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juanluisbootelloreyes_puertosantamariaJuan Luis Bootello Reyes nace el 22 de mayo de 1931, --año en el que se proclama la II República que duró hasta el golpe de estado de 1936--, hijo primogénito del matrimonio formado por Luis Bootello Campos y Victoria Reyes González, fueron además cinco hermanos:  Juan Luis, José María, Emilio, Alfredo y Fernando, de los que solo sobreviven el primero y el último. La vivienda familiar estaba en la calle Palacios, 32. Estudió en el Colegio de Carmelitas y con Alfonso Cárdenas, en la calle Luna, frente al desaparecido Teatro Principal, A partir de los 10 años estudiaría, interno, en el Colegio de los Marianistas de Jerez, haciendo la reválida en Sevilla. Su tío Emilio Bootello, era el propietario del famoso transporte local conocido como 'el autobús de Bootello'.

Existen en España, a fecha de hoy 152 personas con el apellido Bootello, --de procedencia portuguesa--, lo que lo convierte en el 3656 apellido más frecuente, con 17 censados en la provincia de Cádiz.

Juan Luis estudia la carrera de Medicina en la Facultad de Cádiz, junto a otro porteño, Eduardo Pastor Nimo, finalizándola en 1955, partiendo de nuevo a Sevilla para hacer la especialidad en Pediatría. La cátedra de Pediatría estaba en el Hospital Macarena. A continuación le ofrecen la oportunidad de ser médico interino del Seguro de Enfermedad, y entra a formar parte de lo que hoy se conoce como la Seguridad Social, en 1959. Recuerda nuestro protagonista que el día que más visitas atendió en la Consulta 'del Seguro' hizo record con 169, a los que había que añadir las visitas domiciliarias y las que atendió en su consulta privada.

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Juan Luis, en el centro de la imagen, con un grupo de pediatras, durante un paseo fluvial por el Guadalquivir. A su derecha el médico portuense Eduardo Pastor Nimo. A su izquierda Eduardo Molina Font, Manuel Vidal y Jaime Aparicio Santos.

Juan Luis, que ha salvado muchas vidas, entre ellas la de quien esto suscribe y la de su hijo, estuvo ejerciendo hasta casi los 70 años, hata el año 2001 en que se jubila, aunque siguió prestando sus servicios en su consulta privada en la calle Micaela Aramburu, y más adelante en la Polimédica Girme, en la calle Los Toreros. Estudioso toda su vida --"no me quedaba mas remedio, si quería estar al día"--, siempre ha estado pendiente de libros, revistas, informes médicos, congresos, ... No eran aun los tiempos de internet, de cuyas facilidades se dió cuenta cuando aprendió a manejarse en la red, una vez finalizada su vida laboral, con la jubilación.

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Juan Luis, con su hija África, que en la actualidad reside en Ginebra (Suiza).

Se casó en 1962 con María Dolores Ruiz Paullada, también de la profesión pues ha sido enfermera técnica en laboratorio. Disfruta de su jubilación felizmente en su casa de la Costa Oeste. De dicho matrimonio ha tenido una hija, de nombre África, Licenciada en Derecho que vive en Ginebra (Suiza), trabajando en una entidad bancaria.

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Juan Luis junto a Eduardo Barco, tras la captura de un venado. A la izquierda de la imagen, el ponferradino Eduardo Bodelón Velasco, que vive en El Puerto.

Aficionado desde chico, como su padre, a la caza y la pesca, es además un gran aficionado taurino que incluso hizo sus pinitos en el mundo del toreo, poniéndose delante de algunas becerrillas, junto a su padre en los tentaderos de Osborne y Villamarta, entre otros. Pero era miope y como afirma "¿quien ha visto un torero en aquella época con gafas?".

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Con la captura tras un día de pesca, con su buen amigo ya desaparecido, el abogado sevillano Juan Manuel Jiménez Minaya, en agosto de 1993.

EL INSÓLITO CASO DE POLIO.
Atendió 36 casos de polio, considerada una epidemia, caracterizándose como 'parálisis ascendente' y había que llevar a los pacientes a Cádiz, y tratarlos en un 'pulmón de acero'. En cierta ocasión tuvo como paciente al hijo de un camarero del Bar Los Pepes, que venía con una carta del catedrático de Cádiz que lo daba por desahuciado, en la que incluso le decía que el paciente no llegaría vivo y tendría que firmarle el certificado de defunción. Pero Juan Luis no se amilanó y el niño salió adelante, trabajando conjuntamente con la familia: consiguió salvarlo y además quedó sin secuelas, siendo un celebrado caso en el que el colega gaditano se interesó por la praxis que Juan Luis había aplicado.

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Con antiguos compañeros del Colegio de los Marianistas de Jerez. De izquierda a derecha Miguel Ballesteros Morales, José Luis Gener, José Manuel Escobar y Juan Luis Bootello.

UN NIÑO NUEVO.
En otra ocasión, estando en consulta con su enfermera, una señora llevaba a su hijo --que era anormalmente delgado-- con frecuencia. Al pequeño paciente lo había sometido nuestro galeno a infinidad de pruebas, sin dar con la causa que le producía aquella delgadez extrema, por lo que ya desesperado Juan Luis le dijo, inocentemente, a la madre: "--Ya lo único que me queda por probar es hacer un niño nuevo", a lo que la madre, con todo el desparpajo del mundo y ante la sorpresa del médico le respondió: "--Don Juan Luis, si  no lo hace es por que usted no quiere". Nunca más se le ocurrió utilizar aquella expresión en una consulta.

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En el Lago de Le Man en Ginebra.

EL 'SOMBRO'.
Otra vez, en consulta, se presentó un matrimonio con su hijo. Y entre exploración y pruebas, el cabeza de familia le preguntó a nuestro médico "--¿Sabe Vd. lo que es un 'Sombro'?, a lo que éste le respondió de forma negativa. "--Si, hombre, es como un fantasma", abundaba el padre del chiquillo, ante la mirada de asombro de Juan Luis que, se reafirmaba diciendo que "--Yo no creo en fantasmas", observando como, por detrás, la madre del paciente le hacía señas con los ojos, de forma afirmativa. Y terminó explicándose el ingenuo e inocente hombre: "--Que si, don Juan Luis, que yo he tenido una experiencia dolorosa con un 'Sombro'. Un día llegué a mi casa, y en el dormitorio, mi mujer me advirtió que detrás de la cortina había un 'Sombro'. Como yo tampoco me lo creía me acerqué a ver y no vea Vd., don Juan Luis, la guantá que me dió el fantasma". Cuando el médico cayó en la cuenta, ante la insistencia de la mujer en sus señales oculares y lo insólito de la historia, Juan Luis no tuvo más remedio que darle la razón.

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Vivienda y consulta que mantuvo Bootello, en Micaela Aramburu, donde estuviera el Hotel Vistalegre.

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En la placidez de su casa, viviendo su jubilosa jubilación.

No mostramos fotografías antiguas de nuestro protagonista dado que en un incendio fortuito que se produjo en la casa materna, en Micaela Aramburu, se perdieron infinidad de efectos personales, entre otros las fotografías familiares.

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El martes 25 de junio de 2002, en plena fiebre de la construcción y la especulación, el portuense Juan de la Lastra y Terry escribía en el periódico del Grupo Joly, Diario de Jerez, esta Tribuna Libre, donde su dolor por El Puerto quedaba patente en estas líneas, que reproducimos, desde un Puerto instalado a caballo entre la desidia y  la nostalgia, pasando por la indignación.

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Paseo de la Victoria cuando aquel parque neoclásico estaba en todo su explendor: las cuatro estátuas de terracota representan a las cuatro estaciones.

Cuando El Puerto estaba sumido en la hambruna de la posguerra civil, los fatídicos 1940 y siguientes, en los que más de la mitad de la población subsistía merced de las tagarninas del Ejido de San Francisco, a los troncos de palmitos del Palmar de la Victoria y las vainas dulces de los centenarios algarrobos del Paseo el mismo nombre, una de las alamedas recolectas más sugestivas y umbrías de todo el Sur… Entonces, no obstante, mantenía su dignidad muy erguida y sobre todo su buen gusto en los ámbitos urbanísticos y de ornamentación forestal y de jardinería tanto en los espacios públicos como en los interiores de sus viviendas.

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El Monasterio de la Victoria, enmascarado por las galerías y la puerta principal, flanqueado su acceso por eucaliptos, hoy todo desaparecido delante de una gran superficie de aparcamientos.

Sólo al anochecer los alertas el uno, el dos, etcétera, de la guardia del Penal de entonces, custodiado por el Ejército, ponían un acento tétrico, melancólico y penoso al aire mórbido de la ciudad, si es que el Levante no la azuzaba.

luiscaballero_alcalde_puertosantamariaEl Puerto resucitó gracias al buen hacer de Ignacio Osborne, conde de Osborne, y de Fernando C. de Ferry y del Cuvillo, a quienes se sumó el tesón y la capacidad de trabajo de Luis Caballero Noguera, el impulsor de la urbanización de Valdelagrana. (En la imagen de la izquierda, obra de Torres Brú).

Por su parte, los alicantinos dieron vida al puerto pesquero. Así en la segunda década de 1940. El Puerto había retomado su pulso de siglo y medio atrás, cuando Filipinas y Cuba se perdían sin remisión, y las destilerías de la Habana, Santiago y Cienfuegos vinieron a establecerse por esta zona.

La atmósfera poblacional de El Puerto cuando aquellas corridas de toros en agosto con Carlos Arruza, Manolete, Pepe Luis Vázquez, Conchita Cintrón, Álvaro Domecq, Simao da Veiga… y el ir y venir después de aquéllas, rezumante la Ribera del Río de olores mil a mariscos de La Guachi, a brea, a ostiones, a mar salinero y a jazmín del jardín de la familia Arvilla, son recuerdos vivos para unas de las páginas más coloristas de la historia portuense.

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Ruinas de Fuerte Ciudad, en la Playa de Santa Catalina. (Foto: Javier de Lucas).

Pero hasta aquí y sólo hasta aquí. Después, entró la vorágine de la construcción mediante la especulación. Sucesivas alcaldadas dejaron exangües la alameda de la Victoria, dejaron desmoronarse el fuerte de Santa Catalina, lugar emblemático de los primeros días de las exploraciones en América, pues desde su marina partieron Juan de la Cosa y Alonso de Hojeda en un viaje cuyos resultados geográficos hacen que sólo le exceda en importancia el primero de los colombinos; y poco a poco han ido desapareciendo caminos deliciosamente rústicos como el de chumberas de Fuentebravía y de madroños como el camino de los Enamorados.

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El Cortijo de Las Beatillas, antes de su restauración. En el volúmen cerrado y compacto del cortijo, la torre es el referente continuo que potencia la horizontalidad del conjunto.

Además, cuando los promotores de la construcción toman las riendas a favor de sus intereses aunque abanderen los de la ciudad, con patente de corso en las manos no tienen miramientos para llevar a cabo sus propósitos por no decir fechorías. Ahora con todos los que tenía en su interior y en sus alrededores, El Puerto está necesitado de pulmones verdes. Desmontaron dunas, la bahía se ciega, las playas ya no son para alardear… A la barrabasada de la antigua Quinta de Santiago de Terry le ha seguido el parche de Las Beatillas, la mejor atalaya para recrearse de la Bahía. ¡Qué pena! (Texto: Juan de la Lastra y Terry).

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ramonbayovaldes_puertosantamariaRamón J. Bayo Valdés nos dejaba en su domicilio de la calle San Francisco, en la madrugada del martes 24 de julio de 2007. Casi nonanegario desaparecía con él una parte de memoria de los vinos de El Puerto. Tras el desinterés municipal por recibir gratuitamente la colección de botellas, botellines, etiquetas y otros objetos relacionados con el vino de nuestra tierra, la familia donaba su legado, apenas dos años después, a un particular gaditano que lo tiene expuesto la capital, mientras otra parte de su colección es actualmente subastada en internet.  (Foto: Fito Carreto).

