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Autorretrato. Óleo sobre lienzo. 51 x 41 cms. Museo Municipal de El Puerto.

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Cartel de la muestra retrospectiva: 'Ochoa vuelve al Sur' 1914-2014.

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El dolor y el poeta. Témpera sobre cartón. 71 x 66 cms. Museo Municipal de El Puerto.

El Museo Municipal de El Puerto de Santa María, ha cedido para la Muestra 13 obras del pintor Enrique Estévez Ochoa, más conocido por su firma Enrique Ochoa, pertenecientes a los fondos del Museo Municipal, de las 17 que posee tras la donación a su Ciudad natal, en 1948, siendo alcalde Eduardo Ciria Pérez (ver nótula núm. 1.313 en Gente del Puerto), así como otras de particulares tales como la propia Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, el Museo de ABC de Dibujo e Ilustración y la Fundación Cremades & Calvo Sotelo.

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Enrique Ochoa nació en El Puerto en 1891 y falleció en Palma de Mallorca en 1978. En la imagen, Estudio del pintor en Palma de Mallorca en el número 45 de la calle Apuntadores. Año 1949. /Foto: Academia de BBAA

Entre los cuadros de El Puerto expuestos, óleos y dibujos de diferente formato, entre los que se encuentra un autorretrato del pintor, además de los dibujos “Dama con mantilla negra”, “El dolor y el poeta”, “Madrigales-Uríes” y “Dama con manto rosa”, que fue elegido como “Pieza del mes” del pasado mes de marzo en el Museo Municipal. Y los óleos “Hombre con boina roja”, “Retrato del orfebre Pasqueroli”, “Retrato de Carmen Hisela”, “El último amor”, “El pobre poeta”, “El enano”, “Retrato de Gloria”, “La dama del manto” y “Autoretrato con boina blanca”.

Defensa del Santuario, cuadro de Enrique Ochoa

Foto: Academia de BBAA.

Se han quedado fuera de la exposición los lienzos de propiedad municipal ‘El pobre poeta’, ‘San Francisco’ y ‘Metamorfosis de Dafne’, además del que se encuentra en Madrid, ‘Asalto al Santuario de Santa María de la Cabeza’, que aparece en la imagen superior.

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El cuadro de la ‘Defensa…’, en la ubicación que tuvo en la Academia de Bellas Artes cuando ésta se encontraba en el IES Santo Domingo, entro otros cuadros de la donación. Foto: Academia de BBAA

EL ASALTO AL SANTUARIO DE SANTA MARÍA DE LA CABEZA.

Uno de los cuadros pertenecientes a los fondos municipales donados en 1948 por Ochoa, se encuentra en la Dirección General de la Guardia Civil desde que, en 1956 la Ciudad lo cediera en depósito a dicha institución, y que muchos esperan regrese a El Puerto cuando se le encuentre un lugar digno para ser expuesto. Es un cuadro de grandes dimensiones, aproximadamente las mismas que el famoso Guernica de Picasso, que fuera expuesto en Milán, en la Galería Pesaro, el año 1938, que recoge la defensa del santuario jiennense, defendido entre otros, efectivos de la Guardia Civil adepta a la rebelión en la Guerra Civil.

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El último amor. Óleo sobre lienzo. 60,5 x 73,5 cms. Museo Municipal de El Puerto.

LA MUESTRA MALAGUEÑA.

La muestra malagueña, a través de un total de 251 dibujos, acuarelas y óleos, hace un recorrido por la vida del pintor y sus diferentes etapas artísticas. Desde sus inicios, como un retratista excepcional del primer cuarto del siglo XX, pasando por su magistral técnica del dibujo como ilustrador de libros (entre los que cabe citar las obras completas de Rubén Darío) o las principales revistas de la época como La Esfera, Blanco y Negro o Mundo Latino. Asimismo destacan las obras de lo que él mismo denominó la plástica musical, sus imágenes internas o las de su etapa final centradas en el arte abstracto o el gestualismo, del que fue precursor.

