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De siempre esta Ciudad, por su situación de paso marítimo-terrestre estuvo en los mapas marcados de infinidad de nómadas con cámaras fotográficas. Ya lo hemos contado en alguna ocasión, el primero en hacerlo que se sepa hasta la fecha fue el francés Jean Laurent a finales de los sesenta del siglo XIX. En esta ocasión presentamos un grupo de imágenes de la Estación de Trenes --edificio hoy desaparecido por el nuevo proyecto arquitectónico-- tomadas en la década de los sesenta del siglo pasado por el fotógrafo madrileño Juan Miguel Pando Barrero (1915-1992).

...continúa leyendo "2.685. La estación de trenes vista por Juan Pando Barrero"

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El multimillonario chino Guo Guangchang, presidente del conglomerado Fosun, que incluye negocios en la minería, el turismo, las farmacéuticas y el acero y posee un 20% del español Grupo Osborne, se encuentra “ilocalizable”, según adelantó este jueves pasado la revista económica Caixin. Guo Guangchang, que encabeza el conglomerado Fosun, podría estar retenido por la policía en el marco de una investigación por corrupción.

...continúa leyendo "2.659. Guo Guangchang. Desaparece el presidente chino del Grupo Fosun, propietario del 20% de Osborne."

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Hoy quiero recordar a Juan Antonio Polo. Este abogado barcelonés de exitosa carrera profesional era un enamorado de nuestra Ciudad desde hace muchos años. Se compró una casa en El Puerto y todos los veranos residía aquí, donde muy pronto se dio a querer. Aficionado a los toros desde temprana edad, Juan Antonio era un erudito y un profundo conocedor de los misterios de la tauromaquia y de su historia.

...continúa leyendo "2.620. Juan Antonio Polo. Por la Puerta de los Cónsules."

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Un diseñador defiende su marca 'Bad Toro' (ver aquí) frente al grupo Osborne (ver aquí) en el Tribunal de Luxemburgo. El estudio del diseñador Jordi Nogués pleitea desde hace años con el grupo de bebidas para defender el uso de una de sus marcas más exitosas, Bad Toro. La batalla judicial se inició en 2010, cuando el grupo de distribución de vinos y bebidas espirituosas presentó alegaciones en la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI), agencia de la Unión Europea, contra esta pyme catalana. En su escrito, consideró que la silueta del animal, que Nogués utiliza en sus souvenires, provoca confusión con la silueta del famoso astado diseñada en 1956 por Manolo Prieto para Osborne.

...continúa leyendo "2.556. Batalla legal por el toro de Osborne."

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Fernando Díez Bartolomé, Leonés de nacimiento, Inspector Jefe que fue de la Comisaría de El Puerto de Santa María-Puerto Real y responsable de las dependencias policiales de Puerto Real. Llevaba 42 años en activo en la Policía Nacional, siempre en unidades operativas. Sus primeros años los pasó en la Comunidad Autónoma Vasca en los momentos más difíciles para los cuerpos se seguridad del Estado, por la lacra del terrorismo de ETA.

...continúa leyendo "2.532. Fernando Díez Bartolomé. Inspector de Policía."

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Hubo una vez en El Puerto de Santa María un personaje extravagante y muy querido de los portuenses, que urdió una batalla por las esencias patrias al más puro estilo del tamborilero del Bruch. Posiblemente, todo fue tramado en la cabeza de Alfredo Botello (ver nótula núm. 1.170 en GdP), que así se llamaba el protopatriota localista de El Puerto, mientras miraba con fijeza, aherrojado a la barra del bar La Perdiz, una copa de fino: algo de Osborne, por supuesto, nada de González Byass, Alvear u otras marcas extranjerizantes de más allá de los cerros que separan la vista entre la vecina Jerez y El Puerto.

...continúa leyendo "2.528. Alfredo Bootello Reyes. El tamborilero de Valdelagrana."

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En agosto de 1919 se instaló en la plaza del Castillo un teatro de los de quita y pon, propio del industrial portuense Manuel García Rodríguez desde que lo construyó en 1909, cuando se estrenó en el paseo del Vergel con el nombre de ‘Salón-Teatro Variedades’.

...continúa leyendo "2.458. El Teatro Romea. Y de Remplus jamás se supo."

escena_congreso_de_los_diputados_siglo_xix_eugenio_lucas_velc3a1zquezFederico Ferrer Sahuervain fue diputado por el distrito de El Puerto de Santa María por dos veces en el marco de las elecciones de noviembre de 1864: la primera elección se declaró nula, pero volvió a resultar electo en una segunda elección de carácter parcial escrutada el 27 de marzo de 1865. /En la imagen de la izquierda, escena del Congreso de los Diputados en el siglo XIX.

Federico Ferrer Sahuervain (indistintamente escrito con r y con l así como con b y con v) nació en Cádiz posiblemente hacia 1825. El único dato sobre su fecha de nacimiento procede de un poder para testar que otorgó en octubre de 1865 en el que indicaba, tan sólo, que era “mayor de cuarenta años”. Hijo legítimo de Benito Ferrer y Antonia Sahuervain, desconocemos sus raíces y la profesión paterna, pero el conjunto de información disponible no deja lugar a dudas sobre la solvente posición económica de su entorno familiar. Federico se dedicó al mundo de los negocios y de la empresa y muy pronto se situó en una sólida y sobresaliente posición, dueño de una casa mercantil, Federico Ferrer, que en el momento de su muerte abarcaba múltiples negocios en Cádiz y en el resto de España y movía un ingente capital.

Ferrer quizás contó con un punto de partida y de apoyo en el ámbito familiar, aunque nada dicen al respecto los diversos documentos testamentarios. Sí cuentan que su padre le dio un adelanto de su legítima con ocasión de la celebración de su matrimonio, que tuvo lugar en Cádiz el 16 de diciembre de 1843. Se casó con María del Carmen Rabech López, también natural de la capital gaditana e integrante, como Federico, de una familia acomodada. Ella aportó al consorcio en concepto de dote 270.000 reales de vellón que se sumaron a los casi doscientos mil con los que contribuyó Federico. Con este capital inicial, a los que se añadieron más adelante otros 400.000 donados por una tía de María del Carmen, la pareja levantó una empresa de dimensiones muy considerables. Un patrimonio material al que agregaron otro, humano, aún más importante: seis hijos, Francisca, Federico, Onofre, Jaime, María del Carmen y Benito Ferrer Rabech.

