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José Luis García Ruiz, hijo del porteño Victoriano García Linares y de la jerezana Victoria Ruiz Flores, nació en Jerez, el 24 de abril de 1947, pues su madre fue desde El Puerto a dar a luz a casa de su abuela, como era costumbre por entonces. Aquel año, mientras le cuidaba una tía abuela en la casa de la Plaza de la Herrería y sus padres estaban en el Cinema España, ‘vivió’ la Explosión de Cádiz. Tiene otra hermana menor, Mariví, que vive en Cádiz. Está casado y tiene tres hijos. Y una carrera profesional de lo mas variada, que hace que nos sintamos orgullosos de tener un paisano de su capacidad y su valía, como podrán comprobar.

Su padre, Victoriano García Linares, era natural de El Puerto, pero hijo de santanderino de La Montaña (Cabanzón). Así que José Luis está emparentado con varias y conocidas familias de montañeses en El Puerto: los Sordo, Rábago, Gutiérrez, etc. Su abuela paterna, Efigenia Linares, murió teniendo Victoriano semanas de vida. Fue criado por su tía Nieves Linares, de los propietarios del Rancho Linares –frente al Parque Acuático—y el Bar Los Pepes.

Su madre, Victoria Ruiz Flores, era natural de Jerez. Los abuelos de José Luis se instalaron en la casa de la Plaza de la Herrería del siglo XVIII que todavía subsiste  reformada, esquina a la calle Ribera del Río –en la actualidad hay una pizzería--, propiedad de su bisabuela materna que instaló en aquel edificio una sucursal del negocio de fabricación de fundas de paja para botellas, explotado por su abuelo materno. Los abuelos maternos volverían a Jerez a hacerse cargo del negocio principal al inicio de los años cuarenta del siglo pasado.

LA CALLE SAN JUAN.
De pequeño vivió en la casa número 5 de la calle San Juan esquina a Postigo. En ella su abuelo, Luis García Caso abrió un almacén de Ultramarinos complementado con mayoreo de todo lo necesario para sus clientes. Fue, al parecer, un negocio boyante pues en él se surtían la gente de campo –los mayetos—que cultivaban múltiples huertos que ocupaban los terrenos que fueron expropiados para lo que luego fue la Base Naval de Rota, en su parte del término de El Puerto. Allí tenían crédito indefinido, hasta la recogida de las cosechas. Con dicha expropiación el negocio empezó un lento pero continuado declive. Desapareció al inicio de la década de los ochenta. Su padre vendió el inmueble –está previsto que en esa esquina junto con la finca colindante de Postigo se construya la plaza José Morillo León—y se marcharon a vivir a Jerez, a poca distancia de la casa de José Luis, hasta el fallecimiento de ambos.

Con sus padres, en la azotea de la casa de la calle San juan, al fondo podemos ver la calle  San Juan esquina con Meleros. En esa casa vivía la familia Barbudo. Eran cuatro hermanas, Marina, Juani, Cecilia e Isabel y un hermano, José Juan --Pepe Barbudo--. En su casa pasó nuestro protagonista muchas horas; se iba muchas tardes porque D. Arturo padre tenía la colección completa del Coyote y otros libros interesantísimos y José Luis era ya, desde los seis años, un lector empedernido.

Hoy lunes 29 de noviembre ha comenzado la demolición de la casa de la calle San Juan, 5,  esquina con Postigo, la que fuera vivienda de José Luis. Tras la demolición ha quedado este solar.

PORTUENSE TRUNCADO.
Su condición de portuense se frustró como consecuencia de una enfermedad de su madre. Así pasó a vivir con unos tíos jerezanos que no tenían hijos y que en la práctica le prohijaron. Por eso anduvo desde los cuatro a los nueve años en un movimiento permanente entre Jerez y el Puerto, que se decantó finalmente por Jerez cuando realizó el ingreso en el Colegio de los Marianistas  en el que  ya continuaría hasta los diecisiete. Pero cada verano, hasta los catorce años en que empezaron a mandarle al extranjero por aquello de los idiomas, volvía puntualmente a El Puerto con sus padres.

Fotografía en el colegio de la calle Luna, de los 6 a los 8 años. El colegio de la calle Luna, sucursal infantil del de la Pescadería y el cariño de la señorita Adela. Al año siguiente, el respeto imponente que causaba D. Ciro Morata Torres, hombre admirable hecho a si mismo que pasó de guardia civil a practicante, a costa de sacrificios y esfuerzos…

IMÁGENES DE LA INFANCIA.
Recuerda José Luis “las primeras imágenes son infantiles, algo imprecisas, de contornos vaporosos, casi misteriosos. Aquella casa de la calle San Juan, esquina a Postigo, con su patio de losas de tarifa y aquella sillita con que me cruzaban la calle para recibir mis primeras letras de las hijas de Don Antonio Cosmen en el bajo de su casa. Aquellas monjas del asilito de la calle Cielo, con sus tocas almidonadas…  Las ululantes lechuzas de la Prioral que escuchaba despavorido por las noches…  La inmensidad de la playa de la Puntilla, con el Himalaya de los montes de arena que la separaban de la selva inabarcable que eran los pinares de San Antón… (En la imagen de la izquierda, con su hermana Mariví, en la playa de La Puntilla).

Los azules coches Bootello… La barbería de Rojita en la calle Luna donde me cortaron por vez primera unos casi tirabuzones rubios que yo tenía….La misteriosa casa de la plaza de la Herrería, propiedad de mi bisabuela jerezana, alquilada por cuartos a una multitud de  pescadores alicantinos y en la que se había refugiado  la Yaya, que era una tía de mi madre, jacarandosa y aflamencada, indistinguible, en mi penumbra evocadora, de las conocidas fotos de Estrellita Castro, y llena de las historias mágicas derivadas de una existencia aventurera vivida hasta la última peseta y la última copa. y en cuya compañía, según me contaron años mas tarde, viví con pocos meses la explosión de Cádiz, mientras mis padres estaban en el Cinema España…”

Luis Suárez Ávila ha escirto del que fuera su vecino José Luis: "Me traslada a nuestras infancias felices, en nuestras casas, la tuya el número 5 y, la mía en el número 19, de la calle San Juan de El Puerto de Santa María, y  a un día de Reyes, en que te pusieron a ti una moto,  casi de verdad, con su faro y su piloto que se encendían, y hacía, al darle a los pedales, un  ruido como de fingido motor. A mí se me iban los ojos detrás de esa moto, porque a mí me habían puesto Sus Majestades de Oriente un caballo de cartón, enorme, con una de las manos levantadas, tordo habado, con su montura vaquera, obra de Brotóns, el artesano de Jerez.    Y envidiar la moto de José Luis, no sé si fue una temprana opción por la vanguardia  frente a lo caduco; por la modernidad frente a  la tradición. O, a lo mejor, simple arrebato, curiosidad y capricho por lo apetecible en aquel momento. Más bien esto último". (En la imagen de la izquierda, con la recordada moto roja y su hermana Mariví, en el Parque Calderón).

"Y luego, --continúan los recuerdos de nuestro protagonista-- los mejores meses de Agosto de mi vida, pues aquí los pasé todos los años siguientes hasta que cumplí los catorce, y que vieron mi tránsito de la infancia a la adolescencia en un decurso de recuerdos que empieza con aquellas jornadas temporalmente infinitas de playa y, sin solución de continuidad, parque --Calderón, claro está, ¿cuál otro podría ser?--. Y la torta del Canal y el cruce de éste hasta la terra incognita del otro lado; y el Castillito; y las excursiones a la punta La Colorá; y  los cines de verano --Macario, Colón, España, mucho más tarde creo recordar que el Avenida--. Y el Bar Central, su ensaladilla y las copitas de Padre Lerchundi, el primer vino que probé en mi vida… "

LAS NIÑAS DE EL PUERTO.
Y a vueltas con sus recuerdos de aquellos años, José Luis rememora "Decurso  que continua sobre todo con el recuerdo de  la efervescencia hormonal de aquella edad y el descubrimiento de aquellas niñas de El Puerto tan rematadamente guapas que hacían verdad la copla del arropiero tantas veces cantada, con aquella su americana blancuzca doblada sobre el brazo que sostenía el canasto de las arropías: “Tres cosas hay en el Puerto que no las tiene la Habana: Las bodegas de Terry y Osborne,  mujeres muy guapas muy guapas y el tío de la americana….lan laralan lanlana”

“Esas niñas de El Puerto y algunas veraneantes que, es otra evocación que me viene, solían ser casi siempre parejas o tríos de hermanas: Las Insua, las Merchante, las León, las Gay, las Bellvis… aunque os confieso que yo bebía los vientos por Mery Nuchera y como un flash irresistible se me viene a la mente el temblor con que, sentado a su vera,  vi una película inolvidable, aunque no recuerde cual era, en el Cinema España”.

De izquierda a derecha, fila superior: Mery Nuchera, Celia Insúa, Lalo Muñoz, Ana María Insúa. Elisa Muñoz Manzanera. Fila inferior: José Luis García Ruiz, Aldo –italiano con familia en El Puerto–, José Luis Calle, periodista de ABC con casa, todavía, en El Puerto, Juanele y Jose Miguel Merchante. Verano de 1960. (Foto Aguilar. Colección: Celia Insúa Lavín).

LOS AMIGOS.
“Y de aquella época también quiero evocar a los amigos de El Puerto. En primer lugar los clanes familiares que compartían con nosotros la franja de la Puntilla en que se ponían concordadas las casetas: Los Py, más que amigos familia, los González Herrero, los Thuilliers, los Paullada Porras… Y a continuación los amigos coetáneos: los Suárez, Luis, Juan, Jesús, y su batería de primos; los Merchante –Manuel Jesús, José Miguel, Fernando, Javier, y su otra batería de primos sevillanos, creo recordar que Cobos de apellido; los Gutiérrez Colosía, los Rodríguez Rendón –Paco y Pepe- y otros apellidos que me vienen a la mente como Rábago, Peralta, González Muñoz… En fin, tantos y tantos…”

PERIODISMO EN MADRID.
José Luis marcharía a Madrid para estudiar en la Escuela Oficial de Periodismo, en unos convulsos años universitario, reflejo del mayo francés. Y se incorporará con su correspondiente titulación, como redactor y miembro del Consejo de Redacción de la revista “Cuadernos para el Diálogo”, bajo la dirección de Joaquín Ruiz Jiménez, revista que en los setenta de siglo pasado se erigió en un foro de sectores democráticos. Ruiz Giménez, democristriano, se convertiría en el primer Defensor del Pueblo de la nueva era democrática. José Luis permanecerá en 'Cuadernos' entre 1968 y 1972, con el paréntesis del Servicio Militar. (En la imagen de la izquierda, Joaquín Ruiz Giménez, fallecido en 2009).

MILITAR DE DOS ARMAS.
Nuestro protagonista estuvo como aspirante a Alferez de Infantería en el Campamento de Montejaque (Málaga) y también en la Marina. Y es que es de los pocos españoles, además del Rey, que pueden presumir de haber vestido distintos uniformes militares. La explicación no es otra que la de ser un represaliado –modestísimo, según él-- en el Franquismo y su condición de agitador en la Universidad de Madrid, exagerada por el Servicio de Información Militar,  dio lugar a su expulsión de las Milicias Universitarias y reenvío a la Marina. Tras pasar por el Cuartel de Instrucción de San Fernando pasó el resto del servicio militar en El Ferrol. Afortunadamente ello ocurrió cuando acababa de terminar ya en la Universidad, así que no le causaron grandes perjuicios. (En la imagen, José Luis, vistiendo uniforme de dos armas: tierra y mar).

EL MUNDO DEL DERECHO.
También obtendrá su Licenciatura en Derecho, emprendiendo su devenir  como abogado en ejercicio del Ilustre Colegio de Madrid y como socio en el Bufete Peces-Barba y Asociados, “como una premonición de tu devoción por el estudio del Derecho Constitucional, al lado de quien, con los años, sería uno de los padres de nuestra Constitución vigente” como afirma el letrado y paisano de la calle San Juan, Luis Suárez. Luego, el doctorado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, su incorporación a la Universidad como Profesor Adjunto por oposición, mas tarde en excedencia, de Derecho Político, y su vuelta al sur, a la ciudad donde vivió su adolescencia:  Jerez, en la que se implica en la aventura docente del Colegio Universitario y la Facultad de Derecho de la Universidad de Cádiz, también en Jerez. (En la imagen de la izquierda, Gregorio Peces-Barba).

CATEDRÁTICO DE DERECHO CONSTITUCIONAL.
Acaso de su etapa con Peces Barba le viniera la inspiración para animarse a estudiar y obtener con brillantez la Cátedra de Derecho Constitucional en la Universidad que compatibilizará con diversas ocupaciones en el mundo de la empresa y, más adelante con la Dirección del Departamento de Disciplinas Jurídicas de la Universidad de Cádiz.

José Luis García Ruiz con Luis Caballero Florido.

En el Palacio de la Moncloa, en 1988, entrevistándose con el presidente del Gobierno, Felipe González, en calidad de presidente de FEDEJEREZ.

LA EMPRESA Y LAS ORGANIZACIONES EMPRESARIALES.
Se incorpora al mundo de la empresa en 1974 como Director General de las Bodegas Sánchez Romate, S.A. y Viñas, S.A. puestos que desempeñará hasta el año 1986. Al año siguiente, en 1987 y hasta 1996 ocupará dado su prestigio en alza, la presidencia de la Federación de Bodegas del Marco de Jerez (FEDEJEREZ); la Vicepresidencia de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), y una Vocalía de la Junta Directiva de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Además en 1992 será el presidente de la Comisión de Negociación Colectiva de la CEOE.

El 12 de abril de 2002, S.A.R. don Felipe de Borbón, firmando una bota en la Bodega de San Ginés, en presencia de García Ruiz.

José Luis, acompañando al entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, en una visita a la sede del Consejo Regulador del Sherry.

PRESIDENTE DEL CONSEJO REGULADOR DEL SHERRY.
En 1997 ocupará la Presidencia del Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla de Sanlúcar y Vinagre de Jerez, así como miembro del Consejo Social de la Universidad de Cádiz y de la Fundación Universidad-Empresa, puestos en los que permanece hasta el año 2003.

Tomando posesión por cuarta y última vez en el Consejo Económico y Social del Estado.

MIEMBRO DEL CONSEJO ECONÓMICO Y SOCIAL DEL ESTADO.
Ha sido  miembro del Consejo Económico y Social del Estado desde 1991 a 2009, y es miembro, actualmente, del Consejo Consultivo de la Junta de Andalucía, del Consejo Andaluz de Universidades, del Consejo Asesor de Diario de Jerez y es además asesor del Grupo Editorial Joly, que publica nueve periódicos en Andalucía.

PUBLICACIONES.
Es autor de los libros “Desarrollo Político y Constitución Española”, “El Recurso de Amparo en el Derecho Español”, “El Derecho Propio de Andalucía”, “El Consejo Económico y Social” e “Introducción al Derecho Constitucional” y de más de cuarenta trabajos de su especialidad publicados en revistas científicas o en libros colectivos.

Durante su discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes, de izquierda a derecha, José Luis García Ruiz, Luis Suárez Ávial, María del Carmen Cebrián y José Luis Lojo. Mayo 2010.

ACADÉMICO DE SANTA CECILIA.
Es el último académico hasta la fecha elegido por la Academia de Bellas Artes, en sesión celebrada el 21 de enero de este año, tomando posesión en el Castillo de San Marcos el pasado 28 de mayo de 2010, con el discurso de ingreso: “Un problema secular en España: la cuestión territorial”. En los prolegómenos de su intervención afirmaba: “Para mi este acto y este marco significan mucho más que una satisfacción académica porque constituyen más que cualquier otra cosa, un reencuentro. Pero no es un reencuentro cualquiera sino uno muy especial porque está impregnado de un sin fin de evocaciones que, como en una situación de duermevela, han ido viniendo a mi mente haciendo renacer un cúmulo de imágenes, aparentemente olvidadas pero que estaban en mi subconsciente, de aquellos tiempos discontinuos en que fui tan feliz en este Puerto de Santa María al que ahora formalmente retorno. Tiempos eternos de la infancia y la adolescencia, tan diferentes de los fugaces y efímeros que enmarcan la madurez”. Fue contestado por el letrado, académico y colaborador de Gente del Puerto, Luis Suárez Ávila. Pertenece además, como Académico de número, a la Real Hispanoamericana y al Ateneo de Cádiz.

Casado con María Antonia Prado Peinado, periodista y abogado y desde hace muchos años, letrada de carrera en el Ayuntamiento de Jerez. En la imagen, con sus tres hijos, de mayor a menor Luis, Andres y Jaime en el año 2000, día de la graduación del pequeño.

Hablando sobre el vino del Marco del Jerez en la web Biografía Moderna del Vino de Jerez, un docuweb en torno al Jerez y su mundo, impecable sitio en internet de Antonio Lobo.

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antoniocamachocaballero_puertosantamariaLos padres de Antonio Camacho Caballero (1901-1991), fueron Miguel Camacho Soldado y Josefa Caballero Muñoz originarios de Iznájar (Córdoba). Quedó huérfano de padre siendo muy niño. Junto  con su hermana Aurora --unos años mayor-- y su madre se vinieron a El Puerto a vivir con el hermano mayor  --Juan-  20 años mayor que él.

Juan Camacho Caballero era propietario de la Casa de Las Cadenas donde  también tuvo un almacén de comestibles y un bar.  También era propietario de la Casa Roque Aguado --actualmente en promoción de viviendas--  y de una bodeguilla donde hoy está situada la oficina de Correos, en la Plaza del Polvorista.  Además era dueño de dos  tabernas en El Puerto donde se despachaban sus vinos:  ‘El Golpe’  en la calle las Cruces y  ‘El Segundo Golpe’ en la calle la Zarza,  así como de  de otro despacho de vinos llamado ‘La Campana’ situado en  la calle San Sebastián esquina  Santa Lucia. (Antonio Camacho, al volante de unos de los muchos vehículos que tuvo a lo largo de su vida).

Juan tenía dos hijos, Miguel y Rosa, quienes eran casi de la misma edad que su tío Antonio.  Debido a la diferencia de edad entre los hermanos –Juan y Antonio- tío y sobrinos se criaron juntos como hermanos.  Miguel se casó con Francisca y no tuvieron descendencia. Rosa se casó con Joaquín Albiol,  quedando  la rama Camacho de esta parte finalizada con los Albiol Camacho.

la_diana_envoltorio_puertosantamariaCOMESTIBLES LA DIANA. EL BAR Y LAS BICICLETAS.
Cuando Antonio se emancipó de su hermano Juan –sobre el año 1923- pasó una temporada en Sevilla y ahí empezó su gran afición por los automóviles.  De vuelta a El Puerto --con 25 años--  abrió el almacén de comestibles La Diana en la calle  José Navarrete, 51 -posteriormente llamada Reyes Católicos y en la actualidad Palacios- propiedad de un montañés de 77 años llamado Marcelino Aguaro. En los años siguientes amplió el negocio a bar --donde servía, además del consabido vino, café y chocolate-- y venta y alquiler de bicicletas con entrada por la calle San Bartolomé y a desarrollar su afición por los automóviles con  taxi en la parada. (En la imagen, papel envoltorio de 'La Diana').