Ramón Bayo Baldés fue responsable,  desde 1940 hasta su jubilación, de los archivos de Bodegas Osborne. Empezó a coleccionar botellines de vinos y licores españoles a partir de 1947, una colección que no tenía parangón en el mundo entero. Además estaban representados con sus vinos o destilados, casi todos los paises del mundo, en aquella colección privada.

finoducal_curroromero_puertosantamariaAdemás inició una colección de autógrafos de toreros, con la particularidad de estar realizados sobre etiquetas de un desaparecido vino de Osborne: Fino Ducal. Cerca de 5000 etiquetas de Ducal componían esta colección de autógrafos, con las firmas de la mayoría de toreros, novilleros y rejoneadores contemporáneos de Ramón, mucho de ellos ya desaparecidos. (En la imagen de la izquierda, etiqueta firmada por Curro Romero).

Además Bayo complementó la colección incorporando a su colección de etiquetas autografiadas, a todo tipo de personalidades y autoridades en cualquier materia, del mundo entero, que respondían a su demanda. Príncipes, reyes, Jefes de Estado y Gobierno, ministros y embajadores, cardenales y obispo (Rafael Bellido, primer Obispo de Jerez se negó siempre a plasmarle a Ramón su firma en una etiqueta de fino), Premios Nobel, astronautas, escritores, músicos, artistas de cine, pintores, campeones olímpicos, reinas de belleza, futbolistas, hasta un secuestrado por ETA, el industrial José Luis Arrasate, recién liberado tras 36 días de secuestro en 1976, estuvo en su museo donde plasmó su firma en una etiqueta de Fino Ducal. Resultaba curioso como recibía cartas desde el extranjero son más señas que «Ramón Bayo. España». Ya era conocido en Correos...

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Ramón Bayo, en su casa, en una instantánea tomada en 1972. (Foto: Osborne).

Personajes célebres como el General Perón, el primer médico que hizo una operación de corazón Dr. Barnard, el canciller Erhard, Maurice Chevalier, los astronautas Borman, Lowel, Aldrin y Collins, Arthur Rubisntein, Urho Kekkonen, Eddy Merckx, Paul Samuelson, están entre la colección. Y los toreros Rafael Ortega, Antonio Bienvenida, Curro Romero, El Litri, El Cordobés padre, Marcial Lalanda, Domingo Ortega, Luis Miguel Dominguín, Pepe Luis Vázquez, Diego Puerta, Pierre Pouly, José Luis Galloso, Antonio Ordóñez, Paco Camino, Manolo Vázquez, Rodolfo Gaona, …

ramonbayo_osborne_puertosantamariaLa tradición taurina porteña hizo que Ramón poseyera en su museo de la calle San Francisco, en su casa que siempre tenía abierta a todos los que se acercaban a saludarlo, o visitantes VIP procedentes de Osborne, una colección de recuerdos, carteles, trofeos, banderillas, rejones, muletas, entradas y otros objetos relacionados con la fiesta, muchos de ellos pertenecientes a célebres toreros. (En la imagen de la izquierda, Ramón Bayo posa ante una bota firmada por él, con la leyenda de 'Museo Ramón J. Bayo').

Una colección sobre la Guerra Civil y otra de objetos etnográficos, así como material diverso (recuerdo que, a los pocos días de la explosión frente a las costas de Bretaña del petrolero ‘Amoco Cádiz’ tenía en su poder las cartas de navegación del buque) completaban la colección en una casa atestada, donde familia y colecciones, convivieron hasta la desaparición del admirado portuense.

Ramón Bayo estuvo casado con Maruja de Miguel, con quien tuvo seis hijos. Fue hermano fundador y hermano mayor honorario de la Hermandad del Cristo de la Flagelación, hermandad radicada en la Parroquia de San Joaquín, en la que pasó por todos los cargos de su junta de gobierno: hermano mayor, mayordomo, secretario, tesorero y vocal. El año 2000 se le hizo entrega de la insignia de oro de la Hermandad y en el 2003 del nombramiento de Hermano Mayor de Honor. En multitud de ocasiones colaboró con instituciones y personas, tanto municipales como de cualquier índole. Ramón era una buena persona.

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"Un curioso museo en el que tienen cabida toda clase de objetos relacionados con El Puerto. Cada rincón es un juego de luces y sombras proyectadas al azar por las estructuras arquitectónicas, regias y nobles, que se convierten en una experiencia intimista y llena de color". Revista Joy Sherry. Año 1988. (Foto: Carlos Paz).

cognac_hijosdeybarra_museobayoEL MUSEO SE FUE DE EL PUERTO.
En el Pleno del 12 septiembre de 2003, quedaba sobre la mesa la propuesta del grupo municipal del Partido Popular, entonces en la oposición, interesando se creara el Museo Ramón Bayo en la que se instaba al Area de Cultura a la catalogación y valoración de sus colecciones. Sin éxito.

Más adelante, en el programa electoral para las elecciones de 2007 el PP llevaba en su programa electoral la ubicación de los fondos de la colección de Ramón Bayo en alguno de los bodegones de la plaza de Toros, mientras que el Partido Andalucista, también con responsabilidad de gobierno en la actualidad, proponía directamente la creación de un museo Ramón Bayo.

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El 29 de noviembre de 2003, Ramón Bayo era homenajeado en las Bodegas Colosía por la Tertulia Sangre y Trabajadero. Durante el homenaje, Bayo dejó estampada su firma en una bota de vino. El coleccionista, en la imagen flanqueado a su derecha por Javier Tosar y a su derecha por Juan Carlos Gutiérrez Colosía.

La familia no podía atender adecuadamente el legado de Ramón y su hijo Juan Miguel Bayo de Miguel, al poco de fallecer su padre le escribía a la primera autoridad local, trasladándole "mi mayor disposición para convenir,  junto con mi familia, con ese Ayuntamiento si lo cree oportuno en el camino de conseguir que este legado quede para y en la ciudad de El Puerto". No tuvo eco aquella misiva y ninguno de los grupos políticos, durante sus responsabilidades de gobierno prestó atención a las colecciones de Bayo --al mas puro estilo del desinterés porteño-- por lo que fueron donadas en enero de 2008 --desinteresadamente-- por la familia a un  particular gaditano que las tiene expuestas en una exposición permanente.

vinosytoros_cadizMUSEO TAURINO Y DEL VINO.
A principios de febrero de 2009, se inauguraba a iniciativa de Guillermo Pascual, el Museo Popular del Vino y el Toro, dedicado a los coleccionistas que lo hicieron posible, el porteño Ramón Bayo Valdés y Emilio Rosales y José Mariano Gómez., donde más de 1000 botellines antiguos de vinos de la zona, así como venencias antiguas, soportes publicitarios vintage, botellas de vino dedicadas a los Reyes de España o a Franco, estampaciones publicitarias de bodegas, piedra litográfica o etiquetas de vinos, forman parte de la colección. Igualmente se pueden apreciar objetos del mundo del toro: trajes de torero, revistas, abanicos, mantones, libros del toreo, grabados, litografías, carteles de toros antiguos, y una infinidad de objetos que hacen las delicias del curioso. A la entrada del Museo, localizado en la calle Feduchi, un azulejo recuerda a los donantes de las colecciones, a quienes está dedicada esta exposición permanente (Foto de la izquierda). Cuesta la entrada cinco euros, con precios especiales para grupos, mayores y niños.

ESCRIBE PEPE MENDOZA.
«Decía Ortega que un historiador es un profeta al revés. Don Ramón Bayo Valdés, coleccionista de instantes, aficionado desde chico al recuerdo,  pasó los mejores años de su existencia inventariando enseres, recomponiendo, con paciencia y pulcritud de relojero, las esquirlas desprendidas de un pasado por el que  transitaba convencido de que nada de lo que fue digno un día debe desaparecer. A esa afán consagro el rumbo de las horas, en ese empeño trabajó con vocación de amanuense, sin importarle lo más mínimo que, también sobre su fotografía, un día el tiempo habría de ponerse amarillo.

bayo_y_caamano_puertosantamariaCuentan los que tuvieron la suerte de tratarle que, en su domicilio de la calle San Francisco, se hallaba el código genético de nuestro pasado más decente: fotos de un Puerto con las fachás  encalás, calles de chinos peluos,  etiquetas de botellas de vino que aún conservan el esplendor de una ciudad que vivía las vendimias como una epifanía. Aquella casa era un reverbero humilde que iluminaba, tenaz y orgulloso, la entrada en un porvenir por el que era imposible extraviarse. (En la imagen de la izquierda, Ramón Bayo junto al entonces eurodiputado Esteban Caamaño, en la Sala de Degustación de la Bodega de Mora).

¡Qué quietas están las cosas y qué bien se está con ellas!, escribió Juan Ramón Jiménez, como si conociera de toda la vida a nuestro paisano. Se fue Don Ramón soñando con recogerlas en un museo, aunque  ya intuía, con el pesimismo esperanzado de los sabios, que aquella promesa de ubicar sus colecciones en los bodegones de la Plaza de Toros era una argucia falaz para mercadear unos cuantos votos. "El día de mañana estas piezas se perderán para el Puerto", vaticinó poco antes de partir a explorar otros lugares.

La segunda muerte del señor Bayo, tuvo lugar, como saben, hace unos días. El legado de nuestro coleccionista más inquieto se irá, si nadie pone coto al despropósito, fuera de la ciudad, y será gestionado por manos privadas. Me debo estar quedando sordo, porque aún no he oído a la primera autoridad municipal responsabilizar al anterior equipo de gobierno, a la Junta de Andalucía y a Rodríguez Zapatero, de este desprecio intolerable.» (Diario de Cádiz. 2 de febrero de 2008).

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labecerradaQue rápido pasa el tiempo. Las reproducciones son fotogramas de la película de Jose María Forqué "La Becerrada", rodada en 1962 entre otras localizaciones en El Puerto de Santa María y en Sabiote (Jaen), siendo  estrenada al año siguiente. Solamente resultarán familiares a los de mi generación. Ha pasado medio siglo.

Vemos a un joven y bizarro cobrador en el Vaporcito, el mismo que hasta hace unos años continuaba realizando dicha función; a niños pequeños y jóvenes adolescentes bañándose en la desembocadura del río, "El canal", donde solamente con dos pasos ya se perdía pie, y al fondo la grácil y marinera figura del Adriano II; en la amplia explanada de la actual plaza de las Galeras Reales, donde casi se evaporaba el alquitrán en julio y agosto, dirigía la circulación desde un podium al que añadían sombrilla en estos meses citados un amerengado guardia municipal. Y en los tres fotogramas que siguen vemos a varios personajes populares:  De espaldas, un dinámico vendedor de refrescos, que se mantuvo décadas con ese mismo desaliñado aspecto: rubio pelaje muy terso y pantalones sujetos con guita. En la puerta de la plaza, en el centro de la foto, un expresivo "Guarigüa", con expresión  curiosa y asombrada frente a la cámara que rodaba y, finalmente, el segundo de la guardia municipal, no se si sargento o que otro cargo, intentando impedir que se "colara" Fernando Fernán Gómez. (Texto y reproducciones de fotogramas: AGR).

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El desaparecido Juan Fernández Sanjuán, vestido para la ocasión, haciendo en la película su papel en la vida real como cobrador del Vapor, en esta ocasión a las monjitas interpretadas entre otras por María José Alfonso y Amparo Soler Leal, ante la mirada de Fernando Fernán Gómez.

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El Vapor Adriano II, pasando por 'el canal', cuando aún no estaban los espigones que cierran la desembocadura de río Guadalete.

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Plaza de las Galeras Reales. En el centro de la imagen, Fernán Gómez.

