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Armando Hutchion Azcuy nació en La Habana (Cuba) en 1957. Su apellido paterno es de procedencia inglesa, de donde era su abuelo y el materno, cubano, pero de tatarabuelo vasco. Por medio cruce de razas y culturas, fusión de apellidos y vuelta a la España materna, esta vez al sur, en el año 1999. Es Graduado en Sonido por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). En la actualidad trabaja en el mundo de la hostelería en la Taberna La Galera Real, en la plaza del mismo nombre. Está casado y tiene dos hijos de su primer matrimonio.

logorhcaniSONIDO, RADIO, IMAGEN...
Tras la graduación en el ICAIC, Armando trabajó durante 16 años como técnico de sonido de radio en Radio Habana Cuba, la emisora internacional de su país de nacimiento. Cuba, reconoce, es su patria, a la que no olvida y a la que acude anualmente a visitar a la familia y a encontrarse con sus raices “a inyectarse cubaneo”. Allí conoció a su mujer, la periodista porteña, profesional de Canal Sur Radio, Ketty Castillo, ya que nuestra paisana era corresponsal de dicha emisora. Desde el año 2000 vive en El Puerto, desde donde ha trabajado tocando diversos palos, algunos relacionados con su profesión: para una productora audiovisual radicada en Sevilla, VIDYSON, a cargo de la infraestructura para congresos: sonido, cámaras, ordenadores, pantallas, etc.; ha trabajado, igualmente, como ayudante de cámara para el equipo de Andalucía Directo, en Cádiz; como ayudante de cámara, también, en el rodaje de la película Meucci.

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LA HOSTELERÍA.
También ha trabajado la hostelería, regentando un bar de tapas en la calle Jesús de los Milagros, La Bodegona, junto a La Colonial, conocido lugar de música caribeña. Precisamente, cuando Armando habla de músicas y bailes cubanos, no se refiere a la salsa, invento fusión entre Norteamérica y los países caribeños «--Allí se baila el casino, los boleros, el tango, el son, el danzón, la rumba y ahora, los más jóvenes, el regatón. Por supuesto, yo bailo como cualquier cubano». En la actualidad nuestro protagonista continúa en la hostelería trabajando en la Taberna La Galera Real, despachando vinos finos de El Puerto. No puede mejor mano de cubano ofrecer una copa de vino porteño.

EL PUERTO DE ACOGIDA.
Y es que, Armando, afirma sentirse especialmente acogido en nuestra Ciudad, donde los caracteres son muy parecidos, aunque el portuense -el gaditano en general- «está más acelerado que el cubano», algo que le recuerda al autor de esta nótula el anuncio del Ron Coco Malibú "Me estás estresando".  Armando afirma que el sentido del humor, el doble y hasta el triple sentido gaditano se da también en su país de orígen. Le llamó especialmente la atención el uso del “Ojú” que, según como sea dicho significa una cosa u otra, como tantos palabros de la Bahía de Cádiz. «--En La Habana tenemos una palabra sinónima de “Quillo”, para llamar a un amigo, a un hombre, no a una mujer: “Acere”, aunque no se de donde proviene». Y es curioso, en La Habana vieja existen calles con el mismo nombre de calles porteñas: Micaela Aramburu, Puerto Escondido, Cielos, Cruces, San Francisco, San Bartolomé, o como la gaditana calle de Apodaca.

icaicINSTITUTO CUBANO DE ARTE E INDUSTRIA CINEMATOGRÁFICA. (ICAIC).

Ha conocido a algunos de los miembros fundadores del ICAIC, los músicos Silvio Rodríguez o Pablo Milanés, entre otros miembros de la denominada Nueva Trova Cubana. Y a Vicente Feliú, a Compay Segundo o la Orquesta Van Van. Del mundillo cinematográfico a Jorge Perugorria “el Pichi”, Vladimir Cruz, Daisy Granados, etc... «El Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) es una institución de Cuba dedicada a la promoción de la industria cinematográfica que fue creada en 1959, a 83 días del comienzo de la Revolución Cubana.

97857d4243b4c3c9a01961ce65751dEl principal evento del ICAIC es el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. A principios de la década de los sesenta, esta institución auspició la creación del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, como un colectivo de trabajo para la creación de música para documentales y películas. Con esto se pretendía relanzar la perspectiva de la música cubana fuera de los criterios del mercado. En pocos años la producción de filmes del ICAIC adquirió prestigio internacional, avalado por centenares de premios en todos los festivales del mundo; y en específico el documental fue saludado como un verdadero aporte al cine mundial. Apareció así lo que ha dado en llamarse, la Escuela Documental Cubana». (W). (En la imagen, Jorge Perugorria, 'el Pichi').

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salvadorcortes_elchigui_puertosantamariaSalvador Cortés Núñez, “el Chigüi”, aunque nacido en la Línea la familia lo trajo pronto para El Puerto al venirse a vivir aquí. Habitó en la calle Javier de Burgos, en el tramo comprendido entre Cielos y la Plaza de Isaac Peral, en la casa existente frente a Jesús Cautivo. Allí se hospedaron las fuerzas del orden y Cándido, un sobrino de Jaime Ostos... Su padre trabajó de camarero en el restaurante “El Resbaladero” y su madre, gitana, vendía telas y sábanas. El sobrenombre de “el Chigüi” afirma, puede venir porque de pequeño era delgado como una cigüeña. De pequeño acompañaba a su madre en sus transacciones comerciales. Estudió en las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia. Recuerda que de pequeño lo querían expulsar --la afición por ser instruido le vendría con 60 años-- pero era un buen matemático que salió sin el título de Mecánico Tornero, pero eran tales sus habilidades que le entregaron un certificado que avalaban sus conocimientos y saberes. Recuerda a Leonardo Romero Maure, a Diego Mora, sus profesores, con auténtica veneración.

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De izquierda a derecha: José Suárez Herrera, Salvador Cortés 'el Chigüi', Joaquín Arroyo, Miguel Gatica Peinado, Sebastián Cordero Hurtado y Luis Cota Ruiz, en el taller.

Cuando termina los estudios obtiene, gracias a la recomendación del Colegio, en la fábrica de Santana en Linares (Jaén), por entonces la única industria de fabricación de coches en nuestra tierra andaluza. No pasa mucho tiempo sin que se canse de donde está y se viene para El Puerto. Así, pide la cuenta y se viene a trabajar en el taller de Eduardo Merino, cambiando la moderna tecnología por la vuelta a los orígenes de un taller humilde.

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El Chigüi con barba y gorra, en el centro de la imagen, en Lagos (Nigeria).

ri_logo_aMás tarde se entera que una compañía norteamericana, la Raymond International Inc, está buscando especialistas para trabajar en Lagos (Nigeria) reparando máquinas de extracción de petróleo. En las pruebas de la convocatoria celebrada en Madrid sale el primero ante una fuerte competencia y vía Londres viaja a Tejas (EEUU), donde se forma. Pasaría en el país africano entre 1976 y 1980. Allí, recuerda, concertaban la explotación de un pozo por un año y, a cambio, la multinacional tenía que construir una carretera.

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Vista aérea de la fábrica de botellas Vidrieras Palma (VIPA), en primer término el campo de fútbol Eduardo Dato y al fondo, tras las casistas de la playa que tenían en sus aceras, alternándose, un ancla y un racimo de uvas, el río Guadalete, con los barcos entorno al Club Náutico.

De vuelta a España vino a quedarse y se colocó en VIPA (Vidrieras Palma) pero con tan mala suerte que, a los dos años de llegar, ésta cerro en 1982, a causa de la caída del mercado así que, decidió dedicarse a la venta ambulante, ocupación que mantiene  su mujer, Juana Cortés Jiménez, a la que podemos ver con un puesto en la Placilla.

chigui_6dias_puertosantamariaHa escrito sendos libros sobre sus vivencias, mezcla de ficción, de parábolas, de enseñanzas, de sus pensamientos y reflexiones, de su biografía, donde se pueden extraer interesantes conclusiones. Forman parte de una trilogía inacabada que, afirma Chigüi, pronto verá la luz el libro que cierra el ciclo. El primero, del año 2000, lleva por título “Seis días en el Puerto de María” y el segundo del año 2005 “Tres días en El Puerto de María”. En los dos volúmenes lleva el subtítulo de “Yo el Chigüi, amigo del Peregil”. La edición de ambos ejemplares se la ha pagado él de su propio bolsillo, sin ayuda ni subvención de ninguna clase. Los regala a quien sabe apreciarlos «--Es una manera de devolverle a El Puerto lo que El Puerto ha hecho por mí». (En la imagen, portada de su primer libro, 'Seis días en el Puerto de María', editado en el año 2000). Dedicatoria al autor de la web, su libro:
"Primera parte de la trilogía inacabada. Para Dn. José María Morillo, con cariño.
Una gitana llorando
como no sabía rezar
al Dios de todos los tiempos
le cantaba por soleá.

