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mordecaimanuelloach_puertosantamariaMordecai Manuel Loach, con tan singular nombre bíblico, si bien era de nacionalidad estadounidense, provenía de judíos portugueses, el cual llegó a plantear y fundar una comunidad hebrea ‘Ararat’, siendo precursor del moderno sionismo.

Diplomático, periodista y fundador de varios periódicos en Nueva York, escritor y dramaturgo, miembro de la Sociedad Histórica de Nueva York, estuvo en El Puerto de Santa María en 1814, según relata en su libro ‘Viajes en Inglaterra, Francia, España, y los Estados de Berbería, en los años 1813-14 y 15’, publicado simultáneamente en Nueva York y Londres, en 1819.

En la página 138 de su libro, procedente de Cádiz, relata: «Al día siguiente pasé a Porta [sic] Santa Maria, para visitar Xerez, o como lo pronunciamos, Sherry, un lugar con el que América está en deuda por sus importaciones de excelentes vinos. El barco estaba abarrotado de pasajeros, principalmente de campesinos que regresaban del mercado, junto con algunos frailes, los compañeros que nunca fallan en los viajes, así como viajeros de la zona --unos pocos quartos nos fueron exigidos, como de costumbre, para las animas Benditas y nuestra donación fue de cinco riales [sic]. Hemos chocado en una fea barra cerca del puerto de la que nos desprendimos con dificultad.

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Páginas interiores del libro 'Travels in England, France, Spain and Barbary States in the years 1813-14 and 15’ (Año 1819).

Peurto [sic] de Santa María, se encuentra en un buen territorio, rodeado de cultivos, en una ciudad floreciente, principalmente utilizada como residencia de verano, y tiene varios edificios hermosos junto con una Alamada [sic] espaciosa y una Plaza del Toro [sic] capaz de albergar 10,000 espectadores. Me perdí por las orillas del Guadalete, que aquí desemboca en la bahía de Cádiz, y su superficie de plata  era imperturbable, excepto por los barcos que se deslizaban por la suave corriente, lo observé con interés, fue el legendario Lethe, y no podía dejar de probar las aguas del olvido. Busqué en vano aquella frase:  ‘Mala hierba que crece en los muelles del Lethe’. 

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El Puerto en 1800.

Una Calasa [sic], con los caballos decorados con cintas y campanas, me llevó a Xerez. El campo se veía hermoso, y yo estaba rodeado de viñedos y olivos, y aquí y allá campos de maíz, ondeando de rica exuberancia. Nos acercamos a la llanura, y vimos Xerez».

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josepoquetcabreraJosé Poquet Cabrera nació en Calpe (Alicante), ciudad con la que está hermanado El Puerto de Santa María, por medio de la pesca y los hombres de la mar, donde se repiten apellidos --en ambas poblaciones-- desde antiguo. Fue bautizado en la parroquia de Ntra. Sra. de las Nieves. Su infancia transcurrió en ambientes marineros calpinos.

Ya hecho un joven fuerte y decidido, puso rumbo a América del Norte, trabajando en las obras del tendido de la línea del ferrocarril Pensylvania Express, que unió el norte con el sur de los Estados Unidos. Allí vivió con los emigrantes por antonomasia en dicho país, con una familia irlandesa, empero, regresaría a España y poco después, siguiendo con su espíritu aventurero, conocerá nuevas tierras, esta vez en el continente europeo. Francia, Alemania, Rusia y... vuelta a América, trabajando en los Altos Hornos americanos que, aunque debilitan su forma física, le proporciona buenos ingresos, regresando, definitivamente a España, a su Calpe natal.

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Un tren de pasajeros en la línea Pensylvania Express.

LLEGADA A EL PUERTO: 1931.
Allí se hace armador de barcos de pesca y su sueño se convierte en realidad, con el barco Melchora que sale de los astilleros levantinos. Ya por aquella época una importante colonia alicantina residía en El Puerto: los Roselló, los Perles, los Morató y otros muchos  apellidos de ‘la mejor tierra del mundo’ estaban asentado en nuestra Ciudad, a donde arribará con su embarcación en diciembre de 1931, ya con unos años y soltero. Le acompañaban dos hermanas y un sobrino, residiendo en el número 102 de la calle Larga.

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El 12 de abril se celebraron elecciones municipales. El 31 de mayo, ya con la II República, se volvieron a celebrar los comicios locales. Fueron alcaldes ese año Eduardo Ruiz Golluri por los conservadores y Francisco Cossi Ochoa, por los progresistas. 

Supo integrase en la sociedad portuense y se ganó el respeto de todos, tanto del sector pesquero como de otras actividades en el ámbito local.  Era un hombre bueno y honrado, querido y admirado por sus convecinos, que desbordaba sencillez y humildad. Una persona que no solo ayudó a las familias de pescadores, sino que contribuyó a la época de máximo esplendor de la pesca en El Puerto. Tenía mucha mano izquierda.

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Una foto de la vivienda de Tio Pé, arriba del desaparecido Casa Lucas, con la familia.

Tio Pé se trasladaría al número 110 de la calle Larga --arriba del famoso bar Casa Lucas--, al contraer matrimonio con Francisca Beltrán, con la que tuvo cuatro hijos, dos niños y dos niñas, que hoy viven en Calpe, llegando a ser representante de dicha colonia en nuestra población.

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El 'Melchora' y el 'Nueva Melchora', construido este último en alicante en el astillero de Vda. de Manuel Ripoll.

EL NUEVA MELCHORA Y LAS REDES.
Su barco, la Melchora, naufraga en aguas de Marruecos a consecuencia de una avería y, en cuanto pudo, puso en astilleros la quilla de la Nueva Melchora, continuando así su actividad pesquera en los caladeros marroquíes. Al mismo tiempo, simultaneaba dicha actividad con un taller de entintado de redes, en el mismo edificio donde guardaba los enseres propios de la embarcación. Fue armador, además, del Melchora y Nueva Melchora, de otras embarcaciones a lo largo de su trayectoria profesional: La República, Belimar, Monte Olta. Y Fabian, en honor de su hijo quien, entre las décadas de los sesenta a los ochenta estuvo embarcado como pescador y posteriormente como patrón de los barcos de su padre, marchando con posterioridad a Calpe en los años noventa, donde llegaría a ser Patrón Mayor de la Cofradía de Pescadores durante el mandato 2007-2011

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Unos rederos en plena actividad en el muelle.

EL PÓSITO DE PESCADORES.
“Tio Pé” fue un excelente pescador que cimentaba la amistad en condiciones de igualdad, en todas las esferas económicas y sociales que se daban cita en la desaparecida Casa Lucas, siendo el primer Presidente del antiguo Pósito Marítimo y de Pescadores --luego Cofradía de Pescadores--, que se constituyó el día 5 de mayo de 1934, sobre las cenizas de otro anterior en la década de los años veinte, sien su primer presidente el ex alcalde Ramón Varela Campos (ver nótula núm. 2.030 en Gente del Puerto) que desapareció por diversas razones en fecha incierta. En su refundación intervinieron apellidos de ascendencia alicantina, llegando a tener, en el primer año de funcionamiento, 56 afiliados, permaneciendo en su presidencia hasta 1941.

Bajo su mandato, se dotaron al muelle pesquero de nuevas infraestructuras: una lonja moderna para la época para la subasta del pescado, con fábrica de hielo y depósitos de carburante junto al mismo cantil del muelle. En el edificio del Pósito se creó una clínica ambulatoria para la asistencia quirúrgica de sus afiliados, antes de  existir la Seguridad Social y una cooperativa para el suministro de enseres de las embarcaciones.

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ACTIVIDAD POLÍTICA: PARLAMENTARIO Y CONCEJAL.
El 1 de noviembre de 1942, re reunieron en la sede de los Sindicatos Nacionales las Juntas Sindicales Centrales, para proceder a la elección de los representantes sindicales en las Cortes Españolas del régimen franquista. Como obrero del Sindicato Nacional de Pesca, fue elegido en representación de dicho sindicato vertical , como Procurador en Cortes, para la legislatura de 1943-1946.

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Tomando posesión como concejal, ante el alcalde Eduardo Ciria Pérez (ver nótula núm. 1313 en GdP). 

Debido a su entrega e interés, no solo por los hombres de la mar, sino por la Ciudad de adopción que lo acogió, llegaría a ser concejal de la Corporación entre el 3 de febrero de 1952 y el 21 de mayo de 1958, con los alcaldes, Eduardo Ciria Pérez, Luis Caballero Noguera y Miguel Castro Merello (ver nótula núm. 1.654 en Gente del Puerto).

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El número 110 de la calle Larga, casa Lucas, donde hoy se encuentra Copistería HIVA.

EL RAPE PERDIDO.
Relata Manuel Lojo Espinosa en su libro Casa Lucas, la siguiente anécdota: «Para el acceso a su vivienda, el Tío Pé utilizaba una escalera situada en el patio del local de Casa Lucas, por lo que en muchas ocasiones también le servía para dar o recibir recados de su familia. En esta ocasión, había llegado de turno de pesca la Melchora y el dueño llevó a casa un extraordinario rape de más de 5 kilos de peso. La familia colgó esta hermosa pieza en la escalera que daba al citado patio, pero seguramente a causas del peso del pescado o, a que no estuviera bien atado, lo cierto fue que el rape cayó al patio y rápidamente, desapareció.

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Tio Pé y su esposa, Francisca Beltrán.

El dueño no sabía explicar a su esposa lo sucedido, o a lo mejor, fue el mismo el que autorizó a un buen amigo para que se lo llevara a su casa». Don Manuel Lojo, siempre tan discreto, seguro que sabía quien era ese buen amigo, pero el secreto como otros tantos, se lo llevó consigo a la tumba.

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Tio Pé, toma la palabra en el homenaje que recibió el 27 de diciembre de 1956, en El Resbaladero.

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Otra vista de los asistentes al homenaje.

HOMENAJE.
Por toda su trayectoria, recibió un homenaje de sus amigos de Casa Lucas, el 27 de septiembre de 1956, al cumplir sus bodas de plata de su llegada a El Puerto, que tuvo lugar en el restaurante El Resbaladero, con asistencia de muchos amigos porteños y de la colonia alicantina afincada en nuestra Ciudad. Le obsequiaron, entre otras sorpresas con el Himno a la Melchora, entonado por los asistentes, con letra del tasquero de Casa Lucas y música de la marcha Valencia. Francisco Lara Izquierdo, a la sazón presidente de la peña Casa Lucas, pronunció un emotivo discurso que llegó a emocionar al homenajeado, y que finalizaba con unos versos: Viva el Cristo del Sudor/ Viva el Peñón de Ifach/ Viva la Villa de Calpe/ Y viva este lobo de mar.

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Una imagen de Tio Pé, retirado, con la familia y el Peñón de Ifach al fondo, en Calpe.

Con el gobierno de Hernán Díaz, los cumpleaños del poeta Rafael Alberti, nacido en 1902, fueron todo un acontecimiento mediático literario, en homenaje al poeta y como rédito en imagen para la Ciudad, mientras estuvo con vida.

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En este primer cumpleaños de Rafael Alberti, con Hernán Díaz Cortés como alcalde, celebrado el 16 de diciembre de 1991 en el Hotel Monasterio de San Miguel, vemos al poeta rodeado de periodistas recogiendo unas declaraciones del poeta. De izquierda a derecha, fila superior, Ignacio Gago Fornell, Andrés Jiménez, semioculto desconocido, Francisco Andrés Gallardo, Soledad Duro, Rafa Tardío y Paco Crespo. Sentados, el ex alcalde Hernán Díaz, desconocido, Isabel Flores, el poeta universal y su segunda esposa, María Asunción Mateo. Cumplía el poeta. Cumplía 89 años.

sudordelobrero_31_10_1906_PUERTOSANTAMARIADestacado político republicano portuense, siempre vinculado con los problemas de la clase obrera, barbero de profesión. Ya en 1905 vemos sus textos en el periódico ‘El Sudor del Obrero’, Órgano de las Sociedades y de las Agrupación Socialista Obrera de El Puerto de Santa María. Era uno de los siete periódicos con los que contaban los socialistas en España en aquel inicio de siglo.

Dicha publicación, dirigida por Diego Velázquez, e impresa en la imprenta La Unión, de esta Ciudad, no estuvo falta de problemas desde sus inicios en 1902. A partir de 1909 una irónica frase acompaña el encabezamiento: "se publica cuando se puede", con diversa periodicidad, bisemanal, semanal y quincenal. En 1910, su titular afirmaba que era el Órgano de las Sociedades Obreras y de la Colación Republicana Socialista. En 1915 rezaba en su titular: Órgano de la Conjunción Republicano-Socialista y de las Sociedades Obreras. La redacción estaba en el número 44 de la calle Palacios.

Otros escritos de Tomeu Navarro aparecerán en ‘El Obrero Portuense’, dirigido por Manuel Pérez desde 1900. Volvió a resurgir en 1919, siendo promotor de esta publicación, Órgano de las Sociedades Obreras de esta localidad, época donde encontramos los textos de Tomeu, que se publicó entre el 8 de noviembre de 1919 y el 27 de julio de 1920. A mediados de 1920 firmaba sus artículos en el periódico con el seudónimo de ‘Dagoberto’.

Afiliado a la Agrupación Socialista de El Puerto, de la que fue re fundador en 1899, junto a los toneleros Alfonso Fernández y Diego Velázquez al que aludíamos mas arriba y el viticultor Francisco Figueroa. En los años 20, junto con otros compañeros formaría los primeros grupos republicanos, siendo secretario de la Junta Local de Reformas Sociales y de la Junta de la Casa del Pueblo.

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La plaza del Polvorista en 1905.

Así, formó parte de la Comisión Gestora del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María entre las elecciones del 14 de abril y el 31 de mayo de 1931. Tras éstas últimas elecciones municipales sale elegido como concejal, formando parte del gobierno municipal como Teniente de Alcalde por el Partido Republicano Radical Socialista. Tras la dimisión de Francisco Cossi Ochoa en mayo de 1932 es propuesto y sale elegido como nuevo alcalde el 25 de mayo, permaneciendo hasta junio de 1933. Unos meses después de los trágicos sucesos de Casas Viejas, Francisco Tomeu dimite de forma irrevocable de la alcaldía portuense, ocupando la alcaldía, de nuevo Francisco Cossi Ochoa (ver nótula núm. 590 en Gente del Puerto), quien sería presidente de la Diputación, cuando el golpe de estado del 18 de julio de 1936, siendo depuesto y, posteriormente, desaparecido.

A día de hoy tiene una calle en su ciudad natal. /Texto: Santiago Moreno Tello.

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Portus Gaditanus según F. Rambaud.

La reciente publicación de J.J. López Amador y E. Pérez Fernández, El Puerto Gaditano de los Balbo. El Puerto de Santa María  (2013), (ver nótula 1414 en GdP) viene a  recuperar una de las grandes lagunas de la historia de la ciudad: su pasado romano.  Hacía falta poner en orden algunas consideraciones acerca de esta época, cuando tradicionalmente se ha hablado de un lugar en el que no podía detectarse una concentración de población destacada hasta época bajoimperial, en torno al siglo IV, al constituirse un pagus  desde el que surgiría la posterior aldea de Al-Qanatir en época islámica. Lo cual venía interpretándose como que si en un momento dado aparecía algún material romano en el casco histórico de la ciudad o en su entorno, estos restos debían de asociarse con una villa romana (no una ciudad) o con factorías de salazones que de alguna manera, y desde el siglo IV a.C., tendrían que vincularse necesariamente con la Gadir púnica y luego con la Gades  romana.