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La calle Aurora, donde vivió nuestro protagonista en El Puerto. A la izquierda la plaza del Polvorista, a la derecha la casa de Roque Aguado.

Federico fue, indudablemente, el alma de esa empresa, que en 1865 se ocupaba en negocios tan amplios y diversos como los que muestra esta relación: desde actividades mercantiles comunes de la zona, como la venta de vinos, y actividades bancarias también habituales en los hombres de negocios gaditanos (Federico Ferrer fue accionista del segundo Banco de Cádiz, que se creó en 1846, así como del Crédito Comercial de Cádiz, fundado en 1860), hasta otros afanes menos usuales, como diversos negocios de transportes por carretera en el marco provincial y entre Cádiz y Madrid. También obras de construcción de altos vuelos, que edificaban, por ejemplo, carreteras tanto en la provincia de Cádiz como en otros puntos dispares de la geografía nacional. Asimismo, y sólo por señalar los quehaceres más destacados, la contrata de servicios con el Estado, ya fuera la participación en el suministro a presidios, la provisión de utensilios para las tropas o la construcción de un hospital provincial.

Tal despliegue de operaciones permitió a Federico Ferrer Sahuervain acumular un patrimonio mueble e inmueble verdaderamente importante. Múltiples acciones invertidas en diferentes sociedades bancarias, billetes hipotecarios, valores nominales, títulos del tres por ciento y diferentes depósitos a los que se añadía la propiedad sobre numerosas fincas. Ochenta y una en total, divididas entre rústicas y urbanas, adquiridas muchas a particulares pero otras muchas procedentes de Bienes Nacionales, que se repartían por toda la provincia de Cádiz, la mayoría en El Puerto de Santa María y en la capital, y el resto distribuidas por Jerez, Arcos, Rota, San Fernando, Chiclana, Medina, Conil, Vejer y Algeciras.

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DIPUTADO POR EL DISTRITO DE EL PUERTO.

El empresario gaditano también se interesó a partir de un momento dado por el mundo de la política. Fue en los años sesenta. Más concretamente, cuando concluyó el extenso periodo unionista liderado por O’Donnell. En octubre de 1863 concurrió por primera vez a las elecciones generales. Lo hizo como candidato a Diputado a Cortes por el distrito de El Puerto de Santa María, la población en la que residía desde bastante tiempo atrás, al menos desde principios de los años cincuenta. A pesar de su amistad con el ministro de Hacienda, Manuel Moreno López, el candidato de la Unión Liberal, Francisco Barca, le superó en número de votos y no pudo pisar el hemiciclo. Debió surgirle entonces la oportunidad de ser diputado provincial y no la rechazó. Y en las siguientes elecciones a Cortes de noviembre de 1864 volvió a presentarse por el distrito portuense, esta vez como candidato apoyado por el Gobierno, en manos del Partido Moderado. Ahora sí la relación de votos se invirtió y fue Francisco Barca el que se quedó sin poder pisar la Carrera de San Jerónimo.
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El Congreso de los Diputados a finales del siglo XIX.

Sin embargo, tampoco Federico Ferrer llegó a hacerlo. Su acta electoral, sobre la que existían protestas y reclamaciones, pasó el primer trámite de admisión –el beneplácito de la Comisión de Actas- pero fue impugnada en la sesión del 19 de enero de 1865 por el diputado Posada Herrera, que denunció numerosas presiones y manipulaciones en el proceso electoral portuense y puso el dedo en la llaga sobre el propio Federico Ferrer por su condición de diputado provincial y, sobre todo, de contratista de diferentes obras y servicios públicos. Tan potente fue su discurso que, a pesar de que hubo diversas intervenciones a favor de la admisión de Ferrer, la Cámara rechazó el dictamen favorable de la Comisión por 78 votos contra 57. Una nueva votación resolvió que la comisión dictaminara de nuevo, cosa que hizo un mes después, el 21 de febrero, proponiendo que el acta se declarara nula. El dictamen, no obstante, iba acompañado de dos votos particulares, uno que sostenía que nada había cambiado para modificar la primera resolución, y otro que pedía que se ampliase la información que pudiera contribuir a validar o a anular el acta. Nuevamente se desencadenó un debate que se prolongó durante las dos sesiones siguientes y finalmente, el día 23 de febrero, se aprobó la propuesta presentada por la mayoría de la comisión. La anulación del acta dio lugar a una elección parcial que revalidó el triunfo electoral de Federico Ferrer en su tierra portuense. El 27 de marzo fue confirmado el escrutinio y el 26 de abril siguiente el Congreso pasó a la Comisión correspondiente la nueva acta de El Puerto de Santa María.

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Ilustración de una sesión en las Cortes en el S. XIX.

Todo quedó ahí. El Diario de Sesiones del Congreso no registra más noticias sobre qué pasó a continuación. Y Federico Ferrer nunca tomó posesión, ni siquiera presentó su credencial. Ignoramos los motivos. Quizás el durísimo ataque de Posada Herrera le hizo reflexionar y abandonar. Aunque es más probable que fueran otras las razones: Federico Ferrer murió el mismo año 1865, el 27 de octubre, tras una enfermedad que no sabemos cuándo comenzó ni cuánto duró. Falleció en su casa de la calle Aurora, en El Puerto de Santa María. Dejaba una joven viuda y seis hijos menores de edad. A ella le hizo un encargo especial: que cuando constituyera de nuevo su casa mercantil mantuviese la denominación Federico Ferrer. /Texto: Lola Lozano Salado. Universidad de Cádiz

Fuente: Diego Caro Cancela (dir.): Diccionario Biográfico de Parlamentarios de Andalucía (1810-1869), Sevilla, Centro de Estudios Andaluces, 2010, tomo I, pp. 486-488.

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La «mirada viva y felina» con la que la prensa deportiva había descrito años atrás a Azeez O.J., cuando era la estrella del 'ping-pong' portuense, miembro del Club de Tenis de Mesa Portuense, entonces patrocinado por ‘Burguer King’ se transformó el 27 de septiembre de 2010 en una mirada cabizbaja, apagada y distante cuando entró en los juzgados de Utrera (Sevilla), donde Azeez fue conducido para prestar declaración del homicidio imprudente que se le imputaba, por atropellar en carretera a un grupo de ciclistas onubenses, de los cuales dos perdieron la vida.

