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Los pisos de la Pescadería, todavía en pié, en su fachada a la Avda. Micaela Aramburu. (Foto: Fariñas. Archivo Municipal).

Casi 50 años después de su inauguración, el 25 de julio de 1962, se han empezado a derribar los dos bloques menores del Grupo de Pescadería desalojados durante el verano pasado, construidos en el antiguo solar de la Plaza de la Pescadería. La demolición de los dos bloques con fachada a la avenida de la Bajamar esquina y vuelta  con Domingo Veneroni y Compositor Javier Caballero, que albergaban un total de 16 viviendas. En 2006, la desaparecida Cofradía de Pescadores tuvo igual fin. En el futuro, desde la recuperada Plaza, se construirá una pasarela peatonal y de servicios que comunique ambas márgenes del río Guadalete.

Acto inaugural de las viviendas el 25 de julio de 1962. En la presidencia, el alcalde de la Ciudad --a la izquierda del Arcipreste, Don Manuel Salido Gutiérrez, párroco de la Prioral. Le acompañan también los hermanos Manuel (izda.) y Carlos (dcha.) Román Ruiloba, présbíteros coadjutores de la Prioral y a la izquierda de Carlos, Anastasio Pérez Andrés, Pbr. capellán del Penal y del Hospital Municipal. (Foto: Fariñas. Archivo Municipal).

La corporación y otras fuerzas vivas de la época, en la tribuna instalada en el patio interior formado por los bloques de viviendas. (Foto: Fariñas. Archivo Municipal).

La Cofradía de Pescadores, demolida el pasado año de 2006, también se engalanó para la fiesta de inauguración. Vemos al fotógrafo de las anteriores imágenes, Fariñas, inmortalizado por su compañero, el también fotógrafo, Rafa. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

En 1962 era alcalde de la Ciudad Luis Portillo Ruiz. Se inauguraba el Hotel Meliá ‘El Caballo Blanco’. Rafael Alberti publicaba ‘Poemas Escénicos’ primera serie.
El ayuntamiento concedía la Medalla de Oro de la Ciudad al dictador y Jefe del Estado, Francisco Franco. Nacían el investigador Bernardo Rodriguez Caparrini, el compositor carnavalesco Luis Galán Pérez y la actriz Montse Torrent, entre otros.

La Plaza de la Pescadería, al fondo el Resbaladero y el Castillo de San Marcos. A la izquerida, la Real Fábrica de Arguardientes y Licores, luego Casa de la Aduana. En el agua, un barco a vapor. (Grabado del Siglo XIX. Plaza de la Pescadería. Cahpuy).

«El 19 de abril de 1939 se crea el Instituto Nacional de la Vivienda dependiente primero de la Organización Sindical y posteriormente (2 de enero de 1942) del Ministerio de Trabajo. Su dirección en un primer momento recae en la persona de Federico Mayo. La misma ley de abril de 1939 crea la figura de "vivienda protegida". Según esta Ley el INV es el único organismo capacitado para aprobar los proyectos de construcción de "vivienda protegida" y para lo referente a todo tipo de normas. Su función principal era diseñar un plan nacional de vivienda protegida para todo el Estado, de donde nacen los Planes Nacionales de Vivienda». (Jesús López Díaz).

Almacenes existentes frente al Resbaladero, en cuyo lugar se construyeron los pisos. Albergaron durante un tiempo el Parque de Bomberos de la Ciudad. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

La Plaza de la Pescadería con los almacenes al fondo. vista del desaparecido muelle de madera existente. A la izquierda la Casa de la Aduana (que había sido Real Fábrica de Arguardientes y Licores). (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

La Plaza de la Pescadería, desde la Otra Banda. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

Estas viviendas fueron cosntruidas en la Plaza de la Pescadería, derrumbando para ello unos almacenes existentes desde al menos, el siglo XIX. Hubo un intento de construir pisos en la Plaza del Polvorista, pero la fuerte oposición, a mediados de los sesenta de Manuel Martínez Alfonso y otros, impidió que ocurriera lo mismo que con la Plaza de la Pescadería, llamada en otros tiempos Plaza de la Virgen del Carmen.

La Plaza de la Pescadería, al fondo la Casa de la Aduana. En esta plaza se solían instalar los Circos cuando visitaban la Ciudad. (Foto: Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

La Plaza de la Pescadería en 1890. A la derecha, los almacenes frente al Restaurante El Resbaladero. En el centro de la imagen, la fuente del Convento de Santo Domingo, que permanecería mcuhos años en los jardines de la Estación de FFCC y que, desde que se encuentra reubicada en el Parque Calderón ha sufrido todo tipo de actos vandálicos. (Foto: Colección Antonio Leveque).

VUELTA A LA CORDURA (Por Luis Suárez Ávila).

"El urbanismo de El Puerto, logrado a base de siglos, ha tenido sus peores enemigos en el siglo XX y lo que va del XXI. A mí, al menos, eso me parece. Ahora que se están derribando los bloques de viviendas construidos indebidamente en un espacio público, la Plaza de la Pescadería, me vienen a la memoria las acciones de quienes éramos muy jóvenes en 1962 para impedirlo. Recuerdo que, en tiempos de Luis Portillo como alcalde, este quiso construir la Plaza del Polvorista y recuerdo también las protestas en la entonces Voz de la Bahía, incluso con un artículo y un dibujo-propuesta de Faelo Esteban Poullet, en que figuraba, en el centro de la Plaza del Polvorista un monumento ecuestre de Felipe V, muy bien concebido, como todo lo que hace Faelo.

Derrumbando... 1 (Foto: Vicente González Lechuga)

La Plaza de la Pescadería, llamada luego Plaza de la Virgen del Carmen, fue, durante nuestra niñez, solar de juegos, como que allí estaba nuestro Colegio, el de San José y San Estanislao, conocido por "el de la Pescadería". En esa plaza corríamos, hacíamos gymkanas en bicicleta, jugábamos a los bolis, consumíamos las chucherías que comprábamos en el puesto de La sargenta, y, en fin, fue un espacio muy querido por toda mi generación. Se trataba de una plaza con mucha historia. En ella estaba la casa de la Aduana, que había sido Real Fábrica de Licores, con su fachada neoclásica, y su templete con la maquinaria del reloj y su esfera; su escalera imperial, y sus amplios bodegones, donde estuvo "La Lucha", con su estanco, y Ezequiel y su mujer ofrecían buenos guisos marineros; "El Resbaladero", con la historia de Primo Díaz y el Saboné y, luego de Maximino, famoso en toda Andalucía, que se ponía de bote en bote los días de toros.

Derrumbando... 2 (Foto: Antonio Gutiérrez Ruiz).

En la fachada opuesta, la casa de Anelo, con el surtidor, por la calle de la Bajamar, con aquel aparato de manubrio, al que había que darle al contrario para que saliera la gasolina. Y, en el muelle pesquero infinidad de barcos, cientos, atracados de cuatro en cuatro o de cinco en cinco, las redes puestas a secar, con olor a mar y a brea; los hiladores, los Camacho, con aquellos utensilios para torcer el cáñamo que me parecían más bien instrumentos de la Inquisición, tal como me los había descrito Lola Blandino. O la nave, que fue lonja del pescado, donde se guardaba el coche del agua, un hispanosuiza que conducía Antonio Espino Pino. En fin, que vuelven las aguas a sus cauces y las perspectivas antiguas vuelven a ser iguales. Todo es un vaivén, sin criterio, en esto del urbanismo de nuestra ciudad. Pero esta vuelta a la cordura, bienvenida sea."

La plaza, tras el derrumbe del 21 de diciembre de 2010. (Foto: Vicente González Lechuga)

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José Ángel Chacón Tenllado nació a finales de 1933 en Aguilar (Córdoba), hio de Ángel Chacón Crespo y Enriqueta Tenllado Pérez pero pasó la primera parte de su infancia, que recuerda nítidamente, en El Puerto de Santa María, con sus abuelos Rafael Tenllado y Enriqueta Pérez y su madre, también Enriqueta, joven viuda por la barbarie de la Guerra Civil, hija única con dos hijos de cuatro y seis años que se vino a nuestra Ciudad, donde sus padres tenían una tienda de tejidos y confecciones en la calle Ganado, junto a una tienda de ultramarinos que hacía esquina con Nevería.

«Hace unos años pasé por esa calle, como hice siempre que visité El Puerto; aún existía la casa donde viví y tenía un letrero de “Se vende”. Desde ese día, en sueños, la he comprado varias veces. Me imagino que ya la habrán vendido y derribado. Todavía existía el cierro donde, desde el recuerdo, puedo ver a mi madre, pegando tiras de papel en diagonal sobre sus cristales, ante posibles bombardeos, para que los cristales rotos quedasen pegados al papel»

José Ángel Chacón Tenllería y José Ángel Chacón Escobar, padre e hijo, ambos luthiers.

En 1943, la familia se trasladó primero a Lucena y luego a Málaga. Allí estudiaría  Peritaje Industrial, trabajaría en diversos oficios y continuaría los pasos que había empezado en El Puerto, hacia sus dos pasiones la música y la lutheria (construcción de instrumentos musicales de cuerda). Mas tarde trabajaría en Mercedes Benz, en Alemania, como modelista y en Málaga en una Inmobiliaria. Pero su pasión por la construcción de instrumentos musicales le llevarían en 1974 a la ciudad italiana de Biella, ciudad del Piamonte, entre Turín y Milán y cercana a Cremona. Allí perfeccionaría sus conocimientos hasta que, en 1983 regresaría a Málaga, donde establecería su taller y crearía una Escuela de Lutheria. Medalla de Plata de las Bellas Artes, su hijo continúa en la profesión de constructor de instrumentos musicales cordófonos.

A sus 77 años, estos son sus recuerdos de El Puerto.

MEMORIAS DE EL PUERTO: 1937 – 1955
«Mis recuerdos de niño grabados con bastante claridad, empiezan en El Puerto de Santa María, hacia el año 1937. Yo era el más joven de una familia acomodada, compuesta por mi abuelo Rafael Tenllado, como cabeza de familia, mi abuela Enriqueta, como mi madre, y mi hermano Rafael, casi dos años mayor que yo, con una minusvalía psíquica que lo hacía diferente de los demás. Mi padre, Ángel Chacón murió trágicamente en Puente Genil, en Julio del treinta y seis y nos fuimos a vivir con nuestros abuelos. Yo tenía cerca de cuatro años, y el cambio que originó su muerte no podía apreciarlo entonces, de él solo me quedaron vagos recuerdos, pero no pasó mucho tiempo para sentir su falta, más de lo que podía imaginar. (En la imagen de la izquierda, los abuelos de José Ángel, Rafael Tenllado Lechado y Enriqueta Pérez).

A pesar de la tragedia familiar, en aquel tiempo éramos una familia privilegiada, con medios económicos suficientes para vivir cómodamente dentro de la escasez que había en aquellos años de guerra. Entonces no podía saber la tragedia que vivían miles de personas, sufriendo los horrores de la guerra civil; perseguidos o encarcelados, humillados y pasando mucha hambre, víctimas de la barbarie, del odio o del fanatismo. Para muchos, la guerra no había terminado. Recuerdo que jugábamos en un llano, junto a las puertas del célebre Penal, sin saber que detrás de ellas solo había tortura, odio, desesperación y muerte. (En la imagen de la izquierda, el padre de nuestro protagonista, Ángel Chacón Crespo, natural de Puente Genil).

Mi familia no tenía una afiliación política definida, pero estaban con los nacionales. La muerte de mi padre ya era un motivo suficiente, y en casa solo se hablaba de los horrores que habían cometido los “Rojos”. Durante algún tiempo, esos comentarios me produjeron horribles pesadillas que me despertaban temblando y corría a la cama de mi madre.

Recuerdo que en aquellos días, en casa se escuchaban las charlas radiofónicas de Queipo de Llano. Pasarían años, antes de saber que se trataba de uno de los generales más controvertidos, entre los sublevados, al mando de Andalucía. Su audacia al tomar Sevilla con escasos recursos, abrió las puertas de la península a las tropas africanistas y su chulesca actitud en las charlas radiofónica, con el menosprecio de la vida de sus semejantes, durante la contienda como “Virrey de Andalucía” no tuvieron límites;  “darle café” era la orden de fusilamiento para muchos infelices. A la muerte del general, en el año 1951, sus restos mortales serían enterrados en una popular Iglesia sevillana. Este es un hecho por el que considero lógica, la pregunta que muchos se hacen, ¿Cómo se puede hablar hoy de abrir heridas, cuando se intenta poner nombre a los miles de andaluces anónimos, “que tomaron su café”, antes de ser enterrados en fosas comunes? (En la imagen de la izquierda, el general Gonzalo Queipo de Llano).

Tampoco entendía entonces, cuando se comentaba que algunos niños  se comían las cáscaras de plátanos y unas bolas de maíz, que daban racionadas, mientras mi hermano y yo teníamos nuestros caprichos para comer. A los pocos años, con la familia arruinada, empecé a entenderlo, y de aquellos niños pobres del Puerto, de los que llegábamos a pensar que estaban tontos por comer desperdicios, me acordé durante mucho tiempo, y empecé a comprender muchas cosas que antes no entendía.

LA MÚSICA

De aquel pasado recuerdo con envidia algo que desgraciadamente se ha ido perdiendo, se cantaba o canturreaba acompañando los quehaceres cotidianos dentro de la casa, incluso en algunos trabajos. Esta costumbre fue el primer estímulo a mis sentidos que despertó mi pasión por la música. Mi abuelo cantaba en el baño, de “El Puñado de Rosas”, “Pues óyeme paloma, tengo yo allá en Triana, en medio de los campos….”, mi madre cantaba y tocaba el piano y tenía un repertorio mucho más extenso, que abarcaba varias zarzuelas, tangos de Gardel y algunas canciones populares. Además teníamos una lavandera que cantaba flamenco, con exquisita gracia repetía todos los cantes de Canalejas de Puerto Real. Ella fue el principio de mi amor por nuestro flamenco, nunca olvidaré cuando cantaba aquella petenera que decía, “niño, que encuero y descalzo, va llorando por la calle…”.

COLEGIOS CLASISTAS.
Mis abuelos no tuvieron más hijos que a mi madre y disponiendo de los medios económicos suficientes, se volcaron en su educación. Desde los cuatro años la internaron en los mejores colegios de religiosas, en Sevilla, Antequera y Lucena. Aprendió lo que en la época se entendía como educación para una ‘señorita de clase’.

Relacionado con las clases, me contaba mi madre, que en uno de los colegios, tenían niñas pobres de forma gratuita, y que estas niñas tenían que hacerle las camas y limpiarles el cuarto a las internas de pago, además de hablarles de usted. Las religiosas, en casi todos los tiempos han sido fieles conservadoras de las diferencias de clase, a las que han sabido sacarle partido. Me imagino que a las niñas pobres, aplicando su personal interpretación de los Evangelios, las educaban para que fuesen buenas, respetuosas y humildes criadas para todo.

A mi hermano y a mí nos pusieron en una de las mejores escuelas privadas del Puerto. Desde el principio la escuela me encantó, tenía cinco años y en poco tiempo empecé a destacar, los maestros le decían a mi madre que yo era un niño muy inteligente. Podía haber sido muy bonito, y de hecho lo era, pero sufría mucho cuando algunos alumnos me llamaban “el hermano del tonto”, por el comportamiento anormal de mi hermano, y más tarde comentarios familiares relacionado con mi madre y su pretendiente, que mi hermano se encargaba de hacer, hábilmente manipulado por uno de los maestros, que a pesar de no comprenderlos, sabía que eran ofensivos para ella. Dentro de la clase me sentía feliz, era distinta a la de mi hermano que estaba más atrasado. (Los hermanos Chacón Tenllado, en una fotografía de estudio coloreada, tomada en Cádiz).

LOS ITALIANOS.
En 1938 mi madre tenía treinta años, era una viuda guapa, con una exquisita educación y buena posición, que a pesar de tener dos hijos, su situación le habría permitido elegir entre algunos pretendientes conocidos de nuestro entorno, pero la fatalidad quiso que se enamorara de un soldado italiano de los que mandó Mussolini en ayuda de Franco: Nicolás Monteleone.

Tropas italianas acuarteladas en El Puerto, recibiendo un homenaje en la Plaza de Isaac Peral el 1 de octubre de 1938. (Foto: Francisco Sánchez Pérez).

Mi madre contra viento y marea defendió sus sentimientos hacia esta ‘oportunidad’, con la habilidad propia de una mujer inteligente dominada por la pasión, frente a los razonamientos de sus padres y algunas amistades. Este tipo de relaciones estaban mal vistas, y a ciertos niveles eran muy criticadas por la sociedad de entonces. Se hicieron populares unas coplillas que se cantaban por las calles, dedicadas a las señoritas de El Puerto, con música y estribillo de una canción muy conocida en los frentes de guerra. La letra decía:

«Las señoritas del Puerto- Puerto
le piden a Mussolini- ini
que deje a los italianos- anos
para poder ir al cine».
Y seguía el estribillo:
«Carrascá- carrascá
que bonita serenata,
carrascá- carrascá
ya me estás dando la lata»

que terminaba siempre con gritos que yo no entendía.

Yo adoraba a mi madre y todo lo que ella decía era la verdad absoluta, por tanto, el italiano era para mí un héroe, guapo e inteligente, casi un médico. Por lo visto se hizo practicante en la guerra.

La madre de José Ángel viajaría desde Barcelona a Roma en avión.

CASAMIENTO POR PODERES.
El italiano se marchó con las demás tropas italianas, y siguió su relación por carta, hasta su casamiento por poderes, en el 1941. Para hacernos una idea de la odisea del casamiento y su viaje a Italia, habría que tener en cuenta las dificultades que existían para salir fuera de España en aquella época.

Aún estando Italia metida hasta el cuello en la segunda guerra mundial, mi madre consiguió pasaporte italiano y permiso de salida. No hay que olvidar que mi padre fue víctima de los llamados rojos, así, además de víctima de la Guerra Civil, era caído por Dios y por La Patria. Resulta triste pensar que la pérdida trágica de un ser querido, la sociedad dañada por la guerra, le diese distintas categorías que determinaban quién podía andar libremente con un salvoconducto, sin problemas, y quién tenía que moverse con miedo, solo por ser familia de algún fusilado, también por Dios y por La Patria.

Resuelta la documentación necesaria, marchó de Cádiz a Barcelona en barco, y de Barcelona a Roma en avión. Tenía dinero suficiente, pero salir de España en avión, en plena Guerra Mundial, era una proeza al alcance de pocos. Allí la esperaba su marido, soldado del Ejército Italiano con un permiso de cuatro meses, y pienso que con un sueldo ‘de acuerdo a su categoría’.

LANJARÓN
En estos cuatro meses cambió todo en la casa. Mi abuelo, que padecía del hígado, tuvo una crisis y se marchó a Lanjarón para tomar las aguas, aconsejado por su médico. Mi abuela, mi hermano y yo nos marchamos, primero a Granada, donde estuvimos hospedados por unos días en el hotel La Perla, (recuerdo de haber comido chirimoyas por primera vez), y luego a Pinos Puente, en casa de una hermana suya. Aquello fue una aventura para mí hermano y para mí. Algunos años después, pensando en estos desplazamientos, me preguntaba ¿estarían huyendo mis abuelos de la crítica que había despertado, en El Puerto, la relación de mi madre con el italiano?, si no fue así ¿porque cerrar un negocio próspero, que gozaba de prestigio, recién ampliado y reformado, los cuatro últimos meses de ese año 41, y dejarnos sin Escuela?

Rafael, Enriqueta y Ángel; siempre se que se hacían una fotografía de estudio se desplazaban a Cádiz o Jerez. «Con el tiempo me haría más preguntas relacionadas con esta época, sin encontrar una respuesta lógica. Hoy se, que el día que mi madre nos sacó de paseo, a mi hermano y a mí y conocimos al italiano, marcaría un antes y un después en nuestras vidas. Lo recuerdo como si hubiese sido ayer, veo al soldado acercarse a nosotros y preguntarle a mi madre si los dos niños eran suyos.»

REGRESO A EL PUERTO.
Con su vuelta se volvió a la vida normal en El Puerto, al menos así lo veía yo, feliz por mi incorporación al Colegio, mi abuela en su tienda, y mi abuelo en una actitud de silencio total o perdido en viajes. Paraba poco en casa y los pocos días que estaba comía solo en su dormitorio. (En la imagen de la izquierda, Enriqueta Tenllado).

Del embarazo de mi madre me enteré cuando ya se le notaba, aunque ella ya me había dicho algo de un hermanito, sin explicarme el porqué de la gordura, yo lo sabía por los comentarios que los niños hacíamos en el colegio. Lo sabía mal, como sabíamos los niños de entonces todo lo relacionado con el sexo.