Busto de Balbo el MenorEn este sentido, los autores aportan, desde luego, una  importante actualización bibliográfica  además de una exhaustiva información de fuentes arqueológicas y documentales  que demuestran el  buen hacer  de dos investigadores cuyo concienzudo trabajo se verá, sin duda, recompensado por el reconocimiento de sus lectores.  Y vaya por supuesto  también el mío.  /Busto de Lucio Cornelio Balbo en Cádiz./ S. XIX

Los autores parten de un planteamiento ya conocido: la identificación del Portus Gaditanus  de Balbo  (ver nótula núm. 2000 en GdP) con el arsenal que cita Estrabón (Str. III, 5, 3), levantado en tierra frontera a las Gadeira,  y que en consecuencia debe situarse en El Puerto de Santa María, porque existe constatación arqueológica para corroborarlo. Por otro lado, es un planteamiento ya defendido en otras ocasiones en la prestigiosa publicación  Revista de Arqueología, desde la que accedí al primer debate sobre la ubicación del portus  entre  las propuestas de E. Pérez ,  J.A. Ruiz Gil y J.J. López Amador (1989) y las de F. Rambaud (1986), que ubicaba el Portus  Gaditanus, como yo  entonces ( J. Montero Vítores , 2002) en la Dehesa de Bolaños.

2TRAZADOSVIAAUGUSTA_PUERTOSANTAMARIALos argumentos que se utilizan para ello  en el capítulo 1 pasan por encontrar una conexión directa entre Gades y Hasta Regia (Mesas de Asta) con un trazado rectilíneo que, como correspondería al trayecto lógico de la Vía Augusta  debe cruzar el estuario del Guadalete en este punto (Ad Portum),  al menos desde los datos  itinerarios contemplados en los Vasos de Vicarello (CIL XI, 3831, 1-2), contemporáneos a Estrabón. Un trazado que además cuadraría bien con los metrajes miliarios y en el cual  la documentación recogida desde el siglo XVII en el Archivo Histórico Municipal de la ciudad  o en la obra de A.J. Ruiz de Cortazar (1764)  da fe de numerosos vestigios de posibles infraestructuras viarias. Por otro lado, como se analiza profundamente en el capítulo 2, los  numerosos vestigios arqueológicos tanto del casco antiguo de la ciudad como de la periferia, con una secuenciación cronológica válida y en algunos puntos completa para todo el período romano, apuntan a determinar con claridad una concentración de población romana.   /En la imagen de la izquierda, los dos trazados de la Vía Augusta.

Desde esta perspectiva,  me ha parecido entender  que se rechaza la posibilidad del trazado que tanto F. Rambaud  como yo identificamos como  una parte de la Via Augusta, y que necesariamente llevaría  el Portus Gaditanus  hacia Dehesa de Bolaños, dejando por tanto a El Puerto de Santa María fuera del – llamémosle así– trayecto oficial.

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Portus romanus como algo mas sencillo: un fondeadero.

Atendamos ahora algunas cuestiones: en primer lugar, no es necesario hacer desaparecer ni uno ni otro trazado, porque los dos existieron. Uno cruzaba el estuario del Guadalete más próximo a su desembocadura; otro lo hacía más adentro, en  La Barca  --junto a  Cartuja (como se desprende del mapa de Tomás López de 1787)-- para entrar en las tierras del Ager Ceretanus y alcanzar un ramal hacia Hasta Regia más al norte.

Por supuesto, esto tampoco anula el hecho de que en Dehesa de Bolaños se ubicase una estación aduanera importante integrada dentro del hinterland [La palabra hinterland proviene del idioma alemán, y significa literalmente "tierra posterior" (a una ciudad, un puerto, etc.). En un sentido más amplio al anterior, el término se refiere a la esfera de influencia de un asentamiento. Es el área para la cual el asentamiento central es el nexo comercial] del  Portus Gaditanus  que canalizaría el control del tráfico del  curso medio del Guadalete, y que en el siglo II era aun lo suficientemente importante como para ser citada por Ptolomeo: SI, por Ptolomeo ( Ptol. II, 4, 5)  que aun habla de un Portus Menesthei  del que Portus Gaditanus recoge el testigo.

La supuesta Gades de Balbo, 2Portus Gaditanus es una realidad territorial muy grande. Engloba todo el área de influencia de la antigua Gadir púnica en la Bahía, recogiendo por supuesto la tradición púnica que se mantuvo  hasta la derrota de Cartago por Roma - tradición  con la que debe asociarse Portus Menesthei- y la expansión de infraestructuras de época romana con cientos de embarcaderos y alfares a lo largo de la antigua costa.  /La supuesta gades de Balbo. 

Sin duda, su momento de despegue coincide con los últimos años de la República, cuando Balbo el Mayor inicia su actividad política y desarrolla sus planes para abastecer la  annona [era un órgano del Imperio Romano que servía principalmente para el reparto y comercio del trigo, al igual que de su transporte. La palabra "annona" se deriva de la diosa Annona, diosa de la cosecha, que a su vez se deriva de la palabra annus, año, dado el carácter anual de las cosechas] de  Roma. Efectivamente, material cerámico tardorrepublicano  lo encontramos en tres puntos clave: casco histórico del Puerto de Santa María, yacimientos de Puente Melchor ( Puerto Real) y Dehesa de Bolaños, que hemos de considerar como los tres grandes ejes de la expansión del hinterland de la Gades romana.

La-supuesta-Gades-embellecida-por--Balbo--en-una--pintura-de-las-termas-de-Trajano-en-RomaY ello porque cada uno, con sus peculiaridades, actúa como  puerto –o estación aduanera si se quiere- desde el que se recogen productos: El Puerto de Santa María es el punto de conexión con Mesas de Asta , y el más adecuado para ser identificado con el emporio que describe Estrabón ( Str. III, 2, 2) en el que gaditanos y hastienses toman contacto.  Como él, desde Dehesa de Bolaños se canaliza el control de productos que proceden del curso medio del Guadalete y del Ager Ceretanus, quedando Puente Melchor como un enclave en torno a  otro gran espacio  agrario que pronto se pondrá en relación con la colonia de Asido Caesarina.   Todo ello es parte del complejo de Portus Gaditanus. /En la imagen de la izquierda, la supuesta imagen de Gades embellecida por Balbo en una pintura de las termas de Roma.

A los Balbo, tío y sobrino, debemos en gran medida este gigantesco desarrollo, que no solo debe entenderse como consecuencia de la construcción de un arsenal: descartemos, ya si, una gran ciudad de planificación urbanística romana como yo entonces también pensaba, para pensar más en infraestructuras portuarias, tipo muelles, embarcaderos, almacenes o accesos de comunicación, como  los puentes de paso para continuar los trayectos de las calzadas. Algo que, además, no termina con los Balbo, sino que sigue desarrollándose en épocas posteriores, como los autores recuerdan  en el capítulo 3.

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Reconstrucción del Teatro Romano de Gades.

¿Por que razón Balbo el Menor levanta un puerto nuevo para Gades?. Todo es producto de las circunstancias políticas y cambios sociales vinculados con el proceso de conquista y colonización romanas generalizado en el Mediterráneo Occidental  desde el final de la II Guerra Púnica (202 a.C). Producto del creciente poder de las élites de Gades que, precisamente, se abrieron a Roma porque vieron en ella una posibilidad inmediata de promoción social y  política y de desarrollo de grandes empresas económicas con la capital: financiación de carreras políticas que les beneficiasen o compromisos con el abastecimiento de víveres a los almacenes  de la capital (la annona).

Así puede verse desde el momento en que toman contacto con los grandes prohombres de la política romana de ese momento: Pompeyo y César. A ambos les interesa Hispania como soporte de apoyo a su política senatorial, pero César tiene especial interés en promover un extenso programa de colonizaciones que continuase aquel ya iniciado en 171 a.C en Carteia y dirigido por prohombres de la gens Cornelia. Un programa de asentamientos de itálicos conjunto con el desarrollo de centuriaciones  dentro de un nuevo esquema, ya romano, de reorganización administrativa del territorio gaditano.

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Teatro Balbo en Roma.

Pero hemos de pensar también en una actuación de contenido evergético [En su definición original, el evergetismo consiste, para los miembros ricos o notables de una comunidad, en la distribución de una parte de su riqueza a la misma, aparentemente de forma desinteresada.]. Los Balbo , y en particular Balbo el Menor, salen ganando con  ello  su imagen de  benefactores de la comunidad y de Roma, contribuyendo de paso a reforzar el peso de la gens Cornelia a la que están unidos  con la concesión de la ciudadanía romana. Y de ahí el papel de las construcciones: la política edilicia.

Como no, el primer paso, como se refleja en el capítulo 4, es reforzar la conexión de Gades con Hasta Regia, no solo como antigua capital turdetana que ejercía el control de la salida de la producción agraria del Guadalquivir, sino también como colonia.  Seguramente en ello está  la renovación de la antigua calzada que unía ambos núcleos, y cuyo punto intermedio en tierra firme es el área de El Puerto de Santa María. Y sin duda es, como demuestra claramente la arqueología en el conjunto de villas y alfares de época romana en torno a la Vía Augusta, uno de los grandes ejes del impulso comercial de Gades en época romana centralizado alrededor de los Balbo. Los autores recuerdan en este sentido cómo el topónimo Balbaina, las tierras intermedias entre Hasta Regia y Gades, es sobradamente indicativo.

inscripción BalboPor ello invito a la lectura de este interesante trabajo de J.J. López Amador y E. Pérez Fernández  por su importante acopio de material y bibliografía actualizada. El resto ya se ha planteado. A medida que las exportaciones de Gades a Roma crecen, la ampliación del radio de acción de Portus Gaditanus  es mayor, y desde la arqueología no  se duda en asociar los alfares encontrados en todo el arco de la Bahía de Cádiz con esta realidad. Y en esta expansión, la actuación de los Balbo debió de canalizarse más en la reestructuración de viejas instalaciones púnicas y nuevas infraestructuras romanas acordes con los planes de colonización que Roma  trae para la zona (J. Montero Vítores, 2013): desde la fundación de colonias  como Hasta y Asido, con el asentamiento de elementos itálicos en la zona, se define una nueva red administrativa que, por supuesto, necesita entre otras cosas del impulso de obras públicas para el dominio y  la explotación  del ager publicus:  calzadas, canalizaciones de agua, embarcaderos: en definitiva un nuevo paisaje en el que los Balbo, como  otros notables de Gades, tuvieron mucho que ver. De este modo se ponen las bases de un poblamiento romano permanente que a su vez garantiza el impulso de  la asimilación de la población local (lo que hoy denominamos romanización), y a su vez refuerza el control de Roma sobre los territorios.  /Texto: Jesús Montero Vítores.

Para saber más:

LÓPEZ AMADOR, J.J. ;  PÉREZ  FERNÁNDEZ, E.  El  Puerto Gaditano de los Balbo. El Puerto de Santa María. Cádiz.  El Puerto de Santa María, 2013.

MONTERO VÍTORES, J ( 2002), “ El yacimiento de Dehesa de Bolaños  en el marco de la Bahía de Cádiz . De Portus Menesthei a  Portus Gaditanus”.  Revista de Historia de Jerez, 8, pp.35-66

MONTERO VÍTORES, J. (2013). Los Balbo y el Portus Gaditanus.  Revista de Historia de El Puerto, nº 51, 9-37

PÉREZ FERNÁNDEZ, E; RUIZ GIL, J.A; LÓPEZ AMADOR, J.J. (1989) “ El Portus Gaditanus, estación aduanera de la Bética”. Revista de Arqueología, 104. Madrid, pp. 29-38

RAMBAUD, F (1986), “ Portus Gaditanus. Hipótesis de un nuevo emplazamiento”.Revista de Arqueología, 187. Madrid, pp. 24-35

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luciocorneliobalbo_elmenor_puertosantamariaSe cumplen con esta de hoy, 2.000 nótulas --2.000 días-- 2.000 artículos de Gente del Puerto, tras cinco años y medio de cita diaria con sus lectores. Con tal motivo hemos querido traer a estas páginas electrónicas la historia del fundador del Portus Gaditanus --el actual El Puerto de Santa María-- realizada por el investigador, Juan José López Amador. Agradecemos a los lectores que, con su constancia, y confianza, hayan hecho que esta sea la web de El Puerto mas visitada a diario. /José María Morillo.

Nuestra ciudad, El Puerto de Santa María esconde bajo el solar del casco histórico un importante puerto comercial desde la época romana, el Portus Gaditanus. /En la imagen de la izquierda, estatua que en 1855 el Ayuntamiento de Cádiz erigió a la memoria de Lucio Cornelio Balbo 'el Menor', hoy ubicada junto a Puerta de Tierra.

Las menciones al El Puerto (Portus en los textos grecorromanos) son escasas e imprecisas. Las encontramos en los Vasos de Vicarello, el Itineario de Antonino, y el Anónimo de Rávena. La presencia de una calzada romana, la Vía Augusta, se vertebró en los años del Principado de Augusto, y partiendo de Gades,  tuvo su paso por el Coto de la Isleta portuense, cruzando el Guadalete por el puente de piedra, que la historiografía desde los siglos XII al comienzo del XX hablan de sus ruinas.  Personajes que marcaron el curso de la Historia de España como Alfonso X, Cristóbal Colón, don  Juan de Austria, Miguel de Cervantes o Felipe V, durante sus estancias en nuestra ciudad lo contemplaron en las aguas del Guadalete, continuando posteriormente la vía por la campiña por tierras de Balbaina hacia Hasta Regia, en el término municipal de Jerez.

consuldelarepublicaderomaPero este puerto, la calzada y el puente que atravesaba su río, tuvo un  creador detrás, un hombre nacido en nuestra tierra, un gaditano que hace más de 2000 años trajo parte de Gades, de nuevo a tierra firme (con anterioridad lo fue el Castillo de Doña Blanca), su fundador: Lucio Cornelio Balbo, 'el Menor', quien por circunstancias que ahora veremos, los estableció por su iniciativa a partir del año 19 a.C.

Se tiene por fundador de El Puerto de Santa María a Alfonso X  (1264), y cierto es que la ciudad que hoy habitamos debe su origen al Rey Sabio, pero también es verdad, que la arqueología  en estos últimos decenios, ha proporcionado una cantidad importante de datos de época romana, como para verificar que en solar que ocupa la ciudad actual había una población significativa, y esto ha sido ignorado debido a su desconocimiento. Hoy sabemos que tuvo un primer creador en la persona de Balbo 'el Menor'.

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Reconstrucción de la obra realizada por Balbo para abrir el canal (desembocadura del río Guadalete), donde situaría el Puerto Gaditano.

De hecho, el mayor símbolo que representa la historia portuense y que le dio la vida, la desembocadura del río Guadalete, fue obra suya, fue él quien la mandó abrir, a pico y pala, excavándose un canal en las arenas del Manto Eólico Litoral, conectando las aguas de la bahía con el cauce del río San Pedro (la Madre Vieja), que hace dos mil años era el Guadalete que desembocaba en la bahía por las inmediaciones de Puerto Real.

Sabemos de la apertura de este canal artificial llamado río Guadalete, no solo por los estudios geomorfológicos y arqueológicos realizados, además, también tenemos  un documento, su autor es Muhammad b. Abi Bakr al–Zuhri, que visitó Cádiz entre 1146–54/61, donde cuenta de forma clara su apertura, a través de  una leyenda.

balboelmenor_busto_puertosantamariaBalbo 'el Menor' fue su promotor, encargó a técnicos y operarios la apertura de la actual desembocadura del Guadalete para establecer las nuevas infraestructuras portuarias, el Portus Gaditanus. El lugar elegido no se designó al azar, sino en el espacio adecuado, el que reunía las condiciones precisas para habilitar un puerto fluvio-marítimo que estaba llamado a convertirse, por su volumen de carga, en uno de los centros exportadores más importantes del Mediterráneo. /Busto de Balbo 'el Menor'. Cádiz, 1855.

