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Manuel Fernández Moro, último alcalde republicano en El Puerto de Santa María, ejemplifica en su corta carrera política la integridad, la valentía y la vocación de servicio de la que dieron muestra, tanto los que le precedieron en el cargo, como sus compañeros de Corporación.

Avisado de la entrada de las tropas rebeldes en la ciudad el mismo día del golpe, el 18 de julio de 1936 y del peligro que corría, permaneció en el Ayuntamiento donde fue detenido por falangistas locales y trasladado a los calabozos municipales. Antes de ingresar en dichas dependencias acude custodiado a su domicilio por última vez. Posteriormente es trasladado en El Penal de esta ciudad de donde desaparece sin dejar rastro. Su mujer recibe la noticia de su desaparición el día 25 de agosto de 1936 cuando acude a visitarlo. Su cadáver nunca fue hallado. Tenía treinta y dos años.

Su vida y trayectoria política, que hoy rescatamos del olvido están basadas en las aportaciones orales de la familia y en las actas capitulares del Archivo Histórico de El Puerto de Santa María. Con ello pretendemos dignificar su memoria y que la historia le coloque en el lugar que nunca debió de serle arrebatado.

DATOS BIOGRÁFICOS.
Manuel Fernández Moro, nace en el año 1904 en el pueblo onubense de Cumbres Mayores, localidad situada en la Sierra de Huelva. Manuel fue el primogénito de seis hijos: Manuel, Eloy, Concha, Miguel, Máximo y Ramona, del matrimonio formado por Mariana y Gabriel.

Castillo de Cumbres Mayores (Huelva).

A través del testimonio de su hija Mariana y su nieta  María José conocemos que su familia tenía ganado porcino y tierras en propiedad, dedicándose a la actividad sobre la que giró siempre la economía de toda la serranía de Huelva: el cerdo y sus derivados, lo que les permitió disfrutar de una posición acomodada.

LLEGADA A EL PUERTO.
A edad temprana Manuel y su hermano Eloy comienzan a trabajar como vendedores y representantes de los productos chacineros de la zona, lo que convierte a El Puerto en un lugar no solo de trabajo sino también de residencia temporal. Cuando Manuel cuenta con diecinueve años ambos hermanos se trasladan a El Puerto de forma permanente. Con posterioridad, y a raíz del fallecimiento de su padre, su madre y hermanos menores les seguirían, haciendo de esta Ciudad su lugar definitivo de residencia.

Su casa en la calle Santa Clara constaba de vivienda y almacén de Ultramarinos. El comercio fue desde el primer momento la actividad principal de la familia Fernández Moro, convirtiendo a sus miembros en personas conocidas y queridas entre la población portuense.

Tienda de ultramarinos de Manuel Fernández Moro, hoy de electrónica, clausurada, en la esquina de la calle Sierpes con Vicario. /Foto: Adrián Morillo González.

LA TIENDA DE MANUEL Y ELOY.
Manuel abrió un puesto de Ultramarinos en las inmediaciones del Mercado de Abastos. Tras su muerte será su hermano Eloy el que pase a regentarlo. Con el paso de los años será transformado en tienda de electrónica y como tal, se mantendrá hasta su cierre definitivo. De talante abierto, generoso y emprendedor, así lo definen su hija y nieta: "Ayudaba a cuantos lo necesitaban, prestando dinero o dando comida".

MARÍA LUISA, SU MUJER.
María Luisa Arias Campos nace en 1909 en El Puerto, hija de carretero y menor de cinco hijos, es educada en el colegio de monjas francesas de la Ciudad. Compañera de Manuel desde 1929 instalan su domicilio en la calle Pozuelo y serán padres de tres hijos: Mariana, Manuel y Miguel. En el momento de su fallecimiento, Mariana tenía cinco años de edad y Miguel, el menor, uno. Su mujer, de nuevo embarazada, sufre un aborto al recibir la noticia. Nunca llegaron a contraer matrimonio, ni bautizaron a sus hijos porque Manuel, ateo y por ende laico, rechazó siempre cualquier tipo de vinculación con la Iglesia. Sin embargo, su nieta destaca con humor que era cumplidor fiel de la tradición andaluza y acudía puntualmente a su pueblo de origen cada año a sacar a la Virgen en procesión.

Su mujer e hijos, a partir de ese momento quedan abandonados a la suerte de todos los perdedores. María Luisa no sufrió represalias físicas pero tanto ella como sus hijos padecieron la estigmatización y la miseria. Expulsados del domicilio familiar en la calle Pozuelo por impago de alquiler, viven inicialmente en el 'hueco de la escalera' y serán acogidos y auxiliados por la familia de Luisa, quien se ve en la necesidad de vender todas las pertenencias a excepción de la máquina de coser. Luisa, sastra de profesión, podrá garantizar su subsistencia y la de sus hijos cosiendo ropa para los moros. Su hija mayor, Mariana, se ve obligada a abandonar la escuela para ayudar a su madre. /En la imagen de la izquierda, la familia Fernández Moro en el lisado de niños huérfanos de la Guerra Civil, en la Revista Historia de El Puerto.

En el expediente instruido por el Ayuntamiento de El Puerto para la formación y actuación de la Junta Local de Beneficencia, en la relación nominal de niños contenida en el mismo con fecha 23 de enero de 1937, aparece María Arias Campos viuda de Manuel Fernández Moro, domiciliada en la calle Federico Rubio nº 66. Hijos: Mariana de seis años, Manuel de cuatro y Miguel de 15 meses. Luisa mantuvo vivo a Manuel en su recuerdo hasta el momento de su fallecimiento a la edad de ochenta y seis años. Sus vivencias y anécdotas rescataron para sus hijos la figura del padre alegre, guapo y cariñoso que había sido.

EL AYUNTAMIENTO ENTRE 1934-1936.
Tras la llegada de la derecha al poder, en octubre de 1934 tiene lugar la llamada 'revolución de octubre'. En todo el país se suceden disturbios y actos violentos que dan lugar a la declaración del estado de guerra el 7 de octubre de 1934, que en la provincia gaditana se prolongará hasta el 24 de enero de 1935.

El gobernador civil, Luis de Armiñán Odriozola entregará el mando de la provincia al gobernador militar de la misma al general de brigada de infantería Julio Mena Zueco, quien ordenó la inmediata clausura de todos los centros políticos de los partidos situdos a la izquierda del Radical, entre los que se encontraban Izquierda Republicana y Partido Socialista. Los graves disturbios acontecidos en Prado del Rey, donde se incendió el Ayuntamiento, el juzgado municipal y la iglesia, fueron aprovechados por el gobernador civil, para proceder a la suspensión de los ayuntamientos de izquierdas y a los concejales calificados por él de matiz extremista, que fueron unos doscientos en toda la proivnia y entre los que se encontraban también lo de El Puerto de Santa María.

El antiguo ayuntamiento de la Plaza de Isaac Peral.

...continúa leyendo "1.445. MANUEL FERNÁNDEZ MORO. Último alcalde de la II República."

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Jaime Arias y Blas Hervías, los empresarios creadores de la ginebra Ocean Gin.

Pretende ser una ginebra que recuerde al mar y por eso su nombre es “ocean gin” que traducido resulta más o menos la ginebra del océano. Para que esa sensación no esté tan sólo en el nombre entre los once aromas, botánicos se le llama en el argot de las ginebras, que lleva la bebida está la salicornia, una planta que crece junto a los esteros y que también se conoce con el nombre de “espárrago de mar” por su similitud en el sabor y en la forma con los espárragos.