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Madrigales-Uríes. Témpera y pastel sobre papel. 55 x 50 cms.
Museo Municipal de El Puerto de Santa María.

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Dama con manto rosa. Pastel sobre cartulina. 44 x 31,6 cms.
Museo Municipal de El Puerto de Santa María.

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Retrato de Gloria. Óleo sobre lienzo. 55 x 46 cms.
Museo Municipal de El Puerto de Santa María.

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Señora con mantilla negra. Pastel sobre cartón. 45 x 33,6 cms.
Museo Municipal de El Puerto de Santa María.

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La dama del manto. Óleo sobre lienzo. 55 x 46 cms.
Museo Municipal de El Puerto de Santa María.

...continúa leyendo "2.019. ENRIQUE OCHOA. Cuadros del Museo Municipal en la Exposición de Málaga."

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Una imagen de Jeromo Lara en la cornisa cantábrica. Año 2006.

Jerónimo Lara izquierdo, Jeromo para los amigos o abuelo Momo para la familia, cumple hoy 92 años. Nació en El Puerto, en la calle Pagador, 18 la víspera del Día de los Enamorados: el lunes 13 de febrero de 1922. Su madre murió ese mismo día 50 años después.  La familia pasaría a vivir en la casa gemela, en el número 20. Eran unas casas construidas por personas con un alto nivel económico, posiblemente genoveses. Su abuela Carmen y sus tías Milagros, Manuela y Lola, se encargaban del cuidado de él y sus hermanos, hasta que iban todos al taller de planchadora que su madre tenía en el número 10 de la calle San Bartolomé junto ultramarinos La Giralda. En esa calle pasó gran parte de su infancia. Recuerda con cariño el estudio de su padre en la calle Pagador, donde le vio pasar largas y penosas enfermedades.

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Ultramarinos La Giralda visto desde la calle Luna.

1922.

Aquel año del nacimiento de Jeromo, llegaba a El Puerto --a la iglesia de San Francisco-- una reliquia de San Francisco Javier, copatrono de la Ciudad, concretamente un brazo. Era alcalde de El Puerto, Manuel Ruiz-Calderón y Paz. Ese año la hacienda pública embargó el 66% de los ingresos al Ayuntamiento por débitos, y el 25% del sobrante por igual morosidad, con la Diputación Provincial. Bodegas Osborne funda la la solera del oloroso medium ‘Solera India’ de al menos 25 años de vejez. En 1922 Rafael Alberti exponía una muestra pictórica en el Ateneo de Madrid y publica sus primeros poemas en la revista ‘Horizonte’. Se transcriben y reproducen las Cantigas de Santa María, de Alfonso X, ‘el Sabio’ que se conservan en la Biblioteca Nacional de Madrid, a cargo del musicólogo Julián Ribera.

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En 1922 desaparece la Biblioteca Popular sita en la calle Luna, que sería anexionada al Colegio de las Esclavas, en la imagen, el segundo edificio por la izquierda.

Ese año nacían el coleccionista Ramón Bayo Valdés (ver nótula núm. 664 en GdP), América Martínez (ver nótula 796 en GdP), la primera mujer catedrático de guitarra de España, que falleció el pasado 2010 en El Puerto y la popular  Adelina La O Laje, madre de Joaquín ‘el Manzanita’ (ver nótula 1.752 en Gente del Puerto). ABC publicaba en su edición de 17 de septiembre la crimen o suicidio por ahorcamiento, del sargento de carabineros retirado, Roque Fernández Regueira, natural de nuestra Ciudad. En la Ciudad del Vaticano era elegido Papa Pío XI tras el fallecimiento de Benedicto XV. Jacinto Benavente recibía el Premio Nobel de Literatura. En Toronto (Canadá) un ser humano recibía por primera vez una inyección de insulina como tratamiento para la diabetes.

LA FAMILIA EN LA QUE NACE.

