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Miguel López-Cepero Gallardo, porteño de 78 años casado con Victoria Panadero, jerezana de 79 pero porteña, --cariñosamente presa en El Cepo del negocio familiar--, son los patriarcas de una familia hostelera de reconocida fama, buen trato y mejor atención gastronómica a sus clientes y amigos. Tres hijos y cuatro nietos son la descendencia familiar; del negocio de dar de comer, comen a su vez, además de los clientes, siete familias y los eventuales y extras de los fines de semana y temporada alta.

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Quien iba a decir, hace cerca de 50 años, que la pequeña venta que Miguel López Cepero regentaba en la carretera de Jerez a Rota, en las inmediaciones de lo que hoy es el complejo presidiario mas grande de Europa, llegaría a alcanzar la merecida buena fama de la que goza en tantos ambientes de la Ciudad. Por entonces, cuadrillas de Arcos, Bornos y Villamartín venían a trabajar semanas completas a los campos de la zona. Allí estaba Miguel, quien lo mismo los avituallaba en la Venta desde un improvisado ultramarinos en el que también se econtraban repuestos de motos, y quien actuaba como barbero o ventero, vocación final de El Cepo. (Fotografía: La Venta El Cepo en sus comienzos. A la derecha Miguel López-Cepero con su hijo mayor).

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También daba Miguel López-Cepero Gallardo pequeños portes con las mercancías de los campos cercanos, e incluso en una ocasión actuó como ambulancia ocasional ante un inminente parto que se adelantó a resultas de un seísmo. Frente a la analogía que muchos establecen sobre el nombre de la popular venta con los presidios próximos, hay que decir que mientras la cárcel solo lleva veintiséis años, El Cepo tiene casi cincuenta. “Ya caímos en el cepo”, era la frase que mas se oía en las cuadrillas del campo, al finalizar la jornada en el establecimiento de López-Cepero, y así ‘El Cepo’ se le quedó. (En la ilustración, cuadro del arqueño Montero realizado a finales de la década de 1960).

ventaelcepo_06_puertosantamariaDos meses antes de la vendimia, las mujeres de los integrantes de las cuadrillas venían por los cortijos de la zona buscando paja para preparar los colchones de sus hombres que luego cortarían la uva. Hogaño difícilmente se encuentran vendimiadores. Cuando se bebía vino, recuerdan en la Venta, todas las semanas se vendían 20 arrobas de 16 litros, y el consumo habitual, lejos de las cervezas y otros bebestibles, eran las medias botellas de vino, como medida para el trasiego en las reuniones de la parroquia. Aquella  pequeña superficie comercial de hace 50 años, se resintió con la llegada del primer Simago a Jerez: ya las mujeres no se avituallaban tanto en la venta y por el contrario se las veía cargadas bajando desde la parada del autobús próximo, lo que hizo que el negocio se enfocara más a una casa de comidas y bar, que a almacén de conveniencia. (En la fotografía a color de la izquierda, arriba, Pedro y Pepe, de Arcos, Zapata el Pescadero y Rosillo, ya fallecido; abajo a la izquierda el guarda de la obra de Puerto I, ya fallecido y Miguel López-Cepero Gallardo).

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Una reunión en los exteriores de la Venta. De izquierda a derecha: González Barba, Rafael Navas, director de Diario de Cádiz, Miguel López-Cepero Panadero, el diestro Diego Simón, el Bimbo (en breve con nótula propia en Gente del Puerto), Benito López-Cepero Panadero y Modesto Barragán, Director Territorial de Canal Sur en Cádiz.

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En la fotografía, Miguel López-Cepero con sus hijos de pequeños: a la izquierda Miguel Angel, en el centro Antonio y a la derecha, Benito. ¿Estaría señalando para la bandera de España que pronto ondearía en el mástil de la Venta?

Hoy se puede ver en sus salones al torero Alejandro Morilla, a los integrantes de la Peña El Bimbo, o a policías nacionales y familiares de presos de ETA que vienen a un ‘vis a vis’. Si antes fue imprescindible la Venta El Cepo para los habitantes del Pago de La Arreijanal, hoy lo es mas en el panorama gastronómico con su comida casera, elocuentemente llevada por sus hijos, Miguel Ángel, Benito y Antonio López-Cepero Panadero, quienes diversificaron el negocio abriendo el Rincón Español, en la calle Misericordia (son propietarios del local tanto de ese bar como de La Trastienda de Concha) y regentan en la actualidad un Estanco en la calle Valdés.

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Los actuales gestores de la venta, los hermanos López-Cepero Panadero: de izquierda a derecha: Antonio, Miguel Ángel y Benito, posando ante un suculento fondo de jamones y paletillas de la serranía de Huelva.

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Juan Antonio Barcia Caraballo nació en la calle Melero, 2, el 14 de diciembre de 1917.  Es decir hace 91 años. Está casado con Josefa Bernal Márquez, de 83 años, que nació en el número 2 de la calle San Sebastián. La boda fue el dos de febrero de 1948, por lo que en 1998 cumplió las Bodas de Oro. Con ocho años, en 1926, ayudó como monaguillo en el bautizo de la que sería su futura mujer, ocho años menor que él (Y aquí saca Juan Antonio su prodigiosa memoria: «--El Vicario era Francisco Núñez Galván, y los curas Antonio Ochoa y Rodrigo Sánchez Laínez y sus compañeros monaguillos, José Manuel Enrique Gutiérrez “el Malena” y José Villalba Bernabeu»). Ha tenido múltiples y variados trabajos a lo largo de su vida laboral, bastante tiempo en el sector de las bodegas, pero ya lleva 31 años jubilosamente jubilado: desde sus sesenta, gracias al Convenio de la Vid, en 1978. Ha viajado todo lo que ha podido y más en los viajes organizados para pensionistas.

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En  esta fotografía, tomada en Cádiz el 18 de Julio de 1.937,  los que aparecen en la misma iban al Centro de Reclutamiento, según Juan Antonio. A la izquierda  Juan Antonio Barcia Caraballo, su primo José Gutierrez Caraballo, Antonio Flor Castillo, trabajador de telefónica  y Antonio Femenía Máiquez, que trabajaba en el ayuntamiento y con el tiempo sería corresponsal de Diario de Cádiz a principios del último cuarto del siglo pasado.

fjavierjimenez_finox_puertosantamariaJuan Antonio inicia su vida laboral muy pronto, con 14 años, como aprendiz y chico para los recados en la Bodega de F. Javier Jiménez González en la calle de la Rosa, ganando cinco reales diarios, afiliándose en la Casa del Pueblo, a la UGT. Mas tarde llevaba etiquetas a Gráficas Andaluzas, siendo capataz Ramón Fernández Ponce, quien vivía junto en la calle Alquiladores.

barciacaraballos_amigos_puertosantamariaLuego se queda parado y encuentra trabajo en el almacén de la calle San Juan esquina y vuelta con Cruces llamado “El Almacén Quemado”, el que luego sería de Leveque y que hoy permanece semi en ruinas. Era propiedad de Fidencio Martínez Ferreira. Ya metido en el gremio de la alimentación, cambia de trabajo y presta sus servicios en Ultramarinos la Diana, con nótula propia en Gente del Puerto, siendo propiedad de Antonio Camacho Caballero. Luego entrará en el Economato Portuense, en la calle Larga -donde hoy está Confecciones Sollero frente a la desaparecida Casa Lucas, hoy Copistería HIVA-, propiedad de Paco Suarez. Allí se preparaban los costos para los barcos de los primeros alicantinos que llegaron a El Puerto de forma estable, llevando con Antonio “el de Panseco” en un carrito de mano la mercancía a los barcos: pan sin sal, arroz, garbanzos (chidrón), lentejas (lentillas), bacalao, garrafas de Valdepeñas, ... Los barcos surtidos eran de los armadores Roselló, Perles, ... y solían bajar al Moro. (En la fotografia, de izquierda a derecha, Juan Antonio Barcia, Juan Flor del Castillo que trabajaba en telefónica, tío de  Juan Flor el ATS y Emilio Flor, profesor de Instituto. El que esta de pie a la derecha es Manuel Ojeda Leiva, cuyos hijos fundarian la Cadena de Confiterías y Pastelerías La Perla. El que esta sentado  es Antonio Poullet Álvarez, tenia una barbería en la calle ganado).

rotulo_caballero_puertosantamariaUn nuevo cambio se va a producir en la vida laboral, e incluso de gremio. Como Juan Antonio vive cerca de la calle Ganado, entra a trabajar en la Panadería de Antonio Ojeda sustituyendo en los descansos los turnos de los panaderos. Simultáneamente vuelve al mundo de las bodegas y entra como eventual en Bodegas Terry donde, a las órdenes de Lobato como capataz, ponía etiquetas, lavaba botellas y hacía lo que fuera menester. De Terry pasa a Bodegas Caballero, con Joselete Rosso Camacho como Capataz donde está un tiempo hasta que Federico Pico lo recluta para un nuevo proyecto.

alambique_puertosantamariaEL CACAO PICO
Federico Pico había regresado de América y  cuenta con él como encargado para la Fábrica de Licores Pico que ya existía en Pozos Dulces y que se haría famosa por el Cacao Pico; recuerda Juan Antonio que el alambique estaba por la calle La Victoria.  Miguel Ferrer, el camarero de tantos años en la Cervecería Puerto que vivía en la calle San Juan, estuvo allí de aprendiz.