Entre los demás aromas que lleva la ginebra están también la canela, la hierba luisa, la naranja, el limón o la lima. El proceso de producción y de gestación de este producto ha estado completamente en manos gaditanas.

Así desde la salicornia, que procede de los esteros de la zona de la Bahía de Cádiz hasta en la destilación que también se ha llevado a cabo en un alambique artesanal de la provincia,  han intervenido empresas de la zona, al igual que las dos firmas que capitanean el proyecto.

La atractiva botella con la que saldrá a la venta la ginebra con salicornia. /Foto:  Pesonetomarketing

El lanzamiento de “Ocean Ginn” es un proyecto conjunto de la empresa  Pesonetomarketing, del experto en marketing Jaime Arias Hormaechea y Blanc Gatronomy, del empresario Blas Hervías, especializada en la creación de productos de lujo. La primera de las firmas está afincada en El Puerto de Santa María, y la segunda en Puerto Real, en el polígono de Tres Caminos.

Ambas firmas llevan ya varios meses desarrollando el producto. Pesonetomarketing se ha ocupado del desarrollo de toda la presentación del producto para lo que ha elegido una botella de color negro con letras serigrafiadas en color oro. Esta innovadora empresa portuense (ver aquí página web) está especializada en el desarrollo de la presentación de productos.

La salicornia es una planta que crece junto a los esteros y que también se conoce con el nombre de “espárrago de mar” por su similitud en el sabor y en la forma con los espárragos, se utiliza en la elaboración de esta nueva ginebra. /Foto: Pepe Monforte.

Por su parte Blanc Gastronomy se ha ocupado de la composición del producto en sí y ahora se encargará también de la comercialización. La empresa comenzó a trabajar en 2010, en principio dedicada a la elaboración de “caviar blanco” un producto basado en los huevos de caracol. Luego la firma ha ido evolucionando hasta especializarse en la comercialización de productos de lujo como esta ginebra que van a comenzar a vender ahora. En principio su precio de venta será de 24,75 euros y en los próximos días podrá adquirise ya a través de la página web de blanc gastronomy. (Texto: Pepe Monforte).

De entre las muchas e importantes empresas vinícolas portuenses contemporáneas, cabe destacar a las siguientes. Una primera generación entre fines del siglo XVIII y mediados del XIX, la constituyen, entre otros, Duff Gordon y Cía. (que en este mismo periodo pasó a ser dirigida por Tomás Osborne y Mann), Miguel Lobo, Juan Monsley, Manuel Moreno de Mora, Enrique Oneale, Guillermo Oldhamn, Williams Burdon, y los montañeses Diego Ibáñez Pacheco, Basilio Pérez Campuzano y Francisco Gutiérrrez Calderón. /En la imagen de la izquierda, Tomas Osborne y Mann.

Muchas de estas empresas continuaron su actividad durante todo el siglo XIX, pero, a través de la segunda mitad de dicha centuria, y a principios de la actual, surgieron o se desarrollaron otras que vienen a ser una segunda generación. Entre ellas estaban Bodegas Sancho, Jiménez Varela, Grant, Quijano, Terry, Merello, Thuillier, Gaztelu, Cuvillo, Luis Caballero...

En la imagen de la izquierda, José Luis González Obregón.

Por último hay una tercera generación de bodegas, constituidas más recientemente, cual Obregón o Gutiérrez Colosía; así como el caso de Miguel M. Gómez, que instalada en Cádiz desde el siglo XIX, junto con Lacave y Arbazuza, cuando por imperativos del reglamento del Consejo Regulador del Jerez-Xeres-Sherry y de la Manzanilla de Sanlúcar hubo que optar por trasladarse a alguna de las localidades de la zona de crianza, lo hizo a El Puerto de Santa María. (Texto: Javier Maldonado Rosso).

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Nueva Guatemala de la Asunción.

El 7 de enero de 1780 nació en La Nueva Guatemala de la Asunción José Julián de Urruela y Casares. Fue el mayor de veinte hermanos. Su padre, Gregorio Ignacio de Urruela y Angulo, nació un 27 de noviembre de 1748 en la villa de Retes, Álava, hijo de José de Urruela y Barcena y de María de la Concepción de Angulo Valle y Fernández del Campo, ambos abuelos paternos de Julián.

En 1774 marchó Gregorio de Urruela  a bordo de la fragata “San Juan Bautista” a Guatemala, estableciéndose en la Nueva Guatemala de la Asunción, donde desempeñó, entre otros más o menos importantes cargos, el de regidor del ayuntamiento en 1779, año en el que, además, contrajo matrimonio el 26 de abril en la parroquia de la Ermita, con María Josefa de Casares y Olaberrieta, madre de Julián, nacida el 23 de noviembre de 1756 en la ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala (actualmente Antigua Guatemala). /En la iamgen, Gregorio Ignacio de Urruela y Angulo.

Hija de José Salvador de Casares y Berra, natural  de San Marcial de Alza, Guipúzcoa y de María Manuela de Olaberrieta y Retana, de Guatemala. Abuelos maternos de Julián. La madre de esta última fue María Ana de Retana Lira y Cárcamo, descendiente del soldado historiador Bernal Díaz del Castillo. También sería Gregorio alcalde, diputado del comercio en 1803; fundador, con otros, de la Hermandad de Caridad de los Reales Hospitales, siendo de ésta consiliario, Hermano Mayor y subadministrador. En 1811 fue capitán de la 1ª Compañía de “Voluntarios Distinguidos de Fernando VII de Guatemala”.

En 1802 y como ya mencioné en mi anterior nótula 1.189 en GdP, Julián embarcó rumbo a Cádiz acompañado por  José Frayle y Jorro con intención de fundar una casa de comercio con un capital de ciento diez mil pesos y que respondería al nombre de URRUELA HIJOS Y JORRO. /En la imagen de la izquierda, Josefa Casares y Olabarrieta.

LLEGADA A EL PUERTO.

Fue en Cádiz donde se casó, en enero de 1809, con la onubense Pastora de Barreda y Ortiz de Zárate, hija de Francisco de Paula de Barreda y Pérez de Mijares, nacido en Huelva el 2 de mayo de 1755 y de la gaditana Gabriela Ortiz de Zárate, nacida ésta el 24 de marzo de 1753. Era Pastora bisnieta de la también onubense Josefa de Negro y Vega Garrocho nacida el 22 de junio de 1699 y descendiente del almirante Garrocho, Jefe de la flota andaluza que formó parte  en la Armada Invencible. En Cádiz tendrían seis hijos con los que aproximadamente en 1830 se trasladarían a la ciudad vecina de El Puerto de Santa María. Allí compró Julián una mansión que pertenecería, hasta hace pocos años,  a  sus descendientes por parte de una de las ramas de la familia. La finca estaba ubicada en el nº 75, en aquel entonces, de la calle Larga o Virgen de los Milagros, como también se la conoce en la actualidad. (Ver nótula 756 en GdP).


Perspectiva del patio y distribuidor de la finca. Al fondo, la galería acristalada de acceso al jardín. A sendos lados del arco trilobulado dos esbeltos macetones sobre pedestales de mármol y sobre ellos una muestra de la amplia colección de pinturas que decoran toda la casa. Presiden la fotografía tres estatuas de mármol blanco, sobre pedestales del mismo material integrantes de un conjunto que representaba las cuatro estaciones. (Todos estos elemento están incluidos en el inventario de bienes de la testamentaría de Julian Urruela, documento fechado en 1848). (Foto: 20 de enero de 1972).