Jeromo tenía 16 años cuando murió su padre, Francisco Lara Sánchez,  en el verano de 1938 en plena Guerra Civil. Un hombre polifacético en diversas cualidades artísticas. Buen dibujante y gran rotulador decorativo. Muchas bodegas de El Puerto habían solicitado sus servicios profesionales. Ordenado, pulcro y culto. Aficionado a la lectura y a la música, poseía una gran habilidad manual le permitía hacer juguetes de la época, sobre todo caballos de cartón. Y era un gran aficionado a los toros.

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La familia materna de nuestro protagonista.

Su madre Carmen Izquierdo Patino, nacida en El Puerto y de padres roteños, era conocida en El Puerto como Carmen la planchaora. Una mujer marcada desde su infancia por la pena y el sacrificio. Su padre emigró a Cuba, muriendo antes de que toda la familia se trasladase hasta allí. Se casó joven, y al poco tiempo sufriría la perdida de su madre. Pasaría, además, por la muerte de Carmen, su primera hija, a la edad de 17 años, luego su marido quedando viuda a la edad de 42 años. Mas adelante viviría el fallecimiento de su segunda hija, Rita, a los 36 años. Toda la la recordaba de luto permanente.

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Jeromo, en el centro, actuando para su madre, haciendo de Concha Piquer en 'La Niña de la Estación'. A a izquierda, su hermano, el pintor Juan Lara.

Era una trabajadora incansable con un taller de plancha de las de entonces. Jamás se le vió quejarse por el exceso de trabajo o por o por la falta de diversiones. Tantos sinsabores, tantas penalidades no impidieron que fuese una mujer alegre ante su familia y sus amistades. Sin lugar a dudas, la persona que más marcó el carácter y los modales de Jerónimo.

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Una imagen de la clase de Jeromo en el conocido como colegio de Bellas Artes, por estar allí la Academia Santa Cecilia, en el actual IES Santo Domingo.

Jeromo es el mas pequeño de los siete hermanos. Ya se ha dicho que Carmen murió con 17 años, Rita a los 36, Francisco --el mayor de los varones-- con 72, su hermano Juan Lara --el pintor, ver nótula núm. 1.328 en Gente del Puerto-- nacido 15 meses antes que nuestro protagonista, falleció en 1996 y dos hermanas gemelas que murieron a los pocos días de nacer.

Estudió hasta los 14 años en la la actual Capilla de la Aurora, en la calle San Sebastian, siendo su director Remigio Peñalver de Ávila y en el conocido como Bellas Artes. Mas tarde, ya de mayor, recibiría clases de contabilidad por parte de Don Lino para entrar a trabajar en las oficinas de Osborne.

EL MUNDO DEL TRABAJO.

jeromolara_sindicadto_puertosantamariaEn la imagen de la izquierda, carné sindical, con 16 años, en el que figuraba como arrumbador, expedido el 1 de abril de 1938, en plena Guerra Civil.

Nuestro protagonista comenzaría su vida laboral a los 14 años en el embotellado de Burdons, luego en las Bodegas Caballero. Paso varios años en la fábrica de botellas de Vidrierias Guadalete, pasando luego a dedicarse a la exportación de pescados. En la Base Naval de Rota estaría una temporada en la lavandería.

Sus últimos 18 años los dedicó a trabajar en el escritorio de las oficinas de Osborne.  Como agente comercial, compaginó su trabajo en la Casa Osborne con diferentes representaciones alimentarias, bodegueras, destilerías y cavas: Mantecados Cervantes de Chipiona --ya desaparecidos--, Mantecados y Polvorones La Estepeña, Destilerías Anís Periquito, Volpa, Ricard, Luis Caballero y Freixenet, fueron las principales firmas que avaló con su saber hacer profesional. En la actualidad, aún recibe todas las navidades una caja de cava y una felicitación de Freixenet.

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En 1984, junto a otros compañeros jubilados de Osborne, entre los que podemos distinguir de pie a Francisco Rodríguez Artola, José Luis Osborne Domecq, José Beuzon Álvarez, José García Aguilar, Manuel Navarro Llamas, Antonio Beuzon  Álvarez, Tomás Osborne Domecq, José Barrero García, José Simeon Caro y Jerónimo Lara Izquierdo. Sentados: José Lojo Espinosa, Juan García Cressi, Enrique José Astorga Casado, Manuel Anelo González, Manuel Bernal Mena y Juan Manuel Gallardo García.

