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Gentes de El Puerto, laicos y seglares, fundaron en el siglo XVI una hermandad a la que denominaron de la Misericordia, rigiendo un hospital que daría nombre a la calle donde se ubicaba. Era, conjuntamente con la hermandad de la Vera-Cruz, que ocupaba la capilla del hospital de la Sangre, en calle Palacios, la hermandad más antigua de las conocidas. En esa época, primer tercio del siglo XVI, el hospital de la Encarnación, situado cerca del primero citado, en la misma calle, donde después labrarían los Agustinos su convento, completaba la terna de establecimientos benéficos a los que acudían los enfermos pobres y la gente desvalida.

Desarrollando una amplia labor social que no solo comprendía atender a los enfermos, sino dar cobijo, sustento y  enterrar con decoro a los más necesitados, la hermandad se mantuvo, dentro de sus medios y posibilidades hasta que el Señor de la ciudad, el Duque de Medinaceli, en el año 1661 realizó con el Hospital, iglesia (la actual de las Esclavas) y solar de dicha hermandad, una fundación hospitalaria con todos sus bienes, muebles, derechos y acciones que cedió a la orden del Señor San Juan de Dios, debiendo posteriormente los hermanos de la Misericordia  trasladarse a una  ermita de  calle Larga, llamada de San Andrés, que estaba situada en lugar que hoy ocupa la Óptica Díaz, cortos de equipaje, según ellos mismo relatan: “… con aquella pobres alhajas que habían quedado a nuestra Hermandad, reducidas a un féretro, una Cruz, dos campanillas, otras tantas tazas para pedir limosna, el libro de las Constituciones, otro de asientos de hermanos y un pequeño cuaderno de sus cortas entradas de limosnas…” /Portada de la actual iglesia de Las Esclavas.

En 1668, para que no se confundiesen los hermanos con los religiosos que ocupaban el Hospital de la Misericordia, en cabildo del 1 de noviembre decidieron cambiar el nombre de la hermandad por el de Santa Caridad, definiendo en un manifiesto renovar lo básico de sus fines: “La humilde Hermandad de la Santa Caridad de Nuestro Señor Jesu-Christo de esta Ciudad y gran Puerto de Santa María, empleada heroicamente desde su origen y en cumplimiento de sus Constituciones, en el alivio y socorro de las necesidades espirituales y corporales de su prójimo.”

Un grupo de hermanos disidentes fundó una efímera hermandad llamada de los Desamparados, pretendiendo obtener la exclusividad del entierro de los ajusticiados, labor que realizaban tradicionalmente los de la Misericordia, ahora de la Santa Caridad, perdiendo aquellos el pleito que se siguió con tal motivo.

Gracias al  ordenado registro que la hermandad mantenía de sus actividades conocemos que en los primeros cien años de actividad como Hermandad de la Santa Caridad habían realizado 4.405 entierros de personas desamparadas, mitad hombres y mitad mujeres, aproximadamente, de los cuales 185 habían fallecido ahogados, 15 ejecutados, 166 de muerte violenta y el resto de muerte natural, por cuyas almas se aplicaron 37.153 Misas, lo que supone un promedio de 8 misas por individuo.

Pero lo que verdaderamente resultó ejemplar y admirable, de entre las muchas obras de caridad y de misericordia ejercida por los portuenses que eran hermanos de esta piadosa obra, fue el comportamiento seguido en la terrible epidemia de peste que asoló la ciudad en 1680. Conociendo las virtudes y abnegada entrega de los hermanos de eta cofradía, demostrada ampliamente en situaciones similares, el Gobernador de la ciudad, Diego Antonio de Viana, pide su ayuda por escrito el 9 de noviembre de 1860.  En contestación al mismo, la Hermandad “le propuso que el único medio de atajar el mal en lo posible, era apartar los apestados de los que no lo estaban, formando un hospital para ambos sexos, que se ofrecía la hermandad a tomar a su cargo, con intervención del Ilustre Ayuntamiento. Que para cercenar gastos era también medio a propósito el que nuestros hermanos, inflamados como verdaderamente lo estaban del más fervoroso celo, se dedicasen a servir voluntariamente y por amor de Dios, a los pobres enfermos”

Retablo de la antigua Hermandad de la Santa Caridad, en la capilla del antiguo Hospital de San Juan de Dios.

Una semana después se había acondicionado varios sitios en el que acoger a los apestados aún con vida, intentando su curación, especialmente de los que se denominaban “tocados”, termino que, teniendo en cuenta lo terriblemente mortal que resultaba esta epidemia, enterrándose diariamente entre 40 y 80 personas, y lo peligroso y extendido que resultaba su contagio, estos así designados eran los que habiéndose contagiado sus defensas habían aguantado el primer embate.  Para los convalecientes se habilitó otros hospitales. Los números aportados por el redactor del “Manifiesto Ingénuo” que publicó la hermandad en 1787, documento reproducido en el número 20 de la Revista de Historia de El Puerto, son sumamente reveladores, tanto de la magnitud del esfuerzo realizado, como de la grandeza de espíritu de los voluntarios seglares y de los religiosos que le acompañaron.

El equipo humano que se dispuso a atender a los contagiados lo formaron un total de 77 personas, 68 de ellas seglares, de las cuales 48 se internaron en los hospitales de curación y 10 en el de convalecientes, quedando 19 de ellas en el exterior para suministrar alimentos, hacer recados y otros servicios de intendencia.

En los hospitales de curación fueron atendidos 1.256 enfermos, de los cuales fallecieron 859. (68%)  Los 397 restantes más otros tres sospechosos de contagio pasaron al hospital de convalecientes. No conocemos el número exacto de estos 400 convalecientes que salvaron la vida, porque algunos de ellos recayeron y fueron devueltos al otro hospital pero parece que la mayor parte sobrevivió y fueron dados de alta paulatinamente hasta que, después de cuatro meses se cerró el hospital, dando por finalizada la epidemia.

El balance de los heroicos hermanos voluntarios fue el siguiente: En el interior del hospital de curación había seis franciscanos descalzos, de los que solo sobrevivieron dos. Un franciscano de la Observancia también falleció, saliendo ileso un religioso agustino y otro dominico. Había seis mujeres que sobrevivieron todas y 32 seglares, de los cuales fallecieron contagiados 9 de ellos;  en el hospital de convalecientes de los diez voluntarios fallecieron tres, dos seglares y una mujer. También hubo una fallecida  y seis seglares en el personal asistente desde el exterior a ambos hospitales. En total 24 victimas (31%) a las que tres siglos y pico después seguimos admirando por su tremenda humanidad.

Portada de la actual capilla de San Juan de Dios.

Una década después de estos hechos se inauguraban las instalaciones que fueron la base del Hospital al que llamamos de San Juan de Dios, del que solamente está en uso actualmente su iglesia capilla, que es la sede de otra hermandad, también formada por gentes de El Puerto hace poco más de medio siglo, la Hermandad de N.P. Jesús de los Afligidos y María S. del Rosario en sus Misterios Dolorosos, capilla en la que mañana viernes, a las nueve,  se una charla conferencia de libre entrada sobre la historia de la capilla y de la Hermandad de la Santa Caridad, impartida por Mercedes García Pazos, Licenciada en Historia del Arte y técnico de Patrimonio Municipal. (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía).

Tenemos que hablar hoy de un patronazgo muy especial en el país transatlántico que tan próximo nos es, cual es el que desempeña sobre su capital, Buenos Aires, San Martín de Tours, cuya festividad se ha celebrado el día de trasantié, el 11 de noviembre. Un patronazgo que en la capital porteña se celebrará este año, como ya se hizo el pasado por primera vez, con un festejo muy especial: la recreación de los festejos que en tiempos se realizaban para honrar al santo patrono de la ciudad. En él han participado la Catedral Primada de Buenos Aires, el Museo Histórico del Cabildo y la Revolución de Mayo, la Parroquia San Martín de Tours, la Parroquia Ortodoxa San Martín de Tours, el Museo Nacional de la Historia del Traje, el Teatro Colón, la Sección Histórica de Infantería de Marina, el Real Cuerpo de Marinos, los Blandengues de Ensenada, el Tercio de Voluntarios de Cantabros Montañeses, el Escuadrón de Caballería Histórica, los Granaderos de Fernando VII y la Sociedad Victoriana Augusta, entre otros. /En la imagen, San Martín de Tours, a caballo, visto por El Greco.