Balbo nació en una rica familia fenicia radicada de antiguo en Gadir, enriquecida con el comercio marítimo. Esta fortuna permitió a su familia y a el mismo,  formar parte del exclusivo núcleo íntimo de dos de los Emperadores más destacados en el tiempo, César y Augusto. Su familia, concretamente su tío, Lucio Cornelio Balbo, 'el Mayor', lo introdujo en ese mundo tan selecto. Los estudios del profesor Juan F. Rodríguez Neila, nos permite conocer buena parte de la historia de esta familia Gaditana.

Lucio Cornelio Balbo, 'el Menor', nació en Gades hacia el año 72 a.C. Hijo de Publio Balbo, comerciante de filiación púnica estuvo toda su vida con  los negocios familiares, mientras su hermano Balbo 'el Mayor', hizo carrera en Roma. Pronto se llevo a su sobrino para enseñarle los secretos y artimañas del poder.

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En el Museo Capitolino de Roma, edificado sobre el antiguo Templo de Júpiter, se encuentran los fasti triumphales, unas placas de piedra en las que están inscritas los triunfos que fueron otorgados por el senado romano a los cerca de doscientos  generales romanos, desde el triunfo de Rómulo sobre los caeninenses en el  752 a.c. hasta el triunfo obtenido por el cónsul gaditano Lucio Cornelio Balbo en África, en el año 19 a.c., que aparece en la imagen.

La gloria le llegó a Balbo a partir del año 21 a.C., el Senado le otorgó el título de procónsul de la provincia de África, donde dirige operaciones militares contra los garamantes, belicosas tribus nómadas, que fueron detalladas por Plinio 'el Viejo', y acabadas con éxito, es aclamado imperator por sus soldados. En Roma es aclamado por el pueblo, entrando en una cuádriga, mostrando el botín confiscado, el 27 de marzo del año 19 a.C. se celebró la ceremonia de su triunfo. Fue el primer general no romano de origen que entró triunfante en Roma, y el último senador no miembro de la familia imperial que lo consiguió.

teatro_balbo_2Para conmemorarlo, el mismo año 19 Balbo comenzó la construcción, sufragado con el botín saqueado, de un teatro en Roma, el tercero de los estables levantados, finalizado en el año 13, era el más pequeño de los tres, pero no menos suntuoso, Plinio destacaba cuatro columnas de ónice, también construyó la Cripta de Balbo. /En la imagen de la izquierda superior, dibujo del Teatro Balbo, en Roma tras su construcción. En la imagen inferior izquierda, los restos de la Cripta de Balbo, en Roma, tal y como se encuentran en la actualidad.

cripta_balbi_1Pero no solo construye en Roma, aquí en la Bahía Gaditana, creara una organización de los espacios, que cambiaran radicalmente todo el entorno. Funda el Portus Gaditanus, concluye la ampliación de Gades creando con la vieja ciudad la que Estrabón llamaba Gemela o Didyme, construye (seguramente siguiendo un viejo camino) la calzada, la Vía Augusta. También sería entonces cuando se construyó el paso de la Vía por el puente de piedra sobre el caño de Sancti Petri (puente Suazo), así como otra colosal obra, el acueducto para la conducción del agua que suministraba a Gades. Medios económicos no le debieron faltar. Su fortuna personal la incrementaría heredando la de su tío.

teatro_balbi_romaProbablemente el gaditano ya había recibido el título de pontifex, aunque no se conoce con certeza cuándo, pero debió ser hacia el año 19, tras su entrada triunfal en Roma. Existen una serie de medallones conmemorativos de su sacerdocio, pero se desconoce su data y si fueron acuñados a iniciativa del propio Balbo o, una vez fallecido, en su honor. El estudió y clasificación de las piezas,  por sus características formales y metrología se cree que fueron emitidas entre los años 8 a.C. y 4 d.C., y que serían póstumas. De ser así, sería ésta la única referencia cronológica con la que contamos para encuadrar el fallecimiento de Balbo. Como sacerdote escribió al menos, 18 libros. No se han conservado, pero por una cita de Macrobio se sabe que trató con lujo de detalles el culto a Hércules, que tan cercano, como dios tutelar de Gades, le era. De hecho, en las referidas acuñaciones conmemorativas del pontificado de Balbo aparece siempre al anverso el Hércules Gaditano con la piel de león y la clava. /En la imagen de la izquierda, restos del Teatro Balbo en Roma.

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Dibujo de moneda conmemorativa gaditana, Hércules Gaditano con la clava y piel de león. Al reverso, con la leyenda PONT BALBVS, y los atributos del pontificado de Balbo el Menor.

placa_balbo_caceresDespués del año 19, es nombrado patrono de la colonia Norba Caesarina, la actual Cáceres, como reza en una lápida de su muralla, Norba fue fundada en los años 35-34 a.C. por Gayo Norbano Flaco, su vínculo con Balbo, eran consuegros, y en muestra de agradecimiento por alguna gestión en beneficio de la colonia lusitana.  La única hija del gaditano, Cornelia, casó con un hijo de Norbano, Cayo, que fue designado cónsul el año 24 a.C. /En la imagen de la izquierda, lápida votiva dedicada a Lucio Cornelio Balbo,el Menor, Patrono de la Colonia Norbensis Caesarina (Cáceres). "L (ucio) Cornelio Balbo imp (eratori) / c (OLONIA) Norba Caesa (rina) / patrono"

Siendo que Balbo el Menor no llegó a alcanzar la alta magistratura del consulado, sí la recibieron también sus dos nietos, los Norbanos, C. Norbanus Flaccus (15 d.C.) y L. Norbanus Balbus (19 d.C.). Acaso pasó Balbo el Menor los últimos años de su ajetreada vida retirado en Roma, o en la Norba de su patronazgo, o tal vez en Gades, la vieja ciudad fenicia que lo vio nacer, a la que, como su tío paterno, siempre tuvo presente y, con sus luces y sombras, ambos convirtieron en una de las ciudades portuarias más importantes del Imperio romano.

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Plano del entorno del Castillo San Marcos. En el recuadro de la fotografía aérea marcamos el espacio que ocupa el plano, donde situamos los hallazgos constructivos de época romana exhumados en las actuaciones arqueológicas.

El Portus Gaditanus era una prolongación de Gades (Cádiz), y su papel seria canalizar por vía marítima los excedentes agrícolas de la región, y su exportación a los principales puertos del Mediterráneo. Las fértiles tierras turdetanas producían lo suficiente para abastecer tanto las necesidades propias como  las exteriores, principalmente, de vino y aceite, y en la costa, la elaboración de salazón del pescado, sus salsas y derivados

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Detalle del sondeo en la Cátedra de Alfonso X El Sabio, con la doble puerta de un edificio de época romana. Diferenciamos en colores los dos periodos presentes, romano y andalusí, y la duna sobre la que se asientan las construcciones.

Las infraestructuras principales del Portus Gaditanus, estaban ubicadas con toda seguridad en un recinto, su principal núcleo, el portuario, estaba en el entorno del Castillo de San Marcos. Procedente de la zona del Caracol discurría un manantial por la calle Ganado, el Arroyo de Zangarriana,  frontera y muralla natural para el control de quienes accediesen por el puente y la calzada de la Vía Augusta, trazado que coincide con la Cárcava y muralla almohade.

No debió ser el Portus Gaditanus una población muy extensa, sólo la necesaria dedicada a la administración de la Aduana, al control de las mercancías y productos, zonas de almacenajes, embarque, infraestructuras y servicios básicos, con diques, faros, balizas, Aduana, almacenes, astilleros, y un sistema de aguada, un núcleo industrial de alfares de ánforas y otros envases, templos, viviendas, y un mercado.

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Composición en la que hemos aislado de su enclave las diez columnas romanas reutilizadas en la construcción de la mezquita del Castillo de San Marcos. El dibujo de la planta de la mezquita sitúa la ubicación de cada una.

La máxima autoridad portuaria la ostentaría un curator o aedil, magistrados encargados de las obras públicas asociados en Gades a los quattuorviri aedilicia potestate, cargo que el propio Balbo el Menor desempeñó en su ciudad natal en los años 44-43 a.C. A un quattuorvirL. Valerius Fecula-, que probablemente fue la primera autoridad del Portus Gaditanus en años imprecisos del s. I d.C. y cuya lápida sepulcral fue hallada en El Puerto, en lugar inmediato al río.

A las órdenes de la primera autoridad se encontraría un procurador y un ingeniero portuario, y en la Aduana, un equipo formado por tabularii, que controlaban la entrada de los productos, secretarios, pesadores, contables, tenedores de libros y registros... Y con el personal administrativo, un considerable número de obreros y esclavos dedicados a las labores portuarias: estibadores, porteadores, gruistas, barqueros, calafateadores... Y ojo avizor, preparando y controlando los fletes en los barcos mercantes, los negotiatores y mercatores como representantes de los navicularii o armadores.

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A la izquierda, fotografía aérea (Google Earth ) en la que con puntos marcamos el trazado de la Vía Augusta en su tramo Portus Gaditanus–Hasta Regia. Hacia la mitad del recorrido (círculo) situamos las tierras del pago de Balbaina, que, como su propio nombre indica, debieron ser tierras de la todopoderosa familia de los Balbo.

También los Balbos, parece que tenían tierras para la producción de vinos en las campiñas jerezanas y portuenses, aún hoy en día pasando las lagunas del Complejo Endorreicos de El Puerto de Santa María, se conservan tierras de las mejores viñas con el nombre de Balbaina.

La continuidad del Portus durante el periodo tardorromano y la Antigüedad Tardía (ss. III-VII), cuando Portum (como lo nombra el Anónimo de Rávena), ya independiente de la decadente ciudad matriz de Gades y a juzgar por lo que al día de hoy señala la arqueología, llegó a convertirse en los siglos IV-V en el principal núcleo poblacional de la bahía.  /Texto: Juan José López Amador, información tomada del libro El Puerto Gaditano de Balbo.

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Para saber más sobre estos temas, aconsejamos al lector consulte los siguientes trabajos:

RODRÍGUEZ NEILA, J. F., 1973: Los Balbos de Cádiz. Dos españoles en la Roma de César y Augusto. Sevilla.1980: El municipio romano de Gades. Diputación de Cádiz. 1992: Confidentes de César. Los Balbos de Cádiz. Ed. Sílex.

LÓPEZ AMADOR, J. J. y PÉREZ FERNÁNDEZ, E., 2013: El Puerto Gaditano de Balbo-El Puerto de Santa María. Cádiz. Ed. El Boletín.

En la casona anexa a la antigua aduana ducal de los Medinaceli que se hallaba y se halla frente a la antigua iglesia de la Caridad, hoy día el abandonado y ruinoso Hospital Municipal de San Juan de Dios, casa que tiene su entrada por la calle del Palacio o de Palacio, llamada anteriormente de los Oficiales y, modernamente, Reyes Católicos, ...

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La casa natal de José Navarrete, en su fachada a Micaela Aramburu.

... aunque al igual que pasan con otras calles como Larga, Pozuelo, Arena, Nevería… el nombre oficial cuenta poco y ésta que nos ocupa es popularmente conocida como Palacio; en ese inmueble, el número 1 de dicha calle, nació José Navarrete y Vela Hidalgo hace 178 años. Su padre, Rafael Navarrete Ortega, tenía  entonces 44 años y su madre, Josefa Vela Hidalgo, roteña de nacimiento, recién cumplido los 20 y también recién casada, pues apenas había pasado un año desde que, en 1835, contrajese matrimonio con el administrador del duque de Medinaceli y padre de nuestro personaje que llevaba instalado en El Puerto poco más de un lustro en compañía de su madre viuda, abuela paterna a la que prácticamente no conoció Navarrete pues falleció dos años después.

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La casa natal de José Navarrete, en su fachada a la calle Palacios, que tomaría su nombre entre 1903 hasta 1935.

Apenas se han difundido a lo largo del pasado siglo XX datos biográficos de este ilustre paisano, amigo y camarada de Pedro Antonio de Alarcón, y de Espronceda, Campoamor, Larra o Bécquer, entre otros muchos escritores, músicos y pintores de su época. Sus simpatías republicanas y su talante liberal sin tapujos habrá influido tal vez para que las generaciones que le sucedieron y el dominante conservador imperante durante más de la mitad del pasado siglo en esta bendita ciudad negasen el “pan y la sal” a este militar y político, pacifista y adelantado a su tiempo, además de articulista, conferenciante, novelista… y, en consecuencia, no fuese resaltado entre las distinguidas “Gentes de El Puerto” de su generación años después y olvidado de la memoria colectiva de los portuenses. Hoy lo traemos a Gente y Habitantes de El Puerto.

martinezalfonso_puertoenlaliteratura_puertosantamariaMartínez Alfonso en su ensayo “El Puerto de Santa María en la literatura española” lo cita dentro de un epígrafe que rotula como “Tres nombres famosos” junto a Javier de Burgos y Federico Rubio, “los tres hijos del Puerto y ganadores de merecido renombre en el ámbito nacional”. Lo define como “militar levantisco, viajero infatigable, liberal impenitente y hasta un tanto demagogo, era, sin embargo, muy buena persona en el fondo.” Una definición inexacta e incompleta, en mi opinión. Inexacta por su calificación de militar levantisco o liberal demagogo, e incompleta por la omisión de una cualidad o característica importante de su personalidad: su gusto por las mujeres. La mejor definición la vemos en el título de una de sus pequeñas piezas teatrales: Cuantas veo, tantas quiero” comedia en un acto y en verso que fue aprobada por la censura para representarse en los teatros Cádiz, durante los carnavales de 1868 y que, posiblemente, también se estrenase en el llamado “Teatro Viejo” de la calle Misericordia, del que tanta nostalgia tenía Navarrete.

tsantasveocuantasquiero_NAVARRETE_PUERTOSANTAMARIAEn un artículo suyo publicado en el periódico capitalino “El Liberal” titulado “El Trípili”, relata que asistiendo a un concierto en el casino de Niza le sorprendió encontrar en el programa “Jota y Trípili, de M.A. Col” y comenta: “El Trípili, como sabe todo el mundo en España, es una tonadilla muy antigua, pero bonita, y que pertenece al repertorio de canciones andaluzas que no deben jamás confundirse con los cantos importantes de los gitanos. Esta tonadilla, se cantaba medio siglo há (cuando él tenía diez o doce años) en el teatro, que ya entonces llamábase viejo, sito en la calle de Misericordia, en el Puerto de Santa María.” Refiere también una jocosa anécdota de aquellos años infantiles en El Puerto, recordando “al gracioso (actor) Guerrero, un narigón que cantaba El Trípili con una real moza, la cual volvía loco al público de la cazuela con la copla de su invención:

Un capitán de navío
que ha venido de Lisboa,
quiere llevarse a Guerrero
para mascarón de proa.
Con el trípili, trípili, etc.”

