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robertorodriguezgarcia_puertosantamariaRoberto Rodríguez García nació el 25 de octubre de 1973. Es hijo de Baldomero Rodríguez (ver nótula núm. 408 en GdP), conocido en El Puerto por sus muchos años detrás del mostrador del Bar Casa Paco y nieto del también popular Paco Rodríguez Ceballos (ver nótula núm. 1.113  en GdP) quien iniciara a la familia en la pasión por la hostelería y nieto de Balbina, ama de casa y madre de cinco hijos. Su madre es Mercedes García --conocida por su familia y amigos como “Tati”,  y nieto de Manolo García --quien, además de otros oficios, trabajaba en el Ayuntamiento) y de Mercedes Campos ama de casa, quien tuvo la dura tarea de criar a 12 hijos. Nuestro protagonista, Roberto, es el primero de tres los hermanos, junto con Mercedes y Baldomero, ‘Mero’ para los suyos, del matrimonio Rodríguez García. Cuando Roberto nació pasó sus primeros años de vida en la Barriada Caballero. Después de un intervalo de unos años en Valdelagrana se trasladaron al centro, a la calle Sol junto a la Plaza del Polvorista, donde continúan sus padres.

1973

El año del nacimiento de Roberto, 1973, era alcalde de El Puerto Fernando T. de Terry Galarza, (ver nótula núm. 749 en GdP). Bodegas Osborne adquiere las Bodegas Montecillo en La Rioja.

La Academia de Bellas Artes accedía, mediante acuerdo plenario del Ayuntamiento de febrero de 1973 a la cuarta sede de la institución, en la calle Pagador, 1 en la casa del Marqués de la Candia. Se grababan en El Puerto diferentes capítulos de la serie de TVE ‘Rito y Geografía del Cante’, colección de ‘incunables audiovisuales’ sobre el cante flamenco.

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El abuelo de Roberto, Paco Rodríguez Ceballos, en una fotografía junto con el gato que tomaba té en el bar Casa Paco. El gato había venido embarcado de Tánger y traía aquella curiosa costumbre. Desconocemos si el té era moruno o asiático.

Los Charlots, de José Luis Arniz, obtenían el primer premio provincial de comparsas en las Fiestas Típicas Gaditanas (actuales carnavales) de Cádiz. El torero José Luis Galloso encarnaó al rey Melchor en la Cabalgata de los Reyes Magos de El Puerto. Fallecía el Padre Pedro Guerrero González, S.J., el 3 de septiembre. En la misma fecha, pero de 2001, se iniciaría la Causa de Beatificación.

Pero volviendo a nuestro protagonista, las abuelas de Roberto jugaron un papel muy importante en su infancia, como para la mayoría de nosotros, y sus respectivas casas fueron lugar de visita casi a diario, así que tanto la calle Palacios como la Ribera del Río, son calles importantes de El Puerto en la vida de Roberto.

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Roberto, muy pequeño, entre sus padres, Baldomero y Tati.

Estudió en Luisa de Marillac y San Luis Gonzaga. La carrera de la cursó Turismo en la Escuela de Turismo de Jerez, aunque mucho más tarde ampliara conocimientos en la Universidad de Murcia, y realizara un Master en Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa en la Universidad de Jaime I de Castellón.

El primer contacto con el mundo turístico y laboral lo tuvo con la Oficina de Turismo de El Puerto, donde realizó prácticas en las oficinas de información y como guía turístico de la ciudad. Ya en el último curso de la carrera realizó prácticas en el departamento Comercial del Casino Bahía de Cádiz.

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El Bar Casa Paco, en los años veinte del siglo pasado.

ESCOCIA Y CANARIAS.

Al terminar la carrera en Jerez, marchó a Escocia con idea de comenzar su experiencia profesional en la industria hotelera. De allí, tras un periodo corto de estancia en El Puerto, se traslada e Alemania con la intención de perfeccionar el idioma germánico.

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El hotel Vulcano, en la tinerfeña playa de Las Américas.

Tras esta etapa, decide regresar a España, y luego de otro efímero periodo en El Puerto, parte hacia las Islas Canarias, Tenerife con el sueño --hoy conseguido-- de desarrollar su carrera en la industria hotelera.  Dos años estuvo trabajando en el Hotel Vulcano de Playas de la Américas, y de allí decidió cambiar de isla, trasladándose a Fuerteventura , para trabajar con la cadena Iberostar.

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Una nevada en el Hotel Palace de Gstaad

SUIZA.

Estando en Fuerteventura, le vuelve la idea de salir de España de nuevo, y decide  marcharse a Suiza a conocer la tan valorada hostelería suiza. Allí entra en contacto con los hotelería de lujo, al trabajar en el Hotel Palace de Gstaad.  Desde Suiza tantea hoteles de alto nivel en Marbella, con la suerte de que le ofrecen la posibilidad de trabajar en el Puente Romano, también de 5 estrellas, y el pensamiento de volver a Andalucía hace que no se lo piense mucho.

