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elarropiero_2_puertosantamariaManuel Delgado Villegas, “el Arropiero” debía su apodo a que su padre vendía arropías o arrope, un dulce elaborado con higos,  a la puerta de los colegios, concretamente a la puerta del Colegio de La Salle donde tuve la oportunidad de verle de pequeño. Las arropías tenían tres colores: frecuentemente rosa, pero también traía en el canasto de mimbre las de color amarillo y verde claro. El pregón que lanzaba el padre era: «¡Arropía de Turquía! / ¡Las llevo largas y retorcías! / ¡Que ricas y que buenas, / llevo mis arropías!». Y en función del público oyente, agregaba nuevos versos: «¡Largas, largas, / como las malas lenguas!». O este otro: «¡Qué larrrrrrrga la tengooooooooooo!». La colaboración de dos policías locales, uno de ellos vecino de la novia del hijo del arropiero, Juan Barrios Quirós y su compañero Manuel García de Quirós, fue decisiva para la detención del personaje a manos del Cuerpo Superior de Policía.

«Primero fue "el hijo del arropiero" y luego se quedó con el mote. Manuel Delgado Villegas nació en Sevilla el 25 de enero de 1943. Su madre, que contaba entonces 24 años, murió al dar a luz, por lo que él y su única hermana, Joaquina, fueron criados por su abuela. Fue detenido el 18 de enero de 1971 en el Puerto, por la muerte de Antonia Rodríguez Relinque, con la que mantenía relaciones sentimentales.

El Arropiero presentaba entonces un aspecto muy singular: corpulento y atlético, caracterizaba su rostro con un inconfundible bigote a lo "Cantinflas", en homenaje al que era su personaje más admirado. Salía con Antonia Rodríguez, una mujer subnormal, soltera, de 38 años, mucho mayor que él, a la infligía malos tratos. El día del crimen la llevó en moto a un lugar del campo, solitario, en Galvecito, donde mantuvieron relaciones sexuales. Movido por el impulso irrefrenable que le hizo cometer tantos crímenes, rodeó el cuello de Antonia con los leotardos que le había quitado y la estranguló mientras hacían el amor. Fue detenido tras haber vuelto tres noches seguidas a poseer el cuerpo, ya cadáver, de Toñi en el mismo lugar donde la había asesinado.» (F.P.A.)

elarropiero_4_puertosantamaria«En septiembre de 1970 decidió trasladarse a vivir al puerto de Santa María con su padre, para ayudarle en la fabricación de arropías y vender golosinas en un carrito por las calles. Pronto hizo amistad con un homosexual, con el que mantuvo secretas relaciones. "Fuimos a dar un paseo en moto y cuando íbamos a salir a la carretera general, me acarició. Le dije que se estuviera quieto, pero no me hizo caso. Enfadado, paré y le di un golpe en el cuello, despacio, pero era tan flojo que se cayó y se rompió las gafas. No respiraba bien y me dijo que lo llevara al fresco, junto al río. Allí intentó otra vez tocarme y, sin pensarlo, le solté un golpe más fuerte y cayó al fango, boca abajo e inmóvil". El cadáver fue localizado flotando a 12 kilómetros del lugar del crimen...» Margarita Bernal.

EL CROMOSOMA LOMBROSO.
Este es el relato que hace Pedro Ingelmo de nuestro personaje: "El Arropiero se llevaba con él su arma homicida, un arma genética conocida como el cromosoma Lombroso en honor al positivista que afirmaba que el asesino es incorregible, que su impulso de matar está en el código genético. El criminal nace, no se hace, defendía Cesare Lombroso a finales del siglo XIX. Los asesinos y violadores en serie no son XX ni XY en el cromosoma que define la sexualidad humana. Son XYY. El Arropiero tenía esa anomalía genética. El Arropiero era violador y asesino, violento en toda circunstancia, no tenía una sexualidad definida. El Arropiero parecía haber sido puesto en el mundo por Cesare Lombroso en persona.

elarropiero_5_puertosantamariaCuando fue detenido, confesó 47 crímenes más además del de Paqui, entre ellos el de Francisco Marín, un vecino suyo de El Puerto que apareció ahogado en el Guadalete, una hippie francesa ciega de LSD en Ibiza, un millonario barcelonés que había solicitado sus servicios de chapero, un publicista al que dejó seco de un golpe de karate... De 1964 a 1971, El Arropiero regaba muerte en su vagabundeo. La policía pudo comprobar ocho de esos crímenes, dio verosimilitud a otros 22 y no siguió investigando los demás. Cuando iba en el coche policial, escucharon por la radio el caso de un mexicano al que se le atribuían 49 crímenes. "Este te gana", bromeó el policía. "Señor inspector" -contestó El Arropiero- "déjeme libre tres días más. No deje que ese mexicano me gane".

Pero al Arropiero no se le juzgó por ninguno de esos crímenes. El Arropiero dio con sus huesos en el manicomio sin más, escondiéndolo del sistema, eliminándolo en su celda de psicópata. Y así el bigotillo se transformó en una larga barba. En la Navidad de 1997 un esqueleto de larga barba, sin sombra de parecido con Papá Noel, se refugiaba en las esquinas de Mataró escupiendo sangre. Tenía 58 años, pero aparentaba mil. No quería pisar albergue alguno, no quería volver a estar entre cuatro paredes. Había tenido bastantes paredes de psiquiátrico en psiquiátrico, de Carabanchel a Fontcalent, de Fontcalent a Santa Coloma, el Robinson de los loqueros, como le llamaban los demás locos. Loco, loco... Estaba libre porque iba a morir. Ya no era un asesino peligroso, sino un mendigo moribundo. Y moriría días después, en febrero. En las calles reventarían sus pulmones podridos de nicotina. Acababa de morir el mayor serial killer de la historia de este país. Tendido en el suelo de una calle de Mataró, El Arropiero parecía poca cosa. Un muerto poco vistoso para una biografía con tantos muertos a las espaldas.

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En la fotografía, el Hospital Psiquiátrico de Miraflores (Sevilla) donde estuvo 'el Arropiero' antes de su traslado a los psiquiátricos catalanes.

Investigadores publicaron en la revista American Journal of Medical Genetics un estudio en el que encontraron el 'cromosoma criminal' en el 1,8 por ciento de los agresores sexuales que examinaron. Pero el autor de la investigación, Peer Briken, del Instituto de Investigación Sexual y Psiquiatría Forense de la Universidad de Hamburgo, matiza que "los factores genéticos sólo son importantes cuando concurren con otros de tipo ambiental. Realmente, la presencia de XYY es rara y no debería preocuparnos como un gran comportamiento antisocial, pero hay que estar atentos a su presencia en los agresores sexuales".

Los individuos con un cromosoma Y duplicado suelen presentar una serie de patrones comunes. Según el instituto de Investigación en Enfermedades Raras del Instituto de Salud Carlos III, los afectados suelen ser altos y delgados, la mayoría presenta un acné severo en la adolescencia y el espermiograma revela generalmente falta o ausencia de espermatozoides. Todo ello coincide con El Arropiero, el mayor criminal de la historia de España, un bruto, un Robinson de los psiquiátricos, un hombre solo, un vagabundo sin infancia, un salvaje que, como el monstruo de Frankenstein, acariciaba con cariño el cadáver de la mujer que había asesinado. Un esqueleto del invierno de Mataró.»  Pedro Ingelmo.

elarropiero_amigo_puertosantamariaBERNARDO SÁNCHEZ.
A raíz del reportaje que VISTA PÚBLICA emitió acerca de este peligroso y peculiar personaje, un espectador de El Puerto, residiendo en el Asilo de Anciano se puso en contacto con el  programa para contarles  su personal y peculiar experiencia con  Manuel Delgado Villegas, asesino confeso de 48 personas, la Policía le atribuyó 22. Bernardo Sánchez, que lógicamente desconocía la faceta criminal de éste, describe cómo el azar lo salvó de morir, en dos ocasiones, a manos del mayor asesino en serie de la historia de España.

elarropiero_peliculaARROPIERO, EL VAGABUNDO DE LA MUERTE.
Título original: “Arropiero, el vagabundo de la muerte”.
Productor: Carles Balagué.
Productora: Diafragma P.C.., S.L.
Directora de Producción: Susana Batalla.
Coproducción: Producción Ejecutiva TVC: Jordi Ambrós. Producción Delegada TVC: Rosa Bosch.
Guión y Dirección: Carles Balagué.
Duración: 80 min.
Versión original: Castellano y catalán.
País: España.
Año: 2008.
Montaje: Carmen M. Guzmán.
Director de fotografía: Josep Gusi (AEC).

Carles Balagué:
Ensayista y crítico de cine, ha escrito seis libros, el último de ellos, “Las mejores películas del cine negro”. Desde hace 12 años programa las Salas Meliès de Barcelona, dedicadas a la recuperación del cine clásico y a la difusión del cine europeo, y galardonadas con el Premio Sant Jordi en 1996.

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Los alumnos de la Academia de Bellas Artes en 1951, cuando se encontraba situada en el antiguo Convento de Santo Domingo, hoy Institiuto de Bachillerato. Podemos observar las palmeras existentes, donde hoy hay naranjos y la fuente original que en la actualidad  está situada –mutilada- en el Parque Calderón. Atrás en alto, Antonio Poullet y José Antonio Sánchez. Fila siguiente de izquierda a derecha:  Ramón Querol Llerandi, Ramóncito Zarco, dos desconocidos, Francisco González Delgado, Manuel Monge, Manuel Girón Ceballos, Joaquín Lojo Rodríguez, Luis Ortega García, Antonio Pérez Ruiz. Fila siguiente, de izquierda a derecha, José Marchena Rodríguez, Manuel Guerrero, desconocido, José González Padilla, desconocido, Rafael Rivas Acal, Eduardo Cáravae, Antonio Gandulla López, Miguel Ángel Pantoja del Puerto, Pedro Vidal. Fila siguiente, agachados de izquierda a derecha, Luis Poullet, Francisco Dueñas Redondo, Quique, Antonio de la Torre González, Eloy Fernández Lobo, Javier Renedo Varela, Esteban Matute, Juan Luis Rodríguez, Abadía e Ignacio Sordo. (Foto colección Eloy Fernández Lobo).

logobellasartes2_puertosantamaria«Más de 20.000 alumnos han pasado a lo largo de siglo y pico de existencia de la Academia por sus aulas. La exposición de los trabajos realizados, la entrega de diplomas y las visitas de personalidades a las clases han sido tónica permanente de todos los tiempos. Muchos alumnos encontraron en las enseñanzas de la Academia la orientación hacia su futuro profesional como arquitectos, pintores, músicos y oficios artesanos.» (Del catálogo de la exposición: Un siglo de Actividad e Historia).

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juanitocuvillo_1_puertosantamariaJuan de Mata, Expedito, Genaro del Cuvillo y Sancho (El Puerto 08.04.1898, Sevilla 16.09.1974) fue el primer vástago del matrimonio compuesto por los primos hermanos Don Carlos del Cuvillo y Sancho y Doña Dolores Sancho, hijos de dos rancias familias bodegueras. Por no se sabe qué razón, o si por enfermedad en edad menor, Juan de Mata perdió la cordura y terminó sus días en una casa de templanza en Sevilla, luego de haber sido un educado ciudadano y un tranquilo, curioso y simpático especímen. Ocurrió que, en edad nubil, conoció a una señora de Cádiz, con la que quiso contraer matrimonio, en contra de toda su familia. Diariamente, Juanito Cuvillo, como se le conocía, se acercaba a la Iglesia de San Francisco, donde, al fondo, estaba el confesionario del Padre Lambertini, S.J., al que le contaba sus cuitas amorosas y los pormenores de la oposición familiar. Día a día, como una gotera. Tan harto estaba el P. Lambertini, que un mal día, al acercarse al confesionario Juanito, le espetó: «--Juan, retírese o llamo a la Guardia Civil». Y acto seguido el jesuita le señaló una línea de losas de la iglesia que nunca debería traspasar. Detrás de esa línea estaba el confesionario. Y a la línea le puso Juanito "el Paralelo 38". (En la fotografía, Juanito Cuvillo, cuarentón. La fotografía pertenece a la colección de José Joaquín Sánchez Sena).

capillasanluisgonzaga_puertosantamariaPero su más íntima frustración era no haber sido Gobernador Civil de Cádiz. Le habían dicho que el nombramiento estaba al caer y que dependía tan sólo de una firma. Y Juanito preparó su discurso de toma de posesión que leía en alto, bien entonado, en todas las casas portuenses, donde tenía acceso y era muy querido, subido en una silla. En ese trance, Juan se transfiguraba, como aquel Loco del Pumarejo, o aquel Loco Amaro que pasaron por la vida dando sermones de pega y de cuyas historias han quedado escritos cronicones famosos.

Juanito tenía, aunque privado de razón, una cabeza bien grande. Sucedió que estaba Juanito sentado tras la cristalera del "Casino Portuense", como solía, leyendo el periódico, cuando acertó a pasar por allí una gitana que golpeó el cristal para pedirle una limosna. Juanito abrió el postigo de cristal para ver qué quería y la gitana, asustada, se apartó diciendo: --»¡Joé, gachó, que creí que el cristal era de aumento!» (En la fotografía, el altar mayor de la Parroquia de sAn Francisco, en los tiempos del P. Lamberini, S.J.)

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Calle Larga, engalanada para las fiestas a principios del siglo XX. A la derecha tienda de limpieza de  calzado, donde mas tarde se instalaría la zapatería de Roque y hoy hay una pequeña tienda de ropa;  en frente, donde hoy está el 'Café di Roma',  el Casino Portuense. (Foto Centro Municipal Patrimonio Histórico).

Por lo demás, la vida de Juan transcurrió sencilla y placidamente. En Sevilla yo me lo encontraba, a veces, de paseo, acompañado por dos cuidadores. Y yo lo saludaba y él me correspondía el saludo, afectuosa y educadamente, porque, en el fondo --y en las formas--, Don Juan de Mata, Expedito, Genaro del Cuvillo y Sancho era un señor. Luis Suárez Avila

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Arriba, de izda a dcha. María Cuvillo Sancho, Juanito Cuvillo, María Sancho, Pepe Cuvillo, Rosario Cuvillo; sentados, Luis, María Pepa (Tiape) Carlos, Carlitos: sentados abajo, Lourdes (Tialu), Dolores, Carmen (Tiaca). La fotografía está tomada en el patio Santa Lucía, 35,  casa desaparecida donde, en la actualidad se ubica Mercadona. La finca daba a tres calles: Santa Lucía, San Francisco y Pagador. (Foto Vanderman. Sociedad Fotográfica. Director: Luis Saus. Madrid. Cliché 2925. Colección de Rafael Merello del Cuvillo.)

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Al final me enteré por qué mi padre, en broma, saludaba a Francisco Dueñas Piñero (Ubrique,1905-El Puerto 1986) con aquel "Venerable Fray Francisco de la Menor Observancia". Y yo pensaba que era porque Dueñas tenía gafas y no veía bien. Pero no. Dueñas, el más polifacético de todos los personajes que he conocido, comenzó de pastor, de curtidor de pieles, y, en 1921, ingresó como hermano lego en el convento de Capuchinos de la Menor Observancia de Sevilla. Como fraile estuvo de misionero en la República Dominicana, donde aprendió música y, en 1930, volvió a España para cumplir su servicio militar. (La fotografía de la izquierda pertenece a la colección de Vicente García Díaz. Es de Rafa y está tomada el 8 de mayo de 1980.).

