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Acerca de Gente del Puerto

Gentes y Habitantes de El Puerto de Santa María (España). Caras conocidas, caras anónimas, la savia del Rey Sabio.

En 1966 la Feria de Primavera (entonces no llevaba aún el segundo apellido ‘Y del Vino Fino’) de nuestra Ciudad se traslada a las inmediaciones de la barriada de Crevillet cerca de la playa de La Puntilla. Durante 15 años el recinto ferial se hizo urbano y playero.

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A la una de la tarde del 7 de mayo de 1966 quedaba oficialmente inaugurada la Feria de Primavera portuense y el concurso de ganado según rezaba en los pasquines de la época y en el programa oficial de festejos que organizaba el Ayuntamiento. Durante 15 años hasta 1980, la Feria portuense pasó a ser por primera vez urbana, aunque nunca perdiera su carácter campestre y de concurso de ganado, que esta vez se celebrara a la sombra de los pinos y eucaliptos de las dunas de San Antón, en lo que su día fuera plaza de abastos y hoy sede de la Policía Local.

La prensa de entonces era elocuente en sus crónicas. La Voz de la Bahía titulaba: "Con extraordinaria animación y gran brillantez se desarrolla la Feria de Primavera en su nuevo emplazamiento de La Puntilla" y dedicaba un número extraordinario de 14 páginas casi completo a ensalzar los pormenores de la fiesta.

feria_1966_fernandezlizaso_puertosantamriaEl Ayuntamiento exponía a los ciudadanos portuenses, un tanto temeroso de que la ubicación elegida no fuese de su agrado ni resultase cómoda por encontrarse inserta entre la barriada de Crevillet y la Playa de La Puntilla, numerosas razones de toda índole. Se argumentaba en la prensa que "debido a las dificultades del tráfico, al tener que cortar la circulación por el Paseo de la Victoria y la situación de la Feria de Ganados en la Carretera General Madrid-Cádiz, que durante los días de feria originaba un embotellamiento de vehículos con gran peligro para el tráfico, el ayuntamiento, tras la prueba efectuada en el pasado año de 1965, con el montaje de una velada en el mes de agosto, ha fijado el emplazamiento de la feria en la zona de la Puntilla, la cual comprende como paseos la Avenida de División Azul (hoy Avenida de Andalucía), Eduardo Dato (hoy Avenida de Menesteo) y antigua Rotonda de La Puntilla". /Ilustración de María Fernández Lizaso.

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La calle del infierno en Crevillet. Todavía algún vecino de la zona recuerda que salía de su casa y se encontraba con la Feria o el Parque de Atracciones, durmiendo la melopea al arrullo del sonido de tómbolas o atracciones.

Las distintas áreas municipales se afanaban porque todo resultase a pedir de boca. Así desde la Policía Local se disponía que la circulación de coches de caballo discurriese por la Avenida Generalísimo Franco (hoy calle Aurora) y la de vehículos a motor por la Avenida de Enrique Martínez (Avda. de la Bajamar).

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La Feria de Ganado, en las colindantes dunas del Estado donde hoy se encuentra la Policía Local.

La Delegación de Festejos con Juan Melgarejo al frente organizaba el recinto ferial de manera que el parque de atracciones se situase entre la tapia del campo de fútbol Eduardo Dato (hoy pisos verdes frente a Comisaría) y el eucaliptal existente (hoy calle Crucero Baleares). A continuación se instalarían aparatos para infantiles y bares, a la derecha y colindante con las dunas del Estado y el recinto para el ganado (hoy sede de Policía Local). En la rotonda de La Puntilla irían casetas particulares y modernos bares.

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Los baños termales, en la fotografía a la izquierda, y delante la obra nueva que albergaba la Caseta Municipal.

LOS BAÑOS TERMALES, CASETA MUNICIPAL
Además se destacaba la ubicación de la Caseta Municipal: "En el edificio de los Baños Termales, por el ayuntamiento se ha construido una caseta de mampostería, con estructura metálica de 220 metros cuadrados" y se animaba al personal a que montasen las suyas: "siendo propósito de este ayuntamiento que, sin perder el tipismo propio de la feria de El Puerto, por empresas y particulares, en años próximos sean construidas también casetas, que para ello las autoridades municipales prestarían su máxima colaboración".

En cuanto al alumbrado extraordinario se doto de iluminación con motivos alegóricos al mar y al flamenco, siendo la misma de 30 mil lámparas, el doble que las del año anterior.

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Don Fabricio II, firmaba esta crónica apoteósica en ABC el 8 de mayo de 1966. /Ilustración Hemeroteca ABC

ENTONCES, UNA BUENA CORRIDA DE TOROS.
Si importante eran los actos celebrado en el recinto ferial, no menos suponían los festejos taurinos. Así el mismo 7 de mayo se lidiaron toros de herederos de Carlos Núñez para los diestros Paco Camino, El Viti y El Cordobés. Y al día siguiente era una novillada de Don Juan Gallardo para Pedrín Benjumea, Sebastián Palomo Linares y Rafael Poyato la que cerraba este importante acontecimiento taurino. Era el inicio de una temporada que mimaba los festejos de la Feria y apostaba por ella.

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Clausura de la Feria con el arriado de bandera.

LUNES FERIADO.
En esa primera Feria de Crevillet, el lunes que era fiesta local finalizaba. Las luces del real se apagaban definitivamente y se procedía a la clausura de una feria corta pero intensa. En esa ocasión el 9 de mayo quedaba clausurada. La prensa de la época recogía con detalle: "Presidía el acto el primer teniente de alcalde y delegado de Festejos, Juan Melgarejo Osborne al que acompañaban la Corporación en pleno, el almirante de la Armada, Pascual Cervera; Comandante de Marina de Cádiz, José Martínez Guzmán; Comandante de Infantería de Marina, José María Millán Sevilla; Ingeniero de Obras del Puerto, José Antonio Español; Jueces de Instrucción y Municipal, Rafael Caballero Bonald y Rafael de la Vargas; Ayudante Militar de Marina, Cayetano Román y los sacerdotes Luis Eguía y Anastasio Pérez de Andrés". Las fuerzas vivas de entonces.

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Caseta de la Hermandad del Rocío en 1966.

Durante 15 años, hasta 1981 en el que se trasladó al Recinto de Las Banderas, los portuenses acudían en masa a un recinto ferial cargado de familiaridad. Las casetas, el mar, los pinos y la barriada más populosa del momento ponían marco a unas jornadas inolvidables. La caseta de los americanos, Tierra Mar y Vino, M. González, Helo-Libo, El Rocío, El Sombrero Cordobés, El Huevo Duro, Empleados de Luis Caballero, Peña Los Cachondos, VIP, la Peña El Liba, el Club Taurino, Peña Los Trinca, Los Amigos del Fino C, Los Afligidos, Medusa, El Camborio y otras muchas se confundían con el teatro chino Manolita Chen, el látigo, los coches choques o el tren de los escobazos, mezclados con el olor de los pollos fritos, los churros o los pimientos fritos. Siempre aderezados con la cercana brisa marina de la Playa de la Puntilla. /Texto: Manolo Morillo. /Fotos: Rasero. Archivo Municipal. Ilustración de María Fernández Lizaso.

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Leamos los sabios comentarios que el profesor Antonio Muñoz Cuenca hace de la Feria: De entre los muchos significados que la palabra feria tiene, creo que el que mejor le cuadra es el de fiesta.

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En la imagen, tomada en la Feria de Ganado, vemos entre otros a la izquierda de la imagen a Felipe Bononato, en el centro a Eleuterio Ferrera Díaz, químico de la fábrica de bebidas carbónicas local 'Volpa' --el refresco antised--Director del Departamento de Enología que fue de Bodegas Terry, profesor de SAFA y del Instituto Laboral; Javier Osborne Domecq, Michel Corzo Ganaza, Carmen Pinilla, María Teresa Alba, Manolo Santiago y Tily Santiago Cossi, y la mujer de Lopete, entre otros. Lourdes Poullet Ramírez, Ana María Brea, Conchita Poullet, Milagros Alba Medinilla, María del Carmen Briceño Herraste, José Luis Poullet Ramírez y Luis Alba Medinilla. A la derecha de la imagen, en el suelo, vemos la sombra del fotógrafo, desconocido para nosotros. /Foto: Colección Ana María Brea Fernández.

Sin embargo, no siempre nuestra Feria ha tenido este significado exclusivo. En los años cuarenta cuando se reinicia la Feria en los pinares del Coto fue una feria modesta, ganadera y expositiva y es que El Puerto de los entonces era mas ganadero que ahora y sacó a exposición lo que había.

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La familia de José Fernández Villegas en la Feria de Ganado de 1952. En el centro, sentado con sombrero de ala ancha, Paco Fernández, ‘el Torero’. /Foto: Colección J.F.V.

En los años cincuenta sigue manteniendo su carácter ganadero, pero aparte de que la población va creciendo y por lo tanto también su Feria, esta se traslada desde los pinares del Coto a una nueva ubicación en la carretera de Jerez enfrente del actual centro comercial El Paseo en un prado magnífico que le va a aportar a esta feria un carácter único y singular que nunca debió perder pues es la causa principal de que en aquellos tiempos vinieran a disfrutar de nuestra feria muchos ciudadanos del entorno.

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Manuel de Jesús Viñas, ‘el Poli’, conocido activista vecinal en una imagen de 1956, con poco mas de cinco años, en la Feria de Ganado, con su padre Manuel de Jesús Benítez y su hermana.

Me refiero a que aquella feria, además se convirtió en una romería y era de ver como la gente iba en romería al borde de la carretera cantando y bailando camino de la feria de ganado con su modesto cestito de comida, sus ganas de vivir y su alegría. El llegar al ferial, era llegar al séptimo cielo o al oasis.

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A la izquierda, Juan y su esposa Loli Ramírez, desconocida, amiga de Loli de hermana de Mercedes Suárez --ambas hermanas cantaban muy bien-- y Pilar Lacarta Lagunas /Foto: Colección María Jesús Vela Durán.

La gente tomaba posesión de aquella especie de pradera de San Isidro y se iba poquito a poco adentrando en el corazón de la feria con sus cantes, sus bailes, su vinito rebujao y su comida casera. Por la noche, había otra feria esencialmente distinta: Era la Velada, la feria de los Enamorados, la feria de las ascuas de luz en el paseo de la Victoria que era el paseo más romántico de El Puerto.

