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Manuel García de Quirós Domínguez, el guardia municipal, el aficionado a los toros; el hombre que siempre se buscó la vida para salir adelante; el hombre que se vino del campo dejando un arado y se jubiló dejando un ordenador, tiene una compleja historia que se confunde con los últimos setenta y tres años de la vida de El Puerto. Policía Local jubilado en el año 2000, con una familia procedente de Asturias y Portugal, emparentado con ‘el Portugués’ de la calle Zarza y con los primeros propietarios de Lolita y Serafina, hoy reparte su tiempo entre recordar,  caminar mucho, sentir la afición por los toros y su familia. (En la fotografia, en la cafeteria 'El Paseillo').

manuelgarciadequiros_01_puertosantamariaNació en la calle Cruces, 32 el día 2 de diciembre de 1935, pero con cuatro años su familia se va a vivir a la calle Postigo, frente a la Fábrica de Harinas. Sus primeros recuerdos son para la droguería de la esquina y la frutería de Tito Pastrana o el almacén -luego bar y freidor- de La Gloria. (Manolo, de pequeño, posando para el fotografo).

Su familia vivía en el campo, labrando un campo propio, en el Pago Serrano, donde se crió Pernita. Solo bajaban a El Puerto un día de Feria, el Viernes Santo, el 18 de julio, la Virgen de los Milagros o por enfermedad o parto de alguno de sus hermanos. No se podía perder el tiempo en ir y venir a diario con los exiguos medios de transporte de los años treinta. No fue a la escuela de pequeño, un Guardia Civil retirado -Antonio Toro- lo instruía; el resto lo aprendió en el servicio militar o por su cuenta. Ni lo podían llevar al colegio. No fueron los seis hermanos mayores aunque si los dos mas pequeños, a la Escuela Rural de la Arreijanal y a la del Barranco.

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Con el primer tractor, Manolo, a la izquierda, con su desaparecido hermano Jose, en El Barranco.

Manolo, como hermano mayor le tocaba dar de comer a las bestias muy temprano y luego pasaba todo el día al sol trabajando. Pero afirma que en el campo se vivía bien. Por lo menos se comía. Todos juntos: sus padres, hermanos, tíos y los trabajadores. Allí comía todo el mundo. Incluso algunos braceros -en aquellos tiempos difíciles- sacrificaba su comida y se la llevaban para la familia después de una dura jornada laboral. Recuerda que su padre, Juan, era reconocido por su gran humanidad y por eso a él le conocieron durante un tiempo por Juanito.

manuelgarciadequiros_03_puertosantamariaUn tío suyo, Paco, estaba suscrito a las revistas Clarín, Dígame y El Ruego y mientras las devoraba, se le metía la afición en el cuerpo a la par que practicaba la lectura. Todo el tiempo que tenía libre lo invertía en aprender, leer, documentarse... No sabe jugar a las cartas, ni al dominó, ni al carro, ni a las siete y media, ni a nada... No perdía el tiempo, su avidez por aprender no le dejaba tiempo para nada más.  En julio de 1955, con 20 años, se marcha al Servicio Militar de voluntario. Como no había hecho la Primera Comunión, allí que la hizo, vestido de marinero, pero de marinero de verdad. Y seguía aprendiendo, estudiando, conociendo... Y a su vuelta al campo, a trabajar en las viñas, especialista como era en las tareas de las viñas, entre otras las labores de poda y castr. (En la fotografía del Estudio Pantoja, tomada el 26 de noviembre de 1955, cuando estaba haciendo la instrucción durante el Servicio Militar).

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LA BODA Y LA CASA DEL PORTUGUÉS.
En octubre de 1960, el día 12, se casa con Milagros Pacheco Nucete, vecina de “el Portugués”: vivía en la calle Zarza, 57, -en la casa restaurada por la inmobiliaria de Antonio Caraballo Crespo-. El mote de “el Portugués” le viene a aquel buen señor, que tenía un puesto de chucherías en los bajos de la casa, por su bisabuelo, quien durante una epidemia de peste durante el siglo XIX fue dado por muerto. Lo depositaron en la piedra de los féretros en el cementerio y cuando despertó y se vio rodeado de muertos, empezó a correr y no paró hasta Portugal. Si no es verdad bien pudiera serlo.

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Manolo y Milagros, en una foto de Estudios Pantoja, tomada el 16 de enero de 1957.

manuelgarciadequiros_05_puertosantamariaADIOS AL CAMPO, ADIOS.
Manolo y Milagros se van a vivir a la calle San Juan, 27 a la edad de veinticinco años trabajando en el campo hasta los veintiocho. En enero de 1963 no se lo pensó más, de tantas veces como lo había hecho; aquello no era para él: tiró la azada, cogió campo a través y se vino a El Puerto a buscar trabajo. En el crucero de las calles Larga y Luna se encontró a un guardia, “el Tuli” que también había desertado del campo; le explicó su situación y éste le ofreció la oportunidad de entrar a trabajar con los municipales: «--se cobra poco, pero comerás todos los días. El hambre pasará por la puerta de tu casa, pero no entrará», le dijo. Su primera nómina sería de 333 pesetas con 33 céntimos, casi le faltaba dinero para pagar el tabaco que se había fumado ese mes y tenía ya tres hijos. Con el tiempo buscaría trabajos extraordinaros que le complemenaran el recibo de salario.

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De izquierda a derecha: Francisco Muñoz Chacón, Manuel García de Quirós, el Comandante Manuel López Romero, Juan Barrios Quirós, Jaime Fernánez Criado, Secretario General del Ayuntamiento, Manuel Vázque, 'el Cuqui' y Manuel Rebollo Laynez, concejal de Policía Local. La foto de Rafa es del 5 de enero de 1973.

EL GUARDIA QUIRÓS.
Nuestro protagonista afina fechas: entró a trabajar en el Cuerpo de la Policía Local el día 4 de febrero de 1964 y se jubiló el 2 de diciembre del año 2000, después de 36 años de servicios prestados a la Ciudad. Ha hecho de todo en la policía municipal. Dirigiendo el tráfico en las esquinas; motorista con sus propios medios en 1968 (tenía un plus de 1.000 pesetas) llegando a estrenar las motos Sangla siendo concejal de Tráfico el desaparecido Manuel Rebollo Laynez. Estuvo en el grupo de Atestados durante nueve años, y de patrullero hasta su jubilación.

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Manuel García de Quirós Domínguez, con la policía motorizada en Sangla, el primero por la derecha.

El último día salió de su puesto de trabajo una hora más tarde, siendo su compañero en el patrullero, Manuel Martínez Rodríguez, “el Volpa”. (El apodo se corresponde con la costumbre de éste, siendo taxista, de no beber alcohol y tomar el popular “refresco antised” fabricado en El Puerto). Manolo sostiene que, como hijo de El Puerto, durante la época de la represión se ponía de parte de los trabajadores, evitando ir a servicios complicados donde se repartían palos, o soslayando las primeras filas, algo que pueden corroborar -afirma- gente que hoy está viva. En vigilancias políticas, solía mirar para otro lado.

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Patrullando a pie, por la calle Vicario en invierno, con salacof, junto a su compañero Juan.

Ya hemos hecho referencia a lo reducido del salario. Había que completar el sueldo y Manolo ha sido cobrador toda la vida, en el tiempo que no estaba de servicio. De máquinas de coser Sigma, durante siete años. Del Servicio de Aguas, luego Aguas del Puerto, durante 18 años. En la financiera de SEAT, 19 años. Incluso, como era un especialista. Incluso, como era especialista en las tareas de las viñas, acumulaba días de descanso para realizar las labores de poda y castra entre otros. También a lo largo de 25 años -en cinco ocasiones- se rebajaba del servicio policial para ejercer como Agente Censal, algo que le encargaban por sus conocimientos de los territorios campales.

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En el Patio de Cuadrillas. De izquierda a derecha, Manuel Paz Reina, Paco Camino, Manuel García de Quirós y El Viti. (Foto Fariñas).

LOS TOROS
La afición a los toros le vino desde que tiene uso de razón. Quería saber, pero no sabía leer y eso le obligó a aprender: quería conocer el mundo taurino. Iba a los toros con su padre. Desde 1948, desde el 30 de agosto. Y por su cabeza pasan las primera figuras de la época que vio pisar el albero porteño: Antonio Ordóñez, Pablo Lozano, Manolo Vázquez y Conchita Cintrón, rejoneadora y novillera que le había comprado una yegua a su padre, con cuya venta compraron una finca de labranza. De Policía Local tuvo la suerte de estar en el callejón hasta que se hace cargo la Policía Nacional, entonces Policía Armada.

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Manolo con el sombrero de ala ancha. (Foto Jorge López. Zarzaquemada).

Tiene un abono en Delantero Balcón Primer Piso, números 242 y 243 desde 1958, hace cincuenta años. Es el único aficionado que se destoca, que se quita el sombrero en la Plaza cuando un torero brinda la faena al respetable... «La fiesta taurina, como las ceremonias religiosas, son un ritual. Cuando un torero brinda la faena al público, me levanto y me descubro porque al ser yo público me considero brindado. Es un agradecimiento y respeto a lo que el torero hace. Hoy ya casi se ha perdido esa costumbre» afirma. Con tal motivo, en Bilbao le dieron un premio al mejor detalle. «Que tenga que venir un andaluz a enseñarnos lo que es el respeto en los toros» se escuchó en los ambientes taurinos vascos. De la Plaza Real se moja y opina: «En Andalucía, después de Sevilla, la siguiente en importancia es la nuestra. Ya quisieran tenerla para sí otras capitales de provincia de España. Es donde se da la mejor feria del verano en Andalucía, aunque falten toreros, que no hay en el mercado, para tanto festejo.»

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Saludando desde el burladero de callejón de la Plaza de Las Ventas (Madrid). Año 1999.

Se ha recorrido media España asistiendo a los festejos taurinos y siguiendo a sus ídolos: Madrid (San Isidro y la Feria de Otoño), Bilbao, San Sebastián, Zaragoza, Logroño, Pamplona, Barcelona, Valencia, Málaga, Albacete,... y todas las de Andalucía La Baja (Algeciras, Jerez, Sevilla, Sanlúcar, la desaparecida de Cádiz, ...). En Francia: Nimes, Arlés. Con Mondeño era “mondeñista” y con José Luis Galloso el comunicador de lo que hacía a la afición y los medios, recién terminada la corrida allá donde torease. El llamaba o lo llamaban y comunicaba las incidencias habidas en la faena. Tiene amistad con Galloso, éste nació en el número 32 de la calle San Juan y Manolo vivía en el 27.

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NUNCA VIÓ TOREAR A MANOLETE.
Manolo recuerda que nunca pudo ver torear a Manolete. Con nueve años, en 1944, el diestro actuó en El Puerto. Acompañaba a su padre que estaba trabajando en la finca que tenía arrendada, Haza de la Becerra, y venían a caballo para los toros por la carretera de Sanlúcar. En esto un coche marca Austin que llevaba en la baca teleras de pan, perdió una pieza. Y otra. Y otra mas. Hasta tres. Como comprenderán ese día no fueron a los toros, pero todos comieron pan en plena posguerra incivil. En otra ocasión estaba previsto que Manolete actuara en El Puerto el 20 de julio de 1947, empero, una cogida el 16 de julio impidió que el diestro se desplazara a El Puerto. El tercer intento sería definitivo en la frustración de poder presenciar una faena del torero cordobés, prevista su presencia en la corrida que se iba a celebrar el 31 de agosto de 1947. Dos días antes, el 28 de agosto el toro “Islero” lo mata en Linares.

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Carteles en El Rincón de los Recuerdos.

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En la bodega del Rincón de los Recuerdos, con su nieto en brazos, delante de las botas que tienen los nombres de los hijos. El Fino, el vino típico de El Puerto, lleva el nombre de su hijo Ignacio, concejal y portavoz socialista en el Ayuntamieto de El Puerto.

EL RINCÓN DE LOS RECUERDOS.
Tiene una especie de museo taurino, el Rincón de los Recuerdos, como le gusta llamarlo, que por cierto lo tiene en la Barriada de los Toreros. Allí conserva 12.000   carteles taurinos, más de 400 de ellos enmarcados; colecciones de las revistas Ruedo, Dígame, El Clarín de antes de los años 30, (le robaron una serie de Clarín y el Ruedo), 6 toros 6, desde que salió. Allí tiene capotes, banderillas, muletas, trajes de luce, películas, libros taurinos, incalculables entradas de toros de todos los sitios a donde ha ido, ... en apenas 210 metros cuadrados

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Con el matador de toros, José Tomás.

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manoloeldelatuba_puertosantamaria«Manuel Jiménez García, conocido popularmente entre el gran público portuense como ‘Manolo el de la Tuba’, obrero de la construcción forjado a sí mismo, artesano del zapato, barbero por beneficio de su padre y músico por afición, nació el 5 de febrero de 1930 a las 4,30 h. de la madrugada en la calle Jesús de los Milagros, donde también vivían ‘los Lobitos’. Cinco días antes se instaura en España la dictablanda, tras el nombramiento en Madrid del general Berenguer como jefe del consejo de ministros, con el encargo del rey de preparar la vuelta al régimen constitucional anterior a 1923. Toda una época.

Su padre, Antonio Jiménez Salmerón, barbero al que denominaban ‘el Gordo’, regentaba una barbería en la calle Luna, en el mismo portal de la ferretería de los Sánchez. Nos comenta Manolo con orgullo, que los tres primeros sillones giratorios de barbero que vinieron a El Puerto (sillones americanos), los importó su progenitor de Inglaterra con la intermediación de Doña Rufina Vergara. (En la fotografía de la izquierda, Manuel Jiménez Díaz, 'Manolo el de la Tuba', con el uniforme de la Banda Municipal de Música, posando tras la inauguración de una Feria en Crevillet).

antonio_elcaneco_puertosantamariaEra fácil ver por aquél entonces en la antesala de la barbería a ‘el Caneco’, limpiabotas y cantaor de tronío que aprovechaba la espera de los parroquianos para ejercer su oficio de  lustrador de zapatos, y marchar luego a cantar por las esquinas con una copita de más el arte racial que llevaba dentro.Sus primeras letras las aprendió en el Colegio del Hospitalito con Doña Magdalena Ávila, también profesora de Rafael Gómez Ojeda. pasando luego a las sabias manos de Don Remigio Peñalver que le inculcó inequívocamente casi sin saberlo, su pasión por la música. Con diez años y tras la muerte de sus padres y de varios hermanos a consecuencia de la guerra y el hambre que pasaron –quedaron seis de 11 hermanos-, quedó a cargo de su hermana Antonia, para él, toda una heroína del momento que les tocó vivir.  (En la fotografía el cantaor y lustrador de calzado, Antonio 'el Caneco'. Foto Colección Luis Suárez Ávila).

manoloeldelatuba_2_puertosantamariaLos Salesianos de Cádiz lo acogieron como a tantos niños huérfanos de aquellos horribles años, aprendiendo el oficio artesanal de hacer zapatos y empezando a ser aprendiz de músico con los instrumentos de la clave de fa, símbolo usado en notación musical, cuya función consiste en asociar las notas musicales con las líneas o espacios del pentagrama. Allí aprendió también por estigma familiar a recortar las coronillas a los curas, aún conserva los aperos de aquellos menesteres. (Ilustración de María Fernández Lizaso.

Ya en El Puerto de nuevo y después de su periplo capitalino, se colocó en la zapatería que tenía Gilabert en la calle Larga, que exportaba zapatos para medio mundo, siendo sus compañeros de viaje ‘Pepito’ el de la Fonda Bartolo, ‘Gilito’ y Antonio Doello. Con 18 años recién cumplidos (1948), el maestro Rocafull le entrevista en su casa de la calle Luna (al lado de la Bota de Oro), y empieza los ensayos con la Banda Municipal en los locales de la Academia de Bellas Artes, justo al lado se repartía el famoso plato único y día sin postre para los más desfavorecidos, que por desgracia eran muchos en aquella España de la posguerra.

manoloeldelatuba_03_puertosantamariaDespués de cumplir con el servicio militar en Figueras, se incorpora al gremio de la construcción donde desarrolla el resto de su vida laboral, y conoce a través del asilo de huérfanas de la calle Cielo, a la que más tarde sería su esposa, María Cárdenas Serrano.

Desaparecido Rocafull, se hace cargo de la Banda el maestro Dueñas Piñero con el que nuestro protagonista comparte 36 años de pasodobles toreros, de dianas floreadas y de retretas y melodiosos pasacalles, que han llenado toda una vida entre trombas, trombones y la inseparable tuba con la que ha recorrido los templetes y las calles de nuestra ciudad. Una vida sacrificada y dura, no exenta de problemas a los que siempre ha mirado de cara, en la que ha buscado el por qué de las cosas y de la que dice estar en paz consigo mismo. Una vida en la que sus amigos ya desaparecidos: ‘el caja’ Remigio Andujar, ‘el saxofón’ de Juanito García, el trombón de ‘el Batalla’, y los recuerdos de su primera época que comparte con Calixto García y Alberto Barba, le convierte junto con estos dos en el mágico trío de los últimos de Rocafull.» Manolo Morillo.