...continúa leyendo "1.333. JULIÁN DE URRUELA Y CASARES. De Guatemala a El Puerto."

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El nombre antiguo de la calle Federico Rubio es Pozuelo. Tiene una extensión aproximada de 830 metros de longitud, naciendo en la calle Santa Fe y terminando en la calle Micaela Aramburu de Mora, aunque, en realidad, continúa hasta el río Guadalete con la denominación de calle Domingo Veneroni.

En nuestra opinión, el cruce transversal con la calle Santa Lucía, supone un punto estratégico porque en él confluyen las vistas del ya conocido palacio de Villarreal de Purullena (ver nótula núm. 1.127  en GdP) al norte, el río Guadalete al sur, la Iglesia Mayor Prioral al este y la Plaza de Toros en el centro de la plaza de Elías Ahuja. /La calle Federico Rubio vista desde la esquina con la plaza de Bizcocheros.

NOMBRES.
Pozuelo, es el nombre anterior que, según dicen los estudiosos del patrimonio portuense,  respondía a la cantidad de pozos que se encontraban dentro de los múltiples patios existentes a lo largo de toda la calle, de los cuales se abastecían sus moradores (En la imagen de la izquierda, podemos ver uno de los azujelos que dan nombre a la calle, existente en la actualidad).

Federico Rubio es el nombre actual en homenaje a Federico Rubio y Galy,  hombre prolífico y de grandes aptitudes profesionales, políticas, artísticas, personales  y humanas. (Ver nótula núm. 1.163 en GdP) .

Lo primero que nos llama la atención de la calle, es que, llamándose Federico Rubio, no aparezca ninguna placa conmemorativa en toda ella, llegando a pensar que el insigne Doctor, no habría nacido en la citada vía urbana. Para el grupo ha supuesto un autentico descubrimiento, tanto la biografía como la calidad humana de Federico Rubio y Gali, del que sólo teníamos una vaga referencia, sorprendiéndonos favorablemente la importancia de sus actuaciones en los campos político, social, literario, científico, etc. /En la imagen, dibujo de Federico Rubio.

Respecto a las construcciones, destacar las distintas casas palaciegas o de Cargadores a Indias que podemos encontrar en ella, lo que demuestra la riqueza de las familias que, con anterioridad, la habitaban. El hecho de que las construcciones más importantes se concentren en el tramo que va desde la calle Micaela Aramburu de Mora, hasta la calle Santa Lucía, nos hace pensar que, en este punto se encontraba el límite de la zona ‘noble’ de la población.

Fachada lateral de la antigua Lonja del Pescado, o Resbaladero.

Casa de los Gavilanes, con fachada revestida completamente de azulejos.

Establecimento de bebidas de Antonio Herrera que estuvo durante la primera mitad del siglo XX y tras la restauración del Castillo por Hipólito Sancho.

Esquina y fachada lateral del Castillo de San Marcos. Año 2000. /Foto Mata.

Casa y Taller de mecánica de barcos de los hermanos Prieto, que se encontraba en el lateral del Castillo de San Marcos. Luego se constituyó la cooperativa Tamarco. Despareció al cesar la actividad. En la actualidad no existe el edificio que lo acogía y se recuperó la vista actual de este lateral del castillo.

La misma esquina de la imagen anterior. Año 2002. /Foto Mata.

La panadería ‘La Pajarita’, también conocida como ‘Antiguo Horno de las Cañas’, es una establecimiento con solera de los que quedan pocos en El Puerto, a pesar de que ha vivido en sus instalaciones diferentes reformas y mejoras, desde 1925, para dar un trato moderno a sus clientes, acorde con los tiempos. (Ver nótula 1057 en GdP).

...continúa leyendo "1.330. CALLE FEDERICO RUBIO. Por otro nombre del Pozuelo."

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Una grúa manual de principios del siglo pasado presidirá la recreación en el muelle de Las Galeras de la actividad portuaria de la época.

La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, en colaboración con el Ayuntamiento de El Puerto a través de la Concejalía de Patrimonio Histórico, creará en el que fuera el primer muelle de carga de dicha ciudad, el muelle de Las Galeras (anexo al Parque Calderón) y junto al primer tinglado para almacenamiento de la mercancía, un espacio de recreación al aire libre de la actividad industrial y portuaria portuense.

La creación de dicho conjunto expositivo conlleva la recuperación de parte del patrimonio industrial y portuario de la ciudad. Estará presidido por una grúa manual de principios del siglo pasado y delimitado por la antigua barandilla del cantil del muelle. Una farola de la época, un noray y toneles de vino (que era la carga tradicional) completan el conjunto, que se erigirá junto al primer tinglado de la ciudad, actualmente conocido como La Cristalera y cuya autoría se le atribuye a un discípulo de Eiffel.

Pasos previos para la maniobra de estiba en el cantil del muelle, junto al tinglado portuario, hoy Bar La Cristalera.

Espacio expositivo en el muelle que se está acondicionando para la recreación histórica, junto a La Cristalera.

...continúa leyendo "1.327. EL PUERTO RECUPERA SU PRIMER MUELLE DE CARGA."

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Romualdo Peña Montes, ‘Remujardo’ el aguador, había nacido el 2 de abril de 1920, --hijo natural de Dolores-- que tenía pues casi 92 años cuando, el pasado día 17 de febrero, nos dejaba en la Residencia Ancianos de las Hermanitas de los Pobres, junto al recinto ferial de ‘Las Banderas’, donde vivía hacía ya muchos años.

Era una persona muy querida por todos los portuenses que le trataron. En sus comienzos como aguador solía ir descalzo y con un aro con dos cubos alrededor del cuerpo. Cogía el agua en la fuente del Hospitalito y en la de las Galeras y las repartía a las casas que no tenían. Los niños de aquel tiempo se metían mucho con él, para hacerlo enfadar, pues se enfadaba ¡y como!, pero con gracia. De Romualdo --’Remujardo’-- ha escrito el profesor Rafael Sánchez González:

«Una de las características de nuestra ciudad a lo largo de su vigencia contemporánea, ha sido la existencia de una serie de personas convertidas por el tiempo en personajes de público reconocimiento que han sabido mantener una relación interdependiente con la propia ciudadanía. Eran personas que muchas veces se encontraban con la palabrería del que pasaba junto a él, pero con el suficiente vigor para contestar a su manera a las pertinentes referencias.

Romualdo Peña Montes, se dejaba querer y he aquí en uno de los múltiples posados fotográficos, de Estudio, en los que participó. Vivía hasta su traslado a la Residencia de Ancianos en el número 70 de la calle Ganado. ...continúa leyendo "1.310. ROMUALDO PEÑA MONTES. ‘Remujardo’ el Aguador."

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La historia de Rives Pitman es un viaje de ida y vuelta que empieza en Alemania, tiene su estación principal en El Puerto y continúa por otros países europeos como Inglaterra y Francia. Al igual que otras muchas firmas del Marco de Jerez, el origen de la empresa está ligado a la peripecia de un hombre de negocios extranjero, Augusto Haupold, quien recaló hace 130 años en Andalucía como cónsul germano. El diplomático fundó la Bodega de Jesús, María y José, que en su origen se centró en elaborar y comercializar vinos y brandies.