LA FAMILIA QUE CREÓ.

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El 14 de diciembre se casa con Ana Fernández Soriano en la Prioral, ella de luto. En la imagen, aparece nuestro protagonista firmando el acta del casamiento en la sacristía del templo.

...continúa leyendo "2.018. JERÓNIMO LARA IZQUIERDO. Jeromo para los amigos y abuelo Momo para la familia."

rafael_esteban_poullet_puertosantamariaFaelo Poullet se había vestido con un blanco y envolvente himatión, se había calzado una sandalias y se había montado en un barco que boga incansable a la Ítaca de Cavafis, abandonando sin reparo todo el equipaje en el muelle. Rafael Esteban Poullet, partió el 1 de junio de 2012 para no volver.

Hombre culto y heterodoxo en sus planteamientos intelectuales, buscó siempre la verdad de las cosas, evitando respetuosamente las medias tintas y la vulgaridad, caracterizándole su enorme interés por las bellas artes.

Faelo era un completo hombre orquesta capaz de filmar, escribir, pintar y diseñar de forma talentosa, con ensayos antropológicos y religiosos, novelas históricas y guiones cinematográficos como ejemplos.

De todo ese campo labrantío de creación que nos ha dejado, me quedo con dos excelentes trabajos; la novela “Yo Juan el discípulo amado” y la colección mariana “Suite el Rocío”. Descansa en paz viejo amigo, nos veremos en Ítaca.

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En la imagen, Faelo Poullet en la exposición que se hizo en el Centro Alfonso X  'el Sabio' en el homenaje a Pablo Ruiz Picasso. /Texto y Fotos: José Antonio Tejero.

Más en Gente del Puerto 

266. Faelo Poullet. El humanista clásico.

 

 

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En la ilustración, cartel promocional de Amontillado Fino Jardín y Manzanilla La Palma, de la bodega porteña Hijos de Jiménez Varela, promocionando los vinos del Marco del Jerez.

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La familia Jiménez Varela fue muy laboriosa, y prueba de ello fueron las industrias vinateras que crearon y los afamados productos que en ella se fabricaron: el Brandy Viejísimo Varela, Cacao Varela, Oloroso Los 46, o el Amontillado Fino Jardín, bajo la firma comercial de Hijos de Jiménez Varela. También existe una relación familiar de los Jiménez Varela, pues un familiar de éstos fue el hombre de confianza de Isaac Peral, cuando botó en El Puerto, en la desembocadura del río Guadalete, el prototipo del que fue el primer submarino.

También se dedicaron a la cría de caballos, llegando a ser propietarios del Hierro de la Palma, ganadería creada por los señores Artalaya y Azpillaga, a principios del siglo XIX, y que luego fuera propiedad del Marqués del Castillo de San Felipe. El Hierro de la Palma figuraba en la etiqueta de los productos de Hijos de Jiménez Varela. /Texto: Antonio García.

Más información:
Nótula núm. 1.100 en Gente del Puerto.
 

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joaquinsorollaHace 100 años, en 1914 el pintor Joaquín Sorolla visita El Puerto de Santa María, buscando la inspiración para el que sería su sexto panel para la decoración de la biblioteca de la Hispanic Society of America, una de las cinco obras dedicadas a Andalucía, ‘El encierro’.

Las 14 obras expuestas encuentran su origen temporal en 1911, cuando el fundador de la Hispanic Society de Nueva York, Archer Huntington, le encomendó a Joaquín Sorolla el encargo que habría de ocupar los últimos años de vida del pintor valenciano. Se trataba de decorar una gran estancia rectangular de la entidad neoyorquina con una serie de paneles que ilustrarían las regiones de España, sus paisajes y sus gentes. El resultado se llama hoy Sala Sorolla y está habitualmente ornamentada con los 14 murales de gran formato pintados al óleo que se mostraron en Valencia, hace seis años, en 2008. Sorolla empezó a esbozar la serie ya en 1911, aunque no la concluyó hasta 1919. Para ejecutarla, el pintor viajó por toda España, tomando apuntes durante los ocho años que duró la creación del trabajo.