En el año 1928 se casó con María Teresa García Rodriguez --la séptima de nueve hermanos-- del matrimonio formado por Fernando García Rodriguez, nacido en Coladilla (León) y por María Teresa Rodriguez  Sánchez  nacida en Jerez de la Frontera.  La familia García Rodríguez vivía en  la casa núm. 5 de la Calle San Sebastián, propiedad de Fernando. Una preciosa casa solariega con un magnífico patio y un jardín con una bodega anexa donde tenía un lagar, frente a la Capilla de la Aurora. La casa aún conserva la fachada y el patio y el resto ha sido  transformado en viviendas habiéndose incluso construido unifamiliares en el jardín y bodega.

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La nueva familia Camacho García, en 1940, como no, en torno a un coche.

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A la derecha, frente a la Capilla de la Aurora, casa de la calle San Sebastián, 5, número 38 en la numeración antigua del siglo XIX, que aún conserva en azulejo en la fachada de la puerta principal.

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Fotografía antigua del patio de columnas de la casa, con una bonita estampa del jardín posterior, que se puede observar, rabioso de vegetación y luz, a través de las rejas, hoy también desaparecidas. Durante el cierre de la casa cuando es dejada de habitar,  hasta su rehabilitación como viviendas modernas, el noble edificio fue despojado --¿expoliado?-- de los elementos de ornato interior que la distinguían: el barandal de palosanto, las puertas de casetones y cuarterones de caoba, la yesería de las bóvedas, etc... Al menos quedó el escudo exterior de quienes lo mandaron construir y que vemos en la fotografía de abajo.

sansebastian5_escudo_puertosantamariaSAN SEBATIÁN, 5.
Dada la extensión de la casa, de San Sebastián, 5, además de los García Rodríguez y sus nueve hijos la compartían una hermana de María Teresa –Petra- que se casó con un Fernández Lobo de la tonelería que hubo en la calle Comedias; de esta familia parte la rama Fernández Rodríguez con sus hijos: Rogelio, Francisco, Agustín, Rafael y Eloísa.

Volviendo a Antonio Camacho. Sus descendientes: Aurora, Antonio, María Teresa (fallecida) José Miguel y Rafael son los actuales transmisores de la rama Camacho originaria de Iznájar (Córdoba).  Los primeros años de su matrimonio vivieron en la actual calle Palacios.  Cuatro años más tarde se mudaron al piso principal de la casa de La Diana, aún propiedad de Marcelino Aguado, según contrato de fecha 6 de Marzo de 1932.

la_diana_antiguo_puertosantamariaCon el paso de los años fueron desapareciendo el bar, las bicicletas y los taxis quedando solo el almacén de La Diana que fue traspasado a Isidro Gómez Recalde en el año 1960. En esta fecha el propietario de la finca y almacén era Doña Quintina Caballero, santanderina, posiblemente descendiente de Marcelino Aguaro. En la actualidad el establecimiento es propiedad de José Joaquín Sánchez Sena, quien primero por traspaso de Isidro Gómez Recalde y luego adquiriéndolo, pasó a ser de su propiedad, como ya se ha indicado. Ver nótula núm. 090 en Gente del Puerto.

LOS TRANSPORTES.
Al margen de La Diana, que es lo que ha motivado esta semblanza de Antonio Camacho Caballero hay que añadir que, no solo fue conocido por el almacén sino por sus otras múltiples actividades y últimamente en el ramo del transporte. El 16 de Enero de 1927 adquiere de José Arniz Franco un turismo marca Ford matrícula SE-2719 motor 6381398 de 12 HP del año 1926. Arniz lo tenía en alquiler, en el año 1926, por una peseta el kilometro según la tarifa manuscrita que los descendientes de Antonio Camacho aún conservan. Así mismo, consta en documentación el parte al Ayuntamiento de Antonio Camacho de la tenencia del citado automóvil con custodia en garaje en calle Aurora núm. 3 --emplazamiento de la casa de Las Cadenas--.

almacen_la_diana_puertosantamariaEl día 26 de Diciembre de 1931 da parte de baja al Ayuntamiento motivando la baja por avería en el motor. Este vehículo fue trasladado más tarde al garaje de la casa núm. 5 de la calle San Sebastián --casa natal de su esposa María Teresa-- donde permaneció inactivo hasta el año 1952 en que fue transformado en la furgoneta conocida como el “coche o forito de La Diana”. (Antonio Camacho y su mujer, en el interior de 'La Diana').

LOS COCHES DE CAMACHO.
Para ilustrar su faceta como transportista, a continuación reseñamos los vehículos que poseyó, de acuerdo con la documentación custodiada por sus hijos:

  • Sevilla, 26 Mayo 1924 Contrato de compra. Don Antonio Camacho Caballero y Don Sebastián Tenorio adquieren de de Doña Josefa  Romero Rodríguez un automóvil Marca Ford, matrícula SE-2605 en dos mil quinientas pesetas, entregando en este acto quinientas pesetas aceptando los referidos señores 10 letras a razón de 200 pesetas cada una (sic)
  • El Puerto, 6 de Junio de 1925 Contrato – He vendido a Don Antonio Camacho, un coche Ford matrícula CA-344 en dos mil doscientas cincuenta pesetas pagaderas en ocho mese en letras aceptadas.  El vendedor Don Esteban Paullada.
  • El Puerto, 16 de Enero de 1927. Don José Arniz Franco vende a Don Antonio Camacho Caballero un coche Ford matrícula SE 2719 en mil cien peseta, entregando seiscientas pesetas y el resto pagaderas en cuatro letras de ciento veinticinco pesetas cada una
  • 19 de Agosto de 1938 automóvil marca Ford matrícula CA- 4893 dado de baja posteriormente el día 9 de Febrero de 1939.
  • 14 de Noviembre de 1941 Baja provisional de automóvil marca Opel matrícula CA 4594. No hay documentación de la adquisición. Este coche estuvo como taxi en la Parada.
  • 10 de Agosto de 1944 Venta de automóvil Opel Matrícula CA 4594 A Don Luis Abarzuza Pacheco.
  • 2 de Septiembre de 1952 automóvil marca Ford matrícula SE 7389 adquirido de Don Emilio Romero Aranda y transferido a nombre de Dª María Teresa García Rodríguez --esposa de Antonio Camacho--.

coche_pedales_1945_puertosantamariaEste vehículo tiene su historia: Conocido como el ‘Forito de la Diana’, fue inscrito con placa provisional para pruebas num. TO 50035 el 10 de Noviembre de 1925 a nombre de Don Roberto Osborne domiciliado en Sevilla y matriculado posteriormente el 25 octubre 1926. Sus posteriores propietarios fueron: Don Ignacio Osborne Vázquez, Doña Angeles Campos Caro y por último Don Emilio Romero Aranda  --todos de El Puerto-- siendo éste último el titular a partir del 12 de Noviembre de 1946 quien lo transfirió a Doña María Teresa García Rodríguez, convertido en furgoneta y con motor sustituido por el perteneciente al Ford Matrícula SE 2719 que, según hemos dicho más arriba, permanecía encerrado en el garaje de la casa numero 5 de la calle San Sebastián desde el 26 de Diciembre de 1931, dando origen –repetimos- a la furgoneta conocida como el “coche de La Diana”. (En la imagen, Antonio Camacho al volante de uno de sus coches de pedales y a su derecha Juanín Barcala, íntimo de Camacho y quien le acompañó a una Feria a Córdoba con dichos vehículos).

Más información de La Diana, en la nótula 090 de Gente del Puerto.

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De izquierda a derecha, José María Ruiz, Lucio Lasanta, Domingo Marcos y Eladio Gutiérrez, los cuatro socios fundadores de Eco del Puerto.

En el año 1975, cuatro comerciantes del gremio de la alimentación, residentes en Jerez, tres montañeses de Bostronizo (Cantabria),  Eladio Gutiérrez, José María  Ruiz y Domingo Marcos, junto con el soriano Lucio Lasanta, decidieron crear una sociedad mercantil e instalar una fórmula novedosa en tiendas de alimentación, que aún no estaba lo suficientemente arraigada en nuestra Ciudad: crear un Supermercado en El Puerto. Un negocio algo peculiar que se inició como un Economato, donde los clientes pagaban una cuota mensual por un carnet familiar, con el cual tenían el acceso a la tienda, al que incluso se sumaron una serie de empresas, que lo ofrecían a sus empleados como acuerdo de convenio laboral. Aquellos poseedores del carnet de socio disfrutaban de unos precios mucho más asequibles en comparación con los del mercado, con los de las tiendas tradicionales y demás autoservicios existentes en la Ciudad.

La iniciativa la copiaron del Eco Jerez, donde los hermanos Muñoz lo habían instaurado dos años antes. De ahí vino el nombre de Eco del Puerto.

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Fotografía de la plantilla y propietarios de Eco del Puerto. Inauguración del establecimiento en 1976.

En noviembre de 1975, el mismo mes en el, que muere el dictador Francisco Franco, se adentran en esta aventura empresarial, alquilando primero un local en la calle Los Toreros 6, perteneciente a José Lara (Peyma), durante un año aproximadamente. Transcurrido ese tiempo adquieren una finca enfrente, que tenía unas oficinas y naves de construcción, a José Acaso a donde trasladan el negocio. Actualmente es el aparcamiento, almacén y bar del Supermercado.

Pasa el tiempo y el nuevo local que habían adquirido se quedaba pequeño, por lo que deciden comprar el solar contiguo –con una calle de por medio-- a Castro, donde edifican la actual sala de ventas, que consta de planta baja (1800 mts2) y entreplanta  (450 mts2).

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Vista aérea de la zona, con el aparcamiento y la actual sala de ventas.

Uno de los socios, el sorinao Lucio Lasanta decide abandonar la sociedad mercantil en el año 1988, vendiendo su parte a los tres que continúan, que la siguieron gestionando desde entonces y hasta el año 1993.

Eco del Puerto estaba compuesto de varias secciones:  alimentación y droguería, además de fruta y verdura, carnicería, charcutería y bazar, tejidos y zapatería en la entreplanta. Fuera de la sala de ventas se encontraba la pescadería gestionada por Cuevas. Entre la sala de ventas y las diferentes secciones, llegaron a trabajar en esta empresa, más de 80 personas. De hecho en los años 80 del siglo pasado, había 13 cajas de salida para los clientes.

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Plantilla profesional del que sería el nuevo Eco del Puerto

En marzo de 1993 deciden dejar la gestión directa y, siendo un establecimiento de mediana superficie, dedicado a la alimentación suficientemente consolidado, lo arriendan a la empresa Cobreros, de Sevilla, que años después sería absorbida por la Holandesa Ahold, dueña de Supersol. En la actualidad Eco del Puerto sigue arrendado a Dinosol Supermercados, con la marca Supersol, que es el nombre con el cual sigue llamándose en la actualidad, aunque para orgullo de quienes fundaron aquel negocio, la gente del Puerto sigue llamándolo ‘el Eco’ o ‘Ecopuerto’.

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Fachada del nuevo Eco del Puerto, actual Supersol.

A modo de resumen, esta es la historia comercial del Eco del Puerto, de estos tres “chicucos”  montañeses, de estos jándalos emprendedores que llegaron desde su Bostronizo natal, allá por el año 1954. Se aventuraron, como tantos otros, a viajar a Cádiz, buscando nuevos horizontes. Eladio, sin cumplir los 13 años a Cádiz, Domingo, con 15 años, también a Cádiz, José María, con 14 años a Chiclana, y Lucio que llevaba ya tiempo en la provincia. Los cuatro terminaron teniendo sus propios negocios de alimentación en Jerez, desde donde apostaron, arriesgaron y, con mucha ilusión triunfaron en El Puerto, para fundar aquel popular Eco del Puerto.

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eduvillegasgiraldez_jerezEl nuevo portero del Racing Club Portuense Eduardo Villegas Giráldez nació en la clínica de la Cruz Roja de Jerez, el 20 de julio de 1974 al tener la residencia familiar en la propia Avda. de la Cruz Roja, 16. Sus padres Francisco y Mercedes, tuvieron dos hijos, siendo Edu el segundo del matrimonio. Estudió primaria en Los Marianistas y Bachillerato, lógicamente, en el Colegio El Pilar. Hizo el servicio militar en Jerez, en el Regimiento Artillería 74, La Asunción. Veranea en El Puerto desde siempre y tiene casa en Valdelagrana. Con pocos años, su padre lo traía al Estadio José del Cuvillo a disfrutar del Trofeo Ciudad de El Puerto, en el que se estrenará este año.

En el plano profesional privado, está ligado al mundo deportivo como socio en la Delegación de Andalucía de la firma de vesturario y equipamiento deportivo BEMISER, con sede en Jerez, que viste a los mejores equipos de nuestra comunidad autónoma.

BEMISER2Es jugador profesional de fútbol, actualmente en el R.C. Portuense, en la demarcación de portero., procedente del Unión Estepona. Ha sido denominado por la prensa deportiva como “el Lehman de Los Barrios” cuando jugaba en la Unión Deportiva Los Barrios, por su forma de parar penalties, aprendida del portero alemán del Arsenal de Inglaterra. José Miguel Muñoz, periodista del Marca, se ha referido a Villegas como “el Tigre de Chapín”. Se le suele llamar Edu Villegas.

padredeeduvillegas_jerezEl padre de Edu ha influido mucho en la vida de nuestro protagonista. Montañés, natural de Santander, vino a la vecina ciudad de Jerez a trabajar como chicuco en la tienda de comestibles del tío de Edu, Almacén Felix, situado junto al  conocido MAYPA. Luego su padre se independizaría creando una distribuidora de alimentación propia: “Distribuidora Cano Villegas” (DISCAVI), representante de Casademón, hasta su jubilación. Su madre ha sido profesora de Literatura en las Salesianas de Jerez. De su padre, Francisco Villegas ha llegado a afirmar que "le corresponde más del 50% de mis éxitos; por él entreno duro todos los días y me sacrifico. Él siempre está a mi lado para animarme, escucharme, en definitiva, por él voy a triunfar".

eduvillegas_1995_jerezEL ARBOLITO DESDE PEQUEÑITO
La afición por el rol de guardameta le viene desde muy temprana edad, cuando su padre le regala una equipación de portero con siete años. Desde ese momento su futuro quedó escrito. Es a partir de los once en el que el ojeador del Xerez Club Deportivo se fija en las cualidades de Villegas. Empezando en los Alevines, continuando por los Infantiles, siguiendo con los Juveniles Primera División Nacional. Un Edu optimista por naturaleza, nervioso, extrovertido, con las ideas muy claras y un sueño desde que era pequeñito: "Jugar en el primer equipo del Xerez Deportivo". Así que luego vendría defender la portería del Xerez Deportivo B, subiendo al primer equipo en la temporada 1995/96, momento en el que está fechada la instantánea que ilustra este párrafo.

marcaEscribe el periodista deportivo del Diario Marca, José M. Muñoz: "Verano 1988. Atardecía en Jerez, los equipos cantera del Xerez Club Deportivo se ejercitaban en las instalaciones de Santa Fe. Yo me encontraba entrenando con el Xerez B que por aquel entonces entrenaba Pepe Ravelo. Los infantiles del conjunto azulino finalizaban su entreno, como cada día. Un niño llamado Eduardo Villegas Giráldez, se colaba tras la portería sobre la que los porteros volábamos de palo a palo por evitar el gol. Edu nunca faltaba a su cita, todo lo que quería era aprender. Y vaya si lo hizo. Ahora ese niño es Edu... el Tigre de Chapín."

eduvillegas_guardameta_01_jerezNUEVA ANDADURA PROFESIONAL.
En 1997, de la mano del entrenador Jordi Fabregat, empieza su andadura profesional fuera de Andalucía. Es fichado por el C.D.Tortosa (Tarragona), permaneciendo una temporada hablando catalán, no solo en la intimidad.
Con el cambio de milenio, en el 2000, es traspasado al Lorca C.F. (región de Murcia) por un millón quinientas mil pesetas de entonces, viviendo distintas temporadas en los equipos más relevantes de la comunidad uniprovincial murciana (Cartagonova, Águilas, Sangonera).
Nico Sosa es el hombre más importante en su vida deportiva. No solo como entrenador, también como amigo y padre futbolístico de Edu Villegas. Le ha dirigido, aconsejado, influido, inspirado, advertido, sugerido, persuadido y avisado en su vida deportiva más allá de las obligaciones propias de un entrenador, casi como un padre, a pesar que todos los que le conocen saben de la unión que Villegas mantiene con su progenitor.

REGRESO A ANDALUCÍA.
Sosa, al inicio de la temporada 2004 lo llama de nuevo para su proyecto en la Unión Deportiva Los Barrios, donde sale exitoso jugando su papel en el equipo barreño: por primera vez en la historia juega un play off de ascenso. Después de dos años en Los Barrios, firma un contrato por dos temporadas con el equipo de la sierra gaditana Arcos Club de Fútbol, donde permaneció hasta el 2008.

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HOMENAJE.
El que fuera portero de la Unión Deportiva Los Barrios, Edu Villegas, fue homenajeado (foto en la imagen superior) con motivo del encuentro entre el que fue su equipo, el Arcos C.F., y la Unión. Antes, durante y después del partido revivió el cariño del público, además de recibir una placa en recuerdo de sus años de servicio. «No lo dudo cuando me preguntan, porque en Los Barrios me sentí feliz como persona y como profesional. Lo que he vivido en ese club no lo he vivido en ningún otro, y por eso durante mucho tiempo diré que me sigo sintiendo seguidor de la Unión Deportiva y que le deseo lo mejor», afirmaba entonces. Se puede ver un video del homenaje pulsando aquí.

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JEREZ INDUSTRIAL.
El Jerez Industrial se mostró interesado por Edu, siendo uno de los refuerzos de la plantilla para la temporada 2008/09. En Julio de 2008 el Jerez Industrial presentó a los medios de comunicación a tres nuevos jugadores para la plantilla 2008/09. En la imagen podemos contemplar de izquierda a derecha a Chicha, Director deportivo, Nono, Pedro Herrera y Edu Villegas, sosteniendo la camiseta azulina del segundo equipo de la ciudad por categoría, historia y abonados.

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El pasado jueves 8 de julio quedaron presentadas las tres primeras incorporaciones, que formarán parte de la plantilla racinguista en la temporada 2010/2011, caso de Paquito, Luis Castillo y el guardameta, Edu Villegas, flanqueado por ambos. (Foto: Web Racing Club Portuense).

FICHADO POR EL RACING.
Edu Villegas valoraba la importancia histórica del Racing en la categoría y el proyecto deportivo que se está construyendo, en la web del primer equipo de fútbol local:
"Vengo a un club histórico, con mucha solera en el mundo del fútbol, siempre con aspiraciones en Segunda B y en Tercera, es un club que conozco desde chico porque veraneaba en Valdelagrana, he venido muchas veces al Cuvillo y cada vez que me enfrentaba al Portuense muchísimos años atrás era siempre una motivación especial para mí, siempre ha sido un equipo del que me habría gustado vestir su camiseta y este año voy a poder aportar mi experiencia y muchísimo trabajo al grupo".
"Creo que viene un año bastante bonito, con humildad y todos unidos en el vestuario. Me lo han puesto complicado en la portería, ayudaré en todo a mis compañeros, lo importante es el club, el vestuario y todos vosotros", comentaba.
"Este año tenía oferta en firme en Segunda B y cuando hable con Zafra el 95% de mi decisión fue por motivos deportivos, me ilusionó el proyecto deportivo, la Segunda B está ahí pero deportivamente estoy muy ilusionado de estar en el Racing y muchos jugadores que han estado en el Portuense me han dicho que voy a estar muy bien, que la prensa es agradable, que hay muchos aficionados que vienen a animarnos y la verdad es que todos me lo han comentado".