In the end I found out why my father, as a joke, used to greet Francisco Dueñas Piñero (Ubrique,1905-El Puerto 1986) as “Venerable Brother Francisco de la Menor Observancia (Francisco of the Lesser Observance)”. And I thought it was because Dueñas wore glasses and couldn’t see very well. But this was not the case. Dueñas, the most versatile of all the characters I have known, started out as a shepherd, a tanner, and, in 1921, he entered the Capuchinos de la Menor Observancia convent in Seville as a lay brother. As a monk he was a missionary in the Dominican Republic, where he learnt to play music and, in 1930, he returned to Spain to carry out his military service. (The photograph on the left belongs to the partners of the Santa Cecilia Fine Arts Academy).

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Francisco Dueñas, vestido de músico, recibiendo una distinción en la Caseta Municipal en la Feria de Crevillet. De izquierda a derecha, el concejal Rafael Sevilla López, el concejal Juan Ponce, el oficial mayor Federico Aguirre Fernández, el Jefe del Negociado de Fiestas Antonio Romero Castro, el homenajeado y Pepe Valiente, jefe de conserjes del Ayuntamiento. Estamos a principios de la década de los setenta del siglo pasado. (Foto Archivo Municipal. Rafa).

Colgó los hábitos y se colocó de enfermero en un hospital de Córdoba y el año 1937 recaló por el Puerto donde fue empleado de beneficencia municipal. Trabajó, luego, en la Electra Peral Portuense y, más luego, en el Ayuntamiento como capataz de obras y servicios, lo que hizo con esmero y dedicación ejemplares hasta que se jubiló. Formó una gran coral, cuando heredó el puesto de organista de la Prioral que había dejado Don Manuel de la Rubiera, un gran melómano aquejado de elefantiasis.

Con la Banda de Música, dirigiendo una actuación en el desaparecido estadio de Eduardo Dato. (Foto: Colección Vicente García Díaz).

Dueñas lo mismo estaba al pie de una obra, que en la organización de una cabalgata, de una feria, de un tinglado efímero, que  montando un Nacimiento... Pero, a la vez, era Director de la Banda de Música, que heredó de Rocafull, y lo mismo se hallaba en el kiosko del Parque, que en una procesión, en un acto benéfico, en una diana floreada, que en una corrida de toros. Porque de toda la vida de Dios se ha dicho que no ha habido Banda más torera que la de Dueñas tocando pasodobles.

Del mismo modo se le podría encontrar tocando el órgano en un bautizo, en una primera comunión, en una boda, de sochantre y organista en un funeral, o cantando los "gori, gori" en un entierro. Como músico, compuso muchas piezas notables, pero que yo recuerde, entre las de música sacra, tuvieron un gran predicamento una "Ave Maris Stella" y los Gozos de Nuestro Padre Jesús Nazareno que cantaba y acompañaba durante los famosos quinarios. No hubo nadie con mayores merecimientos para tener sobre su pecho la Medalla del Mérito del Trabajo que se le concedió con motivo de su jubilación en 1975, ni nadie más indicado para tener una plaza de la ciudad con su nombre, como la tiene. La Banda Municipal, hoy, se llama "Maestro Dueñas" en su recuerdo. Y, la verdad, es que la gente no se explicaba si había muchos Dueñas clónicos, o si era uno sólo. Porque, como Dios, estaba en todas partes, se multiplicaba, se transmutaba: en una hora lo veías de particular, por la calle con su "Mobilette", vigilando las obras, tocando el órgano en una boda en el coro, con el uniforme de la Banda en un acto, con sotana y roquete en un entierro y, de pronto, otra vez de paisano... Y todo sin perder la compostura, sencillamente".  (Texto:  Luis Suárez Avila). (Foto: Academia de Bellas Artes).

En la fotografía, la Agrupación Musical Portuense durante una actuación en la Feria, vestidos para la ocasión de blanco. En 1950 la Banda Municipal de Música de El Puerto, heredera de la de Rocafull, se reestructuró bajo el nombre de “Agrupación Musical Portuense” ofreciendo su primer concierto el 15 de agosto en el Parque Calderón. El maestro Dueñas estuvo al frente de Agrupación durante 30 años, entre 1952 y 1982. (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

José Ignacio Buhigas escribe en el suplemento de Feria de Diario de Cádiz, en 1994, el siguiente artículo: «En la Feria del El Puerto pocas personas habrán gozado de tanto cariño popular como el que tuvo el maestro Dueñas, cuya dedicación le hizo acreedor de la Medalla del Mérito del Trabajo, al cumplirse, en 1975, sus bodas de plata al servicio del Ayuntamiento. Director de la Banda de Música, organista de la Iglesia Mayor Prioral, encargado de obras y servicios municipales, por todos era conocida la sencillez, la modestia, la amabilidad y también la constancia y capacidad de Francisco Dueñas Piñero, bajo cuya dirección cada año iban levantándose mástiles, gallardetes, cercados para el ganado, casetas y el “tablao” de la música -donde se entregaban los premios- en cada una de las ubicaciones de la Feria en El Palmar, la Victoria o Crevillet. [...]"

Ensayando en los bajos de la Casa de la Cultura con la Agrupación. (Foto: Rafa. Colección Vicente García Díaz).

"A nuestra ciudad llegó en 1937, trabajando por recomendación de las monjas de San Vicente de Paúl en la sección benéfica del Ayuntamiento conocida como “el plato único” y entonces, también le fue concedido el puesto de organista de la Prioral, desde donde organizó una gran masa coral que participaba en las solemninades religiosas y en la que recibieron formación musical gran número de portuenses.»

mercedesvalimana_disco_puertosantamariaEnrique Pérez Fernández hace referencia en un librito homenaje sobre los 150 Años de Música en El Puerto, auspiciado por la Banda de Música Maestro Dueñas «que la “masa coral” apuntada en artículo de Buhigas era la Capilla Musical, que desarrolló su labor al amparo de Acción Católica una de las voces solistas fue la de la popular Mercedes Valimaña, (con nótula propia en Gente del Puerto). Cuentan que la interpretación más celebrada de la Capilla -por repetida durante muchos años- fue el Ave María Stella, compuesta por el Maestro Dueñas en 1948.»

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El jueves 12 de marzo de 1987, la única Compacorogota del mundo, con nótula propia en Gente del Puerto, organizaba con motivo del Carnaval 1987 el I Concurso de Feos de El Puerto de Santa María, en la discoteca Studio 4, con el patrocinio de las bodegas Fernando A. de Terry. En este primera fotografía podemos ver, entre los concursantes, a Peligro (4), Tonino (13) y el Tagarnina o Chaparro, (1), posiblemente Manolito Orillo (21), Camacho (7), Juanito (9), Luis (2)así como a asistentes e integrantes de la compacorogota organizadora: arriba de la fotografía a la derecha a Antonio Carbonell López, Vicente González Lechuga o Eduardo Ramos Romero. Abajo a la izquierda a Fosco Valimaña, Arturo Palomino o Antonio Almagro y, a la derecha de la foto a Manuel Albert Alonso.

On Thursday 12th of March 1987, the only Compacorogota (a mixture of three of the typical carnival songs: Comparsa which is a song about local events, Coro, singing about the town and Chirigota, a humorous song) in the world, with its own entry in Gente del Puerto, organized the I Competition of Ugly People in El Puerto de Santa María for Carnival 1987, in the club Studio 4, sponsored by the Fernando A. de Terry bodegas. In this first photograph we can see, amongst the competitors, Tonino and Tagarnina and Chaparro, as well as those attending or participating in the compacorogota behind the competition: at the top right of the photograph Antonio Carbonell López,  Vicente González Lechuga and Eduardo Ramos Romero. On the bottom left Fosco Valimaña, Arturo Palomino and Antonio Almagro and, on the right Manuel Albert Alonso.

Ganó el número seis, Manuel Martín Corbacho, descendiente de una familia de marineros proveniente de Huelva... según información que nos facilita el miembro del jurado Antonio Carbonell.

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Esta fotografía corresponde a la segunda y última edición del Concurso, celebrada en 1988.  Luis (1) fue el ganador que repitió al igual que Juanito (2) y Camacho (5); Joquín (7) el hijo de Adelina se quería llevar los  'duritos' de una tacada si hubiese resultado ganador. Y es que al ser la mayoría de feos concursantes repetidores y no experimentarse aumento alguno en el censo local de estos portentos de la naturaleza, con esa fealdad... tan especial, se agotaba la materia prima, la razón de ser concursal. Presentaba el acto el responsable de RRPP de Bodegas Terry, patrocinadora del Concurso, a la sazón, Fernando Gago. Las Bases del Primer Concurso de Feos, a la porteña, no tienen desperdicio ninguno:

  • Ser mayor de 18 años. (DNI).
  • Natural y/o residente en El Puerto de Santa María.
  • Imprescindible ser FEO NATURAL.
  • Uso obligatorio de corbata.
  • Acceso a la final por previa eliminatoria.
  • La organización se reserva el derecho de limitar el número de inscripciones.
  • El jurado estará formado por señores y señoritas de El Puerto.
  • El fallo del jurado será inapelable.
  • Ya veremos.

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En la fotografía podemos observar a los participantes en el evento, Tagarnina (11), Coco (5) entre otros y con ellos se encontraba uno de los organizadores del Concurso, Javier Tosar Barrera, con nótula propia en Gente del Puerto. Como podemos comprobar, cualquiera de los participantes podría haber impugnado el concurso, dado que muchos de ellos no llevaban una prenda imprescindible: la corbata.  Otros se la pusieron por primera vez en su vida. Los premios que se otorgaron en la primera convocatoria eran sustanciosos. El metálico era entregado en calderilla, preparados en sacas bancarias al efecto, de las que se tenían que hacer cargo los “agraciados”.

  1. 50.000 pesetas y Trofeo Studio 4.
  2. 25.000 pesetas y Trofeo Studio 4.
  3. 15.000 pesetas y Trofeo Studio 4.
  4. Un mes gratis en Cine Macario.
  5. Un abono al R.C. Portuense para la temporada 1987/88.
  6. Tres invitaciones para una pareja en Studio 4 durante Marzo 1987.
  7. Docena de calzoncillos donada por Top Shop.

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| Texto: José María Morillo.

El 14 de febrero de 1963, hace hoy 46 años, se celebraba el sepelio por las victimas del trágico suceso que acabó con la vida de seis personas en El Puerto de Santa María. Un camión procedente de la carretera de Sanlúcar, se quedó sin frenos mientras arrollaba a seis ciudadanos produciéndoles la muerte. En su trágica carrera por la calle San Juan cuesta abajo, chocó con otro camión, causó daños en varios cierros y ventanas, entre otras la casa del Párroco de la Prioral que estuvo años sin restaurarse, una motocicleta que conducía uno de los fallecidos resultó dañada también, estrellándose al final contra una casa al inicio de la Plaza de Juan Gavala, en concreto frente a la Lechería de Paco Buhigas. El conductor, ileso, se presentaba luego en la Comisaría. Regresaban de vació hacia Málaga, lugar donde tenían su parada. | La foto, perteneciente al Archivo Municipal, es de Rasero.

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Año 1956. Los maestros de El Puerto, los más jóvenes posan con los veteranos: celebran el Día del Maestro. Estamos en el Colegio del Sagrado Corazón de Jesús -el que mas tarde sería trasladado a las cercanías de la playa de La Puntilla-, situado en la Plaza del Polvorista; cuando fue derrumbado construyeron un edificio de viviendas en cuyos bajos estuvo instalado muchos años Correos y la Caja Postal; hoy alberga las instalaciones de otro banco. Era alcalde Luis Caballero Noguera, quien aparece, sentado, aproximadamente en el centro de la fotografía. A lo mejor Agustina, la portera del Colegio, atisbaba desde su habitáculo el posado de los educadores de aquella década... (Foto Colección Vicente González Lechuga).

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Primer Curso de Delineante de la Construcción del PPO, organizado en el Instituto de Santa Domingo. A la clausura se hicieron la “foto de familia” el 28 de junio de 1971, en las escaleras de acceso al piso superior, donde estaban el Aula de Dibujo y la Emisora de Radio. De izquierda a derecha y de arriba abajo: Zunzunegui, Saborido, interno desconocido, José María Ruibal, Martínez portorrealeño. Siguiente fila: Rafael Castro, Fernando Sánchez Matabuena, Antonio Dueñas Redondo, Camilo González Selma, desconocido: fila siguiente: Juan Aguirre Lanzarote, Manuel Martínez Alfonso, a la sazón director del Centro, Juan Millán Jarillo, alumno interno de Zahara, que hoy vive en Barcelona y trabaja en la ONCE, José Cepero Peralta, Morro, policía nacional, fabricante de cocinas y en el Curso profesor de matemáticas y Humberto Jiménez Ruiz; fila inferior: Francisco Javier Camacho Barba, con el tiempo sería concejal de Deportes, Pepín Zaragoza Roselló

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Segundo Curso de Delineante de la Construcción del PPO, organizado en el Instituto de Santa Domingo. La foto, realizada seis meses después,  el 14 de diciembre de 1971, está tomada en las escaleras del patio de acceso a la primera planta. Se aprecian las “trenkas” de moda en aquellas fechas. De izquierda a derecha y de arriba abajo: Camilo González Selma, Manuel Martínez Alfonso, que ya luce perilla (en la foto anterior solo bigote), Roberto Muñoz Ávila, Miguel Moya Pinel; en la siguiente fila: Morro, José Cepero Peralta, Pepe Vélez Rodríguez, un alumno de Puerto Real, un alumno desconocido que pudiera ser Espino o Espinosa; siguiente fila, Juan Aguirre Lanzarote; siguiente fila, Antonio Dueñas Redondo, José Rodríguez Paloma quien falleció en un accidente deportivo con un catamarán en aguas de la Bahía de Cádiz junto con nuestro amigo José Antonio Gómez Benítez al que le dedicamos un cariñoso recuerdo; el día 6 de este mes hizo 26 años; Antonio Holgado, José Luis Garratón, profesor de electricidad y Rafael Castro.

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Claustro del antiguo Convento de Santo Domingo, hoy Instituto de Enseñanza Secundaria.

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eliasahujayandria__puertosantamaria«Elías Ahuja y Andria, Hijo Predilecto de El Puerto y uno de los grandes benefactores de la provincia, nació en Cádiz el 8 de enero de 1863, era hijo de uno de los dueños de las bodegas Sancho y fue enviado muy joven a estudiar a Norteamérica. A los cuarenta años ya era dueño de una fabulosa fortuna y director de los Nitratos de Chile. La gran depresión de los años veinte le sirvió para aumentar su capital y hacer nuevos negocios. Soltero y de carácter independiente, decidió regresar a España en 1922 y gastar su fortuna en obras benéficas. Elías Ahuja ponía como condición a sus donaciones que no se tuviera en cuenta la ideología del beneficiario y sí, únicamente, su necesidad. El principal beneficiario de las obras de caridad de este singular personaje fue la población de El Puerto de Santa María, donde construyó varios pabellones para el hospital de la ciudad, escuelas para los niños y unos comedores para necesitados en los que el propio Ahuja almorzaba dos veces por semana.