Recuerdo mi primera comunión, junto a mi hermano, a la vuelta de mi madre y antes del nacimiento de Fernando. Mi ingenuidad de entonces me hace reír y asombrarme hoy. En el equipo de comunión teníamos unos rosarios que mi madre trajo de Italia, bendecidos por el Papa Pío XII, que imagino los compraría en la Plaza de San Pedro en algún tenderete de artículos para regalos, pero yo lo imaginaba de otra manera. Estaba convencido, teniendo en cuenta la influencia que yo atribuía a mi padrastro, que el Papa en persona, le había entregado los rosarios a mi madre para sus hijos y me sentía tan orgulloso que se lo contaba a todos mis compañeros de Colegio como un hecho real. Quizás, en mi subconsciente se fraguaban esas fantasías en mi deseo de ayudar a mi madre, convertida en blanco de algunas críticas.

UN NUEVO HERMANO.
Llegamos al acontecimiento de mayor trascendencia que cambiaría muchas cosas, el nacimiento del hermanito. La noche en que nació, a mi hermano y a mí nos cambiaron de dormitorio en una habitación que daba al pasillo y recuerdo un tráfico de personas que llevaban palanganas de agua caliente al dormitorio de mi madre. Al fin de tanto ajetreo me quede dormido y por la mañana todo había terminado. Mi madre estaba radiante, no paraba de comentar lo guapo que era el niño y los ojos que tenía.

Al principio sentía envidia por mi nuevo hermano, y era lógico, mi madre seguía siendo cariñosa conmigo, pero le faltaba tiempo para serlo como antes, mi abuela que demostró en la dificultad ser una mujer maravillosa, entregada a los demás, nunca fue cariñosa, mi abuelo no hablaba con nadie y mi hermano mayor seguía  en su mundo particular, ¿Qué otra cosa podía sentir un niño con menos de diez años? Estos sentimientos modifican nuestro comportamiento, guardando lo que pensamos sin compartirlo con nadie. Son los primeros brotes de aislamiento e  independencia y los primeros desengaños.

CIERRE DEL NEGOCIO: LUCENA Y MÁLAGA.
Mi abuelo empezó a decir que quería morirse en Lucena, pueblo que le vio nacer, pero la verdad es que no podía aguantar por más tiempo vivir en El Puerto. Dicho y hecho, quitó el negocio, que acababa de ampliar y nos mudamos a Lucena. Allí alquiló una casa amplia, de dos plantas y un patio con una zona cubierta, donde se acopló todo el mobiliario del negocio y las existencias en una de las habitaciones repartidas en estanterías.

Como he dicho antes, estaba más tiempo en la calle, por tanto no dispongo de recuerdos directos de cómo se fue desarrollando el encuentro de este hombre con la realidad y tampoco recuerdo como se decidió venirnos a Málaga, seguramente, pensando en que una ciudad ofrecería mejores oportunidades que un pueblo, para una familia arruinada. Para financiar la operación, se malvendió el mobiliario junto con las existencias, de lo que fue un negocio y nos vinimos para Málaga en tren, cargados de muebles y enseres. De nuestra llegada a Málaga, recuerdo los dos carros, tirados por mulos, que transportaron nuestros muebles y sentir el aroma del mar que me transportó al Puerto de Santa María

EVOCACIÓN DE EL PUERTO.
Para terminar incluyo el último fragmento de mis recuerdos relacionados con El Puerto. Se trata del recuerdo de una evocación mucho más reciente, de un día especial, en los últimos años que viví en Italia. Recuerdo uno en especial, mi último viaje a Génova para una gestión de pasaporte. Me encontraba bastante deprimido y distraído con mis pensamientos, cometí algunas torpezas conduciendo y decidí pararme a descansar un poco. Ya había coronado los Apeninos; aquella cordillera me recordaba algo. Intentando descansar un rato, y distraído en el paisaje pensaba que estaba cerca de la costa. Efectivamente, Genova y la Costa Lígure se dibujaban al fondo. Fue entonces cuando mis sentidos, ante el paisaje y el aroma del mar, se concentraron en lejanos  recuerdos del Puerto de Santa María. No sé, el por qué, en aquel momento, empecé a evocar sensaciones vividas en la niñez, del Puerto y no de Málaga; quizás porque el final de mi niñez, vivida en Málaga, siempre quise borrarla de mi memoria. Al final reanudé mi viaje contento, en un estado de placidez y concentración,  distinto al que traía cuando salí de Biella.

Falangistas en formación, en la calle Larga.

La casa donde vivíamos en la calle Ganado en 1937, entre las dos plantas que tenía, vivíamos tres familias: Joaquina, su marido Alfonso y su hija, recién nacida, que vivían en la planta baja, y arriba mi familia y otra, que llegó poco antes de irnos, quiero recordar que eran los dueños del Cacao Pico.

Saliendo del portal, a la derecha estaba la calle Luna, y al fondo a la izquierda, la Plaza Peral y el Ayuntamiento. Frente había una tienda de muebles, de un tal Pedregal que estaba en el mismo colegio de mi hermano y mío. Era el Colegio de Don Alfonso Cárdenas, en la calle Luna. De este primer Colegio, conservo recuerdos muy bonitos en la clase de la señorita Paca. Lamenté dejarlo cuando nos fuimos del Puerto en el año 1943. Recuerdo la muerte del alumno Jaime Benjumeda  Osborne --hijo de Manolo Benjumeda y Margot Osborne-- por tétanos, que desarrolló después de una caída  en la parada de coches de caballo, de la Plaza Peral, junto al Bar Paquito.

La parada de coches de caballos en la Plaza de Isaac Peral.

Más recuerdos: la playa de la Puntilla, la Plaza de Toros, la Virgen de los Milagros. El orgullo que sentía entonces, por haber recibido la Confirmación por el Cardenal Segura en La Prioral, y por haber incorporado a mi nombre José, el de Ángel en memoria de mi padre. El pasar de las Cuadrillas en coches de caballo, por la calle Nevería en días de Toros. También una Corrida con Manolete y El Estudiante, en la que no se pudo ver nada de Manolete, por una cogida en su primer toro. Lo guardo en mi memoria, por los comentarios de mi vecino, buen aficionado que además, creo que tenía algún empleo en la Plaza de Toros.  También había un magnífico artesano que hacía figuras de Nacimiento; las modelaba y policromaba con verdadero arte. Les ponía un sello con su nombre, ¿podría ser Ángel Martínez?

Mi madre nos llevaba a la playa de La Puntilla, a mi hermano Rafalito y a mí, y a la niñera uniformada con su delantal blanco, me imagino que para distinguir nuestro rango. Lo más desagradable era la zambullida obligada que nos daba, una especie de marengo que cobraba por ello, cuando mi madre comprobaba que nos habían mojado bien la cabeza. Estoy seguro que aquel marengo es el responsable del exagerado respeto, por no decir miedo, que siempre le tuve al mar. (En la imagen, la madre de José Ángel con sus hijos en la Playa de La Puntilla. Cuando no le gustaba una fotografía a la madre de José Ángel, rayaba la cara).

Otras veces, con otros niños del colegio, íbamos al puerto a coger cangrejos, y en El Parque, paralelo al puerto, nos ocurrían cosas propias de una edad, que las hace inolvidables; yo tendría nueve años y mi hermano cerca de once. Había tres niñas quinceañeras o más, no sabría precisar, solo recuerdo que eran guapas, que tenían buen porte y cuyos nombres, que recuedo, voy a omitir. A él y a mí nos separaban del grupo, sabían nuestros nombres, y nos llevaban a los sitios más solitarios del Parque, nos cogían la mano y nos la ponían entre sus piernas, jugaban con nosotros y se reían de nuestra excitación. Aquel secreto de mi intimidad, que comparto por primera vez, se repitió varias veces, y aunque mi sentido de culpa me avergonzaba, recuerdo que sentía verdadero placer.

El taller del luthier, en Málaga.

A pesar de haber vivido muchos años en Málaga, solo de aquella época de El Puerto, mi memoria se impregnó del intenso olor de su puerto y de sus barcos, en contraste con el suave aroma de sus playas, ¡siempre ese olor que llevo conmigo! También de sus ardientes y luminosos colores del verano o de los grises violáceos del invierno, y la sensación de infinito en aquellos días en que el horizonte se funde con el cielo, o el rugido de las olas embravecidas, frente al murmullo de las mismas  olas, ya en calma, cuando mueren sobre la playa adornadas con su espuma blanca. Al contemplar, aunque solo sea en el recuerdo, toda la riqueza sobrecogedora que nos brinda la naturaleza desde el mar, nuestros sentidos se tranquilizan y olvidan lo cotidiano, gozando la nostalgia de lejanas alegrías y melancólicas tristezas.

Al despertar de aquella evocación, comprendí mejor los versos de aquel poeta de El Puerto, Rafael Alberti, en su Marinero en tierra: «Si mi voz muriera en tierra/ llevadla a nivel del mar/ y dejadla en la ribera.»

Hace 108 años, durante la tormentosa madrugada del 16 de diciembre, en El Puerto de Santa María, nace Rafael Alberti, el poeta considerado como uno de los principales autores de la literatura del siglo XX y uno de los principales pilares de la literatura española. Un portuense que llevó Cádiz y El Puerto por todo el mundo. Unos días más tarde, con apenas siete días de vida, el pequeño Rafael Alberti Merello ya fue noticia. Diario de Cádiz publicó el 23 de diciembre de 1902 el bautizo del portuense en la iglesia de la Prioral. Sin duda, una primicia mundial, y una premonición del brillante futuro que le esperaba, y del que este periódico ha sido testigo desde su nacimiento hasta su muerte, en 1999.

Según recoge la hemeroteca del Diario, ese mismo día también fue bautizado en la iglesia de la Prioral el hijo de Eduardo Tejada, "que pusieron de nombre al pequeñuelo José Luis y fueron sus padrinos, sus hermanos Amalia y Eduardo", señaló este periódico hace 105 años. Las noticias portuenses que aparecieron en el Diario ese 23 de diciembre se completaban con el fallecimiento del farmacéutico José García Vergara, persona muy estimada en El Puerto. Asimismo, contaba la representación de una comedia en el teatro Principal. "Muy animado estuvo el teatro Principal, viéndose en los palcos a las distinguidas familias de Cuesta y Aldau, Arsilla, Puente y Portillo. El libre cambio fue la comedia que hizo reír al respetable muchísimo durante toda la representación. Hizo su debut en esta obra la actriz Castro, muy conocida del público portuense por haber actuado como tiple en el teatro de verano que el señor Chaves instaló en la calle Misericordia. Distinguiéndose en la interpretación de la obra la expresada actriz, las señoras Santiago y Mora, así como los señores Correjel, González, Oliver y Zavala".

Rafael Alberti fue descendiente de familias de estirpe italiana (ver nótula 688 en Gente del Puerto) y el quinto hijo de los seis que tuvieron Agustín Alberti y María Merello. Precisamente estos días la Fundación que lleva su nombre ha celebrado por todo lo alto en su sede de la calle Santo Domingo el 105 aniversario de su nacimiento. Quién hubiera dicho en aquel diciembre de 1902 que ese niño iba a ser con los años una de las principales figuras de la cultura española. (Texto: Diego Joly Palomino).

LA ARBOLEDA PERDIDA.
Leemos en las primeras páginas de La Arboleda Perdida:
«En la ciudad gaditana del Puerto de Santa María, a la derecha de un camino, […] había un melancólico lugar de retamas blancas y amarillas llamado la Arboleda Perdida.
Todo era allí como un recuerdo […]. Todo sonaba allí a pasado, a viejo bosque sucedido. Hasta la luz caía como una memoria de la luz, y nuestros juegos infantiles, durante las rabonas escolares, también sonaban a perdidos en aquella arboleda.
Ahora, según me voy adentrando, haciéndome cada vez más chico, más alejado punto por esa vía que va a dar al final, a ese «golfo de sombras» que me espera tan sólo para cerrarse, oigo detrás de mí los pasos, el avance callado, la inflexible invasión de aquella como recordada arboleda perdida de mis años»
. Rafael Alberti. (Retrato de Hernán Cortés).

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¿Nadie se ha acordado que, tal día como hoy, el 16 de diciembre de 1281, martes, Alfonso X 'el Sabio' rey de Castilla, condeció a la antigua aldea musulmana de al-Kanate, los privilegios de su fundación como ciudad con el nombre de El Gran Puerto de Santa María? El repartimiento de tierras entre sus pobladores se había hecho en años anteriores. Con la nueva Carta Puebla se establecieron privilegios e instituciones. Más de 40 testigos, nobles y obispos del reino y ante los notarios de Andalucía y León, rubricaron el documento. Ya vamos por 729 años...

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(continuación)

«Durante la Guerra Mundial he sido el dibujante de la Casa Americana en Madrid, desde donde he ilustrado artículos para la prensa. En el año 1940 me llamaron para ilustrar la Revista literaria "Novelas y Cuentos", y he sido su dibujante portadista durante 17 años.

Y quedé como nos dejó Franco a todos los madrileños, porque el dinero de la Republica quedó sin valor. Guardando colas para recoger una lata de sardinas y mis hermanas en las colas de Auxilio Social para coger en una cacerola el rancho que nos daban, y así muchos días, por la mañana y por la tarde.

A los amigos que venían de zona Franquista, a esos había que huirles, no se sabía nunca como iban a reaccionar, y a los que les había cogido aquí pero se habían acomodado enseguida, te decían que te escondieras y que ya te avisarían cuando el pastel fuera repartido por si quedaban migajas o te metían en la cárcel.

Portadas de novelas y cuentos, que estaría realizando por espacio de 17 años.

Así y todo había que trabajar y buscar por donde fuera. Un día me avisaron de la Cámara de Comercio Alemana, que en aquellos días ya estallada la Segunda Guerra Mundial, victoriosas sus armas y amigos de Franco, era lo mas ambicionado por todos.

Y empezaron a darme trabajo. Cuando esto se supo, me pusieron una denuncia a la Embajada, con el deseo de que me hubieran detenido y haberse quedado con el trabajo, porque en la denuncia ya se ofrecían a cubrir mi puesto. Esto en aquellos días era muy peligroso. Pero esta denuncia cayó en manos de D. Juan Frank, alemán, Director de la Cámara, que me llamó y me dijo: --¡Ud. Tiene muchos enemigos! Pero nosotros no nos dirigimos a nadie sin antes tener todos los informes. Sabemos de Ud., tanto como Ud., y además sabemos que es Ud., honrado. Me preguntó que documentación tenía. Yo le enseñé la que teníamos todos en aquella fecha, un papel en el que constaba como que era prisionero de guerra, con la clave E, clave que nadie sabía el significado. Me dió un puro, creo como desagravio, y me mandó a su abogado. El abogado me dijo que estaba clasificado como indiferente, que volviera a mi trabajo que ellos se ocuparían de todo. Esto se supo y a partir de entonces me dejaron tranquilo. Luego supe que el que me puso la denuncia estaba en un Organismo Oficial y lo echaron a la calle.

Yo cobraba de los alemanes por trabajos hechos. No tenía sueldo de ninguna clase. ??Mediada la Guerra Mundial me ofrecieron una colocación con sueldo en la Embajada de los Estados Unidos y fui a comunicárselo a los alemanes. Ellos comprendieron que esto significaba una seguridad. Yo ya estaba casado y tenía una hija, y me autorizaron, agradeciéndome los servicios prestados. Aún después de terminada la Guerra, varios años he recibido por Navidad felicitaciones de D. Juan Frank. Y pasé a pertenecer a la Sección de Prensa de la "Casa Americana", desde donde he ilustrado artículos para toda la prensa con el seudónimo   de "Tete". Cuando llego Truman a la Presidencia de los EEUU empezó reduciendo gastos, y el mío tenía que ser insoportable para el país americano y fui uno de los primeros despedidos. (En la imagen de la izquierda, cartel de la Feria de El Puerto del año 1953, realizado por Manolo Prieto).

Estuve dando tumbos hasta que me avisaron de "Publicidad Azor" en donde he sido Director Artístico y Jefe de Estudio durante 17 años, y allí hubiera seguido si otro americano no me hace la puñeta.

En 1954 Manolo Prieto crea en "Publicidad Azor", de donde es Director Artístico y Jefe de Estudio, la famosa valla publicitaria para la empresa Osborne, "El toro de las carreteras", valla que no es aceptada con mucho entusiasmo por el cliente, pero que acabará convirtiéndose en icono para   la sociedad española llegando incluso a traspasar su fama las fronteras españolas.

Cuando llegó Kennedy, el Mundo entero padeció el sarampión de la juventud, y en España el sarampión y la tos ferina. Todo aquel que no fuera con el pecho sacado y no se subiera la escalera a la pata coja, había que echarlo a la cuneta. Llegó el dinamismo ¡No había tiempo que perder!.Se necesitaban en todas partes hombres "con 20 años" y mucha experiencia. A mí me cogió con 50, no había más remedio que sucumbir, y me echaron.

Uno de los 90 toros existentes en las carreteras españolas.

Y otra vez a empezar, y era la tercera. Esta vez me costó mas trabajo, por mi edad el clima era contrario, y por lo que era, por mis éxitos y por el puesto que ocupaba en la profesión, puesto jerárquico, había muchas envidias solapadas. Este final que yo no esperaba me desmoralizó y baje la guardia y todos a una como manadas de lobos, se cebaron conmigo. En esta fecha, también terminó mi colaboración como dibujante de "Novelas y Cuentos", después de 17 años ininterrumpidos. (En la imagen de la izquierda, autorretrato de Manolo Prieto).

Reaccioné y gracias a mis hijas que me ayudaron a mantenerme a flote, mandé a todos a hacer puñetas y viré en redondo, empecé una nueva profesión, donde los principios no han sido fáciles porque los escultores me recibieron con recelo y se cerraron como almejas. Ellos también sabían que yo en cualquier especialidad en el Arte fuera lo que fuera, tenía lo importante, la materia prima, solamente necesitaba el oficio y eso era lo que me negaron, pero yo con constancia me lo he inventado, y aquí estoy. Hoy soy profesional de la medalla, con piezas en Museos y premios en Concursos Nacionales e Internacionales, y considerado como escultor de medallas de primera clase».

"En el Museo Municipal de El Puerto de Santa María encontramos una colección de monedas así como una selección de dibujos preparatorios. Esta obra es testigo de la madurez intelectual, la destreza técnica y la seguridad y determinación del artista por adentrarse en referencias universales que traspasan las de la propia Literatura. “Eva y la manzana”, “El campo”, “Casada infiel”, “Abelardo y Eloísa” y “El manantial de la doncella” son los títulos de estas medallas de la que vemos  el anverso y el reverso. En esta última, la cual aparece en la fotografía, el artista va más allá de la referencia literaria  acercándose al mito del amor. La escena encuadrada muy cuidadosamente en el paisaje presenta a los personajes por un lado de la medalla, por el otro el amor, el deseo, “El manantial de la Doncella”, lo tituló él" (Lola Caballero, Restauradora de Obras de Arte).

Manolo Prieto escribió esta autobiografía a los 66 años de edad. Una lástima que dejara 12 años de su vida sin relatar, pero quizás esta autobiografía sea la que más nos acerca a sus sentimientos y a su modo de ver la vida. Falleció el día 5 de mayo de 1991 a los 78 años de edad. Durante este tiempo siguió con su faceta de escultor de medallas, cosechando éxitos, tanto nacionales como internacionales, que le alzaron como uno de los más prestigiosos medallistas españoles del siglo XX, exponiéndose sus creaciones en las más importantes ferias internacionales de la FIDEM (Federación Internacional de la Medalla).

Calle Manuel Prieto, por el Paseo de los Enamorados.

En 1980 el Ayuntamiento de El Puerto le rinde homenaje poniendo su nombre a una calle En 1986 es nombrado académico de la Academia de Bellas Artes ‘Santa Cecilia’, lugar donde comenzaron sus primeros pasos como artista. Su discurso de ingreso, en 1987,  versó sobre "El cartel, arte y ciencia y lo que sé de su historia", siendo contestado por el académico Juan Ignacio Varela Gilabert.

Al año siguiente, en 1988, se inaugura una Exposición antológica de Manolo Prieto bajo el nombre "50 años de bocetos de carteles y medallas" en el Palacio de Oneto de nuestra Ciudad, y para la que el artista portuense realiza un autorretrato como cartel anunciador de la Exposición. Manolo Prieto hace donación de las obras expuestas al Museo Municipal de la ciudad. Coincidiendo con la exposición se celebra un curso sobre realización de medallas impartido por Manolo Prieto. Esta es la última visita del artista a su ciudad natal.

Hasta días antes de su fallecimiento estuvo trabajando en la colección de medallas sobre las   Comunidades Autónomas de España. Nunca aceptó que un artista se pudiera jubilar, ya que según su pensamiento, un artista siempre debe estar ideando y creando nuevas obras que ofrecer. (Textos: Fundación Manolo Prieto)

1

Me nacieron en El Puerto de Santa María (Cádiz) un día 16 de Junio de 1912. Mi madre me contaba que en aquel momento pasaba por la esquina de mi casa una Procesión, a la que tan dadas son aquellas tierras de María Santísima. Único sobrino varón entre muchas tías, me despertaron un mal genio fenomenal, yo creo que debido al mucho besuqueo. Mis primeros recuerdos son los de limpiarme la cara con un manotazo cada vez que me llenaban de besos los carrillos. (Manolo Prieto en la capilla del Castillo de San Marcos, el día de su ingreso como académico de la de Bellas Artes Santa Cecilia, en 1987. Foto: Academia de Bellas Artes).

