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Soy Salvador Gonzalez Mateos, y aunque no milito en en el partido solcialista en la actualidad,  --me autosuspendí de militancia hace muchos años por una series de razones que expuse en asamblea y que recogí en un articulo de prensa-- he seguido con interés la vida del PSOE durante todos estos años. Continúo mi militancia intensa en los movimientos sociales desde hace 30 años, y soy de los que opina que no podemos estar cruzados de brazos ante  el ‘tsunami neoliberal’  que rige nuestro país y casi todo el mundo. Como digo, la vida del PSOE y de otros partidos de izquierdas y progresistas me interesa, porque al fin y al cabo, divergencias al margen, son las opciones más acordes con mi pensamiento. Por ello, toma vigencia el artículo  que publiqué en Diario de Cádiz sobre el partido y uno de sus ‘cerebros mas activos’ en los últimos 30 años.

¿RASPUTÍN JUBILADO?
Te conocí, en un momento clave para nuestra ciudad. Fue en el siglo pasado. Tu antecesor, el ruso, vivió en el siglo XIX. Ambos con carita de monje, mirada vidriosa y una enorme capacidad para trajinar en las sombras. Estábamos situados al fondo del salón de actos del Instituto Mar de Cadiz, donde se celebraba una  asamblea que debería decidir si en El Puerto se presentaría como candidato socialista al que había demostrado ser el alcalde más inútil de la historia portuense o por el contrario optaríamos por un gran gestor con experiencia demostrada llamado Luis Benvenuty.

En la imagen de la izquierda, el histórico Rasputín.

Por  creer en este, y por el pavor a Hernán en la Alcaldía, me inscribí en el PSOE tapándome  la nariz. Apestaba a Filesa, a Roldán, a Puerto Shurry, a Puerto Menestheo y sobre todo a intereses abusivos de Solchaga. Algunos nos apuntamos a derribar la corruptela socialista local, cansados de un alcalde títere dirigido por un renombrado funcionario municipal. Los renovadores, liderados por  Vargas Machuca, que  soñaban con acabar con el felipismo y la corrupción, creyeron en su victoria por tener más militantes locales. Yo no me fiaba. Y con razón. Tú, el  Rasputin alcalaíno en persona, se presentó allí con un  censo antiguo donde los caraballos boys tenían mayoría.

Y allí al fondo del salón te dije, Rasputin Pizarro, que por tu sucia jugarreta, los portuenses al ver en el cartel electoral al nefasto alcalde de la coalición gobernante  PP-PSOE, coalición forjada por tus manejos con Teo, y Caraballo, saldría Hernán como alcalde. Te reíste. Nos apostamos un comida estrechándonos las manos, a que no solo sería alcalde el impetuoso relojero, sino que revalidaría su cargo cuatro legislaturas por lo menos. Lo clavé. Han pasado veintiún años desde entonces y sigues sin pagar la apuesta.

Pero parece que por fin caerás, tú, tu clan de nepotes alcalaínos, también tus borregos con cargos en el aire, y ojalá vuestra pléyade de enchufados.  Ya perdisteis  el congreso regional. Rasputin, has perdido el norte, traicionaste a Griñan en plena precampaña electoral,  y si pudieras urdirías una moción de censura en el parlamento junto al PP para derribar a este gobierno de izquierdas elegido por las urnas. Pero no puedes, estas viejo y  son muy  débiles tus apoyos ¿Te jubilaras disciplinadamente o aun tienes un sucio as en la manga, so Rasputin? (Texto: Salvador González Mateos).

A las afueras de El Puerto de Santa María, se reprimió un intento de pronunciamiento militar el 8 de julio de 1819, hace hoy 193 años. Su finalidad era imponer un régimen constitucional a Fernando VII, pero fracasó por diversas circunstancias.

En la imagen, grabado de uno de los pronunciamientos vividos en España en aquella década convulsa.

El pronunciamiento del Palmar de la Victoria lo debía protagonizar el Ejército expedicionario de Ultramar, el 8 de julio de 1819. Este Cuerpo expedicionario se mandó formar cuatro años antes, el 9 de mayo de 1815, para restaurar la soberanía de Fernando VII en los territorios rebeldes de América. A finales de 1816 se le reunía en la zona de Cádiz, en cuya bahía fondeaba la escuadra que le serviría de transporte. De haber partido hacía su destino esta expedición, quizás, hubiese sido una más de las que ya se habían formado con el mismo fin. En cambio, parte de sus unidades se sublevaron con éxito el primero de enero de 1820, lo que sirvió de detonante para la propagación de una revolución, que reinstauró el régimen constitucional . Pero, meses antes del pronunciamiento de Las Cabezas de San Juan, tuvo lugar otro episodio, preludio del 1 de enero siguiente.