Yo el Chigüi amigo del Peregil»

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LAS MALLAS DE TERRY
«Cada una de las vecinas ha sacado dos sillas, una para sentarse y otra para ponérsela por delante con el espaldar metido entre las piernas y enganchar con la perilla los hilos de seda color de oro que han de formar la malla.
Lo primero es hacer el gorro, la parte que entra en el gollete de la botella, es la parte más difícil de hacer. Yo todavía no he podido aprenderlo, así que espero a que terminen uno para ayudar haciendo los nudos grandes que son más sencillos. Ellas en la perilla de la silla sujetan seis hilos de seda después de haberlos anudados por las puntas uniéndolos entre si de forma cruzada como si fuera una trenza, de esta forma se va formando el gorro muy compacto. Cuando una de ellas ha terminado el primer gorro, me lo da a mí y yo voy anudando las seis puntas entrelazadas unas con otras para formar los rombos grandes que cubren la botella. Tengo como herramienta, un billete de tren, esto es, un cartón de dos centímetros de ancho por ocho de largo, el ancho del cartón es la medida exacta entre nudo y nudo, de esta manera salen todos los rombos iguales y parejos. Cuando la tengo terminada, se prueba metiéndola en una botella de litro de Terry, se aprieta fuerte por la base y una de las mujeres da el visto bueno. Estas mallas se van uniendo en paquetes de doce para meterlas en una caja de cartón hasta que viene Cressi por ellas». Fragmento del libro “Tres días en El Puerto de María” de Salvador Cortés Núñez, “el Chigüi”. Año 2005. (Mas información de las Mallas de Terry en la nótula 151, “Soledad Peña y las mallas de Terry”).

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En el Bar Vicente. Detrás del mostrador, Vicente Jr. Al otro lado, Luis Suárez Ávila, Salvador Cortés Nuñez y Navarrito de espaldas. (Foto JMM).

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Rafael es la viva imagen de su tío, el poeta Rafael Alberti, del que se declara admirador de su obra y orgulloso de su parentesco. Compañero del banca  en los Salesianos de Utrera del ex presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, en su infancia, añora el Oloroso, Sangre y Trabajadero que elaborara su familia: la Bodega de Cuvillo. Rafael nació el 11 de enero de 1944 en la calle Luna, 40, hijo de Agustín y Dolores, siendo su partero Don Miguel Duro del Moral, donde hoy se encuentra Banesto. Recuerda Rafael que él sembraba “perras gordas” en el jardín de aquella casa a ver si salía algo, «--Y salió un banco...».

rafael_y_agustin_merello_puertosantamariaLuego, entre los años  se fueron a vivir al Campo de las Hermanas Rioja, por la Hijuela del Tío Prieto y, entre 1949 y 1951 la vivienda familiar estuvo en lo que hoy es ¡Oh Puerto!, el Caserón Lasaletta. El 20 de octubre de 1955 muere su madre --María Dolores del Cuvillo y Sancho-- y los seis hermanos: Agustín, Rafael, Dolores, Alvaro, Carlos e Ignacio, fueron repartidos entre las casas de los familiares.

Rafael estudió en Utrera durante ocho años en los Salesianos, donde compartió pupitre con el actual tercer vicepresidente del Gobierno, Manuel Chaves con quien por cierto, ha quedado que un día que tenga que venir por El Puerto con tiempo, beberán una copa de fino en nuestra Ciudad. También estudió un año en los Marianistas, en Jerez. y luego en la Universidad Laboral de Sevilla. (En la fotografía de la izquierda, Rafael de pie y su hermano Agustín, con el cubo, en 1947 en la Playa de La Puntilla).

Hizo el servicio militar en San Fernando, de marinero, en 1969. Ya había llegado el hombre a la Luna, y la hizo con retraso porque tenía prórroga, siendo destinado luego en el Instituto Hidrográfico de la Marina en Cádiz. Trabajó por dos veces en el Hotel Caballo Blanco, antes y después de la mili. Estuvo también en el VIP, uno de los primeros pubs que se abrieron en El Puerto, en la calle Misericordia, frente a las Esclavas; perteneció a Teodoro Lavilla Valimaña y más tarde a Antonio Jaén Bautista. También trabajó en el Camping Guadalete y su última actividad profesional la desarrolló en la Clínica del Dr. Frontela. Pero con 35 años, el 24 de mayo hizo 29 que sufrió un infarto, lo que le llevó a la sala de operaciones y a alcanzar la invalidez profesional permanente. También tuvo un sustillo el año pasado y pasó por la UCI, pero se encuentra en franca recuperación.

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La calle Luna, el Teatro Principal y la casa familiar de los Merello, ambas desaparecidas durante un desfile de tropas de infantería de Marina, el Día de la Hispanidad, en la década de los sesenta del siglo pasado. (Foto Colección Archivo Municipal).

Está casado con Rosario González Pérez (el 3 de abril de 1975) y tiene cinco hijos. Vive en la calle Cantarería, en una Casa Palacio  cuyo patio participa, anualmente en la Fiesta de los Patios. Es aficionado a la cacería, pero recuerda un dicho de su padre, Agustín Merello Álvarez-Campana, igualmente aficionado y con muchos premios en su haber: «--La cacería es una buena afición hasta que te la puedas pagar; una vez que no puedas, olvídate de ella».

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Con su tío Rafael, dedicándole un libro a las puertas de los Jesuitas.

SU TÍO, RAFAEL ALBERTI.
Rafael conoció a su tío, el poeta universal, a través de su hermano, Agustín Merello del Cuvillo, con nótula 262 en Gente del Puerto, al principio de la década de los ochenta del siglo pasado, en el Patio de San Luis Gonzaga durante los actos del primer homenaje que le ofreció la Ciudad de El Puerto. Rafael no pudo asistir a recibirlo a la estación de ferrocarril cuando el poeta llegó el 24 de mayo de 1977, después de 46 años fuera de El Puerto, pues estaba en Jerez asistiendo al parto de su segundo hijo, Alejandro. De pequeño, cuando estudiaba historia de la literatura en el instituto. cuando veía el nombre impreso de su tío Rafael, «--Yo añadía, a mano, el segundo apellido del poeta --el primero mío-- y escribía Merello a continuación de Alberti».

la-arboleda-perdidaRecuerda nuestro protagonista que aunque hubo cierta aversión por parte de grupos reducidos de personas a que su tío se instalara en El Puerto, fue algo superado con creces para orgullo de El Puerto, solo pasó al principio, aunque alguna vez ha soportado alguna broma sobre su tío, que no ha tolerado: «--Me siento orgulloso de ser sobrino de Rafael Alberti».  El padre de Rafael era primo hermano del poeta, aunque 10 años menor que él, Alberti lo cita en La Arboleda Perdida como un compañero de aventuras simpático y revoltoso del que siempre guardó buen recuerdo, como le confesaría a los hermanos Agustín y Rafael Merello del Cuvillo.
Por cierto que, nuestro Rafael no guarda ningún recuerdo pictórico, ningún dibujo colorista de los que le gustaba hacer al poeta y fue por culpa del sobrino. Todos sus hermanos lo tienen pero él, esperando a reunir a toda la familia, se quedó con ese deseo. Ese y llevarle una botella de Oloroso, Sangre y Trabjadaero -el original- que tengo guardada de la familia. El Rafael sobrino no se perdió ningún cumpleaños del Rafael tío, desde que los celebró en El Puerto. Siempre, cada 16 de diciembre se encontraba con otros miembros de la familia, en ese rito que él quería cumplir hasta que llegara a los 100 años con su blanca melena, edad que no llegó a alcanzar.

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Jardín de la casa de la madre y los abuelos de Rafael Merello, en  Santa Lucía, 35 que daba a las calles San Francisco y Pagador, donde actualmente está Mercadona.  De pie, de izquierda a derecha: Dolores, María Sancho, Carlitos, Rosario del Cuvillo, Juan de Mata Cuvillo, --Juanito Cuvillo-- con nótula 199 en Gente del Puerto. Sentados, de izquierda a derecha: Pepe Cuvillo, Carlos del Cuvillo Sancho, Carmen Cuvillo (Tiaca), María Cuvillo Sancho, Lourdes Cuvillo (Tialu) y Luis.  En el suelo, María Pepa Cuvillo (Tiape).  Agustín Merello del Cuvillo llamaba de esa curiosa forma a sus tres tías maternas: Tiaca, por tía Carmen; Tiape, por Tía Maria Pepa; y Tialu, por Tía Lourdes. (Foto Vanderman. Sociedad Fotográfica. Director: Luis Saus. Madrid)

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Última fotografía publicada de Rafael Merelle -Faly- en la presentación del libro 'Por Montera', de Mariló Montero, en Bodegas Osborne, a finales del pasado mes de mayo de 2009. De izquiera a derecha, Isa Lora, Rafael Merello, Carlos Herrera, Rosa Cervera y José María Morillo. (Foto Fito Carreto).