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El hotel Fuerte de Marbella.

HOTELES FUERTE.

En Marbella, cambió el Hotel Puente Romano, por los de cuatro estrellas, al ingresar a la cadena hotelera andaluza Fuerte Hoteles. Fue en esta grupo hotelero, en el que su carrera dio un cambio importante, ya que es donde obtuvo su primer puesto de responsabilidad como Jefe de Recepción, y más tarde como Director de Hotel en el Fuerte en Marbella. Mas adelante le ofrecen la responsabilidad de abrir un hotel en El Rompido (Huelva) y allí estuvo de Director hasta que decidió regresar a Marbella, para trabajar en las oficinas centrales de la cadena.

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La prestigiosa escuela de Turismo de Les Roches en Marbella.

LES ROCHES (MARBELLA).

Desde Septiembre de 2009, es profesor en la Escuela Internacional de Dirección de Hotel, Les Roches Marbella. En reputado centro da clases relacionadas con el alojamiento en hoteles, además de sostenibilidad y responsabilidad social corporativa. Desempeña, también, funciones de responsable académico de los cursos tercero y cuarto de los estudios de Grado en Dirección de Hotel.

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De pequeño, con sus padres y sus hermanos, preparados para la Feria en una desconocida y frondosa Plaza del Polvorista.

EL PUERTO EN LA DISTANCIA.

Roberto ve a El Puerto desde la distancia con añoranza. Sobre todo añoranza de los años de infancia y juventud. Ahora disfruta de El Puerto desde los ojos de un turista, porque las fechas que puede visitarlo suele ser la Semana Santa --en especial disfruta del Jueves Santo para ver a  la Humildad y Paciencia, en la que salió con sus hermanos y primos muchos años--, la Feria del Vino Fino, el verano en la Playa de Valdelagrana; aunque aún se acuerda de una caseta que tenía su abuela Mercedes, en la playa de la Puntilla, o cuando puede en el día de la Patrona. Roberto se alegra cuando ve nuevos negocios, bares, restaurantes abiertos, pero también le apena ver como esta crisis también está haciendo que muchos otros se cierren. Espera que pronto pase la recesión económica y que las calles Larga, Luna, Palacios se llenen de nuevo de comercios y alegría.

NUEVA FAMILIA.

Roberto se casó con Virginia, una navarra natural de Carcastillo, en el pueblo medieval de Olite, el 20 de Septiembre de 2002 y en la actualidad tienen dos hijas, una nacida en Marbella, Lucía, y la otra en Huelva, Leyre.

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Roberto y su mujer, Virginia, en la Feria de Primavera de 2010.

Una de las mayores aficiones de Roberto es el cine. Recuerda las dobles sesiones en el cine Macario, el cine de Verano en San Agustin,  o los ciclos de cine no comercial en el cine del Casino Bahía de Cádiz. El teatro es otra afición que disfrutó cada vez que podía con el certamen de Comedias de San Luis Gonzaga.

HIJO DE REY.

Para Roberto, un día muy especial, como para cada niño, siempre fue el día de la Cabalgata de Reyes, pero ninguno como el de este año 2013, cuando su padre tuvo el honor de representar al Rey Gaspar. Roberto tuvo oportunidad de salir en la cabalgata de pequeño con sus primos en una carroza de la Peña Flamenca Tomás ‘el Nitri’, ya que su tío Roberto (persona muy especial para él) era miembro de la peña.  Lo recuerda aún como una experiencia entrañable. Este año sus hijas Lucía y Leyre, tuvieron la oportunidad de acompañar a su abuelo Baldomero, y vivir esa experiencia como un día lo hizo su padre.

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The_Battle_of_Trafalgar-puertosantamariaEn los días que sucedieron al nefasto 21 de octubre de 1805 (se cumplen hoy 208 años), penúltimo desastre naval, una decena de barcos derrotados, con sus bodegas llenas de heridos, la mayoría desarbolados y con graves averías,  fueron zarandeados a placer por la tormenta que azotó el Golfo de Cádiz, desde el cabo Trafalgar al de Santa María, desde Tarifa hasta Faro, terminando por arrojarlos, desencuadernados unos, varados otros, a las costas gaditanas y onubenses. /En el folleto inglés, se relatan las hazañas victoriosas del almirante Horacio Nelson en Trafalgar, quien pereció en la batalla naval.

Cercano a nuestra ciudad, según relata magistralmente la historiadora gaditana Lourdes Márquez Carmona en su artículo “Naufragios de la Batalla de Trafalgar y El Puerto de Santa María”, publicado hace una década en el número 30 de la “Revista de Historia de El Puerto”, zozobraron cuatro embarcaciones; dos francesas: El “Indomptable”, navío de 80 cañones al mando del capitán Hubert que se fue a pique pereciendo casi toda su tripulación, y el “Aigle”, de 74 cañones, capitaneado por Courrége que también se hundió, posiblemente frente a la Punta de los Saboneses, entre El Puerto y Puerto Real, y dos españolas: El “Neptuno” del porte de 80 cañones, mandado por el Brigadier Cayetano Valdés, el mismo que dieciocho años después dirigiría la falúa en la que Fernando VII viajó de Cádiz a El Puerto, liberado por los Cien Mil Hijos de San Luis Y el segundo barco de línea de la Armada española naufragado fue el “San Francisco de Asís”, de 74 cañones, comandado por Luis Antonio de Flores.

