tampoco diera resultado las va a matar Rita la ‘Cantaora’.
Teniendo los matadores apalabradas varias corridas en las plazas de Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Olvera, Rota, etc., etc., y dependiendo del triunfo de la de esta tarde, la firma de los contratos inherentes a dichas corridas, se ruega al público no lleve la cuenta de las veces que los diestros van a estar por el suelo del ruedo, ni hagan comentarios de sus grandes faenas, porque de esto se encargarán los redactores taurinos de los mejores diarios españoles, invitados ex profeso a este magno acontecimiento.
Por telegramas recibidos de Córdoba, Sevilla, Cádiz, Facinas e islas adyacentes, se trasladarán al Puerto miles de aficionados en trenes especiales.
ARTE, DOMINIO, ÁNIMO, VALOR Y MIEDO PARA PARAR VEINTE TRENES.

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Por aquello de que El Corte Inglés se inventó celebrar el Día de la Madre el 8 de diciembre, día de la Inmaculada, --aunque la inventiva comercial lo ha trasladado ahora y desde hace años al primer domingo de mayo--se me ha venido a la memoria recordar  a tres madres portuenses, de hijos famosos de muy distintas épocas. Ser madre de famoso, de notable y recordable, no lo es cualquiera. Y si además esa madre ha nacido en El Puerto debemos recordarlo con particular empeño. Porque haber sido el troquel donde se ha forjado un hombre que ha dado gloria a las armas, al arte, a las ciencias o a las letras, es cosa de recordar y traer a la memoria colectiva. Me llaman la atención tres madres portuenses que me vienen al recuerdo:  Catalina del Puerto, Milagros Posadillo y Josefina Lozano. Dicho así seguramente no dan muchas pistas sobre los vástagos que  dieron a luz. Pero tienen el enorme mérito de ser madres portuenses, que pasaron anónimamente, a pesar de ser madres de famosos.

juandelacerda_puertosantamariaLa primera,  Catalina Del Puerto, conocida por los genealogistas como Catalina Vique de Orejón, pero que, en realidad se apellidaba Alonso Alonso, nació en esta Ciudad en el siglo XV. Fue la madre del único Duque de Medinaceli, Señor del Puerto y nacido, también, en esta Ciudad, Don Juan de la Cerda, II Duque de Medinaceli y II Conde del Puerto de Santa María, nacido en 1485. Esta señora era sirviente del Duque Don Luis de la Cerda y, a pesar de que Don Luis,  de su matrimonio con la Infanta Ana de Aragón y de Navarra, tuvo una hija legítima, llamada Leonor esta le premurió. Casaron a Leonor con un hijo ilegítimo del Cardenal Mendoza, pero el hijo de este matrimonio murió con un año y Doña Leonor a los 25. Se quedaba sin sucesión. Sin sucesión el Duque, que no quería dejar como heredero a su hermano Iñigo, y viudo y sesentón, en 1501, se casa con Catalina Alonso, Catalina del Puerto y así legitima a su hijo y heredero Don Juan. Este portuense ilustre, hereda el Ducado y los estados de Medinaceli y es educado esmeradamente. Fue un gran mecenas humanista y un gran protector de las artes. A él debe El Puerto la erección de muchos edificios entre los que se encuentran la terminación de la Prioral, la Puerta del Sol y el Monasterio de la Victoria.

GregorioMarañon_puertosantamariaLa segunda, Milagros Posadillo, es nada más ni nada menos que la madre del Doctor Don Gregorio Marañón Posadillo (1887-1960). Esta mujer portuense nació y vivió en el llamado Palacio de Oneto en la calle Larga. Gregorio Marañón, como es sabido, es un famoso médico, que dio días de gloria a la medicina, a la investigación, a las artes y las letras. Sus tratados y ensayos sobre endocrinología, sobre historia, sobre sexualidad, sobre literatura, publicados en Espasa, son de una actualidad increíble. Fue, además de médico eminentísimo, un gran humanista reconocido mundialmente y un político destacado. Gregorio Marañón Moya, su hijo, siguió frecuentando El Puerto,  y cuenta, en un artículo, que, con una concha que perteneció siempre a su familia, a él, su padre lo ·bautizó portuense” en las playas de El Puerto y con agua del mar de la Bahía. El nieto Gregorio Marañón Bertrán de Lis, frecuenta cada verano nuestra Ciudad. En estas fechas se celebra en Madrid una exposición  con el patrocinio de la Fundación Tyssen-Bornemiza de los pintores Sargent y Sorolla. En un lienzo de este último, un  magnífico retrato de Gregorio Marañón,  Joaquín Sorolla lo identifica en la leyenda al pie del cuadro “Gregorio Marañón Posadillo, 1929”. Posadillo, hijo de Milagros Posadillo, portuense.

octaviopaz_puertosantamariaLa tercera, es Josefina Lozano, que aunque hija de un comerciante de Cádiz y de una señora de Medina Sidonia, nació y vivió en El Puerto. Viuda la madre, ella y su hija Josefina regentaron una tienda de vinos en la esquina de la calle Luna y Misericordia, donde estuvo el Bar Navío y hoy hay una tienda de chucherías. Luego emigraron a Méjico, donde Josefina se casó con un hijo del general zapatista Don Irineo Paz, escritor y periodista liberal. Y es Josefina Lozano nada menos que la madre del Premio Nóbel de Literatura de 1990, Octavio Paz Lozano, nacido en Méjico, en la colonia Juarez, en 1914, poeta, novelista, ensayista, a quien tuve el honor de conocer y tenía a  gala su ascendencia portuense. Por cierto, que cuando le otorgaron el Nóbel, lo llamé por teléfono al Colegio de México, donde vivía, sin contar los cambios de hora. Así que lo desperté a media noche. No obstante, muy educado, me agradeció la llamada, aunque, de verdad, me debía haber mandado al cuerno, por haberle importunado en su sueño.
Por hoy, vaya el recuerdo de esas tres madres portuenses, anónimas, como tantísimas mujeres, como casi todas las madres, de hijos famosos que han brillado en el mundo.  Y es que esta Muy Noble y Muy Leal Ciudad de El Gran Puerto de Santa María es mucho Puerto. (Textos: Luis Suárez Ávila).