Elías Ahuja y Andrea, El Puerto’s Favourite Son and one of the province’s great benefactors, was born in Cádiz on the 8th of January 1863. He was the son of one of the Sancho winery owners and was sent to study in North America as a young boy. At the age of forty he was already the owner of a fabulous fortune and the director of Nitratos de Chile (Nitrates of Chile). The Great Depression of the twenties enabled him to increase his capital and undertake new business ventures. Unmarried and a very independent person, he decided to return to Spain in 1922 and give his fortune over to charity work. Elías Ahuja made a condition for his donations: the benefactor’s ideology shouldn’t be taken into account, only the recipient’s need. The main beneficiary of this outstanding character’s charity work was El Puerto de Santa María, where he built various buildings for the town’s hospital, schools for its children and soup kitchens for the needy in which Elías himself would have lunch twice a week.

El penal de El Puerto fue reforzado a sus expensas, dotándolo de duchas, comedor, enfermería y biblioteca para los reclusos. Para esta labor creó la “Beneficencia particular Elías Ahuja”, a cuyo frente estaba el gaditano Manuel Durio Muñoz de Bustillo. Después de la Guerra Civil, Elías Ahuja, que nunca quiso hacer negocios en España, regresó a Estados Unidos, falleciendo en la ciudad de Nueva York el 20 de julio de 1951.» José Manuel Otero.

eliasahuja_tarjeta_puertosantamaria«El padre de Elías Ahuja era capitán y piloto y vivía en la gaditana calle San Francisco nº 38. Cursó sus estudios de primaria en Cádiz y en El Puerto de Santa María. Por motivos de negocios, al ser su padre Socio de la Casa vinatera Sancho, de El Puerto, que se llamaba entonces "Sancho-Ahúja", a los 17 años (1880) trasladan su residencia a esta Ciudad; y Elías Ahúja al cuidado del Agente General de dicha casa en EEUU, marchó a Boston, donde cursó en el Instituto Técnico la carrera de Comercio. A partir de entonces tuvo una muy intensa y variada actividad en el campo de los negocios, formó parte, como Socio, de la firma comercial "Hemenway & Browne". Se pueden citar firmas comerciales, lugares y fechas pero es difícil reconstruir con fidelidad su actividad comercial: Hemenway & Brown, General Motors Cars, Union Pacific, Tabacos de Cuba... en las más importantes ciudades de Estados Unidos. (Ilustración: Tarjeta de Visita. Colección L.S.A.)

nitrato-chileEn 1897 se apartó de los negocios, residiendo en varias poblaciones de Norteamérica, hasta que en 1903 se trasladó a la República de Chile como Vice-Presidente y Director de la "Dupont Nitrate Company" cuyos cargos desempeñó hasta 1915. En esos años formó parte de la Comisión nombrada por la Colonia Española para regalar a España por suscripción, un barco de guerra, con motivo de la guerra con los EEUU, recabándose la suma de un millón de pesos; y por su actuación, la Colonia Española le dedicó un homenaje. Fue un decidido protector de la Sociedad Española de Beneficencia Chilena, y de cuantos españoles llegaron hasta él; y al ausentarse de aquella República regaló a la Sociedad dos magníficos automóviles que poseía y otras cosas de valor para que, rifados, destinaran sus productos a necesidades de la misma. (Ilustración: azulejo publicitario de Nitrato de Chile).

En 1919, retirado definitivamente de los negocios recorrió los Estados Unidos en casi su totalidad, regresando a España en 1922. Iba a cumplir los 60 años y tenía la intención de dedicar su inmensa fortuna a remediar cuantas necesidades llegasen a su conocimiento. Pero eso sí, con una condición: no dar dinero. Elías Ahúja socorrió al necesitado, construyó comedores, escuelas y clínicas y siempre dió a cuantos llamaron a su puerta, pero sin entregar una sola peseta, sino tomando parte activa en la buena obra. Jamás tuvo negocio alguno en España, esto es, que lo que invirtió aquí en sus buenas obras, fue el producto de sus ganancias en el extranjero, obtenidas tras una vida intensa de trabajo; y siempre conservó su nacionalidad española. En 1924 toda esta buena obra quedó institucionalizada como «Beneficencia Particular Elías Ahúja», dependiente de la asociación «Good Samaritan», de Wilmington (EEUU). Todas, bajo su personal cuidado, y desde entonces y aun después de su fallecimiento, de acuerdo con sus instrucciones, siendo la más recomendada que no se tuviese en cuenta la ideología del peticionario de beneficio.

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En la fotografía, Elías Ahuja, a la izquierda señalado con una x, en una comida en los Comedores para Viudas y Huérfanos a las que solía asistir dos veces por semana. (Foto Colección L.S.A.)

ACTUACIONES EN EL PUERTO.
Los que le conocieron saben que esa reconocida generosidad nunca fue despilfarro ni prodigalidad. Se dice que la beneficencia de Elías Ahúja repartía 800.000 pesetas de aquella época. No se limitaba en todas sus obras a dar el dinero; sino que tomaba parte activa en ellas, y gran amante de la Cultura, Deportes, Instituciones militares, Religiosas, Educativas, etc. que se traducían en donativos de gran cuantía y constantes, en Sevilla y pueblos de la provincia de Cádiz, que detallamos.

  • Construcción de un Pabellón para infecciosos en el Hospital Municipal.
  • Creación y sostenimiento de unos comedores para Viudas y Huérfanos en El Puerto, que utilizaban diariamente 60 personas, con las que él comía dos veces por semana. Para la calle suministraban 150 raciones diarias. También un Dispensario gratuito con asistencia médico-farmacéutica.
  • Sostuvo Colonias veraniegas de Jerez, Villaluenga y otros pueblos del interior que se establecían en El Puerto y Cádiz.
  • Construcción de una Sala de Duchas y otras muchas obras en el Penal del Puerto. Al Penal donaba comidas extraordinarias y les obsequiaba a los reclusos con tabaco y efectivo. También extendió estos beneficios al Penal de Ocaña, y otras prisiones.
  • Donativos de ropas, alimentos y efectivo, a los Conventos de Religiosas Concepcionistas, Capuchinas y Espíritu Santo , Hermanitas de los Pobres de El Puerto y Cádiz; Santa María y Candelaria en Cádiz; Hermanas de la Cruz en Sevilla; Asilo de Huérfanas del Rebaño de María en Cádiz; Sanatorio de Santa Rosalía de Jerez; Hermanos de las Escuelas Cristianas de Cádiz y Jerez, etc.
  • Organizó y sostuvo varios años un Batallón Infantil de 100 plazas en El Puerto, que llegó a disponer de una magnífica Banda de cornetas y tambores. Los chicos que le constituían, hijos de obreros, recibían clases diarias en la Academia y se instituyeron premios para cualquier buena acción o acto de honradez. Sostuvo totalmente por muchos años la Institución Exploradores de España.

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En la fotografía, Elías Ahuja en el centro, en el Penal,  con profesores y alumnos de la Facultad de Derecho de Sevilla descubriendo una lapida que los reclusos le dedicaron en agradecimiento por las diversas obras de beneficencia que allí efectuaba. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

OTRAS ACTUACIONES FUERA DE EL PUERTO.

  • Construcción de un Casino y Escuelas, obras en calles, y socorros de alimentos en Espera.
  • Construcción de Un Cuartel de nueva planta para Carabineros, reformas en el de la Guardia Civil, edificio de nueva planta para Ayuntamiento y Escuelas municipales, traída de aguas y socorros de víveres en Paterna.
  • Construcción de un Pabellón en el Hospital de la Cruz Roja de Sevilla, con mobiliario y aparatos.
  • Hizo frecuentes aportaciones a los Colegios de Huérfanos de la Guardia Civil y Carabineros.
  • Al Regimiento Infantería de Cádiz camioneta, colchones, cuarto de aseo, y sala de duchas, arreglo de comedores y otras obras.
  • Obras de reformas en la Academia Hispano Americana de Cádiz, con mobiliario, e igualmente en la Audiencia Provincial.

eliasahuja_condecoracion_puertosantamariaHOMENAJE AL HIJO PREDILECTO.

El Puerto de Santa María, por suscripción popular, le regaló un corazón de oro y un álbum con la firma de cuantos contribuyeron al homenaje. El Ayuntamiento rotuló con su nombre una plaza. Anteriormente, el 3 de Marzo de 1928, se celebró un pleno extraordinario del Excmo. Ayuntamiento con tres puntos en el orden del día: el primero, era la rotulación de las calles Luja y Ribera del Río como “Primo de Rivera” y “Conde de Guadalhorce” en prueba de gratitud de la Ciudad al Presidente del Consejo de Ministro y al Ministro de Fomento. El punto segundo fue el nombramiento de Hijo Predilecto de la Ciudad a D. Elías Ahúja y Andría, tras la solicitud suscrita por D. Pedro Hernández Carrera y acompañada de cuatro mil ochocientas noventa firmas por la labor humanitaria y las numerosas obras de beneficencia realizadas; sin discusión y por unanimidad se acordó dicho nombramiento. El tercer punto era el acuerdo unánime de dicho pleno municipal por los motivos anteriormente expuestos para solicitar al Gobierno de Su Majestad la Gran Cruz de Beneficencia para el Ilmo. Sr. D. Elías Ahúja y Andría. Fue hombre de vasta Cultura, de extraordinario dinamismo, carácter enérgico y totalmente independiente, y de un corazón lleno de nobles sentimientos y de caridad inagotable. (En la ilustración, Placa de Oro esmaltada y grabada, en la que se puede leer: "Generosidad y Filantropía. Colección L.S.A.).

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Acto celebrado en el que Elías Ahuja, señalado con una x, con autoridades de El Puerto y Jerez presidieron el acto de hacer entrega de la casa que donó a la Colonia Obrera Jerezana. (Foto Butler. Colección V.G.L.)

DOS ANÉCDOTAS.
Una anécdota curiosa que revela su carácter: Era Ministro de la Gobernación D. Leopoldo Matos. Ahúja ha sido citado por el Ministro a las 13 horas, cinco minutos antes llegó Ahúja, y transcurridos cinco minutos de la hora fijada sin que le hubiesen recibido, se dirigió al ujier, diciéndole: "Digan al Sr. Ministro que yo no puedo perder mi tiempo" y se marchó sin verle.

El día de la capitulación española en Cuba, un grupo de amigos americanos, celebraban en el club el para ellos feliz acontecimiento. Entró D. Elías en el momento del brindis con champán y con la rabia de todo buen patriota, quedó estático mientras las lágrimas acudían a sus ojos. Dióse cuenta uno de ellos, y la caballerosidad de aquellos amigos, suspendió el brindis y acudieron a abrazarle.

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Exploradores de España, con Elías Ahuja en la tercera fila y a la derecha Luis del Rosal y Caro

PERTENENCIAS Y DISTINCIONES.
Era Académico de la Real Hispano Americana y de la de Bellas Artes de Cádiz y Presidente de la Representación del Tiro Nacional; Presidente honorario de las Asambleas de la Cruz Roja de Cádiz y Sevilla y de otros muchos Centros. Poseía la Cruz del Mérito Militar de 3a clase; Gran Placa de Honor y Mérito de la Cruz Roja; Medalla de oro de la Cruz Roja; Cruz de clase de la colegiouniversitariomadridOrden Civil de Beneficencia; Medalla de oro de los Exploradores y Medalla de oro Penitenciaria. Al proclamarse la República se encontraba en trámite la concesión de la Gran Cruz de Beneficencia. Lleva su nombre el Colegio Universitario de Madrid, en la fotografía.

Pese a su formación y cultura norteamericanas, se sentía orgulloso de ser español, hablando un castellano claro y sin modismos andaluces. Elías Ahúja era un auténtico caballero, hizo la caridad, pero sin alardear. Impulsivo y vehemente, sin ser colérico. Autoritario pero dotado de un fino humor anglosajón. Sociable sólo con sus íntimos, tenía a veces rasgos infantiles, pero ni un pelo de tonto, como todos los hombres que se han hecho a sí mismos. Quizá ello le hizo conectar con la patrulla de «exploradores» (hoy boys scouts), que existía en Cádiz, con quienes mantuvo una relación amistosa.

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Elías Ahuja, en el centro, en la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia. A la izquierda, el alcalde de la Ciudad, a la sazón, Alfonso Sancho y Mateos. (Foto Colección V.G.L.)

EL DECLIVE DE AHUJA EN SU TIERRA.
Paradójicamente haciendo la caridad en Cádiz, Elías Ahúja se fue creando enemigos. Quizá sólo fuese porque se hacía al margen de las instituciones habituales, y porque la caridad es una forma de influir en las clases menos favorecidas. Lo cierto es que sus detractores comenzaron por decir que Ahúja era masón. Y es más que posible que perteneciera a alguna logia norteamericana o que fuera rotario. Sus calumniadores murmuraron también que era homosexual. Para ello, y como único argumento, se esgrimía su pertinaz soltería.
No figuró en partido político alguno ni Asociación de ninguna clase. En las últimas elecciones de la Monarquía fue Candidato para Diputado a Cortes (aun cuando después retiró su candidatura) con el carácter de monárquico independiente, aunque contando con el apoyo del partido Conservador.
La conmoción de 1936, daría al traste también con tan noble tarea. En Cádiz, y en todo el país, se habían desatado las pasiones políticas; si bien Elías Ahúja había mantenido una actitud políticamente tibia, para unos era monárquico y para otros tenía simpatía por la República. Lo cierto es que no tuvo una nítida afiliación ideológica.
Pero sus calumniadores y detractores, que estaban haciendo trizas su reputación, y su enemigo más enconado, la Falange, que miraba con codicia sus bienes, fueron cercándolo.
Sobre todo, un incidente con Queipo de Llano acabó por desacreditarle frente al bando que a la postre sería el vencedor de la Guerra Civil. En el verano de 1936 Elías Ahúja se puso al frente de una suscripción en el Aeroclub de Cádiz, para comprar un hidroavión a las fuerzas nacionales. Queipo creyó, o le hicieron creer, que lo iba a comprar íntegramente el famoso benefactor. Y comenzó a reclamarlo como reclamaba las cosas el que ha sido llamado el «último virrey», que pensaba que se trataba de una promesa incumplida de Elías Ahúja. Informado por un alto mando local de la Guardia Civil, institución a la que tanto había favorecido, de lo peligroso de su situación, un día de 1937, a través de Gibraltar y casi furtivamente, Elías Ahúja parte de nuevo al exilio. Esta vez un exilio más triste y desesperanzado.

eliasahuja_esquela_puertosantamariaInstalado en Estados Unidos, las noticias que llegan de él son cada vez más espaciadas. La guerra, la dura posguerra y no pocos problemas ocuparon la vida de los españoles. Elías Ahúja fue olvidado sin más. El verano de 1951 se supo en Cádiz que Elías Ahúja había fallecido en Nueva York el 20 de julio. Su obra en Cádiz le sobrevivió, pues la «Beneficencia Particular Elías Ahúja» terminó su actuación el 31 de diciembre de 1979, entregando el saldo de varios miles de pesetas a dos escuelas católicas locales.» (En la ilustración, esquela publicada en Diario de Cádiz. Colección V.G.L.).  Artículo de Antonio Durán Azcárate.