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En la imagen en el interior de una caseta de Feria, aparecen de izquierda a derecha, Juan Luis Carrillo Lucero; Vicente Arniz Arévalo, conocido como ‘Vivi’; Pepe ‘Bigote Jiménez’, durante muchos años ‘embajador oficioso’ de El Puerto en Madrid; Pepe Romero Zarazaga, de Mariscos Romerijo y Manuel Gutiérrez, Manolito ‘el Cochino’.  El camarero es posible que sea Luis Merino. Aparecen las hijas de Pepe de Romerijo y Manolito ‘el Cochino’. No cabe duda de que, entre las viandas que se degustaron, se encontraban los mariscos.

No quiero establecer comparaciones entre los distintos periodos históricos que la feria de El Puerto ha tenido. Su evolución es fruto de los cambios de la vida y su incidencia en la forma de divertirse colectivamente los pueblos. También nuestra Feria durante cierto periodo de tiempo tuvo carácter marinero por asomarse a la popular playa de La Puntilla y un carácter taurino que no debió perder nunca.

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Delante de la portada de la Caseta de la Peña ‘El Binomio’, en 1969, el año de su fundación en los terrenos de Crevillet. La portada representaba la Fuente de las Galeras Reales.

Lo de la novillada de este año ya es el colmo del descaro y la desfachatez. Con razón el gran maestro El Juli ha dicho que la fiesta de los toros es responsabilidad de todos: toreros, empresarios, ganaderos y autoridades y que entre todos deben salvarla. Estas palabras son perfectamente aplicables a El Puerto de Santa María y a su histórica y bellísima plaza. /Texto: Antonio Muñoz Cuenca.

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El sastre de moda flamenca, torera y española que está triunfando en Europa, Salvador Egea, en una instantánea con su familia en la Feria de El Puerto hace unos años.

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La vida de Anzonini fue una fiesta: un cantaor y bailaor festero cuya biografía y legado reconstruye Andrés González Gómez a través de entrevistas con sus compañeros de juerga. Este singular personaje porteño, Manuel Bermudez Junquera (ver nótula núm. 524 en GdP) cantaor y bailaor, embustero profesional, viajero por medio mundo con su arte, ha sido presentado en diversas localidades sin que, en El Puerto, tengamos noticias de que vayamos a asistir a su puesta de largo, a la presentación del evento biográfico de unos de sus hijos. Ni ayuntamiento ni peñas flamencas parece que lo tengan entre sus planes.

Fue editado en 2013 por ‘El Flamenco Vive’, en Madrid, el año 2013. 384 páginas, incluye CD. Se puede encontrar pulsando aquí.

La estirpe de cantaores-bailaores festeros es un género dentro del mundo de lo jondo. Parece ser que los hubo desde que se inventó la fiesta, y hoy en día, esta faceta jonda goza de excelente salud en las voces y el baile de Luis Peña o Javier Heredia, por señalar dos ejemplos a vuela pluma. Fue un género algo secreto, porque se trata de una forma flamenca de intimidad, aunque en algunas ocasiones se asomó, y se sigue asomando, al tablao y a los festivales. Pero su espacio natural es la fiesta íntima. Fueron, son, maestros del compás y del quiebro bulearo, y sus nombres deben figurar con letras doradas en la historia de lo jondo. Fueron y son, sin ánimo de exhaustividad, Paco Valdepeñas, Ansonini del Puerto, Fernandillo de Morón, Pepito Vargas, El Mono de Jerez, El Funi, El Andorrano, El Marsellés, Enrique Pantoja, etc.

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Anzonini, junto a Fernanda de Utrera al día siguiente de algunas de sus innumerables fiestas.

Uno de ellos fue Manuel Bermúdez Junquera (Jerez de la Frontera, 1917 - Sevilla, 1983), conocido artísticamente por Ansonini o Anzonini del Puerto. Andrés González Gómez indaga en esta obra en el origen de este curioso apodo, sin ofrecer una respuesta definitiva. El propio Ansonini afirmaba que era un apellido que se perdió en su árbol genealógico que tenía antecedentes italianos. Por eso González se ha ido a Italia a recabar información pero, como digo, ésta no resulta conclusiva. Lo cierto es que, como uno de los entrevistados en esta obra afirma, Ansonini era un grandísimo embustero. Maestro de la burla y la burlería.

Anzonini del Puerto en la Universidad de Washington en 1982. Estos son algunos detalles de su baile y arte tan genuinos.

La obra se articula como un recorrido biográfico y cronológico. La investigación ha ido a los archivos, aunque se basa en su mayoría en declaraciones de testigos en primera persona de la vida de Ansonini. Son cientos las entrevistas que recoge esta obra, expuestas de forma cronológica: Alfonso Queipo de Llano, Pierre Lefranc, El Monga, Ángel Camacho, Paul Shalmy, Manuel Portela, Juan del Gastor, Paco del Gastor... El libro también incluye entrevistas o testimonios históricos que González ha recabado de publicaciones periódicas o de libros como los firmados Donn Pohren. Asimismo, ha seguido el autor la huella de Ansonini en internet, hasta el punto de ofrecer más de 40 referencias electrónicas, entre ellas, Gente del Puerto.

La fiesta más grande que recuerdo, Fiestas en Málaga, Las fiestas del Casinillo, Fiestas en Seatle o Fiestas en Sevilla son sólo algunos de los títulos de capítulos de esta obra alusivos al flamenco de intimidad que practicaba Ansonini. La vida fue una fiesta para este flamenco con alma lúdica que "nunca fue viejo" al decir del guitarrista Juan del Gastor, que lo acompañó en tantas de estas reuniones nocturnas. Es cierto. Los testimonios gráficos -abundantes- que nos ofrece esta obra lo presentan más estilizado y juvenil conforme pasan los años. Hasta el punto de que muchos se asombraron cuando descubrieron la edad real del personaje el día que murió.

Ansonini, aunque nacido en Jerez, vivió en El Puerto (donde tuvo muchos años una carnicería), en Morón, Madrid y Sevilla, y pasó largas temporadas en la costa californiana, por ese vínculo enorme que tuvo con el flamenco moronense. De hecho, circula un vídeo en iternet que lo presenta como "gitano y carnicero de carne de toro". En todos estos lugares dejó huella, y de todos ellos alimentó su estilo cantaor y bailaor. También pasó en los años 60 por los tablaos de Madrid y la Costa del Sol, así como por los festivales bajo-andaluces de los primeros 70. De hecho el cantaor y bailaor no se inició profesionalmente hasta los 60.

Un sentido lúdico de la vida basado en un compás exacto pero humano, alejado de la cualidad metronómica de muchos de los intérpretes actuales. Con todo, Ansonini tiene muchos seguidores hoy y su escuela no acabará hasta que el flamenco acabe, como demuestran jóvenes intérpretes como los citados más arriba. Eso es lo que menos me interesa del libro, ese carácter de fin de una época, de "cualquier tiempo pasado fue mejor", que es fruto, más que de la intención del autor, del espíritu de la mayor parte de los entrevistados, que ya no son jóvenes, aunque sí lo eran en la época que evocan.

Diego del Gastor y Anzonini del Puerto.

El libro se acompaña, como es norma en las publicaciones de El Flamenco Vive, de un CD con 13 pistas de audio y un vídeo. Los registros sonoros nos presentan a Ansonini acompañado por Diego el del Gastor en fiestas de Morón, Rota, Málaga y Seattle, en este último caso con la guitarra de Keni el Lebrijano, en los años 60, 70 y 80, así como una grabación de Carmen Amaya en la que Ansonini le acompaña a golpes de nudillos y palillos. El repertorio nos lo presenta como cantaor eminentemente festero, obviamente: siete bulerías, dos bulerías por soleá, dos alegrías y una seguiriya. Estas grabaciones, a parte de la voz del cantaor, nos ofrecen el regalo del toque intenso, ensolerado y seguro de Diego del Gastor. La voz de Ansonini era rozada y cálida, visceral, de pura entrega flamenca. Su baile era corto, muy elegante, directo y esencial. Aunque los bailaores y cantaores festeros habitualmente son cortos de repertorio, lo característico de su estilo es que cantan y bailan a un tiempo. Por eso, aunque su repertorio se repite de una fiesta a otra, en realidad es siempre distinto, porque hablamos de un arte de inspiración. Tanto es así que en este disco podemos apreciar la creatividad de Ansonini para improvisar letras sobre la marcha. Otra cosa es la rima, claro, pero ¿a quién le importa? Lo importante es el compás, de ahí que sus bulerías incluyan, de forma abundante, cuplés y canciones populares. Hasta tal punto es original el baile de Ansonini que Mario Maya reconocía haberle cogido su molinete de brazos. También su famoso brazo caído era único.

Este vídeo muestra la intervención de nuestro cantaor y bailaor en la película documental Garlic is as good as ten mothers (1980) de Les Blank sobre la incidencia del ajo en la cultura española y gitana. Allí Anzonini baila y canta al tiempo que aliña y embute un chorizo. /Texto: Juan Verguillos.

En el coche de caballos tipo ‘faetón’ (carruaje descubierto, de cuatro ruedas, alto y ligero), los dos mozos que van al pescante (asiento exterior desde se maneja las mulas o caballos) el cochero y lacayo (*) también apodado como ‘macho vara’, son desconocidos por nosotros. Este coche tiene los asientos vis a vis, denominación aplicable a los carruajes que teniendo doble asiento en su interior, uno en sentido de la marcha y otro de espaldas a éste, sus ocupantes van mirándose. Por cierto que no es mala la reunión que va sobre el faetón.

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En la imagen, de izquierda a derecha, el armador Miguel Pineda y dos desconocidos, el mecánico ya jubilosamente jubilado Antonio Almagro ‘Pleti’, Alejandro Navarro, empresario, patrón y armador de barcos, y el empresario de la automoción, y presidente del Club de Vehículos Históricos de El Puerto, Fosco Valimaña Cogollo de Tudela --cambió su segundo apellido, 'Lechuga', al trasladar su residencia a la Urbanización Vistahermosa. /Foto: Colección Alejandro Navarro.

(*) Lope de Vega en una de sus comedias hablando de la etimología del nombre lacayo dice en estilo jocoso que se compone de aca o haca y ayo:
Tu llevarás tu aca,
Pues yo seré de aca el ayo, y creo
Que porque enseña, y es del aca el ayo
Le dieron este nombre Alacayo.