El titular del juzgado mixto número 1 de Utrera (Sevilla) ordenaba su ingreso en prisión, tras conocer los detalles del accidente, ocurrido en la mañana del domingo 26 de septiembre de 2010 en la carretera N-IV, en el término municipal de Los Palacios (Sevilla), cuando Azeez O.J. --de 27 años y origen nigeriano, aunque afincado en El Puerto-- arrolló de frente con su coche a un grupo de ciclistas, entre los que se encontraba el presidente de la Asociación de Industrias Químicas y Básicas (AIQB) del polo químico de Huelva, Gerardo Rojas, que fue uno de los fallecidos. El otro fallecido era J. M. L. G, de 47 años, miembro del mismo club ciclista.

SIN PAPELES Y SIN CARNÉ.
Además de los dos delitos de homicidio por imprudencia grave, el juez le imputaba uno más contra la seguridad vial por conducir sin permiso ni seguro, y otros cuatro de lesiones, ya que cuatro de los ciclistas resultaron heridos de diversa consideración. Azeez, además, contaba con una orden de expulsión de España, por encontrarse de manera irregular en nuestro país,

CTMPortuense_puertosantamariaESTRELLA DEL TENIS DE MESA.
donde había comenzando seis años atrás una brillante carrera como deportista en el Club de Tenis de Mesa Portuense, entonces patrocinado por ‘Burguer King’. De hecho, su fichaje en 2004 en este equipo permitió que el club subiera de división en las competiciones españolas de ping-pong. Los problemas de regularización con los que se enfrentó el club entonces, se agravan mas tarde con su detención y envío a prisión, que apagaron la estrella de este portuense, considerado un 'galáctico' del tenis de mesa y del que desconocemos su estado actual, si cumple condena en España o fué deportado a su país de origen. /Texto: M.D.G.

El pasado mes de diciembre un azulejo de la Escuela Holandesa tipo ‘Delft’, que representa la Epifanía: los Tres Reyes Magos, fue la pieza del mes del Museo Municipal y que nos aproxima a la fiesta de la religión católica que se celebra el próximo día 6 d enero.

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Azulejo de barro vidriado, decoración de estarcido. Monasterio de la Victoia. 13x13x0,7 cm. S. XVII. Museo Municipal.

El azulejo es comentado por Mercedes García Pazos, del Centro Municipal de Patrimonio Histórico: “Las relaciones comerciales entre la Bahía de Cádiz y los Países Bajos y la presencia de holandeses en la zona gaditana pueden explicar la aparición, al parecer, del mayor conjunto de azulejos holandeses importados en España. Estas piezas eran fabricadas en varias ciudades holandesas reproduciendo la apreciada loza de China, aunque sería Delft, al ser sede de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, la que impondría su nombre al estilo, que se desarrolló desde mediados del siglo XVII. El Puerto llegó a fabricar loza azul sobre blanco desde finales de este siglo.

La técnica del dibujo azul (cobalto) sobre fondo blanco (estaño), en ocasiones sustituido por otro color, era el estarcido, y gracias a un esmerado proceso se obtenían piezas de gran calidad. El modelo, como el de esta pieza, sele ser una sola escena inscrita en un círculo doble, tangente al cuadrado del azulejo, con sencillos dibujos en las esquinas.

Este azulejo representa la Epifanía o la presentación de los Magos de Oriente ante Jesús, aunque no en el momento de la Adoración, pues los tres magos aparecen aislados ante un típico paisaje holandés, lo que era habitual.”

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El puente colgante de San Alejandro en 1867, fotografiado por Jean Laurent. Biblioteca Nacional de España.

Mal acabó el año 1839 para El Puerto. El 1 de diciembre, el puente de barcas de San Alejandro, el que se construyó a iniciativa del Capitán General Alejandro O’Reilly sesenta años atrás, se desplomó y la corriente del río se lo llevó. Pero para día aciago, el de su inauguración, el 14 de febrero de 1779, cuando la aglomeración de gentes sobre el puente fue tal que provocó que las compuertas móviles cedieran y se precipitaran al río numerosas personas, falleciendo 115.

De inmediato, el Ayuntamiento comenzó a gestionar la cons­trucción de un nuevo puente en el mismo lugar, decantándose en marzo de 1840 por el proyecto de un puente colgante que tenía presentado al Gobierno de la nación el francés Jules Seguin, aunque las obras se retrasaron varios años.

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Los hermanos Jules Seguin (1796-1868) y Marc Seguin (1786-1875), artífices de los puente de San Alejandro y San Pedro.

Era Jules Seguin empresario y hermano del prestigioso ingeniero francés Marc Seguin, el inventor en 1824 de los puentes colgantes suspendidos de cables de acero y también de la caldera tubular, entregada a la industria en 1827 y aplicada a la primera locomotora de Stephenson. Su ingenio le venía de familia: era sobrino de los hermanos Montgolfier, los inventores del globo aerostático.

El nuevo puente que sustituyó al de barcas –todo un alarde técnico para la época-, se conformó con un tablero de madera (95 metros de largo por 6’40 m) suspendido de cables que pendían de cuatro cilindros de fundición y retenidos a otros tantos pozos de amarra. Para su construcción se aprovecharon las calzadas de acceso y los estribos del puente de barcas. La obra la ejecutó la empresa de Jules Seguin, previéndose sufragar su coste con la reimplantación durante treinta años de un antiguo arbitrio de carreteras, debiendo pagar el Ayuntamiento como rédito anual 12.178 reales. Luego su propiedad quedaría en manos del Estado por situarse el puente en el tránsito de una carretera nacional de primer orden.

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Litografía del puente y la Ribera de 1864, de la ‘Guía del viagero por el Ferrocarril de Sevilla a Cádiz’, de Eduardo Antón Rodríguez.

Se inauguró el 18 de enero de 1846, a partir de las dos de la tarde. El programa de actos quedó fijado con el boato propio de la época… la presencia de las autoridades, los invitados y el clero portando la Cruz Parroquial; la música de dos bandas militares, situadas a cada extremo del puente; su bendición por el Vicario y la entonación del tedeum; la salva de la Brigada de Artillería dispuesta del lado del arrecife de Puerto Real; de nuevo las músicas militares; y el puente adornado con vistosas guirnaldas y banderas para marcar tan señalado día, pues el puente era la única vía de acceso terrestre a Cádiz y a las demás poblaciones de la bahía. Cinco meses después, el 30 de junio de 1846, también según proyecto de Marcos Seguin, quedó inaugurado otro puente colgante sobre el río San Pedro (que se hundió a fines de 1880, tres años después de hacerlo el de San Alejan­dro).