Recordando su pasado juvenil y sus padres “veía en la calle de Palacio, frontero al paseo del Vergel y a la iglesia de la caridad un caserón de los duques de Medinaceli, en el cual vivía una señora joven, con los cabellos blancos, bien parecida y de carácter angelical, casada con un anciano valetudinario, seres que ya dieron sus cuerpos a los gusanos y velan por mí desde lo alto…”

Debemos insistir en su condición de “impenitente” admirador de la mujer, mejor dicho, de las mujeres en plural, a las que dedicó toda su producción poética. Fue muy conocida en su época una de estas poesías dedicada a “cierta Concha/más rica que las de nácar” dedicada a una dama madrileña anónima que quisieron identificar con la marquesa de Follevirle. En la primavera de 1879 participó con este poema: “A Concha”, lleno de gracia andaluza y de colorido, y versificado con singular facilidad, en una sesión de lectura poética en el Teatro de la Zarzuela, en la que intervinieron, entre otros, Núñez de Arce, Campoamor y Bécquer.

lasllavesdelestrecho_navarrete_puertosantamariaSu vida profesional se inicia cuando ingresa en la Escuela Militar de Segovia de la que sale con el grado de Alférez. En 1860, con 24 años y ya teniente, participa en la Guerra de África a las órdenes del general López Domínguez, al que dedicará su obra “Las llaves del Estrecho”, publicada en 1882. Por la ocupación de Tetuan, Navarrete, que formaba parte de la Compañía de cohetes del 3º Regimiento de Artillería de a píe, fue ascendido al grado de capitán. En 1862, cuando se evacuó Tetuan fue destinado a Badajoz y, posteriormente a Colmenar. Ya entonces colaboraba asiduamente en la revista “El Mundo Militar” y en otras revistas nacionales. También se adhirió a la Liga Internacional de la Paz, descubriendo en este concepto –la paz- su autentica vocación, iniciando una serie de conferencias  en el Ateneo Militar de Madrid, con títulos tan sugestivos y comprometidos como: “La fuerza pública en sus relaciones con el Derecho” o “¿Cuándo concluirá la guerra? En  otras conferencias censuraba abiertamente la organización de los ejércitos y en todas ella recibió una crítica favorable de la prensa que alabó sus conferencias, “bellas de forma y de espíritu verdaderamente liberal.”

Su alegato como abogado defensor del alcalde de Bornos, Manuel Navarro Laporte, ante el fiscal togado que le encausó como supuesto colaborador de la partida insurrecta de Paúl y Salvochea fue también sonado. El juicio se celebró el mes de diciembre de 1869 en los pabellones de Artillería de Cádiz con un fallo absolutorio a favor de su defendido  por parte del Tribunal Militar.

COMITÉ REPUBLICANO FEDERAL DE EL PUERTO.

Posteriormente, en junio de 1871, fue elegido presidente honorario del comité republicano federal de El Puerto de Santa María, comité que presidía José Asencio y del que formaba parte, entre otras ilustres personas, el bisabuelo de Luis Suarez Ávila, Bonifacio Rodríguez Ávila.  Unos meses después, en abril de 1872, el comité local de coalición republicano lo eligió como su candidato para las Cortes por el distrito de El Puerto de Santa María. Sin embargo, sus duras, aunque justificadas críticas contra el estamento militar a que él mismo pertenecía no pasaron desapercibidas, siendo desterrado a Melilla. La prensa madrileña anunció la situación en que quedaba este “atrevido y pacifista militar portuense”, comandante graduado, a raíz de este destierro que no era otra que “supernumerario sin sueldo”.

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Congreso de los Diputados ABOLICIÓN DE LA PENA DE MUERTE.

En esta situación, suponemos que solicitando su baja del cuerpo de Artillería, resultó electo como diputado a Cortes por el distrito portuense en octubre de 1872 y el 23 de ese mismo mes suscribió junto con otros siete diputados, entre los que figuraba Manuel Becerra, una proposición para abolir la pena de muerte en toda clase de delitos políticos. Presentada en el congreso, la moción fue derrotada por 98 votos en contra y solo 78 a favor. Un primer paso, sin duda, hace casi siglo y medio, para la abolición de la pena de muerte, tal como hoy día figura en nuestra Constitución. Poco después suscribiría otra proposición de ley de un tema que es polémico en nuestros días: los gastos judiciales. En su propuesta para regular los mismos contemplaba que en ningún caso los gastos de las demandas judiciales excediesen del diez por ciento de sus cuantías.

josedenavarrete_nizayrota_puertosantamariaSin embargo, frente a estas dos proposiciones tan razonables, pecando tal vez de ingenuo, encabezó una propuesta que secundaron cuatro diputados más para que fuese incluida como asignatura obligatoria en la enseñanza secundaria ¡el espiritismo!, influido sin duda por una corriente imperante y de moda en aquellos años entre algunos sectores intelectuales. Eso le valdría el mote o sobrenombre de “diputado espiritista”. /En la imagen, portada de su libro 'De Niza a Rota'

Dejando atrás su etapa en las Cortes, donde debió ligar buenas e influyentes amistades, en 1875 volvió a entrar de nuevo en el servicio de armas pues en esa fecha lo encontramos citado como comandante entre los componentes del Gobierno Militar, aunque en el arma de Caballería, si bien se le concede el retiro poco después, en el verano de 1876, con esa misma graduación. Es por esta fecha cuando publica en la Biblioteca de Instrucción y Recreo Desde Wad-Ras a Sevilla, una narración de conmovedores episodios de la Guerra de África. Dedicándose ya de lleno a la literatura, en 1879, publicó En los montes de la Mancha, crónicas de caza y a continuación la novela El drama de Valle-Alegre con prólogo de Pedro Antonio de Alarcón (tenía 500 páginas y se vendía a 14 reales).

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Niza (Francia), donde pasaba largos periodos y donde falleció.

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La Villa de Rota, lugar de nacimiento de su madre, donde solía pasar temporadas.

En 1883, su obra más conocida, la novela María de los Ángeles, elogiada por Carlos Fernández Shaw, cuya acción transcurre en Rota, la villa de su familia materna, donde pasaba temporadas, alternando con Niza, desde donde escribía interesantes artículos para la “Revista Europea” y también con la capital de España, donde era tertuliano habitual de la conocida como “El Parnasillo” que encabezaba Espronceda y asistía el pintor Madrazo y el malogrado Mariano José de Larra.

Al poco de fallecer, en marzo de 1901, la corporación tomó el acuerdo de rotular con su nombre una calle de la ciudad. Y así se llevó a efecto, aunque tardaría dos años en oficializarse dicho acuerdo, pasándose a llamar con su nombre: José Navarrete, la calle en la que había nacido, desde 1903 hasta 1935.

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El café Romántico 'El Parnasillo' en Madrid, que todavía existe.

Finalizamos esta semblanza de nuestro paisano, autor tambien de “Beso a Ud. la mano” y de La Cesta de la compra, con una descripción que de él realiza su camarada de armas y mejor amigo, el también escritor y novelista Pedro Antonio de Alarcón: “De porte robusto, bravo soldado, fumador empedernido, pulcro en el vestir y buen matemático es amigo cariñoso de sus amigos.”  /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía.

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En 1914, mientras el mundo se levantaba en guerra, era alcalde de El Puerto de Santa María, Manuel Ruiz-Calderón y Paz. Los militares porteños se negaban a participar en los desfiles procesionales de aquel año.

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Anuncio en el carné de verano de El Puerto de Santa María, donde se hace un símil entre el bar llamado Verdún, en la calle Ganado y la Antigua de Cabo. En la Batalla de Verdún, los alemanes resultaron vencidos en dicha localidad francesa durante la I Guerra Mundial. /Ilustración: Archivo Municipal.

La Primera Guerra Mundial, también llamada la Gran Guerra, se iniciaría el 28 de julio de 1914 finalizando el 11 de noviembre de 1918, que involucraría a todas las grandes potencias mundiales enfrentadas en dos bandos: los Aliados de la Triple Entente y las Potencias Centrales de la Triple Alianza.

En los años de la Gran Guerra, nuestro país sirvió de sustento a las potencias que intervenían en el conflicto, exportando productos de primera necesidad, lo que elevó los precios del consumo interior, desestabilizando el poder adquisitivo de los trabajadores, dificultando el acceso a los mismos. En El Puerto se vivió una gran agitación social: la clase trabajadora solo veía como beneficiados a los patronos, tomando un fuerte impulso el asociacionismo sindical, pasando de 9 sociedades obreras en 1914, a más de 20 al finalizar la década.

José-Font-y-de-AntaEn 1914 Pedro Muñoz Seca estaba ya consolidado como autor teatral, colaborando con diversos autores, entre los que destacan Pedro Pérez Fernández y Enrique García Álvarez con quienes, ese año, estrenarían ‘Fucar XXI’, obra escrita en común por los tres autores.

En 1914 el pintor Joaquín Sorolla visita El Puerto de Santa María, buscando la inspiración para el que sería su sexto panel para la decoración de la biblioteca de la Hispanic Society of America, una de las cinco obras dedicadas a Andalucía, ‘El encierro’.

El pintor Enrique Estévez Ochoa, más conocido por su firma ‘Enrique Ochoa’ se traslada a Madrid en 1914, con 23 años y, desde su primera exposición el año de la primera conflagración mundial, hasta la Guerra Civil, llegará a realizar una veintena de exposiciones en España, Francia e Italia, además de concurrir a otros certámenes y exposiciones colectivas, como los Salones de Humoristas, la Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, los Salones de Otoño... /En la imagen foto dedicada (4/12/1914) a la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia del violinista y compositor José Font y de Anta que a los 22 años conquistó el primer premio del Conservatorio de Bruselas, y que fue miembro de una generación de músicos -todos muy conocidos en su época- por sus importantes contribuciones sobre todo a la música cofrade y procesional. /Foto y pie: Academia BB.AA. Santa Cecilia.

El fundador de la Revista Portuense, Dionisio Pérez Gutierrez había resultado elegido diputado a las Cortes españolas en 1910, de la mano de Canalejas por el distrito de El Puerto de Santa María, por el partido liberal, causando baja el 2 de enero de 1914. Volvería a ser elegido diputado en las elecciones de 1918, --el año que finaliza la Gran Guerra-- también por El Puerto (obteniendo 2.787 votos de 4.632 votantes), cargo que mantuvo hasta el dos de mayo de 1919.

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Año 1914, en el Colegio de los Jesuitas. José Francisco Añino Gil, quien tuviera el taller de motos y bicicletas en la calle Albareda, es el primero por la izquierda en la segunda fila, con camisa blanca y corbata.

Aquel año de 1914, el Estado cedía al Ayuntamiento de El Puerto de Santa María los terrenos del solar y edificio de la basílica de San Juan de Letran –calle San Juan arriba, esquina con Santa Fe— pero con la condición de su reversión al Estado si al cabo de cuatro años no se edificaba en ellos.

En 1914, el Athletic Foot-ball Club, de El Puerto, recibía la invitación para participar en el Campeonato de Andalucía ‘Copa del Duque de Santo Mauro’, organizado por la Escuela Naval Militar Sporting de San Fernando, según recogía la revista decenal ‘Deportes’, dedicada a los aficionados a las Cienteas, Artes, Literatura, Sports y de Sociedad, que se editaba en Cádiz.

El que fuera Obispo de Kansas (EE.UU.) de la Iglesia Metodista Episcopal e inspector de las misiones de esta confesión religiosa en Europa, conservaba en su archivo privado sendas fotografías monumentales de El Puerto fechadas en 1914.

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Estación de Ferrocarril de El Puerto.

La Compañía Belga de los Ferrocarriles Vecinales de Andalucía, que tenía en servicio la línea Jerez – El Puerto de Santa María, puso en circulación en dicho tramo en 1914, un automotor térmico de dos ejes, motor de gasolina de 50 CV, que disponía de 8 plazas de 1ª clase, trece de segunda y 21 de tercera y furgón. El primero que circulaba con esas características por la vía ancha española. Había sido construido en Francia dos años antes.

Natalicios y óbitos: Nacía el Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz Lozano, cuya abuela materna, era de El Puerto de Santa María; nacía, también, el industrial de frutas y verduras Agustín Vela Mariscal. Nos dejaba el músico Rafael Taboada Mantilla.

rafaelalberti_lasvinas_puertosantamariaSe cumplen hoy 732 años de la fundación de El Puerto de Santa María por Alfonso X 'el Sabio' y 111 años del nacimiento del poeta universal Rafael Alberti Merello. El historiador Enrique Pérez Fernández nos hace un recorrido por las seis casas en las que vivió nuestro paisano en El Puerto antes y después del exilio. /Rafael Alberti en su casa de la calle Albarizas, en la urbanización Las Viñas.

17 de diciembre de 1902. En el Teatro Principal de la calle Luna, tras la actuación de Antonio Flores, “célebre transformista rival de Frégoli”, la compañía que dirigía el actor Manuel Correjel representó la comedia en un acto Marinos en tierra, del gaditano José Sanz Pérez (1818-1870), impresa en 1882. ¿Casualidad? Pues sí, pero parece un presagio.

El día anterior nació Rafael Alberti Merello en el número 46 de la calle del Palacio (en singular, por el de los duques de Medinaceli), entonces nombrada José Navarrete, en homenaje al militar y escritor portuense que meses antes falleció en Niza, también nacido en esta calle, esquina a Micaela Aramburu, en la que fue Aduana de los Medinaceli. 1902, año en que en Madrid murió otro escritor portuense, sainetista de éxito en su época: Javier de Burgos, al tiempo que Dionisio Pérez publicaba La Juncalera, novela que refleja en calles y personajes el ambiente de la ciudad de entonces.

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CALLE PALACIO 

El padre de Rafael, Vicente A. Sánchez-Bustamante, comerciante de vinos de la bodega familiar y después de otras, al nacer su quinto vástago tenía 40 años; María Merello Gómez, la madre, 33, y sus hermanos, Vicente 6, María 4, Agustín 2 y Milagros un año. En diciembre de 1905 nacería Josefa, ‘Pipi’.

Convivía con ellos la sirvienta Josefa Álvarez Balduino, viuda de 63 años. La familia comenzó a habitar la casa en 1900. Sus anteriores inquilinos fueron Enrique de Echávarri, recaudador de impuestos, y María de las Nieves Silva, viuda con cuatro hijos. Los padres de Rafael nacieron en inmuebles contiguos de la calle Fernán Caballero, núms.  7 y 9.

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/Rafael Alberti, en la sillita, con sus hermanos. Foto, Justino Castroverde.

El domingo 21 era bautizado en la Iglesia Mayor por el sacerdote Ricardo Luna, siendo los padrinos sus tíos Agustín Merello y Milagros Alberti. “Concluida la ceremonia fue llevado el pequeño al camarín de Nuestra Amantísima Patrona, y colocado bajo su real manto. De la iglesia se trasladaron todos los concurrentes al domicilio de los señores de Alberti, donde fueron espléndidamente obsequiados con selectos vinos, fiambres, pastas y dulces”, contaba en los ‘ecos de sociedad’ la Revista Portuense.

Casa lindera con los Alberti, a la izquierda vivía José Molleda Colosía, que con su hermano Sinforiano era propietario en La Placilla del Café Moderno (el posterior y recientemente cerrado Cafetín). En el inmueble de la derecha vivía María Teresa Martínez Colom con cuatro hermanos. Uno de ellos, José María, se trasladó con su esposa Eloísa Gobantes a fines de 1904 al inmueble que habitaran los Alberti, instalados ya en otra residencia.

En el nº54 de Palacio vivía Paquillo, aquel amigo de la primera juventud de Rafael a quien recordara en La arboleda perdida –“compañero de pecado”- y en el poema ‘Retornos de una tarde de lluvia’: “Saldría yo con Agustín, con José Ignacio / y con Paquillo, el hijo del cochero, / a buscar caracoles por las tapias / y entre los jaramagos de las tumbas, / o por la entretramada arboleda perdida / a lidiar becerrillos todavía con sustos / de alegres colegiales sorprendidos de pronto”. Fue Paquillo –fallecido a comienzos de los años 90- el hijo menor de Vicenta Simeón y José Manuel Buhigas, el cochero de José Merello –tío de Rafael- y recadero en casa de su tío-abuelo Vicente Merello Alberti, en la calle Pagador nº1.

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Calle del Palacio, nº46. 1859. Archivo Municipal.