Por hacer un poco de historia argentina, que en este caso es también historia española, San Martín de Tours es elegido patrón de la ciudad de Buenos Aires por los cabildantes hace 432 años, en el año 1580 por lo tanto, a los pocos días de la fundación de la ciudad. La segunda fundación en realidad, porque Buenos Aires es la ciudad dos veces fundada. La primera por Pedro de Mendoza, que lo hace en 1536 como Real de Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre, -nombre derivado, al parecer, de la devoción de los marineros españoles a la citada advocación de la Virgen-, aunque ha de abandonarla en 1541, a causa del acoso de los nativos. Y la segunda por Juan de Garay, que la funda esta vez como Ciudad de la Trinidad, aunque otorga al puerto el nombre de Puerto de Santa María de los Buenos Aires, donde hay que encontrar razón tanto del nombre por el que la ciudad será universalmente conocida, Buenos Aires, como del toponímico que recibirán sus habitantes, los “porteños”.

Sorteo para la elección del patrón del Puerto de Santa María de los Buenos Aires.

La elección del patrón de la ciudad se realiza mediante un sistema muy especial, ya que lo es por insaculación, o extracción por sorteo de una papeleta con su nombre de un saco en el que se han incluído varias. Extraído el nombre del santo francés, el escaso cariño de los primeros porteños a nada que pudiera provenir de Francia les llevará a repetir el sorteo, cosa que harán hasta dos veces más, saliendo siempre elegido el mismo santo, lo que les obligará a  aceptar que el santo patrón debía ser, precisamente, San Martín de Tours. Cabe preguntarse por qué se introducía a San Martín en el saco de los candidatos si no se quería que el santo gabacho fuera el patrón de la ciudad. Un argentino lo explicaría diciendo que, al fin y al cabo, “aquesho estaba sheno de gashegos”, pero eso es otra cuestión. No es el único efecto prodigioso que se atribuye al sorteo, pues muchos argentinos han querido ver en él una premonición al hecho de que muchos años después, el prócer de la independencia argentina se llamara, precisamente, San Martín, José de San Martín.

 Celebración del día de San Martín de Tours hacia 1750.

San Martín de Tours no era, como vemos, argentino, pero es que ni siquiera era del país que el topónimo al que su nombre va unido parece sugerir, a saber, francés, pues nacer lo que es nacer, nace en Pannonia, en la actual Hungría, parte entonces del Imperio Romano, cosa que hace en el año 316. Hijo de un oficial del ejército romano, se enrola muy joven en la caballería imperial. Siendo soldado, se bautiza cristiano y es destinado a los ejércitos que el Imperio mantiene en territorio francés: data de entonces, concretamente del año 337 y en Amiens, el famoso episodio en el que cabalgando a lomos de su caballo, y al encontrarse con un mendigo muerto de frío, parte su capa militar en dos para compartirla con él, dándole sólo  la mitad, pues la otra mitad pertenece al ejército romano en el que sirve. En la noche siguiente, recibe la visita de Cristo vestido con la media capa para agradecerle el gesto. En el año 356, a sus cuarenta años de edad, se dirige a Poitiers, donde San Hilario lo ordena sacerdote. En 361, funda en Ligugé una comunidad monástica, y en el 371 es consagrado obispo de Tours. Su vida pastoral se caracterizará por la lucha contra las herejías del momento, primero el arrianismo, luego el priscilianismo, aunque por lo que hace a esta última, Martín abogará  ante el emperador Magno Clemente Máximo por indultar al hereje Prisciliano, español de origen, el cual, aún a pesar de las gestiones de Martín, acabará siendo decapitado, recayendo en él de este modo el dudoso honor de constituir el primer hereje cristiano ejecutado de toda la historia. La ejecución se produce en la ciudad de Tréveris, en la actual Alemania. San Martín muere en Candes (Francia) en el año 397, a los ochenta y un años de edad, que no son pocos para la época. Ese mismo año, San Sulpicio Severo escribe su biografía que contribuirá a la difusión de su culto.

Mausoleo con lo que queda de los restos de San Martín de Tours

Trasladados sus restos a Tours, su sepultura y la iglesia erigida en torno a ella sufrirá tres grandes catástrofes: la primera un fuego en el año 1230; la segunda un saqueo de los protestantes franceses en 1562; y la tercera, el ataque de los revolucionarios franceses en 1793.

Además de serlo de Buenos Aires, San Martín en santo patrón de Hungría y uno de los santos patronos de Francia; de ciudades tales como Utrecht en Holanda u Orense en España; así como de soldados, trabajadores del textil y el comercio en general. (Texto: Luis Antequera).

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'Memento mori’ es la frase que, en la Roma antigua le decían a los generales que, desfilando victoriosos por sus calles, llevaba junto a él a un esclavo que se encargaba de recordarle que él también era un mortal, a pesar de momento que saboreaba en el desfile triunfal. La traducción no es otra que ‘Recuerda que has de morir’.

Este es un día para recordar a familiares  y amigos que se han ido. En este año, sin ir mas lejos, el ex alcalde Fernando Gago (ver nótula núm. 974 en GdP), el hostelero Vicente Sordo (ver nótula núm. 014 en GdP), el artista Faelo Poullet, (ver nótula núm. 266 en GdP), el político de la transición Miguel Marroquín (ver nótula núm. 220 en GdP). Y tantos otros anónimos entre las gentes de El Puerto. En mayor o menor medida unos pasarán a le memoria de la historia y otros al olvido de los años. Todos han hecho su parte, con su microhistoria, para la historia de El Puerto. /Fotos: Manolo Morillo.

Nichos vacíos en el cementerio campal de El Puerto.

'Beate mortui qui in Domino moriuntur'.

En la cultura mediterránea, el ciprés era considerado como un árbol capaz de repeler hechizos malignos, por ello se usaba para cercar villas y caseríos. Para el filósofo Platón, el ciprés representaba la inmortalidad del alma. Para los romanos, este árbol era el símbolo sagrado de Plutón (dios de los difuntos), cuya frente se coronaba con esta conífera. Además su raíces crecen de forma vertical, no levantando lápidas ni enterramientos, desprendiendo su resina un olor carácerístico que repele a los depredadores.

Hace 46 años, el Colegio La Salle 'Santa Natalia' organizaba, con motivo del Domingo Mundial de las Misiones (conocido por el acrónimo de DOMUND) la conmemoración anual en la que la Iglesia Católica promovía el espíritu misionero de evangelización en países del entonces llamado ‘tercer mundo’, entre otras actividades, con una cabalgata con mas voluntad que medios, por las calles de El Puerto.

Alumnos, profesores y padre de familia se implicaron en aquella celebración, con furgonetas, tractores, disfraces improvisados, grupos en bicicletas, coches particulares y el espíritu de hacer cosas formando a los más pequeños, que siempre imperó en dicho centro educativo.

Aquel 23 de octubre de 1966 --el Domund se había fundado en 1926, cuarenta años antes-- el lema era ‘Domund de la Paz’, recogiendo unas palabras del papa Pablo VI a la ONU «Jamás la guerra, jamás los unos contra los otros».

Una cabalgata pasando por la calle Vicario, procedente de la Iglesia, en el cruce con la la calle San Juan. Vemos a Garrucho, Thuillir, Romo, entre otros sobre la carroza y, a la derecha, entre el público a Pepe Morillo y a su mujer, Mariquita Sánchez.

Habitualmente se organizaban cuestaciones con huchas de cerámica, simulando caras de niños de lugares remotos, recordando las diferentes razas que enseñaba la Enciclopedia Álvarez: «El criterio de clasificación más extendido y admitido es el que divide a los hombres en cinco razas: teniendo en cuenta el color de su piel: blancos, negros, amarillo, cobrizos y aceitunados o malayos». ¡Siempre me pregunté de chico, al leer y memorizar aquello como serían los niños cobrizos o aceitunados!

Algunos modelos de huchas de cerámica del DOMUND.