En El Puerto de Santa María se concentraron, durante los primero días de julio de de 1819, quince de los veintitrés cuerpos que componían la fuerza expedicionaria. También, el día 8, fueron arrestados multitud de jefes y oficiales de nueve de aquellos cuerpos y de la Plana Mayor del Ejército. Además, se extendieron otras órdenes de arresto contra militares, y de prisión contra paisanos que no se encontraban en aquel lugar. Los pronunciamientos y conspiraciones que venían produciéndose en España desde 1814, respondían a la delicada situación política del país. Los liberales fueron proscritos a la vuelta de Fernando VII de su cautiverio en Valençay, y alentaban estos movimientos, cuya finalidad era cambiar el régimen político existente, para lo que tenían que obligar al rey.

En la concepción y el planeamiento del pronunciamiento del Palmar, tomo el nombre del lugar de El Puerto de Santa María donde se produjo, se usaron las "logias" existentes en algunos cuerpos militares. También, otras formadas por militares y civiles, muy politizadas, que adoptaban, todas ellas, un aspecto pseudo masónico. Estas sociedades secretas se relacionaban entre sí, configurando una trama, y en ellas se gestó el primer levantamiento del Ejército expedicionario.

Se considera aquí que, el principal fautor y desencadenante de la represión del 8 de julio, fue el mariscal de campo Pedro Sarsfield, quien influyó en gran medida en la decisión del jefe del Ejército expedicionario, Enrique José O´Donnell, conde de La Bisbal. Éste, desde marzo o abril de 1819, permitía la propagación de una conjura entre los cuerpos de su ejército, y pudo decantarse tanto por encabezar la sublevación, como por someterla.

Imagen de aquella época convulsa.

En la sucesión de los eventos, que terminaron con el sometimiento de los cuerpos que se iban a pronunciar, hay que tener en cuenta, además de aquellos meses, otros dos importantes jalones temporales: el 23 de junio y el 7 de julio. La primera fecha indica el momento en que el conde de la Bisbal se decidió, manifiestamente, por la represión del pronunciamiento. Antes de aquella, había primado cierto recelo mutuo entre las partes implicadas: Sarsfield, el conde y los conspiradores. Entre ambas fechas, el conde de La Bisbal y Sarsfield prepararon una estrategia represiva, mientras que los conjurados ultimaron el pronunciamiento. Y a partir del 7 de julio, comenzó la ejecución de la represión. Por otro lado, además de la secuencia temporal, habrá que tener en cuenta el juego de relaciones cruzadas, casi de novela de intriga, entre los protagonistas ya citados.

En esta ocasión, del 8 de julio de 1819, no triunfó el pronunciamiento por la traición de quienes debían encabezarlo, que bien por miedo e interés, o por supuesta lealtad al monarca, acordaron reprimirlo tras un periodo de mutua desconfianza. En su transcurso, pudieron triunfar también los rebeldes, de haber escuchado a quienes sospechaban de ambos generales. La conclusión que extrajeron de este fracaso fue obvia: no se debía confiar en quienes ya tenían un puesto elevado en el régimen establecido, a quienes poco podían interesar cambios políticos y sociales que estimaban revolucionarios. (Texto: Francisco Varo Montilla).

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Este artículo de opinión ha sido publicado originalmente en la sección de Opinión en el periódico 'El Mercantil Valenciano', en su versión en internet: www.levante.emv.com,  firmado por Joaquín Rábago.

Permítanme que les hable hoy de El Puerto. Me refiero por supuesto a El Puerto de Santa María, la ciudad de “los cien palacios”. Una ciudad con un espectacular castillo mandado edificar por el rey sabio sobre el solar de una antigua mezquita en pleno centro, propiedad hoy de una bodega, y numerosas casas de cargadores a Indias con sus pintorescas torres vigía. Lugar estrechamente vinculado también a las gestas colombinas y donde el piloto de la Santa María, Juan de la Cosa, realizó en 1500 el primer mapamundi que incluye los territorios hasta ese momento descubiertos de América.

La entrada de la Fundación Alberti, de incierto futuro.

Una ciudad cantada por Rafael Alberti, el de “La Arboleda Perdida”, y asociada a otro gran poeta andaluz y universal, Juan Ramón Jiménez, que estudió también aquí con los jesuitas. Y antes que a ellos , a la escritora romántica Cecilia Böhl de Faber, que firmó como Fernán Caballero, y cuyo padre, Juan Nicolás, fue, además de notable hispanista, cónsul honorario de la Liga Hanseática. O al autor de “Cuentos de la Alhambra”, el estadounidense Washington Irving, a quien hay dedicada una placa en la casa donde se alojó.

Las piedras se caen de la Iglesia Mayor Prioral.

¿No tiene esa ciudad – gastronomía aparte- todos los activos para ser un auténtico imán del turismo nacional e internacional? Pues ¡desengáñense!. El Puerto es hoy una imagen de desidia colectiva. Algunos de los palacios de los cargadores a Indias se encuentran en estado de abandono cuando no amenazan ruina. Las piedras se caen de su espectacular iglesia prioral.