Cayetano_valdes_puertosantamariaHace unos años, - en 2005- con motivo de la celebración del segundo centenario vieron la luz infinidad de libros, artículos y reportajes en los que se analizaban y desmenuzaban todas las circunstancias y detalles de la efeméride. En estos días en que estas trágicas jornadas vividas por nuestros antepasados cumplen 208 años desde que se produjeron voy a relatar dos anécdotas de salvamentos de náufragos, de entre las muchas que conforman esta página de la historia moderna de España./ En la imagen de la izquierda, retrato de Cayetano Valdés y Flores capitán general de la Real Armada. Pintado por José Roldán y Martínez, realizado en Sevilla en 1847, por encargo del Museo Naval.

El “Neptuno”, que tenía 55,6 metros de eslora (largo) por 15 de manga (ancho) debió encallar en alguna de las escolleras naturales que rodean al fuerte de Santa Catalina. Podemos hacernos una idea del encaje que debió tener entre las rocas al mantenerse allí varado sus restos durante al menos dos años, tiempo que se tardó en rescatar toda su artillería. Con el mar embravecido resultaba imposible organizar el rescate de la tripulación. El método empleado en estos casos era armar una “jangada”, una especie de balsa construida con los propios restos del naufragio y con troncos de árboles, en la que se incluían numerosos asideros y dos postes, a proa y a popa, a los que ataban cabos para remolcar en las dos direcciones. A esta operación de tirar –jalar- desde el barco naufragado hacia él, y la contraria, desde tierra, cuando los náufragos se situaban encima de la balsa, se la denominaba “alar la jangada”.

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Alzados y perfiles del 'Neptuno'.

Los marineros valencianos que formaban un curtido gremio en El Puerto  intentaron acercarse con sus barcas, valiéndose de su experiencia e intrepidez, pero les resultó imposible, pudiendo llegar tan solo a voz del barco. Desde la distancia, preguntado los tripulantes, que animales vivos llevaban a bordo, dijeron que gallinas y una pareja de cerdos. Siguiendo las indicaciones de los marineros arrojaron al mar uno de los cerdos al que habían atado a una de las patas traseras una cuerda robusta, aunque fina, que a su vez enganchaba a otra más gruesa que pudiese servir de cabo a la jangada. El cerdo, a pesar del fuerte temporal, alcanzó tierra nadando y de esta forma se pudo, alando la jangada, llevar a tierra gran parte de la tripulación, siendo rescatados los heridos, entre los que se encontraban el propio Valdés, el segundo comandante Joaquín Somoza y el resto de supervivientes, días después, al amainar el temporal, por parte del capitán Ayalde, Ayudante General de la Escuadra.

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Plano y perfiles del Castillo de Santa Catalina.

El otro navío, al que simplificadamente llamaban “Asís”, debió varar frente a Vistahermosa o Fuentebravía, en mejores condiciones para poder enviar un cabo a tierra que el “Neptuno” si no hubiera sido por la furia del mar que impedía que nadie pudiera acercarse a tierra, donde estaban preparando la jangada de rescate. En esas circunstancias, se le ocurrió al comandante Flores arrojar un tonel vacío con el cabo atado y esperar a que el oleaje lo llevase a tierra. Y así fue, aunque no acababa de llegar a la orilla por el reflujo del oleaje, ante la desesperación de un nutrido grupo de militares del Regimiento de Zaragoza, que estaban de guarnición del fuerte de Santa Catalina, del Departamento marítimo y de los Carabineros Reales que esperaban en la playa poner en marcha la jangada para el rescate. Rompiendo la impotencia pasiva de sus camaradas, un carabinero, azuzó a su caballo y ambos se internaron entre las olas con gran valentía y riesgo hasta alcanzar el barril, permitiendo el inicio  del rescate de los tripulantes del “San Francisco de Asís” que estaban ya en tierra en la madrugada del día 25, contabilizándose como una buena cifra que no pasasen de treinta el número de ahogados, lo que vendría a suponer un 5% de los tripulantes, y casi todos debidos a intentos fallidos de llegar a tierra a nado.

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Combate entre el San Francisco de Asís y tres fragatas el 25 de enero de 1797

A todos los que participaron y colaboraron en el rescate y cuidado de los náufragos se les realizó público reconocimiento de su labor, y a la oficialidad se le elevó un grado, siendo especialmente elogiados el capitán de Fragata Pedro Cabrera, el teniente de Fragata Francisco Michelena y el coronel del Regimiento de Zaragoza,  el Brigadier Narciso de Pedro, que fue ascendido a Mariscal de Campo y como tal participó en la Guerra de la Independencia.