SE VEÍA VENIR…

Pese a los alardes técnicos empleados, el nuevo puente de San Alejandro (si los romanos levantaran la cabeza) no tendría una larga vida: a los 31 años de construirse se vino abajo. Según refleja la documentación conservada en el Archivo Municipal, era algo que se veía venir hacía años…

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Lámina del puente en 1864.A su lado, un pequeño astillero, lugar donde entonces se permitía bañarse a las mujeres –sólo a las mujeres- de noche.  

En mayo de 1855 el alcalde portuense elevó un oficio al gobernador civil de la provincia solicitando que se verificara un reconocimiento del puente (no realizado desde su inaugura­ción), especialmente en los cables no visibles de los pozos de amarra, pues se contaba con el antecedente reciente de cuando se tuvo que descolgar el tablero del puente del San Pedro para efectuar algunas reparaciones, se comprobó que los cables de suspensión embutidos en sus muros de mampostería tenían cortados las tres cuartas partes de los hilos. A tal requerimiento, el gobernador dispuso que pasase a inspeccionarlo el Ingeniero civil de la provincia, pero éste contestó que el alcalde tenía excesivo celo e incurría en un acto de injerencia y desconfianza al ser a él a quien correspondía juzgar si era necesario o no reconocer su estado. Al mes siguiente, el Ayuntamiento reiteró al gobierno civil lo solicitado, pero no consta que se obtuviera respuesta. Días antes, un dictamen de los síndicos portuenses recordaba que por Real Orden de 25-XII-1843, mientras no concluyese la concesión del puente a la empresa constructora, ésta tenía la obligación, no cumplida, de mantenerlo en buenas condiciones, teniendo que pintar la madera y los hierros al menos una vez cada tres años, y recomponerlos o reemplazarlos cuando lo exigiese la seguridad del tránsito, al igual que los cables de suspensión y retención que se rompieran. Otros intentos para reconocer el estado de conservación del puente se repitieron con el tiempo, pero siempre en vano. En julio de 1858 ardió el tablero en su totalidad, posteriormente repuesto a costa del Estado

Pasaron los años. En noviembre de 1873, la comisión de Obras Públicas del Ayuntamiento, aun a sabiendas de que no era asunto de sus atribuciones, pasó a reconocerlo. Se encontraron las maderas del pavimento podridas, así como la mayor parte de las transversales sobre las que descansaban, no siéndoles posible comprobar las amarras por encontrarse los pozos en que se sujeta­ban cubiertos de agua; días antes, el guarda del puente vio en ellos pedazos de alambres podridos. Y así, de momento, quedaron las cosas.

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Imagen captada en mayo de 1877, mientras el puente se reparaba, poco antes de derrumbarse. / Foto, colección de Manuel Pacheco Albalate.

…Y SE CAYÓ

El 15 de mayo de 1877, de uno de los pozos de amarra se safó uno de los cables o calabrotes (cabo grueso de 9 cordones corchados de izquierda a derecha, en grupos de 3 y en sentido contrario al reunirlos) que sostenían el tablero. Como precau­ción, se cerraron los accesos al puente con vallas y se reali­zaron algunas reparaciones menores. Entonces fue cuando se captó la imagen adjunta, en la que se observa a un operario encaramado a horcajadas a uno de los calabrotes, comprobando su estado o reparándolo. No pierda el detalle de la escalera por la que subió.

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Una vez venido abajo, aún con algunos cables de acero colgando. Fotografía de J. Laurent, 1879.

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Composición del puente derribado a partir de otra instantánea de Laurent, 1879.

El 2 de octubre, al paso de un carro cargado con losas de Tarifa que conducía el portorrealeño Diego Carrera, se asti­llaron completamente dos vigas madre del pavimento, hasta que definiti­vamente, el 16 de noviembre de aquel 1877, a las cuatro y media de la tarde, cuando cruzaban el puente en dirección a Puerto Real tres carros sin carga tirados por tres mulas cada uno, se desprendieron de sus amarras los tres calabrotes que colgaban del lado izquierdo de la orilla de la otra banda; los que (en la foto) revisaba el operario. Bestias y arrieros se precipitaron al río, resultando tan sólo herido leve uno de los arrieros, Manuel Romero. Como remedio provisional, se construyó una barca de pasaje, arrendada para su explotación a Francisco Vaca, y se habilitaron en ambas orillas sendos muelles.

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El puente de hierro de San Alejandro (1884-1977) desde ‘la otra banda’. En la orilla, el espacio que ocupó el pequeño carenero que en 1906 estableció José María Ponce. (Ver nótula núm. 2.311 en Gente del Puerto).

Y al colgante le sucedió el tercer puente de San Alejandro, el de hierro, que se construyó, con diseño del ingeniero Emilio Iznardi, en 1884 y fue desmontado, salvo sus pilas, que siguen aflorando en el río, en 1977. Justo un siglo después de que se hundiera, por dejación de las autoridades competentes, el colgante. / Texto: Enrique Pérez Fernández.

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Muchos nos sorprenderíamos si nos enteráramos de que las tortitas de maíz, los nachos, que comemos en muchos restaurantes mejicanos de España proceden de una fábrica instalada en El Puerto de Santa María.

Super Mex, una firma familiar que comenzó a funcionar en Rota, ha logrado hacerse famosa entre los hosteleros del sector por la calidad de sus tortitas de maíz, realizadas exclusivamente a partir de maíz cultivado en Andalucía y con la única adición de sal de los esteros de la Bahía de Cádiz.

La empresa, que también elabora sus productos para tiendas y supermercados, ha comenzado a exportar y sus bolsas, de las que salen a diario unas 15.000 de sus instalaciones, llegan ya a países como Italia, Alemania, Suiza o Israel, la última «plaza» conquistada.

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Salsas para la comida mexicana elaboradas en El Puerto.

La historia de Super Mex comienza allá por 1986. Bruce Stockwell llega al Sur de España con una idea clara en la cabeza: montar un restaurante de comida mejicana. Su padre había estado destinado algunos años en la base militar conjunta de Morón. Conocía la zona. Sabía que en España esta cocina estaba todavía por descubrir.
Bruce se hizo con un local en el paseo marítimo de la ciudad de Cádiz y allí abrió Casa Texas México. No fue cosa fácil. Los productos estrella de su establecimiento no los encontraba por ningún lado, así que se vio obligado a hacerlos él mismo. Así comenzó a elaborar los nachos, los populares triangulitos fritos de maíz, y las tortitas que se utilizan para hacer los tacos, los rollitos rellenos tan conocidos de la cocina mejicana.