Así que, entre organizar actividades públicas que llamaran la atención sobre el hecho misionero, estimulando las vocaciones para ir a evangelizar el mundo y reflexionar sobre como andaba el globo terrestre en esto de la fe católica, los niños de los colegios religiosos nos dedicábamos a ir, casa por casa con aquella hucha pidiendo ‘una limosnita para los negritos’.

Una vista de la plaza de la Iglesia, con el paso de la cabalgata. En primer término la banda de cornetas y tambores de la Cruz Roja. /Foto: Monclova.

Todo venía de antiguo, en 1926 el papa Pío XI publicó en su encíclica ‘Rerum Ecclesiae’ la importancia y urgencia de los objetivos misioneros programados al principio de su pontificado, una frase grandilocuente de aquel documento papal lo recuerda: «La Iglesia no tiene otra razón de ser sino la de hacer partícipes a todos los hombres de la redención salvadora, dilatando por todo el mundo el reino de Cristo».

Un batallón de 'chinos' en bicicleta, con el slogan de aquel año: 'Domund de la Paz'.

A mi ya me empezaba a mosquear ver como imágenes con representaciones religiosas que eran adoradas de la forma mas pagana, estaban rodeadas de innumerables joyas, mientras en el mundo los niños se morían de hambruna y sequía.  Y nosotros, por las casas pidiendo, un año más, ‘una limosnita para los negritos’.

Y los disfraces, del Siglo de Oro, indios y vaqueros (yo iba de vaquero y mi hermano de chino), romanos, todo cabía en una cabalgata que buscaba llamar la atención sobre el hecho de las misiones.

Todos implicados: repartiendo folletos, con huchas, disfrazados, hasta Caílla iba con su furgoneta colaborando para la ocasión.

Pero bueno, en abril de 1926 el Prefecto Cardenal Vicco, de la Sagrada Congregación de Ritos, firmaba un documento por el que se fundaba el Domingo Mundial de las Misiones. El acrónimo Domund fue creado por Ángel Sagarminaga, primer director de las Obras Misionales Pontificias de España en 1943.

Poco ha cambiado desde entonces, y ya hace 46 años, el método de tracción de las carrozas: un tractor servía entonces para transportar a los niños y hoy para las cabalgatas de Reyes o Carnaval.

La banda de cornetas y tambores de la Cruz Roja a su paso por la calle Vicario y plaza Juan Gavala. La cabalgata, procedente del Colegio de La Salle hasta la Iglesia Mayor, regresaría dando la vuelta en la plaza de la Iglesia, al centro educativo.

Así, se fijó el domingo penúltimo de cada mes de octubre como Jornada de Oración y Propaganda Misionera en todo el orbe católico. Se celebraría en esta jornada la misa ‘por la evangelización de los pueblos’ y el sermón dominical de la misa tendría carácter misionero, con especial referencia a la ‘Obra de la Propagación de la Fe’.

Según la la propia organización del DOMUND, "El 37% de la Iglesia católica lo constituyen territorios de misión, un total de 1.100 circunscripciones eclesiásticas que dependen de la ayuda personal de misioneros y misioneras y de la colaboración económica de otras Iglesias para realizar su labor. Con los donativos se subvenciona el sostenimiento de los misioneros y sus colaboradores. También se atienden otras necesidades especiales: construcción de iglesias y capillas, formación cristiana, compra de vehículos..., además de desarrollar proyectos sociales, educativos y sanitarios. La Asamblea Plenaria de los Directores Nacionales de las Obras Misionales Pontificias, que se celebra cada año en Roma, distribuye equitativamente entre las solicitudes presentadas por los misioneros la totalidad de las aportaciones llegadas de todo el mundo. Por eso se pide la colaboración con el DOMUND sin hacer referencia a proyectos concretos". /Texto: J.M.M. /Imágenes: Archivo La Salle.

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Clausura del Congreso Eucarístico Arciprestal, con la concelebración del Obispo José María Cirarda Lachiondo y sacerdotes del Arziprestazgo, terminando con la Procesión Eucarística, el 19 de marzo de 1968.


Llevando la custodia el obispo José María Cirarda, a los lados le acompañan el cura párroco de San Joaquín, José María Rivas Rodríguez y el de la Prioral, Manuel Salido Gutiérrrez. Portan los velones y las varas del palio de la Hermandad Sacramental, con la Cruz Parroquial, el sacristán de la Prioral, Antonio Bernal Ortega, el primero del Velador, Tomás Osborne Vázquez, y el conde de Osborne, Ignacio Osborne Vázquez, junto a la cruz, Ramón Jiménez Loma, el segundo Joaquín González-Nandín, el tercero al lado de la cabeza del párroco del Carmen, de espaldas, Ramón González Montaño, José María Govantes Martínez; entre el obispo y Salido, José Ignacio Merello Álvarez-Campana.

Al finalizar la misa, se procedió a la solemne procesión desde el Altar Mayor salió por la Puerta del Sol del templo y se dio la vuelta a la plaza de la Iglesia, terminando con la bendición en la Capilla del Sagrario. /foto: Colección Manuel Girón Ceballos.

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Sor María Aguilar nació en 1925 en Alborada (Valencia), descubriendo su vocación reliiosa en Madrid, trabajando en una oficina, ocupación de abandonó para tomar los hábitos en la comunidad religiosa de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, también conocida como Hermanas de la Caridad o vicencianas.  /En la ilustración, cartel de la convocatoria del I Certamen Escolar de Relatos Cortos 'Memorial Sor María Aguilar' que ya ha alcanzado su décima edición.

Sor Aguilar llegó a El Puerto de Santa María el 15 de julio de 1949 (cuando aún no hacía un año de la profesión de sus votos), queda incorporada de forma activa y plena a la Casa de Huérfanas que las Hijas de la Caridad poseían en esta Ciudad en la calle Cielos esquina con Cervantes y Diego Niño, haciéndose cargo, junto con otras dos hermanas, de 35 niñas huérfanas de padre, madre o ambos, niñas que recibían asistencia, alimentación, educación y todo cuanto precisaban. Fue una discípula aventajada de Sor Bonifacia García.

PROTECCIÓN DE MENORES.
En plena postguerra, y con el progresivo incremento del número de niños acogidos en la Casa, fue necesario firmar un Acuerdo con Protección de Menores, del que fue principal impulsora Sor Aguilar, que señalaba un precio acordado por cada niño acogido. No obstante, dicha asignación resultaba insuficiente para cubrir sus necesidades, por lo que Sor Aguilar tuvo que salir a casas e industrias portuenses, tales como Osborne, Caballero, Terry, 501, Destilerías Rives, etc, quienes, junto al Ayuntamiento, aportaban los recursos materiales y dinerarios requeridos por la Institución de Acogida.

Los Reyes Magos en el colegio de las Hijas de la Caridad, en 1952.

LA SIERRA DE CÁDIZ.
A pesar de todos los esfuerzos desplegados, continuaban siendo crecientes las necesidades asistenciales, por lo que Sor Aguilar extendió su labor a Arcos de la Frontera, en donde, junto con las hermanas de la Casa Hospital de allí, recorrían los cortijos pidiendo grano, el cual repartían luego entre las dos casas; de igual modo, en Jerez y Cádiz obtenían frutas, verduras y hortalizas, teniendo que articular un complicado sistema de transporte, que pasaba, desde el motocarro del Hospital Psiquiátrico de Cádiz, siguiendo por el Vapor del Puerto, hasta otro vehículo desde el muelle de El Puerto para el traslado a la Casa de Acogida, servicios éstos que Sor Aguilar consiguió que se prestaran  de forma desinteresada.

Otra actuación destacada en este ámbito fue la consecución de la ayuda procedente de los EE.UU., con métodos artesanales e ingeniosos para una rápida transformación de leche en polvo a líquida (haciendo uso del centrifugado de una lavadora de ropa, ya que había que preparar grandes cantidades), teniéndola dispuesta para la hora en que presentaban las personas necesitadas, a las que dispensaba la leche, así como quesos y harina igualmente obtenidos en la cuestación.