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luiseldeloshuevos_01_puertosantamariaLuis del Pino Robles, Luis 'el de los huevos', nació en la Ribera del Río el 15 de julio de 1923, en los soportales existentes frente a la Casa de la Munición o Provisión, donde por la época existía un cuartel militar de Artillería, y que muchos han conocido  al final del siglo XX como Taberna 'La Resaca'. Su madre, María Magdalena Robles le lavaba y planchaba la ropa a los soldados. Su padre, Francisco Pino Suárez era primo hermano de Manolo y Miguel del Pino, los célebres diestros locales. El apodo de la recova le viene a Luis por su trabajo en el Despacho de Plácido Carvajal, con el que repartía huevos y queso al por mayor al comercio local con quince años.

Estudió en Santo Domingo, solo allí, y recuerda a su maestro D. Alfonso. Ya con siete u ocho años repartía leche con José Arcila por las casas. Era el sexto hijo de una familia con diez hermanos y su madre enviudó pronto, por lo que había que echar una mano. Con quince entra a trabajar en el despacho de Plácido Carvajal, en la calle Ricardo Alcón, 11, donde se encuentra una venta de periódicos de su sobrina frente al refino “De los Muertos”. Allí estuvo hasta bien avanzada la treintena, mientras alternaba sus ocupaciones laborales con sus aficiones artísticas, colaborando en festivales y actuando en tablaos y fiestas privadas.

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Casa Plácido, en la esquina de la Placilla (antigua calle de San Bartolomé) esquina con Ricardo Alcón, donde Luis se avituallaba para el reparto de huevos (en la pizarra los precios) y quesos. (Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

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En la Sala de Fiestas 'Venta Taurina' de Las Palmas de Gran Canarias.

luiseldeloshuevos_08_puertosantamariaSU OPORTUNIDAD ARTÍSTICA: CANARIAS.
A Luis le sale un contrato para actuar con un grupo en las Islas Canarias, con 39 años. Estuvo en la Playa de la Cantera en sendas Salas de Fiestas: La Venta Taurina y el Patio Andaluz; tres meses en una y otros tantos en otra. Luego le vino un contrato para Barcelona, pero su hermana le reclamó en París para que actuara de intérprete -nuestro protagonista aún domina hoy el francés- y allá que se fue abandonando el artisteo. «--Si me hubiera ido a Barcelona “mi capa habría valido más”, pero lo dejé y malogré mi carrera de artista». Dominaba y afirma que aun domina, el baile, el cante y las castañuelas.

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Luis, caracterizado de Carmen Miranda, en la cabalgata del Carnaval del año 2002.

SU NÚMERO FUERTE.
Su especialidad, su mejor número artístico era imitando a una brasileña, a la magistral interpretación de Carmen Miranda quien, aconsejada por Xavier Cugat para que usara aquellos a modo de sombreros con frutas caribeñas en la cabeza y que utilizó en sus películas musicales. En realidad María do Carmo Miranda da Cunha, había nacido en Portugal el 9 de febrero de 1909 aunque residente en Río de Janeiro desde los 10 meses de edad. Luis tenía que hacer bises pues el público le reclamaba esa actuación cada vez que la ofrecía en el escenario.

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Luis, en un par de fotografías promocionales de sus actuaciones. En la de la izquierda, como primer bailarín de los espectáculos. A la derecha, caracterizado como repartidaor de huevos, con un canasto, parodiando su ocupación y el sobrenombre por el que es conocido.

lolafloresCON LOLA FLORES.
Recuerda Luis que «Emilio Bootello, mandamás de Renfe, tenía un chalet en la calle Pozos Dulces. Su mujer era muy amiga de Lola Flores y ésta había venido a actuar a Jerez, al Villamarta. A Bootello yo lo conocía porque era el suministrador a domicilio de “la gandinga”. Y me invitó a la fiesta que dio en su casa a la artista. Me llevé un capote de lentejuelas de raso, hecho por mí que fue la admiración de la Faraona: allí hice el número, imitándola, de la bulería de Antonio Torres García. Como yo tenía poquita voz tenía que pedir que me pusieran la cejilla en el tres. Lola se dirigió a Gabriela Ortega y a la Paquera y les preguntó: «--fijarse la cara del gachó ¿a quien se parece?, mirarlo bien». Y es que yo era, por lo visto, clavao a un zapatero de Venezuela. Nos reímos mucho y pasamos una buena noche».

luiseldeloshuevos_05_puertosantamaria23 AÑOS EN FRANCIA.
Desde 1965 hasta 1985 estuvo viviendo en Francia, allí se jubiló y allí le dieron la invalidez por culpa de dos hernias. Estuvo trabajando de camarero y en otras actividades que no tenían que ver con su arte, aunque algunas veces los dueños de los locales de hostelería donde prestó sus servicios, sabedores de sus habilidades, le animaban a hacer algún número. A partir de su jubilación estuvo durante tres años mas en el país galo hasta que se vino para España. Allá quedó su hermana Paca, que tiene 80 años y aquí vive su hermana Mercedes, con 83. Luis, que cumplirá 86 años el próximo junio vive en la Barriada de las Nieves, en la Plaza de Venezuela y afirma que «me quiero ver otra vez en un escenario. Me gustaría actuar, desinteresadamente, en algún festival con fines benéficos. Dilo tu en el Ayuntamiento, por si quieren contar conmigo». Queda escrito. Genio, educación y figura, educadísimo, Luis sueña con volver a un tablao y ofrecernos su arte. (En la fotografía adjunta, Luis con peluquín, actuando en el Café Cantante Barcelona, junto al Folies Bergère parisino. En realidad Luis trabaja en el Office de dicho local, pero un autobús de españoles que le conocía, pidió a la dirección que Luis hiciera uno de sus números de baile con castañuelas).

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A la izquierda del programa de mano, podemos ver a Luis, en una instantánea con su pareja de baile Luchy Rodríguez, “la excepcional pareja de baile clásico andaluz. Era el miércoles 26 de agosto de 1953 a las once de la noche. Manolo Carrillo presentaba por primera vez en España en su gira triunfal por Andalucía, al coloso de la canción moderna Luis Aranda y la nueva figura  de la canción andaluza Carmen Mariscal, en la grandiosa superproducción de Variedades Selectas “Cabalgata de Estrellas 1953, entre otras destacadas actuaciones.

luiseldeloshuevos_07_puertosantamariaLa ficha técnica es para leerla: Dirección Artística: M.Carrillo. Dirección Musical: M. Leveque. Maestra Concertadora, profesora: Lolita Lanzarote. Regidor de escena: Manolo R. Cortés. Maquinista Jefe: Francisco Camacho. Segundo Maquinista: Francisco Andrade. Gerente: José Valiente. Representante en Ruta: Guillermo Aguilar. Números de Baile montado y dirigido por L. del Pino. Vestuario confeccionado para este espectáculo por: M.Mariscal, según diseños de M. Carrillo. Decorados y atresso [sic]: Propiedad. Peluquería: Pepi. Grupo microfónico: Quico, montado por Manolo Pacheco. Organización: M. Leveque y M. Carrillo. Representante exclusivo: Manolo Astorga. El patrocinio era de una bodega portuense: Brandy Viejo Veterano Osborne y Amontillado Fino Quinta. (En la fotografía, perteneciente a otro festival benéfico, Luis caracterizado de mejicano en el Teatro Principal. Doña Virginia lo dirigía al piano y escogía para nuestro protagonista los números cómicos).

Reunión de amigos celebrada en el desaparecido Hostal San Nicolás (el propieario era Guardia de Asalto y la dueña Irene), de la calle San Bartolomé,  hoy reconvertido en lujosos apartamentos, con motivo de dar un homenaje de despedida a un funcionario de prisiones de nombre Atilano, que se iba de El Puerto; había sido sargento cuando Manolo Carrillo estuvo haciendo el servicio militar en Toledo. De izquierda a derecha y de arriba abajo: Francisco Navarro Mariscal Navarrito, Manolo Astorga Morillo mancebo y vate; Joaquín López Hidalgo, Macario Valimaña Lechuga, funcionario de prisiones desconocido,  Pepichi Nogués, Ángel funcionario de prisiones, Francisco Pérez Bernal Kako, Manuel Campos García, funcionario municipal, Juan Astorga Morillo y Juan Belmonte. Fila de enmedio: Pepe Morillo León, Manuel Rodríguez, Aquilino, funcionario de prisiones homenajeado, natural de Talavera de la Reina, Guillermo Aguilar Martínez y Luis  del Pino Robles, mas conocido como Luis el de los Huevos. Abajo: Miguel Leveque, Miguel Lobato Quintero y Manolo Carrillo Lucero con su inseparable pajarita, organizador del sarao. (Foto Colección M.S.L.).

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Los alumnos de la Academia de Bellas Artes en 1951, cuando se encontraba situada en el antiguo Convento de Santo Domingo, hoy Institiuto de Bachillerato. Podemos observar las palmeras existentes, donde hoy hay naranjos y la fuente original que en la actualidad  está situada –mutilada- en el Parque Calderón. Atrás en alto, Antonio Poullet y José Antonio Sánchez. Fila siguiente de izquierda a derecha:  Ramón Querol Llerandi, Ramóncito Zarco, dos desconocidos, Francisco González Delgado, Manuel Monge, Manuel Girón Ceballos, Joaquín Lojo Rodríguez, Luis Ortega García, Antonio Pérez Ruiz. Fila siguiente, de izquierda a derecha, José Marchena Rodríguez, Manuel Guerrero, desconocido, José González Padilla, desconocido, Rafael Rivas Acal, Eduardo Cáravae, Antonio Gandulla López, Miguel Ángel Pantoja del Puerto, Pedro Vidal. Fila siguiente, agachados de izquierda a derecha, Luis Poullet, Francisco Dueñas Redondo, Quique, Antonio de la Torre González, Eloy Fernández Lobo, Javier Renedo Varela, Esteban Matute, Juan Luis Rodríguez, Abadía e Ignacio Sordo. (Foto colección Eloy Fernández Lobo).

logobellasartes2_puertosantamaria«Más de 20.000 alumnos han pasado a lo largo de siglo y pico de existencia de la Academia por sus aulas. La exposición de los trabajos realizados, la entrega de diplomas y las visitas de personalidades a las clases han sido tónica permanente de todos los tiempos. Muchos alumnos encontraron en las enseñanzas de la Academia la orientación hacia su futuro profesional como arquitectos, pintores, músicos y oficios artesanos.» (Del catálogo de la exposición: Un siglo de Actividad e Historia).

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Juan Antonio Barcia Ramírez, Antoñito “el Gato” se lo puede usted encontrar por las calles de El Puerto haciendo todo tipo de sonidos animales, industriales y hasta parodias. Especialmente el maullido que le apoda. Viudo de Victoria Moreno Rey, sin hijos, vive con su perrita “Linda” en la calle López Chorro de la Barriada de la Playa. A Antoñito, que dice siempre la verdad, se le entiendo todo. Nació el 27 de octubre de 1940 en la calle Javier de Burgos número 15. Tiene pues 68 años y está felizmente jubilado del mundo de la mar, habiendo sobrevivido a tres naufragios. De chico estudió en los colegios de  D. José Gago en la escuela de la calle Larga y en el del Polvorista -donde hizo la primera comunión con su hermano Manolo-, y con Don Teófilo. Antonio se acuerda de los castigos corporales de la época, de los que no era muy partidario y pronto abandonó los estudios. Empezó a trabajar como aprendiz en las Salinas, regando las montañas de sal; ganaba dos reales diarios. Por las noches salmoneteestudiaba con Don Ginés, con nótula propia en Gente del Puerto- en la Escuelita de la SAFA.

Juan Antonio Barcia Ramírez, Antoñito “el Gato” (“the Cat”) can be found around the streets of El Puerto making all kinds of animal and industrial noises and even parodies. He’s especially famous for the meow he gets his nickname from. The widower of Victoria Moreno Rey, he has no children, and lives with his pet dog “Linda” in calle López Chorro in the area near the beach. Antoñito, who always tells the truth, talks very clearly. He was born on the 27th of October 1940 in number 15, calle Javier de Burgos. He’s therefore 60 years old and is happily retired from the world of the sea, having survived three shipwrecks. As a boy he went to the D. José Gago schools at calle Larga and Plaza del Polvorista, where he did his first communion with his brother Manolo, and he also studied with Mr. Teófilo. Antonio remembers the corporal punishment at that time, which he wasn’t very fond of and he soon left school. He started working as an apprentice in the salt marshes, watering the salt mountains; he earned two reales per day. At night he studied with Mr. Ginés, who has his own article in Gente del Puerto, in the Sagrada Familia School.

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Su aventura marinera empieza cuando cumple 18 años y se embarca por primera vez en el “Pepito Pérez”, también estuvo en el “Manolito Jesús”, en “La Rocina” y en el “Ramón y Esperanza” el barco en el que mas tiempo estuvo enrolado, propiedad de Ramón Tur Tur, hasta que lo compra un armador de Sanlúcar apodado “el Lobo”, Manuel Rosa Gallardo. Aquel barco era un arrastrero que hacía turnos de 40 días, tardando 4 en llegar a su caladero y otros tantos en volver a tierra -en medio 32 días faenando sin parar- durmiendo en camarotes infernales. Hasta la muerte de Franco costeaban por Marruecos y luego ya, con las prohibiciones, poniendo rumbo a su destino al menos a 200 millas de la costa. Mas allá de las Canarias, Villacisneros, ... Antoñito afirma que «yo nunca tuvo follón con los moros». (La Lonja en 1970. Foto Colección Antonio Leveque).

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La pesca de arrastre esquilmaba bastante los fondos marinos y es algo que se está estudiando en la comunidad europea, a iniciativa ecologista, pues esta técnica es nociva para el ecosistema. El barco, una vez llega a su caladero empieza la faena de calar y chorrar: el barco calaba, es decir depositaba  los  aparejos en el mar y navegaba tanto al sur como para norte, este u oeste, dependiendo de los cardumen, -banco de peces-, cuatro, seis, ocho horas, doce horas... Cuando el Patrón de Pesca consideraba que lo que habían recogido en el copo  era suficiente, arrastrando todo lo que encontraban, iniciaban la faena de chorar y  subían al barco los utensilios o aparejos: entre ellos el copo que forma parte de la redes; lo último que suben son las puertas de arrastre que siempre quedaban en la popa de barco. Luego se clasifica el pescado en cubierta, se mete en cajas y para las cámaras frigoríficas. Y vuelta a empezar y así todo el turno. Un agotador trabajo para los curtidos hombres de la mar. 'El Gato' pescaba marrajos con cañas y anzuelos, una especie de ocio en sus actividades en alta mar. Es conocido esta actividad como palangre de fondo. Eso arrastero_puertosantamariaestuvo haciendo durante su vida de marinero “el Gato”. Superviviente de tres naufragios: “La Isla Paloma”, otro de Alicante y un tercero del que no se acuerda: «estas cosas son mejor olvidarlas», afirma entre maullidos y un extraño sonido que se asemeja con fidelidad a un serrucho de carpintero. (Foto superior: La Lonja en 1970. Colección Antonio Leveque).

En la Bahía ha pescado chasca, tapaculos, arañas, temblaeras, chuchas, cazón. En el Moro la gamba, la pota, besugos, breca, lulas. Al sur de Canarias, salmonetes, pulpo... De noche pescaban marrajo. En Canarias se embarcó con Pescanova en el “Montse Jáquive” y anduvo faenando al sur de las islas. Recuerda un dicho de su madre: «Yo se cuando mi hijo sale, pero no cuando vuelve» (Foto: Maqueta de Barco Arrastrero).

elgato_2_puertosantamariaSu afición por las imitaciones y las parodias le viene de chico: hace de todo: un gato, una gata en celo, un cochino, el caballo, un serrucho, un trueno, voces de extranjeros, mueve las orejas, suplanta voces, hace la parodia de una mujer pariendo... Si “el Gato” hubiera nacido en estos tiempos, a lo mejor se hubiera especializado y sería una figura del Beatboxing, la habilidad de imitar sonidos con la boca, principalmente caja de ritmos, también considerado como el quiento elemento del hip-hop (los otros cuatros son Rap, Break Dance, Graffiti y Turntablism). Curioso personaje este Gato... con sombrero y botas.

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Miguel López-Cepero Gallardo, porteño de 78 años casado con Victoria Panadero, jerezana de 79 pero porteña, --cariñosamente presa en El Cepo del negocio familiar--, son los patriarcas de una familia hostelera de reconocida fama, buen trato y mejor atención gastronómica a sus clientes y amigos. Tres hijos y cuatro nietos son la descendencia familiar; del negocio de dar de comer, comen a su vez, además de los clientes, siete familias y los eventuales y extras de los fines de semana y temporada alta.