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ostrasdelsur1_puertosantamariaEl desaparecido hostelero muy vinculado con el mundo de la mar, Juan Espinosa Palacios instaló durante años, en la década de los setenta y principio de los ochenta, la caseta de Feria ‘La Ostrea’, de la sociedad ’Ostras del Sur', tanto en la de El Puerto de Santa María, como en la de Jerez, con su compadre y amigo Carmelo (el taxista que acompañaba a Manolito Gutierrez 'el Cochino' en sus desplazamientos a Madrid, un hombre legal ya jubilosamente jubilado, --de confianza--, amigo también de Luis Fernández Chulian, también Exportador de Pescados y Mariscos) y un portugués que se llamaba José Manuel Seixas Dos Anjos; era también un tipo grande de carácter este  portugués y portuense de toda la vida que nos dejó no hace muchos años. Juani se reunía con buena gente... Juan Espinosa, que nos dejó para siempre en junio de 1999 --con 57 años--, se aventuró también en la Feria del Campo de Madrid, llevando los productos de la zona. Eran famosos los concursos de apertura y presentación de ostiones, que él preparaba y conocía como nadie.

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En la imagen tocado con gorra vemos al portugués José Manuel Seixas Dos Anjos, José Antonio Romero Zarazaga y Manuel Gutiérrez 'El Cochino' y su inseparable puro, en la caseta de la Ostrea. Al fondo, en la otra mesa, vemos a José Luis Gómez Bermudo, Jefe de Publicidad de Osborne. 

 

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Manuel Vázquez León en el centro de la imagen y su hijo José con sombrero de ala ancha, delante de la caseta ‘La Ostrea’ de la Sociedad ‘Ostras del Sur’. Junto al primero, Pepín Camacho Negreira, hilador de toda la vida con su cuarto de redes.

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De izquierda a derecha, el que fuera concejal de Fiestas con IP Jaime Gutiérrez Perea, José Antonio Burgueño, abogado de la Asociación de Exportadores, Luis Fernández Chulian, Cuevas’, Manuel Perez Pichaco (Manolo Montero) y Juan Nimo.

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De izquierda a derecha, desconocido, Juan Crespo, Diego Mora, Luis Fernández, Juan Nimo, Manolo Montero, Jaime Gutiérrez Perea y su padre Pepe Gutíerrez ‘el Chofer’.

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De izquierda a derecha, Javier Rendón, d, Paco ‘Chupito’, sobrino de Cristóbal Romero, Juani ‘Jilguero’  (+) y Lechuga.

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Otra numerosa reunión de hombres de la mar entre armadores, marineros y rederos. El ciudadano con la gorra y el puro que aparece a la izquierda de la imagen era patrón de pesca, conocido como Pepito Jamón, Ventura, Pepe 'el Chofer', Eloy, Gabriel sobrino de Manolito 'el Cochino', Javier Rendón, Javier Romero 'el Abuelita'. Agachados, 'Kiki' jugador que fue del Racing Club Portuense que se nos fue siendo joven y Jarilla. /Fotos: Colección AP.

josefamendozamunoz_puertosantamariaPepe Mendoza le escribe a las madres. Y nos permitimos traer aquí a la madre que lo parió: Josefa Mendoza Muñoz, casada con Rafael González Vázquez. Alumbró para nuestro gozo a un escritor y a un poeta: José y Ángel, y dos hermanos mas, Francisco y Rafael, que formaron un bonito entramado familiar en la calle San Sebastián, donde vivieron. El homenaje de Pepe a las madres, a su madre, a todas las madres.

Esta es la historia chiquita de unas mujeres grandes. El homenaje merecido a quienes nos enseñaron, a golpe de decencia, que no pesan los años sino los desamores, que para la ternura siempre hay tiempo, que vivir es desvivirse.

Esta es la historia chiquita de unas mujeres grandes que ya desde niñas se crecían ante los contratiempos y le echaban guindas al pavo amargo de la pobreza y de la explotación. Con una perra gorda han hecho encaje de bolillos. Con los avíos de un puchero han multiplicado los panes y los peces. Con un trozo de tela han hilvanado vestidos bellísimos que pasaron de generación en generación. Con unos cuantos principios han puesto en pie el armazón moral y ético que hoy configura lo mejor de nosotros mismos.

Esta es la historia chiquita de unas mujeres grandes que desde pequeñas fueron condenadas a faenar en el campo, a servir en casas, a trabajar en fábricas. Propietarias solo de su propia miseria, la aspereza forzada de sus vidas, lejos de amilanarlas, les hizo crecerse, inmensas, ante la adversidad. Obstinadas, siguen madrugando a sus dolores, resucitando a sus achaques, inagurando esperanzas.

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Con su compañero en la aventura de la vida y del matrimonio, Rafael González, con el que Josefa Mendoza tuvo cuatro hijos, en una imagen tomada en la Feria de Primarera en el Paseo de la Victoria.

Esta es la historia chiquita de una mujeres grandes que hoy ejercen, incansables, de esposas, de madres, de abuelas, heroínas anónimas que nos regalan sus horas, y nombran a las cosas por su nombre, y nos recuerdan que hoy es siempre todavía, y ponen un poco de cordura en este tiempo hostil propicio al odio.

Esta es la historia chiquita de unas mujeres grandes que un día conspiraron contra la dictadura del sofá y el mando a distancia, y decidieron salir a pasear unidas por las avenidas anchas y luminosas de las escuelas de adultos, de las asociaciones de vecinos, de las organizaciones populares. ¿Quién dijo que todo está perdido?

Esta es la Historia Grande de unas mujeres chiquitas. /Texto Pepe Mendoza.

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Salida de una prueba de 125 c.c. hacia 1960, recién inaugurado enfrente los vestuarios públicos de Valdelagrana /Foto: Bar Tadeo-Nani Delgado Poullet.

Este verano se cumplirá medio siglo de la última vez que la playa de Valdelagrana acogió la celebración de carreras de motos. La primera, un tanto especial, fue una gimkhana que el Ayuntamiento organizó para la mañana del 25 de julio (festividad de Santiago) de 1956, en la que los pilotos participantes debían sortear una serie de obstáculos llevando de ‘paquete’ a señoritas. Se otorgaron premios de 500, 300 y 200 pesetas a los tres primeros pilotos clasificados, recibiendo un detalle las acompañantes. Ganó tan suculento primer premio el gaditano Carlos Bernal, mientras que su acompañante, la señorita Esquilino, fue distinguida con una polvera. Aquel año, en enero, el Ayuntamiento había aprobado el ‘Plan Parcial de Ordenación de Valdelagrana’, el primer paso para la ocupación turística y urbanística de la playa y su marisma.

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Preparándose la salida de una prueba de 75 c.c.

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Mirando al juez de salida, en 1958.

En 1957 no hubo carreras. Al verano siguiente sí, de velocidad, que comenzaron una vez que a la playa llegaron los motoristas participantes en una carrera de regularidad entre Sevilla y El Puerto, organizada por el Moto Club sevillano.

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Francisco Pacheco (1917-2010), alma máter de las carreras de Valdelagrana, con su Derbi, en Jerez.

Desde entonces las carreras se sucedieron de forma continuada hasta 1965, cuando dejaron de celebrarse. Todas las patrocinó la Delegación de Deportes del Ayuntamiento con la organización y asesoramiento técnico del Moto Club Jerezano, el que en 1954 fundó su alma máter, Francisco Pacheco Romero, toda una vida dedicada a las motos a quien también se debe la idea y los primeros pasos dados para la construcción del circuito de Jerez (1985).

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El jerezano Luis Sáez virando en el circuito. Enfrente, el primer kiosco de Tadeo Sánchez.

En nuestra playa, todas las carreras se disputaron bajo el nombre oficial de ‘Gran Premio Motorista de la playa de Valdelagrana’, durante las mañanas de los domingos –variables según las mareas- de la segunda quincena de agosto. Lo acostumbrado fue disputar las pruebas en un circuito de 2 kms de ida y vuelta que giraban entre 10 y 40 veces según las cilindradas: velomotores de 50 y 75 c.c. y motos de 125, 250 y de ‘fuerza libre’ (hasta 350 c.c.). Siendo la norma en la época que las arrancadas se hicieran a empujón con el motor parado, en Valdelagrana, por la inestabilidad de la arena y el agua, las salidas se hacían con las motos encendidas.

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En la imagen de la izquierda, uno de los grandes de la época: Ramón Torrás en 1962, con su Bultaco de 125 cc. /Foto: Colección Tomás Rivero.

Por tan peculiar circuito corrió lo más granado de los pilotos andaluces y nacionales de la época: los catalanes Jordi Sirera y Ramón Torras (que murió en el 65 en su tierra durante una carrera), el alicantino José Medrano (siete veces campeón de España, fallecido en 2014), José María Añón, Manuel Román… o los jerezanos Luis Sáez ‘el Ubbiali de Jerez’, Juan Gallego, Ricardo Contador y, destacadamente, Antonio Sánchez Garrido ‘Peluqui’, que si no se le hubiera cruzado la muerte en el jerezano “circuito” de La Constancia en el 63, dicen los entendidos que hubiera subido a los más altos pódiums del motociclismo mundial.

motos_8_puertosantamariaEn la imagen de la izquierda, otro de los grandes, el jerezano Antonio Sánchez ‘Peluqui’ (1932-1963), un clásico de las carreras de Valdelagrana.

Y hasta un piloto extranjero corrió en las arenas de Valdelagrana; bueno, era de Gibraltar, ‘llanito’, de nombre Juan Gracia, pero se hacía llamar John Grace (que tuvo una destacada vida deportiva en Bultaco). Pilotos que todos montaban con marcas nacionales: Montesa (1944), Derbi (1949), Motobic (1949), Gimson (1955), Bultaco (1958), Lube-Renn (1960)…

Según las crónicas deportivas, la competición más interesante y reñida fue la de 1960, el domingo 28 de agosto, con recorridos en sus tres pruebas de 10, 25 y 30 vueltas al arenoso circuito y premios de 500, 2.000 y 3.000 ptas y trofeos.

...continúa leyendo "2.437. CUANDO LAS MOTOS RUGÍAN EN LA ARENA. Las carreras de Valdelagrana (1956-1965)"

Esta nótula de María Jesús Vela Durán, recoge alguna de sus vivencias y recuerdos de la Primera Comunión, así como alguna comparativa con las actuales. E igualmente imágenes de grupos, de los años cincuenta, sesenta y setenta del siglo pasado, pertenecientes a su colección.