Sor Bonifacia, superiora de las Hijas de la Caridad, durante la celebración de las Bodas de Oro de permanencia en el Asilo de San José de Niñás Huérfanas de Rosario Estévez, aparecen de izquierda a derecha, Antonia Lerma Meseguer, Sor Bonifacia, Rosario Estévez y Manuel Girón, quien junto a su esposa apadrinaron a Rosarito. 15 de octubre de 1968.

COMEDOR SOCIAL.
En el comedor de la Parroquia, Sor Aguilar, junto con otras dos hermanas, daba de comer a muchas personas necesitadas, al tiempo que se desplazaba a hacer repartos de comida en casas particulares, como a obreros en tiempo de necesidad, cuando realizaban trabajos en las inmediaciones de la Casa de Acogida. Sor Aguilar se prestaba solícita a mediar para conseguir empleos a otras personas, así como a prestar asistencia médica o a realizar las gestiones más variadas en beneficio de quien requería su intervención.

EDUCACIÓN.
En el terreno educativo, Sor Aguilar ha contribuido a la educación de miles de niños portuenses. Primero, en las clases de Párvulos que la Orden tenía en las Calles Cielo y Diego Niño de la Ciudad. Posteriormente, viendo la necesidad de trasladar las instalaciones --entonces Colegio y Orfanato-- a otra zona de El Puerto, promovió la construcción, trabajando de forma activa, central y plena en la construcción y traslado del nuevo centro docente Luisa de Marillac, interviniendo decisivamente en la obtención del suelo necesario y de los recursos financieros indispensables para acometer tan ingente obra. Allí se crearon dos instituciones: el colegio que educaba a los niños de la localidad y la escuela  hogar, que atendía a más de cien niñas de la sierra de Cádiz y de familias desfavorecidas de la ciudad. La obra fue completada en 1997 años con la adaptación del Centro a la LOGSE como Centro de Secundaria.


En la imagen, la iglesia y la casa de la calle Cielos del Asilo de Huérfnas.

TODOTERRENO.
Otras múltiples actividades jalonan la incansable vida de más de 50 años de servicio a los demás, tales como actividades culturales, catequesis, retiros espirituales, integración en instituciones sociales, dando testimonio de su religiosidad, así como su participación directa en tareas manuales: en el arreglo de averías eléctricas, construcción, o fontanería, actividades íntimamente ligadas a las necesidades que se iban presentando en su incesante labor. O transportando niños, enseres, viandas o lo que fuera necesario en su sempiterna furgoneta DKW, cuando la Superiora de la comunidad le decía «--Sor Aguilar, despacio».

...continúa leyendo "1.520. SOR MARÍA AGUILAR AGUILAR. Hija Adoptiva de El Puerto."

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Como en esta tribuna digital no existen límites en el tiempo para dar a conocer a gentes de El Puerto, al menos desde Menestheo para acá, me atrevo a referir cosas de esta sociedad portuense de hace un cuarto de milenio. /El grabado que ilustra esta nótula, corresponde a una imagen de esta época de la Virgen de Consolación, patrona de Utrera. Es de suponer que la que se veneraba en la ermita junto al río, con esta misma advocación, también tuviese en su mano diestra un navío.

En el siglo XVIII la gran mayoría de las cofradías, hermandades y obras pías existentes ofrecían a sus hermanos asistencia médica y medicinas, ocupándose asimismo del entierro de sus adeptos. Generalmente, estas asociaciones de carácter religioso actuaban sin afán de lucro, gestionándose con las cuotas de los hermanos y afiliados que se contaban por centenares, personas pertenecientes a los estratos más modestos a las que cualquier contingencias de las reseñadas suponía como mínimo un trastorno en su economía y, en muchos casos, un gasto insoportable, imposible de atender. Era una labor social constante que mantenía viva a la hermandad durante todo el año, con independencia de los cultos religiosos que periódicamente realizasen y de su salida procesional, en el caso de las hermandades de penitencia.

Una aproximación a las actividades desarrolladas por estas asociaciones, inspiradas en el espíritu caritativo inherente a la religión cristiana nos la proporciona los datos obtenidos de una de ellas, vigente y activa en un año capicúa: 1771, desde hacía menos de una década. Se trata de la Cofradía de María Santísima de la Consolación de la que resulta difícil encontrar referencias bibliográficas, dicho sea de paso, que tenía su sede canónica en la ermita de ese mismo título situada a orillas del río, próxima al lugar donde estuvo ubicado el puente de hierro de San Alejandro, del que aún se conservan los sillares de piedra de los que partía. En esa fecha la cofradía poseía una casa en la Ribera, cercana a la ermita, procedente de la capellanía fundada por Lorenzo de Azcuedo y Constanza de Sotomayor que era utilizada como sede social de la misma. En el piso alto estaban las oficinas, salones de junta y otras dependencias y en el bajo una botica, atendida por el Maestro de dicha especialidad: don José de la Rosa, al que ayudaban dos mancebos, llamados también “Decanos”. El coste de este personal y los honorarios médicos suponía el cuarenta por ciento del presupuesto anual, las medicinas dispensadas el 42% y los gastos de entierros y funerales el 12%.  El seis por ciento restante correspondía a comisiones del cobrador de los recibos de hermanos y afiliados.

...continúa leyendo "1.518. SERVICIOS SOCIALES DE LAS HERMANDADES ANTIGUAS"

Esta foto es de Enero de 1979 en la Bodega de Fernando A. de Terry, con motivo de la entrega de los regalos a los niños del personal de dicho establecimiento bodeguero.

De izquierda a derecha Manuel Lopez Pinar, Daniel Otero Rascon, Andres Soler Ferrer, Rita Gomez Perez, Jose L. Espinar Galan, Ernesto Nimo Oviedo, Manuel Castillo Gomez e hijo, Ramon Sanchez Pina Milagros Gomez Benitez y su hermana Inmaculada.

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El Convento de Santo Domingo fue destinado a Instituto Laboral, habiendo recibido con posterioridad diferentes denominaciones. (Ver nótula núm. 56 en GdP). Reproducimos aquí sendas imágenes de la bendición del edificio como tal Instituto Laboral, a mediados de la década de los cincuenta del siglo pasado. /Fotos: Colección Vicente González Lechuga.

En la imagen vemos al niños Antonio Ortega Rojas hablando con el ministro de Educación Nacional, Joaquín Ruiz-Jiménez Cortés, y los niños Alejandro Muñiz, José Crespo LLorca, Francisco Ferrer Palacios, Manuel Moreno Romero; el Marqués del Arco Hermoso Alejandro Romero Osborne; a la izquierda de la imagen aparece el Conde de Osborne y a la derecha,  Luis Caballero Noguera y el que fuera director del centro, Manuel Martínez Alfonso.

En la imagen, el arcipreste de la Ciudad, Antonio Cía Moreno bendiciendo las instalaciones del Instituto ante el ministro de Educación, Joaquín Ruiz-Jiménez, en presencia del presidente de la Diputación, Juan Luis Martínez del Cerro y el Gobernador Civil, José María Rodríguez de Valcárcel.

Inés Tejada Verano es una diseñadora de Alta Costura nacida en El Puerto de Santa María que está instalada desde hace años en Valencia (Carabobo) en Venezuela. Casada con el prestigioso conservador y restaurador de obras de arte, Fernando de Tovar Pantin, tienen cuatro hijos: María Inés, Fernando José, Alejandro y Rafael.

El estudio de Inés Tejada es un lugar lleno de color: un pequeño estudio de diseño ubicado en el estado en la Valencia venezolana, en el estado de Carabobo. Sus cuadros, --porque Inés es además, pintora-- decoran el estudio.

Desfile de modelos de Inés Tejada Verano y su hija Inés de Tovar celebrado el pasado año 2011.

Si bien nuestra protagonista ya trabajaba en el mundo de la moda, fue su implicación a través del Opus Dei --el actual prelado de dicho movimiento religioso, monseñor Echevarría fue quien la animó--. Y se metió en el año 2000 en el reto de darle un vuelco a la moda. «--Hasta ese momento yo me sentía cómoda con lo  que estaba haciendo, pero ante ese nuevo panorama pensé que debía hacer más. Al principio me dio miedo porque había que invertir mucho tiempo y dinero, pero luego, en un proyecto con dos amigas más, nos lanzamos».

