Manuel Sánchez-Romate, fue Coordinador de Educación Permanente de Adultos en la década de los setenta del siglo pasado, siendo nombrado por el poeta y apóstol seglar de la No Violencia y la Paz en la Escuela, el mallorquín Lorenzo Vidal Vidal, a la sazón, inspector de Educación. Sánchez-Romate, junto a otros compañeros de magisterio, hicieron una importante labor, por la que fueron felicitados en diversas ocasiones. Declina ser protagonista de una nótula en Gente del Puerto, pero amablemente nos remite sus percepciones de lo que supuso aquella experiencia, en el recuerdo. /En la imagen de la izquierda, una fotografía de Sanchez-Romate en 1975, detrás aparece su suegro, Antonio Femenía Máiquez, funcionario municipal y corresponsal de Diario de Cádiz en aquellas fechas.
Hasta finales de los sesenta, funcionaba en nuestra ciudad, en el Colegio de San Agustín, la llamada Campaña de Alfabetización cuyo único objetivo era reducir el analfabetismo y extender el Certificado de Estudios Primarios a aquellos españoles que no habían podido asistir a la escuela.
A principio de los años setenta, se aprobó una nueva Ley de Educación impulsada por el ministro Vlllar Palasí, que pretendía un cambio revolucionario con relación al periodo anterior. Entre los aspectos a tener en cuenta figuraba la idea de extender la educación a todas las capas sociales haciéndola obligatoria y gratuita.
Se creó la Eduación General Básica (E.G.B.) y se extendió la obligatoriedad hasta los catorce años. La mayor parte de los colegios privados pasaron a sufragarse con fondos públicos y se crearon las llamadas escuelas concertadas, acabándose en parte, con la discriminación entre ricos y pobres en materia educativa.

De izquierda a derecha Antonio Marchena, Lorenzo Vidal, Manuel Sánchez-Romate y Cipriano Pérez Barroso, durante una conferencia del segundo sobre 'Una pedagogía de la No Violencia'. Colegio San Agustín. 24 de junio de 1972. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.
El autor de esta nótula estaba destinado en la Campaña de Alfabetización en Algeciras, pero está se suprimió y vino a sustituirse por un nuevo modelo conocido con el nombre de E.P.A. (Educación Permanente de Adultos). La idea fundamental era que la educación del individuo no acaba nunca. Empieza en la cuna y termina en la sepultura. Un proyecto ambicioso donde nos vimos inmerso un grupo de profesionales. Yo me incorporé a El Puerto bajo la dirección del Inspector de Enseñanza, Lorenzo Vidal Vidal, mallorquín, nombrado responsable en la provincia de la E.P.A.
Lorenzo Vidal era por aquel entonces un pedagogo joven que había hecho su tesis doctoral sobre un proyecto inspirado en Ghandi el pacifista indú, creador de una escuela que repudia la violencia. El Sr. Vidal había trabajado por instaurar en la escuela el Día Escolar de la No Violencia y la Paz.

De izquierda a derecha, Antonio Carbonell López, José Luis Osborne Vázquez, Ramón González Montaño, Cipriano Pérez Barroso y Manuel Sánchez-Romate, ene el Centro de Educación Especial ‘Mercedes Carbó’. 21 de diciembre de 1970. /Foto: Colección de A.C.L.
A mi me dio su confianza y me nombró coordinador de la E.P.A. En un primer momento, se creó el Circulo de E.P.A. "Virgen del Carmen" gracias a la predisposición de Ramón González Montaño (ver nótula núm. 232 en GdP), párroco de San Marcos y el coadjutor franciscano Eugenio Gómez Carmona, que apostaron por cedernos parte del moderno edificio donde se iba a instalar el primer centro de Educación Especial.

De izquierda a derecha, Fernando T. de Terry, Lorenzo Vidal, Cipriano Pérez Barroso, Francisco Manzano Ortega (quien fuera concejal de Juventud, reconocido judoka, director de la Caja de Ahorros de Cádiz y, previo a su jubilación reconocido sindicalista de UGT), y Manuel Sánchez-Romate recibiendo el premio concedido por el Ministerio de Educación y Ciencia al Centro de Adultos por su programa innovador. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.
Este Centro funcionó durante dos cursos en la primera planta del edificio entre las calles Larga y Pozuelo. Allí también organizó la parroquia unos cursos de secretariado para jóvenes. Cuando el Ministerio de Educación otorgó al Puerto un Centro para adultos, el alcalde Fernando T. de Terry Galarza (ver nótula núm. 749 en GdP), ofreció la zona alta del edificio [conocido durante muchos años como Edificio de la Falange, que fuera expropiado a Elía Ahuja y Andria, (ver nótula núm. 185 en GdP)] donde está actualmente el Centro Alfonso X el Sabio y allí nos trasladamos.