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Fotografía del paseíllo en el coso del Mesón el Jerezano, domingo 29 de abril de 1973.  De izquierda a derecha: José Luis Benjumeda Molleda, Marqués de Pezagua; José Luis Galloso y Manuel Gutiérrez Morillo, Manolito ‘el Cochino’. Detrás de Neno, Marqués de Pezagua; Luis Sánchez y Sánchez, ganadero portuense y gran colaborador del festival. Un poco más retrasado Pepe Acosta, esposo de Ana Mari Devesa. Antonio Agarrado Lobato. Atrás de Manolito ‘el Cochino’. Francisco Ruiz Muñoz, Paco 'Betordo’ conocido empresario porteño gaditano que tenia en los años 70, en la Casa de la Aduana, próximo al Bar La Lucha un establecimiento de utensilios marineros. Viajero empedernido, dió  varias vueltas por el mundo. Personaje muy querido por la gente de la mar y en el plantel de jugadores y directivos del equipo de futbol del Racing de los años 70. Por último, después de ‘Betordo’, Trujillo. (Foto Carretero).

En aquel Viernes Santo del 20 de abril de 1973, se mezclaron llantos y emociones y un costalero del paso de palio que al llegar al muelle pesquero fue requerido urgentemente para que acudiera al nacimiento de su primogénita. Por aquel entonces se pagaba por parte de las hermandades para salir de costalero y las necesidades y el hecho de dejar a sus compañeros el trabajo hizo que continuara su labor hasta la recogida del Nazareno. Alfonso Terry Muñoz, Hermano Mayor de la Fervorosa, Ilustre y Antigua Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Ánimas de San Nicolás de Tolentino, Nuestro Padre Jesús del Nazareno, María Santísima de los Dolores, Orden Tercera de Servitas y Santa Cruz de Jerusalén, quedó impresionado por el comportamiento del costalero y cuando fue informado de las necesidades familiares, entre las que destacaba que no contaba con una vivienda adecuada, sugirió la posibilidad de ayudar a la familia del cargador.

Se puso manos a la obra con las tareas de recaudar fondos y un día después recaló por el Rincón de Neno en Valdelagrana, donde por cierto se encontraba Manuel Gutiérrez Morillo, Manolito ‘el Cochino’. Alfonso Terry, explicó detalladamente a José Luis Benjumeda Molleda, Marqués de Pezagua, (Neno) lo que había sucedido el Viernes Santo, contando con el beneplácito de Manolito ‘el Cochino’ que había presenciado la proeza del costalero.

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Galloso, el Marqués de Pezagua y Manolito ‘el Cochino’.que recibía la ‘alternativa’ Se puede ver a la derecha de la foto a Paco Bernal Peregil, Paco ‘Ragel’, mozo de espada del torero José Luis Galloso. Arriba, entre el público, José González Pereira, Maruja Forte, Ana Mari Devesa Sánchez, Aída Horh. (Foto Carretero).

El Marqués de Pezagua, asombrado sugirió la idea de celebrar un festival taurino a beneficio de la familia. Y dicho y hecho. Sin demora, conectaron aquella misma noche con el torero José Luis Galloso que se ofreció actuar como director de lidia poniendo a disposición de la organización su cuadrilla. Ante la grata presencia del matador Galloso, el Marqués se ofreció a torear y reaparecer de nuevo en un festival. La primera vez lo hizo en la Plaza Real el día 30 de mayo de 1944, y salió a hombros. Manolito ‘el Cochino’, se adjudicó rápidamente un puesto y se incorporó a la terna. Las cuadrillas correspondientes estaban formadas, por pescaderos de El Puerto y Jerez, la del ‘Cochino’ y la del Marqués de Pezagua, cliente asiduos, conocidos como goteras, también de las dos ciudades hermanas.

Ya con el cartel configurado, Alfonso Terry Muñoz, seguidamente se entrevistó  con el ganadero portuense Luis Sánchez y Sánchez, esposo de la rejoneadora jerezana Emi Zambrano, quien además se donar tres novillos se brindó a ir de subalterno del Marqués de Pezagua.

El domingo 29 de abril, nueve días después de la salida del Nazareno y de la más que destacable acción del costalero, José Luis Galloso, que ya había comenzado su temporada taurina, tomó el mando y decidió que se abrieran las puertas del coso taurino del Mesón del Jerezano, situado por aquel entonces en la carretera de Fuenterrabia,  donde más tarde estuvo ubicada la discoteca Pachá-05. Lleno hasta la bandera. El paseíllo se inició a las cinco de la tarde en un día esplendido y resulto bonito y muy profesional.

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Final de los festivales taurinos-benéficos campaña costalero. De izquierda a derecha: Alfonso Terry, Neno y Manolito ‘el Cochino’. A José Luis Benjumeda Molleda, Marqués de Pezagua y Neno para los amigos, se le nota cansado después de la lidia y de la otra hazaña, más sonada que la del coslatero: La de una buena acción por una causa justa con final feliz.

El maestro Galloso, se mostró entregado toda la tarde, especialmente con el festival benéfico y muy pendiente de sus compañeros de lidia. Después de una destacable actuación y de matar de manera genial a un novillo bien hecho y bravo le cortó las dos orejas y el rabo.

Manolito ‘el Cochino’, estuvo a gusto con el novillito. Era la primera vez que toreaba y pocos confiaban en que consiguiera acercarse al torito. Sin embargo, dio unos muletazos bastante aceptable y fue muy aplaudido al final de la faena por sus incondicionales.

José Luis Benjumeda  Molleda, Marqués de Pezagua, se fue a porta gayola y pegó dos medias largas de rodillas muy ajustadas que pusieron la piel de gallina.  Toreo al natural con empaque, pero lo mejor fueron varias buenas tandas de muletazos con ambas manos entre aplausos y olés. Dominio, arte, temple, suavidad que hizo que el maestro Galloso lo felicitara efusivamente cuando el novillo desaparecía del coso del Mesón el Jerezano.

Ante el asombro de Manolito ‘el Cochino’, el Marqués de Pezagua daba una vuelta al ruedo con las dos orejas y el rabo del único novillo lidiado y bien ejecutado debido a que Pepe Neno, estuvo al quite y pudo hacerse con los trofeos del matador Galloso.

Hubo espectáculo, eso si, con la actuación posteriormente de Don Mendo y sus Mendas Lerendas (1973) 1º Premio de Cuartetos Original de M. Rosales "Agüillo"  con el Peña y 'el Masa', dos genios gaditanos universales y una berza para mojar pan y chuparse los dedos y todo por mil pesetas de la época.

Salió todo a pedir de boca. Memorable y algunas pesetas que se llevó Alfonso Terry Muñoz, Hermano Mayor del Nazareno, para entrada de la casa del costalero.

EL SEGUNDO FESTIVAL.

Hubo un segundo festival, en Vista Hermosa en la placita del Picadero, pero no tuvo la brillantez del primer espectáculo y tampoco la asistencia de público. Segundas partes nunca fueron buenas, comentaba el Marques de Pezagua y no se equivocó. Se celebró en septiembre de 1973 y Alfonso Terry Muñoz acompañó a Neno y al ‘Cochino’ en el cartel que resulto descafeinado. Se salvó el festival por la celebre ‘Fila cero’.

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Fotografía de un desplante de José Luis Benjumeda Molleda, Marqués de Pezagua,  en el coso del Mesón el Jerezano. De izquierda a derecha: Antonio González Sabio, peón de confianza de Galloso el Marqués de Pezagua, Guillermo Valero y Paco Bernal Peregil, Paco ‘Ragel’, mozo de espada de Galloso. Increíble el quite del bueno de Guillermo Valero. Arriba Se puede ver a un jovencísimo Pepe Neno. Esta fotografía, casi año y medio después, tuvo dedicatoria especial del prestigioso periodista taurino Juan Fuente, que reproduciomos a continución. (Foto Carretero).

¡Que desplante, madre mía!
“Ni mi “hermano” lo diría
que estas cosas pueden verse
en El Puerto!
¡Puerto de Santa María!

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Paseíllo en Vista Hermosa en la placita del Picadero. Neno, Alfonso Terry Muñoz, Hermano mayor de la Hermandad del Nazareno y Manolito ‘el Cochino’. Aquel día acudió la Cruz Roja como se puede observar al fondo parte izquierda de la fotografía

Textos: Antonio Carbonell. (Fotografías: Colecciones de Manuel Gutiérrez Castro y Pepe Neno). Si alguien está interesado en ver el álbum completo del primer festival puede dirigirse al  Rincón de Neno, en Valdelgrana.