El centro, en parte peatonalizado, parece a ciertas horas del día una ciudad fantasma, situación agravada por la apertura de grandes centros comerciales en las cercanías. En los lugares más emblemáticos de la ciudad sólo hay abierto algún bar de aspecto un tanto cutre. Y la plaza frente al castillo o el paseo del río Guadalete, a la altura de los muelles donde atracan los barcos de pesca, están totalmente desaprovechados para el turismo.

La Placilla, otrora el centro vital de El Puerto. /Foto: Fito Carreto.

Cuando uno pregunta a los vecinos y comerciantes, la queja es unánime. El centro de la ciudad está muriendo. Cierran los comercios y no abren nuevas tiendas capaces de atraer a una clientela joven. Las casas palacio, muchas de ellas compradas, según cuentan, en los años previos a la burbuja inmobiliaria a las viejas familias propietarias con exclusivos fines de especulación, resultan inasequibles para los jóvenes, que se ven obligados a irse a vivir a barriadas lejos del centro, lo cual contribuye a la decadencia de este último.

Pintadas en el Convento de las Comendadoras del Espíritu Santo.

Restaurar una casa antigua o pintar simplemente una fachada desconchada exige, según se quejan los comerciantes y miembros de algunas cofradías, un oneroso papeleo burocrático y sumas de dinero que muy pocos quieren afrontar. Y es notorio que unas pintadas atraen siempre otras nuevas y el deterioro no hace sino agravarse.

Muelle de los catamaranes en El Puerto.

El Puerto está unido a Cádiz por un excelente servicio de catamaranes y la travesía de la bellísima bahía es una experiencia siempre placentera. Pero hay un problema: el último catamarán sale de Cádiz con dirección a El Puerto a las diez de la noche y el último tren, diez minutos más tarde, por lo que si uno asiste a un espectáculo en el teatro Falla o a cualquier otro acto por la tarde, tendrá que ir en coche o regresar en taxi. ¿No tendría sentido que hubiera un último servicio por barco a las once o doce de la noche aunque el precio del billete fuese , por ejemplo, el triple de la tarifa normal? Sería en cualquier caso más barato que la gasolina empleada en el viaje particular y el necesario aparcamiento en Cádiz y lo agradecería además el castigado medio ambiente.

Pintadas en la Plaza del Castillo, delante del emblemático edificio y de la Oficina de Turismo.

¿Cómo es posible, se pregunta uno, tanta falta de imaginación, por decirlo suavemente, en las autoridades y tanta falta de orgullo y, por el contrario, desidia y resignación colectivas entre los vecinos de una ciudad que, con tal de que se lo propusiera realmente, podría ser puntera en turismo? ¿No es un ejemplo muy elocuente de lo que falla en nuestro país? (Texto: Joaquín Rábago).

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Rafael de la Riva Nicolau nació en 1862 y aunque no puedo precisar la fecha de su muerte, es mi objetivo dar a conocer a los lectores de GdP las buenas acciones y el talante liberal que presidió la vida plena de vocación --un sacerdote de la medicina-- de este respetable y olvidado paisano que dirigió de forma ejemplar y admirable  durante varios años, en el tránsito de del siglo XIX al XX,  el  Hospital Municipal.

SUCESORES EN SUDAMÉRICA.
Fueron sus padres, Felipe De la Riva Yela, un indiano guatemalteco descendiente de hijosdalgos cántabros, establecido en nuestra Ciudad mediado el siglo XIX, cuando apenas contaba 27 años, dedicado al negocio de la vinatería. Enviudó joven y contrajo segundas nupcias con Victorina Nicolau Chevasco, la hija mayor de un prestigioso abogado de origen catalán pero asentado desde hacía décadas en nuestra ciudad, donde nacieron todos sus hijos.  Tenía Felipe De la Riva dos hijos de su primer matrimonio, Amelia y Luis De la Riva Ruiz, este último nacido en El Puerto.

La hembra se crió con la familia de Guatemala y el varón se mantuvo con el padre hasta los quince años de edad, cruzando el Atlántico en busca de mejor fortuna, como tantos jóvenes de su edad. Un detalle bastante emotivo de este emigrante portuense medio hermano del personaje que estamos refiriendo, fue el hecho de que, cuando montó un negocio propio en 1886 de vinatería y abarrotería, término este –abarrote- equivalente en Guatemala y Panamá al empleado en nuestra tierra para el suministro de artículos de abasto, provisiones y víveres, le puso por nombre “El Guadalete”. Sus sucesores mantienen en la actualidad un complejo empresarial denominado “De la Riva Hermanos” que engloba empresas editoras, de diseño, distribución, publicidad y artículos de joyería. /En la imagen de la izquierda, caricatura de Luis de la Riva, ya mayor, publicada en la prensa de Guatemala.