Más arriba de Palacio --nº60-- estaba la segunda escuela a la que asistió Rafael, la de Nuestra Señora de Guadalupe, inmueble propio de las hermanas Gumersinda y Antonia García Guilloto que regentaba aquella señora de la que escribió: “…mi madre me mandó al colegio de doña Concha, de la que recuerdo más que nada su odio a las Carmelitas y demás escuelas de párvulos, por considerar esta vieja señora, muy económicamente pensando, que todos los niños del Puerto debían ser sus alumnos”.

CALLE SANTO DOMINGO

ALBERTI-7En 1904 la familia Alberti-Merello se mudó de Palacio al número 21 de la calle Santo Domingo, hoy sede de la Fundación Rafael Alberti. Casa que parcialmente describió en 1959, en La Arboleda: “Vivíamos por estos años en una de la calle Santo Domingo, con un patio de losas encarnadas y un gran naranjo en el centro. Tan alto era, que siempre le conocí podadas sus ramas superiores. Así, el toldo contra el sol del verano no sufría, al extenderse, sus desgarraduras. El pie del tronco lo abrazaban varios círculos de macetas, todas de aspidistras oscuras y jugosas. Bajo la escalera que arrancaba del patio y subía al primer piso, se agachaba la carbonera, el cuarto lóbrego de los primeros castigos y terrores. Enfrente, pero siempre cerrado, estaba el del Nacimiento, que sólo podía abrirlo unos días antes de Navidad quien guardaba durante todo el año la llave: Federico.”  /La casa de Santo Domingo, hoy Fundación Rafael Alberti.

Personajes populares como éste, arrumbador en la bodega familiar, Paca Moy, la nueva sirvienta y confidente, Pepilla la lavandera, la gitana Milagros Maya, costurera de la familia, María la cocinera o Andrés ‘el Beato’, compartieron con el joven Rafael vivencias cotidianas entre los muros de la casa de Santo Domingo, algunas revividas en sus memorias.

CALLE LUNA 40 y 52

alberti_luna40_puertosantamariaDe nuevo los Alberti cambiaron de casa, a la vez que los negocios y el dinero iban menguando, trasladándose a la calle Luna. Así, en La arboleda perdida escribe: “…he pasado por mi casa de la calle de la Luna, y he recordado el gran Teatro Principal, ya desaparecido. La parte alta del teatro, la de las buhardillas, daba a unas ventanas que caían sobre la azotea de mi casa. Desde allí se veía todo, y muchas veces, cuando niño, mis hermanos y yo subíamos a escuchar a los actores, cuyas voces nos llegaban clarísimas desde el escenario…”. El edificio, de sobrio y elegante empaque, fue derribado hacia 1970. Su fachada había sido reconstruida en 1859 por su entonces propietario, Críspulo Martínez, que también lo era del Teatro Principal. /En la imagen, la calle Luna hacia 1960. Junto al Teatro, la casa de los Merello. Foto, Rasero.

Según los padrones vecinales que consulté en el Archivo Municipal (desde 1906 sólo se han conservado por estos años los de 1911 y 1916), el inmueble, el nº40, pertenecía a Isabel Ribera López, viuda que vivía con sus hijas Cecilia y Carmen Álvarez Ribera. Otra de las hijas, María, se encuentra en el padrón de 1920 viviendo aquí con sus once hijos y su marido, Jesús Merello Gómez, tío de Rafael.  rafaelalbertimerello_ninio_puertosantamaria

En  cambio, el padrón de 1911 indica que Rafael y su familia se hallaban establecidos en la casa número 52 de Luna, indicándose al margen que para la confección del empadronamiento de 1912 constara que ya no residirían en ésta. Es de suponer que sería entonces cuando se mudaron a la casa de los Merello, la lindera al Teatro. En ella volvió a alojarse unas semanas durante la visita que giró a la ciudad en 1928. Tuve ocasión de preguntarle a Rafael sobre esta segunda casa de Luna, pero no la recordaba (la habitó unos meses cuando tenía 9 años), y por eso no la rememoró en La Arboleda.

Pero los documentos cuentan –y a ver quién le dice lo contrario a un papel oficial- que al menos durante unos meses de 1911 (recoge el padrón que la casa de Santo Domingo se encontraba ya vacía) la familia Alberti-Merello vivió en Luna 52. Hoy el inmueble se encuentra completamente reformado. Compartieron el inmueble con Pedro Urri López, viudo de 76 años, de oficio el alquiler de carros para el transporte de vino y que compartía techo con tres hijos solteros. Enfrente vivía el historiador Juan Cárdenas Burgueto, y un poco antes, aunque después en el tiempo, Hipólito Sancho.

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Luna en los años 40. En la segunda casa vivieron los Alberti en 1911. /Imagen cedida por Miguel Sánchez Lobato.

En esta calle Luna transcurrió una de las vivencias que jalonan La arboleda perdida, que evocó en junio de 1993 en el discurso que ofreció al nombrársele doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid: “Incluso recuerdo cómo Manolillo, el barbero de la calle Luna, llegó a dejarme crecer una coleta que con gran dificultad y orgullo torero llevé escondida bajo la gorra durante un tiempo”. Existiendo entonces otras dos barberías en Luna, probablemente fuera la de Manuel García Ramos, en el nº38, junto a la casa de los Merello.

CALLE NEVERÍA

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Plantas y alzado de la casa de Nevería en plano de 1841. Archivo Municipal.

Durante los últimos años de su estancia en El Puerto, la familia residió en el nº28 (hoy 34) de la calle Nevería (frente al antiguo Centro de Acogida de la Cruz Roja), inmueble que se derribó hace unos años y que sigue en alberca: “Mi padre seguía de viaje por el norte de España, y la familia, mamá con sus seis hijos y Paca Moy, nos habíamos mudado de casa y vivíamos ahora en una de la calle Nevería, calle de los helados y refrescos durante las noches de verano”. Tuvieron por vecino, en el nº30, a Pantaleón Sánchez Robledo, joven médico natural de San Vicente de la Barquera asentado en El Puerto desde 1903 y casado con la lebrijana –también de origen montañés- Anastasia Sánchez Cossío. Miembro del Partido Republicano Radical, desempeñó desde su cargo de concejal, entre 1910 y 1917, una firme y honesta labor pública. En el nº32 vivía con ocho hijos Justino Castroverde, el popular fotógrafo de la época. Más arriba, en el 44, en 1879 nació Pedro Muñoz Seca, donde entonces vivía su hermano Francisco, médico, casado con Elisa Bela y con cuatro hijos.

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Patio principal del Colegio de las Carmelitas en 1925.

De su primer colegio, el de las hermanas Carmelitas de la Caridad, radicado en esta calle, contaba Rafael: “De mi infancia en aquel colegio de monjas, recuerdo más que nada un jardín enchinado en el que había un retrete –diminuto lugar conocido por ‘el cuartito’- a donde la preciosa hermana Jacoba y la finísima hermana Visitación llevaban a los niños más chicos, volviendo ambas muchas veces a la clase rociados de pis los feos zapatos”. Se apunta en el padrón de 1911 que eran Jacoba de Alba Martínez, vallisoletana de 39 años con seis de residencia en El Puerto, y Visitación López Elgnezábal, madrileña de 30 años asentada en la ciudad hacía dos.

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La casa de Nevería poco antes de su derribo. /Foto, Fito Carreto (Diario de Cádiz).

En mayo de 1917 Vicente Alberti, María Merello y sus seis hijos marchaban definitivamente a Madrid. Al joven Rafael Alberti, entre añoranzas y recuerdos, se le abrieron nuevos caminos en la capital.

CALLE ALBARIZAS (LAS VIÑAS)

Pasaron 75 años para que el anciano Alberti volviera a tener un hogar en El Puerto. Fue en 1992, cuando el Ayuntamiento en pleno le cedió una casa en Las Viñas (construida en el 81 para que la habitara el Secretario municipal), en el solar que hasta entonces ocupó la casa del último guarda del Coto de la Isleta y Valdelagrana, Manuel Orellana.

oramaritima copiaNo le era extraño el entorno de su nueva casa, porque desde su más tierna infancia en el Coto de la Isleta vivió algunas de sus correrías infantiles, que evocó en La Arboleda, en terrenos que durante siglos fueron de los señores de El Puerto, como apuntó en el libro primero: “Aquellos bosques eran del duque de Medinaceli, como muchos palacios y casas del Puerto. ¡El duque de Medinaceli! ¡Qué misterio para nuestra imaginación en pañales!” Pinar que certeramente llamó “viejo bosque sucedido”, porque lo fue desde 1643, cuando se plantó por primera vez para fijar las arenas y evitar en lo posible la sempiterna barra del Guadalete. /Los azulejos de su casa ORA MARÍTIMA en Las Viñas.

De aquellos recuerdos suyos en el Coto me quedo –por estos días que están a punto de llegar- con éste: “Cuando se acercaba la Nochebuena, Federico, los ojos bien repicados por el jerez, acudía a casa para llevarnos a los bosques de la orilla del mar en busca del enebro, el pino y el lentisco que luego habían de arborear los montes y los valles empapelados por su fantasía. También nos acompañaba la Centella, una perrita negra, moruna, nacida el mismo día que yo en el rincón de una alberca sin agua. Aquellos bosques eran del duque de Medinaceli... 

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En primer término, el pinar del Coto de la Isleta, hoy Las Viñas. Foto, Rasero. Archivo Municipal.

Aquí pasó Rafael los últimos años de su vida, en la compañía de su esposa, María Asunción Mateo. De su vida en su última casa, hoy que se cumple el aniversario de su nacimiento, extraigo algunos fragmentos del último volumen de sus memorias: “Hoy contemplo mi mar desde un balcón de El Puerto de Santa María, en espera de poder trasladarme con María Asunción a una hermosa casa, con frondosos árboles, con seis chopos altos y prolongados como los mismos castellanos de Antonio Machado, un árbol de la pimienta igual que otro que se alzaba en el jardín de mi abuela aquí, en El Puerto, con sus ramas como tramados de encaje, pinos parasoles como los viejos del pinar de Valdelagrana, dos palmeras: una muy alta, que semeja a un cocotero, y otra más baja pero frondosa. […]

rafaelalberti_gato_puertosantamariaNuestro gato Juan Gris ya ha hecho varias visitas a su próximo hogar, acaba de pasar de nuestra terraza madrileña al íntimo y umbroso jardín de la nueva casa. […] a  nuestra casa de El Puerto queremos darle el mismo nombre que el escritor latino Avieno dio a su relato, Ora marítima, cuyas letras estoy dibujando en azules para que la maestra mano de Pepita Lena traslade a la cerámica […]

A mis 89 años vivo en esta bahía, incansablemente cantada por mí, una espléndida etapa sólo comparable a las mejores de mi vida, rodeado de auténtico afecto y de marítimo color, con esa joven araucaria recién plantada traída desde Alicante que comienza a erguirse en mi jardín, con esas ramas de álamos machadianos derramándose sobre la ventana frente a la que acostumbro a trabajar.

Ya las últimas hojas de mi Arboleda perdida están cayendo, ya van neblinándose los últimos renglones de mi vida, aunque mis ojos siguen conservando la suficiente luz para distinguir las flores que brotan en este sencillo y tembloroso jardín, gracias a una mano celestial que, siempre junto a mí, hace el diario milagro de que todo parezca estrenado. 

Todo es belleza a mi alrededor, lianas perfumadas me rodean y arrebatan de los aterradores y oscuros abismos de la vejez, de la muerte. Me voy con los ojos llenos de los acontecimientos de un siglo. Un siglo de horrores, de enfrentamientos, de dolorosísimas separaciones, de hechos que habitan en mis bosques interiores y en los que, casi a mis 94 años, aún puedo caminar sin perderme entre su frondosidad.  /Texto: Enrique Pérez Fernández.

El que fuera presidente de la patronal española, Gerardo Díaz Ferrán, entre junio de 2007 y diciembre de 2010, era ya en 1975 el concesionario del servicio municipal de autobuses urbanos, GDF, en su última etapa perteneciente al Grupo Marsans. Había empezado trabajando de cobrador en los autobuses de su padre y duró poco tiempo en la cima de la CEOE. En El Puerto viviría también el ocaso de GDF,  tras tantos años...

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De izquierda a derecha, Enrique Pedregal Valenzuela, concejal de Transportes, Jaime Fernández Criado, secretario del Ayuntamiento, Fernando T. de Terry Galarza, alcalde de la Ciudad, Rafael Plaza Checa, Jefe de Informativos de Radio Jerez y Gerardo Díaz Ferrán. La instantánea está tomada el 1 de febrero de 1975, en la inauguración de los servicios municipales de autobuses, de la que era concesionaria la empresa de Díaz Ferrán, GDF. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

Gerardo Díaz Ferrán nació en Madrid el 27 de diciembre de 1942 y desde los doce años compaginó los estudios con el trabajo en la empresa familiar de transporte de viajeros, lo que no le impidió acabar la carrera de Ingeniero Técnico Industrial. En 1967 fundó, junto con su socio y amigo Gonzalo Pascual Arias, la empresa TRAP S.A. dedicada al transporte urbano en varias zonas de Madrid. En 1971 constituirían TRAPSATUR S.A., primera agencia de viajes mayorista del grupo, de la que era vicepresidente.

Desde sus comienzos mantuvo una estrategia empresarial de expansión creando nuevas empresas y participando en sectores relacionados con el turismo y el transporte. Y ocupó tantos cargos... Presidente de ASINTRA (Federación Empresarial de Transportes de Viajeros). Vocal del Comité Ejecutivo de FITUR (Feria Internacional del Turismo) y de FIAA (Feria del Autobús y del Autocar). Presidente de Seguros Mercurio SA.; de Vie Viajes; de Club de Vacaciones SA; Hotetur Club SL; Tiempo Libre SA (Mundicolor); Viajes Marsans SA; Pullmantur SA; Autobuses Urbanos del Sur SA; Transportes de Cercanías SA; Transfer Bus SA; Transportes Aura SA; de la Empresa Mancomunada de Transportes;  de Global de Spanair SA; y presidente ejecutivo y consejero delegado de Trap SA.

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En las afueras del Hotel Puertobahía se bendijo la nueva flotilla de autobuses urbanos, unos mas nuevos que otros, por el capellán de la Ciudad, Anastasio Pérez de Andrés, ante la presencia de autoridades, concesionario e invitados. 1 febrero 1975. /Foto: Garpre. Archivo Municipal.

Además fue vicepresidente de Travel Bus SA; de Autobuses de Turismo SA; consejero de Empresa de Transportes Alacuber SA; vicepresidente de PublibusSA; consejero delegado de Air Comet SA.; consejero de Caja Madrid y  presidente del Comité Ejecutivo de Ifema en calidad de Presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid.

El 3 de diciembre de 2012 fue detenido y acusado de alzamiento de bienes y blanqueo de dinero. Díaz Ferrán es un ángel caído que muestra la soledad del apestado.

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Fotos: Fernando Alda y Vicente González Lechuga.

Los terrenos sobre los que se asienta el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María formaron parte de los que, en su día, pertenecieron al Convento de San Antonio de Padua de los Franciscanos Descalzos. La Orden adquirió estos terrenos en el año 1630, levantando el convento entre los años 1632 y 1684. Será en 1868, tras el pronunciamiento de Topete y Prim en la Bahía y el triunfo de la “Gloriosa”, cuando la Junta Revolucionaria Provincial ordene su desalojo y demolición, argumentando la carencia de espacios públicos en el centro de la ciudad.

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Cuadro del antiguo Convento de Descalzos, en el lugar que hoy ocupan la plaza y el Ayuntamiento. 