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eugeniopedregalvalenzuela_puertosantamariaEugenio Pedregal Valenzuela, conocido emprendedor local, era Perito industrial.  Siendo muy joven, recién terminados sus estudios, tras una etapa en el Banco Hispano Americano, Eugenio se fue a trabajar a Barcelona, ciudad en la que pasó muchos años y conoció a la que sería su mujer, María Antonia Viou Pradas, con quien tuvo dos hijas, Eva y Esther. En la Ciudad Condal trabajo un tiempo en empresas como Campsa, antes de regresar a El Puerto, donde comenzó trabajando en el negocio familiar, Muebles Pedregal, y realizando proyectos para numerosas empresas como perito industrial. Fue uno de los socios fundadores del céntrico Hotel Los Cántaros en el año 1984, todo un referente para el sector turístico porteño que animó a la instalación de otros establecimientos hoteleros en el centro de la ciudad. Persona inquieta y comprometida con El Puerto, formó parte de numerosas asociaciones y colectivos, ocupando cargos destacados en las directivas de la Asociación de Comerciantes del Centro (Acocen), la Asociación de Empresarios de El Puerto (AE) de la que fue su vicepresidente, y la Comunidad de Propietarios de Vistahermosa. Nos dejaba el 23 de octubre del pasado año 2008. (En la imagen, superior Eugenio Pedregal en una fotografía tomada poco antes de su fallecimiento. En la inferior, la fachada del Hotel Los Cántaros, en la Plaza de la Cárcel).

hotelloscantaros_puertosantamariaINTERESES RESIDUALES.
Tuve la suerte de conocer a Eugenio Pedregal hace ya bastantes años gracias a la  convergencia que ambos teníamos en la actividad turística. Tengo que decir que me impresionaron sus opiniones sobre el mundo de la empresa y del trabajo; el empuje que aplicaba a sus actuaciones profesionales. Tenía una frase “mis intereses hoy son residuales” pues ya tenía su vida resuelta, pero no lo parecía, dado el énfasis y las ganas que ponía a cuanto acometía. Pero el segundo rasgo que mas me impresionó y creo que ahí coincidíamos plenamente, era su portuensismo desmesurado, su amor a El Puerto además,  por alguien que vivió largo tiempo fuera de su ciudad. Pocas veces discutíamos, y si lo hicimos alguna vez lo fue en buen tono y al final, llegando a la avenencia, al acuerdo, al buen trato que siempre presidió nuestra relación profesional y de amistad.

eugeniopedregal_joven_puertosantamariaA Eugenio le podía El Puerto. Y le podía más el desinterés de los responsables políticos de la Ciudad cuando, a su juicio, dejaban escapar oportunidades para nuestra población, sea cual fuera el motivo o el color político. Era un luchador para la ciudad que lo vio nacer, y ahí andaba entre asociaciones empresariales, escribiendo cartas, entrevistándose con quien procediera para ayudar a empujar la locomotora de El Puerto. En esas, en esos ‘intereses residuales’ andaba Eugenio. Dejándonos un buen recuerdo, un buen sabor en la boca de las palabras, unos buenos sentimientos en la memoria de nuestros Puerto. (En la fotografía pequeña, Eugenio con poco más de 20 años, cuando trabajaba en el Banco Hispano Americano).

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De izquierda a derecha: Manuel Jesús Merchante, Angelita Pedregal, Paquita Pedregal, Benjamín Lora, Conchita Pedregal, María Antonia Viou, Milagros Cárave. Detrás, de izquierda a derecha: Enrique Pedregal, Eugenio Pedregal y Manolo Bellido, un fin de año en la Sala de Fiestas “Oasis”, donde hoy se encuentra el restaurante “El Faro de El Puerto”. (Foto Colección I.L.P.)

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Sebastián Ganaza Cañas, ‘Ojito’ nace en la calle de la Arena (Arzobispo Bizarrón) en 1930. Desde pequeño estuvo relacionado con la venta de frutas, hortalizas y verduras en un puesto que su padre tenía en la calle Sierpes, en los exteriores de la Plaza de Abastos, actividad que nunca abandonaría ya que cuando falleció su progenitor continuó al frente del puesto ayudando a los suyos. Más tarde, por una serie de circunstancias adversas, Vicente Sordo Díaz que desde 1950 comenzó a dirigir a Los Dos Pepes, al que rebautizó como Bar Vicente,  con nótula propia en Gente del Puerto, ofrece a ‘Ojito’ la posibilidad de colocar su puesto lindante con el Bar, en la misma acera, así como un pequeño trastero para depositar, finalizada la jornada, los bártulos correspondiente, todo ello de forma gratuita. Aquel gesto jamás lo olvidaría Sebastian y quedó siempre agradecido hasta su adiós definitivo en 1990. (En la fotografía, Ojito y Domingo, en la Feria de Crevillet).

Como defensor de la libertad de su tendencia sexual y por ende de todos sus compañeros, no cabe la menor duda que la figura de Sebastian Ganaza Cañas, ‘Ojito’, es la que tiene mayor relevancia desde mediados del siglo pasado para el pueblo llano. Todavía los más viejos del lugar recuerdan su defensa a ultranza por los colores del Racing en el campo de Eduardo Dato. Todo un espectáculo ya que pobre árbitro o juez de línea que se equivocara en contra de su equipo. La zona donde se ubicaba ‘Ojito’ en el campo era las más concurrida debido a que a los aficionados disfrutaba en los lances del juego de las genialidades y ocurrencias. Era temible en días de lluvias por el paraguas que mostraba al trío arbitral. Sus ‘piropos’, a veces, propiciaba malestar en los integrantes de la Benemérita, pero nunca se amilanó. Todo lo contario. Además, ya lo conocían…

aureliosanchezmartin_puertosantamariaAurelio Sánchez Martín, familia de los Balcon, de quién ‘Ojito', con el genio, el arte y la gracia que le caracterizaba decía: ‘La niña de don Camilo’, en clara alusión a Tere, la hija de un Coronel del Ejercito llamado don Camilo que vivía al final de la calle Larga, próximo al Paseo de la Victoria,  muy apuesta y muy formal. Es que Aurelio, el mismo lo reconoce,  para sus amigos, Domingo, ‘Ojito’, Enrique, Paquito Gallardo... era muy ‘formalito’. Por otrto lado, dicen que 'la ocasión la pintan calva'. Cuando así ocurría y no vamos a dar mas pistas, 'Ojito' le decía a su hermana Rosario en su casa de la calle de la Arena: "-Venga, date una vueltecita; tu a la calle que hoy me toca a mi…"

Ojito fue el gran impulsor de reparto del trabajo en los distintos bautizos que se celebraban en años de mucha hambre y mucha necesidad. Solían acudir a la Iglesia Mayor Prioral y a la de San Joaquín para informarse de los bautizos y domicilios respectivos. A tal efecto se repartían la faena y alegraban con su arte y buenas maneras la fiesta de las familias menos pudientes de El Puerto desde los años 50 hasta los 70 del siglo pasado. Cantaban y bailaban y los más introvertidos de palmeros, lo que hiciera falta con tal de pasar un rato agradable.

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De la misma manera, tampoco lo olvidaría Domingo Rosado Ramírez quien cogería el relevo, del puesto de hortalizas y verduras, una vez fallecido ‘Ojito’,  gracias a Vicente y a su hijo, también Vicente (con nótula propia en Gente del Puerto), todo un experto en el difícil arte de “saber estar” detrás de un mostrador.(Domingo, a las puertas del Bar Vicente. Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

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Luis, J. Ramírez, Juan el Zapatero y Domingo en el Recinto de Las Banderas, durante la Feria de Primavera del año 2002

Domingo Rosado Ramírez nace en la calla la Zarza 56, curiosamente también en 1930  y el hecho de que no encajaran bien su homosexualidad hace que cambie de planes y a los 18 años se va a Barcelona y se une a su vecino y compañero de fatiga, Juan Zapata Sucino, conocido por ‘Reverte’. Trabajan de cocinero en ventas y restaurantes y al final como plato fuerte salían a bailar y a cantar.

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De izquierda a derecha, Juan 'el zapatero', Luis, 'el de los Huevos' y Domingo, pegándose un desayuno con pasteles. (Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

Cuando Domingo regresa a El Puerto, después de su aventura por tierras catalanas, comienza a trabajar como cocinero con Maximino Sordo Díaz en el Bar Central, calle Larga esquina con Luna y en el Restaurante el Resbaladero, cuando las ocasiones lo requerían. También, antes de ‘heredar’ el puesto de ‘Ojito’, formó parte de la plantilla de trabajadores en el Bar Vicente, siendo su ultimo trabajo para la hostelería en Acuasherry Park, hoy denominado 'Acualand'.

domingo_26_12_2006_puertosantamariaDomingo Rosado Ramírez, aventurero y buscavidas cantaba cuplés y se acoplaba a cualquier reunión gastando todo cuanta ganaba entre sus amistades. Era una persona generosa. Mimaba mucho a los jugadores del Racing Club Portuense, y tenía predilección por alguno de ellos a los que consideraba su protector, allá por los años sesenta. Falleció a la edad de 75 años, una mañana de diciembre de 2006, en la Plaza del Polvorista cerca de su casa, conocida como la Casa de los Naranjos en la calle Aurora, cuando se dirigía a su trabajo, en la Plaza de Abastos, Bar Vicente, donde tenia instalado su puesto. Durante algunos días, después de su fallecimiento, clientes y amigos depositaron flores en el lugar donde estaba ubicado el puesto de hortalizas y verduras. A la izquierda,  podemos leer el epitafio recordatorio que se pudo contemplar a las puertas del Bar Vicente el 26 de diciembre de 2006. (Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

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Luis Pinto Corzo, “Luichi con nótula propia en Gente del  Puerto; Juan el Zapatero, Domingo y Luis ‘el de los Huevos,' en el Carnaval del año 2000.