HAUPOLD Y RIVES.
A mediados de la década de los años veinte del siglo pasado creemos que el que fuera alcalde de El Puerto en 1938, Antonio Rives Brest (ver nótula núm. 1.257 en GdP) era una especie de socio industrial de Haupold, en la división de productos destilados, cuyas marcas llevan su apellido, lo cual nos hace presuponer que fuese el propietario de la patente industrial de los mismos. Asimismo, era el concesionario de los perfumes naturales que este fabricaba y encargado de organizar una red comercial a nivel nacional para su venta. En el diario ABC de esos años pueden localizarse anuncios suyos solicitando agentes y distribuidores para los productos de la fábrica de esencia de Augusto Haupold.

La trayectoria de esta sociedad experimentó un cambio de rumbo que volteó las tornas de su historia. Así ocurrió cuando, en 1965, se hizo con el timón de la bodega Augusto Romero-Haupold, actual presidente y nieto del fundador. El directivo no sólo es el responsable de la actual denominación de la enseña –a la que rebautizó como Rives Pitman–, sino que recorrió un camino inverso al que emprendió su abuelo.

TENDENCIAS DE MERCADO.
Si el diplomático alemán había descubierto en España las virtudes de las bebidas clásicas andaluzas; Romero-Haupold –que pertenece a la tercera generación de la familia y que ya es un empresario portuense al cien por cien– decidió volver a Europa para buscar productos con éxito, más allá de lo que ya se hacía en el entorno gaditano.

En este proceso, la firma descubre “el glamour londinense de la ginebra, que se consumía como un espirituoso de caballeros, o la gran aceptación de los zumos concentrados en Francia, donde se denominan sirop”, asevera el presidente. Ambas bebidas se incorporan como productos estrella de la compañía, que da un paso que, a su vez, será una constante en el resto de su historia: vigilar el mercado para desarrollar aquellos caldos con una clara tendencia al alza.

...continúa leyendo "1.307. AUGUSTO ROMERO-HAUPOLD. Entre destilados y caballos."

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Alfonso Sancho Mateos (Jerez de la Frontera, 1858-El Puerto de Santa María, 1952) ha sido un personaje desconocido para el gran público durante más de medio siglo, hasta que la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento portuense editó en 2007 la biografía que dediqué a los primeros años formativos de "el hombre del negocio de vinos más capacitado en toda esta región, y sobre todo en las labores y el tratamiento de la viña", como le definió en 1923 Luis Pérez Gutiérrez, director de la Revista Portuense. /En la imagen de a izquierda, Alfonso Sancho. Foto: Colección Bernardo Rodríguez Sancho.

Tras estudiar con los jesuitas en El Puerto (1867-68) y en Inglaterra (1871-74), Alfonso Sancho pasa directamente a Hamburgo y de allí a París (1877), en cuya Escuela de Comercio se diploma en 1879. Durante un año y medio (1880-81) representa en Londres a Sancho Hermanos, la firma bodeguera de la que era socio su padre, el abogado portuense Antonio Sancho Díez de Alda-Sopranis.

Del matrimonio (1884) entre Alfonso Sancho y Mercedes Peñasco nacen tres hijos: Félix, Alfonso y Mercedes. Además de vicecónsul de Chile y de Argentina en El Puerto de Santa María, el negocio del vino le obligará de nuevo a trasladarse al extranjero: con su mujer y su hijo Felix viaja a París, donde vivirá varios años. Alfonso Sancho Mateos fue el primer presidente (1900-01) de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia, después sería vocal de su junta directiva y, desde 1903, socio de honor de la institutición. Fue además, vocal electo de la Junta Loca de Instrucción Pública y presidente de la Junta Municipal del Censo Electoral cuando se implantó en 1907 la Ley Maura. /En la imagen de la izquierda, un joven Alfonso, alumno de Beumont College (Inglaterra), entre 1871-74. Fuente: Archivo Britannicum Societatis Iesu (Londres), obtenida por el autor de esta nótula.

En 1905, propietario ya de la viña El Caribe, se establece en El Puerto. Con su primo hermano Alfonso Sancho García --padre del historiador Alfonso Sancho Mayi-- crea la firma Alfonso & Hipólito Sancho (c/ Aurora, 23)  que funcionará hasta 1914. También, en 1905 crea junto a su hermano Antonio  la empresa vinatera A. & A. Sancho (c/ Valdés, 1 y 1 duplicado, donde actualmente están las Bodegas 501), ésta con escritorio asimismo en su domicilio de Dr. Palou, 13 y agencias en París, Burdeos, Londres y Nueva York.

Junto al amontillado 'Quijote' y el fino 'Caribe', marcas emblemáticas de la casa, destacaban por su calidad 'el Fino 'El Abuelo' y el amontillado solera 'Majestad'. También se comercializaban, entre otros vinos, los amontillados 'S' y 'Sí', la manzanilla 'La Jota', el oloroso 'Único' (especial para enfermos, el tres cortados 'Hércules' y el digestivo 'Pax'.

Algunas etiquetas de Alfonso e Hipólito Sancho y A&A Sancho.

...continúa leyendo "1.281. ALFONSO SANCHO MATEOS. Alcalde y bodeguero."

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Francisco de Paula Gil de Partearroyo y Arena era hijo de Joaquín Gil de Partearroyo, III Marqués del Castillo de San Felipe, bodeguero y mesonero, arrendatario de la antigua y prestigiosa taberna mesón ‘El Toro’ situada en las proximidades de la Aduana Vieja, y de Victoria de la Arena Vigo, ambos naturales y vecinos de Villanueva de Mena (Burgos), villa en la que habían contraído matrimonio en 1845, avecindándose posteriormente en nuestra ciudad, en la que nacieron otros dos hijos, hermanos de Francisco de Paula. Joaquina, mayor que él y otro varón que falleció en edad párvula.

El padre murió el 30 de julio de 1855 y la madre el 13 de marzo de 1864. Los bienes de la testamentaría fueron: buenos vinos y vasijas depositadas en la bodega de la casa nº 4 de calle Santo Domingo, inmueble de propiedad y residencia familiar, así como una participación en la hacienda de viñas denominada ‘La Palma’.

Luis Suárez Ávila, delante la vivienda y bufete de abogado, donde viviera el Marqués del Castillo de San Felipe.

Francisco Nicolau, letrado que tenía su bufete en el número 19 de la calle San Juan, --en el mismo domicilio donde actualmente lo tiene el también abogado, erudito escritor y colaborador de GdP, Luis Suárez Ávila--, se ocuparía en calidad de tutor legal de nuestro protagonista de la administración de los bienes heredados. Nicolau se casó con la hermana de Francisco de Paula y se fue a vivir con ellos donde, influido por el entorno, el futuro Marqués del Castillo de San Felipe, estudió leyes, casándose al terminar la carrera (1872 o 1873) con una gaditana, doña Josefa Martínez de Azpillaga y Aguirre, dos años mayor que él. El nuevo matrimonio se instaló frente a la casa de su hermana. Adquirió una enorme casona, esquina de San Juan y vuelta con Cruces, casa que pasando los años sería el domicilio de la familia Terry Cuvillo. En 1886 creemos que falleció su esposa, Josefa Martínez, aunque es un dato que no hemos podido verificar documentalmente.

...continúa leyendo "1.271. FRANCISCO GIL DE PARTEARROYO Y ARENA. Alcalde de El Puerto en 1900. IV Marqués del Castillo de San Felipe."

Fotografía aérea de El Puerto de Santa María, Bahía de Cádiz, con la ubicación actual de las factorías Fenicio-Púnicas, siglos VI-III a. C., localizadas hasta el año 2.004.