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Grupo mixto en la fachada de la Iglesia Mayor Prioral. A la izquierda, Nati Oncala Merino, hija de Melchor, propietario de la desaparecida Carbonería Las 7 Esquinas./Foto: María Mateos.

Ya llegó mayo, y con él, aromas de azahar de los naranjos en flor, y el blancor de la pureza, en las caritas de los que por primera vez, van a recibir la sagrada forma consagrada.

Esta, clarísimo, que mucho han cambiado las cosas, desde aquel 10 de mayo del 63 hasta nuestros días. Yo no tuve ni castillo hinchable, ni viaje a Disney Paris, ni ágape en algún restaurante ni nada parecido, pero si viví con mucha intensidad mi comunión.

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Fila superior, de izquierda a derecha, Juani García Caraballo, Ana Martínez, Merche Cañas Bejarano, Milagros, Ana, Antonia Yuste Quiñones, Fila segunda, Milagros González Gómez, Teresa Gallardo, Paqui Revuelta, Inmaculada Díaz, en el centro, María del Carmen Herrera,  Requena. Primera fila. Concepción Yuste Quiñones, la autora de la nótula María Jesús Vela Durán, Nieves, Manuela, Carmen Gago Rodríguez. Los angelitos  son Ángeles Gómez Galán y Marta Cárave Ruiz.En las escalinatas del altar mayor de la hoy Basílica Menor de Ntra. Sra. de los Milagros Coronada, vulgo Iglesia Mayor Prioral. 22 de mayo de 1963.

Por no tener, no tuve ni vestido nuevo, pero anda que... ¡ no estaba guapa ni na! Permítaseme, la licencia de echarme flores, no  por vanidad, sino porque  ¿que importancia tenia?  Ninguna, el mío  estaba impecable a mis ojos, a pesar de haberle servido a mis cuatro hermanas mayores y prestado a una amiga de la familia. Un buen lavado y almidonado además del can can, hizo el milagro de que  casi pareciera que estaba estrenándolo. A mí me parecía precioso  y de verdad me sentía como una princesita, con mis guantes, mi limosnera, mi muda nueva, mi rosario, mis recordatorias y mi cadenita al cuello, como primer regalo del día; ¿que más se podía pedir?

 

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Delante de la puerta de la iglesia de Las Capuchinas. 30 de mayo de 1959.

Pues, un buen desayuno, y lo tuve,  en el que no faltaba ni Gloria. Después, visita obligada a familiares y amigos y vuelta a  casa eso sí, con la limosnera repleta.  ¡Ay! que ilusión.  Mis hermanos revoloteando a mi alrededor: “--¿Te han echado mucho dinero?”  “--A mi me echaron, tal cantidad, y el otro…” “--Ah, pues a mi más que a ti”. Normal, lo propio.

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El Colegio de la Merced, en el atrio del Convento de las Capuchinas, el 24 de mayo de 1956.

Tengo entendido, que el colegio de la Merced, que dirigía Antonio García Flores celebraba  la misa y el desayuno de los niños, en el Convento de las Capuchinas --hoy Hotel Monasterio--, me imagino que con ayuda de los padres, pero... ¿imaginan lo que debieron sentir aquellas criaturas, ante tamaña belleza?

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Otra de las cosas que han cambiado --a mi entender para bien-- son los peinados de las niñas. Aunque se siguen llevando las tiaras, hoy van  más naturales, con su melenas bien peinadas, con adornos discretos y sin velo. Me imagino, que era costumbre o  tradición peinar a las niñas con rodetes, trenzas,  e incluso con un poquitín de cardado. No solo yo, más de una compañera, tuvimos que dormir la noche anterior con esos incómodos tubos. Lo peor, fue salir a la calle con ellos, desde casa de mis abuelos, me daba una vergüenza... pero ¿como iba a protestar?  Además, para nada, porque al levantarme, la mayoría de los tubos estaban colgando. Anda que... la nochecita que había pasado, tratando de adivinar, como poner la cabeza sin pincharme, cosa harto difícil y al levantarme, ver aquel estropicio. Frustrante, muy frustrante.

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El presbítero Carlos Román Ruiloba administrando la comunión a Kika Vela en 1959.

...continúa leyendo "2.436. COMUNIONES EN EL PUERTO."

CONDESADEVALDELAGRANA_PUERTOSANTAMARIAFrente a Bahía Mar, donde está el aparcamiento de un supermercado, en 1891 el Estado expropió a la condesa de Valdelagrana, María del Carmen Fernández de Córdoba, propietaria desde 1886 del Coto de la Isleta y Valdelagrana por herencia de su padre el XV duque de Medinaceli, una parcela donde se encontraba, ya a comienzos de la década de 1870, unas luces de enfilación del Guadalete para la orientación de los barcos que entraban en la ría (entonces aún sin murallas de canalización, que no se construyeron hasta 1951), en una casa inmediata a la carretera nacional. Fueron conocidas como las luces del Guadalete, el faro, casa del faro y casa del farista, cuyas últimas ruinas -antaño tres edificaciones de desigual tamaño- fueron demolidas en 1998. /En la imagen de la izquierda, retrato de la condesa de Valdelagrana y de Gavia, Mª del Carmen Fdez. de Córdoba y Pérez de Barradas (1865-1949).

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La otra banda en 1962: la flecha marca la situación de la Casa del Faro. Enfrente, al otro lado de la carretera, la fábrica de cemento y la del guano. / Foto cedida por Miguel Sánchez Lobato.

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La otra banda en 1962: la flecha marca la situación de la Casa del Faro. Enfrente, al otro lado de la carretera, la fábrica de cemento y la del guano. / Foto cedida por Miguel Sánchez Lobato.

4Acerca de estos terrenos que ahora han urbanizado parcialmente en ‘la otra banda’, Mariano López Muñoz escribió en 1926 este espléndido –y aún actual- testimonio: “Fijemos nuestra atención en esa desconsoladora calva del terreno, desde el puente aquel [San Alejandro] al faro que está allá. Habrá quien crea que el espectáculo no debe interesarnos; que no debemos esforzarnos en gastar ahí dinero, entusiasmos, energías, sólo por el placer de que vengan nuestros descendientes a disfrutar lo que ahora les preparemos. [...] ¿Dónde nos sentamos en este camino que cruza la injustificable ería junto al río de los blandos rumores, frente a una Ciudad tan bella? Ni un banco, ni una fuente; seis u ocho poyos mal cuidados, hundidos y hendidos en tan largo trecho. […] Este es un paseo natural y magnífico de invierno, frente a una Ciudad meridional. Ni un grupo de árboles frondosos, ni un rústico y tranquilo acomodo para sentarse a leer. Ya sólo en la extensa explanada se encuentra un lugar amable, en torno de la Caseta del Faro, cosa de civilización y de hombres modernos; sitio que, si también no lo abandonan, pronto será oasis apacible en el camino... [...] Hasta el huertecillo del Faro llega el vocerío de los chiquillos que juegan en la plaza del Polvorista.” /En la imagen de la izquierda, Mariano López Muñoz.

6En la imagen de la izquierda, el niño Rafael Alberti Merello.

Evocaré los nombres de los empleados que en el faro trabajaron y en la casa aneja vivieron. En 1870 ya estaban aquí asentados, con sus esposas e hijos, Eugenio Franco, un pontevedrés de Marín, y el jiennense Isidro Zafra. El ‘oficial de faros’ que debió conocer López Muñoz cuando escribió el texto reproducido era Manuel Pirnat, de 46 años, roteño, como su mujer María Liaño y su hija Teresita. Estuvieron aquí entre 1916 y 1927. Lugar y farero –o acaso el precedente- que Rafael Alberti conoció antes de 1917 -cuando con su familia marchó a Madrid- y plasmó en estos versos de Marinero en tierra (1925):

“¡Torrero, que voy perdido
y está apagado tu faro!
Noroeste. Nada claro
por el cielo, ¡y te has dormido!
¡Que se ha dormido el torrero
y nadie del astillero
talar su sueño ha querido!
Corre, ve, viento marero
y dile a algún marinero
que el faro no está encendido!

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El Puerto desde ‘la otra banda’ que conoció López Muñoz. / Foto, Gaspar Veneroso.

En 1928 comenzó a trabajar en el faro el ceutí Antonio Cabezas Martos, casado con Josefa Martos, acaso su prima y tal vez hija de farero dado que nació en las melillenses islas Chafarinas. Cuando estalló la guerra civil aquí continuaban, pero tras la contienda se deshabitó. Fue, propiamente dicho, el último farero.

A fines de los 40 habitó la casa el canario Mamerto Robaina, que era patrón del barco-remolcador Guadalete, propio de la Junta del Puerto. En los años 60 vivía en la Casa del Faro, con su familia, el guarda del muelle, Francisco Torres Parra, y a comienzos de los 70, con el mismo oficio, el segoviano Luis García.

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Cuando se canalizaba el Guadalete en 1951 y la Casa del Faro perdió su enclave ribereño. / Foto cedida por Luis Serrano.

El Puerto de Santa María nunca tuvo su particular Triana. Ahí sigue la orilla de ‘la otra banda’, la ‘desconsoladora calva del terreno’ que escribió el bueno de don Mariano hace 88 años, a la espera de no sé qué. Y mejor no mirar enfrente, donde sigue abandonado a su mala suerte el Adriano III en el abandonado varadero del abandonado río del Olvido, al que El Puerto le debe su propia existencia, su antiguo esplendor y que hoy sigue siendo la viva imagen y el espejo de su decadencia.

Desde luego, más de uno ha hecho méritos para que le ocurra lo que le ocurrió a uno –lo contó mi amigo Luis Suárez- con el fantasma de Clemente, el inclemente guarda de la plaza Peral. / Texto: Enrique Pérez Fernández.