De izquierda a derecha, José Humanes, Ana María Martín, Elisa Doval, Rafael Bermudo, Lorenzo Vidal, Manuel Sánchez-Romate y José María Amosa, invitado artístico y Antonio Sánchez Briones, durante la apertura del Curso 1972-73 en el edificio que en la actualidad es el Centro de Alfonso X 'El Sabio', antiguo edificio de Falange, que fuera requisado a Elías Ahuja y Andria. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.
Luego se hizo el Colegio José Luis Poullet [en memoria de otro educador de excepción con el que contó El Puerto (ver nótulas núm. 163 y 210 en GdP)] donde quedó ubicado hasta principio de los ochenta. En esa fecha, se acabó la E.P.A. que yo llamaría de la Transición pues coincide con el periodo de mayor cambio en la historia de nuestro país.
Fueron diez años de grandes transformaciones en materia educativa y social. Por nuestras aulas pasaron un nutrido grupo de alumnos adultos que venían muy ilusionado por obtener el Graduado Escolar, título académico de un cierto nivel, superior al antiguo Certificado de Estudios Primarios . Había numerosos empleados de bodegas, de policía local, nacional y guardias civiles y muchos portuenses que en su día se vieron obligado por razones familiares a abandonar los estudios de bachillerato y ahora, en clases nocturnas, tendrían ocasión de retomarlos. Otros porque deseaban inscribirse en la UNED, (Universidad de Educación a Distancia), y veían en el graduado la palanca que los podrían impulsar.

De izquierda a derecha, Manuel Sánchez-Romate, desconocido, Lorenzo Vidal, Francisco Acero Doblas Inspector Jefe de Educación y Ciencia en Cádiz, Juan Barranco, secretario de la Delegación de Educación y Ciencia en Cádiz, y el concejal y también maestro, Diego Mora Fernández, en representación del Ayuntamiento durante el acto de inauguración del Centro de Adultos en el nuevo edificio del Colegio José Luis Poullet. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.
La Ley de Villar Palasí, a pesar de sus defectos, supuso un importante avance en materia educativa pues creo grandes expectativas al reconocer en la educación un medio imprescindible para la promoción personal. El mundo laboral también contribuyó al tener muy en cuenta en los currículum, la titulación académica de los aspirantes a un puesto de trabajo.

Plantilla del Centro de Enseñanza 'Virgen del Carmen', de izquierda a derecha, Manuel Sánchez-Romate, Ana María Martín, Elisa Doval, Antonio Marchena y José Manuel González. Curso 1971/72. /Foto Rafa. Archivo Municipal.
Durante esos diez años, la plantilla sufrió algunas modificaciones, pero hubo algunos que aguantamos la década completa. Recuerdo a Antonio Marchena, Elisa Doval, Rafael Bermudo, Ana Maria Martín, Teresa Cano, Eloy Cano Nuñez, y otros colaboradores como Ramiro Cerezo, Antonio Ojeda, Antonio Caraballo, Cipriano Pérez y otros más a los que les pido disculpa porque mi memoria me falla.
La apertura política que se produce en esta época, permitió que los alumnos pudieran conocer a poetas e intelectuales del interior y a los grandes talentos del exilio. Se pudo explicar al final, la poesía de Lorca, de Alberti, de Machado y de tantos otros que lucharon en el bando perdedor de la Guerra Civil. Los profesores que trabajamos coincidíamos en que había que huir de cualquier sectarismo y contar la verdad sin tapujos.

Visita de los alumnos del Centro de Adultos a dos medios de comunicación de Cádiz: Diario de Cádiz y la emisora de Radio Juventud.
Se potenciaron las jornadas culturales, los viajes de estudios, la lectura, la visita a museos, y a los medios de comunicación como emisoras de radios, periódicos, etc. Había conferencias, ciclos de cine y uso de medios audiovisuales. En resumidas cuentas, se apostó por la innovación y se desterró el memorismo. Se busco un hombre capaz de encontrar por si solo aquellos aspectos del saber que en cada momento le interesara o les fueran útil. Mejor una cabeza bien puesta que una cabeza llena. Que supiera encontrar los mensajes de una obra de arte. /Texto: Manuel Sánchez-Romate.