‘Ojito’ y Domingo, dos grandes amigos de toda la vida. Forman parte de la idiosincrasia local. No se concibe la historia de El Puerto sin estos personajes que tanto sufrieron en épocas pasadas. De igual forma que ‘Enrique ‘el Peluquero' -Enrique Rodicio Fuero-’; Juan 'el Zapatero', con nótula propia, Paco Gallardo, ‘Paquito’; Manuel Millán Álvarez, Manolito del Bar El Faro, en la esquina de Nevería con Palacios; ‘la Zorrita’ que nació y vivió en la Casa de los Frailes, Callejón Espelete; Perico el de ‘La Carlota’; Antoñito el del Penal; Juan Zapata Sucino, Reverte y José García Romero, entre otros.

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Domingo y su amigo Luis, 'el de los Huevos', en la calle Ganado, junto a la Plaza. 2001.

EL AUTOR DEL TEXTO QUIERE CONSIDERAR:
Cuando la nótula sobre Perico el de ‘La Carlota’. El Parguela de la mobylette, se comentaba que la homosexualidad está totalmente demostrada ya desde tiempos de Grecia y Roma. En tiempo de la dictadura franquista un porcentaje alto, de casi un 75º% se casaban y tenían hijos para disimular y morían siendo infelices, aunque de estos sigue habiendo todavía, hombres casados y con hijos que de vez en cuando se escapan para echar una canita al aire. Si bien, estas secuelas del pasado por el que dirán, felizmente tienden a ir despareciendo.
Añadía que los pocos que no disimulaban su homosexualidad en tiempo de la dictadura, eran considerados como enfermos, degenerados e incluso como escoria, por lo que muchos acabaron en la cárcel, como fue el caso de Perico y otros tantos que lo encerraban en la Plaza de la Cárcel, justo al lado de donde hoy se encuentra el Hotel Los Cantaros, ya que después de la persecución y eliminación de la disidencia política por parte del dictador y sus secuaces aplicaron a seres indefensos la Ley de vagos y maleantes.
Después de esta nótula, hoy todavía más, nos debe permitir, por una parte, valorar la gran valentía de los homosexuales de aquella época, obviamente los menos pudientes porque nunca tuvieron que salir del armario ya que era pública y notoria su vida al llevar por bandera su clara tendencia sexual y, por otra parte, que su misma dignidad se puede comparar con las de aquellos que lucharon por la defensas de las libertades durante la época franquista.

(Textos: Antonio Carbonell López).

Agradecemos a Luis del Pino Robles -Luis 'el de los Huevos'-, Aurelio Sánchez Martín, Miguel Muñoz -'Cabo Reyes'- y Vicente Sordo Gómez la colaboración prestada para la elaboración de esta nótula. Salvo que se indique lo contrario, las fotografías pertenecen a la Colección de Luis del Pino Robles.

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No entró con buen pie el cinematógrafo de los Lumière entre los porteños. Pese a las buenas referencias del éxito en Cádiz, la primera función en el Teatro Principal, el 17 de octubre de 1896, acabó en rebelión del público, enfadado por su corta duración. Lejos de estar asombrados, cuando el proyector volvió a repetir los «cuadros», los espectadores comenzaron a abroncar a los organizadores, que al día siguiente abandonaron El Puerto.

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Propaganda de una función en el Teatro Principal, en 1898.  Anverso. (Colección Tomás Ramírez).

Hace ciento doce años dos problemas causaban honda preocupación entre los porteños: la insurrección en Cuba y Filipinas, que registraba ya numerosos muertos entre los alistados de la provincia, y la plaga de filoxera que estaba destruyendo las viñas de la zona, fuente de riqueza fundamental para la ciudad.
El entretenimiento para ahogar tales agobios se limitaba a la tertulia, en casapuertas, tabernas o salones, o algún aislado espectáculo. Al alcance de la burguesía local se encontraba la variada, pero precaria, programación del Teatro Principal: zarzuela, varietés, conciertos, y obras puestas en escena por bienintencionados grupos en provincias, o aficionados.

cinematografoEn octubre de 1896 llegan ecos del éxito de un invento que causa sensación en Cádiz. El cinematógrafo de los hermanos Lumière impresionaba «a quienes acudían al coliseo de la calle de la Novena», como menciona la Revista Portuense en su número del 13 de octubre.
Hasta entonces, nuestros abuelos habían disfrutado de experiencias visuales parecidas, protoinventos cinematográficos. Meses antes habían sido una conmoción de sorpresa los «cuadros ilusionistas» de monsieur H. Kaurt -serían tal vez unas diapositivas móviles o un «cine» rudimentario-, pero sin parangón con el novedoso aparato.
Los empresarios del teatro se las prometían muy felices cuando contrataron al cinematógrafo ambulante. En principio estaba previsto que se estrenara el 15 de octubre, pero el éxito en la capital retrasó la novedad al sábado 17 de octubre de 1896.
En esa fecha, los portuenses iban a descubrir el cine, y la experiencia no iba a ser satisfactoria. La Revista Portuense lo anuncia asegurando que «por medio de él se reproducen sobre un lienzo cuadros animados y vivos que hacen llegar a nosotros las impresiones de escenas de la vida real», explicando en el artículo el proceso físico de la ilusión visual de movimiento.
A las ocho de la tarde da comienzo la función, que acabaría en protestas del público cuando volvieron a repetirse los «cuadros» -tal vez «Llegada del tren» o «salida de los obreros de la fábrica», entre otros-. Los espectadores patearon la función por su corta duración y su escasa variedad. Parece que no existió la sensación de asombro que tuvo medio mundo. Ante el fiasco -tuvo que avisarse la corta duración en los programas-, el cinematógrafo sólo ofreció una función más, al día siguiente. El jueves la programación del Principal se reanudó con la discreta cantante de ópera Vittoria Domeneci, que sí triunfó en El Puerto. El cine tendría su segunda oportunidad en enero de 1897, con las sesiones del «Cinematógrafo Joly».

SALAS DE CINE EN EL PUERTO.

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1896, octubre: primera proyección del cinematógrafo en el Teatro Principal.
1897, enero: segunda vez que se ofrece cine en el Principal, por el «Cinematógrafo Joly».
1906: programa veraniego de cine en la plaza del Carbón, futuro Gran Cinema.
1931, abril: primera proyección de cine sonoro, en la ciudad, del film «Galas de la Paramount».

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Programa de mano de la película 'Sagrario'. Con esta película se estrenó el Cine Orpheo, en Puerto Escondido, propiedad de la Familia Valimaña. (Programa Colección Manuel Valimaña Lechuga).

1935, junio: apertura del Cine Orpheo, en Puerto Escondido. Cerrará en noviembre del 41.
1941, mayo: apertura del Cinema España, en la actual Ribera del Marisco. Cerrará en 1973.

1942, mayo: apertura del cine Macario, en calle Misericordia, con el film «Los cien mil dólares». Remodelado como sala cerrada en mayo de 1978, estrenándose con «Jesucristo Superstar».
1950, junio: primera temporada del Cine Colón, en calle Jesús de los Milagros. Se inicia con «La duquesa de Benamejí». Cierra en 1980.
1954, junio: abre el Cine Moderno, en calle Cruces, con «El bandido generoso».

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Entrada de General al Cine Macario, por la calle Luna. En su lugar hoy ocupa su espacio la Sala de Música 'Mucho Teatro'. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

1956, octubre: parte del Cine Moderno se habilita como la primera sala cinematográfica cubierta de la ciudad, con lo que tendrá sala de invierno/verano. Se remodelará en 1977 como sala única, cerrando como tal en 1984 y siendo clausurado en 1994.
1958, junio: apertura del Cinema Puerto, en Ganado.
1962: se abre el Cine Victoria, por primera vez, en calle Bolos. El local cerrará en 1982 y será derribado en 1987.
1964: el Cinema Puerto es remodelado de cine de verano a sala de invierno cubierta y rebautizado como Central Cinema, al ser comprado por la empresa de Nuchera, abriendo con el film «El premio». La sala se cerrará en 1987 y será demolida en 1990.
1965, junio: apertura del Cine Florida, en calle Luja, con la película «La pantera negra». El solar será convertido en viviendas en 1986.
1974, junio: primera temporada veraniega del Cine Playa, en calle Valdés -actual piscina cubierta-, cerrando en 1981.