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Quien iba a decir, hace cerca de 50 años, que la pequeña venta que Miguel López Cepero regentaba en la carretera de Jerez a Rota, en las inmediaciones de lo que hoy es el complejo presidiario mas grande de Europa, llegaría a alcanzar la merecida buena fama de la que goza en tantos ambientes de la Ciudad. Por entonces, cuadrillas de Arcos, Bornos y Villamartín venían a trabajar semanas completas a los campos de la zona. Allí estaba Miguel, quien lo mismo los avituallaba en la Venta desde un improvisado ultramarinos en el que también se econtraban repuestos de motos, y quien actuaba como barbero o ventero, vocación final de El Cepo. (Fotografía: La Venta El Cepo en sus comienzos. A la derecha Miguel López-Cepero con su hijo mayor).

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También daba Miguel López-Cepero Gallardo pequeños portes con las mercancías de los campos cercanos, e incluso en una ocasión actuó como ambulancia ocasional ante un inminente parto que se adelantó a resultas de un seísmo. Frente a la analogía que muchos establecen sobre el nombre de la popular venta con los presidios próximos, hay que decir que mientras la cárcel solo lleva veintiséis años, El Cepo tiene casi cincuenta. “Ya caímos en el cepo”, era la frase que mas se oía en las cuadrillas del campo, al finalizar la jornada en el establecimiento de López-Cepero, y así ‘El Cepo’ se le quedó. (En la ilustración, cuadro del arqueño Montero realizado a finales de la década de 1960).

ventaelcepo_06_puertosantamariaDos meses antes de la vendimia, las mujeres de los integrantes de las cuadrillas venían por los cortijos de la zona buscando paja para preparar los colchones de sus hombres que luego cortarían la uva. Hogaño difícilmente se encuentran vendimiadores. Cuando se bebía vino, recuerdan en la Venta, todas las semanas se vendían 20 arrobas de 16 litros, y el consumo habitual, lejos de las cervezas y otros bebestibles, eran las medias botellas de vino, como medida para el trasiego en las reuniones de la parroquia. Aquella  pequeña superficie comercial de hace 50 años, se resintió con la llegada del primer Simago a Jerez: ya las mujeres no se avituallaban tanto en la venta y por el contrario se las veía cargadas bajando desde la parada del autobús próximo, lo que hizo que el negocio se enfocara más a una casa de comidas y bar, que a almacén de conveniencia. (En la fotografía a color de la izquierda, arriba, Pedro y Pepe, de Arcos, Zapata el Pescadero y Rosillo, ya fallecido; abajo a la izquierda el guarda de la obra de Puerto I, ya fallecido y Miguel López-Cepero Gallardo).

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Una reunión en los exteriores de la Venta. De izquierda a derecha: González Barba, Rafael Navas, director de Diario de Cádiz, Miguel López-Cepero Panadero, el diestro Diego Simón, el Bimbo (en breve con nótula propia en Gente del Puerto), Benito López-Cepero Panadero y Modesto Barragán, Director Territorial de Canal Sur en Cádiz.

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En la fotografía, Miguel López-Cepero con sus hijos de pequeños: a la izquierda Miguel Angel, en el centro Antonio y a la derecha, Benito. ¿Estaría señalando para la bandera de España que pronto ondearía en el mástil de la Venta?

Hoy se puede ver en sus salones al torero Alejandro Morilla, a los integrantes de la Peña El Bimbo, o a policías nacionales y familiares de presos de ETA que vienen a un ‘vis a vis’. Si antes fue imprescindible la Venta El Cepo para los habitantes del Pago de La Arreijanal, hoy lo es mas en el panorama gastronómico con su comida casera, elocuentemente llevada por sus hijos, Miguel Ángel, Benito y Antonio López-Cepero Panadero, quienes diversificaron el negocio abriendo el Rincón Español, en la calle Misericordia (son propietarios del local tanto de ese bar como de La Trastienda de Concha) y regentan en la actualidad un Estanco en la calle Valdés.

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Los actuales gestores de la venta, los hermanos López-Cepero Panadero: de izquierda a derecha: Antonio, Miguel Ángel y Benito, posando ante un suculento fondo de jamones y paletillas de la serranía de Huelva.

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antonioalmagrobuhigas_puertosantamariaAntonio Almagro Buhigas, 'el Pleti', nació en 1942 en la calle San Sebastián, número 13. Aquel día sus padres Manuel y Ángeles supieron que su hijo daría la talla. Y por encima de la media. Antonio mide en la actualidad 1'90 (de alto) y considera que a sus 66 años está 'hecho un mulo' pesando tan solo 74 kilos. ¿Cuantas veces se habrá vestido 'el Pleti' de D. Quijote en carnavales y obras de teatro? De sentido del humor anda sobrado, gracias a Dios.

Estudió en el colegio de Don Juan 'el Cojo' (donde hay publicada una fotografía suya en solitario) y en el Instituto Laboral, ambos con nótula propia en Gente del Puerto, pero los estudios reglados no eran su fuerte y aunque ya ayudaba a su padre en el taller de cerrajería mecánica al salir de clases, con 13 años abandona su corta carrera académica para dedicarse a los hierros y los tubos en el taller que daba a la Plaza de la Herrería y al Parque, junto al Bar de Paco Ceballos. Aquel taller estuvo funcionando desde 1950 en el que su padre se lo alquila primero y luego compra a Felix Tejada, hasta antonioalmagrobuhigas_4_puertosantamariaaproximadamente 1978 en el que ya él al frente del negocio, se traslada a la calle Curva, cuadruplicando espacio y pasando a 400 metros, en una permuta efectuada con Romerijo.

antoniogalmagrobuhigas_8_puertosantamariaEn 2002 decide dejar de trabajar y pasar a ser rentista. Hace una reforma a la antigua carpintería mecánica -los ahorrillos y un crédito bancario ayudaron- y la convierte en tres locales que en la actualidad forman parte de la oferta de copas nocturnas del centro porteño: "El Burladero", "La Bodeguita" y el antiguo "Camballá" lo que unido a su pensión de jubilación le dan la tranquilidad suficiente para ser un jubilado mas que jubiloso y feliz rentista. (En la fotografía, de izquierda a derecha: Amalia; su padre, Manuel Almagro; su madre, Ángela Buhigas; Teresas Gilloto, su abuela; Antonio Almagro, su abuelo; el niño Antonio Almagro Buhigas, sobre una bicicleta de ruedas macizas; su tía Milagros y en los brazos, la hermana de Antonio, Elena).

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Aficionado a los toros quiso ser torero, más por el empeño que puso en él su padre, que por propia convicción. Tuvo el honor de torear con Francisco Rivera 'Paquirri' en la plaza de fanciscoriverapaquirri_puertosantamaria1Tahivilla (Cádiz) y allí se dió cuenta de que aquello no era lo suyo. Aquel fue su debú y retirada a un tiempo. De aquella afición conserva una colección de más de mil unidades de objetos taurinos: carteles, programas de manos, etc... En su casa de la calle San Sebastián era costumbre que se vistieran los toreros locales: José María Susoni, Antonio González Sabio, Antonio Morales, Fernando Heredia... que se vistieran y que se tomaran aquella sopa de puchero con picadillo que les preparaba su madre, Ángeles. (En la fotografía grande su familia, en el patio de su casa de la calle San Sebastián, 13, con el torero José María Susoni. La foto pequeña, Paquirri).

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En la fotografía, en el antiguo taller que daba a la Plaza de la Herrería y el Parque. De izquierda a derecha: Paquito, Peralta, Pete, Manuel Almagro y nuestro protagonista con muy pocos años, de aprendiz. Antonio conserva entre otras aficiones una colección de radios antiguas de las que ha llegado a tener setenta ejemplares, o un par de motos clásicas una Guzzi y una Vespa, matrícula CA-3899.

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Una foto familiar en la cocina de la casa: de pié su hermana Elena, desaparecida hace un año; su madre, Antonio dando cuenta de un buen almuerzoy su padre. Es una típica cocina de los años sesenta, con cocina de gas incorporada y aparador con platero.

Antonio es un hombre de izquierdas. El latido del corazón para ese lado le viene de familia. Su padre, Manuel Almagro Guilloto --pariente de aquel otro portuense republicano, el General Modesto-- estuvo preso en el Penal de El Puerto entre 1936 y 1939, algo que probablemente le salvara la vida y no la terminara en alguno de aquellos paseos del tenebroso coche 'La Viuda Negra' en el que recogían, ajusticiaban y dejaban los cadáveres de 'los rojos' en las inmediaciones de la Plaza de Toros. Su padre llegó a afirmar, cuando le preguntaban entonces, que su segundo apellido era Guillot; caso de haberlo relacionado con el General Modesto su destino podría haber sido otro bien distinto que la vida. Así, Antonio, con ese equipaje siempre se ha sentido más un trabajador que un empresario: uno mas pues, ni tenía una empresa de muchos operarios ni se quería sentir al otro lado del obrero. El fue empresario porque le tocó llevar un negocio adelante pero, afirma, "siempre defendí a los currantes en los tiempos difíciles". Algún día nos enteraremos de donde le viene el apodo de 'el Pleti' que no procede, precisamente, de pletina.

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Juan Antonio Barcia Caraballo nació en la calle Melero, 2, el 14 de diciembre de 1917.  Es decir hace 91 años. Está casado con Josefa Bernal Márquez, de 83 años, que nació en el número 2 de la calle San Sebastián. La boda fue el dos de febrero de 1948, por lo que en 1998 cumplió las Bodas de Oro. Con ocho años, en 1926, ayudó como monaguillo en el bautizo de la que sería su futura mujer, ocho años menor que él (Y aquí saca Juan Antonio su prodigiosa memoria: «--El Vicario era Francisco Núñez Galván, y los curas Antonio Ochoa y Rodrigo Sánchez Laínez y sus compañeros monaguillos, José Manuel Enrique Gutiérrez “el Malena” y José Villalba Bernabeu»). Ha tenido múltiples y variados trabajos a lo largo de su vida laboral, bastante tiempo en el sector de las bodegas, pero ya lleva 31 años jubilosamente jubilado: desde sus sesenta, gracias al Convenio de la Vid, en 1978. Ha viajado todo lo que ha podido y más en los viajes organizados para pensionistas.

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En  esta fotografía, tomada en Cádiz el 18 de Julio de 1.937,  los que aparecen en la misma iban al Centro de Reclutamiento, según Juan Antonio. A la izquierda  Juan Antonio Barcia Caraballo, su primo José Gutierrez Caraballo, Antonio Flor Castillo, trabajador de telefónica  y Antonio Femenía Máiquez, que trabajaba en el ayuntamiento y con el tiempo sería corresponsal de Diario de Cádiz a principios del último cuarto del siglo pasado.

fjavierjimenez_finox_puertosantamariaJuan Antonio inicia su vida laboral muy pronto, con 14 años, como aprendiz y chico para los recados en la Bodega de F. Javier Jiménez González en la calle de la Rosa, ganando cinco reales diarios, afiliándose en la Casa del Pueblo, a la UGT. Mas tarde llevaba etiquetas a Gráficas Andaluzas, siendo capataz Ramón Fernández Ponce, quien vivía junto en la calle Alquiladores.

barciacaraballos_amigos_puertosantamariaLuego se queda parado y encuentra trabajo en el almacén de la calle San Juan esquina y vuelta con Cruces llamado “El Almacén Quemado”, el que luego sería de Leveque y que hoy permanece semi en ruinas. Era propiedad de Fidencio Martínez Ferreira. Ya metido en el gremio de la alimentación, cambia de trabajo y presta sus servicios en Ultramarinos la Diana, con nótula propia en Gente del Puerto, siendo propiedad de Antonio Camacho Caballero. Luego entrará en el Economato Portuense, en la calle Larga -donde hoy está Confecciones Sollero frente a la desaparecida Casa Lucas, hoy Copistería HIVA-, propiedad de Paco Suarez. Allí se preparaban los costos para los barcos de los primeros alicantinos que llegaron a El Puerto de forma estable, llevando con Antonio “el de Panseco” en un carrito de mano la mercancía a los barcos: pan sin sal, arroz, garbanzos (chidrón), lentejas (lentillas), bacalao, garrafas de Valdepeñas, ... Los barcos surtidos eran de los armadores Roselló, Perles, ... y solían bajar al Moro. (En la fotografia, de izquierda a derecha, Juan Antonio Barcia, Juan Flor del Castillo que trabajaba en telefónica, tío de  Juan Flor el ATS y Emilio Flor, profesor de Instituto. El que esta de pie a la derecha es Manuel Ojeda Leiva, cuyos hijos fundarian la Cadena de Confiterías y Pastelerías La Perla. El que esta sentado  es Antonio Poullet Álvarez, tenia una barbería en la calle ganado).

rotulo_caballero_puertosantamariaUn nuevo cambio se va a producir en la vida laboral, e incluso de gremio. Como Juan Antonio vive cerca de la calle Ganado, entra a trabajar en la Panadería de Antonio Ojeda sustituyendo en los descansos los turnos de los panaderos. Simultáneamente vuelve al mundo de las bodegas y entra como eventual en Bodegas Terry donde, a las órdenes de Lobato como capataz, ponía etiquetas, lavaba botellas y hacía lo que fuera menester. De Terry pasa a Bodegas Caballero, con Joselete Rosso Camacho como Capataz donde está un tiempo hasta que Federico Pico lo recluta para un nuevo proyecto.

alambique_puertosantamariaEL CACAO PICO
Federico Pico había regresado de América y  cuenta con él como encargado para la Fábrica de Licores Pico que ya existía en Pozos Dulces y que se haría famosa por el Cacao Pico; recuerda Juan Antonio que el alambique estaba por la calle La Victoria.  Miguel Ferrer, el camarero de tantos años en la Cervecería Puerto que vivía en la calle San Juan, estuvo allí de aprendiz.

La fórmula del Cacao era conocida solo en parte, ya que la proporción de vainilla exacta solo la conocía el propietario que la volcaba en solitario y en secreto, para no descubrir lo que hacía singular su destilado.  Alcohol, agua, cacao de América del Sur que era tratado en infusión; a continuación era tostado con arena de playa puesta en un perol a la candela; luego se zarandeaba en un saco y se dejaba en una barrica cerrada sudando. Al finalizar el proceso se machacaba y se enviaba al alambique, destilándose en una proporción de 65%, o lo que es lo mismo obteniéndose un alcohol de Holandas.
cacaopico_puertosantamaria1Pero con la crisis de la escasez de materia prima la Destilería tiene que cerrar a principios de la década de 1940: «--Juan Antonio, aquí hay que achicar» recuerda perfectamente. La panadería de Ojeda y la eventualidad en Terry fue aliviando la maltrecha economía de Juan Antonio, como obrero, en la posguerra. Incluso llega a colocarse en La Otra Banda, en la Aserradora de Barcas, preparando tablillas para las cajas de pescado, o en la Aserradora de Pastor en la calle Misericordia. No podía pararse, no podía quedarse parado.

barciacaraballo_parque_puertosantamariaEn 1948 se casa coincidiendo con su entrada en Destilerías Morphy. En 1950 entra a formar parte de la plantilla eventual de Bodegas Cuvillo, donde estará nueve años entrando y saliendo en función de las necesidades de la faena bodeguera. Una equivocación del sindicato vertical hace que, en 1959, Juan Antonio y otros 20 compañeros alcancen el ansiado puesto fijo en dicha Bodega, disfrutando por primera vez, tras casi 30 años de vida laboral, de la tranquilidad de una continuidad, sin los sobresaltos del paro intermitente y la búsqueda del pluriempleo. Se jubila, gracias al Convenio de la Vid, con 60 años, en 1978. El cierre de Cuvillo por quiebra en 1985, sin embargo le jugaría una mala pasada ya que dejaron de pagarle, además, la parte proporcional del Montepío de San Ginés -que acabaría desapareciendo- y las aportaciones extraordinaria pactadas en convenio, correspondiente a la propia bodega.
Una vida azarosa, de lucha por un puesto de trabajo, en la que la fortaleza de Juan Antonio ha sido puesta a prueba con asiduidad. Pero nuestro protagonista es hoy un hombre feliz, con su mujer, con sus hijos y nietos provechosa y venturosamente situados en el mercado laboral e incluso alguno ya jubilado por enfermedad, como es el caso de su hijo Julio Barcia, tantos años de camarero en El Cafetín. (Juan Antonio y su mujer Josefa,  por el Parque Calderón en los años 40 del siglo pasado).

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NOTICIA DE PRENSA.
En el desaparecido diario “El Puerto Información” aparece la siguiente noticia -que ha llegado a nosotros sin fechar- firmada por S.D. en la que se puede leer: «UN PORTUENSE RECONOCE A SU PADRE EN UNA DE LAS ESTAMPAS DE EL PUERTO. Un portuense, que ya ha pasado la barrera de los ochenta años, Juan Antonio Barcia Caraballo, reconoció a su padre en una de las fotografías que este periódico edita en colaboración con Pryca El Paseo bajo el título “Estampas de El Puerto”, correspondientes a imágenes de primeros de siglo.

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La fotografía original que apareció en el periódico esquina de Luna y Larga, donde aparece el padre de Juan Antonio con el carro de los suministros.