Estuvo en nuestra Ciudad y otras del entorno, así como en Jerez, donde se inspiró para pintar diversos bocetos de tierras de albarizas y viñas, buscando la inspiración en los campos, el mar y los viñedos, aunque no la encontró para el cuadro de la serie encargado por la Hispanic Society, estableciéndose finalmente, en Sevilla.

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Los murales exhibidos se trajeron a España en 2008 gracias a un acuerdo entre Bancaja y la Hispanic Society neoyorquina por el que la entidad española se comprometió a restaurar las piezas. Si bien los trabajos de restauración resultaron sencillos debido al buen estado de conservación de las obras, las tareas de limpieza permitieron descubrir numerosos detalles ocultos por la suciedad ambiental. Así, se pueden apreciar, entre otros detalles el humo del cigarro del personaje a caballo que se encuentra a la derecha del panel El encierro.

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Foto: Julián Santiago.

Muchas cosas le debo en mi vida a don Antonio Machado, pero quizás la más sorprendente y luminosa sea el haber conocido en el pueblo jienense de Baeza, durante un homenaje dedicado a él, a una joven escritora y profesora de literatura, María Asunción Mateo, de la que, desde entonces, ya no me he separado.Hace de esto casi 11 años, y esa aparición imprevista, que, al igual que aquella otra ("Cuando tú apareciste, / penaba yo en la entraña más profunda / de una cueva sin aire y sin salida"), también debía estar escrita, cambió nuevamente el inquieto rumbo de mi vida. Ignoro todavía cómo dentro de mi vertiginoso vivir los encuentros con ella fueron multiplicándose hasta convertirse en imprescindibles, alimentados por sus relampagueantes y acelerados viajes desde Valencia y por ese hilo mágico del teléfono que día y noche nos mantenía unidos.

Todo sucedía en la más secreta complicidad en mi antiguo apartamento, desde aquel piso 17 que parecía aislarnos de todo y acercarnos más a esa constelación de la que ella, seguramente, procedía. Hasta que un accidente de tráfico obligó al viejo marinero incansable a anclar durante un tiempo su barca y la desconocida profesora tuvo que afrontar la difícil situación de pasar del cómodo anonimato de las aulas al comentario de nuestra relación en las páginas de los periódicos.

Como buen andaluz tengo algo de supersticioso, sobre todo si se rompe un espejo en mi presencia, y, sin embargo, un martes y 13 de julio, antes de que las calles de El Puerto recobrasen del todo su inigualable luz, María Asunción por una puerta y yo por otra nos reunimos ante una jueza que, como suele decirse en estos casos, nos casó "en la más estricta intimidad". Ni fotógrafos ni periodistas. Mi mujer logró con su extremada prudencia que nadie se enterara de la decisión que habíamos tomado de una forma tan rápida como natural.

A los pocos minutos de finalizar la ceremonia y sin saber cómo, la noticia se propagó a través de muchas emisoras de radio, incluso en elTelediario: "El poeta Rafael Alberti, de 87 años, se ha casado esta mañana en El Puerto de Santa María con la profesora valenciana María Asunción Mateo, divorciada y especialista en su obra". Ni qué contar la que se organizó y la de gente que aún no parece haber perdonado nuestro secreto. Los fotógrafos pasaron la noche en el vestíbulo del hotel Puerto Bahía, en donde nos encontrábamos, en busca de una exclusiva, oh sorpresa, millonaria. No se nos ocurrió movernos de la habitación y dejamos incomunicados los teléfonos. Cuando amaneció, todo parecía haberse contagiado de la serenidad que tenía el mar de mi bahía frente a nosotros. La boda del nonagenario poeta, del único superviviente de la generación del 27, parecía, afortunadamente, ya no ser noticia.

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Foto: Miguel Ángel Paradela.