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Esta noche, a las 20:00 horas, inauguración de la exposición 'Flamenca' de la pintora Manuela Callealta (ver nótula núm. 1.883 en Gente del Puerto) , en el ZEC Espacio Creativo (Larga, 83). Manuela, sketcher de la bahía de Cádiz, nos muestra su visión del flamenco en acuarelas. La exposición comienza el día 1 y termina el 31 de mayo.

martinhidalgo_puertosantamariarMartín Hidalgo es profesor de filosofía en El Centro Inglés, en El Puerto de Santa María. Natural de Cádiz, tras su paso universitario en Madrid, reside durante algunos años en países como Inglaterra, Suecia o Suiza, además de realizar numerosos viajes que le llevarán por casi toda Europa, Marruecos, Tailandia o Brasil. Durante esos años desempeña oficios diversos aunque poco a poco orientados a la docencia. En 2011 gana el primer premio en el II Certamen de "Cuentos por la igualdad" convocado por Ayuntamiento del Puerto de Santa María con uno de los relatos contenido en este libro suyo, ’Ojalá nos trataran como animales’. En 2013 publica otro de sus relatos en la revista literaria ‘Cuadernos del Matemático’. En la actualidad imparte cursos de escritura creativa para jóvenes y se encuentra inmerso en diferentes proyectos literarios.

LA TORPEZA DEL HÉROE.
Esta tarde se presenta a las 20:00 horas en la Casa de Rafael Alberti, en la calle Santo Domingo, el libro del profesor Martín Hidalgo, ”La torpeza del héroe”, por el propio autor y la profesora de Lengua y Literatura y compañera en las tareas educativas, Yolanda Beláustegui.

latorpezadelheroe_puertosantamariaEl volumen consiste en una colección de relatos de ficción de muy variadas naturalezas, extensión, temática o cronología, aunque todos ellos cosidos con un mismo hilo, traspasados por una constante: el destino. Los personajes de estos relatos son héroes a la manera de las antiguas tragedias y narraciones griegas, hombres y mujeres atrapados en su propia Moira, singulares, únicos, presas de un destino inexorable del que es imposible zafarse; un sino por otra parte, casi siempre ridículo, triste o esperpéntico. Entre ellos un mimo inquieto, un contable enamorado, un autodidacta de su propia ignorancia o un trompetista caído de un balcón. Torpes héroes que se entregan a estúpidas o trágicas cruzadas, como el escritor mismo, individuo de oficio heroico enfrentado siempre a su propia torpeza, a sí mismo.

"Déjenme no más esos instantes de viaje sin salida, ese tránsito inútil, ese salto prescindible. Regálenme la incógnita de por qué se mueven mis manos, el mapa ilegible que dejan sobre el papel. Déjenme eso solo, mi propio misterio".

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El Camino de Santiago del Sur --ramal desde Marruecos o Vía Augusta-- a su paso por El Puerto.

El Camino de Santiago desde el sur va a encontrarse con la Ruta de la Plata, que parte de la ciudad de Sevilla y entronca directamente con el Camino de Santiago coincidente con la Vía de la Plata. El camino denominado del Sur parte desde Huelva. Por su parte, el tramo desde la ciudad de Cádiz, las costas gaditanas, malagueñas o norteafricanas (Ceuta y Melilla) hasta Sevilla es el conocido como “Vía Augusta”, pues ocupa parte de esta importante vía romana. Éste pasa en su recorrido por la ciudad de El Puerto de Santa María.

A petición de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Cádiz y destinado, fundamentalmente, a aquellos peregrinos que deseen entrar en la ciudad de El Puerto, la concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento, que dirige María Antonia Martínez ha ejecutado un itinerario por el interior del casco urbano con ubicación de los elementos indicadores del camino y los hitos más representativos --flechas y vieiras-- propuestos por la Asociación.

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Puente de los Toruños.

Suponiendo que el peregrino procede desde el municipio de Puerto Real, bien por el camino habitual, coincidente con la autovía a Cádiz o por la que recomendada, atravesando el Parque Natural Bahía de Cádiz y Pinar de la Algaida por la Marisma de los Toruños, ruta que se halla señalizada para el caminante.

A partir de ahí, el peregrino continúa la vía hasta llegar a la Ciudad de El Puerto. El caminante viene por la margen izquierda del río Guadalete, llegando a la altura del aparcamiento en superficie y encontrándose con la pasarela que cruza el río. Deberá atravesar esta pasarela peatonal hasta el parque de Ruiz Calderón. Al igual que en Los Toruños, existe una flecha a la entrada del aparcamiento para indicar al caminante que es el camino de que debe seguir hasta la pasarela peatonal. El itinerario consta de cinco tramos.

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Miembros de la Asociación del Camino de Santiago atienden las explicaciones del técnico de Patrimonio Histórico, Miguel Angel Caballero, en presencia de la concejala del ramo, María Antonia Martínez, en la plaza de Alfonso X 'el Sabio', delante del Castillo de San Marcos. En el centro de la imagen aparece una de 'las imprescindibles' en cualquier acto cultural de El Puerto, Adelaida Pérez Navarro (ver nótula núm. 2.157 en Gente del Puerto), en esta ocasión sin su hermana Milagros.

TRAMO I.
Al llegar al pie de la pasarela, en el Parque Calderón, hay que cruzar por delante de la placita que al frente hasta la calle Ribera del Río, continuando por ella hasta la Plaza de la Herrería.

TRAMO II.
El peregrino deberá continuar a lo largo de la Calle Misericordia hasta llegar a la Plaza del Castillo. Entrará en esta plaza para salir después por la calle Santo Domingo y continuar caminando.

TRAMO III.
Este tramo parte de la Plaza del Castillo con calle santo Domingo y continúa por toda esta calle hasta su encuentro con la calle Pagador. Desde aquí de doblará hacia la Plaza de la Iglesia, donde finaliza este tercer tramo. En esta plaza está el lugar de obligada visita para el peregrino, el principal templo de la ciudad, la Prioral. Desde aquí se parte hacia la calle Vicario.

vieira_caminosantiago_puertosantamariaTRAMO IV.
Este tramo continúa por la calle Vicario hasta la plaza de abastos y la esquina de calles Vicario y Ganado. El caminante doblará por la calle Ganado para seguir hasta la calle Cruces. En la confluencia con Cruces volverá a doblar para dirigirse hasta la Ermita de Santa Clara, al final de la calle. /En la imagen, azulejo con la vieira que se han colocado en los principales hitos señalizados.

Hay que tener en cuenta que, dado el significado que tiene la Ermita de Santa Clara en el Camino de Santiago (en las últimas excavaciones realizadas en 2010 ha aparecido en ella un enterramiento en el que se conservaba una pequeña vieira de azabache, posiblemente un recuerdo o amuleto traído desde Santiago por algún peregrino del siglo XV).
Desde la Ermita de Santa Clara (al final de la calle Cruces, en la Plaza de la Esperanza), el caminante doblará de nuevo por la calle Santa Clara, frente al edificio, para dirigirse hacia la calle Cielos, desde donde continuará su camino hasta la salida de la ciudad.

...continúa leyendo "2.433. EL CAMINO DE SANTIAGO (Via Augusta). Etapa Puerto Real-Jerez, a su paso por El Puerto de Santa María. Itinerario"

La hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima del Dolor y Sacrificio fue fundada en 1958. Para recaudar fondos para dotarse de enseres y los elementos propios de una corporación que recorrería las calles de El Puerto durante la Semana Santa, así como para sus obras sociales, se organizaron desde el principio diversas acciones. En este caso una sorteo o rifa, que más parecía una cesta de Navidad, por la cantidad de regalos que lo componían.

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En la imagen vemos de izquierda a derecha, fila superior, a Chano Colón Herrera, R. Corzo, J. Rendón, Felipe Bononato Saez (ver nótula núm. 187 en GdP), Pablo Cerdá, P. Beltrán, Agustín Fernández, P. Acosta, desconocido, y sentados, de izquierda a derecha, Luis Osborne, Juan Quiñonero  y el desaparecido José Luis Poullet Ramírez. /Foto: Colección Juan Quiñonero Anguiano.

La entrega se efectuó en el domicilio del agraciado, en la calle Cielos, Chano Colón , que aparece a la izquierda de la imagen --ya fallecido--, padre del candidato a la alcaldía por el partido ‘Queremos El Puerto’ en los próximos comicios municipales, que posiblemente sea el niño que aparece sentado en el centro de la imagen en el tresillo. El año, posiblemente sea 1958 o 1959.

La lista de objetos se nos hacía interminable, aunque no para los agraciados, desde el tresillo donado por Muebles Pantoja, hasta cajas de vinos y brandies de las bodegas de El Puerto: Terry, Osborne, Caballero; de Jerez, Williams & Humbert cuyo gerente era el portuense González Bruzón, padre del Jefe de Fotografía de GdP Vicente González Lechuga; cajas de cerveza, de refrescos espumosos, lámparas, ropa de casa, galletas Fontaneda que tiene uno de los niños entre sus manos, un colchón, cartones de tabaco Chesterfield, maletas y cestas, etc. etc. Se observa el envasado de las cajas de cervezas y refrescos, en cajas de madera, lo usual en la época.

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Debora Espinel Lara, es hija de Ana Lara Fernández y el médico de orígen colombiano --vino a España con 17 años para estudiar la carrera-- Alberto Espinel Ruiz y nieta de nuestro conocido paisano Jeromo Lara Izquierdo (ver nótula núm. 2.018 en GdP). 

Débora es licenciada en Veterinaria por la Universidad Alfonso X El Sabio y especialista en odontología y cirugía maxilofacial veterinarias por la Universidad Complutense de Madrid. Hasta hace dos años ejercía su profesión con normalidad, habiendo trabajado en Sevilla en el hospital veterinario Conde de Bustillo y las prácticas en la Clínica Veterinaria Nueva Andalucía.

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El abuelo de Debora, Jeromo Lara y Ana, su madre, en una imagen del 90 aniversario del abuelo de nuestra protagonista, el año 2012.

Una fatalidad, una operación en el quirófano hace dos años la dejó parapléjica y la ha llevado a encarar su vida desde una silla de ruedas. Mientras recupera su profesión, nadie pone en duda su cualificación profesional, trabaja como teleoperadora en la empresa jerezana Sherrytel Soluciones.

Entrevista a Ana Espinel Lara

Es un ejemplo de superación, protagonista del vídeo de promoción del portal de internet de trabajo www.portalento.es. En esta entrevista, como bien dice, los empresarios deben de mirar el currículum profesional por si está o no cualificada para el puesto de trabajo ofertado, y no darle importancia a un grado de discapacidad.

Ana, en silla de ruedas, participa en la campaña ‘Por mil razones 2014’.