Parece ser que fui un niño normal hasta los 3 años, que me dio el sarampión y de él salí con un asma bronquial que me cambio en un enfermito que me ahogaba constantemente al menor esfuerzo. El no poder jugar como los otros niños me hizo observador y medidor, dos cualidades básicas para que surja un artista. Recuerdo mis dibujos infantiles como los de todos los niños, y cómo descubrí un día que las patas de un burrito no eran todo seguidas sino que al final había un volumen de distinta calidad, las pezuñas, y que había que destacar.

Otro día descubrí la forma de que el burrito estando de perfil volviera la cabeza para mirar de frente. Todos estos recuerdos son de antes de ir a la Escuela de Párvulos, supongo que a los 4 años. Me llevaron a los Párvulos y estuve hasta los 7 años. Recuerdo en aquellos años, el sarampión, la tos ferina y unas anginas tremendas. Recuerdo también empezar mis escritos a lápiz con el año 1916, y recuerdo las canciones de columpio que me cantaba mi madre.

A partir   de los 7 años en que me llevó mi padre a una escuela de maestros, creo que recorrí todas las escuelas del pueblo, porque como siempre estuve malo, no sé si eran los maestros los que no me querían o que a mi padre le deba vergüenza llevarme al cabo de dos meses de faltas. Yo creo que todo el tiempo sumado hasta que mi padre me quitó y me puso a trabajar, no suman un año.

He sido aprendiz de carpintero, aprendiz de relojero y chico de tienda de comestibles en la tienda de mi padre. De la carpintería salí porque el trabajo era muy fuerte para mí por mi enfermedad, y de la   relojería porque le hice una caricatura al maestro y éste me llevó a mi padre y le dijo que no fuera más porque tenía la certeza de que yo no sería nunca relojero ni artista. Y me quede en la tienda ayudando a mi padre. (Caricatura realizada con 16 años).

Por aquel entonces apareció en el pueblo un caricaturista, hijo del Puerto, [Carlos García Gil], que empezó a hacer caricaturas en el periódico local de señores conocidos. Tenía yo entonces 16 años, y esto fue para mí como un latigazo. Terminada su colaboración porque había terminado con los señores, yo me presente en el periódico con una colección de tipos muy populares, y con una innovación, mis tipos se publicaban y se harían sin poner quienes eran, los lectores tenían que adivinarlos, y fue un verdadero éxito. Se escribió de mí en el periódico y me hice popular. Ingrese en la Escuela de Bellas Artes local, donde me enseñaron a conocer los colores, porque otra cosa no podían enseñarme por su carácter particular. (En la imagen de la izquierda, carnet de la Academia de Bellas Artes).

(En la imagen de la izquierda, pintando en una calle de El Puerto, con el caballete. Realiza su primera Exposición en solitario, titulada "Manolo Prieto y los patios andaluces", donde vende sus primeros cuadros.?La crítica empieza a mostrar interés por el artista Manolo Prieto, así en la Revista Portuense del 27 de Agosto aparece un artículo firmado por Gilberto Savile bajo el título "Manolo Prieto y los patios andaluces"Año 1929).

Como mi asma no iba mejor, mi padre me dejó dos años para ver si sin obligaciones me podía mejorar, o porque como yo escuche alguna vez, por el poco cuidado que ponían en hablar delante de mí los mayores, de que quizás yo no podría superar el desarrollo y moriría. ¡Cuantas veces he llorado cuando nadie me veía mirándome en el espejo y viéndome como me ahogaba!. Mi abuelo que me quería mucho me compró una bicicleta, y creo que ha sido la alegría más grande de mi vida. Pues bien, esta bicicleta la vendí y me compré colores e hice dos Exposiciones.

En la fotografía, tomada en 1930 en el patio del convento Santo Domingo, sede entonces de la Academia de Bellas Artes, Juan José Bottaro Pálmer, en el centro, debajo del busto de Goya, que descansa sobre un capitel corintio. En la fila del suelo, el tercero por la izquierda es Manolo Prieto. A la derecha del capitel, en la fila quinta desde el suelo, Juan Ávila. En la cuarta fila desde el suelo, el tercero por la derecha es Felipe Lamadrid. En la fila tercera desde el suelo, primero  por la derecha, el escultor José Ovando Merino. En la fila segunda desde el suelo, el segundo por la izquierda, Manuel Lojo Espinosa, a continuación, de negro, el pintor Juan Lara Izquierdo y el quinto por la izquierda, José Antonio Lojo Espinosa; en la misma fila, tercero por la derecha, Francisco Moresco Farfán. En la fila del suelo, cuarto por la izquierda, Manuel García, padre de Manolo García Campos. (Foto Colección LSA).

Con el producto de estas exposiciones, le pedí a mi padre venirme a Madrid, y lo hice el 22 de Octubre de 1930, tenía 18 años. Madrid fue mi salvación, porque aunque de una forma paulatina, Madrid me ha curado, su altura topográfica, su aire seco o no sé qué hizo el milagro. Los médicos que visité en Madrid cuando pude pagarlos me diagnosticaron Asma Climática producida por la proximidad de la costa. Los Ataques fueron cada vez mas espaciados y mi organismo se fue fortaleciendo, hasta el punto de que hoy a mis 66 años es solo un recuerdo.

Me vine a Madrid a esperar una beca que se había pedido para mí a la Diputación de Cádiz. Ingresé en la escuela de San Fernando, y como la beca no llegó, me tuve que salir y ponerme a trabajar. Trabajé de escenográfo e ilustré en la novela "La Farsa", y en el año 1932 me coloque en una casa de Publicidad y pude traer a mis padres y hermanas a Madrid.

Con mis padres conmigo y por mi culpa, me eché la obligación de sacarlos adelante y he trabajado para ellos hasta que los mantuve a flote. He trabajado doce horas diarias y noches enteras. He fabricado y pintado muñecos que mi padre vendía en los mercados. He sabido de un traje único que había que conservar y de unos zapatos rotos que no podían sustituirse. He conocido Noches Buenas que no fueron buenas. Empecé a presentarme en los Concursos de Carteles, y el año 1935 obtuve mí primer galardón, dos primeros premios.

Y estalló la guerra. Por mi profesión de dibujante, en ella no hice más que dibujar y procurar protegerme y proteger a los míos. Cuando estalló la guerra yo trabajaba en una Agencia de Publicidad. En ésta como en los demás sitios de trabajo en Madrid, quedó sólo gente mayor y las mujeres, y no todas.

Yo pasé a trabajar para la Guerra en el "Altavoz del Frente" como dibujante de propaganda. Cuando el Gobierno de la Republica marchó a Valencia, el Organismo al que yo pertenecía marcho con él. Como el asma que yo padecía aún no estaba dominada, el puerto de mar empezó a dañarme, y pensando en mis padres y hermanas que dejé en Madrid, solicité el traslado, que solamente se podía conseguir presentándome voluntario en las fuerzas que defendían Madrid, y en las que yo podía conseguir un trato especial porque el que las mandaba era el General Modesto, para mí y para mi familia Juan Guilloto, paisano, vecino de casa y amigo. Ingresé en el Comisariado del 5º Cuerpo del Ejercito como dibujante.  (En la ilutración: «¡Miliciano! En tus manos está el destino de España y de la República Democrática. Antes morir que retroceder». Autor: Manolo Prieto. Ministerio de Instrucción Pública - Dirección General de Bellas Artes).

Un día fui trasladado a la 46 División, 209 Brigada, con el empleo de Sargento de Zapadores. Este ascenso y este puesto fueron para justificar mi puesto (que siguió siendo de dibujante) y darme un mando para que la gente me obedeciera en mi cometido. En la 46 División hacíamos un periódico para la tropa, en la que yo era su Director Artístico y dibujante y Antonio Aparicio, poeta sevillano su Director Jefe, y teníamos a nuestro mando todo el personal de la imprenta, también militar. Cuando la batalla del Ebro, mi unidad estaba luchando allí y desde aquí les llevábamos el periódico al frente.

En la imagen cartel litografiado original de Manolo Prieto. Imprensa S. Durá (socializada).  50,5x70 cms.Valencia. 1938. (Archivo General de la Guerra Civil Española de Salamanca).

Lo que voy a contar pudo haber cambiado totalmente mi vida. El periódico había que llevarlo aquel día. Todo estaba listo para partir. Yo estaba enamoriscado con una novia y necesitaba no salir. Convencí a un compañero para que cambiara conmigo, él salió y yo me quede. Pues bien, aquella noche quedó cortado el frente y mi unidad con el que llevaba los periódicos, al otro lado. Si yo hubiera sido el desplazado, mi suerte habría sido la de otros amigos y compañeros que estaban en situación como la mía. Primero salvar la vida, luego el campo de concentración francés, y el paso a México reclamado por los intelectuales mexicanos.

En la imagen cartel litografiado original de Manolo Prieto. Imprensa S. Durá (socializada).  50,5x70 cms.Valencia. 1938. (Archivo General de la Guerra Civil Española de Salamanca).

Con todos los desconectados se hizo un acuartelamiento y empezó a formarse una Brigada, que en cuanto estuviera lista saldría para el frente. Yo me encontré con un problema tremendo, había perdido a mis jefes que eran los que conocían mi labor, y para y porque yo era Sargento de Armas. Pero para mis nuevos jefes yo era eso, un Sargento con todas sus consecuencias. Tuve más miedo a mi situación que ir al frente. Entonces decidí presentarme a reconocimiento y alegué mi asma, que aunque estaba mejor aún la padecía, y me dieron un mes de permiso. Cuando volví pasado el mes, ya la Brigada se había marchado al frente. En el nuevo reconocimiento me dieron otro mes y cuando me dieron el tercer permiso, me licenciaron.

Rafael Alberti y Miguel Hernández, a quienes conocería Manolo Prieto. También a la mujer del primero, María Teresa León.

Ingresé en la "Delegación de Propaganda y Prensa del Ministerio de Turismo", donde se hizo la mejor propaganda de Guerra, comentada inclusive en la zona Franquista, y en este sitio y trabajo me sorprendió el final. Durante esta ultima etapa fui también dibujante político del Periódico " El Sol". A Alberti lo conocí en una comida. Iba con su mujer María Teresa León, también estaba Miguel Hernández y una periodista, creo que chilena, que nos leyó las manos a Miguel y a mí. (Textos: Fundación Manolo Prieto) (Ilustraciones del libro: Facetas artísticas de Manolo Prieto. Fernando Pérez Mulet Ed.) (continuará)


21

El Banco Hispano Americano ha tenido una larga trayectoria en El Puerto desde que abriera como agencia hasta su implantación definitiva --y final, al incorporarse a una rueda de fusiones-- en la esquina de la casa de la calle Larga con Luna, con la nueva obra de aquella casa que tenía un tacón y que, con la reedificada albergando en sus bajos el citado banco.

A la izquierda, colegio de las Esclavas. A la derecha, a media calle, el tacón que desparecería con la construcción de la nueva sede del Banco Hispano Americano.

Este banco fue fundado en 1901 con el capital que algunos emigrantes y sus descendientes españoles habían amasado en tierras americanas y que, a su regreso tras los desastres de 1898 harían tomar conciencia a España cual era su papel entonces, en la historia y en el mundo.

En 1991 se crea el Banco Central Hispano, fruto de la fusión de los bancos Central e Hispano-Americano. Ocho años más tarde, en 1999 el Banco Central Hispano se fusiona con el Banco Santander, creando el Grupo Santander o Banco Santander Central Hispano, con el que permanece en la actualidad.

Despedida de Manuel Torres Vallejo, director entonces del Banco Hispano Americano, en el Hotel Loreto,  julio de 1947. De izquierda a derecha, fila inferior, Ramón Matiola Gutiérrez, desconocido, José Fernández García, José Sánchez Sánchez, José Luis Mesa González, Manuel Romero Rivas y Luis Pérez Sánchez; fila siguiente, José Luis Delgado Forjas, Antonio León Amo director, el homenajeado Manuel Torres Vallejo, José María Ruibal de Flores Jimenez, padre del cantautor Javier Ruibal y José Benítez Retamar; fila siguiente, Manuel Álvarez, Antonio García Brotons, Juan de Dios Mesa González, Juan Díaz Gómez, Antonio Ortega García, Juan Roselló Castell, Emilio Terol Escribano, José Roque Morales Augusto, Francisco Pérez Vázquez, Francisco González Rivera, Manuel Álvaro Campo y desconocido; fila superior, Antonio Castillo Padial, dos desconocidos, Manuel Torres hijo del recipiendario del homenaje por jubilación Torres, José Rodríguez López, Francisco Guerrero García, Andrés Jiménez Rodríguez, dos desconocidos, Santiago Castilla Robredo, Eduardo Cossi Aboza, Guillermo Jiménez Rodríguez, Fernando Polanco Sierpes, José Luis Gallardo Poullet y Eduardo Zamorano Lechuga.

Fila superior, de izquierda a derecha, Ramón Matiola Gutiérrez, José Fernández Gutiérrez, Antonio Ortega García, Juan Neva García, José Luis Gallardo Poullet, Juan de Dios Mesa González, Antonio Fajardo Díez, José Luis Mesa González, Francisco González Rivera, Juan Roselló Castell, Agustín Silonez Villaverde director de la entidad, José Sánchez Sánchez, Domingo Roa Duvige, Eduardo Cossi Aboza, Fernando Polanco Sierpes, y Juan Gallardo Poullet; fila del centro, Guillermo Jiménez Rodríguez, Emilio Ramírez Bermejo, Francisco Pérez Vázquez y Andrés Díaz Gómez; fila siguiente, Santiago Castilla Robredo, Manuel Romero Rivas, Manuel Alvaro Campo, Manuel Monje Alonso, José Rodríguez López, Plácido Romero Rivas y Francisco Guerrero García; fila inferior, Antonio García Brotons, Guillermo Jiménez Rodríguez y Antonio Barragán Rodríguez.

Esta otra imagen, ya a color, está tomada durante el homenaje por jubilación a Santiago Castilla Robredo y José Luis Gallardo Poullet. Fila superior, Alejandro Rodríguez Morillón, Juan Neva García, Andrés Díaz Gómez, Andrés Jiménez Rodríguez, José Luis Mesa González, Manuel Monje Alonso, Juan Gallardo Poullet y Ramírez; fila del centro, Ramón Matiola Gutiérrez, Guillermo Jiménez Rodríguez, Manuel Romero Rivas, desconocido de Jerez, que estaba en ventanilla, Santiago Castilla Robredo, Antonio Barragán, José Luis Gallardo Poullet, Juan Roselló Castell, Francisco González Rivera, José Fernández Gutiérrez, Luis Pérez Sánchez y Antonio García Brotons; agachados, Juan de Dios Mesa González, Juan Ruiz-Herrera Gallego, Antonio Matiola Mayorga, Domingo Monge Reinado, Manuel Gómez de ventanilla natural de Jerez, Manuel Álvaro y Antonio Perez Parralo.

(Imágenes pertenecientes a la Colección de Vicente González Lechuga).

3

No fueron solamente Ángel Martínez, ni su sobrina Carmela los que hicieron figuritas de Nacimiento en El Puerto, aunque es lo cierto que Angelito y Carmela fueron los más notables y famosos en toda España.

Sin embargo, esta Navidad debo traer aquí el nombre de otra artesana que, aunque natural de Ubrique, floreció en El Puerto, en los años cuarenta y cincuenta. Se trata de Juana López Ruiz, conocida por “Antonia, la de los Muñequitos”. Casada con Juan García Laynez, de Rota, ella trabajó en el Hospital de San Juan de Dios, como limpiadora, cocinera y él de enfermero. Vivieron en la calle de las Cruces, enfrente de Purullena, en la casa que fue de Bononato el de los pies grandes, y allí comenzaron a crear muñequitos de Nacimiento populares, con la ayuda, a veces, de un hermano de Juana, Alfonso López Ruiz. Luego pasaron a vivir a la “Casa de Aguado” en la Plaza del Polvorista, donde y que sea por muchos años, ha vivido hasta hace un par de meses el hijo de Antonia y de Juan, Manolín.

(En la imagen de la izquierda fotografía de Juana 'o Antonia' facilitada por la familia.)

En esa casa vivió “Antoñita, la de los muñequitos” y hasta hace un par de meses ha seguido viviendo su hijo Manolín.

Con el barro que sacaba de una cantera, en el camino de “Las Boneas” –”Las Monedas”–, en un barrero que era de la Viuda de Terry, a la que, anualmente, Antonia, pedía un papelito, para que el guarda no se metiera con ella, tenía ya la materia prima. El resto era dar forma a la arcilla, blanquecina y albariza. No tenía moldes, ni modelos. Lo suyo era la inspiración, movida por los dedos, de la que salían amagos de la Virgen, de San José , del Niño, de los pastores, de las ovejas, de las cabritas, de los camellos con los Reyes, de ángeles, de Herodes y sus soldados romanos… todos cocidos rudimentariamente en un bidón lleno de serrín, y, finalmente, decorados con unas pinturillas que Antonia compraba en casa del Cárave. El resultado era de lo más “naïf” y tierno que pueda pensarse. Y de lo más primitivo. Estaban –sin saberlo ella–, umbilicalmente entroncados con el arte ibérico, o con el púnico, como si el tiempo y los milenios no hubieran pasado.

Remigio Andújar, el de la Electra Peral, el del tambor de la banda de Dueñas, el de la Cruz Roja, llegó a tener un completísimo Nacimiento con figuritas de Antonia y todos los años lo colocaba –distinto– en su casa. Muchos clientes hubo en Rota, en Jerez, en Puerto Real, en Cádiz… Pero, pasada la Navidad, Antonia, o Juana, se dedicaba a crear figuras de toreros, de picadores, de toros, de alguacilillos, de mulillas, con la misma ingenua gracia. (En la imagen de la izquierda, Remigio Andújar).

Los puntos de venta fijos estuvieron en la Zapatería del Tito, en casa de “La Trabuca”, en la calle Ganado, frente a “Rueda”, y el marido de Antonia, Juan, tenía puesto ambulante que situaba, en la misma puerta del Bar Rábago, en La Pacilla.

Yo, cuando vi la exposición de “i Fenici”, en el Palazzo Grassi, en Venecia, el año 1988, me acordé, asombrado, de Antonia y me vino a la cabeza aquello de Juan Ramón Jiménez, tajante: “No existe arte popular, sino tradición popular del arte” (Texto: Luis Suárez Ávila).

2

En El Puerto de Santa María, en la desaparecida avenida de Rodrigáñez, núm. 6 y al final del Paseo de la Victoria se encontraba la Huerta de Tía Pilar, junto al Penal de la Victoria (Monasterio de la Victoria).”[…] la puerta de entrada al Penal será inmediata la entrada del recreo de don Miguel Palacios”. (Revista Portuense, 4 de mayo de 1918).

Elena de Winthuyssen con su nuera, Antonia Muñoz Seca en la Huerta.

Ya se acabaron los momentos en los que se la mencionaba en el periódico de la época por ser el sitio escogido para ciertas celebraciones familiares y que en aquellos años eran de interés y uno de los objetivos en la sección de sociedad; o tan solo por ser la casa de mis tatarabuelos don Miguel Palacios y Guillén y doña Elena de Winthuyssen y Urruela, tan queridos y respetados ambos en esta ciudad.

De fachada larga y lindante con el penal, al entrar había que bajar un par de escalones y ya una vez dentro, mirando a la izquierda, se encontraban los dormitorios y a la derecha el comedor y demás habitaciones, todas ellas con ventanas al exterior. Quizá lo más atractivo, además de un piano muy antiguo, fuese esa interminable galería con esas cristaleras por las que parecía que el mismísimo sol entraba inundándolo todo de luz; y esos cuadros, retratos de ilustres antepasados nuestros que la adornaban y que casi parecía que custodiaban la finca por la seriedad y rotundidad de sus semblantes.

Plano Geométrico realizado por Miguel Palacios y Guillén en 1865 y redibujado por él mismo para una guía geográfica hacia 1889.

Al salir al jardín se podía apreciar una pequeña huerta donde tía Pilar y tío Antonio, los dos únicos hermanos solteros de los seis que eran, sembraban y recogían para su propio consumo; también una pequeña gruta con su fuente  de agua, obra de tío Miguel, en la que más de una vez y según me confesó mi tío abuelo Jesús Palacios, se metía de pequeño a escondidas, supongo, de tía Pilar. Árboles frutales, palmeras, granados y demás hacían de ese pequeño jardín todo un espléndido paraíso de ensueño, donde no les faltaba la distracción a esas generaciones de niños anteriores a la mía y que ya de mayores, nos han contado lo que yo, en este preciso momento, comparto con vosotros.