FICHA: ‘La Becerrada’. Género: Comedia. Duración, 87 minutos. Director: José María Forqué. Fotografía: Alejandro Ulloa. Año: 1962. Actores: Fernando Fernán Gómez, María José Alfonso, Amparo Soler Leal, Nuria Torray y José María Rodero. Toreros: Antonio Bienvenida, Antonio Ordoñez y Juan García 'Mondeño'.

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En la puerta de la Plaza de Toros, el vendedor de helados que se instalaba en la puerta, en la vida real, y también para la ficción de la película. Observénse los desaparecidos escalones que se encontraban a ambos lados de la puerta grande.

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Callejón de entrada por la puerta grande de la Plaza de Toros. Vemos a un curioso 'Chato Guarigua'.

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Fernando Fernán Gómez, 'es repelido' en la puerta de la plaza por un guardia municipal, también en la vida real, que era el segundo de la Policía Local en 1962. Al fondo el azulejo con la mítica frase atribuida a 'Joselito'.

ARGUMENTO: Once monjitas que están a cargo del asilo llamado "El hogar del vencido" deciden celebrar una becerrada con el propósito de recaudar fondos y mejorar su delicada situación económica.  Tras consultar con el alcalde y el cura, las hermanas se ponen en contacto con un entendido en el mundo taurino para intentar conseguir la actuación de tres toreros famosos. La lluvia impedirá que la corrida se celebre, pero de todas maneras, las monjas recibirán numerosos donativos que les ayudarán a salir adelante.

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Josele tiene familia en Jerez y en América. Su tío abuelo fue Director General de la Bodega Palomino & Vergara y una rama de la familia se fué a Colombia donde hizo fortuna. A aquel pais sudamericano y a Venezuela emigraron en el siglo XIX muchos portuenses. En su familia han existido picadores  de toros bravos.

Los Atalaya, en el siglo XVIII, en El Puerto, fundaron la ganadería de caballos de pura raza española del emblemático hierro de "La Palma", que fue después del Marqués del Castillo de San Felipe y tuvo su mejor momento y su decadencia en manos de los Jiménez Varela. Los Atalaya tuvieron la ganadería de bravo del hierro de la "A"; fueron picadores de gran renombre, en una saga que llega desde el siglo XVIII hasta nuestros días; los Atalaya tienen una calle en El Puerto; desde tiempo inmemorial son propietarios de las mulillas de arrastre de los toros; tuvieron carros de marca para el transporte de las botas de vino para embarque, coches de caballo, pero, sobre todo, fueron y son unos impresionantes picadores.

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Calle de Los Atalaya, en la barridada de los Toreros, un poco más abajo de la clínica Santa María del Puerto.

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En el Cortijo de Vicos (Jerez) donde trabaja desde hace más de 30 años, saludando a S.M. la Reina Doña Sofía, tras una exhibición de enganches. Año 1994. Josele es Mayoral Jefe -cochero-- de la Yeguada Militar, Cortijo de Vicos. (Foto: Pascual)

En términos parecidos estaba yo, exaltando la estirpe de los Atalaya portuenses, una mañana, desayunando en el Pabellón de Oficiales de la Yeguada Militar de Jerez, con su Coronel, entonces Alonso Coello de Portugal, Marqués de los Ojíjares. El caso es que Josele Atalaya estaba haciendo la instrucción de la mili en el campamento de Obejo y me había pedido que a ver si yo tenía mano para que lo reclamaran desde la Yeguada Militar de Jerez. Y así lo hice. Al Coronel le cargué las tintas, por lo que se verá, con lo de picadores, que se le pusieron los ojos como chiribitas, cuando lo oía. Quedó en que lo reclamaría y así lo hizo.

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Durante una maratón de Enganches, en el Cortijo de Vicos, demostrando su destreza y habilidad a su paso por un obstáculo de agua.

Estuvo al tanto de la llegada del soldado José Atalaya Bellido y lo llamó a su despacho: --"Muchacho, don Luis Suárez me ha dicho que Vds. desde el siglo, XVIII.... picadores y vengan más picadores y que tienen una calle... bla, bla, bla..., así que vas a ir a Pernía, con este vale, y que te hagan unas botas de montar a medida; vas a ir a Antolín y que te hagan unos "briches" a medida, vas a ir a..." Total, que cuando tuvo su indumentaria el soldado Atalaya, lo llevaron al Picadero de la Yeguada y le dijeron que tenía que trabajar no sé cuántos caballos, que aquello era suyo, que era el picador.

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Enganche en cuarta conducido por su propietario, José Antonio Atalaya Viñas, hijo de Josele, en la actualidad alumno de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. Josele Atalaya ayudó a hacer del Paseo de Caballos del Recinto Ferial de Las Banderas un digno paseo de caballistas, ayudando al entonces concejal de Fiestas, Jaime Gutiérrez Perea, al principio de la década de los noventa del siglo pasado. Gracias a sus gestiones vinieron los enganches de Williams Humbert, La Duquesea de Monteleón, Alvaro Domecq Díez, Yeguada Militar y Depósito de Sementales. Más adelante se incorporaron los coches de Fermín Bohórquez y la cobra de la Yeguada militar, entre otros.

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Enganche conducido por Josele, visto desde arriba, durante la Expo 92, en Sevilla.

Sorprendido el soldado, explicó que su familia lo que eran es picadores de toros bravos, los de la "mona", la pata de hierro y el castoreño. Y no fue nadie el Coronel, cuando se enteró. Me llamó hecho un basilisco y más o menos  me dijo: --"Luis, eres un inculto, un mentecato, un ...¿Tu no sabes que picador, en el Ejército, es el que trabaja los caballos en el picadero?" --"Pues no", le dije. Me respondió: --"Pues ahí tienes al soldado mejor vestido del Ejército Español y yo, sin picador". Pero la cosa tuvo arreglo. Josele, magnífico mayoral, cochero, entró de "segundo" con Juan Molero y hoy, desde hace bastantes años, es el Mayoral Jefe de la Yeguada Militar y el soldado mejor vestido del Ejército Español.  (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Enganche preparado para llevar a unos novios en la Puerta del Sol de la Iglesia Mayor Prioral, conducido por el hijo de Josele. Son muy requeridos en la zona para transportar con sus coches a parejas de novios para el enlace matrimonial. (Fotos: Colección Josele Atalaya).

A_talaya_plazareal_puertosantamariaTALAYA, Francisco. Varilarguero de mediados del siglo XIX. Ejerció en La Habana por algunos años. Hizo su presentación en Madrid, como úlitmo reserva el 13 de abril de 1846. Figuró en la cuadrilla de José Redondo 'Chiclanero'. Hemos recogido dos actuaciones suyas en El Puerto, los días 23 y 24 de junio de 1847. Murió en esta población en1875. Parece que fueron dos los piqueros que hubo con este nombre, pus don José de Pazos, en sus 'Breves Apuntes' habla de los Atalayas, mayor y menor; posiblemente eran hermanos según otra referencia que hemos podido encontrar. (Manuel Martínez Alfonso. Plaza Real. Año 1968. Pg. 106)

UNA TRADICIÓN FAMILIAR.
Además de los citados por M. Martínez Alfonso, hubo en elsiglo XVIII otros Atalaya picadores y hasta nuestros días, porque el padre de Josele, Manuel Atalaya Reina ,y su tío, Francisco Atalaya Reina, fueron picadores. Hoy, hasta hace poco, lo  ha sido su primo Francisco Atalaya Braza, excelente jinete, como el hermano de éste, Antonio, finísimo en la monta.

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En el Depósito de Sementales (Jerez), donde evoluciona en un complicado giro en una Exhibición de Enganches en el año 2000.

Josele, como mayoral, en la cuña del pescante, ha cosechado infinidad de trofeos allí donde ha llevado los carruajes de la Yeguada Militar.

Manuel Atalaya Bellido, hermano de Josele, es profesor de equitación y, con el resto de sus otros hermanos, es propietario del tiro de mulillas de la Plaza de El Puerto, por herencia.

atalaya_mulillero_puertosantamariaComo mulillero,  Josele, tiene un hermoso enganche de mulillas con una guarnición que él, con sus manos de guarnicionero, como también lo fue su padre, ha hecho copiando, en lo fundamental, la que Sevilla le regaló a Isbael II en 1862.  Este enganche de mulas lo tiene contratado para distintas Plazas de Toros de la provincia.

(En la imagen de la izquierda, Josele haciendo las labores de mulillero de arrastre en laPlaza de Toros de la Escuela de Tauromaquia de Jerez. También lo ha sido de la Plaza de Toros de El Puerto, tradición que continúa su familia, habituales mulilleros desde siempre de nuestro coso taurino, ahora sus hermanos).

No hay que olvidar a su abuelo José Atalaya García, que tuvo coches de caballo y carros de marca, y de pértiga, como su bisabuelo, Francisco, conocido como "Pacurri". Toda la familia ha estado relacionada con los toros y los caballos.

Josele, además de todo y  de ser buenísima persona, dedica sus horas libres a hacer fustas inglesas y trallas caleseras  de enganche que se disputan todos los mayorales de "casas grandes". Son verdaderas piezas de museo.

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Llevando el Simpecado de la Hermandad del Rocío de El Puerto, por la carretera de Sanlúcar a la altura de 'La Belleza'. Josele va en primer término y detrás su padre, Manuel Atalaya Reina y a la izquierda su hermano Antonio.  Su padre confeccionó la  preciosa guarnición "al violín" para los mulos que llevan la carreta del simpecado del Rocio de la Hermandad de El PuertoAño 1981.

Una precisión más: su suegro era Viñas, el clarinero de la Plaza de Toros de El Puerto que hacía pareja con el otro clarinero, Arce, que hicieron historia. (Texto: Luis Suárez Ávila).

José Atalaya Bellido, en www.telepuerto.es

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El pasado mes de abril nos ha dejado un conocido servidor de las barras y los bares de El Puerto, Manuel García Gómez ‘el Tabique’. Dicho apodo familiar lo  heredó de su padre, también de nombre Manuel, una persona muy conocida, corredor, rey del trueque, gañán y mil oficios mas en un El Puerto en el que había que buscarse la vida.

A nuestro protagonista, a Manolo, le hemos visto recorrer, dirigir y llevar barras y bares de El Puerto. Y donde comenzó con apenas 12 años en la hostelería, el Bar Vicente, con nótula núm. 014 en Gente del Puerto, acabó sus días profesionales, hasta su jubilación.

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El primero por la izquierda es Er Beti, seguido de Vicente Sordo (Hermano de Maximino) y que le da el nombre actual al establecimiento, a su lado está Antonio Valimaña Lavilla; el más pequeño de todos es Manolo García Gómez, Manolín 'el Tabique'  que trabajaba allí desde los 12 años. A la derecha, al otro lado de la barra, se encuentra Manuel Osborne Vázquez y por último, Campuzano, el camarero que está tras la barra a la derecha. (Foto: Colección V.G.L.).

tabique5_puertosantamariaEmpezó como hemos señalado en el Bar Vicente y allí continuó por espacio de bastantes años hasta que decide dedicarse a los servicios externos --lo que hoy se entiende por un cátering--. Luego vendrían el Bar El Faro, en la esquina de la calle Nevería con Palacios (donde hoy se encuentra una óptica, y que con anterioridad a El Faro albergó una tienda de montañés, de nombre ‘Tienda de la Sangre’ y más tarde el despacho de bebidas ‘La Viña’), el Bar Las Columnas, y es reclamado por Maximino Sordo para el remodelado Bar Central (obra del arquitecto Rafael de los Santos), donde sería Jefe de Barra, permaneciendo en dicho establecimiento hasta su cierre. (En la imagen, Tabique, durante el Servicio Militar en el Cuartel de San Fernando).

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Años antes de su remodelación, el Bar Central a finales de la década de 1950... con la lámpara de carburo, el armatoste de la radio, la máquina de café, el molinillo, el teléfono y el cartel anunciador de una corrida de toros, una que lidiaron 'Cardeño', Aparicio y 'Litri'. (Foto: C.M.P.H. Texto del pie de foto: Enrique Pérez Fernández.