Hay quien se levanta cada día dispuesto a ganar la partida. Por ello, FSC Inserta, la entidad de inserción laboral de la Fundación ONCE, ha lanzado la campaña Por Mil Razones, cofinanciada por el Fondo Social Europeo, para dar a conocer portalento.es, su portal de empleo y formación para personas con discapacidad.

Debora, mujer con arte y coraje en la Feria de Sevilla.

Pero el ejemplo de superación que tiene asombrada a media España es el baile que se marcó durante la pasada Feria de Abril de Sevilla, desde su silla de ruedas. Un vídeo que, en apenas una semana, ha alcanzado, en diversas plataformas, más de medio millón de visualizaciones  compartido en la red social Facebook, mas de 11.000 veces.

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Debora, en una bicicleta adaptada, una 'handbike'  --una bicicleta de manos--, le permite hacer deporte, pedaleando con las manos. 

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La Sierra de San Cristóbal o del Acebuche desde las marismas del Guadalete. /Foto, Juan José López Amador, 2014.

Escribimos en la anterior entrega (ver nótula 2.416) acerca del carácter sacro de la Sierra de San Cristóbal desde su más antigua ocupación –datada, por radiocarbono, en el 3.300 antes de nuestra era en Las Beatillas- hasta la fundación fenicia de la ciudad y necrópolis del Castillo de Doña Blanca en los siglos IX-VIII a.C. Continuamos ahora apuntando esa naturaleza sagrada inherente a la Sierra en el transcurso de la Historia a partir de los tiempos romanos. 

EL BOSQUE SAGRADO DEL ACEBUCHE

islacartare_10_2_puertosantamariaBusto en bronce de Pomponio Mela en Ceuta, obra de Ginés Serrán. /Foto, web diariosur.es.

Hacia el año 43 después de Cristo, el geógrafo gaditano Pomponio Mela (natural de la costera Tingentera, cerca de Algeciras), situando en el marco de la bahía de Gades al Puerto Gaditano que medio siglo antes fundó Balbo el Menor (en el espacio que ocupa la ciudad de El Puerto, (ver nótula 2.000 en GdP), decía: ‘En el primero de los golfos hay un puerto, llamado Gaditano, y el bosque sagrado, que llaman del Acebuche’; ‘in proximo sinu Portus est, quem Gaditanum, et lucus, quem Oleastrum adpellant’. (Chorographia: III, 4)

A nuestro juicio, en la topografía de la zona ese bosque sagrado del Acebuche inmediato al Portus no puede ser sino la Sierra de San Cristóbal en su primer nombre conocido. Arqueológicamente está plenamente atestiguada en las excavaciones de Doña Blanca la existencia en su entorno de abundantes oleastros o acebuches (y también pinos, alcornoques, sauces…).

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Tronco de acebuche carbonizado hallado en un alfar de El Palomar. Museo Municipal de El Puerto. /Foto, José I. Delgado Poullet ‘Nani’.

Acebuches que en época romana eran la principal fuente de alimentación de los hornos alfareros que poblaron la bahía gaditana, como se constató, en El Puerto, durante la excavación de un horno (siglo I d.C., contemporáneo a Mela) que en 1994 dirigió Esperanza Mata en El Palomar, próximo a la Sierra y lindero al Camino de los Romanos, hallándose en el interior del corredor de alimentación del horno un tronco de acebuche de 60 cm de largo (que este mes es la Pieza del Mes del Museo Municipal) y huesos de aceitunas o acebuchinas.

islacartare_10_4_puertosantamariaAnillo-sello de plata con la figura de Hércules (y su maza), hallado en el río Guadalete a su paso por El Puerto. Museo Municipal. / Foto, J.J.L.A.

Probablemente ese bosque sagrado poblado de olivos silvestres ya lo era en tiempos fenicios y púnicos. No hay que olvidar que la isla mayor del archipiélago gaditano, la que los griegos llamaron Kotinoussa, significa ‘isla de los Acebuches’; que el acebuche era el árbol sagrado del templo de Melkart-Heracles que se levantaba en su extremo oriental, en el actual islote de Sancti-Petri, y que la mítica maza de Heracles-Hércules era de acebuche.

Se conoce que la falda de la Sierra que cae a las marismas, a la derecha e izquierda de la carretera de El Portal, estaba cubierta de olivares, al menos, desde la Edad Media a fines del siglo XIX, siendo los más extensos –del s. XVIII- el ‘olivar de la Compañía’ (de Jesús) en el entorno de El Madrugador y en el Pinar de Coig el propio del cosechero y comerciante a Indias Juan Pedro Coig. Olivos que fueron herederos de los que los fenicios introdujeron en Occidente –también en San Cristóbal-, cuyo carácter sagrado, por sincretismo cultural o religioso, mantuvo, según apuntó Mela, tras la llegada de los romanos a la bahía gaditana.

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Yacimientos romanos en la Sierra San Cristóbal: 1.- Castillo de Doña Blanca; 2.- Las Leonas; 3.- necrópolis de La Dehesa; 4.- necrópolis de incineración; 5.- cantera; 6.- San Cristóbal (depósito de agua); 7.- Cueva del Civil; 8.- Buenavista; 9.- Las Beatillas; 10.- Cerro Verde; 11.- San Ignacio.

LA SIERRA ROMANA

En lo que hoy conocemos, no fue San Cristóbal un lugar densamente poblado durante la época romana. Existieron, por supuesto, asentamientos rurales e industriales dispersos por su suelo, principalmente entre los siglos II a.C. y II d.C., pero no un núcleo urbano que sucediera a la ciudad fenicia de Doña Blanca, que fue abandonada poco antes del arribo romano a Gadir en 206 a.C.

islacartare_10_6_puertosantamariaLos intereses de Roma en la Sierra se encaminaron, fundamentalmente, a la intensiva explotación de dos recursos básicos: la piedra de sus canteras y el agua de sus manantiales. Con la calcarenita de San Cristóbal están construidos, por ejemplo, los recios muros de sillería del Portus Gaditanus que se hallan en el entorno del Castillo de San Marcos, y durante siglos (o milenios) los manantiales de la Sierra suministraron del líquido elemento a El Puerto y a Cádiz hasta tiempos muy recientes, y así debió ser en época romana, principalmente para el abastecimiento de las flotas comerciales fondeadas en el Puerto Gaditano. /En la imagen, depósito de agua romano-republicano en el perfil de la cantera del Cerro de San Cristóbal, en 1984, ya desaparecido. / Foto, J.J.L.A.

Nada queda hoy a la vista de las infraestructuras que el Estado romano implantaría en la Sierra para la toma del agua. Sí localizamos en los años 80 en el perfil de la cantera del Cerro de San Cristóbal las ruinas –ya desaparecidas- de un depósito de agua (recubierto con cal hidráulica) que se construyó, según las cerámicas embutidas en el mortero, en época republicana (ss. II-I a.C.). 

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En los perfiles, cantera explotada en época romana en la necrópolis de Las Cumbres. / Foto, J.J.L.A., 1983.

Pero las mayores infraestructuras debieron de situarse junto a Doña Blanca, donde brota el manantial de La Piedad, junto al lugar en que en el siglo XVIII se levantó la ermita de su nombre y por último estuvo la venta Los Álamos y donde acaso existió una oficina estatal para el control del agua. Al respecto, el jesuita y erudito sevillano José del Hierro en 1750 apuntó que “en la Ermita de la Piedad se conservan aún algunas piedras de romanos.” Los embarques se harían en un muelle situado abajo del manantial, donde secularmente atracaron los barcos –hasta fines del siglo XIX- que remontaban la ‘madre vieja’ del Guadalete para cargar las aguadas. Y también las piedras de las canteras, de las que se han detectado –por los materiales cerámicos asociados a ellas- dos de época romana: en el Cerro de Buenavista y frente a Doña Blanca, en la necrópolis de Las Cumbres.

LA NECRÓPOLIS DE LA DEHESA

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Excavación en la necrópolis de La Dehesa en 1982 con la tumba de incineración tardorromana. / Fotos, J.J.L.A.

Junto a Doña Blanca, en el espacio que ocupó (como referimos en la anterior nótula) el poblado de la Edad del Cobre de La Dehesa, existió una necrópolis de gente que habitó la Sierra del Acebuche en tiempos imperiales (ss. I-II d.C.) y tardorromanos (ss. III-IV). En 1982 el Museo Municipal excavó aquí dos enterramientos tardorromanos: uno, la incineración de un joven depositado en un dolium (tinaja oval) y el otro la inhumación de un adulto cubierto con lajas de piedra, tégulas (tejas planas) e ímbrices (tejas curvas), sin contener ambos ajuares funerarios.

Esta necrópolis era conocida desde el siglo XVIII. Según vio y contó el historiador jerezano Bartolomé Gutiérrez, en 1756, cuando se construía el arrecife entre Jerez y El Puerto –la carretera de El Portal– se descubrieron en el paraje de Las Cruces, a unos 700 m de Doña Blanca, 5 inhumaciones cubiertas con piedras de la Sierra y presentando, a modo de humildes ajuares, algunas vasijas (una de ellas repleta de caracoles) y una moneda.

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Tumba hallada en el entorno de La Dehesa en 1756, dibujada entonces por Bartolomé Gutiérrez.

Nuevas tumbas tardorromanas volvieron a ver la luz en 1991 con motivo de una obra de canalización realizada en paralelo a la carretera de El Portal, realizándose entonces una excavación de urgencia dirigida y estudiada por Francisco Barrionuevo, Carmen J. Pérez y Carlos Huertas. Se exhumaron 4 tumbas de inhumación (dos cubiertas con ímbrices) que no tenían ajuar. Y con ellas, 7 incineraciones en fosas simples excavadas en la arena rojiza del lugar, fechadas por sus excavadores entre la segunda mitad del s. I d.C. y la primera mitad del II d.C.

La necrópolis podría prolongarse hacia la falda de la Sierra inmediata a la necrópolis de Las Cumbres, junto al camino que sube a la Sierra, donde hace años hallamos huellas de incineraciones romanas. Y acaso en época imperial también se extendía al otro extremo de Doña Blanca, junto al manantial de La Piedad, donde se conoce, según contó en 1764 el historiador portuense Ruiz de Cortázar, que en 1728, cuando comenzó las obras de la conducción de agua a El Puerto, se halló una tumba cubierta de tégulas que como ajuar tenía algunas monedas de plata.

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Dibujo y nota manuscrita que en 1924 realizó Ventura Fdez. de la cabeza de carnero hallada en la Sierra. / Real Academia de la Historia (Madrid).