La fórmula del Cacao era conocida solo en parte, ya que la proporción de vainilla exacta solo la conocía el propietario que la volcaba en solitario y en secreto, para no descubrir lo que hacía singular su destilado.  Alcohol, agua, cacao de América del Sur que era tratado en infusión; a continuación era tostado con arena de playa puesta en un perol a la candela; luego se zarandeaba en un saco y se dejaba en una barrica cerrada sudando. Al finalizar el proceso se machacaba y se enviaba al alambique, destilándose en una proporción de 65%, o lo que es lo mismo obteniéndose un alcohol de Holandas.
cacaopico_puertosantamaria1Pero con la crisis de la escasez de materia prima la Destilería tiene que cerrar a principios de la década de 1940: «--Juan Antonio, aquí hay que achicar» recuerda perfectamente. La panadería de Ojeda y la eventualidad en Terry fue aliviando la maltrecha economía de Juan Antonio, como obrero, en la posguerra. Incluso llega a colocarse en La Otra Banda, en la Aserradora de Barcas, preparando tablillas para las cajas de pescado, o en la Aserradora de Pastor en la calle Misericordia. No podía pararse, no podía quedarse parado.

barciacaraballo_parque_puertosantamariaEn 1948 se casa coincidiendo con su entrada en Destilerías Morphy. En 1950 entra a formar parte de la plantilla eventual de Bodegas Cuvillo, donde estará nueve años entrando y saliendo en función de las necesidades de la faena bodeguera. Una equivocación del sindicato vertical hace que, en 1959, Juan Antonio y otros 20 compañeros alcancen el ansiado puesto fijo en dicha Bodega, disfrutando por primera vez, tras casi 30 años de vida laboral, de la tranquilidad de una continuidad, sin los sobresaltos del paro intermitente y la búsqueda del pluriempleo. Se jubila, gracias al Convenio de la Vid, con 60 años, en 1978. El cierre de Cuvillo por quiebra en 1985, sin embargo le jugaría una mala pasada ya que dejaron de pagarle, además, la parte proporcional del Montepío de San Ginés -que acabaría desapareciendo- y las aportaciones extraordinaria pactadas en convenio, correspondiente a la propia bodega.
Una vida azarosa, de lucha por un puesto de trabajo, en la que la fortaleza de Juan Antonio ha sido puesta a prueba con asiduidad. Pero nuestro protagonista es hoy un hombre feliz, con su mujer, con sus hijos y nietos provechosa y venturosamente situados en el mercado laboral e incluso alguno ya jubilado por enfermedad, como es el caso de su hijo Julio Barcia, tantos años de camarero en El Cafetín. (Juan Antonio y su mujer Josefa,  por el Parque Calderón en los años 40 del siglo pasado).

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NOTICIA DE PRENSA.
En el desaparecido diario “El Puerto Información” aparece la siguiente noticia -que ha llegado a nosotros sin fechar- firmada por S.D. en la que se puede leer: «UN PORTUENSE RECONOCE A SU PADRE EN UNA DE LAS ESTAMPAS DE EL PUERTO. Un portuense, que ya ha pasado la barrera de los ochenta años, Juan Antonio Barcia Caraballo, reconoció a su padre en una de las fotografías que este periódico edita en colaboración con Pryca El Paseo bajo el título “Estampas de El Puerto”, correspondientes a imágenes de primeros de siglo.

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La fotografía original que apareció en el periódico esquina de Luna y Larga, donde aparece el padre de Juan Antonio con el carro de los suministros.

El octogenario portuense comentó que el repartidor de gaseosa que apareció en la estampa número 4 se trata de Julio Barcia Nieto, quien trabajaba para la confitería La Campana de los herederos Pérez-Leiva, que se encontraba situada en plena calle Luna. La gaseosa se repartía entonces en las botellas de sifón.
La única foto. Julio Barcia falleció a los 51 años de edad, el 1 de noviembre de 1939. Su hijo carecía de fotos de éste debido a que su madre, antes de fallecer, solicitó a una de sus hijas que todas las fotografías del matrimonio «se las metiera en la caja [ataud], mira que cosas, y me quedé sin ninguna foto”, dijo Juan Antonio Barcia. No obstante, éste cuenta con una imagen igual a la publicada por este periódico, bastante deteriorada por el paso del tiempo y, probablemente, por todas las veces que ha sido cogida para mirarla.
barciacaraballo_matrimonio_puertosantamaria1Barcia recordó, con la estampa en la que aparecía su progenitor, algunas anécdotas familiares como el hecho de que “por la noche llegaba a casa cargado de ducles de la confitería y me contaba que cuando se levantaba por la mañana se encontraba toda mi cuna llena de mijitas de pasteles porque yo me levantaba por la noche y me los comía en la misma cuna».
(El matrimonio Barcia Caraballo-Bernal Márquez, en una imagen retrospectiva).

Muestro agradecimiento a Miguel Sánchez Lobato que ha restaurado tres fotografías de Barcia Caraballo.

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soledadpenamesa_01b_puertosantamariaSoledad Peña Mesa, conocida como Sole, nació el 22 de febrero de 1940 en la calle San Sebastián, 36, casa en la que vivió y parió a los siete hijos que tuvo con Ramón Espinosa Rodríguez, su marido ya felizmente jubilado, hasta que  hace 16 años decidieran irse a vivir al campo, por la Carretera de Sanlúcar, a Los Perales. Soledad es hija de Calixto Peña Gomez, matarife de cierto renombre en El Puerto al que le hacían encargos importantes en cuestiones de matanza de reses el cual,  en su senectud cuidaba de la huerta de los Jesuitas junto a la Plaza de Toros y de Dolores Mesa Ferrari. Es la sexta de siete hermanos: Joselete. ya fallecido, trabajador incansable y muy querido por sus compañeros del Ayuntamiento, Paco, el cual trabajó durante años  en la tienda y almacén de Joselito del Bar Jamón, en la calle Postigo esquina con Capillera, Calixto, Dolores, Milagros, Soledad y Juan. Su madre tenía un puesto de frutas y hortalizas en la calle Sierpes primero, luego en el Mercado de Abastos, con el número 102 y en su casa de la calle San Sebastián. Conserva una voz muy suave, la que quizás utilizara para arrullar a sus siete hijos en noches difíciles y duras vividas en el Barrio Alto de El Puerto, pero guarda un grato recuerdo del pasado. (En la fotografía, Soledad en la actualidad, el pasado verano de 2008).

soledadpenamesa_03_puertosantamariaLa fotografía de la izquierda está tomada en la boda del mayor de los varones de Soledad. Corría el año de 1994. De pie, de izquierda a derecha: Carmen, Dolores, nuestra Soledad, los novios Ramón y María Sánchez Ponce, el marido de Soledad también Ramón, y Manuela. Agachados, Juan, Calixto y Antonio. La mayor de Soledad está casada con Antonio Carbonell López, Secretario de la Cofradía de Pescadores y la segunda, Dolores, con Antonio Mancheño, de “los caballitos del Parque”. Una descendencia, una prole lo suficientemente amplia como para homenajear a la madre que los parió, en estos tiempos de familias mínimas. Tiene 14 soledadpenamesa_02_puertosantamaria1nietos: Vanesa, Lorena, Jesus, Jorge, Raquel, Mara, Tania, María, Beatriz, Roshan, Sheila, Ana, Irene y Alba.

Soledad recuerda que en la vecindad de las calles San Sebastián, Capillera, Postigo y en muchas casas de El Puerto se tejían mallas de seda para los brandys de las Bodegas de Fernando A. de Terry. Labor artesanal en tiempos de verdadera necesidad. Ella tejió muchísimas y las llevaba a la calle las Cruces, allí se las pesaban y tramitaban las cantidades acordadas. Recuerda nuestra protagonista que «en aquellos tiempos la convivencia era muy bonita en los patios de las casas de vecinos. Nos juntábamos grupos de muchachas y vivíamos un buen ambiente, mejor que el de ahora, donde las amigas competíamos a ver quien hacía mas en menor tiempo, sin bajar la calidad. Yo llegaba a hacer cuatro docenas diarias, y estaba deseando que llegara mi novio Ramón» -con el que lleva 49 años casada- «para que me ayudara a ensartar y a hacer los nudos de las mallas». (En la fotografía, una joven Soledad, en los tiempos en que hacía mallas para las Bodegas Fernando A. de Terry, con poco mas de 20 años).

mallasterry_01_puertosantamariaLAS MALLAS DE TERRY.
Antiguamente existía un medio para ayudar a ganar unas pesetas en las casas humildes en El Puerto que era hacer las mallas para las botellas de Brandy de las Bodegas Fernando A. de Terry. Esta ayuda económica facilitaba que las jóvenes no tuvieran que salir a trabajar en casa ajena como servicio doméstico. Así, las mallas se elaboraban manualmente en las casas y los patios de vecinos , ganándose así un dinero extra a la semana que servía de ayuda al jornal del cabeza de familia. Dicho sea de paso, la familia Terry Merello, propietaria de la firma bodeguera, también colaboraba ede sta forma con las familias porteñas creando empleo femenino y ayudando a la precaria economía de las familias de la época. De todos es sabido la 'línea social' de esta bodega la cual era un referente en el mundo de la vid, en su apogeo del siglo pasado. Cuando los sindicatos de otras bodegas reclamaban determinadas mejoras sociales, los empleados de Terry ya gozaban de lo que otros demandaban, desde hacía tiempo. (La ilustración corresponde a un anuncio en prensa escrita, donde aparece una señora realizando la labor de las mallas).

mallasterry_03_puertosantamariaLas mallas se realizaban con hilos de seda, una aguja lanzadera, un clavo que hacia la función de mallero y con la medida de un billete de tren de aquella epóca, ya que con él se podían tejer los nudos de los tres tamaños de botellas que entonces estaban en el mercado. El hilo se enganchaba en una anilla y ésta a su vez en el respaldo de una silla, para poder trabajarlo mas cómodamente. Una vez finalizada la faena, se llevaban a la casa familiar de las hermanas Terry, que vivían en la calle San Juan esquina con Cruces, y por una puerta de esa calle, ellas se encargaban, primero de entregarte la seda para las labores y de recibirlas después de elaboradas y probarlas en las botellas para asegurarse de que estaban realizadas correctamente. Había que entregar al peso, la misma cantidad en mallas, por una parte y cabos y pelusas, por otra, que la recibida en seda. Una vez hecha la comprobación entregaban un recibo por el importe total y, con este recibo, había que personarse las oficinas de Bodegas Terry, en la Plaza de los Jazmines, al final de la calle Cielos, a cobrarlo, siendo los días de cobro, los lunes. En la fotografía, las herramientas necesarias para la confección de las mallas: mallasterry_02_puertosantamariaclavo mallero, aguja lanzadera y un billete de tren antiguo, con las muescas señaladas para cada tio de malla. Por cierto que es un billete de 3ª clase, núm 04253, correspondiente a un trayecto de El Puerto de Santa María a San Fernando, que costó 4,50 pesetas. (Fotografía de las herramientas: Coral Piá Oviedo. La ilustración de la derecha corresponde a un cartel publicitario de Centenario Terry).