El octogenario portuense comentó que el repartidor de gaseosa que apareció en la estampa número 4 se trata de Julio Barcia Nieto, quien trabajaba para la confitería La Campana de los herederos Pérez-Leiva, que se encontraba situada en plena calle Luna. La gaseosa se repartía entonces en las botellas de sifón.
La única foto. Julio Barcia falleció a los 51 años de edad, el 1 de noviembre de 1939. Su hijo carecía de fotos de éste debido a que su madre, antes de fallecer, solicitó a una de sus hijas que todas las fotografías del matrimonio «se las metiera en la caja [ataud], mira que cosas, y me quedé sin ninguna foto”, dijo Juan Antonio Barcia. No obstante, éste cuenta con una imagen igual a la publicada por este periódico, bastante deteriorada por el paso del tiempo y, probablemente, por todas las veces que ha sido cogida para mirarla.
barciacaraballo_matrimonio_puertosantamaria1Barcia recordó, con la estampa en la que aparecía su progenitor, algunas anécdotas familiares como el hecho de que “por la noche llegaba a casa cargado de ducles de la confitería y me contaba que cuando se levantaba por la mañana se encontraba toda mi cuna llena de mijitas de pasteles porque yo me levantaba por la noche y me los comía en la misma cuna».
(El matrimonio Barcia Caraballo-Bernal Márquez, en una imagen retrospectiva).

Muestro agradecimiento a Miguel Sánchez Lobato que ha restaurado tres fotografías de Barcia Caraballo.

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Enrique González Párraga, -Enrique el de las Mariposas- nació el año 1929 en Málaga, el 19 de mayo, es decir que el año próximo cumple ochenta años, aunque vive en El Puerto desde los 23. Enrique se encuentra muy bien de salud, perfectamente cuidado, y con una memoria prodigiosa y preparada para los números. Como siempre. Aficionado y gran amante de la música, ha sabido y sabe tocar diversos instrumentos de viento: el acordeón y la armónica, entre otros. A Enrique todo el mundo lo quiere en El Puerto, es una persona amable, humano, que tiene siempre la sonrisa puesta y una verborrea apabullante: ¡cualquiera lo calla! y te inunda a cifras, datos, armonicafechas, acontecimientos y sucedidos personales, familiares o del propio El Puerto.

Enrique González Párraga, Enrique the one with the Butterflies, born in the year 1929 in Malaga (although he has lived in El Puerto since he was 23), on the 19th of May, which means that next year he will be eighty. Enrique is very healthy, in perfect condition, and with an incredible memory made for numbers. As always, a great lover of music, he can play several wind instruments: the accordion and the harmonica, amongst others. Everyone in El Puerto loves Enrique, he’s a kind, humane person who always has a smile on his lips and who suffers from horrendous verbal diarrhoea: just try and shut him up!  He’ll swamp you with figures, information, dates, incidents and personal or family events or those related to El Puerto.

getafeLa familia de Enrique tenía posibles, de hecho el padre tuvo una flota de camiones que, tras un accidente con un camión en el que hubieron víctimas mortales, tuvo que liquidar, así como diversas propiedades, para indemnizar a las familias. Ese fue el motivo por el que Enrique viene a El Puerto, con 23 años, desde Madrid, donde había hecho el servicio militar como voluntario en Aviación, en la Base de Getafe, a reclamar una vivienda familiar de su abuelo que resultó que ya no le pertenecía. (Avión en la Base Aérea de Getafe).

luiscaballerosa_puertosantamaria1Enrique ha hecho de todo en la  vida, con su título de bachillerato bajo el brazo, pero recuerda que vendimió en la viña y trabajó en Bodegas Caballero; hizo cursos del PPO, tanto de mecánico ajustador como de oficial de pintura de segunda, obteniendo la titulación, aunque él lo que quería ser es practicante. Dice una leyenda urbana que los problemas de “darle vueltas a la cabeza” le vienen por diversas relaciones con las distintas novias que tuvo, pero quienes le conocen cuentan -y el lo corrobora-  lo que le pasó en cierta ocasión, por una cuestión de cifras y números. Aquella vez que quiso estafar al fisco y falsificó unos billetes de lotería y por ello fue sentenciado en juicio sumario, a cuatro años de condena -cumplió solo dos en un psiquiátrico- y desde entonces anda  “delicado” de las cosas de la cabeza...

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Enrique, en el Bar Manolo, el 31 de marzo de 2007. (Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

Su habilidad para las matemáticas y los números y la poca consideración -o la avaricia- de quienes mal le aconsejaron le llevaron ante la justicia y a partir de ahí, --ya con la mente “en otras cosas”-- a ser atendido, tras su paso por el Servicio de Salud Mental de la Diputación de la época, a estar recogido por las Hermanas del Hospital de San Juan de Dios y otras instituciones de caridad, como el piso asistido de la calle Nevería antes de vivir en su casa de la calle Santa Fe, con su perra “Susi” de diez años. Hoy, gracias a los programas de la Ley de Dependencia de la Junta de Andalucía, se encuentra perfectamente atendido por una señora que lo visita y atiende durante algo mas de tres horas diarias. Lamenta no haber podido profesar la orden franciscana, como quería su padre, «ahora podría ser como el Padre Angulo», sentencia, mientras continúa su paseo matinal por las calles de El Puerto.

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Controlador aéreo desde 1973 y piloto comercial desde 1977 -ya felizmente jubilosamente jubilado-, ha compaginado sus tareas en la aviación civil con la innovación en el mundo de la hostelería y los bares de copas, concretamente con su restaurante El Puerto de Santa María, con el logotipo del Vapor, ubicado en Zaragoza. Localizado en el Paseo de la Mina, al lado de la Avda. Constitución el Restaurante 'El Puerto de Santa María' de Juan Carlos Ballesteros, es el mejor sitio para probar la cocina gaditana en Zaragoza. El marisco se lo sirven directamente desde Romerijo. No se trata de un restaurante económico sino de calidad, de poca capacidad (15 mesas en cada planta y tiene dos plantas), pero acojedor y con muy buen servicio de mesa. En ningún momento te agobian y te sacan el plato en su punto, ni antes ni después. (Fotografía José Antonio Tejero).

Air controller since 1973 and commercial pilot since 1977, now very happily retired, he has combined his civil aviation tasks with innovation in the catering world, with his restaurant El Puerto de Santa María, with the logo of the steamboat, located in Zaragoza. Situated on the Paseo de la Mina, next to the Avda. Constitución the Restaurant Juan Carlos is the best place to try dishes from Cadiz in Zaragoza. Seafood is served directly from Romerijo. It’s not a cheap restaurant, but a good quality one, with little room (15 tables on each floor, there being two), but is cosy and has very good table service. You are never smothered and are brought the food when it’s just right, not a moment too soon nor too late.

gambitasENTREVISTA.
Dicen que Vd. es el embajador oficioso de El Puerto en Zaragoza, y por extensión en Aragón…
--Bueno, es  que llevo en Zaragoza, sin dejar de venir a El Puerto, mas de 30 años, y he procurado que las excelencias de mi Ciudad se conocieran más allá de sus fronteras, y sí, he hecho porque los portuenses que allí fueran se sintieran acogidos y que los maños que deseaban venir a El Puerto, tuvieran en mis establecimientos un lugar de referencia.
Y como es eso de compaginar la aviación civil con los bares de copas e incluso la restauración.
--Siempre me ha gustado hacer cosas nuevas en el mundo de la restauración, e hice cosas pioneras en Zaragoza tras la muerte de Franco, en 1976, con la apertura de bares musicales. He llegado a tener hasta 11 establecimientos en compañía de otros socios.
En El Puerto también ha sido Vd. conocido por sus productos de consumo de tragos largos…
--Efectivamente. En 1990 inauguré el chiringuito de la Plaza del Castillo y un año después la Carpa de la carretera de Rota. Luego en 1997 ‘Las Cristaleras del Muelle’ hasta que la traspasé. Ahora solo tengo negocios de hostelería en Zaragoza.
Recuerdo que Al-Andalus era un lugar de visita obligada en Zaragoza, de moda, con el puente aéreo cuando teníamos vuelo directo Jerez-Zaragoza.
--Si, fue la revolución de lo andaluz, las sevillanas. El Príncipe Felipe era cliente asiduo durante los fines de semana en su etapa de alumno en la academia de aviación zaragozana.
¿Por que se fue a Aragón?
--Estudié en Madrid y busqué el destino más cercano: el Centro de Control de Vuelo de Zaragoza, porque no me quería ir de la capital de España. Al año, cuando ya podía trasladarme de nuevo a Madrid, preferí quedarme en la capital del Ebro, al sentirme tan bien acogido por sus gentes, que son tan abiertas como nosotros.
Si, dicen que los aragoneses son como los andaluces…
--Es cierto, son como dijo el pregonero de la Feria dedicada a Aragón, Francisco Andrés Gallardo, los andaluces del norte, hasta en la forma de vivir: callejeros, noctámbulos y muy buenas gentes. La verdad es que me sorprendió Zaragoza y allí me quedé.
¿Qué es lo mas le gusta de su restaurante portuense-zaragozano a los maños?
--Las gambas blancas: todas las semanas se consumen 200 kilos de gambas compradas en El Puerto, y después el jamón de jabugo junto con las tortillitas de camarones, todo un clásico que vienen a pedir a este Puerto del interior.
¿Le ha cogido de sorpresa que le tocara a Aragón la dedicatoria de nuestro evento más señero en lo festivo, la Feria?
--Sabía que alguna vez le tenía que tocar, y la ocasión ha venido de perlas para poderla ofrecer a mis amigos. Allí, en Zaragoza, nuestra Ciudad es muy conocida, valorada y querida.
Con la CAI (Caja Inmaculada) en Cádiz, ¿no?
--Me ha hecho mucha gracia. Hace 32 años que llevo cobrando la nómina en la CAI, y mire Vd. por donde ticket_elpuertosantamariaabren una sucursal, en El Puerto. Es muy divertida la situación.
¿Qué diferencia aprecia entre El Puerto que dejó y el que encuentra ahora?.
--Lo cierto es que nunca lo dejé, puesto que venía con cierta frecuencia y ahora paso temporadas alternativas de 15 días en cada Ciudad. Si he apreciado que en estos últimos 30 años El Puerto ha crecido y se ha construido mucho. Y en lo referente a la noche, cada vez la juventud se queda más en sus poblaciones de residencia durante los fines de semana, debido quizás a los controles de alcoholemia, bueno para la seguridad pero malo para la hostelería local.
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Restaurante El Puerto de Santa María.
Dirección: Paseo Mina, 5
Zaragoza (50001) Teléfono: 976238716

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pepefernandez_puertosantamariaLa fórmula es bien antigua: Uno tiene que aprender de sus mayores a ser honesto y trabajador. Esa dualidad, esas cualidades, honestidad y trabajo no pueden dar malos frutos. Luego vendrán otros factores genéticos y de aprendizaje, como la simpatía, el ingenio o la educación que dan como resultado un empresario que triunfa en la medida que el mismo quiera triunfar. Es decir que le vayan bien los negocios, sin necesidad de explotar a los trabajadores, darle coba a los proveedores, abusar de la clientela, o crear imperios que luego se puedan deshacer con los cambios generacionales y las ramificaciones familiares.

The formula is very old: you should follow your elders’ example and be honest and hard working. This combination, these qualities: honesty and hard work can’t give bad results. Then there are genetic factors and others to be learnt, such as friendliness, ingenuity or good manners which create an entrepreneur who is as successful as he/she wants to be. That is to say, business should go well for them without having to exploit workers, sweet talk suppliers, take advantage of the clients, or create empires which can later come crashing down with the changes in generations and the different family units.

Al empresario, cuando lo conocí, tenía el gesto serio: era una persona adusta a la que, según pude comprobar le fue cambiando el semblante para tener hoy una sonrisa casi permanente, no ya con sus clientes, sino con el universo mundo en general. Sabe ver la vida con los ojos de la ilusión, a pesar del poco más de medio siglo –perdón por la indiscreción- que lleva sobre los hombros y que además no se le nota. Además llama a las cosas por su nombre. No tiene un negocio fácil, a pesar que no hay nada más bonito que tratar con personas, darles de comer, y que luego lo vayan contando. Y es que la hostelería ata al negocio, dificulta la vida familiar e impide la prolongación de la vida social. Pero hete aquí que el empresario, gracias a la confianza que puso en el su padre, nombrándolo gerente de los diversos negocios con los que fue expandiendo a su empresa hasta formar un grupo hostelero, fue modernizándose en la tradición y creando productos singulares, tanto en las ‘tascas distinguidas’, como en las delicatessen que en estas se pueden degustar, y el trato –diferente- que en ellas se recibe de su equipo humano.

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En la entrega de los Premios Taurinos del Restaurante Bar Jamón, el 25 de mayo de 2006. De izquierda a derecha, Gregorio Cruz Vélez, novillero; José Fernández Sánchez; Rafael de Paula, matador de toros; Rafael Comino, presidente del Jurado; Olga Pérez, crítica taurina de Tele Puerto; Luis Rivas, crítico taurino de la Cadena SER y Francisco Orgambides, crítico taurino de Diario de Cádiz. (Foto Fito Carreto).

Estoy seguro que Pepe Fernández Sánchez, desde su restaurante bar Jamón en El Molino Platero –y desde los otros negocios que dirige con sus hermanos- está reflexionando en clave de innovación, para hacernos todavía más felices dándonos de comer. Con el jamón como línea argumental, ahora creando unos Premios Taurinos y mañana con otras líneas de negocio. Y es que a Pepe le gusta más meterse en los charcos…

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José Fernández Rodríguez, en el almacén de comestibles 'Casa Joselito' en la calle Postigo, 24, en noviembre de 1948. Anuncios de la época, género al por menor, latas y embutidos que ayudaron, gracias a la generosidad y la paciencia de Joselito, a tirar para adelante a muchas familias.

LA HISTORIA DE LA SAGA FAMILIAR.

El padre de Pepe, José Fernández Rodríguez, nació hace 85 años en Tuy, en el Concejo de Porriño (Pontevedra). Con once años -en 1934- vino a El Puerto de chicuco, para ayudar en el almacén de unos gallegos existentes en la esquina de la calle Cruces con Postigo: “La Gloria” que luego sería un bar y freidor de pescado. Allí estuvo hasta que se fue al servicio militar. A la vuelta montó en la esquina de la calle Capillera con Postigo un almacén de comestibles y una taberna, “Casa Joselito”. Le alquila a Armando Micaletti un corral que había enfrente y construye con sus manos una especie de posada para los trabajadores que venían a trabajar a las diversas grandes obras públicas que se hacían en la zona; así les daba cama y comida.

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En 1958, el 25 de noviembre, de izquierda a derecha: Mercedes, Rafael y Jose -Joselito- Fernández Rodriguez y Paco Peña, tras la barra del restaurante.

Los negocios van prosperando, adquiere ese local y en 1955 abre, el que sería el primer “Bar Jamón” cuyo nombre fue puesto por los clientes, dado el tamaño de las lonchas de jamón que ponía como tapas. Da un nuevo giro al negocio y lo divide en tres partes, intercomunicadas entre sí: el Bar, una Confitería y un nuevo Almacén de comestibles, que con el tiempo, tras las múltiples reformas vividas por el establecimiento, sería el supermercado del Barrio Alto. Para la cocina, para seguir con el éxito de las comidas caseras, Joselito se trajo de Galicia a su hermana Mercedes y luego a su hermano Rafael, quien permanecería hasta su jubilación en la barra del bar de la calle Capillera. Los guisos de conejo, el pollo guisado, riñones al vino fino, berzas varias, eran el argumento por el  que muy pronto se hizo conocido el nuevo establecimiento.

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El día de la inauguración oficial  (25 de noviembre de 1958) del Bar Jamón en la Calle Capillera. De izquierda a derecha, Francisco Fernández Galloso, pelando unas gambas, niño desconocido, Francisco García Máiquez, Juan Rodicio, Manolo Verde, Joselito Fernández Rodríguez, Ricardo Rodríguez Álvarez, de La Bota de Oro; Ariza,  del Banco Hispano Americano, Rivera, Francisco Martín Repollet, Sabas Manuel Martín Repollet, Rafael González Bruzón y Francisco González Rivera.

La empresa funciona a base de mucho trabajar y a principio de los sesenta del siglo pasado se abre una terraza en la azotea. Llega la televisión y en 1963 es el segundo televisor que se instala en un establecimiento de comidas y bebidas en El Puerto, tras el Bar La Liga; la vieja Philips se jubilaría después en el domicilio familiar de Joselito, donde no llegó la televisión hasta que se compró una nueva para el bar. Los niños de los clientes, y los  vecinos del barrio, veían las películas de los domingos sentados en la escalera de acceso a la terraza. E innovador como era, se inventó un montacargas de tracción manual para subir los alimentos desde la cocina al piso superior.