Aunque al día de hoy no existe registro arqueológico de tumbas anteriores a las descubiertas en La Dehesa, es probable que la zona ya acogiese una necrópolis en época republicana (ss. II-I a.C.). En linde a La Dehesa, en terrenos inmediatos a la marisma hay un lugar nombrado de antiguo Las Leonas, que puede aludir –siendo como es la toponimia un buen aliado de la arqueología y la historia- al hallazgo de esculturas de leonas de factura turdetana-romana (ss. III-II a.C.), con un claro simbolismo funerario y apotropaico (protector ante el mal), como el león que se descubrió al otro margen de las marismas del Guadalete, en el cortijo jerezano de Roa la Bota; o el que se halló, en el ámbito de Isla Cartare, en la romana Hasta Regia

Vinculado a esas “leonas” en su función mortuoria y mágica, aunque no en su cronología, es el prótomo (busto) de un carnero tallado, al parecer, en diorita –de unos 25 cm de longitud por 20 cm de altura, cuyo paradero se desconoce- que dio a conocer en 1924 Ventura Fdez. López –un presbítero residente en Jerez aficionado a la arqueología- como procedente del entorno de Doña Blanca. Seguramente, añadimos nosotros, de la necrópolis de Las Cumbres, donde debió formar parte de una tumba o un monumento funerario de los primeros fenicios asentados y muertos en Doña Blanca. La pequeña escultura, no obstante, por su factura en diorita (negra) y su figuración, sería importada por comerciantes fenicios desde Egipto y representaba al dios tebano Khnum, creador de la vida y protector de las crecidas del Nilo. De lugar inmediato a Roa la Bota, de la finca Las Quinientas, procede otro prótomo de carnero, facturado en caliza y de época turdetana-romana (que se conserva, como el león de Hasta, en el Museo Arqueológico de Jerez).

VILLAS Y ALFARES 

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En la imagen, moneda de bronce de Filipo I (244–249 d.C.) procedente del yacimiento de Cerro Verde. Museo Municipal.

Y junto a la cultura de la muerte, la de los vivos. En la década de los 80, cuando en nombre del Museo Municipal prospectamos el término municipal junto a José Ignacio Delgado y José Antonio Ruiz, localizamos ocho asentamientos romanos rurales –villas y alfares- diseminados por la Sierra, mayoritariamente de época imperial (que situamos en el plano general que acompaña a esta nótula): De este a oeste, Cerro de San Cristóbal, Castillo de Doña Blanca, Las Leonas, Buenavista, Cueva del Civil, San Ignacio, Las Beatillas y Cerro Verde; yacimientos de los que destacaremos, por no ser prolijos, tres, pero no sin antes decir que la explotación de las dos grandes canteras a cielo abierto que se abrieron en el siglo XX a cada extremo de la Sierra (en torno a un 20%-25% de su superficie original) conllevó, con toda seguridad, la pérdida de no pocos núcleos habitados, romanos y no romanos.

islacartare_10_13_puertosantamariaEn la imagen, Oscillum de mármol hallado en Las Leonas, junto al Castillo de Doña Blanca, del siglo I d.C. Museo Municipal.

En Las Leonas existió una villa romana cuyos vestigios (muros y suelos de opus signinum), también desaparecidos, aún eran visibles a comienzos de la última década de los 80. De aquí procede un oscillum fragmentado que se conserva en el Museo Municipal. Es una pieza decorativa facturada en mármol de las que solían colgarse, como ofrendas a las divinidades, en los intercolumnios o suspendidos en los peristilos y jardines de villas lujosas o en edificios públicos: en una de las caras se aprecia el rostro de un sátiro con máscara teatral y en la otra un conejo corriendo. Puede datarse a fines del siglo I d.C.

islacartare_10_14_puertosantamariaEn el yacimiento de San Ignacio, en la falda que cae a las marismas y en linde a la cañada del Verdugo, se localizaron 7 tambores de columnas en piedra ostionera de los que habitualmente se disponían en las cámaras de cocción de los hornos alfareros, así como restos de muros y pavimentos de opus. El material cerámico prospectado, clasificado por Lázaro Lagóstena, datan el alfar entre los siglos I y II d.C. En la imagen de la izquierda, plano de la excavación del yacimiento de Buenavista. / Esperanza Mata y Lázaro Lagóstena, 1997.

El único asentamiento que ha sido excavado –por vía de urgencia con motivo de la construcción de la carretera Jerez-Puerto Real- fue el nombrado Buenavista, en el cerro de su nombre, bajo la dirección de Esperanza Mata y estudiado y publicado en coautoría con Lázaro Lagóstena.

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Muros del asentamiento romano de Buenavista. / Foto, J.J.L.A.

Resultó ser un asentamiento rural que fue habitado entre el siglo II a.C. y fines del I d.C., cuando se abandonó. Contaba con un alfar dedicado a la fabricación de ánforas para el envasado de vino y salazón de pescado y sus derivados. En el yacimiento, que parcialmente había sido destruido por antiguas canteras, se exhumaron muros a ras del suelo natural –habitacionales o industriales- y asociado a ellos un sistema de canalización –en parte conservando una tubería de cerámica- que convergía y vertía el agua a tres pozos o aljibes.

LA PILASTRA VISIGODA 

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Pilastra visigoda (1’18 m de altura x 23 cm de ancho) del Castillo de Dª Blanca (Museo Arqueológico de Jerez). / Foto, M. Esteve Guerrero, 1963.

En los tiempos del reino visigodo (624-711 d.C.) la Sierra y El Puerto –el Portum que entonces llamaban- apenas estuvieron poblados. Sólo se tiene constancia de la presencia en la zona de contingentes militares por el hallazgo de armas (dagas, punta de lanza y podones) en tumbas aparecidas bajo la ermita de Santa Clara y en la finca El Barranco, junto al Camino de los Romanos. Y también la presencia de la todopoderosa iglesia hispano-visigoda se puede vislumbrar por el hallazgo en el Castillo de San Marcos de un bajorrelieve que formaría parte del cancel de un recinto religioso, y en el entorno del Castillo de Doña Blanca de una pilastra visigoda.

Esta pieza la dio a conocer en los años 60 Manuel Esteve, entonces director de la Colección Arqueológica Municipal de Jerez. De su procedencia dijo que se halló en 1936 reutilizada como escalón en una casa en ruinas, “en las proximidades del Castillo de Doña Blanca, pero en tierras del término de Jerez”. Que no era verdad, porque Esteve ‘barrió para casa’ para que la pilastra no pasara al Museo Provincial de Cádiz (el mismo caso, por cierto, que el casco griego del Museo de Jerez).

Las características y decoración de la pilastra son propias de las edificaciones religiosas visigodas. Al pie de una de las caras presenta dos rebajes circulares, seguramente para el encaje de una puerta. La decoración es típicamente visigoda y heredera del mundo paleocristiano: estrías verticales que dividen el fuste en dos mitades y separadas con motivos acordonados, rematando la pieza un ornamento –mal conservado– a modo de capitel.

La pilastra indicaría la presencia al pie de la Sierra de San Cristóbal de una ermita del siglo VII que sería abandonada o destruida tras la llegada de los musulmanes a comienzos del VIII. Probablemente se situaría en el lugar que está la torre de Doña Blanca, donde al paso de los siglos, mediado el XIII, se levantaría la ermita de Nuestra Señora de Sidueña.

En la siguiente entrega escribiremos de la época –cinco siglos y medio- en que la Sierra permaneció bajo el poder del Islam: el tiempo de Siduna, la ciudad que entre mediados de los siglos VIII y IX fue la capital administrativa y espiritual de un extenso territorio. / Texto: Enrique Pérez Fernández y Juan José López Amador.

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La bacía de Don Quijote del montaje del Grupo Vedruna, confeccionada con recortes del ‘Diario de Cádiz’ y ‘Diario de Jerez’.?

La ‘Moda Green’ se impone en la Muestra Teatral de El Puerto de Santa María con los alumnos del Colegio de las Carmelitas.?

Con los bocadillos de meses de recreos se ha confeccionado una vajilla, sus cubiertos y objetos metálicos como cruces, tijeras y llaves. El papel de aluminio utilizado por los escolares de las Carmelitas de El Puerto durante este curso se ha destinado a la obra teatral que se representó el pasado miércoles en el Teatro Pedro Muñoz Seca, el episodio de Sancho Panza en la Ínsula Barataria de El Quijote, de cuya segunda parte se cumplen 400 años.

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También en este curso las bolsas de basura de las papeleras no se han desechado, sino que se han transformado en secciones de los trajes de los personajes. El narrador vistió túnicas de papel de periódico, de Diario de Cádiz y Diario de Jerez, y los pendientes y joyas que lucieron las adolescentes actrices del Grupo Vedruna, y la corona real del protagonista, están formados por cápsulas de café. De los desayunos de los profesores. Y la bacía de don Quijote también reúne un buen puñado de noticias comentadas en clase.

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RECICLA, REUTILIZA, REDUCE.
“--Todos los alumnos se han implicado con el reciclaje, en un proyecto del centro que sigue las tres erres: Recicla, Reutiliza y Reduce”, comenta la directora del montaje, Vanesa Quintero. Tres erres de compromiso que se traducen en una representación que apenas ha costado 10 euros: lo que se ha destinado a pintura, silicona y a un bote de cola. La mano de obra de las diseñadoras y costureras han vivido de semanas de dedicación desinteresada para crear prendas de Moda Green a partir de cartones, plásticos, sacos de patatas y de cemento, rafia y envoltorios de malla. Con los bidones de la pintura utilizada en el colegio se ha creado toda la percusión del coro. E incluso las cajas de las pizarras digitales se han convertido en el cartel del escenario, con muebles formados por palets y pergaminos confeccionados con papeles de horno.

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María Jesús Sordo, Carmen Cebrián, Estela Ruiz y Mari Santi Morillo han sido las profesoras de las Carmelitas que han elaborado los trajes y el atrezzo junto a voluntarios como Irene Cebrián que de la nada, o más bien de lo mucho que tiramos a los contenedores, han formado un montaje teatral que se verá en otros centros de la provincia tras esta clausura de la MuestraTeatral de El Puerto. Cristian Ávila y José Luis Lucas han sido los monitores de la Concejalía de Educación que dirigen a los 16 personajes, emblemas así del reciclaje responsable entre los escolares. /Texto: Francisco Andrés Gallardo.

