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 La llegada de la primavera, sin duda trae aires de feria,  ya se adivina la alegría y el regocijo  en los semblantes y es que no puede haber una estación más bonita, que esta. No sé que pensaran, pero merece la pena dar un paseo y  dejarnos embriagar por el olor a azahar de los naranjos en flor  y  con la explosión de color y belleza  que se nos da gratuita, con solo echar una mirada a  esos balcones  floridos con la delicadeza y colorido de esos geranios  tan variados y tan hermosos.

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Una vista aérea de la Feria en Crevillet.

Y como no hacerlo con nuestros patios, si cada año los  engalanan como a   mocitos,  en busca de sus damiselas. No se puede  ser más generoso que estos propietarios e inquilinos, pues  por unos días,  no solo nos deleitan la vista también nos dan vida  y  añoranzas de lo que fuimos y vivimos, en esas casas de vecindad, en la que  era cotidiano reunirse  en el patio para  labores, como: coser, bordar y en muchos casos enjaretar el ajuar de alguna mocita casadera. Eran mucho más que amigos, yo diría que eran una gran familia, de puertas abiertas y afectos la mayoría de  las veces inquebrantables. Ven como sí son generosos, pues nos demuestran que precisamente la calidad de vida, puede estar simplemente, en sacar una silla al patio  al calor de una taza de café y la buena conversación y  compañía de los vecinos.

PRE FERIA.
En los años 60-70 los días previos a la Feria,  nuestras calles, especialmente La Placilla, era un hervidero de gente de lo más variopinta. Los comerciantes esporádicos, montaban sus tenderetes, y cierto era que podíamos encontrar casi de todo, desde los vendedores de turrón pregonando  reiteradamente   sus ofertas, se acuerdan verdad, no solo te daban un lote, terminabas  prácticamente, pagando uno, y llevándote dos, pero eso sí, de elegir nada de nada, y como decimos por aquí… se dejaban comer.

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LOS TRILEROS.
Ciertamente, había  otro gremio, pero no sé cómo calificarlos, en mi ánimo no está molestar a nadie, pero desde luego, lo que es, es. Me explico, había unos personajes, que con una mesa pequeña, montaban su tinglado. Ponían sobre ella, tres vasos, y con una habilidad más que ensayada, hacían creer que se podía lograr acertar  debajo de que vaso se escondía la piedra, carta etc. Claro, que al principio, todos miraban entusiasmados, pero sin  atreverse a jugar, o apostar. Estos tenían sus ganchos,  y hacían creer a los pobres incautos, que si ellos podían ganarle al  Trilero, --o como quiera que se llamen--, cómo no iban a poder hacerlo  los demás.  Craso error, pues manejaban los vasos, con gran habilidad, y claramente quienes apostaban salían perdiendo, pues no acertaban donde estaba la moneda, carta etc. Había una especie de mesita con una rueda, pero era más de lo mismo. Estos virtuosos  no sé, si  del timo y del disimulo, se hacían los  panolis, pero …. sí, sí. En fin,  los pícaros de siempre.

algodondulceTROVEROS.
También estaban  los Trovadores --troveros-- en definitiva, contadores de historias. Estos iban de feria en feria  dándonos   una versión ‘fidedigna’ de las diferentes batallas, ganadas por nuestros   héroes de guerra. Era increíble, oírles   como escenificaban cada parte del grabado, haciéndonos participes de la  gran valentía y heroicidad  de personajes como  nuestro Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid. Que arte, por Dios!

Supongo, que se acordaran, de los compradores de  colchones de lanas,  por cierto, mira que era agradable dormir en ellos,  sobre todo en invierno, siempre que no se hubiera formado un tolondrón  pues en ese caso nos  tocaba pasar la noche abriendo la lana, y  una de dos  o terminábamos con ellos y cogiendo postura  o amanecíamos hasta el gorro de los dichosos tolondrones.

AMBULANTES MIL.
En estas fechas aparecían: Tapiceros,  Vendedores, de algodón dulce, de flores cortadas, mayormente claveles, para adornarnos el pelo,  vendedores de accesorios como: zarcillos, collares, pulseras, mantoncillos etc. Lo malo era los temidos  Afiladores, estos, mal que me pese, parecíame, que anunciaban Levante y eso tenía su mijíta de guasa, porque la ventolera nos ponía, a unos más que a otros, un poco tocados y no digamos como dejaba al Feria, sin farolillos y casi sin bombillas. No, no se me  olvidan, los que hacían actuar a las pobres cabras, con esos órganos a todo volumen. No, es broma,  también tenían su público  y su mérito. Lo más agradable sin duda,  el sonido del organillo, pues no había  estridencias, si no música cadenciosa y alegre. Los chiquillos nos quedamos embobados, oyéndolos tocar, desde un Chotis, a una Zarzuela.

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De izquierda a derecha, José Luis Péculo Utrera, ‘Tio Luis’, Emilia Péculo Vichera, Concepción Herrera Péculo, Magdalena Péculo Utrera, Federico Herrera Síñigo. Delante: José Luis Herrera Péculo, Antonio Herrera Péculo. Detrás, mirando al objetivo, Enrique Marroquín Sánchez y Sebastián Marroquin Gómez. 29 de abril de 1952.

GIGANTES Y CABEZUDOS.

No sé si estoy equivocada, pero creo recordar,  que de alguna manera, la Feria empezaba  en la Plaza de la Iglesia,  con un pasa calles de Gigantes y Cabezudos. A mi daban un miedo, considerable, sobre todo cuando se acercaban demasiado, pero me escondía como buenamente podía.

LA FERIA DE GANADO.
Por fin, llegado el medio día, ya estaban las tarteras de aluminio preparadas con las tortillas, filetes empanados, pimientos fritos, y algún que otro fiambre para la merienda. Solo quedaba ponernos guapas, con nuestros  preciosos vestidos de gitanas. Mi cariñosa vecina Loli  nos pintaba los rabillos de los ojos, algún que otro lunar y por supuesto los labios. Al parecer, era típico.  Lo malo eran los zapatos de tacones, porque aunque lleváramos días  haciéndonos a ellos,  dolían los condenados. Mientras esperábamos impacientes el momento de arrancar, nos poníamos a dar vueltas, porque nos encantaba ver los volantes al aire, y  caer al suelo de bruces con el vestido rodeándonos.

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La familia Moreno Naval en la Feria de Ganado de 1958. En el pescante, Rafael Moreno Porto, 'el Lengue'.

¡Por fin  nos vamos  para la Feria! Todos  íbamos con la ilusión a flor de piel, lo primero era subirnos al coche de caballos, los  machotes en el pescante,  las mayorcitas  en la parte de atrás, luciendo los volantes del vestido y teniendo cuidado  de que no se lo comiera el  caballo detrás nuestro. Los pequeños sentados en  las faldas de los mayores, no importaba, el caso era llegar.

LAS ATRACCIONES.
Y  llegamos, despacio pero enteros, pobre caballo. En esos momentos  a los niños nos entraban las prisas, por ver las atracciones, pero no había mucho donde elegir, estaban: el carro de las patás, en dos versiones, uno para los más pequeños y el  de los mayores. Siempre salíamos lastimados, porque aunque fuéramos chicos, brutos  hay a todas las edades.

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Unos vetustos coches de choque.

Los coches de  choques, eran de hierro y  tenían un circuito, no como en la actualidad. En  esos años de finales de los sesenta, no tengo claro si estaban  el carrusel de los Caballitos y la Ola, pero si en la velada de la Victoria. Lo que si se podía ver era la venta de ganado, pero era demasiado pequeña para apreciarlo

EL ALMUERZO.
Llegada la hora del almuerzo, cada familia cogía su trocito de parcela,  extendían el mantel y todos alrededor de él a dar buena cuenta de las viandas. Aquello sí que era una bonita romería. Los vecinos de parcela --cachito de tierra-- por lo general, te ofrecían,  ustedes gustan  un vasito de vino a los adultos,  o agua fresquita del búcaro. Nosotros llevábamos cantimploras pero cuando  se acababa, sin remisión  había que llamar al  Aguador.

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Las familias Pantoja y Gilabert, en una caseta de la Feria. Vemos como se anuncian los vinos de Bodegas Caballero.

LAS CASETAS.
Lo que no consigo es  acordarme con nitidez  de las casetas, pero sé que haberlas las hubo,  aunque, mucho más sencillas que las actuales  y  a sones de sevillanas corraleras,  nos pegábamos  más de un baile. ¿Quien no se va a acordar de los Hermanos Toronjo y los Hermanos Reyes entre otros? También había una especie de mostradores en los que servía el vino,  pero   está claro, que a esas edades, solo bebíamos  Quina Santa Catalina y en la Feria no era plan.  No, no se me olvida, la imagen de Pepe el Escocés --ni idea de cuál era su verdadero nombre-- por aquellos años,  al ser yo tan pequeña,  le veía tan larguirucho que  su figura resaltaba  como un Guión de Semana Santa, y  no hablemos de su  típica falda de cuadros, pues primero me asombró, y luego alguna que otra risita. Claro que ya a fuerza de verlo año tras años, y ver lo afable  y espontáneo que era, parecía que la Feria era más Feria, si estaba Pepe el escocés.  ¡Todo un gentleman!

Llegada la tarde, después de haber disfrutado de lo lindo, de ese primer día de feria y de convivencia al aire libre, la consabida foto en el caballito, nuestro trocito de coco y de calabaza escarchada y para casa, que después de lo bregado, caímos como angelitos.

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LA VELADA EN LA VICTORIA.
La Velada, no podía estar en una ubicación más bonita,  no exagero al decir, que  todo en  este parque  era armonioso, estético, evocador  y encantador.   Para los niños, era ilusionante, poder percibir el  bonito alumbrado,  el sonido algo mareante  de las tómbolas, los cacharritos,  la  música  de la Banda Municipal,  el Circo y sobre todo y por encima de  todo  la alegría. ¿Se acuerdan de los espejos, en los que te veías larguirucha, o  bien oronda?  ¿Y… el laberinto de cristales y  el tren de los escobazos? A que sí, ya lo sabía.

Ya en los 70 era otra historia, hasta los vestidos en esta época cambiaron  su  estética, pues aunque se seguían llevando, los lunares y los  vestidos cortos  Lolita Olmedo fue innovadora trayendo  trajes  largos en estampado. Lo que no recuerdo es, si en esos momentos tenia la tienda en la calle Luna, más o menos frente a Tejidos Ángeles --Pepe el de Badajoz-- o en la calle San Bartolomé, junto a la Giralda. ¿Se imaginan las veces que  pase por el escaparate a verlos?  Sí muchas, hasta que  por fin lo tuve en mi armario. Mi hermana y yo estábamos  muy monas.