El ínclito Luis Alberto Balbontín Márquez 





LOS EUFÓRICOS AÑOS SESENTA.
EL CONSEJO REGULADOR DEL SHERRY
El pasado 24 de septiembre, día de Ntra.Sra. de la Merced, se cumplió aniversario del nacimiento --1899-- de Francisco López Camacho, el cual tuvo lugar en la portuense calle de las Cruces. D. Francisco vivió siempre en El Puerto de Santa María, cuyo espíritu heredó y transmitió. Fue hijo de Francisco López González, carpintero en la calle Vicario, y de Josefa Camacho Blandino, inteligentísima y sufrida mujer, de profesión “sus labores”, fenomenalmente cumplidas. Vivió en la mencionada calle Cruces, luego en la de Nevería hasta su casamiento, en cuyo momento mudó a Vergel 8, y finalmente a Luna en donde falleció, en 1991. Casó con Luisa Ruiz Magaña con la que tuvo tres hijos: José 



FALLIDO TRASLADO A SANTANDER.
La Calle Cruces en donde nació, la de Nevería en donde vivió hasta su matrimonio y la de Luna, fueron sus hogares, además, por supuesto la casa del Parque, quiero decir Vergel del Conde, en donde se cumplieron sus esperanzas y sus sueños de marido enamorado. En el Parque tuvo su primer hogar matrimonial, en los bajos del número 8, propiedad de sus vecinas las Srtas. de Bish. En el Alto, entonces llamado Principal, vivía D. Plácido Navas, Médico Director del Hospital Municipal de San Juan de Dios, con su hija Carmela. En tiempos de la Guerra, allí se albergó su otra hija, María Teresa, casada con el General Alba, que huyeron de Madrid previendo lo que les venía encima el año 1936. Cuando retornaron a la Capital, murió D. Plácido y Carmela cambió de domicilio, los López-Ruiz se mudaron al Principal de dicha casa. El Bajo lo ocupó entonces la familia compuesta por Emiliano Cristóbal –Director Técnico de la Fábrica de Productos Químicos Haupold- su esposa Rosario Doblado –sevillana, de gran corazón- y sus hijos Emiliano, Julio y Milagros. En dicho Principal vivió el matrimonio López-Ruiz hasta los años sesenta, cuando la casa fue adquirida por Paco Velarde, y tuvieron que abandonarla, con gran sentimiento. De allí se mudaron la casa de Luna 47, gracias a la comprensión de la familia Caballero, especialmente D. Antonio, que le facilitó un hogar. Porque llegó el caso en que D. Francisco, después de tantos años de trabajos y sacrificios, se encontró sin hogar y sin posibilidades. Sin duda Dios le ayudó a través de la citada mano.
En 1973, el 19 de julio, el concejal de Turismo y Playas, F. Javier Merello Gaztelu,




--¿Que es Jerez para El Puerto?






Álvaro Valiente Cuevas, nació en el número 51 de la calle Federico Rubio --Pozuelo--, el 13 de febrero de 1952, siendo el cuarto de ocho hermanos: Lolichi, Margara, Paquito (+), Álvaro, Mari, Sofía, Inés y Antonio. Estudió poco tiempo, en el colegio La Salle, pues a los 10 años empezó a ayudar a la economía familiar como mandadero en el almacén de ultramarinos Pedregal, regentado por su viuda Ángeles Valenzuela Carribero, donde hoy está el Bar Triana, en la esquina de la calle Federico Rubio con San Bartolomé. Compañeros de juegos de la infancia fueron Antonio Carbonell, los hermanos Baleirón Segura, Manolín, Pepín y Antonio 'el Gordito' (+), Luis Cárave, ‘el Gorri’, ...
Ese año de 1952 llega a El Puerto, destinado al Instituto Santo Domingo, el profesor de Geografía e Historia Enrique Bartolomé López-Somoza 





BODEGA DE CARMEN CUVILLO.



Virginia Hernández López nació en El Puerto de Santa María en 1889 falleciendo en 1962. Mujer extrovertida, alegre y emprendedora fue pianista y profesora de música en la Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’. Tiene una calle dedicada a su memoria en la barriada de Durango.


“--La mirada del torero, los compañeros que tenía, la bandera franquista de fondo… Tenía un punto cómico-trágico-esperpéntico que me dejó como poco sorprendido. Sobre todo teniendo en cuenta que la fotografía solo tenía 3 o 4 años. Estuve varios días pensando en esta fotografía hasta que decidí que sería una buena idea hacer un trabajo documental acerca del torero y sus compañeros. No sabía realmente casi nada de él pero estaba seguro que la aventura merecería la pena”. Tomó esta decisión a comienzos de verano de 2011.