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De izquierda a derecha, Sergio Guallanone Heras y Borja Arza Tejero. /Fotos L.I.

Dentro de la nueva zona comercial en los bajos del Hotel Las Suites de Puerto Sherry, en el espacio denominado Julietta Puerto Sherry, se encuentra este acogedor local de restauración: L´Inspiration Gourmet. Borja Aza y Sergio Guallanone abrieron el pasado 11 de julio y  se ocupan del nuevo establecimiento abierto en Puerto Sherry. Borja, que ha estudiado en la Escuela de Gestión de Hostelería Heliopolis, atiende al público, mientras que Guallanone, alumno de la Taberna del Alabardero, también de Sevilla, dirige las cocinas. Ellos, junto a Verónica Fernández de Castro y Carlos Núñez forman la empresa L’Inspiration Gastrocatering, con sede en Sevilla.

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Espacio Julietta, el outlet de Puerto Sherry. /Foto: Paloma Romero.

Este singular espacio gastronómico se encuentra situado dentro de una zona dedicada a la venta de productos de firmas de prestigio, lo que se conoce como Concept Store, muy extendido en EEUU, en el que distintas marcas se abren mercado en otras ciudades a través esta tienda. Las marcas suelen vender solamente online y no suelen disponer de espacio físico por lo que de esta forma acercan al cliente final un producto que de otra forma no podría conocer físicamente. Además, aúnan en un mismo espacio la tienda, con el restaurante, galería de arte y zona para pequeños eventos. Los precios lo marcan las propias tiendas, y algunas tienen descuentos y rebajas, pero muchas de ellas marcan sus precios reales. Julietta ocupa un par de naves con parte de la pared de ladrillo visto y los techos también sin enlucir. Sobre la pared grandes cuadros muy coloristas. El suelo también sin enlosar y decorado con alfombras de colores. Hay una pequeña barra y mesas bajas para comer. Fuera una terraza con estupendas vistas sobre el puerto deportivo que también se ve desde el salón ya que está acristalado.

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El equipo de L'Inspiration Puerto Sherry, con el cocinero Ángel León.

CATAS.
Al fondo del establecimiento un segundo salón decorado con una gran mesa construida con palets reciclados y destinadas a realizar catas. En principio hacen una todos los jueves en colaboración con la empresa Cuatrogatos Wine Club, de Federico Ferrer, con sede en El Puerto de Santa María.

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Original presentación de la oferta, una carta corta pero con propuestas originales. /Foto: Virginia Miller.

En lo gastronómico la carta es corta pero con unas propuestas originales y de cocina innovadora. Está orientada más bien con platos para compartir. No hay tapas. Por el momento lo que más está saliendo son unas empanadillas goyzas de tradición oriental y rellenas de setas, zanahorias y gambas. Se hacen a la plancha. También funciona muy bien otra propuesta muy original, un steak tartar que realizan con taquitos de caña de lomo en vez de con carne. También tienen foie, raviolis de cola de toro, rosbif de presa ibérica, bacalao curado en miso negro o un taco de atún que sirven a la plancha con tomate asado y emulsión de anchoas. Un par de arroces y tres propuestas de postres caseros cierran la carta en la que también se cuida el apartado de vinos. /Texto: Pepe Monforte.

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 Salvador García Montoya, Salvi, se quedó parado hace cinco años. Trabajaba en una empresa de material de construcción, se formó en fontanería y su afición por la buena cerveza le llevó hace dos años a sacar una cerveza artesana, para consumo propio y el de sus amigos. Es un gran conocedor del mundo de la cerveza, que estudia las técnicas de producción y los materiales y soportes donde fermentan sus preparados que llega a fabricar con sus propios medios, así como las materias primas que busca en proveedores singulares e incluso que cultiva en su pequeño huerto en la urbanización ‘Las Palmeras’, donde vive. Y lleva desde hace dos años cocinando estas deliciosas fermentaciones, en pequeñas cantidades, investigando y sacando productos diferentes, únicos. “No quiero clonar cervezas ni imitar a nadie, que es lo que hacen muchos cerveceros caseros”. Y a fe de quienes han probado sus productos, que así es.

acht_etiqueta_puertosantamariaEn 2012, ayudado por su esposa, Rocío Feria Guerrero, --portuense o porteña, como él--, creó Cervezas ACHT (‘Ocho’ en idioma alemán), pues ocho grados de alcohol son los que quería dar a sus creaciones, que son básicamente tipo pilsen por la malta que llevan, término aplicado a cervezas doradas, de fermentación baja y sabor convencional, pero que nuestro protagonista hace diferentes con las variaciones que introduce. El nombre Pilsen proviene de una cerveza original de la ciudad de Pilsen (República Checa). /En la imagen de la izquierda, etiqueta de la cerveza ACHT, elaborada en El Puerto de Santa María.

Así la ACHT Cerveza Pilsen y la ACHT Cerveza Pilsen Dawn, la primera con algunas especias como cilantro, cáscara de naranja, … ,de unos 6 a 7% Vol. y la segunda es una cerveza pura, que lleva malta, lúpulo y levadura, de unos 4,5% Vol.  y que es del tipo de las que se suelen llevar a los concursos de cervezas, por su menor graduación alcohólica. La fermentación alta se emplea en la elaboración de esta cerveza de color opaco, tipo ‘ale’, al producirse en la superficie exterior alta, formada por los cultivos de las levaduras Saccharomyces Cerevisiae, que suben a la parte superior del tanque de fermentación, donde permanece por espacio de entre una semana y diez días.

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De izquierda a derecha, tres de los tipos de cervezas que elabora Salvi: ACHT Pilsen rubia, de remolacha ('ACHT Diablo Rojo') y de café.

Otra interesante cerveza, de tonalidad rojiza, es la ACHT Cerveza ‘Diablo Rojo, una fermentación de temporada durante el segundo trimestre del año aproximadamente, a base de malta y remolacha, con una graduación en torno a los 8% Vol., sin azúcar añadido. Otra de sus creaciones es la cerveza de tonalidad negra, ACHT Cerveza de Café, con un fuerte carácter fuerte y 7,2% Vol.

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Etiqueta y cerveza de remolacha ACHT 'Diablo Rojo'

Y está trabajando en rescatar una cerveza de sus principios como elaborador de estas fermentaciones hecha con Té, la ACHT Cerveza Caramelo 10,40% Vol., no descartando elaborar una cerveza de trigo, algo con lo que estuvo ensayando en sus principios, pero que no le convencieron al no conseguir en nuestra zona un grano que no le diera tanta acidez al producto final.

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Hidromiel o Aguamiel, elaborada bajo la marca ACHT

Elabora, también, Hidromiel o Aguamiel, una bebida alcohólica que se obtiene a partir de la fermentación de una mezcla de agua y miel, totalmente natural, con una graduación que va entre los 12,5 y los 14% Vol. Está considerada como la precursora de la cerveza y quizás una de las primeras bebidas alcohólicas consumidas por el hombre, siendo su uso ampliamente difundido por los pueblos de la antigüedad.

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Imagen de lúpulo nugget, sembrado en el huerto de Salvi, buscando que la materia prima sea lo más natural posible; también tiene las variedades amarillo y magnum.

EL LÚPULO
El lúpulo es una planta trepadora, que proviene de las islas del Japón, empleada desde el siglo IX en la fabricación de cervezas por sus propiedades antisépticas. De la planta se selecciona la flor que contiene resinas y aceites aromáticos. Por otro lado, del lúpulo fluye una sustancia aromática de color amarillo: el lupulino, que contribuye a la estabilidad y abundancia de espuma en el producto final.

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Un grupo de amigos degustando en casa de Salvi las variedades de cervezas portuenses ACHT.

Según el Centro de Investigación Cerveza y Salud (CICS), entidad de carácter científico cuyo objetivo es promover la investigación sobre las propiedades nutricionales del consumo moderado de cerveza y su relación con la salud, el lúpulo se utiliza en productos medicinales dado a sus antioxidantes que le dotan de propiedades antiinflamatorias, efectos cardioprotectores y estudian que podría prevenir enfermedades relacionadas con el envejecimiento  (oxidación celular) como la osteoporosis, cáncer o el Alzheimer.

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Salvador junto a su mujer Rocío, luciendo camisetas de la cerveza de remolacha ACHT 'Diablo Rojo'.

EL FUTURO
No descarta nuestro protagonista embarcarse en un proyecto de mayor calado, una producción controlada y para el gran público, sin desvirtuar la esencia artesanal de sus productos. La inversión y los requisitos de toda índole le tienen reflexionando, de momento,  sobre como acometer la aventura empresarial. Mientras, agradece el asesoramiento y la ayuda prestada por Tomás, de Comando Cervecero, otro artesano local de la cerveza que ofrece sus productos a través de la Cooperativa de Agricultura Ecológica 'La Reverde': cervezas artesana colorá, rubia, negra y trigo.

 

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El churro es una obra de arte de la repostería popular española. Esta masa frita con forma alargada, bañada en algunos casos en azúcar blanco, que tantas y tantas mañanas alegraba los desayunos de muchas familias.

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Delante del puesto de churros del Mercado. /Foto: Roberto Michel.

El churro, ese gran olvidado en su propio país. Mientras en China o Estados Unidos se mueren por ellos, los españoles se han visto invadidos por los cupcakes o los macarons. El churro, considerado el lumpem de la gastronomía española.

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En la imagen, Miguel Angel Romero, uno de los hijos de Charo Salguero Venegas (ver nótula núm. 350 en Gente del Puerto)  sirve una rueda de churros recien hechas en el perol. Su madre se prepara para cortarlos y servirlos en un papel de estraza como el que tiene en su mano. El papel de estraza se usa para que chupe el aceite sobrante de los churros y estos queden más crujientes. El papel, a diferencia del plástico, evita que los churros se ablanden. /Foto: Cosas de Comé

¿Y el oficio del churrero? Una especie en peligro de extinción que habita en nuestro país churrerías antiguas y casi desérticas, menos en El Puerto, la de Charo Salguero en la Plaza. Churros con chocolate siempre de la mano, el binomio perfecto. Y es que nadie se ha atrevido a innovar, a darle un empujón a uno de los manjares españoles con más tradición y que endulza fiestas, desayunos y meriendas. /Texto: Eva Fernández.

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Típica cola de gente que se forma para comprar los churros en el puesto de Charo. Mientras se espera hay que estar atentos a la conversación de Charo porque no tiene desperdicio. /Foto: Cosas de Comé

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Carlos Besteiro, en la cafetería La Ponderosa, con una fuente de churros.

El churro, esa obra de arte de la repostería española, brilla de nuevo y con más fuerza con los nuevos establecimientos que van abriendo en El Puerto, --atrás quedó el cierre de El Cafetín y tantos otros en el entorno del Mercado-- no solo en los puestos móviles o kioskos fios estratégicamente situados por el extrarradio de las urbanizaciones, como los que funcionan llevados por la familia Basteiro, junto a la Cervecería El Puerto y en La Ponderosa.

Vídeo de Charo Salguero Venegas, subtitulado, realizado por Trinity School.

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Se nos fue pronto, muy pronto, pero parece que aún lo veo toreando de salón detrás de la barra, delante de ella, junto a su hermano Pepe, con un lito en el hombro, con la camisa blanca, con su cadenita al cuello, con los movimientos precisos del director de orquesta.

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Daba la mano firme a la par que sonreía con la seguridad de un hombre íntegro al que nunca le faltó la sencillez. Su casa, la de todos, Casa Flores, que tomó el pulso hace cuarenta años desde la Ribera del Río, la ribera del Guadalete, en los tiempos en que la democracia poco a poco se podía alcanzar con la mano. Y su espíritu el de un genuino y valiente innovador, que no perdió nunca la perspectiva de sus orígenes. Francisco Flores Herrera, Paco Flores, ha sido uno de los mejores embajadores que hemos tenido. Y si alguien lo duda, que le eche un vistazo a las fotos colgadas en las paredes del restaurante; toreros, artistas, políticos, cantantes…

Paco Flores pertenecía a esa generación de líderes que invocaban a diario a la santa trinidad; trabajo, trabajo y trabajo. Debía conocer la sentencia que el escritor colombiano Gabriel García Márquez dejó de forma prosaica en El amor en los tiempos del cólera; “los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga otra vez y muchas veces a parirse a sí mismos”. Ahí queda.