CÓLERA MORBO.
Nada mejor para conocer la personalidad de Rafael De la Riva que la opinión de sus contemporáneos. De una semblanza publicada en la Revista Portuense del 12 de marzo de 1897, entresacamos algunos fragmentos: «Rafael De la Riva Nicolau es uno de los más ilustrados facultativos de la generación actual, y lo es más aún por sus arraigadas creencias médicas. No muy sobrado de recursos, hizo la carrera a fuerza de gran energía y constancia. En el año en que estaba a punto de terminar sus estudios, cuando el cólera morbo hacía bastantes estragos en Cádiz y se cebaba tan terrible epidemia en los infelices alienados del Manicomio Provincial, De la Riva solicitó y obtuvo un puesto de honor en tan caritativo establecimiento y, luchando en desventajosísimas condiciones, salvó de las garras de la muerte a muchos de aquellos desgraciados. Su notable conducta en los tres meses de aislamiento y sacrificio voluntario fue recompensada por la Diputación con el título de Licenciado en Medicina, libre de gastos, siendo propuesto para la Cruz de Beneficencia. Cuando estudiaba en Cádiz era siempre el obligado cabeza de motín, el que arengaba a los compañeros, el “leader”, el orador de confianza de la Facultad. Actualmente, que ostenta título tan preciado como el de Director del Hospital de San Juan de Dios, puede considerársele, sin exagerar, como un brillante cirujano. Reúne admirable destreza y enorme sangre fría… antes de operar, estudia y lee mucho… Muchas madres lo bendicen, al obtener la exclusiva para la aplicación en El Puerto del suero antidiftérico Behring…  Debió ser abogado: causas especiales le hicieron variar el rumbo de sus estudios… habría sido de los de buena cepa, pues le viene de casta. Demócrata convencido, sus ideales le han causado graves disgustos en distintas ocasiones. Escritor distinguido, polemista hábil, es temido como adversario en la prensa y en las tribunas».

Plácido Navas Villasclaras, médico que fue de la Plaza de Toros, con bigote, a la izquierda de la imagen. El tercero por la derecha, en primera fila, Enrique Máiquez Adán, también médico y abuelo de Enrique, José María y Consuelo García Máiquez. No conseguimos ubicar en la imagen a Rafael de la Riva.

CIRUJANO EJEMPLAR Y DEMÓCRATA.
Elogian en la semblanza su profesionalidad y brillantez. Sirva como botón de muestra la operación que practicó en el verano de 1894 en el Hospital Municipal, asistido por los médicos forenses Manuel Medinilla y Plácido Navas,  extrayendo un proyectil alojado en el cráneo desde hacía ocho años a un excombatiente.

FEDERICO RUBIO.
En 1900, el año en que moría el siglo XIX y nacía el XX, nuestro paisano Federico Rubio Galy, al que no quedaban muchos meses de vida,  gozaba de un merecido reconocimiento de todos los estamentos sociales por sus aportaciones científicas y humanísticas, recibiendo múltiples elogios y homenajes en numerosos lugares de la nación. Menos en su tierra natal, a lo que parece, pues en esa fecha, concretamente el 26 de junio de ese año, un paisano y colega, médico y cirujano también, firmaba en la Revista Portuense un artículo a él dedicado titulado “Honor y Caridad”. El autor,  Rafael de la Riva Nicolau y en él alertaba de la inminente visita a Cádiz del sabio doctor, proponiendo fuesen al andén de la estación, a su paso por esta, para honrarle y saludarle, una comisión municipal a la que se agregasen los médicos y vecinos que lo tuviesen a bien. Igualmente, apuntaba la idea de colocar una lápida conmemorativa en la casa en la que nació y destacaba en el amplio contenido de su colaboración en el periódico local sus virtudes y méritos profesionales: «Todos los que han tenido como yo el honor de tratar a don Federico, saben perfectamente que lo de ejercer y predicar la honradez profesional constituye en él una preocupación constante, casi una obsesión… no deja pasar momento propicio para predicar que seamos siquiera buenos los que apenas podemos ser científicos». /En la imagen de la izquierda, Federico Rubio.

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Recientes investigaciones sostienen que la actual desembocadura del río Guadalete se abrió hacia el año 19 antes de Cristo

Arriba, fotografía aérea de parte de la Bahía (Google Earth), donde hemos señalado el río Guadalete y la isla de Cádiz. Abajo, fotointerpretación de cómo podría haber sido la misma zona en época romana: con una sola desembocadura en el hoy río San Pedro, el recorrido de la Vía Augusta (puntos) y la actual desembocadura del Guadalete, creada por Balbo el Menor (líneas).