Manuel Martínez Cordero, investigador porteño, está ultimando la biografía de Elías Ahuja que verá la luz en 2011. El autor del libro, de cuya portada ofrecemos la imagen que pueden ver a la izquierda, tiene en su haber otra publicación: ‘El Penal de El Puerto de Santa María: 1886-1981?, interesante historia del antiguo Monasterio de la Victoria adaptado a Penal tras la desamortización de los bienes de la Iglesia en el siglo XIX. Manuel Martínez es un porteño polifacético del que no vamos a contar más cosas aquí pues tiene nótula propia, la 911, en Gente del Puerto.

Web de la Biografía de Elías Ahuja y Andria. (en construcción)
Web de El Penal de El Puerto de Santa María 1886-1981.

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chamaco11_puertosantamariaRafael Romero Arana, “Chamaco”, nació en Jerez el 2 de febrero de 1933 y pasó a mejor vida a finales de octubre del pasado año, a la edad de 75 años. Desde muy joven estuvo embarcado en pesqueros con base en nuestra Ciudad: entre otros el “Nuevo Moruno”, “Marichea”, “Danubio Azul” todos propiedad de Fracisco Perles Martínez, conocido como Paquito Marichea o El Follalata, casado con Julia Huertas de la Tonelería donde estaba el taller de Fosco Valimaña Lechuga. También navegó en los barcos pesqueros de los hermanos Juan, Jaime y Guillermo Roselló Castell: “Juan y Ángeles”, “Jaime y Angelita” y “Matilde Castell”. De los hermanos, con quien mejor se llevaba era con Jaime que se dedicaba a arranchar los barcos de la empresa y que, además, daba los correspondientes anticipos antes de salir para la mar, a los marineros. (Fotografía: Carlos Pumar Algaba).

En los último años se le veía con bastante frecuencia, como a muchos marineros ya jubilados, por el Mercado de Abastos, como también es el caso de El Gato, Juan Barcia Ramírez de quien en breve colocaremos una nótula en Gente del Puerto. Sus valedores en la Plaza de Abastos fueron Paquiqui,  Luis Achicoria, Miguel Cabo Reyes, los hijos de Genaro y los pescaderos, que de todos recibía siempre pescados, frutas y hortalizas que él preparaba en la casa donde vivió los últimos años de su vida. Su prestamista fue Luis Achicoria padre, con quien Rafael cumplía todos los meses cuando cobraba la pensión, lo que le permitía tener siempre las puertas abiertas. Antes de tener casa, Chamaco, solía dormir en su etapa en activo en los barcos e, incluso, en los cuartos de redes de la Pescadería. (La fotografía de Chamaco ha sido conseguida por Antonio Carbonell, a través de Cabo Reyes, de una vecina).

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La 'residencia' de Chamaco, una chabola en la antigua Lonja Pesquera, hoy convertida en aparcamiento. (Foto: Colección Antonio Leveque).

Chamaco fue declarado pensionista con apenas 40 años, por enfermedad y estuvo cobrando desde entonces “una paguita corta” como él solía decir: padecía una tuberculosis, por su mala vida, que arrastró durante muchos años. Dormía dentro de la Lonja de pescados de esta margen derecha, en una de las casetas que habían dejada los exportadores en la parte alta cuando pasaron a la otra banda, es decir a la otra lonja, frente al muelle del Vapor, también desaparecida en esta la actividad a finales de 2006 y derribada en 2007.   Allí estuvo vivaqueando durante muchos años Chamaco, aseándose en los grifos de agua fría, lo que no hizo sino acrecentar su enfermedad, frente al desaparecido Restaurante Guadalete. La ambulancia, recuerdan los paseantes y vecinos, entraba y salía frecuentemente de la antigua Lonja a recoger a Chamaco a quien dieron por muerto muchas veces.

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La antigua Lonja del Pescado, vista desde la azotea del Bar La Lucha, antigua Aduana, antes de construirse las viviendas de La Pescadería. (Foto: Colección A.L.)

Habitó aquellos espacios hasta hacía poco marineros, cuando por fin la Autoridad Portuaria decidió hacer obras en 1980  y ceder el espacio para locales de copas y de ropas, aunque hoy está casi todo cerrado. Eso haría que Chamaco se buscase nuevos paradaderos, nuevos caladeros donde guarecerse de la propia vida que le había tocado vivir. Se fue a vivir a una casa del Barrio Alto, en el número 8 de la calle de la Arena (Arzobispo Bizarrón), en una habitación alquilada; la vecindad le echaba una mano. Poco antes de su fallecimiento un taxista, Jesús Utrera Aguilera, lo vio por la calle Ganados arriba… De la tuberculosis no llegó a morir: a pesar de todo se recuperó, si bien su mala vida anterior le hizo llevar un bastón los últimos años de su existencia, por problemas vasculares en las piernas. Momentos antes de fallecer sufrió un desvanecimiento en la tienda de frutas de Genaro, en la Placilla, cuyo hijo “El Lati”, aparece con nótula propia en Gente del Puerto.

chamaco_puertosantamariaA su muerte, su único hermano fue avisado y vino desde Jerez a arreglar los papeles y hacerle la postrera compañía. Los últimos años de su vida no probó el alcohol. A pesar de sus momentos sobrados de ingesta vínica, jamás se metió con nadie -a lo sumo te ofrecía una conversación inconexa que asustaba al no avisado- y cuando estaba sobrio se comportaba de manera exuisita. Iremos incluyendo algunas anécdotas de tan peculiar personaje que esperamos en los comentarios. (Chamaco, poco antes de fallecer).

DUELO A PISTOLA... SIMULADO.

Un día Javier Tosar, que tiene nótula propia en Gente del Puerto,  al estilo de las mejores películas del Oeste, pegó su frente con la de Chamaco en plena calle Luna. Aquella situación surrealista, con toda la calle Luna llena de gente y desde una distancia de mas de veinte metros, acercándose los dos poco a poco, lentamente... Chamaco simulaba con pistolas y cuando llego a Javier, este pegó su cabeza con la de él evitando que Chamaco cayera al suelo. Una de sus ingestas vínicas mas sonadas. Cuentan los testigos que la escena de frente contra frente duro bastantes minutos... (La ilustración muestra el cartel de la película OK Korral, que tanto le gustaba recordar a Chamaco).

lameridiana_puertosantamariaAntonio Carbonell López, Secretario General que ha sido de la Cofradía de Pescadores hasta la desaparición de ésta, tenía una sección en Diario de Cádiz de nombre “La Meridiana” que alternaba con otros compañeros en dicho medio. De las más de 100 que escribiera, traemos a colación ésta dedicada a un marinero sanluqueño, Morgan, que, como Chamaco, desenfundaba unas imaginarias pistolas en un duelo igualmente imaginario, en sus correrías por el Bar La Lucha. Eran íntimos amigos y, además navegaron juntos algunos años. Esta Meridiana salió publicada el 4 de marzo de 2001.

041103_western"El pasado martes tuve la oportunidad de saludar a “Topillo”, embajador de la ciudad de la manzanilla en la Bahía de Cádiz, y me comentó que estaba gestionando la documentación necesaria para la jubilación de su compañero Antonio Ancela Reyes. En la grata conversación no dudé en preguntarle por la familia del pescador y recibí una inmensa alegría al saber que el hermano del mismo, “Morgan”, aún vivía y que estaba jubilado. En esos momentos comencé a recordar días ya lejanos pero de importante significación.
Iniciados los años 70, los distintos puertos del litoral gaditano acogían el regreso de miles de pescadores que después de realizar mareas de 50 días en los caladeros del sur de Marruecos y del Sahara se disponían a descargar las capturas obtenidas. Los puertos de Algeciras y de El Puerto de Santa María contaban también con pescadores de otras localidades puesto que sus flotas eran las más numerosas por aquel entonces. En el transcurso de las faenas de arribadas y antes de la vuelta a sus hogares recibían a pie de muelle los saludos y abrazos de amigos y familiares y compartían con gran entusiasmo las vicisitudes que habían tenido lugar en el viaje.
Posiblemente quien mejor transmitía su alegría de estar nuevamente en puerto era “Morgan”. Aprovechaba cualquier corrillo para escenificar una interpretación del hombre que a través de las pistolas imponía la ley en el viejo oeste. Era todo un espectáculo, no necesitaba ningún aliciente para salir airoso de su representación, tan solo la acogida calurosa de sus compañeros. En alguna ocasión la función se interrumpía momentáneamente por la inesperada presencia del patrón que le demandaba  el cumplimiento de sus faenas en el barco. Pero “Morgan” ya estaba tan metido en su papel que era imposible hacerle cambiar de actitud.
A veces coincidía con su hermano Antonio en El Puerto y actuaban  para  la marinería y los trabajadores de las empresas auxiliares. Antonio toreaba de salón emulando al diestro de Ronda, de ahí que sea conocido por el apodo de “Ordóñez”, y “Morgan” imitaba al legendario personaje del oeste dando muestras de destreza y rapidez desenfundando las imaginarias pistolas. Finalizada la actuación daban gracias a su madre a la que llamaban cariñosamente “Carmen Sevilla”. Estaban tan inmersos en sus personajes que hasta se olvidaban de sus nombres y apellidos.
El bueno de José Ancela Reyes, “Morgan”,  vive actualmente en el barrio alto de Sanlucar con el cariño tan solo de los suyos,  con una pensión que no alcanza las 70.000 pesetas después de mas de 40 años de embarque y no baja al muelle de Bonanza. Su hermano posiblemente percibirá menos incluso por su jubilación.
La misma situación de los hermanos Ancela Reyes las padecen muchos pescadores que con resignación reciben raquíticas pensiones. Ojalá en un futuro próximo queden equiparados al resto de los trabajadores nacionales aunque para ello sea necesario erradicar el más que obsoleto sistema tradicional “a la parte”,  que es el que imposibilita que coticen a salario real en la seguridad social al no existir un marco de relaciones laborales por convenios colectivos
».  Antonio Carbonell López.

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«Por eso bajo el nombre de “MEDUSA”, unos hombres y mujeres de El Puerto de Santa María, cualesquiera, se han agrupado en la vocación de la belleza, en el amor de la sabiduría para tratar de reavivar y mantener en todo el ámbito portuense, la luz de la inquietud para las cosas que tocan el espíritu, las letras y las artes, la ciencia y, en resumen, la cultura, serán poderosísimos tentáculos con que nuestra “MEDUSA” nos mantendrá enlazados a todos bajo su traslúcida sombrilla, percibiendo a través del prisma vivo de su cuerpo, la blanca luz del sol latino, desdoblada en abanico de todos los colores.» Con estas palabras entresacadas del manifiesto fundacional de la Agrupación Cultural Portuense “MEDUSA”, se vislumbra toda una declaración de intenciones que supone el punto de no retorno hacia una aventura incierta pero a la vez atractiva y desafiante, que emprende un grupo de portuenses vadeándose entre los vericuetos de la legalidad establecida en la España de mediados del siglo XX. (Ilustración de María Fernánez Lizaso que reproduce el logotipo de la Asociación).

literatura_medusa_puertosantamaria“MEDUSA” nace desde las entrañas de la propia desidia innata de la que la sociedad portuense hace gala en distintos periodos de su historia reciente. Ya se cuestionaban en sus principios la apatía que existía –y que aún hoy perdura- entre los portuenses de a pie, y que pregonaban a modo de señuelo en sus primeras soflamas para atraer a la concurrencia a los actos que organizaban: “...hartos estamos de decirnos y escucharnos que ‘en El Puerto no podrá nunca hacerse nada’, que ‘la gente de aquí somos así’. Pues bien no seamos más ‘así’, no seamos ‘gente’, sino personas, señores de nosotros mismos, capaces de asociarnos para alzarnos, apoyados los unos en los otros, en defensa de nuestra mejor parte…” Los primeros artículos de sus Estatutos tenían como objetivo la elevación del hombre por medio de la cultura, utilizando todos los medios y recursos que ésta te permite a través de una organización eficaz, regida por un grupo director explícitamente responsable de la consagración de los intereses de la propia Agrupación. Todo socio tenía el derecho adquirido por el mero hecho de serlo a participar siempre –salvo casos espacialísimos- gratis en los actos y servicios que se organizasen. La zangamanga que validaba todo lo anterior la encontramos en el artículo 23 de sus Estatutos que decía textualmente: "MEDUSA, Agrupación Cultural Portuense, estará siempre sometida a las direcciones pontificias de la Iglesia Católica, y al margen de toda política." Como no podía ser menos. (En la ilustración, el libro 'El Puerto de Santa María en la literatura española. Ensayo de una Geografía Literaria' de Manuel Martínez Alfosno, Doctor en Filosofía y Letras, Profesor Numerario de Lengua y Literatura en el Instituto Laboral de El Puerto. Publicación de MEDUSA).

manolomartinez_medusa_puertosantamariaEl veintisiete de enero de 1961 se redacta el acta constituyente de esta Agrupación, siendo su primer presidente Manuel Martínez Alfonso que desde que llegó a nuestra ciudad diez años antes, se implicó tenazmente en elevar el nivel cultural de los portuenses, primero en el Instituto Laboral impartiendo su didáctica de la literatura; con la propia Agrupación “MEDUSA” y más tarde con la creación del bisemanario “La Voz de la Bahía”, publicación de la que nos ocuparemos en otra entrega de esta jerarquía de los tiempos. Junto al profesor Martínez Alfonso configuraron la primera Junta Directiva, José Luís Tejada, Rafael Tardío, Domingo Roa, Antonio García Amador, Francisco Muñoz, Antonio Pérez y los Rvdos. Padres Jesuitas Pascual y Montero. Ya por aquella época se encargaba de la comisión de prensa el polifacético pintor y poeta Rafael Esteban Poullet. Las iniciales cuotas de socios ascendían a la cantidad de 15 pesetas mensuales, celebrándose las primeras reuniones todos los jueves a las nueve de la noche. (En la fotografía, Manuel Martínez Alfonso, primer presidente de MEDUSA).

cineforo_medusa_puertosantamariaSu primera sede oficial estuvo ubicada en la planta alta del edificio del Círculo de Labradores y Profesionales, pasando más tarde y provisionalmente al salón de visitas del Colegio de San Luis, del que se trasladaron en junio del 61 a la Calle Jesús de los Milagros.  Su deambular por El Puerto también les llevó al Colegio de la Pescadería, a la calle Larga, 97 y finalmente ya en la época de la incipiente democracia en las instalaciones de la extinta Organización Juvenil Española (OJE). En dieciocho años de existencia arengando a los portuenses con su ‘apostolado de la cultura’, demostraron con la sutilidad que caracteriza a las personas necesitadas de expresarse en libertad, que la mente humana es capaz de escabullirse delante de las propias narices de sus censores sin  menoscabo de la dignidad inherente al ser humano. En su primer año de existencia consiguieron tener más de doscientos socios, lo que ya es un logro para una Ciudad como El Puerto, y llegaron a organizar unos cuarenta actos repartidos entre proyecciones de películas a través del primer ‘Cine-Foro’ que hubo en la ciudad, conciertos de música grabada, representaciones teatrales de autores tan dispares como Bernard Shaw, Valle Inclán, Shakespeare, Chejov y el propio Federico García Lorca, así como conferencias, exposiciones de artes plásticas y la creación de una revista literaria y de una línea editorial.

jesusserrano_medusa_puertosantamariaA fecha de hoy, y según palabras de su último y a la vez más joven presidente, el poeta Jesús María Serrano, “MEDUSA” entró en estado de hibernación a instancias suyas cuando tomó carta de naturaleza la Constitución Española de 1978. Curiosamente y ya en periodo democrático pero con las dudas existenciales de los de siempre, en una Semana dedicada al Cine Español en las dependencias donde se ubicó la OJE, y cuando se estaba proyectando la película ‘El Alcázar no se rinde’, irrumpió la policía nacional incautando todo el material cinematográfico relativo al pequeño certamen, con la clara intención de detener a los organizadores. El motivo de la denuncia: presuntas mofas al ejército. (Fotografía: Jesús María Serrano, último presidente de MEDUSA).