Como habéis visto, tanto el cerdo como la montura del carabinero, dos animales, fueron parte importante en el feliz rescate de numerosos náufragos. / Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz.- A.C. Puertoguía.

Hay una burguesía andaluza que prefiere la discreción de sus feudos de toda la vida al bullicio de las noches de Marbella para pasar el largo y ardiente verano del Sur. La costa de Cádiz se llena poco a poco de urbanizaciones privadas, defendidas por barreras y guardas que cierran el paso a las multitudes. Vista Hermosa, a escasa distancia de El Puerto de Santa María, la más antigua y de más solera, alberga todavía a un alto porcentaje de los grandes de las bodegas de Jerez de la Frontera y El Puerto.

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En la imagen, el Club 'El Buzo', en la playa de Santa Catalina.

Aunque la aristocracia de la botella, en franca decadencia, cede cada vez más el paso a nuevos profesionales de alto nivel económico, hay un sabor profundo a viejos tiempos en la costa gaditana que contrasta llamativamente con el ritmo de vida de los ayuntamientos comunistas recientemente votados en El Puerto de Santa María y Sanlúcar de Barrameda.

(Artículo publicado en el periódico El País, el 13 de agosto de 1981, hace 32 años).

«Teresa Osborne, por favor, la llaman por teléfono». Los altavoces de El Buzo, club deportivo y social de la urbanización Vistahermosa, repiten un par de veces la llamada. Luego, una muchachita rubia, delgada, cubierta con una camiseta, atraviesa la plataforma ardiente al borde justo de la piscina y desaparece por una puerta discretamente. Un grupo de invitados, que obviamente no residen en Vistahermosa, persigue con la vista a la rubia, mientras a golpe de codo confirman que efectivamente se trata de una Osborne. Con un poco de paciencia, y unos cuantos finos vivificadores, el grupo podrá tropezarse en esa terraza con la flor y nata de las familias de Jerez, Cádiz o de El Puerto de Santa María, tomando un refresco y mirando indolentes la playa de arena blanquísima. Nietas de la frondosa familia del desaparecido José María Pemán, domecqs, osbornes y terrys de piel oportunamente dorada pasan ante sus ojos con majestuosa indiferencia.

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La Casa Grande, casa club del campo de golf de Vistahermosa.

Decenas de imitadores de Bertín Osborne ensanchan sus espaldas nadando a mariposa con leve golpeteo de medallas e insignias al cuello. Como Bertín los hay que han ido arrinconando hasta dejar reducido al esqueleto de una inicial el primer apellido para llegar al codiciado Osborne tranquilamente. La playa de El Buzo no tiene tan siquiera la visión de las playas populares de El Puerto de Santa María, cercanas en kilómetros, pero escondidas en un entrante de la costa. Sólo está al fondo Cádiz, el puerto y la bahía.

Una chica de unos quince años se acerca al grupo de mirones pidiendo fuego para su cigarrillo. En torno a las muñecas lleva varias cadenas de oro con alguna insignia ultra entrelazada.

juanmelgarejoosborne_puertosantamariaPara Angel Moresco, director y residente en Vistahermosa, que ha visto poblarse de niños e infernales jovencitos motorizados estas calles privadas de la urbanización, «hoy aquí hay de todo. A pesar de que fueron Osborne los promotores de este recinto, la gente que vive hoy es, en un alto porcentaje, profesionales de alto nivel de vida, ente que viene de Madrid, de Sevilla, de Cádiz, de El Puerto y, claro, también de Jerez. Además, los Osborne que tenemos no están relacionados directamente con las bodegas». /En la imagen de la izquierda, Juan Melgarejo Osborne, presidente fundador de Vistahermosa (ver nótula núm. 890 en GdP).

Soportando el fuego líquido del mediodía. Angel Moresco, amable y eficiente, da unas vueltas a la urbanización, señalando a quienes le seguimos el peligro de los badenes que, con sus buenos centímetros de altura, pueden acabar con los amortiguadores de cualquier coche. «Es que hemos tenido, algún accidente, ya ven que hay muchos niños montando en bici o en moto, y claro, como la urbanización tiene mucho tráfico, existía siempre ese peligro, por eso pusimos los badenes». Pero ni badenes, ni rótulos de propiedad privada, ni guardas, que no desentonarían junto al oso Yogui, han podido evitar que la calle principal que baja directamente a la playa, una de las más hermosas de toda esta costa, esté tan frecuentada como la carretera que lleva a El Puerto de Santa María. Es un concepto nuevo del lujo que llega a paroxismos torremolinescos los fines de semana, cuando a las prolíficas familias propietarias de chalés o apartamentos se suman los innumerables amigos, ya se sabe, la gente es campechana aquí, en el Sur, dispuestos a disfrutar de las delicias de una aglomeración con alcurnia.

joseluiskutzmunagorri_puertosantamariaUN LITIGIO CON EL AYUNTAMIENTO.