Entre los años 1869 y 1874 se sucederán una serie de propuestas tendentes a la ordenación del espacio resultante del derribo, la Plaza de la Libertad, intentos todos ellos de regularizar el perímetro de las fincas colindantes y formalizar este nuevo espacio urbano. Finalmente, se desarrollará un proyecto redactado por Adulfo del Castillo, consistente en la construcción de una edificación singular destinada a Juzgados y una Escuela Superior de Niños, como fondo de la nueva plaza.

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En fachada, el edificio de los Juzgados presentaba un orden apilastrado que reunía las dos plantas superiores, descansando sobre una planta baja basamental en la que los huecos son rematados por arcos de medio punto. El cuerpo central de acceso, escalera y balconada, sería coronado por un frontón en el que se sitúa el reloj y las alas laterales por balaustradas. Encima del frontón se dispuso el escudo de la ciudad. Este mismo tratamiento apilastrado recibirían las fachadas laterales en sus ocho metros de fondo. Podríamos decir que se trata de un edificio ecléctico, riguroso en su composición, que retoma elementos y formas del pasado neoclásico. No obstante, el conjunto nunca fue ocupado por los Juzgados ni por la Escuela de Niños. Sería inaugurado el año de su terminación, 1897, como Palacio Municipal.

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Foto: Fernando Alda.

En cuanto a la Plaza, el proyecto de Adulfo del Castillo proponía un modelo de fachada a repetir en los frentes regularizados de la plaza, así como el trazado de unos jardines románticos proyectados finalmente por Miguel Palacios.

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Foto: Fernando Alda.

Durante los años cuarenta, el Ayuntamiento ampliaría la edificación con la compra de unos inmuebles situados en sus traseras y con accesos desde las calles Descalzos y Jesús Cautivo, ocupando el edificio hasta el año 1974 en el que su deficiente estado de conservación y falta de espacio obliga a su traslado a la Plaza del Polvorista. En 1999 se convoca el concurso para la rehabilitación y ampliación de la antigua Casa Consistorial. El proyecto que presentamos planteaba una intervención heterodoxa sobre la edificación a conservar, en el sentido de que se dirigía más a la consolidación y recuperación de aquellos elementos considerados esenciales, que a la restitución minuciosa de su estado original.

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Último Pleno Municipal celebrado en el ayuntamiento de la Plaza de Isaac Peral, el 13 de diciembre de 1975. /Foto: Archivo Municipal.

La edificación histórica una vez rehabilitada se destinaría a las áreas más representativas, es decir, la alcaldía, con su asesoría jurídica y secretaría general, salón de recepciones y despachos de los grupos políticos. La ampliación, que ocuparía la totalidad del solar disponible, albergaría los diferentes servicios municipales y el nuevo Salón de Plenos, disponiendo de accesos y vestíbulos independientes, tanto desde la plaza como desde la calle trasera de Jesús Cautivo.

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Dibujo de alzado y sección de las nuevas Casas Consistoriales.

El nuevo Salón de Plenos se situará a caballo entre la vieja y nueva edificación, de forma que la alcaldía y los concejales accederán desde el edificio rehabilitado mientras que el público en general lo hará desde los vestíbulos de la ampliación. Esta se plantea mediante la construcción tras el edificio histórico de un cuerpo lineal de seis plantas que, en los niveles inferiores (planta baja, primera y segunda) se extiende, mediante la incorporación de nuevas crujías ajustadas a las medianeras, hasta ocupar el resto del solar y alcanzar la calle trasera. Toda esta nueva edificación se proyecta sobre una planta de sótano destinada básicamente a archivo, almacenes e instalaciones.

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Nuevo salón de plenos en la planta baja del edificio. /Foto: Fernando Alda

El ala de seis plantas recibe luz y ventilación desde su fachada sureste, paralela a la de la edificación rehabilitada. Una fachada neutra, como plano de fondo que enmarcara al antiguo edificio, hace resaltar por contraste su composición y elementos ornamentales; una fachada ésta, no exenta de un cierto clasicismo, planteada en dos órdenes, uno que engloba las plantas baja y primera, coincidiendo en altura con el basamental del edificio histórico, y otro que, con su tratamiento neutro, oculta y agrupa las plantas superiores.

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Espacio que ocupó el antiguo Salón de Plenos, mas espacioso que el que ha tocado en el rehabilitado edificio, en la planta principal./Foto: Fernando Alda

Su extensión o fondo de tres plantas iluminaría y ventilaría sus dependencias a través de patios, más bien vacíos que, en función de esas necesidades, arrancan de distintos niveles en la sección.

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Los miembros de la Corporación que ayer viernes por la mañana asistían a la inauguración y reapertura del edificio municipal, tras la rehabilitación. Solo faltaron representantes del Grupo Municipal Socialista. /Foto: JMM.

Los autores de la rehabilitación son los arquitectos José Antonio Carbajal y José Luis Daroca, con las constructoras Sacyr, Sau, habiendo finalizado la obra el 10 de marzo de 2012. Texto: Jesús Granada. 

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Manuel-Lojo-Espinosa-puertosantamariaUna de las privilegiadas memorias que estaban vivas en 2004 presentó un libro sobre la historia viva de nuestra Ciudad, correspondiente a las décadas de los 50 y 60 del siglo pasado. Quizás me equivoque, pero me arriesgo a afirmar que del santuario de la libación del que se ha escrito aquel libro: “Casa Lucas”, salieron más decisiones que afectaban a la vida local –política, intelectual, artística, social, etc-  que del propio Ayuntamiento que por la fecha estaba en la Plaza de Isaac Peral a la que está regresando en estos días.

 No había circunstancia de la época que no pasara por la tertulia que allí formaban, amigos y coincidentes en las consumiciones moyatosas, en aquella especie de Casino que era la casa de bebidas situada en la calle Larga, entre Palacios y Luna, donde hoy existe un establecimiento de material de oficina: HIVA. (Ver nótula núm. 037 en Gente del Puerto). Los más antiguos recordarán aquella bodega, con sus botas en primer y último término, su mostrador donde se apuntaban las chicas y medias chicas que se jugaban al mús entre los contertulios con tiza indeleble al agua, y aquella cuerda con cestillo, que servía para enviar a casa de Tio Pé, la media botella del exquisito caldo que allí se consumía.

La privilegiada memoria del que fuera una institución local en su persona,  Manuel Lojo Espinosa, otrora concejal del Ayuntamiento de El Puerto –curiosamente de Deportes, pese a su poco deportiva figura-, director del entonces Instituto Nacional de Previsión, y no se cuantos cargos más del anterior régimen político, lo hizo posible.

casalucas_225_puertosantamariaD. Manuel, -Manolo- rescató en este libro múltiples vivencias y circunstancias de la época, para deleite de cuantos tienen aún en su mente un Puerto en el que todos se conocían, y por el que ponían una ilusión distinta a la que hoy ponemos los que lo habitamos desde la globalización, quizás porque no cumplimos con la  máxima de “Pensar en global y actuar en local”.

En la evocación a los parroquianos de Casa Lucas: Castillita, los hermanos Lara, Juan Sala, los Gil, Vélez, ..., se funden dos recuerdos que, personalmente tengo en mi poder: uno material, regalo de Cayetano Vélez, consistente en sendos cuadros de Antonio Bienvenida por el firmado, y otro de la Plaza de Toros expuestos en la zona de tertulia de la tasca. Y otro sentimental, y es el espacio que ocupa en mi memoria aquel lugar donde iba de pequeño a acompañar a mi padre, Pepe Morillo, y donde aprendí que la tolerancia y el buen humor, son muy buenos consejeros en la vida. En recuerdo a su memoria, muchas gracias D. Manuel, por aquel libro que nos legó, va a hacer ahora 10 años. /Texto: José María Morillo.

 

 

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Cuando el mago apaga la vela, la oscuridad amedrenta al rey. El oráculo, la adivinación, las justas medievales, la moneda al aire, la dirección del viento o la iluminación divina, juegos físicos o juegos mentales, el diálogo con lo oculto, la alucinación de la seta, los fantasmas y los espíritus; ¡espera, espera que le pregunto a los dioses qué debería hacer! Los juegos de mesa proceden de ese galimatías en el que la humanidad siempre se ha visto inmersa; el ajedrez no es ajeno a este origen y su aparición en Europa, en la península ibérica, en los tiempos de los reinos cristianos y musulmanes, recoge sin duda esa antorcha de los tiempos arcanos. A finales del siglo trece nos imaginamos el siguiente diálogo entre Alfonso X el Sabio (ver nótula 1000 en Gente del Puerto), fundador de El Gran Puerto de Santa María  y Moisés, uno de sus desconocidos traductores:

—Mi Rey. ¿Qué queréis? —Quiero algo que llene mis días, algo que me recuerde que hay vida más allá de las persecuciones y las guerras. —Tengo lo que me pedís. Lo he visto en Fez y en las soleadas tardes de Marrakech. Puede verse, también, bajo la luz blanca de la luna en las noches claras del desierto, a gentes embelesadas, embrujadas por la atracción fatal de su geometría, desde el Atlas hasta la misma Persia. —¿De qué me habláis, traductor? —Os hablo de un maravilloso juego que es como la vida misma, como el alma de la tierra. De un juego que simula las miserias y la astucia de la gente, que enfrenta a reyes y guerreros y estimula el seso, más allá de la ventura. De un juego que puede absorber todas las horas del día, tal es su profunda complejidad. De un juego cuya belleza es inigualable, pues la simplicidad de la simetría de su tablero y las reglas sencillas de los movimientos de sus piezas dan paso a una explosión de tácticas y sacrificios y movimientos como jamás hayáis visto. –¿Y cómo se llama este juego tan peculiar? ¿Por qué no lo conozco? ¡Habla, traductor, en nombre de tu fe hereje!

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Moisés, el traductor desconocido, suspira ante la insistencia de Alfonso; sabe que tarde o temprano, él o sus descendientes volverán a marchar a otras tierras. Los reyes cristianos ponían las guerras en la península ibérica; ellos y sus reinas y sus consejeros y sus ejércitos con sus caballos y caballeros. Y en cada castillo una torre que parecía inexpugnable dominaba el paisaje; la península era un tablero jugado a varias bandas: cristianos contra musulmanes y judíos que aún podían establecer relaciones con la corte cuando no eran perseguidos, instigados por las proclamas papales o de los reyes de turno. En medio de tan desolador paisaje, Ramon Llull, un adelantado de su tiempo, escribía sus filosofías y sus artes magnas y sentaba unas bases lejanas, pero ciertas, para la teoría de la información computacional de donde beberá la incipiente ciencia de la inteligencia artificial a mediados del siglo XX.

ramonllullEl ajedrez trajo consigo un modelo de sociedad, un modelo de conocimiento y un pasatiempo que se tornó a llamar «real» (de la realeza, por supuesto) que reflejaba una gran metáfora de la situación del momento. Lo habían dejado los árabes en la Europa meridional y lo jugaban tropas y cortesanos y reyes. Frente a los otros juegos, era paradigma de la razón, de la inteligencia y así lo entendió el rey Alfonso. En ese diálogo entre un rey que busca conocimientos de sus vasallos herejes, en medio de esas guerras que se hacían en nombre de la fe, el rey y sus traductores terminaron, hacia 1283, el Libro de los juegos, ajedrez, dados y tablas, una recopilación, podríamos decir, de actividades ociosas permitidas por la gracia divina. El libro, como muchos otros que salieron de manos de los traductores de la corte alfonsina, procedía de obras árabes hechas tiempo atrás. Los traductores transmitían la cultura y el conocimiento que traían los árabes del norte de África y más allá hacia oriente, de Persia y la India y hasta de la antigua China, a una península que se había pasado demasiado tiempo absorbida en las guerras y en las inopinadas consecuencias de la misma gracia divina que permitía algunos juegos.

...continúa leyendo "1.924. ALFONSO X. La inteligencia y la suerte."

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 Tomás Osborne y Guezala, paseando por la calle Fernán Caballero, cuando se presentó a diputado a Cortes y fue derrotado por el republicano Dionisio Pérez, fundador de la Revista Portuense, de acuerdo con la Ley Electoral de 1907, para diputados a Cortes y concejales.

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Al fondo a la derecha se ve la actual oficina de Osborne y Compañía, que anteriormente fue del Capitán General Francisco Uriarte y Borja (ver nótula num. 169 en GdP) y cuya portada se encuentra en el Hotel Doña María en Sevilla (ver nótula num. 1849 en GdP). Con posterioridad la casa pertenecería a los Merello y finalmente a José de la Cuesta, hasta su demolición para construir las actuales oficinas de la firma vinatera.

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Bodega de Exportación de Osborne, donde se instaló una mesa electoral para las elecciones de 1910, y no en 1907, como muy amablemente nos ha hecho llegar nuestro colaborador Bernardo Rodríguez Caparrini. Ese año era alcalde de El Puerto, Ramón Varela Campos. /Fotos: Colección V.G.L.

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En el Puerto de Santa María, hay un bar emblemático, el Bar Vicente Los Pepes, que conserva el sabor de los viejos bares del sur: un gran espacio con todas las puertas abiertas a la calle, mesas y sillas de madera, techos altos y paredes adornadas con carteles antiguos y fotos de gente del pueblo que se hizo célebre a nivel local, por el baile, por el cante, o simplemente por adornar a diario las calles del Puerto con su presencia extravagante. Hasta hace un año, cuando todas las señoras antes de entrar a la Plaza (el mercado) iban allí a tomar el cafelito con leche y un mollete de Antequera, reinaba en un rincón privilegiado de la sala el patriarca, el señor Vicente, quien en tiempos había estado presidiendo el mostrador y, ahora, en la vejez, disfrutaba en su trono de rey padre del orgullo de mirar, de ver cómo el negocio sobrevivía a pesar de los malos tiempos, y admiraba los cambios sutiles que el hijo había ido adoptando para adaptarse a una clientela que cambia, como cambia el mundo.

Hay un momento en todo negocio familiar, un momento crítico, con tintes melancólicos, en el que el hijo debe conducir al padre a su sillón de mirar la faena desde la barrera. Hay padres que se resisten porque los padres y las madres, cegados por un amor protector, tendemos a hacer compatible la creencia de que nuestros hijos son excepcionales con que al mismo tiempo son un poco inútiles y sin nuestra continua vigilancia no sabrán salir adelante. También hay padres que no saben vivir sin mandar, y menos sin mandar a sus hijos, y les resulta realmente traumático aceptar que su tiempo como patrón pasó y que sus descendientes pueden incluso superarles en las destrezas del oficio.

El día en que los padres advierten que los hijos saben más que ellos se produce una especie de destronamiento tácito, que hay quien asume o quien se rebela ante esa perspectiva. Lo que ya es un completo disparate, y yo he sido testigo en alguna ocasión de esta circunstancia, es que un padre esté tan empecinado en la idea de que solo él puede llevar el bastón de mando que aun estando enfermo sea incapaz de delegar en los suyos. Hay negocios, quién no ha visto alguno, que incluso se paralizan por enfermedad del patrón y que van perdiendo poco a poco una clientela que no acaba de entender que la empresa esté en la cabeza de una sola persona. Los negocios son así, tienen sus momentos gloriosos y sus tiempos de decadencia. Hay veces que dependen de la mera voluntad de la clientela, que considera que el negocio ya no vende un producto necesario. Pero es lógico que antes de claudicar y de echar el cierre los propietarios quieran salvarlo.