Muchos fueron los portuenses que a través de “MEDUSA” aprendieron a convivir con ideas distintas a las suyas, que pudieron desarrollar sus habilidades artísticas o de cualquier otro tipo, y que en definitiva se fueron preparando para la construcción de la nueva España que llegaba no sin cierto temor a la vuelta de la esquina. Leonardo Romero, Javier Renedo, Eloy Fernández, Pepe Buhígas y tantos otros y otras que hoy recuerdan con cariño y admiración sus tertulias en aquella Agrupación Cultural Portuense. “MEDUSA” fue ante todo coloquio, diálogo vivo, entendiendo el arte y la cultura misma como algo opinable, y fue la única que se atrevió en el periodo de la Dictadura –según palabras del escritor y poeta portuense Manuel Pérez Casaux- a no doblegarse ante la mediocridad y el oscurantismo de ese Régimen.  Manolo Morillo

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Carnet de socio de Medusa, núm. 427, perteneciente a Camilo González Selma.

En Medusa había un grupo juvenil llamado 'Memphis' y cuando cumplían los 18 años o un poco antes, pasaban a Medusa. Tenían caseta en la Feria, cuando se ponía en La Puntilla que, luego, Ramón Sánchez Pina la instalaba en la Playa de La Puntilla y los lunes había tertulias por la noche, donde tomaban el 'Pescado Venial'. Después de la Tertulia los socios iban al freidor y compraban un surtido de pescado que eran degustados a continuación tras aquellas tertulias interesantísimas, por donde pasaban todos los intelectuales que veraneaban en El Puerto.

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Carnet de socio de Memphis, la rama juvenil de Medusa, núm. 022 perteneciente a Rafael Osborne Fernández.

El Padre Pascual, S.J., pertenecía a Medusa y con algunos socios hacían excavaciones en Fuerte Ciudad, preparando su tesis doctoral en esa época.

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antoniociamoreno_2_puertosantamariaA veces, el Párroco, Cura Propio, Doctor en Sagrada Teología y en Derecho Canónico, Presidente de la Hermandad de San Pedro de Venerables Sacerdotes etc. etc., Don Antonio Cía Moreno, era ingenioso y otras veces demasiado caústico, irónico, mordaz, e incluso otras, sencillo, modesto, sabio y hasta delicado. Era un ser contradictorio e imprevisible. Una señora muy distinguida, descendiente, nada menos, que de los Lancaster de la Casa Real Inglesa, aunque portuguesa de nación, se dirigió a don Antonio, que estaba en la sacristía, para pedirle: -Mire, Don Antonio, yo quisiera decirle una misa a mis difuntos en el Altar de las Ánimas. Don Antonio, al punto, gritó: --Antoñito-- dirigiéndose al sacristán--prepara una casulla negra que doña....va a decirle una misa a sus difuntos en el Altar de las Ánimas. Ni que decir tiene que la señora quedó estupefacta y se marchó educada y discretamente. Con Juanito Cuvillo, tuvo también sus encontronazos Don Antonio Cía, porque terminada su etapa de dirigido espiritual con el Padre Lambertini, S.J., se constituyó en dirigido de don Antonio, quien cansado de oir sus cuitas amorosas, le dijo un día: --Mira Juan, si tu novia se casa contigo es que tiene más agallas que una caja de corvinas. Por cierto que Juanito --ser crédulo e inocente-- tropezó también con Don Antonio Lobo. Cierto señor de El Puerto, incisivo y maledicente, había dicho a Juanito que el Padre Lobo, antes de ser cura, había sido picador de toros bravos y, como se lo dijeron, se lo comunico al Padre Lobo, quien le contestó airado: --Dígale a don... que yo me cago en su puñetera madre.

antoniociamoreno_3_puertosantamariaEn cierta ocasión mi madre tomó a una criada de un pueblo de la Sierra que vino con sus padres y se la encomendaron como que era la niña de sus ojos. Y mi madre la trató como había prometido. Pero ocurrió que los jueves por la tarde era día de salida y esta joven salía de paseo con las otras y con las amigas de las otras. Y se echó un novio. Y el novio la dejó embarazada. Aquello fue una verdadera tragedia. Mi padre llamó a los padres de la muchacha y llamó al novio a capítulo. En su despacho, mi padre, con el padre de la muchacha y el novio, recriminó al novio; el padre de la novia, instó al novio a casarse y a lavarle el honor a su hija; el novio, poniéndose en pie, altanero, le dijo que si quería lavarle el honor a su hija que le comprara un bidé, y se marchó, dando un portazo. Aquella situación pudo reconducirse y, al final, se preparó la boda. Mi madre fue con la muchacha a ver a Don Antonio Cía y éste, nada más verla, le espetó: --Tu, ¿qué?, que has puesto las tinajas antes que el olivar ¿No?. Pues se casaron y han sido muy felices y han tenido muchos hijos y comieron perdices. (En la Fotografía, Don Antonio Cía y Don Luis Caballero, alcalde de la Ciudad, poniendo la primera priedra del monumento a la Virgen, ubicado en la Plaza de la Iglesia, en 1954.  También aparece en la foto Don Antonio Lobo, a la izquierda con bonete, solo se le ve la cabeza. Foto Colección Vicente González Lechuga).

Era de ver a Don Antonio Cía, cuando se ponía en Doctor en Sagrada Teología y en Derecho Canónico. Porque predicar, predicaba muy bien. Y se lo exigía a todos los predicadores. En cuanto aparecía por la sacristía un sacerdote o religioso concertado por una Asociación o una Hermandad para predicar un triduo, un quinario, o una novena se lo advertía: --Mire, en cuanto yo vea que los fieles mueven el culo en los bancos, le corto, ¡vaya si le corto! Quiero unos sermones que muevan los corazones y no los culos ¿Entendido? Y el pobre predicador, novato en la Prioral, se quedaba sin saber qué responder.

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Interior del Coro de la Iglesia Mayor Prioral.

Don Antonio Cía me bautizó y me dio la Primera Comunión. Recuerdo el sentido fervorín y esta ceremonia muy solemne, cantada por mi amigo Fernandito Vela, con quien, luego, yo jugaría "a las misas" en el cuarto alto de mi casa, convertido en capilla, con unos ornamentos de moaré y galones dorados que me hicieron las Madres Salesas. Don Antonio, como confesor, me espantó porque, siendo yo muy pequeño, me dijo que como yo volviera a pecar me cortaba las orejas y se las daba a Antoñito el sacristán para que se las guisara con las papas del corral de la Iglesia. Así que yo, ya nunca más me acerqué a su confesionario, temeroso de perder las orejas, sino que mis padres me llevaban a los jesuitas al del Padre Torres, S.J., sabio, bizco y tridentino y una de las personas más influyentes y con más mando en las conciencias de todos los portuenses de la época --directa o indirectamente-- sin excepción alguna.

sagrarioprioral_puertosantamariaDon Antonio Cía, en cambio tenía, a veces, rasgos de gran delicadeza. Para el día de Santa María Magdalena, todos los años, reunía a todas las feligresas de ese nombre y les encomendaba comprar unos tarritos de esencia de nardos. En un acto nada litúrgico, pero cargado de amor, Don Antonio, con el Sagrario abierto, leía el evangelio en que la Magdalena enjuga los pies del Señor con esencias y perfumes y Judas se lo recrimina y, tras una homilía, con un algodón empapado en esencia de nardos enjugaba el interior del Sagrario y los copones, que era una gloria oler, cuando se abría aquella puerta de plata del retablo que hizo en Méjico, en el XVII, el orfebre Don José Medina, y que había regalado el Capitán portuense Don Juan Camacho Jaina, primer editor de Sor Juana Inés de la Cruz. Dije que don Antonio Cía era un ser contradictorio e imprevisible. Ocurría que algunas novias o se prestaban los sombreros o los alquilaban y Don Antonio se daba cuenta del tejemaneje, porque irónica y maleducadamente le decía a la contrayente en el día más feliz -- o más infeliz de su vida: --A ese sombrerito ya lo he casado yo cuatro veces. (La fotografía muestra el Sagrario de Plata de 1685).

ayunoyabstinencia_puertosantamariaEL AYUNO ANTES DE LA MISA.
Todos los curas olían a café, o a tabaco, o a rapé. Esto último particularmente los jesuitas que tenían unas cajitas de donde sacaban con dos dedos el polvo, lo aspiraban por la nariz y estornudaban, de forma que tenían los pañuelos hechos una porquería. Don Antonio Cía no era una excepción, porque, no bien terminaba la misa, sacaba la petaca y se liaba un cigarro de picadura de contrabando y lo enciendía. Por su parte, Varela, el monaguillo, le tenía preparado sobre la cajonera de la sacristía un café de maquinilla que traía de un bar de la calle Vicario que luego regentó Juanito Ceballos, hoy llamado "Bar Internacional". Y es que lo primero que hacían los curas era desayunar, después de su misa, porque el ayuno eucarístico les obligaba, como a todos, desde las 12 de la noche del día anterior.
Cuando terminaba una misa, allá iban los monaguillos con el café a arrimárselo al cura que había celebrado, como el que acude a prestar auxilio a alguien que está extenuado. Figúrense Vds. que el Padre Lobo celebraba la misa de doce de la mañana y llevaba más de doce horas sin probar bocado, el pobre. Cuando terminaban las misas, los monaguillos, "comunidad de venerables granujas", como los llamaba Don Antonio Cía, se escondían por donde fuera y apuraban la vinajera del vino, relatando que el padre tal o el padre cual, no dejaba ni gota para ellos.

Don Antonio Cía, contradictorio e imprevisible, con sus luces y sus sombras, daba a la liturgia un sentido especial y era cosa de verlo, con su porte, revestido con los capisayos y el bonete de Cura Propio, presidiendo las procesiones y los actos, o cantando las horas canónicas en el coro, con todos los sacerdotes y religiosos de la Ciudad, los días de más fiesta. Cuando el Padre Lobo marchó a Sevilla, a Don Antonio Cía le nombraron dos coadjutores: Don Manuel y Don Carlos Román Ruiloba, dos hermanos sacerdotes, santos varones, de los que, sin duda, hablaré otro día.

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En la fotografía, tomada el 8 de abril de 1960, Viernes de Dolores a las nueve horas; de izquierda a derecha Carlos Román Ruiloba, Pbr. Coadjutor, el celebrante, Manuel Salido Gutiérrez, Párroco de la Prioral que sustituyó a Antonio Cía Moreno, Manuel Román Ruiloba, Pbr. Coadjutor, el Maestro de Ceremonias, Manuel Girón Ceballos, el Sacristán Antonio Bernal Ortega -Antoñito el Sacristán-. Besamanos de la Imagen de Ntra. Sra. del Dolor y Sacrificio, sin coronar, siendo bendecida después de la misa, la nueva diadema. El mobiliario litúrgico lo componen: el dosel rojo de la Prioral; el sillón de la Capilla de la Patrona; Maceteros y Copas del Párroco; grandes candelabros eléctricos, de las Carmelitas; las Copas laterales, de la Capilla de la Patrona. (foto: colección Manuel Girón Ceballos).

Y comenzó la decadencia de Don Antonio, hasta que murió en su casa de la calle Nevería. Su entierro fue el último que presencié de un sacerdote revestido, muerto y transportado, desde la Iglesia hasta el Cementerio campal de Santa Cruz, sobre el "palenque", una especie de paso, portado por costaleros, sobre el que había un catafalco presidido por la tiara y las dos llaves doradas, de la Hermandad de San Pedro de Venerables Sacerdotes. Sus honras fúnebres fueron muy solemnes.

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Iluminación extraordinaria de la Iglesia Mayor. En la década de los 50 del siglo pasado era costumbre iluminar los monumentos con hileras de bombillas incandescentes dispuestas en regletas de madera que silueteaban el edificio. En esta ocasión estamos en el 8 de septiembre de 1956.

Yo guardo, con devoción, el lazo, bordado en oro, con que le ataron las manos el día de su ordenación sacerdotal y tengo para mí que, por los escritos que aparecieron entre sus papeles, en el fondo, Don Antonio Cía Moreno, Presbítero, Doctor en Sagrada Teología y Derecho Canónico, Cura Propio por oposición, Arcipreste del Partido, Párroco de la Santa y Consagrada Iglesia Mayor Prioral de Nuestra Señora de los Milagros Coronada de esta Ciudad, Hermano Mayor de la Hermandad de San Pedro etc., etc. fue un santo que no quiso que la gente creyera que lo era. Sólo Dios lo sabrá. Pero de todo lo anterior infiero y saco la consecuencia de que es una verdad como un templo que la Iglesia está asistida por el Espíritu Santo. Que, si no... Luis Suárez Ávila.