A la salida del juzgado, acompañados de unos ámigos, fuimos a desayunar chocolate con churros al bar La Aurora, en la plaza Mayor, en donde se encuentra la Prioral, a la que de niño acudía casi a diario con mi madre para rezar en la capilla de Santo Tomás de Villanueva. Esa misma plaza que yo cruza ba corriendo por las mañanas para ir al colegio de San Luis Gonzaga. Cuántos recuerdos se agolparon de pronto en mí: las dunas calientes y deslumbradoras, mis visitas por las azoteas a Milagritos Sancho, el afectuoso padre Lirola, las onzas de chocolate de Paca Moy... Y como un extraño milagro, en medio de la calle apareció una anciana a saludarnos, mientras sonriendo me ofrecía una naranja: -Don Rafael, soy la nieta de Paca Moy, la que cuidaba de usted cuando chico...". La emoción fue grande al encontrarme, ya casi al: final de mi vida y a punto de comenzar otra totalmente rejuvenecedora, a aquella viejecita idéntica a la bondadosa mujer que me vio nacer, la misma que sacudía de mi cama la arena delatora de mis rabonas escolares, la cómplice silenciosa de tantas travesuras infantiles para salvarme de severos castigos...

¿Qué hubiera pensado Paca Moy al ver esa mañana a su Cuco, como entonces me llamaba, con el pelo más blanco que el suyo, apoyado en un bastón y del brazo de una atrayente mujer que podría ser mi hija o mi nieta con la que había acabado de casarme?

El retorno a mis nunca cortadas raíces, a mi Puerto de Menesteos, a mi río del Olvido, a mis araucarias, a mis retamas blancas y amarillas, dejando atrás unos últimos años de desorientada soledad y angustiosa incertidumbre, se lo debo a una casual y misteriosa aparición que mi generoso destino, a pesar de los mayores desastres, siempre me ha ofrecido y que, como un último premio, ha puesto un nuevo y cálido resplandor al final de mi camino: "Para algo llegaste, Altair, descendiste / de tu constelación en pleno día. / Nunca bajó una estrella / a enramarse del sol de los olivos, / ni la cal de los pueblos / pasó del blanco puro a ser más blanca / ni el viento de esa noche / a prolongar su canto más allá de la aurora. / Nunca se vio una estrella a pie por los caminos, / ni pararse de pronto, detenerse, / señalando, prendiendo, iluminando / algo que no esperaba. / Para algo Altair descendió desgajándose de su constelación aquella noche". /Texto: Rafael Alberti. 27 Octubre 1992.

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A principios de mayo de 1959, el poeta santanderino Gerardo Diego, perteneciente a la Generación del 27 al igual que nuestro paisano Rafael Alberti, asistió a unas Jornadas Literarias que se celebraron en Cádiz. Aquella visita dio para un libro: ‘El Jándalo (Sevilla y Cádiz)’, escrita aquel mismo año y que resultaría galardonada con el premio de poesía Ciudad de Sevilla de 1959. Sobre aquel viaje a Sevilla, Cádiz y su provincia, explicaría 15 años mas tarde:Con estas nuevas impresiones se me ocurrieron varias canciones, algunas escritas o cantiñeadas por mí durante el viaje o pocos días después; otras, algún tiempo más tarde, para completar con recuerdos siempre frescos las gratísimas vistas y sorpresas jornadilleras”. [en referencia a las mencionadas Jornadas Literarias gaditanas de 1959].

Y continúa: “En la mejor compañía imaginable de poetas, artistas, novelistas y periodistas –dice Gerardo Diego rememorando aquella visita–, recorrí no pocos pueblos, preciosísimos todos y muchos nuevos para mí: paisajes impresionantes de mar, valle y montaña”. Algunos años después, Gerardo Diego tuvo la oportunidad de leerle a  Rafael Alberti su libro El Jándalo en su casa bonaerense, y un poema que le dedica en el capítulo Cancionero Gaditano, que reproducimos:

¡Puerto de Santa María
el Puerto de Rafael!
Todo pregunta por él:
si volvía.
Castillo. Vuelos al sol.
Entre almenas
resbalaba por la piedra
–¡qué maravilla!–
la sombra de la cigüeña.
Agüero, dime que sí.