Inés Tejada en su estudio venezolano, mostrando un boceto.

Para Inés Tejada: «--Diseñar es una gran labor, de alguna manera es conocer a las personas, acercarse a ellas. Yo me intento adaptar a la personalidad, porque de eso se trata, de descubrirlas, de destacar lo propio de cada una. Es cierto que a veces, las personas te sugieren modelos que no son dignos, pero se los digo, con cariño. Está claro que Inés Tejada no puede ir en contra de Inés Tejada. También es cierto que a veces es difícil diseñar porque muchas mujeres han perdido el sentido del pudor y del señorío. Sin embargo, la gente busca las cosas buenas y es allí donde se puede hacer mucho»

Inés Tejada y su esposo, el prestigioso conservador y resturador de obras de arte, Fernando de Tovar.

Y abunda: «--A mis clientes les gusta mi estilo y están de acuerdo con lo que les diseño. Cuando hablo con las personas las voy descubriendo y diseño según su personalidad, su carácter. Cada una espera que acierte con su look. Algunas te dicen: mira, no tengo ni idea de cómo vestirme, vísteme. Y es que el tema de la moda no es una frivolidad porque tienes la responsabilidad de hacer ver bien a las personas, y eso es muy importante».

Con motivo del 100 Aniversario de la coronación canónica de la Virgen del Socorro, patrona de Valencia (Venezuela) fue vestida de gala por la diseñadora portuense, con un estilo propio.

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Trabajo realizado –ayer día 13 de agosto de 2012- por el Consorcio de Bomberos de la provincia de Cádiz, para bajar el cuadro pintado al óleo de 376X275 cms. original de José María Rodríguez Posada, “La Madre de los Macabeos”, localizado en el trascoro, mirando hacia el Altar Mayor, en la parte superior de la Puerta del Perdón de la Iglesia Mayor Prioral de El Puerto de Santa María.

Los participantes (bomberos fuera de servicio) de una forma altruista, han hecho posible esta operación compleja y arriesgada al servicio del Patrimonio cultural y artístico de nuestra ciudad.

Bajo las órdenes de la Jefa de Zona: María Jesús Palacios y del Jefe del Parque de El Puerto de Santa María: Joaquín Barba, ha intervenido el siguiente equipo:
Antonio Mateos Macías, Manuel Bueno Ortega, Antonio Péramo Galván, Juan Luis Merino Buhigas, Marco Antonio Ortega Leiva, Jacob Soria Redondo y Carlos Ortega Cairón.

Gracias, muchísimas gracias, al Equipo del Consorcio de bomberos de la provincia de Cádiz, que ha participado en este excepcional trabajo.
Y A Vicente González por las fotografías.

La Academia promotora de este acontecimiento, comprometida con la conservación del Patrimonio cultural de El Puerto, quiere agradecer de corazón, la labor realizada por este equipo de personas generosas, que han dedicado muchas horas a tan arduo trabajo, realizando maniobras delicadas y peligrosas, para conseguir el objetivo propuesto de bajar al suelo el citado cuadro.

Ahora llega la difícil tarea para la Academia, de buscar un local adecuado (por las dimensiones del cuadro) y a los patrocinadores para sufragar los gastos de su restauración. (Texto: Academia de Bellas Artes). /Fotos: Vicente González Lechuga.

Tal día como hoy, 6 de agosto, hace 115 años, fallecía en Sevilla Emilio Seca Gutiérrez, un culto y virtuoso presbítero portuense al que faltaban dos meses para cumplir 38 años. Era cura en San Gil, la popular parroquia hispalense que toma su nombre del barrio donde está enclavada, casi lindando con las antiguas murallas de la ciudad, sede en aquella fecha –de 1653 hasta 1949- de la Hermandad de la Esperanza Macarena.

San Gil, la popular parroquia sevillana donde ejerció el Padre Seca.

En ese año de 1897 azotaba cruelmente a las cerca de 150.000 almas que poblaban la capital andaluza  una virulenta epidemia de viruela cuya mortandad rompió los parámetros estadísticos de todas las enfermedades infecciosas, que no eran pocas, padecidas por los sevillanos a lo largo y ancho del siglo que estaba a punto de finalizar. Se estimó, decima más o menos, 50 víctimas por cada mil habitantes, cifra esta que situaba a la capital andaluza en un dramático ranking como uno de los “puntos negros” más importantes del mapa sanitario internacional, solo superada por algunas capitales de la India como Bombay o Madrás, según Indica Ángel Pulido en su obra “Saneamiento de poblaciones españolas. Sevilla”.

Nuestro personaje, asiduo visitante de sus feligreses enfermos, a los que asistía humana y espiritualmente, en sus casas y en los hospitales, confortándolos y administrándoles los sacramentos en sus últimas horas, como no podía ser de otra manera,  al estar sometido a un riesgo constante y continuo, fue contagiado con el fatal desenlace que enunciamos en las primeras líneas de esta breve biografía.

Había nacido en El Puerto, en la casa número 2 antiguo de la calle Nevería, amaneciendo el día de la Hispanidad de 1859. Su padre, que era albañil de profesión, se llamaba Pedro Seca y su madre María Josefa Gutiérrez, ambos portuenses. (No hemos profundizado en investigarlo pero creemos que no tenía parentesco con la familia Muñoz Seca, aparte la coincidencia del apellido).

Una semana después, el 19 de octubre, era bautizado solemnemente en la pila bautismal, ahora en desuso, de la iglesia Mayor por don Francisco de Paula González de la Cotera, Cura Teniente y beneficiado de la misma, que le impuso los nombres de Emilio Julio de la Santísima Trinidad. Estudió en el Colegio Portuense, centro para niños en el que se impartía enseñanza primaria, aunque en su nivel máximo o superior, según matiza nuestro paisano Juan Gómez Fernández en su ensayo: “Formar hombres de bien. La enseñanza en El Puerto de Santa María en el siglo XIX”, colegio del que era propietario y también director Don Ricardo Alcón. Al decir propietario me refiero al concepto porque el inmueble en el que se impartían las clases, si no estoy equivocado, era el antiguo convento dominico de la calle Santo Domingo, propiedad del estado. Al menos el Colegio Portuense estaba establecido en el número 29 de esa calle, número que coincide con el del actual centro de enseñanza, antiguo Instituto Laboral, en el que curse mis primeros años de bachillerato.

Convento de Santo Domingo, hoy instituto.

Refieren que fue discípulo del docto Juan de Luna, completando su carrera sacerdotal en los seminarios de Cádiz y Sevilla. Promovido a la dignidad de sacerdote fue nombrado cura ecónomo de la parroquia de un pueblecito de la serranía de Aracena, una parroquia cuya advocación le recordaría a su ciudad natal, sin duda: la iglesia de San Marcos de Alajar, provincia de Huelva. Poco después iniciaría una prometedora carrera al ser elegido por monseñor Pedro Núñez, Obispo de Coria para Secretario de Cámara y Gobierno de su obispado, carrera a la que el mismo renunciaría poco después con motivo del fallecimiento de su padre. Para estar lo más cerca de su madre, reacia a dejar El Puerto para trasladarse a Extremadura, y acompañarla en la soledad de su viudedad, ocupó un curato en Sanlúcar suponemos que hasta la muerte de su progenitora, siendo promovido finalmente a la parroquia sevillana con la que hemos iniciado nuestro relato.

Púlpito de la Prioral, donde predicaría un año antes de su muerte.

Ejerció de portuense a pesar de estar siempre alejado de su tierra natal, manteniéndose en contacto con amigos, familiares y entidades locales. Había ingresado en la Hermandad de San Pedro In Sacri desde que era subdiácono, asentándose en la misma como hermano en 1881. Su último y público contacto con sus paisanos fue en septiembre de 1896, el año anterior a su óbito, predicando desde el púlpito de la iglesia en la que fue bautizado con ocasión de las fiestas religiosas de la Octava de la Patrona.

¡Gloria al Padre Seca y a todos los anónimos y desconocidos que como él, limpios de corazón,  sirven los demás con honradez y sacrificio! (Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. PUERTOGUÍA).