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lecciondelosseises_puertosantamariaLa primera noción de su existencia la tuve al desembarcar del "Comes" en la estación de autobuses de Sevilla. En los frescos que hay en el vestíbulo de esa estación, Juan Miguel Sánchez  Fernández (El Puerto de Santa María, 1899-Sevilla, 1973), pintó una serie de escenas costumbristas, pero dotadas de una singular modernidad que me llamaron la atención. Sería allá por 1960, o acaso antes. Su nombre me resultó más familiar cuando supe que era de El Puerto y que su padre tuvo del Café de "El Navío", en la calle Luna, esquina a Misericordia. [Hasta ahora había una tienda de chucherías, “La Esquinita”] El Niño del Navío", como era  conocido en El Puerto, para entretener a mi padre, muy pequeño, que vivía en la casa de mis abuelos, en calle Misericordia 11, le dibujaba cualquier cosa, en un velador de los de mármol del café, me contaba mi padre. Supe, luego, que su familia marchó a Sevilla; que su hermano puso el "Bar Plata" (decorado todo en plata por Juan Miguel), en la calle Laraña, al que mi padre siempre nos llevaba cuando íbamos a Sevilla. Allí, pude conocer a Juan Miguel. Estábamos, mis hermanos y yo, con mi padre, que nos hizo la presentación de este portuense rompedor de todos los cánones sevillanos. Tan rompedor, que el paso de palio de Nuestra Señora de los Ángeles, vulgo "Los Negritos", es el más original de todos, precisamente porque no se parece a ninguno. Y su diseño es obra de Juan Miguel. El oro, la plata, el marfil, tienen otro són en ese paso. Su estilo es "africano", "tropical", "negroide", modernísimo, conciliadoramente atronador en la Sevilla de la barroca Semana Santa juanmanuelina-cayetanogonazaliana.  (En la imagen, 'Lección de los Seises',  donde vemos  vemos una escena de aire costumbrista del ensayo de los niños Seises dirigidos por un canónigo. En esta época eran los propios niños los que cantaban y no como en la actualidad que corre a cargo del coro de niñas).

Juan Miguel se formó, primero, en la Academia de Bellas Artes portuense y, luego, a partir de 1918, en Sevilla, en la Escuela de Artes y Oficios y en la sección de Bellas Artes del Ateneo. Como cartelista, como decorador, como pintor abrazado al modernismo, es una figura señera de la Andalucía de vanguardia de aquellos años. Fue catedrático en la Escuela de Bellas Artes y Académico en la de Santa Isabel de Hungría. En 1948, se le concedió la 1ª Medalla de las Artes Decorativas de la Exposición Nacional, por su "Lección de los seises", en que se tutea con el regeneracionismo regionalista.    Yo lo traté, en su casa de la calle Virgen del Valle, hasta casi su muerte y siempre fue, a pesar de su edad, un moderno que manejó el color y la línea de forma tan personal, que le dio un sentido propio, diferente al de cualquier otro pintor, reconocible a lo lejos. Con su amistad me honré y su recuerdo me transporta a la nostalgia.  (Texto:  Luis Suárez Ávila).

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A la derecha, el Bar Navío I, vemos el arranque del anuncio del Amontillado de Celis. Todavía no se había derribado, ni el edificio que luego albergaría al Banco Hispano Americano (hoy Banco Santander Central Hispano) que formaba un tacón en la calle, ni la torrecilla mirador de la calle Luna que vemos al fondo a la derecha.

BAR EL NAVÍO I y II
«Subiendo por Luna, el establecimiento El Navío, esquina a la calle Misericordia, junto al [desaparecido Cine Macario, hoy sala Mucho Teatro] y enfrente del viejo ultramarinos que fue de Luis Suárez Cofiño [hoy el bar La Trastienda de Concha]. Vivió su apogeo en la década de los 10 y 20 [del siglo pasado] bajo la dirección de Miguel Sánchez Cías, padre de Juan Miguel Sánchez Fernández. Aquí se servían --según rezaba un anuncio de la época-- vinos, licores y aguardientes de las más acreditadas marcas, siendo sus especialidades el café de torrefacción diaria, con carbón, como era menester, la manzanilla La Palma y el amontillado de Celis. De atractivo complementario, el locl contaba con mesas de billar.

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A la izquierda, el Bar Navío II, junto a éste, la Biblioteca Popular y al lado la Iglesia de San Juan de Dios. A partir de 1922 desaparecerían y pasarían a formar parte del Colegio de Las Esclavas.

Hacia 1912, Miguel Sánchez Cías amplió el negocio, abriendo frente a El Navío otro local del mismo nombre, en la actual sala de visitas de Las Esclavas y entonces lindero a la Biblioteca Popular [cuyo letrero podemos leer en la foto superior]. Contaba con un café-cantante, con servicio de cervecería llamado Salón La Amistad, en donde, sobre todo en las noches de verano, actuaban renombrados artistas de varietés y se exhibían diariamente proyuecciones cinematrográficas, mudas, por supuesto, así como actuaciones de agrupaciones carnavalescas. Desapareció en 1922, cuando se construyó el colegio de Las Esclavas. Entonces, el primer Navío estaba en manos de Enrique Martínez de Murga, pasando a fines de los 30 a ser explotado por Antonio Jiménez Pérez “el Chico” --dueño también, entre otras, de la taberna Milindres, en la calle Sierpes-- y en sus últimos años por Manuel Rábago, desapareciendo hacia 1980». Enrique Pérez Fernández. “Tabernas y Bares con Solera”.

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“Gruta del Paseo de la Victoria”. Atribuido a Francisco Lameyer Berenguer (1825-1877). Copia colección de Vicente González Lechuga. Original Archivo Municipal. Información facilitada por Francisco M. Arniz Sanz. La citada gruta o rocalla ha sido destruida y ha desaparecido en la actual remodelación que se está efectuando del Paseo.

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La Gruta o Rocalla del Paseo de la Victoria, con estatuas clásicas en su interior y exterior.

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“La Gruta del Paseo de la Victoria”. Acuarela. Luis Suárez Rodríguez. 1965.

No sabemos a ciencia cierta que oscuro encantamiento ha podido cernirse sobre el Paseo de la Victoria, para convertirlo de amplio y hermoso espacio dedicado al ocio y recreo que fue en su tiempo, en el escuálido resto de aquéllo que ha llegado hasta nuestros días. Amputado por la carrtera Nacional IV, usurpado en parte por el Instituto de Bachilerato 'Pedro Muñoz Seca', 'coronado' por una pasarela de uso y diseño inciertos, conserva todavía, pese a todo eso, una magnífica arboleda, hermosos vestigios de bancos y parterres presididos por la Ermita de los Caminantes. Es preciso recuperar el Paseo de la Victoria. La infrautilización de este recinto para sus usos específicos se contradice totalmente con la necesidad de espacios libres en la Ciudad histórica, tan necesitada de ellos.