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En el caso de este peculiar negocio familiar que es la monarquía (por aquello de que el título se hereda de padres a hijos) está claro que se encuentra en un periodo de pérdida de clientes. Los hay que sin duda alguna defienden otro modelo de negocio, o de Estado; los hay que, habiendo sido fieles a eso que se dio en llamar el Juancarlismo, no entienden hoy por qué el viejo patrón no reconoce en su hijo un sustituto con más cualidades para lidiar con este complicado presente. Mientras al Príncipe se le aprecia cada vez mayor desenvoltura en su labor diplomática, al Rey se le advierten unas dificultades físicas que agrían su carácter y desconciertan al público. No sé qué asesor le habrá aconsejado al Rey que el antídoto de la impopularidad es la sobreactuación, quien sea se equivoca. O se equivoca él mismo. O se equivoca el Príncipe por no tener el Elvira-Lindovalor de tomar a su padre del brazo y llevarlo hasta ese rincón privilegiado donde todo viejo patrón observa el curso de los nuevos tiempos. Si no lo remedian pronto, perderán la cada más exigua clientela y al Príncipe solo le quedará la opción de presentarse como candidato a la presidencia de la III República, que tampoco está mal. /Texto: Elvira Lindo.

luissuarezavila_f_puertosantamariaPoco después de las nueve de la noche del miércoles, 7 de septiembre de 2001 daban comienzo los cultos anuales en honor de la Patrona, Titular de la Ciudad y Alcaldesa Honoraria Perpetua de El Puerto, la Virgen de los Milagros. Según rezaba la convocatoria tradicional, se los dedicaban su Archicofradía y Esclavitud, el Venerable Clero y el católico vecindario de esta Ciudad.

El primero de los actos fue el pregón pronunciado por el abogado portuense y colaborador de Gente del Puerto, Luis Suárez Ávila, que fue presentado por el académico de Santa Cecilia, Enrique García Máiquez, quien dijo del atípico pregonero que era un ilustrado, artista por herencia familiar, erudito en múltiples disciplinas, generoso en el tiempo que le dedica a amigos y a cuantos se le acercan; que ayuda de muchas formas a la raza gitana, y que tiene la gracia gaditana de decir las cosas en serio.

Fue un pregón intimista, histórico, y mariológico, con un toque poético que incluía varios sonetos de Luis Suárez Rodríguez, padre del pregonero, quién avisó que «--Pregonar, es proclamar algo que conviene que otros sepan», y quiso dejar bien sentada la diferencia entre la historia y la leyenda que envuelven la historia de Nuestra Señora de los Milagros, por otro nombre Santa María del Puerto.

alfonso_x_F_puertosantamariaAPARICIÓN O ENCUENTRO.

Así, Suárez se refirió a las redacciones tardías de la leyenda que dicen de Nuestra Señora se apareció a Alfonso X y le instó a conquistar la ciudad. El pregonero abogó por  la tradición más antigua. Y es que la imagen fue escondida por los cristianos que ya habitaban Alcanate, sobre 1253. Encontrada la imagen con posterioridad, entre 1255 y 1257 por los repobladores en el Pozo Santo, donde luego se construiría el Santuario Mariano que es hoy la Iglesia Mayor, se produjo una tremenda convulsión en la ciudad, -lo cuenta en la Cantiga 328 Alfonso X- que pasó a llamarse Santa María del Puerto, en lugar del pactado nombre a conservar con el alguacil moro,  de Alcanate. La aparición de la imagen cambió la vida y hasta el nombre a la puebla. Fueron tantos los prodigios, acontecimientos excepcionales, y ‘milagros’ que se trocaría el nombre de la imagen de Santa María de El Puerto a Nuestra Señora de los Milagros. Con esa doble advocación se habla de Ella en los primeros estatutos que conserva la Archicofradía de la Esclavitud, extendiéndose Suárez en los orígenes de la hermandad y sus títulos.

virgenmilagros_camarin_F_puertosantamariaLA MÁS CANTADA.

Abundó el pregonero en que  la Virgen de los Milagros ha sido la más cantada de todos los siglos, de todas las épocas, en el Cancionero Marial más importante de la Edad Media, las Cantigas, pasando por los Siglos de Oro, el de las Luces, el XIX y el XX. Y se explayó con la nómina de trovadores que fueron de la Gran Dama en los últimos siete siglos, que hasta en el British Museum se conservan epigramas latinos dedicados a Milagros. /En la imagen de la izquierda, pintura situada en el remate de la escalera de acceso al Camarín de la Patrona, en la Capilla de la Virgen de los Milagros.

Trajo a colación Suárez que “Joseph Snow, profesor de Literatura Española de la universidad de Michigan, que vino aquí, al camarín, a conocer a la Señora, cuyos milagros había estudiado tantas veces en las Cantigas, escribió que El Gran Puerto de Santa María es un exvoto de Alfonso X a la Virgen. Toda la Ciudad”. 

virgenmilagros_exvototaurino_F_puertosantamariaY es que “la Ciudad es, genitivamente, propiedad de María: El Puerto de Santa María. Sus hijos somos de su propiedad. Y ella nos mira “como a cosita propia”, que dice el verso rotundo de una siguiriya gitana.” /En la imagen de la izquierca EXVOTO que se encuentra en las escaleras de acceso al Camarín de la Virgen, único, que se conozca, referido a una cogida en una corrida de toros.

El vecino de la calle San Juan, se rebuscó, se recreó y se renovó, meditando, recitando, unos sonetos que su padre compuso a Milagros, con los que medió y terminó su brillante y nada convencional pregón: “Si para Él te escogió, negarte nada/ podría quien de sí te fue donado./ Hija, Madre y Esposa en un trazado,/ dejó la Trinidad en ti trazada.” Dejó dicho Luis Suárez.

alberti_vm_F_puertosantamariaRAFAEL ALBERTI Y MILAGROS.

Recordó el pregonero los cantores a la Virgen, entre los que destaca Rafael Alberti Merello, “que además de hacerle versos, la pintó, nostálgico de su crianza y de su pueblo, en una puerta de su casa de Punta del Este, en Uruguay: La Virgen de los Milagros, sobre una barca, en el Guadalete, bajo una guirnalda de grímpolas que van desde una a la otra banda”. /En la imagen de la izquierda, dibujo de Rafael Alberti sobre la Virgen de los Milagros.

Suarez se refirió también a que “Rafael Alberti le decía a José Ignacio Buhigas en una entrevista, que la Virgen es la destinataria del más importante cancionero del XIII, las Cantigas, y la imagen mariana española más cantada por los poetas, de todos los siglos. Y, ante la Virgen, en el camarín, añadía Rafael Alberti a José Ignacio: «Y esto debe saberse»”

Poema de Rafael Alberti dedicado a la Virgen de los Milagros; pulsando AQUÍ, se accede a un enlace con el texto del poeta y la voz de Nuria Espert.

PREGONERO A ESPALDAS DE SU MUJER.

Luis Suarez desveló que, por razón de su contrato de matrimonio con la Hermana Mayor de la Esclavitud (le afecta el impedimento de vínculo o de afinidad, que diría el Derecho Canónico), se había negado a pronunciar el pregón; y que la Junta de Gobierno de la citada hermandad fue a verle en comisión y le instaron a que no le participara su propuesta, que se hizo a espaldas de Pepita Lena. Tuvo recuerdos para el poeta José Luis Tejada: “casi como un hermano mayor que yo tuve. Poeta redondo, entroncado con los clásicos, con las vanguardias y con la poesía popular, que llamó a María de los Milagros ‘requeteinmaculada’ ”.

patrona_juanlara_F_puertosantamariaCURIOSIDADES DEL PREGÓN.

Solo cuatro miembros, de la Corporación Municipal asistían al acto: el alcalde, Hernán Díaz; el delegado de Fiestas, Fernando Gago, y los concejales populares Rafael Vallejo y Juan Ramón Castillo. ¿Para cuando una celebración civil del Día de El Puerto, conmemorando la fundación por Alfonso X, el 16 de diciembre de 1281? La expectación que produjo el anuncio del pregonero, atrajo a más fieles que de costumbre al Templo, mayoritariamente femenino: 70% frente al 30% masculino. /En la imagen de la izquierda, óleo sobre lienzo de Juan Lara Izquierdo, que se conserva en la Academia de Bellas Artes, Santa Cecilia.

Entre los asistentes, el párroco de la Prioral Diego Valle; la Hermana Mayor de la Archicofradía, Pepita Lena; el Presidente del Consejo Local de Hermandades, Gonzalo Ganaza; el otrora pregonero Francisco del Castillo; la mezzo-soprano Merche Valimaña. Como en un viaje por el tiempo, nos transportó Suarez, empezando su erudita alocución en latín, como los sermones antiguos, que luego tradujo a la lengua del común, para alivio de los asistentes. No  podía ser menos. El pregonero vestía elegante terno de color gris oscuro, con corbata de seda, y gemelos. Por tres veces se emocionó Suarez, al recordar a los ausentes: Juan Luis Bermudez, José Luis Tejada, y a su padre. /Textos: José María Morillo

Más información de Luis Suárez Ávila en GdP. Nótula núm. 128.
Más información sobre la iconografía de la Virgen de los Milagros, aquí.

El pregón de la Patrona, completo, pulsando aquí

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serafinalvarezcampanagaztelu_puertosantamariaEl Puerto de Santa María ha tenido ilustres vecinos, hijos de la Ciudad, que han destacado por diversas facetas en la historia de las letras, las artes, las ciencias o en el ejercicio de su profesión. Este es el caso de un porteño que traía en 2008  con su persona y a la Ciudad, la primera Medalla al Mérito en el Servicio a la Abogacía que se concede a un licenciado en Derecho nacido en la localidad, otorgada por el Consejo General de la Abogacía Española.

Serafín Álvarez-Campana y Gaztelu, padre de familia muy numerosa, abogado desde hace 50 años -y todavía, con sus más que suficientes años que no aparenta, ejerce con algún asunto por ahí- se licenció por la Universidad de Sevilla y empezó desde muy joven desde el bufete de su padre, cuya cartera de clientes consolidó y amplió.

Persona muy conocida y relacionada en El Puerto. Creo que lo conozco desde que tengo uso de razón. Y es que, de chico, iba con mi padre a la Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’ de la que Álvarez-Campana fue su presidente, y allí estaba Serafín, impulsando la Cabalgata de los Reyes Magos, la que a los niños nos traía más ilusión que juguetes.

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Serafín Álvarez Campana en el centro, magníficamente rodeado por un grupo de jóvenes en 1964, en el callejón de la Plaza de Toros,  durante la corrida de las Fiestas de la Hispanidad. Distinguimos, agachados a la izquierda a Luis Suárez Avila e, igualmente agachado a Fernando Gago García.

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En el desaparecido Teatro Principal, durante los Juegos Florales. Le precedía en el uso de la palabra Francisco Montero Galvache.

Había una obra de teatro en el Principal, representada por una compañía de aficionados locales, y de nuevo veía a Serafín interpretando algún personaje de ‘El Divino Impaciente’. Recuerdo que también le vi, en un abrir y cerrar de ojos de mi memoria, entre las desaparecidas botas de Casa Lucas, en animada tertulia con las fuerzas vivas de la época.

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De izquierda a derecha Serafín Álvarez-Campana, Eligio Pastor Nimo, Isabel Portillo Cía de mantilla y Eduardo Ruiz-Golluri en el Parador de Fuentebravía. Año 1964.

También fue organizador activo de los Juegos Florales que con motivo de la Fiesta de la Hispanidad, se celebraban en el Teatro; eran días de jornadas de puertas abiertas en los barcos de la Armada Española que estaban amarrados en el cantil del muelle pesquero, con desfiles y composiciones musicales interpretadas por bandas de música de la Marina de Guerra.

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Actuando como abogado sobre los terrenos y obras del Colegio de La Salle, ante  S.E.R. el Cardenal José María Bueno Monreal, a principios de la década de los sesenta del siglo pasado. /Foto: Rasero.

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En la imagen de izquierda a derecha, Eligio Pastor, Camacho, Juan Lara, Serafín Álvarez-Campana y Alfredo Bootello, durante la inauguración del Aula de Pintura ‘Juan Lara’, en la actual sede de la Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’.

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La imagen capta la entrega de la Banda de Honor del Club de los Polémicos de Bellas Artes, a Serafín Álvarez-Campana. De izquierda a derecha: Francisco Guerrero Rosso; Antonio de la Torre González; Manuel García Sánchez; Francisco Basallote Roca; Serafín Álvarez Campana Gaztelu; Manolo (se le ve un poco la cara); Angel Pantoja del Puerto; JosÈ Beltrán; Repetto; Manuel Lojo Espinosa; Juan Sánchez Romate (se le ve un poco la cara). (Foto: Pantoja).

Por lo que le he seguido, -como he seguido la trayectoria de tantos amigos de mi padre- se que ha colaborado con diversas publicaciones religiosas y pregonado, entre otros, los actos de exaltación del Rocío.

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Los concejales Serafín Álvarez-Campana, Rafael Sevilla, Miss Simpatía y Manuel Lojo, durante la Feria de 1973 en un acto de entrega de premios en la Caseta Municipal.

Siendo concejal de Parques y Jardines, en la década de los setenta del siglo pasado, con el alcalde Fernando Terry Galarza, sus compañeros de la Junta de Gobierno Local -entonces llamada Comisión Permanente- acordaron por unanimidad darle una sorpresa como reconocimiento a su labor.

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Fuente de San Serafín, en el Paseo de la Victoria. Septiembre de 1972.

Bautizaron con el santo nombre de ‘Fuente de San Serafín’ a la que se encuentra junto a la Ermita de los Caminantes, en el Paseo de la Victoria, por el eficaz trabajo de remozamiento y ajardinado que, sobre dicha fontana, se realizara bajo el mandato del concejal Álvarez Campana camarista que fue, al igual que su madre, de dicho oratorio de los Caminantes, que ha tenido desigual suerte en los últimos años.

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Homenaje recibido por nuestro protagonista en el antiguo Salón Parroquial de la Iglesia Mayor Prioral, donde se encontraban las obras de Rodríguez Losada. De izquierda a derecha, el maestro Antonio Nogués Ropero, el Primer Teniente de Alcalde, Carlos del Poyo Navas, el Arcipreste Manuel Salido Gutiérrez, el homenajeado y el médico Joaquín Muñoz Bela. 28 de abril de 1974.

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El Pregón de 1995 de la Hermandad del Olivo fue ofrecido, conjuntamente, por Juan Ignacio Varela Gilabert, Manuel Martínez Alfonso, Serafín Álvarez-Campana Gaztelu, Francisco del Castillo-Merino Tellería, Juan Durio Siloniz, Luis Suárez Ávila, Enrique Pedregal Valenzuela, Jesús Nogués Ropero, Antonio Muñoz Cuenca y Juan Villarreal Panadero.

Cada vez que escucho "Morillito" se que quien me llama es el bueno de Serafín, cuyo sentido del humor tengo acreditado desde hace muchos años y que él renueva constantemente con las nuevas generaciones que con él se relacionan ¿Verdad Silvia Díez y Juan Fernández de Mesa? Desde que le dieron la merecida distinción en la capital gaditana el Ilustre Colegio de Abogados, ya esta El Puerto en el medallero, por Derecho. /Texto: José María Morillo.

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El enfrentamiento entre los líderes socialistas locales terminó dando el poder al tránsfuga popular Hernán Díaz en el momento más  propicio de la expansión, en 1991, y la sombra del alcalde de IP ha marcado la vida municipal de estos años

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La mesa de edad para elegir al alcalde del mandato 1987-1991, presidida por los concejales de mayor y menor edad, respectivamente, Antonio Álvarez y Enrique Bartolomé, asistidos por el secretario Fernando Jiménez, el Interventor, Antonio Durán, el ordenanza Polanco y el oficial de actas, Jesús Nogués. Mayo de 1987.