Bruce, que había sido periodista en Estados Unidos, fue tomando nota de un dato fundamental: La mayoría de sus clientes eran los soldados americanos de la base de Rota. Así que pensó que «mejor que ellos tengan que venir hasta aquí, me voy yo para allá». Se estableció en la avenida de la Diputación, donde todavía sigue el establecimiento, aunque Bruce ya se ha jubilado.

La cosa marchaba tan bien, que decidió llamar a su hermano Robert con el objetivo de que juntos pusieran en marcha una fábrica de nachos, tortas y otros productos de aquel país con el objeto de atender la demanda de los establecimientos mexicanos que iban abriendo en España.

Era 1996 y Robert, técnico de Medio Ambiente en la Costa Oeste, llegaba a España junto a Kate Bohrson, una administrativa con la que había contraído matrimonio. Los hermanos Stockwell prosperaron. Bruce decidió centrarse en el restaurante y Robert y Kate se dedicaron a la fábrica.

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El muelle de carga de camiones de la fábrica portuense Super-Mex.

Robert y Kate, que ahora tienen 57 años, han incorporado ya a la empresa a la segunda generación, sus hijos Yoshua (26) y Sidney (25). 2013 es un año fundamental para Super Mex. Ante el crecimiento de la demanda, habían entrado ya en alguna cadena de supermercados y trabajaban con un importante distribuidor en Madrid, los Stockwell deciden apostar por una nueva fábrica y la montan en El Puerto de Santa María, en la calle Eratóstones del polígono industrial de Las Salinas.

Allí pusieron en marcha en agosto de ese mismo año una nave de 1.200 metros cuadrados donde en la actualidad trabajan 22 personas en dos turnos. La inversión fue importante, 2 millones de euros, aunque contaron con algunas ayudas de Fondos Europeos y del Gobierno de España. Tuvieron que traer alguna maquinaria desde Estados Unidos para lograr mantener la calidad de su producto, la clave de la empresa. /Texto: Pepe Monforte.

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eugenioruizandreu_puertosantamariaEn mi tiempo de estudiante en las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, tuve la oportunidad de conocer a grandes profesores que algún día habrá que hacerle una nótula para mostrarle nuestro agradecimiento y a jesuitas entregados a su vocación sacerdotal, auténticos forjadores de hombres, preocupados por la formación integral de la juventud, preparando a hombres y mujeres para el futuro, reflejo de la visión de San Ignacio de Loyola tiene del Evangelio, amar y servir.

A algunos de estos sacerdotes, tuve la oportunidad de ayudarles a misa, recuerdo a los padres González Bueno, Bermudo, Martínez, Guerrero y Ruiz Andreu entre otros. Al padre Eugenio Ruiz Andreu quiero dedicarle esta semblanza de su paso por El Colegio Noviciado de San Luis Gonzaga de nuestra ciudad referida a los años mil novecientos cincuenta y tantos del siglo pasado.

Eugenio Ruiz Andreu nació en Málaga el 25 de Octubre de 1918, recién cumplido los quince años ingresó como novicio en la Compañía de Jesús, concretamente el 26 de Octubre de 1933, año difícil para los seguidores de San Ignacio, los jesuitas fueron expulsados de España por el gobierno de la República e incautados sus bienes. Trasladaron a Bélgica el noviciado y la casa de formación que tenían en El Puerto. Ruiz Andreu, una vez terminado los habituales estudios de humanidades, filosofía y las prácticas de magisterio, cursó teología en la Facultad que los jesuitas tienen en Granada (Cartuja) donde fue ordenado sacerdote el 15 de Julio de 1.948.

LLEGADA A EL PUERTO.
Fue destinado como profesor de oratoria de los jóvenes jesuitas al noviciado y casa de formación de San Luis Gonzaga en El Puerto. Allí permaneció once años desde 1950 a 1961, impartiendo sus clases y ejerciendo con gran aceptación de sus oyentes el ministerio de la Palabra (conferencias, homilías, ejercicios espirituales); aún se recuerda un ciclo de conferencias para hombres en el Instituto Santo Domingo. Hizo la Profesión solemne en la Compañía de Jesús en la Iglesia de San Francisco el 2 de Febrero de 1952.

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Antiguas escaleras de acceso al Colegio, hoy sede de oficinas municipales.

Recuerdo una vez que un amigo me dejó una túnica de la Hermandad de la Flagelación, para poder salir el Domingo de Ramos con ésta hermandad, la indumentaria consistía en una túnica blanca, un escapulario y un cíngulo. Cuando me probé la túnica y el escapulario pude comprobar que me quedaba muy holgada y no me veía bien vestido, mi madre me dice: “Una capa todo lo tapa”. ¿ Y dónde busco yo una capa hoy domingo ¿, le contesto, pregunta en los jesuitas, me sigue diciendo, quizás tenga algunas de los estudiantes. Fui a la Iglesia de San Francisco, estaba el padre Ruiz Andreu, que había terminado su misa y le conté lo que me ocurría, sin decirme nada, ni corto ni perezoso fue al perchero donde tenía colgado su capa y me la entrego y me dijo: “Toma quédate con ella el tiempo que haga falta”. Hoy al recordarlo todavía me emociono.

Recuerdo sus sermones y homilías; una vez, creo, que fue la primera misa del jesuita Joaquín Carretero Gálvez en la Iglesia Mayor Prioral, era un espectáculo escucharlo con la cantidad de metáforas que enriquecía sus homilías y sermones desde el púlpito y sin micrófono. Sus homilías eran claras, densas y profundas; era un orador que practicaba el arte de hablar bien y sobre todo la manera persuasiva y convincente de transmitir con una elocuencia poco común. Sus misas en latin eran perfectamente audibles y sentidas, como si el latín fuese su idioma vehicular. El P. Eugenio Ruiz Andreu impartía clases de oratoria y latín, en ambas materias era un experto y las dominaba perfectamente.

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Una de las clases en el antiguo edificio de los Jesuitas.

Uno de sus alumnos fue el P. Luis Conde Pérez de la Blanca (autor de “La biblioteca del Colegio de San Luis Gonzaga en el Puerto de Santa María 1901-1961”), me cuenta su satisfacción cuando le tuvo como profesor desde 1950-1952 y que juntamente con su competencia enseñando, el entusiasmo que ponía en su tarea de forjar a futuros predicadores del Evangelio. Eran los años preconciliares y apuntaba inquietudes de renovación. Con motivo de la incorporación definitiva a la Compañía de Jesús, le ofrecieron un acto de homenaje en uno de los patios de juego del antiguo colegio de San Luis Gonzaga. Para este acto me dice el P. Luis Conde compuso un soneto; en él, plasmaba de metáforas poéticas, pretendía diseñar su figura de entusiasta formador de jóvenes jesuitas. Con permiso del P. Conde me atrevo a transcribirlo.