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Bancos, verjas, rosaledas y emparrados, pasado de un Paseo que ya no es...

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Emparrado y zona de asientos en el Paseo.

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Cuando el paseo era efectivamente un lugar de paseo los festivos y al atardecer del verano.

Dentro de la compacta trama que históricamente ha conformado la ciudad de El Puerto, son escasos los espacios libres que, configurados como parques y/o jardines, esponjan el tejido urbano, sirviendo además para la realización de funciones de ocio y recreo fundamentalmente. La inclusión de estas áreas exentas de edificaciones dentro de la trama urbana se hace imprescindible, tanto para propiciar la estancia sosegada o lúdica de los ciudadanos, como para oxigenar el ambiente urbano, al margen de otras consideraciones más técnicas que, desde el punto de vista urbanístico, puedan aducirse, tales como actuar de filtro o bisagra entre diferentes piezas de la ciudad, configurar perspectivas proyectada, y otras que probablemente cualquier lector encuentre más alejadas de sus vivencias cotidianas.

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Puerta principal de acceso al Paseo de la Victoria. A la izquierda de la imagen.

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La Ermita de los Caminantes. Certamen de Pintura en la calle.

El Paseo de la Victoria ocupa una amplia suferficie quasi triangular, de unos diez mil metros cuadrados aproximadamente, entre la avenida de la Estación, la carretera Nacional IV y la llamada avenida de Fray Bernal Boyl, que partiendo como vía única de la Plaza de los Jamines, el punto donde confluyen las calles Larga y Cielo, ve frustrada su vocación de camino hacia Jerez por una serie de giros y obstáculos que impiden su clara trayectoria. Quedamos pues, en que nos encontramos en el mismísimo borde N-E de la Ciudad Histórica.

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Paseo de la Victoria cuando aquel parque neoclásico estaba en todo su explendor: las cuatro estátuas de terracota representan a las cuatro estaciones. A la derecha los arcos de hierro de la rosaleda y la casa del guarda y jardinero, Domínguez, cuyo escudo de piedra se puso, en tiempos de Rafael Sevilla como Hermano Mayor de la Hermandad del Rocío, en la casa de El Puerto en la aldea del Rocío.

INCLUIDO EN LA 'ZONA DE RESPETO'

Legalmente, según la delimitación vigente del Conjunto Histórico de El Puerto de Santa María --BOE 28.01.1981--, el Parque de la Victoria se encuentra incluido dentro de la 'Zona de Respeto' del mismo, y por tanto le son de aplicación todas las cautelas de protección que, en aras del manteniumiento de la imagen urbana y su valor histórico patrimonial, puedan darse. ¿Cuales serían, entonces, los elementos a tutelar en el Parque de la Victoria? Vamos a fijarnos en su trazado, en el que se distinguen dos partes bien diferenciadas, una con alineación de árboles, bancos y parterres, que constituye el Paseo, y otra más extensa que correspondería al Parque.

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Plano de El Puerto de 1730. La letra M (+) es el Convento del Espíritu Santo. La Letra Ñ (+) es el Monasterio de la Victoria. Las letras (p) y (q) son registros de agua. (Poster Plano editado por la Delegación Municipal de Turismo).

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Copia de un supuesto plano de El Puerto de 1787. Si bien en dicho plano, en su conjunto, aparecen inexactitudes para la fecha, mostramos aquí la zona del  Paseo de la Victoria ya con arbolado, paseos y fuente, todo ello junto al Monasterio de la Victoria, antes de que la carretera Nacional IV amputara parte de su recorrido. (Copia propiedad de F.G.G.)

En esta segunda zona es posible apreciar, a simple vista, como ha habido un recorte importante y traumático de su superficie por el trazado de la Nacional IV. En efecto, si estudiamos planos antiguos de El Puerto como el de 1730, o los de 1812, 1835, e incluso posteriores a la implatanción del ferrocarril, como el de 1940, pero con la característica común de no existir la actual CN-IV, nos damos cuenta de la extensión del Parque y su trazado.

Sus orígenes parecen estar en los antiguos parque y huerta del Monasterio de la Victoria, sirviendo de filtro y antesala entre éste y la ciudad, y que habiéndose conservado en su probable trazado primitivo durante varios siglos, ha llegado a nuestros días totalmente cercenado y degradado en su uso. El actual corte rectilíneo con una pequeña inflexión responde, por supuesto, a criterios de rapidez, fluidez del tráfico y economía (claro, el camino más corto entre dos puntos es la línea recta), la calidad ambiental, y demás zarandajas poco prácticas, fueron obviadas.

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Una de las fuentes del Paseo de la Victoria, la del Cortijo, en una fiesta de verano.

SE AMPUTÓ UNA PARTE IMPORTANTE DE NUESTRA HISTORIA.
En aras de un mal entendido progreso, se amputó una parte importante de nuestra historia, cuya motivación, por ende, se ha revelado en el transcurso del tiempo totalmente ineficaz, como cualquier sufrido conductor habrá podido, sin duda, comprobar frecuentemente. Eran otros tiempos. Se cambiaba caoba por formica, se sustituía la madera por aluminio, y en aras de la modernidad se cometieron algunos desastres, de los cuales el trazado de nuestro parque bien puede ser una muestra.

Pero no acaban ahí las desdichas del otrora magnífico trazado, según podemos imaginarnos por los planos que han llegado a nuestros días. En un claro ejemplo de... ¿improvisación?, ¿falta de visión?, se vuelve a amputar un trozo del Parque y se sitúea en él un edificio 'en serie', ajeno por completo a su entorno (el actual Instituto de Bachillerato Pedro Muñoz Seca), con nulo tratamiento para relacionarlo de alguna forma en el Parque y que crea además unos espacios residuales, sumamente difíciles de recuperar.

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El Monasterio de la Victoria, visto desde el Paseo. Certamen de  Pintura en la Calle.

Tal parece que la historia reciente del Parque contará con voraces enemigos que se lanzarán sobre su superficie con intención de no dejar rastro alguno del mismo. Con las mismas aviesas intenciones, debió de construirse la pasarela peatonal que 'remata', en sentido literal, el Parque, degradando el último resquicio posible. Para mayor escarnio, la proximidad durante lustros del antiguo Penal hizo del Parque una zona marginal, cuyas connotaciones parece que van remitiendo.