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El Resbalón o Resbaladero, en una imagen reciente.

Maximino se lo llevó al Restaurante ‘El Resbalón’ o ‘Resbaladero’, la antigua lonja del pescado, donde sería uno de sus hombres de confianza y donde permanecería hasta el cese del negocio. Pío Baroja recrea una escena de su novela ‘El mundo es ansí’ en dicho establecimiento: «Estuvimos en la tienda del Resbalón. Figúrese usted, una especie de camarote pintado de amarillo, una mesa redonda, grande, en medio, y alrededor sillones de paja con el asiento inclinado, y de cuando en cuando unos gatos, que entraban por debajo de un tabique y se llevaban lo que podían. --¿Y que cenaron ustedes? --Unos platos de pescado frito y un caldillo de perro. --¿Pero como? ¿De perro? --Un guiso que aquí llamamos así.«

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En la imagen, podemos ver, entre otros, a Tabique con Martínez Alfonso, y el periodista Manuel Sosa.

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Otra imagen de aficionados taurinos, Tabique, Martínez Alfonso, Ullén, y los hermanos Mulero, que regentaban la Peña Taurina 'El Tropezón', en la calle Cruces.

Luego veríamos  a ‘Tabique’ en el Ermitaño, para montar con posterioridad un pequeño bar que regentó en solitario, donde hoy está el Bar 'el Corruquero', en la Avda. Micaela Aramburu, frente al bar de ‘Los Cristalitos’.

Vicente Sordo, que guarda un grato recuerdo de él ya que lo conoció de niño, y del que aprendió tanto en el plano de la vida como en el profesional, lo reclamó allá por el año 2002, permaneciendo en el Bar Vicente hasta su jubilación en el año 2008.

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Durante su úlitma etapa en el Bar Vicente. De izquierda a derecha, Vicente Sordo, Pedro Barba, Tabique, Antonio Ventura, Antonio Selma e Inmaculada González.

Falleció este discreto maestro de la hostelería hace apenas dos meses, víctima de una enfermedad que otrora se prodigó en una ciudad como El Puerto, de vinos y bodegas. Del color del melocotón se presentó una mañana por el Bar Vicente, le acompañaron al médico y al Hospital y, efectivamente, los tristes presagios se cumplieron cuando no le dieron a ‘Tabique’ más de un mes de vida.

Muchas historias de camareros, de la hostelería, de las noches porteñas, de confidencias detrás de un mostrador, de ser discreto ante conversaciones de nivel que se daban en su presencia, se han ido con este hombre  --diferente a la hora de entender su sexualidad-- pero respetado y querido por quienes le conocieron y trataron. (Fotos: Colección Bar Vicente).

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munozseca_mayor_puertosantamariaAl escritor y dramaturgo Pedro Muñoz Seca (El Puerto 1881 - Paracuellos del Jarama 1936) le impresionó tanto la muerte del torero José Gómez Ortega ‘Joselito’ o 'Gallito'  en la Plaza de Toros de Talavera de la Reina, el 16 de mayo de 1920, que decidió hacerle una canción. Más tarde, el maestro Joaquín Taboada Steger le puso música a la letra y surgió 'Pobre Joselito', el único pasodoble que tiene el torero sevillano al que el toro Bailaor --y de la señora viuda de Ortega-- mandó al otro mundo a la edad de 25 años. (En la imagen, Pedro Muñoz Seca).

Desde entonces, la partitura del 'Pobre Joselito' ha permanecido, almacenada e inédita, entre las pertenencias de la Fundación Pedro Muñoz Seca que preside Rocío Ussía, nieta del dramaturgo y hermana del también escritor y periodista Alfonso Ussía.

La letra del pasodoble, está desde 2007  en manos de Salvador Arias Nieto, presidente del Aula de Cultura La Venencia, de Santander, quien por casualidad descubrió la existencia de esta canción taurina que, además, pone por tierra dos cuestiones importantes.

joselito_puertosantamariaGALLITO CHICO NO SE DEDICA A JOSELITO.
La primera es que este 'Pobre Joselito' es el único pasodoble dedicado al torero de Gelves (Sevilla). El titulado 'Gallito Chico', que suena el 16 de mayo en la Real Maestranza de Caballería de la capital andaluza, para romper el paseíllo cuando hay corrida de toros, y en honor a Joselito, no está dedicado a él. El maestro Lope Gonzalo, compositor natural de Ezcaray, en La Rioja, lo compuso para Fernando Gómez Ortega 'Gallito Chico', nacido en 1884, y segundo de los tres hijos varones del primero de los 'Gallos', por lo tanto, el hermano Rafael y José. (En la imagen, Joselito).

Este pasodoble se estrenó en el año 1904, cuando Joselito contaba tan sólo con nueve años. Por aquel entonces, aunque con sangre torera en sus venas, no podía aún dedicarse al oficio y menos contar con una música en su honor. Según las investigaciones realizadas tanto por la Fundación Pedro Muñoz Seca como por Salvador Arias, Santiago Lope Gonzalo compuso 'Gallito Chico'. Fue un encargo de la Asociación de la Prensa de Valencia, con motivo de un festejo mixto organizado a beneficio de los periodistas de la capital del Turia. Para darle mayor singularidad al evento, los organizadores del mismo encargaron un pasodoble para cada uno de los matadores actuantes: Gallito, Dauder, Angelillo y Vito. La misión se la largaron a Lope, por entonces director y fundador de la Banda Municipal de Valencia. De los cuatro que sonaron aquella tarde, el de mayor éxito fue precisamente el dedicado a Fernando Gómez Ortega, convirtiéndose en la obra cumbre del compositor riojano. De hecho, a su muerte, el 25 de septiembre de 1909, a los 38 años, el pueblo se echó a la calle para acompañar el féretro mientras interpretaba la banda, sin director ni batuta, 'El Ocaso de los dioses', de Wagner. Pero el público pidió a gritos que se tocase un pasodoble del maestro y aquel día sonó 'Gallito', arrancando más de un sollozo entre la gente.

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El célebre azulejo que se encuentra en el acceso de la puerta principal de la Plaza de Toros de El Puerto, con la frase atribuida a Joselito. Aunque existen disparidad de opiniones sobre la exactitud de la frase, y sobre la propia autoría.

cossioEL DESCUBRIMIENTO.
La segunda de las cuestiones que quedan en tela de juicio, o al menos en interrogante, es cómo José María de Cossío, en el tomo segundo de Los Toros, en la página 347, señala que «Así, Pedro Muñoz Seca, el fecundo y desdichado autor de comedias, dedicó al suceso» refiriéndose a la muerte de Joselito, «unas quintillas en que quiso remendar el tono quejumbroso de unas coplas de ciego». En realidad, se trata de los primeros compases de ese pasodoble. (En la imagen, portada de uno de los tomos del Cossío).

Fue precisamente por este detalle como Salvador Arias y la Fundación Pedro Muñoz Seca descubrieron el 'Pobre Joselito' Durante la elaboración de la obra 'El Siglo de Oro de la Poesía Taurina', del Aula de Cultura La Venencia, Arias se dirigió a Rocío Ussía Muñoz Seca para saber si las famosas quintillas eran sólo eso, unas quintillas, o por si por el contrario formaban parte de una pieza más amplia. (Texto: Diego Ruiz).

PASODOBLE ‘POBRECITO JOSELITO’
Letra: Pedro Muñoz Seca
Música: Joaquín Taboada Steger

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Portada del libro de Daniel Pineda Novo.

¡Talavera! ¡Talavera!
qué triste suerte.
En tu plaza bullanguera,
de una cornada certera
halló Gallito la muerte.

Gallito, el mejor torero.
El más artista.
¡El primero!
El que en un día nefando
llegó a tu plaza cantando
las coplas del Espartero.

¡Talavera! ¡Talavera!
Noble ciudad castellana
en tu escudo y tu bandera
por una capa torera
con un traje de oro y grana.

Los colores que él lucía
cual una hispana aureola
¡Oro y grana!
¡Parecía
que aquella tarde vestía
con la bandera española!

Y tu viste, Talavera, tu viste,
como un mal toro rasgaba
aquella bandera que yo recordando
lloro como llora España entera.

¡Ah! Pobrecito Joselito.
¡Pobrecito!, el gran torero,
el artista favorito.
¡Cuando murió el pobrecito,
lo mismo que el Espartero!

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(En la imagen, retrato de Modesto Barragán, caracterizado de José I ‘Pepe Botella’ y a su derecha, óleo con la imagen verdadera del fallido rey de las Españas, durante el pasado pregón del Carnaval de El Puerto 2010).

El pasado día 5 de febrero, se cumplieron doscientos años de la entrada de las tropas napoleónicas en El Puerto, donde durante el asedio del ejército francés a Cádiz había de mantenerse el cuartel general del I Cuerpo Imperial hasta el 25 de agosto de 1812. Casi con la vanguardia de este ejército, que mandaba el general Agustín Darricau, llegó el propio Rey José I, que estuvo en la ciudad del 16 al 25 de febrero.

agustindarricauUn recorrido por las actas capitulares de aquellos días revela, sin embargo, que la entrega la había decidido el cabildo portuense ya el día 1 de febrero, alineándose con la suerte seguida por Jerez a donde, en vista de "las noticias esparcidas sobre la aproximación del ejército francés" y "para tratar lo más útil a la salvación del pueblo", había enviado dos días antes a los regidores Juan Mª Añino y Miguel Bocanegra para conocer las decisiones de aquel cabildo y con la instrucción concreta que "caso que el ejército francés ocupare aquella ciudad se presenten a su comandante en jefe pidiéndole le manifieste su determinación sobre este pueblo".

Conocido el informe de estos regidores, el cabildo portuense decidió que ellos y los diputados de fiestas y del clero pasasen "a Jerez o al sitio que juzguen más oportuno para recibir y cumplimentar al Ejército francés y su comandante en jefe una legua de distancia de esta ciudad, dando parte a ella con oportunidad para que su Ayuntamiento, con su corregidor y demás vecinos de distinción, salga a recibirle con la solemnidad que acostumbra en su formación a las entradas de este pueblo".

reales_1810_josenapoleo1_madridPara el alojamiento de los franceses fueron comisionados el diputado de Guerra, Mariano de la Vega, y otros dos regidores: Diego Amador y Andrés Piña. Quedaba preparado el abastecimiento de trigo y de carne e incluso se acordó "hacer arcas" y entregarlo al comisario de Guerra, aunque extrayendo 34.000 reales pertenecientes al Hospital de la Providencia.

Inútil resultaba el alistamiento general para tomar las armas que se había llevado a cabo en la ciudad tan sólo tres días antes, precedido incluso de la predicación de una misión, aunque ya se había paralizado, al disponer el cabildo el día 30 que el pueblo permaneciese tranquilo y que los que habían sido alistados el día anterior se dedicasen a sus ocupaciones "pues nada se dispone de su marcha por ahora".

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El momento histórico en el que se desarrolló el pregón de Carnaval 2010, el del 19 de febrero de 1810, 200 años antes del día en el que Pepe Botella ya está en El Puerto de Santa María- lleva solo unas horas ya que llegó la tarde anterior para asistir a la corrida de toros con la que le agasaja el ayuntamiento a la que prácticamente no acudió nadie de la ciudadanía. (En la imagen, óleo de Juan Lara. 'Corrida de Toros en la Plaza de la Herrería').

alburquerqueSí fue efectiva para la defensa de Cádiz la decisión del cabildo portuense del 31 de enero de no cortar entonces el puente de San Alejandro "teniendo presente que ya se halla en la ciudad de Jerez un Ejército nuestro a cargo del Excmo. Sr. General Duque de Alburquerque, (en la imagen de la izquierda) a quien se le podría impedir el paso en una desgracia, obligándolo a entregarse o capitular, y atendiendo también a que la operación de cortar el puente de San Alejandro es instantánea y puede verificarse en el momento de mayor urgencia".