Sitúese en la desembocadura del Guadalete. Por ejemplo, frente a la plaza de las Galeras, en el muelle del Vapor. El curso del río que ve a derecha e izquierda no lo creó la naturaleza, sino la iniciativa de un hombre: el gaditano Lucio Cornelio Balbo,’ el Menor’ quien, hacia el año 19 antes de Cristo mandó abrir en su espacio una ría artificial para establecer las infraestructuras del Portus Gaditanus.

El Puerto Gaditano fue el puerto de Gades que se fundó entonces al amparo de la política económica marcada por Augusto (27 a.C.-14 d.C.) por la que la aristocracia mercantil gaditana se dedicó a la explotación de las fértiles tierras que median entre las desembocaduras del Guadalete y del Guadalquivir. El Marco del Jerez. La Isla Cartare de Avieno.

Se convirtió entonces el Portus en uno de los puertos más importantes del Mediterráneo, exportador a gran escala, básicamente, de salazón de pescado, vino y aceite. Su principal destino, Ostia, el puerto de Roma. El territorio se vertebró a través de la Vía Augusta, creada al tiempo que el nuevo puerto, que en su primer tramo enlazaba Gades, el Portus Gaditanus y, junto a un estero de las marismas del Guadalquivir, Hasta Regia.

Paramento Este de la calzada en el Coto de la Isleta. El agua del caño de las salinas ha desprendido la tierra, dejando al descubierto la estructura. En el recuadro, su situación.

En suelo portuense, en el Coto de la Isleta y junto a la laguna Salada –en el llamado de muy antiguo Camino de los Romanos- se reconocen los vestigios de la calzada. Una joya histórica que aún está por desvelar y por poner en valor en dos entornos en los que se aúnan naturaleza e historia. Ayuntamiento, póngase a la tarea.

A PICO Y PALA.
La obra que mandó hacer Balbo fue un canal –llamémoslo ‘Canal de Balbo’- en la playa, que entonces alcanzaba las inmediaciones de la calle Valdés, y unirlo a la madre vieja del Guadalete, que corría a espaldas del Coto de la Isleta, conectándose así el curso artificial con el cauce del San Pedro, que entonces era el Guadalete que desembocaba a la bahía en una ensenada junto a Puerto Real.

Arriba una fotografía aérea de la desembocadura del río Guadalete, en la actualidad (Google Earth). Abajo una fotointerpretación, con la reconstrucción ideal de Portus Gaditanus, algunos muelles de atraques con la infraestructura portuaria, administrativa y de habitad. El puente y la vía atraviesan el río, detrás el agua recorre serpenteando zonas de marismas, con canales navegables que conducen al río principal, que se podrá surcar río arriba. Al fondo la Sierra San Cristóbal.

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El utópico paraíso comunista, en el que tantos intelectuales creyeron, como el poeta Rafael Alberti, se cubría de una aureola ficticia de perfección ideológica no fácil de percibir a primera vista.

Maria Teresa León y Rafael Alberti con el poeta soviético Samuíl Marshak en 1937.

En sus memorias, en 'La Arboleda Perdida', Rafael Alberti habla de sus abuelos de origen italiano, que  junto con otras familias extranjeras llegan a la Bahía de Cádiz al olor de los vinos en pleno auge de las viñas de Jerez, y fueron, en su momento, los verdaderos amos de El Puerto de Santa María. Grandes burgueses, propietarios de viñas y bodegas, cosecheros de vinos que llegaron hasta los zares de Rusia.

Recuerda Alberti de sus abuelos los «pesados y vanos comentarios sobre ‘aquellos tiempos, aquella buena época’ de lujo, de largos y anecdóticos viajes a Rusia, Suecia y Dinamarca…» Países que Alberti imaginaba entonces como «largas llanuras de nieve deshabitadas y oscuros bosques de abetos».

Alberti coleccionaba las bellas y románticas etiquetas de los vinos de su familia, con los retratos de los zares y reyes nórdicos. Rafael Alberti y su esposa María Teresa León posiblemente fueron los primeros que visitaron la URSS en 1932, cuando aún la Unión Soviética no había sido reconocida por el Gobierno de la República. Parece que vinieron para ocho días y la Unión Internacional de Escritores Revolucionarios les propuso quedarse dos meses. /Etiqueta de amontillado del padre del poeta, Vicente Alberti.

El Alberti de la visita de 1932 distaba mucho del Alberti que volvió en 1977. En la última ocasión se mostraba  apesadumbrado o ensimismado. ¿Qué había ocurrido para que experimentara tal cambio? Gracias a Ella Braguínskaya, fallecida en 2010, que fue la traductora rusa de Rafael Alberti y al que conoció personalmente tenemos interesantes testimonios de la estancia del poeta en la utópica tierra comunista.