Aparte de los tres tamaños de botellas también existían mallas de diferentes colores:

  • Amarilla, para las botellas de brandy Centenario
  • Verde, para las botellas de brandy Competidor
  • Blancas para las botellas de brandy V.O.
  • Rojas y amarillas, para las botellas de brandy Terry I

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Un dato interesante a destacar es que cada color lo pagaban a un precio diferente a pesar de tener todas el mismo trabajo. El argumento era que cada brandy tenía un precio, así que si el brandy era barato, la malla también y si su precio era mayor, la malla se pagaba, igualmente, a un precio superior. Entre 1,50 y 2,50 pesetas, la docena. (Fotografía: un botellín de Centenario Terry).

Nuestro agradecimiento a Coral Piá Oviedo, por la información facilitada para confeccionar este artículo sobre las Mallas de Terry.

mallaEl año 1905 fue de una gran hambruna en nuestra Ciudad. Un buen día, doña Pepa Cuvillo, en su casa de la esquina de la calle San Juan, esquina Cruces, se dedicó por la mañana a confeccionar una malla de seda amarilla sobre una botella de coñac.  Al mediodía cuando su espeso don  Fernando de Terry Carreras llegó a comer, su esposa le mostró lo que había hecho.Él se entusiasmó al ver la botella y entre los dos decidieron que las botellas de coñac de su casa llevarían ese adorno y concluyeron que dándolo a confeccionar a las mujeres de El Puerto colaborarían a paliar la miseria que existía. Y así fue porque muchas familias se dedicaron a hacer mallas.

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jorgethuillierperez_puertosantamariaJorge Thuillier Pérez, porteño nacido en la calle Santo Domingo 28, desciende de una familia bodeguera de origen inglés que se estableció en nuestra Ciudad en 1840, al socaire del negocio de la crianza y exportación de vinos. Jorge, profesor de Instituto, anda muy vinculado a Sevilla, donde vive e imparte clases en el Instituto trianero G.A.Becquer, donde en la actualidad es Jefe de Estudios y profesor de lengua castellana, literatura y taller de Teatro. Licenciado en Filología Moderna, no pudo acabar la carrera en la facultad de Cádiz, como había prometido la administración académica de la época y en Sevilla terminó los cursos 3º y 4º. Allí conoce a los socialistas Rodríguez Ibarra, Paco Fuentes y a un brillante Alfonso Guerra, quien con dos carreras a sus espaldas y regentando la Librería Machado, era el único que se atrevía a mostrar su desacuerdo en las aulas con el profesor de turno, e incluso proponer temas de debate durante las horas de clase. Su otro compañero porteño, en Cádiz, Emilio Flor, consiguió la licenciatura en la Universidad de Salamanca. Durante 18 años ha compatibilizado la docencia a los más jóvenes con la formación al profesorado. Su vinculación con El Puerto es de amor odio, pues entiende que la Ciudad que lo vio nacer, y a la que vuelve con frecuencia, prefiere olvidar su pasado y dejar que duerma el sueño del olvido, “quizás por el nombre que, no por casualidad, tiene nuestro río”, afirma. Está casado con Victoria Nieto, hija de Manolo Nieto, el Jefe del Despacho Central de Renfe de siempre: la oficina que había frente al Parque Calderón. Tiene dos hijos: Sergio y Raul, rompiendo la tradición de los Jorges en la familia desde que el primer George Thuillier Burrow llegara a nuestra Ciudad al filo de la mitad del siglo XIX. (En la fotografía, Jorge Thuillier Pérez, en el catamarán sobre el río Guadalete -río del Olvido-).

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Jorge Thuillier, sentado a la izquierda, con los miembros del Departamento de Lengua Castellana y Literatura (hasta el curso pasado) del Instituto de Enseñanza Secundaria Gustavo Adolfo Becquer de Sevilla.

ATENEO DEL VINO.
Es presidente del Ateneo del Vino desde su fundación, en diciembre de 2002, cargo que dejará en próximas fechas y que tiene entre sus fines “Promover y defender el patrimonio cultural que representa el mundo del vino, en sus aspectos productivos, lúdicos, arquitectónicos, artísticos etc. e instar ante la sociedad en general y ante las instituciones y Autoridades en particular, cuantas peticiones, acciones o pronunciamientos fueran necesarios en orden a la defensa de la cultura del vino”.

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Campo de Guía: Río Guadalete, Palacio del Marqués de la Cañada. Ermita de Guía. Vista parcial del Plano de proyecto ubicación de unos cuarteles de entrenamiento militar, en los muladares de la Ciudad, que con el tiempo sería ocupado por el urbanismo bodeguero del XIX. (Ilustración del Archivo Militar de Segovia).

thuillier_quina2_puertosantamariaEl Ateneo del Vino alegaba ante el Plan General de Ordenación Municipal que «En general todo parece promover la desaparición del rastro de la actividad bodeguera en la zona de Campo de Guía, con la consiguiente perdida de identidad y valores, para la ciudad y la cultura del vino. En orden a que esto no suceda, ya que sería una perdida irreparable para la identidad colectiva, el desarrollo turístico y el patrimonio edificado, solicitamos sean tenidas en consideración una serie de alegaciones que realizamos y se establezcan las determinaciones urbanísticas que permitan la pervivencia de los edificios de bodegas con su volumetría actual y usos acordes con su interés arquitectónico, sin olvidar apuntar la responsabilidad moral que recae en los gestores de la ciudad que decidan borrar una huella de tanta raigambre e importancia.» Pero Jorge no es muy optimista ante la desgana generalizada con el mundo del vino y su cultura. «En El Puerto solo quedan francotiradores de la cultura que, individualmente, luchan por la supervivencia de nuestras señas de identidad.

georgethuillierburrowLOS THUILLIER EN EL PUERTO. GEORGE, EL FUNDADOR.
El tatarabuelo de Jorge, George Thuillier Burrow, había venido desde Exeter, Condado de Evon, Inglaterra, a mediados del siglo XIX, acaso dejando atrás una familia con la que no volvió a tener lazos, estableciéndose en El Puerto. La leyenda familiar, afirma que se instaló con su amante Ann Bradhaw y el primero de los hijos que tuvo con ésta, Lucía, para luego engendrar a otros vástagos ya en España: Adolfo, Augusto, Laura, Eduardo y Julia. No se sabe a ciencia cierta si compra una bodega fundada en 1840 o es el mismo George su creador en esa fecha. Manejaba negocios de movimientos de dinero y banca y el floreciente comercio de los frutos de la vid se presenta ante sus ojos. El caso es que, ya metido en el mundo de la vinatería y la exportación, se dedicó a hacer vinos de autor, siendo premiados sus caldos en los certámenes de Madrid , en 1857 y en París, en 1878. Sus restos mortales se enterraron en el Cementerio Inglés existente en la carretera de Jerez, situado donde hoy se encuentran los aparcamientos del Centro Comercial El Paseo. Inexplicablemente el Camposanto que servía de última morada a los emigrantes ingleses que no se convertían, fue destruido mediante un extraño acuerdo entre el Ayuntamiento y el Consulado Inglés, finalizando la década de los noventa del siglo pasado. El Cementerio Protestante y su demolición, darán para otro reportaje, en su momento. (En la imagen George Thuillier Burrow.  Foto: XXXXXXX y L. Hernandez. Ancha, 12. Cádiz).

edwardthuillier_logo2_puertosantamariaEDWARD THUILLIER BRADHAW.
La familia afirma desconocer por que razón, el bisabuelo de Jorge, Edward Thuillier Bradhaw, tercer hijo varón y quinto de los seis hermanos que formaron el núcleo familiar, fue el segundo Thuillier que gestionó los intereses bodegueros de la firma, ahora denominada Edward Thuillier. Aunque es bien cierto que también aparecen etiquetas del apellido familiar, con el nombre de Augusto Thuillier, posiblemente debida a una escisión de la firma, pero esa línea familiar no tiene continuidad. En los membretes de la empresa, tanto en español como en inglés, se deja constancia de la fecha del litografia_thuillier_puertosantamariaestablecimiento de la bodega: 1840 así como su vocación exportadora al mundo de habla inglesa. A los 29 años, ya casado, vivía en la calle Palacios, 59. Era una persona culta e instruida, que poseía una amplia biblioteca bilingüe, y que, además se dedicaba a la docencia: dirigía una Academia de Segunda Enseñanza, aficionado  a la pintura y a pintar... era todo un humanista. A su muerte en 1903, deja en herencia los siguientes bienes: Vivienda y Casco de Bodega de 1320 metros en calle Zarza, 4. Hacienda, tierra y viñas en el Pago Rincones de Jerez de seis y tres cuartos de aranzada. Otra finca rústica de tierras y arboleda de nueve aranzadas en el Pago de La Laja y, nótese el apunte, el Palco thuillier2_puertosantamaria1Núm. 6 del Teatro Principal.
Un aspecto interesante de las familias vinateras de procedencia inglesa en el marco de Jerez era la consanguinidad entre los matrimonios. Esta endogamia hacía que se casaran entre ellos varias generaciones cruzando los apellidos de modos que todos continúan formando una gran familia: Osborne, Terry, Domecq, Gordon, ... Como afirma Mariano Arnal: «La razón de ser de todo sistema endogámico es defender la homogeneidad de un grupo, de manera que éste se mantenga siempre igual a sí mismo y perfectamente diferenciable de todos los demás. La unidad del clan es la razón suprema.» Pues bien, en la familia Thuillier tenemos un caso de endogamia: Edwar Thuillier  Bradhaw y su hermana Julia casaran ajuliathuillierbradhaw_puertosantamaria sendos hijos suyos, primos hermanos entre sí. (Ilustraciones: Papel de Cartas de Edward Thuillir. Negativo en piedra para imprenta de etiqueta de Augusto Thuhillier. Etiqueta Generica. En la ilustración a color, Julia Thuillier Bradhaw).

jorgethuillierjuliapina_puertosantamariaJORGE THUILLIER SOLARES
Así, el hijo de Edward, Jorge Thuillier Solares, se casará con la hija de Julia y del abogado y comandante retirado de origen portugués, Hilario de Pina Sousa, Julia Pina Thuillier. El matrimonio entre primos está hecho, siendo éstos los abuelos paternos de nuestro protagonista, el actual Jorge. Los negocios no le fueron bien al tercer Thuillier quien, antes de la Guerra Incivil invierte gran parte de su fortuna en Bonos de la República. Está claro que se equivocó y tuvo que liquidar el negocio -pero no la marca, que sigue siendo de sus herederos- y diversas propiedades, marchando a Madrid con sus hijos. Regresó, luego de vivir tres años en la capital de España y se instaló de nuevo en la casa familiar, un edificio del siglo XVII, que comprara su padre, Edward, en la calle Santo Domingo, 28, esquina con San Bartolomé, adquirida a los Dominicos, --anteriores propietarios del inmueble  hasta la Desamortización de Mendizábal-- esquina por frente al Convento de Santo Domingo hoy Instituto de Enseñanza Secundaria. (En la fotografía, el matrimonio formado por Jorge Thuillier Solares y Julia Pina Thuillier, en la cancela de la Casa Familiar, en Santo Domingo, 28, antiguo 18).