Era la respuesta portuense ante una orden del mismo día del gobernador de Cádiz, don Francisco Venegas, quien decía que "en la premura de acercarse el enemigo, es indispensable impedirle el paso por todos los medios posibles. Entre todos es el principal cortar los puentes por donde puede dirigirse a esta Plaza. Así lo ha determinado esta Junta Superior de Gobierno y lo comunico a V.S. para que sin pérdida de momento se ejecute, previniendo igualmente a ese pueblo por un edicto que en esta ciudad no se admitirán mujeres, niños ni ancianos y que sólo encontrarán en ella su asilo los jóvenes y hombres robustos que se presenten armados o vengan con designio de armarse, pues debe ser este el punto de reunión para atacar al enemigo y rechazarlo librando de su dominio a los pueblos de la comarca…"

actascapitulares_puertosantamariaEra también la respuesta que enviaba al cabildo de Puerto Real que, el mismo día y con dos escritos llenos de inquietud, había pedido igualmente a El Puerto las órdenes "que esta villa ha de practicar sobre y en razón de su defensa, mediante a carecer de persona que la dirija, pues está decidida a correr la suerte de esa ciudad" y preguntaba "si se ha de cortar el paso del río San Pedro, previniéndole que en esta villa no hay pólvora, cartuchos ni ninguna clase de armas". (En la imagen, tomo con las actas capitulares).

De la situación en El Puerto en aquellos días finales de enero de 1810 nos da idea la fuga, ante la orden de su traslado dada por el gobernador de Cádiz, de los vecinos franceses que se encontraban detenidos en el monasterio de la Victoria, de los que sólo quedaron cuatro enfermos y los ancianos, o el traslado unos días antes, el 25, a la Nueva Población de San Carlos de los 878 prisioneros franceses que permanecían en el Real Hospicio de Misiones y su embarque en pontones surtos en la Bahía, cerrándose con estos acontecimientos un ciclo de patriotismo vivido en la ciudad desde el levantamiento popular al favor de la monarquía española y contra la dominación francesa llevado a cabo el 29 de mayo de 1808. (Texto: José Ignacio Buhigas).

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migueldelpino_puertosantamariaMiguel del Pino nace el 20 de julio de 1920 en la calle de la Fuente. Su hermano Manolo, “El Niño del Matadero” novillero, fue quien le inculcó la afición por el mundo del toro. Lo tenía en muy alta estima, era su referente en la familia, huérfana de padres, y  en el toreo.

Con diez años se estrena en los espectáculos taurinos (aquel fue un espectáculo entre cómico y serio), dando muerte a un becerro de la ganadería de Francisco Chica, con reses procedentes de la Ganadería de Villamarta, el 10 de agosto de 1930. En los carteles aparecía como “Niño del Matadero II» alternando con Antonio Suárez. Su hermano Manolo fue el Director de Lidia. En noviembre, el día 16 del mismo año, aparece de nuevo en los carteles, aunque solo anunciado con la letra “M”, dado que los menores de 16 años no podían torear. Como quiera que la autoridad gubernativa se dio cuenta del ardite, no autorizaron el festejos, siendo sustituido por su hermano Manuel, aunque Miguel salió a dar unos lances al novillo.

CON LA EDAD REGLAMENTARIA.
La Guerra Incivil impide su desarrollo como torero. No es hasta el 17 de octubre de 1937,  con toros de la Marquesa Viuda de Villamarta, que Miguel aparece con todas las de la ley en la Plaza de Toros de El Puerto.

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Miguel del Pino, con apenas 10 años, con su hermano Manolo, al quite por lo que pudiera pasar. (Foto Sánchez Pérez. Plaza Real. MMA).

Allí cortará dos orejas y el rabo al becerro que toreó en el Festival celebrado a beneficio del llamado Auxilio Social en el que actuó junto a Manolo Rodríguez, de Cádiz; José Blanco, de San Fernando y su hermano Manolo, que aparece como una sombra protectora del joven torero. Hizo Levante, que no deslució del todo la fiesta. La costumbre de pedir la llave del toril la hizo la amazona Charo Jiménez Hernández, a la que acompañaba el entonces joven pintor Juan Lara Izquierdo. La presidencia femenina estuvo compuesta por María Paulina Varela Gilabert, Luli Martos Cepillo, Angeli Lara Febrés y María Teresa Jiménez Hernández.

En 1938, el 3 de julio, se estrena con un traje de luces en la vecina población de San Fernando, otra vez con José Blanco y con Paquito Casado y con novillos de Villamarta, siendo un éxito en cuanto a trofeos. Y vuelta a El Puerto junto a Paquito Casado y Paz Domínguez, también en julio.

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Miguel del Pino, acariciándole el pitón al toro... (Foto: Plaza Real. MMA)

El año que finaliza la guerra torea en El Puerto con picadores: el 16 de julio de 1939, con toros de Muruve. En aquel espectáculo tiene por compañeros a Rafael Ortega “Gallito” y Pepe Luis Vázquez. Mala suerte: “Peleón” su primer novillo y tercero de la tarde le causó una grave cornada en la garganta. Y al año siguiente, en 1940, con apenas tres novilladas se presenta el 15 de agosto en Madrid, junto a Rebujina y Manuel Calderón. Una semana después, también en Madrid, alternará con “Gallito” y “el Boni”, luego vendrían las plazas de Sanlúcar, Jerez y Sevilla.

mdepino_alternativa_puertosantamariaLA TEMPORADA DE 1941.
Con 46 espectáculos en 1941, ese año será el mejor para la carrera del torero. Mató 97 reses, cortó 66 orejas y 12 rabos. Fue en el último tramo del año cuando se sitúa en el primer puesto del escalafón de los novilleros. Destacó la corrida en Zaragoza, el 8 de junio, con tres vueltas al ruedo en el primero y las dos orejas y rabo en el segundo; lo llevaron a hombros hasta la Basílica del Pilar. El 21 de agosto, en la capital de España, durante un mano a mano con “el Boni” da ocho vueltas al ruedo y consigue tres orejas. En 1942 torea 3 espectáculos menos: 43. (En la imagen de la izquierda, recibiendo la alternativa de manos de Manolete. Foto: PLaza Real. MMA).

1943: LA ALTERNATIVA.
En Algeciras, el 14 de junio de 1943, recibe de manos de Manuel Rodríguez “Manolete”, la alernativa, ante Pepe Luis Vázquez, con el toro “Clavellino”, de la ganadería de Juan Enrique Calderón (procedencia de Veragua). Brinda el toro a Carlos Terry, obteniendo las dos orejas y el rabo. En El Puerto, el 15 de agosto del mismo año, actúa ante sus paisanos en la Plaza Real, junto a “Manolete” y “el Andaluz”. Los toros fueron de la ganadería de Carmen de Federico. Termina la temporada con solo siete corridas.

mdepino_pitonapiton_puertosantamaria1944: UNA GRAVE COGIDA.
El 8 de junio, durante una corrida del Corpus en la plaza de toros de Cádiz, Miguel del Pino resulta cogido grave, al darle unos lances con la capa al sexto de la tarde, de la Ganadería de Isaías y Tulio Vázquez. Miguel pierde las corridas contratadas, entre ellas la confirmación de la alternativa. que retrasará hasta el 12 de octubre de 1944, con toros de Concha y Sierra, la recibe de manos de “Gallito”, completando el cartel “el Albaicín” y el rejoneador portugués Simao da Veiga. (En la imagen, portada de la revista humorística y taurina, De Pitón a Pitón).

Miguel guardó siempre silencio, al menos públicamente, de por qué no vistió el traje de luces en 1945. En la Enciclopedia del Toreo, el Cossío, dice en su biografía que «si alguna vez pudo hacerlo, fue recusado por quien podía imponer su voluntad». Tres corridas al año siguiente a pesar de su espectacular reaparición, cuatro en 1948, con una grave cogida en El Puerto el 29 de agosto. En 1949, agotadas las posibilidades de torear en Venezuela, Miguel ve que no recupera el sitio que siempre tuvo, y a partir de entonces solo toreará en festivales, cada vez menos. (Foto: Plaza Real. MMA)

cartel-feria-1948PRIMERA REAPARICIÓN COMO NOVILLERO.
Miguel no cejará en su empeño y reaparecerá como novillero en 1953. Y de nuevo surge la expectación en El Puerto y los triunfos en las plazas. No son muchos los espectáculos en los que torerará tres corridas en El Puerto y una en Sevilla. En 1954 son seis las novilladas y en 1955 se reducen a dos. Un éxito fugaz, pero éxito al fin, aunque no lo que quiere el torero. Miguel lo deja. ¿Que Miguel del Pino lo deja?. (En la imagen, cartel de la Feria de 1946. www.laplazaral.net).

SEGUNDA REAPARICIÓN: 1959.
«Vuelvo porque siento nostalgia de los ruedos. Porque soy un enamorado de mi profesión y tengo unas ganas de torear que no puedo reprimir», afirma a la prensa a la que, cuando le pregunta si la edad es un obstáculo, dice que «los toros no piden el carnet de identidad». El 24 de mayo de 1959 reaparece junto a dos jóvenes novilleros: Antonio González y Emilio Oliva. Miguel tenía entonces 39 años. Ambos le brindan el toro a nuestro torero y él les devuelve el brindis en la muerte de su segundo. Sin mucha suerte. La faena la bordó en el primero de su lote con dos orejas y el rabo.

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De izquierda a derecha, Paco Camino, Miguel del Pino y emilio Oliva, en la última corrida celebrada el 21 de junio de 1959. (Foto: Plaza Real. MMA)

Una segunda corrida, la última, con toros de José Luis Osborne, en la terna junto a Emilio Oliva y Paco Camino, sería el 21 de junio del mismo año, donde Miguel es golpeado por el toro, y sangra de forma violenta por boca y nariz, aunque consigue matarlo y dar la vuelta al ruedo.  En su cuarto toro, Miguel es enganchado y volteado, con resultado de fractura del brazo izquierdo y la nariz, heridas y magullamientos. Allí llegó el final, pero con vida.

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Miguel del Pino, de ujier en el desaparecido Teatro Principal, durante una celebración de las Fiestas de la Hispanidad. En primer término, el mantenedor de las Fiestas, Almirante Gener Cuadrado y la Reina de las Fiestas. A la derecha, Serafín Álvarez-Campana. (Foto: Archivo Municipal).

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Miguel recibe de la insignia de la Ciudad  impuesta por el alcalde, a la sazón, Manuel Martínez Alfonso, el 09 de octubre de 1976, durante un Festival Homenaje en el que participaron primeras figuras del toreo. (Foto: Archivo Municipal).

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Paseíllo de los diestros que colaboraron en el Homenaje a Miguel del Pino celebrado en la Plaza de Toros, en octubre de 1978. Podemos ver a Manolo Vázquez, Rafael de Paula, Miguel Baez 'Litri`, entre otros. (Foto: Archivo Municipal).

Miguel continuaría en activo en el mundo del toro, como asesor de la presidencia de los festejos en la Plaza Real, mientras compatibilizaba su trabajo como ujier en el Ayuntamiento portuense. El que había sido figura en los ruedos y protagonista de los festejos, ahora ayudaba a dar brillantez a otros actos y festejos de la ciudad que lo vio nacer. Murió el 9 de julio de 1992, a punto de cumplir 72 años.

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A las puertas de la Monumental Plaza de Toros de Madrid, el día que toreó José Luis Galloso. Año 1972. De izquierda a derecha, fila superior, Vicente González Rivera, José García Sanz, Antonio Márquez, Antonio Gil González, Genaro González Padilla, Abelardo Gil González, José González Padilla. Sentados, Manuel Valimaña Lechuga, Manuel Ruiz, “el Botica” y a sus hombros José Peregrina Monrraba “el Barato”, Ignacio Valimaña Lechuga y Manuel Pico Ruiz-Calderón. (Foto Colección: Vicente González Lechuga).