Si, fueron años duros y de pocos hallares, pero de respeto y  civismo. Si el cansancio  o la falta de medios, no les permitía a nuestros padres   llevarnos a la feria, en el infantil, podíamos ver películas cómo: Poliana Los hijos del capitán Grant, Tu a Boston y yo a California, no era lo mismo pero….que le íbamos a hacer. /Texto: María Jesús Vela Durán.

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El martes de resaca de la pasada Feria de Primavera de El Puerto de Santa María, hubo una manifestación popular y espontánea por el recinto ferial de Las Banderas de un numeroso grupo de porteños y porteñas. Causó tanta sensación la dedicación de la próxima Feria a los EE.UU, que no se pudieron aguantar y así lo exteriorizaron, mostrando su aprobación y alegría, con un hermoso cartel, cantando:

Americanos, vienen al Puerto gordos y sanos
Viva el tronío, viva Manhattan y nuestro río
Olé Kenctuky, Larga y San Juan
Y La Puntilla, que no está mal, que no está mal
Os recibimos americanos con alegría
en Las Banderas, jugando al beisbol con dos sandías
Americanos, vienen al Puerto gordos y sanos
que viva el Racing, olé los Lakers y las corrías.

Un verdadero clamor popular recorrió, efectivamente, el recinto de Las Banderas hasta el centro de El Puerto que, como se pudo comprobar, por primera vez en muchos años, volvió a llenarse de gente.

Os recibimos americanos con alegría,
que estamos tiesos, como mojamas,
no hay ni tu tía.

Por la parte de la Barriada de la Playa estamos hasta la corcha de americanos y americanas con hombreras. Al lao del Colegio de la Pantera Rosa se han instalado varias roulottes de perritos calientes y hamburguesas con tomates de la Base Naval... Aquellos a los que cantara nuestro universal poeta, Rafael Alberti. Esto es una invasión en toda regla...

A la Costa Oeste, también han llegado, y le han quitado lo de Costa y le han puesto Lejano. Tres tíos montados a caballos --El Bueno, el Feo y el Malo, dice que se llaman-- andan dando vueltas con una musiquita de fondo. Tras haber merendado en La Ponderosa y guardar allí mismo un minuto de silencio por Bonanza, fuentes bien informadas nos aseguran que la cena la harán en Foster Hollywood. Luego irán al Águila a echar una visual --creen que es un indio en vez de una urbanización--.

Un indio arapajoe que joe anda suelto. Poned los culitos a cubierto que la cosa está mu mala... A la entrada de El Puerto --por la glorieta a la mayor gloria de Hernán-- están aparcando unos Panzerkampfwagen repartiendo "chicles bazookas joe" y unas bolsitas de leche en polvo pa los niños desnutridos. Que buenos son estos americanos...!!!

Seguiremos informando. Pepe Mendoza y Manolo Morillo, desde la Costa, digo el Lejano Oeste, para los informativos de Gente del Puerto. Noticia contrastada con humor de Feria.

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En la imagen, tomada en la Semana Santa de 1967 delante del monumento a la Inmaculada de la plaza de la Iglesia, el músico y director Manuel Arce Beuzón con componente de la extinguida Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Flagelación, de El Puerto. Reconocemos, a la derecha de la imagen a Jesús Rosso Morro, con el tiempo, clarinero de la Plaza Real, al igual que Arce que lo era desde 1950, quien reconocía que tocar los clarines «es un trabajo de pulmones, pues es un instrumento tan grande y tan potente, sin ninguna llave, que para rodar las notas hay que sacarlas del pecho». Manuel Arce provenía de la Banda de Torres Higuera, vulgo 'Torriguera'.  /Foto: Colección Javier Roselló Marroquín.

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Francisco Navarro Mariscal, en el Bar Vicente.

| Texto y fotos: José María Morillo

Francisco Navarro Mariscal nació el 11 de junio de 1924, siendo el mayor de cinco hermanos del matrimonio formado por la portorrealeña María Mariscal y el portuense Francisco Navarro. Nació en Puerto Real para ser atendida la madre primípara por su familia, pero se trasladó pronto a El Puerto a la casa familiar en la calle Pozuelo, aunque otras serían las residencias de la familia: la calle del Correo hoy Ricado Alcón, Los Moros, San Sebastián, y Espelete, hasta que se casó en 1974 –ya mayorcito apurando al máximo su soltería—con Milagros Fernández con la que tiene dos hijos, marchando a vivir a la calle Melero y, posteriormente en la calle San Juan, donde reside en la actualidad. Dentro de unos meses cumple unos 90 años magníficamente llevados.

EL FLAMENCO Y LOS TOROS.
Siempre elegante y atildado, le gusta vestir a lo clásico, ajeno a las modas, y bien se puede decir de él que es todo un clásico –“desde que empecé a gallear”, afirma--, y todavía conserva el genio y figura, acaso influido por dos de sus principales aficiones, el mundo del flamenco y el del toro.

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Programa de mano de las Variedades presentadas por Manolo Carrillo. En el número 11, nuestro protagonista, Paco Navarro, interpretaba 'Madre Hermosa'. 

De Paco Navarro se puede decir que es un gran conocedor de los cantes flamencos, además figuró en carteles de la compañía de Variedades de Manolo Carrillo (ver nótula núm. 076 en GdP) allá por los años cincuenta del siglo pasado, con la canción española. Cantaba por Juanito Valderrama y en flamenco domina todos los palos –desde Cádiz hasta Murcia--, aunque él se especializó en los cantes que miran mas al Mediterráneo: cartageneras, mineras, malagueñas… Socio fundador de la Tertulia Flamenca ‘Tomás el Nitri’ aún se le puede escuchar cantiñear algún sábado en un espontáneo arranque en la Bodega Obregón.

Tenía como compañeros en los carteles a Luis Aranda, Luis ‘el de los Huevos’ (ver nótula núm. 203 en GdP), Maribel Suárez, su prima Carmen Mariscal, Miguel Leveque y su orquesta, Ángel Zamacola, o José Matiola ‘el Mono’, entre el amplio elenco de artistas.

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De joven le gustaba ir por los campos donde había vacas cruzadas con toros bravos y allá que se iba a Puerto Real a dar algunos capotazos. Tanto fue así que llegó a actuar en un festival organizado, también, por Manolo Carrillo en la Plaza de Toros, a beneficio de la juventud de Acción Católica. Formó parte de la cuadrilla de Juan Suárez ‘Gitanillo’ y ‘el Pileta’, como peones del espectáculo celebrado hace 64 años, en 1950.

BODEGAS OSBORNE.
De pequeño estudió en una ‘amiga’ con Encarnación Cossi, en las calles Pozuelo y San Francisco y luego ya su formación sería autodidacta. Le gustan mucho las biografías y la historia y puede presumir en su casa de tener una buena biblioteca.

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 Embotellado de Bodega Osborne.

Pronto empezó a trabajar, con 15 años, en el embotellado de Bodegas Osborne, como aprendiz y haría de todo en la bodega, donde permaneció por espacio de 45 años llegando a ser el responsable del Embotellado y, posteriormente del Almacén de Exportación, hasta su jubilación, con 60 años, en 1984. Lleva pues, 30 años disfrutando de una merecida jubilación jubilosa, que reparte entre las tertulias con los amigos, su copa de Vino Fino diaria con cuyos compuestos antioxidantes alarga la vida, y pasear su elegante figura por las calles de El Puerto, donde conserva a muchos amigos.

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En la imagen, entre Prudente Arjona y Javier Ros, de la web hermana Gente de Rota, en una visita a Bodegas Obregón.

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Ojeando el libro de Roció Plaza Orellana, ‘El Flamenco y Los Románticos’, me llevé una gran sorpresa, encontrándome con cuatro artistas del El Puerto de Santa María, actuando en los teatros sevillanos, comprendido entre  los años mil ochocientos al mil ochocientos once.

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Estos fueron: Juliana, Leonarda y Juan Mexías o Mejías, los tres hermanos como es obvio y María Huertas, bailarinas y bailarín de la escuela bolera. Fueron los cómicos registrados más antiguos que hayan  salido de nuestra tierra. Me hubiera gustado investigar el segundo apellido de estos insignes paisanos, asunto que dejo para otros estudiosos que lo lleven a cabo y con más tiempo que yo.

petracamara_puertosantamariaVamos a citar un ramillete de artistas de nuestra ciudad, que también bailaron esta modalidad artística. Entre ellos se encuentra, Josefa Gallardo Rueda “La Coquinera”, (El Puerto 1871 - Madrid 1935). (ver nótula núm. 1.042 en GdP) El maestro de baile Jose Otero, en la página 155 de su libro titulado, ‘Tratado de Baile’, nos informa: Pepa Gallardo actuaba en la compañía del afamado maestro de baile y coreógrafo, Eduardo Vázquez, este había llevado en su compañía artistas de la talla de Rosa Espero, Dolores Grande y Natalia Jiménez y Petra Cámara, quien vivió gran parte de su vida en Cadiz, en los años 1860. Fue una de las grandes boleras de su tiempo, sevillana de nacimiento en el año 1825. /En la imagen de la izquierda, Petra Cámara.

Jose S. Rodríguez, nombre artístico de Jose Luis Sánchez Rodríguez, (El Puerto 1917-Cadiz 1994) (ver nótula 100 en Gente del Puerto). Alumno de el Estampío, en el flamenco y de Carito, en la escuela bolera. Paseó su arte por todo el mundo junto a su esposa Pepita Sarazena (Colwyn Bay, Norte de Gales, Gran Bretaña, 07.05.1919 – Sevilla, 23.12.2000), (ver nótula 121 en Gente del Puerto). Este portuense fue unos de los grandes del bolero de este país y no se le ha hecho justicia. En los años sesenta llevaban en su elenco artistas de la talla de Enrique Morente, por mencionar algunos, y diré más: fue un extraordinario bailaor flamenco, con el sello del baile de El Puerto, por bulerías, que no es poco.

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Pepita Sarazena y José S. Rodríguez. /Dibujos LSA.

Josefa Gallardo, apodada la Gallardo, (El Puerto, 1860 - Cadiz, 192?), bailaora y bolera, esta mujer vivía en Cadiz, en 1875, en la calle Solano nº 20. Creo que  también fue actriz y hermana del actor portuense Francisco Gallardo, igualmente domiciliado en la capital gaditana. Aunque de esta mujer tengo mis dudas, espero aclarar datos muy pronto.