CLUBS DE EDU VILLEGAS.

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amontillado_tiobenito_puertosantamariaLa vieja taberna Los Maera --en la Plaza de las Galeras esquina con Luna-- fue durante muchos años, a partir de la última década de los 30 del siglo pasado, uno de los establecimientos propios de una tradicional saga de taberneros y fabricantes de anisados y licores: ‘los Giles’, de origen cántabro. Hoy es, en la calle Luna, [con otro nombre y reformada, La Garnacha], la única tienda de vinos que ha conservado parte de su estructura original y cierto sabor a taberna antigua. Tal vez su origen se remonte, al menos, al siglo XVIII, de ser ésta la taberna que documentos de 1771 sitúan frente a la hoy inexistente Capilla de las Galeras. (En la imagen, la antigua taberna de Los Maera, en la Plaza de las Galeras, por su fachada de la calle Luna, que hoy alberga a La Garnacha. Vemos el azulejo de 'Amontillado Tío Benito', con el antiguo logotipo de Bodegas Caballero, que permanece en la fachada remozada y repintada de color almagra).

Pero volviendo a Los Maera, allá por 1771 estaría dicha taberna explotada por Gaspar Sequillo; local que a la altura de 1804 se había convertido en un freidor de pescados (freidera o fritura lo llamaban entonces) de Antonio Fuentes. En 1894, convertido nuevamente el local en una taberna que regentaba el montañés Gabino Quijano, se llamaba La Zorra (nombre que en 1869 tenía un freidor situado en la Plaza de los Jazmines esquina a Larga, en 1896 también propio de Gabino Quijano). A fines de los 20 del siglo pasado el propietario del negocio era Francisco Matiola. Poco tiempo después ‘los Giles’, en concreto, la viuda e hijos de Antonio Gil Hidalgo, se hicieron cargo del establecimiento.

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En Los Maera, de la Plaza de las Galeras esquina con Luna, de izquierda a derecha: Eduardo Lojo, con 14 años; Antonio Gil ‘el Gafa’, propietario del establecimiento; Alfonso Sánchez, primo del Antonio Gil y Antonio Rojas Ruiz, camarero de la antigua Tienda de Rueda. La foto está tomada a finales de la década de los cincuenta del siglo pasado. (Foto: Colección María Lojo).

El nombre de Los Maera, aunque no nos atrevemos a asegurarlo, suponemos que se lo puso Matiola en homenaje a los toreros trianeros Maera (1896-1924) y Maera II (1907-1940), apodos de los hermanos Manuel y José García López.

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En los Maeras Chicos, Eduardo Lojo detrás de la barra. De izquierda a derecha delante de la barra cuatro hermanos, los Pino Santana, conocidos como ‘Los Paqui’, hijos de un famoso capataz de pasos de Semana Santa; el alto a su derecha le llamaban’El Furia’. Agachados, a la izquierda con boina, Roberto ‘el Regaera’ y a su lado, Garrucho, conocido como 'Carrurra' quien murió en Valdelagrana en un accidente con un Seat 600. Año 1972. (Foto: Colección María Lojo).

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Los Maeras Chicos --Los Maeras Nuevos--, en la actualidad. El negocio es explotado por Manolita y Antonia Gil de Reboleño Jiménez y su sobrina Lourdes Gil de Reboleño Paz. El camarero actual se llama Eduardo Vélez.

LOS MAERAS CHICOS Y LOS MAERAS NUEVOS.
En la calle Ganado, a la vuelta de la calle Cielos, en la acera derecha está Los Maeras Chicos, uno de los locales abiertos, mediados los años 50, por la viuda e hijos de Antonio Gil Hidalgo. Tras su barra ha despachado mas de 40 años Eduardo Lojo. Junto a este establecimiento estuvo ‘El Rebozo’. Le seguía en el inmueble lindero El Refugio (hoy Muebles Palomino), que lo llevó en sus últimos años Rafael, el antiguo capataz de José Velarde. Mucho tiempo atrás fue un café-cantante, del que no tenemos ninguna referencia.

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Sostiene Eduardo Lojo, en la imagen,  camamero que fue de Los Maera desde los 14 años hasta su reciente jubilación, que el nombre de  'Los Maera' procede de que el vino que se bebía era un vino 'con madera', un vino con cuerpo. (Foto: Colección María Lojo).

También tuvieron, donde está el Palacio de Valdivieso, hoy sede de  la Concejalía de Urbanismo, el bar Los Maeras Nuevos, del que no tenemos más referencias, que se llamaba La Caballa hasta que fue adquirido por 'los Giles'.

En 1880 Eduardo, Germán y Antonio crearon la sociedad Gil Hermanos. En 1928 se fundó una sociedad llamada ‘Viuda de Antonio Gil (doña Encarnación García) e Hijos (Antonio, Victoriano, Manuel, padre de Antonio Gil de Reboleño --ver nótula 373 en Gente del Puerto, y Encarnación). Una ruptura al comienzo de los años 70 del siglo pasado vendría a desencadenar el comienzo del fin de la dinastía tabernera de ‘los Giles’.

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Los Maeras Chicos. 1985. Entre la clientela de frente, 'el Telediario' o Juan 'el Largo', por los dos motes era conocido. En el cartel de la corrida de toros, a la izquierda de la imagen, se anuncian José Luis Galloso, Juan Antonio Ruiz 'Espartaco' y Emilio Oliva. La corrida, con toros de Salvador Domecq, se celebró el 19 de mayo de 1985. (Foto: Colección María Lojo).

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En los Maeras Chicos, de izquierda a derecha 'el Santa Pola', llamado así por ser esa su procedencia, y el popular Romualdo. (Foto: Colección María Lojo).

Durante mas de un siglo de ejercicio comercial, fueron propietarios, que nos conste, de estas 19 tabernas y bares: El Alba, Las Campanas, La Caridad, Las Delicias, Milindres, El Bar Las Flores, La Sacristía, Los Maeras, Los Maeras Chicos  y los Maeras Nuevos, El Resbaladero, El Imperial, La Solera, Triana, el Bar Moderno, el Bar Pontevedra, La Caballa, El Ermitaño y la Tienda de Rueda o Antigua de Rueda --ver nótula 308 en Gente del Puerto--. (Texto: Enrique Pérez Fernández).

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El pasado mes de abril nos ha dejado un conocido servidor de las barras y los bares de El Puerto, Manuel García Gómez ‘el Tabique’. Dicho apodo familiar lo  heredó de su padre, también de nombre Manuel, una persona muy conocida, corredor, rey del trueque, gañán y mil oficios mas en un El Puerto en el que había que buscarse la vida.

A nuestro protagonista, a Manolo, le hemos visto recorrer, dirigir y llevar barras y bares de El Puerto. Y donde comenzó con apenas 12 años en la hostelería, el Bar Vicente, con nótula núm. 014 en Gente del Puerto, acabó sus días profesionales, hasta su jubilación.

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El primero por la izquierda es Er Beti, seguido de Vicente Sordo (Hermano de Maximino) y que le da el nombre actual al establecimiento, a su lado está Antonio Valimaña Lavilla; el más pequeño de todos es Manolo García Gómez, Manolín 'el Tabique'  que trabajaba allí desde los 12 años. A la derecha, al otro lado de la barra, se encuentra Manuel Osborne Vázquez y por último, Campuzano, el camarero que está tras la barra a la derecha. (Foto: Colección V.G.L.).

tabique5_puertosantamariaEmpezó como hemos señalado en el Bar Vicente y allí continuó por espacio de bastantes años hasta que decide dedicarse a los servicios externos --lo que hoy se entiende por un cátering--. Luego vendrían el Bar El Faro, en la esquina de la calle Nevería con Palacios (donde hoy se encuentra una óptica, y que con anterioridad a El Faro albergó una tienda de montañés, de nombre ‘Tienda de la Sangre’ y más tarde el despacho de bebidas ‘La Viña’), el Bar Las Columnas, y es reclamado por Maximino Sordo para el remodelado Bar Central (obra del arquitecto Rafael de los Santos), donde sería Jefe de Barra, permaneciendo en dicho establecimiento hasta su cierre. (En la imagen, Tabique, durante el Servicio Militar en el Cuartel de San Fernando).

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Años antes de su remodelación, el Bar Central a finales de la década de 1950... con la lámpara de carburo, el armatoste de la radio, la máquina de café, el molinillo, el teléfono y el cartel anunciador de una corrida de toros, una que lidiaron 'Cardeño', Aparicio y 'Litri'. (Foto: C.M.P.H. Texto del pie de foto: Enrique Pérez Fernández.

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El Resbalón o Resbaladero, en una imagen reciente.

Maximino se lo llevó al Restaurante ‘El Resbalón’ o ‘Resbaladero’, la antigua lonja del pescado, donde sería uno de sus hombres de confianza y donde permanecería hasta el cese del negocio. Pío Baroja recrea una escena de su novela ‘El mundo es ansí’ en dicho establecimiento: «Estuvimos en la tienda del Resbalón. Figúrese usted, una especie de camarote pintado de amarillo, una mesa redonda, grande, en medio, y alrededor sillones de paja con el asiento inclinado, y de cuando en cuando unos gatos, que entraban por debajo de un tabique y se llevaban lo que podían. --¿Y que cenaron ustedes? --Unos platos de pescado frito y un caldillo de perro. --¿Pero como? ¿De perro? --Un guiso que aquí llamamos así.«

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En la imagen, podemos ver, entre otros, a Tabique con Martínez Alfonso, y el periodista Manuel Sosa.

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Otra imagen de aficionados taurinos, Tabique, Martínez Alfonso, Ullén, y los hermanos Mulero, que regentaban la Peña Taurina 'El Tropezón', en la calle Cruces.

Luego veríamos  a ‘Tabique’ en el Ermitaño, para montar con posterioridad un pequeño bar que regentó en solitario, donde hoy está el Bar 'el Corruquero', en la Avda. Micaela Aramburu, frente al bar de ‘Los Cristalitos’.

Vicente Sordo, que guarda un grato recuerdo de él ya que lo conoció de niño, y del que aprendió tanto en el plano de la vida como en el profesional, lo reclamó allá por el año 2002, permaneciendo en el Bar Vicente hasta su jubilación en el año 2008.

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Durante su úlitma etapa en el Bar Vicente. De izquierda a derecha, Vicente Sordo, Pedro Barba, Tabique, Antonio Ventura, Antonio Selma e Inmaculada González.

Falleció este discreto maestro de la hostelería hace apenas dos meses, víctima de una enfermedad que otrora se prodigó en una ciudad como El Puerto, de vinos y bodegas. Del color del melocotón se presentó una mañana por el Bar Vicente, le acompañaron al médico y al Hospital y, efectivamente, los tristes presagios se cumplieron cuando no le dieron a ‘Tabique’ más de un mes de vida.

Muchas historias de camareros, de la hostelería, de las noches porteñas, de confidencias detrás de un mostrador, de ser discreto ante conversaciones de nivel que se daban en su presencia, se han ido con este hombre  --diferente a la hora de entender su sexualidad-- pero respetado y querido por quienes le conocieron y trataron. (Fotos: Colección Bar Vicente).

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larga_desde_chanca_puertosantamaria(Para las hermanas Montse y Laura Fabra).

La nostálgica foto de postguerra del tramo de Larga, entre Chanca y Caldevilla, incluida en la nótula 588, ha originado una docena de comentarios, a los que quiero unir el mío. Sería Rafael Sevilla, uno de los refundadores de la Hermandad del Rocío local, en su etapa como edil, el responsable de devolver a esta gran vía porteña  el mismo o similar aspecto que tuviera en su juventud, época  a  la que, según creo, corresponde la foto cedida por Vicente González, plantando  naranjos en las aceras desde el inicio de la calle hasta la esquina con Luja. También rescató de la incuria y olvido en que se encontraba el Paseo de la Victoria, o al menos lo intentó, adecentándolo y creando una fiesta veraniega: la “Feria del Vino” que rememoraba las tradicionales veladas en aquel mismo lugar y época, antes de que fuese escenario de la feria de primavera mediado el siglo pasado. Con el paso de los años, y viendo lo que estamos viendo, estas gestiones puntuales se agigantan hasta convertirse en heroicas, dado que en las últimas décadas el ayuntamiento, mejor dicho, sus responsables, destruyen sin pudor buena parte de lo que de tradicional y genuino crearon los portuenses que nos precedieron, en función de talante o capricho de concejales y alcaldes.

Pero este no es el motivo de mi comentario,  que ahora expongo. Todos y cada uno de  los trece inmuebles que están edificados a sendos lados del tramo que nos ocupa de calle Larga tienen su propia “historia”, lógicamente.

En esta ocasión me voy a referir a una casa que no figura en el encuadre de la instantánea de la nótula anterior, reproducida en pequeño formato al principio de ésta. Pero que si aparece en la siguiente fotografía.

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Calle Larga esquina con Chanca, a la izquierda la casa del Dr. Juan Fabra, a la derecha la casa de Vicente González Bruzón. (Foto Colección: Mata).

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Calle Larga esquina con Chanca, en la actualidad. A la izquierda, la casa del Dr. Fabra, reconvertida en pisos y sede de una inmobiliaria, a la derecha la casa de González Bruzón, sede del Servicio Provincial de Recaudación. (Foto: GdP).

Hacía esquina con Chanca y, actualmente, tampoco existe.  Ocupa su espacio una construcción de nueva planta,  señalada con el número 54.    A los que pueda interesarle, de forma muy simplificada, les relataré la pequeña gran historia de sus moradores del siglo XIX, época en la que se la identificaba con el número 110 hasta 1860 y con el 56 a partir de esa fecha.

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Patio de la casa de Vicente González Bruzón. (Foto: Colección V.G.L.)

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Sala de estar de la casa de Vicente González Bruzón. (Foto: Colección V.G.L.)

En 1800 la casa era propiedad de Benito del Carpio y la tenía arrendada a una señora llamada María Ahedo. Anteriormente, en el siglo XVIII, su padre, un navegante llamado Francisco de Ahedo había sido inquilino de los anteriores propietarios. Cuando los franceses invadieron la ciudad la casa permaneció cerrada. Después, en el primer tercio de ese siglo la ocupaba María del Carmen Vernacci, aunque su propietaria era  Rosa Gutiérrez. La inquilina estaba casada con Mateo Cuadrado pero el marido vivía en Madrid, bien por deberes laborales o profesionales o porque estaban separados. Para ayudarse económicamente y no estar sola en toda casa subarrendó el piso bajo a la familia Diaz Noó. En total eran seis personas: el matrimonio, tres hijos y un hermano de la esposa, demente. Esta circunstancia provocó que durara poco tiempo la estancia de Francisco Diaz Noó, dependiente de comercio, al que le relevó en el subarriendo un bodeguero y extractor inglés: Francisco Headl. La moral y buenas costumbres de la época desaconsejaban que ambos estuviesen solos, así que para evitar murmuraciones se instaló en la casa su hermano Joaquín, Ayudante de Marina, la esposa de este, Dolores Moreau, quien a pesar de su apellido claramente francés, era de El Puerto de Santa María y sus cuatro hijos de corta edad. Junto con ellos, pero instalados en la planta baja, dos sirvientes.

lsuarezavila_puertosantamariaEn 1875 también compartieron la casa dos vecinos. En el piso principal o alto vivía un viudo de edad madura, natural de Guatemala, llamado Felipe De la Riva y Yela y media docena de sus hijos, con edades comprendidas entre 8 y 16 años. En realidad era viudo por partida doble. De su primera esposa, Ángeles Ruiz, tenía dos hijos que habían quedado en Guatemala con la familia materna.  Los seis hijos que le acompañaban era el fruto del segundo enlace con Victorina Nicolau, hija mayor de un prestigioso abogado local, Francisco Nicolau , que tenía su bufete en calle San Juan, en la misma casa en la que lo tiene actualmente  Luis Suarez Ávila, un asiduo y magnífico colaborador de este blog.  (En la imagen de la izquierda, óleo del patio de la casa de Luis Suárez Ávila, pintado por él mismo, en el actual número 17 de la calle San Juán).

Uno de sus hijos varones, Rafael De la Riva Nicolau, pocos años después se convertiría en un prestigioso doctor, liberal y contestatario, que llegó ostentar la dirección del hospital municipal. Hemos querido citar expresamente esta condición de uno de los moradores de la desaparecida casa esquinera de Larga y Chanca para comprobar la analogía entre este –con un siglo de diferencia-  y Don Juan Fabra, el doctor propietario y vecino de la misma, padre de las comentaristas a las que he querido informar de algunos de los habitantes que les precedieron en su casa natal.

Los inquilinos del bajo en estos mismos años eran dos dependientes montañeses y un empleado a punto de jubilarse, un asturiano de Merodio llamado Ramón Colosía.

grant_arguardiente_puertosantamariaVarios lustros después, en 1890, ocupaba la casa nada menos que el fundador de una de las pocas firmas vinateras supervivientes en el naufragio bodeguero local: Edmundo Grant Falcone. Londinense de nacimiento, había emigrado desde la capital del Reino Unido a esta pequeña pero floreciente ciudad del sur de Andalucía con solo 17 años, con el apoyo y protección de un pariente, (desconozco el grado) llamado Alejandro Grant, instalado en ésta,  dedicado al comercio en pequeña escala que le buscó un empleo en el negocio de exportación de su compatriota Guillermo Oldhan, cuyas bodegas estaban en la actual calle Albareda. En la fecha que hemos citado era un anciano de 76 años y era su hijo Edmundo Grant López el continuador de los negocios familiares.  Anteriormente había vivido con su familia en la misma calle, en la casa número 22, reedificada hace varias décadas por el doctor Fernández Prada, un lugar muy cercano a la empresa donde se inició en las tareas vinícolas. Es bastante probable que falleciera en esa casa, dos años después. (En la imagen de la izquierda, etiqueta de uno d elos productos de la Fábrica de Arguardientes y Licores de Edmundo Grant).

En 1895 la ocupan un comerciante y su familia. Ambos son miembros de conocidas y prestigiosas familias de la sociedad local de fin de siglo. Él,  José Francisco Barreda Pérez,  su esposa, Carlota Miranda Hontoria, nacida en Valencia, hija de un coronel de Caballería y tres de sus cinco hijos: Manuela y Carmen  y un varón: José Barreda Miranda, que estudia en San Fernando, en la Escuela Naval.  Vienen de residir en el número 41, la casa donde está ubicada actualmente una entidad bancaria, casi enfrente de la que nos ocupa.
Esta familia serán los últimos residente del siglo XIX. En 1904 están viviendo en la casa la familia Maraver Jiménez, pero eso es otro siglo. Y no quiero hacer interminable mi comentario. (Texto Antonio Gutiérrez Ruiz)

Antonio Gutiérrez Ruíz, uno de los fundadores de la hace 10 años desaparecida revista Puerto Guía, hoy reconvertida en asociación cultural de promoción del Patrimonio Histórico porteño, se ha especializado en la realización de estudios e historia de las casas portuenses. Pueden contactar con él directamente en el correo electrónico sedtel@hotmail.com

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El marqués de Castell-Florite, posando ayer ante la reproducción en azulejo del mapa mundi, situado en la plaza del mismo nombre. Luce en el bolsillo de la blazier, los tres reyes magos que aparecen en la Carta de Juan de la Cosa. La leyenda bajo el mapa dice: "EN CONMEMORACIÓN DEL V CENTENARIO SE ERIGIÓ ESTE MURAL QUE CONTIENE EL PRIMER MAPA CARTOGRÁFICO DEL NUEVO MUNDO, REALIZADO POR JUAN DE LA COSA EN EL PUERTO DE SANTA MARIA, LA CIUDAD RINDE escudo_marqueses_castell_floriteHOMENAJE A TAN ILUSTRE CARTOGRAFO. OCTUBRE DE 1992." (Foto: Jorge Roa).