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De izquierda a derecha, Felipe Bononato Saez, desconocido con gorra, Francisco Javier Osborne Domecq, Manuel Tosar Bayo (+), Alfredo Bootello Reyes (+), desconocido, Juan Lerdo de Tejada (+), detrás desconocido, José María Benjumeda Osborne, destrás desconocido, Francisco Duque García (+) ex religioso jereónimo y capellán de Las Capuchinas, cura deconocido, Francisco Jiménez Lerdo de Tejada, Emilio Martínez de Murga Terrada, José Jacinto Cossi y detrás de él, desconocido. Agachado, Manuel Pico Ruiz-Calderón y desconocido. (Foto: Rafa. Colección Vicente González Lechuga).

A finales de la década de los cincuenta o principio de los sesenta del siglo pasado, la Hermandad del Dolor y Sacrificio, organizó un Festival Taurino Benéfico por medio de su Secretariado de Caridad Social. La fotografía está tomada en la Puerta de Cuadrillas de la Plaza de Toros, la puerta que podemos observar detrás del grupo, a la izquierda, es la entrada a toriles.

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«Va por ellas». Sucedió hace 14 años, el 20 de octubre de 1995. Mujeres histéricas. Conjunciones telúricas. 16.000 féminas vibraron, con el torero Jesulín de Ubrique en la Plaza Real. Llevaba la provocación por montera mientras afirmaba que «los pitones de los toros saben a pezón de mujer» y que «el cuerpo de una mujer es la mejor prueba de que Dios existe». El torero se encerró en nuestro centenario coso taurino con seis reses de la ganadería de Núñez del Cuvillo en la segunda edición de «Va por ellas», un festejo que organizó y emitió en directo Antena 3TV, en el que se pretendía homenajear a las mujeres.  Jesulín era un singular «boy» de una despedida de soltera. Utilizaron bragas y sujetadores como peculiares pañuelos para reclamar los trofeos. Un escándalo para los académicos y puristas de la tauromaquia. También torearía, solo para mujeres, en Aranjuez y Granada.
La ciudad vivió a más revoluciones de la cuenta, a la que acudieron unas 40.000 personas. Los comerciantes estarán eternamente agradecidos a Jesulín y a Antena 3. Delante de la Oficina de Turismo que estaba situada en la calle Guadalete (frente al Bar de Aparicio), donde se entregaban las entradas --también por correo, lo que dio pábulo a la picaresca-- pernoctaban mujeres venidas desde muy lejos, ansiosas de obtener su localidad. Algunas pasaron dos noches a la intemperie.
El espectáculo causó un gran revuelo, diferentes asociaciones sociales señalaron que se fomentaron los estereotipos masculino y femenino. Ese año las protestas tuvieron calado político. Los grupos municipales del PSOE e IU en el Ayuntamiento de nuestra Ciudad manifestaron su oposición al espectáculo porque «representa una manipulación y discriminación de la mujer».

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Entrada-Invitación. Anverso.

INTERÉS TELEVISIVO EXTRAORDINARIO.
Tuvo una audiencia extraordinaria, siendo seguido por una media de 5 millones de telespectadores, obteniendo una cuota de pantalla de 43,6%, siendo el acontecimiento taurino de mayor audiencia desde el nacimiento de las cadenas privadas de televisión. El interés de la segunda edición porteña de «Va por ellas» se trasladó más allá de nuestras fronteras. Cadenas de Gran Bretaña, Francia, Países Bajos, Japón y Corea del Sur se interesaron por la corrida. Canal Plus (Francia), la primera cadena de Alemania y las autonómicas españolas TV3 y Canal Sur se han dirigido a Antena 3 para negociar la adquisición de las imágenes.
Antena 3TV realizó un amplio despliegue técnico y humano para hacer la transmisión. 51 personas trabajaron los días previos para tenerlo todo a punto. Diez cámaras y dos microcámarasfueron instaladas en la Real Plaza de Toros. Dos más para mostrar el ambiente previo a la corrida y las incidencias en los tendidos y el callejón.
La producción del espectáculo corrió  a cargo de Fernando González, y la realización fue de Mariano Martín.

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Entrada-Invitación. Reverso.

EN LA PLAZA, SOLO MUJERES.
Los comentaristas fueron de Rosa Villacastín y Matías Prats. El veterano locutor fue, junto a la cuadrilla de Jesulín, el único hombre que estuvo en la Plaza (Bueno, alguno más que auxiliaba en las tareas de hacer funcionar el espectáculo). Fueron las excepciones que confirmaron la peculiar regla.
La banda de música estuvo integrada por mujeres de diversos puntos de Andalucía. Una presidenta, dos alguacilillas, una torilera, una cartelera, tres pintoras, una ayudante de banderillas y otra de puyas acompañaron a Jesulín en la arena, que se alojó en el Hotel Santa María, a donde lo persiguieron.  (Textos: Pablo de la Calle).

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mancoguindate_puertosantamariaAbelardo González Franco, era el pequeño de los seis hijos del matrimonio formado por Antonio González  Ávila natural de Medina Sidonia y de Francisca Franco Felices natural de Morón de la Frontera, asentados en El Puerto a principios o mediados del siglo XIX. Familia de ricos agricultores antiguos de El Puerto, poseían fincas de labor en propiedad y arrendadas, casa grande con granero y cuadras en El Ejido de San Juan, negocios de transporte con carros, tanto de mulos como de bueyes, (estos heredados de la familia Felices) teniendo en exclusiva el acarreo de carbón de la serranía de Cádiz a El Puerto.

En la casa de El Ejido de San Juan siempre había alguna celebración de por medio por lo que siempre estaba llena de personas aficionadas al cante y a la buena mesa. Y aunque los progenitores siempre habían vivido de las rentas, la siguiente generación empezó a conocer la decadencia, lo que les llevó a empezar a vender patrimonio para poder seguir llevando el mismo nivel de vida al que estaban acostumbrados.

EL MANCO GUINDATE.
A Abelardo se le empezó a conocer popularmente como “El manco Guindate” debido a la pérdida de su brazo izquierdo con tan sólo 20 años de edad, ocurrido en un accidente en la finca del cortijo de Buena vista. Este cortijo no se sabe bien, si era de su propiedad o lo tenían arrendado, pero el caso es que cansados de que les entraran por las noches para robar parte del ganado y productos de la tierra, decidieron hacer guardias entre el capataz de la finca, Abelardo y algunos más. En un momento de la noche, al oír ruidos, Abelardo montó en su caballo para dar caza y detener a los ladrones, con tan mala fortuna que se cruzó con uno de los disparos efectuados por el capataz.

manola_demancoguindate_puertosantamariaMás tarde se casó con Manuela Gutiérrez, natural de El Puerto. Al igual que Abelardo, Manuela era una persona muy querida por todos los que la conocían, llegando a conocerse por “Tía Manola” sobrenombre puesto cariñosamente por sus cuñados. El matrimonio tuvo 5 hijos: María, Abelardo, Manola, Manuel y José (Pepete), siendo éste último el único descendiente directo que aún continua entre nosotros viviendo en la vecina localidad de Rota. (En la imagen, Tía Manola).

Debido al negocio del acarreo que tenían sus padres, Abelardo se aficionó desde muy joven a los enganches, siempre le gustaba llevar un carro con un buen tiro.

Le encantaban –como buen portuense- las ferias del ganado que se celebraban por aquel entonces, a las cuáles siempre iba acompañado de sus mujer y de sus hijas.

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E incluso durante algunos años realizó a caballo junto a su hermano Antonio el encierro de las reses bravas, desde las haciendas hasta la plaza de toros recorriendo las calles de El Puerto, vistiendo para tal ocasión de corto y negro.

retratodelgeneralqueipodellano_oleolienzoEL MANCO CUATRO MIL REALES.

Abelardo González empezó también a ser muy conocido con éste sobrenombre, puesto por su amigo el general Queipo de Llano quien vivió una temporada en la calle de las Cruces de nuestra Ciudad, desterrado por el gobierno monárquico, por su condición de republicano, en la actual casa de Roberto Romero Laffite, entonces propiedad de los Pineda. El manco frecuentaba mucho el tabernón de Juan de Dios Sánchez, en la calle Luna, lugar donde el general y varios señores más, incluido Abelardo, realizaban sus tertulias. Abelardo era una persona tan espléndida que cuando se encontraba a gusto entre sus contertulios siempre lo manifestaba exclamando: “¡Vamos a cortarle el dobladillo a este billete de cuatro mil reales!” (En la imagen, Gonzalo Queipo de Llano, en un retrato óleo sobre lienzo).

Este grupo de “tertulianos” mantuvo una estrecha relación de amistad e incluso durante el periodo de la Guerra Incivil ya que, a pesar del traslado a Sevilla de Queipo de Llano para su incorporación a la Capitanía General, siguió manteniéndose en contacto con ellos, a través de  consignas  emitidas por este último en los partes de guerra radiados a las 10 de la noche, o bien por correspondencia.

En relación a la correspondencia, aún se recuerda una anécdota  muy celebrada,  hacia la persona de Abelardo. Un día llegó a las oficinas de correos un sobre con remite de Capitanía general de Sevilla y en la dirección una nota que ponía:

«Aunque la carta no lleve remite ni destinatario,
sus señas son bien cabales
¿Quién no conoce en El Puerto
al manco cuatro mil reales?»

El cartero llevó la carta al domicilio de Abelardo González Franco.

pepeguindate_rotaPERCANCE CON LA JUSTICIA.
Abelardo González siempre llevó buenos cortijos a rentas, siendo los hijos quiénes trabajaban los campos y cuidaban del ganado. En cierta ocasión pusieron a la venta uno de los cortijos que tenían arrendados, llamado “Las Gesillas” y situado en el término de Rota. Este cortijo era propiedad de los hermanos García Lagos de las Herranz, vecinos de El Puerto. Abelardo conocedor de la buena calidad de las tierras decidió comprarlo, llegando a un acuerdo con los dueños y entregándoles cuatro mil reales a cuenta. Días más tarde, estando Abelardo en el Casino de Labradores, se enteró por terceras personas que una labradora muy rica les había hecho a los hermanos García Lagos de las Herranz una oferta superior a la suya por el susodicho cortijo, cerrando éstos, definitivamente, el trato con ella. (En la imagen, Pepe González 'Guindate', en una fotografía reciente tomada en Rota, localidad donde reside a sus más de 90 años). Ver nótula núm. 535 en GdP.

Ofuscado Abelardo por este comentario, ni corto ni perezoso se personó en la casa de los dueños y al primero que le abrió la puerta, sin mediar palabra alguna le arreó una gran bofetada y se marchó. Ofendidos los hermanos y dueños ante esta actitud, decidieron ponerle una denuncia ante el juez de guardia, resultando el juez ser amigo de ambos: denunciante y denunciado. El juez para no quedar mal con ninguno de los dos, decidió desterrar permanente a Abelardo a la Villa de Rota donde labraban los campos arrendados, pero a su vez hacia la vista gorda ya que Abelardo acudía todas las noches a pernoctar en El Puerto, en su casa de el Ejido de San Juan.

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Casa del Manco de los Cuatro Mil Reales, en el Ejido de San Juan. En tiempos del manco era una preciosa casa del siglo XVIII con sus corrales, sus graneros y sobre todo con un hermoso patio de columnas. Hoy la casa ha perdido todo su carácter. Alberga la Iglesia Evangélica 'Miel de la Peña' a un lado de su fachada y al otro la Peña El Timbrado Español 'Monteburra.

10realesdefrancoLA ÚLTIMA DÉCADA.
En los últimos años de su vida, ya retirado del campo, viudo y con todos sus hijos casados, vivió hasta su muerte con su hija Manola en la antigua casa de la “Sevillana”, rodeado de sus hijos, nietos y biznietos. Los que lo conocieron, siempre lo recordarán como el típico señorito andaluz. Impecable traje negro, chaleco, camisa blanca, corbata y sombrero negro de ala ancha. Predispuesto siempre a meterse los dedos en el bolsillo de su chaleco y obsequiar así a la chiquillería familiar y no familiar con una monedita. La última generación conocida por él, recuerda que empezó con 10 reales y acabó con 20 duros. (En la imagen, 2,50 pesetas, o dicho coloquialmente, "los 10 reales de Franco").