Recuerda mi madre, como aun siendo muy pequeños, una tarde de invierno de esas Navidades que pasaban en El Puerto en casa de Tita (María Teresa Muñoz Seca) en la calle Nevería, decidieron ir a dar un paseo, evidentemente acompañados por una muchacha que los cuidaba y no les quitaba ojo en ningún momento; la ‘vueltecita’  terminó en el Paseo de la Victoria, teniendo mi madre y sus hermanos la buena idea de ir, ya que estaban tan cerca, a visitar en la huerta a tía Pilar y a tío Antonio, ya bastante viejecitos. Pero olvidaron algo importante, pedir permiso a la pobre chica y  coincidiendo con un descuido de ésta, los críos se esfumaron. Cual sería su impresión viéndose completamente sola y sin la menor idea de donde se habían metido. (En la imagen de la izquierda, cuadro de D. Juan de Winthuyssen y Gallo (1689-1751), Teniente Coronel del Ejército, casado con Dª Estefanía Tisyo y Salas, padres de Francisco Javier Whintuyssen y Tisyo, Jefe de Escuadra de la Armada Española. Cuadro existente en la Huerta).

Lo pasaron de maravilla hasta que ya de vuelta a casa de Tita la que les esperaba y lo que se encontraron es imaginable. Dicen que aún tienen la imagen de esa jovencita llorando desconsoladamente y la preocupación de todos a flor de piel. De ahí la oportuna bronca.

Para terminar, me gustaría mostrar un artículo que se publicó en la “Revista Portuense” con motivo del bautismo de mi tío abuelo don Manuel Palacios Muñoz-Seca, donde se hace mención de la huerta y una foto del evento.

DE SOCIEDAD
UN BAUTISMO
El domingo a las dos de la tarde se
verificó en la Iglesia Mayor Prioral,
con gran pompa y solemnidad el acto
de administrar el Sacramento del Bau-
tismo, al primer hijo de los señores de
Palacios ( D. Manuel ).
La capilla bautismal estaba ador-
nada profusamente con luces y flores
y el órgano acompañó con sus vi-
brantes ecos la sagrada ceremonia, en
la que ofició el señor curade la Igle-
sia auxiliar de San Joaquín D. Barto-
lomé Carro, quien impuso al recién
nacido los nombres de Manuel, María
del Perpetuo Socorro, Ignacio, Mi-
guel, José, Carlos de la Santísima Tri-
nidad.
Fueron sus padrinos y lo tuvieron
en sus brazos, sus abuelos paternos
don Miguel Palacios Guillén y doña
Elena Winthuyssen y Urruela.
Terminado el bautismo y siguiendo
tradicional costumbre, fue llevado el
recién nacido en brazos de la madrina
al camarín de la Santísima Virgen de
los Milagros, poniéndolo bajo su man-
to por breves instantes.
Al acto concurrieron las señoras de
Muñoz Seca ( D. Francisco), Bela Ne-
rini  (D. Luis ) y D.ª Pastora Winthuy-
ssen Vda. De Gonzalez.
Srtas de Haros, Palacios, Jiménez
Mateos, Jiménez González, Muñoz
Seca, Vergara, Polavieja, Ramos Iz-
quierdo y Loma.
Sres. D. Francisco Muñoz Seca,
D. Antonio y Pedro Palacios, D. Fran-
cisco Fernández Tejada, D. Felipe Ri-
gozzi, D. Luis Pérez, D. Luis Bela Ne-
rini, D. Pedro Luis Lassaletta, don
Joaquín Escudero, D. José Jiménez
González, cura de la Iglesia Mayor
Prioral D. Ramón López Arenas y don
Hugo Richter.

Grupo de señoras posando para la foto, en el jardín de la Huerta.

De la Iglesia se trasladaron en ca-
rruaje los invitados y familia, a la
pintoresca huerta de los Sres. de Pa-
lacios ( D. Miguel ), donde se pasó un
rato agradabilísimo.
Los Sres. de Palacios ( D. Miguel ) y
Don Manuel Palacios, colmaron de
atenciones a sus invitados, obsequián-
doles con rico vino de Jerez, del Mar-
qués de Bonanza, pastas y dulces.
Después el Sr. Palacios ( D. Manuel ),
aficionado a la fotografía, hizo en el
jardín dos grupos, uno de las señoras
y otro de los caballeros. Y por último
se hizo música un rato al piano, pro-
longándose la reunión hasta última
hora de la tarde.

Martes 12 de Noviembre de 1907
Revista Portuense

Juan Manuel Rodríguez Gay-Palacios
Juan de Winthuyssen

4

Tomás de Vargas Suárez,  cantaor gitano, más conocido en la historia del cante como Tomás ‘El Nitri’, también recordado por ‘El Nitre’ o ‘El Mandanga’, nació en El Puerto de Santa María en el año de 1850. Sobrino de Francisco Ortega ‘El Fillo’, Juan ‘Encueros’ y Curro ‘Pabla’. Envuelto en la leyenda, la vida de este intérprete está inmersa en una serie de contradicciones, partiendo de su lugar de nacimiento, aunque exista una partida de bautismo hallada en la Iglesia Prioral de El Puerto, pues existen opiniones dispares que lo consideran indistintamente natural de Cádiz, Arcos de la Frontera, Jerez de la Frontera y Puerto Real, lo cual ha producido polémicas entre los investigadores. No obstante, Demófilo, en su obra Colección de Cantes Flamencos, aparecida en 1881, lo califica de portuense, en virtud de la información que le proporcionó el cantaor jerezano ‘Juanelo’. En cuanto a su muerte, la tradición oral igualmente se contradice, unos sostienen que murió joven todavía y tuberculoso y otros, lo niegan. Igualmente es motivo de distintos pareceres, las circunstancias que rodearon el otorgamiento en su favor, y por vez primera, del trofeo La Llave de Oro del Cante.

LLAVE DE ORO DEL CANTE.
En torno a este acontecimiento, la versión más divulgada es que la recibió en 1868, [hay quien afirma que fue en 1862, dato tampoco constrastado] en el Café Sin Techo de Málaga, en medio de la euforia de un grupo de aficionados, recibiéndola de manos de Manuel Pérez de Guzmán y el general Sánchez Mira; existiendo otra versión en torno al hecho, ubicándolo en Jerez de la Frontera, durante una fiesta de cabales. Al cabo del tiempo y las investigaciones la duda persiste y no se tienen pruebas claras al respecto.

Lo que parece cierto es que vivió de joven en Cádiz. pues su familia, y él mismo, aparece en padrones de la capital de su provincia; y también que vivió en Alcalá de Guadaira y otras localidades sevillanas y en Málaga, en una especie de errancia consecutiva. Aurelio de Cádiz, en una de las curiosidades que narró a José Blas Vega, sitúa a ‘El Nitri’ cantando con la guitarra de Patiño en el colmao gaditano La Concha, al referirse a Andrés ‘El Loro’, quien también participó en la reunión. Igualmente, Aurelio de Cádiz recordaba que la letra de siguiriya que dice:
Pobrecito Ponce
que en Lima murió
cómo llamaba a Cristina murió
y no la vió.

referida al torero casado con Cristina Ortega, hermana de ‘El Cuco’, era original de ‘El Nitri’, amigo de Ponce.
La pastora divina
venga en mi compañía,
que me veo sin calor de nadie
y en tierra mu extraña

Juan Talega, en una entrevista de prensa, aseguró que ‘El Nitri’ vivió tres años en Alcalá de Guadaira, en casa de su familia. Al decir de Antonio Mairena, una sobrina del ‘Tío Maero’, que tenía noventa años, le relató que la fiesta en la que entregaron la Llave de Oro del Cante a ‘El Nitri’, estuvo organizada por los jerezanos Manuel Molina y Juan Junquera. En el número 75 de ‘La Ilustración Ibérica’  (Barcelona. 7-6-1884) puede leerse: «Caoba hizo el elogio dc su pariente, su tío Tomás, El Nitrí,- ¡Ese si que sabía cantar por tó lo alto! EI pobre espichó en Cádiz. Era mu bebedor y mu juerguista». Por lo que se deduciría que El Nitri murió hacia los treinta años de edad, aunque todo lo relacionado con ‘El Nitri’  son conjeturas, dada la falta de datos concretos, al no aparecer su nombre en ningún programa ni reseña de la época. (En la imagen de la izquierda, Juan Talega).

FRANCISCO ORTEGA ‘EL FILLO’.
Por circunstancias desconocídas. Tomás ‘El Nitri’ vivió desde niño con su tío Francisco Ortega  'El FilIo' que era muv amante de los niños. A ello alude la letra de la famosa soleá atribuida a ‘La Andonda’:

La Andonda le dijo al Fillo:
¡Anda y vete gallo ronco a cantarle a los chiquillos!

(En la imagen de la izqierda, en el centro, El Fillo junto al Planeta, a la guitarra, obra del portuense Francisco Lameyer. Es una de las  escenas Andaluzas de 'El Solitario'. Información falicitada por Francisco M. Arniz Sanz).

Los chiquillos que alude la copla bien pudieran ser ‘El Nitri’ y Silverio, pues, también el popular cantaor sevillano fue iniciado desde su infancia por los dramáticos cantes de ‘El FilIo’. Núñez de Prado, escritor jerezano melodramático y tremebundo, más atento a la anécdota y a la noticia tremebunda que al arte, nos legó hacia el 1909 un retrato arbitrario de el gran Tomás ‘El Nitri’ al que presenta como un caso de timidez erótica parangonable al de un Amiel. Algo así como un Amiel gitano. La especie difundida por Núñez de Prado es en absoluto falsa porque todo el mundo sabe que Tomás ‘El Nitri’ se había juntado a la mujer de su tío, ‘La Andonda’, muerto éste, que era mucho mayor que ella. Lo que está fuera de toda duda es que ‘El Nitri’ gozó toda su vida de fama de raro. Al parecer, ‘EI Nitri’, de quién se cuentan las más estrafalarias anécdotas, algunas de difícil credibilidad, solamente cantaba en reuniones de amigos y familiares y nunca en competencia con otros cantaores profesionales.

Por encima de todo esto está que Tomás cantó inimitablemente una siguiriya, que fue la que mas inmortalizó:
Por aquella ventana
que al campo salía,
le daba voces a la mare e mi arma
y no me respondía.

SILVERIO FRANCONETTI
Sin embargo algunas de sus extravagancias sólo en apariencia lo son. Por ejemplo aquella tan conocida de no cantar delante de Silverio Franconetti. Según parece Silverio se fue al otro mundo con las ganas de oírlo. La actitud incomprensible de ‘El Nitri’ se ha interpretado de diverso modo. Para los partidarios de Silverio la explicacion estaría en el complejo de inferioridad de ‘El Nitri’. En cambio, para los partidarios de ‘El Nitri’, el motivo sería mucho más profundo. Las relaciones casi familiares de Silverio con ‘El Fillo’ y sus parientes rompiéronse de súbito y por causas desconocidas o muy oscuras por lo menos, Silverio emigró a América, donde residió varios años. A su vuelta, ‘El FilIo’ había muerto. Es posible que una tragedia familiar fuese la vuelta del precipitado viaje de Silverio

Mientras duró su estancia en América, Tomás ‘El Nitri’ permaneció al lado de su tío ‘El FilIo’, del que heredó toda la tradición cantaora de la primera mitad del siglo XIX y todos los cantes de ‘El Fillo’. Silverio tenía un enorme interés en oír a ‘El Nitri’ porque era la única forma de refrescar la memoria de los cantes de ‘El Fillo’, su maestro. Y por eso precisamente ‘El Nitri’ no quería cantar delante de él. Entre ‘El Nitri’ y Silverio hubo además radicales diferencias artísticas. ‘El Nitri’ ha pasado a la historia como prototipo de cantaor especialista: su especialidad ya se saben: las siguiriyas y las tonás. Silverio, al contrario, se acreditó ante todo como ejemplo de cantaor enciclopédico, como Miguel Cruz Macaca y como Dolores ‘La Parrala’ entre sus contemporáneos; como Chacón y ‘La Niña de los Peines’ en nuestro tiempo. El arte de Tomás ‘El Nitri’ tuvo su fundamento en los cantes del ‘FilIo’, lo que vale tanto como decir Triana. Seguramente mejoró los cantes de su tío, que conocemos a través suya y de Silverio. De la rica variedad de siguiriyas de Tomás ‘El Nitri’ sólo tres o cuatro han llegado hasta nosotros. Son de impresionante sencillez y grandeza.

Inauguración de la primera sede de la Tertulia Flamenca Tomás 'El Nitri' en El Puerto, el 24 de abril de 1973. De izquierda a derecha, su primer presidente, Francisco Varo Marchán 'Cuqui', el alcalde, Fernando T. de Terry Galarza, el guitarrista Manolo Sanlúcar, desconocido y el guitarrista Antonio Núñez.

Imagen de los asistentes al acto inagural de la Tertulia Flamenca Tomás 'El Nitri', entre otros, vemos a Eusebio Espinar, Juan Martín Vélez, Navarrito, Fernando T. de Terry, Manolo Sanlúcar, Francisco Varo Marchán, Antonio Núñez, Antonio Oviedo González, ...

Otras siguiriyas asignadas por la tradición oral a El Nitri, son las siguientes:
«Oleaítas e la ma furiosa
que fuertes venés
y a la probe mare de mi alma
no me la traé»
. Y
«Arbolito der campo
riega el rocío
como yo riego las pieras de tu calle
con el llanto mío».

(Textos: José María Ruiz Fuentes. Extracto del Diccionario del Flamenco de José Blas Vega y Manuel Ríos Ruiz. Editorial Cinterco. 1985).

El 13 de agosto de 1981, va ya para veinte años, la periodista Lola Galán publicaba una crónica de ambiente sobre El Puerto, en El País, con el título: «Puerto de Santa María: el descanso de la aristocracia de la botella. Cuando el atlántico huele a Fino».

«Teresa Osborne, por favor, la llaman por teléfono». Los altavoces de El Buzo, club deportivo y social de la urbanización Vista Hermosa, repiten un par de veces la llamada. Luego, una muchachita rubia, delgada, cubierta con una camiseta, atraviesa la plataforma ardiente al borde justo de la piscina y desaparece por una puerta discretamente. Un grupo de invitados, que obviamente no residen en Vista Hermosa, persigue con la vista a la rubia, mientras a golpe de codo confirman que efectivamente se trata de una Osborne. Con un poco de paciencia, y unos cuantos finos vivificadores, el grupo podrá tropezarse en esa terraza con la flor y nata de las familias de Jerez, Cádiz o de El Puerto de Santa María, tomando un refresco y mirando indolentes la playa de arena blanquísima. Nietas de la frondosa familia del desaparecido José María Pemán, domecqs, osbornes y terrys de piel oportunamente dorada pasan ante sus ojos con majestuosa indiferencia.

Piscina del Club El Buzo. (Foto: Archivo Municipal).

Decenas de imitadores de Bertín Osborne ensanchan sus espaldas nadando a mariposa con leve golpeteo de medallas e insignias al cuello. Como Bertín los hay que han ido arrinconando hasta dejar reducido al esqueleto de una inicial el primer apellido para llegar al codiciado Osborne tranquilamente. La playa de El Buzo no tiene tan siquiera la visión de las playas populares de El Puerto de Santa María, cercanas en kilómetros, pero escondidas en un entrante de la costa. Sólo está al fondo Cádiz, el puerto y la bahía.

Una chica de unos quince años se acerca al grupo de mirones pidiendo fuego para su cigarrillo. En torno a las muñecas lleva varias cadenas de oro con alguna insignia ultra entrelazada.

Para Angel Moresco, director y residente en Vista Hermosa, que ha visto poblarse de niños e infernales jovencitos motorizados estas calles privadas de la urbanización, hoy aquí hay de todo. A pesar de que fueron Osborne los promotores de este recinto, la gente que vive hoy es, en un alto porcentaje, profesionales de alto nivel de vida, ente que viene de Madrid, de Sevilla, de Cádiz, de El Puerto y, claro, también de Jerez. Además, los Osborne que tenemos no están relacionados directamente con las bodegas».

Karina, actuando en una gala en las instalaciones de El Buzo. (Foto: Archivo Municipal).

Soportando el fuego líquido del mediodía. Angel Moresco, amable y eficiente, da unas vueltas a la urbanización, señalando a quienes le seguimos el peligro de los badenes que, con sus buenos centímetros de altura, pueden acabar con los amortiguadores de cualquier coche. «Es que hemos tenido, algún accidente, ya ven que hay muchos niños montando en bici o en moto, y claro, como la urbanización tiene mucho tráfico, existía siempre ese peligro, por eso pusimos los badenes». Pero ni badenes, ni rótulos de propiedad privada, ni guardas, que no desentonarían junto al oso Yogui, han podido evitar que la calle principal que baja directamente a la playa, una de las más hermosas de toda esta costa, esté tan frecuentada como la carretera que lleva a El Puerto de Santa María. Es un concepto nuevo del lujo que llega a paroxismos torremolinescos los fines de semana, cuando a las prolíficas familias propietarias de chalés o apartamentos se suman los innumerables amigos, ya se sabe, la gente es campechana aquí, en el Sur, dispuestos a disfrutar de las delicias de una aglomeración con alcurnia.

UN LITIGIO CON EL AYUNTAMIENTO.
La gente de El Puerto, en cambio, lo tiene difícil. A pesar de los esfuerzos del Ayuntamiento comunista de El Puerto de Santa María, en cuyo municipio se encuentra Vista Hermosa, que ha llevado a juicio a la urbanización acusándola de apropiarse de los caminos públicos que bajaban a la playa, hoy por hoy nadie sin una invitación especial puede llegar hasta ella. El litigio se presenta sencillo, por el contrario, para José Luis Kutz Muñagorri, el propietario del hotel Fuentebravía, que se levanta a muy pocos metros de la barrera metálica que delimita la base naval de Rota.

«Los dos tienen razón», señala, con un gesto conciliador de sus gruesos brazos, este navarro enamorado de Andalucía y casado con una francesa, que parece conocer todas las claves de la vida en El Puerto. «El Ayuntamiento, que, además, tiene muy buena voluntad, aunque no lo esté haciendo demasiado bien, tiene razón; Vista Hermosa cegó un camino público que bajaba a la playa. Pero también la urbanización la tiene, porque las calles son particulares, y la solución para que sigan siendo de uso casi exclusivo de sus habitantes está en dejar libre el acceso a todo el mundo, pero impedirles aparcar abajo. ¡A ver quién es el guapo que es capaz de ir a esa playa si tiene que aparcar el coche dos kilómetros más arriba!».

El Parador de Fuentebravía, en su úlitma etapa.

Un helicóptero sobrevuela la playa de Fuentebravía, donde se bañan unos pocos clientes del hotel. José Luis Kutz, presidente del Centro de Iniciativas del Turismo, vocal nacional de Hospedaje, presidente de la Confederación Empresarial de Cádiz, entre otras muchas cosas, no oculta su desánimo por el descenso en picado del turismo, ni sus críticas ácidas a la actual situación política. De ideas falangistas, el director del hotel Fuentebravía considera que ha sido un gran error por parte de los empresarios europeos el poner sus industrias en manos del petróleo. «Lo que habré luchado yo con mi mujer por este motivo, que si el gas es mejor, que si el fuel, nada, que quería propanizarme hasta la cocina. Pero yo me he mantenido fiel al carbón, que, poco o mucho, por lo menos es la energía que producimos». Carbón que ha sido más fiel que aquella primitiva clientela de americanos, que llegaron a la base de Rota a montar sus Polaris a un costado del hotel. Polaris ya no hay, y americanos quedan pocos.

EL ARRUMBADOR QUE LLEGÓ A ALCALDE.
A pesar de estar en contra de casi todo, José Luis Kutz paga religiosamente sus impuestos al nuevo ayuntamiento comunista, a cuyo frente está Antonio Alvarez Herrera, un antiguo arrumbador de las bodegas de El Puerto de Santa María. A las diez de la mañana entra un bedel delgado en el despacho de su secretaria: «Que llamen a la casa Osborne», anuncia sin más protocolo. Los Osborne otra vez. Aunque se dice que las grandes bodegas van a pique, aunque se destiñe ya el viejo esplendor de los nombres ingleses españolizados, y hasta la casa Terry ha vendido por varios millones de pesetas bodegas, caballos, todo, a una firma catalano-canadiense. (Antonio Álvarez Herrera, alcalde en 1981. Foto: Archivo Municipal).

A las 10.05 horas ha llegado el alcalde, con un traje de safari adaptado posiblemente a la jungla tórrida de El Puerto de Santa María, ciudad de cien palacios en ruinas, como rezan los carteles colocados por la Delegación de Cultura del nuevo Ayuntamiento en cientos de muros. Sobre la mesa de madera noble, el retrato del rey Juan Carlos se ha desplazado galantemente ante la imagen de la Milagrosa, la patrona de El Puerto. En la pared de enfrente, amorosamente enmarcado, hay un verso de Alberti, a quien el Ayuntamiento va a dedicar una casa-museo, en el que Juan Panadero saluda a los «nuevos alcaldes de Andalucía».