Juan Lago-Novás y Domingo-Dulce, sexto Marqués de Castell Florite, titulo otorgado por Isabel II a su antepasado Domingo Dulce y Garay. Casado con Carmen Otero Moyano, tiene un hijo de nombre Juan. Es presidente de la “Asociación Carta de Juan de la Cosa”, constituida el 31 de diciembre de 2008, cuya función principal es la de promover la divulgación del conocimiento de la Carta Juan de la Cosa, dibujada en El Puerto de Santa María en el año de 1500, así como la persona y circunstancias del cartógrafo. Ayer se conmemoró el V Centenario de su fallecimiento --el 28 de febrero de 2010--, en un acto en nuestra Ciudad, para no hacerlo coincidir con los actos del Día de Andalucía.

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Plaza Juan de la Cosa, con el busto del cartógrafo y, al fondo una reproducción del mapamundi.

El busto de Juan de la Cosa lo hizo la escultora Cristina Carreño y se inauguró en 1977, casi con toda seguridad en la Hispanidad, porque el 30 de septiembre aprobó la comisión permanente un presupuesto de Javier Tejada para la colocación del pedestal, según la información que nos facilita José Ignacio Buhigas, Archivero Municipal.

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De izquierda a derecha, Luis Carnicero Íñiguez, capitan de Navío que acudió en representación de la Armada Española; el alcalde de la Ciudad, Enrique Moresco García y el presidente de la Asociación coorganizadora, Juan Lago-Novás, escuchando el himno de España, ante el monumento de Juan de la Cosa, en el que ofrecieron una corona de laurel, con los colores de la bandera. La placa situada en el pedestal del busto del cartógrafo dice: "JUAN DE LA COSA PILOTO DE LA SANTA MARIA, HIZO EN ESTA CIUDAD EL PRIMER MAPA DE AMERICA, EN EL AÑO DE 1500." (Foto: Jorge Roa).

El monumento se instaló originariamente en la plaza Alfonso X ‘el Sabio’, frente a la entrada del castillo, estando situado en la actualidad en el lateral de la mezquita-fortaleza  que da a la Plaza Juan de la Cosa, en el lugar que estuvo la Casa del Pósito, cuya fachada se conserva y en el hueco de aquella puerta está situada una réplica en azulejos  del histórico mapa mundi.

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Invitación para el acto celebrado en el día de ayer, con la carta mapa mundi, impresa en el fondo.

La Asociación de la Carta de Juan de la Cosa hizo entrega al Ayuntamiento de El Puerto,  y a todos los porteños, de una reproducción de la Carta de Juan de La Cosa, hecha en 1892, con motivo del IV centenario del descubrimiento de América y que la Asociación entregó anteriormente a personalidades e instituciones como S.M. el Rey Don Juan Carlos I, S.A.R. el Príncipe de Asturias, el Papa Juan Pablo II o la Junta de Andalucía.

juandelacosa-1Juan de la Cosa, marino y cartógrafo español nacido en Santoña hacia 1460, falleció el 28 de febrero de 1510, en el séptimo y último viaje, herido por más de veinte flechas envenenadas peleando con los indios en las cercanías de Turbaco, cerca de Cartagena. Acompañó a Colón en sus dos primeros viajes y era dueño de la carabela Santa María, antes conocida por La Gallega, hecha según testimonio del Padre Sarmiento, en los astilleros de A Moureira en Pontevedra.

La Carta Mapamundi, la terminó de dibujar en El Puerto de Santa María en octubre del año 1500, al finalizar su tercer viaje que realizó con Alonso de Ojeda y se exhibe en el Museo Naval de la Armada Española en Madrid y es la joya más preciada de sus colecciones.

Es el documento cartográfico más importante de la época, en el cual aparece representado el continente americano, por primera vez en la historia, en el que puede verse de forma destacada el meridiano (46º 35’) trazado a 370 leguas de las islas de Cabo Verde, que señala la interpretación del Tratado de Tordesillas del 7 de Junio de 1494, donde los reinos de España y Portugal se reparten el Nuevo Mundo, atendiendo a la Bula del Papa Alejandro VI.

descripcion_carta_cosa_puertosantamariaSe ve la isla de Cuba separada del continente en contra de las creencias de Colón y en una posición geográfica que no es exacta. Las líneas del Ecuador y el trópico de Cáncer, que hace de eje de la carta, están en su correcta posición.

Destacan las partes del Mundo conocido, Asia, áfrica, Europa y la Mare Oceanum, y en las capitales conocidas pueden verse catedrales, castillos, u otras edificaciones, Valencia con su Miguelete, Granada recién conquistada con el pendón de leones y castillos, y en los distintos reinos, se ven sus monarcas en sus tronos, el Rey de Rusia, la reina de Saba con su espada, la torre de Babel, atravesando Asia los Reyes Magos guiados por su estrella, y en el extremo oriente, en las tierras del gran Kam, se ven representados los personajes bíblicos Gog y Magog, un hombre sin cabeza y los ojos en el estómago y el otro con cabeza de perro que representan el mundo de los infieles. (A la izquierda facsímil, página del ensayo biográfico de Juan de la Cosa. Descripción e historia de su famosa Carta Geográfica. Obra impresa en español, francés é inglés, para acompañar al Mapa-Mundi de Juan de la Cosa que, como recuerdo del Cuarto Centenario del descubrimiento de América,  publicado en Madrid los Srs. Cánovas Vallejo y Traynor. Reproduce la edición del año 1.892).

LO FIZO EN EL PUERTO.
En el extremo occidental, en un rectángulo pequeño, se ve una imagen de San Cristóbal con el Niño Jesús al hombro, y al pie una leyenda: "Juan de la Cosa la fizo en el puerto de S. mª en año de 500".

La Carta se supone que desapareció de España y llevada a Francia durante la guerra de la Independencia, y fue rescatada de una almoneda, por el Ministro Plenipotenciario de Holanda en París, Barón de Walckenaer.

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Los Reyes Magos de Oriente aparecen en el mapamundi de la Cosa, símbolo del logotipo de la Asociación del Cartógrafo.

A la muerte en 1853 del diplomático holandés, fueron vendidos en subasta que comenzó el 12 de abril del mismo año, parte de sus bienes, entre los que se encontraba la famosa carta. Enterado el Coruñés Don Ramón de la Sagra, amigo del fallecido diplomático, de la venta, lo comunicó al Ministro de Marina, quien a su vez lo comunicó al de Estado, delegando éste en el señor La Sagra, en representación del Depósito Hidrográfico de la Marina ,la asistencia a la subasta, consiguiendo que le fuese adjudicada su compra por 4321 francos.

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Sala XV. Museo Naval de Madrid, donde podemos ver el original del Mapa Juan de la Cosa.

Don Jorge Lasso de la Vega director del Depósito Hidrográfico, fue el que decidió que la Carta de Juan de la Cosa, fuese depositada en el Museo Naval de Madrid, donde fue catalogada:

Núm. 553: "Carta de la parte correspondiente a la América, que levantó el piloto Juan de la Cosa en el segundo viaje del descubridor genovés en 1493, y en la expedición de Alonso de Ojeda en dicho año. Sustraída de España, la poseía el Barón de Walckenaer, cuyos testamentarios la vendieron en pública almoneda; y la adquirió el Depósito Hidrográfico. Su director, que fue el Sr. D. Jorge Lasso de la Vega, tuvo la condescendencia de que se   depositase en este Museo, para que el público pueda ver un documento tan curioso y de mérito, con relación a la época en que se hizo."......."

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Rerproducción del Primer Mapamundi de Juan de la Cosa.

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Mapa de Juan de la Cosa (1500). Esquema realizado por Arthur Davies (1976).

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Sello conmemorativo del V Centenario de la Carta de Marear de la Cosa.

Esta reproducción, que fue la primera que se hizo a tamaño natural y en colores, tiene una medida de 185 cm de largo y 92 cm de ancho. Fue hecha para conmemorar el IV Centenario del Descubrimiento de América, por los señores Cánovas, Vallejo y Traynor; la acompaña un libro en edición facsímile en tres idiomas.

En Santo Domingo, en el monumento "Faro de Colón", donde reposan los restos del más famoso navegante de todos los tiempos, existe a la entrada del mismo una reproducción modernista de la mencionada carta.

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Cartel de la XII edición de la Regata Juan de la Cosa, que se celebra anualmente en nuestra Ciudad. El pasado año 2009 alcanzó la XV edición.

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Fotografía parcial del mapa mundi. (Imagen: Colonial Williamsburg)

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Interpretación  parcial del mapa mundi, con extrapolación de la rosa de los vientos. (Imagen: W. P. Cumming, R. A. Skelton y D. B. Quinn, The Discovery of North America).

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Javier Garrido, en una fotografía tomada por el mismo frente a la luna de un escaparate en Florencia (Italia).

Javier Garrido Gómez nació en El Puerto el primero de Abril de 1.984, en el seno de una familia con variada mezcla territorial: su padre: Luis Garrido Quijano, nació en El Puerto de madre también nacida en El Puerto --Concha Quijano--, pero con ascendientes montañeses: los Quijano de Torrelavega (Santander).

familiaquijano_puertosantamaria(En la imagen de la izquierda, la familia de Francisco Quijano Rosende, mujer e hijos. La hija Concha, es abuela de nuestro protagonista, Javier).

Su abuelo. Arturo Garrido Cervero, el padre de su padre, era de La Carolina (Jaén) y llegó a El Puerto a finales de los años 40 del siglo pasado donde se instaló como comerciante abriendo una tienda de ropa de caballero (aunque al principio también vendía ropa y complementos de señora así como colonias, jabones etc..) en el centro, frente a donde hoy se sitúa el establecimiento de apuestas del Estado de la calle Larga.

Su madre, Rosario Gómez Cortés, es gallega, hija de padre, madre y abuelos gallegos y, como es maestra --como a ella le gusta decir cuando le preguntan su profesión--, recaló en El Puerto al asignársele destino definitivo, y aquí conoció a su padre a finales de la década de los setenta del siglo XX. Su hermano mayor, Luis, ha seguido los pasos de su padre y estudió Derecho. Actualmente está empezando su carrera profesional como Procurador en Sevilla.

El año del nacimiento de Javier, bisiesto, nacieron también los futbolistas españoles Fernando Torres, Bruno Soriano Llido, Antonio Puerta (fallecido en 2007), Jonatan Valle y Andrés Iniesta Luján. Fallecieron el escritor argentino Julio Cortazar, el poeta español Jorge Guillén, el historiador Claudio Sánchez Albornoz, el dirigente comunista italinao Enrico Berlinguer. el filósofo francés Michel Foucault, el torero Francisco Rivera ‘Paquirri’, el director de cine francés, Francois Truffaut, la primera ministra de la India, Indira Ghandi y el premio Nóbel de Literatura Vicente Aleixandre.

quijano_brandyjerezano_puertosantamariaLAS BODEGAS DE QUIJANO.
Como se trata de escribir la historia de Javier en relación con El Puerto y tal y como hemos señalado anteriormente, es nieto de Concha Quijano, cuyo padre, Francisco Quijano Rosende, era bodeguero y provenía de familia de bodegueros. El padre de éste, tatarabuelo de nuestro protagonista Javier, era  Atanasio Quijano Cieza fallecido en 1932, bodeguero de El Puerto en el siglo XIX. Las bodegas Quijano perduraron hasta más de la mitad del XX. Todavía su casa se conservan gran cantidad de etiquetas de los vinos y licores que producían, entre los que se encontraban: Ponche, Vino Tónico, Anís, Coñac y Brandy, Crema de Cacao y de Huevo, Jerez Quina, Oloroso (fue muy conocido el llamado “Pata de Gallina” que al parecer era un excelente vino y la etiqueta con la que se embotellaba era preciosa), Amontillado Fino, Manzanilla Olorosa, Solera Fina, Vino de Pasto, etc…

Hemos podido observar cómo en las contraetiquetas aparecen los nombres de los importadores de dichos vinos en New York, Sào Paulo y La Habana, así como curiosos “consejos” del propietario de las Bodegas: D. Atanasio –su tatarabuelo- sobre las múltiples propiedades del Jerez-Quina, o los análisis que efectuó un laboratorio de Torrelavega el 1º de Abril de 1.939 al “Gran Vino Tónico Cíclope”.

rosende_brandy_puertosantamariaATANASIO QUIJANO CIEZA.
Este bodeguero había entrado en el ayuntamiento como Concejal electo en 1930 y, además de presidir una especie de casino mercantil llamado "Centro Comercial e Industrial" fue Vicepresidente local del Consejo Superior de Socios Protectores de la Federación de Mutualidades Laborales. Siguió  por supuesto con el negocio familiar de la bodega, ampliando el negocio heredado del padre, mejorando su producción con el asesoramiento de su suegro, experto arrumbador.  Su hijo, Francisco Quijano Rosende, continuó el negocio vinatero en progresión y también ocupó cargos políticos municipales antes, durante y después de la Guerra Civil. En la contienda fue el secretario de la Comisión de Defensa Pasiva local y también presidió la Cruz Roja durante un periodo. En la bodeguita de calle Caldevilla, se organizaban tertulias culturales con señores mayores y jóvenes inquietos de esa época: el padre de Rafael Rodicio, el de Millán Alegre, el de Paco Arniz…

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Anuncio en la Revista Portuense del año 1938 -en plena Guerra Civil-. Quijano está entre las cinco firmas más importantes de la ciudad, o al menos entre las cinco que contrataban publicidad. Sancho y Jimenez Varela tambien eran bodegas principales en esa época.

Como ha ocurrido siempre en El Puerto, salvo la excepción de Osborne, a partir de la tercera generación los negocios de la vinatería cesan en su actividad, hundiéndose lentamente hasta desaparecer por completo en unos casos, en otros comprados e integrados por las grandes firmas bodegueras. (Son el caso de Jimenez Varela, Sancho, Thuillier, Alvarez Campana, etc, etc... y de los últimos, los Terry, que cambiaron de manos al final del pasado siglo).

quijano_moscatel_puertosantamariaMOSCATEL ‘LAS CINCO PERLAS’.
Moscatel ‘Las cinco perlas’, de Atanasio Quijano (Exportado a la Isla de Cuba. Importador: Ramón López García). La firma A. Quijano, incluye entre las marcas que comercializa “Las Cuatro Perlas”, registrada por Ramón Carli, cuya propiedad hereda su hermana y ésta lega a dos conocidos: Domingo Rodríguez y Bernardo Barreda; los restantes bienes de Carli, pasaron a Rosario García y ésta a su vez deja en herencia una gran parte de ellos a Concepción Rosende, esposa de Atanasio Quijano Cieza. No hubo acuerdo entre las partes y Atanasio desoye las demandas de Rodríguez, el propietario legal de la marca; por ello se celebra vista pública en julio de 1900, fallando el juez a favor del demandante. Atanasio que no se amilana, se inventa una nueva marca: «Las Cinco Perlas», con la que continúa exportando sus productos y, con el tiempo adquiere una finca por Fuenterrabía que se llamaba “La Perlita”. Algo tiene que ver con las confiterías del mismo nombre, pero esa es otra historia, que  ésta ha investigado Antonio Gutiérrez, quien nos ha facilitado esta  información que reproducimos.

Pero volvamos a nuestro protagonista. Javier estudió sus primeros años en el C.P. “Pinar Hondo”, pasando en 7º de primaria al Instituto “La Arboleda”, donde permaneció hasta terminar 4º de la E.S.O. Luego pasó a estudiar el Bachillerato de Humanidades en el I.E.S Santo Domingo. Siempre fue buen estudiante, la prueba de ello es que terminó el Bachillerato  con Matrícula de Honor.

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Javier, con sus padres, Luis y Rosario, a las puertas de la Facultad de Ciencias de la Información, en Sevilla.

PUBLICIDAD Y RELACIONES PÚBLICAS.
Luego, tomaría la decisión de estudiar una carrera en Sevilla, que aún era novedosa en las Universidades: Publicidad y Relaciones Públicas. Desde siempre le llamaba la atención todos los anuncios de la televisión, los analizaba, se fijaba en los detalles y le parecía increíble que en tan breve tiempo se contaran historias como si de obras de arte se tratasen. Esta actitud marcaría lo que sería su futuro. Puede que esta inquietud por la publicidad, le venga por parte de sus primos gallegos que tienen una agencia de publicidad (Nacher Publicidad) y muchos veranos de su infancia los pasaba en Orense donde veía como trabajaban.Los 5 años de carrera los tiene en buen recuerdo. Como él dice “--La experiencia universitaria es algo que nadie puede dejar pasar en su vida; abre mucho la mente; aprendes infinidad de cosas y además, te formas para tu futuro...y si puedes estudiar lejos mejor, antes se madura como persona”. Durante la carrera descubriría que la rama de la creatividad, el diseño gráfico y la fotografía publicitaria sería a lo que querría dedicarse en su vida. Objetivo: llegar a ser alguna vez director creativo de una gran agencia. Por ello empezaría a trabajar en agencias como diseñador gráfico y creativo.

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Un trabajo publicitario contra el racismo, obra de Javier.

PRIMEROS TRABAJOS PUBLICITARIOS.
La primera agencia donde haría sus primeros trabajos sería en El Puerto de Santa María, en la agencia Tusitala Comunicación, a los cuales agradece que lo “aguantaran” en sus inicios. También realizaría pequeños trabajos de freelance para algunos clientes como la Universidad de Cádiz y otras empresas. Después recalaría durante un tiempo en la agencia de su familia de Orense, Nacher Publicidad que fundó su tío y ahora llevan sus primos, los cuales han sido referente desde siempre. Sería tras estos trabajos donde vendría un cambio brusco en su vida, ya que conseguiría la Beca Leonardo Ícaro Plus que otorga el Ayuntamiento de El Puerto en 2008.

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Con sus padres, en Florencia (Itallia).

EN FLORENCIA CON LEONARDO
Su nuevo destino sería Italia en la ciudad de Florencia. Allí realizó durante 3 meses y medio prácticas en la agencia Claim Communication. Aquí Javier destaca una anécdota sobre su jefe; “--Me preguntó de dónde era y le contesté que de una ciudad costera de la provincia de Cádiz llamada El Puerto de Santa María. Para mi sorpresa dijo que la conocía, la había visitado y le pareció preciosa y con gente muy simpática”. Aparte aprendió italiano lo suficiente como para, según dice él, “defenderse”. Es en este momento cuando descubre que “--Vivir en otro país y conocer gente de diversos sitios es la droga más saludable”. De hecho se lamenta de no haber hecho estudios Erasmus en el extranjero durante su carrera ya que la beca Leonardo le había sabido a poco. Javier piensa que la publicidad exige enriquecerte de otras culturas, ideas y formas de ver las cosas, tienes que estar día a día actualizándote o te quedas obsoleto, hay que adaptarse a los tiempos continuamente y esto exige viajar y vivir en diferentes países durante cierto tiempo.

imuestravinostintosprovcadiz_elpuertoMASTER EN MADRID.
Tras su estancia en Italia, Javier, decide realizar un Máster en diseño gráfico en Madrid, para aprender a manejar las herramientas de diseño gráfico de manera más profesional. Aquí siguió conociendo gente de diferentes países, e invitó a muchos a visitar nuestra ciudad, “--Me gusta que los de fuera conozcan mi ciudad y su gente de manos de un portuense, que le cuente un poco las historias de El Puerto. Si no, no es lo mismo”. Tras su estancia en Madrid, realizó más trabajos como freelance. Es en esta etapa donde comienza a participar en el ambicioso proyecto del vino de el I.E.S Santo Domingo, ex-Instituto suyo, creando todo lo que respecta al diseño de la I Muestra de vinos tintos de la provincia de Cádiz. “--Este proyecto me gustó desde el principio y Agustín Saucedo, coordinador del Ciclo de Vitivinicultura del Centro, ha sabido unir todas las fichas de manera magistral para que salga adelante. Es un honor para mí formar parte de un proyecto que creo tendrá mucha repercusión, además rememoro un poco a mi bisabuelo que tanto dio a la cultura del vino en El Puerto y me hubiera gustado conocer personalmente”.