Yo le he visto limpiando los abetos
de sus ramas salvajemente prietas,
recortando picudas las siluetas
sobre fondos brumosamente inquietos.?
Yo le he visto por viejos vericuetos,
entusiasta entre jóvenes atletas,
señalando tajante nuevas metas
a mesnadas que bruñen ya sus petos.

Es que quiere forjar un mensajero
con Palabras de siempre en su mensaje,
con bravura de Ignacio caballero

Es que quiere injertar en el ramaje
Vino viejo que brote placentero
Con pujante verdor en el paisaje.

Cuando los jesuitas de El Puerto trasladaron el noviciado y juniorado a Córdoba el P. Eugenio, estuvo algún tiempo en esta ciudad impartiendo las mismas disciplinas que en El Puerto; pero fue destinado al colegio San Estanislao de El Palo (Málaga), donde permaneció desde 1961 hasta su muerte el 15 de Junio de 1996.

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Celebración de los 50 años en la Compañía de Jesús del P. Ruiz Andreu

En 1983 se cumplió los 50 años en la Compañía de Jesús. En el colegio San Estanislao desempeñó diversos cargos: Profesor de varias asignaturas, prefecto de estudios, director técnico del colegio Mayor, consiliario de las asociaciones de padres de familia y antiguos alumnos. En Málaga consiliario de hermandades, predicaciones muy apreciadas, pregones y presentación de carteles de Semana Santa, bodas, y donde quiera que pudiera ser llamado para cualquier colaboración desinteresada. El P. Ruiz Andreu, se fue con una asignatura pendiente, la de no aprender jamás a decir que no a cuanto se le pidiera. A los demás, a los que le conocimos su paso por El Puerto nos queda el grato recuerdo de este hombre, generoso, vitalista, dispuesto, sencillo, lleno de fé, amigo y consejero; un jesuita ejemplar.

Termino esta semblanza, con la transcripción de un trozo de la presentación de un cartel de Semana Santa de la muy Ilustre Hermandad Sacramental de la Sentencia de Málaga, presentado por el Rvdo. Padre Don Eugenio Ruiz Andreu. Podemos ver la elegante forma de expresar sus ideas con una memoria capaz de retener todos los argumentos. Dice así: ¿ Y los cirios…¿ Sólo quedan unos pequeños, humildes cirios que se han encaramado por los brazos de oro de los arbotantes y desde sus tulipas lloran lágrimas rojas de amor, que riman con esos dos macizos de claveles, surtidores de sangre de sus jarrones de oro… Los demás cirios han quedado apagados por el resplandor del Verdadero Cirio Morado de la Sentencia que desde el borde del trono vuelve a gritar: “ Yo soy el Rey porque Yo soy la única Luz del mundo.” /Texto: Francisco Bollullos Estepa.

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De izquierda a derecha, Sergio Guallanone Heras y Borja Arza Tejero. /Fotos L.I.

Dentro de la nueva zona comercial en los bajos del Hotel Las Suites de Puerto Sherry, en el espacio denominado Julietta Puerto Sherry, se encuentra este acogedor local de restauración: L´Inspiration Gourmet. Borja Aza y Sergio Guallanone abrieron el pasado 11 de julio y  se ocupan del nuevo establecimiento abierto en Puerto Sherry. Borja, que ha estudiado en la Escuela de Gestión de Hostelería Heliopolis, atiende al público, mientras que Guallanone, alumno de la Taberna del Alabardero, también de Sevilla, dirige las cocinas. Ellos, junto a Verónica Fernández de Castro y Carlos Núñez forman la empresa L’Inspiration Gastrocatering, con sede en Sevilla.

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Espacio Julietta, el outlet de Puerto Sherry. /Foto: Paloma Romero.

Este singular espacio gastronómico se encuentra situado dentro de una zona dedicada a la venta de productos de firmas de prestigio, lo que se conoce como Concept Store, muy extendido en EEUU, en el que distintas marcas se abren mercado en otras ciudades a través esta tienda. Las marcas suelen vender solamente online y no suelen disponer de espacio físico por lo que de esta forma acercan al cliente final un producto que de otra forma no podría conocer físicamente. Además, aúnan en un mismo espacio la tienda, con el restaurante, galería de arte y zona para pequeños eventos. Los precios lo marcan las propias tiendas, y algunas tienen descuentos y rebajas, pero muchas de ellas marcan sus precios reales. Julietta ocupa un par de naves con parte de la pared de ladrillo visto y los techos también sin enlucir. Sobre la pared grandes cuadros muy coloristas. El suelo también sin enlosar y decorado con alfombras de colores. Hay una pequeña barra y mesas bajas para comer. Fuera una terraza con estupendas vistas sobre el puerto deportivo que también se ve desde el salón ya que está acristalado.

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El equipo de L'Inspiration Puerto Sherry, con el cocinero Ángel León.

CATAS.
Al fondo del establecimiento un segundo salón decorado con una gran mesa construida con palets reciclados y destinadas a realizar catas. En principio hacen una todos los jueves en colaboración con la empresa Cuatrogatos Wine Club, de Federico Ferrer, con sede en El Puerto de Santa María.

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Original presentación de la oferta, una carta corta pero con propuestas originales. /Foto: Virginia Miller.

En lo gastronómico la carta es corta pero con unas propuestas originales y de cocina innovadora. Está orientada más bien con platos para compartir. No hay tapas. Por el momento lo que más está saliendo son unas empanadillas goyzas de tradición oriental y rellenas de setas, zanahorias y gambas. Se hacen a la plancha. También funciona muy bien otra propuesta muy original, un steak tartar que realizan con taquitos de caña de lomo en vez de con carne. También tienen foie, raviolis de cola de toro, rosbif de presa ibérica, bacalao curado en miso negro o un taco de atún que sirven a la plancha con tomate asado y emulsión de anchoas. Un par de arroces y tres propuestas de postres caseros cierran la carta en la que también se cuida el apartado de vinos. /Texto: Pepe Monforte.