jorgethuillieryrosarioperez_puertosantamariaJORGE THUILLIER PINA.
Llegamos al cuarto Thuiller, ya fuera del negocio familiar de los Vinos y la Exportación: Jorge Thuillier Pina. Ejerció la profesión de maestro, había sido habilitado con el Magisterio Express después de la guerra -realmente el magisterio no fue su vocación- primero en el Hospitalito y al final de su vida laboral. En medio estuvo prestando sus servicios profesionales en la administración de la Metalúrgica de Miguel Castro, fábrica que se dedicaba a la fabricación de chapas para botellas, latas para conservas, y otros envases. Jorge, el padre de nuestro Jorge actual, conoció a su mujer Rosario Pérez Prieto menor que él en nueve años, durante unas vacaciones de ésta en El Puerto, pues es thuillier_losgallos_puertosantamarianatural de Sevilla. Tras un largo noviazgo de 10 años se casó en 1951. Tuvieron cuatro hijos, tres de los cuales se dedican a la enseñanza -precisamente la profesión que no era la ilusión de su padre-, Jorge, que es Jefe de Estudios en el Instituto G.A.Becquer de Sevilla, Milagros, profesora en el Colegio Grazalema, Javier es especialista de la Armada en la reserva y Apoderado en Cádiz de Osuna, y Macarena, Directora del Colegio de Las Nieves. Hoy su botella_thuillier_puertosantamaria1viuda, Rosario, tiene 80 años, y vive con su hija Milagros en la casa familiar de la calle Santo Domingo, a la que su marido, en vida, le hizo un remozado y resanado de fachada para deleite de los viandantes. Un hijo de Javier, de nombre Jorge, es el sexto Thuillier que lleva este a modo de gentilicio desde que el apellido inglés se instalara, por primera vez, en las calles, tierras y bodegas de El Puerto de Santa María. (En la fotografía, Jorge Thuillier y Rosario Pérez, a principio de la década de 1950 del siglo pasado).

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Desde el solar del que sería Colegio La Salle, se pueden contemplar diversos cascos de bodegas e incluso en medio de los dos, el arranque de la calle Zarza donde, en el número 4, la familia Thuillier tenía una nave de crianza. Posiblemente el actual casco de bodega que alberga en su interior a la firma Avila Fornells, junto a la Barriada José Antonio, fuera la bodega familiar.

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Casa familiar de los Thuillier, en Santo Domingo 28. Lo que se considera inexplicable es que, en un edificio catalogado, dentro del Casto Histórico, protegido por la Ley del Patrimonio Histórico Andaluz, tenga tantas agresiones -visibles-, en su doble fachada: hasta seis discos de tráfico, pegados a la pared entre prohibiciones, stop, y reserva de espacio para la Fundación Alberti y carga y descarga; amén de cableados de fachada: telefónica, alumbrado público, alumbrado general. Del cajetín de telefónica, el anuncio fluorescente y el aparato de aire acondicionado no vamos a decir nada. ¡Y don Jorge Thuilier Pina se gastó unas perras en darle prestancia a la fachada!

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Juan Carlos de Terry Muñoz es un porteño aficionado a la música que vive en Filipinas desde el año 1999, en compañía de su mujer y de sus dos hijos Luis y Elena, concretamente en Makati, Pasong Tamo Extension, el corazón financiero y comercial de Manila.  Allí montó una tienda de productos de gourmet: Terry Selections, y posteriormente, en la primera planta del inmueble un restaurante de comida española: Terry’s.  (Foto: Tonette Jacinto).

etiquetacyjdterry_puertosantamaria1Pero vayamos un poco atrás en el tiempo. Juan Carlos es hijo de Francisco Javier de Terry y del Cuvillo y de María del Carmen Muñoz Ávila. La Bodega familiar “Carlos y Javier de Terry,  501” se había vendido y Juan Carlos quería empezar de nuevo y llevar a su familia a un país que mantuviera ideas conservadoras, ideas que empiezan a desdibujarse en la España del triunfo socialista de 1982. Ese año, Juan Carlos fue contratado como Director General de “Bobadilla 103” para México. Y en ese país permaneció durante 17 años. Fue la cabeza y el enólogo de la compañía vinatera jerezana en México hasta que, en 1987 funda su propia compañía de importación y distribución de vinos y alimentos, hasta que en 1999 decide irse a la tierra de su mujer: Filipinas. Una historia de amor entre nuestro paisano y una asiática descendiente de europeos, que da como resultado la presencia de estos porteños en la en otros tiempos colonia española.  Juan Carlos conoce a su mujer -filipina- en la Feria de Sevilla y se enamoró perdidamente de ella. Su nombre es Mari García y es descendiente de suizos, italianos y españoles. Se casaron en El Puerto en una boda con estética Filipina fusionada con elementos españoles tradicionales. ¿O quizás habría que escribir “pilipina”?, y es que en aquel país no se pronuncia la letra F. (Ilustración: Etiqueta de Vino. Colección J.M.M.)

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En su juventud, Juan Carlos es fotografiado en el Parque de Ruiz Calderón, con unos amigos, con apenas 20 años. De pie, de izquierda a derecha: Benito Gago García, Fernando Arjona González, Agustín Merello del Cuvillo, Juan Flores Vencelá,  Álvaro Osborne Tosar, Fernando León García, Agustín Peralta, Tosar Antonio Ortega Rojas, Rafael de los Santos Márquez. Agachados, de izquierda a derecha: Juan Carlos de Terry Muñoz, Fernando Bootello Reyes, Enrique Esteban Poullet, Vicente González Lechuga, José Ignacio González Lechuga, José Esteban Poullet, Luis Osborne Tosar. (Foto Colección J.M.M.)

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Juan Carlos, gran amante de la música, fue el primer presidente que tuvo el Orfeón Portuense -el presidente fundador- entre los años 1980 y 81. Su gusto por la música, su afición a tocar el piano, la sigue practicando en el restaurante de Manila, donde tiene un piano de pared con el que deleita a propios y visitantes. En la fotografía, Juan Carlos de Terry, interpretando una pieza musical en el Restaurante Español “Terry Selections”. (Foto J.L. Benítez).

brandy103bobadillaEn México, tras su paso por Bodegas Bobadilla 103,  Juan Carlos creó una empresa FRUTERRY, con una gama muy extensa de productos en conserva, tanto españoles como mejicanos, de alta selección. Además crea muchas marcas de vinos con objeto de crear una distribución muy segmentada: Viña Andina, en Chile, Blue Rhin y Golden Rhin (vinos alemanes). Pero la situación económica en Méjico fue tal que las mafias se dedicaron al secuestro y la extorsión, teniendo como objetivos a las familias españolas que estaban en el mundo del vino. Dos amigos de Juan Carlos fueron secuestrados y a sus familias les mandaban partes de su cuerpo parra meterles miedo. Una oreja era lo mas frecuente. Al hijo de Juan Carlos, Luis lo atracaron en dos ocasiones y sufrió un mini-secuestro en taxi, el método más común: el cliente se montaba en el taxi y en el primer semáforo en rojo se subían los atracadores. Su madre padeció igualmente dos atracos a punta de pistola. Juan Carlos ante la situación, decide dejar Mexico D.F. tras 17 años de vida empresarial y se traslada al país de su mujer: Filipinas, en 1999.

terrys_manila_puertosantamariaEn el año 2000 abre la primera tienda en Manila de productos de Gourmet: Terry Selections, que ya cuenta con tres sucursales, la última abierta en septiembre pasado. La intención era que tuviera solo lo mejor escogido por Juan Carlos, un poco como extender su despensa a nivel público. Se podría decir que una manera de abrir su casa a amigos cercanos y, después, a clientes. Unos años después y un poco por casualidad, se abre el restaurante. Los clientes que iban a la tienda pedían que les hicieran “sandwiches gourmet”. Al tener que dedicar al grueso del personal a preparar esos emparedados, tal era la demanda, decidió abrir un espacio en el segundo piso para tener mesas donde sentar al cliente, y de ahí el restaurante Terry’s.

juancarlosdeterrymunoz_3_puertosantamariaAl restaurante “No traigo» --afirma-- «un producto que no se haya probado en su lugar de procedencia sin darle el pasaporte. Por ejemplo, Arte Oliva es el único aceite que está envasado como debe ser, en tetra pack, que protege de los rayos ultravioletas. El envase tiene cinco capas que mantiene el líquido a la temperatura adecuada. Dentro de 10 años será igual, tendrá las mismas propiedades”. Es muy interesante la fusión con los productos filipinos: “Tienen una especie de besugo al que llaman besugo, en español, y lenguados, pargos, galeras, chicas y grandes, impresionantes las de Palawan (una isla para perderse a conciencia …), y cangrejos de tierra que se alimentan de los cocos, los rompen y extraen su jugo”. Aparte de las mejores recetas españolas, Juan Carlos presume de superar el mejor Tocino de Cielo de la región; además se hacen las Poleás típicas de El Puerto.  Han servido, también, Ajo Caliente y Salmorejo. Y toda la ristra de platos nacionales de primer nivel: Croquetas, Tortillas, Rabo de Toro, Fabada Asturiana, Cocido Madrileño, Menudo, Paella Negra de Mariscos... Es interesante recordar que Juan Carlos es hermano de la desaparecida María Auxiliadora Terry, gastrónoma local, experta en temas de Thermomix, autora de varios libros de la máquina, y directora que fue de la Escuela de Cocina 'El Anafe'. (Foto: J.L.B.)

terry-selectionsAyudado por su familia, trabajando en el próximo proyecto, ya en marcha, “el mejor restaurante español en el extranjero, en la Bahía de Hong Kong”, afirma convencido. En un próximo artículo hablaremos de sus hijos Luis y Elena, muy afincados en el Filipinas, --e incluso con parejas en aquel país-- pero que no olvidan El Puerto, sus rincones y amistades, al que regresan siempre que pueden.