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Con su madre y hermano Luis, y algunos amigos, en el domicilio familiar.

AHORA, EN LONDRES.
Javier ha vuelto a dar un cambio brusco en su vida y ha decidido ir a Londres, donde se encuentra desde hace dos semanas, a probar suerte y a seguir aprendiendo de nuevos sitios: “si no lo hago ahora no lo podré hacer más adelante. No me ata nada aquí salvo mi familia y amigos. Sé que me apoyan y que siempre estarán ahí, ellos creen que es lo que debo hacer. Así que.... ¡allá vamos!. Trataré de estar en El Puerto en las fechas especiales que es cuando siempre me reúno con mi familia y mi gente que también estudia y trabaja fuera”.

A continuación el portfolio y un enlace en el que se pueden ver algunos de sus trabajos, diseños, anuncios y fotografías:

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Vamos a recordar algunos retazos de la historia de una de las más hermosas tabernas que en El Puerto han sido, La Burra, ubicada a escasos metros de la Plaza de Abastos, en la acera derecha de la calle Cielos.

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En 1994 entramos en el local acompañados de Ramón Sordo de la Borbolla, quien estuvo al frente de la taberna, hasta su cierre en Octubre de 1990, durante las últimas cinco décadas. Salvo el polvo acumulado en estos años, que no dejaba de proporcionarle cierto encanto, el local continuaba intacto, igual que hace más de un siglo, con el lógico deterioro que el paso del tiempo conlleva, que más que restarle valor, le añade sabor de lo añejo, de lo que tiene solera y tradición.

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Paseando y parando en cada recoveco de la taberna, por cada recuerdo, tuvimos la ocasión de comprobar que todo continuaba igual que siempre: el típico suelo de losas de Tarifa; los zócalos de azulejos multicolores “de plantilla”; el pequeño hierro junto a la pared para que los parroquianos se limpiaran las suelas del calzado al entrar, cuando las calles apenas estaban empedradas; los gastados mostradores de caoba; los vistosos anaqueles repletos de botellas; la pizarra, el antiguo escritorio y la vieja caja registradora, marca National, americana; las nueve botas de roble; el reloj de pared, por el que no parecía haber pasado el tiempo; y a la izquierda del mostrador, enfilados a un largo pasillo, los once reservados o camarotes, auténticas reliquias de otros tiempos, sin las puertas de vaivén desde que se mandaron quitar cuando vino el Movimiento, aunque Ramón siempre las conservó en su casa. Todo como siempre, si pero ¿desde cuando?.

laburra4_puertosantamariaEL ORIGEN DE LA TABERNA.
Al menos, desde 1863, documentalmente, tenemos constancia de la existencia de este lugar, en la calle Cielos, actual número 104, de una tienda de vinos, aunque no podríamos asegurar que su aspecto fuese semejante al que aún ofrece hoy. Más bien nos inclinamos a considerar que su fisonomía actual se debe a su segundo propietario, Miguel Felices, transformación que se realizaría hacia el año 1880 [...] A principios de la década de los 80 del siglo XIX, Juan de la Portilla dejó la propiedad de la taberna y destilería de la calle Cielos, ocupado en otros menesteres y prestando las funciones de vicecónsul de la República Argentina. El nuevo dueño de la taberna fue Miguel Felices Camino, otro montañés, este de Santillana del Mar, llegado a nuestra ciudad en 1856, cuanto tenía 27 años. Debió ser Miguel un tipo espabilado y de “buenas luces” pues en 1883, cuando ya explotaba la tienda y la destilería era regidor del Ayuntamiento, desempeñando una fecunda labor municipal. [Al fallecimiento de éste la familia se encargaría de la gestión de la taberna, pasando luego a la propiedad del hijo de un dependiente, Norberto, hijo de Benigno Sordo en el año 1910, etapa que siguió hasta nuestros días].

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LA FAMILIA SORDO DE LA BORBOLLA.
Norberto, nacido en la Montaña, en prio, cerca del límite con Asturias y la costa cántabra, tuvo el acierto de llamar a la taberna La Andaluza, el nombre más bonito en consonancia con el local, que podía llevar. En 1910, su especialidad era la manzanilla Argüeso. Dos años después abrió una fábrica de arguardientes, anisados y licores con el mismo nombre, en la calle Ganado núm. 26 (lindera a la pafinicadora La Divina Pastora, ya existente entonces). De aquí salieron los anises Las Tres Perlas y La Andaluza, y años después La Cigüeña, seca o dulce, muy afamada.

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La taberna, a pesar de no ocupar una de las esquinas comerciales del centro, a las que los montañeses, como avispados comerciantes, tenían especial inclinación, si se encontraban en un emplazamiento estratégico. A escasos 30 metros de la calle Ganado y de la Plaza de Abastos, siempre populares y bulliciosas, era un lugar idóneo para que los parroquianos parasen a tomar unos vasos de vino o de aguardiente, al tiempo que, sentados en los reservados, hablaran de negocios y cerraran tratos comerciales.

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LA BURRA
Afuera, en la entrada, los vendedores ambulantes de leche de burra apuraban las ubres, mientras que los más asiduos clientes de la taberna, los arrieros, ataban sus bestias de carga en las argollas dispuestas para tal fin en la fachada. Pensábamos que estas estampas --reales-- podían ser el origen del nombre popular de La Burra, o, quizá, que hiciera referencia al madero utilizado en las bodegas para almacenar las botas, pero no. Resulta que un día, hace mucho tiempo, con plena seguridad antes de 1920, en uno de los camarotes, dos arrieros gitanos se enzarzaron en una agria discusión a cuenta de la propiedad de una burra; que si tuya, que si mía, la disputa concluyó cuando uno de los arrieros apuñaló de muerte al otro. Desde entonces, en recuerdo de aquel suceso, el pueblo comenzó a llamar a La Andaluza, La Burra, y Burra se le quedó para siempre.

moroncillo_puertosantamariaFue habitual parada de célebres personajes populares como Juanillo Paterna; Belita, Luis Agacha, Saldiguera; Alemania, «gran paletón con la picha de papel y los huevos de cartón»; El Chumi; El Camión; Gabriel Guarigua, «Ya se murió Guarigua/ Dios le perdone/ ya se lo llevan volando/ los cigarrones», que decía la copla. En uno de los reservados, nos apuntó Luis Suárez --colaborador de Gente del Puerto--, solían reunirse a cantar romances José de los Reyes “el Negro”, Chamarit, El Caneco y José Morón “Moroncillo”. Cada uno entonaba cuatro hemisquistos, y quien no sabía continuarlo o se equivocaba, tenía que pagar una botella de vino para los demás. (En el centro de la imagen, José Morón 'Moroncillo', con una guitarrra. Fotografía Archivo de LSA).

Como en otros establecimientos, La Burra fue escenario, como no, de algunos robos, como éste que recogió la Revista Portuense el 7 de agosto de 1924, cuyo autor fue el propio encargado del local: «Por el guarda Francisco Díaz Toro fue detenido ayer José Puente García, encargado del establecimiento de bebidas La Andaluza, conocida actualmente por La Burra, el que había sustraído del cajón 125 pesetas. De éstas fueron ocupadas 62 que conservaba en un calcetín, habiendo distraído las restantes. Fue ingresado en la cárcel a disposición del señor Juez de Primera Instancia».

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Norberto Sordo contaba parra el almacenado de vinos propios con dos bodegas. La mayor, con dos lagares, se encontraba arriba de la calle Lechería [hoy  Santa Clara], en donde se criaba el fino Tambor. Y la pequeña, dos números más abajo de La Burra, en Cielos núm. 100, especialmente dedicada a manzanillas, que todavía conserva algunas botas.  Ramón Sordo entró a trabajar con su padre en 1941, cuando tenía 17 años. Tras la muerte de Norberto en 1957 continuó llevando el negocio, ya sin la destilería, hasta que a fines de 1990 cerró el local. Falleció en los años finales del siglo pasado. Con Dios debe estar porque fue un buen hombre.

antonio_ordonez_puertosantamariaDurante años el establecimiento fue sede de la Peña Taurina La Burra, promovida, entre otros, por Juan Marchán, padre e hijo, siendo su titular el maestro Antonio Ordóñez, quien en alguna que otra ocasión, nos dio Ramón, asistió a las tertulias. Cuando escribíamos estas líneas, La Burra, con la finca completa, acababa de venderse. Que será de ella, lo ignoramos. Sólo podemos esperar --y acaso rogar-- que el nuevo dueño no la desmantele y sepa valorar y respetar la fisonomía y los elementos que configuran esta peculiar e histórica taberna, porque a la vez de ser una propiedad privada, también es un patrimonio etnológico --Título VII de la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía-- que El Puerto debe conservar, remozado y revitalizado. No vaya a ser que en un futuro próximo lamentemos su pérdida. (En la ilustración, el diestro Antonio Ordóñez). (Textos: Enrique Pérez Fernández). (Fotografías: Fito Carreto).

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José Robles Romero nació en la calle Cruces, 57, en el año de 1944, el 12 de agosto, hijo de Manuel Robles Barba y Luisa Romero Delgado. De pequeño, estudió en los Jesuitas --recuerda a D. Justo, uno de sus profesores-- pero hubo de abandonar pronto los estudios, con apenas 12 años.

El año del nacimiento de José, en plena posguerra, el Gobierno anunciaba restricciones en el suministro de energía eléctrica, mientras en España se empezaba a administrar la penicilina. Ese año nacen también la actriz Concha Cuetos, el cineasta José Luis Garci,  el contovertido Manuel Ruiz de Lopera, el cantante Nino Bravo,  y  el director y actor de cine estadounidenses George Lucas y Dani de Vito. En 1944, el Nobel de la Paz es concedido al Comité Internacional de la Cruz Roja.

canon_puertosantamariaEL LAZARILLO Y EL CAÑÓN.
Pronto dejaría de jugar en los alrededores de la Plaza de Toros y la del Ave María. Se colocó de Lazarillo, con Vicente Jiménez Salmerón, propietario del Almacén “El Cañón”, situado en la esquina de las calles Ganado y Cielos, donde mas tarde se ubicaría Zapatos Mauricio León y hoy se encuentra una perfumería. Tomó el nombre de “El Cañón”, por el que allí existió  que hacía las veces de guardacantón. Vecinos de la zona afirman que dicho cañón se enterró, cuando se quitó, en el mismo sitio, empero, no tenemos noticias de que, con las últimas obras de peatonalización de Ganado,  e incluso con la promoción de viviendas efectuada en dicho inmueble, hubiese aparecido. Esta tienda había sido en el siglo XIX un despacho de vinos, en la que además se despachaban anisados, anisetes y cañetes (un tipo de ron). (En la imagen cañón similar al que se encontraba en 'Ultramarinos 'El Cañón'; el de la imagen se encuentra todavía a salvo, en la esquina de la calle Valdés con San Bartolomé).

Incluso según recoge la Revista Portuense fue el primer local de El Puerto en instalar alumbrado de gas acetileno suministrado por la Fábrica de Gas Lebón, en julio de 1899. «Anoche hemos visto el nuevo alumbrado, por medio del gas acetileno. El primer aparato de este sistema de alumbrado se ha establecido en el almacén conocido por El Cañón, situado en la plaza de Abastos y Ganado». El dato ha sido recogido por Enrique Pérez Fernández.

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El Bar Santa María, en los años en que se incorpora al mismo José Robles.

CAMARERO PARA SIEMPRE.
Con 14 años se introdujo en el mundo de la hostelería, sector que ya no abandonaría. Estuvo con Francisco Rábago de Celis, --Pancho-- a la sazón concejal del Ayuntamiento, tanto en el bar que regentaba en La Placilla, como en La Marea --hoy conocido como “Los Cristalitos--. Y con 18 años entra a trabajar con Angel Lozano García, en el Bar Santa María allá por el año 1962, donde permanecería por espacio de 44 años hasta su jubilación. El bar lo dirigiría, tras el fallecimiento de Ángel, su mujer Luisa Sordo Díaz junto con su hijo Pedro hasta que éste se independiza y monta el “Mini Bar” en 1976, continuando desde entonces y en la actualidad, el hijo de ésta, Ángel Lozano Sordo, quien afirma de nuestro protagonista: «--José, que trabajaba para mi padre, me llevaba al colegio de las monjas en una bici cuando yo tenía siete u ocho años. Luego, cuando yo heredé el bar, empezamos a trabajar juntos. Hasta el día su jubilación, el pasado 9 de septiembre. José es una excelente persona con la que he pasado muchísimo tiempo, diez horas diarias».

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Otra imagen del Santa María, a la izquierda, realizada desde la azotea del Bar Liba por el fotógrafo gaditano Juman.

LA FAMILIA DE JOSÉ.
José está casado con Consuelo López Fernández, cántabra del municipio de Molleda, un precioso lugar situado en el puente que hace de linde entre Asturias y Cantabria. Vino de pequeña a El Puerto tras la guerra civil, y aquí se quedó, aquí se casó y aquí ha tenido a los cinco hijos del matrimonio. Pero la pareja está muy vinculada con la tierra natal de Consuelo a donde viajan casi todos los años.

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¡Cuantas veces vió tomar 'fotos al minuto' José Robles al fotógrafo Cuellar! Estaba instalado frente al Bar Santa María y, por cierto, no se llamaba Cuellar. Tiene nótula núm. 399  en Gente del Puerto. La instantánea es del 10 de abril de 1983. (Fotografía Colección Miguel Sánchez Lobato).

Nuestro protagonista ha vivido varias crisis económicas y ha conocido periodos más y menos espléndidos en los que, vecinos de El Puerto y turistas han desfilado por el emblemático Bar Santa María. Ha conocido diferentes modas. Ha conocido tres remodelaciones del Parque Calderón. Y ha conocido a cantantes como Camarón o Caracol, por citar algunos de los que han pasado por aquella casa. Otros ilustres parroquianos fueron el poeta Rafael Alberti o el pintor Juan Lara, cuando la Comandancia de Marina estaba situada en la calle Luna frente a La Mezquita. (Juan Lara fue durante muchos años empleado civil de la Armada Española).

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Antonio Gil de Reboleño nace el 17 de octubre de 1939, en el número 4 de la calle Jesús Cautivo, hijo del montañés Manuel Gil de Reboleño, nacido en Caviedes (Cantabria) y de la porteña María del Carmen Insua. Tiene dos hermanos mas y tres hermanas, siendo el mayor; luego vendrían Dolores, María del Carmen, Encarna, Manolo y el otro farmacéutico de la familia, Ramón. Una familia numerosa de la época. Antonio se cría en plena posguerra civil y II Guerra Mundial. Estudió en la calle Luna en dos colegios, en el de D. Alfonso y en el de San Estanislao, para luego irse a Jerez a los Marianistas, primero como mediopensionista en casa de su tía Manuel Insúa y luego como interno hasta finalizar el bachillerato.

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La madre con su hija Lola y Antonio en los brazos de su padre.

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Antonio, posando en la típica foto colegial, en la escuela de San Estanislao, en la calle Luna.

En Jerez estudiaría con otros porteños de cursos superiores y del suyo propio: Alfredo Bootello, Juan Lastra, Vicente González Lechuga, Tito Haupold, Jesús Terry, Alfonso y Pepe Caballero, Antonio Sánchez Pece, Luis Sánchez Sánchez y sus hermanos, José Manuel y Emilio Almagro, Federico Romero Andicoverri ... Está casado con Milagros Roselló Tarrío, con quien tiene dos hijos: Miguel y Elisa María, recientemente casada. Ha sido Rey Mago -Gaspar- en 1995 junto al futbolista del Murcia, el porteño Manolo Ojeda y el desparecido gallego porteño, Pepe Basteiro.

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Carmen, Antonio y Lola Gil de Reboleño, en la Plaza de los Jazminez, camino de la Feria de la Victoria. A la izquierda se puede ver el actual Hotel Duques de Medinaceli.

El año de su nacimiento nace, también, para el mundo del comic 'Batman', en el número 27 de la revista Detective Comic. Ese año Judy Garland estrena la película 'El Mago de Oz' y los Hermanos Marx su 'Una tarde en el Circo'. Nacen las cantantes Encarnita Polo y Roberta Flack. La infanta de España Margarita de Borbón, el exsecretario del PCE, Francisco Frutos y el futbolista Amancio Amaro. Nacen también la actriz Terele Pávez y el actor italiano Terence Hill, así como el cineasta Francis Ford Coppola y el poeta y novelista Álvaro Pombo. Mueren en 1939 el papa Pio XI, Antonio Machado y son fusiladas por la dictadura las conocidas como 'Las Trece Rosas Rojas".

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De izquierda a derecha, Alfredo Bootello, Fernando Pasajes, José Joaquín Muñoz y Antonio Gil de Reboleño, enla Feria del Palmar de la Victoria.

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El equipo 'Portátil', con una buena alineación. Podemos ver en la imagen, en la fila superior, de izquierda a derecha, a Pepe Pineda, Antonio Gil (2), José Joaquín Muñoz, Antonio Gil de Reboleño, Kako, y Tete Ganaza. Agachados, Manolín Muñoz, Isidoro Nogués, Pedro López, Rafael Rivas Acal y Juanlu Perles.

Antonio hizo el Preuniversitario y primer año de la carrera de Farmacia en Sevilla, para luego continuarla al año siguiente en Santiago de Compostela y terminarla en Granada. Pero no será esa su única carrea, también está titulado como Graduado Social y como Óptico, en diferentes especialidades.

agreboleno_alberti_puertoantamariaRAFAEL ALBERTI.

Fue amigo en los últimos años de su existencia del poeta universal Rafael Alberti, amistad que le vino por medio de sus cuñados Carmelo Ciria y Lourdes Roselló, participando en muchas vivencias con el poeta en el tramo final de su vida. Gracias a él conoció a gente muy interesante con las que luego se forjaría, igualmente, una fuerte amistad. Con el poeta viajó a Cuba y en ese viaje conoció a Marcos Ana. También estuvo de viaje con Alberti en Francia, en la actuación que hizo en el Casino de París con el cantautor Paco Ibañez, del que es también un gran amigo nuestro protagonista. Con la viuda del poeta, María Asunción Mateo y sus hijos, David y Marta, sigue manteniendo una estrecha amistad. (Antonio en casa del poeta Rafael Alberti).

agilreboleno_marcosana_puertosantmariaViajero incansable, se conoce España al dedillo y lamenta que, para lo que se viaja hoy, apenas conozca el resto del planeta: Ha estado como hemos indicado, en Cuba, Venezuela y Méjico. En Rusia, a la antigua Checoslovaquia, Francia, Portugal, Italia... Aficionado a la filatelia y a la pesca, en sus tiempos fue un gran jugador de fútbol y ha tirado a los bolos, aunque reconoce que nunca alcanzó el nivel de su padre. Alguna vez se desplaza a la Montaña, de la que es oriundo, acompañando al tirador de bolos Alejandro García. (En la imagen, con el poeta Marcos Ana, en una paella que le preparó en su casa. A la izquierda de la imagen, podemos ver a su cuñada, Lourdes Roselló, por medio de la cual y de su esposo, Carmelo Ciria, conoció al poeta porteño).