«Que han llamado de la casa Osborne». La joven secretaria, que ha venido de Madrid, transmite el mismo mensaje. «Contra lo que pudiera parecer, no hemos notado ninguna actitud saboteadora, ni nada parecido, por parte de la burguesía de El Puerto», aclara Antonio Alvarez. «Incluso han venido a explicarme sus planes de cerrar algunas bodegas de las que se visitan, y yo sencillamente les he dicho que toda mi vida, desde pequeño, estoy acostumbrado a este paisaje de bodegas, y que El Puerto es una ciudad turística y hay que mantener su personalidad y su belleza, y me han dicho que sí, que de acuerdo, y han salido por esta puerta tan amigos". (Textos: Lola Galán).

1

Nació en El Puerto el 2 de diciembre de 1891, siete años antes de los  tristes sucesos para España de 1898 frente a Cuba, Filipinas y los EEUU. Hijo de Rafael Pineda y de María Asunción Gutiérrez,  nació en la calle Luna, siendo el mayor de cinco hermanos (Pedro, José, María Asunción, Carmen y María Dolores, falleciendo un hermano mayor, Rafael). En el Instituto Padre Luis Coloma de Jerez hará el examen de ingreso en 1901.

A continuación cursará primero y segundo en el colegio  de Manuel Ruiz Catelín en nuestra Ciudad . Tercero lo estudiará en los Jesuitas,  donde será contemporáneo de Rafael Alberti Pedro Muñoz Seca y Juan Ramón Jiménez y Fernando Villalón, entre otros interesantes protagonistas del mundo de las letras del siglo XX. El curso de cuarto lo estudiará en Algeciras y vuelta a El Puerto, donde se formará en los valores de austeridad y estudio de dicha orden, obteniendo el Bachillerato, tras examinarse en el ya citado Instituto jerezano Padre Luis Coloma, el 16 de junio de 1908.

Los hermanos Pedro y José Pineda, posando en el patio de San Luis Gonzaga. Tercera fila superior, segundo y tercero por la izquierda.

TRASLADO A MADRID.
Ese año, la familia, huérfana de padre, se trasladará a Madrid y Pedro, aunque con inquietudes por una carrera que no estaba entonces prestigiada y un oficio que no sería oficial hasta 1915,  se matriculará en varias academias preparatorias para el ingreso en la Escuela de Ingenieros de Caminos, en la Escuela Central de Artes Industriales e Industrias y, como alumno ‘por libre’ en diversas asignaturas de la carrera de Exactas. Ya en el último curso se decanta esencialmente por su vocación: las matemáticas, obteniendo la licenciatura en 1915 año en el que inicia los estudios de Doctorado que culminará con sobresalientes.  El ambiente que existía para las matemáticas había cambiado a mejor en el país, gracias al apoyo de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, además de haberse creado, en 1911, la Sociedad Matemática Española, en la que ingresaría Pedro Pineda. Había nacido un nuevo oficio, el de Matemático.

Memoria  premiada en 1924 por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y publicada en el año de 1930

En el que sería conocido más tarde como Laboratorio y Seminario Matemático de la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) Pedro Pineda se incorporará integrado en el Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales. Simultáneamente y, desde un año antes, es decir en 1914 empezaría a impartir clases en academias particulares, sobre Geometría Descriptiva, Análisis Matemático y Cálculo Infinitesimal.

BECADO EN BASILEA Y ZURICH.
El panorama científico está cambiando en España como se ha dicho y, becado por la JAE pide ampliar estudios en Basilea y Zurich, durante algunos periodos de 1916 y 1917, no sin terminar antes su tesis doctoral calificada como sobresaliente «Representaciones conformes según el método de Bieberbach».

(En la imagen de la izquierda, suelto de ABC, en el que se señala que Pedro Pineda obtuvo el premio otorgado por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, en el concurso ordinario de 1924).

CÁTEDRO EN ZARAGOZA.
En 1917 el matemático accede, como  auxiliar interino, a la Facultad de Ciencias de Madrid, a la par que continúa investigando en el Laboratorio y Seminario Matemático perteneciente a la JAE, mientras preparaba oposiciones para la Cátedra de Geometría Descriptiva en la Facultad de Ciencias (Exactas) de la Universidad de Zaragoza, lo que consigue al año siguiente, es decir en 1918, con 26 años. En 1919 será nombrado Secretario de la Facultad y, ese mismo año concursará, en el mismo recinto universitario a cátedro de Elementos de Cálculo Infinitesimal simultaneándolo con la opción a catedrático de Cosmografía en Madrid, sin conseguir ninguna de las dos. En Zaragoza, pues se va especializando en lo suyo: la geometría, mientras mantendrá una fuerte relación con sus colegas madrileños, publicando en revistas y glosarios.

ALBERT EINSTEIN.
En 1923 visita Madrid, Barcelona y Zaragoza Albert Einstein, en su gira mundial, como referente científico con su Teoría de la Relatividad. El hecho de dominar el idioma alemán de forma fluida hizo que fuera el interlocutor de la Facultad con el científico, relación que se trasladaría al plano de lo personal ya que Einstein visitaría al científico portuense en su casa zaragozana.

ESPASA
Por encargo de la Enciclopedia Espasa participará en aquella importante empresa editorial, cultural y científica, redactando las voces ‘superficie’ y ‘volúmen’ de dicha obra. Para Pineda, “el capítulo más extenso de la Geometríaa es, sin duda, el que se refiere a superficies”, dado que “en el estudio de éstas y los fundamentos para hacerlo está comprendida toda la Geometríaa y gran parte del Análisis”. Esta densa contribución que algunos han considerado casi como un manual de la materia, con 46  páginas  a dos columnas, se divide en 7 partes, completadas con un Índice de Superficies y la bibliografía específica.

VUELTA A MADRID
En 1932 Pineda optará a la Cátedra de Geometría Diferencial en Madrid, compaginándolo al principio con una extensa labor de publicaciones, año en el que una nueva revista verá la luz: Matemática Elemental. En 1933 obtendrá por oposición la Cátedra en la Unviersidad Central de Madrid y, al año siguiente será designado profesor del Laboratorio y Seminario Matemático de la JAE y en 1935 nombrado subdirector de la Revista Matemática Hispano Americana (RMHA) (En la iamgen de la izquierda, voz 'Volúmen', del tomo 69 --curioso número para un matemático-- de la Enciclopedia Espasa. Año 1930).

GUERRA CIVIL.
La guerra truncará la actividad cientíica y docente, trasladandose a Valencia como Catedrático de su Universidad, mientras intentaba continuar en los esfuerzos de orden intelectual, llegando a dar clases, a petición propia en el Instituto de Bachillerato ‘Blasco Ibáñez’ de Valencia, en 1938. Regresará a Madrid en 1939 y, aunque el Servicio de Inteligencia Militar y Policía le consideraban ‘neutro aunque tirando a las izquierdas’, fue rehabilitado sin recibir sanción, en noviembre de dicho año.

MUTUALIDAD DE CATEDRÁTICOS.
Fue uno de los impulsores de la Mutualidad de Catedráticos, después de la contienda, de la que llegaría a ser su Secretario y que jugaría un papel destacado en la defensa de los intereses de los profesores depurados por el franquismo.

ACADÉMICO Y CONDECORADO.
En 1950 recibió el reconocimiento de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid, siendo elegido a propuesta de cuatro académicos de prestigio constrastado, aunque no llegaría a ocupar el sillón por renuncia expresa, tras dilaciones varias que duraron 16 años, por lo que en 1966 se sustanció la aceptación de aquella renuncia.

Cinco años antes obtendría la Gran Cruz de Alonso X ‘el Sabio, poco antes de jubilarse. Pedro Pineda, alejado del mundo académico y de las publicaciones científicas, por la enfermedad que le aquejaba, fallecería en Madrid el 7 de enero de 1983, con 92 años.

En la caricatura de la izquierda, aparecida en la Revista Atenea. El poema que acompaña a la ilustración, en su primera estrofa dice. 'Hombre que empieza por 'pi'/ debe ser algo enigmático:/ en efecto, es matemático/ de lo mejor que yo ví.

(Textos: Extracto del artículo publicado en la Gaceta de la Sociedad Médica Española, por Francisco A. González Redondo y Lourdes de Vicente Laseca. Fotos: Familia Pineda).

3

Las bodegas de El Puerto, Sanlúcar y Jerez reúnen un nutrido grupo de capataces concienzudos y dedicados, mayores y más jóvenes, algunos casi retirados, que son  un pozo de conocimientos acumulados, donde beber de su maestría.

De izquierda a derecha, Antonio Morión Monge, Capataz de Williams & Humbert Ltd., de Jerez;  José Lobato Peralta,  Capataz de Fernando A. de Terry, padre de Mari Carmen Lobato, casada con Javier Benjumeda; Luis Moreno Paz, Capataz de Fernando A. de Terry  padre de Juan Luis y Tatín Moreno; y Manuel Camacho Cala, Capataz de Osborne y Cía., hermano de Milagros, la segunda mujer de Pepe Romero Zarazaga, de Romerijo. A estos capataces de la fotografía les dieron un homenaje en una Fiesta de la Vendimia de Jerez, en la década de los sesenta del siglo pasado.

En la imagen de la izquierda, un joven José Antonio Gómez Sánchez, Capataz General de Bodegas Osborne, en una instantánea tomada 24 de marzo de 1939.

«Una frase habitual entre los obreros que llegaban a encargado de departamento era, medio en broma, la de que "ya podían ir a trabajar vestidos con una chaqueta". Pero ni eso ni la habilidad con la venencia son garantía de buen criterio en la selección y valoración de los vinos. La selección no ha estado nunca en manos de cualquiera, sino en la de los máximos responsables de las casas vinateras. Hay que tener ciertas cualidades para ello. Lo más difícil es la selección de los vinos y conservar el patrón sensorial de cada tipo de vino. Siempre serán necesarios, la venencia, la copa, la tiza y la presencia e intervención del capataz. Todo vino es un producto de la intervención humana, y cuanto más cercana y exigente sea ésta, mejor será el vino». (Rafael García. Capataz de Bodega).

8

‘Se vive con la esperanza de llegar a ser un recuerdo’ Antonio Porchia

El tiempo pasa inexorablemente, el pasado, presente y futuro está a pesar del largo tiempo transcurrido y por transcurrir, unido, parece fue ayer, pero hemos pasado rápidamente a un mundo de tecnologías que han eliminado imágenes en nuestras vidas que por suerte seguimos teniendo en la memoria, y de eso se trata este escrito, de recordar aquellas figuras hoy obsoletas.

Capilla de la Sangre, en la calle Palacios esquina con Nevería, (frente al Bar Apolo y la Óptica, más tarde aquí estuvo el Bar La Mina) desde donde está tomada la foto que presenta un precioso empredado de la calle, con aceras de doble losa de Tarifa.

Ya no tropiezas en una calle empedrada cual calzada romana que un empedrador se esmeraba en nivelar, ni calles llenas de chinos no con tiendas de todo a cien como ahora, sino calles llenas de chinos pelúos que fueron poco a poco sustituidas por esos adoquineros que rellenaban de tierra, que con una cuerda marcaban la línea y que colocaban poco a poco esos pesados adoquines dejando un dedo de espacio para rellenar más tarde con cemento y que reinauguraban como un avance y minimizaban el traqueteo de las carretas, haciendo un poco más felices a los carreteros, a los ciclistas de ruedas macizas y los dueños de los primeros seiscientos.

Los arrieros enfilaban a primera hora sus burros  al servicio del calero hasta la playa a por arena en viaje de vuelta a la calería por la calle Santa Lucía. Cerones a rebosar, borricos adornados por el diseño de los guarnicioneros y con las espuertas de esparto a lomos para aprovechar el viaje de cada borrico que fueron habilidosamente creadas por los esparteros.

Empezaba el día y los barrenderos comenzaban su faena cargando las espuertas de goma con aquellas dos medias paletas metalicas y aquél escobón de palo largo y grueso con el ramillete de esparto que planeaba constantemente sobre las aceras arrastrando las colillas de los celtas y los peninsulares. Por delante el varillero que había acudido a la llamada de los vecinos porque las pozas estaban atascadas y había que retirar la arena.

La mañana era en el pueblo medidor de vida, de actividad comercial, el sillero con su manojo grande de enea arreglando las sillas que los taberneros tenían desfondadas y obligaban a sus clientes a tener que sentarse sobre el palo haciendo equilibrios mientras se echaban al gaznate de un tirón el vaso de vino blanco. El zapatero remendón dejaba su canto para ver pasar a las muchachas zurcidoras que con esas habilidosas manos arreglaban las carreras de aquellas medias que vendía bajo precio el estraperlista como de calidad y traídas del extranjero y que mostraba a sus clientas con el mayor de los misterios.

Pepín el barbero colocaba sus paños blancos sobre las estanterías de cristales a la espera del primer cliente, Pepe el tendero de Ultramarinos Genaro apuntaba ya en el papel de estraza las primeras cuentas y las pinchaba en aquél alambre en el que contabilizaba los “mandáos fiáos”. El carbonero de la calle Nevería con la boina calada hasta las cejas y la cara ennegrecida preparaba el picón para las anafes, el ditero con su gordo cuaderno en el sobaco y sobre el brazo prendas de vestir empezaba su recorrido diario para apuntar con un lápiz grueso que mojaba con saliva los a cuentas de sus clientes antes que llegaran los cobradores de los bancos y de las tiendas. El dulcero sacaba a pasear aquellas sultanas de coco y “güevo”. El lechero, el mielero y el recovero se hacían los amos de las casapuertas. El matarife se encaminaba al matadero con su atillo de cuchillos afilados, el picapedrero y el cantero se enfilaban hacía la sierra de San Cristobal, El Puerto era un clamor de prosperidad. Los tejadores no paraban de faena que tenían,  e iban de la mano de los desollinadores con aquellas escobas larguísimas de caña llevándose todo el negro hollín de aquellas chimeneas cocinas. Y al quite de ellos el “encalaó” con su cubo de cal viva y sus escobillas para acicalar las casas y dejarlas listas para el verano.

El herrero de las Siete Esquinas adornaba sus cierros y balcones compitiendo en el martilleo con los toneleros, y los arrumbadores movían las botas y toneles por la calle Valdés de una bodega a otra. El hielero en su carricoche le hacía competencia desleal al heladero, que pedaleaba incansable, vendiendo junto con el hielo aquellas botellas de gaseosa “La  Revoltosa” fresquita que competían con La Casera para apoderarse del mercado.

Las calles principales eran un hervidero de gente moviendo el comercio, con su bata gris o marrón claro en algunos casos con una larga hilera de botones, el recadero iba de un lugar a otro llevando y trayendo paquetes y recados,  el cuchillero pregonaba sus navajas de Albacete, el paragüero ofrecía sus varillas y sus arreglos, el alfarero paseaba a lomo de su mulo sus cántaras y vasijas de barro, la entrada al Mercado de Abastos era una exposición mostrada sobre atillos a partir carillo de chucherías de Severo,, el buhonero esparcía sus peines, botones y baratijas,  más allá el alpargatero mostraba orgulloso los últimos diseños, el marroquinero mostraba sus artículos de piel o imitación generalmente, carteras, bolsas de todos los colores, billeteras, tejedores que vendían sus sábanas de lino y gruesos “jerseis” de lana con muchos coloridos.

La gente prosperaba, arrinconaban  los pantalones con parches en el culo, había futuro, se creaban empleos para toda la vida, el cobrador del tranvía iba como un almirante engalanado, el prestamista se apoyaba en su bastón y asomaba el pico de un pañuelo blanco en el bolsillo superior izquierdo de su chaqueta y aguardaba impasible a la espera de recuperar su dinero, el alguacil del ayuntamiento llevaba presto para ejecutar en su carpetilla  los mandatos del alcalde andando más que un peón caminero.

Los niños cantábamos el Cara al Sol al entrar cada mañana al colegio, nos “endiñaban” nuestra dosis de leche en polvo y de aquel queso amarillento que se pegaba al cielo de la boca y nos íbamos cantando “Paloma si vas al monte....”. Jugábamos en las calles Palacios y San Bartolomé al atardecer mientras las golondrinas y vencejos revoloteaban y de forma acompasada se oía el cacharrareo del latero, del hojalatero que te hacía un cazito con una lata de leche condensada, a Dª Virginia, profesora de piano vecina de mi abuela y de Manolo Martínez Alfonso, y de los Govantes, siempre de negro y de roete con su do re mí, al piano.

El campanero se volvía loco tirando de una y otra soga para hacer sonar las campanas para el rosario. Apenas éramos interrumpidos en nuestros saltos de las “papas cocías”, en nuestra pelota al ruedo, la lleva, lleva... cuando pasaba el colchonero que ofrecía sus servicios de vareo de la lana o  la borra de los menos pudientes despelmazándola con gran habilidad para poder ser usado el colchón como el primer día, el afilador que hacía sonar su chiflo con su música tan característica, que cuando era requerido le ponía aquella correa ancha de cuero a la rueda de madera que elevaba sobre un caballete y que con un motor hacía girar para afilar los cuchillos y las tijeras produciendo aquellas chispas que salían despedidas con fuerza y  nos hacían soñar en dragones. Antonio el barquillero con su canasto de mimbre repleto de barquillos y con su reolina para probar suerte. El arropiero que iba camino del parque Calderón para apostarse en la entrada con sus arropías de color rosa y pegajosas.

Un parque que se llenaba de gentío paseando a las fresquitas oliendo a papas fritas y buñuelos, a pescaíto frito y viendo de reojillo esas gambas y langostinos de Romerijo que eran entonces para unos pocos, las tajaítas en la puerta del bar La Marea, los ostiones. Los americanos en el Santa María, caballitos de sube y baja, niños llorando y riendo en el carro de “las patás”; el cerillero que se acerca para ofrecer esa cajillas de cerillas finas que dejaron olvidados a los encendedores de mechas largas amarillas veteadas de negro.

El limpiabotas con su caja y su silloncito de madera con un acolchado filiteado y que se anuncia con su “limpiaaaa", y atento a todo el fotógrafo con aquella caja roja llena de fotos en sus laterales puesta sobre un alto trípode y dejando caer por un lado aquella larga manga negra. Casa Flores, Los Portales, Las Rejas, Ceballos no eran lo que es y siguen en el presente. Y como si formara parte del parque, un Tonino esperando le llamaran maricón para asomar por la manga su muñon; a mí me conocía: decía "--Tú eres el hijo de Milagros": el Chumi con dos barcas por zapatos, el Guarigua al que le cantabamos "Ya se murió Guarigua, Dios lo perdone, se lo ha llevao volando, los cigarrones"; el Baba con sus pellizcos, La Guachi con su canasta de mariscos y cantando, cuando estaba agustito "Terry, Terry, Terry, el de la maya dorada", el Papi patatas fritas de noche, pescado de día, iglesia y procesiones a la sombra de D. Manuel Salido, el Tagarnina y su radio de deportes solo del Racing, de aquél de la fábrica de Vipa en la que veíamos a un Manolo de Central, a Fenoy de lateral o a un Ricardo pañuelo en la frente... goleando al Jeré, Luichi con sus devaneos, bailoteo de muñeca y respuesta para todo, un Ratón de gorra y bastón ataviado de pañuelo al cuello, y es que el Parque Calderón era la artería nocturna de El Puerto.

De izquierda a derecha, Tonino, El Chumi, El Papi, El Tagasnina. (Fotos: Miguel Sánchez Lobato).

Ya se acercaba la noche lo indicaba el mamporrero de los caballos cartujanos de Terry que charlaba animadamente con el herrador a la salida del trabajo. El acomodador del Teatro Principal de Nuchera llevaba la linterna en la mano porque ya empezaba la función. En El Puerto ciudad próspera ya no teníamos serenos y perdimos el canto de las horas en punto y sin novedad, tampoco fareros, dejamos de tener esos barqueros que nos cruzaban el río Guadalete desde la playa de la Puntilla a la de Valdelagrana y viceversa en la desembocadura del río y cerca de la torta en la que jugábamos al fútbol cuando bajaba la marea, mientras la virgen del Carmen atenta era saludada por los barcos en sus idas y venida a la mar. Un río que desde el vapor nos dejaba ver en su ribera al cordelero trenzando cuerdas de cáñamo y esparto girando la manivela hasta montar una única y gruesa maroma. Un poco más allá los rederos con su agujas de madera arreglan las artes, reparan las redes de pesca a la vuelta de los barcos de faenar, ajustan las relingas de flotadores y plomos. Montones de trasmallos y algunas nasas, pollos de pelea en sus jaulas  de madera, gallinas inglesas picoteando restos de pescado seco.