NOTICIARIO DE UN POETA EN LA URSS.
En su primera visita, en 1932, vino a observar los movimientos teatrales de Europa oriental. A medidados de 1933 publicó en el diario madrileño republicano 'Luz' --que duró desde 1932 a 1934-- el ‘Noticiario de un poeta en la URSS’, donde se refleja el espíritu de un hombre fascinado por la idea de un ‘mundo feliz’, diario en el que mostraba una gran admiración hacia la madre patria comunista por cualquier motivo, hablaba con sincero entusiasmo de todo y de cualquier cosa, de los helados rusos, del cambio de guardia del Mausoleo, de cómo trabajaban en las fábricas, etc. Sin embargo en la segunda parte de La arboleda perdida, en las páginas en las que habla de su viaje a la Unión Soviética, ya solo comenta, parco de palabras y sin exaltación, algunas anécdotas.

Edición rusa de un poemario de Rafael Alberti.

PRIMER CONGRESO DE ESCRITORES.
En 1934 participó en el primer congreso de escritores, donde prometió que en España pronto se levantarían por todas partes banderas rojas —y así lo creía--. En 1937 lo recibió Stalin al que pretendía convencer para enviar una delegación soviética a un congreso en defensa de la cultura. Pero Stalin se resistía, no le había gustado que André Gide escribiera un panfleto difamatorio de la URSS.  Definitivamente enviaron una delegación, formada, entre otros, por los escritores  Iliá Erenburg, Alexéi Tolstói , Vsevólod Vishnevski  y por supuesto Fiódor Kellin. Con el intérprete Fiodor Kellin, patriarca de los hispanistas rusos, conoce a los escritores rusos de la época, entre otros a Pasternak o Lili y Iósif Brik, los visita en su casa, va a recitales en fábricas. Traduce el poema de Svetlov sobre Granada. Los Alberti conocieron también a famosos directores de algunos teatros soviéticos como Meyerhold y se encontraron con Eisenstein y Prokófiev. Según palabras del propio Alberti, Pasternak tradujo muchas cosas de Alberti.

PROPAGANDA COMUNISTA EN OCCIDENTE.
Pero en medio de toda esta atmósfera de un idealizado mundo prometido, se escondía otra verdad. Parece ser que Yuri Kublanovski, poeta contemporáneo de gran talento calificaba a Erenburg de “agente de influencia, adaptado al ambiente occidental que convertía a estos prestigiosos amigos de la Unión Soviética en una especie de almohada de aire para propagar ideas comunistas en Occidente”. A Iliá Erenburg le dedicó Alberti un poema, como amigo entrañable al que quería sinceramente y cuya muerte lloró de todo corazón.

Maria Teresa León y Rafael Alberti en la URSS.

Cuando estuvieron en Georgia, cuenta Braguínskaya, que en el coche siempre iba con ellos la misma persona. Les decía que trabajaba para el Ministerio de Cultura y que les hablaría de los monumentos, pero cuando pasaban por delante de los monumentos emblemáticos, callaba. Al día siguiente, Alberti, que ya había entendido todo, le dijo a Braguínskaya: “Pregúntele dónde trabaja”. Se lo preguntó y esta vez resultó trabajar en el Consejo de ministros, así empezaron este juego en el que cada vez contestaba una cosa distinta a la pregunta. Parecía no ser capaz de recordar cada cargo que inventaba.

PATRIA COMUNISTA PROMETIDA.
En su trabajo sobre Alberti, Braguínskaya, comentaba que Rafael Alberti no era el único poeta hechizado desde sus años juveniles por la ideología de una patria comunista prometida. También lo estuvieron Neruda, Picasso Malraux, Bernard Shaw, Antonio Machado o Romain Rolland. /El matrimonio Alberti-León visitando una fábrica en la URSS.

URRS VIRTUAL.
Alberti estuvo más que ningún otro poeta en la URSS, pero “en una realidad virtual que casi no tenía nada que ver con la realidad verdadera. Así, puede decirse, que Alberti nunca estuvo en la URSS, sino en un país virtual. Y en mi país había gente que sabía cómo alimentar ese hechizo, mostrándoles una realidad virtual que casi no tenía nada que ver con la realidad verdadera”, decía Braguínskaya. Rafael Alberti durante toda la vida fue amigo de la Unión Soviética, y en 1965 galardonado con el Premio Internacional Lenin para el Fortalecimiento de la Paz entre los Pueblos. (Texto: Carmen Marín).

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Retrato de Felipe V de España, llamado ‘el Animoso’ realizado por Jean Ranc (c. 1723). Óleo sobre lienzo, 144 x 115 cm, Museo del Prado (Madrid).

Hoy se cumplen 283 años del comienzo formal de los autos de incorporación de El Puerto de Santa María a la Corona de Castilla. Si bien el Decreto de incorporación es del 31 de mayo de 1929, no será hasta el 10 de junio de ese año cuando el juez comisionado por S.M. el rey Don Felipe V, Francisco de Escobar y Bazán --llegado a El Puerto un día antes-- cuando empiece a actuar: sustituyendo los cargos y oficiales ducales por toros de carácter interino, ordenando también picar los escudos del Duque de Medinaceli de las oficinas públicas y pintar, en su lugar, las armas reales, … /En la imagen, S.M. el Rey Don Felipe V.