La gente de El Puerto, en cambio, lo tiene difícil. A pesar de los esfuerzos del Ayuntamiento comunista de El Puerto de Santa María, en cuyo municipio se encuentra Vistahermosa, que ha llevado a juicio a la urbanización acusándola de apropiarse de los caminos públicos que bajaban a la playa, hoy por hoy nadie sin una invitación especial puede llegar hasta ella. El litigio se presenta sencillo, por el contrario, para José Luis Kutz Muñagorri, (ver nótula núm. 897 en GdP) el propietario del hotel Fuentebravía, que se levanta a muy pocos metros de la barrera metálica que delimita la base naval de Rota. /En la imagen de la izquierda, José Luis Kutz.

«Los dos tienen razón», señala, con un gesto conciliador de sus gruesos brazos, este navarro enamorado de Andalucía y casado con una francesa, que parece conocer todas las claves de la vida en El Puerto. «El Ayuntamiento, que, además, tiene muy buena voluntad, aunque no lo esté haciendo demasiado bien, tiene razón; Vistahermosa cegó un camino público que bajaba a la playa. Pero también la urbanización la tiene, porque las calles son particulares, y la solución para que sigan siendo de uso casi exclusivo de sus habitantes está en dejar libre el acceso a todo el mundo, pero impedirles aparcar abajo. ¡A ver quién es el guapo que es capaz de ir a esa playa si tiene que aparcar el coche dos kilómetros más arriba!».

Un helicóptero sobrevuela la playa de Fuentebravía, donde se bañan unos pocos clientes del hotel. José Luis Kutz, presidente del Centro de Iniciativas del Turismo, vocal nacional de Hospedaje, presidente de la Confederación Empresarial de Cádiz, entre otras muchas cosas, no oculta su desánimo por el descenso en picado del turismo, ni sus críticas ácidas a la actual situación política. De ideas falangistas, el director del hotel Fuentebravía considera que ha sido un gran error por parte de los empresarios europeos el poner sus industrias en manos del petróleo. «Lo que habré luchado yo con mi mujer por este motivo, que si el gas es mejor, que si el fuel, nada, que quería propanizarme hasta la cocina. Pero yo me he mantenido fiel al carbón, que, poco o mucho, por lo menos es la energía que producimos». Carbón que ha sido más fiel que aquella primitiva clientela de americanos, que llegaron a la base de Rota a montar sus Polaris a un costado del hotel. Polaris ya no hay, y americanos quedan pocos.

antonioalvarezherrera_1983_puertosantamariaEL ARRUMBADOR QUE LLEGÓ A ALCALDE.

A pesar de estar en contra de casi todo, José Luis Kutz paga religiosamente sus impuestos al nuevo ayuntamiento comunista, a cuyo frente está Antonio Alvarez Herrera (ver nótula núm. 362 en GdP), un antiguo arrumbador de las bodegas de El Puerto de Santa María. A las diez de la mañana entra un bedel delgado en el despacho de su secretaria: «Que llamen a la casa Osborne», anuncia sin más protocolo. Los Osborne otra vez. Aunque se dice que las grandes bodegas van a pique, aunque se destiñe ya el viejo esplendor de los nombres ingleses españolizados, y hasta la casa Terry ha vendido por varios millones de pesetas bodegas, caballos, todo, a una firma catalano-canadiense. /En la imagen de la izquierda, Antonio Álvarez Herrera.

A las 10.05 horas ha llegado el alcalde, con un traje de safari adaptado posiblemente a la jungla tórrida de El Puerto de Santa María, ciudad de cien palacios en ruinas, como rezan los carteles colocados por la Delegación de Cultura del nuevo Ayuntamiento en cientos de muros. Sobre la mesa de madera noble, el retrato del rey Juan Carlos se ha desplazado galantemente ante la imagen de la Virgen de los Milagros, la patrona de El Puerto. En la pared de enfrente, amorosamente enmarcado, hay un verso de Alberti, a quien el Ayuntamiento va a dedicar una casa-museo, en el que Juan Panadero saluda a los «nuevos alcaldes de Andalucía».

«Que han llamado de la casa Osborne». La joven secretaria, que ha venido de Madrid, transmite el mismo mensaje. «Contra lo que pudiera parecer, no hemos notado ninguna actitud saboteadora, ni nada parecido, por parte de la burguesía de El Puerto», aclara Antonio Alvarez. «Incluso han venido a explicarme sus planes de cerrar algunas bodegas de las que se visitan, y yo sencillamente les he dicho que toda mi vida, desde pequeño, estoy acostumbrado a este paisaje de bodegas, y que El Puerto es una ciudad turística y hay que mantener su personalidad y su belleza, y me han dicho que sí, que de acuerdo, y han salido por esta puerta tan amigos». /Texto: Lola Galán.