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Rafael Gómez Ojeda nació en 15 de mayo de 1934 en el número 4 de la calle Melero, hijo único de Ceferino y Antonia. Su padre fue concejal socialista en aquellos convulsos momento previos a la Guerra Civil y miembro de UGT, de profesión arrumbador. Muerto prematuramente, fue preso en el Penal de donde lo sacaron para fusilarlo en la tapia del Cementerio en aquellos primeros días de la rebelión de las derechas. Así que nuestro protagonista se cría, a partir de dos años y medio, sin padre. La familia la forman el abuelo materno ya viudo, su madre y él.

 

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Paco Arniz, durante la inauguración de la Exposición Taurina celebrada en Cádiz en el año 2000, que sería inaugurada por Rafael Román, a la sazón, Presidente de la Diputación Provincial.

Pescar el instante mágico en todo lo suyo y darle consistencia durable a lo efímero e irrepetible, no es que sea difícil, es casi un milagro. Si además, intervienen en él personas y animales, la cosa se pone todavía más complicada. Si a ello se une el tratamiento, con toda propiedad, de la anatomía, los gestos, los ademanes, las vestimentas y complementos y toda la parafernalia, el ambiente, el rumor, el misterio, que rodea un súbito y fugaz momento de gloria, se nos pone casi rayano en lo imposible. Habrá visto Vd. pintores y dibujantes taurinos (Ruano Llopis, Marín, Juan Lara, Humberto Parra...) impresionistas, pero la rara avis es encontrarse con un dibujante de temas taurinos que roza en el hiperrealismo.

El hiperrealismo es una forma sospechosa de dar cuerpo a lo que se observa con la vista, tal cual es. Casi un retrato de al minuto, al vivo; una instantánea de un instante; un photo-matón a mano alzada. El hiperrealismo es sospechoso por el impresionante parecido con la realidad pintada. Del hiperrealismo es tanto más la sospecha, cuanto a lo efímero y fugaz de lo visto, se contrapone lo laborioso y detenido de su plasmación corpórea en una superficie blanca, plana, a la que se le sacan, a fuerza de ver y más ver, luces y sombras que son las que, al fin yal cabo, configuran lo visto.

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De izquierda a derecha, un miembro de la Gestora Pro-Plaza Multiusos en Cádiz, Paco Arníz, Rafael de Paula -a quien se dedicó la exposición- y Gonzálo Córdoba, del Restaurante El Faro, en un día distinto a la inauguración.

El hiperrealismo es el resultado del ejercicio casi científico de la paciente observación para el artista y la suspicacia que barrunta sospechas del escamado que ve la obra acabada. El hiperrealismo es lo vivo pintado, tan al vivo, que es casi un equívoco buscado. Es el reto al original y al presentimiento de un presunto fraude a la vista, al compás y al son. El hiperrealista es una rara avis. Posiblemente un individuo sin alteraciones de carácter, de conducta plana, observador, minucioso, sin reloj, escamondadamente impecable. O a lo mejor no. Sea como fuere, ahí tiene a uno.

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Una faena del diestro local José Luis Galloso, obra de Paco Arniz.

Es Paco Arniz que se ha profesionalizado en el planeta de los toros. Y se ha profesionalizado hasta el punto de tener en el bolsillo su carnet de novillero practicante. Para no ver los toros sino desde el ruedo. Cuando un toro sale por el portón de los toriles, es lo mismo que un lienzo en blanco o un papel impoluto. O al menos el torero lo mira así, como el pintor o el dibujante. Domeñarlo, ahormarlo, sacarle partido y hallar el resultado artístico de lo virgen es la meta del torero, del pintor, del dibujante. Que haya alcanzado esa gloria Paco Arniz, lo podrán Vds. ver. ¡Pasen y vean! Expuestos instantes mágicos, sin trampa ni cartón, libres de sospecha, obtenidos de ciencia propia, detenidos, ... (Texto: Luis Suárez Ávila).

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Cailla, saludando a SM el rey Don Juan Carlos de Borbón, el 2 de agosto de 1998.

Caílla, como es conocido por un sector mayoritario de El Puerto, nació en la calle Federico Rubio, en la Casa de las Rejas Verdes, en marzo de 1.932. Comenzó sus estudios en el colegio “El Polvorista". Al ser el mayor de tres hermanos, tuvo que empezar a trabajar a la temprana edad de 13 años para poder ayudar a su familia en aquella época tan difícil de la postguerra, empezando como ayudante de cocina en el desaparecido Restaurante “El Resbaladero”. A los 15 años se queda huérfano de padre --marinero de profesión--, teniendo que buscar trabajos extras para ya mantener a su madre y tres hermanos. Por las noches se montaba en un camión de los Hermanos Montero y ayudaba a descargar pescado, ganando así algún dinerillo extra. Al poco tiempo lo contratan en un camión como ayudante de conductor, dejando el trabajo de ayudante de cocina, comenzando así su interés por la conducción y la mecánica.

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Aguantando el micrófono mientras “El Cordobés” hacía un brindis a SM el Rey, el 2 de agosto de 1998. Ese día torearon en la Plaza de Toros de El Puerto, Emilio Muñoz, El Cordobés y Miguel Báez “El Litri” con motivo de la inauguración del Palco Real.

EL TAXI.

Ya en los años 50 del siglo XX, una vez que se saca el carnet de conducir, comienza trabajar en un taxi propiedad de Cristóbal Martínez Govantes, un Citroen de color negro de la época, recorriendo la provincia y conociendo a mucha gente. Así es como conoce a José Nogués “Pepichi”, a Pepe Alvarez “Quijano” que los llevaba en el taxi a los sitios donde tocaban, aunque él ya tenía un acordeón pequeño que tocaba en el patio de su casa, como él dice “pá engañar el hambre”, mientras interpretaba y los vecinos bailaban y cantaban no se acordaban que tenían hambre, en realidad fue entonces cuando surgió su interés por la música.

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Instantánea tomada el 27 de Diciembre de 1.958 cuando conducía el taxi de Cristóbal Martínez Govantes. (Foto Rafa).

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Formando dúo con José Nogués “Pepichi” en la caseta de “Tierra, Mar y Vino”, año 1.975.

Llevaba a estos músicos y se quedaba con ellos para aprender y alguna que otra vez tocaba el acordeón o la batería que fue aprendiendo poco a poco gracias al desaparecido “Pepichi, con nótula núm. 444 en Gente del Puerto.

cailla_bateria_puertosantamariaEn 1.959, nuestro protagonista comienza a formar parte de la Orquesta Santamaría, tocando el acordeón o la batería, según las circunstancias, con destacados músicos de El Puerto como Alberto Barba y Enrique Galán , ambos extraordinarios saxofonistas, Antonio Pérez y Ramón Zarco maestros del piano, así como Roberto Vega que tocaba el acordeón. Llegando a tocar en numerosas Salas de Fiestas de nuestra Ciudad y la provincia: El Oasis, El Cangrejo Rojo, El Picnic, Balneario de La Palma en Cádiz, ...

(En la imagen tocando la batería en la Caseta del Racing; el hijo de Quijano y el propio Pepe Alvarez Quijano tocando el saxo. Feria del año 1.967).

SONIDO CAILLA.

En 1959, también, empieza instalando megafonía en la Feria de Ganado y en la Velada del Paseo de la Victoria con unas bocinas y un amplificador de lámparas --que es lo que había entonces--, siendo pionero en esta clase de sonorizaciones, por lo que en poco tiempo fue solicitado por muchas casetas de feria y por el Ayuntamiento para realizar este tipo de montajes. Después de terminar el servicio militar en San Fernando (Cádiz) en Infantería de Marina, en Marzo de 1.960 se casa con Maria Llorca Pascual, de cuyo matrimonio tienen dos niñas y tres varones.

cailla_bateria2_puertosantamariaSALVATIERRA RADIO.

Deja el taxi y, gracias a sus conocimientos en electrónica, entra a trabajar como montador oficial de autorradio en Philips, Salvatierra Radio, llegando a ser autodidacta en electrónica y reparar sus propios aparatos. En esta casa se llevó trabajando durante diez años, compartiendo este trabajo con las sonorizaciones y la música. El por entonces Director del Hotel “El Caballo Blanco” D. Jerónimo Tavira, llamaba siempre a Pepe para que sonorizara todas las convenciones y conferencias que se realizaban en el hotel. (Instantánea tomada en la caseta del Club Náutico tocando la batería con el Grupo Blend, de vez en cuando para matar el “gusanillo” y se subía a tocar un pasodoble. Feria de El Puerto de 1.979).

LA FURGONETA DE CAÍLLA.

Conforme corría la década de los 60 del siglo pasado, se compra una furgoneta de color verde, le pone un altavoz de bocina en la vaca y comienza a dar vueltas por El Puerto anunciando la próxima Corrida de Toros o el siguiente partido del Rancing Club Portuense, entre pasodobles y marchas saludando siempre por el micrófono a todo el que conoce y pasa por su lado. Así hasta el día de hoy, aunque con otra furgoneta, continúa pregonando todos los eventos que le encargan, algunos de forma totalmente desinteresada, colaborando con eventos y actuaciones de índole social.

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Cailla con Blend’73, de izquierda a derecha, Koky, Cailla, Juan de Dios Nogués, Pely Parra y Juan Carlos Dueñas. 17 de diciembre de 1976. (Foto Rafa).

En 1.967 entra como personal laboral de Instituciones Penitenciarias en el Penal de la Victoria trasladándose después a Puerto I y jubilándose en 1.977. Sus hijos Juan, Ramón y Miguel siguen la escuela de su padre. Juan, Técnico Electricista trabaja en un hotel de mantenimiento, monta equipos de megafonía, repara aparatos electrónicos y es músico (toca el bajo). Ramón, conductor de autobús, instala megafonía y es músico --batería y teclados-- y Miguel también con la megafonía es, además un excelente guitarra. En la actualidad José Cailla, sigue con esa vitalidad y buen humor que le caracteriza a pesar de los años y esa vida tan dura y llena de sacrificios que ha llevado para poder mantener a su familia con dignidad. (Textos: Francisco Ramírez Tallón).

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Juan, Salvador y Eduardo Moreno Naval.

Juan Moreno Naval tiene 56 años y desde pequeño ha estado metido en el mundo de la carnicería porque tanto su padre Rafael Moreno Porto, como su abuelo, Rafael Moreno Serrano, eran del gremio. Este portuense dirige toda la fabricación de los Hermanos Moreno, una pequeña industria dedicada a la producción de chacinas y preparados de carne en El Puerto.

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En la imagen, el padre de los Hermanos Moreno, Rafael Moreno Porto, 'Lenguito', en una foto en el puesto de la Plaza, en los años sesenta. La familia vivía a escasos metros, en la calle Sierpes.