Hombre que amaba El Puerto, a ese barquito tan típico, a los caldos salidos de sus bodegas, a los pescados salidos de su mar, a la pintura costumbrista del paisano Juan Lara, a la música del compositor jerezano Manuel Alejandro y al manejo de la capa del “Faraón de Camas”, el genio de Curro Romero. Hombre que amaba a su familia, con una prole de seis hijos fruto de su matrimonio con Ángeles Lobo; Francisco, Miguel Ángel, Noelia, Jesús, Álvaro y María de los Ángeles, que se mantienen estoicos y sin rendirse.

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El restaurante Casa Flores, ayer viernes, como siempre, una marca para El Puerto.

Y la vida sigue y la marca también, porque para la historia de esta ciudad Casa Flores es eterna. No lo olvidemos. /Texto y Fotos: José Antonio Tejero Lanzarote.


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Angel León y Mauro Barreiro, los dos cocineros de la provincia que han obtenido estrella Michelín cocinarán juntos por primera vez en el Castillo de San Marcos. Ofrecerán una exhibición de cinco platos de su cocina acompañados con vinos de las bodegas Caballero que finalizará con este espectáculo su ciclo cultural veraniego en el que también intervendrá el enólogo Manuel Lozano, uno de los más premiados del mundo

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Manuel Lozano, Angel León y Mauro Barreiro en el cartel que anuncia el evento.

Los dos cocineros gaditanos en activo que han obtenido la estrella Michelín, Angel León de Aponiente y Mauro Barreiro, de La Curiosidad de Mauro, que la obtuvo cuando estuvo de jefe de cocina en el restaurante Skina de Marbella, cocinarán juntos por primera vez en su carrera. Lo harán en el Castillo de San Marcos de El Puerto de Santa María y en un espectáculo de cocina y vino organizado por las bodegas Caballero de El Puerto dentro del ciclo cultural  que organiza todos los veranos y que alcanza ya su vigésimo cuarta edición.

El espectáculo está convocado para el próximo jueves 21 de agosto a las ocho de la tarde y para el cada uno de los cocineros ha preparado dos tapas, a lo que habrá que sumar un postre diseñado por Barreiro. Los cinco se combinarán con cinco vinos del grupo Caballero en una cena maridaje inédita hasta el momento. Para reforzar el caracter extraordinario del acontecimiento los comentarios de los vinos correrán a cargo del enólogo del grupo Caballero y uno de los profesionales más premiados del mundo en su campo, Manuel Lozano.

Manuel Lozano ofrecerá, además,  dos espectáculos en solitario. El día 7 de agosto a las ocho de la tarde ofrecerá lo que se conoce como una cata vertical y que consiste en analizar un vino en diferentes estadios de su vida. Lo hará con el fino Pavón que se irá viendo desde que es un mosto hasta que llega a su plenitud. Asimismo el 14 de agosto, también jueves, el mismo Lozano hará una cata de jereces de cierta complejidad y en la que se podrán probar el amontillado Cuevas Jurado, el amontillado Botaina de Lustau, el palo cortao Península, el oloroso Río Viejo y el oloroso abocado Añada 1997.

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El brindis en la Bodega del Castillo de San Marcos, tras la presentación del Ciclo. De izquierda a derecha, Luis Enrique Caballero, Mauro Barreiro, Alfonso Candón, Ángel León, Emilio Romero Caballero y Manuel Lozano. /Foto: José Antonio Tejero Lanzarote.

Aunque los cocineros aún están dando los últimos toques a sus menús para este día, Mauro Barreiro tiene previsto ofrecer su ya famoso gazpacho de jalapeños con tortillitas de camarones, una particular versión de este clásico andaluz que ha vuelto a introducir en su nueva carta y una versión creativa de un guiso de rabo de toro, ahora que se está en temporada taurina. El primer plato irá acompañado con la manzanilla Papirusa y el segundo con el oloroso Emperatriz Eugenia. Barreiro, también ofrecerá el postre, y este será su “chocolatuna” un postre realizado con sandia y que simula que es un trozo de sashimi de atún. El acompañamiento será el cream Solera India.

Por su parte Angel León, aunque todavía está trabajando en los platos que va a ofrecer y puede haber algunos cambios,  tiene previsto dar a degustar una original butifarra de boga, un pescado de los de segunda categoría con los que el cocinero viene trabajando para demostrar sus virtudes, así como un plato con un producto que ha marcado su biografía gastronómica, el placton, en esta ocasión como relleno de unas empanadillas que nada tienen que ver con las de “La Cocinera”. El primero irá acompañado con amontillado Escuadrilla y el segundo con el fino Puerto Fino.

El precio de esta cena cata será de 40 euros por persona y para las dos catas de vinos de Manuel Lozano de 15 euros. Las plazas disponibles son 150. La bodega ofrece también un precio especial de 50 euros al comprar una reserva para los tres eventos. /Texto: Pepe Monforte. /Diseño del Cartel: Aguirre Oceja.

La Casa del Jamón inaugura junto a la plaza de toros de El Puerto una espectacular tienda gourmet de 180 metros cuadrados en la que combina el jamón al corte con un amplio surtido de chacinas, quesos y conservas. También venden panes gourmet y bocadillos de jamón. El nuevo espacio también se caracteriza por su apuesta por los productos de la provincia

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Pero todavía hay más. A la calle se abren 4 ventanas desde donde el público puede comprar. Una está dedicada a panes especiales que ellos mismos hornean, una selección de empanadas que vienen desde Toledo, algo de bollería y una pequeña representación de dulces. La segunda tiene quesos y una tercera está dedicada a los bocadillos de jamón y unos cartuchitos, como los de los puestos callejeros de camarones, pero que llevan taquitos de jamón o de chicharrones de Paterna. La cuarta apertura está dedicada por completo al jamón y en ella un empleado corta el jamón a poco más de un metro de las personas que pasan por la calle…espectáculo en directo.

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Una vitrina refrigerada de nueve metros de largo y en la que el propio cliente puede coger los productos preside el local.

Hasta cinco personas, y ampliaremos para las fiestas, señala Juan Carlos Amado, atienden al público. Todos van exquisitamente vestidos de negro con un delantal de mismo color hasta los pies y el nuevo logotipo recien estrenado de la firma. Para que no falte de nada sirven a domicilio, cortan los jamones enteros y te los envasan en sobres al vacío y venden por internet a todo Europa. No cabe duda de que están a la vanguardia y tiendas como estas es difícil encontrarlas en España. Pero este empresario, afincado en El Puerto de Santa María desde la década de los 90, sabe lo que es crear tendencia. En 1995 abrió en El Puerto de Santa María la primera jamonería que se ponía en marcha en la zona. El principal atractivo era que el jamón se cortaba a cuchillo delante del cliente. El éxito fue tal que en la ciudad ha llegado a haber hasta una decena de tiendas bajo la misma idea y las “jamonerías” se han extendido por la provincia.

Ahora casi veinte años después quiere volver a revolucionar el sector. En la tienda, calcula, hay unos 1500 productos diferentes, con una amplia presencia de artículos de la provincia. “Siempre trato de impulsar todo lo bueno que se hace aquí. Si hay un producto que me gusta y que se elabora en la provincia lo pongo en la tienda. Ahora, eso sí, todo lo pruebo antes porque para mi y para que mis clientes confien en lo que vendemos, es fundamental que haya calidad”.

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Otra vista de la tienda, con la exposicón de conservas y chocolates. Detrás las cuatro ventanas por las que se atienda al público directamente en la calle.

En la tienda, que se inauguró el pasado 4 de julio, hay de todo. El diseño lo ha reliazado por el propio Amado “después de recorrer con mi mujer toda España viendo cosas. Al final, fijaté que un punto importante para nosotros fue cuando visitamos el nuevo mercado de Cádiz, porque allí vi muchas de las cosas que quería, que al público se le metieran los productos por la vista, que los tenga cerca”. Es verdad que la tienda tiene ese espiritu de mercado e incluso eso le quita “el miedo” que le da a muchas personas entrar en este tipo de establecimiento por temor a encontrarse productos caros.

Para evitarlo el empresario saca la tienda a la calle con tres ventanas a través de las cuales se expenden desde pan hasta bocadillos de jamón cortado a cuchillo. A un euro los de jamón serrano y a 1,90 los de ibérico.

Uno de los apartados más llamativos es el de los quesos, con una amplia presencia de quesos gaditanos. No faltan El Bosqueño, Los payoyos o la quesería de Pajarete, pero también firmas menos habituales y que están despuntando por su calidad, como la quesería de hermanos Mangana de Benaocaz o Andazul de San José del Valle, la primera de Andalucía en elaborar quesos azules.

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Una de las empleadas prepara los bocadillos de jamón delante del público.

Hasta 250 están llegando a vender al día, asegura Juan Carlos Amado.De todos modos el apartado que se lleva todas las miradas es el jamón cortado a cuchillo. Permanentemete tienen al corte una decena de variedades, pero en una especie de inmensa vitrina acristalada se apegotonan más de 1000 piezas de jamón de diversas procedencias. Entre los productos más llamativos las patatas fritas de San Nicasio o las croquetas de “Ameztoi”, muy conocidas por su calidad a pesar de ser de las congeladas. Vienen directamente del País Vasco y se hacen con leche de vaca de caserío. Tienen también algo de comida preparada como algunas ensaladas de ahumados o empanadas, además de los bocadillos que preparan ellos mismos.

Pero las ideas de Amado no se paran aquí. Además de esta tienda en los próximos meses abrirá un nuevo despacho en Vistahermosa, que se une al que ya tiene en aquella zona. Será un puesto de autoservicio que estará situado en el centro comercial y donde se venderá jamón y otras chacinas, además de quesos y otros productos listos para consumir. /Texto y fotos: Pepe Monforte.

Más de Juan Carlos Amado en Gente del Puerto
503. Y el jamón se hizo tienda.
1.274. De El Puerto a toda Europa.

 

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José García Cote, en la Taberna Obregón.

José García Cote, hijo de los paterneros Vicente García y María Cote que vinieron a nuestra Ciudad a trabajar en el campo, nació en 1935 en El Puerto de Santa María en la casa palacio que existía anteriormente al edificio que alberga las actuales instalaciones de Mariscos Romerijo, es decir, hace 79 años, cuando sigue permaneciendo soltero. Es primo de ‘El Rubio’, el padre del alcalde, Alfonso Candón.

1935
Se funda la Bodega Obregón. Abre al público en junio el Cine Orpheo, en Puerto Escondido, permaneciendo funcionando hasta noviembre de 1941. En junio, Luis Cómpanys, expresidente de la Generalidad de Cataluña, ingresa en el Penal de El Puerto.  Era alcalde de la Ciudad, José Luis Macías Caro. Rafael Alberti le dedica la elegía ‘Verte y no verte’ a Ignacio Sánchez Mejías, ‘Poesía (1924-1930)’ y ‘Versos de Agitación’. Muñoz Seca estrena las obras ‘El Gran Ciudadano’, ‘Papeles’, ‘El rey Negro’, ‘La Plasmatoria’, ‘Soy un sinvergüenza’ y ‘Triple Seco’.

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El desaparecido edificio donde hoy se encuentra Romerijo, y donde en las dos puertas de la derecha se encontraba el antiguo Bar ‘La Draga’. Enfrente, cruzando la calle Jesús de los Milagros, el actual Bar ‘La Herrería, la antigua 'Draga' y el antiguo 'Dragón’.

Nacen el humanista Rafael Esteban Poullet. Nace el diácono Francisco Prieto Ramos, adscrito a la Parroquia del Carmen y San Marcos. Nace el corredor local Pedro Rizo Pérez, el pintor Luis Ortega García, José Alonso Martín. Muere el fundador de la Revista Portuense, Dionisio Pérez Gutiérrez.

ramonyesperanza_lourdestur_puertosantamariaMuere el Conde de Osborne, Tomás Osborne y Guezala, en posesión de este título pontificio desde junio de 1900. Su hijo, Ignacio Osborne Vázquez se hace cargo de la bodega hasta 1972. El 9 de enero de1935 fue enterrado en El Puerto de Santa María Tomás de Osborne y Guezala, Conde de Osborne. Se encontraba en posesión de este título pontificio desde junio de 1900. Estaba casado con Felícitas (sic) Vázquez, de cuyo matrimonio nacieron Elisa (casada en abril de 1917 con el Marqués de la Candía), Enriqueta,  María (casada en febrero de 1915 con José Gamero Cívico), Ignacio (casado en abril de 1921 con Ana María Vázquez Torres), José Luis (casado  doña Ángeles Domecq, hija del marqués de Casa Domecq) y Antonio. /En la imagen de la izquierda, el barco 'Ramón y Esperanza' pintado por Lourdes Tur, donde estuvo embarcado 'El Cote'.