COQUINERA_CUENCA_2PUERTOSANTAMARIAManuel Fernández Cabrado, (Puerto Real, 1860-El Puerto, 192?) Maestro de baile y bailaor, dominó el flamenco y la escuela bolera, en el padrón de El Puerto de Santa María, de 1910, estaba domiciliado en la calle Espelete , 25, de profesión artista del baile, se trasladó muy joven a nuestro pueblo, por motivos personales; en boca de aficionados mayores, fue uno de los grandes bailaores de esta zona gaditana, según Jose Brea, Breita. (ver nótula núm. 1.183 en Gente del Puerto)  /En la imagen de la izquierda, Antonia ‘la Coquinera y ‘la Cuenca’.

Bernardo Neto Domínguez, (El Puerto, 1862-192?), profesor de baile, tenía la academia en la esquina de la calle Larga con Santo Domingo, en el año  1888. Antonio Neto Domínguez, (El Puerto, 1854-191?), artista pintor, bailarín y bailaor, hermano de Bernardo, de los dos fue el que más  sobresalió en el baile.

Según Luis Suarez Ávila, (ver nótula núm. 128 en Gente del Puerto) conocedor de algunas de las  pinturas  de este artista, nos dijo: «fue un pintor adocenado». La academia de baile, de los Hermanos Neto, colaboraban con el Ayuntamiento, en las fiestas locales. Parte de estos datos hay que agradecerlo a Jose Ignacio Buhigas y Tily Santiago, de su libro Carnaval: Un siglo de Historias del Puerto.

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La Macaca y su hermano Vicente.

La Macaca, nombre artístico de Josefa Martin-Bejarano (Lanzarote, 1920, El Puerto-Paris, 1980), fue una gran bolera, actuó en los viejos cabaret de Paris, de los años mil novecientos treinta y cuarenta. Sus primeras clases de baile fueron de mano de un refugiado político español, de nombre Esteban. (ver nótula núm. 1.455 en GP).

Vicente Martin-Bejarano (Lanzarote, 1925-El Puerto- Madrid, 1978), artista portuense, se inició con que su hermana Pepa, como pareja de baile en Francia. Hay fotos de los dos hermanos, con el atuendo bolero, como se puede demostrar. En la compañía de Juan Valderrama, Vicente, bailó en muchas ocasiones sevillanas boleras y jotas aragonesas.

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El bailarín y bailaor Miguel Villar Guerrero.

Miguel Villar Guerrero, bailarín y bailaor, (El Puerto. 1952), en sus tiempo s jóvenes se le conocía como Miguelito Puerto. Estupendo artista, marchó de su tierra en una edad muy tierna, recorriendo toda la geografía de la península ibérica, y países europeos.  Conocedor de la escuela bolera, clásico español y el flamenco. Tenía cualidades  para poder llegar a cotas altas en el baile, su imagen dejaba el aura que dejan los buenos artistas cuando salen a escena.

¡Que buenos ratos que hemos echado en esa calle Lechería [hoy Cervantes] de los años sesenta!, de fiesta con los Villar, por mencionar algunas sus primas Milagros Caraballo Villar, Charo Villar, --que bien baila mi comadre--, sin olvidarnos de su hermano Antonio Villar Guerrero,  dedicado a la enseñanza de la guitarra, y un excelente  guitarrista flamenco. /Texto: Antonio Cristo Ruiz.

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La crisis no termina de remitir a pesar de las reiteradas promesas de los políticos y aunque lo económico algún día mejore, la llamada “generación perdida” de nuestro país se convertirá en una nueva generación de españoles por el mundo. Miembro de esta generación perdida, es Adrián Morillo, fotógrafo que, como muchos españoles, ha decidido marchar a probar suerte fuera de nuestro país.

«Mas que irme, siento que me han echado de España»

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Hemos tenido la ocasión – y la suerte – de charlar con él a pocos días vista de su marcha definitiva a Londres. [Parte hoy sábado, desde el aeropuerto de Gibraltar con destino al londinense de Gatwick] Una marcha que solamente podemos observar con tristeza y que se convierte en un tópico cada vez más habitual en nuestros entornos. Descubrimos a Adrían con uno de sus últimos trabajos. Un trabajo íntimo, “Jondo”, lleno de grandes referencias a muchos maestros, una fotografía “sucia” como él mismo Adrián la llama pero con un nivel de intimidad muy profundo para acercarnos a la trastienda del mundo del Flamenco.

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Adrián nace en Cádiz en 1986. En el momento de publicarse esta entrevista estará asentado definitivamente en Londres. Junto a sus proyectos personales trabaja en producciones cinematográficas, prensa y publicidad. Es Licenciado en audiovisuales en la Universidad Rey Juan Carlos y posee un Master en Bellas Artes en la Universidad Complutense.

Tradicionalmente ha trabajado desarrollando piezas audiovisuales documentales centradas en diferentes problemáticas sociales pero progresivamente se ha ido decantando por la fotografía ya que es un medio que le otorga más libertad para trabajar. Sus últimos trabajos fotográficos se han centrado en la investigación de diversas manifestaciones culturales arraigadas al sur de Andalucía a la espera de afrontar nuevas oportunidades en Reino Unido.

Bienvenido Adrián. Empezaré diciendo que me ha parecido que tu trabajo tiene un toque muy particular, casi siempre en Blanco y Negro muy contrastado, mucho grano, dejando intuir a veces …

Gracias. Efectivamente. Es una fotografía muy “sucia” debido a que mi trabajo documental siempre lo he desarrollado en la noche, generalmente con escasas fuentes de luz y realizando las tomas sin flash, por lo que no me queda otra. También es cierto que algunos referentes que he tenido en mente realizando mi trabajo tienen las características que comentas: Robert Frank, Anders Petersen, Bela Tarr… Hasta ahora todo mi trabajo se ha “pensado” en blanco y negro, creo que por que necesitaba intentar acercarme a la estética de los autores que más me marcaron cuando empecé a interesarme por la fotografía y también porque clarifica mucho las imágenes. El blanco y negro permite remarcar mucho ciertas sensaciones y sentimientos.

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Respecto a lo que comentas de dejar intuir… es algo que creo que se ha desarrollado mucho más con mi último trabajo, “Jondo”, debido a que intentaba fotografiar las emociones que provocan la práctica del flamenco, no solamente las actuaciones. Esto conlleva fotografiar muchos momentos de reflexión, instantes previos a actuaciones… pequeños espacios de tiempo donde afloran ciertos sentimientos, que suelen estar acompañados de la ausencia de luz.

Tu trabajo documental recoge las tradiciones, principalmente del sur de España, de una forma muy íntima, muy desde dentro. ¿Cómo has hecho para conseguir llegar tan dentro? no habrá sido fácil.

El trabajo documental que llevo realizado hasta ahora ha sido en cierta forma una toma de contacto con mi tierra. Yo soy de El Puerto de Santa María, Cádiz, pero he estado viviendo fuera muchísimos años. Esto ha provocado que con el tiempo las manifestaciones socio culturales del sur se me hayan hecho ajenas y me haya convertido en espectador en mi tierra de origen. A nivel fotográfico es una suerte, ya que sentir extrañamiento y curiosidad por grupos sociales así como eventos que tienes a mano nada más abrir la puerta de tu casa es casi un regalo.

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A finales del siglo XVIII, es posible que antes, se comenzaba a conocer en un cuadrilátero de la Baja Andalucía cuyos vértices fueron Cádiz, Ronda, Écija y Sevilla la práctica flamenca. Realizada por comunidades gitanas que se asentaron en el espacio territorial descrito, consistía en el relato entre los propios gitanos de las miserias y sufrimientos que padecían durante sus vidas.

Los trabajos que he realizado en Andalucía han nacido de forma espontánea. Conociendo a gente de forma casual, encontrando fotografías de personas que me han interesado por alguna razón y con la que he contactado, cruzándome con algún evento o fiesta… No son trabajos que nacieran de una reflexión previa, sino que me han atrapado y a posteriori les he ido dando forma de proyecto fotográfico. Esto es muy importante ya que me permite tener bastante confianza previa con las personas que fotografío y poder gozar así de intimidad con ellos.

Pero también tienes otros proyectos. En We we Wedding has realizado otro tipo de eventos muy habituales como son las bodas. ¿Qué te permites en este otro tipo de eventos?

Es un cambio respecto a mi trabajo personal, aunque en el fondo no muy diferente. Intento huir lo máximo posible de las fotos posado, fotos de grupo y estampas de recuerdo para trabajar desde la espontaneidad. Exceptuando ciertos momentos importantes donde se tiene claro qué hay que fotografiar, durante la boda me voy moviendo por todas partes buscando instantes emotivos, que afloran por todas partes. Es bastante estimulante porque encuentras muchas sorpresas. Esto implica también que dos bodas nunca son iguales, lo cual es muy positivo ya que así nunca se convierte en un trabajo previsible.

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Marchas para Londres por motivos de trabajo ¿cómo afrontas esta experiencia? Cuéntanos un poco el proceso para decidirte a marchar.

Más que irme, siento que me han echado de España. Tras el derrumbe del mercado laboral, donde el sector de la fotografía, vídeo y comunicación ha sido muy dañado, he intentado ir viviendo con mi trabajo y desarrollando cursos, talleres, actividades culturales con la fotografía como protagonista… Pero aun así se hace prácticamente imposible sobrevivir con la situación económica que se ha instaurado en España. Así que tras probar todas las fórmulas posibles dentro del país, no me queda otra que irme.

En Londres tengo buenos amigos, algunas ideas que me apetece intentar desarrollar en un nuevo proyecto fotográfico y un mercado laboral que no es que sea la panacea, pero que, sin duda, me da más oportunidades que el español. Y el futuro creo que va a seguir en esta línea. Viendo el tono que está tomando la situación económica mundial, creo que la gente de mi generación y de las futuras vamos a ser migrantes de por vida, viajando a diferentes países según evolucionen las crisis económicas que vayan apareciendo, consecuencia inevitable del neoliberalismo. Hasta que no cambie el modelo…

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¿Te sientes, entonces, como otros muchos españoles que no encuentran su sitio en nuestro país? ¿La fotografía no encuentra su sitio o no es apreciada? cuéntanos.

La fotografía en nuestro país se encuentra en un momento excelente, hay una grandísima cantidad de autores contemporáneos y jóvenes con trabajos fantásticos que además están obteniendo gran reconocimiento internacional, y autores incipientes apuntando buenísimas maneras. Nuevas escuelas muy interesantes, el boom del foto libro, nuevos festivales, magazines y revistas digitales… La fotografía, que siempre ha sido un arte algo secundario, se puede decir que se ha puesto “de moda”. Y con razón.