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Chocolate Zahor regalaba una batería de cocina, pieza a pieza, entre su clientela. Estamos en 1964, en el almacén de Joselito, repartiendo las piezas del conjunto entre la clientela. Vemos a la izquierda a Marcelino, Pepi, Fale de niño, Rafael Fernández en el reparto, entre otras a Isabel y su hija y a la madre del popular Luichi, ya sacado en estas páginas con nótula propia. Chocolate El Gorriaga, entregaba, también, un balón de reglamento -de cuero- entre sus consumidores.

Recuerda Pepe, el hijo de Joselito, que los clientes traían el marisco desde Romerijo, y se sentaban en las numerosas mesas que se habilitaban en la calle Capillera, entonces de arena, que previamente regaban y preparaban para recibir las avalanchas que se desplazaban, entonces, calle San Juan arriba, por el Barrio Alto. Hasta se instaló un toldo para hacer más cómoda la estancia a la parroquia. En 1974 se hace una nueva ampliación y nuevas mejoras estéticas vendrían seis años mas tarde, en 1980, con Pepe Fernández cada vez más implicado en el negocio, donde había aprendido a hacer de todo y por tanto lo conoce desde sus cimientos.

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Interior de la barra del restaurante en la calle Capillera, que aguantó hasta el final, tras la reforma de 1980. Rafael Fernández, tío y sobrino, tras la barra.

pandelacasa_puertodesantamariaUna navidad, Joselito se pertrechó tanto de jamones que tuvo necesidad de colgarlos del techo del bar, lo que acabó por convertirse en una peculiaridad del establecimiento: los turistas venían a hacerle fotos y los americanos, especialmente, se sentían gratamente “condecorados” cuando una gota de la grasa que goteaba de la pieza del gorrino les señalaba la chaqueta. No se habían inventado aún las “chorreras”, que aparecieron mas tarde, primero de hojalata y luego de plástico. (La expresión “jamón con chorreras” o jamón “sudado” se debe al proceso de generación de sabrosos fluidos que sufre la grasa del cerdo con las subidas de temperaturas). Eran los tiempos del jamón a tacos -y Joselito se hartaba a cortarlos y prepararlos- y de una carne mechada única en su género que, con motivo de algún aniversario del establecimiento, deberían volver a mostrar a las nuevas generaciones de clientes de sus nuevos restaurantes. Es una vieja reivindicación de algún cliente devoto de aquel manjar -quien suscribe- que no se resigna a que haya desaparecido de la carta del restaurante. (En la fotografía, el afamado Pan de la Casa).

labodeguillaEn junio de 1989, hace 19 años, Pepe Fernández, ya como gerente de los negocios de la familia, hace una apuesta novedosa y se “baja al centro” a competir, en plena Ribera del Marisco y aledaños con el pescaíto frito y marisco, con La Bodeguita del Bar Jamón. Los agoreros le avisaron de que se iba a equivocar y hasta se hicieron porras sobre cuanto tiempo iba a durar; no solo ha sido así, sino que el negocio funciona eficazmente y de forma autónoma (ya ha vivido dos reformas y ampliación) dirigido por su hermano Fale y su cuñada Maricarmen. El Patio de Mi Casa es el restaurante que han potenciado con la reforma del edificio en juniio de 2006: a la comida, exquisita, variada y diferene, se unen, además del inmueble, el trato amable de sus regidores. Allí se inventó el Pan de la Casa (pan de cortijo ligeramente tostado, aceite de oliva del bueno, tomate y jamón), al que siguieron otros: de mechada, de queso, de huevo... Y ya lo copian en tantos sitios...

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En 1998, el 18 de julio se abría el nuevo restaurante del Bar Jamón, en la rotonda del Molino Platero, en unos terrenos propiedad de la familia que fueron divididos en dos por el acceso de la variante de Rota. Como no hay mal que por bien no venga, de lo malo hizo una virtud y en un cerro se animó a construir Pepe el edificio emblema del grupo Jamefer, nombre comercial de las empresas de José Fernández Rodríguez e hijos.

lete_rafaeldepaula_puertosantamariaCuenta con la ayuda del diseñador jerezano y amigo, José Alfonso Reimóndez, Lete. Se inauguraba en fecha tan extraña por una boda que había al día siguiente. Aunque lo previsto era para mayo, pero con las obras y los “poyaques”, ya se sabe... Allí estuvimos en compañía de Carlos Herrera, de José Antonio Garmendia, y de tantos amigos de Pepe y de la forma de dar de cmer de Pepe. Por su casa han pasado desde el Príncipe de Asturias o la infanta Cristina, hasta Bertín Osborne, Joaquín Sabina, María Teresa Campos e hija, el ya habitual Luis Aragonés, o los ministros populares Arenas, Mayor Oreja, Álvarez Cascos; el presidente andaluz Manuel Chaves y el consejero Gaspar Zarrías, entre otras personalidades. El Bar Jamón de la calle Capillera estuvo funcionando durante un año mas, hasta 1999. Había clientes que no querían perder el sabor de lo antiguo, en su antigua sede, y se resistían a ir por Molino Platero.(En la fotografía, José Alfonso Reimóndez, Lete, y Rafael de Paula, en la entrega de los I Premios Taurinos del Bar Jamón, en mayo de 2006).

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Joselito entonces y Pepe ahora, antes y durante han dirigido otros negocios como la confitería “Los Sanluqueños” hoy “Ntra. Señora de la Merced” que lleva abierta 48 años y en la actualidad es regentada, junto con la cafetería, por Manolo Fernández. Otra aventura empresarial que duró sus años, fue “La Bodeguita del Bar Jamón en El Paseo”. Y también recuerdan sus clientes con cariño los años que Pepe Fernández puso caseta propia en la Feria de Primavera y Fiesta del Vino Fino. Cuatro años para que los amigos tuvieran un referente mas en el recinto ferial de Las Banderas. José Fernández Rodríguez, el gallego, ha dejado muchos negocios funcionando y un potente espíritu empresarial. Y seis hijos: Pepe, Manolo, Fale, Mercedes, Jesús e Ignacio. Ahora se dedica a su huerta, a cuidar de los nietos, a hacer algún viaje por su tierra gallega y observar la vida desde la atalaya de tantos años vividos. Y trabajados. (En la fotografía superior, espacio de celebraciones y banquetes.

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ENTREVISTA A JOSÉ FERNÁNDEZ SÁNCHEZ.

El éxito, ¿cuestión de intuición o de tesón? --La suma de ambos
¿Que le queda de su etapa de concejal, aparte de la medalla? --Amigos. Y la satisfacción de haber podido arrimar el hombro por mi Ciudad.
La mejor definición para el jamón es... --El Paraíso en la tierra.
Usted, siempre investigando nuevos platos y sabores, después vienen otros que copian ¿El que la copia la mama aquí, papá en Canarias? --En definitiva, si. Aunque hoy está todo inventado, lo que hay que intentar es mejorarlo.
¿Que le pasa al Barrio Alto, su barrio de siempre? --Como todo en la vida, está pasando por una mala racha. Cuantos más días pasen, menos le quedan a esta racha.
¿Ser galante en el siglo XXI, un anacronismo, un lujo, o...? --Un placer que hay que saber disfrutar.
El periodista Carlos Herrera muere con usted... --Muere conmigo, su estómago. Y yo con él, porque es un caballero de esa rara especie de “los que se mojan”.
De verdad, ¿cual es el negocio de su vida? --Mi vida.
Estar detrás de una barra, ¿da calidad de vida? --Da muchas satisfacciones.
¿Se podrá comer el “Pan de la Casa” en el primer viaje tripulado a Marte? --Si, y además seré yo quién lo prepare. Hay que animar a la NASA. (En la fotografía, Pepe con un año en el mostrador del 'Almacén de Joselito' con su tía Mercedes).

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Manuel Sánchez Cortés es un adelantado a su tiempo, pues, aunque nació en Cádiz el 7 julio de 1928, sus padres eran de El Puerto: José Sánchez Vílchez y Luisa Cortés Laural, Ciudad a la que volvería con 17 años. Es   primo del que fuera alcalde  de El Puerto entre 1991 y 2006. Además es descendiente -aunque él no es creyente- del único Beato que tiene El Puerto en los altares: Bartolomé Díaz Laurel (OFM), algo que le recordaba el cura de la Prioral, Padre Lobo. Y ha sido un activista de las libertades y los derechos de los trabajadores a través de su militancia en el sindicato de inspiración socialista Unión General de Trabajadores (UGT).

Manuel Sánchez Cortés is ahead of his time, although he was born in Cadiz on the 7th of July 1928, his parents, José Sánchez Vílchez and Luisa Cortés Laural, were from El Puerto, where he would return when he was 17. He is cousin to the mayor of El Puerto from 1991 to 2006. Furthermore he’s a descendant – although he’s not a believer – of the only saint El Puerto has at the altar: San Bartolomé Laural, something he was reminded of by the priest at the Priory, Father Lobo. He was a freedom and workers’ rights activist through his affiliation to the socialist-inspired union General Union of Workers (Unión General de Trabajadores).

manuelsanchezcortes_05_puertosantamariaEran siete hermanos: Luis, Pepe, Salvador, Manolo, Carlos,  Emilio y Antonio; en la actualidad sobreviven solo dos: él y su hermano pequeño, el conocido Antonio Sánchez Cortés. Manuel trabajó en Cádiz en el negocio de quincallería y paquetería de su padrino, Antonio Lozano César, pues su madre se había casado en segundas nupcias. Más adelante lo hizo en Almacenes Escobar, una tienda de confecciones y tejidos, allá por los años 1944 y 45 para, en 1946 trabajar en la Papelera de la calle Prin. Ese mismo año, el 12 de junio, las circunstancias del negocio familiar hicieron que tuviera que dejarlo y se vino con su familia a vivir a El Puerto, a la ciudad de la que era oriundo. Se vino a trabajar a las Bodegas Osborne con 18 años, hasta el 22 de julio de 1988, tras 42 años de servicios en el mundo de vinatería. Entró en el embotellado con 17 años como aprendiz y se jubiló como Oficial de Primera. (En la fotografía, Manuel Sánchez Cortés,  José Algeciras Morón, y Salvador y Luis hermanos ambos de Manuel, la foto tomada el 4 de enero de 1959, es del fotomatón de Cuellar, instalado al entrada del Parque frente al Bar Santa María).

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A Manolo ser de izquierdas le viene de familia. Su abuelo, José Cortés Bilbao, era republicano de izquierdas y concejal durante los años 1914 a 1917, siendo alcalde Manuel Ruiz-Calderón Paz; entonces, los plenos eran semanales, aunque tenían tantos puntos como los Plenos Ordinarios de la actualidad, siendo la hora de celebración las cinco de la tarde, y las ocho los extraordinarios de asuntos de interés, para favorecer la asistencia de público. José Cortés perteneció, en el ayuntamiento constituido el 9 de noviembre de 1914, a las siguientes comisiones informativas, sobre las quince existentes: Fiestas, Abastos, Cárcel, Estadística, Guerra y Seguridad. La corporación presidida por Ruiz-Calderón, en su segundo de los cuatro mandatos en los que fue primer edil, estuvo formada por Manuel Maraver Jiménez, Ramón Jiménez González, Marinao Portillo de Pineda, José Yzaguirre Obeso, Ramón Mendez Rey, Adolfo Ruiz Calderón, Juan Ávila González, Esteban López Mora, Emilio Díaz Dosal, Ramón Vaca González, Luis Portillo de Pineda, Fernando Puente Núñez, José A. Parada Mora, Manuel García Lago, Manuel Casado Díaz, Camilo Sánchez Jamardo, José Cortés Bilbao, Ramón Varela Campos (que sería alcalde durante seis meses en 1916), Rafael Franco Gil, actuando como Secretario, José Luis García Ruiz.

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Reproducción de folleto electoral del PSOE para las elecciones municipales de hace 25 años: en 1983. Alfonso Sevillano encabezaba la candidatura, seguido de Francisco Lara Fernández, Rafael Varela Rey, Manuel Torres, Ramírez, Miguel Cirera Jiménez, José Luis Romero Pacheco, Rafael Solo de Zaldívar y Ducasse, Antonio Sánchez González, José Antonio Navarro Ortíz, Antonio Bollullo Altamirano, Vicente Sucino Rico, Pedro Lara Fernández, María Carrillo Orellana en el puesto 13, de la mayoría absoluta. Manolo Sánchez Cortés ocupaba el puesto 19. Esta lista llegó a gobernar, con 8 concejales en coalición con el PCA.

Manolo empezó a moverse en los sindicatos verticales allá por 1963, consciente que se podía hacer más dentro que fuera de las organizaciones laborales. Fue enlace sindical y luego jurado de empresa, para más tarde formar parte del Comité de Empresa. Entre unos cargos y otros, colaboró con la tarea sindical durante 25 de los 42 años de su vida labora, viviendo en primera persona hasta tres huelgas generales del sector vitivinícola. Esta sensibilidad socialista le hizo participar, sin ser militante, en las listas electoral por el PSOE en los comicios municipales de los años 1979, 1983 y 1987. Colaboró prestando su nombre en listas en puestos tardíos y deja muy claro que “no le gustan las corrientes dentro de los partidos ni las discusiones,” por lo que siempre permaneció al margen de éstas y tiene condición de simpatizante y no de militante, como ya hemos apuntado.

manuelsanchezcortes_03_puertosantamariaRecuerda Manolo que en 1970, con el régimen político anterior dando sus últimos estertores, pero no derrumbado, que se realizaron fuertes comunicados por parte de la oposición al régimen político, que solía estar también en los sindicatos. Fue detenido, esposado e interrogado durante 78 horas en los calabozos del antiguo Ayuntamiento de la Plaza Peral. Los inspectores de policía venidos desde Madrid querían sacarle la confesión de que pertenecía al Partido Comunista, algo que nunca llegó a reconocer, puesto que no pertenecía a dicho partido, aunque si estaba cerca, como lo estaban todos los activistas que por la época conformaban la oposición a la dictadura.

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Toda su vida laboral desde que empezó a trabajar en Osborne tiene vinculación con el mundo de la Vid. Tal es así que recuerda con nostalgia la existencia del Montepío de San Ginés de la Jara, una suerte de seguro de los trabajadores en caso de accidente o enfermedad, dado lo exiguo de los salarios de la época. Así, si un empleado de bodega caía enfermo o tenía un accidente de trabajo, la Seguridad Social corría con el 75% del salario y el Montepío de San Ginés corría con el resto hasta el 90%, algo que hoy ha desaparecido.
Vive en la Plaza de las Bodegas, frente al “escritorio” de Osborne, recuerda que controlaba el desarrollo de las obras y que, curiosamente le tocó en suerte una a la que le tenía la vista puesta: fueron 90 viviendas construidas en 1956; al parecer estaban previstas construir mas, pero unas bóvedas -afirma- existentes en el subsuelo impidieron que tuvieran mas alturas. En 1979 fue socio fundador de la Asociación de Vecinos de esas viviendas, con el nombre de “El Picadero” por un antiguo picadero existente en dicho solar. En 1995 pasó a denominarse Asociación de Propietarios. Desde el 27 de octubre de 1997 al 11 de julio de este año, durante once, ha sido el presidente de dicha entidad. Toda una vida al servicio de los demas, con 80 años, sin aparentarlos, con curiosidad todavía, por los temas sociales de El Puerto. (En la fotografía, desconocido, Calvario, Valimaña, Manolo Sánchez Cortés, Manolo de Sebastián capataz de Osborne, y Ordóñez, trabajador de Terry).

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manologiron_puertosantamariaManuel Girón Ceballos nació en El Puerto el 14 de diciembre de 1932, en la Calle Santa María, 5. Ha servido a la Iglesia, primero como monaguillo y luego como Sacristán, durante 57 años, los quince primeros en la parroquia de San Joaquín, y los 42 restantes en la Iglesia Mayor Prioral: desde 1956 hasta el 31 de diciembre de 1998, fecha en la que se jubiló. Manolo disfruta ahora, a sus 76 años que no aparenta, de un merecido descanso, aunque sigue colaborando con la Iglesia cuando se le requiere y siempre tiene un consejo y una opinión cuando se lo piden. (La fotografía está tomada en 1992, y la imagen de la Patrona luce el manto de castillos y leones hecho en Valencia, y ofrecido por suscripción popular. Creó polémica con el Obispado que llegó a prohibir su uso, aduciendo que había otro tipo de necesidades, no ostentosas, lo que llevó a enfrentar al gobierno municipal con el Obispado de Jerez-Asidonia, en tiempos de Monseñor Bellido Caro).