BAJARSE AL MORO.
Pero volviendo a nuestro protagonista, José ha hecho de todo a lo largo de su vida laboral: marinero, cocinero, redero, faenas del campo, de las bodegas, conduciendo carros de marca (con mercancías desde el campo a las lonjas)… No acudió a ninguna escuela y de pequeño hacía pequeños mandados y encargos a Paco Rodríguez, del Bar Casa Paco: se crió en ese entorno de la plaza de la Herrería y el Parque. A los 11 años se quedó huérfano de padre y pronto empezó a trabajar, embarcado durante muchos años en el barco ‘Ramón y Esperanza’, de los Tur Tur, que bajaba a faenar a los caladeros de Marruecos. En cierta ocasión, por una grave enfermedad, tuvo que ser evacuado del barco en helicóptero hasta Canarias para ser tratado de una delicada intervención quirúrgica. También trabajaría en el campo y,durante muchos años, en los oficios de la vinatería, en las bodegas de los Gil.

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Busto hecho a palillo en la Academia de BBAA, de nuestro protagonista y que se encuentra expuesto en Bodegas Obregón, así como sus trofeos.

TABERNA OBREGÓN.
Ha hecho de todo a lo largo de su vida. Aficionado a los toros, llegó a tirarse como espontáneo en una corrida de toros en la Plaza Real, en medio de una faena del desaparecido diestro local Miguel del Pino. En la actualidad sigue colaborando en las Bodegas Obregón, donde hace de todo, desde algunos guisos a petición del respetable, cantiñea, pone una copa a algunos amigos y se arranca con algunos bailes, cuando procede.

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Aunque el local existía antes con otro nombre, el cocinero vasco Juan Antonio García Hernández, natural de Guetaria (Guipuzcoa) abrió el establecimiento en el número 21 de la Avda. de la Paz, en el año 2010. Antes ya había tenido también en la urbanización de Valdelagrana, donde llegó hace 8 años, “La Caleta”. Este Bar Restaurante es un elegante establecimiento con barra y después un pequeño salón comedor completamente acristalado. Está situado a escasos metros de la playa de Valdelagrana. En todo el establecimiento tienen la misma carta en la que hay algunas tapas, también pinchos al estilo vasco, medias raciones y raciones. De todos modos se puede comer perfectamente por 15 euros, una relación calidad precio excelente teniendo en cuenta el nivel gastronómico del establecimiento.

García Hernández, que atiende personalmente a los comensales,  tiene algunas especialidades de cocina vasca como la merluza del Cantábrico a la bilbaína, la porrusalda (una especia de sopa que tiene el puerro como ingrediente principal), las alubias de Tolosa guisadas o el ajo arriero. También hay especialidades madrileñas, los callos, ya que el cocinero estuvo también allí muchos años. Lo demás variado y original. Tienen también tostas y cordero lechal. Los postres son también caseros. La carta varía por temporadas y tienen también sugerencias con productos frescos.

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ENSALADILLA DE COLIFLORES.
Ya teníamos informes coincidentes de varios tapatólogos sobre la calidad de este establecimiento situado en Valdelagrana. Uno de ellos hacía mención a esta original tapa que te conquista desde el primer contacto porque tiene ya un olorcillo que alimenta y porque las coliflores adornadas con los pedacitos de pepinillos y alcaparras ya le dan su toque. La composición es bien sencilla. Unas coliflores cocidas con un magnífico punto y luego un aliño compuesto por mayonesa, en porción bastante generosa y luego un picadito que lleva alcaparras, pepinillos, aceitunas, perejil y unos trocitos de otra tapa a probar en esta casa, el bonito en escabeche. El primer gran punto es la temperatura a la que se sirve la tapa, fresquita, pero sin caer en el “heladismo” de esas ensaladillas que parace que vienen del Polo Norte de los frías que están. Esta se sirve a la temperatura perfecta y luego la armonía en la que la coliflor se deja ver pero no manda en el plato. Los piquitos se pueden mojar incluso en la mayonesa y los tropezones, a modo de “divertimento” tapatológico.

Recomendamos, además, las papas alioli, la tortilla de cebolletas, el pinchito de cordero, el bonito (o albacora si es temporada) en escabeche  y la tarta de manzana. Abre todos los días en horario de almuerzos y cenas. Cierra los domingos por la noche y los lunes completos. En el mes de noviembre cierra por vacaciones. /Texto y fotos: Pepe Monforte.

Entrebares, un establecimiento de tapas que ya sacó también una colección de salmorejos, presenta un surtido de cinco minihamburguesas con panes de diferentes colores y sabores elaborados por la pastelería Momentos (ver nótula de Jesús María Fernández Ruiz, núm. 1.724 en GdP), también de El Puerto.

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Jesús Matilla con sus hamburguesas de colores.

Las hay verdes, negras, colorás, amarillas y…hasta color pan. Se han utilizado colorantes alimentarios y diversos condimentos para darle un color diferente a cada pan. Luego en el interior, cada hamburguesa es de un sabor diferente y lleva guarniciones distints. Es el último arranque creativo del cocinero Jesús Matilla (ver nótula núm. 1.721 en GdP), el propietario de Entrebares que ya sorprendió a la clientela cuando abrió su establecimiento en el centro comercial de Vistahermosa con una colección de salmorejos diferentes que ha ido ampliando y de los que tiene permanentemente 20 en carta de un total de 50 sabores que tiene su recetario y que va variando todas las semanas.

Lo de las hamburguesas se le ocurrió viendo el interés que hay ahora en el público por estos productos. Así que diseñó cinco tipos de hamburguesas diferentes, fijó para cada una de ellas su guarnición y luego se fue a ver a su amigo el maestro pastelero Jesús María Fernández de la pastelería Momentos para que le diera el toque final que han logrado con una serie de panes de colores.

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Las minihamburguesas de colores de Entrebares

La que está teniendo más éxito es una hamburguesa de carrillada ibérica que va condimentada con pimentón de la Vera para darle un llamativo color rojo. Por encima una capa de cebolla caramelizada y para cubrilo todo un pequeño pan aromatizado con tomate. Todos los panecillos llevan por encima un poco de sésamo. La más clásica de las hamburguesas, la de carne de buey, también tiene muchos adeptos, según relata Matilla. Esta lleva un pan normal, sin ningún sabor especial y dentro un poco de cebolla y pimiento a la plancha.

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Jesús María Fernández Ruiz, de Pastelería Momentos.

Todos los panes son realizados por la pastelería Momentos. El más llamativo es uno de color verde. Lleva albahaca en su composición, una hierba muy aromática típica de la cocina italiana. Dentro acoge una hamburguesa hecha con atún, además cebolla pochada en salsa de soja y una mayonesa de wasabi, un condimento japonés con un toque picante. No le va a la zaga en exotismo la de cordero que lleva como condimento un curry de inspiración india, unas finas láminas de puerro frito y un pan también aderezado con curry. La colección la completa una hamburguesa de chocos con cebolla confitada y alioli que va con pan hecho con tinta de calamar.

No son hamburguesas para bañarlas de kepchup y mostaza ya que llevan sus propios condimentos. Matilla señala que “hemos escogido el formato mini con la idea de que se puedan probar más de una o incluso compartir las cinco”. Todas se venden a un precio de tres euros.

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Chicharrones de Atún que hizo famosos en El Puerto el desaparecido Bar El Rempujo.

La carta de Entrebares, un bar que se inauguró en el año 2013 tiene también otras sorpresas como un gallo frito cuya harina de fritura se mezcla con un polvo de algas de Suralgae, la empresa gaditana que se dedica a la recolección de este producto, o unos chicharrones de atún, una tapa que en El Puerto de Santa María hizo famosa el bar El Rempujo (ver nótula núm. 1.610 en GdP). De todos modos la estrella de la casa son los salmorejos que se sirven en copa de cocteles y con sabores muy llamativos. Así, además del típico cordobés, sin vinagre, aclara Jesús, que es natural de allí, une sabores éxoticos como el de tinta de chocos o algunos que se complementan con frutas. /Texto y Fotos: Pepe Monforte.

 

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Aurelio Díaz García, aunque natural de Cádiz, lleva afincado en El Puerto desde 1970, donde se casó con Dolores Dandi y con quien tiene tres hijos, ya criados. Profesional de la hostelería, trabajó durante 20 años con Alexis Ruiz –hoy presidente de Discotecas y Salas de Fiestas de Horeca Andalucía--, en sus negocios de April Discoteca en Rota, el Bora-Bora en Jerez, y en El Puerto, en las Discotecas Safos del Hotel Puertobahía y Eclipse, en el Centro Comercial de Vistahermosa. Antes de montar el Bar ‘La Señora’ regentó el Bar Tiburón, en la Barriada de las Nieves.

El Bar ‘La Señora’ en la calle Vicario, --en una accesoria de la casa de los Monge Reinado-- fue durante muchos años un negocio regentado por Juanito Ceballos, que hoy conserva en sus paredes una estética cofrade, pues son fotografías y composiciones de todas las vírgenes de las cofradías y hermandades portuenses las protagonistas que dan razón de ser al nombre del establecimiento hostelero, muy concurrido, por cierto.

ALEVANTE.

Aurelio es un virtuoso de la cocina. Con muy pocos ingredientes y con poquísimos medios, organiza, a puerta cerrada, todos los miércoles unas cenas pantagruélicas, con entradas, dos platos y postres. Se han hecho proverbiales sus degustaciones gratuitas de guisotes,  de tortillitas de camarones, de cartuchitos de camarones…Su gazpacho, todo el año, tiene fama en el barrio alto y, en Navidad, lo anuncia como “gazpacho migado con polvorones” todo un plato de vanguardia.. La mojama, el queso variadísimo, la chacina de Manolo Ortega, de la Sierra de Cádiz, de Badajoz o de Burgos campan por sus respetos en el local. Este miércoles, sin ir más lejos, puso mano a la obra de un bacalao a la vizcaína que resultó para chuparse los dedos.

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Su cocina es clásica, de andar por casa, asequible para los que tienen levante y telarañas en los bolsillos, por eso a su  sección de cocina la ha llamado “ALEVANTE”, como un antónimo de “APONIENTE”, que siempre ha habido ricos y pobres. Su política es poner los platos llenos. Es decir, que no pone una cosita en el centro y santas pascuas. Por eso la prestigiosa firma de Ricardo el de las Gomas, “Vulcanizados Ricardo”, le ha galardonado con cinco estrellas. La noticia de este reconocimiento le ha valido gran afluencia de  clientes y curiosos que, dado el aforo de ocho personas humanas que tiene el local, Aurelio se ha visto obligado a frenar. A su fama han acudido verdaderas avalanchas de público de diversas regiones españolas. Precisamente del País Vasco, con la fama que tiene de cocina, Aurelio mantiene a familias fijas todo el año y por temporadas. De Alemania, de Hungría, de Holanda, de Francia, del Reino Unido, de China y hasta de Andorra tiene clientes asíduos, no sólo en el interior, sino en la calle., porque es que no se cabe. Desde esta página, felicitamos a tan ingenioso industrial y a la firma otorgante de las cinco estrellas.

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blas_simon_enrique_puertosantamariaComo introducción a mi reflexión sobre la Hostelería y  Restauración debo de transcribir el comentario que me dijo, uno de los tantos directores, con los que he tenido el placer de aprender y trabajar. Decía así “En la Restauración lo más importante es tener y aplicar el Sentido Común” ya que podemos desarrollarla prácticamente sin conocimientos, (de ahí el intrusismo dentro de la misma) pero no sin Sentido Común.

Esta reflexión va dirigida sobre todo a los nuevos hosteleros. Cada vez mas en una ciudad como la nuestra, El Puerto de Santa María, donde la industria brilla por su ausencia, se abren nuevos establecimientos, algo que hay que agradecer por lo menos por parte de los que nos dedicamos a ello, estos nuevos establecimientos en la mayoría de los casos sus propietarios son personas que han sido ajenas a la Hostelería. Tienen lo mas importante que es el dinero para montarlos y en algunos casos también buenas ideas, los montan y decoran perfectos otra cosa es que después sean fáciles para trabajar y llega lo importante la “apertura” y ahí empieza el calvario.