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Derribo de la Lonja del pescado en la Otra Banda. /Foto: Fito Carreto.

Me rebelo cada vez que oigo que El Puerto se hunde en la miseria de sus escasos recursos económicos, cuando siento en el ambiente la abulia del "ya no se puede hacer nada" y palpo el derrotismo crítico contra aquellos que pretenden aportar soluciones. Me sublevo porque quiero pensar que no llevan razón. Después, cuando compruebo lo insolidario que es el portuense ante este tremendo problema, me hundo en una desesperanza crónica. Y grito, ¡que ya no tenemos pesca, ni bodegas, ni industrias, ni comercio…!

Trabajadores y policía ante el cierre del hotel Monasterio San Miguel. /Foto: Cata Zambrano.

¡Que es hora de despertar! ¿Es que no os dáis cuente que el turista no nos sacará de esta miseria, que es pan para hoy y hambre para mañana, sobre todo cuando son azotados en verano por quienes pretenden recuperar en dos meses la ruina del otoño y el invierno? Y el ayer en el que sueña el portuense es un lastre, una venda que nos impide ver el futuro ¿Dónde están los emprendedores? Y cuando surgen, ¿cómo os tratamos? ¿Dónde está aquel pueblo próspero que conocí hace años, esa gente entusiasta de mirada limpia, plena de esperanza, que transitaba ocupada por las calles…?

Palmeras desmochadas en el Parque de Calderón.

¿Alguien ha analizado seriamente la situación, ha encontrado la raíz del problema y, sobre todo, conoce la solución? Si es así, me gustaría sentarme una mañana con él, en el Bar Vicente mismo, y hablar sobre cómo llevarla a cabo, qué mecanismos tocar para que el motor de este viejo trasto funcione.

El Vapor junto a otros útiles del mismo en el Varadero de la Avda. de la Bajamar.

La gente está hundida. Lo presiento. No vive con la ilusión que yo sentía de niño. Evita la muerte mirando para otro lado. ¡Es que, como portuenses, les da igual esta situación…! Pero, ¿es que no les entra nada por el cuerpo saber que la ciudad cuenta con muy pocos recursos productivos, aparte de bares, cafeterías, restaurantes y vendedores de patatas fritas en el Parque; que no ha dado con la tecla del turismo que deja dinero? ¿Nos resignaremos a seguir quejándonos de la situación, sin arrimar el hombro y pensar con optimismo que esto tiene solución y que no debemos esperar de fuera lo que no somos capaces de generar dentro?

Campaña de abono para el Racing Club Portuense.

Quiero pensar que en que cada portuense hay un corazón que late y llora por lo que ve a diario. Deseo en lo más hondo de mi alma que reaccione de una vez. Aún estamos a tiempo de reanimarlo, practicar el boca a boca y que todos los portuenses dejemos a un lado nuestras diferencias por un objetivo común: El Puerto, nuestro Puerto…

Corporación Municipal surgida de las urnas electorales del año 2011.

Perdonarme pero hoy he paseado por las calles de El Puerto y apenas me he cruzado con peatones. Los pocos comercios que aún permanecen abiertos eran islas de un único náufrago, el dependiente. (Texto: Álvaro Rendón Gómez).

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Fernando Gago, recién elegido alcalde en agosto de 2006.

«--¡Que mala suerte!» Fueron las palabras que Fernando pronunció ante el médico que le comunicó que su enfermedad tomaba una deriva irreversible, hace un par de semanas. Fernando que siempre proclamaba ante cualquier situación, --en clave taurina-- ‘Que Dios reparta suerte’, no recogió en este último lance un poco de esa suerte que pedía para todos. Los que pensamos que después de la lucha que mantuvo lo iba a conseguir no renunciábamos a pesar de las prescripciones médicas. Lo mejor, que se ha ido sin dolor y querido por todos. Lo mas mejor, que ha dejado una escuela de portuensismo. Como dijera un común amigo hace unos años en una reunión-homenaje a Manolo Bejarano, ‘Si Fernando Gago no existiera, habría que inventarlo’.  Y lo insuperable es que, a los que hace años no entendíamos su ‘sangre gorda’ es aquella sentencia con la que nos bombardeaba, impertérrito, ante cualquier situación de emergencia: «--Si tiene solución no te preocupes, porque la tiene. Si no tiene solución, no te preocupes, porque no la tiene».

La Real Plaza de Toros, hoy, con la bandera a media asta, en señal de luto oficial. /Foto F.A. Gallardo.