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Pusieron estos días en la tv unas imágenes de unos premios Goya de hace unos años. Se ve a Pedro Almodóvar en el escenario, felicitando al entonces príncipe Felipe por su cumpleaños, que era ese día, e iniciando con perfecta jovialidad un Cumpleaños feliz al que se une el coro unánime de los asistentes a la gala: actores, directores, guionistas, la crema de la intelectualidad cinematográfica. Era lo que tocaba.

Ahora toca lo contrario. Grandes especulaciones y grandes descalificaciones se hacen dependiendo de que uno estuviera o no estuviera entre los asistentes a la célebre recepción. Yo estaba y no estaba: estaba porque así lo decía el periódico; no estaba porque carezco de lo que un antiguo jefe mío, hombre cuyo casi perfecto analfabetismo no le impidió alcanzar los escalones más altos de la administración cultural, llamaba “el don de la ubicación”: iba camino del Puerto de Santa María. El amigo Juan Luis, que acababa de llegar de Brasil y nos saludó tan cariñosamente, puede atestiguarlo.

Desayunando churros a la mañana siguiente en el mítico bar La Ponderosa me enteré por El País de que había estado en el Palacio Real. Nada como leer el periódico para estar bien informado. En cuanto a los repartidores de sambenitos fulminantes, que tanto abundan ahora, lamento estropearles una parte de la diversión.

Siempre me admira esa convicción de la propia pureza, esa seguridad de formar parte del número de los no manchados y los justos. /Texto: Antonio Muñoz Molina.

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No derrocha en palabras Joaquín Terán, que ya lo advierte a quien firma la entrevista antes de que ésta se inicie: “Hablar no es lo mío”. Pero merece la pena estar atentos a lo poco, o quizá lo mucho con pocas palabras, que tenga que contarnos este pintor de Jerez  en la noche –víspera de la onomástica del Apóstol Santiago- en la que se inaugura su nueva exposición en la sala central del Centro Cultural Alfonso X El Sabio, organizada por el Ayuntamiento.

--Así que contar te gusta poco, Joaquín.
--Nada, me gusta nada. Lo que yo deseo es pintar, que es una forma de contar la vida, pero de otra manera: con imágenes.

--Y trabajar, supongo, buscando un resultado óptimo.
--El resultado no me interesa tanto como el proceso; esa es la parte del arte con la que más disfruto.

--Quizá por eso tardaste tanto en decidirte a exponer.
--Es posible, porque hacia el noventa empecé a tomarme esto en serio, y esperé diez años para entregar al público mi primera exposición.

--Desde entonces tampoco te has prodigado mucho: pequeñas muestras en salas pequeñas. Quizá por eso hay críticos como Bernardo Palomo que dicen que eres “un buen pintor poco conocido”.
--Agradezco esas palabras del crítico, pero como digo, para mí pintar está por encima de lo que viene después. Nada tendría sentido en mi vida sin la rutina de disfrutar tratando de dejar en el lienzo aquello que veo y me llama la atención.

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--Esta exposición se llama Las afueras, como la anterior, en febrero del año pasado, se llamó La otra ribera. Suena a actitud vital, a guiño continuo a la disidencia.
--Es algo menos complicado que eso. He llamado a esta exposición Las afueras, porque vivo a las afueras de Jerez, cerca de la pedanía del Portal, y lo que he ido componiendo en estas obras es lo que veo desde el espacio en el que vivo.

--Nunca antes habías expuesto en El Puerto, ¿qué te parece el resultado de esta muestra ahora que ya está inaugurada?
--Exponer en El Puerto es algo único. No sólo porque es la primera vez que expongo aquí, sino porque es la primera vez que lo hago en verano.

--Y en la que seguramente sea la mejor sala de la ciudad.
--Me parece perfecta, sí. Me encanta la iluminación y la amplitud, de hecho tengo la sensación de que es demasiado grande para la muestra que he traído, pero me gusta como ha quedado, en cualquier caso. La ubicación de este centro cultural es inmejorable, además, y agradezco, también, el trabajo de los responsables de la Concejalía de Cultura.

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--La pintura, y qué más, Joaquín.
--La pintura y la amistad de gente como José Mateos, Pepe Tamayo, Juan Carmona, Lola Gutiérrez… La amistad también, eso por supuesto.

Imágenes de trazo difuso, pero contundente; recodos de paisajes que quizá hayamos soñado o con los que soñaremos después de haber sido tocados por la sugestión que envuelve estos cuadros.  Figuración bien nítida, pero en el que no falta el misterio; vagas melancolías de pulso dubitativo, aunque de madura solvencia técnica. Todo eso y mucho más es la pintura de este Joaquín Terán que convertirá hasta el próximo 9 de agosto un espacio de la calle más céntrica de El Puerto en un apartado lugar de Las afueras. /Texto: Ángel Mendoza

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La vida de Edward Hawke Locker es una de esas historias de novelas tan propia de Arturo Pérez Reverte, desconocidas por muchos, ambientada en la Bahía de Cádiz y el Cádiz constitucional de 1812 y en la que confluye el romanticismo, lo militar y lo artístico.

España se convierte, con el siglo XIX, en uno de los lugares predilectos de los viajeros europeos. El país, había quedado excluida de los itinerarios del Gran Tour que solían hacer los jóvenes aristócratas ingleses para completar su formación pero la Guerra de la Independencia comenzaría a despertarse el interés hacia lo español. Es así como un militar inglés, aliado con las fuerzas militares españolas contra la invasión napoleónica, se dedica durante su instancia en tierras gaditanas además de al arte de la guerra; al ejercicio de la curiosidad viajera.

viewsofspain_puertosantamariaEdward Hawke Locker era militar pero también poseía el gusto por la pintura y el arte, como así quedaría reflejado en su libro Views in Spain (1824), donde da cuenta gráfica y literaria de los recorridos que realizó en 1811 y 1813, al tiempo que cumplía su misión de entregar a Wellington, ciertos mensajes confidenciales.

EL LEVANTE o SOLANO WIND.
En su descripción de Cádiz habla de dos gran inconvenientes existentes en la ciudad, uno de ellos muy llamativo por su explicación: para Locker la salinidad de los pozos de la ciudad es una de las cuestiones a tener en cuenta ya que obliga a traer el agua desde El Puerto de Santa María.  El segundo gran inconveniente lo constituye el viento de Solano [el Levante]. Si, si tal cual… Solano wind, proveniente de la costa de África, el cual produce según palabras de Locker una alteración en la sangre de los andaluces, que los asesinatos y todo tipo de excesos son cometidos mientras prevalece, de tal manera que la gente prudente permanece dentro de las puertas de sus casas hasta que la malignidad haya pasado. Así tal cual. Nunca he leído una mejor descripción de los efectos del viento de Levante. /En la imagen de la izquierda, portada del libro Views of Spain.

edwardhawkelocke_levante_puertosantamariaA la izquierda el  fragmento de texto que hace referencia al viento de Levante.