Cuando he empezado hablando de la importancia Sentido Común es por lo siguiente: El Sentido Común nos dice que lo que es pequeño para mí es pequeño para el Cliente, que si la carne está dura para mi está dura para el Cliente, que si el mantel está mal tirado, arrugado, las copas sin repasar etc.. para mí también lo están para los Clientes, lo que pasa que los Cliente son prudentes se callan y no vuelven, cuando tenemos un plato que funciona ese plato tiene que estar siempre igual, lo que se llama estandarizar las recetas para que, esté quien esté, siempre sea igual para el Cliente.

Los camareros tienen que estar informados de todo lo que hay y de lo que no hay. La cocina tiene que tener suficiente preparación (mise en place) para tener bastante autonomía de trabajo. Que no se pude pasar dos veces por delante de un Cliente y no hacerle ver que sabemos que está a través del saludo.

Que las funciones de los camareros tienen que estar bien definidas para agilizar el servicio y así un mayor rendimiento. Que es mejor que un Cliente insatisfecho nos lo diga en el establecimiento a que lo cuente fuera de el. Que los que pagan las nóminas son los Clientes, sin Clientes no hay negocio por muy buena que sea la gestión.

Alguien tiene que tomar la responsabilidad tanto para cuando hay un problema con un Cliente o entre los propios trabajadores. Al Cliente hay que darle el máximo de información posible a través de las cartas, pizarras e indicadores. Bueno al final nos damos cuenta que el Sentido común es el menos común de los sentidos. El Camarero es la imagen del establecimiento. La Hostelería son Señoras y Señores al servicio de Señoras y Señores. Un Cliente se tarda en fidelizar meses y se pierde en segundos. /Texto: Simón Blas Martín.

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Salvo los jóvenes nacidos a partir de la última década de los 90, todos conocimos durante toda nuestras vidas, apostado frente al paseo central del Parque Calderón y a la fuente de la Canastilla, el Kiosco de Pasage (donde hoy está un tiovivo), aquél que tenía un zócalo de azulejos sevillanos y el cuerpo, con estructura de hierro fundido, acristalado; que se instaló en 1933 y en sus últimos años fue la sede del Club Taurino Portuense.

En 1991, el Ayuntamiento, en razón a que hacía años que estaba cerrado y que presentaba un pésimo estado de conservación, siendo ocupado por drogadictos, decidió desmantelarlo. Medida, a mi parecer, apresurada y equivocada dado su interés patrimonial –se construyó en Sevilla para ser un establecimiento de bebidas durante la Exposición Iberoamericana de 1929- y sentimental, porque se tiende a tener querencia y apego por los locales que se han pisado y por los que se ha pasado toda la vida, nosotros y quienes nos precedieron. En aquel venerable establecimiento el Ayuntamiento entró como un elefante en una cacharrería. Dijeron entonces que lo almacenarían para recuperarlo el día de mañana, pero me juego el millón de euros que no tengo que el Kiosco de Pasage desapareció para siempre. Pero ha quedado en nuestras retinas y recuerdos, también para siempre.

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La Mezquita y su terraza en los años 40. Enfrente, la taberna Los Maeras. A la derecha, el espacio que en 1949 ocuparía el Bar Santa María. A la izquierda, no visible, el Bar Buenavista. La farola central se instaló en 1914.

LA MEZQUITA

El kiosco que recordamos fue el segundo que la familia Pasage estableció en el Parque.  El primero se inauguró en abril de 1914, ahora hace un siglo. Ambos fueron sucursales de La Mezquita, el bar que con el mismo nombre, transformado, sigue abierto en la calle Luna esquina a Jesús de los Milagros, que antaño –con sucesivos arcos dispuestos al modo de una mezquita- se prolongaba hasta la plaza de las Galeras. 2

fernandopasagesanchez_puertosantamariaViejo establecimiento, pues se conoce que el 5 de agosto de 1897 se hizo con el negocio, ya existente con el nombre de La Aurora, Miguel Llamas, cocinero que había sido de La Alegría, el popular restaurante que existió en la calle Nevería esquina a Ricardo Alcón, cerrado en 1961. Lo de Aurora se le puso por la inmediata calle así nombrada, cuando se prolongaba hasta las Galeras, rebautizada en 1922 como Micaela Aramburu en homenaje a esta señora entonces fallecida, benefactora que fue del frontero Hospital de San Juan de Dios.

Pero los mejores años del local comenzaron a partir del 4 de agosto de 1905, cuando reinauguró el negocio, bautizado como La Mezquita, Fernando Pasage Blandino, que antes, en 1902, había abierto el Bar La Española en Larga esquina a Palacio. Al paso de los años, hacia 1932, Fernando dejó el negocio a sus hijos Manuel y Fernando Pasage Sánchez, quienes lo mantuvieron, especialmente Fernando, toda la vida. Eran sucesores del primer Passage  (con dos ‘s’) que se asentó en El Puerto en 1742, italiano, pese al apellido francés.

Mediados los 60, Fernando Pérez Pasage, sobrino de los hermanos Pasage, abrió en la parte del local frontera a las Galeras la Cervecería Marítima, que de inmediato se convirtió en el centro de reunión de la marinería porteña. Al paso de unos años se derribó el inmueble, y en el nuevo, José Álvarez, yerno de Fernando Pasage, abrió otra cervecería también llamada Marítima, que cerró a fines de los 70.

LA CASETA DE MARTÍNEZ (1896-1909) 

En 1895, cuando se creó el Parque Calderón, el arquitecto que lo diseñó, Miguel Palacios (atinado apellido para un arquitecto), habilitó un espacio entre la Herrería y Javier de Burgos (entonces Sardinería) para ser ocupado por un establecimiento de bebidas, donde al paso de los años se ubicarían los kioscos de los Pasage.

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El Parque Calderón en el proyecto de Miguel Palacios (1894). En rojo, el espacio reservado para un ‘café’. / Archivo Municipal.

Entonces, el industrial Manuel Martínez García, un burgalés que de niño se asentó en nuestra ciudad en 1878, solicitó al Ayuntamiento, y se le concedió, ocupar el espacio con una cervecería-restaurant: cuadrangular, de 6 metros de longitud por 3’10 m de altura, de madera, con techo de cotonía (lona de cáñamo con trama de algodón) y rodeando el local 12 paños de barandas con 20 pedestales para macetas.

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Alzado del salón de la Caseta de Martínez (1902). / Archivo Municipal.

El local abrió sus puertas en febrero de 1896 y las cerró una vez concluyó el verano de 1909. Fue conocido por todos como ‘la caseta de Martínez’, siendo costumbre que cuando la Revista Portuense se refería a ella, que lo hacía frecuentemente,  intercalara el epíteto de popular: ‘la caseta del popular Martínez’ (sobre su hermano Daniel, ver  nótula 656 en Gente del Puerto).

Durante esos años se convirtió en un popularísimo centro social, donde se celebraron  numerosas reuniones políticas, familiares, deportivas..., y en su salón fue habitual que se ofrecieran audiciones de gramófono, conciertos de música, que actuaran artistas de variedades, prestidigitadores, agrupaciones carnavalescas, cantaores y bailaores flamencos...  Como botón de muestra, por su singularidad, citaré el concierto que el 10 de agosto de 1901 ofreció el virtuoso joven -25 años- Esteban Juez, anunciado como ‘el Sarasate de la guitarra’, que además de ser ciego de nacimiento tenía el mérito añadido de que posicionaba el instrumento sobre las rodillas y al revés, con el mástil a la derecha. Desde Almería, donde residía, media vida se llevó recorriendo España tocando música española: piezas de zarzuelas, pasodobles, guajiras, rondeñas…

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Acceso al Parque por el Vergel en 1903, con el paseo flanqueado de plátanos. A la derecha de los pedestales que daban acceso a la fuente de la Canastilla, apenas perceptible su cubierta, la Caseta de Martínez. / Foto, archivo de Luis Suárez.

Tras cerrar la caseta del Parque en 1909, al año siguiente Martínez abrió una cervecería en la calle Larga –junto al hoy Bar Vega- a la que llamó Sin Nombre. En el solar que su popular caseta ocupó en el Parque Calderón, cinco años después la familia Pasage establecería su primera sucursal de La Mezquita.

kioskopasage7_puertosantamariaEL PRIMER KIOSCO (1914-1932)

El 25 de abril de 1914, mientras se realizaban reformas en el Parque Calderón, que comenzaron en enero y culminaron en junio, Fernando Pasage Blandino solicitó al Ayuntamiento y se le concedió en detrimento de otras ofertas, “establecer –decía en el escrito- en la parte izquierda de lo que fue paseo del Vergel, hoy prolongación del Parque Calderón, entre el primer grupo de jardines y el limitado por las palmeras que forman un cuadrado, frente a la fuente que el pueblo llama Canastilla, un kiosco permanente para la venta de refrescos, vino y café”. Un pequeño kiosco, añado, de madera, confeccionado por el carpintero Antonio Reina y pintado por Julián Suárez, “que es sin temor a equivocarnos -decía la Revista Portuense- el primer kiosco de esa clase que se instala en el Puerto, y aun en la provincia, dando mucho atractivo al paseo, que en nada perderá con su colocación; antes al contrario, embellecerán las obras en él realizadas.” /En la imagen, el primer Kiosco de Pasage en el Parque, anunciado sobre el tejadillo, hacia fines de los años 20. / Foto, colección de Miguel Sánchez Lobato.

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A la izquierda, tapado por el arbolado, el kiosco, con un porche delante, en 1917. A su lado, la caseta La Sombrilla que entonces instaló Pedro Morro Jiménez. El paseo, desde 1914, ya con las palmeras. / Foto, Centro Municipal de Patrimonio Histórico.

Y de inmediato el kiosco se convirtió en centro de reunión de propios y extraños. Su espléndida ubicación lo propició. Y también que el Ayuntamiento organizara durante los veranos, los jueves y domingos,  frente al local, en los jardines de la Canastilla, conciertos de la Banda Municipal (la que entonces dirigía José Joaquín Barba Rocafull). Pero en 1917, cuando la Corporación decidió trasladar a la Rotonda de La Puntilla los conciertos, Fernando Pasage, para paliar la falta de música y de ambiente que giraba en torno a su kiosco, decidió ofrecer por su cuenta algunas actuaciones musicales. Como las que entre el 23 y el 31 de julio de aquel año dieron, entre las 9 y las 11 y media de la noche, un terceto de violín, bandurria y guitarra dirigido por el violinista portuense Lorenzo Luna, quien también actuaría durante todo el mes de agosto formando dúo con el paisano y pianista José Luis Benítez, tocando piezas de zarzuelas, óperas, operetas y valses. Actuaciones del dúo que volverían en 1918 y que se interrumpieron al siguiente, cuando falleció Luna, mientras daba recitales en el malagueño pueblo de Arriate.

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Sede de la Academia de Santa Cecilia en 1901, calle Larga nº61. Sentado a la derecha, José Luis Benítez. En el centro, el presidente de la institución, Adolfo Barra. A la izquierda, el maestro Caballero, Francisco Javier Caballero y Maldoqui (1853-1933), excelente músico y compositor que murió en la indigencia.  / Foto, Academia de Bellas Artes Santa Cecilia.

En el Paseo de la Victoria 

José Luis Benítez Rey, que de oficio era profesor de piano en la Academia de Santa Cecilia desde su fundación en 1900, continuó en solitario ofreciendo conciertos en el Kiosco de Pasage del Parque, y también en el Paseo de la Victoria, donde se instaló algunos años el kiosco al celebrarse la Feria de la Victoria, durante la segunda quincena de agosto. En la siguiente foto, tomada hacia 1923, vemos el precioso local apostado junto a la verja de la Avenida de Rodrigáñez (donde hoy pasa la carretera), el piano de Benítez y creo que al propio Benítez, que parece ser quien está sentado al fondo junto a dos músicos de la Banda Municipal.

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El primer Kiosco de Pasage en el Paseo de la Victoria. /Foto, colección de Carlos Pumar Algaba.