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Ahora bien, somos muchos, por lo que es difícil “encontrar sitio” en España (cada uno puede interpretar encontrar sitio de distinta forma según el lugar que busque).

Cuentas que has trabajado realizando cortometrajes documentales hasta llegar a la fotografía donde encuentras más libertad de trabajo. ¿Cómo ha sido este proceso?

Pues fue un poco de golpe y porrazo. Antes de empezar a trabajar con la fotografía, realizaba piezas documentales con unos amigos donde hacía un poco de todo. Por diversas razones, el grupo con el que desarrollaba documentales se disolvió, justo cuando estaba preparando un proyecto acerca de los toreros de provincias en el sur de Andalucía. Me vi entonces en una situación difícil para desarrollar yo solo un trabajo documental por lo que pensé que tal vez no sería mala idea realizarlo mediante fotografías. Aunque tenía experiencia como cámara, en lo que realmente me había especializado era en la edición de vídeo, por lo que el proyecto se me planteaba como un reto. Decidí comprar entonces una cámara analógica (Nikon FM2), hacerme con un objetivo 50mm y un buen número de carretes. Ya que me planteaba un nuevo reto, quería tener los límites del número de disparos del carrete para obligarme a pensar qué era lo que quería captar, no estar probando sin tener claro qué quería, algo a lo que invitan a veces las cámaras digitales.

Estuve durante el verano realizando el proyecto y en octubre volví a Madrid con un gran número de carretes. Los revelé, empecé a ver todos los fallos que había cometido y a darme cuenta lo difícil que es crear una serie fotográfica que tenga cierta coherencia. Con todo, muchos meses después, finalicé el trabajo “Toreros de provincias”, proyecto final de un Master en Arte, Creación e Investigación que estaba realizando en la Universidad Complutense. Ese trabajo me permitió conseguir una beca para estudiar en la escuela de fotografía MadPhoto.

La experiencia que tuve con mis toreros, tanto realizando las fotografías como después dándoles forma, me enseñó mucho sobre la fotografía. Descubrí que era un medio que otorgaba mucha más libertad que el cine, que hacía más sencilla la conexión con quienes trabajabas, y sobre todo, que podía transmitir de una forma que hasta entonces desconocía ciertos sentimientos y sensaciones. Por lo tanto decidí seguir trabajando con ella.

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¿Cuáles son tus perspectivas inmediatas en cuanto al tipo de fotografía que quieres hacer próximamente?

Ando dándole vueltas a un proyecto en el que la música, al igual que en Jondo, tiene bastante importancia. No sé si cambiaré la forma de trabajar las imágenes, tal vez probar cosas con color, uso de flash… Me daré un tiempo largo para ir probando ideas y ver que puede salir. Creo que es importante antes de empezar un proyecto perderse un poco, probar cosas, no tener muy claro qué se está buscando. A posteriori ayuda mucho a la hora de tener claro qué quieres hacer con tu trabajo.

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También ando dándole vueltas a la eterna cuestión de ser un sujeto externo cuando estoy trabajando. Por mucha intimidad que tenga con las personas que aparecen en mis fotografías, nunca se llega a eliminar del todo la barrera entre el fotógrafo y las personas fotografiadas. No llego a estar plenamente integrado en la comunidad a la que acudo para fotografiar precisamente porque la estoy fotografiando. Es una cuestión sobre la que quiero trabajar en futuros proyectos.

Hasta aquí la entrevista con Adrián Morillo, un joven fotógrafo andaluz que deja nuestro país para poder trabajar, en el extranjero, como muchos otros ciudadanos de nuestro país. Dar las gracias a Adrián por su amabilidad en compartir sus experiencias con nosotros y le deseamos que todo marche muy bien en sus próximos proyectos. /Texto: Alfonso Domínguez Lavín. Fotos de Adrián Morillo.

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   Desde que una tarde lluviosa de invierno te sentaron en la bodega de Osborne encima de un señor con falda con pintas de no haber pisado jamás una barbería, y que amablemente te entregó un paquete grande envuelto en papel de embalar, ya nunca te abandonó la intuición de que, hubiera lo que hubiera dentro, eran la magia, la ficción y el juego los verdaderos regalos que debías cuidar con esmero el resto de tu vida.

Poco importó que años más tarde un día de fin de año descubrieras por casualidad un paquete parecido encima del mueble de la cocina, confirmando lo que el listillo de la clase había venido propagando desde el inicio del curso: que los reyes no eran tres, sino cinco, y que una de ellos era reina. Aquella primera pérdida de la inocencia cambió para siempre tu manera de mirar el mundo, pero con el tiempo te alegraste porque esas dos nuevas incorporaciones al cortejo real humanizaron aún más el establo de Belén. De hecho, aquellos magos,  que no venían de Oriente sino de una infancia de pan negro y tuberculosis, también tenían poderes sobrenaturales. Con un sueldo miserable, cuando lo había, hacían, nunca mejor dicho, unos números prodigiosos. Pucheros que aumentaban el tamaño de la olla; prendas que traspasaban armarios al inicio de cada estación; cuentos y tebeos que crecían y se multiplicaban en el liberato de Casa Juana, la biblioteca pública de la época.

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Fachada de la Biblioteca Pública, en 1971. Estaba situada junto al Ayuntamiento, sobre la Comisaría de Policía. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

En lo sustancial, eres el mismo mocoso que espera con ansiedad que le cuenten buenas historias con las que poder seguir iluminando las habitaciones oscuras de la infancia. El adulto que, a pesar de los achaques, acude cada sábado con sus compañeros al patio del recreo a echar un desafío aunque sea de portero y que sigue gritando mientras corre hacia el centro del campo que penalti gol es gol. El que subido a la torre más alta del Exín Castillos se reconoce sin avergonzarse en el niño que juega abajo con sus amigos a las chapas, al boli o al trompo. El que colorea los días grises de la madurez con el estuche de lápices Alpino.

Nadie envejece por dentro si sigue creyendo a pies juntillas en la magia, la ficción y el juego, esos regalos antiguos que, si se cuidan bien, duran toda la vida. /Texto: Pepe Mendoza.

Manolín Galvez, carnavalero gaditano, antiguo director de las chirigotas de Noly, destaca últimamente por sus composiciones para la calle. Aquí le tenemos interpretando el célebre cuplé de los hombres de la mar, dedicado al Vapor de El Puerto, con música de villancicos.

archivohispalenseEn el número 20 del Archivo Hispalense del año 1946, (Tomo VII. Pgs. 225-227) está recogida esta «Noticia sobre los ‘belenes portuenses’, que el zamorano Angel Peña Martín enviaba a nuestro embajador del belenismo porteño, Vicente Rodríguez Gimenez, --administrador de Sucesores de Angel Martínez-- y que reproducimos para los lectores de Gente del Puerto.

Existen muñequeros populares que realizan durante el año su tarea de figuraría tosca que, por este tiempo cercano a la navidad, se encargan de extender como mercancía de trueque, por toda la región andaluza, expendedores ambulantes, aceptando en cambio los trapos inservibles de las casas, que son enviados luego a los telares regeneradores de tejido. [En el caso de Ángel Martínez, que trabajaba en el Colegio de San Luis Gonzaga, vendía figuritas a los hijos de la burguesía andaluza que estudiaban en ese centro; tuvo una gran producción ayudándole hasta 20 aprendizas, lo que propició que figuritas suyas se extendieran por Andalucía, Extremadura y Sudamérica].

angelmartinez_retrato__puertosantamriaEntre las poblaciones españolas que se distinguen en la producción de figuras de nacimiento, destaca el Puerto de Santa María, con un taller familiar que ha llegado a alcanzar justo renombre en España e Hispanoamérica. Al tratar aquí este tema, no tenemos otro interés que el de registrar en Archivo Hispalense las noticias que hemos podido adquirir sobre el orígen, desarrollo y estado actual de esta industria , que pone el nombre de nuestra región a la mejor altura en este aspecto de la producción de las figuras de nacimiento.

Nuestro colaborador ilustre don Hipólito Sancho afirma que el origen de la industria artesana local de figuras de barro cocido para nacimientos es muy remoto. Tal vez pueda demostrarse documentalmente alguna vez la versión que atribuye a un discípulo de Salcillo la implantación en El Puerto de Santa María de esa labor artesana. De este escultor existen en esta ciudad todavía algunos misterios magníficos, muy superiores a los que aún producen los talleres murcianos de figurería. /En la imagen, Ángel Martínez.

hipolitosanchodesopranis_puertosantamaria copiaLos portuenses que, como suele decirse, peinan canas, recuerdan que hace cincuenta años [es decir, a finales del siglo XIX], aproximadamente, la producción de figuras estaba en manos de algunas señoras particulares de la localidad, especialmente en las de dos que, por más conocidas, se les llamaba las muñequeras en razón de su trabajo. Desaparecidas estas señoras, que mantuvieron hasta hace unos cuarenta años [año 1906] el último taller importante, los continuadores trabajaron con mala fortuna y peor orientación, y por repetir constantemente los mismos modelos, produjeron una lamentable decadencia artística. /En la imagen, Hipólito Sancho.

En realidad, fue siempre una industria en pequeño, estrictamente de artesanía, cuyos productos se extendían sólo en los meses de noviembre y diciembre en tiendas que se abrían expresamente para este menester, en El Puerto, Jerez y Cádiz; poblaciones que absorbían toda la producción, no de mucho volumen por cierto.

am_estantes_puertosantamariaHace cosa de treinta años [año 1916] un hábil carpintero, llamado Ángel Martínez, hombre ingenioso y con temperamento artístico, quiso elevar el nivel de la industria y comenzó sus tarea recurriendo a escultores para que les proporcionaran modelos adecuados; pero fracasó en el intento, pues solo obtuvo figuras amaneradas sin ningún carácter. Ni siquiera tenían la gracia ingenua y fragante de las tradicionales figuritas toscas de nacimiento. Pero el maestro Ángel era tenaz en sus empresas y decidió acometer de nuevo la tarea, comenzando por perfeccionar sus naturales condiciones para el modelado. Logrados los modelos personales que su gusto peculiar exigía, montó taller y horno y lanzó figuras variadas y graciosas, muy correctas dentro del género; con lo cual despertó el interés de los compradores y dio nueva categoría artística y nueva vitalidad material a lo que ya resbalaba por la pendiente del olvido. /En la imagen, estanterías con la producción de Ángel Martínez. /Foto Colección Vicente Rodríguez.

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Grupo costumbrista de Ángel Martínez. Un carretero transporta una bota de vino, junto a un letrero que señala la dirección 'El Puerto de Sª María-Sevilla'. /Foto: Colección Vicente Rodríguez.