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Antonio con el cantautor Paco Ibañez y Manuel García Soria.

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Antonio, posando ante el monumento a Lenin, en Cuba, durante el viaje en el que acompañó al poeta a la isla caribeña.

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En una calle de Santiago de Cuba, posando ante uno de los coches reliquias que circulan por sus calles. A la derecha de la imagen, con gorra, Carmelo Ciria Pino.

Persona muy sociable, siempre ha sido un adelantado a su tiempo y muy querido por sus amigos, se siente orgulloso de las amistades que tiene, de toda clase y condición; tiene una forma de ver la vida bastante particular. Se considera una persona independiente, a pesar de que pudiera parecer lo contrario y un hombre de la calle. Ordenado dentro de su particular desorden, procura siempre ir por la vida sin hacerle daño a los demás, aunque eso sea difícil, pues a veces, involuntariamente se causan daños colaterales. En la conversación, en las distancias cortas, se le aprecia un gran corazón. Y ha de tenerlo pues, desde que en 1972 -el año de las Olimpiadas en Sapporo- montara la farmacia en la Plaza de la Noria, ha atendido a mucha gente sin recursos a los que ha ayudado en lcuanto ha podido.

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Con el recientemente desaparecido poeta uruguayo, Mario Benedetti.

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De izquierda a derecha, Antonio Gil 'Gaspar', Manolo Ojeda, 'Baltasar' y Pepe Basteiro 'Melchor' caracterizados para la ocasión en casa de Antonio Sánchez Cortés, posando en la capilla de su casa, en la Ribera antes de iniciarse la Cabalgata de Reyes del año 1995.

anisflordevaldaliga_puertosantamariaCuriosamente las palabras 'botica' y 'bodega' tienen la misma etimología: 'afotega' que significa almacén; uno de medicamenteos y otro de vinos. Le gusta el vino. Afirma que "--Cualquier vino fino de las bodegas de El Puerto es un buen vino". Más adelante se aficionó al Rioja, no solo como vasodilatador, sino porque está bueno. Se considera bebedor social: en casa no prueba una gota, pero en la calle, una copa de vino fino sirve como excusa para entablar una conversación, además de para degustarlo, porque, insiste, está muy bueno. Su familia tuvo varias bodegas en la Ciudad: en la calle Ricardo Alcón, junto a la Placilla; dos en la calle Nevería, y una en la calle Cervantes o Lechería. Tuvieron, además una Destilería (la etiqueta que vemos de 'Anís Flor de Valdáliga' se corresponde con uno de los productos que allí se destilaban) y regentaron varias tabernas y bares a lo largo de más de un siglo de ejercicio  comercial, tal y como recoge Enrique Pérez Fernández, en su obra 'Tabernas y Bares con Solera': El Alba, Las Campanas, La Caridad, Las Delicias, Milindres, el Bar Las Flores, La Sacristía, Los Maeras, Los Maeras Chicos, El Resbaladero, El Imperial, La Solera, Triana, El Bar Moderno, el Bar Pontevedra, La Caballa y El Ermitaño.

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En una próxima nótula escribiremos sobre su padre, Manuel Gil de Reboleño García, hombre emprendedor junto a su familia, y gran jugador de Bolos Palma --costumbre montañesa-- a quien, por cierto podemos ver  en esa fotografía tomada en 'El Corribolo', frente a los desaparecidos Varaderos de Pastrana. Manuel está ¿tirando o birlando? ¿Saben ustedes lo que es birlar?

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Antonio Collantes Ramos, con nótula numero 303 en Gente del Puerto,  conoció La  Placilla en todo su apogeo, a mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado. Estuvo de aprendiz de peluquero, con 9 años, en la barbería de Manolo Cordones, frente al puesto de Agustín Vela. Conocía a todo el mundo y le llamaban el Oliver Twist pues era un niño pequeño que hacía los mandados de todos, de toda la Placilla: el Tobalo, el Peca, Juan el de Tejidos las 3B, el tío de Manuel Gutiérrez 'el Cochino' (nótula núm. 284), su benefactor que fue quien le compró su primer par de zapatos, ... Recordemos la aquella Placilla de los últimos años de la década de 1950.

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El puesto de Agustín Vela, al aire libre, pero protegido por toldos. (Foto Familia Vela)

Empezando por la calle Luna, en la pared de la derecha, nos encontrábamos con el Carrillo de Severo, (nótula núm. 104), a continuación estaba la entrada de artistas del Teatro Principal, (años mas tarde Kiliki montaría un bazar juguetería al aire libre delante de aquella fachada), luego estaba la frutería verdulería de 'La Bigotona' y a continuación la alpargatería 'La Jerezana'.

aceitunero__puertosantamariaLe seguía la antigua pescadería de los hermanos Gago, cuyos descendientes tienen el Bar 'El Nuevo Pescaíto' detrás de la Clínica Santa María de El Puerto. A continuación venía el Restaurante Económico 'La Placilla, de Manuel González Ceballos y aquella cafetera de agua caliente... cuyos primos regentaban el restaurante del Hostal Loreto. Hoy se encuentra otro establecimiento con el nombre de 'La Placilla', una tienda de electrodomésticos. Luis el de 'la Liebre' en una accesoria de la casa donde Agustín Vela (nótula núm. 326) tenía primero, su puesto y años mas tarde, una tienda de frutas. A continuación venía Juan, el de lo Tejidos Las Tres B (Bueno, Bonito y Barato); le seguía Encarna, 'la de la sangre con tomate' en un local ancho, profundo y oscuro donde se comía un guiso de sangre que 'quitaba como tó el sentío'. La tienda donde se vendía huevos y queso, y donde trabajaba Luis el de los Huevos (nótula núm. 203), que cantaba aquella copla de "Yo soy Luis el de los huevos, parezco una pescailla, pero cantando y bailando, valgo más que toa Sevilla". (En la imagen, Antonio 'el Aceitunero', delante de Casa Plácido, de la que era repartidor Luis 'el de los Huevos'. Foto Carlos Pumar Algaba).

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El almacén de Nicanor Gómez, esquina de La Placilla con Ricardo Alcón.

Doblando la esquina con la antigua calle Correo, hoy Ricardo Alcón, nos encontrábamos con una bodega de los Gil de Reboleño, donde Antonio Gil de Reboleño, en la actualidad prestigioso farmacéutico, ayudaba despachando vinos  a los hermanos Victoriano y Pepe, ambos porteros que fueron del R.C. Portuense. Enfrente la Tienda del Caracol, de vinos y tapas y a su lado el refino de Luis el de los Muertos (nótula núm. 150). A continuación y haciendo esquina el Almacén y Bazar de los Nicanor (nótula núm. 080), donde Lalo lucía una de las mejores y ceñidas cinturas de El Puerto, talle 34. Seguía la carnicería de Insúa, el Bar Rábago, y al fondo, en la calle Ganado, La Pastora (entonces de los Gómez, hoy de los Ojeda), la panadería donde se vendían avellanas tostadas, suspiros y aquellos panes blancos que quitaron tanta hambre... Allí trabajaba Ricardito.

Romualdo__2_puertosantamariaPero volvamos otra vez a la calle Luna. Iniciemos de nuevo el recorrido, esta vez desde la acera de enfrente al Teatro Principal y al carrillo de Severo. En la esquina con Luna el almacén de ultramarinos de los hermanos Genaro, donde hoy se encuentra una tienda de Telefónica. A continuación venía la ZapatEría Heredia y junto a ésta, años mas tarde, pondría Juanito Malete una frutería. Le seguía el Cafetín, de Angel Sordo y su hijo Maximino (nótula núm. 003), haciendo esquina con la calle Santa María. En la otra esquina de Santa María con La Placilla estaba el almacén de Leopoldo Castiñeira Gómez, el cual le preparaba a Antonio bocadillos de recortes de chorizo. Luego se econtraba la Barbería de Manuel Cordones. A esa casa, con entrada por la calle Santa María se iría a vivir la familia Saura, quien formara la conocida sociedad de trasnportes Alemán y Saura. En esa casa, igualmente, Carmelo Ciria Pino, instalaría la primera emisora por cable que los comerciantes del centro de El Puerto ofrecieron a sus clientes. Un amplificador, un micrófono, un tocadiscos y unos altavoces amenizaban las compras en La PLacilla a finales de los cicuenta. La Bota de Oro, zapatería aun existente en la calle Luna arriba, patrocinaba el concurso "Es Vd. la madrina de sus pasos" en "Las Mañanas de la Plaza", regalándose un par de zapatos a los ganadores. (En la imagen, Romualdo, mandadero y aguador. Foto Arturo Palomino).

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Un billete 'full' de 7.500 pesetas, con la imagen de José Sánchez Sousa, de la charcutería confitería Los Dos Pepes, nombre puesto en referencia a él y a su hijo Pepe. Realmente era un participación de un billete de lotería, con una fotografía del Bar Vicente, que antes de pasar a su actual propietario era regentado por el propio Sánchez Sousa.

laplacilla_losleones_puertosantamariaLuego vendría la tienda de Los Dos Pepes, el de los picos brasileños, extravagante personaje que bien merece nótula aparte. Baste recordar que viajaba en su Mini, con un maniquí sentado al lado en el asiento del copiloto y que editaba billetes de 500 pesetas con su efigie, que luego sería la Confitería La Perla. En la Casa de los Leones, hoy apartamentos turísticos, vivía la famlia de los Rodríguez Ceballos, propietarios del 'Bar Casa Paco Ceballos' el de las populares 'pavías rebozadas' y el "Bar Liba" al frente de cuyos establecimientos se encuentran en la actualidad Baldomero e Ignacio Rodríguez Sánchez, en el primero y Paco en el segundo.  Y cerrando el recorrido el Bar Vicente (nótula núm. 014) haciendo esquina con la calle Sierpes. Allí eran famosas las tertulias con Rafael Moreno Porto, 'el Lengue', Don Buenaventura,  Ramón Insúa, el tío de Manuel Gutiérrez Morillo, el Calé, Anzonini, el Chano y junto a otros cantaores, que con la fresquita se reunían a tomar café y a ver pasar a la gente que desfilaba por los ambientes de la Plaza. (En la imagen superior, una señora vendiendo frutas y hortalizas en la casapuerta de la Casa de los Leones. En la imagen inferior, los puestos al aire libre de la calle Sierpes).

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En el centro de La Placilla y adosado a algunas paredes, se instalaban puestos desmontables o no. El de Sal de Diego, los dos Aceituneros, el puesto de Bollos de Miguel Salguero (nótula num. 350), que saldría ardiendo, el puesto de charcutería instalado por el de los picos brasileños, montado por todo lo grande para la época... el puesto de ”quita y pon” de vajillas de cerámica de Domingo Ajenjo y el de verduras y hortalizas de María y el “Toto”,  el carrillo de Carmelita “La Rubia”. En la esquina de la calle Santa María se intalaba, cada 15 días, un camión con charlatanes de feria que vendían por lotes: 3 mantas, 2 sábanas, 1 peine y 1 bote de algo... También por esa esquina se hacían las descargas rápidas de los camiones con fruta y verduras de extraperlo procedentes del campo, es decir que no habían pasado por el puesto de Consumo y no habían pagado los arbitrios o impuestos correspondientes al Ayuntamiento.

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La churreria de Miguel Salguero, en un puesto de madera que salio ardiendo.

Y la picaresca de la época. En la España de entonces algunos ciudadanos aprovechaban las aglomeraciones en las tiendas, a veces con la complicidad del tendero, para 'rozarse', si no algo más, con alguna clienta inocente. En cierta ocasión una de las agredidas lo denunció ante la autoridad de La Placilla y, el guardia Salas destinado allí, aplicó la justicia sobre la marcha y además del guantazo que se llevó el agresor, propietario de una tienda, se lo llevó detenido dejando el negocio sin dependiente, ante la burla y el escarnio de su parroquia. También, en alguna tienda que por respeto a los herederos no mentamos, se organizaban improvisadas “Casas de Trato” para alivio del entorno de los amigos del dueño y clientes fijos, que tenían un triste plus en aquella época de penurias y pobreza.

jula_jula_puertosantamariaPERSONAJES POPULARES.

Muchos personajes populares (nótula núm. 144) deambulaban por La Placilla y La Plaza o Mercado, buscándose la vida. Romualdo ('Remujardo'), Joselito 'el Caca', mandadero al que los chiquillos mortificaban con sus bromas; Kiko 'el Betunero', Dominguito, el hermano de Antoñita, la novia víctima de 'El Arropiero'. 'Coquinete' un señorito venido a menos, sin oficio ni dinero que todos los días bajaba a afeitarse, limpiarse los zapatos, fumarse un puro o tomarse una copa de vino fino en 'La Perdiz' y todo sin costarle un duro, 'de gañote',  gracias a la bondad de sus 'patrocinadores': el barbero, el dueño del bar, un cliente que le pagaba el betunero y otro la copa de vino; el caso es que vivía como pudiente, sin trabajar. Otro personaje, 'Caneco', que siempre hablaba con su media lengua, de su hijo. Y Javier Julo Julo, o 'el Mula', personaje pintoresco, aficionado al vino tinto, que cada vez que era convidado soltaba la siguiente retahila: "--Me cago en los sentimientos católicos de las tuberías del Valdepeñas". (En la imagen, el Julo Julo, en una bodega de los Gil de Reboleño, posando en plan caricato ante la camara. Foto AGRI)

La plaza, el Mercado, era otro territorio, otro ámbito, otra gente...

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Gallegos y cántabros son pueblos emigrantes. Al menos esta es una característica que les fue común siglos atrás.  Gente laboriosa, trabajadora, muchos de ellos con especial aptitud para tratar al público, alcanzando éxito –fama y fortuna- en aquellos negocios que requieren trato directo con la parroquia, con la clientela: tiendas de alimentación, de ropas, tabernas…

lasernaTelesforo del Castillo Muñoz es un porteño nacido en Cantabria. Un jándalo. En plena juventud marchó a Filipinas junto con su hermano, dejando atrás su casa natal, en la aldea de La Serna, del Valle de Iguña, partido judicial de Torrelavega (Santander) donde había nacido en 1843. Ambos hermanos se iniciaron en los negocios en Manila, trabajando asociados. Unos años después, pensando en formar una familia, compró su parte del negocio al hermano, independizándose totalmente. Cuando dispuso de un pequeño caudal, que el mismo declara ascendía a 125.000 pesetas, se desplazó a su lejana patria y más concretamente a El Puerto de Santa María para contraer matrimonio con una joven de dicha localidad, Sofía Díaz Macías, (Declara poseer este capital, que aporta al matrimonio, indicando asimismo que la dote de su esposa se limitó “a los regalos de bodas y su ajuar, en el que se incluían algunas alhajas de corto valor” en el  texto del testamento que realizó en El Puerto con fecha 28 de junio de 1897).  hija de Manuel Díaz Obregón, también de origen montañés,  nacido en Helguera, provincia de Santander, (Posiblemente fuese hijo de Manuel Díaz  Quinamo, montañés que explotaba a comienzos del siglos XIX una venta o taberna situada en la entrada de la población, cerca del Camino Real, en la confluencia de las calles Larga y Cielos, asociado con Manuel Obregón, su cuñado. Debieron acuñar una pequeña fortuna durante el periodo de ocupación de la ciudad por las tropas francesas, alojadas buena parte de ellas en los convento de la Victoria y Espiritu Santo, ambos a un tiro de piedra de la taberna), y de Sofía Macias, familia de clase media, dedicada al comercio, avecindada en El Puerto, donde habían nacido sus hijos.  Creemos que tenía su establecimiento en calle Ganado nº 12 y el domicilio en la casa número 52 moderno de calle  Larga, sede actual del Partido Comunista de Andalucía. (En la imagen superior, vivienda en La Serna, Valle de Iguña, Torrelavega, Cantabria.

Nos vemos en la necesidad de especular, a falta de otra información, sobre las circunstancias que hicieron posible el conocimiento, amistad, compromiso y, finalmente, boda de esta pareja tan distante geográficamente. Tuvo que existir un primer encuentro. Podemos suponer que alguno de los hermanos de Sofía fuese destinado a Filipinas en cumplimiento de sus deberes con la patria, entablase amistad con Telesforo y este, en algún viaje de negocios a la península desembarcase en Cádiz, desplazándose a El Puerto a visitar a la familia Díaz Macias, alojándose tal vez durante algunos días en su casa, dado el paisanaje de Telesforo con ellos y la fraternidad existente en esa época entre personas afines. El resto es fácil imaginarlo:  se enamora de la hermana de su amigo, mantienen un regular contacto epistolar, confirman el compromiso y poco tiempo después él regresa, se casan y parten de nuevo hacia Manila.

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Torre de la Catedral después del terremoto de 1880. Francisco van Camp. SHM El terremoto de 1880 causó considerables daños en la ciudad de Manila, y especialmente en el edificio octogonal de cuatro cuerpos de la Catedral.

En las Islas Filipinas nacen sus cuatro hijas: Rafaela, Sofía, Maria del Carmen y Mª del Rosario del Castillo Díaz, bautizadas todas ellas en la capilla de San Pedro de la catedral de Manila. Según nuestros datos, las hijas de Telesforo y Sofía fueron bautizadas en los años 1871, 1872, 1874 y 1875. En esos años la catedral de Manila estaba destruida parcialmente por un terremoto que tuvo lugar en el año 1863, catástrofe en la que perecieron los miembros del Cabildo catedralicio, quedando algunas capillas en pié, siendo en una de ellas, la de San Pedro, donde se bautizaban a los nuevos cristianos. Poco tiempo después, en las últimas décadas del siglo se construyó la sexta catedral de la capital de Filipinas, en el mismo emplazamiento de las cinco anteriores, en la zona denominada Intramuros –un fuerte construido por los españoles en 1590 con muros de 6 metros de alto y 3 Km. de largo-, según proyecto del arquitecto Serrano Salaberri, de estilo neorromántico. Consta de tres naves con crucero y capillas laterales, portada de arcos de medio punto y una original torre externa de estilo orientalizante. En esta nueva catedral se celebran los bautismos en la capilla del Sagrario.

Como consecuencia del último alumbramiento falleció Sofía Díaz, el 21 de noviembre de 1875, quedando viudo Telesforo con tan solo 32 años de edad y una familia numerosa compuesta por cuatro hijas de corta edad.  La decisión, tras la tragedia familiar, debió de tenerla clara: Retornar cuanto antes a España, para poder criar y educar a sus hijas con la ayuda de los abuelos. Era imposible continuar al frente de sus negocios salvo que encontrase una mujer con la que volver a casarse, y que ésta aceptase la pesada carga que hubiera aportado Telesforo al matrimonio. No parece se plantease siquiera esta posibilidad ya que, en los veintitantos años siguientes, es decir, hasta el mismo momento de su fallecimiento, no formalizó ninguna otra relación, que sepamos.

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Vivienda en calle Luja, 15, esquina y vuelta con calle Recta.