En un rincón tan bonito y acogedor como éste, un servidor hasta se tragaría un concierto de piano, a cuatro manos, de Richard Clayderman y Mari Cruz Soriano. (¡Ay, Paseo de la Victoria, quién te ha visto y quienes no te ven! Aprendan quienes tengan que aprender cómo se conforma un parque, a la inglesa, no eso que hoy tenemos, un espacio fantasmal y un agujero negro que parece que no existe, un pequeño desierto que no se atrevería a cruzar -para qué- el mismísimo Lawrence de Arabia.) 

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Otra imagen del kiosco tomada el mismo día. En la mesa, tras una jornada de caza. Apoyados en la verja, los paneles de cierre del establecimiento. /Foto, colección de Carlos Pumar Algaba.

El kiosco de música de la Canastilla 12 y 13

kioskopasage_12_puertosantamariaLa música, como vemos, tal como lo fue para la Caseta de Martínez, fue un ingrediente importante para que el Kiosco de Pasage y su terraza tuvieran la afluencia de público que tuvieron, un aliciente más de las veladas y las Ferias celebradas en el Parque Calderón y en el Paseo de la Victoria. Destacaría también los conciertos que la Banda Municipal –tras el paréntesis de 1917- daban junto a los parterres de la fuente de la Canastilla y, especialmente, las que como marco escénico se ofrecían en el llamado ‘kiosco japonés’ o ‘caseta de la Canastilla’, el original kiosco de música de quita y pon que se construyó en 1905 y que desde entonces se instalaba en ‘las cuatro esquinas’ de las calles Larga y Luna –espacio para el que se diseñó- y junto al restaurante de la Rotonda de la Puntilla, en el Paseo de la Victoria y en el Parque Calderón; aquí, en ocasiones –consta que al menos en 1927- elevado sobre la misma fuente de la Canastilla, como el pueblo bautizó, en referencia al kiosco de música, al espacio ajardinado frontero al Kiosco de Pasage.  /En la imagen, el kiosco de la Canastilla en el crucero de las calles Larga y Luna al comienzo de los años 20. / Foto, archivo de Luis Suárez.

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En la esquina izquierda, en los jardines de la fuente de la Canastilla, la cubierta del original kiosco de música. Enfrente, el Kiosco de Murga y en la Ribera una parada de coches de caballos y puestos ambulantes junto al caserón que a mediados del siglo XVIII levantó Juan Carlos de Rivas (hoy Romerijo). / Foto, archivo de Luis Suárez.  

Lo habitual era que se tocaran –por tradición, los jueves y domingos- fragmentos de zarzuelas, pasodobles, habaneras, valses, polcas, chotis, aires regionales, marchas triunfales... Y a fines de los años 20, la música de la radio, que comenzaba entonces a escucharse en los domicilios de algunas privilegiadas familias y en algunos establecimientos públicos, como el Kiosco de Pasage, donde en 1927 se instaló un receptor superheterodino Grillet de ocho válvulas, marca que en nuestra ciudad representaba Severiano Ruiz-Calderón Pulito, sobrino del alcalde fundador del Parque.

En otro lugar y otras manos 

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El antiguo kiosco de Pasage, emplazado frente al Kiosco de Murga (el que se levantó –después del primero que se instaló en 1922- en 1927, que antes estuvo en el muelle de Cádiz). La pérgola, construida en 1935, la derribó un temporal en 1965. / Foto, archivo de Luis Suárez.

La familia Pasage llevó el pequeño kiosco del Parque Calderón durante 18 años, hasta 1932, cuando presentaron un proyecto para levantar en su lugar otro de más porte. El primero, el establecido en 1914, continuó siendo propio de la familia pero explotado en régimen de alquiler por otros industriales, hasta comienzos de la década de los 60, cuando por último fue un puesto de venta de helados. A partir del año 32 cambió de ubicación, instalándose en el tramo del antiguo paseo del Vergel, entre el Kiosco de Murga y el Bar Santa María.

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El kiosco, frente a la terraza del Bar Santa María. Las farolas del paseo se instalaron en 1935 y se quitaron en 1960. A la derecha, entre el Vergel y el Parque, el tablado de música de la Banda del maestro Dueñas. / Foto, archivo de Luis Suárez en copia de J. M. Nieto. 

EL SEGUNDO KIOSCO (1933-1991)

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La fachada principal del segundo kiosco en dibujo que en 1932 levantó José Maure Cerquero. Frente a la puerta, el mostrador central. / Archivo Municipal.

El Kiosco de Pasage que todos conocimos se inauguró el 2 de julio de 1933. Fue adquirido por los hermanos Pasage en Sevilla, donde prestó la misma función de kiosco de bebidas durante la Exposición Iberoamericana de 1929, acontecimiento para el que se construyó. La Revista Portuense se hizo eco de su apertura en estos términos: “En la tarde del pasado domingo tuvo lugar la inauguración del artístico kiosco que han instalado en el paseo del Parque Calderón nuestros estimados amigos los acreditados industriales señores don Manuel y don Fernando Pasage Sánchez. El citado kiosco, que constituye en sí una muy bonita instalación, viene a hermosear aquella parte del paseo, dándole una hermosa perspectiva. Al dar la noticia de esta nueva instalación y felicitar a dichos señores por el gusto artístico que preside la misma, hacemos voto porque el éxito más lisonjero corone su empresa.” Y ciertamente, dada la longevidad que tuvo el establecimiento y su raigambre en la ciudad, así fue. En planta tenía 10 metros por 6 m, estructura a la que se añadió, a la espalda de la fachada principal –donde se instaló la cocina- otra de mampostería (6m x 2m).

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Fernando Pasage  desgranó en 1976 en el Diario de Cádiz algunos de sus recuerdos del kiosco: “Aquello tuvo un éxito impresionante. Don Jesús Arbilla me decía que yo era el dueño del Parque. Ponía ciento cincuenta mesas y tenía doce camareros, más dos que sólo se dedicaban a servir café y dos chiquillos encargados exclusivamente de ir llenando de agua las cantarillas de barro que había en cada mesa. Siempre estaba lleno. Había familias que mandaban a la muchacha o a los niños para coger sitio hasta que llegaban todos. Entonces el café costaba quince céntimos. Fíjese cómo sería la cosa que tuvimos que hacer un sótano debajo del kiosco para guardar las gaseosas, que era lo que entonces se tomaba. Tenía seis metros de largo por dos de alto; lo llenábamos hasta arriba y lo cubríamos de hielo y todos los días se vaciaba. En aquel kiosco instalé la primera gramola que hubo en El Puerto para que la oyera el público. Todavía conservo aquí su armazón, que es de caoba. La gramola era de manivela, claro. También la primera radio, que era de baterías. Allí también trabajé lo mío. Siempre ha sido así, porque he tenido mucho amor propio y una gran fe en todo lo que he hecho.

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Los jardines de la fuente de la Canastilla y el kiosco al fondo. 

El Club Taurino 

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El local, atiborrado de ambiente taurino, con el joven José Luis Galloso como protagonista. / Foto, colección de Miguel Sánchez Lobato.

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El kiosco de Pasage como tal permaneció abierto durante 36 largos años, hasta que en 1969 se reconvirtió,  por iniciativa de Fernando Pasage, Manuel Almagro y Luis Prieto, en la sede del Club Taurino Portuense, inaugurada el 25 de noviembre. Cerró sus puertas, después de unos años de decadencia, a comienzos de los años 80.

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29 de marzo de 1970. Sentado, segundo a la derecha, Fernando Pasage Sánchez. A su izquierda José Cuevas ‘el Aguja’. Al otro lado de la mesa Luis Prieto. De pie, entre otros no identificados, Rogelio Sánchez, Fernando Camacho, Francisco Bernal ‘Paco Ragel’, Tadeo Sánchez, Victoriano Martínez  y Francisco Abadía. / Foto, Rafa; copia de Vicente González Lechuga.

Aquí lo dejo, no vaya a ser que mi amigo José María Morillo me diga, con razón, que me alargo mucho. En sus propios recuerdos, lector y lectora, continúa la historia del entrañable Kiosco de Pasage, el que desapareció, porque así lo quiso el Ayuntamiento, hace 23 años. /Texto: Enrique Pérez Fernández. Dedicado a Cristina y Manolo Pasage.

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La frutería de Genaro González Sala --ya jubilado-- vuelve al Mercado Central,  ahora a la Plaza de Abastos, después de tres años alejado de sus parroquianos y amigos.

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En la imagen, Genaro, a este lado de las viandas y un sonriente 'Lati'.

Tiempos muy duros para la familia de los 'Listones'. Ha costado salir para adelante pero, el hijo de Genaro, José Manuel González Fuentes (ver nótula núm. 141 en Gente del Puerto) ‘El Lati’ ha vuelto con las frutas y verduras a reencontrarse con sus clientes. Al igual que su padre y su abuela, Ramona González Sala, la tradición vuelve, continúa, en el Mercado de la Placilla.

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Cuadro del desaparecido Convento de San Antonio de los Franciscanos Descalzos, expulsados de la Ciudad tras la Revolución de 1868, que estaba situado en el solar de la plaza de Isaac Peral.

Este año el espacio del Mercado cumple los 750 de antigüedad, si bien el edificio que lo alberga, está construidos con los materiales de cantería procedentes del derribo del Convento de los Descalzos que existía en la actual plaza de Isaac Peral, tras la desamortización de los bienes de la iglesia, decretada por la Junta Revolucionaria creada en El Puerto, tras el triunfo del pronunciamiento militar iniciado el 18 de septiembre de 1868.

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Soy Patricia García Py una de las autoras del libro ‘La Mesa del Pecado’ que acaba de publicar la editorial Larousse, y que se pone a la venta esta semana. Una gaditana de El Puerto de Santa María, que después de dejar allí parte de mi corazón --aunque siempre regreso y paso las temporadas de vacaciones en casa de mi familia en El Puerto--, me fui a estudiar la carrera a Escocia, a viajar después  por el mundo y a trabajar durante 5 años en los países más remotos… Asia, África, Latino América… Hasta que en Sitges, encontré al amor de mi vida y junto a él formé mi preciosa familia con los tres soletes que iluminan nuestra vida y donde hemos vivido hasta que  ahora, por motivos de trabajo, nos hemos trasladado a la preciosa ciudad de La Coruña, desde donde sigo escribiendo mi blog ‘Sabores y Momentos’ para compartir mis recetas y mi día a día. Desde Octubre 2012  colaboro en la revista  digital ’Cuquin Magazine Food & Photography’, lo que me permite estar rodeada de fantásticos compañeros con los que aprendo y me enriquezco, así como con la revista digital de recetas y fotos gastronómicas ‘Food&Photo digital magazine’.

LaMesaDelPecado-puertosantamariaLA MESA DEL PECADO.
Con el lema ‘Pecando sabe mejor’, ocho gastroblogueros, entre los que se encuentra nuestra paisana, que nos invitan a pecar hasta en la mesa, con este original libro.
«La mesa del pecado» es una sugestiva combinación de cocina y fotografía ideada por un conjunto de blogueros que se han propuesto agitar nuestros sentidos e incitarnos a caer en todas las tentaciones posibles. Con los siete pecados capitales como hilo conductor, cada uno de ellos presenta otras tantas recetas, sencillas algunas, suculentas todas. Un llamamiento a pecar sin remordimientos, aunque también se reserve un hueco al final para que las virtudes compensen tanto frenesí.

¿Se puede cocinar con ira? ¿A qué sabe la avaricia? ¿Cómo es un plato lujurioso? ¿Y uno repleto de envidia? ¿Qué comer cuando te puede la pereza? ¿Que plato asociaríamos a la envidia? ¿Y la soberbia que receta nos sugiere? ¿Y la gula, como se interpreta en una receta?...

saboresymomentos_puertosantamariaLos siete pecados capitales son el hilo conductor del libro, la propuesta elaborada por siete de los principales protagonistas de la actual blogosfera gastronómica. Y como contraste, las siete virtudes (la castidad, la templanza, la generosidad, la diligencia, la paciencia, la caridad y la humildad), ínterpretadas por un octavo protagonista, que elabora sus recetas como contrapunto (o penitencia) a los pecados. Todas las respuestas están en «La mesa del pecado», un libro tan original como práctico. Cada receta se acompaña de una sugerencia de maridaje.