Redero en la Avda. de la Bajamar, donde hoy se encuentrar el último aparcamiento, frente a La Nueva Dorada. (Foto: Rafa. Archivo Municipal).

Las gaviotas acompañan  con su vuelo majestuoso al vapor desde la barra hasta puerto, cierras los ojos para soñar despierto recibiendo en tu cara los rayos del sol humedecidos con la brisa marina y me transporto a aquellos días en que viví en Campo Lugar un pueblito de Cáceres en dónde conocí al pregonero que haciendo sonar su trompetilla  “turú, turú, de parte, del señor alcalde, se hace saber...." y nos hacía saber todo lo que acontecía a la vez que como hombre anuncio nos indicaba las mejores ofertas de sandías y melones y a quién la chiquillería, al menos mis hermanos y yo no habituados, les seguíamos como su cuadrilla particular.

Allí había bastante menos ajetreo que en El Puerto, gallinas y cerdos por las calles paseando libremente, mulos y cerones, el trillero, el talabartero, dedicado a sus menesteres, el aguador con su cisterna tirada por un borrico y que proveía llenando las cántaras de los vecinos, amaneceres para otras profesiones distintas, segadores, resineros, hacheros, recolectores, porqueros, mesegueros, capadores, molinero, albarquero, curtidores, bataneros y aquellas señoras lavanderas que con un rosquete sobre su cabeza soportaba cestas de ropas camino del río...  la sirena del Adriano II llamó de nuevo mi atención, ya estaba atracando y preparando un nuevo viaje a Cádiz. (En la imagen, Francisco Gómez Badillo cabo primera de la guardia urbana dirigiendo el tráfico en un pedestal con sombrilla en la Plaza de las Galeras, en 1960).

Espero que con esta narrativa haya traído recuerdos, que no es sino una forma de homenajear, y aunque uno no sea un juglar ni un contador de historias,  ni un bufón más bien un cagajonero de la vida, sea yo mi propio verdugo y que como un praegustador pruebe yo mismo a modo de veneno mis propios devaneos con el recuerdo. (Texto: Manolo Cruz Vélez).

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José María García de Paredes y Barreda nació en Sevilla en  1924 y falleció en Madrid, en 1990 con 66 años. Fue un reconocido arquitecto del pasado siglo, oriundo de El Puerto. Su madre, Elena Barreda Scandella, natural de El Puerto al igual que sus abuelos maternos: Eusebio Barreda Martínez y Angela Scandella Beretta.

En una entrevista que le hizo Rocío García con motivo de la inauguración del Auditorio Nacional, de cuyo proyecto era el autor (“El País” de 21-10-1988), él decía que había nacido en una familia de “marinos de guerra”. Sin embargo, su padre José María García de Paredes e Iraola, alcalde de Ronda durante la contienda civil, pertenecía al arma de Artillería. Y aunque, por parte de su abuelo  paterno, Manuel García de Paredes Jácome, que residía en Chiclana, tenía alguna vinculación con marinos de guerra, pues era cuñado de Juan Cervera, está claro que este ilustre sevillano, se refería a su familia materna, los Barreda y Scandella, que tuvieron varios miembros  en las filas de la Armada, algunos con una destacada hoja de servicio.

FAMILIA DE EL PUERTO.
Su madre, portuense de nacimiento, fue Elena Barreda Scandella, hija de los también porteños Eusebio Barreda Martínez y Angela Scandella Beretta.  Dos de los tres hermanos de su abuela,  sus tíos abuelos maternos Agustín y Pablo Scandella sirvieron en la Armada. El primero, ingeniero militar, miembro del comité español que firmó en París la paz con EE.UU. y, posteriormente, asesor militar de la marina rusa, así como asesor de Anglada en la construcción del primer automóvil fabricado en España. Y su hermano Pablo, que fallecería poco después de terminada las guerras coloniales en la casa donde vivía la familia, en calle San Bartolomé, hundió el navío que mandaba para no entregarlo a la marina estadounidense, en una de los últimas incidencias bélicas de la Guerra de Cuba.

FAMILIA DE CRÍSPULO MARTÍNEZ.
El abuelo, Eusebio Barreda Martínez, era hijo de Emilio Barrera Pérez, capitán de fragata de la Real Armada y portuense de cuna, de ascendencia onubense pues su padre, José Antonio Barreda Ortiz de Zarate, que ejercía como cosechero, había nacido en Huelva y de Elena Martínez Picard, hija de Críspulo Martínez (ver nótula 311 en GdP). La familia vivía en el número 12 de la calle Nevería desde 1862, fecha en la que contrajeron matrimonio. También el hermano pequeño del bisabuelo materno paterno, Emilio Barreda, igualmente nacido en esta ciudad, llamado Justino, domiciliado en calle Descalzos nº 16 de casado y que murió sin descendencia, alcanzó el grado de Jefe de Armada con menos de 50 años.

Los estudios superiores  de nuestro protagonista, José María García de Paredes, Ciencias Exactas, los realizó en Sevilla enre 1941 y 1943. En 1950 obtiene la licenciatura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la capital de España. Entre 1950 y 1952 realizará diversos viajes de perfeccionamiento y estudio por diversos países europeos: Italia, Alemania, Inglaterra, Francia y Países Nórdicos. Obtuvo el gran premio de Roma en 1955, donde permaneció pensionado por espacio de tres años: entre 1956, fecha de su casamiento y 1958.

SE CASA CON LA SOBRINA DE FALLA.
En 1956, el 14 de junio, se casa en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen de San Fernando (Cádiz) –y no en 1957 como figura en algunas biografías del personaje—con María Isabel de Falla, sobrina y ahijada del insigne músico gaditano, Manuel de Falla y una de las impulsoras de su legado (Isabel de Falla, en la imagen de la izquierda, en la actualidad). Actuó como padrino de la ceremonia, que ofició el Padre José Manuel Aguilar, un tío de la novia, Pedro Mathéu y Montalbo y la madre del novio, Elena Barreda Scandella, viuda de García de Paredes. Su tío, Eusebio Barreda Scandella, otro marino de guerra, capitán de corbeta fue testigo del acontecimiento, así como otro de excepción: Don José María Pemán.

Ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1986, con el discurso Paseo por la arquitectura de la música. Estaba en posesión del Premio Nacional de Arquitectura, recibido ex aequo junto a Rafael de la Hoz, por el Colegio Mayor Universitario de Santo Tomás de Aquino (Aquinas) de Madrid.

Auditorio Manuel de Falla. Granada. 1974.


Auditorio Nacional de Música. Madrid. 1982.

Palacio de la Música. Valencia. 1987.

EL ARQUITECTO DE LO SAGRADO Y LO PROFANO.
García de Paredes es reconocido, especialmente, por sus proyectos de grandes auditorios en nuestro país. Su obra es un compendio entre lo material y lo abstracto, lo antiguo y lo moderno, imprescindible para comprender la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX. Ya se ha señalado el Colegio Mayor Aquinas (1953), en colaboración con Rafael de La Hoz; la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Fuencisla (1961) en el Poblado de Almendrales (Madrid); la Iglesia y Convento de Santa María de Belén (1961) en Málaga: el ‘carmen’ Rodríguez Acosta (1964) en Granada; el Centro Manuel de Falla (1974) también en Granada o el Auditorio Nacional de Música (1982) de Madrid.

Parroquia de Ntra. Sra. de la Fuencisla. Poblado de los Almendrales (Madrid). 1961.

EL LEGADO DEL ARQUITECTO.
En 2005, sus herederos hicieron donación de sus archivos de arquitecto a la Fundación Cultural COAM (Colegio de Arquitectos de Madrid), en un gesto de preservación del patrimonio documental de arquitectura y urbanismo. En aquel acto se recibieron, también, los legados de otros insignes arquitectos: Francisco de Asís Cabrero Torres-Quevedo, Luis Cubillo de Arteaga, Javier Feduchi Benlliure y José Luis Fernández del Amo Moreno.  (Texto: Antonio Gutiérrrez Ruiz. A.C. Puertoguía y José María Morillo).

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Enrique Pedregal Valenzuela nace en 1937 en el número 7 de la calle San Juan, quinto hijo del matrimonio formado por Enrique Pedregal, natural de El Arahal (Sevilla) y de la jerezana Ángeles Valenzuela Carribero. Los hermanos Paquita, Conchita, Eugenio, Miguel, Enrique, José María y Angelita serían los hijos de tan numerosa familia. Enrique viviría, a lo largo de su vida también en la calle La Palma, Nevería, San Bartolomé, San Sebastián, Santa Luciía y, desde 1980, en la esquina de Santo Domingo esquina y vuelta con San Bartolomé.

En 1937, año del nacimiento de Enrique, fueron alcaldes de El Puerto, Francisco Quijano Rosende y Antonio Rives Brest. Rafael Alberti publica ‘De un momento a otro’. Llega a El Puerto el músico Francisco Dueñas Piñero, que entra a prestar sus servicios en el Ayuntamiento. El General Modesto mandaba la 4ª División del Cuerpo del Ejército de Madrid. El 14 de enero fallecía en El Puerto, José A. Ruiz de Cortázar y Sanginés, Interventor de Fondos del Ayuntamiento, casado con Luisa Tosar y Zurututza. Fueron fusilados, en el término de El Puerto, la madrugada del 4 de enero, Luis García Sahagún, maestro nacional y ex-primer teniente de alcalde del último ayuntamiento republicano de Sanlúcar, junto a él, el hijo el ‘Quincallero’ de la Plaza de San Roque, ‘el Manga’, secretario que fue de los viticultores y ‘el Chato de la Dehesa’ padre, todos ellos de Sanlúcar. Al mes siguiente, en febrero, el General Franco le concedía la Medalla Militar individual al falangista Fernando Zamacola. El alcalde socialista de Torre Alháquime Pedro Pérez Álvarez fue condenado a muerte y fusilado en El Puerto el 2 de julio de ese año.

Imposición de la insignia de la Juventud de Acción Católica en San Joaquín, con Don Luis Bellido y Luis Almansa.

Estudió en La Divina Pastora, en la calle Luna y con D. Juan ‘el Cojo’, y más adelante en Campano (Chiclana) interno, donde coincidiría con Pepe Macías, Pedro Gutiérrez Maza, Manuel Villanueva entre otros. De vuelta a El Puerto, estudia en La Pescadería, donde coincidirá con Joaquín Solís, Pepe Alba, Antonio Benjumeda, Pepe Crespo, … hasta reválida de sexto, quedándose como profesor, donde permanecerá por espacio de 7 años, dejando la docencia el primer año en el que este colegio se traslada a los Jesuitas, por incorporación al negocio familiar de los muebles.

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Trabajando en la mesa de despacho de su padre, que todavía conserva.

Huérfano de padre desde los 13 años, Muebles Pedregal era llevado por su viuda, Ángeles Valenzuela, una trabajadora infatigable, que a veces no dormía de noche, trabajando, para poder cumplir los compromisos y sacar a tan numerosa prole adelante, que además regentó un almacén de Ultramarinos en la esquina de San Bartolomé con Federico Rubio, donde está el Bar Triana.

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Durante unas maniobras, haciendo el Servicio Militar.

Hijo de viuda, trabajando, pidió varias prórrogas posponiendo el Servicio Militar que acabaría haciendo en la sede central del Ministerio del Ejército en Madrid, con 26 años. Recuerda Enrique que allí se comía y se vestía bien –estamos en 1963--, dando clases por las tardes a los que no sabían leer y escribir. Su destino final sería como administrador de diferentes campamentos. Era ministro del Ejército por entonces Camilo Menéndez. De su don de gentes queda la anécdota de que acabaría tomando copas con el ministro en una cafetería cercana al ministerio.

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Con su novia, Milagritos Cárave, con la que ya casado tendría cuatro hijos.

Se casa en 1966 con Milagros Cárave García y se va a vivir a la casa familiar en San Bartolomé, frente a la portada barroca del Instituto Santo Domingo. Con Milagros tendrá cuatro hijos que le han dado nueve nietos.

HERMANDAD DEL OLIVO.
En 1960 se suma a la iniciativa de aquellos cuatro jóvenes que la tarde del Domingo de Ramos de 1960 de fundar una nueva hermandad en El Puerto, El Olivo, que este año ha cumplido los cincuenta de existencia. Formó parte de aquellos 20 hermanos que, aportando cien pesetas cada uno, conseguirían adquirir los enseres imprescindibles para sacar, al año siguiente la Hermandad a la calle. Y recuerda a Luis y Enrique Ortega, Chemari Gutiérrez Colosía, Antonio Herreros, … Para sacar adelante la Casa de Hermandad de la calle San Sebastián, --las Escuelas Pías de la Aurora—se organizaron diversas campañas: la Operación Ladrillo, la Operación Vigueta. Estuvieron incluso a punto de comprar la Iglesia de las Capuchinas al promotor inmobiliario Fernando Medina, de FERMESA, operación que no cuajaría. Enrique Pedregal fue Hermano Mayor de El Olivo durante un mandato.

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En la Feria, de izquierda a derecha, María del Carmen Gómez, Antonio Romero Castro, Enrique Pedregal, Milagros Cárave, Paquita Fernández Vélez y Antonio Otero, de Obras Públicas.

HELO LIBO.
Con Antonio Romero Castro se puso a la faena de montar una caseta en la Feria de Ganado –la versión de día de la Feria de Primavera— en el Palmar. Pusieron de moda la venta de tickets usando para ello el kiosco que se utilizaba para la venta de tickets en las Carreras de Caballos de Valdelagrana. Aquellos fueron vinos de Jiménez Varela los que se llevaron a la Feria.

Al año siguiente, fueron a un sitio mejor, con la caseta más amplia, llegando a vender 1000 medias botellas de Fino Quinta, que costaba entonces 25 pesetas. Ese año inventaron los tickets vendidos antes de la Feria. Y ya desde siempre llevarían los vinos de Osborne.

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El año del Pregón de Helo-Libo, de izquierda a derecha, Juanin Varela, Juan Durio Siloniz, Enrique Pedregal, Paco del Castillo, Manuel Martínez Alfonso y, de espaldas, Ventura Lozano Moreno.

En 1992, conocedor como nadie de la historia de la caseta y de la Feria, pregonó el Decimoprimer Pregón de El Olivo, cuya caseta ya había conocido otras ubicaciones: 2 en El Palmar, 1 en Crevillet y 2 en Las Banderas. Artífice del palabro ‘Helo-Libo’ lo que viene a significar ‘Aquí Bebo’, recuerda como se popularizaron en Crevillet los pollos asados y la venta de lechugas aliñadas en el interior de la Caseta. Y rememora cuando el torero ‘El Viti’ reapareció en El Puerto durante la corrida de Feria: dos autobuses de Vitigudino (Salamanca) habían venido a verlo, pero estuvieron tan a gusto en la Feria que no pisaron la Plaza de Toros y se enteraron del festejo por la crónica radiada de D. Manuel Rosales, ‘Don Puyazo’.

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En 1995, en la Caseta de Helo-Libo, con algunos prgoneros de la fiesta:   Juan Ignacio Varela Gilabert, Manuel Martínez Alfonso, Serafín Álvarez-Campana Gaztelu, Francisco del Castillo-Merino Tellería, Juan Durio Siloniz, Luis Suárez Ávila, Enrique Pedregal Valenzuela, Jesús Nogués Ropero, Venancio González, Antonio Muñoz Cuenca y Juan Villarreal Panadero, conjuntamente.

GRANDES ALMACENES.
Los principios de la tienda, cuando los muebles llegaban en bruto y había que terminarlos en el almacén, son memorables. La casa de la calle Nevería habaía pertenecido al padre del poeta José Luis Tejada –don Felix Tejada—y, aunque primero estuvieron de alquiler, será a finales de la década de 1950 cuando adquieren la propiedad del edificio. Aprovechando un viaje de la matriarca a Barcelona, Enrique desmontó la vivienda familiar y también la usó como zona de exposición. Se incorporan al negocio su hermano Eugenio, que vivía y trabajaba en Barcelona y su cuñado Benjamín Lora. Habían nacido los nuevos Muebles Pedregal y se quintuplicaron las ventas.

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Con 'la competencia' los hermanos Diego y Antonio Pantoja del Puerto, tomando una copa de Fino Marinero.

Durante un tiempo existieron en El Puerto dos grandes casas de venta de muebles: Pedregal y Pantoja en la calle Larga; mas adelante vendrían Mobilandia y otros. José Pantoja, natural de Medina y padre también de una prolífica descendencia, tenía un estudio de fotografía en la calle Ganado. Era curioso observar como, en la propaganda en los cines, y luego también en letra impresa en los periódicos de la época, el eslogan publicitario que promocionó Enrique era: “Si, pero… Muebles Pedregal es mejor”, algo que hacía sin meterse con nadie, pero en clara alusión a la competencia, algo prohibido en la normativa publicitaria española. El logotipo de la firma era la ficha del Dominó del 3 doble, y en las esquinas del centro se podían ver las ofertas anunciadas en una especie de cartelera de cine, en este caso, de muebles.

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En la Base Naval de Rota, recibiendo la acreditación como único miembro civil del Club 'Hay Motivo'.

LA RECONVERSIÓN.
El edificio emblemático de cuatro plantas de la calle Nevería se construiría en el solar que dejó la casa en 1972 y que traería la transformación, muy de la época, hacia un nuevo concepto, el de Gran Almacén. Ya no solo se atiende al particular sino a los promotores inmobiliarios de la zona que entregan apartamentos amueblados. Luego vendrían organismos oficiales y grandes colectivos: la Base Naval de Rota, los Cuarteles de Infantería de Marina de San Fernando, el Cuartel de la Legión en Ronda, Diputación, ayuntamientos, … Todo desde la calle Nevería. La empresa llegaría a tener a 35 trabajadores en plantilla y una importante flotilla de vehículos, además de almacenes fuera de la sede central de Nevería.

Las grandes superficies, la competencia salvaje desde otros grandes almacenes de la provincia e incluso fuera de ella llevan a la reconversión de Muebles Pedregal que se acaba deshaciendo del inmueble de Nevería, que venderá al Ayuntamiento y hoy es sede del Área de Bienestar Social. La firma se traslada a la Plaza de Isaac Peral y luego a Nevería, muy cerca del antiguo Ayuntamiento, cesando en la actividad en la última tienda que tuvo hasta hace algo más de un año en la calle Luna arriba y unas naves en los Polígonos Industriales. Su hijo Eugenio continúa con la actividad de los muebles como delegado en Andalucía de importantes firmas de muebles de oficina e industriales.

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Durante una procesión del Corpus, la Corporación Municipal bajo mazas, a su paso por la Plaza de Isaac Peral. De izquierda a derecha, Federico Aguirre, Oficial Mayor y los concejales Antonio Benjumeda Abreu, Francisco Manzano Ortega, Juan Ponce, Enrique Pedregal y Antonio Cólogan. Detrás las representaciones de la Guarcia Civil, Capitán Luis Fiteni, la Marina, el Ayudante Manuel Sañé Mateo y el Juez de Primera Instancia, José Luis Suárez Gutiérrez,, acompañando al alcalde Terry Galarza; detrás de éste el comandante de la Policía Municipal, Manuel López.

EL TERCIO FAMILIAR.
Entre 1948 y 1973, se celebraron nueve elecciones de concejales en los municipios españoles. Los ayuntamientos de la etapa franquista estaban constituidos por concejales procedentes de tres sistemas de acceso al cargo o bloques: el tercio familiar, entre personas conocidas con algún tipo de trayectoria en El Puerto que se presentaban y podían ser votadas, exclusivamente, por los cabezas de familia, pero que tenían que cumplir algunos requisitos (en 1968 se reformó la ley y las mujeres casadas pudieron ser elegibles y electoras en los comicios de concejales del tercio de representación familiar, pudiendo ejercer este derecho en las municipales de 1970 y 1973); el tercio sindical, que eran los concejales elegidos por los sindicatos verticales;  y el tercio a propuesta del Gobernador Civil que conformaban los ediles designados por los dos grupos anteriores entre vecinos miembros de entidades económicas, culturales o profesionales de la localidad, o entre vecinos de reconocido prestigio. Los propuestos, como se ha dicho, lo eran por el Gobernador Civil de la Provincia, a su vez Jefe Provincial del Movimiento, que era quien, además designaba al alcalde. Ese tercio familiar fue el primer resquicio de democracia aparente, por el que empezaron a entrar en los ayuntamientos personas que no eran afines al régimen y con otro tipo de inquietudes.

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Jurando su cargo como concejal. De izquierda a derecha, Alfonso Osborne Vázquez, Carlos del Poyo Navas, Fernando T. de Terry y el Secretario General, Jaimen Fernández Criado. 1973.

Enrique entró como concejal en el Ayuntamiento por el Tercio Familiar en 1973, siendo el más joven de la Corporación con 35 años, junto a Manuel Martínez Alfonso, catedrático de Instituto y Manuel Pérez Pichaco, exportador de pescados, siendo alcalde Fernando T. de Terry Galarza y permaneciendo en la corporación hasta el final de los ayuntamientos franquistas, en 1979; en esos años, en plena Transición Política, se cambiarían las normas de acceso a la alcaldía, siendo el alcalde elegido por los concejales en lugar de por el Gobernador Civil.