La imagen de la Virgen del Carmen, saliendo de la Iglesia de las Esclavas, antiguo Convento de San Juan de Dios.

Las tradicionales fiestas del Carmen, celebradas en los pueblos de la Bahía de Cádiz desde tiempos inmemoriales, se vieron engrandecidas a raíz de una bula pontificia emitida por León XIII en 1892. La bula fue solicitada por el entonces superior general de la orden de la Beata Virgen María de Montecarmelo con el fin de aumentar la devoción y la piedad de los fieles hacia ella.

Ejemplar de la Revista Portuense de 1892 que se hace eco de la bula papal.

Esta bula la aseguraba la indulgencia plenaria a todos aquellos que arrepentidos, y previa confesión y comunión, visitasen las iglesias y oratorios pertenecientes a la orden y rogasen en ellas por la Iglesia y sus miembros. Condición indispensable para recibir el perdón era que la visita se realizase entre las primeras horas del día y la caída del sol.

La Virgen de la procesión marítima en una embarcación adornada al efecto a la que no le faltaba un detalle. ¿Igual que hoy?

A partir de ese momento las ya solemnemente celebradas fiestas del Carmen adquirieron una mayor participación devota de los fieles. A consecuencia de esta creciente devoción, años más tarde surge la primera procesión del Carmen, de la cual hay crónicas publicadas desde 1900. Dicha procesión iba encabezada por los marineros, patronos y armadores, que demostraban así el fervor que sentían hacia su patrona, y también participaban en ella miembros de la Corporación Municipal.

La procesión en el muelle de la plaza de la Pescadería, hoy viviendas de la Pescadería en proceso de derribo.

Es en esta época cuando nace el rito de la bendición de las aguas y el tradicional discurso desde la plaza de la Pescadería. Ese año corrió a cargo del guardián de los frailes capuchinos, Ambrosio de Úbeda que se ganó a los portuenses con su oratoria: «El Puerto es un pueblo de fe, y esta clase de pueblo son ciudades de héroes y éstos tienen siempre las bendiciones del cielo», dijo. Con este discurso se celebró una de las primeras procesiones entre cantos de júbilo y lluvia de flores a la Virgen del Carmen. (Texto: Mercedes Torrecillas).

El pesquero Tonino que esta tarde estará en Puerto Sherry portando a la Virgen Marinera.

Esta tarde, en Puerto Sherry, a las 18:30 llegará la comitiva procesional con la representación de la imagen de Ntra. Sra. del Carmen, a bordo del pesquero ‘Tonino’ que atracará en el pantalón de honor para realizar, a continuación, la procesión marinera y el encuentro con la procesión terrestre en el tramo final del río Guadalete.

La Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’ y la Asociación de Belenistas ‘Ángel Martínez’ se han unido para organizar la muestra: ‘Ángel Martínez, artista del barro’,  que abrirá sus puertas dentre el 25 de julio y el 12 de agosto, en un marco incomparable: el Monasterio de la Victoria, actuando como Comisario de la Exposición, el reconocido artesano e impulsor de la sociedad ‘Sucesores de Angel Martínez’, Vicente Rodríguez Giménez.

Hace ahora más de treinta años, cuando en diciembre de 1978, un grupo de personas, pertenecientes a la Comisión Organizadora de la Campaña de Navidad con Amor, programara una Exposición en el Club Guadalete, sobre Ángel Martínez, siendo ésta, la primera de otras muchas muestras que se han realizado desde entonces entorno a la vida y obra del célebre imaginero, de pequeño formato, de El Puerto.

Esta exposición, que contó con la cesión de figuras de 27 familias, la mayoría de nuestra ciudad, quería servir para rendir homenaje al artesano portuense D. Angel Martínez García, por su importante legado artístico. Un legado que nos desvela los usos y hábitos comunes del día a día de lo que rodeaba al artista, reflejando en cada una de sus piezas la manera de vivir y el sentir de un pueblo tan sabio como el nuestro, rico en costumbres.

Escenas costumbrista: 'El Contrabando', grupo de Ángel Martínez.

Para llegar a comprender tanto la descripción de las figuras, como lo que representan, es importante conocer el entorno del artesano y explicar la manera de vivir y el contexto histórico. De esta forma comprenderemos mejor las figuras, los utensilios que se usaban tanto en el campo, como en la vida cotidiana y doméstica.
Quizás este sea su mayor acierto y lo que hoy atrae a numerosas miradas, ajenas muchas de ellas al mundo de los Nacimientos, constituyendo tan solo una de estas pequeñas piezas un apreciado elemento de coleccionismo.

Martínez modelando la maqueta  del monumento a la II República.

Hoy en día retoman fuerza las palabras del prólogo del colaborador de Gente del Puerto, Luis Suarez Ávila, en la exposición de 1978, del Club Guadalete: «Que ahora cuando se habla de tomar conciencia de lo regional, de lo popular, de fomentar la artesanía, no sea paso en balde el haber organizado esta exposición, que pensamos sea semillero de un más ambicioso proyecto, que quede plasmado en una de las salas del Museo que El Puerto quiere y que debe tener».

Figura original del artesano portuense, que refleja una imagen costumbrista.

LA EXPOSICIÓN.
La muestra contará con diferentes zonas expositivas: La Zona de Introducción: En la entrada de la exposición expondrán una portada de las recreadas en la obra del artesano. Contexto histórico. Con paneles, fotografías y utensilios domésticos. Ángel Martínez. Natural de El Puerto. Panel explicativo. Exposición de figuras. Se realizaran en las diferentes capillas del salón de actos de la Victoria (antigua iglesia). Los sellos. Panel explicativo, con texto e imágenes, figuras e improntas de sellos de las figuras. El proceso de la arcilla. La técnica del apretón. Con panel explicativo, moldes y ejemplos. La cocción. Con panel explicativo, piezas de distintas cocciones. El alambre. Esqueleto de las figuras.

Varias plantillas de grupos del artesano Ángel Martínez, originales.

Panel explicativo y piezas. Los premios. Los diplomas y medalla, así como panel explicativo. El belén de la época. Donde se mostrará un típico belén con piezas y elemento propios. La evolución y sucesión de la obra. Paneles, mostrador y vitrina de figuras. Audiovisual. Video explicativo de la muestra. Proyección. Ángel Martínez y su relación con Pedro Muñoz Seca. Panel, fotos y figura. Influencias de la obra de Ángel Martínez en otros artistas. Panel, figuras . Angel Martinez en papel. Exposición de recortes de prensa, catálogos y folletos editados. Obra a palillo. Se mostrarán bustos y piezas propiedad de la familia, como la Farfolla, la gitana, Dolorosa, ...

Más información Figuras de Ángel Martínez en Gente del Puerto.
Nótula 873.
Más información de Vicente Rodríguez Giménez en Gente del Puerto.
Nótula 236. 

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Puerta inconclusa de Las Campanas. Gran angular. /Foto: Javier de Lucas.

Debió destacar como ningún otro edificio, ¡y eso que en El Puerto los hay muy bien plantados, cuyas fachadas aun reflejan el pasado abolengo de una época próspera! Y los patios que cobijan, ¿qué me dicen de ellos…? La Prioral es una inmensa mole de piedra, de planta gótica y remates neo-renacentistas que se eleva sobre un templete escalonado. No guarda proporción con los edificios colindantes, en especial con la capilla de la Aurora, tan modesta y tan hermosa, que apenas toca por una de sus esquinas. La bien planeada plaza de España permite contemplar el monumento en su justa proporción.

Puerta del Sol. Detalle. /Foto Paco Belmez.

Y, si no fuera suficiente, se puede admirar desde Micaela Aramburu, recorriendo con la vista toda la calle Palacios, hasta tropezar con ella. Es una visión espeluznante hacerlo al atardecer, cuando la luz desfallecida aún tiene ánimos para jugar con la espadaña y el campanario, cuando proyecta sombra sobre los contrafuertes y la recorta del inmenso cielo.

Zona de respeto de la Iglesia Mayor. Detalle Columnas. /Foto: Bitarita.

Las columnas que señalaban los límites del suelo sagrado ya no sostienen guirnaldas de hierro, donde los críos nos columpiábamos con equilibrio arriesgado e inestable.