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Terry Selection
The Podium. Lower Ground Floor, 18 ADB Ave.
Ortigas Center, Mandaluyong City
MANILA. Filipinas.

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etiquetasvinosHoy en día, cuando la actividad marítima es escasa, ocurre otro tanto con las bodegas: mientras que asistimos expectantes al reflotamiento de pequeños negocios familiares vitivinícolas, a fuerza del tesón de sus emprendedores: Gutierrez Colosía, Grant, Obregón, que junto con Osborne, Caballero, Terry y 501 son lás únicas siete bodegas que quedan a principio del siglo XXI, frente a las mas de setenta empresas dedicadas a la vitinicultura, entre cosecheros, almacenistas y exportadores en el siglo XIX: Thuillier, Campbell, Harmony, Southard, Burdon, Duff Gordon, José de la Cuesta, Gaztelu, Grant,  Lobo, F. Morillo, Jiménez, Marqués de Comillas, Osborne, Santarelli, Terry, Tosar,  Pico, Piury, Quijano, Varela…

Algunas bodegas y marcas de éstas siguen existiendo en la actualidad, otras desaparecieron hace años en la absorción de una bodega por otra, o en la liquidación de las mismas. Fijadas en forma de etiquetas de vinos, brandies y licores, aquellos productos permanecen en nuestra memoria colectiva.

Les invitamos a que conozcan algunas etiquetas antiguas, extrañas y raras de vinos criados y ensolerados en las bodegas de El Puerto de Santa María o destilados en sus alambiques, y que tanto trabajo dieron a sus habitantes, pulsando aquí.

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semaalvarezpasaje_puertosantamariaEn el Más Allá habían necesitado del concurso de un Relaciones Públicas, José Manuel -Sema- Álvarez Pasaje, para cubrir la difícil plaza de llevar la tolerancia, las buenas maneras, el saber hacer, ante tal concentración de gentes, ideas y culturas, como Allá se encuentran. Lo necesitaban, precisamente, en unas fechas en las que los de aquí, por costumbre, por tradición, por fiesta y celebración, nos reunimos en torno a la familia a rememorar acontecimientos que vienen a inspirar paz y buena voluntad. Era a finales del año 2002.

La verdad es que, como casi siempre, estas cosas nos dejan descolocados. Un hombre joven nos era hurtado antes de tiempo. No nos han dejado seguir compartiéndole por Navidad en la Zambomba de Turismo; en otra edición de FITUR en Madrid; en la Feria de Jerez, en la Caseta de Domeqc; en El Puerto, en su sagrada Feria de siempre; en el Carrefour, intercambiando confidencias y chascarrillos presididos por el fino humor de la tierra de su paisano Muñoz Seca; o en cualquier momento del año, su amistad, su saber hacer profesional, su humanidad. Nos dejaba sin el consuelo de su compañía.

In the Afterlife they needed the help of a PR, José Manuel -Sema- Álvarez Pasaje, to cover the difficult post of being tolerant, well mannered, and having the necessary know-how in the face of such a great number of people, ideas and cultures found in the Afterlife. They needed it, to be precise, at a time at which those from around these parts, usually, traditionally, at each fiesta and celebration, join their families to recall events that inspire peace and good will.?The truth is that, as almost always, these things distress us. A young man was stolen from us before time. They’ve let us carry on sharing him at Christmas in the Carol Concert organised by the Tourism Department of El Puerto; in another years’s FITUR (International Tourism Trade Fair) in Madrid; in the Feria de Jerez, in the Domeqc tent; in El Puerto, in his sacred Feria; in Carrefour, exchanging secrets and funny stories presided by his subtle sense of humour from the his compatriot Muñoz Seca’s homeland. Or, simply, at any time of year, his friendship, his professional know-how, his benevolence; he left us without the comfort his company brought.

Un hombre que vivió desde pequeño el mundo del turismo, a partir del negocio de hostelería de su casa, por tradición y vocación. Que lo continuó, estudiando la diplomatura de Técnico de Empresas y Actividades Turísticas, lo que le propició trabajar en empresas pioneras del sector en la zona, como el Casino Bahía de Cádiz, donde alcanzó diversos cometidos profesionales; o en su último empleo en el que era muy querido y apreciado, como Jefe de Relaciones Públicas de Domecq, con responsabilidades también en El Puerto, en las Bodegas Terry.
La forma de vivir de José Manuel, de Sema, a partir de finales de diciembre de 2002, fecha en la que nos dejó, es en el recuerdo a su amistad, en el recuerdo de sus golpes de afecto, en el recuerdo de su disponibilidad para todo y para todos. Hoy su familia, su mujer, sus hijos saben que Sema ha dejado marcada una trascendente impronta en el corazón de quienes con él se relacionaron por amistad o profesión. Ahí también vive para siempre este Relaciones Públicas del Mas Allá. Ahí lo encontramos todos cuando,  brindemos con una copa de Fino por su historia, por nuestra historia con él vivida. Es imposible que no permanezca entre nosotros.

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Fotografía tomada en el Stand/Puesto de El Puerto de Santa María en FITUR (Feria Internacional de Turismo) celebrada en Madrid a finales de 2001. Con una copa de vino fino de El Puerto -en esta ocasión Fino Quinta- ofrecida por la técnico de la Delegación Municipal de Turismo, Carmen Jiménez Doello.

ENTREVISTA.
Las relaciones, ¿cuándo se deben hacer públicas, y cuando deben dejar de serlo?. --En mi opinión, solo en el ámbito íntimo de la familia y de los amigos, un profesional de las relaciones públicas guarda su  profesión en el armario.
Hablando de estereotipos, ¿es necesario un terno azul y fijador en el pelo para trabajar de Jefe de Relaciones Públicas en una Bodega de Jerez? --En absoluto, ¿por qué?.  ¿Hay alguna empresa seria que contrate ‘estereotipos’?.  Esto es muy serio, señores.
El tramo de autovía El Puerto-Jerez, para usted es... --Como el pasillo de mi casa.
¿Cómo bebe usted el Vino Fino? --Muy frío, y siempre acompañado. La Ina, por supuesto.
¿Qué dedicatoria le gustaría dejar escrita en la Bota de sus sueños?. --“Gracias, Vino y Brandy de Jerez. Ha merecido la pena compartir con vosotros todo este tiempo”.
¿Se pone el sol en los territorio de Domecq? --Pues la verdad, ahora que lo dice, no.
Los caballos cartujanos de Terry, ¿algo más que un símbolo? --Son una verdadera maravilla, un orgullo para la bodega y para nosotros los portuenses.
¿Con que faena bodeguera cambiaría, por unas horas su puesto de RR.PP? --Con cualquiera. Solo por unas horas, por eso de “zapatero a tus zapatos”.
En la viña, ¿se ve despejado el horizonte de nuestros vinos?. --En la viña, los espacios son muy abiertos y el horizonte casi infinito.
Dígame usted tres usos para los cascos de bodegas en el siglo XXI, además de catedrales del vino. --Catedrales del Brandy de Jerez, catedrales de la vitivinicultura, catedrales de la enología. (Diario de Cádiz, mayo 2000).

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Fotografía tomada el 21 de noviembre de 2000, en Bodegas Terry. De izquierda a derecha, la guía de la bodega; Lely de la Torre Cerdá, Jefa de Sección de la Delegación Municipal de Turismo; Javier Maldonado Rosso, Director del Centro Municipal de Patrimonio Histórico; Rosalía González Rodríguez, Directora del Museo Arqueológico de Jerez; José Manuel Alvarez Pasaje, Jefe de RR.PP. de Bodegas Domecq y Terry; Mercedes García Pazos, Técnico del Centro de Patrimonio Histórico; José María Morillo Sánchez, Jefe del Servicio de Turismo; Santiago Mesa Díaz, Técnico de Turismo; José Ignacio Delgado Poullet, Técnico del Centro de Patrimonio Histórico y Beltrán Domecq Williams, Director del Área de RR.PP del Grupo Domecq.

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Manuel Sánchez Cortés es un adelantado a su tiempo, pues, aunque nació en Cádiz el 7 julio de 1928, sus padres eran de El Puerto: José Sánchez Vílchez y Luisa Cortés Laural, Ciudad a la que volvería con 17 años. Es   primo del que fuera alcalde  de El Puerto entre 1991 y 2006. Además es descendiente -aunque él no es creyente- del único Beato que tiene El Puerto en los altares: Bartolomé Díaz Laurel (OFM), algo que le recordaba el cura de la Prioral, Padre Lobo. Y ha sido un activista de las libertades y los derechos de los trabajadores a través de su militancia en el sindicato de inspiración socialista Unión General de Trabajadores (UGT).

Manuel Sánchez Cortés is ahead of his time, although he was born in Cadiz on the 7th of July 1928, his parents, José Sánchez Vílchez and Luisa Cortés Laural, were from El Puerto, where he would return when he was 17. He is cousin to the mayor of El Puerto from 1991 to 2006. Furthermore he’s a descendant – although he’s not a believer – of the only saint El Puerto has at the altar: San Bartolomé Laural, something he was reminded of by the priest at the Priory, Father Lobo. He was a freedom and workers’ rights activist through his affiliation to the socialist-inspired union General Union of Workers (Unión General de Trabajadores).

manuelsanchezcortes_05_puertosantamariaEran siete hermanos: Luis, Pepe, Salvador, Manolo, Carlos,  Emilio y Antonio; en la actualidad sobreviven solo dos: él y su hermano pequeño, el conocido Antonio Sánchez Cortés. Manuel trabajó en Cádiz en el negocio de quincallería y paquetería de su padrino, Antonio Lozano César, pues su madre se había casado en segundas nupcias. Más adelante lo hizo en Almacenes Escobar, una tienda de confecciones y tejidos, allá por los años 1944 y 45 para, en 1946 trabajar en la Papelera de la calle Prin. Ese mismo año, el 12 de junio, las circunstancias del negocio familiar hicieron que tuviera que dejarlo y se vino con su familia a vivir a El Puerto, a la ciudad de la que era oriundo. Se vino a trabajar a las Bodegas Osborne con 18 años, hasta el 22 de julio de 1988, tras 42 años de servicios en el mundo de vinatería. Entró en el embotellado con 17 años como aprendiz y se jubiló como Oficial de Primera. (En la fotografía, Manuel Sánchez Cortés,  José Algeciras Morón, y Salvador y Luis hermanos ambos de Manuel, la foto tomada el 4 de enero de 1959, es del fotomatón de Cuellar, instalado al entrada del Parque frente al Bar Santa María).