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En la noche de ayer viernes se presentó al mundo cofrade los pregones de la Semana Santa pronunciados en los últimos cinco años: los de José Manuel Romo, Francisco Andrés Gallardo, Sergio Cíes, Juan Villarreal y José Manuel Lorenzo. Traemos a Gente del Puerto las palabras del pregonero de 2010, Francisco Andrés Gallardo, quien no pudo estar en el acto, ausente en Madrid por cuestiones profesionales.

No sabéis cuánto lamento no estar esta tarde con vosotros, en las siempre monumentales estancias de Araníbar,  para revivir a vuestro lado aquel momento tan especial de mi vida cómo fue pregonar  la Semana Santa de mi tierra, de mi Puerto, de mis entretelas, releyendo ahora las líneas que os aseguro que en su momento brotaron de mi alma.

Fue un encargo muy especial, que denotaba confianza y fe,  al que estaré siempre agradecido a la presidenta antecesora, Mar Vázquez;  al presidente actual, amigo cofrade desde tanto tiempo atrás, José Manuel Castilla, y al equipo que al frente del Consejo comenzó a trabajar por brindar una cita del pregón de Semana Santa más apegada a los sentimientos locales.

pregon_francisgallardo_libro_puertosantamariaPorque fue así cuando hace cuatro años, de forma imprevista y con tan poco margen de tiempo,  cuando asumí  pronunciar el pregón de la Semana Santa de El Puerto: lo concebí como un regalo para mí y en correspondencia así, multiplicado por la ilusión, que se convirtiera en un regalo de la primavera a mis paisanos, a mi gente. Con el cariño mostrado en aquellas semanas, entre todos me lo escribistéis y yo sólo tuve que ponerle la firma. Me sorprendí a veces descubriendo estrofas que habían surgido desde  un rastro muy profundo del corazón, en esos rincones de los recuerdos y de las vivencias a los que sólo se llegan con la sinceridad rotunda y el aprecio encontrado en los demás.

Intenté que el pregón del año 2010 fuera una muestra de Fe. De la Fe por Dios, de la Fe por mi gente y de la Fe por la esperanza de mejores tiempos. Mejores tiempos que aunque no hayan terminado de llegar, pero tened por seguro que como decía aquel pregonero, llegará con el empeño de la buena gente de El Puerto.
Ya dejaba algunas líneas al final del pregón para que se siguiera parte del camino… con una buena conmemoración del centenario de la coronación de Patrona, para el año 2016; con la unión sentimental de las hermandades con una coronación para la Señora de la Soledad y, en el horizonte, el desvelo por los niños y jóvenes de ahora, tan entregados a las virtualidades de internet, que han de ser los más preparados relevos para levantar este paso de El Puerto.

Fueron días preciosos de vísperas, preparación para entregaros este legado de mis sentimientos y esa hora larga, ese ratito a solas, de este pregonero con su gente, en una radiante mañana en el Teatro Pedro Muñoz Seca. Fueron días en los que la convivencia con el presentador, Modesto Barragán, o con quien os está leyendo este mensaje, José María Morillo, me permitieron esbozar lo que quería compartir con todos.

Fue ayer mismo, aunque hayan pasado cuatro años. Agradezco que el Consejo  y el Ayuntamiento hayan culminado una edición que se ha venido atrasando, pero contad conmigo para vernos cualquier día y firmaros ese ejemplar que vais a tener siempre en casa.

Un abrazo para mis maestros, los amigos sucesores en el atril, para Sergio, para Juan (un verdadero maestro al que siempre tendré en mi corazón de portuense) y para José Manuel.  Me hubiera gustado estar a vuestro lado hoy para intercambiar estos pregones de El Puerto para todos los portuenses que conseveramos con orgullo y ternura. Muchas gracias.

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Javier Ruibal saca nuevo disco, ‘Quédate conmigo’ que toma nombre de un tema que viene regalando a sus seguidores en las actuaciones en directo, desde 2008. El 3 de octubre de 2008, en el concierto ofrecido en la sala Galileo Galilei de Madrid, lo presentaba en sociedad para deleite de sus incondicionales. Pulsando sobre el enlace, ‘Quédate conmigo’.

«Que tengo la mesa
que desde aquel día
me guarda un amigo.
Te pido con besos,
quédate conmigo.
Con besos,
quédate conmigo».

Para saber más de Javier Ruibal en GdP.
286. Calle de Javier Ruibal.
1.560. Al sur de la quimera. 
1.703. Casa Ruibal.

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otero_cruces_puertosantamaria«Desde el alto otero de las Cruces, El Puerto parece un velero anclado o varado junto al río», describía acertadamente el desaparecido escritor portuense, Juan Ignacio Varela Gilabert. Al sol de hoy, Durango arriba, todavía queda una cruz, ahogada entre modernos edificios, sorteando los coches y algún elemento de Vías y Obras, a la que casi hay que encaramarse para ver la perspectiva del Puerto descrita por Varela. /Cruz del desaparecido hospital de San Sebastián, situada en la esquina de Santa Fe y Durango, en las proximidades de la que fue la ermita del Santo Cristo.