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Paseo de la Victoria, cuadro de Juan Lara. (Original de la colección de Francisco M. Arniz Sanz)

HAY QUE RECUPERAR EL PASEO DE LA VICTORIA.
Es preciso recupear el Parque. Debiera ser un objetivo claro de esta Ciudad, y su consecución no es imposible. La CN-IV va a ser sustituida por su variante, el antiguo Penal no existe, la potenciación del Monasterio d ela Victoria y su rehabilitación están próximas; todo parece que confluye para conjeturar que pueden avecinarse buenos tiempos para la recuperación del Parque. Pese a todo, los restos que tantos años de mala fortuna han legado no dejan de ser hermosos, con ese aire decadente que da el abandono de los jardines. Su arbolado es todavía magnífico y de un volúmen importante. Su situación es privilegiada como pulmón del Conjunto Histórico y transición entre los nuevos barrios y la antigua ciudad.

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Camino de Urdax, o de la Estación. A la derecha, el Paseo de la Victoria, hoy Instituto.

Su estado de abandono es consecuencia de las causas antes citadas, y no será posible recuperarlo sin eliminar éstas. El nivel de utilización es asimismo bajo, animándose puntualmente en las horas de entrada y salida del Instituto. En este sentido, las recientes iniciativas de organización de festejos en el Parque se revelan como positivas, con el fin de ir difuminando la mala imagen que con respecto a los usos sustenta, así como para acercar el parque al ciudadano, motivando a los más jóvenes a frecuentarlo, y sug¡riendo a los mayores antiguas escenas de paseos y festejos indudablemente nostálgicos, que propicien la reflexión acerca de lo que estamos haciendo a nuestra Ciudad.

Si el ejemplo de la evolución urbanística de El Puerto, fuera el Paseo de la Victoria, no tendríamos ninguna duda en afirmar que no vamos por el buen camino. (Textos: María Jesús Rodríguez-Tourón Escudero. Arquitecta).

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Kiosko de Bebidas en el Paseo de la Victoria. A la izquierda una reunión de vuelta de caza, con los perros. (Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

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El Kiosko de bebidas debió tener muchas mesas y funcionar bien, a la vista de los numerosos camareros que posan en la fotografía: cinco. A la derecha de la imagen podemos observar un piano que amenizaría las veladas de las tardes noches de verano. (Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

"Hacia 1865 ya debía existir el tercer local, una caseta de madera con tejas propia de Andrés García Villa y lamada Ventorrillo Las Delicias. Su hijo Andrés G. Aguayo en los primero años 70 lo transformó, hasta fines del siglo, en El Tren. Al parecer lo carácterístico de estos establecimientos fue la venta --como en la famosa zarzuela-- de agua, panales (azucarillos) y aguardiente" Enrique Pérez Fernández, de su libro: 'Taberna y Bares con Solera'.

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“Ermita de los Caminantes”. Óleo sobre tabla. 50×70 cms. Anónimo. Donado por Valerio Marín a la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia.

PASEO INTEMPORAL POR LA VICTORIA.
«El paseo de la Victoria de esta ciudad era citado a principios del presente siglo como modelo por su acertada disposición, emplazamiento, frondosidad y hermosura. Ahora, de tan renombrada belleza nada le queda a este paseo como no sean estos lozanos y celebrados plantíos de naranjos, estas dos calles formadas por hileras de frondosos chopos y este emparrado de hierro, recientemente' colocado en una de ellas, que ostenta en todas las estaciones su descardado y duro esqueleto por la destrucción de las vides que antes lo cubrían con sus verdes pámpanos y dorados frutos. Como ve, los jardines que antes embellecían han desaparecido totalmente por incuria de los vecinos, que antes lo cultivaban de manera espontánea. En su lugar lo que queda ahora son estos extensos eriales cubiertos de maleza y, entre ella, algunas acacias de tres espinas lánguidas y enfermizas, poco apropiadas para dar sombra ni para formar bosque. En mi silencio, me entristece esta lamentación por la Victoria.

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Pero Juan de la Vega tiene múltiples proyectos para el futuro del parque: construir una verja, asientos, un ancho paseo en el salón de Cristina con pedestales, estatuas y jarrones, un paseo para carruajes, una fuente y una glorieta; disponer espacio para colocar en las temporadas de feria juegos de caballos, cunas, balancines y teatros portátiles, así como formar sinuosos bosquecillos a la inglesa... Su voz ha cambiado de tono: ahora es entusiasta, y sus ojos brillan al imaginar tantos proyectos. En sus manos sostiene un bello plano, de colores brillantes, en el que se adivinan ya los contornos de lo hecho realidad. También muestra un bellísimo dibujo de la fuente que planea construir sobre el risco. ¡Qué hombre admirable el arquitecto!» (Texto: Juan José Iglesias Rodríguez. Doctor en Historia).

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Miguel González Díaz nació en la calle Cantarería en 1938, hijo de Antonio y de Josefa, es el tercero de cuatro hermanos. Estudió en el Colegio de La Pescadería y en el de la Calle Luna. El servicio militar los hizo en la Base Aérea de La Parra, en Jerez en 1958. Es aficionado a la cacería, ha tirado a perdices, conejos, codornices, zorzales, tórtolas, liebre, según las fechas.

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La calle Cantarería en los años cuarenta del siglo pasado.

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Miguel, de niño, posando en el Colegio de La Pescadería. Curso 1950/51

El año de su nacimiento, 1938, lo es también, del bailarín ruso Rudolf Nureyev y de la actriz prematuramente fallecida Natalie Wood. Es el año en el que los porteños del Puerto de Santa María de los Buenos Aires (Argentina) inauguran el estadio de fútbol del River Plate; en EEUU, la transmisión por radio de “La Guerra de los Mundos” provoca el pánico en varias ciudades. Se estrena una de las pocas películas durante la contienda: “La Casta Susana”, Alemania e Italia aceptan la propuesta británica sobre la retirada de voluntarios en nuestra conflagración, mientras en Alemania Hitler se autoproclama Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. El gobierno rebelde de España firma el decreto fundacional de la ONCE. Ladislao Biró Pearl S. Buck gana el Premio Nobel de Literatura y Ladislao Biró inventa el bolígrafo.