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Como concejal de Transportes, acompañando a Fernando T. de Terry y a un joven presidente de la CEA, Gerardo Díaz Ferrán, inaugurando la nueva flotilla de auobuses urbanos.

ALCALDE (1978-1979).

Enrique ocuparía diferentes concejalías así como la Cuarta Tenencia de Alcaldía hasta llegar a la Primera. Entre sus responsabilidades como edil tuvo las de Urbanismo, Tráfico y Policía, Hacienda, Abastecimiento de Aguas, Trasnsportes, Polígonos Industriales, Matadero… fueron siete años de intensa vida municipal en las que tuvo como presidente de la Corporación Municipal además de a Terry, a Manuel Martínez Alfonso y a Javier Merello Gaztelu, al que sustituyó por fallecimiento de éste en Octubre de 1978.

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El alcalde Enrique Pedregal se dirige a los detallistas del Mercado de la Concepción, ante la presencia de miembros de la Corporación, con motivo de la Festividad de dicho centro. De izquierda a derecha, Rafael Moreno Porto, Francisco Sara, Federico Aguirre, Agustín 'el Sanluqueño', Manuel Gutiérrez 'el Cochino', Pedregal, Rafael Sevilla López, Juan Ponce y Juan Martín Vélez.

En aquellos siete meses recuerda que se daría licencia al Casino Bahía de Cádiz, se remodelarían las Plazas del Polvorista y de la Herrería y administraría los escasos recursos de que disponía en una institución abocada al cambio. Se pasaba el día en el Ayuntamiento y es que se llegaría a conocer el funcionamiento de la casa, por dentro. Permanecería en el cargo hasta las elecciones municipales que trajeron los ayuntamientos democráticos con la elección de Antonio Álvarez Herrera el 19 de abril de 1979.

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En la imagen, con Juan Manuel Torres, cediéndole terrenos del Patronato de Vivienda para uso municipal.

PATRONATO DE LA VIVIENDA.
Para Enrique, lo mejor que le pasó a El Puerto para la erradicación de la infravivienda y la creación de las primeras viviendas en propiedad para muchos trabajadores porteños. Formó parte del Patronato de la Vivienda ‘Virgen de los Milagros’ con Fernando T. de Terry. El alcalde era a su vez el presidente de dicho organismo. Enrique, tras su paso por la alcaldía y como todos los que habían sido alcaldes con anterioridad, pasaban a ocupar una vicepresidencia en el Patronato, así que fue vicepresidente de Antonio Álvarez Herrera, primer alcalde del actual periodo constitucional. Los nuevos ayuntamientos, ya con Álvarez fuera de la alcaldía e incluso fuera del Patronato, se desentendieron del organismo, incluso se llegó a crear otro de nombre parecido y una empresa municipal Suvipuerto, que es la que tiene ahora las competencias en la creación de viviendas sociales. Al aparecer Suvipuerto, con Enrique como presidente final, se liquidaría el patronato, repartiendo los activos económicos, según disponían los estatutos, en centros sociales: Cruz Roja, Apadeni, Lucha contra el Cáncer, Sol y Vida, Asilo de Ancianos, etc… hace aproximadamente cinco años.

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Enrique y Milagros, durante las Bodas de Plata matrimoniales, apradinados por sus hijos.

ASOCIACIÓN DE EMPRESARIOS.
A finales de la década de 1980 crea junto a un grupo de emprendedores, la Asociación de Empresarios de El Puerto de la que resultaría elegido su primer presidente, repitiendo durante varios mandatos. Martillo del gobierno local socialista, le llegaría a decir al alcalde Torres: “--Me voy a convertir en tu Pepito Grillo”. Bien es cierto que se entendería mejor con el alcalde independiente que saldría de las urnas de 1991, Hernán Díaz, al que apoyó en su candidatura doblemente: retirando una iniciativa para la creación de un partido local, auspiciado por el propio Pedregal y otro ex alcalde Fernando T. de Terry y ayudando económicamente, como otros empresarios a aquel partido que nacía en 1990.

El porteño José Grado Raposo, ha iniciado un nuevo blog dentro del universo de las páginas webs de nuestra Ciudad, donde contará sus vivencias, sus recuerdos y hablará de gentes, tiendas, rincones y espacios de El Puerto, existentes o desaparecidos, del pasado o del presente, abiertos o cerrados. En su primera entrada, que reproducimos íntergra a continuación, hace un recorrido nostálgico por El Puerto que él ha conocido, desde los últimos 40 años hasta nuestros días. Disfrútenlo.

«Para empezar quisiera plasmar todas esas cosas, que vivimos en nuestras calles y plazas:  las correrías de la Plaza Peral, recordar a tantos y tantos amigos que allí nos veíamos pa jugar a la Palmá, al Salto a la Pared, al Salto el Múa, a la Bombilla, al Tonto, al Pañuelito, a Curro Jiménez y tantos y tantos juegos en los que el software era nuestra imaginación y el hardware eran dos buenas piernas un pantalón corto y unos gorilas marrones con las punteras desollás.

calzadosgorila»Pa recordar a la gitana del canasto de chucherías --Juana creo que se llamaba--; cuando íbamos al bar Carleto o al bar Manolo a pedir un vaso de agua, la casa de la Falange (hoy Centro Alfonso X ‘el Sabio’), la heladería Soler (la que había en la calle Larga) los partidos de fútbol del Parque, del Coto de la Isleta, junto a la Urbanización Las Viñas, la Ribera, la pastelería Rosi, el bar San José, el Corribolo, mis amigos de la calle Albareda, los de la calle Chanca, la tienda de Anita, la barriada La Vid, la calle Alquiladores;  como no mi colegio San Agustín, las basuras Armando, la Bajamar, las lisas mojoneras, el puente de hierro, el eucalipto de la Victoria donde le di mis primeras caladas a un ‘condal extra largo’; tantos y tantos recuerdos que tengo como porteño que quisiera plasmar por que se que mucha gente se va a sentir identificada con mis vivencias. (Publicidad de Calzados Gorila, de Zapatería Mesa).

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La antigua Sastrería Manolo, en la calle Larga.

casalucas_larga_puertosantamaria1(En la imagen de la izquierda, fachada de Casa Lucas).

»He pensado ponerle ‘Pan Tostao con manteca’,  por el hecho de que éste era nuestro principal menú en la merienda de aquellos tiempos, en los que viví mi infancia en la calle Larga nº 114 en frente de Manolo Sastre y arriba de la que fue la imprenta de Pérez Pastor (aun recuerdo de muy pequeño el ruido de las máquinas de la imprenta y a Don José, Doña Valentina); el bar Casa Lucas, la tienda de Pepe Maraver enfrente y sus artículos de regalo, la joyería Díaz, la Zapatería Mesa, Trineo, el Puerto Bar, el bar Central, la tienda de decoración del desaparecido y recordado Manolin de Heverut, mi amigo; Viajes Marsans, modas Sollero, Boyman, la zapatería de Maru, madre de mi amigo Lauro (cuantos días de juego en la trastienda de la zapatería con Ignacio Cano, mi hermano Victoriano, Juan Carlos y Lauro); la barbería de Rojas (en la calle Luna) donde nos llevaba mi padre a pelar cuando venía de la mar: la pastelería de Ntra. Sra. de los Ángeles, la autoescuela San Cristóbal, la ferretería Sánchez, zapatos Beluca, la papelería Cortés, el bar Las Columnas, la papelería Portuense, la ferretería Andaluza,  el bar Cádiz, mi Teatro Principal, el bar Único, la panadería de Roque, el Freidor Apolo y su bar, el carrillo de Severo, el bar Xixon y tanto que se me queda en el recuerdo.

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Rótulo interior de la Farmacia Viqueira, en Palacios esquina con Larga.

»‘Pan tostao con manteca’ con las vienas calentitas que compraba mi madre en Ultramarinos La Montaña (esquina de Larga con Palacios frente de la Farmacia de Viqueira), donde el afable de Luis, uno de tantos montañeses que vinieron al Puerto nos servía con tanto cariño. Simplemente el olor del  pan tostao me transporta a esos tiempos de inocencia.

josegradoraposo_puertosantamaria»En fin, todo esto lo iré desgranando en cada entrada que vaya poniendo. Quizás, simplemente quiera inconscientemente homenajear a todos y a cada uno de los que alguna vez en mi vida compartieron conmigo un momento de juego. Amigos que lo fueron y que lo son aunque algunos no estén ya, por eso quiero merendar con todos ellos ‘Pan tostao con manteca’». (Texto: José Grado Raposo. Keke).

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La primera carrera de motos de la que se tiene constancia en nuestra Ciudad fue en Valdelagrana, el día de Santiago Apóstol –25 de julio—de 1956. Aquella carrera fue un tanto atípica ya que no fue de velocidad o tiempo, sino de obstáculos. En realidad fue una Ginkhana de obstáculos en la que, los participantes, debían superar un número determinado de dificultades, acompañados por una señorita ‘de paquete’. Los premios, substanciosos para la época, fueron de 500, 300 y 200 pesetas para los primeros clasificados, recibiendo sus acompañantes un obsequio. Así, el ganador sería Carlos Bernal Fernández y su copiloto la señorita Esquilino, a quien regalaron una polvera.

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Bajo la organización del Ayuntamiento de El Puerto y contando con la asesoría técnica del Moto Club Jerezano, dos años más tarde y de forma ininterrumpida hasta 1965 se celebrarían carreras de velocidad. Los jerezanos Francisco Pacheco Romero, Pepe Torrent y José García Cauqui fundadores del motoclub, fueron eficaces colaboradores de la concejalía de Deportes de aquellos años. Había nacido el ‘Gran Premio Motorista de la Playa de Valdegrana’. Durante las mañanas dominicales de la segunda quincena de agosto, --en función de las mareas sería un domingo u otro-- se llevaría a cabo este evento deportivo.

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Cinco años después de la primea carrera, en 1960, la Revista Cruzados hacía una crónica de la prueba celebrada el 28 de agosto del inicio de la década: “Con extraordinario éxito deportivo y de asistencia de público, se celebró en la mañana del pasado domingo el V Gran Premio Motorista de la Playa de Valdelagrana, prueba que de año en año va superándose, alcanzando ya categoría nacional. […] En la prueba de velomotores hizo una magnífica carrera manteniéndose casi toda en primer lugar el jerezano Antonio Sánchez Garrido ‘Peluqui’, con Gimson, pero tuvo la desgracia de pinchar a última hora, ocasión que aprovechó Piñero, que marchaba en segundo lugar, para entrar triunfante en la meta.

La segunda carrera de clase 125 c.c., categoría regional’ Luis Sáez, líder del Campeonato Andaluz de Velocidad, realizó una soberbia exhibición, proclamándose vencedor. Le siguieron Juan Gallego y José  María Añón, pilotando los tres máquinas Bultaco.

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La más importante carrera del programa, categoría de 125 c.c. sport, fue parar el catalán Sirera sobre Montesa, pero debemos señalar que Luis Sáez (Bultaco) estuvo en el primer puesto casi toda la carrera, sufriendo una caída cuando faltaban unos quinientos metros parra la meta, privándole del triunfo. El duelo Sirera-Sáez fue sumamente reñido y de gran emoción. Detrás del motorista Sirera se clasificaron Juan Gallego y Antonio Gente, ambos en Bultaco”.

Las marcas que concurrieron, fueron todas nacionales: Montesa, Gimson, Bultaco –fundada en 1959—.  Además de los premios en metálico y trofeos, unas botellas especiales de Centenario Terry fueron entregadas a los ganadores. Los participantes concurrieron en tres pruebas como se ha dicho, en un Circuito que tenía 2 kilómetros en línea de ida y vuelta:

  • Velomotores de 50 o 77 cc. 10 vueltas al Circuito.
  • Motocicletas de 125 cc. De tipo regional. 25 vueltas.
  • Motocicletas de 125 cc. De competición, 30 vueltas.

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En el año 1962 se añadiría a las tres categorías anteriores la de ‘Fuerza Libre’, que ganó Torrás a lomos de una Bultaco. En 1963 ganaría Medrano, también sobre Bultaco, la de hasta 350 cc. Precisamente en 1963, el Moto Club Jerezano empezaría a organizar en Jerez, el ‘Trofeo Internacional Nuestra Señora de la Merced’, falleciendo ese mismo año el velocista jerezano Antonio Sánchez Garrido ‘Peluqui’; a finales de los sesenta ese Premio jerezano pasaría al Polígono de El Portal, precursor del futuro Circuito de Velocidad de la ciudad vecina donde, entre otros, correría el español Ángel Nieto, quizás el mejor piloto español de todos los tiempos.

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La Revista Cruzados de la época recomendaba a los asistentes: “atienda rigurosamente las instrucciones que se den por los servicios de altavoces, para la mejor organización de las carreras y sobre todo dejen totalmente libre el circuito para evitar accidentes, pues por la potencia de las máquinas y las velocidades que se logren, cualquier intromisión en el circuito puede ocasionar grave accidente”.

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Dos años más, hasta 1965 continuaría el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María organizando pruebas en Valdelagrana, hasta la mañana del 29 de agosto de 1965, celebrándose el X Trofeo en aquella playa, última prueba en la arena. Algunos intentos posteriores, ya sobre asfalto también en Valdelagrana, se celebraría en agosto de 1975, sin tener constancia de más pruebas. La afición se había trasladado a Jerez.

Todas las imágenes, salvo indicación en contrario, pertenecen a la carrera de motos celebrada el 28 de agosto de 1960. (Colección: Archivo Municipal. Tratamiento informático: Vicente González Lechuga).

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José María Deira García, nace en San Fernando el 26 de noviembre de 1946, hijo de José María y Pilar, era el mayor de dos hermanos. Viviría en Puerto Real y San Fernando, estudiando en la Academia O’Doguerty de San Fernando y el Instituto Columela de Cádiz.

Casado por dos veces, del primer matrimonio tiene dos hijos, Mónica y Álvaro, de 39 y 38 años, respectivamente. Su segunda esposa, Encarna Martínez Pérez, vecina de El Puerto de Santa María, ciudad a la que quiere y siente como suya. Está en posesión de la Medalla al Mérito Policial con distintivo rojo y la Placa de la Provincia de Cádiz. Amante de la música, tocaba el piano electrónico, pero hace años que no practica.

deira_despedidaTras 41 años de servicio cumplidos el pasado Septiembre, 22 de ellos como Comisario, coordinando el trabajo de algo más de 3000 personas integradas en la organización policial de la provincia, la Escuela de Hostelería de Jerez acogía hace unos días un almuerzo homenaje con motivo de la despedida en el desempeño de su cargo, por su inminente jubilación el 26 de noviembre, tras siete años de ejercicio como Comisario Provincial de la Policía Nacional. Allí estuvieron los alcaldes de El Puerto Enrique Moresco, Puerto Real José Antonio Barroso o la alcaldesa de Jerez Pilar Sánchez, el obispo de Jerez-Asidonia José Mazuelos, la alcaldesa, y directores de los principales medios de comunicación de la provincia, entre los que se encontraba el porteño Rafael Navas Renedo, director de Diario de Cádiz. (En la fotografía, despedida del Comisario).

1946.

El año del nacimiento de José María Deira, nacen también José Cortés Jiménez, ‘Pansequito de El Puerto’, el jugador de Fútbol Joaquín Casado González, jugador del Sevilla Atlético en la temporada 1971/72 y el pintor y diseñador Juan Suárez Ávila. Se funda el Bar Casa Paco Ceballos, donde se degustan las famosas pavías o merluzas rebozadas. Llega a El Puerto el Circo Europa en cuya troupe estuvo algunos meses Manuel Carrillo Lucero

angelmartinez__puertosantamariaRafael Alberti publica ‘El Trébol Florido’. Se estrena en Madrid la obra de Muñoz Seca ‘El Crimen de Pepe Conde’. Muere el artesano Ángel Martínez (en la imagen de la izquierda), fabricante de figuras de nacimiento que se introdujeron en toda Andalucía en la primera mitad del siglo XX. La revista ‘Arte Comercial’ le dedica al escultor Manolo Prieto varias de sus páginas. El jesuita Jorge Loring, conocido por su libro de La Sábana Santa, finaliza su noviciado en El Puerto, al que regresaría en 2008, donde vive. Se celebra la única procesión magna que ha vivido la Semana Santa Portuense: el Santo Entierro Magno.

Ese año, también, se presentaron la primera computadora electrónica y el primer bikini de la historia. La ONU condenaba al gobierno del General Franco y prohibía el ingreso de España en dicha organización. Perón accedía por vez primera a la presidencia Argentina. Se proclamaba la República Italiana exiliándose en Portugal el rey Humberto II. Nacieron Bill Clinton, Freddy Mercury, Liza Minelli, Cheer, Camilo Sesto, Silvester Stallone, Rocío Jurado y Steven Spielberg. Murieron Largo Caballero y Manuel de Falla, entre otras destacadas figuras del panorama nacional patrio.

POLICÍA EN EL PUERTO.

Deira ingresa en la Policía el 1 de septiembre de 1969, con 22 años, el año que el hombre pisaba por primera vez la Luna. Su primer destino sería Palma de Mallorca, para continuar con Algeciras y El Puerto de Santa María en noviembre de 1972. La comisaría estaba en los bajos del Ayuntamiento de la Plaza de Isaac Peral “un lugar para olvidar”, recuerda. Luego se trasladaría, por espacio de más de un año, a la calle Santo Domingo, junto al Instituto Santo Domingo, donde luego estarían los Juzgados, hasta que, en Octubre de 1974 se inauguró el actual edificio de la Comisaría. Se jubilaba ese año el Comisario de Policía, Nicomedes Santos Luis.

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Despedida de Comisario de Policía, Nicomedes Santos Luis, jefe de Deira, el 09 de noviembre de 1974, acto organizado por la Corporación Municipal.

En aquella época, el Estadio José del Cuvillo llevaba más de dos años funcionando y el antiguo campo del Eduardo Dato, frente a la nueva comisaría, se convertiría en un enorme erial en el que se instalaba parte de la Feria, cuando se celebraba en los terrenos de Crevillet. Era entonces la Comisaría la última edificación hasta las casas de la Barriada de la Playa. Entonces se aparcaba en cualquier calle, sin ningún problema y el paseo dominical de los jóvenes discurría por las calles Luna y Larga en invierno y por el Parque Calderón en verano, los domingos por la tarde. Deira se quedaría prendado de aquel Puerto de mediados de los setenta del siglo pasado y ya no se desvincularía pues mantendría su segunda residencia en Valdelagrana y, en vacaciones, fines de semana y cada vez que podía, pasaba temporadas en nuestra Ciudad.

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Vista aérea del solar donde se estaba construyendo la Comisaría, a la izquierda de la imagen, a la derecha la fábrica de botellas Vidrieras Palma (VIPA), en primer término el campo de fútbol Eduardo Dato y al fondo, tras las casistas de la playa que tenían en sus aceras, alternándose, un ancla y un racimo de uvas, el río Guadalete, con los barcos entorno al Club Náutico.

ASCENSO A COMISARIO.

Regresaría destinado a su ciudad natal, San Fernando, y nuevamente a El Puerto desempeñando puestos técnicos en la Policía Científica y como Jefe de Grupo de Policía Judicial. En 1988 vuelve a dejar El Puerto ya que asciende a Comisario en la primera promoción del recién nacido Cuerpo de Policía Nacional. Cuatro destinos hasta su jubilación vendrían a completar su carrera. Primero sería nombrado Comisario Provincial en Zamora, donde permanecería por espacio de tres años, pasando a continuación a Ceuta en 1992, por espacio de seis años.

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Allí viviría el peor día de su vida profesional, el 11 de octubre de 1995. Desde 1992 España volvía a estar en los mapas, con la Expo y las Olimpiadas; empezaba a experimentar el milagro económico. Comenzaba a vivirse el fenómeno inmigración masiva y el éxodo en patera tal y como se conoce hoy buscando la frontera europea. Además, las relaciones con el vecino país magrebí se hicieron complicadas, con el incremento de los flujos migratorios marroquíe, subsahariano y asíatico. En medio de una macro operación dirigida por Deira para sacar de Ceuta a un contingente de unos 75 Kurdos, los subsaharianos sin papeles concentrados en la Ciudad Autónoma, cerca de 1000, protagonizaron una rebelión, una sublevación; eran los primeros años del tristemente famoso campamento de Calamocarro para sin papeles. Fueron tiempos muy duros, sintiendo la soledad del Jefe donde, con una plantilla de 400 funcionarios, tenía que atender una frontera de un país europeo con África, y el puerto de pasajeros y mercancías. Su trabajo fue premiado con la Medalla al Mérito Policial con distintivo rojo pero, curiosamente, fue cesado al poco tiempo, --algo que el comisario consideró una afrenta por la forma en que se produjo-- permaneciendo dos años pendiente de destino desde 1998, hasta que es enviado de nuevo a El Puerto.