Otros portuenses, ilustres, especialmente ilustres en amar, escribir y reivindicar por su Puerto, por su puerto [sic] que sí, lo hicieron en el tiempo que les tocó vivir con desigual resultado. Por citar solo tres ejemplos del siglo pasado, en la década de los 20, el funcionario, escritor y pre-andalucista Mariano López Muñoz, se lamentaba en los artículos que escribía para la Revista Portuense. En ‘El río que muere en tormento’ termina: «Porque la vida de la Ciudad, que languidece con la anemia de su río, solo puede florecer en grandes empresas, si se embarcan las a’mas en bajeles de juventud». Describía en su artículo la desidia y el abandono de las fuerzas vivas para con la Ciudad.

Manuel Martínez Alfonso, portuense por elección, y alcalde que fue de esta Ciudad a finales del anterior régimen, tuvo una cruzada personal en la década de los sesenta en ‘La Voz de la Bahía’, para impedir la construcción de un edificio en el solar  de la Plaza del Polvorista. Se jugó el tipo con los poderes de la época. Y lo consiguió. Volveremos en otra nótula’ sobre el tema porque merece ser recordada la hazaña del profesor.

Agustín Merello del Cuvillo, excelente periodista, y mejor persona que nos abandonó prematuramente, tuvo una sección en Diario de Cádiz bajo el título de ‘El Ruido y las Nueces’ a principios de los setenta, antes de su vuelta como Delegado que fue del Diario de Cádiz en El Puerto. Escribía así hace 32 años, nuestro llorado Agustín: «La arborifobia, o que se diga, está a la orden del día. El alma se nos cae a pedazos cada vez que contemplamos la tala a discreción a la que muchos se han habituado a fuerza de verla repetir por doquier y por dová. No cabe duda que esto de la tala es asunto de mal “tala-nte”». Se refería Agustín en su artículo a las leyes que amparaban estas talas.

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Esto queda de la cruz, rastro semiescondido entre coches aparcados, de un edificio que testimonió la asistencia social de la Iglesia cuando los poderes públicos no se interesaban por los más desfavorecidos. Más información de San Sebastián, desconocido copatrono de El Puerto: Nótula núm. 631 en GdP.

Pero con o sin leyes, con o sin vueltas a las mismas, cada vez más se le ha ido hurtando a esta Ciudad, la memoria visual, el patrimonio ambiental y el  histórico. ¿Cuántas casas originales quedan en la calle Ganado, en el tramo que va desde Vicario a Nevería, por citar un solo ejemplo de nuestro casco antiguo?.

Así, el barco anclado que describía Varela, el bajel de López Muñoz, la lucha de Martínez Alfonso y el quejío de Agustín han pasado a ser un referente de la historia de poco menos de un siglo portuense. Alguien dijo que la perfección no existe, que por eso sopla el Levante en El Puerto. /Texto: José María Morillo.

El próximo sábado 19 de octubre, dentro del XIV Salón Internacional del Libro Teatral que se celebra este año en Madrid, tendrá lugar en el stand de Ediciones Irreverentes la presentación del libro “Celeste Flora” del escritor porteño Juan García Larrondo (ver nótula núm. 082 en GdP).

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"Celeste Flora” (2º Premio de Teatro Kutxa Ciudad de San Sebastián 1994) es una de las piezas teatrales más conocidas de Larrondo y ha sido representada con gran éxito por toda España y en algunos de los más prestigiosos festivales internacionales de otros países como Estados Unidos, Costa Rica, Uruguay, Brasil, Chile, Puerto Rico, Colombia, Perú, Argentina y Venezuela.

Traducida también a otros idiomas, la obra narra la historia de una mujer madura que ha dedicado la mayor parte de su vida al estudio de las plantas. Apenas reconocida a niveles científicos, la protagonista pasa los últimos años consagrada a la investigación botánica y a las clases que imparte en una pequeña academia hasta que, inducida por unas “razones” que se irán desvelando a lo largo del drama, acaba por asesinar a varias de sus alumnas, lo que la lleva a ser recluida y condenada a muerte en una prisión de mujeres.

celesteflora_puertosantamariaEn contra de la opinión pública, un tribunal psiquiátrico liderado por una eminente doctora francesa, someterá a la presa a un estudio para determinar su estado y averiguar las razones que le llevaron a cometer los asesinatos. Si al final este tribunal consigue demostrar que Flora es una enferma mental, esta verá conmutada su condena. La tarea no será fácil. Pronto, entre ambas protagonistas, de perfiles complejos e inaccesibles, se producirá un enfrentamiento y, a la vez, un intercambio: la razón y la pasión serán puestas a prueba. Flora siempre negará su locura y justificará sus crímenes a través del profundo amor que sostiene hacia las flores y hacia la resurrección de la naturaleza. Narcisse, la psiquiatra que ha llegado desde Francia para estudiar su mente, cumplirá con ahínco su trabajo pero, a cambio, sufrirá la mayor metamorfosis de su vida. Un enfrentamiento entre vida y muerte y entre moral y libertad que dejará absolutamente desconcertada a la ciencia y que significará, en cualquier caso, el definitivo triunfo de la vida, del ser humano y del amor.