Lo que no pudo hacer Martínez fue formar discípulos que continuasen su obrar, mantenida, sin embargo, mientras vivió con la ayuda de su esposa y una sobrina y esforzándose en atender las crecientes demandas nacionales y de los países hispánicos --sobre todo de la Argentina-- que estimaban sobremanera los grupos y figuras portuenses.

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La Anunciación a los pastores, figuras de Nacimiento del taller de Angel Martínez. /Foto: Archivo Hispalense.

El benemérito maestro Martínez falleció en 1945, no sin conocer el halago del reconocimiento oficial que el nuevo Estado --tan propicio a reavivar la artesanía folklórica nacional-- hiciera de su arte, otorgándole premio en una exposición característica.

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Nacimiento costumbrista con figuras del imaginero porteño. /Foto: Colección Vicente Rodríguez.

En la actualidad, la producción de figurería de nacimientos en el Puerto de Santa María, está mantenida por personas de la familia de Ángel Martínez, que desde luego realizan una producción estimable, como calidad artística, pero tan escasa que no cubre una mínima parte de la demanda comercial. Sería de desear que no decayese de nuevo esta producción de encantadoras figuras, que llevan a los hogares por modo misterioso, la ternura y el gozo que emanan los Nacimientos, que invita a cantar: ‘Venida es venida/ al mundo la Vida...’, bajo el altísimo eco de las sublimes palabras: «Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad». /Texto: Pedro de San Ginés.  Diciembre de 1946.

 

La sede de la Concejalía de Turismo de El Puerto, ubicada en el Palacio de Araníbar, junto al castillo de San Marcos, acoge un nacimiento impulsado por la asociación de discapacitados físicos La Gaviota. El belén es muy especial, ya que ha sido realizado íntegramente con 'clicks' de Playmobil y piezas de esta línea de juguetes con los que han jugado miles de niños desde los años 70.

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José Miguel Merchante, delante de su obra. 

El artífice del montaje es un profesor portuense, José Miguel Merchante, colaborador de la asociación La Gaviota. Hace ahora dos años su hermana le regaló un pequeño nacimiento de esta marca de juguetes y tras instalarlo en su casa el año pasado, aderezado con otras piezas conseguidas de aquí y de allá, se le ocurrió la idea de montar un gran belén que ahora verá la luz con esta iniciativa.

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Un momento de la inauguración del Nacimiento.

La gracia de este nacimiento no está en la cantidad de piezas que se han utilizado, ni en los metros cuadrados que ocupa -aunque para su montaje se ha necesitado una sala completa del Palacio Araníbar- sino el detalle con el que se han recreado las nueve escenas que lo componen, con las figuras de los clicks que han sido desmontadas una a una para desechar todo lo que pudiera recordar a su aspecto más contemporáneo y customizando los muñecos hasta evocar las escenas más propias de los nacimientos clásicos.

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Un detalle del nacimiento de mas de 9 metros de la marca alemana de Playmobil.

Así, al belén no le faltan escenarios como el mar, un acantilado y una playa, el desierto, el portal de Belén, el campo, una calzada de romana, un mercado y el circo romano. Para el mercado, por ejemplo, se han instalado une veintena de puestos en los que se venden productos típicos de la época de muy pequeño tamaño, que han tenido que ser cuidadosamente pegados y dispuestos. Las piezas, como es lógico, han salido de diversas procedencias. Muchas de ellas José Miguel las ha comprado por E-bay y otras las ha comprado al peso a familias con hijos ya mayores que no sabían qué hacer con ellas.

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Cuando la visita se acaba se puede colaborar con lo que se quiera depositando el dinero en una hucha o comprando algún número para la rifa en la tómbola que aparece en la imagen, donde pueden tocar diferentes premios. 

José Miguel es profesor de Tecnología en el colegio portuense Las Carmelitas y lleva trabajando en este proyecto desde el pasado verano. Para ello ha contado con la ayuda de Ramiro Cerezo, compañero y director de Primaria en el centro educativo, que se ha encargado de las necesarias labores de carpintería. Para ambientar por ejemplo el oasis José Miguel ha 'tuneado' la isla pirata de Playmobil, recuperando las palmeras y modificando parte de las piezas. "Es un belén vivo y esperamos que los niños y sus familias disfruten mucho con él", dice José Miguel.

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Una pancarta invita a los paseantes de la plaza del Castillo a visitar el Nacimiento instalado en la Oficina de Turismo.

Cada una de las planchas que componen el belén se han trazado primero cuidadosamente sobre el papel y después se han montado pieza a pieza, mimando los detalles de cada escena. El sábado por la mañana se terminaban de ensamblar los diferentes pasajes ya sobre el terreno, en el Palacio de Araníbar,  y hasta el próximo 4 de enero se podrá visitar este particular nacimiento. El horario de visitas será de 17:30 a 20:30 de lunes a viernes y los fines de semana también en horario de mañana, de 12:00 a 14:00 horas. Cerrará únicamente los días 24 y 31 de diciembre y los días 25 de diciembre y 1 de enero solo abrirá por la tarde. La entrada será gratuita y como la finalidad es solidaria se instalará una tómbola con regalos que han sido donados por diferentes empresas de El Puerto.

Si la iniciativa tiene éxito José Miguel ya piensa en repetir el año que viene y tiene proyectos como el de añadir al paisaje un campo de girasoles y algunos animales como elefantes y parihuelas para los Reyes Magos. /Texto: Teresa Almendros.

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Nacimiento obra de Pedro Jesús Ramírez.

Ayúdame a terminar,
belenista, el Nacimiento
en el pequeño aposento,
que tengo junto al pinar.
Ayúdame a precisar
el sitio de cada cosa.
Ya he colocado esa Rosa
del Niño Dios en su cuna;
sobre los riscos, la luna,
y, la estrella luminosa
en el dintel del Portal.

Adentro, junto al pesebre,
una paloma, una liebre
y un corderito lechal.
Muy cerquita del umbral,
el buey y la mula; un pastor,
un rechoncho labrador
montado sobre un pollino,
y, a la vera del camino,
el primer almendro en flor.

La Virgen, como si nada,
recién salida del parto.
Una esterilla de esparto
en la pared desconchada,
junto a una ventana ajada,
que nunca ventana fue.
El bueno de San José,
que no sale de su asombro,
y, un “malage”, que no nombro
por eso que yo me sé.

Y he puesto también el río,
la casita en la colina,
los pavos y las gallinas,
la nieve, blanca de frío.
El asustado “pío-pío”
de un bando de gorriones,
el limonar con limones,
que me han dicho que es lunero,
y, el Arcángel mensajero,
alertando corazones.

Todo, o casi todo, está
colocado a mi manera,
y aquello, que no estuviera,
luego, más tarde, estará,
pues de mucho me valdrá,
según tus sanos consejos,
poner más cerca o más lejos
lo que más salte a la vista...
Eso, amigo belenista,
a tus cuidados lo dejo.

Pero dime, por favor,
artista del Nacimiento,
orfebre del sentimiento,
y alfarero del amor.
Dímelo tú, soñador,
artífice de la luz,
al íntimo contraluz
de los aires navideños:
¿En dónde pongo mis sueños?,
y , ¿dónde pongo la Cruz?

Paco del Castillo. Navidad 1995.

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ramonvelez_1960_puertosantamariaAunque un poco tarde, acogiéndome a lo que nos dice el refrán ‘más vale tarde que nunca’, quiero escribir de Ramón Vélez González, ‘Ramoncito del Barrio’ para sus contemporáneos gaditanos, bailaor profesional nacido en Cádiz el 15 de julio de 1927 y fallecido a los 86 años en El Puerto, el 17 de septiembre de este año 2013, ciudad que lo acogió con con un cariño recíproco, desde su jubilación a principio de la década de los 90 del siglo pasado. Vivía en la barriada de la Playa. /Ramón Velez, en su etapa de bailaor, en 1960, con 33 años.

Hablar con Ramón era una verdadera delicia. Tuve el placer de conversar con él en innumerables ocasiones. Hombre con numerosas vivencias flamencas, era una enciclopedia. Él mismo se tachaba de tener mala lengua, tenía el donaire de Cádiz.

En 1948 fue contratado por Manolo Caracol y Lola Flores, junto al genial Beni de Cádiz --fueron como hermanos-- recorriendo mucho mundo flamenco con penas y glorias, por teatros, festivales y salas de fiestas de aquellos años. Estaba casado con la bailaora y bailarina madrileña María de los Ángeles López ‘La Princesita’, nombre artístico en sus comienzos, posteriormente ‘La Prince’, con quien tuvo tres hijas: Rocío, Milagros,  a la que llaman 'Nena' y Marian, casada esta última con Guillermo Ramírez, músico al igual que su padre, Francisco Ramírez Tallón 'Koky' (ver nótula núm. 349 en GdP).

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De izquierda a derecha José María de la Isla, Miño Loja, Beni de Cádiz, El Pescaílla, Enrique Pantoja, Pepe Márquez Jefe de Ventas de González Byass, Ramón Vélez, Paco Fernández, coreógrafo, Joaquín Romero, cómico y Gabriel Cortés. Abajo, Pepito, sobrino de Lola Flores, Melchor de Mairena hijo, Manolito y Ricardo un desconocido amigo. Bautizo de la segunda hija del artista: Milagros.

Me contó Ramón una anécdota que paso a relatar. Cuando llegó a Madrid a finales de los años cuarenta el Beni y el propio Ramón le pidieron a Manolo Caracol un anticipo para poder comer y buscarse una pensión donde cobijarse, «Veníamos de un viaje de muchas horas sin comer y mal dormir en aquellos trenes de vapor», recordaba. Se aposentaron, dejando las maletas de cartón y entraron en un restaurante del centro de Madrid, acompañados por Pepe Jiménez 'Bigote' (ver nótula núm. 215 en GdP) vieron pasar un camarero con platos de filetes de gran tamaño y sus correspondientes patatas. Ramón se dirigió al sirviente: «--Por favor nos trae dos platos de carne y muchas papas fritas». Al finalizar el yantar, le preguntó Ramón a el Beni: «--¿Que tal has comido?», a lo que éste le respondió: «--Te voy a decir una cosa, Ramón de mi alma, yo no me muevo de Madrid, por la gloria de mis muertos», del hambre que se había quitado. También fue íntimo de Chano Lobato, sintiendo mucho la pérdida del duende del compás.