Hace ya 10 años, un amigo de Sevilla le hizo a Juan Moreno un encargo: “--Juan, allí en Sevilla hay bares que están obteniendo mucho éxito poniendo la pringá de la berza en bocadillos”. Y allá fue el carnicero de El Puerto a satisfacer al cliente “porque siempre hemos tratado de hacer lo que nos piden, es la manera de competir de las pequeñas empresas, poder ayudar a otras pequeñas empresas que necesitan productos muy personalizados, que no puede proporcionarles la gran industria”. La idea de Moreno fue hacer un producto lo más cercano a la realidad de una pringá de la berza. Así que cogió chorizo, morcilla, magro de cerdo y tocino “entreverao” y lo puso a cocer a fuego lento en una marmita. “Vimos que si cocíamos el producto en agua, nos podría, luego, dar problemas de conservación y decidimos cocer los productos en una de las estrellas de la casa, nuestra manteca colorá”.

mantequeria_puertosantamariaLA MANTECA COLORÁ.
Moreno señala que la manteca colorá es como “la seña de identidad de la casa. Fue mi abuelo el que empezó a ganarse fama con ella, cuando tenía una carnicería en Chipiona”. A José Moreno Serrano lo conocían como “Lengue” por su afición a los toros. La afición, la profesión y el mote lo heredó el padre de Juan, Rafael Moreno Porto, 'Lenguito' y ahora son tres de sus hijos los que mantienen el negocio familiar [otro de sus hijos, Rafael tiene carnicería propia en el Paseo de los Enamorados]. (En la imagen diversas monodósis de diferentes patés de los Hermanos Moreno, o Casanaval, que es el nombre comercial: manteca colorá, la crema de lomo que es una versión moderna de la zurrapa de lomo, pringá para untar, patés ibéricos, crema de sobrasada, cachuela, ...)

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A la derecha, Rafael Moreno Porto, con sus hijas Dori y Regla, en una festividad de los Tosantos, cuando se adornaban los puestos de la Plaza de Abastos.

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En la imagen, Eduardo Moreno Naval, continúa en la actualidad con el puesto de la Plaza, números 9 y 10. Obsérvese la cabeza de cerdo cubierta de manteca colorá. Los otros dos hermanos, Salvador está en la carnicería de la calle Santa Clara, y Juan en la Fábrica de Embutidos en la calle Paraguay, por la Barriada de Sudamérica.

LA PRIMERA “PRINGÁ”.
El abuelo de los Moreno se vino a El Puerto en la década de los 40 “en los tiempos del hambre” señala el carnicero y desde entonces la familia sigue con el puesto número 9 del mercado de abastos de la localidad. El carnicero recuerda “que fueron 30 kilos de pringá los que hice”. Para que fuera más fácil de utilizar trituré el producto, pero procurando también que se vieran los trozos de chacina y de carne, para que se comprobara que “era casanaval_norma_puertosantamariapringá de verdad y no un paté”. Juan Moreno recuerda que a su amigo “no le fue, al principio, bien con el producto pero aquí en El Puerto la fui dando a probar y empezaron a llegar los pedidos de los bares que la ponían para desayunar. A lo tonto, a lo tonto, todas las semanas había que hacer un buen guiso de pringá para atender a la clientela”. (En la imagen el certificado de los productos de los Hermanos Moreno).

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La pringá para untar, con la materia prima de la que proviene, presentada en una orza de barro y también en monodósis: la forma de dosificación de este producto de los Hermanos Moreno que está triunfando por España y Portugal.

patesibericos_casanaval_puertosantamariaDEL KILO A LOS 22 GRAMOS.

En principio la fábrica elaboraba la pringá en formato de un kilo ya que la clientela eran los restaurantes y bares. Sin embargo, luego, en las dos carnicerías que tienen los Hermanos Moreno en El Puerto empezaron a venderse envases más pequeños. Pero la revolución llegó hace dos años, cuando Juan Moreno se fijó en los pequeños formatos de aceite o de mantequilla que se hacen para los desayunos de los hoteles o de los bares. Juan pensó que su “pringá” podría ser una opción más de desayuno si llegaba en las cómodas monodosis. Buscó el envase y encontró unas pequeñas tarrinas de material metálico que llevan en su interior 22 gramos de producto, lo suficiente para una tostada.

feriademuestras_casanaval_puertosantamariaUN PRODUCTO DE ÉXITO.
A partir de ahí ha llegado el éxito. Le ha cambiado el nombre al producto que ahora ha bautizado como “pringá para untar” y ha disminuido el tamaño de los tropezones ya que el público al que va destinado “valora mucho la comodidad”. Además, el producto, gracias a un proceso de esterilización, puede mantenerse hasta dos años en perfectas condiciones y sin necesidad de frigorífico con lo que es ideal para los bares y restaurantes que pueden surtirse sin miedo a que les caduque.

“Se elimina además la práctica de poner un envase grande en la barra y que cada uno se sirva. Esto, por si fuera poco, era inviable para los hoteles, que ahora pueden tener este producto típico de la gastronomía andaluza sin ningún problema”.  (En la imagen de la izquierda, Juan Moreno y su hijo, en una Feria de Muestras de Alimentación y Hostelería, presentando los productos de Hermanos Moreno - Casa Naval).

pringa_puertosantamariaLuego vendría todo  sobre ruedas. A la “pringá para untar” se han unido la crema de lomo, una versión moderna de la zurrapa del lomo en manteca y la manteca colorá. El proyecto, ahora, es unir alguna oferta más a estas monodosis de desayuno andaluz. A los Hermanos Moreno, una vez logrado el producto, no le fue dificil encontrar distribuidores. (En la imagen de la izquierda, sobre la tabla de madera, dos buenas rebanadas de pan de campo con pringá de berza untada).

casanaval_puertosantamariaLo último fue darle nombre y ahí fue la familia de nuevo la que primo. La marca de los Hermanos Moreno (Juan, Eduardo y Salvador) es “Casa Naval”, en honor al primer apellido de su madre Antonia Naval. Ahora, la fabricación se mide por miles de kilos anuales y el producto llega ya a toda Andalucía, Madrid y Barcelona “aunque aquí a la fábrica nos llaman desde muchos puntos de España interesándose por el producto” [También sirven sus productos para Portugal, con lo que la marca se ha internacionalizado, empezando por la península ibérica. Nada mejor para unos productos ibéricos]. (Textos: Pepe Monforte).

Más información en la web de Casanaval, pulsando.

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diegohermosilla_puertosantamariaEl torero de la calle Valdés se ha hecho profesional en los ruedos navarros. Mañana domingo la afición de El Puerto cuenta ya con un nuevo profesional, Diego Hermosilla, un novillero de 26 años, portuense de pura cepa de la calle Valdés. Un torero víctima de la falta de oportunidades para los novilleros de nuestro rincón, que ha tenido que forjarse en Navarra y que se presentó en la Plaza Real con la ilusión de que su nombre llegue muy lejos con la vitola de un triunfo entre sus paisanos.

"Debuté en Chipiona sin caballos en 1995, alternando con Alejandro Morilla" recuerda, "me apunté en la escuela de Jerez y estuve allí tres años pero como no había oportunidades, me apunté a un Bolsín Taurino en Navarra". Le fue bien, "tuve suerte, pasé a la final en Tudela y gané el certamen".
El director de la escuela taurina de Tudela vio madera en aquel chaval que tuvo que irse de una tierra de toreros para encontrar oportunidades a mil kilómetros: "me propuso el apoderamiento y allí me quedé tres temporadas, sumé 27 novilladas sin caballos triunfando en todas, la única que se me resistió fue Tafalla".

Hermosilla se fue haciendo un nombre en las plazas del Reino de Navarra: "debuté con caballos en Navas de San Juan el 28 de julio de 2007, corté una oreja y di la vuelta al ruedo con una novillada de Apolinar Soriano".

Sumó su quinta novillada en su Plaza Real en la que ha toreado tres veces sin caballos. Ha participado en tres ocasiones en el certamen "El Puerto busca un torero" y fue una vez finalista, precisamente con el también portuense Alejandro Morilla.

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Ganado del Reyno de Navarra.


Diego Hermosilla volvió al coso portuense, presentándose con caballos ante sus paisanos, tras una seria preparación preparación campera con El Juli, en su finca de Cintruénigo, "Santa Lucía": "mantengo mucha ilusión y ganas de que vean mi manera de torear, despacio y encajando los riñones, a lo clásico, cuando embiste la novillada, triunfemos y que el público se lo pase bien". Hay que estar muy atentos a Hermosilla. (Textos: Francisco Orgambides).

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A la izquierda, el director del Caballo Blanco, Jerónimo Tavira, Manuel Alonso Vicedo, director de Radio Sevilla y organizador del acto; Diodoro Canorea y Enrique Barrilaro, en un momento del multitudinario homenaje.

El 2 de febrero de 1971, tras la reapertura de la Plaza de Toros en junio de 1970 --90 años después de su inauguración-- y como consecuencia de las importantes obras de consolidación que se le aplicaron a la misma, se celebró en los salones del Hotel Meliá Caballo Blanco un homenaje a los empresarios taurinos Diodoro Canorea y Enrique Barrilaro, ofrecido por Manuel Alonso Visedo, de Radio Sevilla, haciéndoles entrega de unas placas de plata con  significativas dedicatorias. El acto estuvo presidido --lo que mandaba el ejército entonces-- por el Capitán General de la II Región Militar, duque del Infantado, a pesar de encontrarse presente la máxima autoridad local, que se estrenaba por aquellas fechas, Fernando T. de Terry Galarza, así como su antecesor en el puesto (estuvo poco tiempo) Juan Melgarejo Osborne. Los presidentes de las diputaciones de Cádiz y Sevilla, Antonio Barbadillo y García de Velasco y Carlos Serra Pablo-Romero. El Delegado Provincial de Información y Turismo, Landín Carrasco; el gobernador civil de Sevilla,  Ramón Muñoz González y Bernaldo de Quirós, el alcalde de Sevilla, Juan Rodríguez Fernández y García del Busto. El director del hotel Caballo Blanco era, por aquellas fechas, Jerónimo Tavira, en cuyo establecimiento se celebraban sonados y principales actos de todo el arco de la Bahía de Cádiz.

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Otra instantánea del Homenaje. Vemos a la izquierda, de pie, a Rafael Peralta. Preside el acto el Capitán General de la II Región Militar, duque del Infantado, a su izquierda Diodoro Canorea, a su derecha, Enrique Barrilaro, de pie correspondiendo a un saludo.

En el homenaje estuvieron presentes muchos toreros, como no podía ser de otra manera dado lo que mandaban estos señores, aquí y en Sevilla: José Luis Galloso, Rafael Ortega, Diego Puerta, Curro Romero, Ruiz Miguel, Limeños, Parada, Luis Parra 'Jerezano', Emilio Oliva, Rafael de Paula, Alonso Morillo, Joselito, Paqurri, Javier Gallardo, Ernesto Santo, Fabián Mena, José Fuentes y los caballeros rejoneadores Fermín Bohórquez, Alvaro Domecq Romero, Ángel Peralta, entre otros, así como apoderados, ganaderos, miembros de numerosas peñas taurinas y aficionados que se sumaron al homenaje. Se leyeron adhesiones recibidas de distintos paises de américa latina, así como de otros puntos de la geografía española.

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A final de mes se celebró un Festival Taurino el 28 de febrero, en el que participaron Rafael Ortega, Diego Puerta, Curro Romero, Miguelín no pudo venir y fue sustituido por Luis Parra 'Jerezano', Limeño, Ruiz Miguel, José Luis Parada y Rafael Torres, con 8 novillos toros de las ganaderías de Atanaiso Fernández, Marqués de Domecq y Hermanos, Salvador Guardiola, José Luis Osborne, José García Barroso, Alfonso y Manuel Lacave, Marcos Núñez y Manuel Benítez “El Cordobés”. Los trofeos fueron para Puerta, Parada y Torres, con salida de éste último a hombros, petición insistente para Limeño y pitos abundantes para Curro Romero.

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En la foto de la barrera de los toros, están de izquierda a derecha., el primero, desconocido: Antonio Barbadillo García de Velasco (presidente de la Diputación de Cádiz); su mujer, Pilar Mateos López de la Banda; Rafael Landin Carrasco ( delegado provincial de información y turismo); su mujer; Fernando T. de Terry Galarza (alcalde de la ciudad); su 1ª mujer, Ana María Mateos López de la Banda. Entre Landin y la mujer de Barbadillo podemos ver con gorra oscura 'de plato' a Manuel Camacho Luque, ordenanza y macero del Ayuntamiento. Abajo, Enrique Barrilaro en el burladero de la empresa.

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Los diestros participantes en el festival, antes del paseíllo. (Fotos: Archivo Municipal. Fotos Rafa).

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