En el blog ‘Hoy del día’ le preguntan a nuestra protagonista que se considera: ¿Bloguera, cocinera, fotógrafa, comunicadora? ¿Qué es lo que mejor te define? «--Quizás un poco de fotógrafa, algo más de bloguera, un bastante de cocinera de casa (como me gusta a mi llamarme) y un muchísimo de comunicadora, jajajaj!!  Es lo que más me gusta, trasmitir comunicar, expresar lo que siento, ya sea con mis palabras, mis recetas o mis fotos. Como buena gaditana, me gusta preparar el pescaíto frito!!! No lo puedo remediar, me encanta jaja!! La verdad es que lo preparo de muchas maneras, al horno, a la plancha, en guiso, en sopa… pero que no me quiten mi bandeja de pescaíto frito, boquerones, calamares, chocos, pescadillas… es que la tierra tira!»

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La Capilla de la Universidad de Aberdeen, en Escocia, donde estudió la carrera.

MUNDO LABORAL.
Patricia es licenciada en Dirección y Administración de Empresas, Economía de la Empresa por la Universidad de Aberdeen (Escocia), donde estudió entre 1991 y 1995.

afa_press_puertosantamariaA partir de 1996 y hasta el año 2000 fue directora de equipos internacionales de AFA Press Internacional, de esta importante agencia de comunicación y prensa internacional. Visitó diferentes países por su trabajo en el último año: Filipinas, Macao (China), Sudáfrica, Tanzania, Turquía, Finlandia, Portugal, Rusia, República Dominicana, Croacia, Kenia, Israel, Egipto, Chipre y Yugoslavia. Durante los cuatro primeros años realizó reportajes en Indonesia (Partes I & II) para el USA Today (con base en Yakarta, 12 meses); Eslovaquia para el Paris Match (con base en Bratislava, 4 meses); Macao (China) para US News & World Report (estancia 4 meses); Hong Kong para US News & World Report (estancia 6 meses); Mozambique para Handelsblatt (con base en Maputo, 6 meses); Puerto Rico para US News & World Report (con base en S. Juan, 5 meses); Uruguay para US News & World Report (con base en Montevideo, 5 meses); Malaysia para el Frankfurter Allgemeine Zeitung (con base en K.L., 6 meses).

lizarran_puertosantamariaLuego cambió radicalmente su profesión, y empezó a adentrarse en el mundo de la gastronomía, pero desde la óptica empresarial, como Directora de Expansión Internacional de la franquicia ‘Tabernas Lizarrán’, durante 2001 y 2002. Desde enero de 2012 es la editora de ‘Sabores y Momentos’.

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Fundada nuestra ciudad en 1264, este año se cumplen 750 de la ubicación del Mercado en el espacio donde hoy sigue. / Foto, Joaquín Cordero.

El Bar Vicente es algo más que uno de los establecimientos comerciales más queridos y entrañables de El Puerto, por el que han parado varias generaciones de propios y foráneos. Porque además de ofrecer –como decían los antiguos- un esmerado servicio en un grato ambiente, conserva entre sus paredes la solera que sólo el paso del tiempo deja en los espacios cargados de historia. Como éste, ubicado frente a la Plaza de Abastos (1874), donde siempre, desde la misma fundación de la ciudad a mediados del siglo XIII estuvo, al raso y en linde al recinto amurallado medieval, el Mercado.

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Reconstrucción por Juan José López Amador de El Puerto en el siglo XIII. Arriba, la situación del Mercado.  

El mismo bar ocupa parte de lo que fue la Carnicería Pública, la que se construyó en 1692 seguramente sobre otra anterior, donde se agrupaban los tablajeros con sus ‘tablas’ para abastecer a la población. Su huella pervive en las columnas y arcos cegados del bar  y en la fachada, que es la de la vieja Carnicería, que tenía su acceso principal por la calle Sierpes, en la casapuerta de la casa lindera al bar. Sólo se cambió, en 1881, la actual esquina achaflanada, que originariamente se cortaba en ángulo recto. Y enfrente, entre las calles Ricardo Alcón y Ganado se encontraba el Matadero, el anterior al que en 1699 se edificó a las afueras de la ciudad (exsede del Imucona).

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Columnas y arcos tapados de la Carnicería del siglo XVII. / Foto, Javier Nucete Alba

En el interior de la Carnicería se estableció, en fecha incierta, una capilla en la que los tablajeros ofrecían misas y donde en 1750 se dispuso el cuadro de la Inmaculada Concepción (de origen franciscano) que hoy se custodia y venera en el Mercado de la Concepción.

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La capilla del Mercado de la Concepción con el cuadro de la Inmaculada.

Al inaugurarse éste, el 29 de octubre de 1874, el inmueble dejó de cumplir su tradicional función. Después, durante algunas décadas sus paredes albergaron algunos puestos para la venta de diversos productos, convirtiéndose en una prolongación de la Plaza. Por ejemplo, en 1896 había un ultramarinos de Manuel Quevedo, una lechería de José Pavón, un puesto de lozas entrefinas de Manuel Ortega, dos tablas de carne de Antonio Castro y José Vázquez y un despacho de vinos, El Tiro, de Bonifacio González.

Entre 1904 y 1916 se estableció en una parte del local un ultramarinos de Genaro Molleda Colosía, un montañés del valle de Herrerías que se asentó en nuestra ciudad siguiendo los pasos de sus hermanos Sinforiano y José, propietarios de una taberna en La Placilla esquina a Santa María, que por último fue El Cafetín del reciente cierre (ver en GdP nótula núm. 1884). 

LAS MELLIZAS.
Pero lo que yo quería –que me voy por las ramas- era compartir con el lector y comentar una vieja imagen que Miguel Sánchez Lobato gentilmente me facilitó, de cuando el Bar Vicente era Las Mellizas, tomada hacia el año 1928 desde el acceso al local por San Bartolomé hacia la actual cocina, que es la que muestra a continuación.

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Foto núm. 5. /Colección Miguel Sánchez Lobato.

Apoyado en el mostrador de caoba y cubierto con boina montañesa está el propietario del establecimiento, José Ruiz Sordo, apodado ‘el Rubio’, un metro noventa de montañés nacido en la aldea de Camijanes en 1885 y que a El Puerto llegó, tras estar un tiempo en Cuba, en 1917, un año después de que su paisano Genaro Molleda cerrara el ultramarinos.

Hacia 1919, tras desmantelar las accesorias de los antiguos puestos que dividían el solar, abrió el establecimiento de vinos, café y licores que bautizó con el nombre de Las Mellizas, también conocido por su apodo. Una vez asentado el negocio, en 1922 vinieron de La Montaña para quedarse su esposa y paisana, Nieves Linares, y sus dos hijas, las mellizas Paquita y Nieves, de cuatro años, de quienes tomó el nombre el bar. Están en el centro de la foto, junto a un primo y dos primas, Luisa y Efigenia, ‘Nena’, que son  quienes también aparecen en esta otra imagen tomada entonces.

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Foto núm. 6. De pie, las mellizas, Nieves y Paquita. / Foto, Francisca Ruiz Linares.

barvicente_epf7_puertosantamariaLos dos chicucos situados a la izquierda en la vieja foto, --que aparecen en la foto 5 en detalle a la izquierda de este párrafo-- por la edad que aparentan, deben ser Remigio Valle Rubín y Daniel González Escandín, también de Camijanes, donde nacieron en 1905 y 1906, que continuaron trabajando con El Rubio hasta bien avanzados los años 30.

Detrás de ambos, colgado en la pared está el comandero, donde se anotaban las consumiciones de las mesas, que hoy se conserva en el bar, al igual que el bandejero y los anaqueles de las botellas, elementos que formaron parte de un mismo lote adquirido por El Rubio (la misma madera y los mismos apliques decorativos). Y también se han conservado  de tiempos de Las Mellizas las dos bolas metálicas (fotos 5 y 6) donde los camareros guardaban las aljofifas, los paños o bayetas de limpiar las mesas, que son las mismas –más pequeñas- que tenía La Fuentecilla, como veremos en una fotografía más abajo.

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El comandero y bandejero de los tiempos de El Rubio. / Foto, María Antonia Álvarez Oreni. 

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En la pared, los viejos anaqueles conservados desde la época de Las Mellizas. Tras el mostrador, el desaparecido Manuel García Gómez ‘el Tabique’, con nótula propia en GdP núm. 655,

Volvemos a la foto 5. Quienes están detrás de las niñas deben ser los otros dos dependientes de Las Mellizas en sus primeros años, Ceferino Gutiérrez (Carmona, Santander, 1901) y José Noriega Espinosa (Camijanes, 1894), que pronto se abrió camino llevando negocios propios: que yo sepa, un almacén de comestibles y bebidas en Larga esquina a Ángel Urzáiz y otro en Zarza-Santa Clara, Las Américas (que terminó siendo el Bar Victorino).

Destacan en la foto los dos reservados que se ubicaban donde hoy la cocina del bar -más otros dos que existieron junto a la fachada de Sierpes- y delante de ellos –en el espacio que hoy da paso al salón interior- el habitáculo donde se guardaban los enseres del establecimiento. Camarotes que eran parecidos a los del restaurante La Fuentecilla (en Larga esquina a Ricardo Alcón y Ganado, cerrado en 1952), según se aprecia en la imagen que ofrecemos a continuación.

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Al fondo, dos de los seis reservados de La Fuentecilla en una imagen tomada el 19 de enero de 1930, con el personal (33 cuento) antes de servir un banquete organizado por Luis Suárez Cofiño en homenaje al industrial Daniel Martínez García (con nótula en GdP núm. 656), recién elegido, en Barcelona, presidente de la Confederación Gremial Española. /Foto: Francisco Sánchez Pérez ‘Quico’, cedida por Ángel Lozano Sordo.

Nada que ver estos reservados de La Fuentecilla y Las Mellizas con los célebres de La Burra: aquéllos industriales y con prestancia; los de la emblemática y añorada taberna, rústicos y populares, como buena parte de los parroquianos que la frecuentaron desde que abrió sus puertas mediado el siglo XIX.

También compartieron Las Mellizas y La Burra -en ésta al interior de algunos de los camarotes y en el pasillo que los enfilan- los azulejos que a media altura aún decoran las paredes del Bar Vicente, facturados en la sevillana fábrica de Mensaque.

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Al interior y exterior de los camarotes de La Burra (ver en GdP nótula núm. 489) los mismos azulejos de Las Mellizas-Bar Vicente. /Foto: Fito Carreto.

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La Fuentecilla (ver en GdP nótula núm. 1061) hacia 1942, junto a la mampara que dividía el bar de el comedor. Sujeta a la columna, la  bola donde se guardaban las aljofifas. / Foto, Francisco Sánchez Pérez ‘Quico’, cedida por Emilio Sánchez, hijo del hasta entonces propietario del restaurante, José Sánchez Gil. 

LOS DOS PEPES
José Ruiz Sordo ‘el Rubio’ falleció en octubre de 1948. En el 45 había traspasado el negocio al portuense José Sánchez Sousa, que lo llamó Los dos Pepes (él y su hijo), nombre que ya tenía desde comienzos de los años 30 la panadería que tenía abierta entre Las Mellizas y la Casa de los Leones, ampliada a confitería y tienda de comestibles en 1940. Ambos locales se comunicaban entre sí desde los tiempos de ‘el Rubio’. Continuó llevando el ultramarinos durante años, hasta que pasó a manos de la familia Ojeda, la de la confitería La Perla, cerrando en los 80, cuando era el autoservicio Los dos Pepes.

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A los cinco años de hacerse con el bar, en 1950, asfixiado por problemas económicos, decidió cambiar de aires y se estableció en Cádiz, donde en 1960 abriría una panadería-confitería-charcutería  en la calle San Francisco y después una sucursal en la plaza Mina, donde elaboró sus célebres picos brasileños, tan célebres como su Mini (versión furgoneta) en el que hacía los repartos acompañado como copiloto por una muñeca hinchable vestida según la ocasión: en verano, con traje de baño; en feria, de gitana; en Semana Santa, con mantilla…

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Fue Pepe Sánchez Sousa, al que llamaban Machaquito (no sé si por el torero o por el anís), un tipo simpático y de buen carácter, muy trabajador, algo extravagante y siempre vestido con gorro y guayabera o chaqueta blancas. A pesar de los pocos años que llevó el bar, dejó huella en sus parroquianos por su buen hacer y su peculiar manera de ser, y de hecho aún el bar se nombra también por su antiguo nombre, por economía de lenguaje, Los Pepes.