Lo que para los fenicios era una delicatessen, en la actualidad posiblemente no se emplearía ni para cebar a los gorrinos. «Creo que hoy en día no soportaríamos el sabor de las salazones de entonces», afirma, contundente, Eduardo Ferrer Albelda, doctor en Historia por la Universidad de Sevilla. Aquellas apestosas viandas era manjares para los paladares griegos, que los importaban desde las factorías del Estrecho y Mediterráneo: «Era el gusto por el lujo, por lo exótico, por lo que llegaba de lejos», explica Ferrer, que afirma que esa pasión por la salazón gaditana y mediterránea «se ha relacionado con la expansión de Atenas en el siglo V a. C.». Esos alimentos «se producían en la zona de Cádiz, concretamente en El Puerto de Santa María, pero en toda la bahía se han hallado factorías que datan de esa época».

Fotografía aérea con la reconstrucción ideal de la costa Noroeste de la Bahía de Cádiz, y la ubicación de las factorías Fenicio-Púnicas, siglos VI-III a. C., con respecto a la costa, y la posible vertebración siguiendo vías de comunicación.

LAS CONSERVERAS (FACTORÍAS DE SALAZÓN).
Si bien griegos, fenicios y púnicos salivaban ante la perspectiva de untar uno de sus guisos con esas salazones, al parecer compartían con los europeos actuales el olfato: «La mayoría de las factorías estaban alejadas de la ciudad. Por el olor, que debía de ser bastante desagradable», subraya el doctor en Historia. Lo cual es lógico si se tiene en cuenta cómo se elaboraban aquellas sabrosas delicatessen. Un paso esencial era macerarlas al sol en unas piletas: «Allí se pudrían las tripas y se añadía la sal», explica. El resultado, una pasta «muy sabrosa, muy fuerte», con la que se acompañaban distintos tipos de alimentos. También producían trozos de pescado salado, como la mojama. Filetes de carne de pescado secos que aún hoy, estos sí, se consideran bocata di cardinale.

...continúa leyendo "1.264. CONSERVAS DE HACE 2500 AÑOS. Las Delicatessen de El Puerto."

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La foto a la que ponemos este amplio pié es un recuerdo familiar de Juan Antonio Lores Palacios, biznieto de Antonio Rives Bret, alcalde de la ciudad, mejor dicho Presidente de la Comisión Gestora Municipal, como acredita su bastón de mando, en 1938.

Me ponen en el compromiso de citar algunos datos biográficos del personaje que acompaña al General Queipo de Llano, proclamado Hijo Predilecto y Adoptivo de la ciudad y a un grupo de autoridades militares en lo que parece el acto inaugural, en  1938, de la  plaza de Cristóbal Colón, en donde situaran un monumento a sus caídos los vencedores de la contienda civil. En este espacio, antigua plazoleta del carbón, nuestros abuelos asistían en las noches de verano a los folletines cinematográficos que se proyectaban por capítulos en los felices años veinte que luego, en la postguerra, tendría su prolongación en un solar existente en uno de sus laterales donde se ubicó un cine de verano que tomó su nombre del de la nueva plaza.

Hoy día parece fácil y sencillo documentarse sobre cualquier tema, gracias a esa impresionante y gigantesca enciclopedia que es la red. Y de hecho, en muchos casos y ocasiones, lo es. Pero no siempre. A veces, redactar unas pocas líneas que contengan datos fiables y contrastados suponen  horas de investigación en archivos y bibliotecas reales, no virtuales, en donde  pueden consultarse viejos legajos, documentos, y periódicos antiguos y así obtener los escasos datos que he podido reunir para  los lectores de GdP para poder al menos proporcionar algunas pinceladas biográficas de la personalidad y actividades de este paisano que fuera primera autoridad de los portuenses casi tres años, en años difíciles y comprometidos, desde febrero de 1937 hasta diciembre de 1939.

Según figura anotado en los padrones municipales, nació en El Puerto en 1862. Bien joven y recién casado con otra portuense, Lola Lobo Tera y conjuntamente con un hermano llamado Joaquín (que fallecería en La Habana en 1916) emigraron al continente americano, estableciéndose inicialmente en Cuba, pasando después a Uruguay, en cuya capital, Montevideo, nacieron dos hijos: un varón que falleció joven y Lola Rives Lobo, de la que desciende la familia portuense de los Lores Palacios. Pasada la primera década del siglo XX,  retornó a su ciudad natal con su familia, adquiriendo una casa en calle Santa Lucía número 21.

...continúa leyendo "1.257. ANTONIO RIVES BRET. El alcalde de la Plaza de Colón."

Tras año y medio de espera, el recinto portuario portuense abría las nuevas instalaciones comerciales de la lonja en la madrugada del lunes 20 al martes 21 de noviembre de 2006. El Delegado de Diario de Cádiz en El Puerto en aquellos años, era el único periodista que, a las cinco de la mañana asistía al acontecimiento como fedatario del acontecimiento.

La sala de primeras ventas prosiguió hasta finales de año con el tradicional sistema de subasta y altavoz hasta que se puso en marcha el proceso informatizado. Informatización ya instalada en la sala de segunda ventas, de pescado procedente de otros puertos , que bullía de personal desde un primer instante, con problemas por la masificación para adquirir las tarjetas entre los compradores y el imprevisto adelanto en más de media hora en su apertura.

Ambas instalaciones serían a partir de entonces de gestión directa de la Autoridad Portuaria, al quedar desierto el concurso de concesión directo y la declinación de la Cofradía de Pescadores de proseguir con la explotación ante la previsión de falta de ingresos para asumir el servicio. La hoy desaparecida Cofradía, la tercera más antigua de España, vigente desde la fundación de El Puerto  en 1281, explotaba la lonja  desde 1929 y finalizó su concesión de forma oficial el 31 de agosto de 2004. Durante 2005 y 2006 efectuaba el servicio de forma interina.

A LAS CINCO DE LA MADRUGADA.
Al filo de las cinco de la madrugada se inauguraba sin ninguna ceremonia en especial la amplia sala donde a partir de aquel 20N empezaron a llegar las capturas. Cuatro barcos que faenaban en la Bahía de Cádiz, mediante trasmallos y artes tradicionales, traían una cantidad muy reducida de pescado y un limitado número de especies (sargos, borriquetes y doradas en su mayoría), a la espera de la primera jornada de las embarcaciones del Golfo que recalaban aquella madrugada tras aguardar dos meses de veda (o paro biológico). Del volumen de unas 220 cajas que se subastaron, algo más de 2.?000 kilos, se dispararía a lo que ofrecieron después los más de treinta barcos previstos para el día siguiente.

...continúa leyendo "1.249. LA NUEVA LONJA DEL PESCADO. A cinco años de su inauguración."

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Ignacio Fernández Sánchez tiene 42 años. Con su uniforme de color blanco y rojo y su gorro inmaculado tiene cierto aire de pastelero francés y es que sus creaciones, según el mismo reconoce, están inspiradas en la confitería más famosa del mundo, la de este país. Fernández, el maestro pastelero de La Casa de Chocolate,  no es un neófito. Lleva en la profesión 27 años, desde que con 15 se estrenara en el negocio familiar, el que adquiriera su padre José Fernández, conocido como Pepe el del Bar Jamón. En La Merced, la confitería que todavía sigue perteneciendo a la familia y que gerencia su hermano Manuel, ha llevado a cabo toda su carrera hasta ahora en que ha decidido emprender aventura propia.