Manuel Girón Ceballos was born in El Puerto on the 14th of December 1932, in No. 5, Calle Santa María. He served the Church, first as an altar boy and then as a verger, for 57 years, the first fifteen in the San  Joaquín Parish Church, and the other 42 in the Iglesia Mayor Prioral: from 1956 until the 31st of December 1998, the date on which he retired. Manolo now enjoys, at the age of 76, which he doesn’t look, a well-deserved rest, although he stills works with the Church when he’s needed and he always has advice and an opinion when he’s asked. (The photograph was taken in 1992, the image of the Patron Saint has the robe with castles and lions on made in Valencia, by popular demand. It created controversy in the Diocese and its use was prohibited, claiming that there were other types of less ostentatious necessities, this lead to a confrontation between the local government and the Diocese of Jerez-Asidonia, in the Monsignor Bellido Caro era).

angelotesagrarioprioral_puertosantamariaManolo empezó de monaguillo en San Joaquín en 1941. Allí conoció a D. Manuel Salido Gutiérrez, el párroco (natural de Sanlúcar aunque su familia se afincó en Jerez) con el que fraguó una buena amistad que seguiría hasta su muerte y allí Manolo aprendió, muy rápidamente, liturgia, ritos, música, canto gregoriano. Su afán de aprendizaje fue tal que cuando en verano llegaban los seminaristas portuenses, se reunía con ellos para ejercitarse en esas lides. Y recuerda a aquellos que e luego serían presbíteros: Pepe Caramé, Guillermo Camacho (con el tiempo llegaría a Párroco de San Joaquín), Pérez Sánchez, José Robles Gómez...

manologiron_1_puertosantamariaEn San Joaquín conocería los principios de la Hermandad de la Flagelación con Pepe Caamaño, Tomás Giménez Benito, Manolito Iglesias, Manolo Medina, Antonio Díaz Artola, Emilio Terol... Por cierto que en 1945 Juan Botaro Restauró el Cristo de dicha Hermandad. Ya en 1946 la Hermandad de la Veracruz se trasladó desde la Capilla de la Sangre (Nevería esquina con Palacios, donde estuvo el Bar La Mina) que estaba en muy malas condiciones,  pero pasando previamente por la Iglesia Mayor durante un tiempo (concretamente en la Capilla de la Virgen del Rosario, la primera en la nave de la Patrona, en un paso sobre la pared de la derecha) hasta San Joaquín. En  1948, con 16 años, D. Manuel Salido lo nombra sacristán del templo. Y Manolo continuó aprendiendo y formándose en con el grupo de seminaristas al que hacíamos alusión más arriba.  Salido, tuvo como coadjutores en la iglesia de la calle Cielos a Manuel Cuadrado, Elías Rodríguez Martín, Nicolás Maeste y de Salinas, y Anastasio Pérez de Andrés, capellán de Prisiones que también estuvo de coadjutor en dicho templo. (En la fotografía, tomada en 1952, aparece el equipo de monaguillos de San Joaquín: de izquierda a derecha, Manolo Girón ya de sacristán, Manuel Salido, Cura Párroco, Antonio Espinosa de los Monteros, ayudante de Sacristía, y los monaguillos Gabriel Núñez, Diego Oviedo, Fernando Bueno y el niño Antonio).

manologiron_3_puertosantamariaEn 1956 nombran a Salido párroco de la Iglesia Mayor Prioral y Arcipreste del Partido, en sustitución de Antonio Cía Moreno y Manolo se va, ya con la experiencia adquirida como nuevo Sacristán del primer templo local, donde conviviría en lo profesional con el célebre Antoñito. Habían llegado previamente, como coadjutores, los jerezanos Carlos y Manuel Román Ruiloba, en el año 1954. Allí Girón tendría muchas y muy diversas funciones: sacristán, maestro de ceremonias, encargado de archivo, organista y sochantre suplente, etc, siempre en el entorno de la Prioral. Como no hay casa rectoral, se derrumban unos viejos almacenes existentes en el primer tramo de la calle San Juán, entre Vicario y  Postigo,  adosados a la parroquia, y se construye la casa del Párroco en 1957. (En la fotografía, el carnet de sacristán de Manuel Girón, expedida por la Hermandad de Sacristanes de la Archidiócesis de Sevilla).

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En la fotografía, tomada el 31 de mayo de 1966 durante la procesión realizada con motivo del 50 Aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de los Milagros se observa, en primer término a la izquierda, al policía local Vicente Rodríguez, los monaguillos Rafael González Rodríguez y José Camacho, el Sacristán Manolo Girón, y oculto por la cruz, el prebístero Antonio González Montaño. (Foto Rafa).

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En 1960, otra obra de interés en la Prioral, se niveló el patio trasero de la iglesia, se agruparon los restos humanos existentes que fueron enterrados allí tras uno de los derrumbes del puente sobre el Guadalete, se levantaron pequeñas naves para la guarda de pasos (Cerillitos, Santo Entierro, Nazareno)  y se construyó el Salón Parroquial, donde se colocarían la colección de 12 apóstoles que estaban desperdigados en diversas partes del templo. Era una nueva utilización del edificio de las Escuelas Pías de la Aurora: una parte sería para la Hermandad del Olivo, otra para la de la Humildad y Paciencia y otra como estos edificios anejos a la Parroquia. En la parte baja del Salón Parroquial, se encontraba dividida la zona abovedada, entre los pasos de la Hermandad del Nazareno, las escaleras de acceso a dicho salón y el grupo juvenil de la Parroquia, “Virgen de los Milagros”, que sería dirigido por el cura coadjutor y consiliario, Carlos Román Ruiloba, allá por los inicios de la década de los setenta del siglo pasado. La fotografía muestra una vista prolongada del Patio de la Iglesia en la actualidad, ya demontados algunos de los almacenes adosados a la iglesia dejando al descubierto los muros del templo. (Foto colección J.M.M. 03.11.2008).

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La fotografía es del 15 de octubre de 1968. Son las Bodas de Oro de permanencia en el Asilo de San José de Niñas Huérfanas, (estaba en la calle Cielos), de Rosario Estévez, popularmente conocida por Rosarito. Tomada después de la misa en el patio del Colegio. De izquierda a derecha, la madrina, Antonia Lerma Messeger, la Superiora Sor Bonifacia, la homenajeada, Rosarito Estévez y Manolo Girón. (Foto Rafa).

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Como hemos señalado, Manolo fue organista y Sochantre (director del Coro en los oficios religiosos) sustituto del Maestro Dueñas; aprendió música de los seminaristas portuenses y de D. Manuel Salido, así que ayudaba al maestro Dueñas (otro personaje del que se hablará in extenso en estas páginas), en los oficios religiosos o sustituyéndole cuando éste se encontraba en otras obligaciones municipales. (Dueñas era Maestro de Obras del Ayuntamiento hasta su jubilación, labora que compatibilizaba como director de la Banda de Música y del Coro de la Prioral, asistiendo a oficios religiosos de diversa índole, incluidas las honras fúnebres). En la fotografía, Manolo Girón interpretando unos acordes en el armonio que se ecuentra en la parte baja del Coro de la Iglesia Mayor.

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En la Cripta de la Iglesia Mayor, el 8 de noviembre de 1971. De izquierda a derecha, Carlos Román Ruiloba, Pbr. Coadjutor del Templo; Antonio Femenía Máiquez, corresponsal de Diario de Cádiz;Serafín Álvarez-Campana Gaztelu, Manuel Girón Ceballos; Pepe Valiente Moreno, conserje del Ayuntamiento; ¿?; ¿?; y Rafael portando la lámpara de luz. (Foto Rafa).

lamparaprioral_puertosantamariaLlega el año 1975, año de cambios en nuestro país con la muerte del dictador Franco y a la Iglesia Mayor llega un nuevo párroco, Antonio Cabezas Moya, por jubilación de su antecesor. Fue una conmoción en los ambientes en torno a la Prioral de entonces, pues cambió muchas cosas. En opinión exclusiva de quien escribe, cambios necesarios en unos casos y en otros no solo innecesarios, sino que en las formas distaron mucho del espíritu fraternal que preconiza la Iglesia. Fue ayudado en sus labores por Fernando Vela, amigo del párroco al que había conocido en su etapa de seminarista, aunque Fernando no llegara a profesar los hábitos.

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Manolo Girón, profesional, continuó con su trabajo e incluso se hizo cargo de la Parroquia durante 15 días hasta la llegada del siguiente párroco, buscando curas para la celebración de misas y demás sacramentos. Pero aún habría de conocer y colaborar, prestando sus servicios, a otros presbíteros al frente de la Prioral. En 1978 Antonio González Montaño, hermano del Párroco del Carmen y San Marcos, naturales  de Estepa; Julios Juez Ahedo que estaría durante siete años y cuyo hermano José María, franciscano, había dado clases también en los Institutos de Enseñanzas Medias de la Ciudad (en El Puerto parece que los curas venían por colleras); el carmelita descalzo Manuel Sánchez Mallou, peculiar en sus formas, durante cinco años; Fray José Rodríguez Esteban, Cura Ecónomo, encargado como Vicario Pastoral; y el arcense Diego Valle Serrano, quien está al frente de la Prioral desde 1999, a quien Manolo ya conoció desde su estatus de jubilado jubiloso, pero con quien ha tenido ocasión de colaborar en diversas ocasiones. (En la fotografía, tomada el 15 de septiembre de 2001, Manolo Girón el último año en que se subió al templete del paso de la Patrona, ya jubilado, para asegurar las columnas, ayudado por Javier, el hijo de María, la limpiadora. El hombre que está debajo es Manuel de los Reyes Braña).

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La fotografía está tomada el 22 de marzo de 2002. Es Viernes de Dolores, a las 21 horas, después del Besamanos. La Escuela de Monaguillos de la Hermandad del Dolor y Sacrificio de la que es profesor de Liturgia Manuel Girón, fue fundada el 26 de marzo de 2001. De izquierda a derecha: Rafael Gómez Tena, Emilio Soler Muñoz, Antonio Enrique Lores, Manuel Jesús García Serrano, Pedro Campos Parada, Daniel Montes Ruiz, Victor Raposo Chaves, Alejandro Bustillo Fernández, Luis Manuel García Serrano, portador de la Cruz y en el centro el mas pequeño: Francisco Javier Morro Rascón. (La foto es de José Antonio Terrada Sara).

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La foto es del 4 de abril de 1974, en la Capilla de la Aurora, en la que el Arcipreste Manuel Salido bendice el nuevo paso de la Virgen del Desconsuelo. De izquierda a derecha Tío Luis -Luis Péculo Utrera-, Luis Galán González, Manuel Girón Ceballos, Francisco Andrades del Valle y Antonio Romero Cordero. Detrás a la izquierda, Luis Rosso Morro y José Antonio Terrada Sara.

manuelgironceballos_puertosantamariaEste año, a los 10 de su jubilación, el párroco de la Prioral le llamó para que le acompañara en lugar de honor en la procesión de la Patrona, algo que a Manolo le ha llenado de satisfacción y no tiene palabras de agradecimiento para con Diego Valle. De su etapa de capataz de pasos de la Virgen, con las innovaciones que vivió y puso en funcionamiento en el mundo de la carga cofrade; de la apasionante aventura de recuperar la Capilla de la Aurora; de su paso por la Hermandad de la Humildad y Paciencia de la que fue Hermano Mayor y de otras circunstancias de su vida,  hablaremos en otras ocasiones, cuando, además se cruce con otras gentes y otros habitantes de El Puerto, en próximas nótulas en esta página. (En la fotografía, Manuel Girón Ceballos, en la actualidad).

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La fotografía está tomada hace 30 años: el 17 de junio de 1978. Se homenajeaba a Paquita Aquino, que aparece sonriente con una placa, en la parte derecha de la fotografía a las puertas del Colegio de la Pescadería.
La reunión está integrada de izquierda a derecha: El primero es desconocido, Juan Luis Perles, Giner Manuel Moreno Romero, desconocido, Luis Benjumeda Osborne, José Luis Jiménez Ruíz “Cote”, desconocido, Ricardo Araque, Fernando Pasaje, Juan Carlos Gutierrez Colosía, Pancho Rábago Vega,  Luis Suárez Ávila, al que solo se le ven las gafas, Falele de los Santos Márquez, Fernando Gago García, José Gómez Giménez, Francisco López-Cepero Pérez, detrás Alfredo Bootello Reyes, Emilio Almagro Mier, Leopoldo Jiménez Ruíz, desconocido, Pepe Rodríguez Rendón, Eduardo Benjumeda Osborne, Chemari Gutiérrez Colosía, subido a la ventana Guillermo Benvenuty, desconocido, Rafael Díaz Bedoya, profesor mercantil, Fernando León García, prestigioso especialista en digestivo en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, Fernando Arjona González, Agustín Fernández González, Adolfo Ortega García.
En la fila de en medio: Ángel Moresco, Jiménez Alcázar, Paco Gey Salazar, la señorita Cayetana Aquino, la señorita Carmen -Carmen López Ibáñez-, la señorita Paquita Aquino, homenajeada con placa.
En la fila de abajo: Enrique Pedregal Valenzuela, Luis Ortega García, Emiliano Cristóbal Dato, Coli Terry Martínez.
En la fila próxima a la calzada: José María Benjumeda Osborne, Fernando Bootello Reyes, José María Martínez Govantes, desconocido, Rafael Gómez Giménez y José Neto. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

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El Colegio de San José y San Estanislao, vulgo La Pescadería (por estar situado en dicho entorno urbano de mediados del siglo pasado) estaba organizado por la Asociación Católica de Padres de Familia (Acción Católica) dirigido por la Compañía de Jesús, siendo conocido con anterioridad como Centro Católico. Fue su director durante muchos años Mauricio Gómez, sustituyéndole en dicho cometido Miguel Cea Quiroga. Otros profesores fueron, Eduardo Ballesteros Sala,  David Almorza Salas, Aureo Sanz Hernangil, Enrique Pedregal Valenzuela, Federico Verdi Núñez, Manuel Herrero Tello, Antonio de la Torre,... Fueron Inspectores de Estudios, Vicente García Vergara, capitán retirado de la Marina Mercante, y Juan Manuel López Quevedo, fallecido siendo sacerdote. También, fueron profesoras de Ingreso, Srta. Milagros Gilabert; de Preparatorio, Srta. Isabel Vélez (hermana de los de Casa Lucas); de Infantil, Srta. Adela Campos Ochoa. La portera se llamaba Francisca Braña, madre de los hermanos Paco y Amalia de los Reyes Braña.

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En la foto, tomada desde la otra banda, se puede observar, a la derecha del Castillo de San Marcos, el Colegio de la Pescadería. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

La Asociación de Acción Católica estuvo presidida por el Marqués del Arco Hermoso, Alejandro Romero Osborne, quien, cuando el colegio estaba en la calle Luna, aprovechando las instalaciones del colegio de Alfonso Cárdenas -hogaño Caixa-, el profesor de inglés para 1º, 2º y 3º de bachillerato, así como materáticas de 4º fue Manuel Gago García -el padre de nuestra amiga Pipi Gago- durante el curso 1949/50, quien con los años sería Director de Exportación de Bodegas Fernando A. de Terry. Desde el Colegio de La Pescadería, que dirigía espiritualmente el jesuíta Damián Díaz de Urmeneta, S.J., se pasó -esa era la intención de los fundadores- al Colegio de San Luis Gonzaga que así reabrió sus puertas.
En dicho inmueble tuvo, también, una de sus últimas sedes la Asociación Cultural Medusa. En la actualidad y tras su derribo, el espacio actual lo ocupa un edificio de ladrillos vistos, obra del arquitecto portuense Alfonso S. Rodríguez Serrano. En la planta baja alberga el bar restaurante “La Abuela María”. (Foto Colección V.G.L.)

San José y San Estanislao School, known as La Pescadería (The Fishmonger’s) since it was located in that area in the mid-twentieth century, was run by the Asociación Católica de Padres de Familia (Acción Católica) (Catholic Association of Parents, or Catholic Action) managed by the Jesuit religious order Compañía de Jesús. Mauricio Gómez was the head teacher for many years, Miguel Cea Quiroga taking over the task when he left. Others teachers at the school were Eduardo Ballesteros Sala,  David Almorza Salas, Aureo Sanz Hernangil, Enrique Pedregal Valenzuela, Federico Verdi Núñez,… The caretaker was called Francisca Braña, the mother of brother and sister Paco and Amalia Reyes Braña.?One of the last headquarters of the Medusa Cultural Association was also held in the same building. After it had been pulled down, the space was, and still is, occupied by a building with a brick façade, designed by the portuense arquitect Alfonso S. Rodríguez Serrano. The ground floor houses the "La Abuela María" bar/restaurant.

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Los Pisos de la Pescadería, que fueron inagurados el 25 de julio de 1962, fecha de la instantánea, fueron construidos en el solar de la antigua Plaza de la Pescadería, frente al Colegio de San José y San Estanislao. (Foto Archivo Municipal).