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antoniociamoreno_1_puertosantamariaDon Antonio Cía Moreno, Presbítero, Doctor en Sagrada Teología y en Derecho Canónico, de la Universidad de Curas Propios, por oposición, Párroco que fue de la Santa y Consagrada Iglesia Mayor Prioral de esta Ciudad y Arcipreste de su Partido, nació en Arcos de la Frontera posiblemente a finales del XIX, porque murió, en El Puerto, en los cincuenta y pico del XX, con más de setenta años. El caso es que este singularísimo sacerdote tenía un aspecto y un carácter adusto y hasta agrio e irónico, a pesar de ser todo lo que ya he dicho y su esmerada formación, que chocó con el Cardenal Segura, su Arzobispo, cuyas relaciones echaban chispas, como cuando se golpea el pedernal con el dilabón. Hasta tal punto que a su sobrino, Paquito Carmona, Don Antonio no lo mandó, cuando quiso ser cura, al Seminario de Sevilla, sino al de Cádiz, en donde Paquito llegó a Párroco de San Severiano hasta que se secularizó. Su otro sobrino Antonio Carmona, primero fue, junto con el luego Obispo de Asidonia-Jerez, Don Rafael Bellido, monaguillo de don Antonio cuando regentó la Parroquia de Santa María de Arcos. Antonio Carmona apareció por El Puerto donde vivió hasta su muerte, de oficial del Juzgado, de donde proporcionaba a su tío el cura papel de oficio con que se preparaba unas largas boquillas liadas, en forma de cucurucho muy fino que pegaba con goma tragacantos, cuando el médico le dijo al cura que se retirara del tabaco. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

pato_prioral_puertosantamariaDon Antonio Cía era el terror de Pepa la de las sillas, cuidadora de los reclinatorios que las señoras tenían depositados en la Iglesia y por lo que cobraba un discreto salario. Pepa tenía un pato que siempre estaba con ella. El animal pululaba por la Iglesia como Pedro por su casa, cosa que al cura exasperaba, sobre todo durante las celebraciones, porque el animal aparecía, de pronto por el presbiterio y daba un voletío desde la balaustrada, distrayendo a los fieles en su recogimiento. Don Antonio, interrumpido por el ave en cualquier acto litúrgico, en voz alta prorrumpía, al borde de un ataque de nervios: --Esa mujer que se lleve a su casa este bicho. Y seguía una retahíla de improperios. Pero el pato, contra la voluntad del párroco, siguió en la Iglesia Mayor hasta que el pobre animal murió.

labilili_elnegro_puertosantamariaSi con Don Antonio Cía no pudo un Príncipe de la Iglesia, como el Cardenal Segura, porque el Párroco se escudaba en su condición de Cura Propio por oposición, en cambio, pudieron con él, por más cercanas, las impertinencias de Pepa la de las sillas y su pato y, sobre todo, los argumentos de Gabriela Santos "La Bilili", una oronda gitana que se ponía a pedir en la puerta de la Prioral, porque tenía una prole de catorce hijos, entre los que estaba el popular José de los Reyes Santos "El Negro". Don Antonio requería, una y otra vez, a "La Bilili" para que no pidiera limosna en la puerta del Sol de la Prioral. Pero "La Bilili" argumentaba, a grito pelado: "Aquí soy yo más antigua que Vd., así que, como me moleste más, doy parte al Santo Padre de Roma".  Ante esos argumentos Don Antonio dejó las cosas como estaban y no se habló más del asunto. Porque, además, "La Bilili" tenía entre sus benefactores a todo el señorío de El Puerto. (En la fotografía 'La Bilili con su hijo 'el Negro').

Don Antonio tuvo por sacristán a Antonio Bernal Ortega, un santo varón y quien, junto con Pepa la de las sillas, era motejado en unas coplillas que se cantaban:

"La Iglesia Mayor Prioral
orgullosa debe estar
porque encierra en sus capillas
a Pepa la de las Sillas
y Antoñito el Sacristán".

Dije que don Antonio tuvo un coadjutor. A don Antonio Cía le vino destinado a la Prioral un venerable sacerdote, ya mayor, don Antonio Lobo, que tenía retiradas las licencias para confesar, porque, al parecer, desde su juventud tenía una prole sacrílega y clandestina. A don Antonio Lobo le proporcionaba ciertos ingresos el que sus compañeros sacerdotes, conmiserados con él por las cargas familiares que tenía, le facilitaran el asistir a todos los entierros con cruz alzada y posas, oficiar todos los funerales y hacer de preste a todas las procesiones, con cuyos estipendios modestamente se remediaba. Este sacerdote, Don Antonio Lobo, murió santamente, al fin, en Sevilla, en el Hospital de Venerables Sacerdotes, aunque fue, injustamente, víctima toda su vida de su fogosidad juvenil y de su carne débil, o dura, según se mire la parte, el momento y las circunstancias.

cuartoprioral_puertosantamariaDon Antonio Lobo tenía voz perruna y, si no se le entendía bien en castellano, figurense Vds. cómo se le entendería en latín. Le recuerdo en los Oficios de Semana Santa, con su planeta o su estolón, de vestuario; de capero en todos los entierros; de preste, en todas las procesiones; fumando "caldo de gallina", sentado en el balcón del curato, en verano, por la noche, al fresco, con la sotana despechugada y un abanico negro. Dios, en su infinita misericordia, se haya apiadado de él, porque fue bueno y humilde, aunque, bien es verdad, que muy desarrapado en su aseo e indumentaria. (En la fotografía, el curato de la Prioral).

iglesiamayor_interior_puertosantamariaLA PERLA DE LA ARCHIDIÓCESIS.
La "Perla de la Archidiócesis". Así se llamó, en tiempos de don Antonio Cía a la Prioral, porque la tuvo en perfecto estado de revista. El secreto estuvo en encargar a una serie de señoras el cuidado de las capillas. La del Rosario, o sea la de los Valera, donde está enterrado Mosén Diego de Valera, Cronista de los Reyes Católicos, y su mujer María Valencia, la encargó don Antonio a doña Ángeles Domecq, que cuidó esta capilla con esmero y la tenía como los chorros del oro; la del Nazareno, primitivo sagrario de la Prioral, luego del Cristo de la Expiración y tras la Revolución de septiembre de 1878, del Nazareno, estuvo al cuidado de mi madre, Mercedes Avila, que todos los miércoles se trasladaba con una troupe de muchachas a limpiar y adecentar la capilla, cambiando los manteles de los altares y la cera; en esta capilla está San Lucía y San Nicolás de Bari, retablo e imágenes que estaban al cuidado de Doña Primitiva Gaztelu y Oneto; la de las sillas, que le seguía, era el feudo de Pepa "la Bigotona", ya conocida; la de la Misericordia, antigua de Santiago de los Canteros y del Santo Nombre de Jesús, estaba a cargo de la Hermandad que nacería como filial de la del Nazareno; la de la Soledad, antigua del Rosario, a cargo de su Hermandad; la de Santa Rita, capillarosario_prioral_puertosantamaria1antigua de la Purificación y primitiva de las Ánimas, a cargo de mi abuela Aurora Gutiérrez; la de Santo Tomás de Villanueva, a cargo de las hermanas Terry del Cuvillo; la del Santo Ángel, estaba al cuidado de Doña Isabel Ruffoni, que guardaba en ella los reclinatorios de su familia, porque había tenido unas palabritas con Pepa la de las sillas; la del Bautismo, a cargo de la Iglesia; la de San José, era cuidada por Carmen Pérez Pastor; la de las Benditas Animas, creo que la cuidaba Doña Matilde Reynolds; la de San Antonio, estaba al cargo de Doña María Gálvez. Las capillas de la Patrona y la del Sagrario eran esmeradamente sostenidas y cuidadas por la Esclavitud de la Virgen y por la Archicofradía del Santísimo Sacramento. (Fotografía superior: interior de la Iglesia; a la derecha, Capilla del Rosario; debajo, exterior de la Prioral).

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Así, repartiendo trabajo entre las distintas feligresas, es como don Antonio logró que su Iglesia fuera una verdadera perla. Pero es que, además, acudía anualmente al Ayuntamiento de la Ciudad para que --gratis et amore-- limpiaran las bóvedas y paramentos de vegetales y de animales y encalaran la fachada de la Puerta del Taller, del curato, y de la tapia que circundaba al corral, antiguo cementerio de la Iglesia. Porque don Antonio tenía conciencia de que el templo era Monumento Histórico y así estaba declarado por el Gobierno desde los años de 1920. (Continuará). Luis Suárez Àvila.

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En la fotografía, tomada hace 33 años, los componentes de la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora del Desconsuelo, e invitados. De izquierda a derecha de pie, el Hermano Mayor, Antonio Salvatierra Blanco, José Luis Péculo Utrera -tío Luis-, Francisco Andrades Bueno, el Capellán de la Hermandad, Manuel Román Ruiloba, , el Capiller Luis Rosso Morro, el Párroco y Arcipreste, Manuel Salido Gutiérrez, el 2º Hermano Mayor, Manuel Girón Ceballos, Antonio Pérez Suano, José Antonio Terrada Sara, Fernando Osborne Vergara, Manuel Girón Lerma, Jesús Terrada Sara. Agachados, de izquierda a derecha: el Secretario, Juan Péculo Gutiérrez, el Vocal Francisco Rodríguez Ceballos, el Vocal Miguel Baena Maestre, el Vocal Antonio Romero Cordero y el Tesorero, Manuel Zamorano Moreno.

capillaaurora_dibujo_puertosantamariaEl 22 de abril de 1973, la Junta de Goierno de la Hermandad de la Humildad y Paciencia, radicada desde su restauración de la Capilla de la Aurora en tan coqueto edificio, decidió a propuesta de Manuel Girón Ceballos, realizar un nuevo paso para la imagen de la Virgen. Tras la reunión, de la que salieron muy contentos, posaron delante de los pasos de los titulares, preparados para la procesión en Semana Santa.
Después de escuchar a Manuel Salido, párroco, sobre el trabajo y la economía que tenía la Hermandad, se ofreció y donó el paso Fernando Osborne Vergara, encargando a su esposa Dolores Lena Pacheco, a la sazón camarista, para que se encargara de las tareas encaminadas a la realización del mismo. (En la ilustración, la fachada de la Capilla de la Aurora, obra de María Fernández Lizaso).

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uriarteyborja_puertosantamariaFrancisco de Paula Plácido Xavier de Uriarte y Borja, nació en nuestra Ciudad en 1753, hijo de un vasco de Azpeitia y de una riojana. Fue marino, llegando a la mayor dignidad de su carrera, es decir Capitán General de la Real Armada Española en 1836. Asistió a la famosa batalla naval de Trafalgar, al mando del navío Trinidad, que fue el que puso fuera de combate al buque almirante inglés en el que Lord Nelson halló la muerte. Contrajo matrimonio en 1800 con su sobrina carnal Francisca Xaviera de Uriarte y Gálvez. En 1822 se retiró a nuestra Ciudad, donde falleció en noviembre de 1842, sin dejar descendencia. En 1983, sus restos mortales, como Capitán General, fueron trasladados desde el Cementerio de El Puerto hasta el Panteón de Marinos Ilustres de  la vecina localidad de San Fernando, en una acto solemne y poco visto en los últimos años, organizado por el entonces concejal Luis Suárez Ávila, siendo alcalde el comunista Rafael Gómez Ojeda. El retrato de Francisco de Paula Plácido Xavier que encabeza esta nótula, se conserva en el Museo Naval de Madrid.  Es un óleo sobre lienzo (96 x 84 cm), copia de un original desconocido, por Ramón de Salvatierra y Molero, realizada en 1853. Es un retrato de medio cuerpo, de pie; viste uniforme pequeño de Capitán General de la Real Armada, con las solapas abiertas a la moda de la época de Isabel II; una carta enrollada en la mano; bandas y placas de Carlos III y San Hermenegildo y la Cruz de Santiago.

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Croquis inglés sobre la disposición de las flotas combinadas de Francia y España y la flota inglesa en la Batalla de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805.

Francisco de Paula Plácido Xavier sentó plaza de guardiamarina en 1774. Se halló en las campañas de Argel (1775) y Santa Catalina (1776-1777). A las órdenes de Luis de Córdova y al mando del navío Firme concurrió al bloqueo de Gibraltar y combate del cabo Espartel (1782). Participó en la expedición científica al estrecho de Magallanes, a las órdenes de Antonio de Córdoba (1788-1789). Sirvió en la campaña de Rosellón (1739) y el año siguiente, mandando la fragata Lucía, realizó un viaje al Río de la Plata para traer caudales. Obtuvo sucesivamente los mandos de los navíos Terrible y Concepción de la escuadra de Mazarredo, con el que estuvo en Brest, el Príncipe de Asturias, el Guerrero, el Argonauta -con el que transportó a los Reyes de Etruria- y, finalmente el Santísima Trinidad, con el cual participó en el combate de Trafalgar, resultando herido y prisionero de guerra. En 1806, ascendido a jefe de escuadra, Uriarte fue nombrado mayor general de la escuadra estacionada en Cádiz y consejero de la Guerra. En Madrid se encontraba al ocurrir los sucesos de 1808, por lo que se presentó a la Junta de Sevilla y fue nombrado gobernador militar de la isla de León, donde asistió al sitio a que fue sometida la plaza por los franceses. En 1811 obtuvo el mando del arsenal de La Carraca y de allí pasó a Cartagena como gobernador político y militar. Ascendido a teniente general de la Real Armada, fue nombrado capitán general del departamento de Cartagena en 1816.  En 1822 se retiró a nuestra Ciudad, donde falleció en noviembre de 1842

uriarteyborja_sablehonor_puertosantamaria1EL SABLE DE HONOR.
Este es el Sable de Honor de Francisco de Paula Plácido Xavier. El arma, de 98 cm de longitud, estilo imperio,  construida por Nicolás Boutet en Versalles. Hoja curva de acero, empuñada de latón dorado, vaina de madera recubierta del mismo metal dorado. En el canto del recazo figura la leyenda KLINGENTHAL, y en el metal de la primera parte de la vaina M.F. TURÉ A VERSAILLES ENT. SE BOUTET. Fue regalado por Napoleón Bonaparte, Primer Cónsul de la República Francesa, nuestro Capitán de Navío, a la sazón, comandante del navío Príncipe de Asturias cuando se hallaba estacionado en Brest. Lo usó en el combate de Trafalgar, ell 21 de octubre de 1805, mandando el Santísima Trinidad. Hallándose herido y prisionero en Gibraltar de resultas de la acción en que su navío se hundió, conocedor el almirante Collingwood, sucesor de Nelson, de la gran estima en que Uriarte tenía este sable, mandó hacer una requisa en su escuadra y se lo devolvió como testimonio honroso de su comportamiento durante el combate.
Donado al Museo por Isidoro de Uriarte, sobrino del general. Fue restaurado en 1996.

santisimatrinidad_puertosantamariaEL SANTÍSIMA TRINIDAD
El “Santísima Trinidad” fue el más famoso y problemático de los buques que se construyeran en La Habana. Era el mayor navío de guerra a flote en ese momento en el mundo, poseía 136 cañones. Sus enormes dimensiones dificultaban su maniobra. Benito Pérez Galdós lo describió así: “El Santísima Trinidad era un navío de cuatro puentes. Los mayores del mundo eran de tres. Aquel coloso, construido en La Habana con las más ricas maderas de Cuba en 1769, contaba con treinta y seis años de honrosos servicios (...) Las cámaras situadas a popa eran un pequeño palacio por dentro, y por fuera una especie de pequeño alcázar; los balconajes, los pabellones de las esquinas de popa, semejantes a las linternas de un castillo, eran como grandes jaulas abiertas al mar (...) Nada más grandioso que la arboladura, aquellos mástiles gigantescos, lanzados hacia el cielo como un reto a la tempestad”.

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El navío fue construido en La Habana por Mateo Mullan bajo la dirección de Juan de la Colina Rasines, botado en el 1769, inicialmente se construyó como navío de tres puentes y 118 cañones, terminando después de tres reformas (1778, 1797, 1803) como navío de cuatro baterías corridas y 130/140 cañones. (En la maqueta, se puede observar a babor las baterías de cañones desplegadas).