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Foto de recuerdo de su paso por el Aeródromo de la Parra, cuando efectuó el Servicio Militar en 1958.

espumosos_val_001_puertosantamariaESPUMOSOS VALDELAGRANA.
Su padre, Antonio González Atienza empezó el negocio de los Espumosos Valdelagrana en la calle Nevería, en el tramo comprendido entre Luna y Palacios. Sobre los años cincuenta del siglo pasado, le compró la empresa a Maximino Sordo y luego se instala en la calle Jesús Cautivo, número 2. Allí el padre, los cuatro hermanos y un buen número de trabajadores --hasta ocho llegó a tener-- se dedicaron a la fabricación y distribución de los refrescos carbonatados "Espumosos Valdelagrana" y el Agua de Seltz, o dicho de otro modo, los sifones. En gaseosas de sabores eran líderes, en El Puerto por encima de La Casera, su  gran competidor que solo fabricaba gaseosa blanca. Así tenían gaseosa de colores, o de sabores, por mejor decir: Naranja, Limón, Cola, Plátano y Menta. También pusieron de moda la gaseosa de Fresa, algo que vieron por la zona de Levante y que trajeron como novedad a El Puerto. La Ciudad ya había conocido otras fábricas de refrescos con anterioridad,  la de Tosar, a principios del siglo XX con nótula propia número 63, y luego la de Guillermo Rivas, autorizada para envasar las naranjadas y limonadas: Zeppelin, con nótula propia número 315 en Gente del Puerto.

espumosos_val_002_puertosantamariaLA FABRICACIÓN.
En la primera etapa de la fábrica casi todo se hacía a mano: lavar las botellas en unas grandes pilas con un guisopo, relleno de las botellas con máquinas de cuatro brazos... Pero Miguel modernizó la empresa contratando un moderno tren de embotellado y otras máquinas que automatizaron el proceso de fabricación y ampliaron la capacidad de producción de Espumosos Valdelagrana. La nueva fábrica estaba compuesta por una máquina saturadora que mezclaba el agua con el anhídrico carbónico para llenar los sifones y gaseosas, a 10 atmósferas (10 atm) de presión. Luego el tren de embotellado tenía una máquina lavadora de 36 botellas; a continuación se depositaba el jarabe del refresco correspondiente (naranja, cola, etc.) y seguidamente una máquina con ocho brazos llenaba las botellas con agua carbónica. La presión que se le metía a los sifones era tal que de ahí inventaron la redecilla de plástico que lo envolvían: si reventaba una botella, por simpatía, podían reventar otras 15 o 2o, con el consiguiente riesgo para el trabajador y la pérdida consiguiente de los envases que no eran precisamente baratos. Trabajaban día y noche. De noche lavaban y rellenaban las botellas y de día hacían el reparto en seis motocarros de la marca 'Isocarro'.

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Miguel González, en el interior de Caza y Pesca, uno de los negocios familiares.

isocarroLOS ISOCARROS Y EL REPARTO.

España empieza a despertar y a cambiar la tracción animal por el motor de explosión, para el transporte de mercancías. A principios de la década de los cincuenta del siglo pasado, en 1951,  se funda en España la Iso Motor Italia, S.A. tras alcanzar un acuerdo con la compañía italiana Iso SpA para fabricar motos y triciclos a motor bajo licencia dentro de nuestro país. Fueron especialmente célebre los motocarros del que deriva el nombre comercial de isocarro, que posteriormente denominó de forma genérica los triciclos a motor empleados en el transporte en España, muchos de ellos híbridos artesanales entre una moto y un eje rígido trasero adaptando algún vehículo en desuso de cuatro ruedas. Eran la flotilla de vehículos más usada en aquella España de posguerra que se vino a usar con modelos más sofisticados, pero isocarros al fin y al cabo, hasta bien entrada la transición política en nuestro país. Tras Vespa y Lambretta, una vez más la tecnología del motor italiana se aliaba con la industria española.

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De izquierda a derecha, con una motocarro de reparto, Gabriel del Hotel Loreto, Miguel González y Antonio Gutiérrez, quien estaría 4o años en la empresa.

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Uno de los hermanos de Miguel, Manolo González, con uno de los 'isocarros' de reparto en los pinares de La Puntilla; también distribuían una marca de cerveza.

El reparto era duro en las playas de El Puerto. A pleno sol, con la carga a tope y sin descansar. En La Puntilla había que dejar los motocarros muy lejos de los bares y transportar las mercancías a pulso, ante la falta de carreteras de acceso directo a la zona de casetas y bares. Llegaron incluso a contratar a las reatas de burros que los arrieros llevaban de vacío para buscar arena a la playa y así aliviar el esfuerzo de los repartidaroes. En Valdelagrana era similar la problemática, con el agravante de que había que buscar las mareas bajas --a veces de madrugada-- para con la aréna húmeda y mas compacta llevar el género. Las botellas de gaseosa iban en cajas de madera de 10 unidades y las de sifón en cajas de alambre de 6 unidades.

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Burros cargando arena en las dunas de la Playa de La Puntilla.

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La desaparecida Fábrica de Hielo, en esta margen del río Guadalete.

sifones_puertosantamariaEL DEPÓSITO Y VENTA DE HIELO.
En la fábrica de gaseosos se vendía también hielo, que elaboraba industrialmente la Fábrica de Hielo situada en el muelle pesquero y que surtía a los barcos que iban a hacer su faena por los caladeros del Atlántico. Pero en el Depósito de la calle Jesús Cautivo lo vendían en trozos a los clientes para las neveras de playa, y también distribuían barras enteras por los bares de playa, a donde no llegaba la energía eléctrica y por tanto las neveras tenían que ser, forzosamente, de hielo. Un buen día de verano llegaban a vender 18.000 kilos de hielo, unas 600 barras a 30 kilos cada una.
La distribución de hielo fue, precisamente el argumento que le valió a Espumosos Valdelagrana para hacer que la venta de sus productos fuera masiva. Y es que, al suministrarles el hielo a los chiringuitos de playa era condición obligatoria que estos adquirieran, también, los productos de la empresa porteña, frente a la feroz competencia de la gaseosa La Casera, cuya fábrica para esta zona de Andalucía se econtraba en Jerez, a la altura de Cuatro Caminos. Corría el año 1955 y, recuerda Miguel, que un tal Jorge, directivo de La Casera en Jerez, llegó a afirmar, en referencia a la marca Espumosos Valdelagrana que "--Llenar las botellas de refrescos de colores, era cosa de pobres", poca vista acabó teniendo el fino directivo.

antoniogonzalezatienza_puertosantamariaEL PRINCIPIO DEL FIN DE LOS ESPUMOSOS.
En octubre de 1973 fallece el padre de Miguel, Antonio González Atienza, y cada hermano se dedicará a regentar, ya de forma individual, cada uno de los negocios familiares. Así, Antonio llevará 'Caza y Pesca'; Manolo una tienda de muebles existente en la calle Vicario; Pepe una tienda de electrodoméstico que existía en la calle Ganado junto a una barbería, frente a la Antigua de Rueda y Miguel que continuará con la explotación de Espumosos Valdelagrana y que ya había impulsado con anterioridad en vida de su padre. La fábrica de la calle Jesús Cautivo permanecería abierta durante dos años más hasta que, en 1975 --cuando en nuestro país empieza la transición política-- cierra sus puertas por las razones que vamos a conocer. (En la imagen, Antonio González Atienza).