Cosas de dos. Uno era el califa, el alcalde, Juan Manuel Torres;  el otro era Iznogud el visir, el que quería ser califa en lugar del califa, José Antonio Navarro, poderoso concejal que desde el área de Deportes escaló hasta la de Urbanismo, donde pocos años antes había iniciado su ascenso  en la política la jefa del PP local (entonces AP), Teófila Martínez, con el efímero acuerdo entre populares y socialistas que echó fuera de la silla de la Alcaldía al comunista Rafael Gómez Ojeda, tras la acre moción de censura de 1986. Sí, Urbanismo. Ahí estaba el quid. La piedra angular era Urbanismo. La clave de una ciudad que había acelerado el proyecto de Puerto Sherry y tenía su primer PGOU a punto de caramelo con dos infraestructuras fundamentales sobre la mesa del Ministerio de Obras Públicas: el desdoblamiento de la N-IV a su paso por El Puerto caminito de Jerez y, más ambiciosa aún, la variante a su paso por el término municipal, incluida las nuevas conexiones hacia Rota y Sanlúcar. De esta manera, por cierto,  se acababan los graves atascos estivales que emborronaban la ciudad turística de moda en la provincia de Cádiz.

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Durante una visita al Yacimiento de Doña Blanca. Arriba a la izquierda el alcalde Torres, el diputado provincial Fernando Suárez, Diego Ruiz Mata, el Viceconsejero del Cultura García Garrido y José Antonio Navarro. En la fila inferior, el ex alcalde Antonio Alvarez y Luis Fuentes, a la sazón Jefe de la Policía Municipal y persona clave en el posterior juicio que desembocó en la destitución de Hernán Díaz como alcalde.

El Puerto, contra viento y marea. Era el lema de Juan Manuel Torres, que formaba una pareja antagonista digna del tebeo con Navarro, bicefalia de un gobierno municipal integrado también por concejales  independientes tránsfugas que dejaron sus respectivos grupos. En las elecciones de mayo de 1991 el PSOE portuense, carne de enfrentamientos internos, obtuvo 5.241 papeletas que suponían una pérdida de más de 2.500 apoyos respecto a las elecciones municipales del 87, comicios que en verdad habían refrendado el pacto anti-natura entre socialistas y populares.

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Hernán Díaz dirigiéndose a sus seguidores en un acto en la sede de campaña.

La inesperada victoria de aquella noche fue para el que había sido pintoresco concejal de Vías y Obras, fugado del PP y azote populista llamado Hernán Díaz. Con el apoyo de comerciantes locales e invocando el pundonor hacia una ciudad donde siempre predominó la resignación y la apatía, Hernán creó el PU (Portuenses Unidos) que se transformó en un más pretencioso Independientes Portuenses IP. En la lista también se encontraba un joven abogado, Enrique Moresco, que en el declive de esta formación localista terminaría liderando la lista del PP local en las elecciones de 2007 con la carambola de los populares de aspirar a controlar la Diputación. Los independientes ganaron con 6.213 votos,  para 7 concejales, que cundieron como nunca. El pueblo había protestado de su desencanto hacia el dúo Torres y Navarro, que terminaron de enfrentarse en la derrota. Derrota que terminaría agravándose al pactar (ya entonces con Luis Benvenutty liderando el grupo socialista) con los independientes y darles las alas para que terminaran de volar alto. Por cierto, 24.948 votantes se quedaron en casa. El absentismo es el líder desconocido de la política portuense.

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Un Hernán Díaz victorioso, aupado por sus seguidores, tras conocer el resultado de la campaña electoral.

Díaz Cortés se encontró con todo lo que el dúo Torres-Navarro iba a explotar a partir del 90. PGOU, carreteras, inversiones. Tras alguna pataleta, apoyado por el suicidio socialista,  el nuevo alcalde transformó el bastón de mando en una varita mágica. La defensa de la patria chica justificaba todo, incluso mirar hacia otro lado con las viviendas ilegales (gran vivero de votos del 91) mientras todo crecía de una forma sobredimensionada para una ciudad de 70.000 habitantes. Polígonos industriales morrocotudos, colmenas de unifamiliares, centros comerciales duplicados, empresas privadas en un falso esplendor y empresas municipales de dudoso destino. También algún aparcamiento subterráneo con calzador, como el de la plaza Peral. Entre estómagos agradecidos y cerebros sugestionados consiguió en 1995 una victoria imperial con 16.522 votos, 16 concejales, y una oposición empequeñecida y siempre cabreada. Comenzaba la gran fiesta de IP mientras en las afueras se avivaba también la gran barbacoa de la construcción ilegal. Esos casoplones en cualquier parte, incluso en parajes de protección natural (lagunas, Pinar de Coig), contribuyeron a despoblar el casco urbano y a agudizar la burbuja inmobiliaria que en el nuevo siglo adquiriría en El Puerto tintes de catástrofe ineludible. Y para colmo, los más perjudicados de este desatino fueron los integrantes del propio tejido comercial de siempre de la ciudad: los primeros entusiastas de Hernán, al que llegaron a fabricarle medios de comunicación a su medida.

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La trasera derribada del Palacio de Vizarrón o 'Casa de las Cadenas'.

La euforia populista se transformó con los años en soberbia fatalista. Las limitaciones intelectuales del alcalde, con equipos de perfil bajo (lo más frecuente en el Polvorista a lo largo de la historia reciente) dejaron huella en la fisonomía de la ciudad, en una lenta pero progresiva decadencia que se fue agravando mientras se camuflaba con el buen momento económico del país. El derribo de parte de la Casa de las Cadenas o el estribo del puente de San Alejandro, en 2004, sólo fueron evidencias de una nefasta gestión que venía desde atrás. El punto de inflexión hacia el declive de IP, acompañando al de la propia ciudad, se produjo con la marcha del entonces número 2, el edil de Urbanismo (otra vez  el Urbanismo), Miguel León.

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En la imagen, el carnicero Juan Barrero, último presidente de Tele Puerto, entrega una placa a Hernán Díaz, en presencia de Miguel León y Juan Bocanegra.

El duelo Torres-Navarro se volvía a reproducir, ahora casi con tintes de parodia. IP perdía su mayoría en las elecciones de 1999 y el enfado en la bicefalia de IP terminó con León en el Grupo Mixto y con Pedro Alamillos, un concejal que había comenzado en el PSOE, de responsable de Urbanismo en 2001. El PGOU iba agotando su vigencia y se tardarían más de once años en alcanzar (y recibir la aprobación) de un segundo plan integral: representación de la incapacidad de unos gobiernos locales desbordados por el monstruo que se había ido erigiendo antes sus ojos.

Las elecciones de 2003 ratificaron que el invento de Hernán sólo estaba sustentado por la piel del tambor, por ese pellejo de agregados, adictos e interesados de una gestión ya más enajenada que populista. Pero en esas volvió de nuevo el PSOE a dispararse en la sien creando un pacto exigido desde el entonces presidente de Diputación, Francisco González Cabañas. IP sobrevivía fagocitando a las vértebras de la espalda socialista. Y a Hernán Díaz le llegó un final inesperado y definitivo. Y no por asuntos urbanísticos, cuando se suman las imputaciones para él y el concejal de Urbanismo en estos coletazos, Juan Carlos Rodríguez.

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Ediles de diversos periodos democráticos, posando en un acto institucional en el Monasterio de la Victoria.

Desde años atrás venía rondando la denuncia de un antiguo jefe de la Policía Local, Luis Fuentes, por la inopinada contratación de José Díaz Otero en 1995 como supervisor de la Jefatura.  Unos lamentables recursos, en línea con todo lo que había sido administración de Hernán Díaz en aquellos años, fueron insuficientes y en julio de 2006 el alcalde independiente era inhabilitado en los tribunales.  Y de nuevo aparecen por aquí Torres y Navarro. Estos chicos. Fuentes se enfrentó a Navarro en la sustitución estival de 1988 cuando era califa en lugar del califa. Navarro lo expedientó con la aprobación posterior de Torres, pese a que éste apoyaba a Fuentes. 

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Con Hernán fuera el pacto con el PSOE estaba obligado a romperse, dejando ya a los socialistas sin futuro en El Puerto durante un par de generaciones, y Fernando Gago fue el transitorio alcalde hasta las elecciones de 2007 que llevarían a la presidencia de la ciudad a cualquier candidato que pusiera el PP. Y ese candidato era Enrique Moresco, impuesto por los líderes regionales Javier Arenas y Antonio Sanz, con vistas a controlar la Diputación (sí, otra vez la dichosa Diputación), tras haber dejado al ex concejal independiente fuera del tablero y presentándolo como atracción de los votos de IP, aunque finalmente no se cristalizaron unas previsiones que sólo habían estado en la mente de Sanz o de Arenas. El Puerto siempre es más complejo, poliédrico y, eso sí, apático de lo que parece. Al final Gago fue el que terminó de dar oxígeno, en un nuevo ejercicio de transfuguismo, en esta decadencia de Hernán Díaz sin Hernán Díaz: el fantasma que late tras la silueta fantasmal del casco urbano de El Puerto, con Moresco como heredero del independiente con las siglas del PP. El impetuoso concejal andalucista, Antonio Jesús Ruiz, muleta para ese primer gobierno de Moresco, fue el que consiguió rentabilizar su gestión  y en 2011 conseguía 4 concejales que son las cuñas que aún cuadran la mesa de los populares en una administración que vuelve a traer más melancolía a una ciudad inundada de incómodas calles sin saber qué son, grafitis, bolardos y pasarelas que, por ahora, no llevan a ningún sitio.  /Texto: Francisco Andrés Gallardo.

rafaelalberti_poeta_puertosantamariaComo si en realidad existiera un Ángel de los Números que fuera contando las jornadas de luto: un año de oscuridad por cada uno de luz, más dos de propina. Cuando salió al exilio, Alberti  tenía treinta y seis años. Cuando volvió, habían pasado treinta y ocho. Casi cuatro décadas dan para mucho. Para más de treinta libros y una hija, para varias casas, para miles de cartas. Para lidiar con el desencanto. No es difícil pensar que la desilusión creciera a medida que los años transcurridos en uno y otro lado, dentro y fuera de la frontera, iban igualándose en la balanza.

Comentaba Rafael Alberti  en una antigua entrevista que, a su llegada a Buenos Aires en 1940, ni él ni María Teresa León querían comprar "ni siquiera una silla", en la confianza de que la situación que se vivía en España sería temporal. De esa aleteante creencia se pasó, al término de la contienda mundial, a considerar lo terrible. A hacer de lo provisional una certeza y a convertir en eterno el sentido de ausencia. Tal vez, en algún momento, Alberti  llegara a pensar que luchaba realmente contra una sinrazón imbatible y que algún poder extraño debía andar tras aquellos que hablaban desde lo alto y que, desde lo lejos, parecían intocables y eternos. Cuatro décadas dan para mucho. En 1941 nacería, bonaerense, Aitana Alberti . La familia permanecería en la Argentina durante veinticuatro años.

la-arboleda-perdida-rafael-alberti_MLA-F-2970565026_072012A Italia llegarían en 1963: pasarían otros catorce años hasta que el poeta pudiera pisar de nuevo suelo español, en abril del 77. Un año después del nacimiento de su hija, Alberti  publicaría en México el primer volumen de La arboleda perdida, su libro de memorias. "Si ha habido un poeta en el destierro que siempre haya recordado a España, ése he sido yo", decía. Una nostalgia que iría plasmándose en libros como Ora marítima o Retornos de lo vivo lejano. Aunque prácticamente no hay obra del portuense en la que no se refleje su necesidad de amarre, su sentimiento de pérdida. Esta herida haría de su nombre y de su imagen, ya siempre, un icono de los intelectuales represaliados.

En Sudamérica, Alberti  publicó títulos como Entre el clavel y la espada, El Adefesio, A la pintura o Noche de guerra en el Museo del Prado. Impartió numerosos recitales y conferencias, recuperó su faceta de pintor, participó en distintas exposiciones y cultivó vínculos imborrables. Visitó varias veces la URSS y algunos países de la Europa del Este. Rafael Alberti  vivía entonces, en realidad, un segundo exilio. El primero, doméstico y premonitorio, lo había experimentado durante su juventud, cuando la familia se trasladó a vivir a la capital de España -"No quería estar en Madrid, no me gustaban sus colores (…) Sentía la nostalgia de la espuma de mar", afirmaba en unas declaraciones a ABC-. Ejercía ya entonces, en su juventud, de andaluz exiliado.

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De izquierda a derecha, Rafael Alberti, María Teresa León y Pablo Neruda.

La otra expulsión, al término de la Guerra Civil, tuvo en París -en casa de Pablo Neruda y la emisora Radio París-Mondiale- su primerísima parada. El cerco alemán obligaría al matrimonio a partir poco después hacia América. "Yo quiero volver a Italia con María Teresa y mi chica. Ahí me siento bien y lleno de cosas. Aquí me muero poco a poco", escribe en una carta de 1951 desde La Gallarda, en Punta del Este. La familia no llegaría a Italia, sin embargo, hasta mucho más tarde, siendo éste un destino que los Alberti  escogieron buscando un país que estuviera cerca de España, escarmentados por las experiencias con la Policía francesa y alentados por la ascendencia italiana del escritor, que incluso recordaba a sus tíos hablando en italiano.

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En Roma, con José Agustín Goytisolo en 1964.

En Roma, en la vía Giulia y en el Trastevere, Alberti  aseguraba haber podido vivir "sin ser molestado". Su estancia en el país italiano le facilitaba, además, el contacto con sus compatriotas. En Italia, el poeta pudo recuperar la luz que había extrañado durante tanto tiempo, pero aún se dolía lo suficiente como para escribir los versos perturbadores de Roma, peligro para caminantes . El regreso y los recuerdos de lo vivo presente

alberti_avion_puertosantamariaAlberti  volvería a pisar suelo español el 27 de abril de 1977. Bajó del avión acompañado de su mujer y de su hija y no paró de repetir, en todo momento, que regresaba a España "con el puño cerrado y la mano abierta". "No quiero decir nada emotivo porque tenéis que daros cuenta de lo que siento ahora -fueron sus primeras palabras-. Estoy igual que cuando me fui o, quizás, mejor que entonces". Entre los títulos más vendidos de la III edición de la Feria del Libro de Madrid, que se celebraba por esas fechas, estaban El Libro Rojo de Mao; Dios y Estado, de Bakunin; la Obra poética de Miguel Hernández y dos obras de Alberti : El poeta en la calle y La arboleda perdida. El escritor, sin embargo, no se dejaría ver por la cita editorial madrileña y tardaría más de un mes, de hecho, en pisar la provincia gaditana: cosa que haría coincidiendo con un mitin organizado por el Partido Comunista en el Paseo de Santa Bárbara.

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Con Santiago Carrillo en un mitin del Partido Comunista.

Alberti  llegaría a El Puerto el lunes 23 de mayo, en el tren que salía desde Madrid. El viaje duraba doce horas, a las que hubo que añadir dos horas más de retraso. El periodista Agustín Merello  lo acompañó durante el trayecto. "Yo he sentido profundamente la lejanía porque, conmigo, se fueron todos los muertos de la guerra, los dolores de los que emigraron", comentaba el poeta.

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Con su sobrino, Agustín Merello, en el viaje en tren de regreso a El Puerto.

A su llegada a Sevilla, les dijo a los que esperaban: "Estoy haciendo el camino de la libertad". Había escrito la Poesía del regreso con la intención de leerla al llegar a su destino, "si es que había alguien" esperándole. Y en El Puerto había tal tumulto aguardándolo que Alberti  apenas pudo salir del tren . A la mañana siguiente, Rafael Alberti  dio un paseo por su ciudad natal, un lugar que encontró bastante fiel a las imágenes que guardaba en su memoria: "Me acostumbré tanto a rodar por el mundo que ya pensaba que no era de ninguna parte -confesaría justo después-, pero los recuerdos vividos esta mañana resultan suficientes para escribir algunos nuevos retornos, no ya de lo vivo lejano, sino de lo presente". /Texto: Pilar Vera

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