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De izquierda a derecha, Antxón, Jefe de Ventas de González Byass, Antonio González 'el Pescaílla', 'La Polac'a, Ramón Vélez, Pepe Márquez Jefe de Ventas Nacional de González Byass, Paco Aguilera guitarrista de Lola Flores, detrás: el marido de 'La Polaca' y Juan José, recitador.

La última vez que nos vimos fue en el Bar Fermesa ‘El Rincón del Arte’, situado en la esquina con Ronda de las Dunas, con Jerónimo Jimenez. Allí le entregó a su propietario, David Oliva Villar (ver nótula núm. 1.517 en Gente del Puerto) el primer traje que utilizó bailando en su presentación en Cádiz, para que quedara como recuerdo unido a la gran colección de fotos y objetos flamencos que allí se pueden contemplar.

Me tuvo informado mi compadre y amigo Luis Gatica (ver nótula núm. 112 en GdP) de la enfermedad de Ramón Vélez. La nota triste fue en el Tanatorio de El Puerto: solo estuvieron presentes su mujer, hijas, yernos y algún familiar. Es una pena que un artista de estas características, que al dejar el mundo artístico fue inspector de ventas --representante-- de las Bodegas González Byass en Madrid y Sevilla, bailaor que recorrió medio mundo actuando con los mas grandes del flamenco, se fuera sin hacer ruido.

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Ramón Vélez con 'Prince' y sus hijas Rocío, Milagros 'Nena' y Marian.

En 2001 publicó un libro autobiográfico: ‘Mi vida contada. Un bailaor flamenco de los años cuarenta’, para el que contó con la ayuda del porteño Javier Renedo Varela, en la colección ‘Calle Ancha’, patrocinio de la desaparecida Caja San Fernando.

Es ley de vida, amigo Ramón, que nos tenemos que marchar con los que no vuelven. ¡Con el miedo que le tenías tu a ese trance! Solo te digo que te lo pases bien donde estés, acuérdate de lo bueno y dale un fuerte abrazo a Benito y a Felix de Utrera, si te los encuentras, de mi parte. A tu esposa e hijas, lo siento. Se nos fue un bailaor con el sello autóctono de la escuela gaditana. /Texto: Antonio Cristo Ruiz.

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¡Que bueno está el boniato! Ya lo probé esta nueva temporada, lo cual no debería ser una noticia por si misma porque siempre lo hago, pero en este caso se significa por la fecha que se puede llevar a cabo que es primero de noviembre, es decir, más o menos en su tiempo. Esto se debe a que el otoño ha dejado de ser un verano alargado y ha vuelto a ocupar su espacio temporal con la correspondiente lluvia, algo de sol y su poquito de frió que incita a saborear dicho fruto. Sabemos que la llegada del otoño proporciona la aparición de las castañas, las nueces y los boniatos. Es el momento en que fundamentalmente los mayores de edad celebramos la Fiesta de Todos los Santos y el Recuerdo de los Difuntos. Para los más jóvenes que quizá desconocen esto y se han decidido por la influencia de la calabaza anglosajona les diré que el boniato es un tubérculo tropical que necesita un clima cálido para subsistir, con un suave sabor dulce y muy estimado por algunos lugares en estos tiempos. Al igual que la patata fue introducida en España procedente de América.

Aquellos vecinos de más edad que no estén suscritos a las calabazas recordaran mejor que llegadas estas fechas se hacia acopio de los productos nominados aunque el boniato era más propio del duro invierno. Durante muchos años atrás este tubérculo constituyó un complemento de la comida, o solo la comida, de muchas personas. No era difícil encontrar casas donde se hornearan o cocieran, e incluso muchos llevaban los frutos a los hornos de leña de las panaderías, donde singularmente la cocción y el sabor eran mejores.

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'Kolgaíto de El Puerto', (ver nótula anterior) caracterizado para estas fechas. /Foto: María de la Orden.

Estas festividades no dejan de ser eventos sociales donde las costumbres culinarias es una muestra de la disposición patrimonial de la localidad. No obstante todo el mundo debe estar abierto a nuevas aportaciones, aunque se debería hacer un esfuerzo por no olvidar todo lo que de tradición tienen estas palabras. Por cierto, para todos aquellos seguidores de la calabaza anglosajona me gustaría comunicarle que el Día de Acción de Gracias, Thanksgiving Day, se celebra el cuarto jueves del mes de noviembre. /Texto: Rafael Sánchez González.

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CARA Y CRUZ DE LA VIDA. En febrero de 1852 la sociedad española se conmocionó al conocer el fallido intento de un  sacerdote de apuñalar a Isabel II, a su salida de la iglesia de Atocha, a la que solo consiguió herir levemente en el costado.  El cura regicida se llamaba Martín Merino, tenía 63 años y era natural de Arnedo (Logroño). Conocido o apodado como “El Apóstata” al haber renunciado a sus órdenes sagradas a los siete años de ser ordenado sacerdote en Cádiz, en 1813, fue ejecutado a garrote vil días después del intento de homicidio a pesar de estimársele trastornos mentales y de la opinión contraria de la víctima, la reina Isabel II.

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Los glacis de Puerta Tierra de Cádiz.

Apenas iniciado el verano de ese mismo año de 1852, el miércoles 23 de junio, tuvo lugar otra ejecución, menos sonada y más próxima, la ejecución por fusilamiento en los glacis de la derecha de las Puertas de Tierra, en Cádiz, de dos delincuentes prófugos, uno de ellos, José Otero Pérez, nacido en El Puerto de Santa María en 1820 y avecindado en Utrera. En esta última población había iniciado su carrera delictiva con diversos robos en despoblados, agravados con una primera fuga cuando era conducido de tránsito por la Guardia Civil. Sobre él pesaba una condena de veinte años de cadena en el momento en que, junto con otros dos reclusos, logró fugarse nuevamente el 18 de marzo de ese año. A uno de los fugados, llamado Antonio Segovia, lo detuvieron a cien metros de la cárcel. Hacemos un pequeño inciso para referir el delito de este último, un crimen de los llamados pasional, que en su día se cantaría en romances como el “Crimen de la Gallina Ciega”.

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Óleo sobre lienzo 'La gallina ciega' de Francisco de Goya (1789). 269 cm x 350 cm. Museo del Prado. (Madrid).

Años después de romper noviazgo con una mujer y tener ésta nueva pareja, el sujeto, aparentemente,   mantenía relación de amistad con ambos con los que alternaba socialmente. En una fiesta a la que asistían los tres, propuso jugar a la “gallina ciega” y cuando le toco el turno de actuar como tal al nuevo novio, y tuvo los ojos vendados, apagó Segovia la luz y asestó numerosas puñaladas a su indefenso rival hasta matarlo. Aunque fue sentenciado a muerte por ello, le fue conmutada la pena por 20 años de cadena, la misma que padecía el portuense Otero Pérez. El otro, llamado Manuel Torres, cuyo historial delictivo desconozco, parece que no fue localizado en los días que siguieron a la fuga, mientras que José Otero, que tiró para su tierra, haciendo alguna “visita” en algunas de las cortijadas del camino, donde se proveyó de dinero metálico, una escopeta y un caballo, fue reconocido y detenido con estos pertrechos por la partida de la renta de Consumos, siendo trasladado a la cárcel de Cádiz.

La pena de muerte se les impuso por el delito de atropello al centinela y fue aprobada por el Capitán General de Andalucía. Se  leyó la sentencia a los condenados 24 horas antes de su ejecución, quedando en capilla bajo la custodia de un batallón del Regimiento de Almansa. Las crónicas periodísticas indican que ambos mostraron una gran serenidad durante todo este tiempo, “comiendo con apetito y hablando con los circundantes, especialmente Otero, que salpicaba la conversación con dichos agudos y chistosos, convidando a comer con ellos a cuatro presos de la misma cárcel y al Sr. Alcaide.” José Otero tuvo el detalle, antes de ser fusilado, de llamar al Ayudante de Guerra y declarar que dos personas presas en la cárcel de Utrera por robos en despoblados eran inocentes, pues “aquellos crímenes lo había cometido él solo”.

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La antigua cárcel, o Cárcel Real de Cádiz.

Los condenados hicieron el “paseíllo” desde la Cárcel Real, edificio proyectado por el arquitecto portuense Torcuato Benjumeda, hasta las murallas de Puerta de Tierra, que habían sido remodeladas por su antecesor municipal y padrino de bautismo, Torcuato Cayón, escoltados por treinta granaderos. A las once de la mañana del 23 de junio, un piquete de la brigada de Artillería del Regimiento de Almansa realizó la descarga mortal, en cumplimiento de la sentencia dictada.

LA OTRA MUERTE, ANTAGÓNICA.

Dos días después, caía herido mortalmente  en la arena del que sería el sexto coso taurino local, inaugurado en 1845, propiedad de una sociedad anónima, el picador Carlos Puerto,  consagrado como  figura estelar en su arriesgado oficio, -entonces los caballos no tenían el peto de protección- como puede comprobarse revisando las publicaciones de mediado el siglo XIX, donde  son innumerables las citas que de él se hacen en  periódicos de la capital y provincias, dando fe de su excelente cualificación y prestigio como varilarguero.

Por el escritor y documentalista taurino José Carralero, autor de “Los toros de la muerte”,  hemos conocido los detalles de este dramático suceso, ocurrido durante la lidia del quinto toro en la tradicional corrida de San Juan, que en esta ocasión se celebró el 25 de junio de 1852.  Carralero firma un artículo en la Revista Portuense del 2 de julio de 1932,  titulado: “Una corrida célebre en El Puerto hace ochenta años. La muerte del picador Carlos Puerto Sarto”  de la que reproducimos parte de su contenido:

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'A los Toros'. Grabado en madera de Froment.

“…Van a correrse ocho toros escogidos de la ganadería de don Anastasio Marín, de Coria del Rio. Pica Carlos Puerto, el hijo adoptivo de la Ciudad, el amigo de todos, el que viene a justificar ante sus paisanos la gran reputación adquirida en las plazas de la Península y de América, a fuerza de constantes alardes de valor y destreza… Salta a la arena el quinto toro, de nombre Media Luna, de pelo colorado, careto y ojo de perdiz. Sale abanto y con muchos pies, consiguiendo parárselos el (diestro) Salamanquino con cinco lances, y emprende una faena dura con la gente montada, dejando seis caballos en la arena a cambio de nueve puyazos. Se aploma un tanto el toro y trata de obligarle Carlos Puerto, citándolo muy en corto. En ese crítico instante, cuando todo el concurso admira la serenidad del lidiador, que se estrecha de un modo magistral con la fiera, el Gobernador Civil de la provincia, que en mala hora ha ido a presidir  la fiesta, (aunque no lo indica, se trataba de Martín de Foronda que pasaba sus últimos días en la provincia pues poco después pasaría a ejercer  como gobernador de Barcelona, ignorando si este incidente y sus posteriores consecuencias tuvieron relación con el cambio de destino) hace una seña enérgica a un salvaguardia para que arree al caballo del picador.  Castigado al animal con un fuerte latigazo en sus cuartos traseros, se atraviesa delante del toro, que arremete con espantosa violencia; saca de la silla a Carlos Puerto, llevándoselo clavado del cuerno derecho y, campaneando por espacio de varios segundos, le arroja con furia sobre la tierra.  Se escucha entonces en todos los ámbitos de la plaza una exclamación de horror, mezclada con gritos y denuestos a la Autoridad, que se acentúan y suben de punto hasta tener que intervenir la fuerza armada y desalojar la plaza. ”

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Pepe-Hillo salva al picador Ortega, obra de José María Chaves Ortiz. (1886). Litografía Palacios. Serie 'La Lidia'.  (Madrid).