cazaypesca_puertosantamariaLos costos de producción y distribución eran superiores a los precios que se pagaban por los productos y la fábrica dejó de ser rentable. Se pagaban dos pesetas por un sifón y cuando intentó subirlo a cuatro pesetas para ajustar los costos y beneficios, no tuvo la acogida esperada. Otros productos de multinacionales, implantados a nivel nacional, acabarían ocupando su espacio, con ofertas mas interesantes para los negocios de hostelería y con ellos ya no pudo competir, lo que le abocó al cierre. Conseguiría vender la lavadora automática de botellas a una empresa de Torre Donjimeno y el resto del tren de embotellado --que estaba prácticamente nuevo con apenas ocho años de uso-- a una fábrica de refrescos de Sevilla. (En la imagen, 'Caza y Pesca' en la calle Ganado, uno de los negocios familiares de la familia González, que vendía radios y televisores. Precisamente Miguel  colocó la primera antena de TV que se instaló en El Puerto, en el Bar Puente de Manolo Muñoz, en el año 1957).

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DISTRIBUCIONES GONZÁLEZ.
Pero Miguel no se para y, con 37 años se mete en el mundo de la distribución de productos de terceros, algo que ya conocía puesto que con anterioridad al cierre de Espumosos Valdelagrana ya había representado y distribuido algunos mercancías para la hostelería. Absorbe los 8 trabajadores que tenía e instala en el Polígono Industrial Salinas de San José, Distribuciones González, un nuevo negocio a lo grande, contando con nuevas furgonetas de reparto y representando a Tinto Savin, Leche La Merced luego Puleva, Café Saimaza, Zumos Fruco, Tortas Inés Rosales, pastelería industrial, los vinagres Cala de Jerez y Gari, de Chiclana, los vinos Viña Cruz y Monte Viña, ... Distribuciones González estaría funcionando 26 años, hasta el año 2001.

Undabeytia.-Pues-nos-vamosLos caminos de gaseosa La Casera y de Miguel se volvieron a encontrar, ofreciéndoles éstos que les distribuyera sus productos en El Puerto, ya con caseras de distintos sabores... Como los márgenes comerciales que le proponían no le parecieron ajustados a la realidad, Miguel le volvió la espalda a La Casera, en esta ocasión como distribuidor, después de haber sido durante muchos años competidor directo, una especie de lucha entre David y Goliath.

Distribuciones González convivía con otras distribuidoras existentes en la localidad pero los tiempos siguen cambiando y, con la llegada de los Cash & Carry, con el nuevo concepto de  acopio de mercancía su empresa deja de ser competitiva. Miguel describe el mundo de la empresa como un barco en alta mar en el que, una vez enrolado, no te puedes bajar porque te ahogas. (En la imagen, un cuadro hiperealista de Undabeytia: 'Pues nos vamos').

lucia_gonzalezperez_puertosantamariaPara colmo una enfermedad hoy felizmente superada, le obliga a prejubilarse con 63 años, lo que le obliga también a cerrar el negocio de la Distribución. Hoy vive felizmente retirado del mundo de los negocios, disfrutando de su familia en los Altos del Berbén.

Su hija Lucía González Pérez, vinculada al asociacionismo comercial desde hace ocho años, ha sido nombrada recientemente  Gerente de la flamante asociación que aglutina a las existentes en El Puerto para dinamizar el comercio,  bajo la denominación de Centro Comercial Abierto-Centro Histórico de El Puerto de Santa María, que pretende hacer de el centro porteño un centro del comercio tradicional con las ventajas que ello supone y con las mejoras que aportan las grandes superficies. (En la imagen, Lucía González, Gerente del Centro Comercial Abierto).

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isaac_peral_caballero_puertosantamariaElectra-Peral dio luz eléctrica a la Ciudad hace 115 años. Lo bombilla comenzó a sustituir entonces, al mechero de gas. Este año se cumplen pues 115 de la inauguración de la 'Fábrica de la Luz' de El Puerto. La electricidad entraba en nuestra Ciudad pronto, muy pronto: antes que en otras poblaciones importantes. Hubieron unas causas que lo explican todo, como vamos a ver.

Durante el úlitmo tercio del siglo XIX se desarrolló en Europa la llamada 'segunda revolución industrial'. Sus principales manifestaciones fueron el motor de combustión y la electricidad. Esta última se vislumbraba ya como una forma de energía de enormes posibilidades, en la que el gas encontraría una terrible competidora. El alumbrado eléctrico por medio de lámparas de arco superaba en todo al alumbrado de gas por medio de mecheros industriales, incluido el precio, que lógicamente era un factor básico. Las investigaciones sobre la electricidad tenían tras sí una larga historia en este período del siglo pasado, pero fue la lámpara incandescente de Thomas Alva Edison y su equipo en 1879, la que posibilitó la aplicación comercial de la electricidad al alumbrado y, por consiguiente, su uso generalizado en un plazo variable, condiconado al grado de desarrolllo de cada país.

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LA ELECTRICIDAD LLEGA A EL PUERTO.
Tan solo quince años después del inicio -propiamente dicho- del alumbrado eléctrico, este sistema se instalaba en El Puerto a instancias de Isaac Peral y Caballero y de sus amigos políticos en la Ciudad. Ello era así cpor varias acausas. Una, por la simpatía que Issac Peral sentía por El Puerto, por cuyo distrito fue elegido en sucesivas ocasiones diputado a Cortes, aunque finalmente el caciquismo impidiese que tomara posesión de su acta en el Congreso. Otra, la utilización de la fábrica de alumbrado, como arma política en contra de los adversarios, por parte de los peralistas portuenses. Finalmente --aunque no quiere indicarse un orden de importancia al respecto--, hay que considerar también el legítimo interés económico que tenían en el proyecto el propio Peral --retirado ya de la Marina-- y sus socios. En Enero de 1894, Peral solicitaba autorización al Ayuntamiento de El Puerto --y éste se lo concedía-- para instalar una "fábrica de alumbrado eléctrico" con su correspondiente red de cables y alambres aéreos. El alumbrado de gas comenzaba a contar sus días de vigencia en El Puerto.

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En la imagen, la Electra-Peral Portuense el 9 de agosto de 1914.