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A Manolo ser de izquierdas le viene de familia. Su abuelo, José Cortés Bilbao, era republicano de izquierdas y concejal durante los años 1914 a 1917, siendo alcalde Manuel Ruiz-Calderón Paz; entonces, los plenos eran semanales, aunque tenían tantos puntos como los Plenos Ordinarios de la actualidad, siendo la hora de celebración las cinco de la tarde, y las ocho los extraordinarios de asuntos de interés, para favorecer la asistencia de público. José Cortés perteneció, en el ayuntamiento constituido el 9 de noviembre de 1914, a las siguientes comisiones informativas, sobre las quince existentes: Fiestas, Abastos, Cárcel, Estadística, Guerra y Seguridad. La corporación presidida por Ruiz-Calderón, en su segundo de los cuatro mandatos en los que fue primer edil, estuvo formada por Manuel Maraver Jiménez, Ramón Jiménez González, Marinao Portillo de Pineda, José Yzaguirre Obeso, Ramón Mendez Rey, Adolfo Ruiz Calderón, Juan Ávila González, Esteban López Mora, Emilio Díaz Dosal, Ramón Vaca González, Luis Portillo de Pineda, Fernando Puente Núñez, José A. Parada Mora, Manuel García Lago, Manuel Casado Díaz, Camilo Sánchez Jamardo, José Cortés Bilbao, Ramón Varela Campos (que sería alcalde durante seis meses en 1916), Rafael Franco Gil, actuando como Secretario, José Luis García Ruiz.

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Reproducción de folleto electoral del PSOE para las elecciones municipales de hace 25 años: en 1983. Alfonso Sevillano encabezaba la candidatura, seguido de Francisco Lara Fernández, Rafael Varela Rey, Manuel Torres, Ramírez, Miguel Cirera Jiménez, José Luis Romero Pacheco, Rafael Solo de Zaldívar y Ducasse, Antonio Sánchez González, José Antonio Navarro Ortíz, Antonio Bollullo Altamirano, Vicente Sucino Rico, Pedro Lara Fernández, María Carrillo Orellana en el puesto 13, de la mayoría absoluta. Manolo Sánchez Cortés ocupaba el puesto 19. Esta lista llegó a gobernar, con 8 concejales en coalición con el PCA.

Manolo empezó a moverse en los sindicatos verticales allá por 1963, consciente que se podía hacer más dentro que fuera de las organizaciones laborales. Fue enlace sindical y luego jurado de empresa, para más tarde formar parte del Comité de Empresa. Entre unos cargos y otros, colaboró con la tarea sindical durante 25 de los 42 años de su vida labora, viviendo en primera persona hasta tres huelgas generales del sector vitivinícola. Esta sensibilidad socialista le hizo participar, sin ser militante, en las listas electoral por el PSOE en los comicios municipales de los años 1979, 1983 y 1987. Colaboró prestando su nombre en listas en puestos tardíos y deja muy claro que “no le gustan las corrientes dentro de los partidos ni las discusiones,” por lo que siempre permaneció al margen de éstas y tiene condición de simpatizante y no de militante, como ya hemos apuntado.

manuelsanchezcortes_03_puertosantamariaRecuerda Manolo que en 1970, con el régimen político anterior dando sus últimos estertores, pero no derrumbado, que se realizaron fuertes comunicados por parte de la oposición al régimen político, que solía estar también en los sindicatos. Fue detenido, esposado e interrogado durante 78 horas en los calabozos del antiguo Ayuntamiento de la Plaza Peral. Los inspectores de policía venidos desde Madrid querían sacarle la confesión de que pertenecía al Partido Comunista, algo que nunca llegó a reconocer, puesto que no pertenecía a dicho partido, aunque si estaba cerca, como lo estaban todos los activistas que por la época conformaban la oposición a la dictadura.

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Toda su vida laboral desde que empezó a trabajar en Osborne tiene vinculación con el mundo de la Vid. Tal es así que recuerda con nostalgia la existencia del Montepío de San Ginés de la Jara, una suerte de seguro de los trabajadores en caso de accidente o enfermedad, dado lo exiguo de los salarios de la época. Así, si un empleado de bodega caía enfermo o tenía un accidente de trabajo, la Seguridad Social corría con el 75% del salario y el Montepío de San Ginés corría con el resto hasta el 90%, algo que hoy ha desaparecido.
Vive en la Plaza de las Bodegas, frente al “escritorio” de Osborne, recuerda que controlaba el desarrollo de las obras y que, curiosamente le tocó en suerte una a la que le tenía la vista puesta: fueron 90 viviendas construidas en 1956; al parecer estaban previstas construir mas, pero unas bóvedas -afirma- existentes en el subsuelo impidieron que tuvieran mas alturas. En 1979 fue socio fundador de la Asociación de Vecinos de esas viviendas, con el nombre de “El Picadero” por un antiguo picadero existente en dicho solar. En 1995 pasó a denominarse Asociación de Propietarios. Desde el 27 de octubre de 1997 al 11 de julio de este año, durante once, ha sido el presidente de dicha entidad. Toda una vida al servicio de los demas, con 80 años, sin aparentarlos, con curiosidad todavía, por los temas sociales de El Puerto. (En la fotografía, desconocido, Calvario, Valimaña, Manolo Sánchez Cortés, Manolo de Sebastián capataz de Osborne, y Ordóñez, trabajador de Terry).

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Luis Gatica Rivas es de los nacidos en la preguerra: en 1935, 6 de junio. Su infancia escolarizada empezó y terminó  en el desaparecido Colegio del Asilo de Huérfanas, con entrada por la calle Diego Niño y de allí lo sacó su madre un día para que se fuera de “Lazarillo”, con nueve años, con el ciego Arana, ya que en su casa hacía falta dinero para comer: le daban tres pesetas diarias. Con doce años Paco Hernández le ofreció trabajar con él en la Pescadería -le pagaban cinco pesetas- y adivinen ustedes que hizo Luis. Así trabajó de mandadero, guardando pescado y más tarde arrastrando cajas (que imagen más típica de la Lonja portuense!). Mas adelante continuó en la Pescadería con otras empresas por otros cuatro años.

Luis Gatica Rivas is one of those born during pre-war times: the 6th of June 1935. His childhood schooling started and ended in the no longer existent Colegio del Asilo de Huérfanas (Orphans Asylum School), with its entrance on calle Diego Niño. His mother took him out of there one day so that he could go and work as a guide, at nine years of age, for the blind man Arana, since at home they needed money to buy food. He was given three pesetas a day. At twelve years old Paco Hernández offered him a job with him in the Fishmonger’s, he was paid five pesetas, and guess what Luis did. He did whatever he was told, storing fish and later on lifting boxes (the typical image of the portuense fish market!). He stayed on at the fish market working for other companies for four years after this.

arrumbadorbodega_puertosantamariaEn 1950 , con 21 años entró como eventual de Bodegas Osborne. Luego trabajó de peón de albañil, cuando se estaba construyendo “Mikateko”  y en la ampliación de la Base Naval de Rota. Y luego otra vez al mundo de la vinatería trabajando en Bodegas Sancho hasta que se fue al Servicio Militar -cuando era obligatorio- el 2 de julio de 1955, volviendo a su finalización a Sancho de asimilado a fijo. Luego sería despedido en un ERE (Expediente de Regulación de Empleo) tan de moda hoy y a buscarse otra vez la vida en el mundo de la construcción. En 1964 encuentra trabajo en Osborne, en donde pasa por distintas categorías terminando como Jefe de Sección hasta su jubilación en 1995. Es un entusiasta de la Cultura del Vino y sus Bodegas y posee vastos conocimientos -esos que se adquieren escuchando a los mayores-  sobre el mundo de la vitivinicultura. También fue cargador de pasos de Semana Santa -cuando éstos eran “profesionales” (cargaban por un jornal y el gasto en vino)- llegando a ser capataz de cuadrilla de cargadores. Su hermandad es la del Nazareno, al que cantaba saetas al salir de La Pescadería en el nuevo itinerario por la Calle Cadenas.

losdelcarmen_puertosantamariaEL FLAMENCO.
Como por sus venas corre sangre gitana, Luis es un gran conocedor e incluso cantaor de de Flamenco. Hoy sería un monologuista: es un gran contador de chistes y parodias y tiene un sentido del humor muy a la portuense, algo fuera de lo común. En el 1.982 crearon el conjunto rociero que se llamaba “Alborea” que mas adelante pasaría a llamarse “Bordao”, con Manolo Albaiceta, José María Nuñez Buhigas  y Julio Sevillano Cuevas a la guitarra, superviviendo durante ocho años. El representante del grupo sería Manolo Vaca, aquel peculiar personaje que siempre iba en Vespa. (Ilustración: Portada del Long Play de Los del Carmen, con los temas, ¡Ay Caballo Descarado.  Tanguillo al Puerto de Santa María).

comparsacharlots_puertosantamariaEL CARNAVAL.
La afición por el Carnaval le viene a Luis Gatica de familia. Su padre salía, antes de la Guerra Incivil, en el Carnaval de El Puerto, componiendo un conocido duo: “Mamá Gatica y Papá Suano”. Este Papá Suano era un personaje muy especial, el mejor comparsista hasta 1936. En el Libro de José Ignacio Buhigas y Tily Santiago “Carnaval, un siglo de Historias del Puerto (1836-1936), escriben en una entrevista que realizan a Juan García Torres, un desaparecido carnavalero de principio del siglo pasado «Había también un vaporcito que le llamaban “Cádiz” y un día explotó, a lo que papá Suano sacó una copla: “Estaba mi papá Suano loco de contento/ cuando la explosión del “Cádiz”/ porque a mi madre le cogió dentro./ Estaba en primera/ leyendo el Diario,/ se le presenta el buzo/ y le dijo: ¡cierra el Cosario!/ Por Dios, señora, usted está loca./ Fue y la embragó/  y pá asegurarla sacó un petardo/ y se lo metió./ Los niños llorando,/ y mamá Gatica donde estará/ y la encontraron en “El Punto”/ dándole la lata a Juan.” El Punto era un bar de la calle Luna que frecuentaba mamá Gatica porque “era muy moyatoso”».
Luis ha a sido nombrado “Personaje Entrañable” (una copia del “Antifaz de Oro” del Carnaval gaditano) del Carnaval de nuestra Ciudad en el año 2005. Ha participado en un numerosas comparsas, muchas de ellas con la Peña Los Majaras, hasta que se retiró en el año 2001:

  • 1958. El Doctor y sus Griposos.
  • 1959. Los Vocalistas.
  • 1960. Los Bartolos Vagos.
  • 1961. Los Quijotes.
  • 1973. Los Charlots.
  • 1974. Los Rederos.
  • 1975. Alegría de Cádiz.
  • 1983. Leche y Picón. No asistieron al Falla debido al 'cajonazo' del año anterior.
  • 1984. Israel.
  • 2000. Marinero en Tierra.
  • 2001. La Cruz Verde.
  • El cuarteto Rodrigo de Vivar, dos vivales y Mustafá.
  • Antología de los Majaras.