“Como te coja, te quito la cabeza”. La afición a las peleas de gallos, muchas veces con apuestas, una cruenta afición que España exportó a América y que tuvo mucha afición en nuestra Ciudad hasta bien entrada la segunda mitad del siglo pasado.

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Lo demuestra esta reunión de amigos de una peña gallística local: ‘Los Mollatoso Portuense’, así, mezclando el plural con los singulares y mostrando con el cuchillo, como acaba la vida del volátil, junto a la afición por el vino o mollate. Actualmente, se producen detenciones por maltrato animal en diversos reñideros de Andalucía la Baja, tales como la Operación ‘Espolón’ en Sanlúcar, Trebujena, La Barca y El Cuervo en 2013. La imagen está tomada en el año 1953.

 

Entrañable foto de Casa Nicanor, Ultramarinos y Bazar de Loza y Cristal de finales de los años 50. En la imagen vemos a Curro, Servando, Ascensión, Marina, ... de una Placilla, de un entorno, que ya no volverá, pero que pervive aún en el recuerdo de muchos. (Ver nótula núm. 080 en GdP). / Foto: Colección Bar Vicente.

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lorenzovidalvidal_puertosantamariaLorenzo Vidal Vidal, nació en Santañy, (Mallorca), 26 de abril de 1936) es un poeta, educador y pacifista español, fundador en el año 1964 del Día Escolar de la No-violencia y la Paz (DENIP), siendo Inspector de Educación en la provincia de Cádiz y muy vinculado con El Puerto de Santa María. Fue responsable de la Educación Permanente de Adultos (EPA), contando en nuestra Ciudad con la colaboración de Manuel Sánchez-Romate, al que nombró Coordinador de dicha EPA (Ver nótula núm. 2.285).

DIA ESCOLAR DE LA NO VIOLENCIA Y LA PAZ

Su obra fundamental, el Día Escolar de la No-violencia y la Paz (DENIP), de creciente difusión internacional y practicado anualmente por miles y miles de estudiantes en centros educativos de todo el mundo (y por millones desde su fundación en 1964), es, como dice su fundador, “una semilla de no-violencia y paz depositada en la mente y en el corazón subconsciente de los educandos y, a través de éstos, en la sociedad”, así como una fuente activa de creación de una conciencia de paz interior y exterior a través de la educación. Se trata de una experiencia educativa de renovación pedagógica esparcida internacionalmente, con casi medio siglo de duración y en la cual directa o indirectamente se han inspirado y se inspiran la mayoría de las iniciativas pedagógicas nacionales e internacionales actuales relativas a la educación para la no-violencia y la paz.

POETA.

En su trayectoria poética Llorenç Vidal, que comenzó con una poesía de base esteticista, surrealista, onírica y existencial en sus dos primeras entregas (El cant de la balalaika y 5 meditacions existencials), adquirió un profundo acento social en el Insania Terrae y evolucionó hacia perspectivas universalistas, espiritualistas y místicas en su producción posterior (Talaiot del vent, Estels filants, Florilegi de poemes a Santanyí, Petits poemes, Poemes esparsos, La rosa de los vientos y Destellos espirituales) hasta la actualidad, todo ello salpicado por notas de religiosidad popular, matizado regionalismo cultural e histórico, interculturalidad y multicolor riqueza orientalista. La recientemente publicada 2012: Antologia Poètica permite una visión global de esta evolución literaria.

En su obra Petit llibre d'un solitari / Pequeño libro de un solitario --al igual que en numerosos de sus poemas-- se concentra el mensaje espiritual, universalista y pacifista de Lorenzo Vida.

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De izquierda a derecha, vemos en el uso de la palabra a Lorenzo Vidal, en el Colegio José Luis Poullet, desconocido, Diego Mora y Manuel Martínez Alfonso, el director del Centro Ramiro Cerezo Magán, Francisco Mendoza Ortiz, Antonio Femenía corresponsal de Diario de Cádiz, y los profesores Antonio Marchena y Cipriano Pérez Barroso, durante una charla sobre la pedagogía de la No Violencia en septiembre de 1975. /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

Lorenzo Vidal, es maestro por la Escuela Normal de Palma de Mallorca, licenciado y doctor en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona, donde fue discípulo de Juan Tusquets, Joaquim Carreras i Artau y Jeroni de Moragas; profesor en los niveles de educación primaria, bachillerato y enseñanza universitaria e inspector de educación en Cádiz, Ceuta y Baleares.

lorenzovidal_eulogiodiaz_puertosantamariaTROVADOR DE LA PAZ.

Cronológicamente encuadrado en la segunda promoción de poetas insulares de posguerra, que comprende los autores posteriores a la antología de M. Sanchis Guarner y que comenzaron a publicar a partir de 1954, pero de carácter independiente y divergente con los poetas de su generación; Jaume Vidal Alcover, en sus "Estudis de literatura catalana contemporània", lo adscribe, junto a Bernat Vidal i Tomàs y a Blai Bonet, a la Escuela de Santanyí y Eulogio Díaz del Corral, en su artículo "En Llorenç Vidal i Vidal, poeta, educador i pacifista santanyiner", destaca “su frescura idiomática, siempre con una ligera tendencia hacia la lengua viva y a las formas populares y dialectales dignas, y su fidelidad infranqueable por la Lengua de Mallorca, a pesar de vivir fuera de la Isla des de 1963”. /En la imagen de la izquierda, Lorenzo Vidal visto por Eulogio Díaz.

Fundador y director de los cuadernos literarios Ponent, por su labor poética y pacifista fue proclamado “Trovador de la Paz” por la cantante occitana Chanterelle, esposa de Lanza del Vasto, pacifista italiano discípulo de Gandhi.

PREMIOS

Por su labor literaria, pedagógica y pacifista ha sido distinguido, entre otros, con el Premio Andreu Xandri en los Juegos Florales de la Lengua Catalana en el exilio (México), el Premio de la revista literaria, pacifista y universalista vfrancesa “Élan”, en Premio Ciudad de Vera de Educación y Convivencia, el nombramiento de Miembro de Honor de la Asociación de Escritores de Ceuta, el nombramiento de Miembro colaborador del Instituto de Estudios Baleáricos (nombramiento del que no llegó a posesionarse), el Diploma de Mérito Cultural de la Unión Brasileña de Escritores, la Mención de Honor del Premio Unesco de Enseñanza de los Derechos Humanos, el Memorial Juan XXIII de la Paz y la Cruz de Caballero de la Orden de Alfonso X el Sabio. En la celebración del XL DENIP, en 2003, el Grupo de Derechos Humanos de Mallorca le ofreció su Bandera de la Paz.

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Lorenzo Vidal durante una entrevista en el Hotel Puertobahía para Diario de Cádiz, a la izquierda de la imagen. A la derecha, Antonio Femenía Márquez, corresponsal durante tantísimos años en El Puerto de dicho medio. (ver nótula núm. 2.309 en Gente del Puerto). /Foto: Rafa. Archivo Municipal.

En 2004, con motivo de los cuarenta años de su trabajo en la promoción de la Educación en y para la No-violencia y la Paz, los alumnos de Arcos de la Frontera (Cádiz) le tributaron un caluroso homenaje.

Al mismo tiempo el Gobierno Balear le otorgó el Premio Ramon Llull, como “maestro, escritor y pacifista” y “en reconocimiento al esfuerzo de fomentar el ideario de la no-violencia y la paz entre los escolares, a través de su actuación como docente; por haber creado canales de expresión y divulgación de este ideario, mediante diversas iniciativas editoriales y su intervención en el mundo de las publicaciones periódicas”.

PROPUESTO PARA EL NOBEL DE LA PAZ.

En 2005 el Círculo de Bellas Artes de Palma de Mallorca le concedió el Premio Especial al mejor poema en catalán-valenciano-balear del III Premio Internacional de Poesía Amorosa y el Ayuntamiento de Santañy, su pueblo natal, le otorgó la Medalla de Oro de la Villa y acordó proponerlo para el Premio Nobel de la Paz, candidatura propuesta y tramitada en diciembre de 2013. En 2006 le fue concedida la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Palma de Mallorca por su reconocida y dilatada trayectoria artística.

En 2010 la Asociación Cultural Es Majoral y la revista Dies i Coses de Calonge (Mallorca) le otorgaron la Estrella Mostrejada "por su contribución a la educación en los valores de la no-violencia y la tolerancia", y el Cercle Universel des Ambassadeurs de la Paix de Ginebra (Suiza) le nombró Embajador de la Paz.

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Lola Anguita Ordóñez nació el 24 de Abril de 1911. Falleció el 12 de Abril pasado. Solo le han faltado unos días para llegar a los 104 años. Vivía en Jerez de los Caballeros (Badajoz), y veraneaba y pasaba largas temporadas en El Puerto desde los años ochenta. Su última estancia en nuestra Ciudad fue el pasado septiembre.

Hace mucho tiempo algún familiar me dio la noticia de la muerte de mi abuela. Recuerdo que sentí una extraña sensación, para mi edad, pero de mucha pena. Esta semana pasada he recordado la muerte de mi abuela. Y ahora, que ya tengo uso de razón, tengo que decir que he sentido muchísima pena.

Lola Anguita se nos ha ido a punto de cumplir 104 años. Pero era como una niña. No porque tuviera mermadas sus facultades mentales, ni mucho menos, pero parecía una niña por su bondad, por su permanente sonrisa, por su cara de agradecimiento cuando ibas a verla. Lola era una persona genial y, sobre todo buena..

Como todas las semanas, whasapeé con Miguel, su yerno sobre el resultado de futbol: el empate del Barsa, el triunfo del Madrid, el es madridista, la victoria del Betis, yo soy bético, y el triunfo, otro mas, del Jerez de los Caballeros, el equipo de su pueblo. Y Miguel me contesto: “--La jornada completa, pero estamos muy tristes, la abuela nos dejo ayer”.

Efectivamente Lola era nuestra abuela. Y de Angel y Ana Mari, de Charo y Diego, de Paco y Viti, de Manolo y Chari, de Rosalia, y de Angel y Maria Luisa, y de Vicente y Maribel. Digo nuestra porque lo era, por supuesto de Luis y Cristina. Este verano algo faltará en Valdelagrana, faltará su sonrisa, faltará su bondad, faltará su agrado, pero no faltará su cariñoso recuerdo en todos y todas. /Texto: Luis Benvenuty Morales.

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