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LOS TRES VICENTE 
En 1950 concluyó la segunda etapa del local como bar y comenzó la que ha llegado a nuestros días. El 27 de mayo de aquel año se hizo con el local otro montañés de Camijanes, Vicente Sordo Díaz, que a El Puerto llegó en septiembre de 1937, cuando tenía quince años, para trabajar con su hermano Maximino, que días antes de estallar la guerra civil comenzó a llevar El Resbaladero y que antes ya había trabajado, con su hermano Cosme, en Las Mellizas. En el 42 Maximino tomó La Fuentecilla, trabajando con él su hermano Vicente, a quien le subarrendó el negocio en julio del 48 en aparcería con José Terrazas ‘el Balilla’. Luego Vicente tuvo  el Bar Pavoni, también en la calle Larga, hasta que se independizó para llevar Los dos Pepes, al que rebautizó como Bar Vicente. Retomó así el local la familia Sordo, pues José Ruiz Sordo, ‘el Rubio’, era primo de su padre, Francisco Sordo Rubín.

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Vicente Sordo y su hijo Vicentín cuando era Vicentín. La pared cegada entre las columnas cerraba lo que hoy es la cocina. Al fondo, el comandero de Las Mellizas. / Foto: Bar Vicente.

Aquí permaneció Vicente durante 62 años, toda una vida, que es la que lleva su hijo Vicente, mi amigo y hermano, de quien hace veinte años escribí y ahora lo reitero que es todo un experto en el difícil arte de saber estar detrás de un mostrador; y delante, añado ahora. Y con él su hijo Tito, la tercera generación de los Vicente Sordo, que sigue el camino que comenzó su abuelo, el montañés que con el merecido respeto y el afecto de todos los portuenses se quedó para siempre con nosotros y del que el próximo 28 de mayo se cumplirá el segundo aniversario de su fallecimiento, que es lo segundo, además de mostrarles la vieja foto de Las Mellizas, que yo quería destacar, y decirle desde el recuerdo al patriarca que por el bar, aunque en El Puerto andan las cosas como andan, todo va bien. Sabe que lo dejó en buenas manos y que en ellas seguirá durante muuuucho tiempo. / Texto: Enrique Pérez Fernández.

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Vicente Sordo en su tierra, junto a la ermita de San Antonio del Monte Corona, en el municipio de Valdáliga. Hasta siempre, Vicente.  

Más información del Bar Vicente en Gente del Puerto:
Nótulas, núm. 14, 977, 1.225, 1.891.

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Hubo un tiempo, mediado el siglo pasado, es decir en la década de los años cincuenta del siglo XX, en el que cenar ‘pescao del freidor’ era un hábito más que extendido, obligado, para la generalidad de las familias portuenses. Bien es cierto que, como todo en la vida, en el consumo nocturno de esta modalidad gastronómica, había clases y clases; mientras  los pudientes solicitaban cazón, frito o en adobo --bienmesabe--, y esas pescadillitas enroscadas de tan exquisito bouquet y sabroso gusto, los menos favorecidos económicamente o con muchas bocas que mantener debían conformarse --debíamos conformarnos-- con un papelón de ‘memejuelas meonas’ –así denominadas por el fuerte olor, similar al del orín-, una especie de sucedáneo del más popular y de mayor consumo de los diversos productos comestibles del freidor: las rodajas de pescada.

joseluis_freidor_puertosantamariaTodo lo que no fueran las ‘tajaítas’ --que así también se designaban en lenguaje coloquial a los trozos de raya rebozados y fritos-- y esos medallones dorados procedentes de las merluzas al trocearlas transversalmente, debía considerarse delicatessen (chocos, tapaculos, acedías, huevas, etc.), aunque tal carácter tenía igualmente para los pequeños las denominadas ‘mijitas del freidor’, las migajas de toda la fritanga en una deliciosa rebujina que más que alimentos eran golosinas dentro del cartucho grasiento de papel de estraza. «--Deme usted un cartucho de militas». /En la imagen de la izquierda, José Luis, el último gallego de la desaparecida Freiduría Apolo.

En la época que les cito, que es la de mi niñez, creo que había tres o cuatro freidores, regentados todos ellos por gallegos. El más popular e importante ocupaba la escuadra de las calle Ganado y Nevería propiedad de la familia Villar, frente a la confitería de Ojeda ‘La Perla’ --ambos edificios han desaparecido, sustituidos por otros de moderna construcción--, seguido de otro en esa última  calle, cerca del cruce con Palacios, lindando con el popular Bar Apolo, que cerró no hace mucho, cuyo último propietario fue José Luis, apodado ‘el Rape’, (ver nótula núm. 016 en Gente del Puerto).

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Fachada de la calle Postigo, a la derecha la calle Cruces, del edificio en un pésimo estado de conservación, que albergó las instalaciones del freidor de La Gloria.

Existía otro en calle Luna, esquina con Jesús de los Milagros y un cuarto en la calle Cruces esquina con Postigo junto al desaparecido bar ‘La Gloria’, aunque tanto en volumen de ventas como en la amplitud de sus instalaciones los dos primeramente citados se llevaban la palma. 

cruzados_16-jul_1966_puertosantamariaEstos hábitos gastronómicos que fueron diluyéndose hasta casi desaparecer a medida que pasaban las décadas tenían una tradición de siglos. Pascual Madoz en su diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, editado en 1846,  reseña en su volumen 5º los establecimientos con puerta abierta a la calle de la ciudad de Cádiz y al referirse a los freidores de pescado añade: “cuyo número es prodigioso”, asombrado de la cantidad de freidurías existentes, y completa su ilustración al respecto con este comentario: “La especie de pescado que más abunda en la pescada pequeña que puede decirse constituye el principal alimento de la generalidad del pueblo, pues los muchos freidores públicos que se encuentran repartidos por toda la ciudad, viven y aún hacen capitales, sin más giro ni ocupación que esta tan mezquina al parecer; la misma gente rica la usa generalmente en sus cenas.” /En la imagen de la izquierda, suelto publicado en la revista Cruzados  el 16 de julio de 1966, sobre los malos olores y los freidores.

Siendo un negocio popular y rentable no es de extrañar que por esa misma época --mediados del siglo XIX-- en El Puerto, con una población mucho menor que Cádiz, hubiese más de una docena de freidores públicos. Cinco de ellos estaban situados en la calle Ganado, una arteria muy comercial. Eran sus propietarios Francisco de la Vega, Juan Marchena, Juan Bautista Bula, Andrés Chosenz y Rosa Martínez.  En la plaza --el Mercado-- había un freidor  cuyo propietario era José Iñigo y en su entorno, aparte los citados de calle Ganado, otro en Vicario, propio de José Muñoz y en Cielo, de José Genís. En esta última calle se ubicaban otros dos freidores más: uno, en la esquina con Santa Clara, propiedad de Luis Cuevas González, y otro en la esquina de Lechería --actual Cervantes-- del que era dueño Pedro Palma. En la parte opuesta del casco antiguo, en la esquina de San Bartolomé con Pozuelo (Federico Rubio) había otro, propiedad de Pedro González y, finalmente, José Morro regentaba dos establecimientos, uno en calle Luna y otro en la pescadería.

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En el freidor propiedad de la familia Villar, en la calle Ganado esquina con Nevería, existía un puesto aparte para despachar aceitunas aliñadas. En la imagen, de izquierda a derecha, Miguel Pérez Sánchez; Antonio Ramírez Alejo 'el Peana'; Sebastian Marroquin Gómez; Diego López Romero; y el propietario de la freiduría de pescado, Daniel Villar. 30 de marzo de 1963.

Los bares --como La Galera en su última etapa con un puesto de freidor-- y restaurantes y la única freiduría existente --la de Romerijo-- deberán coger el testigo y ser los que mantengan el prestigio y popularidad alcanzado por esta modalidad siglos atrás para que las nuevas generaciones no se priven de este placer culinario tan peculiar. ¡Viva el pescaíto frito! /Texto: Antonio Gutiérrez Ruiz. A.C. Puertoguía.

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baldomerorodriguezsanchez_puertosantamariaBaldomero Rodríguez Sánchez, disfruta de su jubilación tras más de 50 años trabajando en el establecimiento de la familia, el Bar Casa Paco ‘Ceballos’ que continúa regentando su hermano Ignacio. “Ya he cumplido” señala de forma muy gráfica Baldomero Rodríguez Sánchez. Las cosas de los periodistas, en poco más de dos horas le hacemos que resuma su vida, que en vez de en millones de fotogramas se cuenta en los millones de pavías de merluza que han pasado, rubitas y crujientes por delante de sus ojos. La conversación se “enluce”, precisamente, con una tapita del plato que les ha dado fama, 7000 kilos han llegado a vender en un año.

Es un señor corpulento. Por su físico, podría pasar por vasco de toda la vida, igual que su hermano Ignacio, (ver nótula núm. 408 en Gente del Puerto) pero cuando hablan ya se ve que más que de Euskadi, son de Cádi. Baldomero hace balance en cuatro frases: “Ya he cumplido. Soy rico en amigos. No le debo a nadie. Hemos sobrevivido a dos crisis y le damos de comer a 12 familias en verano y cinco en invierno”. A su lado su hermano Ignacio, de 55 años, y su compañero de trabajo de toda la vida. El se queda, ahora en solitario, con la camisa blanca que “hace que a partir de esa puerta ante cualquiera que entra, estamos a su servicio, sin distinciones”

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7.000 kilos de merluzas rebozadas llegaron a vender en un año. Las populares Pavías de Casa Paco.

Nació en “La Placilla” en la Casa de Los Leones, en pleno centro y comenzó a trabajar a los 12 años, aunque no dejó el colegio. Su padre le encargó que llevara con la bicicleta el vino a los barcos. Por entonces, eran los años 60, amarraban en el muelle pesquero de El Puerto unos 180 barcos, calcula Baldomero “y le servíamos a unos cuantos”. Francisco Rodríguez Ceballos había fundado en 1946, o en 1947, no lo recuerdan bien los hermanos, una pequeña tabernita en lo que hoy se conoce como la Ribera del Marisco.

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Óleo de Adrián Ferreras, propiedad de ‘Casa Paco’ que se encuentra en su interior y que, inspirado en una fotografía de la época, recrea el actual establecimiento de hostelería, en los felices años 20 del siglo pasado. Existen datos que corroboran que ya funcionaba como Colmado en 1850, a cargo del montañés Tomás García de Mesa, establecimiento que fue pasando por diversas propiedades hasta abrir como ‘Nuevo Colmado’ en 1909 de la mano de Joaquín Faz. (Foto: Colección J.M.M.).

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Los hermanos Ignacio y Baldomero Rodríguez Sánchez han logrado convertir Casa Paco Ceballos, el bar que fundó su padre en 1946, en una referencia de la gastronomía de la provincia. En el cuadro aparece Paco Rodríguez Ceballos, el fundador del bar con su famoso gato Perico, que tenía la habilidad de beber té con leche. Su dueño siempre le dejaba el fondo del vaso para que se lo bebiera.

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Baldomero, con el popular periodista Carlos Herrera, un asiduo a El Puerto.

En el sitio paraban marineros y armadores, por un lado, y bodegueros y sus cuadrillas por otro, señala. Allí tan sólo se despachaba vino y como mucho se atrevieron a poner unas latitas de conservas con unos panes al lado para que el quería picar algo. Fuera, “El Mona”, un mariscador de la zona, vendía también ostiones. Aunque el nombre oficial de la taberna era “Casa Paco”, los conocidos la conocían como ‘el Pesebre’ porque la costumbre de los contertulios era situarse con la ‘media limeta’, unas botellas de vinos con una caña en la que entonces se despachaba la bebida, en torno a unas maderas que  había junto a la pared, a modo de contrabarra. “Como todos  se ponían de espaldas para apoyar el vidrio en las tablas, un gracioso dijo que aquello era un pesebre, porque parecíamos bichos todos mirando para el mismo sitio, como en un abrevadero”.franciscorodriguezceballos_puertosantamaria

En verdad Paco Ceballos (ver nótula 1.113 en Gente del Puerto ), no se llamaba así. Su primer apellido era Rodríguez aunque se quedó sin padre a los 3 años. Así que se le conocía por su madre que trabajaba para los Jesuitas y por eso en la ciudad le llamaban ‘el de La Ceballos’. Se metió en hostelería. Trabajó en “La Fuentecilla”, un bar del centro de El Puerto y de allí se traería uno de sus platos estrella, las pavías de merluza, una fórmula que inventó Lola, la cocinera de ese establecimiento y de la que no recuerdan el apellido. Ceballos, ya con sus hijos, en el establecimiento comienza a servir tapitas, asesorados por un cocinero local que les enseña a hacer huevos a la flamenca, los riñones al Jerez o los higaditos de pollo que serían las primeras tapas que sirvió el establecimiento junto a la merluza ‘al Achilipún’ un guiso al que pusieron este nombre en honor a Lola Flores que triunfaba por entonces en España. También fueron pioneros en poner chuletitas de cordero, algo que, por entonces, no se estilaba en El Puerto. /En la imagen de la izquierda, el padre de nuestro protagonista, Paco Rodríguez.