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Partido de Fútbol jugado en el Campo de Colegio San Luis Gonzaga. Competían los padres de alumnos contra los profesores. De izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: Vicente González Lechuga, desconocido,  ¿Cárave?, Manuel Muñoz, Fernando Heredia (torero), Antonio Gonzalez Sabio, Luis Gatica Rivas, Alfonso Terry Muñoz, Julio Cristobal Dorado, Higinio Obregón, José López (hijo del Comandante de los Guardias), desconocido, aunque puede ser pariente de los de Un Alto en el Camino o muy buen amigo de la familia, tenia un apodo que no recuerdo, y muy buen jugador de futbol, Bernal, Manuel "Manolin" (buen jugador de futbol donde los haya). (Foto Colección V.G.L.).

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En el fútbol de espectador, ¿adivinan donde está Luis Gatica? Se puede ver, entre otros: Julio Cristobal Doblado; Miguel Aguilar (cuñado de Peinado de IP); Rafalin; Pantoja; Antonio Nogués Ropero; Manuel Montalbo; el cuñado de Emiliano y Julio Cristobal Dato; Eugenio Espinosa Palacios; Manuel Albert Alonso; Luis Gatica Rivas; Fosco Valimaña Lechuga; Suarez (que estaba casado con Cristina Alvarez Juan); Ignacio Valimaña Lechuga; Chani (o algo parecido) Ganaza (tenía una frutería y es hermano del de la Venta Durango); Manuel Romo (Lolete cuñado de Antonio González Sabio); me parece un Miranda; Manuel Albert Alonso; Manuel Ortega (carnicero); Rafael Gómez Giménez; Fernando Domínguez de los Reyes., Julio Cristóbal Doblado y León Aguilar, el árbitro, primero por la derecha de la segunda fila por abajo. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

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rafaelvaliente_puertosantamariaRafael Valiente Moreno, con ese aspecto de lobo de mar, puede ser visto a diario por la zona de la Comisaría de Policía, en el Bar La Ponderosa, junto a su amigo Carrillo, en la venta de periódicos que realiza bajo la pérgola de dicho establecimiento. Nació en 1924. Hermano de Pepe Valiente, el que fuera jefe de conserjes del ayuntamiento durante tantos años, y que llegó a ser concejal socialista en el primer ayuntamiento de la restaurada democracia, Rafael tiene en el brillo de su mirada la perspectiva de los años, de sus casi 84 años. Toda su vida laboral la ejerció en el mundo de las bodegas.

Rafael Valiente Moreno, with that look of an old sea dog about him, can be seen every day in the vicinity of the Police Station, in Bar La Ponderosa, with his friend Carrillo, selling newspapers under the station arches. He was born in 1924, brother to Pepe Valiente, the head of maintenance at the town hall for so many years, who became socialist councillor at the town council when democracy was restored. You can see the wisdom of Rafael’s almost 84 years in the glint in his eye. He spent his whole working life in the bodegas.

valientemoreno2_puertosantamariaEmpezó a trabajar con 16 años en, en 1940, en Jiménez Varela ayudando en todo lo que se le requería. Luego pasó al embotellado, poniendo etiquetas de los productos que salían de aquellas afamadas bodegas.  Luego pasó a arrumbador de tercera, ascendiendo a  arrumbador de primera y encargado de cuadrilla. También pasó, con la misma categoría, a tonelero, ya que sabía de eso... Recuerda que por esas bodegas pasaron tres propietarios: los Jiménez Varela, Terry y Rumasa. Con 56 años sufrió una regulación de empleo que lo prejubiló. Aficionado a la pesca -luce un impecable aspecto de marino- y a los toros, de chico jugó al fútbol con el equipo de Santo Tomás de Aquino, en el colegio que había frente al Teatro Principal, el Colegio de Cárdenas; no era alumno de esa escuela pero, por mediación de su novia que trabajaba allí consiguió jugar en aquel equipo, de lo que se siente orgulloso. Y así hasta que se fue al servicio militar. (La foto, de 1958, corresponde a la colección de Vicente González Lechuga).

bodegareal_puertoHOTEL BODEGA REAL.
Hotel de cuatro estrellas, con 52 habitaciones ubicado en la antigua bodega de Hijos de Jiménez Varela, muy cerca de la estación de ferrocarril. Rodeado de viejas bodegas donde se elabora el peculiar vinagre de yema, el hotel es un complejo de antiguas bodegas donde se criaba y envejecía el vino de Jerez, arquitectura funcional que acertadamente han mantenido. En el Bar- Cafetería y en el Restaurante se pueden degustar los vinos de la Denominación de Orígen Jerez-Xerés-Sherry, así como platos elaborados con estos exquisitos caldos y el Brandy de Jerez, ideal para la sobremesa. Son interesantes las vitrinas con vinos y brandies de distintas firmas vinateras.

BODEGA JIMÉNEZ VARELA.

El Hotel Bodega Real está situado en las que eran las antiguas Bodegas Jiménez Varela. Abarcan un conjunto de cascos bodegueros que fueron el fruto de la unión de edificios de obra nueva, el llamado escritorio, las oficinas centrales de las bodegas Varela, construido en 1872 y reformado en 1913; como de otros que ya estaban construidos, con anterioridad y que habían pertenecido a otras firmas bodegueras, las bodegas de Haro construidas en 1848.

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Embotellado de Bodegas Jiménez Varela, donde trabajó, a partir de 1940, Rafael Valiente Moreno. (Colección V.G.L.).

El núcleo de bodegas o zona industrial donde se ubicaba surgió en el primer tercio del siglo XIX, (el casco de bodega de la Sagrada Familia se construye en 1829), abarcaba el espacio comprendido entre las calles Pozos Dulces, Espíritu Santo, Albareda y Avenida de la Estación y Larga. Una zona de cierta tradición industrial que ya en el siglo XVIII contaba con fábricas de estampados, curtidos, molinos de aceite, así como otras relacionadas directamente con las faenas y las necesidades de la actividad marinera.

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Escritorio de Jiménez Varela. 30 de octubre de 1946. Foto Pantoja. (Colección Vicente González Lechuga).

jimenezvarela1_puertosantamariaEl Siglo XIX fue un periodo caracterizado por el gran número de cambios que se produjeron en las sociedades de una manera continua e incesante. Cambios a todos los niveles: políticos, sociales y económicos. Estos últimos en El Puerto de Santa María, como en gran parte de los pueblos de la Bahía, hicieron que se buscaran nuevas salidas o que se potenciaran actividades que ya eran importantes como la crianza y la exportación del vino fino. Se sustituyó la tradicional relación comercial con el continente americano por la potenciación de la ventas en el mercado europeo y muy especialmente en el inglés del vino de El Puerto. Esto hizo que la imagen de la ciudad se viera transformada en algunas zonas por la instalación de naves bodegueras que acabarían por configurar el paisaje urbano de El Puerto. Estas bodegas de la calle Albareda, antes Victoria porque emboca hacia el monasterio del mismo nombre, son también un testimonio importante de una de las claves de la crianza biológica del vino fino: la proximidad al río Guadalete. El río es uno de los condicionantes principales para obtener un buen caldo, las brisas del Guadalete controlaban el proceso de crianza aportando y manteniendo los grados de temperatura y humedad necesario para la obtención de un producto de calidad. Para ello era también imprescindible una arquitectura, en cierta medida biológica, que permitiera aprovechar las bonanzas climáticas de la zona: el casco bodeguero. Éste ha recibido todo tipos de apelativos, pero quizás el que más se le aproxima es el de catedral para alguno de ellos, que le viene dado por la esbeltez conseguida por el empleo de pilares y arcos de piedra de gran altura y tamaños en su construcción. (Etiqueta Colección J.M.M.)

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Productos de Jiménez Varela. (Foto Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

jimenezvarela3_puertosantamariaLOS JIMÉNEZ VARELA

La familia Jiménez Varela fue muy laboriosa, y prueba de ello fueron las industrias vinateras que crearon y los afamados productos que en ella se fabricaron: el Brandy Viejísimo Varela, Cacao Varela, Oloroso Los 46, o el Amontillado Fino Jardín, bajo la firma comercial de Hijos de Jiménez Varela.

También existe una relación familiar de los Jiménez Varela, pues un familiar de éstos fue el hombre de confianza de Isaac Peral, cuando botó en El Puerto, en la desembocadura del río Guadalete, el prototipo del que fue el primer submarino, celebrándose una fiesta en la que fueron servidos los vinos de Jiménez Varela.
También se dedicaron a la cría de caballos, llegando a ser propietarios del Hierro de la Palma, ganadería creada por los señores Artalaya y Azpillaga, a principios del siglo XIX, y que luego fuera propiedad del Marqués del Castillo de San Felipe. El Hierro de la Palma figuraba en la etiqueta de los productos de Hijos de Jiménez Varela. (Papel Secante: Colección J.M.M.).

jimenezvarela7_puertosantamariaAMONTILLADO FINO JARDÍN.
Era el vino que se criaba en estas bodegas. Si bien se comercializaba como Fino, se aproximaba más a un vino Amontillado. El amontillado es un vino dulce y generoso de uva Palomino, de color pajizo, ribeteado en metálico y destellos violáceos, de aspecto lagrimoso, brillante y transparente. Al olfato ofrece un olor a bodega, intenso y punzante; y al paladearlo saboreamos un vino redondo, seco, ahumado y con recuerdos de yodo. Hace un perfecto maridaje con el jamón ibérico o un queso curado de pasta dura y de gran potencia.
Es un vino perfecto para beber como aperitivo, o a media tarde, aunque los devotos del Vino Amontillado dicen que «sirve para compartir y departir a cualquier hora». La temperatura ideal para degustarlo es entre 10º y 14º, siempre en relación con la temperatura del ambiente.
Los vinos amontillados proceden de los Vinos Finos, el Vino por excelencia de El Puerto de Santa María, cuyo color ha evolucionado y llega a alcanzar entre 18º y 19º. Es un vino generoso (aquel que alcanza una graduación entre 15º y 23º), obtenido mediante soleras y criaderas, sistema de crianza que se aplica en la zona vinícola que ampara el Consejo Regulador del Jerez-Xérès-Sherry, a la que pertenecen los vinos y brandies de El Puerto de Santa María.Interesante el cuento de terror del siglo XIX, obra del bostoniano Edgar Allan Poe «El Barril de Amontillado», usando como excusa la del conocedor de estos vinos generosos para contar el relato corto. (La información ha sido elaborada con textos propios, del Centro Municipal de Patrimonio Histórico y la Ruta del Vino y Brandy de El Puerto).