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Programa de mano. Con esta película se inauguró el Cine Macario en 1942, de la Familia Valimaña. El título original de esta película es 'Centomila dollari', del año 1940, dirigida por Mario Camereni, e interpretada por Assia Noris y Amadeo Nazzari (Colección de V.G.L.)

1976, mayo: se habilita el Cine Puertomar en Valdelagrana. Su última temporada será en 1982.
1982, junio: se inauguran las dos minisalas de Multicines Avenida, en la avenida de Andalucía, con «La vida de Brian». El local se cerrará en mayo de 1986.
1984, febrero: incendio del Teatro Principal, el coliseo portuense había cerrado a mediados de 1983.
1993, julio: apertura de cinco salas como Multicines El Paseo. Se ampliarán a nueve en julio de 1996. Cierra sus puertas en abril de 2005.

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Publicidad del Cine Macario. 30 de mayo 1955. Nótese el cachondeo del fino de la publicidad, en relación con los nuevos avances en tecnología del cine. Temporada 19555/56. (Colección M.V.L.)

2002, marzo. El día 31 el Cine Macario, en la esquina de Luna con Misericordia, abierto en 1942 como sala de verano y como cine cubierto en 1978 cierra sus puertas. La familia Valimaña se había visto en la obligación de cerrar la sala de cine que contaba en el centro de la localidad, el Cine Macario, emblema y superviviente de su actividad. Era la única sala que no formaba parte de un multicine que pervivía en la provincia. Contaba con 1812 butacas. Tras su estela queda la trayectoria de la familia Valimaña que comenzó en el negocio en 1935 en el Cine Orpheo, en Puerto Escondido, antes de contar el recinto de Luna.
2003, febrero: apertura el día 7 de febrero, de múltiples salas en el Centro Comercial Bahiamar

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Rafael Alberti Merello. Fotografía de Bernardo Pérez.

ALBERTI Y EL CINE.
“Yo nací, respetadme, con el cine”. Alberti fue de aquellos niños que se quedaban impresionados con el cine veraniego en la plaza del Carbón. Aquellas sensaciones se plasman en este poema del libro ‘Cal y canto’.

"... Y el cine al aire libre. Ana Bolena,
no sé por qué, de azul va por la playa.
Si el mar no la descubre, un policía
la disuelve en la flor de su linterna.
Bandoleros de smoking, a mis ojos
sus pistolas apuntan. Detenidos,
por ciudades de cielos instantáneos,
me los llevan sin alma, vista sólo.
New York está en Cádiz o en el Puerto.
Sevilla está en París, Islandia o Persia.
Un chino no es un chino. Un transeúnte
puede ser blanco al par que verde y negro.
En todas partes tú, desde tu rosa,
desde tu centro inmóvil, sin billete,
muda la lengua, riges, rey del todo...
Y es que el mundo es un álbum de postales.
Multiplicando pasas en los vientos,
en la fuga del tren y los tranvías.
No en ti muere el relámpago que piensas,
sino a un millón de lunas de tus labios.
Yo nací -¡respetadme!- con el cine.
Bajo una red de cables y de aviones.
Cuando abolidas fueron las carrozas
de los reyes y al auto subió el Papa.
Vi los telefonemas que llovían,
plumas de ángel azul, desde los cielos."

El lenguaje del cine mudo marcó el lenguaje de la Generación del 27. El montaje del cine mudo era para estos autores poesía en imágenes. Y en esas llegó el sonoro.

(Textos: Francisco A. Gallardo).

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Muy cerca del quinto pino, en Cuatro Pinos, la calle Javier Ruibal saluda al mundo. Entre amigos y familiares, con la voz quebrada por la emoción y la generosidad que le adorna, Javier Ruibal se convirtió en calle, que calle para siempre el olvido, la calle más hermosa, sincera y luminosa de El Puerto de Santa María. Una voz, una copita de fino, cientos de fotos, risas armónicas y melodías de ayer y de hoy. Nadie como Javier Ruibal ha sabido captar al vuelo los sones y sentires de la tierra y los ha situado en el contexto sentimental del resto del planeta. Dicen que las canciones pertenecen a todos, como la calle Javier Ruibal, pero pocos artistas logran atrapar la esencia y transformarla en copla popular exquisita y única. Echamos un ratito de categoría con Javier y los suyos. Ahí va el texto que leyó Ruibal al ritmo de su corazón. Grande Ruibal.  Enrique Alcina.

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"Señor alcalde, amigas y amigos, familia:
Es evidente la emoción que en este momento mi corazón siente como personas y como ciudadano de El Puerto.
No hay mucho que decir y sí mucho que agradecer porque, por los méritos que supuestamente yo hubiera acumulado a lo largo de mi vida, bautizar una calle con mi nombre sobrepasa absolutamente cualquier expectativa de reconocimiento a mi labor profesional y humana.
Esta ciudad que me vio nacer y crecer mientras correteaba por sus calles y sus playas sin ninguna conciencia de su importancia ni su historia, pero con la certeza absoluta de que era y es un rincón de los más bellos del planeta, me educó y me dio la inspiración ara saber escoger un oficio y un modo de vivir, y hoy me otorga el honor más grande que se puede recibir: perdurar en la memoria de mis paisanos.
Tengo la certeza absoluta de que esto es un regalo, uno de los muchos que mi oficio de músico y poeta me ha ido brindando mientras yo no hacía más que dedicar mis horas al placer de la composición y la escritura y a viajar por el mundo cantándoselo a la gente.
Asimismo, tengo la convicción de que hay en esta ciudad personas cuya abnegación y entrega a los más necesitados justificarían sobradamente recibir la distinción que hoy a mí se me hace.
A ellos que trabajan calladamente escribiendo el poema de la solidaridad silenciosa, y acunan con sus esforzadas manos la canción de la buena voluntad y el amor generoso, quisiera dedicar yo también esta calle que mejor debería tener el rótulo de:
Calle de los que ayudan, calle de la buena gente, calle de la tolerancia, o la compasión, calle del amor abierto, calle del respeto, calle de la igualdad o de la justicia, calle de la inmigración, calle del libre albedrío, de la individualidad, calle de la amistad, calle de los don nadie, calle de los cualquiera, calle de los niños, calle de los mayores ... o bien podría llevar un nombre que provocara bienestar a quien la transite, como por ejemplo:
Calle de la gracia, calle del buen humor, calle de la risa tonta, calle del cachondeo, de la carcajada, calle de la emoción o de la ilusión, calle del beso o del morreo, calle del abrazo ...
Se me ocurren un millón de posibilidades antes que la simpleza de mi nombre y mi apellido aunque, eso sí, este honor se le hace también a los míos, a los que me trajeron a la vida, a los que yo traje, a todos los que dedican sus días al arte y a los que me acompañan en este asombroso y bello paseo que es vivir.
Así que gracias de todo corazón por vuestra generosidad, gracias a la buena vida que he llevado siempre en El Puerto y gracias por hacerme sentir abrazado y rodeado por vuestro cariño.
Por cierto, esta es también la calle de Nono y Nieves, que son mis amigos y viven aquí al ladito.
Muchas gracias
". Javier Ruibal.

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bottaro_solo_puertosantamariaEn una anterior nótula en Gente del Puerto sobre el prolífico Juan José Bottaro Pálmer, autor de obras de escultura, arquitectura, forja, pintura, mobiliario, tapices, etc., glosamos su vida e hicimos referencia a su vasta obra. Lamentábamos que de Bottaro, poco dado a posar ante fotógrafos, existiesen pocos documentos gráficos sobre su persona. Gente del Puerto trae hoy dos fotografías realizadas en el antiguo Convento de Santo Domingo (sede de la Academia de Bellas Artes en 1930), en el centro de sus alumnos y discípulos:  "Sus alumnos predilectos llegan a formar el llamado “grupo de El Puerto”: Juan Ávila Gutiérrez, el mejor, y, luego, Luis Suárez Rodríguez, Luis Rousselet, Manolo Rioja, Isabelita Perdigones… Mención aparte merecen sus discípulos Manolo Prieto, cartelista y medallista, Carlos García Gil, caricaturista, y el más pequeño de todos, en edad, Juan Lara Izquierdo, pintor, que se dedicaron profesionalmente –y con notable éxito– al arte".

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En la fotografía, tomada en 1930, Juan José Bottaro Pálmer, en el centro, debajo del busto de Goya, que descansa sobre un capitel corintio. A la derecha del capitel, en la fila quinta desde el suelo, Juan Ávila. En la cuarta fila desde el suelo, el tercero por la derecha es Felipe Lamadrid. En la fila tercera desde el suelo, primero  por la derecha, el escultor José Ovando Merino. En la fila segunda desde el suelo, el segundo por la izquierda, Manuel Lojo Espinosa, a continuación, de negro, el pintor Juan Lara Izquierdo y el quinto por la izquierda, José Antonio Lojo Espinosa; en la misma fila, tercero por la derecha, Francisco Moresco Farfán. En la fila del suelo, cuarto por la izquierda, Manuel García, padre de Manolo García Campos. (Foto Colección LSA).