Y así, el señor Gago ponía distancia entre las cosas para que las cosas no dominaran la situación. Era Fernando Gago ‘el Diplomático’. En las asociaciones, en el trabajo, en la política… Son tantos los recuerdos que se agolpan desde hace 30 años que difícilmente podemos atinar en este pensamiento de urgencia y de dolor, pero con humor, como a él le gustaba mirar a la muerte. Así, el magistrado Gago se marchó de la política con humor, con imaginación, con la diplomacia y educación exquisitas de la que siempre hizo gala. Acordándose de aquellos que le jaleaban ‘presidente hijoputa’ cuando presidía un festejo en la Plaza Real, con el mismo sentido del humor con el que asistía a un pleno, encaraba la vida, disfrutaba de sus hijos y nos enaltecía a los que fuimos su gente en Turismo, sus compañeros, de quien tanto aprendimos. «--No me descuajaringues, Fernando», por los siglos de  los siglos. (Texto: José María Morillo).

Pulsar aquí para acceder a la biografía de Fernando Gago García.

A continuación, reproducimos la crónica que se publicaba en Diario de Cádiz, firmada por Francisco Andrés Gallardo, el día 3 de agosto de 2006, el día que Fernando Gago llegó a la alcaldía de El Puerto, donde permaneció por espacio de nueve meses.

FERNANDO GAGO, EMBAJADOR EN LAS TERMÓPILAS.
Hernán nunca gobernó. Siempre mandó en el Ayuntamiento de El Puerto. Fernando Agustín Gago García si no gobierna, al menos reinará. Su traje planchado y su palabra calculada lo visten de perfecto representante, con su cruz al Mérito Naval en la solapa. No le gusta desagradar. Será imagen y estará al quite. España se perdió un magnífico embajador. Sus dotes se agradecerán en estas Termópilas  portuenses de francotiradores y emboscadas. /Fernando Gago versionado por Matt Groening, creador de Los Simpson.

Baqueteado durante bastantes trienios como relaciones públicas de Bodegas Terry, terminó de forjarse en el Consistorio de la plaza del Polvorista. En el 91, cuando accedió a la Corporación como concejal socialista, se planteó estar "doce años al servicio de El Puerto". Como mínimo, estará dieciséis, con una propina de un año como alcalde, lo que siempre había concebido como una irrealizable quimera: la vida es tan imprevisible que a veces da muchísimo más de lo que se pidió. La paciencia, la supervivencia, sortean regalos y a él le ha tocado un apartamento en Torrevieja.

A la edad en la que otros se jubilan, a los 65 años, ha tomado el bastón de mando de El Puerto, pocos años después de sus segundas nupcias y con sus cuatro hijos (tres chicas y un varón) bien criados. Gago  acudía a todas las fiestas bien que se preciaran en los contornos portuenses años ha. Aquel conductor de una voluntariosa lambretta cubierto por un guardapolvos escondía debajo un esmoquin, con el que tras una batida de kilómetros, impecable, se presentaba en la puerta del jolgorio sin una arruga.

Estar ahí supone un sacrificio que asume con gusto sin reparar en gastos. Nunca le ha faltado una palabra amable, ni una sonrisa, aunque nunca se ha callado cuando le han pisado un meñique. En 1999 se negó a ceder su puesto de aspirante a Jiménez Portela como le había solicitado Hernán Díaz. El desplante le costó caro, pero no se torció el brazo. Segundo de cuatro hermanos (uno de ellos fallecido), su afán autodidacto le hizo progresar en la empresa bodeguera donde recaló muy joven en el departamento de contabilidad. Más que números, él prefería las frases, como había demostrado en sus pinitos teatrales y en Radio Puerto, junto a su buen amigo el periodista Agustín Merello. Su facilidad políglota lo llevó a las relaciones públicas y a ser jefe de ventas de Terry en Norteamérica. Aprendió mucho en sus visitas estadounidenses. /En la imagen de la izquierda, Manolo, Fernando e Ignacio Gago García, falta Benito.

De izquierda a derecha Antonio Bollullo, Fernando Gago, Rafael Alberti y Juan Manuel Torres, entonces alcalde de El Puerto.

En 1990 Antonio Bollullo lo presenta al alcalde socialista Juan Manuel Torres como "un buen fichaje" para este partido, inmerso a nivel local en constantes guerras internas. Bollullo, Gago  o el entonces edil Vicente Sucino improvisaban tertulias para solucionar el mundo en la librería Babel y ahí nació el espíritu político del actual alcalde. Torres se lo reservó como gran baza en el congreso local para elaborar la lista electoral.

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Manuel Rebollo Laínez nace el 5 de agosto de 1933 en la calle Federico Rubio núm. 4, en la casa denominada de ‘Las Rejas Verdes’. Nace en el seno de una familia humilde y trabajadora, hijo de Manuel e Isabel, siendo el segundo de 6 hermanos. Su familia es muy conocida en la ciudad por la profesión de taxista de su padre que son originarios de la vecina Villa de Rota.

...continúa leyendo "1.351. MANUEL REBOLLO LAÍNEZ. Hijo Predilecto de El Puerto."

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