Locker que había llegado al puerto de Cádiz en 1811, se alegra de llegar a la ciudad en ese preciso momento, en un periodo de extraordinario interés. El puerto de Cádiz era un ir y venir de provisiones, armas y correos bajo la protección de las baterías españolas y de la escuadra británica. [con otras referencias a la bahía, El Puerto de Santa María y el Fuerte de Santa Catalina].  /Texto: José Manuel Oneto.

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matiasbalserarodriguezEste hijo de telegrafista, que en 1903 ingresa en el Cuerpo de Telégrafos, hará entre El Puerto de Santa María y Cádiz, las primeras pruebas de telegrafía sin hilos.  El éxito de las pruebas hizo que Marconi se interesase por las mismas. Construye, por esa época, la primera estación de Radioaficionado en España.

Nació en Gibraleón, (Huelva), el el 23 de febrero de 1883. Hijo de telegrafista y con cuatro hermanos relacionados con la telegrafía, parece evidente que el ambiente familiar debió influir en su interés por este nuevo medio.

INDUSTRIA MILITAR.
En 1904, dio una solución práctica a la sintonización que aplica a la dirección de torpedos, dos años mas tarde, en el Arsenal de La Carraca. Como reconocimiento de su éxito recibe una subvención, pero el Ministerio de Marina declara que el control de torpedos a distancia por medio de la radio no le interesa. En 1905, patentó su sistema, denominándolo Un sistema sintonizador y director de torpedos por medio de las ondas de Hertz. 

INVENTOR.
Con su emisora de radioaficionado logró comunicaciones desde tierra con los barcos de la Compañía Transmediterránea. En 1909, desarrollo un transmisor telegráfico rápido, que fue aprobado por la Dirección General de Telégrafos. En 1910 inventó un telégrafo portátil para usos militares y un año mas tarde, construyó una estación Morse automática, para oficinas con un solo operador. Posteriormente inventaría el radio estereoscopio y el radiomegáfono. Ese mismo año consigue su trabajo más espectacular: la permanente comunicación de una emisora fija con un tren en marcha, utilizando un transmisor de corto alcance.

IDEAS A AMÉRICA Y ALEMANIA.
En 1912 idea un sistema para sustituir la propulsión de los torpedos, pólvora de combustión lenta, por aire comprimido. En España nadie presta atención a la idea, pero los americanos la siguen utilizando en sus tubos lanzadores. En 1914, la Armada alemana adquirió su sistema de control a distancia, y Balsera, desde Ostende, controló un barco misterioso alemán que hizo que la poderosa escuadra británica se encerrara en Dover, permitiendo a la flota submarina alemana pasar el canal de la Mancha.

radiotelefoniaPRECURSOR DE LA RADIO COMERCIAL.
En 1922 efectuó los primeros ensayos de radiodifusión, desde la estación radiotelefónica del Palacio de Comunicaciones de Madrid, retransmitiendo varios conciertos de la Banda Municipal. Balsera residió en Inglaterra durante ocho años, e inventó en Londres un sistema de rayos X, con los cuales pueden verse y localizarse todos los cuerpos extraños sin necesidad de operaciones trigonométricas. El Radio-estereoscopio, como lo llamó su autor, fue adoptado por elSaint Mary Hospital de Londres, donde ha seguido funcionando desde la época de su instalación.

Otro de sus méritos es el de ser quien motivo al vecino jerezano Antonio Castilla López, su interés por la radio --quien sería el principal accionista de Unión Radio, precursora de la SER, antes de 1936-- y la electrónica. Todo su entusiasmo, no tuvo correspondencia en su país, como él mismo lamentaba en las últimas páginas de Radiotelefonía, su última publicación en 1925.

mordecaimanuelloach_puertosantamariaMordecai Manuel Loach, con tan singular nombre bíblico, si bien era de nacionalidad estadounidense, provenía de judíos portugueses, el cual llegó a plantear y fundar una comunidad hebrea ‘Ararat’, siendo precursor del moderno sionismo.

Diplomático, periodista y fundador de varios periódicos en Nueva York, escritor y dramaturgo, miembro de la Sociedad Histórica de Nueva York, estuvo en El Puerto de Santa María en 1814, según relata en su libro ‘Viajes en Inglaterra, Francia, España, y los Estados de Berbería, en los años 1813-14 y 15’, publicado simultáneamente en Nueva York y Londres, en 1819.

En la página 138 de su libro, procedente de Cádiz, relata: «Al día siguiente pasé a Porta [sic] Santa Maria, para visitar Xerez, o como lo pronunciamos, Sherry, un lugar con el que América está en deuda por sus importaciones de excelentes vinos. El barco estaba abarrotado de pasajeros, principalmente de campesinos que regresaban del mercado, junto con algunos frailes, los compañeros que nunca fallan en los viajes, así como viajeros de la zona --unos pocos quartos nos fueron exigidos, como de costumbre, para las animas Benditas y nuestra donación fue de cinco riales [sic]. Hemos chocado en una fea barra cerca del puerto de la que nos desprendimos con dificultad.

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Páginas interiores del libro 'Travels in England, France, Spain and Barbary States in the years 1813-14 and 15’ (Año 1819).

Peurto [sic] de Santa María, se encuentra en un buen territorio, rodeado de cultivos, en una ciudad floreciente, principalmente utilizada como residencia de verano, y tiene varios edificios hermosos junto con una Alamada [sic] espaciosa y una Plaza del Toro [sic] capaz de albergar 10,000 espectadores. Me perdí por las orillas del Guadalete, que aquí desemboca en la bahía de Cádiz, y su superficie de plata  era imperturbable, excepto por los barcos que se deslizaban por la suave corriente, lo observé con interés, fue el legendario Lethe, y no podía dejar de probar las aguas del olvido. Busqué en vano aquella frase:  ‘Mala hierba que crece en los muelles del Lethe’. 

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El Puerto en 1800.

Una Calasa [sic], con los caballos decorados con cintas y campanas, me llevó a Xerez. El campo se veía hermoso, y yo estaba rodeado de viñedos y olivos, y aquí y allá campos de maíz, ondeando de rica exuberancia. Nos acercamos a la llanura, y vimos Xerez».

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