REGRESO A EL PUERTO.

En junio del año 2000 volverá a El Puerto, ya como Comisario, es decir como jefe de la plantilla a la que había pertenecido durante tantos años. No apreciaría grandes diferencias en la Ciudad, como ya se ha indicado, pues su vinculación con El Puerto no había desaparecido, aunque si las notaría en el trabajo: la Comisaría se había quedado pequeña, se amontonaban los funcionarios y el trabajo y se vivía una enorme actividad profesional.

deira_conf_prensaEn El Puerto le tocaría vivir los episodios de manifestación contra la guerra de Irak, en la que España se vio envuelta; manifestaciones ante la sede del Partido Popular, entonces ubicado en el antiguo Cine Macario, hoy Sala Mucho Teatro, que daría pie a unos informes que partieron de su comisaría informando de la participación de concejales de Izquierda Unida, el escritor Juan Rincón, el entonces representante extra municipal del PA, Antonio Jesús Ruíz o la portavoz y concejala del PSOE, Consuelo Gamero, que acabarían ante la magistratura judicial, con disparidad de criterios en cuanto a lo actuado, de manifestantes y policías. Coincidiendo con aquel periodo planteó algún contencioso contra algún integrante del poder judicial.

COMISARIO PROVINCIAL.

Cuatro años después, en junio de 2004 es nombrado Comisario Provincial de la Policía Nacional al quedar vacante dicha plaza en Cádiz por ascenso de su antecesor José Marín Manzaneda, como Comisario General de Seguridad Ciudadana, en Madrid. Desde el año 2005 es Comisario Principal, la máxima categoría en la carrera policial. Allí ha desempeñado el cargo sin interrupción que finalizará el próximo 26 de noviembre, en el que pasará a la situación de reserva. Cada cuatro de octubre, festividad de la Policía, sus palabras durante el discurso levantaban ampollas: unas veces dirigidas con acento ácido hacia la Fiscalía y otras al sistema penitenciario, o a la pérdida de valores de la juventud. Al final de su etapa profesional en la Policía, Deira ha recibido  una oferta desde el ámbito privado que bien pudiera ser interesante. La jubilación la afronta pensando en dedicar mas tiempo a su mujer, descansar, pasear por la playa, escribir, … e incluso fumar un purito todos los días después de comer.

lasespinasdeleden_jm_deira_puertosantamariaEL ESCRITOR Y SUS LIBROS.

Es un claro admirador de la narrativa de Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez e Isabel Allende. Éstos últimos años ha sentido la pasión por la escritura. En 2007 la Editorial Almuzara le publicaría una novela que han clasificado como de género negro, aunque  Deira prefiere denominarla como ‘de testimonio histórico de nuestro tiempo’. La terminó casi una década antes, en 1999 después de su estancia en Ceuta, acaso influido por los acontecimientos que allí vivió.

Para Javier Márquez. “Las espinas del Edén es una novela inspirada en el periplo vital de Dialo, un joven senegalés a la búsqueda como tantos otros de un sueño difícil de alcanzar: la subsistencia económica en un entorno extraño, vestido de oropeles en la imaginación y la rumorología, pero convertido a la postre en un ámbito hostil.
Con el flujo migratorio de principios de los años 90 como telón de fondo, se aborda una historia en la que se concitan penalidades e instantes felices. La carencia de oportunidades impulsará al protagonista a una vertiginosa cuesta abajo, que le introducirá en un mundo viciado del que, tras tocar fondo, intentará resurgir para alcanzar el ansiado bienestar. Con un lenguaje conciso y directo, como si se tratara de un informe policial, el autor narra una historia en la que se mezclan datos verídicos y ficción literaria, para desembocar en la investigación de un apasionante caso en el que, lejos de florituras estériles, se cuentan las cosas tal y como ocurren en la realidad”.

relatosdelahistoria_jmdeira_puertosantamariaHa publicado cien artículos de diverso contenido en los periódicos de Publicaciones del Sur. Los cincuenta primeros han sido recopilados en un volumen que lleva por título ‘Retratos de la Historia’, que contiene un variado recorrido, desentrañando personajes, sucesos y descubrimientos que han quedado en el olvido o no se han tratado con la importancia que su autor consideraba que se debiera. Ha escrito otras tres novelas, que están pendientes de publicar.

José María Deira no ha sido muy viajero y es que no le gusta viajar por placer aunque, por necesidades del servicio público al que todavía pertenece si que se ha movido, y mucho, por toda España. No le gustan los aviones y odia hacer las maletas.

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franciscogallardoalvaradoFrancisco Andrés Gallardo Alvarado,  Francis para los amigos. De 42 años. Nacido el año en el que triunfó la serie de Televisión Española ‘El Séneca’ con Antonio Martelo de protagonista y original de José María Pemán. Casado, padre de familia ‘de lo más corriente’, le gusta decir a él pero no es cierto. Y lo van a comprobar si leen esta nótula hasta el final. Hombre mancomunado: vive en El Puerto, está casado con una gaditana y su trabajo está en Cádiz para Andalucía, en la sede central de Diario de Cádiz.

Sus padres eran Juan Gallardo y Mercedes Alvarado, del barrio de San Miguel de Jerez, aunque llegó veinteañera a El Puerto, en 1958. Su mujer se llama Paqui Jiménez Díaz y su niña Cristina. Las dos son de Cádiz, que no todo el mundo puede nacer, que no ser, de El Puerto. Su familia viene de Grazalema, de Medina, de Arcos y de Jerez, pero Francis nació en El Puerto, en la calle Alquiladores, donde también  vivía el practicante Felipe Lamadrid, frente a la casa de Don Jaime Sannarciso y Tina Aguinaco dos personas, en el sentido machadiano de la palabra, buenos.

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Pero vamos, toda su vida la pasó en la Zona Norte, en El Molino, estudió en el colegio de La Salle y en el instituto Muñoz Seca y no vean Vds. la cantidad de tiznones de grasa que se echó encima durante los siete años en los que trabajó con su padre en el taller, en la calle La Rosa. Sabe lo que cuesta ganar mil pesetas de hace 25 años apretando tornillos. En ese tiempo hizo su carrera de Historia en Cádiz. Porque es historiador y a mucha honra... Lo del periodismo fue por vocación y no por paracaidismo, como diría Luís Suárez, pero, ya saben que por ser hijo  de la clase media con apreturas no pudo estudiar lo que quería. (En la imagen a la derecha, Francis con una amiguita con escasos años en la Playa de la Puntilla).

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Este ha sido el año de los tres pregones de tres amigos periodistas: Carnaval, Modesto Barragán, Semana Santa, Francisco Andrés Gallardo y Feria de Primavera, Rafael Navas.

PERIODISTA INCIPIENTE.
Sus familiares afirman que a Francisco Andrés –como le llamaba su madre cuando le reprendía--, de pequeño le gustaba hacer sus programas de televisión, con muñecos y tebeos, y realizaba  sus programaciones de varios canales cuando sólo veíamos uno, así que la vocación viene de antiguo.

cadenaser_radiosevillaTambién, con Rafael Navas, director de Diario de Cádiz, en uno de los intentos de recuperar Radio Puerto y siendo ambos estudiantes universitarios, dirigieron y condujeron un programa de noticias y humor, de nombre ‘Papas Aliñás’, en referencia al lebrillo de este delicioso manjar que se llevaban a los estudios de aquella efímera radio.

LA RADIO.
Pero su primera incursión de verdad en el mundo del periodismo fue en Radio Sevilla. Fue el último en conducir un programa junto a Marisa Carrillo, a la que tanto escuchó Francis de pequeño. De ahí pasó a  la Radio: SER Puerto, en 1990, y estuvo unos meses en Radio Cádiz. Hacía un programa maratón en directo de tres horas de lunes a viernes. En algunas de nuestras interminables charlas me ha confesado que le hubiera gustado trabajar en la Radio Puerto, la antigua, con el difunto de Pepe Morillo.

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En Diario de Cádiz, la noche del cambio de milenio, el 31 de diciembre de 1999, junto con el periodista trístemtente desaparecido, José Miguel Vicente, en la sede de la Delegación de la calle Larga, apagando la luz.

DIARIO DE CÁDIZ.
En 1994, gracias a Dios como diría Francis, y a los buenos compañeros que mantiene en el Diario, pasó de la radio al Diario de Cádiz, que es su casa y donde tiene muy buenos amigos y ha conocido a mucha gente que merece la pena, especialmente a su amigo y Director de Diario de Cádiz, Rafael Navas Renedo. De 1995 al 2000 no le quedó fiesta que contar, historia en la que curiosear y en algún tema el que se jugó el tipo, de lo que puedo dar fe como redactor en la Delegación de nuestra Ciudad. Simultáneamente, realizaba en El Puerto un taller educativo en colaboración con la Concejalía de Educación ‘El Periódico en la Escuela’ que le permitía transmitir la magia de comunicar a los más jóvenes. Otra faceta desconocida suya es como letrista de Carnaval, habiendo escrito letras para algunas agrupaciones locales.

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En la Navidad de 2006, finalizando su etapa como Delegado de Diario de Cádiz en El Puerto, en la Zambomba que ofreció el Diario en El Puerto. De izquierda a derecha, Francisco A. Gallardo, Pepe Mendoza, José María Morillo, Rafael Navas a la sazón Director de Diario de Jerez, Manolo Morillo y Ángel Mendoza.

SUPLEMENTO GO.
Desde enero del 2001 hasta junio de 2005 se marchó a la redacción de Cádiz, en la sección de Cultura, con un director que confiaba en él, José Joaquín León. Junto a un grupo de compañeros, formado por: Manolo, Isidro, Naira, Mari Carmen, Chiqui y Miguel, sacaban a la calle cada viernes, encartado en las páginas centrales del Diario, el suplemento GO, de espectáculos, viajes y ocio; un producto periodístico que nada tenía que envidiar a los magazines de otros medios nacionales y que muchos quisiéreamos que volviera. Además, estuvo coordinando la información universitaria para el Diario.

725anosdehistoria_diariodecadiz_puertosantamariaDELEGADO DEL DIARIO EN EL PUERTO.
En el año 2005 y hasta finales de 2006, sería nombrado Delegado en El Puerto de Diario de Cádiz. En aquel periodo convulsionó la realidad local, dando fe en el diario que un periódico se convirtió en una revista en la que, casi a diario, regalaba a sus lectores detalles de portuensismo, algo de lo que está tan necesitado esta Ciudad, a veces tan ingrata. Siguiendo la estela de uno de sus maestros en esto de la comunicación, Rafael Navas, conseguiría hacer un periódico dentro de un periódico. En aquellos tiempos el Diario organizaría un Pregón en la Feria, Zambombas en Navidad, presentaciones y trabajó en la marca como periódico de El Puerto. Con motivo del 725 aniversario de la fundación de El Puerto, sacó un Suplemento en forma de Diario, dedicado a la historia de la Ciudad, desde los orígenes históricos como Puerto hasta nuestros días. (En la imagen de la izquierda, el suplemento 725 años de historia).

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Con Patricia Conde, de La Sexta.

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Con Juan Imedio y directivos de Canal Sur

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Con Pepe Martín, el que fuera 'el conce de Mondecristo', el día que se presetnaba la serie de 'Sin tetas no hay paraiso', con el Duque.

JEFE DE TELEVISIÓN Y PASARELA.
En el año 2007 regresa a Cádiz –ya era analista televisivo desde 2005-- para, desde allí dirigir para toda Andalucía las páginas de Televisión y más tarde las de Sociedad de los nueve periódicos del Grupo Joly, editor de Diario de Cádiz. Es el crítico televisivo más leído de Andalucía. Además, tres veces por semana le siguen más de 500.000 lectores andaluces y su columna está sobre la mesa por las mañanas en productoras y despachos, gracias a los nueve  periódicos que edita el Grupo Joly: Diario de Cádiz, Diario de Sevilla, Diario de Jerez, Europa Sur, El Día de Córdoba, Huelva Información, Granada Hoy, Málaga Hoy y El Almería.
Asimismo forma parte de diferentes jurados y festivales sobre televisión, radio e internet y mantiene un blog sobre crítica televisiva que ya ha superado con creces, el millón de visitas: El sofalícola.

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Con Eduardo Punset, director del programa de TVE Redes, en el vestíbulo del Teatro Principal vitoriano.

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Con dos buenos amigos, Pablo Carbonell y Rosario Pardo.

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Con Gonzalo Miró, de Cuatro.

En estos años al frente de la edición de TV y Pasarela del Grupo Joly, Francis fue jurado de los Premios Ondas de 2007 (entre los galardonados de aquella edición estaban 'El internado', Jesús Vázquez, Maribel Verdú y 'Tengo una pregunta para usted' y forma parte de la selección de críticos españoles que da su veredicto en los premios del FesTVal de Vitoria, galardones que se han convertido en referencias de cada temporada televisiva. En esta última edición, celebrada el pasado septiembre,  fueron premiados 'Gran Reserva',  'El intermedio', 'REC', 'La hora de José Mota', 'Los protegidos' y 'Redes'

blam,blam,blamBLAM, BLAM, BLAM.
Es autor del libro ‘Blam, Blam, blam (el diario de Juan 'El Breva'), junto a un icono del Carnaval gaditano actual:  Emilio Gutiérrez Cruz ‘El Libi’ y tiene otro ambicioso ensayo presentado en las editoriales titulado ‘En un país multicolor’ y que retrata a los niños de la transición. Amamantado a las ubres de un televisor Iberia en blanco y negro, uno de sus grandes momentos de la infancia fue el de la Transición: del blanco y negro al televisor en color que se estropeaba, matemáticamente, cada nueve meses y con el que pudo iniciarse en la elección, con la inclusión del UHF; en 1978. Guarda aún la esperanza de acudir a una grabación de ‘El circo de TVE’, con Gaby, Fofó, Miliki y Fofito.

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De izquierda a derecha, participantes en una de las mesas del Seminario sobre la Televisión y los Niños de la Transición. De izquierda a derecha, Rafael Navas, Modesto Barragán, María del Carmen Goñi 'Valentina', José María Morillo y Franicsco Andrés Gallardo.

Precisamente y sobre la Transición Española, organizó un Seminario en la Universidad de Cádiz bajo el título ‘La Televisión y los Niños de la Transición’, al que consiguió traer a Maria del Carmen Goñi, la popular Valentina de ‘Los Chiripitifláuticos’, además de conducir otros programas como ‘Las Canciones del desván’ o ‘La Cometa Blanca’, y doblar a numerosas voces de héroes infantiles.

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En su visita como pregonero de la Semana Santa 2010, Francisco A. Gallardo, junto al hermano mayor de El Olivo, el alcalde de la Ciudad Enrique Moresco y los concejales populares Aguilar, Capdevila, Benavente y Alegre.

ORACIÓN EN EL HUERTO.
Su padre fue hermano de la Expiración y de la Oración en el Huerto de Jerez y por eso él lo es de la Oración en el Huerto de El Puerto, pero además es muy devoto de la Virgen de los Milagros y de la Soledad. Tenía unos piques tremendos con su hermana por rivalizar entre Jerez y El Puerto --nunca entendió el dicho de “Puerto de Santa María, donde se comen las papas porías. Jerez de la Frontera, donde se comen las papas enteras”--, pero nos consta que le molestaba mucho. Es víctima de unos tiempos demasiado catetos, aunque menos que los de ahora. Su hermana –prematuramente fallecida-- le inculcó el gusto por el cine, la geografía, y el Carnaval y le compraba los soldaditos Montaplex en el carrillo de Severo.

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Pregón de la Feria de Primavera, en Helo-Libo. Año 2005.

PREGONERO.
Ha sido pregonero del Carnaval de El Puerto en 1994. De la Navidad en el 2001, de la  Cruz de Mayo del 2003, de la Feria de Primavera en 2005 --la feria le ha gustado siempre, desde que tomaba tapitas en el Gazpacho mirando la pista de los coches choque--, y de la Semana Santa en 2010, pregones todos muy recordados especialmente este último, al decir de muchos, el mejor de los que se han pronunciado de la Semana Santa de El Puerto, en los últimos 25 años.

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PREGÓN DE LA SEMANA SANTA.
Recogía Carlos Benjumeda, en la crónica de aquel pregón en Diario de Cádiz: “A las pinceladas de sentimientos religiosos sumó momentos de nostalgia al recordar a ilustres ciudadanos que destacaron por su entrega hacia los demás. Y a ello unió palabras de reconocimiento de una advocación que marcó los recuerdos de su infancia cofrade, el Cristo del Amor, que llegaba hasta las puertas del presidio y era izado con cuerdas hacia el interior del Penal. Al igual que esta tradición, enumeró otros elementos del patrimonio que se han perdido o están abandonadas: la ermita de los Caminantes, las araucarias, el Teatro Principal, reivindicando como portuense (o ‘porteño’, palabra que prefirió) “valorar lo que tenemos frente a lo que se perdió”. Y como parte de lo perdido pero que aún vive en la memoria, recreó una procesión celestial formada por cofrades ya desaparecidos, antiguos pregoneros, poetas, periodistas y escritores fallecidos, imaginando una alegre comitiva portuense que procesiona en la Gloria: “La que han liado los del Puerto de Santa María en la Iglesia Mayor del Cielo”, expresó con gracia, alcanzando el mayor reconocimiento y aplausos del emocionado público”.

50lasalle_francis_puertosantamariaLA SALLE.
También he exaltado a muchas cofradías de El Puerto y, recientemente, representó a las promociones que pasaron por el Colegio de La Salle, con motivo del acto inaugural del 50 Aniversario de la llegada de los Hermanos de las Escuelas Cristianas a El Puerto, celebrado el pasado octubre.

GRACIA PORTUENSE.
Me he permitido afirmar hace poco que Francis derrocha lo que se ha convenido en denominar, en recuerdo a Muñoz Seca, la ‘gracia portuense’. Que mira la vida a veces con la ingenuidad y el asombro de un niño, y otras con la retranca de un viejo marinero, para componer y crear en sus trabajos, artículos, pregones, exaltaciones y cuantas colaboraciones requieren de su concurso. Es poseedor de una buena coctelera de recuerdos, sensaciones y buenos sentimientos.

trinialvarado_puertosantamariaFAMILIA DE CANTAOR, DEPORTISTA Y ACTRIZ DE HOLLYWOOD.
El tío de Francis, Domingo Alvarado, fue un cantaor jerezano que triunfaba a finales de los 50 cuando las canciones del verano eran sinceras rumbas y boleros. Domingo se  embarcó entonces en la gira de Carmen Amaya, el valor más internacional de la escena española cuando este país aún estaba enroscado en su autarquía y enfrentado al resto del mundo. El hermano de Mercedes se quedó en Nueva York y allí formó su familia. Como de casta le viene al galgo de esta estirpe, una hija de Domingo es la actriz Trini Alvarado, la protagonista de películas como la última versión de ‘Mujercitas’, en 1994; ‘Mrs. Soffel’, con Mel Gibson, 1989;  ‘Agárrame esos fantasmas’, 1995, con Michael J. Fox; ‘Paulie’, 1998; y más recientemente en la televisión, varios capítulos de la serie de la Fox, ‘Fringe’.

(En la imagen, cartel de la película ‘Stella’, protagonizada por Bette Midler y Trini Alvarado. La bufanda que luce en el cartel Trini fue confeccionada por su tía Mercedes. La lana, por cierto, fue adquirido en el establecimiento de Pingouin-Esmeralda en La  Placilla).

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Domingo Javier Alvarado, primo hermano de Francis, quien fuera entrenador del Racing, hace 20 años, en la temporada 1990/91.

Domingo Alvarado no pierde por cierto su vínculo con su tierra. Es padre, también, de Domingo Javier Alvarado, entrenador en varias etapas del Racing Portuense (la primera de ellas en el primer ascenso deportivo del club, a Segunda B, en la temporada 1990-91) y que estuvo al frente del Xerez B.

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El Blog el Sofalícola, de Francisco A. Gallardo, ha superado ya el millón de visitas.

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Cocinando con Eva Arguiñano en un programa para la TV de la productora Bainat.

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Con Jesús Quintero, 'el Loco de la Colina'.

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Con Lisa Edelstein, la Doctra Cuddy en la serie House, luciendo ésta un abanico de El Puerto de Santa María con un dieño de Costus..

Francis tiene la suerte de tener por compañera y esposa a Paqui y la alquimia que producen entrambos ha creado una pareja especial. En El Puerto hemos podido comprobar, que la imaginación, la constancia, el estudio, el trabajo metódico y la bonhomía son su fuerte. Francis nos debía sus vivencias, su forma de contar como son las cosas de El Puerto y nos lo ha devuelto con creces, en esos pregones tan extraordinarios de la Feria de Primavera y el Pregón de la Semana Santa, especialmente. Y los que quedan por contar, ¿para cuando el de la Patrona?

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