Juan García Larrondo plantea en este texto romántico y existencialista un bello ejercicio de honestidad, una reflexión sobre la sociedad y la naturaleza humana que no deja a nadie indiferente. Es, sin duda, teatro escrito desde el corazón, que destila inteligencia, humanismo, compromiso político y literatura dramática de alta calidad.

Más información de García Larrondo en GdP.

 

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Desde las almenas del Castillo vemos Cádiz.

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La calle Palacios, al fondo, la Prioral.

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Desde las ruinas de la calle Larga, al fondo los Astilleros.

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Desde la calle Ganado arriba.

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Purullena, las Concepcionistas, el Catillo y al fondo… Medina.

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Invitamos a los lectores a indentificar a la cuadrilla de cargadores del paso del Cristo de la Hermandad de la Humildad y Paciencia, que procesiona el jueves santo desde la Capilla de la Aurora. Reconocemos con la camisa de rayas, en primer término al que fuera novillero Jesús Vela Morillo, en la segunda fila a la derecha a Jesús Abelenda, encargado de las visitas al templo, y con chaqueta, medio oculto en el centro, a José Antonio Terrada Sara. También aparecen Manolo Hiniesta, Juan Luis Arévalo Espinosa, Galán, …  Año 1978.

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pacogonzalez_sjoseobrero_puertosantamariaPaco González, párroco de la parroquia de San José Obrero, cumplió en junio 50 años desde su ordenación. Nacido en Jerez y tras pasar un tiempo en Benaocaz y Ubrique, en 1970 se crea la parroquia de San José Obrero, para atender la zona norte. Por expreso deseo del cardenal de Sevilla, en septiembre aparecen Paco González y Manolo Rodríguez, al que se unió Antonio Troya y más tarde, Manolo Bellido, para intentar plasmar en El Puerto los nuevos aires que trajo a la Iglesia el Concilio Vaticano II.

Paco González es un hombre muy preparado intelectualmente, con mucha creatividad, con mucha confianza en las personas, gran trabajador, muy honrado y fiel a los principios del evangelio, amante de la naturaleza y de la amistad. Defensor de la formación, está próxima la publicación de un libro con su plan de catecumenado para personas adultas, confeccionado junto a Elisa Calderón, como elemento básico para la formación de una parroquia. /Texto: Antonio Díaz.

EL TABERNERO FIEL.

Sin casulla ni alba ni estola podría pasar por un dependiente de ultramarinos, o mejor, por un tabernero de esos de toda la vida que un día llega al barrio, alquila un pequeño local, monta un bar y enseguida se gana el respeto de la clientela. La bondad de un tabernero se refleja, claro que sí, en los productos que expende, pero también en el trato con la parroquia, y en ese sentido Paco es un currante que además de ofrecer un buen pan y un buen vino, permite, mientras baldea el serrín de su tienda y friega las copas vacías que se acumulan sobre el mostrador, la tertulia diaria y el cante los domingos. En realidad, este tabernero no ha hecho otra cosa en su vida que expender los productos más básicos a un buen precio, regalándolos casi. Y, sobre todo, atender pacientemente a sus vecinos y echarles un cable cuando vienen mal dadas.

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Manolo Bellido y Paco González, segundo y tercero por la izquierda, en la primera misa de la parroquia de San Sebastián (Vallealto), segregada de San José Obrero.

Podría pasar por un tabernero de los de toda la vida, pero Paco González es sacerdote, un sacerdote de esos  de los que desgraciadamente cada vez quedan menos en la viña del Señor. En su taberna, o en su parroquia, que viene a ser lo mismo, no ha parado de ayudar a los demás, recordándoles que tan importante como disfrutar de la cháchara y la cervecita después de dar de mano en el tajo, es hacerlo juntos. Que las tapas saben mejor compartidas. Que Dios es más creíble cuando le vemos ayudar en la cocina. Que el respeto de la clientela y de los fieles hay que ganárselo sirviendo, pues una iglesia que no sirve no sirve para nada.

Se han cumplido 50 años de su ordenación y, lejos de aburguesarse, no ha traicionado a aquel joven  entusiasta que llegó hace más de cuarenta años de Ubrique. Con la camisa remangada y la libreta llena de nombres de vecinos que ya no están pero que le ayudaron a que en el bar hubiera siempre un buen ambiente, un ambiente en el que nadie es más ni menos que nadie, sigue baldeando el serrín y fregando las copas vacías que se acumulan sobre el mostrador. /Texto: Pepe Mendoza.

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