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"Había en este Gran Puerto, en mi niñez y adolescencia, un colegio, llamado de San José y San Estanislao, sucedáneo del de San Luis Gonzaga--convertido entonces en noviciado de los jesuitas--, creado por una Asociación Católica de Padres de Familia, que según se decía en los membretes, estaba "bajo la dirección espiritual de la Compañía de Jesús”. Ese Colegio, conocido por el de "la Pescadería", por estar en esa Plaza, era dirigido por un profesor, bajito, con bigote, prematuramente calvo, que acababa de llegar de la Argentina y que se había salido de los jesuitas. Era natural de Granada y tenía familia en Jerez. Bajo el mandato de Don Miguel Zea Quiroga el Colegio de San Estanislao conoció sus mejores momentos. Era un gran latinista y un excelente profesor de griego. Y a Don Miguel, que mantenía una férrea disciplina, a base de tirones de las patillas y capones, copias de cien y hasta mil veces de una frase y cosas por el estilo, debo mi formación y conocimiento del latín y del griego, lo que, al cabo, me ha servido de bastante y me permitió traducir el libro II de la "Eneida", algunas partes de "Ab urbe condita", el libro I de "La Ilíada", la "Vida de Pericles" de Plutarco y el VII libro de la "Historia" de Heródoto.
Los lemas de Don Miguel, desde el principio eran: "Quien bien conjuga y declina, sabe la lengua latina" y "los en -um, sin excepción, del género neutro son". Con aquella disciplina y con unas buenas dosis de paciencia, Don Miguel nos fue introduciendo en el mundo clásico, casi sin darnos cuenta. Organizaba las clases, al modo jesuítico, con contiendas de dos bandos --los romanos y los cartagineses-- para dar un incentivo de superación y competitividad a sus alumnos que éramos, luego, examinados en el Instituto de Jerez por el temible Don José López Cañete y por la señorita Socorro Ramos y --para la mayor gloria de don Miguel-- superábamos, con un buen margen, las pruebas.
Era terrible Don Miguel en el acto de lectura de notas mensuales: notas rojas (sobresaliente), azules (notable), verdes (aprobado) y negras (suspenso). Con sólo mirarte, Don Miguel te turbaba y te paralizaba.
Yo, cuando veo y oigo a los alumnos de ahora protestar porque les ponen reválida, porque les obligan a estudiar y a no pasar de curso sin aprobar el anterior, me rebelo, me reconcomo y pienso que los niños de hoy están amariconados con los ordenadores, pero no serán disciplinados, educados y, sobre todo, nunca serán cultos. Hoy he querido traer a mi galería de conocimientos la grandeza, el prestigio y el magisterio impagable de Don Miguel, en desagravio de aquello que, a escondidas, sus alumnos le motejamos, por su pequeña estatura: "Del tamaño de una habichuela/ hay un director de escuela".
Luis Suárez Ávila

Resaltado en verde, el espacio donde se encontraba el Colegio de la Pescadería, en una instantánea actual. (Foto Jorge Roa).

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La verdad es que Manuel Pinto Muñoz no sabe por que le dicen “El Tagarnina”, en su  versión corta, “Taga”. Lo cierto y verdad es que su cara está asociada, indisolublemente, a la historia del Rácing, equipo al que quiere «aunque no valga nada, pero para mi vale mucho» según afirma. Desde los tiempos del difunto Manuel Jarque, “Chicharito”, Manolo ha ayudado en todo cuanto ha podido al club de sus amores, entre otras cosas de ayudante de Utillero, «Ahora -afirma- que lo haga otro; hay tres y yo no cojo ná» . Así que en la actualidad descansa y se sienta en la Tribuna del Estadio José del Cuvillo a disfrutar del equipo rojiblanco. Todavía colabora pegando carteles cuando el Racing juega en El Puerto.

eltagarnina2_puertosantamariaThe truth is that Manuel Pinto Muñoz doesn’t know why people call him "El Tagarnina" (“The Thistle”), in its shorter version, "Taga". It’s true that he is associated, without a doubt, with the history of the football team Rácing, a team he loves, “they may be terrible, but to me they’re a great team” he says. When the now deceased Manuel Jarque was still here, also known as "Chicharito", Manolo helped in any way that he could with his beloved football club, amongst other things he was the kitman’s assistant. “Now,” he declares, “someone else should do it; there are already three and I don’t get anything for it”. So at present he is resting and occupies a seat in the stand at the José del Cuvillo Stadium to enjoy watching the red and white striped team. He stills helps by putting up posters when Racing plays in El Puerto.

El Tagarnina nació en 1937, en plena Guerra Incivil, recuerda vagamente los primeros años de la posguerra.  Ahora, con 71 años, está jubilado, pero rememora que ganó mucho dinero cuando había trabajo en el muelle pesquero, cargando pescado. «Cuando se perdió el muelle, se perdió el trabajo», recuerda. Y también que, con un carro de tracción manual, repartía serrín por los comercios y bares, algo usual en la España de hasta los años setenta del siglo pasado. Aunque todavía se ve su rastro por algún bar de barriada, empero, lo difícil es encontrar el serrín pues ya no quedan aserradoras: hay que ir a las pocas carpinterías que quedan... El serrín, como las viejas glorias, se escapa entre los dedos de las manos. 'Sic transit gloria mundi'. Así pasa la gloria del mundo. (Foto Colección Miguel Sánchez Lobato).

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En la fotografía tomada el 2 de febrero de 1930, el Racing en la Plaza del Polvorista, con la portería ante la puerta del actual Ayuntamiento. Hay dos González, uno es el 3º y el otro el 5º por la izquierda; el primero era José González Noval, hermano del presidente, y el otro Vicente González Bruzón. (Foto Colección Vicente González Lechuga).

LA FUNDACIÓN DEL RACING.
El 10 de febrero de 1928 está fechado el nacimiento del Racing Football Club de El Puerto de Santa María y ya por entonces los tonos rojos serían los predominantes en las primeras equipaciones que presentaran en los terrenos de juego; pese a que la inicial se configurara con tono blanco salvo cuello y manga, con vueltas negras. Se estrenará el 4 de marzo de 1928 en el segundo tagarnina5_puertosantamariapartido que dispute el Racing. Concretamente fue en la Plaza del Polvorista, donde se desarrollaron los primeros encuentros, en un terreno improvisado para la ocasión al que acudían todas las fuerzas vivas de la ciudad y un sin fin de personas que durante la década se aficionaron y llenaban el recinto. El funcionario municipal, escritor y periodista Mariano López Muñoz fue el fundador del club y Genaro González Noval, su primer presidente [...] La equipación se estrenará en el segundo encuentro del que tenemos referencia y que se produce el 4 de marzo de 1928 en la Plaza del Polvorista, un “match” entre el Racing Football Club y el Español F.C. de Jerez de la Frontera, según la prensa local. El partido finalizó con un empate a un gol. El equipo portuense alineó a M. Conejo, M. Sevillano, F. Martínez, Mayo, A. Silóniz, el goleador portuense del encuentro, Puente, Campos, González, J. Grant, F. Sevillano y A. Arias. Fue Silóniz el autor del gol racinguista y la equipación que portaba el conjunto de El Puerto fue donada por un convecino de la ciudad, Sr. Don Elías Ahuja y Andría, que también contribuiría en el fútbol gaditano. Este insigne portuense es hijo adoptivo de la ciudad desde 1928. Filántropo, político, comerciante y académico, muy activo y partícipe en la sociedad de El Puerto en aquellos tiempos.» Diego Patrón Aguilera, de su trabajo de investigación: «1928... El Fútbol portuense de estreno. El balompié en El Puerto en los años veinte».

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Construcción de la Tribuna del Estadio José del Cuvillo. Instantánea tomada el 13 de julio de 1971. (Foto Archivo Municipal).

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La Tribuna del Estadio José del Cuvillo, llena, en el encuentro del pasado 5 de octubre de 2008. Temporada 2008/2009. Liga 2008/09. Jornada 07. Portuense 1-1 Balona. (Foto Colección Racing Club Portuense).

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rafaelvaliente_puertosantamariaRafael Valiente Moreno, con ese aspecto de lobo de mar, puede ser visto a diario por la zona de la Comisaría de Policía, en el Bar La Ponderosa, junto a su amigo Carrillo, en la venta de periódicos que realiza bajo la pérgola de dicho establecimiento. Nació en 1924. Hermano de Pepe Valiente, el que fuera jefe de conserjes del ayuntamiento durante tantos años, y que llegó a ser concejal socialista en el primer ayuntamiento de la restaurada democracia, Rafael tiene en el brillo de su mirada la perspectiva de los años, de sus casi 84 años. Toda su vida laboral la ejerció en el mundo de las bodegas.

Rafael Valiente Moreno, with that look of an old sea dog about him, can be seen every day in the vicinity of the Police Station, in Bar La Ponderosa, with his friend Carrillo, selling newspapers under the station arches. He was born in 1924, brother to Pepe Valiente, the head of maintenance at the town hall for so many years, who became socialist councillor at the town council when democracy was restored. You can see the wisdom of Rafael’s almost 84 years in the glint in his eye. He spent his whole working life in the bodegas.

valientemoreno2_puertosantamariaEmpezó a trabajar con 16 años en, en 1940, en Jiménez Varela ayudando en todo lo que se le requería. Luego pasó al embotellado, poniendo etiquetas de los productos que salían de aquellas afamadas bodegas.  Luego pasó a arrumbador de tercera, ascendiendo a  arrumbador de primera y encargado de cuadrilla. También pasó, con la misma categoría, a tonelero, ya que sabía de eso... Recuerda que por esas bodegas pasaron tres propietarios: los Jiménez Varela, Terry y Rumasa. Con 56 años sufrió una regulación de empleo que lo prejubiló. Aficionado a la pesca -luce un impecable aspecto de marino- y a los toros, de chico jugó al fútbol con el equipo de Santo Tomás de Aquino, en el colegio que había frente al Teatro Principal, el Colegio de Cárdenas; no era alumno de esa escuela pero, por mediación de su novia que trabajaba allí consiguió jugar en aquel equipo, de lo que se siente orgulloso. Y así hasta que se fue al servicio militar. (La foto, de 1958, corresponde a la colección de Vicente González Lechuga).

bodegareal_puertoHOTEL BODEGA REAL.
Hotel de cuatro estrellas, con 52 habitaciones ubicado en la antigua bodega de Hijos de Jiménez Varela, muy cerca de la estación de ferrocarril. Rodeado de viejas bodegas donde se elabora el peculiar vinagre de yema, el hotel es un complejo de antiguas bodegas donde se criaba y envejecía el vino de Jerez, arquitectura funcional que acertadamente han mantenido. En el Bar- Cafetería y en el Restaurante se pueden degustar los vinos de la Denominación de Orígen Jerez-Xerés-Sherry, así como platos elaborados con estos exquisitos caldos y el Brandy de Jerez, ideal para la sobremesa. Son interesantes las vitrinas con vinos y brandies de distintas firmas vinateras.

BODEGA JIMÉNEZ VARELA.

El Hotel Bodega Real está situado en las que eran las antiguas Bodegas Jiménez Varela. Abarcan un conjunto de cascos bodegueros que fueron el fruto de la unión de edificios de obra nueva, el llamado escritorio, las oficinas centrales de las bodegas Varela, construido en 1872 y reformado en 1913; como de otros que ya estaban construidos, con anterioridad y que habían pertenecido a otras firmas bodegueras, las bodegas de Haro construidas en 1848.

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Embotellado de Bodegas Jiménez Varela, donde trabajó, a partir de 1940, Rafael Valiente Moreno. (Colección V.G.L.).

El núcleo de bodegas o zona industrial donde se ubicaba surgió en el primer tercio del siglo XIX, (el casco de bodega de la Sagrada Familia se construye en 1829), abarcaba el espacio comprendido entre las calles Pozos Dulces, Espíritu Santo, Albareda y Avenida de la Estación y Larga. Una zona de cierta tradición industrial que ya en el siglo XVIII contaba con fábricas de estampados, curtidos, molinos de aceite, así como otras relacionadas directamente con las faenas y las necesidades de la actividad marinera.

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Escritorio de Jiménez Varela. 30 de octubre de 1946. Foto Pantoja. (Colección Vicente González Lechuga).

jimenezvarela1_puertosantamariaEl Siglo XIX fue un periodo caracterizado por el gran número de cambios que se produjeron en las sociedades de una manera continua e incesante. Cambios a todos los niveles: políticos, sociales y económicos. Estos últimos en El Puerto de Santa María, como en gran parte de los pueblos de la Bahía, hicieron que se buscaran nuevas salidas o que se potenciaran actividades que ya eran importantes como la crianza y la exportación del vino fino. Se sustituyó la tradicional relación comercial con el continente americano por la potenciación de la ventas en el mercado europeo y muy especialmente en el inglés del vino de El Puerto. Esto hizo que la imagen de la ciudad se viera transformada en algunas zonas por la instalación de naves bodegueras que acabarían por configurar el paisaje urbano de El Puerto. Estas bodegas de la calle Albareda, antes Victoria porque emboca hacia el monasterio del mismo nombre, son también un testimonio importante de una de las claves de la crianza biológica del vino fino: la proximidad al río Guadalete. El río es uno de los condicionantes principales para obtener un buen caldo, las brisas del Guadalete controlaban el proceso de crianza aportando y manteniendo los grados de temperatura y humedad necesario para la obtención de un producto de calidad. Para ello era también imprescindible una arquitectura, en cierta medida biológica, que permitiera aprovechar las bonanzas climáticas de la zona: el casco bodeguero. Éste ha recibido todo tipos de apelativos, pero quizás el que más se le aproxima es el de catedral para alguno de ellos, que le viene dado por la esbeltez conseguida por el empleo de pilares y arcos de piedra de gran altura y tamaños en su construcción. (Etiqueta Colección J.M.M.)

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Productos de Jiménez Varela. (Foto Centro Municipal de Patrimonio Histórico).

jimenezvarela3_puertosantamariaLOS JIMÉNEZ VARELA

La familia Jiménez Varela fue muy laboriosa, y prueba de ello fueron las industrias vinateras que crearon y los afamados productos que en ella se fabricaron: el Brandy Viejísimo Varela, Cacao Varela, Oloroso Los 46, o el Amontillado Fino Jardín, bajo la firma comercial de Hijos de Jiménez Varela.

También existe una relación familiar de los Jiménez Varela, pues un familiar de éstos fue el hombre de confianza de Isaac Peral, cuando botó en El Puerto, en la desembocadura del río Guadalete, el prototipo del que fue el primer submarino, celebrándose una fiesta en la que fueron servidos los vinos de Jiménez Varela.
También se dedicaron a la cría de caballos, llegando a ser propietarios del Hierro de la Palma, ganadería creada por los señores Artalaya y Azpillaga, a principios del siglo XIX, y que luego fuera propiedad del Marqués del Castillo de San Felipe. El Hierro de la Palma figuraba en la etiqueta de los productos de Hijos de Jiménez Varela. (Papel Secante: Colección J.M.M.).

jimenezvarela7_puertosantamariaAMONTILLADO FINO JARDÍN.
Era el vino que se criaba en estas bodegas. Si bien se comercializaba como Fino, se aproximaba más a un vino Amontillado. El amontillado es un vino dulce y generoso de uva Palomino, de color pajizo, ribeteado en metálico y destellos violáceos, de aspecto lagrimoso, brillante y transparente. Al olfato ofrece un olor a bodega, intenso y punzante; y al paladearlo saboreamos un vino redondo, seco, ahumado y con recuerdos de yodo. Hace un perfecto maridaje con el jamón ibérico o un queso curado de pasta dura y de gran potencia.
Es un vino perfecto para beber como aperitivo, o a media tarde, aunque los devotos del Vino Amontillado dicen que «sirve para compartir y departir a cualquier hora». La temperatura ideal para degustarlo es entre 10º y 14º, siempre en relación con la temperatura del ambiente.
Los vinos amontillados proceden de los Vinos Finos, el Vino por excelencia de El Puerto de Santa María, cuyo color ha evolucionado y llega a alcanzar entre 18º y 19º. Es un vino generoso (aquel que alcanza una graduación entre 15º y 23º), obtenido mediante soleras y criaderas, sistema de crianza que se aplica en la zona vinícola que ampara el Consejo Regulador del Jerez-Xérès-Sherry, a la que pertenecen los vinos y brandies de El Puerto de Santa María.Interesante el cuento de terror del siglo XIX, obra del bostoniano Edgar Allan Poe «El Barril de Amontillado», usando como excusa la del conocedor de estos vinos generosos para contar el relato corto. (La información ha sido elaborada con textos propios, del Centro Municipal de Patrimonio Histórico y la Ruta del Vino y Brandy de El Puerto).

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Publicidad de 'Champagne' de Hijos de Jiménez Varela en un periódico de principios de los años veinte del siglo pasado. Las cuevas todavía existen en la Finca 'El Caracol', propiedad de Jiménez Támplin, uno de los descendientes de la firma. (Anuncio Colección J.M.M.).

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El primer taller de “La Rinconada” estaba situado en Puerto Escondido al final a la izquierda, en un local de la casa propiedad de la Familia Valimaña. Lo fundaron Fosco Antonio Valimaña Lechuga, (n. 02,05.1944) y Francisco Marín Gallardo, (n. 31.01.1943). Antes de abrir al público  “La Rinconada”, Fosco prestó sus servicios profesionales en el Taller “Aduana” ubicado en Pozos Dulces --donde ahora hay un aparcamiento junto al estribo del antiguo Puente San Alejandro, frente al Restaurante El Cortijo-- allá por el año 1962. Marín, entre otros, estuvo en el Taller  “El Venta” ese mismo año. (La fotografía está tomada el ocho de abril de este año).