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El volumen fue publicado en la colección Palabra y Tiempo de la editorial Taurus, a los cinco años de resultar premiado en Sevilla, en 1964 y reeditado con posterioridad por la desaparecida Caja de Ahorros de Cádiz, hoy integrada en Unicaja.

Sobre el palabro ‘jándalo’ el escritor sanluqueño José Carlos García Rodríguez recuerda que “En Cantabria, un jándalo es la persona que ha emigrado a Andalucía (Jandalusía) y regresa a su tierra. [De hecho, el portuense grupo hotelero ‘Los Jándalos’ que administra el santanderino Santiago Cobo –esposo de la también cántabra Teófila Martínez, alcaldesa de Cádiz y ex concejala de El Puerto--, es un homenaje a los hombres de su patria chica que han emigrado a estas tierras, también conocidos en El Puerto como montañeses y que, en la actualidad, conforman una importante colonia desde el repoblamiento de Alfonso X ‘El Sabio’]. Una de las Escenas montañesas de José María de Pereda también se titula 'El Jándalo'. Gerardo Diego visitó Cádiz y Sevilla muchas veces. Estas ciudades ejercían una atracción sobre él, quizá la misma que habían sentido tantos antepasados suyos que se habían asentado en estas tierras. Al principio de El Jándalo (libro que dedica a Joaquín Romero Murube y a José María Pemán) Gerardo Diego recoge esta frase de Fernando Villalón: “El mundo se divide en dos partes: Sevilla y Cádiz”.

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Alfonso Carrillo Álamo, nace en Villanueva del Arzobispo (Jaén), reside en El Puerto de Santa María donde desarrolla su vida profesional en la docencia –es logopeda en el Equipo de Orientación Educativa de un centro escolar público-- que compatibiliza con su dedicación a la pintura.

Casi toda su obra se combina entra  las técnicas del óleo y la acuarela . Su estilo es figurativo y los motivos y composiciones son de lo mas variado , fundamentalmente , paisaje urbano , marinas, bodegones , retratos….

A continuación, exponemos siete marinas sobre el río Guadalete.

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Ha realizado numerosas exposiciones tanto de forma colectiva como individual en localidades como las dos ciudades claves en su vida: El Puerto de Santa María y Villanueva del Arzobispo --ciudades en las que ha donado obras de su producción--, además de Jerez, Cádiz, Puerto Real, Sanlucar de Barrameda  y Bornos, entre otras.

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Exposiciones colectivas:  Artistas Portuenses, 1980. V Salón Andaluz de Pintura, 1983. VI Salón Andaluz de Pintura, 1984. II Certamen de Pintura Santa Cecilia, 1983. VII Certamen de Pintura Santa Cecilia, 1988. Colectiva Artistas Portuenses, 1992-1995. Profesores Artistas, 2002, 2003 y 2004-05-06.

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Exposiciones Individuales: Caja de Ahorros de Jerez, 1983-1984. Puerto Real, 1983. Artistas Plásticos Gaditanos, 1984. Bodega Exposición del Dry-Sack, Jerez, 1986. Salón Restaurante “Los Portales”, 1987. Patio del Hospital Municipal de El Puerto de Santa María, 1984 a 1990. Salón Asociación de Vecinos de Valdelagrana, 1990. Hotel Monasterio San Miguel, 1996 y 1996. Caja de Ahorros San Fernando Sevilla-Jerez, 1994. Caja de Ahorros San Fernando Sevilla-Jerez, 1997. La Caja de Pandora, 1997. Centro Cultural Municipal “Alfonso X El Sabio”, 1999.

Toreros de provincias es el resultado de una investigación de carácter documental y antropológico realizado durante el verano de 2011 alrededor del mundo taurino de El Puerto de Santa María.