"LA FÁBRICA DE LA LUZ"
En abril de ese mismo año de 1894 comenzaron las obras de la popularmente conocida como "fábrica de la luz", en el número 78 de la calle Larga, que fuera de Francisco Piña. Durante varios meses se procedió a la adaptación de la casa para su nuevo uso, así como a la instalación de las calderas, máquinas de vapor, dinamos, alternadores y demás maquinaria precisa para la producción y distribución de electricidad. Simultáneamente se trabajaba en el tendido del cableado aéreo y se iniciaba la actividad comercial de la empresa entre la población portuense, a fin de lograr los primeros abonados al suministro de electricidad.

electra_peral_02_puertosantamariaLa empresa que acometió este proyecto de electrificación para la localidad, denominada Sociedad Electra-Peral Portuense, estaba presidida por Isaac Peral y Caballero, tenía por gerente a Julio Fortunaty y por director de la fábrica al ingeniero electricista belga Alberto Oetthly. Otro de sus directivos era Aniceto Abásolo, colaborador de Isaac Peral. En una situación de grave crisis económica, como la que entonces se vivía, [los ciclos repiten, ahora estamos inmersos en otra crisis] la "fábrica de la luz" fue un proyecto doblemente beneficioso para El Puerto. Con él la Ciudad se dotaba de una moderna forma de energía, con cuanto ello suponía de posibilidades de desarrollo y, por ende, de mejora de la caldiad de vida. A corto plazao, además, contribuyó modestamente a aliviar parcialmente el dramático paro obrero existente en la época.

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DOS FECHAS LUMINOSAS.
El 15 de agosto y el 8 de diciembre de 1894 fueron fechas claves para el alumbrado eléctrico en El Puerto. Aunque en el verano la central eléctrica continuaba aún en obras, en colaboración con el Ayuntamiento, realizó un esfuerzo para dar alumbrado eléctrico a las veladas festivas en honor a la entonces popularmente llamada Virgen de Agosto. Fue así como 19 arcos volt´´aicos iluminaron el Paseo de la Victoria y el tramo de la calle Larga comprendido desde este punto hasta la plaza Peral. Se trató de un ensayo prolongado del nuevo sistema de alumbrado eléctrico, porque la central no entró en funcionamiento --plenamente-- hasta el sábado día 8 de dici8embre de 1894, festividad de la Inmaculada Concepción, tras las pruebas llevadas a cabo dos noches antes en unas casas particulares de la calle Luna. Para El Puerto fue un día doblemente festivo; para los peralistas portuenses, enfrentados visceralmente con los partidos dinásticos, un éxito más de Isaac Peral, del que procuraban obtener dividendos políticos. Al día siguiente, domingo, se celebró un banquete en el hotel Vista Alegre en el que ya lucía el alumbrado elécttrico. A partir del lunes, la empresa redobló su actividad comercial, ofreciendo, hasta el 15 de enero de 1895, un 8% de descuento sobre el importe de las instalaciones pagadas al contado. En los días inmediatos se anunciaban los enganches del Casino Portuense y del colegio de San Luis Gonzaga, en el que se estimaba que se colocarían alrededor de 300 lámparas. El alumbrado eléctrico comenzaba a correr a la velocidad que le es propia.

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Con motivo de la botadura del submarino Peral en aguas de la Bahía de Cádiz, se le ofreció en El Puerto un banquete con 21 platos de la gastronomía local, según el periodista y escritor Dionisio Pérez.

DEL SUBMARINO A LA ELECTRICIDAD.
El reconocimiento y la fama le llegaron a Isaac Peral, en vida, merced a su invención del submarino. Pero, aparte de esta importantísima contribución científica, durante los últimos años de su corta vida desarrolló una meritoria labor en el campo de la electricidad. El proyecto del submarino no sólo fue, por desgracia, fuente de parabienes, sino de pesares. Por causas que sería prolijo señalar aquí, las estancias responsables de la Marina Española rechazaron el proyecto de Peral: un error del que aún se lamentan quienes se encuentran más cercanos al asunto.

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Hecho de papel y madera, el abanico que se muestra en la imagen se entregó como recuerdo a las señoras que asistieron como invitadas en el acto de botadura del submarino Peral en  aguas de la Bahía de Cádiz, el  8 de Septiembre de 1888, día de la Virgen de los Milagros. Se puede leer en el abanico, cuando está cerrado, con letras doradas y grabadas: 'Recuerdo' por un lado y por el contrario 'Botadura'.

De resultas del injusto trato recibido, pidió y obtuvo la retirada de la Marina en 1891. A partir de entonces, Isaac Peral se dedicó a la investigación eléctrica y a la aplicación de esta nueva forma de energía en nuestro país. Trabajó como ingeniero electricista de la compañía alemana Lewy y Cohetaler, pero pronto montó una fábrica de acumuladores electrícos de su invención, en la calle Mazarredo, de Madrid. En pocos años montó una treintena de centrales eléctricas o fábricas de electricidad en otras tantas ciudades españolas (Alicante, Murcia, Cádiz, Zaragoza, Tudela, Almería, ...), entre ellas la de El Puerto, hace ahora 115 años. (Textos Javier Maldonado Roso).

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huella_luna_jerez¿Donde estábamos hace 40 años? ¿Nos creíamos que el hombre había llegado a la luna aquel 20 de julio de 1969? ¿Nos levantamos a ver la televisión -en blanco y negro- de la época? ¿Como lo vivieron aquellos porteños entonces? ¿Sabíamos quien era Jesús Hermida? Esto responden una docena de porteño. Podrían ser otra docena de porteños igualmente representativa, pero esta es la primera selección que nos ha parecido oportuno presentales. Si lo desean, pueden contarnos sus recuerdos e impresiones en los comentarios.

koky_ll_puertosantamariaKOKY. Músico y Mago. "Tenia 19 de años, mis padres me llamaron a las tres de la mañana para ver el acontecimiento; lo vi en una televisión que  teníamos en blanco y negro. Mi padre me enseñó mucho sobre astronomia, --era aficionado-- y tenia muchos conocimientos. También teníamos en casa la colección completa de las obras de Julio Verne. "De la tierra a la  luna" me la leí un monton de veces. Mi padre ya me decía que Verne era un visionario".

mgf_puertosantamariaPIPI GAGO. Periodista. (No publicamos la edad que tenía entonces). "De lo único que soy consciente en relación a la llegada del hombre a la Luna, es que en ese momento entró en mi vida el periodista  Jesus Hermida. En el fondo siempre quise ser como él. Después se ha escrito, radiado y televisado de todo en relación con aquel acontecimiento que cambió para siempre la percepción del hombre ante el espacio y el universo. Y yo con estos pelos".