Capilla adosada a la fachada de la Iglesia Mayor Prioral. “Tu honorificencia populi nostri” Tu eres la honra de nuestro pueblo. Fue construida por internos del Penal del Puerto en el año de 1940. /Foto: J.M.M.

Mientras la circundamos, sorprenden muchos detalles de la misma: La modesta capillita de la Virgen, oratorio callejero y recuerdo de su celestial presencia… Nunca faltan flores frescas y los candelabros laterales aún brillan mientras la ciudad duerme. En dirección sur, al otro lado de la portada, hay una gran cruz de madera que recuerda a Cristo en su pasión. La madera se ha abierto y apenas se sostiene con los cuatro agarres de hierro que la fijan al paramento. Sus lineas oscuras, entrecruzadas y ordenadas, forman un doble eje de simetría respecto del ventanal y los ojos ovalados.

Sillares desgastados de la Piroral de la Puerta de las Campanas. /Foto: F.A. Gallardo.

¡Qué será de ella cuando los vientos de poniente y levante, tan característicos y conocidos, acaben por borrar la fisonomía de sus tallas, en su afán por devolver lentamente la arenisca que la conforman a la sierra de San Cristóbal! ¿Quién detendrá este deterioro, esta conversión a la nada de su impresionante alzado? ¿Qué será de sus espectaculares remates, de sus bajorrelieves, de las virtudes capitales que otean impertérritas la ciudad, de la enigmática fachada del sol y la pretendida fachada gótica?

Otra vista de la Puerta del Sol. /Foto: Hikergoer.

Si nadie lo remedia, acabarán desdibujadas en el espacio y el tiempo; en ese tiempo que alguna vez marcó el reloj de la torre lateral de levante. ¿No es una ironía que se haya detenido en las diez y diez, la hora más simpática?» (Texto: Álvaro Rendón Gómez).

Fachada lateral de la Iglesia Mayor Prioral, convertida en principal. /Foto: Costaluz.

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De entre todos los maestros plateros portuenses que trabajaron en nuestra Ciudad durante el siglo XVIII, queremos destacar a Jacobo Vanderheiden, un extraordinario artista representativo de ese mundo plural y cosmopolita que definía a la sociedad portuense de entonces y a su Congregación y Hermandad de Artistas Plateros de San Eloy. /En la imagen, Pedro de Villarelo, grabado por Vanderheiden.

Jacobo Guillermo Vanderheiden [deturpación de van der Heyden] Lechuga nació en El Puerto de Santa María el 22 de marzo de 1740, recibió el bautismo dos días más tarde en la Prioral, actuando de padrino Jacobo Knudden, de quien tomaría su nombre. Su padre, un comerciante de origen flamenco [de Flandes], Guillermo Vanderheidenm pertenecía a una familia oriunda de la ciudad de Amberes, establecida en El Puerto en torno a los años cuarenta del siglo XVI. En estos años se fecha el matrimonio de Pedro Vanderheyden con Margriete Bosschaert, antepasados de la familia de Vos, perteneciente a la aristocracia portuense y posibles ancestros de nuestro artista. El origen flamenco de Jacobo  no nos resulta extraño en el contexto dieciochesco de El Puerto. Las especiales características de este enclave comercial atrajeron a numerosos comerciantes y artistas europeos y, entre ellos a plateros flamencos, italianos y franceses.

EN 1771, TALLER EN LA CALLE LARGA.
Pocos son los datos que poseemos del transcurrir cotidiano de Vanderheiden. En 1771 con apenas 31 años, lo encontramos establecido en su taller de platería situado en la calle Larga, en la casa del Convernto de San Juan de Dios, perteneciente al cuartel de San Agustín (hoy edificio municipal recientemente restaurado), circunscripción en la que se asentaron la mayoría de los talleres de platería a  lo largo de toda la Edad Moderna. Tutor de cuatro hermanos, Josefa, Cornelia, María y Francisco, este último perteneció al taller de Jacobo, formándose en los secretos del arte de la platería a la sombra de su hermano.

FORMACIÓN.
Con respecto a la formación de nuestro protagonista conocemos su aprendizaje como platero de oro con el maestro portuense José Fernando de Sierra, en cuyo taller, coincidiría con Esteban José de Sierra, siete años mayor que Vahderheiden, copando ambos condiscípulos la mayoría de los honores y encargos de la platería portuense del último tercio del siglo XVIII hasta bien entrado el siglo XIX.

Tesoro artísitco de la Prioral en la década de los setenta del siglo pasado, expuesto en un desaparecido museo donde aparecen piezas de plateros, orfebres y grabadores. / Foto: Rafa.

FIEL CONTRASTE MARCADOR.
En el año 1774 el Ayuntamiento de El Puerto eligió a nuestro artista 'fiel contraste marcador de oro y plata' sucediendo en el cargo a su maestro José Fernando de Sierra, fallecido el 7 del mismo mes. Tal nombramiento suponía el reconocimiento de la valía y honradez del platero, ya que el Fiel Contraste Marcador era el encargado de vigilar que todas las obras realizadas en plata y oro se ajustasen a la ley, garantizando con su prestigio la calidad de la pieza.

Grabados de Vanderheiden, 'Ntra. Sra. de la Soledad. 1780'. Túmulo funerario de Carlos II,  cuyos elementos sirvieron para hacer el monumento del Jueves Santo de la Prioral hasta bien entrados los años sesenta del siglo XX.

...continúa leyendo "1.363. JACOBO VANDERHEIDEN. Maestro Platero y Grabador."

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Las cantigas estan en un género medieval propio de la zona gallegoportuguesa en la que los trovadores ponían música a los poemas, que solían cantarlos los juglares. Ya he traído en otra ocasión las famosas Cantigas de Amigo del trovador gallego Martín Codax. Hoy te traigo una de la que sin duda es el corpus más conocidos de cantigas. Además, con una dedicación muy especial... ¡A mi ciudad donde vivo! Vamos a ello

Estoy hablando de las Cantigas de Santa María del rey Alfonso X el Sabio (1221-1284), rey de Castilla e hijo del también rey Fernando III el Santo (es decir, san Fernando). El apelativo de sabio no es algo gratuito ya que, además de sus habituales contiendas guerreras y de conquista, tenía tiempo de dedicarse a las bellas artes y la poesía. /En la imagen “Aparición de la Virgen a Alfonso X” Cuadro de grandes dimensiones que se exhibe en el Auditorio Municipal San Miguel. Anteriormente se encontraba situado en la escalera del antiguo Ayuntamiento de Plaza de Peral. Ha sido restaurado por los técnicos de Museo Municipal, Javier de Lucas y Juan José L.  Amador. (Foto Servicio Municipal de Restauración del Excmo. Ayuntamiento).

¿Quién no conoce las Cantigas de Santa María? Son unas 420 composiciones dedicadas a la Virgen María. A pesar de que tradicionalmente se las asigna al rey Alfonso, no puede comprobarse que fuese el autor de las mismas; es más, es algo muy improbable. El rey era un amante de las bellas artes, y seguro que era el impulsor de la composición de las cantigas, e incluso seguramente supervisor de muchas de ella, pero no pudo componerlas todas. La autoría del rey está asegurada en unas 10 o 12, y poco más; y esta autoría no es porque aparezca la firma del monarca sino por la temática y porque tratan temas muy personales.

Hoy traigo la Cantiga número 364 titulada Quen por serviço da Virgen. La cantiga cuenta cómo Santa María del Puerto protegió a treinta obreros que cavaban la tierra para construir una iglesia y se cayó sobre ellos la torre. Les contaré que Santa María del Puerto hace referencia a una advocación que radicaba en El Puerto de Santa María (sitio donde orgullosamente vivo), llamado Alcanate en la época del rey sabio. Dicho rey transformó la mezquita en un santuario sobre el que hoy se construye el Castillo de San Marcos. La imagen (aunque no completa) se conserva hoy día con la advocación de Nuestra Señora de los Milagros.

Aquí tienen esta cantiga interpretada por el conjunto Música Antigua dirigido por Eduardo Paniagua. Pueden leer el texto de esta cantiga haciendo clic aquí.