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El “Escorial de los Mares” como solían llamarle en su tiempo, tuvo una historia azarosa. Doscientos años después de la batalla de Trafalgar, el navío español "Santísima Trinidad" ha sido rescatada. Se trata de una réplica del que fuera navío insignia de la flota naval española desde 1769 hasta 1805 en el que los ingleses tomaron el relevo de la hegemonía naval española y la Armada Invencible fue derrotada frente a las costas de Cádiz. (En la ilustración, óleo de autoría inglesa que muestra el momento en el que el barco se fue a pique).

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Fué el barco mas grande de su tiempo y uno de los mas hermosos, con sus 2.163 toneladas era muy sólido pero también se mostraba lento al navegar y siempre dió problemas al respecto, terminó sus días en la batalla de Trafalgar, hundido por el temporal el 24 de Octubre de 1805, después de haber sido apresado por los ingleses. (En la fotografía la réplica del Santísima Trinidad, surta en el muelle de Algeciras. Foto: Xavier A. Rivera).

uriarteyborja_ctfdo_1805_puertosantamariaUN CERTICADO CON LA FIRMA DE URIARTE
Don Francisco Javier de Uriarte y Borja
Jefe de Escuadra de la Real Armada y Comandante que Fue del Navío Santísima Trinidad, en el Combate de la Escuadra Combinada de España y Francia contra la Inglesa en el día 21 de octubre de este año.
CERTIFICO: Que el primer contramaestre Tomas Tosso, ha servido con el cargo de tal en nuestro Buque bajo mis ordenes desde su armamento, hasta 24 del citado Octubre que de resultas de aquel combate se fue a pique; en cuyo tiempo ha manifestado la conducta recomendable y la Sobresaliente inteligencia que tiene acreditada en todos sus antiguos y honrados servicios, y que en el día del mencionado Combate, desempeñó todas sus obligaciones con valor e inteligencia mucho más allá de cuanto yo pueda decir en elogio de este honrado y benemérito oficial de Mar, a quien considero dignísimo de las gracias y piedad del Rey Don Carlos IV de España y Sajonia tenga a bien dispensarle y para que conste en donde convenga le doy la presente en el Puerto de Santa María a 20 de Noviembre de 1805.
Ndo en la Lista de oficial de mar de la Comandancia del arsenal al Fº 124.»

LARRA, LAS CARTAS DE FIGARO Y URIARTE. (Fragmento).
Segunda carta de Fígaro a su corresponsal en París, acerca de la disolución de las Cortes, y de otras varias cosas del día (de Mariano José de Larra).
figaro_puertosantamaria1«Es lo peor que en 16 de enero, ocho días después, no estábamos más adelantados en punto a estilo de reales órdenes, porque Su Majestad, por real decreto de dicho día, promueve a don Francisco Javier Uriarte y Borja a la dignidad de capitán general de la armada «sin aumento alguno de goce, a que generosamente renuncia Uriarte en atención a las presentes circunstancias». Convengo en que las presentes circunstancias no son para muchos goces, pero también es gran lástima que desde el 16 de enero no pueda gozar el señor Uriarte sino precisamente lo mismo que gozara hasta aquel día, y que haya de tener tan en el fiel la balanza de sus penas y placeres. Es decir, que si al día siguiente del real decreto le hubieran dado al señor Uriarte una buena noticia, como por ejemplo la disolución del Estamento, debería haberse mirado mucho en gozar de aquella satisfacción que debería naturalmente caberle, porque ése sería aumento de goce, supuesto que en su vida habrá tenido otro igual antes del 16 de enero.
¿No sería bueno que para mejorar la suerte del señor Uriarte, y aun la del director de Correos, se comenzasen a emplear en los ministerios gentes que supiesen ya leer por lo menos y escribir?
» Fígaro. Mariano José de Larra.

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Sobre impreso y con matasellos especial con motivo de la Exposición Filatélica organizada como Homenaje a Don Francisco Javier de Uriarte y Borja, entre los días 25 y 29 de noviembre de 1982, en nuestra Ciudad. El matasellos es un dibujo de la 'Santísima Trinidad'.

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antoniomunozrique_puertosantamariaDecir en El Puerto ‘Muñoz’ trae a la mente de forma inmediata el gremio de los peluqueros. El gran patriarca Antonio Muñoz Riqué, desaparecido en el año 2000,  ha sido el fundador de una saga familiar que lleva su nombre, desde que empezara en la década de los cincuenta con la barbería de la calle Vicario, número 9, a las modernas peluquerías unisex que regentan sus hijos y en la que ya están echando una mano sus nietas y nietos. Su hijo José regenta en la actualidad la peluquería de la calle Vicario, y Manolo y Antonio, sendos establecimientos por el entorno de la Avda. de la Constitución.
El Maestro Muñoz nació en el barrio alto portuense en febrero de 1916, en la calle de las Cruces y en la calle Vicario, desempeñó la mayor parte de su vida profesional, con un despacho abierto al público por el que han pasado varias generaciones de portuenses. Hijo de Ramón Muñoz ‘El Taco’, vaquero en el Coto de la Isleta, realizó diversos aprendizajes hasta dar con la profesión de su vida: la de barbero. Persona habilidosa con las manos, pronto empezó a destacar en el oficio, circunstancia que se navajabarbero_puertosantamariaunía a una innata capacidad para las relaciones humanas, que sería una constante a lo largo de su vida.

antoniomunozrique_4_puertosantamariaEl quehacer del Maestro Muñoz va unido a la leyenda de aquellos barberos que hacían de “practicantes”, poniendo inyecciones, practicando sangrías y actuando de “sacamuelas”, que de todo hizo nuestro barbero, ciñéndose al máximo a los cometidos de su oficio. Época hubo en la que, con la bicicleta como medio de transporte, iba por los campos y gañanías de El Puerto cortando el pelo –pelando- a sus moradores. Los honorarios, en el más puro estilo del trueque: una barquilla de brevas, unos sacos de hortalizas, huevos, gallinas... Había que sacar adelante a la familia. Y época hubo, también, en la que, tan bajos eran los precios de los ‘pelados’, que había que estar abiertos hasta las doce de la noche, sábados incluidos y hasta medio festivo, para sacar un digno jornal, a base de horas en “la accesoria”. Baste recordar que las barberías permanecían abiertas hasta después de las funciones de teatro o del cine, esperando para arreglar a los clientes salientes de los auditorios de la época. De porte bien parecido, con un sentido del humor propio de esta tierra, trabajador a destajo para sacar adelante una familia con seis hijos, valiente y echado para adelante –para él nunca existían los problemas-, desprendido, que trataba a los niños como si fueran personas mayores, que llegaba a todo el mundo, el Maestro Muñoz ha dejado una impronta personal y profesional que va a perdurar en la memoria de quienes le trataron . (En la fotografía, un joven Antonio trabajando con un sillón que no giraba por entonces...).

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Fue un innovador desde el principio, pues hace cerca de cincuenta años, puso de aprendiz en la barbería a su hija la mayor, Mercedes, con el consiguiente murmullo de la entonces conservadora sociedad civil, fuertemente mediatizada por todo tipo de prejuicios. Y así empezó, en la década de los cincuenta, dando los primeros pasos que convergerían en la peluquería unisex. También fue pionero en aplicar el tinte en la peluquería masculina, entonces barbería.  Su primer cliente, su amigo Antonio Fernández Galloso, tío del diestro José Luis Galloso, quien tiene nótula propia en Gente del Puerto. (En la fotografía los peluqueros, Antonio Rueda, Francisco Varo Marchán 'Cuqui'  y Antonio Muñoz, a la derecha, con aprendices y clientes).

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Pero quizás dos actuaciones definan, de la mejor manera, su generosidad y bonhomía: más de una vez pernoctó en su barbería algún transeúnte para que no durmiera al raso.  Y nunca se aprovechó de la información privilegiada que le proporcionaban los corredores de comercio, que en su local se reunían para hacer tratos y negocios, y de los que era su confesor y amigo. Aunque, eso sí, no perdonaba la copa que sellaban los acuerdos y avenencias. O la tradicional partida de dominó hasta las tantas, en el bar Número 3. Genio y figura, donde quiera que esté, con ese sentido del humor tan portuense, arreglará con su peculiar estilo testas y bigotes, ya para la eternidad. (Fotografía: animada reunión en el Bar Número 3, Antonio es el segundo por la derecha sentado).

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El mercado de la Concepción y la calle Ganado, de donde arranca la calle del Vicario y que desemboca en la Plaza de la Iglesia.

antoniomunozrique_precios_puertosantamariaLA CALLE VICARIO EN LOS SESENTA
El paisaje urbano, repleto de tiendas, que conoció el maestro barbero Muñoz en la década de los sesenta, permanece todavía en la memoria de muchos portuenses. La calle Vicario se iniciaba en el cruce con Ganado, con los puestos de churros, Calzados León, bar Nº 3, tintorería Amaya, y en los bajos de la Pensión Las Columnas, el bar El Brillante, con Eugenio Mena, y la tienda de Manuel, el gitano, que arreglaba paraguas y lo que hiciera falta. Enfrente la tienda El Metro, donde hoy está la única churrería que queda, y haciendo esquina con la calle Sierpes, el almacén de Eloy, al lado de la carpintería Lobo y el bar El Milindri. La acera de la barbería, de nuevo en la calle Vicario,  continuaba con Tejidos Muro, la zapatería de Juan Merchán, la propia Barbería, la que fue pensión de los artistas: Fonda Bartolo, Tejidos Castilla, bar el Tunel, que comunicaba las calles Vicario con Santa María, y la lechería de Paco Buhigas, haciendo esquina con la Plaza de Juan Gavala. Enfrente, esquina con San Juan, el almacén de Isidro, el bar Ceballos en la casa de los Monge; el bar Ramiro, la Panadería de Concha, el almacén de Olete, los liberatos de Librada y Casa Juana, en cuyo piso de arriba vivió y crió a sus hijos nuestro barbero. Después vendrían Plastimar, Discofilm y Calleja, un relojero, más tiendas de tejidos, y hogaño, las inevitables de todo a cien... La calle Vicario era una arteria de penetración al corazón comercial de El Puerto, que con la peatonalización -que curioso- a punto estuvieron de cargarse. (Ilustración: Lista de Precios ¡increíbles! de los años sesenta del siglo pasado).

antoniomunozrique_6_puertosantamariaCLIENTES DISTINGUIDOS, DESTACADOS APRENDICES.
El Dr. Muñoz Seca, el otro nombre de la calle Vicario donde vivió el hermano del comediógrafo D. Pedro, fue cliente de nuestro barbero, a quién le arreglaba el pelo y las guías del bigote, con tenacillas calentadas a fuego con carburo. Otro de sus parroquianos, traído de Las Ramblas de Barcelona por Eduardo Ruiz Golluri, fue el barbudo anunciador del entonces Cognac Centenario Terry, que todavía se puede contemplar en un reclamo publicitario que se encuentra en el Bar Vicente, en La Placilla. “Yo siempre bebí Centenario”, reza la leyenda.
Los artistas de variedades y del Teatro Chino de hace cincuenta años, se arreglaban en el despacho de Muñoz Riqué, y luego, tras la función se iban a celebrar el encuentro al antiguo Bar El Tunel.
De entre sus más de medio centenar de aprendices de toda la provincia, el Maestro Muñoz tuvo dos hijos de El Puerto que han triunfado en otras artes de la vida, el pintor de la luz, Juan Lara y el ex director del Orfeón Portuense, Muñoz Cuenca. Han continuado en el tajo muchos de sus antiguos pupilos, como es el caso del reconocido peluquero Francisco Varo Marchán, “Cuqui”. (En la fotografía, Antonio Muñoz Riqué vestido de legionario, con condecoraciones propias y auténticas de la Guerra Incivil, con su hijo Pepe Muñoz Ortega, actual regente de la barbería de la calle Vicario, en la azotea de la desaparecida casa familiar de la misma calle).

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En la fotografía, los miembros de la Peña Unión Racinguista (PUR) y algunos agregados. De izquierda a derecha, fila superior: Desconocido, Agustín Fernández González, Fernando Arjona González, desconocido, levantando la mano Pepín Nogués Ropero, Fernando Gago  García abandarado para la ocasión, José Ignacio González Lechuga, sosteniendo la pancarta junto Enrique Esteban Poullet, desconocido, Torre, Rafael Gómez y desconocido. Debajo de la pancarta, sosteniendo un escudo racinguista, Ignacio Gago García, Fernando León García, Javier Tosar Barrera, desconocido, y Victor Gómez Giménez. En la siguiente fila, de izquierda a derecha: tres desconocidos, Pepe Beltrán Serrano, desconocido, Luis Osborne Tosar, Serafín Martínez, Luis Ortega Calvario, y Falele de los Santos Márquez, Alvarito Osborne Tosar, desconocido y creemos que El Pulgui. Tercera fila: dos desconocidos, Serruti, cuatro desconocidos, Enrique García Máiquez, Agustín Merello del Cuvillo, Fernando Bootello Reyes,  creemos que Rafael Lore y desconocido. En la fila de abajo: Manuel Jesús Merchante Gutiérrez, desconocido, Manuel Carrasco de la Bandera, José Joaquín Muñoz Manzanera, desconocido, el padre de los Morales, dos desconocidos y Luis Pérez. En algún sitio tiene que estar Manuel Pacheco Albalate(Foto Colección Vicente González Lechuga).

La Peña Unión Racinguista (PUR) era un colectivo de jóvenes que animaba en el estadio del Rácing a su equipo hace de ello cincuenta años. La particulariad de esta peña, y la expectación que causaba, gravitaba en la pancarta que llevaban -siempre distinta- alusiva al encuentro de fútbol anterior celebrado fuera de El Puerto por nuestro equipo. En esta ocasión, la fotografía pertenece al 6 de marzo de 1960. El rácing había jugado los dos últimos partido fuera de casa resultando ganador en ambas ocasiones: contra el Riffin (Ceuta) y contra el Morón; la pancarta representa a un jugador del rácing que tiene cogido por el cuello a un moro (ciudadano magrebí) y a un gallo. Los autores de las cartelas solían ser Antonio Andrade del Valle o Macario Valimaña Lechuga y el patrocinio de las mismas corría por cuenta de Fernando A. de Terry, representando una contraetiqueta azul y amarilla. La directiva estaba compuesta por: Fernando Gago García, como presidente, Rafael de los Santos Márquez, Secretario y Agustín Merello del Cuvillo, como tesorero. A lo mejor, si en El Puerto existiera hoy una afición como aquella, el Rácing no estaría pasando por las circunstancias actuales.

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Veintidós años más tarde, el 10 de junio de 1982, vemos una instantánea tomada en el vomitorio del Estadio José del Cuvillo. Aparecen, entre aficionados y directivos de la entidad rojiblanca, de izquierda a derecha, Manuel Gómez Barrera, Manolin el del bar "La Lucha"; el pequeño,Antonio Miranda Alonso; Antonio Miranda García, por detras Francisco Ferrer Palacios; Bartolome Dominguez Sánchez; Victor Martinez Guerra; el chiquillo, hijo de Bartolome Dominguez; Antonio Carbonell López; El ayudante de "Chicharito", "Pimpollo"; Joaquin Roso Morro; Manuel Gutierrez Morillo, Manolito "El Cochino"; su hijo, Manuel Gutierrez Castro. (Fotografía Rafael Pérez 'Rafa'. Colección de Antonio Carbonell López).