Ignacio se ha formado mucho en estos años. Ha viajado, ha realizado cursos y ha tenido curiosidad. Todo esto le permite ahora afrontar esta nueva etapa creando «algo que creo que es diferente aquí en El Puerto, con unos dulces diferentes, con una estética muy cuidada, muy suaves al paladar, de cierta influencia centroeuropea y con mucha presencia del chocolate, un producto que me gusta mucho y al que le veo muchas posibilidades».

Lo primero que llama la atención cuando te acercas a la nueva pastelería de la calle Luna es una gran cristalera desde la que se puede ver como el equipo de la Casa del Chocolate  trabaja en el obrador. La pastelería acaba de abrir en pleno centro de El Puerto en el local que ocupaba la joyería Santos, en la esquina de Luna con Nevería. Ahora se venderán otras joyas, esta vez dulces.

...continúa leyendo "1.244. IGNACIO FERNÁNDEZ SÁNCHEZ. La Casa del Chocolate."

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Antonio Cairón Olmo, nacido el 13 de diciembre de 1948 es hijo del pescador Manuel ‘Ventura’ Cairón, quinto hijo de nueve hermanos quien, hasta los siete años vivió en la Casa Palacio de Reynoso, --convertida en casa de vecinos, luego Parroquia de San Marcos en sus inicios y sede provisional del Ayuntamiento--, en la Plaza del Polvorista, donde vivió sus juegos de infancia y donde estudió en el colegio ‘Sagrado Corazón’ existente donde hoy se ubica una sucursal bancaria, haciendo esquina con la calle Sol.

1948
Ese año en El Puerto, Fernando C. de Terry se hace con una punta de caballos cartujanos y empieza a crear la famosa ganadería que sería símbolo de sus bodegas. El Club Náutico se refunda en 1948 y se celebra la primera Regata Snipes que se celebra en El Puerto.  Rafael Alberti termina su libro de poemas ‘A la Pintura. Poema del Color y la línea (1945-1948)’.  La población reclusa del tristemente conocido Penal del Puerto fue el 1 de enero de ese año de 245 penados.  Manolo Girón es nombrado sacristán de la Iglesia de San Joaquín. También en 1948, el Racing Club Portuense recibía la visita del Puerto Real, ganando por 5-1. Fueron alcaldes de la ciudad ese año, Joaquín Calero Cuenca y Eduardo Ciria Pérez.

Pronto iniciará ‘el Gasolina’ su vida laboral, pues si bien empezó a estudiar el bachillerato en el Instituto Santo Domingo (entonces Instituto Laboral) lo abandona para trabajar en el surtidor de gasolina del Caballo Blanco, frente al desaparecido hotel del mismo nombre, de ahí su apodo de ‘el Gasolina’.

El Audi SRS6 de S.M. el Rey don Juan Carlos.

ANÉCDOTAS.
En cierta ocasión en la que SM el Rey vino a despedir a su hijo el Príncipe Felipe que embarcaba en el Juan Sebastián Elcano, y una vez que dejó al Rey en el barco, tuvo necesidad el chofer del coche oficial de repostar en la estación de servicios donde trabajaba nuestro protagonista. Antonio le pidió permiso al conductor para sentarse en el ‘asiento de respeto’ es decir el que ocupa don Juan Carlos en sus desplazamientos, a lo que accedió éste y Antonio ocuparía por unos instantes el ‘trono’ móvil del monarca.

...continúa leyendo "1.241. ANTONIO CAIRÓN OLMO. El Gasolina."

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La jerezana Ángeles Valenzuela Carribero, casada con Eugenio Pedregal, natural de El Arahal (Sevilla), madre de Paquita, Conchita, Eugenio, Miguel, Enrique, José María y Angelita, una numerosísima y conocida prole de El Puerto de Santa María.

Pronto se quedaría viuda y para sacar adelante a tan larga descendencia regentaría un almacén, el que aparece en la imagen, en la esquina de San Bartoloméy Federico Rubio, donde hoy está el Bar Triana. Negocio que compatibilizaría con Muebles Pedregal, que empezó con los muebles en bruto en el número 7 de la calle San Juan, trabajadora incansable, que a veces no dormía de noche, trabajando, para poder cumplir los compromisos de la pequeña empresa. /En la imagen, Paquita Pedregal en el almacén.

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La nueva presentación de las Tejas de El Puerto.

Las Tejas de El Puerto refuerzan aún más su vinculación con la ciudad y su carácter de producto típico de la localidad con la nueva imagen de la firma presentada el viernes en el Aula de Estudios Alfonsíes, en el Castillo de San Marcos, uno de los monumentos a los que hace alusión la nueva marca escogida por la familia Ibañez Herrera: Cien palacios.

De izquierda a derecha, el pintor Humberto Parra, el emprendedor José Manuel Ibáñez y el concejal de Comercio, Raul Capdevila.

El nombre, que junto a toda la nueva imagen de la empresa ha sido creado por la  empresa gaditana ODM, la firma del diseñador gráfico gaditano Pedro Alvarez, el creador también de chocolates ‘Pancracio’, mantiene el mismo aire clásico de la imagen de la empresa portuense y sus característicos envases en latas pero refuerzan su vinculación con la ciudad al reproducir como imagen en los envases dos monumentos emblemáticos de la ciudad, la fuente de las Galeras, situadas junto al muelle donde amarrara el Vaporcito, que también se reproduce en la estampa, y el palacio y la Casa de los Diezmos, un edificio situado en la plaza de la Herrería.

Los dos monumentos han sido recreados para la ocasión por el pintor Humberto Parra, un especialista en pintura taurina y costumbrista que ha realizado dos obras en tonos pastel y ambientadas en el siglo XIX que son las que ilustran tanto las nuevas latas como las etiquetas y bolsas de la nueva marca. /En la imagen de la izquierda, el periodista Antonio García Barbeito.

Asimismo en la parte posterior de las latas y en las bolsas se reproduce una poesía de Antonio García Barbeito en la que juega con el lema de El Puerto de Santa María como ciudad de los cien palacios.

«Pueblo de los Cien Palacios,
cien barcos de piedra dura
al pie de la mar; soñando.

Escudos en las fachadas:
cien mascarones de proa
abriendo tu luz salada.

Piedra que en el aire canta
al admirar la Bahía…
Cien Palacios tu levantas,
Puerto de Santa María».

José Manuel Ibáñez, el gerente de la empresa, señaló en la presentación que la nueva marca permite identificar aún más a las tejas con su ciudad de origen y permite identificarlas más fácilmente. Asimismo esto permitirá a este pequeña empresa familiar acometer nuevos proyectos con la creación en el futuro de nuevos productos.

La familia Ibáñez Herrera, durante la presentación, en la que se obsequió a los asistentes con una lata del producto.

Las nuevas latas ya están disponibles en la tienda de Cien Palacios en la calle Misericordia de El Puerto que también será remodelada para adaptarse a la nueva imagen de la empresa. La firma comercializa en la actualidad cuatro productos: tejas de almendra, tejas de piñones, tejas de coco y tejas de almendra y chocolate.

Las tejas comenzaron a elaborarse en 1995 en la antigua panadería de la familia. Gómez de Requena, muy conocida en El Puerto. Con posterioridad la empresa decidió centrarse únicamente en la producción de este peculiar producto. Ahora, en noviembre de 2011 acaban de presentar su nueva marca comercial, Cien palacios, que hace alusión al sobrenombre de El Puerto de Santa María, conocido como la ciudad de los cien palacios.

La tienda se adaptará a la nueva imagen de marca de 'Cien Palacios'.