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No solo tuvo alumnos, sino también alumnas. Bottaro Pálmer, en el centro de la fotografía, en el antiguo Convento de Santo Domingo. Arriba del busto, Juan Ávila; en la fila superior, a la derecha de la columna de la izquierda, Juan Py Bononato, padre de los Py Cotro y tío de los Py Rodríguez. A la derecha, en la fila superio, Felipe Lamadrid. (Foto Colección LSA).

la-pintura-en-la-vida-cotidiana-andaluzaTodos los citados fueron más bien discípulos de Don Juan. Además tuvo como discípulo  en escultura a José Ovando Merino, imaginero y tallador nacido en nuestra Ciudad, aunque su vida y obras se desarrollaron en Cádiz, donde falleció el 18 de marzo de 2001, a los 89 años de edad, sumido en un injusto olvido por el mundo cofrade de la provincia. El llamado "Grupo de El Puerto" está ya estudiado en el libro de Luis Quesada, "La pintura enla vida cotidiana andaluza", interesantísimo volumen que recoge costumbres y personajes populares de Andalucía, exquisitamente editado en Sevilla por la Fundación Fondo de Cultura de Sevilla (Focus) en 1992, (458 páginas con ilustraciones en color), cuya imagen de portada reproducimos a la izquierda de este texto.

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En la fotografía, Juan José Bottaro, de espaldas a la izquierda de la fotografía (ya hemos señalado que era poco dado a dejarse fotografiar), en la barcaza que le llevaría a la inauguración del monumento que había realizado sobre la Virgen del Carmen (foto pequeña), y que se encuentra en la margen izquierda del río Guadalete. (Foto Colección VGL).

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manolitoelcochino_puertosantamariaManuel Gutiérrez Morillo, Manolito ‘el Cochino’, sin duda alguna uno de los mejores pescaderos (para muchos el mejor) que ha dado El Puerto.  En el mundo del pescado sus facultades innatas y, sobre todo, su generosidad han hecho posible que como porteño sea muy querido y conocido allende nuestras fronteras. El apodo le viene por su bisabuelo, pescadero también como su abuelo y Gabriel, su padre. Su bisabuelo enfermo de viruela quedó con las secuelas de la misma dejandole  unas marcas características sobre la superficie de la piel.  Los pescaderos se sorprendieron y, claro, el cachondeíto de la tierra: “--Está más feo que un cochino.” Nació en la Calle Pozuelo, frente a la desaparecida Sala Pozuelo y se crió con su madre y sus hermanos, a quienes ayudó todo cuanto pudo, circunstancias adversas, ocurre en las mejores familias, hicieron que la figura de su tío Manolo, hermano de su padre, fuera determinante en el devenir de Manolito ‘el Cochino’. La generosidad de la que siempre ha hecho gala es fruto del trato y el cariño de su tío que fuera quién le abriera las puertas al negocio del pescado. (En la fotografía, Manolito ‘el Cochino’ cuando comenzó en el puesto de pescados en la Plaza de Abastos. Puesto que compraría a su tío Manolo y al padre de Pepe Romerijo a finales de los años 50 del siglo pasado).

EL MUNDO DE LA MAR.
Curiosamente la vida de Manuel, al menos en sus comienzos, tiene bastante similitud con la de los pescadores. Las necesidades familiares obligaban a los menores con edades comprendidas entre los 12 y 14 años a zarpar para faenar en alta mar y emprender una trayectoria que no abandonaban durante su vida. En su caso, su madre María y sus hermanos, Josefa, Inés, Carmen y Gabriel precisaron de su trabajo para subsistir. Sus comienzos no fueron nada fáciles. Sus primeros trabajos vendiendo naranjas y agua en la playa y de aprendiz en las Bodegas de Osborne. Durante el servicio militar comenzó a exportar pescados en el mismo tren que lo llevaba a San Fernando, incluso algunos fines de semanas llegaba hasta Córdoba.

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Fotografía tomada en la Feria de Primavera en Crevillet. De izquierda a derecha: Juan Luis Carrillo Lucero, empresario pintor; Vicente Arníz Arévalo, apodado 'Vivi', empresario electricista; Manolito 'el Cochino'; Antonio Sánchez Cortés, sibarita, con un mazo de tickets en la mano; Adolfo Sibila, director de Empresa Consignataria de Buques y Pepe Romero Zarazaga, Pepe de Romerijo.

EL PUESTO EN LA PLAZA.
Una vez licenciado, inicia su andadura en el Mercado de Abastos, gracias a su tío Manolo que le abre de par en par sus puertas en el puesto de pescados que en sociedad tenía con el padre de Pepe Romero Zarazaga, Pepe Romerijo, con nótula propia en Gente del Puerto, situación que le permite conectar con el público y asistir diariamente al muelle pesquero a la subasta de pescado recién extraído de la mar…

A finales de los años 50, después de la muerte de su tío Manolo, compra el puesto de pescados y emprende una extraordinaria labor relacionada con la comercialización de pescados y mariscos que permite en 1963 abrir en sociedad, con su intimo amigo Pepe Romerijo, un nuevo puesto de pescados en la Placilla, frente a la Frutería de Agustín Vela Mariscal.

Miguel Pineda Martí, armador del pesquero ‘Pascual Baldo’ con nótula propia en Gente del Puerto 99, tenía un Biscuter (era un coche considerado una de las pequeñas joyas de fabricación española en los años 50, nacida en una época en la que la falta de materias primas aumentaba el interés por los vehículos de pequeño tamaño y moderado consumo), e iba con Eugenio Espinosa Palacios, ‘Nono’ del Restaurante Guadalete a comprar pescado a Sanlúcar de Barrameda. En varias ocasiones se encontraron por la carretera a Manolito ‘el Cochino’ que se desplazaba con ciclomotor denominado Velosolex, (bicicleta con un motor delante encima de la rueda, de 25 kilogramos de peso, un depósito de un litro de capacidad, y menos de un caballo de potencia, la Velosolex podía recorrer 100 kilómetros a una velocidad de 27 kilómetros la hora). Manolito ‘el Cochino’ que compraba algún pescado para el puesto pedía el favor a Miguel Pineda para que lo trasladara en el Biscutex, a lo que accedía cada vez que se lo encontraba. ‘El Cochino’ empezaba con el puesto…  ¡Iba y venia con una Velosolex!

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Fotografía tomada a principios de los años 60 del siglo pasado en un Fin de Año. De izquierda a derecha: Milagros Castro Utrera, Manolito ‘el Cochino’, Juan Luis Carrillo Lucero y su esposa, María del Carmen Álvarez Serrano, conocida por ‘Puchi’ hija de Rafael Álvarez y cuñada de Ricardo Palacios Mena, de Vulcanizados Ricardo SL, fallecida recientemente.

SUBASTADOR DE PESCADOS.
La continuidad en el puesto de pescados  de la Plaza de Abastos y la ayuda en el puesto de la Placilla por parte de su hermana Carmelita y posteriormente la de su esposa, Milagros Castro Utrera, consolidaba sus conocimientos comerciales. Si bien, al principio, no todo fue fácil, ni mucho menos ya que su mujer, Milagros Castro Utrera, de profesión costurera, tuvo que continuar trabajando en su actividad y más tarde en el puesto de pescado de la Placilla, una vez que su cuñada, Carmelita, se casara. De la misma manera, el hecho de permanecer en el muelle pesquero observando las descargas del pescado, el trasiego y los entresijos diarios de la cadena comercial de la actividad pesquera, hicieron que se especializara, en un principio, como subastador de los barcos que se conocían como Juanelo, barco de pesca de pequeño calado y eslora y de un solo palo.

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En su hábitat natural: en la Lonja del Pescado en esta Banda o Margen Derecha,  mediados de los sesenta del siglo pasado. De izquierda a derecha: Manolito ‘el Cochino’, José Gutiérrez conocido como Pepe ‘El Chofer’, exportador de pescados; Juan Hernández Navarro, vendedor de pescados; José Fernández Bernal, Pepe ‘Chiquete’, subastador de pescado y Pepe Romerijo. De espalda Tomas Cervera, exportador de pescados.

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Fotografía con el cabo de Celadores-Guardamuelles, en Ribera del Río, 30, encima del Bar Puente; era una especie de patio o descansillo de la entrada del piso de Manolito Arniz, cabo de los Celadores-Guarda muelles y padre del pintor Paco Arniz, quien celebraba el bautizo de su hija Tere. Corría el año 1964.  Entre los invitados, vecinos, amigos y familiares, segundo por la izquierda José García Cruz, el que esta agachado, Ramón Quero Llerandi, padrino del bautizo, Manolo Arniz, con botella y bandeja con copas, a su derecha.  Manolito ‘el Cochino’. Quizás el de la derecha fuera Diego Pantoja del Puerto (el de Muebles Pantoja).