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joseluispoullet_01_puertosantamariaJosé Luis Poullet Martínez nació en nuestra Ciudad el 25 de febrero de 1897. Estudió en el Colegio San Luis Gonzaga, continuando sus estudios en la Escuela de Náutica de Cádiz, donde finalizó los de Marina Mercante. Posteriormente se licenció en Ciencias Exactas, para luego dedicarse a la enseñanza, fundando su propio Centro de Estudios, la Academia Poullet, el único Centro Reconocido de Enseñanza Media en su época, y en el que aprobaban la Reválida todos los alumnos presentados por dicho Centro. Estuvo impartiendo clases desde 1922 hasta el mismo día de su fallecimiento, en noviembre de 1956, con 59 años. El centro continuó abierto por sus hijos hasta su cierre definitivo.

José Luis era hijo de un tonelero que trabajó en las Bodegas de Sancho. Accedió a estudiar en el Colegio de San Luis Gonzaga mediante beca, gracias al acuerdo alcanzado entre el Ayuntamiento y los Jesuitas. La calle existente entre la Plaza del Ave María y la Calle Valdés, -la calle Sierpes, que no tiene nada que ver con la actual Sierpes, junto al Mercado de Abastos- pasaba a propiedad de la Orden y a cambio se otorgaban plazas escolares gratuitas a alumnos con posibilidades pero en precarias condiciones económicas. (Foto Colección V.G.L.)

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El Colegio de San Luis Gonzaga, en la Plaza del Ave María; a la izquierda de la fotografía se puede apreciar la calle Sierpes que desembocaba en Valdés, permutada con el Ayuntamiento.

Como hemos señalado, estudió para Marino Mercante, profesión que no pudo ejercer al quedarse sordo durante el parto de una de sus hijas, al salir a buscar a la matrona, el enfriamiento derivó en una otoesclerosis, que hoy habría tenido cura, pero en aquellos años. Tuvo ocho hijas con Ana Ramírez, natural de Bornos, y un hijo varón, José Luis, ya desaparecido, quien fue concejal de UCD en la primera corporación democrática en 1979. Pero volvamos a nuestro protagonista. Con la segunda licenciatura, la de Ciencias Exactas, empezó a dar clases en el Colegio de los Jesuitas donde había iniciado sus estudios, y al marcharse éstos durante la Segunda República y cerrarse el Colegio, abrió un Centro de Enseñanza Media, primero en la calle Pozuelo esquina Santa Lucía que, sobre 1933, se traslada a la calle de las Cruces numeraco primero como 86 y luego 76, recogiendo a los alumnos del centro clausurado. Dicho centro lo abre junto con Domingo Renedo Fernández de Villalba

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Rafael Alberti, primero de la izquierda en la fila inferior, el primero por la derecha es José Luis Poullet,  junto a otros alumnos en el Colegio San Luis Gonzaga. (Foto Colección V.G.L.)

La Academia Poullet preparaba a los alumnos para el Bachillerato, examinándose a continuación en el Instituto General Técnico, que a partir de 1940 se llamaría Instituto Padre Luis Coloma, en Jerez de la Frontera. Estalla la Guerra Incivil en nuestro país y José Luis sigue preparando alumnos, además de asignaturas técnicas en urbanidad, comportamiento, disciplina y educación. En 1938, siendo ministro de educación Pedro Sainz Rodríguez, se promulga una ley por la cual el Bachillerato durará siete años, el examen de reválida habrá de hacerse en el Instituto más cercano, es decir en Jerez, y el examen final en la Universidad de Sevilla, previo al acceso a la carrera universitaria, o sea, la Selectividad.  Siempre caía un trozo de Latín de lo mismo: La Guerra de las Galias y un problema de matemáticas. Si se aprobaba, un tribunal de ocho catedráticos preguntaban sobre todas las asignaturas.

castigocorporalLA LETRA CON SANGRE ENTRA.
No hubo un alumno de aquellas fechas que suspendiera. La razón es bien sencilla, como vamos a ver. A las virtudes de buen preparador y la fama de que gozaba por el altísimo índice de aprobados en su centro hay que añadir un defecto. Don José Luis pegaba. Tenía un refinadísimo repertorio de castigos corporales aplicados, sobre la marcha, al indolente. Unido a que, quien iba a estudiar entonces, era porque tenía voluntad y capacidad para ello, independientemente de los medios, pues también existían becas para los menos pudientes. Dichas becas eran sufragadas por el propio Don José Luis. Nuestro profesor era sordo y gastaba un fuerte carácter. Era la costumbre de la época. Daba pellizcos en las piernas, golpes con la regla en los nudillos, y otras especialidades que recordarán quienes estudiaron con él. Bien es verdad que había que aguantar a una tropa en edad crítica por un profesor sordo que entendía a sus alumnos vocalizando. Existen muchas anécdotas vividas en unas aulas forradas de mapas del mundo. Una curiosidad era que se le daba la mano al entrar y al salir, cuatro veces al día, pues el horario era de 09:00 a 13:00 y de 15:00 a 18:00 horas, de lunes a sábado. El método de trabajo era: una hora de estudio y otra de clase. Se rezaban las preceptivas tres Ave María al entrar y el Ángelus a las 12 del mediodía en aquella España nacioanalcatolicista, aunque quienes le conocieron afirman que  no lo hacía obligado, sino de acuerdo con sus creencias religiosas.

hipolitosanchomayi_a_puertosantamariaLOS PROFESORES.
Con el tiempo, la Academia Poullet llegó a ser el único Centro Reconocido de Enseñanza Media de El Puerto, con lo que los alumnos ya no tuvieron que desplazarse al instituto jerezano. Era condición que, entre sus docentes existieran al menos dos licenciados, como era el caso en las personas del propio Poullet, en Ciencias Exactas impartiendo matemáticas y Eligio Pastor Nimo, en Física y Química. Otros profesores fueron Hipólito Sancho Mayi, Filosofía; Luis Suárez Rodríguez, Literatura Española; Joaquín Calero, Lengua y Gramática Española; Guillermo Beltrán, Latín, había sido novicio de los Jesuitas y entre ellos hablaban el Latín con fluidez; la asignatura de Religión fue impartida por varios curas: Antonio Cía Moreno y Antonio Herrera, Párroco y Coadjutor, respectivamente, de la Prioral y por el Jesuita Pérez Agos. En la fotografía de la izquierda, Hipólito Sancho Mayi.

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José Luis Poullet impartiendo clases en la Academia a Rosa Hernández, Concha Poullet, Isabel Martínez y Juana Bermúdez, quienes visten el característico guardapolvos o 'babi'. (Foto Colección V.G.L.)

elibrodeespanaALUMNOS DE LA ACADEMIA POULLET
Por el centro pasaron como alumnos diversas personalidades de la vida local quienes, con los años ocuparon diferentes responsabilidades en el mundo de la empresa, la educación o la política, pertenecientes a la clase alta y media de El Puerto de entonces de El Puerto. También existieron las dos modalidades para acceder a estudiar en el Centro: de pago y becados por el propio Don José Luis, como ya hemos afirmado anteriormente. Podemos recordar una no muy larga lista de alumnos: Victor Unzueta Gabiola (abogado y también concejal de UCD en las primeras elecciones democráticas); Antonio Poullet del Río, sobrino de Don José Luis y quizás el alumno mas antiguo: lo fue tanto en la calle Pozuelo como en Cruces, hoy vive en Sevilla; Manuel Gago García (Director de Exportación de Terry), Joaquín Calero Muñoz (Catedrático de Física y Química del Instituto Santo Domingo, hijo del entonces Administrador de Aduanas del mismo nombre, quien por incompatibilidad tuvo que dimitir como alcalde de El Puerto que también fue durante la Explosión de Cádiz en 1947); Fernando T. de Terry Galarza (alcalde de El Puerto, bodeguero e impulsor de la industria del vinagre del marco)  y sus hermanos Jaime, Carlos y José Manuel; José López Ruíz (Catedrático de Mátematicas del Instituto Santo Domingo y Profesor de la UNED) y sus hermanos Francisco y Luis (este último estuvo como lector de Español en universidades de Francia e Inglaterra); los Merellos Reynolds, Miguel, Roberto, José y Agustín (médicos y abogados de quienes hablaremos en otra nótula en su momento); los bodegueros Tomás Osborne Vázquez y Jaime Osborne Mcpherson, Eleuterio y Juan Manuel López Quevedo; Aúreo Sanz Mejías (hijo del Comisario de Policía de la época); Serafín Alvarez-Campana Gaztelu, (abogado); José Luis Basurto Cisneros, “el maño” (famoso oculista que ejerció en Cádiz y en Ronda); Ricardo Velarde, Estanislao Jiménez González-Nandín (padre de Andrés Jiménez, director de Tele Puerto); Alfredo Campos Salas, José Ordoñez, José Vaca, Joaquín Galvez Vaca, hijo del constructor que murió en el llamativo accidente del camión que se quedó sin frenos, arriba de la calle San Juan y que produjo numerosas víctimas mortales en la década de los sesenta del siglo pasado...

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Colegio Público de Educación Infantil y Primaria 'José Luis Poullet' denominado así en honor de nuestro protagonista, en Avenida Menesteo, 9.

Pero no solo se educaron en el centro la clase alta, sino que también eran atendidos alumnos de todas las extraccione sociales pues nuestgro profesor no era clasista: el hijo del carbonero, del tonelero, del arrumbador o del marinero que tenía aptitudes y actitudes, también encontró su banca en la Academia Poullet. Como también la tenían, en habitación aparte, un número reducido de alumnas que recibían la formación que allí se impartía. Podemos recordar a Manuela y Rosario Márquez Simeón, las hermanas de Juan Ignacio Varela Gilabert, María Teresa López de Quevedo o Magdalena Pérez, entre otras. Incluso, por las noches, Don José Luis daba clases a los marineros que se preparaban para la obtención de los títulos de Patrón de Pesca y Patrón de Cabotaje.

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SS.MM. los Reyes de Oriente, a su paso por El Puerto después de la Cabalgata, en el Descanso y Entronización de los Reyes en el Teatro Principal. Año 1929. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

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SS.MM los Reyes Magos, en el desaparecido Asilo de Huérfanas de la Calle Cielos. Año 1952. Desde principio de la década de 1950 hasta mediados de la década de 1970, la Cabalgata de Reyes y los actos de recogidas de juguetes para niños pobres, visita a Centros de Asistencia, etc... era organizado por la Academia de Bellas Artes de Santa Cecilia, que se las ingeniaba de mil maneras para sacar el cortejo adelante y recaudar fondos para llevar la ilusión a las casas mas desfavorecidas. A mediado de la década de 1970 sería la Concejalía de Fiestas del Ayuntamiento quien organizara -como hasta ahora- los actos de la realeza infantil. ¿Reconocen a SS.MM? De izquierda a derecha Pepe Morillo, Manolo García y ... (Foto Colección J.M.M.)

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Entrega de regalos por parte de SS.MM. los Reyes Magos en el Cine Macario, al aire libre, en la mañana del día seis de enero. Estamos a finales de la década de 1950. ¿Reconocen a SS.MM? (Foto Colección J.M.M.)

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Los amigos de la Academia de Bellas Artes y los de Casa Lucas -organizadores del acto-, después de la entrega de regalos de SS.MM. de la foto anterior. Vemos, entre otros a Manolo García, padre de García Campos y Pepe Lojo, en la fila superior; en la siguiente a  Antonio de la Torre, desconocido, Serafín Álvarez-Campana, Perico Osborne Domecq, Fernando Terry Merello, José Luis Osborne Domecq, desconocido, Padilla que trabajaba en el Banco Central Pepe Morillo  e Ignacio Lechuga Sánchez. En la siguiente fila, desconocido, Manolo Osborne Vázquez, Repeto, Manuel Lojo Espinosa, Castilla; en la siguiente solo reconocemos la segunda a la izquierda, hija de Repeto y el último por la derecha, Aurelio Callesi. Debajo del todo, Antonio Valimaña (Macario) y Mari Carmen Valimaña, hija de Pablo.. También Pepe, el que proyectaba en el cine, aparece en algún lugar de la imagen. SSMM, una vez acabado su trabajo, se habían puesto ropa de calle y posan también en la foto. ¿Adivinan quienes son? (Foto Colección J.M.M.)

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SS.MM los Reyes Magos de Oriente, en el Salón de Plenos del antiguo Ayuntamiento.  Año 1964.. Miguel Castro Hernández (Melchor), Ignacio Terry Merello (Gaspar) y José Luis Caballero Morales, 'Pepete' (Baltasar). A la izquierda de la imagen, Antonio de la Torre le entrega una carta a Miguel Castro Hernández, que encarnaba al rey Melchor. (Foto Colección J.M.M.)

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Publicidad antigua de Chocolates Elgorriaga, 'el chocolate de los magos'. Década de 1970. (Colección J.M.M.)

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SS.MM los Reyes Magos de Oriente, de espaldas a la Plaza de Isaac Peral, en el balcón del antiguo Ayuntamiento. Estamos en el año de 1973. Melchor, el rey de las barbas blancas, es encarnado por el diestro del toreo local, José Luis Galloso. (Foto: Archivo Municipal. Rafa.)

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SS. MM. los Reyes, Melchor y Baltasar, encarnados por Luis Suárez y José María Morillo, respectivamente, entregando regalos en el Salón de Plenos del antiguo Ayuntamiento el último año antes de su traslado. Estamos en 1975. No aparece en la foto Gaspar, Felipe Bononato. (Foto Archivo Municipal. Rafa).

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Año 1976. SS.MM, ya en el nuevo Ayuntamiento de la Plaza del Polvorista, con la Pastorcilla Mayor de la Navidad con Amor, y el alcalde Fernando T. de Terry Galarza. ¿Saben quienes son? (Foto Archivo Municipal).

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Año 1980. En el Salón de Plenos. José Ignacio González Lechuga, Julián Montero Fuentes y Miguel Lobato Quintero dieron vida a Melchor, Gaspar y Baltasar. (Foto Archivo Municipal).

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Estamos en la noche del 5 de enero de 1998, en el Castillo de San Marcos. Se convertiría en una costumbre que el triunfador de la temporada taurina o que hubiera efectuado una buena faena la la Plaza de Toros porteña, fuera invitado a encarnar a una de SS.MM. los Reyes Magos de Oriente. En 1999 José Ortega Cano destacó en el coso portuense y fue invitado por el concejal de Fiestas, Fernando Gago, para que se revistiera de monarca: sería el Rey Negro. En la fotografía, el i exalcalde, Hernán Díaz, junto a 'la más grande', Rocío Jurado, quien tomó prestados los atributos reales: capa de armiño y corona, para una foto de Fito Carreto. (Foto Colección J.M.M.)

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