The first "La Rinconada" workshop was located in Puerto Escondido at the end on the left, in the grounds of the Valimaña family’s house, founded by Fosco Antonio Valimaña Lechuga, (b. 02.05.1944) and Francisco Marín Gallardo, (b. 31.01.1943). Before opening "La Rinconada" to the public, Fosco lent his services in about 1962 in the "Aduana" Workshop situated in Pozos Dulces, where there’s now a car park next to the abutment in the old San Alejandro Bridge, opposite the El Cortijo Restaurant. Marín, amongst others, was at the "El Venta" Workshop that same year.

El primer taller "La Rinconada", en Puerto Escondido.

En 1963 ambos fueron juntos al Servicio Militar y fueron destinados a los Polvorines de la Sierra San Cristóbal. Allí como todos los españolitos de aquellas fechas se tiraron 24 meses, es decir hasta 1965. Ese año, el nueve de julio,  Marín y Fosco, que así se les conocía, abrieron un taller de motos y los clientes fueron los que le pusieron el nombre de “La Rinconada”, pues estaba en el último rincón de la izquierda de Puerto Escondido. Durante ocho años, aproximadamente se dedicaron sólo y exclusivamente a la reparación de motos. En aquel tiempo comercializaban las marcas de la época:  “Lambretta”, ciclomotores “Honda” de 50 CC, “Bultaco”, “Derbi”, entre otras.

Fosco Valimaña Lechuga, los hermanos Rafael y Luis Hernández Venegas, y Francisco Marín Gallardo, en el primer Taller 'La Rinconada', en Puerto Escondido.

Fosco Valimaña Lechuga, José Antonio Poullet Trujillo, Francisco Tobío de la Rosa. Foto tomada en el año 1983, en el local que les tenía cedido enfrente 'el Lunita'.

Después, a principios de la década de los setenta del siglo pasado, empezaron a meterle mano a coches de amigos y posteriormente a toda clase de coches contando con tanta clientela que en 1980 compraron lo que fue tonelería de José Luis Huerta, en la Calle Cruces. El 8 de Octubre de ese año obtuvieron la licencia de apertura, firmada por el primer alcalde del actual periodo democrático, Antonio Alvarez Herrera. “La Rinconada” conocía nuevo emplazamiento, llegando a contar con hasta 12 empleados, siendo uno de los talleres particulares mas famosos de la provincia de Cádiz -y fuera de ella debido a los veraneantes que venía a nuestra Ciudad-, y ello sin ser concesionario oficial de ninguna marca de coche. Le metían mano a todo.

Una vez establecidos en Cruces se dedicaron a coleccionar motos antiguas: en aquellas fechas la gente iba al Taller a preguntarles donde se podían deshacer de ellas y Fosco y Marín las recogían. Mas adelante empezaron con la recuperación de coches antiguos, contando en la actualidad con una buena colección, digna de ser vista. Debido a su afición de coleccionismo cuantan también con unas bicicletas antiguas y entre ellas un “Hercules”, que si no  es la única es una de las pocas existentes en la actualidad. Fueron  fabricadas el la Fábrica de Automóviles y Bicicletas «Anglada» que estuvo en la Calle Cielo.

Hace seis años, en 2002 recibieron una comunicación de expropiación por parte del Ayuntamiento sobre el local ocupado por el taller, para uso de viviendas sociales que, después de mucho pleitos no se pudo evitar.  El 10 de Mayo de 2008 por jubilación de Marín y baja por incapacidad laboral de Fosco, se cerró el taller y con el, una buena parte de la historia viva de de la automoción durante los últimos 43 años en nuestra Ciudad. Otras aficiones de nuestros amigos continúan, como las colecciones de vehículos -que bien pudieran acabar en un Museo del Motor- o el Club de Vehículos Antiguos y Veteranos y sus concentraciones, rutas y exhibiciones. Esos aspectos, esas aficiones, los dejamos para otra ocasión.

Caricatura dibujada por el artista y paisano nuestro, Miguel Pantoja del Puerto. Representa a Fosco y Marín con un grupo de clientes y operarios. Año 1995. (Las fotografías de este reportaje corresponden a la Colección de Vicente González Lechuga).

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elraton_elrocio_puertosantamariaAntonio Arenas Aniceto, conocido por el mote de “El Ratón” es un personaje que forma parte del paisaje de El Puerto. Tal es así que una pintura sobre él, de cuerpo entero, se encontraba expuesta en una de las galerías de la Casa de la Cultura (Al día de hoy, cuando hemos ido a tomar una fotografía, nadie ha sabido darnos norte de donde se encuentra o si desapareció en uno de los actos vandálicos que sufrió el edificio cuando se trasladó la Biblioteca). El Ratón es un hombre que derrocha el mejor humor, el sentido del humor portuense. Que habla con cualquiera de buen grado. Que tiene un saludo para todo el que se acerca a él. Estudió en el Colegio del Hospitalito. Fue cabrero y guardapavos, pero un curso de soldador le propició el trabajo de su vida: trabajar en Astilleros hasta su prejubilación. (El Ratón, haciendo el camino del Rocío. Foto Colección Carlos Pumar Algaba).

Antonio Arenas Aniceto, known by the nickname "Mouse", is a character who forms part of the landscape in El Puerto. As proof of this there is a painting of him, a portrait showing his whole body, on show in one of the galleries in the Casa de la Cultura (Culture House). Mouse is a man who brims over with good humour, a portuense sense of humour; he willingly talks to anyone, and greets all those who cross his path. He studied at Hospitalito School. He was a goat herder and turkey keeper, but after carrying out a course on welding he found the job that he would stay in until early retirement: working in the shipyard.

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El Ratón en Canal Sur, con un conocido humorista de la pantalla andaluza. (Foto Colección C.P.A.)

Viudo de una gitana, cantiñea, baila un poco por bulerías, escribe sevillanas y es un rociero como el mejor, algo que le da vida. La herencia de su tío, Manuel Arenas, “El Saldiguera” le impregna. Tiene previsto publicar un libro -y ahí anda buscando patrocinador- donde cuenta sus cosas y su poemas.

elraton_astilleros_puertosantamariaPero si algo define a El Ratón es su vestimenta.  En  la mano, debajo del reloj, una mata de romero y yerbabuena. «Tiene un ropero, un vestidor en su casa de La Angelita Alta, en plena campiña portuense, de lo más variado. Nuestro amigo es muy coqueto y tiene un estilo al vestirse, un “dandismo sui géneris” que le hace inconfundible. Se ducha, se peina los caracolillos, se afeita teniendo cuidado con tres puntos fundamentales de su colorada y sana cara: su perillita que es como la antena de su inspiración, sus patillas largas a lo “Tempranillo” y su finísimo bigote. El acto de vestirse con su estilo inconfundible que lo hace único es un acto de creación y como de liturgia torera. Pausada, lentamente se va colocando sus prendas. Una camisa blanca que es como el alba de un canónigo; un largo y estrecho pañuelo perfectamente acoplado al cuello; un chaleco a la “torera” que hace resaltar su torso bien formado; un pantalón estrecho, largo, ajustado y perfectamente planchado y un manojito de flores silvestres en un ojal o en el bolsillo superior de su chaleco que como su señal de identificación con la naturaleza, porque El Ratón es un ecologista por cuanto ama y respeta la naturaleza y su bastón que no le sirve para apoyarse porque es un atleta, sino para enseñorearse y afirmarse. Va sobre las doce del mediodía a beberse el mundo, a Ratonear. [...] Ni un general con sus entorchados en la época prusiana andaba y se pavoneaba como El Ratón. Ya está el paisaje de El Puerto al completo. ¡Cuidado, calle Ganado, Santa Clara, San Juan que baja El Ratón! Y comienza su retahíla de aludos, de cortesía, de sonrisas, de educación exquisita. Para todo el mundo tiene su pequeña inclinación de cabeza, su letanía de saludos, su forma peculiarísima de entablar un corto diálogo.» Antonio Muñoz Cuenca. De su libro, “Paisajes y Paisanajes”. (El Ratón, con un compañero, trabajando en Astilleros de Puerto Real. Foto Colección C.P.A.)

EL HOSPITALITO.
¡Que recuerdos guarda El Ratón de aquel colegio del Hospitalito! De chico, le pusieron “El Ratón” porque no se estaba quieto y era el mas pequeño de todos. Estudió en esa esquina en chaflán de Ganado con Zarza que hoy es la Sala de Exposiciones Hospitalito y en el futuro, Museo Municipal. Era tan travieso que siempre estaba castigado de rodillas. De hecho, según cuenta, cuando llegaba a clase él solo se iba directamente al rincón a ponerse de rodillas.  Pero este edificio incompleto, neoclásico con dejos barrocos es el Hospital de la Divina Providencia u Hospital de Mujeres,  fue colegio desde finales del siglo XIX hasta la penúltima década del siglo XX; fue el auxilio de muchas portuenses en tiempos pasados: la iglesia de tres naves está sin terminar, sin techo ofreciendo una curiosa imagen que hoy muy pocos portuenses conocen. (Ilustración: Pintura de Adrián Ferreras).

«Esta obra hospitalaria para mujeres y casa de asilo para niñas huérfanas fue fundada el 12 de septiembre de 1750 en la cale Cruces. Fueron artífices de la obra dos sacerdotes seculares, que advierten la imperiosa necesidad de una hospitalidad general par mujeres desamparadas y la de una enseñanza universal para niñas pobres. La primera de las necesidades era atajada por el Hospital de San Sebastián, pero aquí eran limitadas las enfermedades y cortas las rentas; en cuanto a la segunda necesidad era urgente. Esta hospitalidad general para mujeres pobres acogió a todas las enfermedades sobro todo las de mayor peligro y además cuidaba a las ancianas y desvalidas que no tenían casa. Se abrió asimismo una “amiga universal” para niñas pobres donde se las instruía en la doctrina cristiana, a leer, escribir, contar y coser"

"De su primer emplazamiento en la calle de las Cruces, se trasladó la Fundación a este edificio, cuya obra había comenzado en junio de 1753. El traslado tuvo lugar el 23 de septiembre de ese mismo año. Este establecimiento fue uno de los primeros de España y quizás el único, que tenía por objeto el socorro físico y moral desde la niñez hasta proporcionar colocación a las albergadas. Su bella portada estaba adornada con mármoles del país y está ricamente esculpida. En ella se superponen res cuerpos en los que se reparten la sencillez de lo clásico en el primero y el adorno de olo barroco en el segundo. El tercer cuerpo consta de una hornacina en la que se halla una imagen de la Virgen de los Milagros, patrona de la Ciudad y veladora de esta institución. En las salas del edificio abunda la azulejería valenciana y trianera." Olga Lozano y Mercedes G. Pazos. “Guía Histórico Artística de El Puerto de Santa María. Rafael Sotelo Ramos fue director del Colegio Público Hospitalito en la década de 1970. Las casas que aparece en las ilustraciones, por  Zarza, tanto en el tramo anterior como posterior han desaparecido: en la primera se encuentra una tienda de ropa, y la otra se tiró hace pocos años; hubiera podio ser una buena ofician administrativa para el  Museo. En la actualidad un aficionado a los pinceles nada renombrado usa el Hospitalito como  estudio de pintura. (Ilustración: Plumilla de Rafael Tardío).

El limpiabotas 'El Tigre', Manolo Otero y 'El Chumi', en la puerta chaflán del Hospitalito, cegada por ladrillos (Foto: Colección Vicente González Lechuga).

Patio interior del Hospital de la Divina Providencia, Hospital de Mujeres u Hospitalito. "La fachada interior está constituida por una galería de arcadas de alto puntal apeadas sobre mármoles, y un segundo cuerpo encima con almohadillados y vanos enmarcados en líneas quebradas, ejemplo de armonía entre lo nuevo y lo tradicional" De la Guía Histórico Artística de Lozano y G.Pazos. (Foto: Colección V.G.L.)

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Ricardo y Juan Luís Palacios Álvarez

Rafael Álvarez Santander fundó, en 1927, una empresa de vulcanizados y recauchutados en la calle Curva, establecimiento que estuvo abierto ininterrumpidamente durante 75 años: hasta el 2003, conocido como Vulcanizados Ricardo. Ricardo Palacios Mena, el yerno de Rafael hoy jubilado, consolidó y expandió la empresa hasta convertirla en el Grupo que es hoy, con tres establecimientos abiertos: en la calle Ruiseñor, por el Camino de los Enamorados, en 1980; diez años después, en 1990 en el Polígono Industrial Guadalete, y hace cinco, en la Ribera del Río, en el 2003, año en el que se cierra el taller matriz de la Calle Curva.

Rafael Álvarez Santander founded a company in 1927 in calle Curva which vulcanised and retread products, an establishment that was open without interruption for 75 years until 2003, known as ‘Vulcanizados Ricardo’ (Ricardo Vulcanised Products). Ricardo Palacios Mena, Rafael’s son-in-law who is now retired, strengthened and expanded the company making it into the much larger group of companies that it is today, with three establishments: one in calle Ruiseñor, near el Camino de los Enamorados, opened in 1980; ten years later, in 1990 another was opened in the Guadalete Industrial Estate, and five years ago in 2003, the same year as the original workshop on Calle Curva closed, the third was opened in Ribera del Río.

El abuelo Rafael, primero por la izquierda.
El abuelo Rafael, primero por la izquierda.

Empezaron trabajando el neumático, que es su fuerte y hoy son multitud de servicios, los que lo acompañan, con técnicas modernas, tanto mecánicas, como electrónicas e informatizadas. El éxito de los nietos del fundador: Ricardo y Juan Luís Palacios Álvarez (en la foto a color que inicia esta nótula falta su hermano Rafael) es la atención personalizada -casi de amigo- con el cliente, frente a la frialdad y lo encorsetado de las tiendas instaladas en las grandes superficies. Coincidiendo con el 80 aniversario de la creación del primer taller, el año pasado trajeron el Congreso Nacional de la franquicia Pneus Expert Continental, a la que pertenecen, y pudieron presumir ante sus colegas de una Ciudad como es El Puerto, llegando a congregar a más de 400 participantes. En la fotografía, de la izquierda el abuelo Rafael Álvarez, con una maza al hombro, trabajando en la calle Curva, allá por 1927. Nótese que las ruedas son de radios, como las bicicletas.

eran otros tiempos
A mano y en la calle: eran otros tiempos

Una anécdota que recuerdan con agrado es que, hace cinco años, durante la celebración del Mundial de Vela, Mundo Vela 2003 celebrado en nuestra Ciudad, y al que asistió el Príncipe de Asturias S.A.R. D. Felipe de Borbón, éste se acercó al taller a arreglar su vehículo que había sufrido un percance en una rueda. El comentario de uno de los escoltas a Ricardo padre fué: --“Pórtese bien, que es el coche del jefe de los españoles”, a lo que éste respondió: --”No tendrá problemas, está usted hablando con el jefe de esta casa, que soy yo”.  Eran 75 años atendiendo, en esa casa, desde el más humilde hasta al Príncipe de España. Y es que continúan con la sana tradición de abrir, domingos y festivos, en un servicio de guardia  de 9,30 a 13,30.

La parada de autobuses en la Plaza de la Iglesia.

El fundador de la empresa, el abuelo Rafael, con 27 años tenía ademas un servicio de autocares que hacían recorridos discrecionales y regulares a las Playas: Valdelagrana, Fuenterrabía... Los chóferes eran los taxistas más antiguos, más expertos. En la foto del año 1939, identifiicados por Francisco Utrera Aguilera el  día 09.12.2006,  aparecen Antonio Ahucha Ponce (cobrador), Manuel Serrano (conductor), Paco Pedregal (junto al autobús), Diego Utrera Sánchez (cobrador), Alberto Nieto (conductor del segundo autobús.  La parada estaba situada en la Plaza de la Iglesia, en la confluencia con las calles San Sebastián y Santa Lucía. Sobre el techo de uno de los autobuses se aprecia el nombre del establecimiento 'La Campana' local situado en la esquina de dichas calles casi frente a la Puerta de las Campanas de la Iglesia Mayor. Uno de los autobuses está matriculado en Sevilla, el otro con la siguiente matrícula: CA-29-SP (Servicio Público), con el número 29 de la provincia de Cádiz. (Foto Colección Francisco Utrera Aguilera).

Casa de Marcela Torres, en la Plaza de la Iglesia.

Fachada de la que fué durante mucho tiempo la Parada de los Autobuses, la conocida como Casa de Marcela Torres. En ella estuvo el Ayuntamiento después de la incorporación de El Puerto de Santa María a la Corona en 1729, hasta mediados el siglo XIX, cuando a raíz de la Desamortización de Mendizábal, el Convento de Santo Domongo fue destinado a Casas Consistoriales y se trasladó allí. Los Comestibles La  Ibérica albergaría más tarde el almacén y estanco de Casimiro, ya desaparecido. (Foto Colección José Puente García).


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