(Hacer clic en botón de PLAY abajo. Es posible que antes de la música tenga que escuchar algo de publicidad. Espere que pase y comenzará la música automáticamente. En la parte superior derecha verás dos controles que puedes deslizar con el ratón; el de la izquierda es con el que puedes controlar el volumen.) (Texto: José Gallardo Alberni).

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El Jueves Santo del pasado año terminó prácticamente la Semana Santa en nuestra ciudad, y digo que terminó con el atisbo de salida  del paso de Cristo de de la Hermandad de la Humildad y Paciencia, que  rápidamente tuvo que refugiarse en la Prioral. [Este año 2012 ni siquiera ha llegado a salir]. Es una pena que por causa de la lluvia, las ilusiones del colectivo de esta hermandad se hayan visto truncadas por la inclemencia del tiempo, mala suerte y paciencia, amigos. /Foto: Yolanda Rodríguez Gómez.

La lluvia suele ser el talón de Aquiles de la Semana Santa, es una pena que no concluyera de forma feliz con las once cofradías por las calles, haciendo el recorrido previsto. La inversión humana y económica del Ayuntamiento, hermandades, hosteleros, colectivos que de alguna forma viven de las hermandades, además de las personas que disfrutan del turismo religioso,  se han visto mermadas considerablemente.

Se no fue el Jueves Santo sin más historia; porque para más “INRI” este día tan señalado en El Puerto,  solo tenemos una cofradía. Evidentemente este acontecimiento no deja de ser coyuntural; y aparte de lamentarnos de la dichosa lluvia, que podía haber llegado en otro momento; es una oportunidad que se nos presenta a los que tenemos que decir algo al respecto.

LOS SAGRARIOS.
El Jueves Santo es otros tiempos procesionaban dos cofradías, La Humildad y el Cristo del Amor, además templos y conventos permanecían abiertos todo el día, hasta una hora prudencial por la tarde, existía la costumbre de visitar los Sagrarios. Solían ir las parejas de novios, o matrimonios o grupos de señoras o señoritas, ellos con el clásico traje gris marengo, camisa blanca y corbata a juego y ellas siempre elegantes, no con ropa de Zara, Mango, etc.;  sino de Moresco, Rendón, Lerdo, Arturo, Julio Cristóbal, Muro, etc.
Iban también parejas o grupos de chicas vestidas de mantilla (igual que las que van en la Vera-Cruz), Recuerdo con agrado a  Mercedes Romero Maure, mi prima Antoñita y Paquita Pantoja, las hijas de Rafael el de las Salinas, etc. /Capilla de la Virgen de los Milagros.

EL ITINERARIO.
Había gente por todas partes, usted  por ejemplo le decía a su novio/a, amigo/a: “Oye fulanito/a, ¿Vamos a visitar los Sagrarios ?”, y hacía el recorrido siguiente: Residencia de Ancianos (Plaza de Toros), Iglesia de San Francisco, Convento de la Concepción, Colegio Carmelitas y Colegio de Esclavas, si no,  podía escoger otro itinerario que es el siguiente: Prioral, Asilo de Huerfanas (calle Cielo), San Joaquín, convento de las RR MM Capuchinas,  convento del Espiritu Santo, hasta la Iglesia del Hospital de San Juan de Dios. Se pasaba la tarde paseando de un Sagrario a otro, lloviese o no; cansado pero feliz, eso sí, señora o señorita terminaba usted la tarde sentada en algunos de los bares del centro tomándose un chocolate calentito con una buena torrija para mojar, con Dios manda en estas fechas y disimuladamente se quitaba usted los zapatos y se frotaba los pies enfundados en medias de cristal, ¡que alivio! /En la imagen capilla del Sagrario de la Iglesia Mayor Prioral.

...continúa leyendo "1.343. EL JUEVES SANTO DEL 2011."

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Fernando Arjona González nació el 17 de julio de 1.941, hijo de Fernando Arjona Cía y de Francisca González Bruzón, todos de El Puerto;  tiene un hermano mayor,  José María, gestor administrativo con despacho en Cádiz. Se crió hasta el año 1.952 en la calle Palacios, 27, en la primera planta --donde hoy se encuentra la Casa de Hermandad del Dolor y Sacrificio--.  En 1952 la residencia familiar se traslada  a la Calle Virgen de los Milagros, 77, en la que vive hasta que se casa y funda su propio hogar.

Casa núm. 77 de la calle Larga, frente a la Plaza de Isaac Peral, donde viviría hasta su boda nuestro protagonista. La casa hoy no existe.

HERMANDAD DEL NAZARENO.
El 1 de junio de 1.955  --con 14 años. según marcaban los estatutos en aquella fecha-- se daba de alta en la Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores. 21 años mas tarde, de 1976 a 1988 forma parte de  la junta de gobierno de la misma, ocupando  los cargos de Secretario y Hermano Mayor. Posteriormente, a partir de 2005,  realizaría la función de Teniente hermano Mayor y  nuevamente Hermano Mayor desde  septiembre 2007 a diciembre 2011.

Durante unos cultos de la Hermandad del Nazareno, de izquierda a derecha en primera fila: Fernando Arjona, Alfonso Terry Muñoz, Rosario Stenterello Ventura, Eustasio Torrecilla Muñoz, y Francisco Jiménez Báez.

En su primera  etapa  coincide en dicha junta de gobierno, con conocidos portuenses como Alfonso Terry Muñoz, Eustasio Torrecilla Muñoz, Jesús De la Rubiera Echevarri, Antonio De la Torre González, Fernando Melgarejo Osborne, Rafael Vital Guillen , Rafael García Ramírez, y Luis  Suarez Ávila,  entre otros.  Durante su segunda etapa como Hermano Mayor, se llevó a cabo la sustitución de las andas procesionales de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que se realiza  en los talleres  sevillanos de Juan Mayorga .

El Nazareno, a su paso por la plaza del Polvorista, cuando el vandalismo no había obligado a retirar las estatuas de las plazas de El Puerto.

También en este segundo mandato, ha gestionado con el Ayuntamiento de la Ciudad el espacio ocupado por la antigua capilla de San Agustín --que se corresponde actualmente con el patio trasero del antiguo colegio ‘San Agustín’ con entrada por la calle Jesús de los Milagros, para la ubicación de la Casa de Hermandad y futura Capilla.

Fernando desea agradecer públicamente desde Gente del Puerto la labor realizada por sus compañeros de la Junta de Gobierno durante su última etapa como hermano mayor, y muy especialmente a José Manuel Vázquez Caamaño y a la comisión formada por los hermanos Francisco Fuentes Pertinez --actual Hermano Mayor--, Sergio Rivera González, Francisco Fuentes Fernández, Victoriano Jarén Tejero, Domingo Galo Ibáñez, Jesús Manuel García Viñas y Francisco Pizarra Maestre, entre otros, para conseguir sacar adelante  los dos principales proyectos  que se propuso al ser nombrado Hermano Mayor: la construcción del nuevo paso para el Nazareno y la apertura de una Casa de Hermandad, proyectos que están muy próximos a cumplirse definitivamente. /En la imagen, desmontaje del Altar Mayor de la iglesia conventual de San Agustín.

Aparte de el papel desempeñado en su Hermandad, ha sido miembro del Consejo Local de Hermandades y Cofradías en los años 1990, formando parte  de la permanente del mismo, de la que era presidente Adolfo Ortega García, junto con Antonio Martín Clemens , Joaquín Lojo Rodríguez y Manuel Mayi Duran.

EL MUNDO DEL DEPORTE.
Fernando es una persona bastante conocida en El Puerto por su estrecha vinculación a tres vertientes de la vida social de El Puerto: la deportiva, la cultural por su gran afición al teatro y la cofrade, a la que hemos hecho referencia más arriba.

Una foto racinguista, en el Ayuntamiento: De izquierda a derecha: Fernando Arjona, Juan García Cressi  (+) , Rafael Fenoy Alonso, Francisco Hurtado Sáenz (entrenador ) (+), Antonio Torres Santiago (secretario) (+) y Manuel Jarque Martínez “ Chicharito” (+)

...continúa leyendo "1.342. FERNANDO ARJONA GONZÁLEZ. Del mundo del trabajo y lo social."

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