En tan sólo 15 años la familia Ibáñez Herrera, que produce este producto, ha logrado que sus tejas se hayan conseguido en un producto típico de la ciudad, todo un logro. Las tejas, unas pequeñas y crujientes galletas, cuyo ingrediente principal son las almendras, fueron creadas por José Manuel Ibáñez en base a una receta encontrada en un libro antiguo de pastelería francesa sobre galletas. Luego fue perfeccionando la fórmula hasta hoy día en que la firma elabora cuatro especialidades: tejas de almendra, de piñones, de almendras y chocolate y de coco. La segunda gran clave de su éxito está en la presentación en vistosas latas con decoraciones de monumentos de El Puerto. (Texto y fotos: Pepe Monforte).

8

Parece que fue ayer cuando se caía una moneda de una peseta, e incluso una perra chica o una gorda y hasta sonaba a dinero. Vd. habrá comprobado de ciencia propia que hoy [el artículo está escrito en la década de los noventa del siglo pasado] se cae al suelo una moneda de quinientas pesetas y no suena a nada. La verdad es que la peseta está depreciada, desprestigiada y vilipendiada. Ya se sabe, según ha dicho Solves, preclaro dirigidor de la economía patria, que la culpa de todo la tiene el P.P. /En la imagen de la izquierda, Antonio Leiva Aguilar 'Severo'.

Vd. con una peseta en el bolsillo hace el ridículo. Vamos, el ridículo se hace hasta con dos mil duros en el bolsillo y aun con más. Tiempo hubo en que con una perra chica, convenientemente golpeada sobre el cristal de la vitrina de un carrillo o sobre el mármol del mostrador de un almacén de ultramarinos, se alertaba al dependiente y hasta le producía al dueño ese sonido una especie de orgasmo financiero venial.

Cuando una patulea de niños, cada uno proveído con su perra chica o su perra gorda, se acercaba a un carrillo, lo de cajón era golpear con la perra y añadir gritando:¡Oiga, despacháaa!. Alrededor del Teatro Principal, siempre hubo un especial clientela fija. Alrededor del Teatro, se instalaron los carrillos, primero, el de Severo; luego, durante un tiempo el del "Guardapavos"; y luego el de Carmelita "La Rubia", frente por frente, en la parte más estrecha de "La Placilla" a la entrada de la calle San Bartolomé. /En la imagen de la izquierda, la tercera mujer de Severo, Rafaela Morón Suárez.

DEL CAMPO AL CARRILLO.
A "Severo" lo hizo vendedor de chucherías su médico, don Rafael Rioja. Fue unos años antes de la guerra civil. Pero Severo, no se llamaba Severo; Severo se llamaba Antonio Leiva Aguilar. Lo de Severo le venía de su padre y de su abuelo. Severo era de campo. Tenía una finquita en el Pago de Cantarranas, en las arenas, y otra en un lugar llamado "Los Navazos". La verdad es que don Rafael Rioja le encontró no se sabe qué dolencia y le aconsejó, como primera medida, dejar el campo.

Con las quinientas pesetas que obtuvo con la venta de las fincas, Severo se vino a vivir a la calle del Postigo mandó construir un hermoso carrillo, con ruedas de bicicleta, vitrina, depósito en la parte inferior, cubierto todo con un gran toldo de lona graduable. Con este armatoste, Severo se instaló, primero que nadie, en la boca de la Placilla, sobre el muro del frontero Teatro, justo al lado de la puerta del Bar "La Concha". Allí, Severo se convirtió en el "Rey de las pepitas", porque pepitas se llamaron siempre a lo que hoy son pipas e incluso piponazos.

El Carrillo de Severo, atendido por su mujer, Rafaela.

LAS TRES BODAS DE SEVERO.
Severo, como Fernán Caballero, se casó tres veces. Severo, de sus matrimonios dejó una prole compuesta por Anita, Milagros, María, Juan José y Paco, éste último fallecido. Severo, ceñido por su gran cinturón, con los pantalones caídos, la barriga pronunciada, su sombrero o su boina, se convirtió en el recaudador del "peaje" a la Placilla. Por cierto que Severo ha quedado en dichos populares. Cuando a un niño se le veía con la correa apretadita, por debajo del ombligo, y los pantalones faltos de tiro, se le decía: «--Anda, hijo, que te pareces a Severo, el del carrillo».

Pues bien, aquel lugar donde Severo asentó su negocio, además de ser un incesante "pasito de tórtolas", tenía el aliciente de las sesiones matinales de los domingos en el Teatro, esto es "la infantil", en la que todos nos divertimos viendo "Piter Pan", "La Dama y el Vagabundo", "Blancanieves y los siete enanitos" e incluso lloramos a lágrima tendida con "Marcelino, pan y vino", comiendo pepitas, tostadas y saladas, con ese puntito único que les daba Severo, quien aparece en la imagen de la izquierda.

PIPAS TOSTADAS.
Y nada de bolsas de plástico, ni fórmulas cualitativas. En cucuruchos de papel de periódico, que lo que no mata engorda, allí se expedían, una chica, una gorda, e incluso dos reales en casos de economía boyante, las sabrosas pepitas. Tal era la cantidad de pipas que vendía que, en numerosas ocasiones, tuvo quejas de Manolo, de Pepe y de Eduardo Nuchera por el cúmulo de cáscaras que quedaban en el patio de butacas, en las plateas, en los palcos y, sobre todo, en el "gallinero", una vez concluidas las sesiones cinematográficas. Pero, en particular eran famosas las llamadas al orden de Güelfo, el diligente y eficiente portero y acomodador, cuando subía de tono el crujido de las pipas o alguno se ventoseaba en el "gallinero". "De ahí para abajo, todo el mundo a la calle", decía,  y requería a los serenos "Pacuqui", Espinosa, "Merengue" o cualquier otro para que evacuara a los crujidores o al presunto ventoseador.

Severo fue a más. Su principal fuente de riqueza fueron las pepitas de girasol, pero no abandonó nunca el "paloduz", el citrato, las algarrobas molidas, los caramelos, los altramuces, y mil y una chucherías, además del triquitraque, las mechas y piedras de mechero, el tabaco de cuarterón, el papel de fumar, las cerillas, etc., etc. etc. El carrillo lo guardaba, de noche en la parte trasera, por la calle San Bartolomé, de "Las Columnas", propiedad de Quintín Puente, pero donde tenía su cuartel general era en una accesoria de la calle Cielos, justo enfrente de la calle Santa Clara, destinada a almacén y tostadero.

LA COMPETENCIA: GUARDAPAVOS Y LA RUBIA.
Pronto, a Severo le salieron competidores. A su lado colocó el carrillo, aunque efímeramente, el "Guardapavos". Así dicho, seguramente no sabrá Vd. de quien se trata, pero si le digo que era el "tío de las cadenas", que salía de penitencia en la procesión del Nazareno, con una enormes cadenas atadas a los pies, detrás del paso de Cristo, ya habrá Vd. caído de quién se trata.

Rafaela y su hija Milagros, casada con José Rebollo 'el Rubio', en el carrillo.

Frente por frente, se le instaló a Severo, Carmelita "La Rubia", con un carrillo bien surtido, que regentaba ella misma pero, sobre todo, su sobrino, José Rebollo "El Rubio", quien --lo que es la oligarquía y la endogamia tanto en el negocio del vino, como entre las nobles familias de cargadores a Indias, como entre los propietarios de carrillos de chucherías-- se casó con una hija de Severo llamada Milagros. "La Rubia" durante el día atendía, con su sobrino, el carrillo de la Placilla y, por la noche, su kiosko del Parque, en la esquina de enfrente de la tribuna de la música.