pcn_puertosantamariaPEDRO CARDEÑOSA. Psicólogo Industrial. "Yo sólo tenía 4 añitos, por lo que no me enteré de nada. Lo que sí pude comprobar en años sucesivos fue la incredulidad y el escepticismo de las gentes de un pueblo pequeño de la Siberia Extremeña, que fue donde nací y me crié. La gente no se lo creía, pensaba que era un montaje hecho en un plató de televisión o de cine y algunos se fueron con ese convencimiento a la tumba. ".

ars_puertosantamariaANDRÉS REINA. Comercial de Romerijo. "Con 10 años estaba estudiando en el colegio San Rafael, de Jerez, y a la vez trabajaba en la famosa y ya desaparecida venta de la carretera de la Cartuja, Venta de los Negros, donde me inicié en la hostelería. No me levanté de noche para ver el acontecimiento porque tenía que trabajar, pero si lo ví, lógicamente a través de Televisión Española, al día siguiente. Es algo que no se olvida".

fmas_puertosantamariaFRANCISCO M. ARNIZ. Pintor.
«Yo contaba, por aquel entonces 17 años. Estuve jugando al dominó aquella noche en casa del cura don Ramón González Montaño, con él, su madre, sus hermanos, un tío suyo y algunos jóvenes asiduos de la Parroquia del Carmen, entre los que se encontraba Antonio Carbonell. Cuando pisaron la Luna, echamos a correr por la calle Larga hasta la Plaza Peral, donde se estaba celebrando el acontecimiento».

mbr_puertosantamariaMODESTO BARRAGÁN. Director Territorial de Canal Sur. "Tenía cinco años. Estaba junto a mi  abuelo viendolo en una TV en blanco y negro y no se me olvidará a mi abuelo Paco Ríos, Cosario de profesión, que tenia la costumbre de poner comentarios a los "partes" diciendo una y otra vez "--Qué cara más dura tienen estos tíos. La luna. Ezo cómo va zé home?. Eso son 'periquines' (que es como en Ubrique llaman a los títeres y a los dibujos animados)".

lsa_puertosantamariaLUIS SUÁREZ. Abogado. «Tenía 25 años, estaba terminando la carrera de Derecho. La noche del 20 de julio me levanté, como casi todo el mundo, y me impresionó ver aquellas imágenes en B/N: parecía una cosa muy rara, con los astronautas flotando sobre la luna por efecto de la falta de gravedad. Luego me enteraría que los americanos le pusieron a un cráter el nombre del físico español Miguel Catalán, padre de mi buen amigo el filólogo e historiador Diego Catalán Menéndez-Pidal».

mjms_puertosantamariaMANOLO MORILLO. Actor y bancario. «Recuerdo haberme levantado de madrugada con mi padre, (mi hermano el segundo dice que él también estaba) sentarnos  frente al aparato de T.V. General Eléctrica Española, y sentirnos testigos de un hecho inconcebible unos pocos años antes. Curiosamente hacía poco que había leído el libro de Julio Verne 'De la Tierra a la Luna', y me parecía sumamente asombroso estar viendo aquello por televisión (tenía 12 años). Se me quedaron grabados para siempre el nombre de los tres astronautas que pilotaron el Apolo XI y pusieron por primera vez el pie en la Luna: Armstrong, Collins y Aldrin».

jlja_puertosantamariaJOSÉ LUIS JIMÉNEZ ALCÁZAR. Restaurante La Solera. «Andaba por los 25 años, tenía familia y tenía que darles de comer todos los días. Así que trabajaba, precisamente, para los americanos en la Base Naval de Rota, llevando la concesión de los comedores militares y además, en verano, explotando algunos chiringuitos en las playas roteñas. Esa noche no me acosté y vi, en directo, a Jesús Hermida primero y luego el alunizaje. Desde entonces han habido unos cuantos...»

acl_puertosantamariaANTONIO CARBONELL. Emérito asesor en materia pesquera. “Acababa de cumplir la mayoría de edad y aquella noche jugábamos la habitual partida de dominó en casa de la familia González Montaño, situada en la calle Larga, colindante con el Centro de Afanas “Mercedes Carbó”. Pero cansados de tanta espera y aprovechando que la noche era esplendida, José González Montaño y su tío Eduardo, me invitaron a dar un paseo. Encontrándonos casi a la altura de Bar Central, esquina de la calle Luna y Larga, oíamos que nos llamaban y emprendimos rápidamente el regreso para no perdernos el alunizaje televisivo. Me llamó mucho la atención que uno de los comentaristas televisivos relacionara el mes de julio, llegada del hombre a la Luna, con Julio Cesar. Quizás fue lo que más me impactó, incluso más que el propio hecho. No era para menos".

plc_puertosantamariaPRUDENCIO L. CAMPUZANO. Comunicador. Justo el 20 de julio de 1969 cumplía 23 años. Teníamos un televisor Telefunken y el aparato había costado 30.000 ptas. incluyendo antena, mesita y estabilizador. Siempre había que comprar la mesita que era de un diseño horrible porque no había otro sitio idóneo para colocar el receptor y el transformador. Llamaba la atención de aquel comunicador, Jesús Hermida, porque se salía de los arquetipos conocidos que eran bustos parlantes. Esa noche estuvimos pendiente de aquel alunizaje aunque a decir verdad pensábamos que una vez que había llegado a su destino el módulo lunar, los astronautas iban a bajar del tirón, cosa que no fue así. Decidimos irnos a dormir a las tantas pensando que al día siguiente repetirían el momento histórico, como así fué. Recuerdo que ya en aquellos momentos se decía que una vez llegados a la Luna, lo de situar un hombre en Marte estaría a corto plazo. Nadie pudiera imaginar que pasado 40 años aún no tengamos ni la menor perspectiva.

ebl_puertosantamariaENRIQUE BARTOLOME. Abogado. "Cuando aún celebraba mi 12 cumpleaños, oí decir en casa que tres astronautas llegaban a la Luna.  Entre la intensa jornada playera en la Caseta familiar de la Playa de La Puntilla y los juegos en la calle con los amigos, tan sólo tenía tiempo para meterme entre pecho y espalda, a media tarde, ese bocadillo de chocolate que tanta energía me daba. Como repitieron tanto la noticia recuerdo como una nave que parecía de "extraterrestres" se posaba en un montón de polvo. Ese es el recuerdo que tengo... y es que por entonces yo si que estaba en la Luna".

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