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luissuarezavila_f_puertosantamariaPoco después de las nueve de la noche del miércoles, 7 de septiembre de 2001 daban comienzo los cultos anuales en honor de la Patrona, Titular de la Ciudad y Alcaldesa Honoraria Perpetua de El Puerto, la Virgen de los Milagros. Según rezaba la convocatoria tradicional, se los dedicaban su Archicofradía y Esclavitud, el Venerable Clero y el católico vecindario de esta Ciudad.

El primero de los actos fue el pregón pronunciado por el abogado portuense y colaborador de Gente del Puerto, Luis Suárez Ávila, que fue presentado por el académico de Santa Cecilia, Enrique García Máiquez, quien dijo del atípico pregonero que era un ilustrado, artista por herencia familiar, erudito en múltiples disciplinas, generoso en el tiempo que le dedica a amigos y a cuantos se le acercan; que ayuda de muchas formas a la raza gitana, y que tiene la gracia gaditana de decir las cosas en serio.

Fue un pregón intimista, histórico, y mariológico, con un toque poético que incluía varios sonetos de Luis Suárez Rodríguez, padre del pregonero, quién avisó que «--Pregonar, es proclamar algo que conviene que otros sepan», y quiso dejar bien sentada la diferencia entre la historia y la leyenda que envuelven la historia de Nuestra Señora de los Milagros, por otro nombre Santa María del Puerto.

alfonso_x_F_puertosantamariaAPARICIÓN O ENCUENTRO.

Así, Suárez se refirió a las redacciones tardías de la leyenda que dicen de Nuestra Señora se apareció a Alfonso X y le instó a conquistar la ciudad. El pregonero abogó por  la tradición más antigua. Y es que la imagen fue escondida por los cristianos que ya habitaban Alcanate, sobre 1253. Encontrada la imagen con posterioridad, entre 1255 y 1257 por los repobladores en el Pozo Santo, donde luego se construiría el Santuario Mariano que es hoy la Iglesia Mayor, se produjo una tremenda convulsión en la ciudad, -lo cuenta en la Cantiga 328 Alfonso X- que pasó a llamarse Santa María del Puerto, en lugar del pactado nombre a conservar con el alguacil moro,  de Alcanate. La aparición de la imagen cambió la vida y hasta el nombre a la puebla. Fueron tantos los prodigios, acontecimientos excepcionales, y ‘milagros’ que se trocaría el nombre de la imagen de Santa María de El Puerto a Nuestra Señora de los Milagros. Con esa doble advocación se habla de Ella en los primeros estatutos que conserva la Archicofradía de la Esclavitud, extendiéndose Suárez en los orígenes de la hermandad y sus títulos.

virgenmilagros_camarin_F_puertosantamariaLA MÁS CANTADA.

Abundó el pregonero en que  la Virgen de los Milagros ha sido la más cantada de todos los siglos, de todas las épocas, en el Cancionero Marial más importante de la Edad Media, las Cantigas, pasando por los Siglos de Oro, el de las Luces, el XIX y el XX. Y se explayó con la nómina de trovadores que fueron de la Gran Dama en los últimos siete siglos, que hasta en el British Museum se conservan epigramas latinos dedicados a Milagros. /En la imagen de la izquierda, pintura situada en el remate de la escalera de acceso al Camarín de la Patrona, en la Capilla de la Virgen de los Milagros.

Trajo a colación Suárez que “Joseph Snow, profesor de Literatura Española de la universidad de Michigan, que vino aquí, al camarín, a conocer a la Señora, cuyos milagros había estudiado tantas veces en las Cantigas, escribió que El Gran Puerto de Santa María es un exvoto de Alfonso X a la Virgen. Toda la Ciudad”. 

virgenmilagros_exvototaurino_F_puertosantamariaY es que “la Ciudad es, genitivamente, propiedad de María: El Puerto de Santa María. Sus hijos somos de su propiedad. Y ella nos mira “como a cosita propia”, que dice el verso rotundo de una siguiriya gitana.” /En la imagen de la izquierca EXVOTO que se encuentra en las escaleras de acceso al Camarín de la Virgen, único, que se conozca, referido a una cogida en una corrida de toros.

El vecino de la calle San Juan, se rebuscó, se recreó y se renovó, meditando, recitando, unos sonetos que su padre compuso a Milagros, con los que medió y terminó su brillante y nada convencional pregón: “Si para Él te escogió, negarte nada/ podría quien de sí te fue donado./ Hija, Madre y Esposa en un trazado,/ dejó la Trinidad en ti trazada.” Dejó dicho Luis Suárez.

alberti_vm_F_puertosantamariaRAFAEL ALBERTI Y MILAGROS.

Recordó el pregonero los cantores a la Virgen, entre los que destaca Rafael Alberti Merello, “que además de hacerle versos, la pintó, nostálgico de su crianza y de su pueblo, en una puerta de su casa de Punta del Este, en Uruguay: La Virgen de los Milagros, sobre una barca, en el Guadalete, bajo una guirnalda de grímpolas que van desde una a la otra banda”. /En la imagen de la izquierda, dibujo de Rafael Alberti sobre la Virgen de los Milagros.

Suarez se refirió también a que “Rafael Alberti le decía a José Ignacio Buhigas en una entrevista, que la Virgen es la destinataria del más importante cancionero del XIII, las Cantigas, y la imagen mariana española más cantada por los poetas, de todos los siglos. Y, ante la Virgen, en el camarín, añadía Rafael Alberti a José Ignacio: «Y esto debe saberse»”

Poema de Rafael Alberti dedicado a la Virgen de los Milagros; pulsando AQUÍ, se accede a un enlace con el texto del poeta y la voz de Nuria Espert.

PREGONERO A ESPALDAS DE SU MUJER.

Luis Suarez desveló que, por razón de su contrato de matrimonio con la Hermana Mayor de la Esclavitud (le afecta el impedimento de vínculo o de afinidad, que diría el Derecho Canónico), se había negado a pronunciar el pregón; y que la Junta de Gobierno de la citada hermandad fue a verle en comisión y le instaron a que no le participara su propuesta, que se hizo a espaldas de Pepita Lena. Tuvo recuerdos para el poeta José Luis Tejada: “casi como un hermano mayor que yo tuve. Poeta redondo, entroncado con los clásicos, con las vanguardias y con la poesía popular, que llamó a María de los Milagros ‘requeteinmaculada’ ”.

patrona_juanlara_F_puertosantamariaCURIOSIDADES DEL PREGÓN.

Solo cuatro miembros, de la Corporación Municipal asistían al acto: el alcalde, Hernán Díaz; el delegado de Fiestas, Fernando Gago, y los concejales populares Rafael Vallejo y Juan Ramón Castillo. ¿Para cuando una celebración civil del Día de El Puerto, conmemorando la fundación por Alfonso X, el 16 de diciembre de 1281? La expectación que produjo el anuncio del pregonero, atrajo a más fieles que de costumbre al Templo, mayoritariamente femenino: 70% frente al 30% masculino. /En la imagen de la izquierda, óleo sobre lienzo de Juan Lara Izquierdo, que se conserva en la Academia de Bellas Artes, Santa Cecilia.

Entre los asistentes, el párroco de la Prioral Diego Valle; la Hermana Mayor de la Archicofradía, Pepita Lena; el Presidente del Consejo Local de Hermandades, Gonzalo Ganaza; el otrora pregonero Francisco del Castillo; la mezzo-soprano Merche Valimaña. Como en un viaje por el tiempo, nos transportó Suarez, empezando su erudita alocución en latín, como los sermones antiguos, que luego tradujo a la lengua del común, para alivio de los asistentes. No  podía ser menos. El pregonero vestía elegante terno de color gris oscuro, con corbata de seda, y gemelos. Por tres veces se emocionó Suarez, al recordar a los ausentes: Juan Luis Bermudez, José Luis Tejada, y a su padre. /Textos: José María Morillo

Más información de Luis Suárez Ávila en GdP. Nótula núm. 128.
Más información sobre la iconografía de la Virgen de los Milagros, aquí.

El pregón de la Patrona, completo, pulsando aquí

Alberto Anguiano Anta es un logroñés de 82 años que lleva viniendo 32 por El Puerto de Santa María. Nació en 1931. Divorciado, con dos hijos y una hija, está afincado en nuestra Ciudad --donde es muy querido-- en la Costa Oeste. En su Logroño natal se dedicaba al comercio, la ferretería y la construcción.

El año de su nacimiento: 1931 se celebran elecciones municipales el 12 de abril y el 31 de mayo, ya con la II República, se vuelven a celebrar los comicios locales. Fueron alcaldes ese año Eduardo Ruiz Golluri por los conservadores y Francisco Cossi Ochoa, por los progresistas.  Rafael Alberti estrenaba su primera obra de teatro: 'El hombre deshabitado' y se afilia al Partido Comunista. Pedro Muñoz Seca estrena las obras de tratro: “¡Todo para ti!”, “El alma de corcho”, “El drama de Adán”, “Mi padre”. El 14 de abril de 1931 nacían el primer alcalde del actual periodo democrático, Antonio Álvarez Herrera, el 22 de mayo el pediatra Juan Luis Bootello Reyes, el 28 de diciembre Francisco Sánchez Aguilar, del desaparecido Tabernón Sánchez, de la calle Ganado y el pintor portuense Vicente Galán.

Tío Alberto es muy querido en El Puerto, donde tiene numerosos amigos y reuniones de las que es habitual, recibió hace unos días un homenaje de sus amigos de una de sus peñas, la autodenominada ‘Tío Alberto’, en el Bar El Brillante.