Necesitó algo más de un año para liquidar sus negocios y repatriarse junto con su familia. En el verano de 1877 se encontraban empadronados todos ellos en El Puerto, arrendando una amplísima casona en calle Luja número 15 donde vivió todos esos años a pesar de tener diversos inmuebles en propiedad.

10ctsdepesoacuniadoenmanilaCon fecha 28-6-1877 dicta nuevas disposiciones testamentarias que revocan las realizadas meses antes en Filipinas. Una vez integrado, se dedica con paciencia y vista comercial a emplear su capital, preferentemente, en la adquisición de inmuebles para su explotación en alquiler, garantizándose de esa forma unos ingresos estables, una suculenta renta. Paralelamente, más por distracción que por negocios monta en los bajos de la casa arrendada, en donde existe actualmente una peña flamenca, una pequeña bodega, criando con esmero diversos caldos.  Sus herederos se repartieron 160 arrobas de Manzanilla, a razón de 7,50 pesetas/arroba; 67 arrobas de Vino Fino, a 12,50; 93 arrobas de vino moscatel y dulce a  10 pesetas, 40 arrobas de Pedro Ximenez, valoradas cada una de ellas en cinco duros y 5 arrobas de vinagre, a diez reales la arroba, así como diversos utensilios: jarras, gradillas, mangueras, bomba de trasiego, venencias, botas y barriles, incluidos todos ellos en el apartado 84 del inventario de sus bienes bajo el epígrafe: “Vinos, vasijas y enseres de bodega.” (En la imagen, 10 céntimos de peso, acuñado en Manila).

antiguomantondemanilaLas primeras compras de inmuebles, realizadas en 1877, la hace por lotes, adquiriendo dos parejas de casas. A don Tomás Osborne y Böhl le compra una casa en calle Larga nº 57 (Anteriormente esta casa había sido propiedad del Convento Madre de Dios de Jerez, siendo adquirida por Tomás Osborne en los años de la desamortización de los bienes clericales, trasladándose a vivir a ella. Sus herederos la vendieron a Manuel Urquinaona que residió en el piso alto o principal con su familia, arrendando el bajo a la familia Pastor Nimo, según datos que tomamos de los padrones municipales de 1916). Otra en calle Descalzos, 15. Las otras dos casas, una en calle Nevería, 24 y otra en Santo Domingo, 9, esquina a Nevería, ambas propias de la Testamentaría de doña Elvira Viaña,  (Dama perteneciente a la aristocracia local, hija de José Enrique Viaña Fernández, Diputado del Común y uno de los más importantes cosecheros y exportadores de vinos, aceite y aguardiente de fines del XVIII)  adquiriendo un quinto inmueble, situado en pleno centro, la casa nº 52 de calle Luna que compra a doña Maria Antonia Lagier.  En años posteriores incrementó su patrimonio con casas en calle San Bartolomé, 25, comprada a Luis Pérez Sánchez en 1880, Jesús de los Milagros, 14, a Manuel Ruiz Quintana, en 1883 y, finalmente, la casa de Descalzos nº 12 a los hermanos Martínez Picard, en 1884. (En la fotografía, señorita luciendo un mantón de Manila).

Telesforo del Castillo falleció en El Puerto de Santa María el 13 de marzo de 1899, en el mismo estado de viudedad en el que llegó a la ciudad veintidós años atrás. En esa fecha, tres de sus hijas habían contraído matrimonio. Rafaela, la mayor, con un comerciante local, Diego González Saiz, residiendo en El Puerto. Sofía, con un labrador jerezano algo mayor que ella, que cumplió 27 años al morir el siglo y 40 su marido, Antonio Ruiz-Berdejo. La tercera de las casadas, la más joven de las hermanas, Rosario del Castillo Díaz casó con otro comerciante local, Emilio Muñoz de Bustillo y Carpizo, residiendo asimismo en El Puerto. La otra hermana soltera, Maria del Carmen, que tenía 24 años en 1899 fue la albacea testamentaria, según dispuso el finado, que había indicado ejerciera dicha función aquella o aquellas de sus hijas que estuviesen solteras en el momento de su fallecimiento.

sofiadiazcastillo_02_puertosantamariaEn la Revista Portuense del 15 de marzo de 1899 se inserta la tópica croniquilla social del sepelio que reproducimos parcialmente: “Ayer, a las cuatro y media de la tarde, fue conducido al Cementerio Católico el cadáver del Sr. Don Telesforo del Castillo y Muñoz. Formaban la fúnebre comitiva los ancianos del Asilo de San José, Hermandad de Milagros, y el clero parroquial, siguiendo tras este el cadáver llevado a hombros por trabajadores de la Casa en magnífica caja sobre la cual destacábase dos hermosas coronas en las cuales leíanse las siguientes dedicatorias: “Recuerdo de sus hijos” y “Recuerdo de sus hijos Diego y Rafaela”. El cadáver fue sacado de la casa mortuoria por sus hijos políticos y su sobrino don José Gutiérrez Díaz. De la caja pendían cuatro anchas cintas que llevaban varios individuos de la familia, rodeando el féretro cuatro hermanitas de los pobres. El acompañamiento formábanlo numerosísimas y escogidas personas… Presidía el duelo el Sr. Arcipreste y los señores Gonzalez y Verdejo y Muñoz Bustillo, hijos políticos del finado. Al llegar al cementerio el cadáver fue colocado en un catafalco mientras el clero parroquial cantó el Responso.”

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En la calle San Miguel del cementerio portuense está el panteón familiar de don Telesforo, en el que figuran enterrados, además de él, su hija Rafaela y uno de sus nietos, hijo de la anterior, Antonio González del Castillo. Al pié de la tumba hay colocada una cenefa de mármol blanco esculpida con flores en relieve recuerda a la esposa, figurando su nombre y la fecha de su defunción, aunque no creemos que sus restos estén allí enterrados, salvo que, aprovechando la repatriación de las tropas después de la guerra del 98, hubieran sido traídos desde Manila. (Textos: Antonio Gutiérrez Ruiz).

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Finales de la década de 1960. El bar estaba situado en la esquina de las calles Jesús Cautivo y Ganado, frente a la conocida como “Posada de la Fruta” en dicha calle Ganado. Ambos edificios hoy no existen. Al otro lado de la barra, el señor del sombrero es el Cabo Pérez de la Guardia Civil, a su izquierda su hijo , tuvo otro hijo que murió  muy joven ahogado en el canal. Siempre nos lo recordaban para que nos nos bañáramos en el río. A la derecha del Cabo Pérez podemos ver de oscuro a Manuel Gil de Reboleño García de Roiz (padre de los Gil de Reboleño Insúa). El segundo por la izquierda es el propietario del Bar “La Muralla” situado en Tomás Cólogan Osborne, 6, en los pisos conocidos como “Los Empapelaos”. El camarero con la mano apoyada en el mostrador, Antonio Rojas, tío de Mario Peluffo Rojas. Detrás de los dependientes, en la parte oscura, el segundo con sombrero, "Tabique" corredor, padre de flordevaldaliga_puertosantamaria"Tabique", el camarero de "El Resbaladero" y,  ultimamente, en la barra del Bar Vicente hasta su reciente jubilación. El cuarto por la derecha, con la boina calada, es Eloy Fernández Moro. Agradecemos nos indiquen el nombre de los dependientes y parroquianos. que aparecen en la fotografía. (Foto superior Colección EFL. Foto de la izquierda, publicidad en cristal pintado de Destilerías Gil: Anis y Coñac 'Flor de Valdáliga).

La tienda de Rueda ya existía como taberna en 1826, habiendo pasado por diversos propietarios y reformas, con destilería y fábrica de licores propia y con salones o camarotes para la parroquia. En 1995, adquirió la taberna Rafael Ayala, tras haber permanecido 89 años en manos de la familia Gil de Reboleño. «Sobre el trato dispensado a los clientes, siempre en el Rueda todos fueron considerados iguales» --al igual que en Gentes del Puerto-- «sin distinción alguna de clases. Aquí solían parar los miembros de las familias portuenses de alta alcurnia; alcaldes como Francisco Tomeu o Eduardo Ruiz Golluri; flamencos como El Chumi, Canalejas de Puerto Real, El Cojo Pavón, José El Negro o Ansonini; toreros como Manolo y Miguel del Pino, Antonio Ordóñez, Manolo Bienvenida, Mondeño, el mejicano Lorenzo Garza o Paquirri (siempre con papelones de pescao frito), y un sin fin  de personajes populares, entre los que, como botones de muestra, mencionaremos al Loco Paquiro, a Caneco y a Margarito, el esquilador, que solía acudir todos los días a tomar café» Enrique Pérez Fernández. “Tabernas y Bares con Solera”. Año 1999.

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Parroquianos de Antigua de Rueda. De izquierda a derecha: Eduardo Ruiz Golluri, alcalde; El Chumi, cantaor flamenco; Manolo del Pino, torero; El Caneco, personaje popular.

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Foto tomada en el Bar Rueda, propiedad de los hermanos Gil de Reboleño García de Roiz, en ella podemos ver a los tres detrás del mostrador y en el orden de Antonio, Victoriano y Manuel, padre de los Gil de Reboleño Insúa. (Foto Colección VGL).

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El nuevo bar de Antigua Rueda, situado en un edificio moderno en el espacio que ocupó el original, en una fotografía tomada el jueves de la Semana Santa de 2010.

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José Gómez Barrera -Joselete- y su hijo José Luis continúan al frente de “La Lucha”, o lo que queda de ella. Como si en la batalla del tiempo el duelo hubiera quedado en tablas, la mitad de este legendario establecimiento local permanece abierto desde 1897 -el Estanco-, mientras que el Bar cerró hace ahora 10 años. Carmen Barrera Terrada, la madre de José y Manolín carmenbarreratejada_puertosantamaria-jugador del Rácing- dejó dispuesto antes de su fallecimiento que cada hermano se haría cargo de uno de los negocios instalado en los bajos de lo que fue, primero, el edificio de la Real Fábrica de Aguardientes y Licores, y luego Casa de la Aduana. Manolín no supo continuar con el Bar La Lucha y ahí está el espacio vacío y desaparecido su interior (dos intentos de manos extrañas no han conseguido reflotarlo como negocio de hostelería). En la fotografía, Carmen Barrera Tejada.

José, en activo desde el Estanco, no quiere hablar de aquello, pero por su cabeza pasan tantas historias vividas en La Lucha... Recordaba que D. Juan Botaro, el humanista que vivió en El Puerto tantos años, era cliente diario de la casa. E incluso oyó contar un suceso del que se hicieron eco la Revista Portuense y Diario de Cádiz, allá por 1929. (Ilustración: antigua propaganda de cigarrillos 'Ideales').

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EL CRIMEN DEL SABONÉS.
Estamos en 1929. Francisco García Rico, Paco “el Sabonés”, era armador de una flota de 23 barcos. Era un hombre que tenía un concepto bastante peculiar de la vida. Acaso pudiera gastar mas de lo que tuviera y viviera de forma extravagante, aunque -en 1888- se le recuerda en los periódicos por haber salvado a una mujer que quiso ahogarse, tirándose al Guadalete o incluso que en una reyerta hirió a un paisano, según los datos que nos facilita el investigador Antonio Gutiérrez Ruiz. El caso es que el Sabonés creía que donde le arranchaban los barcos le estaban engañando -era en el Resbaladero-. Ya le habían quitado cinco barcos por no atender sus deudas, y el siguiente embargo por una trampa de 48.000 pesetas de la época, venía de camino. (Fotografía: El edificio de la Casa de la Aduana, donde se encontraba 'La Lucha', antes de construirse las viviendas de La Pescadería'. Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

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Pero Francisco García Rico, en un momento de enajenación mental, citó al dueño de «La Lucha», José Tomeu y al dueño del Resbaladero, Primo Díaz, en el despacho que tenía junto a “La Lucha”, con la promesa del pago. Cuando éstos entraron, primero vieron dos sobres -presumirían que era el pago a sus deudas- , llegaron hasta el fondo y see llevaron dos tiros a la barriga que les produjo el Sabonés con una escopeta, y éstos salieron a la calle, moribundos, aguantándose las tripas con las manos. El armador fue condenado a la cárcel por sendos asesinatos, pero las influencias de la época -su amistad con León de Carranza- consiguió que, con el tiempo, fuera al Penal solo a dormir. Acabada la condena murió en su casa, por un mal cuidado de las uñas de los pies -era diabético- que derivó en gangrena y su posterior fallecimiento. "(Fotografía: Muelle existente delante del edificio de la Casa de la Aduana, donde se encontraba 'La Lucha'. Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

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“Tras el trágico suceso” -escribe el historiador Enrique Pérez Fernández en su libro “Bares y Tabernas con Solera"- “reabrió el negocio Ezequiel Cortínez García, nacido en la aldea cántabra de Celis en 1896 y residente en El Puerto desde 1926. Debió de seguir los pasos de un familiar, Eusebio  Rubín Cortínez, afincado aquí en 1878. en 1952 comenzó a trabajar con Ezequiel, Gonzalo Camacho, quien hoy sigue al frente de La Lucha”. Ezequiel se casaría con Carmen Barrera Tejada, quien aportaría dos hijos al matrimonio: José y Manuel. En la fotografía, de izquierda a derecha, niño desconocido, Eduardo, detrás del mostrador Carmen Barrera Terrada, Ezequiel Cortínez García y Jesús Nimo Real. Ignacio Pérez Garcés. Delante los niños José y Manuel Gómez Barrera.  Detrás de Carmen, en una pizarra sobre las botas y a la vista de todos, aparece escrito a tiza una 'trampa', 'perrillo' o deuda de 'La Abuelita':  8490 y 1680 ¿pesetas de la época?. (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

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Veleros y redes en el Guadalete. (Foto Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

Francisco Andrés Gallardo, escribió un interesante artículo para Diario de Cádiz el 22 de octubre de 1995; nadie sabía que el establecimiento cerraría tan solo tres años después: "Abierta desde 1897, “La Lucha” es una reliquia de la ciudad marinera que El Puerto fue. Castiza taberna que nos evoca “El Tatuaje” de Concha Piquer, siguen tomando su primer café de cada día, jugando a las cartas o bebiendo en su copa, los marineros en tierra y muchos jubilados que recuerdan sus travesías. Gonzalo Camacho, como desde hace 43 años, sigue despachando en la barra. En el saloncito lateral Manolo el Gallego se ha retirado a zafar con sus hombres; es el momento de ajustar cuentas de la última travesía.
El barco ha llegado lleno de carga en un puerto lleno de barcos. En la mesa, dos copas de fino C y tres de vino tinto de Nicanor de Cádiz, los billetes de mil con la efigie de Sorolla se reparten, a un lado se han dejado las colchonetas, preparadas para embarcar pronto. Eran otros tiempos para El Puerto y sus marineros.
celtas_puertosantamariaPero con el mismo sabor añejo permanece en la calle Pintor Veneroni (Pescadería, Plaza del Carmen) número 2, en el marco de la casa de la Aduana, el bar “La Lucha.
El grifo de cerveza, la inmensa nevera, la máquina tragaperras y el televisor en color han sido las únicas incorporaciones en los últimos años.
Carmen Barrera, viuda de Ezequiel Cortínez, sigue sentada, junto a una de las mesas, regentando el estanco que siempre ha estado en la taberna. Ya no hay “Peninsulares”, ni “Celtas” con estacas, de todas formas el sabor americano en la mayoría de los cartones palidece entre los estantes que rezuman marinería.
amontilladobasilio_puertosantamariaUna desnuda bombilla sigue iluminando la cocina que, aunque hace décadas que no sirve tapas, siempre estuvo presta para freír el pescado que algunos traían para compartir con los amigos. En sus tiempos, se ofrecían suculentos guisos.
Un desvencijado farol custodia la entrada, en el oscuro almacén reposan mercancías, los clásicos anaqueles exhiben, casi como museo arqueológico, botellas de amontillado “Basilio”, cream “Descarado” o quina “Cicerón”. Es el anteayer perviviendo hoy.

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Detrás del mostrador, José Gómez Barrera, 'Joselete'  y Gonzalo Camacho Bolaños, a quien todo el mundo llamaba Pepito y nadie Gonzalo. Quien aparece por fuera del mostrador,era Manuel de la Cruz Santilario, Jefe maitre del Restaurante "El Resbaladero". (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

"Gonzalo Camacho sigue abriendo a las seis y media de la mañana. Con ponche o brandy y café -en la despensa todavía se guarda un rudimentario moledor-, en invierno el cuerpo lo agradece. Aunque cada vez haya menos marinenos, los incondicionales siguen acudiendo a un lugar que les devuelve la vida pasada y permite a todos evocar la ciudad marinera que El Puerto fue.
cartasveteranoosborne_puertosantamariaLas partidas de cartas siguen celebrándose desde muy temparao, al mus, la brisca o la ronda. Abarquilladas barajas de don Heraclio, con propaganda de Osborne, que pueden contar mil veladas ociosas de jubilados o marineros a la espera de zarpar.
En rincones de la barra todavía se vislumbra la presencia de “Morriño”, el tío Agustín, “el Manga” o Jaime Roselló. La casa de la Aduana sigue guardando secretos de vecinos mirando de perfil al Resbaladero. Un hostal, donde sobre todo se alojan marinos forasteros, fue la más emprendedora innovación al edificio. En el patio interior de la casa, el aroma de las cocinas del “Guadalete” de los Espinosa, sigue inundado de sabor el aire.

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(En la imagen, la antigua Plaza de la Pescadería, con los bloques de viviendas y la Cofradía de Pescadores, que aún no había sido demolida. Foto: Mata. 2002).

"El barrizal que se formaba en la plaza fue sustituido, a principios de los sesenta, por bloques de pisos y la sede la Cofradía. Hasta hace poco, en la esquina se encontraba uno de los quioscos de la Bajamar para tomar una en tertulia de pie.
«La Lucha» continúa cerrando sobre las once y media de la noche, cuando se retiran los últimos hombres para su casa. El único cambio de horario se produjo hace algunos años, con el cierre los domingos al mediodía.
cognac_osborne_anuncio_puertosantamariaPocas mujeres han entrado, y mucho menos tomarse un vino. Forma parte del estilo masculino y machista que dominaba la hostelería en un tiempo. Perder este carácter sería deshacer el aire original. Todavía hoy, algunas esposas llaman desde la puerta o entran tímidadmente, franqueando una “sala prohibida”.
Gonzalo Camacho está seguro que cuando él se jubile, los hijos y nietos de Carmen y Ezequiel mantedrán el negocio hasta que la clientela siga siendo fiel o los impuestos lo puedan permitir.
“La Burra”, “La Colmena” fueron los últimos del gremio en cerrar. Resistiendo, como el propio sector pesquero local, El Puerto añejo sigue palpitando en “La Lucha”, como testimonio, rememorando el pueblo que siempre fuimos.» Y cerró tan solo tres años después de escribirse este artículo, en 1998.

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Personal del Bar La Lucha, a finales de la década de 1930. Ezequiel Cortínez es el segundo por la derecha.