OTROS CINES.
Tras del invento de Severo, en los aledaños de otros cines, como en el "Macario", por ejemplo, se instalaron una pareja de viejos, con su carrillo. Eran José de los Reyes y de los Reyes, "El Chato Paterna", y su esposa. Enfrente puso su carrillo una buena anciana, llamada Juana, que tenía un rodete y en su cara y en sus manos tenía señales de padecer de vitíligo. A la puerta del cine "Colón", recuérdese, también, el carrillo de Manuel Álvarez "El Cochero" y  a "El Gamba" con su negocio de higos de Lepe metidos en miel. Y en todos los cines, las capachas de piñones: "¡Piñones, como cabezas de gorriones!", que pregonaban, y cada vez a la medida, un cajoncito de madera muy pequeño, se le añadía más y más papel de estraza doblado en el fondo en franco fraude comercial. /Rafaela Leiva, en el carrillo del lateral del Teatro Principal.

LAS VENTANITAS.
No es lugar este para hablar de las "ventanitas" que surtían, en las cercanías de los colegios, migas, academias y escuelas, a los más pequeños. Estas "ventanitas" regentadas por tal cual viuda de un carabinero, o por una viejecita de "estado honesto" proporcionaban el suplemento necesario a la pensión de viudedad o a la ayuda del montepío tan escuetas.

Puede decirse que Severo --a la izquierda de la imagen fotografiado en la calle Postigo-- fue el pionero del carrillo de chucherías y que Carmelita "La Rubia" lo fue del kiosko. Perdidos ambos, un Concejal del Ayuntamiento portuense, Juanito Ponce, propuso a la viuda de Severo cambiar el carrillo por un kiosko. Así se hizo y, mientras estuvo en pie el Teatro Principal, se mantuvo en su mismo sitio. Luego, incendiado el Teatro, se trasladó a la Plaza de Juan Gavala, donde se mantiene. Pero ya, los niños no hablan como antes, porque la caja tonta les ha homogeneizado el lenguaje, no tienen tatas, y sus maestros son de fuera. No hay perras chicas, ni perras gordas, ni moneditas de dos reales, ni las pesetas suenan a dinero, ni se golpea la vitrina, ni el mostrador al grito de "¡Oiga, despacháaa!". (Texto: Luis Suárez Ávila).

Más información en GdP:
104. SEVERO. El carrillo de la ilusión.

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Elena de Winthuyssen y Urruela nació el 18 de febrero de 1852 en El Puerto de Santa María siendo la mediana de tres hermanos: Pastora, su hermana mayor  y Felipe, el pequeño y que murió joven y soltero.

Su padre, Juan de Winthuyssen Martínez de Baños, nació el 18 de agosto de 1819 y fue capitán de fragata; hijo de Pedro de Winthuyssen y Bustillo, natural del Real Arsenal de la Carraca, que fue capitán de Caballería y Caballero de Paja de S. M. el rey Carlos IV y que casó en la parroquia de San Martín de Madrid con Felipa Martínez de Baños. Ambos abuelos paternos de Elena. Su madre, Inés de Urruela y Barreda, nació el 21 de agosto de 1822 en Cádiz y fue la pequeña de una familia numerosa; el padre de ésta José Julián de Urruela y Casares, nacido el 7 de enero de 1780 en la Nueva Guatemala de la Asunción era hijo de Gregorio Ignacio de Urruela y Angulo natural de la villa de Retes, Álava, que  se trasladó a Guatemala en 1774 a bordo de una fragata y se casó allí, en 1779, con María Josefa de Casares y Olaberrieta, hija, ésta, de padres españoles.

Embarcó, Julián, en 1802, con destino España junto a José Frayle y Jorro, con la intención de fundar una casa de comercio en Cádiz que respondería al nombre de URRUELA HIJOS Y JORRO. Es en Cádiz en donde se unió en  matrimonio con la onubense Pastora Barreda Ortiz de Zarate y con la que tuvo seis hijos.

En los años treinta del siglo XIX se trasladaron a El Puerto, donde Julián fijó su residencia en el número 75, por aquel entonces, de la calle Larga, actualmente conocida como ‘Palacio de Winthuyssen’. De fachada barroco tardío con alguna referencia neoclásica y de interior ecléctico, donde se combinan diferentes estilos, neogótico, neoclásico y mudéjar por unos preciosos arcos lobulados localizados en algún que otro salón. Allí mismo viviría Inés de Urruela con su marido Juan de Winthuyssen y tendrían a sus hijos. El 13 de agosto de 1845 falleció Julián y pocos años después su esposa. En 1865 pasaron a vivir los Winthuyssen Urruela a un anexo de la mansión con el número 9. Irían con ellos dos sobrinos de Inés y primos de Elena: Julián y Olimpia García de Polavieja y Urruela. /En la ilustración, óleo de Juan de Winthuyssen.

En febrero de 1880, contando Elena con 27 años de edad, casó con el Maestro Mayor  Titular de Obras del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María: el jerezano  Miguel Palacios y Guillén, nacido en 1841; poseedor éste del título oficial de la Escuela  Superior de Arquitectura de Madrid además de ser perito agrimensor y tasador de tierras. Los recién casados se trasladarían ese mismo año al nº 14 de la calle Diego Niño en donde nacerían sus seis hijos: los hermanos Palacios Winthuyssen, fijando, poco mas tarde y definitivamente, su residencia en el número 6 de la Avda. Rodrigáñez, al final del Paseo de la Victoria, en las inmediaciones del Monasterio de la Victoria.

 

En la foto familiar tomada en el número 6 del Paseo de la Victoria, aparecen reunidos en primer lugar y en un extremo sentado, don Miguel Palacios y Guillén y su nieta Elena Palacios Muñoz-Seca y en el otro extremo doña Elena de Winthuyssen y de Urruela. De izquierda a derecha y de pie: doña María Teresa Muñoz Seca, tras don Miguel, le siguen a ésta su hermana Antonia Muñoz Seca, su marido don Manuel y hermanos de éste, don Antonio y doña Pilar Palacios Winthuyssen; doña Catalina Beigbeder y Gallegos y su marido don Pedro Nolasco Palacios Winthuyssen posando junto a Elena, su madre. A la izquierda de don Miguel, su cuñada Pastora de Winthuyssen y de Urruela siguiéndole un jesuita amigo y vecino de la familia que esta sujetando a dos de los nietos del matrimonio y doña Olimpia García de Polavieja y de Urruela. En el suelo Manuel Palacios Muñoz-Seca junto una prima suya. La foto la tomaron con la gruta, de fondo, que otro hijo de doña Elena y de don Miguel les hizo. 22 de octubre de 1914.

El 27 de noviembre de 1899 perdía Elena a su madre a la edad de 76 años y tres años mas tarde, en 1902, a la edad de 83 años, a su padre, el ya retirado capitán de fragata, que viviría sus últimos años en la casa de la calle Diego Niño.

 

Sepelio aparecido en la Revista Portuense en 1925.

En su nueva residencia al final del Paseo de la Victoria, sobre la que ya escribí con el título de “La huerta de tía Pilar”, (nótula 857 en GdP) pasaría el matrimonio formado por Elena y Miguel el resto de su vida. El 12 de octubre de 1925, a los 74 años de edad, fallece Elena de Winthuyssen y Urruela. (Texto: J. Manuel Rguez Gay-Palacios. 'Juan de Winthuyssen').

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