Es conocido en diversos ambientes locales por su simpatía y su buen humor del que hace gala. Permanece fiel a su soltería tras el divorcio, aunque reconoce que no le faltan proposiciones, si él quisiera. Con la mente muy bien amueblada cuenta anécdotas de su tierra natal mientras que prueba los platos de la gastronomía portuense: le encantan la raya y las acedías. «Todas las mañanas me levanto y doy gracias a Dios: en El Puerto hay gente muy buena y por eso me quedé». Y conduce a diario su vehículo.

El diseñador portuense solo recibió un encargo municipal en vida para realizar el anuncio de la fiesta. El cartel premiado en 1964 sirvió para anunciar la Feria de ese año. /En la imagen, el artista, en una fotografía de la Fundación Manolo Prieto.

Fue en El Puerto, en la casa natal, de la que su abuela era casera -portera- donde Manolo Prieto descubre el primer cartel, que tanto le impactó, y que según me confesó, en una de nuestras largas charlas, recordaría durante toda su vida. Se trataba del cartel anunciando los Chocolates Matías López, para el que el empresario gallego contrató a Ortego y Vereda, creando éste unos cartones que pasarán a la historia de este país por ser los primeros carteles publicitarios que se pueden considerar como tales.

Ya se dice en la Biblia: "Nadie es profeta en su tierra." Y, en Manolo Prieto se cumple esta rotunda sentencia, pues siendo el mejor cartelista nacido en El Puerto, y de los más premiados y prestigiados en nuestro país, sólo en una ocasión los regidores de su ciudad le encargaron un cartel de Feria.

Fue en enero 1953 cuando nuestro Ayuntamiento le solicitó la realización de un cartel para la edición de la Feria de Primavera de ese año. Por dicho encargo le fue abonada la cantidad de 2.000 pesetas de la época. Este será el cartel reeditado para anunciar la Feria de Primavera y (aunque no se mencione en el mismo) 'Fiesta del Vino Fino' del pasado 2012. Ya desde 1994 nuestra Feria de Primavera lleva el añadido de Fiesta del Vino Fino.

Este cartel fue sido cedido gentilmente por sus herederos, a petición del Ayuntamiento, para conmemorar el centenario del nacimiento del artista portuense que se cumplió el pasado 16 de junio de 2012.

Cartel originalísimo, el que anunciaba la Feria de El Puerto. Cartel de tintas planas, en tres planos superpuestos, donde aparecen caballos, jinetes y amazonas. Cartel que nos recuerda una portada de la revista Blanco y Negro, aparecida en 1930 -año de la llegada de Manolo a Madrid-, obra del artista Enric Climent, que suponemos llegó a ver Prieto, y es posible le quedara grabada en la retina y años después le inspiró este cartel.

Se puede decir que este cartel es uno de los más importantes e innovadores en toda la historia de la cartelería de la feria portuense, pese a lo elemental de su concepción, y al mínimo de líneas y colores. Glosando su obra, el subdirector del Museo de Arte Moderno de Madrid e ilustre crítico de arte Gil Fillol, decía: "Cada idea la viste con la jerarquía y dignidad que le corresponde, pero sin uniforme. Para cualquier género grande o chico está perfectamente capacitado. De sus lápices puede salir una ópera, un poema sinfónico, una zarzuela o un sainete; o lo que es lo mismo, una decoración mural, un cuadro, un cartel o una viñeta".

Ese mismo año un cartel de Manolo Prieto anunciaba la Gran Corrida Extraordinaria de la Beneficencia de Madrid.  Durante las décadas de los 50 y 60 varios carteles suyos fueron premiados y anunciaron esta emblemática corrida madrileña.

Decíamos que solo un cartel se le encargó a Manolo en vida. Pues el segundo cartel de Feria que lleva su firma lo consiguió en un concurso convocado por el Ayuntamiento en 1963, para anunciar la Feria del año siguiente. Así en enero de 1964 se falló el premio, resultando ganador nuestro paisano, por la obra titulada Cascabeles de Feria, con un premio en metálico de 5.000 de las antiguas pesetas. Años después, el mismo nos explica su cartel en estas pocas palabras: "Cartel muy localista y lleno de alegría. Con un poco de voluntad se pueden escuchar hasta los cascabeles."

El segundo premio fue para José Alvarez Gámez -artista que anunciaría la feria del puerto en las ediciones de 1957, 1962 y 1966-. Y el tercer premio sería para Rafael de los Santos Márquez.

Manolo falleció el 5 de mayo de 1991, tres días antes de que se encendiera el alumbrado de la feria portuense. Pero no sería hasta seis años después cuando el Ayuntamiento decide que la feria se anuncie con una obra suya. Tuve el inmenso honor de que me encargasen el cartel de 1996, un año después de uno de Juan Lara y un año antes que el de Manolo Prieto.

Y, para esa ocasión de 1997, se tomó como punto de partida, uno de los minúsculos bocetos que Manolo realizó, en 1970, para anunciar el Fino Quinta. Se amplió dicho boceto, se le cambió el color del etiquetado de la botella, añadiéndole a ésta, la leyenda de 'Vino Fino de El Puerto'.

Sirva la reedición de este cartel de 1953, que anuncia este año nuestra Feria, y la efemérides de su centenario, para recuperar la figura de Manolo Prieto, haciendo realidad la ansiada Fundación que lleva su nombre, y para la que el artista donó, en 1988, millares de obras -entre carteles, cuadros, medallas, discos, revistas, libros, incluidos los pequeños bocetos-, y que esperan el sueño de los justos, para su exposición permanente, desde los depósitos municipales y su domicilio madrileño.

Que al fin se haga justicia con nuestro artista, y pronto en El Puerto podamos dar un rotundo mentís a la sentencia bíblica, y Manolo Prieto sea profeta en su tierra… (Texto: Francisco M. Arniz Sanz).

María Mora Mateos, el bailaor Antonio Sánchez Mora ‘Loliti’ y Puchi, en la Feria de El Puerto a mediados de los cincuenta del siglo pasado.

Antonio Andrades Arana, ‘Carambito’ con sombrero, en la Feria de Crevillet, acompañado de su familia.

Pedro Ventura, a la derecha, con unos amigos en la Velada de la Victoria.

Esther García Rubín y unas amigas aprendiendo a sentir la Feria con faralaes.

Las hermanas Irene, Marta, Mónica y Susana Bollullos Prado. Esta imagen fue portada de Diario de Cádiz a mediados de la década del 2000.

El desaparecido alcalde de la Ciudad, Fernando Gago, bailando con la que fuera su concejala de Fiestas, Silvia Gómez, ante la mirada de Pedro Pablo Lamadrid. De espaldas, Pedro Alamillos Ortega.

De izquierda a derecha, Enrique Moresco, Juan Carlos Rodríguez, la desaparecida esposa del primero, Miguel León, Hernán Díaz, la esposa de Rodríguez y Pepe Joly Palomino, en la caseta de Diario de Cádiz a finales de la década de los noventa.

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Concurso de Ganado. Feria de Primavera 5 al 9 de mayo de 1960.

La Feria  es alegría y jarana. Es la exaltación de nuestro vino fino, una bebida agradable, con un grado de alcohol moderado y que se asimila bien, según cada cual, pero su abuso desencadena muchos «dolores». Nuestra Feria  hay que vivirla y disfrutarla, pero siempre con talento y con tiento. Lo principal para tener una Feria  apacible en el apartado de la salud es gozar con la fiesta y con el vino.

Concurso de caballistas. Feria de Primavera. 6 al 8 de mayo de 1961.

Acompañar siempre bebida con comida y en cantidades moderadas, poco a poco.
El día es largo, la noche aún más, y no hay nada peor que culminar una jornada de feria  en la ambulancia o en casa, hecho polvo el estómago y la cabeza.

El gitano y la cabra. Feria de Primavera. 19 al 21 de mayo de 1962.

Quien más y quien menos tiene que «cumplir» en la feria . Por poco que se quiera beber siempre nos ofrecen un vasito de más. Si no se quiere ser descortés o llevar el mismo vasito lleno por todo el real, lo mejor es preparar el estómago para el aluvión de vino. Ya se sabe que hay muchos compromisos ineludibles y es aconsejable tomar medidas de prevención para nuestra `supervivencia'. Ya sea antes de salir o en la primera caseta, hay que prepararse el cuerpo con comida grasa.

Caseta del Rocío. Feria de Primavera, 11 al 13 de mayo de 1963 /Foto: Rasero.

No está mal deglutir moderadamente los potajes de mediodía que se imponen en las casetas. Una razonable ración de menudo o de papas con carne nos dispone a absorber menos alcohol en el estómago. O los caparrones de este año y el picadillo de carne, de la Caseta de Logroño de los hermanos Arechinolaza.

Casetas en la Feria, 9 al 11 de mayo de 1964.

Las grasas son los alimentos que más tardan en metabolizarse y así, «empapados en alcohol», esta sustancia no nos hará un daño repentino. Lo que aconsejan los expertos es tomar en casa un buen vaso de leche entera o una generosa porción de pan tostaíto migaíto con aceite. Mano de santo para retardar la borrachera.

Feria de Primavera. Izada de Banderas en Crevillet.  7 al 9 de mayo de 1966

En casa, no está mal un bocadillo mediano de jamón o incluso de chorizo o bacon.
Si no, en la Feria , una ración de filetitos, de jamón o una tortilla, tienen que ser el preámbulo para el primer brindis. Incluso, los «profesionales» en materia del beber toman con antelación pastillas de vitaminas B1 y B6 -las famosas Benadón o Hidroxil-, ya que estas sustancias son las que desgasta el cuerpo para absorber el alcohol. Nunca se deben de abusar de estas pastillas porque nos pueden «dopar», ya que dan una falsa situación de mejora.

La feria de noche. Portada de Feria de Primavera, 3 al 5 de mayo de 1968.

En la misma Feria  de El Puerto se ha dado algún caso de individuos que cada vez que estaban rendidos de la borrachera acudían a la caseta de Protección Civil para que se les inyectara Benadón. Repetir el viaje varias veces y sin descanso del cuerpo pone en verdadero peligro al corazón.

Concurso de cabaña equina. Feria de Primavera, 15 al 17 de mayo de 1971.

Y algo muy importante: no mezclar bebidas de uva con las de cereal. Si se empieza con vino seguir con él y no cambiar a cerveza o whisky -si quiere algo más fuerte, mejor una copa o un combinado de brandy-. Si se empieza con cerveza puede pasarse sin riesgos de fuertes resacas a whisky o ron, pero que éstos sean de calidad.

Concurso de ejemplares de gallos de pelea. Feria de Primavera, 11 al 14 de mayo de 1972.

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