ZAFAR.
Zafar, aquí en El Puerto, ha consistido, de toda la vida en deducir de las ventas totales efectuadas en la Lonja, conocido como monte mayor, los gastos propios de la actividad pesquera, consumos de combustible, de aceite, hielo, víveres, cuotas de la seguridad social y los gastos de lonja, tales como los del concesionario, etc., etc. El resto, conocido como monte menor, se divide en dos partes, una para la tripulación y otra para el armador. De la parte de la tripulación se hacen tantas partes como tripulantes hay embarcados y eso es lo que gana cada marinero, conocido con la parte.

barlalucha_14_puertosantamariaEn Calpe, nuestros hermanos de la mar lo llaman “contar”. Es de cualquiera de las maneras, el Régimen Económico por el que se rigen o Sistema a la Parte en los demás puertos, incluidos los de EE.UU, Canadá y los de América del Sur. En los puertos según las modalidades de pesca, sean de  arrastre, cerco o palangre existen algunas diferencias en el sistema de reparto de las tripulaciones. Esas diferencias estriban en el pago de las partes técnicas que incluyen las partes del redero de tierra, de los motoristas y de los patrones, tanto de pesca como de costa. En algunos puertos, las partes técnicas salen de la mitad del armador, es decir de su parte de beneficio, en otros de la tripulación y en otros del monte mayor. Todo de acuerdo con los usos y costumbres de cada puerto.

Por extensión,  en El Puerto se conoce como zafar, descansar, librar, no ir a trabajar, palabra muy introducida en el habla porteña. (En la fotografía, el antiguo Bar La Lucha, en la actualidad, con las dependencias en barbecho, y a continuación la Expendeduría de Tabaco que continúa regentado Joselete Gómez Barrera).

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José Joaquín Sánchez Sena, es la cara amable que asoma entre tantos y tantos productos otrora “de Ultramar” que se despachan a diario en “La Diana”, en la confluencia de las calles Palacios esquina y vuelta con San Bartolomé. El lugar ha sido reproducido profusamente en cuadros y fotografías. Y sobre todo es reconocida una placa colocada por el Ayuntamiento de 1965 como recuerdo de la residencia en el inmueble del autor de “Los Cuentos de la Alhambra”, Washington Irving, en 1868. En diciembre de 2007 “La Diana” fue distinguida por el Ayuntamiento en el Día Local del Patrimonio Histórico, reconociéndola en el apartado de “comercio tradicional”. (Foto: La Diana en 2008).

José Joaquín Sánchez Sena, is the kind face who peeks through the many former “Ultramar” products sold daily in "La Diana", at the meeting point between calles Palacios and San Bartolomé. This location has been used many times in pictures and photographs although is probably better recognised by the plaque placed by the 1965 Town Council in memory of Washington Irving, the author of Tales of the Alhambra, who lived in the property in 1868. In December 2007 "La Diana" was singled out by the Town Council on Local Historical Patrimony Day, given recognition in the “traditional business” section.

José Joaquín entró a trabajar con catorce años en el Ultramarinos que Isidro Gómez Recalde tenía en la esquina de la Calle San Juan con Vicario, frente a la Plaza de Juan Gavala (luego sería el bar Puerta del Sol, donde hoy existe una tienda de charcutería gestionada por un matrimonio: Toñi y Paco). La Diana era también propiedad de Isidro Gómez y, al enfermar uno de los dependientes, José  Cárdenas Gilbau, destinan a José Joaquín a trabajar allí como sustituto; y así, hasta el día hoy. (Foto: La Diana en 1969)

Sánchez Sena lleva prestando sus servicios es esto de los comestibles desde los catorce años y ahora tiene sesenta y seis: hagan ustedes la cuenta con los dedos... Luego, a los poco mas de veinte años de trabajar con Isidro, el local pasa a ser regentado ya por nuestro amigo José Joaquín, mediante una renta, siendo “La Diana”, en la actualidad, de su propiedad. Conozcamos algo más de los orígenes del veterano almacén: «En 1804 existía un despacho de vinos de Manuel Pacheco, negocio que perduró hasta los años en lo llevó Emilio Vázquez Gálvez, entre finales de 1880 y 1920, denominado entonces Diana. En junio de 1925 lo adquirió Antonio Camacho Caballero para convertirlo en una tienda de comestibles y bebidas que ha llegado a nuestros días conservando su nombre» (Del libro de Enrique Pérez, “Tabernas y Bares con Solera”). (Ilustración: Detalle de cuadro de La Diana, obra de Coro López-Izquierdo).

En la época de Camacho Caballero, por la Calle San Bartolomé, su propietario tenía, además, una bar, donde además de vino, servía café y chocolate, --cuyos bombones molían sus hijos--, una tienda de bicicletas y un alquiler de coches de pedales. En la Revista Portuense, en septiembre de 1933, aparece esta noticia curiosa: «En la tarde del viernes se presentó en el almacén de la calle Palacios titulado “La Diana”, propiedad de Antonio Camacho Caballero, un gitano de unos veinte años, quien con engaño logró alquilar una bicicleta, a pesar de ser totalmente desconocido para el dueño, dando el nombre de José Fernández Heredia y el domicilio de Rosa, num. 17, resultando falsos, porque ni la máquina ni el gitano han aparecido. La bicicleta seminueva, marca “Regina” núm. 22.732, está pintada de guinda mate, fileteada con manillar de carrera y un solo freno, valorándola en 120 pesetas y dando su dueño cuenta de la sustracción a la Policía de esta localidad que practica gestiones». (Ilustración: Esquina de Palacios con San Bartolomé. Cuadro de Rafael Tardío Alonso).
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WASHINGTON IRVING EN EL PUERTO

Los jóvenes románticos europeos, los universitarios americanos, empujados por deseos de aventuras, de conocer lugares exóticos, descubrieron en la España del siglo XIX un lugar privilegiado para sus viajes. Un claro exponente es el escritor estadounidense, Washington Irving (1763-1859), autor de “Cuentos de la Alhambra” (1832).   Sus vínculos diplomáticos y su amor a los libros hizo que durante una de sus estancias en Andalucía fuera invitado en El Puerto (1828) de la familia Bölh de Faber, por el padre de la escritora Fernán Caballero, emparentado con los Osborne y metidos de lleno en el negocio de la vinatería. En su diario inconcluso, cuenta las actividades que realizaba en nuestra Ciudad, a la que llegó el 24 de agosto.  Así, el joven Irving se estableció en nuestra Ciudad durante un tiempo, encontrando la paz suficiente y la inspiración para terminar algunas de sus creaciones literarias. Según reza en la placa situada en la casa de la esquina de la calle Palacios con San Bartolomé:  «Washington Irving, ilustre escritor norteamericano, autor de “Los Cuentos de la Alhambra”, vivió en esta casa en el otoño de 1828 y en ella terminó de escribir sus libros “La Conquista de Granada” y “Colón» (*). La Ciudad y su Ayuntamiento rinden este homenaje a su memoria. Octubre de 1865».

Aunque, todo hay que decirlo, el norteamericano se quedó más tiempo del previsto debido a un brote de epidemia que cortó las comunicaciones entre Cádiz y Sevilla, lo que hizo que prolongara su estancia en El Puerto hasta el 3 de noviembre, fecha en la que regresó a Sevilla, de donde provenía. Allí conoció a Cecilia Bölh de Faber (Fernán Caballero) durante la representación de una ópera, para luego visitarla en su finca sevillana, fraguándose una fuerte amistad literaria. Las andanzas de Irving por nuestro país fueron estudiadas por Charles G. Bowers en su libro, “Las aventuras españolas de Washington Irving”. A la vuelta a Estados unidos, el escritor se convirtió en un entusiasta promotor de nuestros vinos, de los vinos de Osborne. Entre su correspondencia figura una carta por la que solicita se le envíe el vino de El Puerto “el mejor Brown Sherry [...] desearía que fuese un vino del cual yo pudiera enorgullecerme. Me propongo, con un poco de este vino, conseguirles muchos pedidos de Boston”.

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(*) Puede tratarse de la “Historia de la Vida y Viajes de Cristóbal Colón, escrita en inglés por el caballero Washington Irving y traducida al castellano por Don José García de Villalta”. Madrid. Diciembre de 1833. Imprenta de D. José Palacios, calle del Factor.

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Amparo Gómez Recalde

El padre de Amparo Gómez Recalde -y de Isidro, Servando, Nicanor, Curro, Pepe, Antonio, Lalo, ...- Nicanor Gómez Soto empezó a llevar el almacén o ultramarinos conocido como Casa Nicanor, hacia 1915 en la confluencia de las calles Ricardo Alcón y San Bartolomé (hoy Placilla); anteriormente había llegado como chicuco a El Puerto y estuvo trabajando en un almacén en la confluencia de la calle Cielos esquina con Espíritu Santo, del que se hizo cargo mas tarde, en 1920.

Amparo Gómez Recalde’s father, who is also Isidro, Servando, Nicanor, Curro, Pepe, Antonio, and Lalo’s father, Nicanor Gómez Soto, started to manage the corner shop known as Casa Nicanor where calles Ricardo Alcón and San Bartolomé meet (today called Placilla); before this he had come to El Puerto as a youngster and worked in a corner shop where calle Cielos and calle Espíritu Santo meet, which he came to run in 1920.

Fue en ese año cuando el padre de Amparo abrió un Bazar de loza, cristal y otros objetos de adornos y regalos junto a la tienda de la Placilla, por la calle Ricardo Alcón, establecimiento que permanece abierto y gestionado directamente por Amparo, ya que la zona de Ultramarinos ha quedado como exposición del Bazar de Nicanor. La tienda de comestibles, al fallecer el padre de Amparo en 1962, la llevó su hijo Servando hasta su jubilación en1994 en la que deja de prestar sus servicios como tienda de comestibles y, como ya hemos dicho, pasa a ser exposición del Bazar. El Bazar había sido gestionado por Lalo y Amparo; Amparo viajó a Venezuela donde vivió unos años y a la vuelta se hizo cargo de la tienda.

La foto de arriba es del año 1948. Los hijos de Nicanor Gómez Soto pasaron todos por la tienda, pero luego cada uno se fue independizando y creando sus propios negocios, salvo Servando que continuó al frente de Casa Nicanor. Isidro explotó durante muchos años Ultramarinos La Diana, en la confluencia de San Bartolomé y Palacios, hasta que cedió su explotación a José Joaquín Sánchez Sena que hoy continúa al frente del negocio; también regentó Isidro el almacén Puerta del Sol, en la calle Vicario, esquina con San Juan y Plaza Juan Gavala y el novedoso Mesón del Montañés, donde los noctámbulos podían conseguir recenar una fabada. Nicanor, en Pozuelo con Cañas, tuvo una tienda de comestibles con trastienda de bebidas, de nombre Los Caballos, nombre que tendría luego su establecimiento con el mismo nombre en la calle Aurora, esquina a Pozuelo, frente a la Casa de las Rejas Verdes.

En la calle Larga Curro, debajo de lo que fue el antiguo Convento de Las Salesas,  abrió una novedad en la época, un supermercado de la cadena Spar; Pepe regentó Ultramarinos Las Palomas, en la calle Federico Rubio y Larga que cerró en junio de 1998 (en 1961 abrió al lado una confitería), siendo también establecimiento de bebidas; y Antonio el novedoso igualmente Supermercado Crevillet, en la calle Tórtola y Ultramarinos La Montaña en Palacios esquina con Larga. Curiosamente este establecimiento lo arrendó luego a su cuñado Luis, otro “jándalo” que vino en viaje a novios a El Puerto, de profesión carpintero, y que no volvió a la montaña pues aquí se quedó hace cuarenta años mas o menos, hasta su jubilación. Curro y este Luis estaban casados con las hermanas Purón, montañesas también. Tristemente no queda ninguno de estos ultramarinos abiertos, salvo La Diana, de la que hablaremos en otra ocasión. El almacén de Nicanor, como ha sido conocida durante el siglo pasado, fue tienda de montañés con anterioridad a sus actuales propietarios, pues en 1771 se hallaba una tienda de comestibles y tabernón propiedad del cántabro Francisco Díaz. En 1804 estuvo llevada por Francisco Rubín de Celis. No nos han facilitado datos del siglo y pico que pasó entre esa fecha y la adquisición por parte del padre de Amparo.  Si consta que durante unos cuantos años a principios de la década de los treinta del siglo pasado, la tienda de comestibles pasó a regentarla, provisionalmente, Juan Andrade, con el nombre de Ultramarinos Número 8. La fotografía a color muestra el almacén tal y como se ecuentra en la actualidad. (Fotografía tomada el 15 de octubre de 2008).


El gaditano Venancio González afirmaba que el chicuco «a los dos años ascendía a “dependiente”, a los dos siguientes, al puesto de “segundo”, y pasados otros dos, más o menos, a “encargado”. Luego, ya curtido en el oficio, su “padrino” le buscaba un establecimiento para regentarlo en calidad de arrendatario». La fotografía es de 1948.

La imagen muestra la tienda de Ultramarinos de calle Cielos esquina con Espíritu Santo en 1989, poco antes de su cierre. A ella vino de chicuco Nicanor Gómez Soto y de la que se hizo cargo allá por 1920. Luego pasaría, en la década de los cuarenta del siglo pasado a manos de Manuel Gatica, quien la tuvo abierto con una tienda de bebidas separada por una mampara, tal y como que se puede apreciar en la foto, hasta finales de la década de los ochenta del siglo pasado. (Foto José Ignacio Delgado Poullet. Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

7

Concha y Ángeles Ruíz Fernández, en La Giralda

El nombre de Ultramarinos le viene que ni pintado a esta tienda de víveres y artículos de primera necesidad. Solo escuchar su nombre, la imaginación del parroquiano vuela hacia lugares exósticos: Bacalao de Islandia o de las Islas Feroe, dátiles de Turquía, carne enlatada de Argentina, pistachos de Irán, Té de la India y hasta falso te Rooibos africano sin teína.  Buenos vinos finos y amontillados y olorosos de más de 25 años. Carta de botellas de Agua. Y así un sinfín de delicatessen, como el premiado Queso Payoyo, conservas de los lugares más remotos, barricas de arenques o Gallina guisada en embutido, por encargo. Pregunten en el establecimiento que seguro tienen una sorpresa gastronómica en el mostrador o detrás, en las estanterías de madera, las barras para los embutidos, los cajones para la legumbre, o los tarros de caramelos.

Corner shop is a very appropriate name for this store which sells all sorts of products and everyday supplies. From glancing at just one shelf the local customer’s imagination wanders to exotic places: Cod from Iceand or from the Faroe Islands; dates from Turkey; tinned meat from Argentina; pistachios from Iran; tea from India and even fake caffeine-free African Rooibos tea;  good dry, amontillado and oloroso sherries over 25 years old and a list of bottled waters. There is also a never ending list of delicatessen products, such as the prize winning Payoyo cheese, tinned food from remote places, huge tins of herrings or cold stewed chicken, made to order. Enquire in this establishment and I’m sure they’ll have a gastronomic surprise or two on the counter or behind, on the wooden shelves, on the hooks from which the cut meats are hung, in the drawers of pulses, or in the sweet jars.

Más allá, en el interior, tienen un reservado para tomar la copita y la tapa en papel de estraza o encerado: la Trastienda que, en el pasado, llegaron a alojar hasta a cuatro dependientes. En tiempos pretéritos, las tiendas de Ultramarinos tenían una parte que era bar, separada por una división de madera, de la tienda, para despachar los domingos solo bebidas y cumplir con el precepto del descanso festivo. Y para que hombres y mujeres no se juntaran en la tienda, en pacatas épocas donde se evitaba la más mínima promiscuidad.

En la fotografía superior, Concha y Ángelita Ruíz Fernández, en la tienda situada en la esquina de las calles San Bartolomé y Luna; falta Alfonso que está de viaje por la Montaña. ¡Que tardes aquellas en las que se olía el tueste del café, labor a cargo de su padre o su abuelo. Precisamente su abuelo, Antonio Ruíz de la Canal, montañés o jándalo, un chicuco natural de Caviedes (Valdáliga) fue quien, por circunstancias de la vida, abandonó el hogar familiar y la  casona para empezar una nueva vida en la otra punta de España: en 1912 se hizo cargo de La Giralda, aunque la tienda ya venía funcionando desde el siglo XIX: en 1869 era propiedad de un cántabro llamado Ezequiel Díaz Pérez y la familia de Muñoz Terán, natural de Cabuérniga, lo traspasó al abuelo de Concha, Angelita y Alfonso. Hace unos años que el Centro Municipal de Patrimonio Histórico del ayuntamiento portuense les ha distinguido con un Diploma por mantener el establecimiento con tan buen gusto,  sin perder la solera que siempre ha tenido. Y parece que se mantendrá este monumento al buen gusto -gastronómico y de conservación del inmueble- tal y como se aprecia en el impecable aspecto de organización y limpieza que muestra y que mantiene la nueva generación de propietarios con esta vetusta tienda de comestibles.

En épocas pretéritas de penuria económica, como la posguerra, supieron fiar en las tiendas. Los clientes llevaban lo necesario cada mañana y, a final de mes, liquidaban lo prestado. «No se quedaba ninguna casa sin comer. Por eso los porteños, a los montañeses, nos aprecian bastante».
Muchos establecimientos de estas características han ido desapareciendo, bien porque no llegan nuevas generaciones de chicucos procedentes de la tierruca, bien porque los hijos de éstos se independizan de la esclava profesión del mostrador. El caso es que ya quedan como reliquias en el tiempo, frente a la globalización y las grandes superficies.

EL CHICUCO.
«Llegaban desde Santander con lo puesto. Normalmente, para trabajar y aprender el oficio en la tienda de un familiar o vecino del pueblo, previo acuerdo entre éste y su padre. Con arreglo a este trato, el padre enviaba al niño a Cádiz o El Puerto y el receptor se comprometía tanto a alojarlo y mantenerlo, como a encaminarlo en el oficio.
Así, las familias se desprendían de uno de los hijos, no tanto con el fin de suprimir una carga en el hogar -una boca menos que alimentar-, como de abrirle oportunidades y solucionarle el porvenir a un hijo. Y de este modo, el pequeño dejaba los verdes prados de Cantabria, sus barros y sus lluvias, para probar fortuna al sol de la Bahía de Cádiz.
Aquellos niños de trece, catorce o quince años de edad llegados a El Puerto para hacer recados y atender los mandados, no tardaban en ascender en el escalafón. Pasaban de recadistas a dependientes, más tarde a encargados y, finalmente, a dueños del negocio, hasta la jubilación. Era entonces cuando se lo transmitían a algún descendiente o, en muchos casos, a alguno de los empleados a quienes, en otro tiempo, habían traído desde Cantabria como chicucos.
Así funciobana la cadena. No todos lograron recorrer la totalidad de los peldaños, pero sí un elevado porcentaje de quienes lo intentaron. Y así, de este modo, se produjo la llegada de cientos y cientos de personas a lo largo del tiempo, hasta los años cincuenta o sesenta del siglo pasado». (La Voz de Cádiz).

La fotografía, de la década de 1940, podemos ver la calle Luna, y la puerta de La Giralda. A continuación,  por la puerta principal del edificio -la Casa de los Sancho- se accedía, en la primera planta al Colegio de Infantil de La Divina Pastora, por donde muchos portuenses pasamos y, que se sepa, dos alcaldes recientes de la Ciudad, los Sres. Díaz Cortés y Gago García. Allí ejercieron Doña Francisca González Sousa y Doña Lola Sancho. A continuación se encontraba la Barbería de "Pichilín" y , frente a la Farmacia de Fernández-Prada, 'El Único' tienda de Vinos Finos, abierto entre 1920 y 1974. El nombre  lo tomó del Oloroso del mismo nombre, de la Bodega de Hermanos Sancho (fundada en 1812) y que se anunciaba como 'especial para los enfermos'. Luego, a finales del siglo pasado se instalaría en esa misma tienda la Cuchillería Navarro. Un poco más arriba la tienda de moda 'Lolita y Serafina. (La Foto es de la colección de Vicente González Lechuga).

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