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Una antigua fotografía de 'Los Pesebres', con Paco Rodríguez tras el mostrador, a la izquierda podemos distinguir, a la izquierda de la fotografía a Pedro Jiménez Caballero, --cuñado de Manuel Aragón Astorga que aparece a continuación apoyado en la barra-- y padre de los Jiménez Aragón, empleado de la banca y fotógrafo coetáneo, compañero y amigo de los ilustres: Rafa, Rasero, Pantoja, Monclova. A la derecha aparece Juan Antonio García Sánchez, “Antoñito el de la Comandancia”, armador y socio de Rafael Sánchez Carbonell, de los pesqueros: “Pepe Carlos”, “José y Vicente”, “Horta Graña”, “Ballena Blanca” y “Nuevo Pepe Carlos”. 

El cocinero era Luis Román Torres, asistente personal de Carlos Cuvillo. Era un personaje singular que, además de cocinar de forma excelente, componía poesías. Baldomero señala que ya “por los años 70 Luis hacía hamburguesas de pescado. Fíjate tú, que ahora las venden como un gran invento”.

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Interesante selección de tapas que se pueden degustar en la actualidad en Casa Paco.

Las cocinas de Paco Ceballos se vuelven a revolucionar en los años 90, por culpa de las crisis económica. Baldomero señala que “aquello fue incluso peor que ahora. Aquí hemos tenido un colchón porque los años anteriores han sido muy buenos, pero entonces no”. Para resistir, el bar se hace más familiar que nunca y la esposa de Baldomero, Mercedes García Campos, Tati, se hace cargo de la cocina. Se incorporan a la carta algunos de los platos más famosos del establecimiento como los chipirones en su tinta o se afina la receta del bacalao con tomate. Tati, también es la responsable de la famosa ensaladilla de Paco Ceballos, una de esas fórmulas mágicas que resultan exquisitas a pesar de ser una mezcla únicamente de mayonesa, patatas y zanahorias, sin nada más.

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Roberto y Tati, sostienen a su hijo Roberto (ver nótula núm. 1.905 en Gente del Puerto) hoy reputado hotelero en Marbella, el primero de los tres hijos, junto con Mercedes y Baldomero, ‘Mero’ para los suyos, del matrimonio Rodríguez García.

Baldomero destaca la figura de Tati. “Los hosteleros nunca valoramos lo suficiente a nuestras mujeres. No sólo ha aportado su trabajo aquí en el bar, al igual que la mujer de Ignacio que también estuvo trabajando en la cocina con nosotros. Ella ha sido capaz de aguantar pues 50 años sin que pueda compartir conmigo una Semana Santa, 50 veranos sin acompañarla a la playa o 50 días de Nochebuena en que llegara tarde a casa”.

 balbinasanchezrosso_puertosantamariaSu madre, Balbina Sánchez Rosso en la imagen de la izquierda, (ver nótula 1.153 en Gente del Puerto),  le puso Baldomero, en honor a su abuelo materno, Baldomero Sánchez, maestro del colegio San Luis Gonzaga y que diera clases a personajes como Rafael Alberti  o Juan Ramón Jiménez. Baldomero está muy orgulloso de algunos momentos de su vida. Recuerda especialmente el día 5 de enero de 2013 cuando encarnó al rey Gaspar en la cabalgata de los Reyes Magos. También se acuerda de cuando allá por 1974 o 1975 puso en marcha, por encargo de los propietarios de Romerijo, su cervecería ‘La Guachi’, la primera que pusieron en marcha en lo que luego se convertiría en la Ribera del Marisco. Baldomero llegó a regentar también “durante tres meses” la hamburguesería 'El Tomate' pero se dió cuenta de que eso no era lo suyo y lo dejó para centrarse en el negocio familiar. Los hermanos lograron que la francesa Guía Michelín, desde el año 2004, los citara como establecimiento recomendado en El Puerto, todo un logro tratándose de un modesto bar de tapas. /Texto: Pepe Monforte.

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Baldomero, rey Gaspar de la Cabalgata de Reyes 2013, en el centro durante el acto de traspaso de Coronas a SSMM los Reyes Magos de 2014, celebrado en Puerto Sherry.

El canal Cosmopolitan ha presentado en Madrid ayer lunes las nuevas ediciones de Masterchef USA y Masterchef Australia, en la que El Puerto ha estado como protagonista, con un concursante y un brandy de excepción: Decano, de Bodegas Caballero y el periodista del Grupo Joly, Francisco Andrés Gallardo.

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A la izquierda, Francisco Andrés Gallardo, formando parte del equipo de periodistas de Cosmopolitan, en el rodaje previo de Masterchef versión australiana.

En la madrileña escuela de cocina del catalán Ramón Freixa se han recreado las condiciones en que se trabaja en los dos concursos, que son más complicadas y más extremas que la versión española. Freixa ha reunido a un grupo de periodistas, entre los que se encontraba el portuense Francis Gallardo y ha dado las indicaciones para hacer una ‘Big Duck’, una hamburguesa de pato, de magret de pato.

La receta lleva brandy y se ha elegido, qué mejor opción, brandy Decano de Bodegas Caballero. Así que, El Puerto estado presente en esta prueba que los espectadores de Cosmopolitan verán en próximos días con motivo del estreno de la versión australiana

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El plató donde se rodó esta prueba de Masterchef, con una botella de brandy Decano de Bodegas Caballero en primer término. 

LA RECETA: BIG DUCK.

8 magrets de pato. Un cuarto de bolsa de pan de molde mojado en leche. 2 cebollas moradas. 3 huevos. Un generoso chorro de brandy Decano. Sal y pimienta.

Limpiar los magrets de pato separando la carne de la grasa y pasamos la carne con dos piezas de grasa por máquina de picar, reservamos, confitamos la cebolla con aceite hasta su caramelizacion en un bol y mezclamos la carne con perejil picado, pan, la cebolla confitada, los huevos, el brandy y salpimentamos.Se forman las hamburguesas y se pasa por aceite bien caliente hasta que esté en su punto. Se acompaña de helado cremoso de mostaza o de teja de pan de molde. Cada concursante al podido elegir los  complementos que ha creído oportuno

En la prueba han resultado ganadores los periodistas del equipo de de Sensacine y de la revista Shangay y el de El Puerto ha quedado en un honroso tercer lugar, formando equipo con miembros del propio canal Cosmopolitan.

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rutadelatapaeroticacartelPuertosantamaria30 establecimientos ofrecerán tapas, menús, pasteles y cócteles con títulos tan sugerentes como “flamenquín enamoraso”, “menage a trois” u “orgía de mejillones”. Ofrecemos la lista completa de tapas y sus precios “completamente desnudos”

¿Se puede ver erotismo en el lomo en manteca?, pues sí y hasta se puede hacer con él “una cama redonda”. Así, al menos se llama el plato creado especialmente para la ruta de la tapa erótica por la Bodeguilla del Bar Jamón. Tan sugerente (o pecaminoso si lo lee el Obispo de la Diócesis o Gallardón…que es casi lo mismo) título corresponde a un timbal que lleva lomo en orza (una variante del lomo en manteca hecha con aceite), tomate, tortilla o queso de cabra.

La Ruta de la Tapa Erótica comienza hoy uno de febrero y terminará el 28, ocupará completamente el mes en el que se celebra el Día de los Enamorados, pero también las fiestas de Carnaval y lo cierto es que esta ruta reúne en si misma todos los toques.

barjamon_tapaerotica_puertosantamariaDesde la poesía aflechada de los enamoramientos (como la costilla de Adán con hierbas del Paraíso que propone el restaurante Los Portales) hasta el sutil humor de las chirigotas como el “vis a vis” que ha inventado La Venta El Cepo, un establecimiento situado junto a la cárcel de Puerto 1 y 2 y cuyo título corresponde a un lomo de anchoa y otro de boquerón, cara a cara, rociados de aceite y colocados sobre una cama de mullido pan de pueblo (se podría imaginar un mejor sitio para un tiki taka en condiciones que una telera de pan cateto de Alcalá tan gigantesca que te sumerjas en el miajón en el momento del quieto ahí). /En la imagen de la izquierda, una de las propuesta de la bodeguilla del Bar Jamón: 'Cama Redonda'.

No falta tampoco, tratándose de fechas de Carnaval, el humor “cuartetero” en alguna de las tapas. Así El Nuevo Echaté payá, un pequeño local situado en la avenida de la Bajamar y que tiene unos boquerones en adobo casi de orgasmo gastronómico, ha creado para la ocasión la tapa: “Paté de conejo con mayonesa de nabos”. También “directo” el humor de la tapa “Mira como tengo el mejillón” de El Colmao o el “Te lo como tó” de La Venencia. La sutil frase se corresponde a una combinación entre bacalao, albóndigas de marisco y sorbete.

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Se expusieron 15 propuestas de las mas de 30 que se pueden encontrar en la Ruta.

La ruta, organizada por la delegación de Turismo del Ayuntamiento de El Puerto en colaboración con los hosteleros, recoge varias propuestas. Por un lado hay tapas, cada una con un precio diferente propuesta por cada bar, pero también hay menús completos con temática erótica. Aquí llama la atención el elaborado por el restaurante El Arriate, un sitio, sin duda alguna, perfecto para una cita romántica, con un patio de esos con fuente y plantas que invitan a la conversación en susurro. El cocinero David Méndez lleva platos como “fresas picantes, hierbas y requesón”, “huevos, huevas, leche de coco, limón”, “Pichón, cacao, polenta y remolacha” y de postre “volcán de chocolate y frutas del bosque”. El precio, aunque quede feo hablar de estas cosas, es 55 euros por pareja.

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'Pasión de pescado para él', del Bar La Herrería. (bacalao con salsa de coquinas)

Hablar de erotismo sin hablar de postre es imposible y por eso también hay varias propuestas en este campo, tanto de bares como de pastelerías. Así la Bodeguilla del Bar Jamón propone un «menage a trois»… lo aclaro, (tranquilidad por favor). Se trata de un plato de fresas y mousses de chocolate negro y blanco… no hay concupiscencia. Momentos Pastelería, la innovadora confitería abierta el pasado año, ha elaborado un dulce de frambuesas y limón y no falta la «Carmela de Pasión»  el histórico bollo con nombre de mujer de la pastelería de La Merced, un clásico de El Puerto de Santa María.

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Romerijo presenta 'La más picante', (vieira a la plancha sobre patata cocida con aceite de oliva y pimentón).

Los cócteles terminan la propuesta con la participación, entre otros, de uno de los locales más famosos en la provincia por este producto, la cafetería Milord con “James Bond 0069?.

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Momentos pastelería presenta el 'Pastel de los Enamorados: Afrodita' (pastel de fresa y limón).

Pulsando sobre el botón de foursquare, se puede acceder a la Ruta de la Tapa en dicha red social y hacer cheking en la lista, caso de estar suscrito a la mencionada red. Pulsando en el recuadro de las tapas se puede ver el listado completo de propuestas, las direcciones de los establecimientos y los precios…pulsa porque vas a pasar un buen rato. /Texto: Pepe Monforte.

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Jully Caldas, la productora de espectáculos eróticos y promotora de la Muestra 'Eros Love' que se celebrará el fin de semana de los Enamorados, el 14 de febrero en el Hotel Monasterio, estuvo presente en la presentación de la Ruta de la Tapa, grabando para su canal erótico. También se anunció a los medios de comunicación la Exposición Copulativa, retrospectiva de Alonso Santiago sobre temática erótica, que se expondrá en la Galería Milagros Delicado. El fin de semana de los enamorados El Puerto contará con una amplia oferta hotelera y hostelera, para aquellas parejas que quieren celebrar o renovar su compromiso.

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