Años antes de que comenzará la expansión de su negocio, gracias a la labor que llevó  a cabo con la flota pesquera onubense conocida en la jerga marinera porteña como huelvana, la simpatía, el saber y la cortesía del ‘Cochino’ hizo posible un trato especial por parte de los Celadores-Guardamuelles de la Junta de Obras de Puerto: Luis Sánchez, José Hidalgo Luque, conocido por ‘el Viejo'; Roque, Lore, Ricardo, Niño José, Vicente Morató, Manolito Arniz, padre del Pintor Paco Arniz. Recuerdo que a mediados de los años 60, construidas las viviendas de la Rotonda de la Puntilla para el personal de la Junta de Obras de Puerto, se ofreció a trasladar con su furgoneta DKV el mobiliario y enseres de las familias de los Celadores-Guarda muelles.

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Finales de de la década de los sesenta del siglo pasado. De izquierda a derecha: Pepe Romeijo, su primera esposa y madre de sus hijos, Lola Sánchez de la familia Balcon de El Puerto; Milagros Castro Utrera, esposa de 'el Cochino’; Manolito ‘el Cochino’, Lola Flores, 'la Faraona', Lete y Pepe Bigote Jiménez, 'embajador oficioso' de El Puerto en Madrid. (Foto Caripén).

manolitoelcochino_011_puertosantamariaLa afinidad y amistad que compartía con Pepe Romero Zarazaga, Pepe Romerijo, con nótula propia en Gente del Puerto 13, sería el aldabonazo para contribuir en la década de los años 70 y 80 a que la sinergia de ambos sectores, el extractivo pesquero y el comercial, fuera, sin ningún género de duda, el de mayor esplendor y, como consecuencia, uno de los pilares básicos de la economía porteña. Cabe recordar a Pepito Roselló, Pepe ‘El Chofer’, padre de Jaime Gutiérrez Perea, concejal que fuera de IP; Juan Crespo Rodríguez, ‘Mosco’, Ángel Alonso Alejo, José Agarrado Macias, Juan Hernández Navarro, Miguel Roselló Bertomeu, José González García, la familia Soriano Gómez, ‘Abuja’, Quini Roselló, José Manuel Moy, Miguel Moy, Joselin y además Luis Fernández Chulian, Fali Alonso Gómez, Manolo Ariza, Miguel Payares, José ‘Plaza, ’Fermín Romero Díaz, ‘Abuelita… y toda la marinería, sin excepción de ningún tipo. Merece capitulo aparte la figura de José Antonio Español Caparrós, Ingeniero Director de la Junta de Obras de Puerto, muy particular y controvertido personaje, con el que se entendió a las mil maravillas. (En la fotografia con Pepe Romero Zarazaga).

VENDEDOR OFICIAL DE LA LONJA
A finales de los años 60 las cosas cambiarían ya que Manolito ‘el Cochino’ se asentó económicamente y hasta se permitió a partir de entonces, en bastantes ocasiones, hasta su jubilación, acudir a trabajar a la Lonja de Pescados y subastar el pescado y marisco con traje y corbata.  Genio y figura.

Más tarde, corría el año 1970, ante la incesante progresión de las ventas efectuadas por la presencia de pesqueros de la flota onubense, que faenaba en el Golfo de Cádiz, fue nombrado vendedor oficial en la Lonja de Pescados, uniéndose a los tradicionales vendedores: José Agarrado Macias, Juan Hernández Navarro y Miguel Roselló Bertomeu que se dedicaban a la venta de las capturas de la flota con base en este puerto, compuesta  por 132 unidadades y 1500 tripulantes que faenaban en los caladeros de Marruecos. De aquellas vendedurias, en la actualidad, después de muchas vicisitudes, la única que se mantiene en un maltratado sector pesquero es la de Manolito ‘el Cochino’.  En los años de esplendor de la pesca, sus grandes bastiones y personal de confianza en la vendeduria: Pepe Barbudo en la administración y su primo Paco Sacaluga, en una de las tareas más ingratas, cobrador de las ventas de los pescados y mariscos.

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Genio y Figura. Fotografía en el Restaurante El Resbaladero, mediados de los años 70: Izquierda a derecha. Manuel Camacho Aguilar de Hierros Osca, Maximino Sordo Díaz, propietario del Restaurante, Manolito ‘el Cochino’, Nicanor Gómez Recalde, de Ultramarinos ‘Los Caballos’ y Antonio Crespo Blanquer, de los alicantinos llegados a esta tierra, calpino, conocido por Toni Pala, excelente patrón de pesca.

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Fotografía en el Restaurante de Ramón Muñoz, mediado de la década de los años 80, carretera nacional IV, antes de llegar al Caballo Blanco, misma acera, en dirección a Cádiz. Rincón de Neno estuvo ubicado en el mismo lugar antes de ser Restaurante. Manolito ‘el Cochino’ marcándose unas sevillanas con su amigo Juan Luis Carrillo Lucero. Izquierda a derecha: Pepe Crespo, empresario vinculado a la carpintería, Juan Crespo Rodríguez, exportador de pescados, Ramón Muñoz, hostelero y Antonio Reyes Haro, empresario del transporte, barcos, pescados y mariscos.

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En Casa Lucio, principio de los años 80 del siglo pasado, en Madrid. De izquierda a derecha: Milagros Castro Utrera, esposa de Manolito ‘el Cochino’. Milagros Camacho, segunda esposa de Pepe Romerijo, Paco Villaescusa, excelente persona natural de Yecla (Murcia), Fabricante de muebles, muy amigo de Pepe Bigote Jiménez; Manolito ‘el Cochino y Pepe Romerijo. De pie Lucio Blázquez.

Los prematuros fallecimientos de las esposas de Pepe Romerijo y Manolito ‘el Cochino’, Lola Sánchez y Milagros Castro Utrera, respectivamente, unieron aún más los lazos de amistad. Ambos, con algunos de sus hijos aún pequeños, tuvieron que afrontar sus destinos. En el caso del ‘Cochino’, su cuñada Julia Castro Utrera, quien tomó las riendas de su casa y ayudó a llevar adelante a los hijos de Manolito ‘el Cochino’: María José, Mili, Maleni, Manolo, Inma y María del Mar. En la actualidad, a sus 78 años, Julia sigue al pie del cañón cuidando a su cuñado. Pepe Romerijo se casó en segunda nupcias con Milagros Camacho

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En el Restaurante El Resbaladero: Año 1983, homenaje de despedida a la funcionaria de la Cofradía de Pescadores Magdalena Nimo Real, Oficial de administrativa y cajera, a quien todos conocíamos por Pili. ‘--Anda dame un beso, Pili, que aquí te traigo un regalito’. Una mujer de armas tomar, eficiente cobradora y un hito en el muelle habida cuenta que era la única mujer que entraba en la Lonja de Pescados. Familia de los Nimo. Su hermano Jesús y su sobrino José Luis, concesionario de coches, amigos de ‘el Cochino’. Con este Nimo se le veía mucho en barrera en la Plaza Real.

Sus visitas diarias, en mañana y tarde, a los distintos ‘confesionarios’ eran sagradas: ‘El Guadalete’, ‘El Brillante’, ‘La Perdiz’, ‘Casa Flores’, ‘Paco Ceballos’, ‘La Guachi’ de Romerijo, ‘Betis’, Cervecería ‘Puerto’, ‘Liba’… acompañado en distintas etapas por ‘Antoñon’, Manolito ‘Justicia’, Pepe ‘el Cachorro’ de Lepe y durante los veranos se unía Pepe Bigote Jiménez, con nótula propia en Gente del Puerto 215, que regresaba de Madrid a tomar las aguas… Todo un espectáculo pues no le dolían prendas a la hora de invitar a una copa a los parroquianos que, durante su ‘vía crucis’, estuviera en la barra de los distintos ‘confesionarios’. Lo de comer era otra cosa, mas menos como dice Pepe Neno, con nótula propia en Gente del Puerto 209. Por cierto, hubo un tiempo que fue gotera del Marqués de Pezagua en su Rincón de Neno en Valdelagrana.

Es un personaje campechano que a pesar de la perdida de memoria tras los ictus sufridos todavía a sus 76 años, sigue fumando sus puros habanos y, lo más importante, conservando la elegancia y espontaneidad que siempre le ha caracterizado.  "--Que me quiten lo bailao..." es lo que, desde el afecto, puedo expresar mejor a lo largo de su dilatada y bien aprovechada vida.

Hoy, la crisis que atraviesa la actividad pesquera, también ha hecho mella en el negocio. Sin embargo, contra viento y marea, sus hijos luchan afanosamente por mantener la vendeduria y buscar nuevas alternativas. Su hijo Manuel Gutiérrez Castro, continúa con la aventura empresarial consolidando y ampliando nuevas líneas de negocio relacionados con la pesca extractiva y el mundo de la mar. (Textos: Antonio Carbonell).

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