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En la placilla de toros del Pago de la Arrejaná. De izquierda a derecha, Antonio Andrades Arana 'Carambito' (ver nótula núm. 1.388 en GdP), Francisco Rodríguez Mateo 'El Pajarito', Miguel y Benito López-Cepero Panadero, propietarios de la Venta El Cepo (ver nótula núm. 183 en GdP), picador y niño desconocidos y, a la derecha, Diego Simón Montes, 'El Bimbo'. Agosto de 2011.

Las imágenes que componen el trabajo se centran en toreros de provincias, figuras que desarrollan el rito de la tauromaquia fuera de las plazas de toros oficiales. Son toreros que fueron muy comunes en la España del siglo pasado pero que con el progresivo desinterés de la sociedad española por las corridas de toros han ido desapareciendo. En la actualidad es una práctica cultural marginal.

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Diego Simón Montes, 'El Bimbo', ajustando la taleguilla. Nótula núm. 358 en GdP.

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Francisco Rodríguez Mateo, 'El Pajarito', rezando ante un improvisado altar, antes de la corrida. Nótula núm. 365 en GdP.

Las fotografías que componen el trabajo corresponden a los momentos en los que los matadores se están vistiendo de luces. Reflejan la transformación que se produce de persona a torero, donde se puede apreciar la importancia que tiene para estos individuos ejercer su labor tauromáquica. Son fotografías crípticas ya que no atestiguan la faena que se llevará a cabo. /Texto y Fotos:  Adrián Morillo. 

Más información: www.adrianmorillo.com

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Santo Tomás de Villanueva, en su hornacina de la Prioral. /Foto: Curro Orgambides.

Rafael Alberti, en La Arboleda Perdida, rememoraba a un santo limosnero cuya imagen  podemos ver en la Iglesia Mayor Prioral, el obispo Santo Tomás de Villanueva:

alberti-90_puertosantamaria«Recuerdo, por visitarla casi todas las tardes, la de Santo Tomás de Villanueva. A ella llegábamos, a través de naves misteriosas, coincidiendo casi siempre con el instante en que el campanero —un hombre amarillento con cara de verdugo guillotinado—, en un ángulo oscuro de la iglesia, manejaba como cuerdas de horca las crujientes de las campanas que hasta la mar durmiéndose mandaban su quejido por las almas en pena. Delante de la verja cerrada del santo, de pie y ambos con la mano en súplica de limosna, mi madre me hacía repetir una oración, de la que hoy sólo recuerdo su principio y los versos finales:

Santo Tomás de Villanueva, 
santo querido de Dios,
esa bolsa que en tus manos tienes 

el Señor te la envió
para socorrer a tu bienhechor. 

Ése soy yo...

Lo que sigue, nunca he logrado reconstruirlo. Pero, en cambio, su precioso final, lleno de finura y de gracia, siempre me ha resonado en el oído, abriéndomelo desde entonces, y sin yo saberlo hasta más tarde, a esa ventana por donde lo popular andaluz, sobre todo, había de entrárseme tan de lleno:

...y por esas olitas de la mar 
que van y vienen,
lléname mi casa 
de salud y bienes».

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La imagen del obispo sin mitra, pero con solideo. /Foto: F.A.Gallardo.

Lo cierto es que, la oración completa que pronunciaban ante el santo las familias con la mano extendida cuando los negocios no iban muy boyantes, al completo, e intentando mejorar la memoria de Alberti, reza así:

Santo Tomás de Villanueva,
Obispo de Casasanta,
una limosna te pido
que me hace mucha falta.
Por tu padre,
por tu madre,
por las olitas del mar
que van y vienen,
que se me llene la casa
de salud y bienes.
Por la Santísima Trinidad,
que en mi casa no falte pan.
Y de una limosna que das todos los días
que la última no sea la mía.
Y, tú, que eres tan bueno
y tan querido de Dios,
sácame de esta aflicción.

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Esta oración impresa era de Aurora Gutiérrez Rodríguez-Madrazo --abuela del colaborador de GdP, Luis Suárez Ávila-- y era muy común rezarla a Santo Tomás de Villanueva, en la Prioral. /Ilustración: Colección L.S.A.

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