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Publicidad de 'Champagne' de Hijos de Jiménez Varela en un periódico de principios de los años veinte del siglo pasado. Las cuevas todavía existen en la Finca 'El Caracol', propiedad de Jiménez Támplin, uno de los descendientes de la firma. (Anuncio Colección J.M.M.).

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Antonio Fernández Galloso, de 83 años fue, junto con su cuñado Luis -el padre del torero-, aparcero en la creación y gestión de Destilerías Galloso hace ahora 50 años, aunque Antonio era el mas conocido y algo  así como el cerebro, el emprendedor del negocio, con quince productos en el mercado, entre destilados y vinos. Tío del torero José Luis Galloso, el sentido del humor de Antonio sigue impoluto: «una doctora me ha dicho que el alcohol se mete en los huesos, así que yo creo que voy a durar más de 100 años» afirma mientras degusta un vaso de vino en el Bar Vicente, debajo del anuncio del hombre de luengas barbas, de Centenario Terry. Genio y Figura. Supo entender los nuevos gustos que se imponía, cuando las bodegas empezaron a componer nuevos productos con suficiente graduación alcohólica, para el consumo. ¿Acaso oteaban, por entonces cual serría el horizonte de bajada, de disminución  del consumo de nuestros vinos?.

Antonio Fernández Galloso, at 83 years old was, together with his brother in law Luis, a tenant farmer during the creation and management of Destilerías Galloso (Galloso Distilleries) 50 years ago now. Antonio was the better known and you could almost say the brain of the two, the entrepreneur of the business, with fifteen products on the market: distilled products and wines. The bull fighter José Luis Galloso’s uncle, Antonio is still quick witted: “a doctor told me that alcohol seeps into your bones, so I reckon I’m going to last more than 100 years” he declares whilst tasting a glass of wine in Bar Vicente, below the advert of the man with the long beard, advertising Centenario Terry. He’s a character if ever there was one, born with a creative temperament. He knew how to interpret the new tastes that prevailed when the bodegas started to create new products with enough alcoholic content for consumption. Perhaps they were keeping an eye on the decrease or decline in consumption of wines in the future?

Antonio nació en Jerez, aunque a los cuatro años su padre -que había nacido circunstancialmente en Argentina, en Campano, pueblo de la provincia de Buenos Aires, fundado por los antepasados de Serafín Álvarez-Campana- se vino a vivir a El Puerto establecieéndose en la casa de Aguado, en la Plaza del Polvorista. Sus habitaciones se encuentran donde hoy tiene unas dependencias el Bar Playa “El Rempujo”. De su estancia allí se le quedó el sobrenombre del “Italia”, dado el trato que se traía de pequeño con un destacamento de italianos que se alojaba en el antiguo Cuartel, hoy Teatro Municipal “Muñoz Seca”, durante la Guerra Incivil. De las correrías de Antonio por aquella época no nos han llegado ecos, pero si el mote, que luego le serviría de inspiración para uno de sus licores: Licor Tredicihe (13).

Fernández Galloso tuvo que fundar la Destilería en Lebrija en 1958, porque los bodegueros de la época no daban facilidades para que se instalara más competencia en la localidad. Una vez fundada y aconsejado por sus asesores realizaría luego, como hizo, el traslado al año de su fundación a la calle Santa Fé, en un antiguo establo que hubo de acondicionar, junto a los Piensos de Manolo Martínez, frente a la casa de Perico Calvario padre. Recuerda con nostalgia que, cuando arrancaba el motor de la molienda de los granos, hacía temblar, caer y romperse las botellas, tal era el estruendo. Las cosas mejoraron y al tiempo compró una finca en el Callejón Espelete, donde se instalaron. Allí trabajó toda la familia, los primos, la madre, los tíos, el torero... hasta los amigos de los hijos de Antonio, al salir del colegio, pasaban la tarde, divirtiéndose, colocando etiquetas a las botellas.

Cerca de treinta productos salían de la factoría Galloso: Anís Dulce Galloso, Anís Dulce 'El Moreno' (no lo tenía nadie), Anís Dulce Poertuense, Triple Seco, Crema de Cacao 'San Rafael', Crema de Café, Crema de Menta, Crema de Coco, Licor Trediche (13 en italiano en referencia a su mote juvenil; era un licor de frutas), Licor de Curaçao, Brandy Jerezano, Coñac Galloso, Coñac 4-4 (entonces se estaba introduciendo el palabro Brandy), Ginebra Holandesa, Crema de Canela, Ron Galloso, Ponche, Anís Seco “El Argentinito”, en honor a su padre, Ginebra Limón, Ponche Galloso, Moscatel, y Fino y Manzanilla Galloso, en referencia a su sobrino, el diestro José Luis Galloso. Cuando salió a torear a los ruedos el torero, Antonio quitó de las etiquetas la figura del Castillo de San Marcos y la sustituyó por el diestro. (No había problemas con Caballero, propietario del Castillo de San Marcos, pues eran amigos). En la familia 'el Argentinito', el padre de Antonio había sido banderillero, de ahí la afición en la familia, aunque fue un hermano de Antonio, Francisco, dedicado a los tratos de vinos, el conocido como Paco 'El Torero'.

La popularidad de los destilados de Fernández Galloso era tal, que en los economatos de Terry y Osborne, tenían Anís Galloso. En Osborne, en el economato, junto a Anís del Mono, propiedad del Grupo. Tan bueno era, que fabricaba licores a bodegas medianas que no tenían tecnología para ello. Antonio tenía un buen olfato: era capaz de reproducir, de fabricar, cualquier licor, y no sacó más productos porque no disponía de instalaciones para ello. También tenían mucha demanda los productos a granel, ya que se ahorraban el impuesto de lujo que gravaba a las botellas, aunque no se libraban ni del impuesto de alcoholes ni del arbitrio provincial. El sistema era fácilmente comprensible: una caja contenía 12 botellas de litro, que pagaban impuesto de lujo. Una garrafa contenía  una arroba=16 litros -4 mas- que no pagaban ese impuesto. Muchos bares encargaban una botella vacía etiquetada y un par de garrafas, y así sorteaban el impuesto que encarecía el producto al consumidor final. ¡La imaginación al poder!. Años mas tarde aparecerían las botellas con tapón irrellenable... (o al menos eso se decía, que hubo quien patentó hasta una jeringa). En 1976, hace 32 años, una caja de Anís dulce Galloso de litro, con 12 botellas, costaba 1.457,05 pesetas, y la botella 121,40 pesetas. Los embalajes estaban incluidos en el precio. A granel, una arroba (16 litros) con envase de Anís dulce Galloso costaba 1.438,10 pesetas (9 euros aproximadamente), mientras que sin envase su precio era de 1.344,95 pesetas.

Las botellas utilizadas eran “de segunda mano”: usadas. ¿Se acuerdan cuando los recolectores de vidrio le cambiaban a los niños una botella por un globo como reclamo de colaboración? Pues esas botellas eran compradas por los pequeños negocios y se lavaban en el Callejón Espelete. Cuando no se podía, existía un lavadero en lo que hoy es la Sala de Exposiciones de la CAI, en la Plaza de Isaac Peral. Antonio, que había empezado a conocer el negocio en las Destilerías Morphy, propiedad de Luis Benvenuty, Morphy, se estableció por su cuenta en 1958 funcionando durante 30 años, hasta que las grandes firmas asfixiaron a este pequeño pero meritorio negocio. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

ALGUNAS DESTILERÍAS EN EL PUERTO EN 1960
Luis Benvenuty Morphy. Anís Periquito. Calle Larga.
Juan Grant. Licores Grant. Calle San Sebastián.
Jerónimo Guerrero. Cacao Machín. Calle Federico Rubio.
Merello Pico. Anís Sota de Bastos. Cacao Pico. Calle Cielos.
Ramón Insúa. Anís Rey Negro. Calle Santa Fe.
Sordo de la Borbolla. Licores varios. Calle Yerba.
José Luis G. Obregón. Cacao Obregón. Calle Zarza.
En la actualidad solo quedan dos: Obregón y Merello/Pico.
Aparte estaban las grandes bodegas que también preparaban sus destilados.

En esta foto vemos a 'El Rubio' del Bar Liba, sirviendo un café a María Fariñas Sabariego y  a la pequeña Maria José Sánchez Fariñas. Como podemos observar es prácticamente el mismo reclamo publicitario, el viejo de las barbas que recomienda: "Siempre bebí Centenario" en el Bar El Liba, y en el Bar Vicente, donde está tomada la fotografía que ilustra el principio de este reportaje dedicado a Antonio Fernández Galloso. El personaje barbado existía, era real y no una invención como se aseguró en algún momento. Eduardo Ruiz Golluri (padre) le compraba la entonces llamada "Vanguardia Española", en la Rambla de las Flores, de Barcelona. Se le pagaron 1000 pesetas de... hace mucho tiempo por el posado, y lo pintó el jerezano José Luis Torres, afamado pintor por sus carteles publicitarios en cristal, que eran piezas únicas (Se pueden observar diferencias entre los dos carteles del barbudo, de este reportaje). También hacía proyectos de etiquetas. Para Fernando A. de Terry hizo la del Brandy '1900', que tenía una baraja de cartas, y la primera para el Gran Reseva 'Terry I', etiqueta muy historiada, por cierto. Otro conocido pintor de cristales (que pintaban del revés) era Lepe y J. del Barco, que pintó el rótulo, todavía existente, en el interior de la Farmacia Viqueira, de la calle Larga esquina con Palacios. (Foto Colección V.G.L.).

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